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Arquímedes de Siracusa, un matemático griego, ingeniero, físico y astrónomo,

cuenta la historia que una corona con forma de corona triunfal iba a ser
fabricada para el rey Hieron II. Este entrego al joyero una pieza de oro. Debía
estar hecha completamente de oro. Pero este era desconfiado y quiso
averiguar si estaba fabricada todo de oro o si habían agregado otro metal
(según él, que no fuera digno de su poder) que enturbiase su corona. Por esto
hizo llamar a Arquímedes con el único fin de comprobar experimentalmente si
el joyero había sido honrado o no. Una noche mientras seguía pensando cómo
podía resolver algo tan difícil le llegó la hora del baño. Pero al meterse se
percató que el nivel del agua subía y dedujo que así podría calcular el volumen
de la corona. Arquímedes salió corriendo de la bañera gritando ¡Eureka!; sin
percatarse de que iba sin ropa. Con ese dato y el de la masa (que ya sabía)
pudo calcular la densidad de la corona. Esta debía desalojar la misma cantidad
de agua que una pieza de oro que tuviera la misma masa, es decir, debían de
tener la misma densidad. Si la corona no estaba hecha completamente de oro
su densidad sería menor. Pudo demostrar que el joyero había usado otros
materiales para quedarse con parte del oro, teniendo la precaución de que la
corona al final pesara lo mismo que la pieza de oro inicial. No se sabe si en
verdad esto pasó realmente pues no aparece en los trabajos conocidos de
Arquímedes y que pudiera ser el comienzo para el descubrimiento de su
principio.

Su principio se enuncia de la siguiente forma:

“Todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta un empuje vertical y hacia


arriba igual al peso del líquido desalojado.”

Fuente: http://descubrelasciencias.blogspot.pe/2009/04/anecdota-de-
arquimedes.html

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