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Esta manera de trabajar tiene sus propios pros y contras, como reconocen
algunos profesores: “A veces los niños tardan más en adquirir
conocimientosque en los tradicionales, pero notamos que tienen mejores
habilidades sociales y autonomía”, confiesan dos profesoras de
Trabenco. Todos los centros reconocen haberse encontrado con familias
que no compartían los principios del colegio que, por zona, les
correspondía. Algunas deciden marcharse, otras, acaban convencidas.
También es habitual, por el contrario, que acudan familias de otros barrios
porque buscan este sistema o que llegan a mudarse para tener más
puntos y conseguir matricular a su hijos.
Más presente en Cataluña, primaria e infantil
De los 109 centros innovadores que Ludus calcula que hay en España la
mayoría, con diferencia, se encuentran en Cataluña. El motivo, según
explica Almudena García, es su mayor tradición y “conciencia
social” con este tipo de iniciativas, que empezaron a aflorar hace una
década dando forma a lo que se conoce dentro del sector como “el modelo
catalán”.
En cuanto a centros, el grueso suele concentrarse en infantil y primaria,
donde por las peculiaridades de la educación es más fácil de implementar,
y a medida que avanza la edad, el número de centros disminuye: “Es
como si se les fuera preparando para lo que viene, para el sistema
tradicional, pero es la pescadilla que se muerde la cola, porque si se tiene
ese miedo no se implementan alternativas”, defiende García.
También Esther Zarrias coincide con esta idea: “El problema que a menudo
encuentro es que algunas escuelas, en lugar de abrazar toda la
metodología, cogen solo unas partes, dejando la esencia del método
esfumarse entre estanterías de Ikea colmadas de materiales Montessori. De
nada sirve eso, porque en unos años habrá fracasado y daremos la razón
a aquellos que dudaban y criticaban esta educación”.
En cualquier caso, todos coinciden en la importancia de que esta tendencia
se esté llevando a cabo, precisamente, dentro de la educación pública y que
se potencie la variedad entre los centros: “Nosotros queremos estar en la
pública porque creemos que tiene que haber equidad e igualdad de
oportunidades. Si para acceder a este tipo de educación tengo que pagar
500 euros al mes, solamente podrá acceder un determinado estatus social”,
defiende Fernández. “No puede ser que las familias dejen sus sueldos en
escuelas privadas porque la educación no es capaz de dar respuestas a
las demandas de estas familias”, sentencia Zarrias.