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MODERNIDAD
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1a sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de graba-
ción o de fotocopia, sin permiso preüo del editor. l{\
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Primer¿ edición, 1995 -:i
Segundaedición, 1995 4
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@ARMANDO ROA REBOLLEDO I
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@EDITORIAL AIIDRES BELLO


Av. Ricardo Lyon 946, Santiagode Chile 'n
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RegistroPropiedad Intelectual
Inscripción Ne 93.082,año 1995
Santiago- Chile
Se terminó de imprimir estasegundaedición
de 3.0O0ejemplaresen el mes de octubre de 1995
IMPRESORES:Alfabeta

IMPRESOEN CHILE,/ PRINTED TN CHII^E G>
et
(\.¡
EDITORIAL ANDRESBELLO
ISBN 95elll307-3
Barcelona o Buenos ñres o México D.F. ¡ Santiago de Chile
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A Natalia Roa d¿Subercaseaux


Agradecimientos

Mis agradecimientos a María Isabel Smith, por su


esmero en la transcripción del texto.
A mis hijos Natalia y Armando, por las valiosasideas
que me sugirieron y por su empeño en que esteensayo
fuese publicado.
INDICE

EDAD MEDIAYMODERNIDAD

I¿.MODERNIDAD .

I¿.POSMODERNIDAD

POSMODERNIDAD Y TECNOLOGIA

EL HORIZONTE DE I/. POSMODERNIDAD ..

ANGUSTIAYANSIEDAD, MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD . . . .

EPILOGO
EDAD ME,DIA
Y
MODERNIDAD

Antes de entrar en la gran disputa actual respecto a si la


modernidad ha terminado o no y si ella es diversa de la
posmodernidad o, si al revés, la posmodernidad es sólo
uno de los tantos modos de darse de la modernidad, vale
la pena recordar en qué consistió el comienzo de la última
en los albores del siglo XVI. Como se comprende, no se
inició súbitamente; en cierto modo ya asoma en los
siglosXIVyXV.
El hombre medieval creía estar de paso en el mun-
do a fin de ser probado sobre si era digno o no de
merecer la otra vida, la verdadera salvación. Este mun-
do, como obra de Dios, y aun contaminado por el pe-
cado original, era digno, sólo por venir de aquellas
manos, de ser conocido, admirado y cuidado, a condi-
ción de no olvidarnos de nuestra situación cle peregri-
rros. Había conftanza en que el hombre g-lqba dotado
in¡g[gelgy voluntad para conocer este mundo en
9e
str verdad íntima y para amarlo y transformarlo. La
rc:rlidad, en suma, era accesible al hombre tal como
t'll¿res en sí, en su esencia inteligible y en su aspecto
st'rrsible,sólo con las relatividadespropias de un cono-
cirnit'nto finito, capaz,en consecuencia,de caer en el

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ARMANDO ROA
MOI)¡tRNil)At)y ¡'( )sN4()¡)t,]aNtt)A¡
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error. De gran parte de esa tarea que se propuso la investigacionespor otro camino. Esto se consiclcr:t lroy
Edad Media, dan cuenta las obras de San Francisco de el inicio de la ciencia experimental moderna y un
Asís, Abelardo, Santo Tomás de Aquino, Duns Scoto, cambio decisivo frente a lo que era el modo de pensar
Dante, y tantos otros. Por otra parte,-dada l1 gryg¡rcia de la Edad Media.
eq_l? ?plilud de todos para conocer la realidad, cono" Sin embargo, el acontecimiento estimado por casi
cimiento que se acrecentaba en forma sucesiva en el todos como punto de partida de la modernidad es la
curso de los tiempos, no hubo reparo alguno en coger Reforma protestante iniciada en la segunda década del
lo que según ellos había de verdadero en la obra de los siglo XVI por Martín Lutero. En dos palabras,
antiguos, sobre todo en Platón y Aristóteles. El trabajar podríamos decir que la mptura con la Edad Media la
en favor de la tarea encomendada por Dios se hacía originan ahí dos postulados religiosos capitales: uno,
por medio de la fe y las obras. La fe en la salvación gg-e el juEto vive-y se salva indiüdualrnente sólo p'ñü
final se mostraba ante los propios ojos adorando a Dios
&-e.t acuerdo con lo dicho por San Pablo en su Epístola
y obrando en bien del prójimo. Una fe sin obras era a los Romanos;2el segundo, eue las obras no esüín a la
una fe equívoca. altura de la majestad de Cristo como para redimir del
La primera nrptura de esta creencia en que nos es pecado y, en consecuencia, deben darse sólo al servicio
accesible el aspecto externo y la estructura esencial de del mayor bienestar de los hombres en este mundo.
la realidad íntima, la constituye el nominalismo de Con tales postulados, quedan separados el reino de
Guillermo de Occam;l según Occam, sólo conocemos Dios para cuya conquista vale la fe pura guardada en lo
los seres en su individualidad singular cogida por los íntimo de la conciencia, y el mundo a cuyo servicio
sentidos, pero no en la esencia íntima intuida por la deben estar acciones y obras. En su actuar diario el
razórt, que los agruparía en especies,géneros, etc. Lo hombre debe preocuparse sólo de si hace o no felices
último, según Occam, sólo se puede inducir a base de
experiencia, viendo en qué coinciden en su aspecto
sensorial básico grupos de indiüduos tales o cuales, 2 El texto de San Pablo que para él
tiene carácter de verda-
bastando que uno de estos individuos desmienta las dera revelación es el siguiente: "Pues no me avergüenzo del Evan-
conclusiones a que se había llegado, para orientar las gelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que
cree, del judío primeramente y también del griego. porque en él
st'revela la justicia de Dios, de fe en fe como dice la Escritura: E/
iuskt viuirá pm la fe". Epístola a los Romanos l, 16 y 17. Lo destaca_
I Su verdadero nombre era Guillermo de Ockham, ¿utnclt¿tn- <kr cs, t:omo se sabe, una cita de San pablo del profeta Habacuc.
'l'r'rrrlrrt'ci<'rn:
Biblia deJerusalén, Ed. Descléede Brouwer, Bilbao,
clo se le conoce más por Occam, sobre todo en el mir¡rdo his¡riirri<'o.
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ARMANDO ROA i l ),\t) \' t( )s t\t(,t )1,RN i l |.\t )
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a los hombres acá abajo, pero no de obtener con dichas Desde la partida nace con la pretensi<inrlt. sr.
obras merecimicntos para el más allá. siempre nueva, siempre moderna, no reconocir.rrrl
Ahora, tal r:olno para captar el mundo basta el para la verdad más autoridad que la del hombre nrisrrr
con <lcir n it'nlo st:nsorial, lo comp ro b a b le p o r la capaz de autodarsemétodos estrictospara conseguirlir
cxpcricncia, cortto había dich<l Occam -en quien se y respecto a las normas de conducta, no reconociendo
apoya Lutero-, para el conocimiento de cuanto tenga tampoco otra autoridad que la de su propia conciencia
q u e ve r con lo divino sólo sirv e lo c o n c re t o y autónoma, también capazde mirar y reflexionar dentro
sensorialmente leíble en la Biblia, debidamente de sí para saber cómo conducirse. De ahí, que si se ve
meditado en actitud de entrega a Dios. La conciencia en la historia el camino que va recorriendo el hombre
del indiüduo se dispone en lo íntimo a recibir la palabra hasta descubrir su auténtico destino, la modernidad
escrita en los libr os santos,sll,acqP!-
ar autoridad_-_i.=_--
alguna, le parezca a dicho hombre el lapso de su adultez
-- . -.
ni del Papa ni de los Concilios{que interpiéié üeidades definitiva y por lo mismo el momento en que la historia
que la conciencia no vea de suyo claras en la lectura de -entendida esta palabra en su profundo sentido-
la Biblia en sí; el.único cuidado que debe tenerse es alcanza su'fin.
qqg el texto(sea traducción fiel del texto primitivo Sin embargo, en las últimas décadas,curiosamente,
¿'auténtico.(_Ni.,1-l"-H:f¡{én la retffEñ- éáue la fe absoluta en lo moderno ha experimentado una
obedecer autoridades humanas,\sino rigurosamente abrupta crisis, abriendo paso a la querella entre los
'-comG llamados modernos y posmodernos, incluida en dicha
lo señalaba Guillermo de Occam- lo que es
comprobable, bn un caso por la experiencia a travésde querella la tesis sobre el fin de la historia, mostrada
los sentidos/ y en el otro por la voz íntima de la ahora desde otras perspectivas.Lo veremos enseguida.
conciencia en contacto directo con la verdad de la
palabra bíblica. Así se'prodnce la separación absoluta
del mundo religiosó*y del mundo'feóularj quedando
este último entregado al mero .o.tJói-i"nto y querer
de los hombres, con lo cual nace la época histórica
designadacon el nombre a{ .náa.r"ia"ijy que en su
aurora en el siglo XV ya r. ur{Li.iu .o^o iu uía moderna
de aproximarse a lo real, en oposición a la llamacla
ontonces por los doctos uia antiqua, la pro¡ri¿r<lt' l¿r
lld:rd Mcdi¿r.

lt i t7
IAMODER},IIDAD

Existe hoy en todo Occidente, como se acaba de decir,


una gran disputa respecto a si la historia sigue siendo
moderna, como lo ha sido desde el siglo XVII, o si la
modernidad se ha agotado, entrándose en otra etapa
aun no bien definida, que se ha dado en llamar
posmodernidad. Dentro de tal escenario surge también
otro debate, que es parte del anterior, sobre si el fin de
la historia ha llegado o no. Por el fin de la historia se
entiende la idea de Hegel, explicitada en la primera
mitad de este siglo por Alexandre Kojéve y reviüda hoy
en Norteamérica por Fukuyama y otros, de que el
Espíritu humano ha terminado de evolucionar desde
los estadios ínfimos, en los cuales üvía inmerso en lo
mítico y esclaüzado a la naturaleza, hasta los estadios
altos en que su inteligencia se enseñorea de todo y
sr'rl<r le queda como t::rea-para el futuro ordenar mejor
lirs cstructuras económicas, políticas y sociales, y
conlinrrar avanzando, ahora sin lazos atávicos,en las
c it ' n< ' i i r sy d e m á s d o m i n i o s d e l e s p í r i t u . S e g u i r á
Irirlricrrrl<¡<k:sctrbrimientos,acontecimientos y formas
rlc virl¡rnnry ¿rlra('tiv:rs y variadas,pero no descensosa
¡rrr íorkrslrlr':rir'os rk' llarll¿rrit:<l<>minaclos por el miedo

l1l
ARMANDO ROA

y el terror. Naturalmente este porvenir no ha llegado todo lo meramente.s_¡¿bietivq.gs desechal>lt'¡rol rricrro,r


aun a todos los pueblos, sino a aquellos mismos re-alque a su vez es lo común a todos los honrlrlr.s.
fo
señalados por Hegel -Europa y Norteamérica-; pero c) El concepto de que lo real no sólo es lo strsct.¡r
estando t:llos asentadosya en tierra firme, no será difícil tible de matematizarse, sino también de ser comproba-
r'onclucir'¿tlos otros hacia esaaltura. ble experimentalmente según métodos rigurosos; de
l,ogicirrnente,esta discusión acerca de si nos en- lié¿ho, real es, para los modernos, a las
() no ante el fin de la historia y si terminaron
('()lltt':llt)()s lg 1g.g!LbJ"
matemáticas y a las ciencias experimentales. Real es
() rl() lorrr)inaron ya los saltosdesde estadiosinferiores
también la-poesía y el arte en cuanto prodüito de lo
de barbarie a los superiores de civilización, forma par- imaginario puesto a la vista de todo el mundo.
te de la disputa sobre modernidad y posmodernidad.
Para asomarnos a tal debate, deberemos recordar lo d) El postular la libertad incondicionada del hom-
creído por el hombre en los siglos inmediatamente bre para regir su destino. De ahí la obligación de com-
anteriores, en cuya atmósfera aún nos movemos. Nos batir toda forma de-sujeción a la monarquía absoluta,
contentaremos aI respecto con enunciar escuetamente al poder económico de grupos o clases,al poder omní-
algunos elementos característicos. modo del Estado. El concepto de autonomía, o sea, de
darse cada hombre sus propias normas éticas, será fun-
Como se sabe, lo propio del hombre a partir del
siglo diecisiete y más aún del dieciocho, es la posesión damental.
de una serie de convicciones que constituyen lo llamado e) El creer que la infelicidad humana deriva hasta
moderno -palabra popularizada por Juan Jacobo ahora del empañamiento de la razón por,las supersti-
Rousseau-, conücciones centradas, en cierto modo, en ciones Jentre ellas las creencias religiosas-, lo que ha
torno a lo siguiente: hecho ihiposible el gozo de la libertad, la configura-
ción autónoma del propio destino.
a) La creencia absoluta en la exclusividad de la
razón para conocer la verdad, debiéndose -goqpqc_har La creencia en la superioridad absoluta del
,,f)
de 1o_do*conocimiento-venido dq ll fe, de la tradición, hr¡mbre por sobre todos los otros seresde la creación.
de la mera irituición no_comprobada.
g) gt pensar que la democracia es la forma mejor
.b) La aspiración a que tales conocimientos se <lt'<irnstruir una sociedadpara seresde estaclase.
traduzcan en fórmulas de tipo físico-matemático, que
cualquit'ra pueda comprender fácilmente y que p()r.
eso misr¡ro marquen el máximo de objetividad, ¡rrrcs

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MO I )l . l R N l l ). \ l ) \ ' l \ )s \ l ( )l )l l (N l l | \ l I

Antes dc st:guir('nlnn('r-lrrlrlr¡ <llr<lsrasgosrecorda- tanto en el momento presentecomo en el lirtrrro r:rlrr'


r e m o s :r ho lrr:rlgrrrroslrili¡s tk'l orie t : rt < le la mo d e rn i- gozarsecon el asomt¡roconstantede nuevasver<l:r<lt.s.
tl:r< I. A esta época iniciada en el siglo XVII con Galilt'o
l) r 'sr ':rrtcs rlir:i, t'rr r'l siglo X V ll, t ¡u c n a d a p u e d e y Descartes,en que_por primera vez en la historia dt.
r l{r ( 'l{:r r sr '¡r l:r lrrz ¡rrrnrtlc lit t':tz<¡t(lur c c lc a lg ú n mo d o los pueblos se deseaignorar lai tradición de la manera
r r ,¡ ,l ;r ol¡ s<urczt:r; st't'iicl principio q u e e n d io s a ráe l más radical para poner la vista en el futuió, se la llama,
siglo XVlll, llarn¿tdopor eso el siglo de las luces, o como ya'se dijo, época moderna; en ella ningún hom-
siglo rlt' la iltrstración. Por otra parte, el lema de la bre querrá ser visto como permaneciendo en el ayer, o
l{t'volut'ión Francesa,conocido por todos, será liber- sea, anticuado,*sino en la avanzadade lo que se estila,
tad, igualdad y fraternidad. La igualdad alude, natural- se piensa o se quiere. La palabra moderno, como se
mente, no a igualdad de constitución biológica ni de sabe, deriva de la voz modo, y modo o moda es lo que
pgsesión, 4e' b-i-e"nes ma _e-r!let a po-teer idéntica está de paso, a la espera de la aparición de algo,todavía
_gil_o
'libertad, a poseer autonomía para decidir sin coacción más nuevo'y así hasta el infinito. Pudiéramos decir,
alguna la conducta personal. Kant dirá que la libertad recordando a Heidegger, que el hombre moderno vive
es autónoma para darse sus imperativos categóricos y devorado por el afán de novedades. Típicas de la mo-
sus imperativos hipotéticos, y que sólo el ejercicio de dernidad son las vanguardias, sobre todo en pintura y
esta autonomía, o sea la capacidad de darse y escoger literatura; así, por ejemplo, el impresionismo es rápi-
sus propias normas, }:'ará fel\z al hombre. La existencia damente reemplazado por el expresionismo, éstc ¡ror'
del mal, de la üolencia, de la mentira, desapareceráen el cubismo, el futurismo, el dadaísmo,el creaciollisnlo,
cuanto el hombre respete sólo lo mostrado por su ra- el surrealismo,etc.
zón y su libertad. Otro ejemplo del adaptarsesin reservasir l<¡nll('v()
La razón, por su parte, manifiesta en ese siglo su es lo ocurrido a comienzos del siglo XX con l:r tr'or'í:r
poder tanto en la físico-matemáticacomo en la biología, c u án t i c a , c o n l a r e l a t i v i d a d , c o n t ' l ¡ r r i r r c i ¡ r i o < l t :
pues consigue conocimientos asombrosos,no obtenidos incertidumbre de Heisenberg, c()ll t'l qrrit:br-cen la
por genios notables de otras edades.En tal situación, rtricrofísica y, a raíz de todo eso, dcl principio de
el porvenir es visto con natural optimismo, y mirar al <':rus¿rlidad mecánica;y en épocasmás recientes con el
pasado,a la tradición, parece casi absurdo, ya que cll<r siurrilit'ativoestudio de las leyes de la termodinámica
s<ilotrae el recuerdo de estadosmentzrlesinfirntilt'scn <'rrl:rs vccindadesdel caos, que ha hecho Prigogine.
l os t¡ r r r ',l x) r'('n('()nllars(' anr:rrl'ir<l::r rlir s rr¡lt ' r'ic
s lirí rr,l: r 'l'o<l:rscstaslr'ol'í¿rs han producido una revolución en
vcr '<llr rt's l s rrlrslilrrirl:r l)()r'ul('r':rsf:u¡l: rs í : rsr';rl r; t n rlrir¡ lrr r o r r rr ' ¡ r ri r i r r t l t ' l u n i v t ' r s o , n o s h a n s a c a d o l i s a y

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M()l)l.lRNll),\l) \'l'( )\l\l(l|)l l{Nll| \l)
ARMANDO ROA

l l an amentedr'l lr¡rrr¡rlo rlc Nt' wt o lr(. n (lu c s e v iv í ah a s t a so dialéctico para explicarsela historia dcl ltorrtlrlt' sr'
hact' ¡ror'o. l,o cu¿rl,sin r.¡nll:u'fl(),no ha provocado guirá Marx, discípulo de Hegel, aun cuando no lt¿tlrl:tt:i
r r i r r grrrr:r
rlislor'¡rcirirr
rrrt.rrlal;
po r e l c o n t ra rio ,é l h o mb re de etapashacia el Espíritu absoluto, sino hacia el hortt-
sc l¡:r :rcorrrod¿rdo rápidamente a estos modos nuevos bre como ser social que llegará en su etaPaúltima a vivir'
tl t' ¡ lcrcibir la realidad, sin e x t ra ñ a r lo s mo d o s en una sociedad perfecta donde habrájusticia, igualdad
anteriores, mostrando con eso una especie de fidelidad f-lib,gf!u-d-q9rñplé-¡as.Hegel y Marx han serüdo de para-
natural a su confesada declaración de ser moderno digma a los hombres modernos, que se han colocado ya
att:: que nada¡de adaptarie de inmediato y con alegría a su favor, ya en su contra, proponiendo otras teorías
a lo,nuevq ¡ que igualmente mantienen el ideal utópico de la seguri-
El afán de valerse por sí mismo, con autonomía, ,dad en que habrá un futur.o-eada vez"nqás nuevo,//y
sin auxilio alguno.depoderes exrraños, ha llevado paso feli3.;
y en c.pn_sgcuencia
loriginal
-"--*
a paso al ise'cularismo,,es decir, a considerar que el Eñ un terreno más próximo a la medicina, la teoría
destino último se juégá y se vive acá abajo y que en de la evolución de Darwin ha cumplido cabalmente
última instancia sólo debemos rendir cuentas del con el modo de pensar de la modernidad, pues según
empleo de nuestra üda a nosotros mismos o a nuestros dicha teoría, desde las etapas más ínfimas de la üda,
contemporáneos. Ha sido el modo de pensar de por la necesidad de ésta de adaptarse cada vez mejor a
hombres estimados progresistase interesantes. las condiciones que impuso la naturaleza, se ha llegadrr
Dentro del afán secularista,el hombre moderno ha hasta el hombre y, eri el hombre, desde el primitivo
procurado explicarse su origen en la tierra como resul- hasta el actual.:En una teoría así, en que cada ntleva
tado de un proceso natural, de una evolución. El pri- especie, y cadá nueva generación dentro de ella, cs tln
mer intento en grande de formularlo en una teoría más vigoroso desarrollo de la capacidad de adaptación,
filosófica se lo debemos a Hegel; él sostiene que desde el impulso genésico, gracias al cual apareccn dichas
un cuasi embrión de realidad existente en épocasremo- generaciones,juega un papel decisivo. Si no hrrbicse
tas, que es simulráneamente ser y nada, por saltos dia- deseo sexual,dado el envejecimiento de los inclividuos,
lécticos sucesivosen los que el ser se va enriqueciendo las especiesno progresarían. Por ello la necesidad de
cada vez más y la nada va desapareciendo, se llega a estar creando constantemente individuos nuevos,lo cual
engendrar en novedosasetapas el espíritu humano in- es particularmente necesario en el hombre por lo
dividual subjetivo, el espíritu objetivo que incluyt: al complejísimos que son sus dinamismos de adaptación,
hombre y a toda la realidad abarcadapor é1,y por firr r'l l)ll('s n() busca con ellos adaptarsea la naturaleza,sino
espírituabsoluto,que de hecho es Dios. Icl(.ntir.<¡
l)r.(x.(.- r¡r r r l' : r ¡ l ¿ r l r r r i t l t ' sz c: tz r d a p t ea é 1 .

24 '.¿5
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M()l )1 , : l { N l l ), \ t } \ t , t t \ A t i l | t t l t t rl l | \ t I
ARMANDO ROA

tlt: l<l scxual para crear genera- realidad originado en un comienzo en un rrrit.lt.r,nrlt.
Esta irltJlol't:tllt'iit
ttt:is ¡rtrrclivesde suyo a la innovación mo.
cionr:s.irivt'ttt's
Freud para explicar la Incluso quienes como Nietzscheveían en el hor¡llrlr.
I)('r'lx'lu:t,litt' :t¡rtrrvcchadapor
<lt: la psique humana y el origen de la un ser ruin y falso, cuya conciencia no era un atribrrt<
corrr¡rlt'ii<l¡t<l
noble y superior sino una fábrica de mentiras, tenían fr:
corr<'it'nt'iit.[,os impulsos sexualesestán,según é1,astu-
en la aparición de algo nuevo, el Superhombre; sin em-
t:rnlcrtte cargados de libido y su descarga provoca in-
bargo es preciso recordar que Nietzsche,por otro lado, es
tcnso placer, lo que es un truco hábil para incitar a la
una excepción dentro de la modernidad, pues abjura de
unión de los sexos. Este mismo impulso es muy com-
la creencia de que a un futuro cualquiera seguirá siempre
plejo en el hombre y pasa por varias etapas, la oral, la
un futuro mejor, paralanzar lavieja idea de que el tiempo
sádico-anal,la fálica edípica y la genital adulta, las cua-
no es longilíneo yendo siempre del pasado al futuro, sino
les, para cumplirse plenamente, necesitan que la sa-
circular, en eterno retorno; en un momento, según é1,
tisfacción de las anteriores no haya sido obstaculizada.
todo lo existente termina y vuelve a reiniciar las mismas
Si recordamos bien, la mayoría de tales obstáculos
etapas anteriores en sus más mínimos detalles y así para
son puestos, según Freud, por la sociedad, que recela
siempre. Además, con su idea nihilista de que todo esfuer-
de las satisfaccionesorales, sádico-analeso edípicas, y
zo acaba en el fondo en la nada, pues ningún aconteci-
custodia el paso a 1o genital adulto. Para defenderse de
I miento tiene sentido, da un rudo golpe a la idea de quc
la sociedad y eludir sus castigos,los impulsos sexuales
I crean a su vez un aParato de observación que mira
yendo hacia el futuro y no mirando nunca con nostalgia
el pasado se va forzosamente hacia lo mejor. Esta contra-
hacia afuera y aüsa en caso de peligro de ser sorPren-
dicción en Nietzsche, que sería un hombre moderno al
dido en actitudes que la sociedad repudia, a fin de
proponer la alternativa del Superhombre como algo supe-
replegarse a tiempo.pste aParato es la conciencia, cen-
rior y etapa próxima en la evolución del hombre, y p()r
tro del Yo; la cual a su uet es vigilada por elsiper-yo; el
otra parte no moderno por postular el retorno al pasado,
fugar donde nacen y se desennrelven los impülsos'és el
probaía la idea de notables investigadores de que siem-
Ello inconsciente. Así Freud, igual que Hegel y Marx,
fiel al ahira de la modernidad, sigue r¡na línea evolgtiva ¡rre al lado de lo moderno y a vecesdentro de lo moderno
ha habido casi paralelamente un discurso posmoderno o
que siempre va a la cazadel futuro,ique es más p-erfec-
a lo menos un contrapunto con lo moderno. Otro ejem-
to que el pasadb, y termina en la &énción de la con-
ciencia, el atributo superior del hombre; la con<'it:ttt'i¿t ¡rlo <lt: lo mismo es que ya antes, en el siglo XVIII, un
l¡ornlx. <lt:la lltrstración,un moderno como Vico, habla
es creación de los impulsos eróticos, Así ('()lll() ('ll
rk' l:t irrr¡xr1:rnci:r
dc la tradición;aún más, dice qrrc llr
Hegel y en Marx lo era del desarr()ll()rlialí'r'lit'()tlt' lrt

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ARMANIX) ROA

historia progresa y progresa pero para volver al final a sicndo todc¡ a la postre susceptiblctlt: st'l tollot itftr,
repetirse; postula así sus célebresconceptos del "corso y el pero con perseverantesesfuerzosde profirrr<liz.:tt'iritt'
ricorso". Recordemosa estepropósito que la modernitl¿ttlt'rtt-
También en el mismo sentido, casi en los días de piez3 con la separación dual cartesianaFel alma y el t'ttt't-
la Revolución Francesa, acontecimiento capital según po, ial revés, para Aristóteles y la Edad"Media cuerpo y
los modernos para la liberación del hombre, y donde alma estaban tan unidos que era indiscernible Ia parte en
en verdad se proclama su autonomía definitiva, se inicia que terminaba uno y empezaba el otro). Tal separación
el Romanticismo, tendencia que no añora el futuro dgp¡l Su:rpo como una simple máquina $usceptible de
sino el pasado y da más trascendencia al sentimiento iár conocida y mánejáda'poi lá"físicematemática; por tal
que a la razón. vía, el alma creadora de dicha fisicomatemática llegará a
Sin embargo, pese a eso, la modernidad podría tener ulg,rt día, según se espera,el manejo total del cuer-
mirar a los románticos no como contrapunto, sino como po. Este se supone a partir de entonces al servicio del
algo favorable a ella, si se recuerda que estimaron muy alma y' desde luego destinado al trab4io, los goces y los
L---?
en alto el mundo de la poesía,de los cuentos fanrásticos placeres.fffi seguida,conforme con la veneración de todo
y de los sueños, que revelarían aspectos oscuros de la lo nuevffil-o por el hecho de ser nuevo' se aspirará a
realidad y casi inalcanzables para la razón, en lo cual mostrar un cuerpo pennanentementejoven, caqazde pro
fueron fieles a otro de los postulados de dicha porcionar sin tregua todos los goces de lajuventud y des
modernidad, el que cree que lo real se presenta siempre de luego los sexuales,considerados los de rango máximo'
en forma dual en densos planos de profundidad. Por En este esquemaalma+uerpo, típico de la modernidad, se
lo demás el derecho a soñar y fantasear mundos nuevos aprecia una de sus constantes;en este caso, que el alma,
formaría parte de lo más esencial de la autonomía cualquiera concepción que se ténga de su esenciá,mate-
humana, y en ese sentido cumpliría con los postulados rialista o espiritualista, es lógicamente la que domina al
que se exige a algo para ser moderno. I cuerpo que es su objeto más próximo de manejo.

I
:
En efecto, la modernida$ supone que todo lo dado Otro dualismo típico de la modernidad es el clt
se expresa en una realidad dual; así separa sujeto y sujeto-objeto del conocimiento. La época moderna alir-
objeto, alma y cuerpo, supraestnrctura e infraestructura, ma que el hombre es sujeto y en calidad de titl st
conciencia e inconsciente, interioridad y exterioridad, enfrenta a la realidad que pasa entonces a scr olrit'lo'

28
ARMANDO ROA

En cuanto srrjclo,su ('()r)stilrrlivo básico,según los mo- lo cual para Kant: por ejemplo, constitttíill:¡s lot ttr.¡r
dern<¡s,r's l:r rrzrilr, r':rzrin(lue se piensacomo el poder primarias de la sensibilidad: espacio y ticrrr¡to, \' l,tr
rkr trlr¡rrr':r¡
los ()|rit'l<)s
(:n conceptosfísico-matemáticos categoríasdel entendimiento; sólo con tales cettt'¡¡ot t;ts
(lu(' solr v:ilirkrslx)r ser comprobablespor cualquiera. el entendimiento hace inteligible la realidacl. l',tr
'f 'r¡rfolo otl'o (luc muestrala realidad de los objetos o consecuencia, el sujeto conoce las cosas adaptándolas
rl<' los srrit:tos,pero que se capta o se üvencia fundado a las condiciones que él esrá obligado a ponerles para
crr i¡rtrriciones,impresiones,emociones o sentimientos darles transparencia, pero no como ellas son en sí e
rro objetivables en números matemáticos, se considera independientes de la manera peculiar en que se las
¡rura subjeúvidad, algo de rango menor. En este senti conoce. El sujeto, usando la clásica terminología
do, si bien la modernidad ha enriquecido al hombre kantiana, conoce fenómenos -las cosas ajustadas a las
con la conquista de las ciencias, simultáneamente lo ha condiciones impuestas por él-, pero no nóumenos, las
empobrecido porque lo ha deshumanizad,o:el amor, la cosastal como son en sí.
imaginación, los sentimientos, los deseos, las ambicio- Más tarde, sobre todo después de Darwin, se dirá
nes, o sea lo que constituye la trama viva de la existen- que conocemos el mundo según los aspectos que son
ciayla vuelve dramática pero que no es matematizable, valiosos para adaptarnos a é1,para sobreüür, y no tal
se ha considerado de segundo orden para la ciencia y como es en su propia realidad. Con este tipo de cono-
sólo de interés privado para la persona singular y para cimiento, llamado conocimiento crítico, se le quita al
nadie más. Es decir, laalta calidad de sujeto la tiene el hombre su poder de conocer las cosas tal como solt
hombre en cuanto observador, experimentador, cuan- en sí; no se ha tenido en cuenta que, gracias,precisit-
tificador, teorizador, dominador y transformador de lo mente, a una evolución en virtud de la cual pas<i<lt:
real, siempre que eluda el peligro de subjetiaizarsu suje- mero animal a la categoría de animal cultttr:tl, ptt<ltr
tiaidad,,o sea, su papel de sujeto; así, paradojalmente, haberse liberado de las condiciones adaptativztsqttc la
el sujeto de carne y hueso de que hablaba LJnamuno se naturaleza le pone al conocimiento en los rlclllzisani-
ha convertido en un observador abstracto. en casi un males. Quizás sea al revés,que para sobrevivir el hom-
aparato de registro. bre necesite conocer progresivamente las cosasen sí.
Sin embargo, este sujeto-registro no es para la (labe, incluso, preguntarse de qué manéra, si no co-
modernidad algo puramente pasivo que capta al objeto ¡loce las dpsasen sí, puede saber que lo que conoce es
tal como es en sí a la manera de una fotografía; es algo irlgo diverso a dicho ser en sí. Es una hipótesis distinta
que, para captarlo, le impone sus condiciones, lo rrt rt':rlisrno dogmático, que aunque ya surgió en la
acomoda a la manera en que él es capazde ser rcccpl()r, ri¡ro<'r<lc K:rttl mismo y fue de algún modo aludida

:t() :tI
ARMANDO ROA MODIRNil)AI) \' t( )sl\t()t )1.trNil )/\t )

por Nietzschr',sin r:nrbargo hasta hoy no ha sido sufi- Afirma que "ese centro del mundo que llamanrost'l Yrr
cien I t:lnt'rrtc i nvt:stigada. es el portador de la ética"; el sujeto es el "punlr¡ irr
llstir rlilt:r'cnciasujeto-objeto,típica de la moderni- extenso al que queda coordinada la realidad".a L,n r'l
. i^ -*
<l:rrl,l)tirSi5i6Tá3Tá-álánzadoel siglo XX, aun cuando Tractatus LogicuPhilosophicusexpresa: "yo soy mi mun-
t:rr liguras del pensamiento tan importantes como Hei- do" (El microcosmos (5-63)). El sujeto pensante, re-
degger y Wittgenstein parece desdibujarse y aun anu- presentante, no existe. Si yo escribiera un libro E/ mundo
larsc, lo que ha llevado a algunos investigadores del cornoyo lo mcuentro, yo debería referirme en él a mi
origen de la posmodernidad a ver allí una fuente de lo cuerpo y decir qué miembros¡obedecen a ini'voluntzn{
llamado posmoderno. Heidegger dice que si usáramos y cuáles no, etc. Este sería p-uñrui ur'
"tñ-ñai;d"
la palabra sujeto para designar el ser ahí, tendríamos sujeto o aún mejor para mostrar que en un sentido
que tener en cuenta que ese ser ahí es por esencia importante no hay sujeto; precisamente sólo de él no
trascendencia,o sea, encierraya en cierto modo todas se podría hablar en este libro. "El sujeto no pertenece
las cosaso esrá por lo menos abierto a ellas, pues son al mundo, sino que es un límite del mundo."5
constitutivas de su ser mismo; por eso no es un yo en el Así, tanto Heidegger como Wittgenstein se rebe-
sentido de los modernos, cuya esencia suponen que lan contra ese sujeto o contra una nítida diüsión suie-
está previamente constituidapara recibir objetos; el ser to-objeto tal como la creía la modernidad/ñátéñllar
f- - r Í'
ahí de Heidegger no es de ninguna manera el sujeto ras esto hay falsas claridade:\y que'el problern:r
üue
kantiano que impone preüamente, por decirlo así, sus enlelto en todo ello es mucho más oscuro y profirrr-
condicignes a los objetos que conoce. {9r;1\rto por eso, por la crítica a fondo que le.diri¡4t.rr
Wittgenstein dice en el Diario Filosófico:"Podemos al concepto de sujeto, no nos parecen tampoc() lx)srn()-
llamar Dios al sentido del mundo" (11.5.16),y en se- dernos, como afirman algun_osautores, pues ('n lir ¡lcls-
guida, "Hay dos divinidades: el mundo y mi Yo inde-
pendiente" (8-7-16); agrega "El yo no es un objeto"
(7-8-16);días antes ha dicho en ese Diario: "El Yo, el
Yo es lo más profundamente misterioso" (5-8-16)y "l,a
esenciadel sujeto üene enteramente velada" (2-S-lti¡.:t
a Wi ttgenstein, L. Confnmcia sobreética,Ed. Paidósrzl.C.E.-V.A.B.,
¡r. l , l.
I Wittgcnstein, L. TractatusLogico-Philosophicus, Trad. Enri-
:J Wittger t s t t ' ir l, L. I ) iur io liilr t . s óf iut ( l ') l 'l l ( ) 1 6 ) . 'l 'r : r r l . f , l \ 4 r r r¡rrr "l'icr r r o( lir lv¡ in.Ed. Rev. O ccident e, M adr id, 1958, pp. 153 y
ñ oz <' 1 . I{<'gt t t ' r ' ; tI,, l.Alic l S. A. , l} r uc r ' lor r ¿r ,l {) f l l l . 15.t .

:l'.1 .).)
ARMANDO ROA rN l l r\l r \ l ,rrn¡l i l l tl l hfl ül l

uno de esos clásicos contrapuntos de la modernidad verdad. Esta acción revolucionaria en c()l¡llrt rlr' l.t lll
observablesa lo largo de toda su historia. fraestructura precapitalistay capitalistaes llatrrittlrt¡r,rt
Marx el paso de la prehistoria a la historia. En sulltlt,
vuelve a observarseaquí el poder omnímodo del hom-
bre para cambiar radicalmente, por su mera acción, el
En la dupla consciente-inconsciente se muestra de curso del futuro.
nuevo la capacidad superior del yo consciente, la que úftmoderna en el poderdel hombrep?R:3T-__\t
, _ -f
astutamente le permite encontrar vías de acceso a los . biarlo todo, qu9 se-g.!:-.Aupor ejemplo en eB3::5J'
oscuros lugares del inconsciente y conocer su dinámica, en el *gptgli-s-o ffi
mo, en etl?n-if-q11j:.1r-r"f el
sus disfraces,susaspiraciones;así logra manejarlo desde psicoanáliqüFti gñáiá- d'i.ecttme n te lis ideolo gías, los
arriba. Del mismo modo, investigando,se pueden poner metarrelatos. En las ideologías políticas se ha creído
a la vista los dudosos deseos inconscientes ocultados ciegamente, intuyéndose que conducirían al paraíso
por el hombre a lo largo de la historia y escondidos en la tierra si se luchaba por ellas; la mayoría ha segui-
tras las leyendas, los mitos, las religiones; con ello se do a sus portavoces, a Lenin, Stalin, Hitler, y Mussolini
seculariza el mundo, siendo valedero para los hombres por ejemplo, sin admitir que aquello fuese sólo un
sólo lo claramente inteligible a la razón. sueño. Sabemosde los sufrimientos y millones de muer-
tes que han provocado, para reducirse al fin a mero
polvo. Lo importante para el debate que mueve hoy a
los hombres es que laficleol6Eiá9 son representantes
:
' -' - --r:---5

' tí¡iicos de los ideales de-lámodernida#


\F--:-=--¡.'-+

Pues mqestralJ
,

En el célebre binomio infra y supraestructura,Marx


-r,

-/f91 óira vía la. fe.


ha supuesto que las producciones espirituales de las 9ieg4.del.hombrecg-lüs creaciones;
sociedades precapitalistas y capitalisras son reflejo de fÁentatesy en qp_glglqjc¿eÉ'3lPg3g1!&InuT lu:
una infraestructura social y económica injusta, / er I realidad/Sivé áfi poder del mundo de dentro de la
"t
consecuencia están al servicio de dicha injusticia, sien- /mente para dominar el de afuerai,y en fin esa tenden-
R* \'
rkr por lo mismo mentirosas en sí; se trata de supraes- ffi .cionada a diücliñtÓ--tddo en pares, de los
lnlctrlras culturales radicalmente falsas.El hombre tiene cuales uno, el que representa al yo individual, racional,
¡rork:r',sin embargo, para acelerar la evolución de esas consciente y autónomo, acabasubordinando al otro.
itrli ¡tcstt'll('tllras injustashastallegar a lo verdaderamen-
lc irrslo,r'r¡r¡lo cr¡irll¿rsupraestructuraya no necesitará
l ¡ rr r r ti t r ,¡ r o r lr':irlr.rli<':r¡'st.al
crrllivo de la b e lle z ay la

'l.l :t5
MO I )U R N I I )/ \ l ) \ ' l ( t s l \ l ( )l t l ' l ' lN l l l ' \ l I

I
i Propio de la modernidad es estar siempre en actitud to a la üsta cómo la conciencia retiene viv:tlttt'tttt'r'l
tensa, acechante, profundamente reflexiva fiente a cuan- pretérito, hasta el extremo de ser la vuelta relrgv:ttl;t¡t
to abarca; piénseseen el peso de obras como la C,rítbad¿ la conciencia de ese pretérito lo que le da nolllt'z:¡.
la RMn Pura de Kant, la Fmomsnolngíadzl F,spíritude He- encanto y sentido a la üda. Ha mostrado así qttt: t'l
gel, El Capital de Marx, y veremos que hay argumentos pretérito no se reduce a meras huellas mnémicas caPa-
para encontrarjusto lo dicho por algunos que investigan ces de ser traídas pálidamente al recuerdo porque cl
la época, en el sentido de que todo lo que aquellos hom- pretérito habría ya fenecido, sino que, al contrario,
-bresmodernos realizan, lo üven coruextrerna responsabi- dicho pretérito se mantiene vivo y entero' tal como
lidadJigmo- si del p-esode lo que hacen dependiesecasi el cuando fue presente, de modo que es posible volverlo
curso de la historia. Es un pensar que asume un papel a üür novedosamente de nuevo con la misma fiierza y
graütacional frente al porvenir, y que en esto se opone al agrado de la primera vez aun cuando la situación quc
pensar actual de la llamada posmodernidad, cuyo sello lo originó en ese entonces ya no exista. De ese modo'
la iigglg?a;Eñtt absot"ta ae pieiensiones de tras¡¡, Proust revela que el pretérito forma parte del presente
fería
Féiidencia, su decii i; ü^, póf io rnenos en apárien.ia,' \ y contribuye a darle vida, señalando así la fuerza de la
t
corn()al pasar.l conciencia indiüdual para romper el poder aniquila-
Propio dé h modernidad es, todavía, su tendencia dor del tiempo y arrebatarle el pasado para darle tod¿r-
a explorar la conciencia, ver hasta dónde llega su cam- vía una profundidad ütal que no tuvo cuando lirt'
po, su riqueza íntima, su fuerza constructiva. Clásicos presente.En la filosofía, Husserl y Heidegger'han.irrg:r-
han sido los pintores, los poetas, los novelistas,en su do un papel relevante en el estudio de hasta dtirrtlt'
afán de desestructurar la realidad del sentido común, alcanzael poder de la conciencia cuando ella :tlr<¡rrl¿
para ensayar los más variados modos de rearmarla o los problemas más radicales de lo que es el st:t' y stt
recrearla de otras maneras, inventando o creando in- azarosojuego con la nada.
cesantesrealidades que abarcan lo diurno y lo onírico Por último, es necesariorecordar qtre l:r Illotlt'l'iii--
la i
con una riqueza asombrosa. James Joyce en su obra ¡'?áilha sido en general etnocéntri.r, p"n'*r,lclo que
clásica Ulisesha mostrado la cantidad casi infinita de ! cult.r.a europea y norteamericana es la cultura supe-/
vivencias que la conciencia de personajes cualesquiera .9lO=o -cox:99ue1gi',
i'f€ffáunrur, ":T iy.-ll"_':
iIL9_1"' j1gl
crea y abarca simultáneamente, necesitandovarioscien- á.¡.n uri-iiá,ñFa iillr; ÉI móAó'-d¿
L-----*-- -r ' ' -' - .J
Ir¡s dc páginas y un lenguaje a ratos casi hermético las culturas deriva de los postulados anterlo-
¡r:rnrlogr':rrmostrar lo experimentado por un hombre res, pues si la trascendencia de la razón y de la libertarl
-njuiciar
crr t'l cu¡'so<k' rrrrrlíir.Marcel Proust,a su vez,ha pues- para crearsemundos autónomos en incesantt:ll6vt'tl:ttl

'll r
't'i
1

ARMANDO ROA
II )AI)
LA POSMODE.I{N
se ha considerado esencial parala adultez humana por
prirneravez en Luropa, es porque ahí el hombre ha
)
madurado antes, f es lógico entonces que todo pueblo
rr, .rtudoÉuolutivo, su paso de la heteronomía a
-i¿u
la autonomía en el manejo de su conducta, en referen-
cia a eso.6

Sin embargo, para connotados investigadores actuales


hay serios indicios de que ld modernidad ha termina-)
do, de que no ha sido una éFttta pTivílégie¿Iá,sino taú
transitoria como cualquier otra; algunos tienen inclu-
so la audacia de ponerle fecha a dicho término; ha-
bría ocurrido en 1970, después de finalizado el
movimiento estudiantil de París en 1968, que sería la
última de las utopías modernas, la de la imaginación
al poder, empezando desde ahí una nueva época, la
I llamada posmodernidad. Pero desde luego es necesa-
rio decir que no hay acuerdo tanto con respecto a eso
como a los caracteres definitorios de la posmoderni-
dad; incluso algunos dicen que por ser dicha posmo-
dernidad algo nuevo, también debiera incluirse en la
6 A veces da lugar a equívocos la confusión de la palabra
modzmidad,que alude a una concepción del hombre y de la histo-
modernidad, dado que la esenciade la modernida{g1
ria como la aquí expuesta, con la palabra modem.ización,como ndéstar melta nu.iu h;;^di.ió;\sino hacia toda no-
. ------------,* _..t
cuando se habla de modernización del Estado, de la educación, vedadfimportantes investigadores r1b aceptan esto úl-
de la atención médica, y que alude a aprovechar del mejor mod<r -
posible los recursos que el avance de la ciencia, de las comunica- ti-oai.t embargo, y aseguran Por el contrario que lo
ciones, de las técnicas de todo orden, ponen en manos del hom- posmoderno tiene individualidad propia hasta el ex-
bre, eludiendo trabas burocráticas, y haciendo, en suma, más tremo de que habría sido el contrapunto de la moder-
t'xpedita la satisfacciónde las necesidadeshabituales, sin esperasy
tr'¿i¡nitesinnecesarios;se busca en el fondo un quehacer más grato nidad a lo largo de toda su historia. Contrapuntos dt'
y t.fi<':rz<lt.ntrocle lo posible. dicho tipo serían, por ejemplo, el romanti<'istrto,t'l

'lr I
:tr{
T

nihilismo nietzscheano,el estalinismo, el nazismo; es- nas par cialidades de cuaut o ( ) ( 't lllt '. 1, . ¡ t t t t t 't 'l'¡ r lr r 'r l r
tos últimos en cuanto no fueron expresión de la libre l a r ealidad, a f r n de CO ger la ent cl'it , il ( lu( '. ¡ l¡ ¡ ¡ l¡ , ¡ ¡ ¡ ¡ ilr
voluntad de los pueblos o no respetaron la autonomía hace un inst ant e, t an t í pica de la t t l<l<lt 't t t t t l't r l. lt "t

I de las personas,sino que fueron coaccionesheteróno- tampoco despierta interés.


En homenuja u la brevedad, apuntarelll()s ('rr s('
mas comandadas por ideologizados grypoq de poder,
I lo que no cabe en la mentalidad de un moderno. guida sólo a algunos caracteresmás o menos dt:lirritr¡

I No obstante, para la mayoría de los teóricos de la


posmodernidad, ésta,como señalamos,habría empeza-
do en décadas recientes y no se caracterizaría por ser
rios de la posmodernidad; los enumeraremos al itz':tt'
Ellos son:
ü p¿t¿ida de ügencia de las ideologías' de los
algo nuevo, en cuyo caso sería otra vez modernidad; metarrelatos y de todo interés pbr lo teórico, por kr

liI sería algo completamente distint-o, palabra esta última


en la cual se pone el acento. Se supone que la posmo-
clernidad habría aparecido tal vez por fatiga luego de
tx's siglos de incesantes transformaciones cada vez más
:rcr'lt:r¿rdas sobre todo en unas cienciasy un arte que, a
ajeno a la utilidad inmediata. t-- -* - '-

b) La realidad para el posmoderno ha dejado clc


ser un valor de uso, cuyo descubrimiento, contempla-
ción y manejo enriquece la vida de los hombres, parzr
convertirse en mero valor de cambio, similar al dinc-
p('s:u'<lt:lo positivamenteasombrosode sus resultados,

I
rg', el'nalgo que vale en la medida que pueda ser c¿Itrr-
en cl linl<lo no han hecho más feliz a nadie ni han
piadO polotra cosa. Los términos valor de uso y vrtlor'
mejora<lo la conducta humana como lo muestra la se-
de cambio son empleados por los posmodernos t'rtsi
rie de horrorcs sucesivosa partir de la Primera Guerra
en el mismo sentido de Marx. Al respecto, f'yotrtt'<|,

lt Mundial, la violt:ncia reinantc en las ciudades,el terro- "l"l


uno de los estudiososde la posmodernidad, dict::
rismo, la cornrpci<in política, el caótico relativismo éti-
antiguo principio de que la adquisición del s¿tlrt'r't's
co. Se habría perdido entoncesel deseo de ahondar en
indisociable de la formación (Bildung) del espírittr, t'

tl la realidad del hombre como ser indiüdual y social, se


miraría con escepticismo la fe en la razón, propia de
los siglos XVIII, XIX y XX,y no habría, por lo mismo,
incluso de la persona, cae y caerátodavía más en tlt:stt-
so... Deja de ser en sí mismo su propio fin, pierclc stt

lt
'valor de uso"'.7
voluntad alguna para darse explicaciones sobre la tota-
lirlir<lrk: l¿rrcalidad y su sentido, para favorecer la apa-
r icirilr <k' <¡lr<¡sme tarrelatos o de nuevas vanguardias
crr r'l :rrt<.¡¡ r.rrl;rs<'olr<'t'¡r<'iones filosóficas;en lugar de 7 Lyotard, ( l i l r '<l r :r ' l \l ;r r l ri r l
J.F. L a co n d ,i ci ó nfn .vn o d r n r u ' I'l tl .
r 'l l n, s.lo sr' ¡rr.rrilrirí:r ;rlrol'irl:r ¡ros ib ilic la d
de v e r a p e - 19 89,pp. lG l7.

It¡
ARMANDOROA i l . ! l l t i l r I I ' r rt ¡| i l l t l l l rl l t t l l

c) En la ética, preocupa sólo la casuística,resolver f) Poco respeto Fgr,.lavida ert sí, l¡t rtt.rl r',¡nn rl
en acuerdo al buen sentido o a la opinión mayoritaria mira como sagrada,sino más bie¡ b:tjo t'l :ts¡rcrll rlt'
cualquier situación concreta,,rdej.ando $g lado el aná=l!¡!s proporcionar agradosy placergs,Ira vida ltttl¡r:nt;tr'.tlr'
de principios o teorías.8" pero dc rtirrl¡rrrr
et.lgg1gda5.lAq poltelones sólo si tiene calidad d.,ff:g"?*A
{ sin necesidad de justificarlas con rigor racional, y no modo vale incondicionalmente; de aquí el postttlirtkr
por respeto al pluralismo, sino porque en cierto modo ético de la calidad de vida defendido por la posm()-
jg¡.¡aLy es cuestión de dernidad, que sustituye a la sacralidad de la vida, pro-
__p3l-eriera-que-+edo*da ry_erp
agrado o de liberalidad decidirsefólGsto6 Élro. En pio de la modernidad y de épocas anteriores. Un
otras palabras, no se trata de un pluralismo en que investigador de este momento como Singer, ha dicho,
cada conducta ética buscajustificarseen principios, sino por ejemplo, que la vida de un cerdo sano es mucho
de un relativismo cambiante y sin coherencia en la más respetable que la de un niño con Enfermedad
conducta adoptada para las diferentes situaciones; sólo de Down.
itrUg_+l*t9 que es más cómodo en cada una de ellas. Se
Una actitud que asombra y que sin embargo
p"ti?á n"niár de "éticas'
ad-ií<ililTró",-
¿"r,i'adasa
aparece natural, es una especie de paso desde la ética
resolver sólo el caso indiüdual.
de los deberes ala ética de los derechos en los últimos
d ) Bú sq ueda primaria de lo h e d ó n ic o , s in veinte años. La ética siempre fue una disciplina ocupada
sacrificarse en ahondar las situaciones a la üsta y sin del deber ser, o sea, la*qge discernía entre lo que se
considerar las consecuenciasremotas de lo que se hace. quiere y-se puede hacer, y-a su vez, lo que cabe hacer
Entrega abierta pói ló- mi"srno'atrorrsumismo en cuanto sin evadirse de lo correcto. La ética del deber fue, por
entretenida fuente de phiér sin problemas. En este ejemplo, la ética clásica de Kant, la del impcrativo
a spe cto, e l v ivir al crédito sustitu y e la a n t e rio r categórico, y esto de que el hombre rinda culto al dcbcr
mentalidad moderna de privilegiar el ahorro. por sobre el culto al querer y al poder le llcvó a decir
que la belleza del orden moral sólo podía compararse
e) Percepción de la realidad en superficiei donde
\.--_.-_:._--._ con la del cielo estrellado en una noche serena. Sin
el límite de todo aparece difuminado, sin qudpreocu-
embargo,-tal ética kantiana, que sería uno de los ejes
pe demasiado la precisión de áreas de conocimienro,
dinámicos de la modernidad, y lo mismo cualquier otro
de profundización o de acción. No interesan ya con-
tipo de ética de los deberes, sería la que hoy aparece
cepciones globales sobre qué es el hombre o el mun-
como simplemente anacrónica.
do, del tipo de las de Leibniz, Kant, Hegel o Freud.

I :,1 t:t
ARMANDO ROA

,t

Al decir de G. Lipovetsky,8que ha tratado esto con tnoralidad;ellaL cualse dejaríadc l:rrlol.t rl¡r.n',r,,nrlt
detalle, estaríamosen los tiempos de la ética posdeber. 'losgrandésprincipiosen que se fundanr('nl:rurr.rrrr,,¡,rl
ti
En efecto, en todas partes se habla de derechos y se llegaría a un acuerdo en la regul:tt'irirrrlr' l.r.
humanos, derecho al manejo del propio cuerpo, costumbres y también de las acciones prol'csioturlcs,
derecho a gozar cle la inclividrralidaclsexual que se como las médicas por ejemplo, a base más bien <lc tur
IX)s('(',sr'¿rltolrr<¡<l lt<'lt'r'r¡s<'xrr:rl, rk:ru:choa crear vida mero consenso;a esto se lo llama eticidad. Así, si tros
l l tu r u r n :r¡ r or r'í:rslrrtillt'i:rlcs,
tlt'r't'r'lro
a < lis p o n c rd e lo s pusiéramos en el punto de vista de la ética de Kant, y al
<irglrrosrlt'l cirrl¿ivt:¡', (:l(:.Sc rccl¿ttnasi se vuluera el contrario de lo que Kant quería, se le estaría dando
rrr:ispccluciro de los derechos, y de hecho suena mal preferencia en el actuar a los imperativos hipotéticos y
hacerle presente a alguien susdeberes.Se podría pensar no a los categóricos.
q u e to d o derecho involucra un d e b e r, p e ro la
'fiüsmoaernidad maxirniza los derechojlry en cambio B) I-u meta de la existencia no es su realización
heroica, buena o feliz, sino, como lo afirma el filósofo
tiene una mirada benévola, comprensiva, silenciosa,
norteamericano Rorty, su triüalización,fu' hg-gl:1i,
para las evasiones de deberes, Parece curioso sin
problemas, el dejar transcurrir el tiempo sin mayores
Tmbargo que la situación engenárada por este paso a
preocupaciones.
la ética del posdeber, no haya provocado un caos en la
vida social, como sería lo esperado;da la impresión de h) La clásica diferencia sujeto-objeto, típica de la
que una especie de percepción sutil ha detenido esta modernidad, se esfuma: no hay ya un sujeto, el invcsti-
corriente antes de extremizarse, lo que haría pensar gador, que como observador imparcial estudia su objt'
que la ética de los deberes, tan debilitada, aun sin to, sino que, sobre todo en las tecnociencias,kr t¡ttt'
nombrársela y desde la sombra, siguiera, pese a todo, correspondería antiguamente al objeto se vttt:lvt' :t<'ti-
conteniendo los desbordesde los derechos dentro de vamente sobre el sujeto, lo modifica y lo cambi¿r.Fln las
límites aun tolerables. técnicasmodernas de máquinas -ferrocitrril, ¿tviat'ion-
l ttr r t_

I Esta etapa en que nos encontraríamos es la,que el hombre adquiere dominio sobrc la naturaleza y la
algünos autores llaman la etapa de'la eticidad sin ÉSáA ,., g.rrto'; .n cambio, en las técnicas posmoder-
e
\- - - - ...-¡-.-

nas,gn,!a aplriclón de la ilfgrmática,O.lu_:_.]31:lól,


etc.,;el supuestoobjeto creado se vuelve sobre el sujeto
E Lipovetsky, G. El crepúsculodel deber.La ética indolora de los ,'creador y lo influye p-o¡_$.93tro;recreándolo en cierto .
n.un)ostiemposd¿moctáticos,Trad. Juana Bignozzi, Ed. Anagrama, modo. Los progresos de la informática, de la televi-
B ar c c lona, 19 9 4 . sión, cambian las conductas,los modos de pensar,los

tl li'
ARMANDO ROA M( )l)1. l{NlIr.\l } \ l'il'¡rrlil| rl lil ¡ll | \lI

proyectos,sin que en un cierto instante se pueda decir, en cambio, una serie de factores, entre otros l:t lísitrt
frente a una mAncr¿rcle ver la realidad, cuánto perte- cuántica. la sociedad industrial avanzada.la informáti-
nece al honrbrt: y crriinto a las tecnologías,y ello hasta ca, ha llevado a debi_ligl la 11ggu_amacicez de lo obje-
cn cl rn<lrlotk'<'orr<'<:bir-al lnundo y al hombre mismo; tivo y aElminuir al extremo la distancia entre dicha
¡rol' t:jt:rrr¡rlo,t:ll cl influjo dc la cibernética
¡rií'rrscsr', realidad y la realidad fantaseada, y así a la fantasía le
crr t'l nlorl<¡rlt: conr:cbir cl sistemanervioso y al revés, ha sido más fácil impregnarlo todo, constituyéndose
cn lit ¿rcciírnde este mismo sistemanervioso en el modo ello en una de las caracterizacionesde la posmoderni-
rlc r:oncebir la cibernética. En el fondo. resulta difrcilí- dad;rse asiste así a una especie de-Fseriza-Eiénide la
-: -'-"' * I -*'s''
simo distinguir en un momento dado quien es sujeto y vidar
quien es objeto. De ahí que, de acuerdo con Lyotard,
Por otra parte, la realidad que manejaba la mo-
pudiéramos decir que el sujeto se ha hecho inmanente
de rn idad ;/ef siempre la más novedo¡1 ñ':sii¿bg
al objeto, siendo difícil distinguir uno y otro, pues de . -W
en ese momento las diversasdisciplinas científicas y el
repente es el sujeto el que cabalga al objeto y lo dirige,
estado cultural histórico de Occidente, suponiéndose
y de repente es el objeto el que cabalga al sujeto y lo
etnocéntricamente, como ya lo dijimos, que ésa era la
maneja, como se ve en los ejemplos citados.
verdad. El siglo XX ha mostrado sin embargo la relati-
i) Con la progresiva desaparición del binomio su- vidad de las creencias de esa cultura, pues, pese a la
jeto-objeto, típico de la modernidad, que partía de la masificación de las comunicaciones. las verdades de
base de que el objeto de investigación era una realidad otras culturas y de los diversos gmpos étnicos, incluso
con su propia identidad maciza, dicha realidad empie- en la misma Europa, mostraron una pluralidad de rea-
za a volatilizarse, a perder sus contornos, a no distin- lidades; al mismo tiempo se üo qge los mundos cultu-
guirse claramente incluso de las realidades creadaspor ralés europeo_seran diversos en sus diferentes épocas y
la imaginación que son las propias del arte y de la con su propio contenido, todos ellos igualmente verda-
-.F.--.. - \^
poesía.;i\ntes el arte y4' la poesíalde vanguardia preten- deros y reales. De ahí que el arte posmoderno, a dife-
'. L- -' - ^ -!.-_----J
dían, por ejemplo, distorsionar al máximo los objetos rencia del arte moderno y de todos los anteriores, tenga
de la realidad cotidiana, para tener el privilegio de hoy como característica para validarse estéticamente el
crear, al lado de las cosasdel mundo estudiadaspor la mostrar en lo íntimo un pluralismo histórico, o sea,
ciencia o utilizadas en la vida diaria. otra realidad obra algo que al verlo pong?.-e.n..cqntactoef á-spqltu áét i
de la pura fantasía y que sin embargo fuera tan recia -"ióbservadór
con las diversas realidades que han cons-
conl() lir primera para mostrar así su poderío. Ahora, - mridó loihombres a través del tiempo. De este modo

' lt; t7
l\lr llll ltfrllr \lr I l'l l¡rlt llll i.rllllll
ARMANDO ROA

la pintura y solllc torlr¡ lit itrc¡uitectura procuran ahora Pendereckiha dicho que usatllosvit'i;tslotttt,tt¡t,ttrl
reconslnrir unlr vt'r'<lir<lhistorizada plural de lo real, y crear nueva música.Picasso,vanguartlisl:tIt(¡t t'tt t'l¡'tt
no lrrorrolíticl, <:onro lo pretendían los clásicos y los cia, que cambió muchas veces sus propios tt¡ttt¡tl'r
v:rrrgrr:rrrlislrrs,lircsen cubistas, dadaístas o surrealistas. artísticos, es sin embargo una transición a la ¡rostttrr
l,)slocs ¡nuy n()tori5¡ 1¿¿¡qrrifectura posmoderna, en dernidad cuando afirma "que el arte no evoluciona,-st'
ren
lo fundónal y se
l¡¡ r'rr:rl sc priülegiaflo _es-térieolsobre traslada, el arte no va siendo, es, el áité egipcio es tan
nrcz<:lanen un mismo edificio estilos diversos tanto de iüéu" nóy."mo ayer". La posmodernidad procura mos-
t:¡rocaspasadascomo contemporáneas, historizándose trar así que el ser se configura de infinitas maneras a
así a fondo y mostrando lo relativo de la verdad de esos través del tiempo, no pudiendo la nueva configuración
estilos o también que en cada uno de ellos -clásico, sustituir a la anterior, pues la anterior puede ser tan
gótico, barroco, moderno- se expresó una recia con- perfecta o valiosa como ella.
cepción del mundo que no es reemplazable ni supera-
ble por la otra.

En la poesía, dos grandes poetas, Ezra Pound y


T.S. Eliot, incluyen en sus poemas versos de poetas
de distintas épocas y culturas; Pound suponía que lo
escrito por un poeta en otras épocas, no se podría
escribir mejor hoy y en consecuencia incluía en sus
poemas voces como las de Homero, Dante, los trova-
dores medievales, junto a la suya propia; hay en el
fondo, decía, contemporaneidad de todas las edades
y la obra de arte puede encontrar un lenguaje co-
mún en altura con el de sus predecesores siempre
que los presente simultáneamente. No se trata aquí
de una mera intertextualidad, recurso usado con cierta
frecuencia por los poetas, sino de un romper con la
creencia de que lo actual agrega siempre calidad a lo
precedente.

.lfl l1)
POSMODERNII)AI)
YTECNOLOGIA .'.1,Irr lt,

l!Y'" ," '


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K
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muestra
l3r _p-gsmoagrni{1$ un vital interés por la
,E_cq-o_!gggJgo:@tospragnáti-cos,3[
envolverlor!en ju,qlifiCpciones
teófc3s,,en teorías
filosóficas. I-t..1es$.. aliüa cadavez más la carga de la
vida y le da un agrado mientras dura, aunque el fin
último de la üda fuese la nada, como, en cierta manera,
lo piensa el nihilismo actual. En ese sentido, hay interés
por la ciencia en cuanto favorece a la técnica. La ciencia
deja, sin embargo, de ser mirada como liberadora del
hombre, para convertirse en fuente de productiüdad y
consumo.
El interés por la tecnología e incluso por la ciencia,
que es algo preponderante en el posmoderno, se.justifica,
como ya se dijo, en cuanto ellas dan origen a bienes que
facilitan una vida placentera e intrascendente, y porque,
según se cree, eximen de compromisos con verdádesáb
solutas, con metarrelatos a los cuales de otro modo se
estaría obligado a adherir. Como se sabe, la ciencia no
atrapa la realidad en sí, sino una realidad mostrada en
acuerdo a un sistema conceptual de referencia, realidad
que puede convertirse en otra si dichos sistemascambian.
Por lo mismo, el posmoderno en ningún caso verá en la

5l
ARMANDO ROA

ciencia algo redcntor <lt'l llrxnlrrt:, (:()rllo pcns<iel siglo XIX cada una de las cuales trata de abarcar lo qtrt: sltl)()rr('
y en gencr¿rllorla lir nrrxk'r'ni<lir<1,
sirro :rlgo titil, fuente de se ha escapado a las anteriores; recordemos sólo t'tt
<k' rrn:r vi<l:rclr<litvt:z ln¿is atractiva y
técni<::rs<'l't'lr<klr':rs O c c id e n t e l a s e r i e d e i d e a s q u e v a n d e s d e l o s
rI t'r':r.
¡rlir<'r'r presocráticos, Platón y Aristóteles, hasta Kant, Hegel,
(-)rriziissi vlrlglr l:r Nietzsche, sin poder eütar todavía la angustia de ver
¡x'rr:r l)r'('fllurt:rrsc<le dónde vie-
n(' ('ri:l scrlrrct'i<ilrrlt:l llr¡¡lrbrc por la técnica, hasta el que el ser y el destino humano es aun más profundo
('xtr'('nro<k' ocrrll:rrlc o desinteresarle todo otro tipo de que las más profundas intelecciones de filósofos y
lx'n('lrat:irin hacia la verdad de lo real. Es cierto que científicos.
¡rcrsiste también el interés por la poesía o el arte, pero La tecnología, a diferencia de ese mundo pétreo,
Lal vez porque ello es, como la _técnicp, una manifesta- tiene la ventaja, como lo han señalado algunos autores,
'¿ión del poder de crear del hombrq; una recreación de constituir al hombre en el creador de un nuevo
h-umána dEl rpundo, un poder personal de conducirlo
r
) mundo, del mundo en que se mueve, de facilitarle por
-BJIbq{.- I
It
desde lo friüal al encantamiento. l, lo tanto su comprensión, por ser él mismo el que lo
L
El hombre siempre ha sido técnicol ha aprovecha- construye, y de mostrarle hacia adelante perspectivas
do lo que la realidad a la mano le proporciona para inacabables de nuev3: c{giLcionescon la esperanza de
élaborarlo=y convertirlo en un útil que le permite ma- ser algún día feliz. fCo-o él es ahora el dueño del
nejar mejor dicha realidad; pero antes se trataba de universo que va inuéñlfilo, desaparece toda angustia
una técnica artesanal, que de ningún modo ocultaba, y por penetrar un mundo que él no ha hecho, como
menos reemplazabao mutaba, a ese ente macizo, a ese ocurría-qntes de la era tecnológicu.fCo.t el mundo tc'c-
universo impresionante con que se encuentra el hom- /iÍólógico/se reemplaza el anterior ihundo ontolrigit:o,
bre al venir al mundo. ¡ que deja de interesar por las razones ya dadas. litr t:st:
La técnica actual, al contrario, está penetrada por I sentido, tiene razón Heidegger, cuando dicc qtrt: la
la ciencia, enraíza en la ciencia, y es algo abiertamente tecnología es el nuevo modo de mirar l:t rt:¿tlid¿tcl, o
diverso de aquella técnica artesanal. Pudiéramos decir también, que ella oculta, en cuant() hace innecesaria,
que el hombre de otras épocas, para descifrar en parte toda intuición del ser en cuanto ser, y que si el hom-
su destino, debíalntéli$ip, de la manera que fuese, su bre, en fin, quisiera recobrar la límpida visión de la
-del
pr o p ia r e a lidad j-1á mundo; e llo re s u lt ó lo mirada para capturar de frente el antiguo ser con que
suficientemente costoso como para que se dieran la se encontraba al llegar al mundo, sería preciso volver a
serie de interpretacionesque configuran las numerosas enraizarse en esa mirada transparente de los presocrá-
escuelasfilosóficaspropuestasa kr largo rlt: lit llistol'i¿r, I ir'os.

t!
I

EL HORIZONT'I.]
El hombre tecnolósico no está preocupado en el
''
2:' .
DE LAPOSMODERNIDAI)
pensar en sí, sino <'n cl haceri En este hacer ha llegado
nada lrr<,'()s(1.(, n ..r.o.rtruiié con lo más básicode su
<'.rstitrr<'iri'lli.lógica,su genoma,lo que le hace creer,
('()lr ull¿r rrlczcla de alborozo y miedo, que puede
lr':lsl,.t.:rrsea sí mismo, convertirseen algo muy vecino
;r lit ¡rcrfección,cosa a la cual no lo llevaba,por cierto,
scgún a él le parece, la definición venida de ese viejo
rnundo ontológico a que hacíamos alusión, y que lo La posmodernidad es un movimiento surgido al azar
situaba en la jerarquía de los seres,sólo como ,,animal espontáneamentey en ningún casoyeqido de grandes
racional". teóricos como los propulsores de la modernidad a los
que ya hicimos referencia. Las obras de pensadores
*t
-^
| :., )"
que se ocupan de la posmodernidad tratar' de definirla,
,. t.i.. '-
interpretarla, diferenciarla, pero no son sus propulsoras
tampoco sus creadoras. Los intentos de algunos de
,') : derivarla de la filosofía de Nietzsche, de Heidegger y
irr -
de Wittgenstein son muy discutibles. Los posmodernos
no andan tras la trascendenciaespiritual, la comunión
con la nattraleza o la búsqueda del reino milenario,
como los hippies que eran todavía modernos, sin<r
que deambulan por las superficies,sin interés eslorzir<kr
por encontrar ideas globales recias respecto al ckrstino
último, ni siquiera el de ellos mismos. Un¿rli'irst' ¡ro¡xrlar
que se ha hecho clásica entre nosotros <l:r rrn:r irlc¿r
bastante aproximada de lo que pudiera scr lo posmo-
derno: "¡No estoy ahí con nada; no pesco nada, nada
me toca, no estoy ni ahí!"
Problemas bioéticos como el uso de tejidos de em-
briones, la fertilización asistida, la manipulación del
senoma humano, su clonación y el hecho de que ello

5l-¡
I

ttn¿r
ocurrar no provecan una necesidad de definirse ante Queda a la vista que, siendo lo posmoderno
, el destino del hombie, sino más bien desengañande la especie de estado de alma, un desencanto con la lrl<>
dignidad del hombre defendida antes por la moderni- dernidad, y no una doctrina filosófica, una ideología'
dad, pues ahora todo e-sposible, desde luego crear un metarrelato, lo único que no pueda desengañar a
a repetición en cualquier laboratorioiya no esa alma sea el placer sexual, pues se muestra con una
,_fo¡lbres
evidencia inmediata y no ata a ningún esfuerzo; inclu-
,r!ay.l{neas demarcatorias entre el bien y el maf,,y las
-"decisione-sse toman en acuerdo a lo que convien\; así so para dejarlo en estado puro se lo desliga del afecto y
lo sagrado de la üda humana no aparece por ninguna del amor, que no son con cierta frecuencia sentimien-
parte, y en ese sentido tres siglos de denodados esfuer- tos absolutamente perdurables y pueden conducir a
zos filosóficos, científicos, artísticos por descubrir los nuevos desengaños; de este modo, Para usar la deno-
minación de Lipovesky,n se convierte, al igual de las
;tgsgro: íntimos de la razón y la libertad,^óq hecho no
han conducido a nada según los posmodernos. Aún comidas de los restoranes' en un "sexo ala cartz"' Como
más, el hombre, como lo muestra el aborto, el comer- el sexo resulta más esplendoroso cuanto más joven y
cio de embriones y el convertir el cuerpo en mera bello es el cuerpQ -en lo cual se coincide curiosamente
fuente de órganos para trasplantes, se vuelve un pro- con la modernidad-, se hace preciso esmerarse en su
ducto de desecho como cualquier otro. De ahí deriva cuidado; un cuerpo joven y hermoso en cuanto fuente
casi naturalmente el que no valga.la pena esfuerzo al- irremplazable de placeres, proporciona una autoesti-
guno por conquistar nada difícil, por vivir con altura, ma que no concede ningún otro bien espiritual' .
purTüfñi por lo que se resume en la frase ya 'tt Ahoiá, siéndo el placer sexual lo que, en medio
: "¡fno estoy ni ahí!'iNo se trata de un tedio aper- de una atmósfera nihilista, le da cierta consistencia y
plejantd-ante la éii3iend, como el de Baudelaire, uno atractivo a la üda dentro de su brevedad antes de que
de los propulsores de la era moderna, o de un pesimis- se hunda en la nada, privar a alguien de él resulta una
mo como el de Leopardi y Schopenhauer, que era un discriminación suma, igual o peor quizás que la discri-
contrapunto a fondo a la modernidad en auge, sino de minación de razas;Por eso' propio de algo posmoder-
un simple desengaño respecto a todo el hombre, hom- no es dar igualduá ¿. ¿"...ñ* á ñomosexuiles y*
, F,
brecuyaQgglf-_n_9_131d¡íalapenaproturidl@'. --lesbianaspara contraer matrimonio si eso les apetece y
De dicho desengañoviene el mirar con gran recelo
el etnocentrismo cultural occidental y el encontrar, en
cambio, que todas las culturas son igualmente valiosas gL ipovet sky, G . Lanadelaací o. Ensayosobr eelindiuidualism o

y que de todas se puede aprender, como ya dljimos. Ed. Anagrama, 5a ed., Barcelona, 1992'
conternporáneo.

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aun más para adoptar hiios, si ello les colrna lo placcn- ('()n(:opt()s
clínicosquc deben apuntar a indivi<lrr:tliz:tl
tero de la vida. Similares derechos deben tener los tra- un cuadro patológico tal como se está dando at¡trí y
vestistas y cuantos desean acomodar su sexo a la ahora en una persona determinada.
satisfacción completa de sus aspiraciones.De ahí la ne- A propósito del placer como delimitador de una
cesidad de no considerar trastorno patológico a la ho- auténtica realidad, es útil recordar que es üsto por el
mosexualidad, de ver en su antigua ubicación entre las posmodernismo como un fin no exigido de mayor
anormalidades un mero prejuicio sociológico, pues,üsta explicación, pues cualquiera io üve de inmediato y es
la relación homosexual como un puro placer, no hay su testigo; en cambio el placer en la época moderna,
mayor diferencia con la heterosexual, que también es incluso en Freud, era üsto como un astuto medio que
mirada como un puro placer. En la pérdida de las disponía la naturaleza p^rv incitar a la acción y así
calidades que indiüdualizan la realidad, en este caso real\zar a cabalidad la esencia e incluso la indiüdualidad
de lo propio y diferente de lo homo y de lo herero- de cada ser. Se trata pues de un hedonismo que no
sexual, se llega al extremo de que las nuevas Clasifica- tiene mucha similitud con el de edades anteriores; este
ciones Americanas de las Enfermedades Mentales, a hedonismo posmoderno propicia la venta libre de
partir ya del DSM III, DSM IIIR, y DSM fV, consideren drogas, argumentando que no hay motivo9 para privar
norln:rl la homosexualidad,pues ahí se cumple con su de un placer y aún más, que es la prohibición la
ordenacion :rl placer. Esta tendencia a borrar lo indivi- originante de consumos ex-cesivotpSTiS.l":,T, pues tóda
dual pnrpio dc c:rda realidad es por lo demás la ten- prohibición ¡brovoca atracción désinbdida sobre lo
dencia rlc ést:r y ()tras clasificacionespsiquiátricas prohibido.
actuales,las quc sc alicncn a lo genérico, a lo más
Quizás quepa resumir lo posmoderno en la célebre
común de los síntomas, sin acotarlo con la peculiari- frase de Marx que recuerda Marshall Berman, pero
dad con que se da en un cuadro patológico específico. que según Berman habría aterrorizado a los modernos,
En ello no se adaptan a lo exigidoaen rigor por la celosos de que :uÍt azar disolviera lo ya conseguido
ciencia y la clínica, sino a esa alma
{ropia de la posmo- mediante el gran poder del hombre; la frase de.Marx
dernidad que tiende a abarcar la{ situaciones, los he- ¿Todo lo sólido se desvanece en el aire'l, y a
dice:
cho s, l as r ealidades, en superfiicie , y n o c o n la nosotros nos parece que refleja la visión posmoderna.
profundidad que exige una verda{era ciencia, confun-
diendo así, en tales clasificacioneñ hmbién en las )- : c; " ¡ í ri-- ;'; ;
;
escalasde síntomas para hacer diagnósticos, conceptos C t, 1
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operativos valiosos para la investigación biológica con

,- '{'- ' ,, ,, .,i GU.¡€ . t L ¡' | , , '


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l{Nll) \l) \ l'( )\l\|ill)l l{till | \l I

Frente a tal desencantocon lo moderno. moderni- stt ittt:tgctrética. l,:t titit'lt t's llt
cr¡rrivlrk'it t'c(:()nstrttir
dad que a juicio de Max Weber ya habría desencanta- dc sí y del otro, lo que lleva a cada ltorrr-
rligrtifit:at:itin
do a su vez a toda la historia preüa, ¿qué urge hacer? lrrc a realizarselibremente a lo largo de la existencia,
Los descubrimientos físicos y biológicos del ayudado por todos los demás hombres. Esto, para que
siglo XX han puesto un poder inimaginable en manos no sea un mero deseo, sino una realidad, exige tras-
del hombre, encontrándolo casi sin recursos éticos para cender a las almas ajenas,ver lo conveniente para uno
manejarlo. La modernidad yahabía llegado a la insóli- y para ellas; sin embargo, modernidad y posmoderni
ta conclusión de que las decisiones dependen de los dad coinciden en la creencia casi supersticiosa en que
valores de cada uno, y éstos para la mayoría de los el hombre üve en la inmanencia, encerrado dentro de
autores son subjetivos y hasta meras emociones, como sí, incapacitado por sí mismo de trascender a los otros
afirmaba Wittgenstein. Pero hoy ni siquiera se habla, y menos a posiblesseressuPeriorescomo Dios. El hom-
como en la época de Kant, de autonomía ética que la bre no podría üslumbrar nada más allá de sus propios
voluntad humana descubre en el fondo de sí y cuyo límites, idea que comienza con Descartes.La ética tie-
ideal de conducta es el mismo para todos, sino de valo- ne que esforzarse entonces por libertar al hombre de
res con vigencia sólo para la propia persona y por lo las pesadasresponsabilidades que le puso la moderni-
tanto en extremo relativos. De ahí que el final del si- .dad y de la volatilización en que lo tiene la posmoder-
glo, al pasar de la modernidad a la posmodernidad, nidad. Es preciso construir,'una imagen humana más
nos encuentre con un vigoroso desarrollo de la ciencia censistente y cercana a su realidad, rescatando además .
I
y de la técnica, con la posibilidad incluso de hacer del y llevando adelante todo lo de positivo y creador que
hombre lo que se quiera a través del manejo del geno- en todos los órdenes han tenido la modernidad y la
mz, y sin embargo, con una escuálida presencia de la posmodernidad; ese es el legado tremendamente ur-
ética, en circunstancias de que sin una ética a la altura gente que el siglo XX deja a la concepción del hom-
de la ciencia, el hombre corre el serio riesgo de triüali- bre. Al mirar suslímites, al darse cuenta de los inmensos
zarse y perecer. Por eso personalidades notables afir- poderes que la ciencia y la tecnología ponen en su
man que este último decenio del siglo, o es el de la mano, al divisar la posibilidad de quedarse abatido en
resurrección de la ética o el hombre se conüerte. si- la soledad si todo esto no lo sabe usar con racionalidad
. guiendo a la posmodernidad, en algo arrinconado en ética, es muy posible que se apodere de su encomiable
s-.._--
iülñ..u superficiei--fig¡g
lfJlts--.
ri" ia.",iáudlLa
.. J
ética es el espíritu investigador esavirtud primordial, aquello que
fondo dinámico de la conciencia,su último fundamen- Aristóteles llamó prudencia y de la cual ha carecido
to; por eso, alcanzaruna imagen auténtica del hombre muchas vecesa lo largo de la historia.

(iI
AN(}USTIAY ANSIE,DAI)

Modernidad
y Posmodernidad

Pasamosahora a ilustrar la importancia del paso de la


modernidad ala posmodernidad con un problema an-
tropológico y médico concreto y de ütal importancia:
la desaparición de la angustia en el hombre posmoder-
no, y la presencia invasora, en cambio, de la ansiedad.
Y no se trata de un problema de interés exclusivamen-
te médico; importa a todo el que quiera comprender
el momento histórico, pues toca algo céntrico del ser
humano.
La angustia le es consubstantiva al hombre y lo ha
acompañado vivamente a lo largo de la historia; en
algunos momentos adquiere un aire sagrado, rompien-
do el curso de los tiempos, como en el Huerto de los
Olivos cuando en el rostro de Cristo brotan gotas de
sangre y el alma se le angustia hasta la muerte. La
angustia marca ahí uno de los aconteceresmáximos de
la congoja humana. Ese hecho nos ahorra enumerzlr'
los múltiples testimonios de situaciones angustios¿rs,l

bb!*-',"..-
l. llNlll,\1,\ l'l r"tlillrl larillrtll

veces iluminadoras, a veces enceguecedoras, ocurridas y que de un modo u otro cambia o cambiarii ¡r:rrrr
en múltiples ocasionesa todos los hombres y en todas siempre la existencia hasta entonces llevada, como
las épocas y de las que dan testimonio la literatura y la ocurre con la muerte de un ser muy querido, o con la
historia, situacionesque han sido siempre decisivaspara inminencia real o imaginada de la propia muerte. En
abrirle una senda al destino. tal sentido, la angustia nos testimonia, más allá de todas
Angustia y ansiedad son fenómenos casi similares, las teorías filosóficas, la individualidad real y autónoma
pero muestran ciertas diferencias curiosas, que hacen de los demás seres,y la consistencia tangible de nuestra
que una u otra traduzcan mejor lo íntimo del ser hu- propia individualidad. Cuando ella brota frente a la
mano en acuerdo a la manera como las tendencias muerte de otro, por más que nos diga que nosotros
culturales de cada época hacen sensible al hombre a persistimos como algo real ahí presente de cuerpo
los variados acaeceresque debe enfrentar. El hombre entero, aquel a quien queríamos ya no estará más; o, al
de hoy, según connotados pensadores,vendría salien- revés, cuando nos anuncia la inminencia de la propia
do de üna cultura {ue habría estado dinamizada pol muerte, nos hace claro que seremos ahora nosotros los
aquello llamado espíritu de la modernidad, y estaríaya que ya no gozaremos más de la presencia de los otros.
eñ algo abiertamente..distinto: la- posmo9eyidlq. A este modo, la angustia es un sentimiento que nos
..De
nuestro juicio, y aceptando tal división, en la moderni- lindiüdualiza e individualiza a los otró's)a los cuales
dad se hizo primariamente presente la Ugf¡s¡ia.-así éóhamos de menos, convirtiéndolos en yo, tú, ellos,
como en la posmodernidad parece más notoria la 4k justo por hacernos vivamente presente lo irreemplazable
siedad, reconociendo nuevamente que angustia y an- de cada uno o la mera sustitución mecánica de unos
siedad se diferencian apenas por matices, pero matices por otros. Esto ocurre tal vez de una manera aún más
que marcan¡xeferencias profundas del alma. fuerte e irrecusable que en la simple irnrpción del rostro
La-angustia,l como decíamos, es un sentimiento ajeno en nuestro yo íntimo, como intenta mostrarlo,
conríátural al hombre, que le acompaña en los más en su interesante teoría sobre la relación yo-tú, el
variados momentos de prosperidad o fracaso, de salud filósofo Emmanuel Levinas. Los demás sentimientos
o enfermedad,,y que se caractertza por úri -éstad-ódé,i' -alegría, tristeza, miedo- en cierto modo desperFrlano
---->1
linqtrietud
r _-_
ínti¡qa\de zozobra, de alerta, de expectación, masifican a la persona y son menos finos en su
I

tsé impotencia, de no ser a ratos dueño del gobierno capacidad selectivasobre la realidad.
de sí mismo ni de las cosas,de depender en parte del La angustia obliga también a tomar conciencia de
destino. La angustia viene cuando se es embar¡4ad<r la temporalidad. Al ver el pretérito como algo ido, se
por algo irremediable que ha sucedidoo prr<:dcsrrccrk'r', It' ailora <'¡se le detesta; en todo caso angustia la

(i.l (il-¡
ARMANDO ROA

imposibilidad de recuperarlo para gozarlo de nuevo o de la mejor manera a todo aquello de <¡rrt's(fln()\
llevarlo por otro camino; angustia a su vez el presente capacesen el curso de Ia vida según las posibilirl:rrk's
en cuanto se lo puede estar perdiendo o ganando, pero propias de cada edad y momento, pues lo ntrt'slro
sin seguridad de ser tan dueños de él como para posible de realizar y sin embargo no realizado quedar:i,
conducirlo sin contratiempos a aquello que se espera; por negligencia, para siempre en la nada, y lo que
angustia a ratos el futuro, pues no da certezaalguna de ahora ya será imposible, pero cuya posibilidad estuvo a
hasta dónde se dispondrá de é1. mano, angustia en extremo, pues, como dijo Heidegger,
Más allá de estasangustias connaturales al destino la angustia asoma apenas se diüsa la nada o lo que
-que el hombre puede ahogar de mil maneras, pudo ser y no fue. La relación, en este sentido, de la
innecesariasde recordar aquí, y que en el fondo le dan angustia con la culpa en cuanto experiencia de dolor
individualización y dinámica a la existencia diaria-, la íntimo ante cualquier mengua del ser propio, un tema
angustia es buscada como un lujo que proporciona imp or t a n t e q u e h a n d e s a r r o l l a d o K i e r k e g a a r d ,
sumo atractivo a lo cotidiano; así el niño, que goza con Heidegger y otros, no es objeto de lo aquí tratado.
los cuentos de aparecidos, vampiros y otros seres Tampoco lo es analizar la diferencia entre ese posible
terroríficos; el corredor de autos y otros deportes en origen del sentimiento de culpa, típicamente moderno,
que se expone la vida; el entregado a los juegos de y la otra posibilidad, también moderna, de ver ese
azar; todos sienten que la angustia experimentada en origen en el volver hacia la interioridad los impulsos
ese momento en que el futuro pende de un:hilo-.hac-e. agresivos de conquista propios del hombre primitiv<r
gozar e-n--segtrid*-ellaber -salido airoso y continuar que luchaba contra enemigos constantes, pero qut' l:r
siéñdo dueño del propio destino, y con una intensidad civilización en un momento dado hizo inútiles cn srr
que no da ninguna otra cosa.Todavía, frente a cualquier volcarse hacia afuera, dirigiéndolos entonccs lraci¿r
actividad importante -preparar una tesis, dictar una adentro; el hombre se remuerde aquí de su r:ob¿rrdí¿t,
clase, presentarse a un concurso- la angustia apremia de su vida cómoda en sociedad,de su blandura, dc su
al yo a no distraerse, a no perder el tiempo, a actuar abandono de la üda heroica, de su no realizarse a
con responsabilidad. Si el éxito o el fracaso no cabalidad combatiendo por adquirir pfedop-ini-g, y ése,
angustiasen, lo probable es que el grado de exigencia --'
óo,rnose,iáhé, és el pensarde*Nieti..tr.. ia culpa, en
que la persona se hace a sí misma se vea gobernado e l fo n d o , v e n d r í a d e l a u t o - c e r c e n a m i e n t o q u e
por la laxitud y se pierda la posibilidad de dar lo mejor. impondría la ciülización a la atmósfera libre en que le
Es la angustia,con su clara üsión de nuestrafinitrr<l gustaría moverse a esa voluntad de poder, esencia de
temporal, la que nos incita a darlt: t:xistr.lr<'i:r
t.x¡rlí<it:r lo humano -según Nietzsche- con lo cual el hombre se

( ; (; t i7
MO D ! : R N l l r\ l ) \ ' l \ )\ l \ l t )l )l l l N l l t \ l l
ARMANDO ROA

situaría por debajo de sí mismo; ello le duele, el dolor que es propia de cuadros febriles o somáticos.Nut:strr¡
es aquí también la pérdida de la individualidad problema no es, sin embargo, ocuparnos de este tipo
profunda, el ablandamiento del sujeto como constructor de ansiedad o angustia; a lo más podríamos decir que
de la historia. la angustia patológica, experimentada principalmente
llll srull:r,y volvicrr<kr¿rl:r :rngustia,es ella la que, como síntoma psíquico a la manera de las neurosis de
¿rlll¿rcr'¡'sc
rtolol'iirir¡llt:las pi'rdidas,los acrecentamien- angustia clásica, o esasvolcánicas angustias esquizofré-
los rt:alt:s,o l¿rsmeras posibilidades perdidas o gana- n ic a s , o c u r r e n c a d a v e z c o n m e n o s f r e c u e n c i a ,
<lirs,rla consistencia al ser individual, a las otras habiéndose incrementado en cambio las angustias so-
individualidades y a todo lo existente en general: en tal matiformes, que lógicamente se muestran de modo
sentido, como decíamos, es el origen más remoto de engañoso y solapado. Es difícil no ver en esto un influ-
las üvencias de yo, tít, nosotros; incluso, en cuanto sur- jo de lo histórico cultural en el modo de enfermar,
ge ante la expectativa de que uno de esos seres esté como lo muestra también la casi desaparición de los
presente o ausente, hace patente al amor, pues no ca- grandes delirios y de las abigarradas formas de aluci-
bría angustia ante la posible desaparición de algo o nar; así lo testimonian numerosos investigadores y
alguien que no importa nada, que no despierta el me- nosotros mismos ya lo hacíamos notar a comienzos de
nor interés. Lo supuestamente amado, y que sin em- la década del setenta.
bargo es incapaz de despertar angustia alguna al dejar Retomando nuestro hilo respecto a la trascenden-
de ser, pondría a la vista que tal amor nunca se dio. cia humana de la angustia normal, y en relación con la
Hemos hablado de la angustia normal; nosotros, historia de Occidente, vale la pena recordar que la
los psiquiatras, estamos acostumbrados a encontrarnos preocupación por su estudio acabado aparece con Kier-
más bien con su patología. La angustia se torna patoló- kegaard en la primera mitad del siglo XIX, en un
gica de múltiples maneras; lo es cuando en vez de momento de extremo auge de una modernidad cuyo
acrecentar la existencia la ensombrece, llenándola de esmero en marcar la diferencia sujeto-objeto era una
temores vanos y estériles, como en las neurosis de an- de sus aspiraciones máximas, y cuando, con Hegel, tal
siedad y las obsesivas,o bien inundándola de repente diferencia podía aparecer mediatizada por un proceso
con una sensación intensa de desagrado e impotencia dialéctico en el cual el sujeto, el indiüduo, da a vecesla
que expresa en vivencias y conductas peculiares, como impresión de ser sólo un tránsito dentro de dicho pro-
ocurre en los cuadros depresivos, en la esquizofrenia, ceso que evoluciona desde lo más ínfimo hasta el ser
en ciertos equivalentesepilépticos, en cuadros menta- absoluto, Dios. Kierkegaard aparece frente a Hegel, afir-
les orgánicoso en esa ansiedade inqtrictrrd corJror':rl mando lo irremplazable del sujeto indiüdual, gracias a

( ifl 69
ARMANDO ROA l{Nllr.\l) \ I'D'rl\ll rlrl l{f¡lll \lt

que pone de manifiesto la dinámica de la angustia. Esta Vattimo y otros, que Heidegger pttc<litt'ot¡sitlt't;ttst'
circunscribe a cada hombre a sí mismo, moviéndose tal f á c il m e n t e u n p o s m o d e r n o ; p o r e l c o l l t l t t i o , s t t
hombre, por decirlo así, a lo largo de la vida, a saltos denodado esfuerzopor mostrar los abismosdel st'r, rlr'
entre posibilidades e imposibilidades que lo pueden un ser sobrenadando en la nada y destinado a la rlittlrt,
llevar a crecer o a anularse, a salvarseo perderse, pero por sentir que la nueva era tecnológica nos impedir':i
sin que se avizore por ningún lado un tránsito dialécti- volver alguna vez a rnirar la realidad de dicho ser como
co seguro hacia la existenc\a feliz absoluta a la manera lo vieron los presocráticos o aún se diüsa en poetas
de Hegel o en seguida de Marx (donde lo individual se sumos (como lo son para él Hórderlin o Trakl), es tal
hunde en medio de la masificación total). vez el último de los modernos y el que anuncia con
Desde fines del siglo XIX, numerosos escritores y más claridad la disolución del hombre, lo posmoderno'
artistas -pienso, por ejemplo, en Strindberg y Edvard Es significativo, al respecto, que alguien fuertemente
Munch-, y numerosos pensadores, entre ellos uno tan influido por é1,como Emmanuel Levinas, trate todavía
significativo como Heidegger, conüerten la angustia de salvar el yo del sujeto con su tesis de la irrupción
<:rr lo céntrico de la existencia, y cada una de estas del rostro ajeno en medio de nuestro yo, lo que obliga
t'xislt:nciases de hecho un "ser-ahí" que se juega su al yo a convertirse en tú frente al yo representado por
¡ro<lt'r'st:r individualmente. Precisamentepara Heideg- dicho rostro, con lo cual la indiüdualidad de cada sujeto
ger, la arr¡;ustia,al ponernos a la vista que en lo más queda resguardada dentro de sí misma; esto es, a
recónclito <lc lluestro ser anida la muerte, y por lo tan- nuestro parecer, todavía mo.derno.
to que nuestra duración tiene un plazo a aprovechar, f-a pos--ode¡nidad, g93,o lo dijimos, no cree ('tr
es la que nos aparta de manera radical de aquello que estadivisión sujeto-objeto, desde luego porque y¿t n()
nos pierde en el mundo y nos sumerge en una inau- concibe la realidad con una estructura íntima t-cci:I,
tenticidad de espaldasa nosotros mismos, como lo prue- rnaciza, que va gradualmente haciéndose a sí tttisltta y
ba el hecho de pasárselo el hombre entregado a vanas mostrándose a lo largo de las épocas históricas, sino
habladurías, a estar pendiente de copiar lo que se dice que sólo concibe cuanto ocurre como una serie de
y lo que se hace, a satisfacersu insaciable afán de nove- eventos,cada ¡r1-ode los cuales,cumplido su papel, da
dades, de modo que puede llegar al final de su dura- l"g1l-.n! Bróximo. Según los pósmodernos, lo que
ción sin advertir que olvidó realizar, nada menos, óiéemos ver del mundo es una sucesirin de escenarios
aquello que su ser más profundo le pedía. mostrados por la tecnología y que van quedando
Porque centra la revelación de la verdad del ser r:ipidanrr:nte clbsoletosen la medida que el progreso
en la angustia, no creemos, contra lo expresado por inccsl¡rrlr'<k' lir tót'nicaacostumbrala mirada a esperar

70 7l
ARMANDO ROA

siempre lo que sigue, con la certeza de que será más Se comprende que este insólito modo de pcr<'ilrir
seductor y que su entretención, aunque figaz, durará el transcurso del tiempo, despojado ahora de srr
tanto como la técnica tarde en fabricar algo distinto y dimensión hacia adentro, haga, por decirlo así,
todavía más fascinante. Lo que queda atrás no tiene innecesaria la angustia en el sentido que le hemos
valor histórico, no es el proceso que activamente va venido dando, pues ya no hay nada que sea por
concibiendo lo nuevo, en el rico sentido que siempre naturaleza único e irrepetible y, en consecuencia,digno
le dimos a tal palabra, sino que es algo viejo, anacrónico, de ser añorado y vivido. Por el contrario, lo que
desechable; a lo más cabría retenerlo como pieza de desaparece en una era tecnológica está bien que
museo y asombrarse al compararlo con lo novedoso desaparezcapara abrir espacio a lo siguiente, que desde
del escenario tecnológico, pero en ningún caso es ya el punto de üsta de los afanes cotidianos siempre será
un pasado vivo del cual sigamos dependiendo, como sí mejor, pues la técnica, además de aliviarnos el trabajo,
lo era en el anterior concepto moderno de la historia. nos crea nuevas expectativas de dominio y gozo. El
Nuestro paso por el mundo es así ir participando en sentimiento que ahora surgirá en el horizonte, y
una serie de euentosto qra se suceden unos a otros a lo adquirirá cada vez más predominio,'será la ansiedad.
l a r go d e l tiempo, que pueden se r e n t re t e n id o s , La ansiedad normal es un desasosiegoíntimo ante la
displacenteros o absurdos,y que sólo tienen la delgadez necesidad de desprenderse rápidamente de la situación
de lo que su nombre dice: son un simple "eüw-[tl,pero en que se está, a fin de abordar la próxima, y ello en
cuyo atractivo, propio de los euentos,uno-de ninguna una larga ca+ena; o bien, el deseo vehemente de
manera se querría perder. Como se sabe, euentoes un alcanzar fg9, ,&Í-eftlo.Íñbre ar,títa en su üda diaria
acontecimiento o suceso imprevisto o de realización apresurado pól-TEñminar lo de ese momento para
' -i -
incierta o contingente. - emprender r
lo que siga.A ello se agrega-porque en un
mundo de eventos la imagen social que se muestra es
decisiva-el ansia por viajar, por tener automóvil último
lggdrl€t casa en la ciudad y en lugares de agrado,
l0 Repetimos aquí la palabra evento, conscientes de que ello
honores y cargos de figuración, estar en continuada
origina una reiteración, por su singular importancia para la pos- vigencia; en suma, el momento presente se desea
modernidad, que de alguna manera trata de dar a entender con despachar pronto para posesionarse del siguiente, ya
ello que los aconteceres históricos no tienen la profundidad que
sea por deber o por novedad, sin que haya verdadero
les atribuíamos en el sentido de significar una transformación en
el modo de ser del hombre, sino que apuntan casi a meros cam- gozo ten retener por un tiempo suficiente el instante
bios de escenariosen el transcurrir de la existencia. <¡rrcsc vive.

72 t3
ARMANDOROA MO D I I R N l l )/ \ l l \ ' l ' ( )\ l \ l t , l rl l t N l l | \ l I

La psiquiatría clásica casi identifica angustia y an- novedosos, todo lo cual se acentúa si más all¿i tlt. l¡r
siedad; ambas son estados de inquietud, de zozobra tecnología sólo se ve como destino último el hunclirse
frente a un peligro posible pero incierto; sólo que la en la nada.
angustia se alojaría más en los estratos corporales, pre- La ansiedad, y no la angustia, es lo que cabe como
sentándose,por ejemplo, como constricción pectoral, respuesta a esto; de ahí que el cambio de nombre de
taquicardia, dolores torácicos, etc.; la ansiedad se eü- los cuadros aquí aludidos se haya deslizado casi imper-
denciaríat en cambio, más en lo psíquico, como un ceptiblemente, como acabamos de decirlo, conforme
-sehtimientQ. Esta sutil diferencia, no significa, sin em- a los nuevos temores y esperanzasque mueven hoy al
bargo, que--rla angustia, junto a sus manifestaciones hombre, a lo que lo preocupa como destino.
corpóreas, no se muestre también en lo psíquico. Sin
embargo, llama la atención que lo conocido hasta hace
cuarenta años como neurosis de angustia (gran ata-
que de angustia, angustia somatizada) haya dejado
imperceptiblemente el paso a una nueva nomenclatu-
ra, y en los últimos decenios se hable de neurosis de
ansiedad, de estados de ansiedad, de ataques de páni-
co, y que el vocablo angustia se haya ido como
eclipsando lentamente. Suponer que esto sólo se debe
a que la palabra ansiedad no alude necesariamente a
compromisos somáticos, no parece suficiente: en cual-
quier cuadro ansioso suele haber manifestaciones de
ese tipo. Parecería, más bien, que al ponerse el acento
en la palabra ansiedad se privilegia el hecho de que
los pacientes temen por su futuro inmediato, como si
la incertidumbre por un posible peligro próximo fue-
se lo peor para un hombre como el posmoderno que
espgta-ma¡avillm-de-cada. a\¡arre€de la'tecnica y teme
;{
ehtonces ser privado de participar en el minuto si-
guiente en algo que seguirá poniendo en eüdencia el
poclerío humano para crear eventos incesantementt:

7l 75
EPILOGO

Hemos ejemplarizado en el capítulo precedente el


abismo que pareciera separar lo moderno de lo
posmoderno, mostrando la casi desaparición de un
sentimiento tan humano como la angustia y su
imperceptible reemplazo por el sentimiento de
ansiedad, lo cual es muy significativo, pues mientras el
primero arranca de la raíz de lo que en el lenguaje
clásico se ha llamado el principio de indiuiduación, el
segundo sólo atañe a la viüda fugacidad del tiempo, y
lal existir preocupado ry a veces desesperado- por
'éhcontiáise
siempre listó para no perderse al acontecer
que se avecina y así sucesivamente a lo largo de la
vida. No se busca, en el caso del posmoderno, que el
acontecer próximo tenga especialg¡asce-nde ncü, sino
que seadistinto del ahorq y por distinto entretenga
_sólo
o incluso fascine, aunque para aburrir luego, asomando
entonces otra yez la ansiedad por participar en lo que
sigue.
Podría ser de interés señalar otros cambios de la
patología que hablan por sí solos de cambio de edad
histórica (aunque nosotros no lo haremos), pues como
lo ha mostrado Michel Foucault. en obras discutibk's
V {tt¡ o ¡
ltt

M( )l )t,:R N t¡
l r' / /
tA t) \' t' (,s M(' t[,.]{ N l l rA l l
ARMANDO ROA

pero muy sugerentes, pocas cosas hay tan cruciales idure lo posmoderno, no se pensaráque todo vt:rrll<lt'¡'o
como la historia de la clínica, la historia de la sexuali- i cambio histórico en busca de mayor felicidad depcn<lt:
dad, y sobre todo la historia de la locura,il para dis- f d. ,rnu revolución.n-eU deln"^*F_*, con su
cernir el fondo que marca la diferencia entre las diversas L co.rsecü.ncia en el modo de percibi. y actüár sobre la
épocas, y ver, por ejemplo, cómo se ha construido realidad, sino "más sencillamente" en perseverar en el
pacientemente a lo largo de los siglos XVII y XVIII lo descubrimiento de nuevas tecnologías, nuevas riquezas
que llamamos la edad clásica, uno de-_9-yI.g1 logros materiales, que permitan una existencia cada vez más
sería lo que hoy designamos todavía /el hornfte,pero c ó mo d a , m á s l i b r e d e r i e s g o s , m á s f á c i l m e n t e
que, extinguida esa edad histórica q"Iió""#"figuró, predecible, aunque sea.mediante goces cada vez más
estaría condenado a desaparecer como una huella de {supemCñIQ .ffir-pasá¡919$más exigidos de estar
agua en la arena. tambiándójsüecdiéncloseunosa otros,y sobretodo,
Cualquiera sea nuestro juicio sobre las ideas de de estar.orrrorr,"-ente adviniendo sin admitir esperas
Foucault y su construcción de la imagen del hombre prolongadas, pues en tal caso surgiría de inmediato la
en los siglos XVII, XVIII y XIX, a partir en especial de ansiedad ante lo insoportable del aburrimiento.
la historia de la locura tal como se gesta en esostiempos, Es imposible predecir si estos tiempos posmoder-
es difícil no ver que ese hombre clásico, el de Descartes, nos, venidos de los extraordinarios avances de la tec-
Leibniz, Espinosa, Kant, Hegel, Marx, Darwin, Freud nología que le han dado súbitamente al hombre la
-el hombre de la modernidad-, es el que ahora se sensación de tener en sus manos un poder-
inimagina-
-\
; -" +;.^".-

desdibuja, "se superficializa", se fascina con la .-blc.d{!e r casi un $ios*sin le cesi9?d de aggbiarsg-ó-4,¡
;
tecnología, con la explotación de la tierra, con el ¡ inacabables -reflexioqeq {ng¡dis.iga$*o épistémológicas
--Que
'+* * - _ * -
lt

manejo de sumas increíbles de dinero, o sea, se nunca llegan a tierra firme, pueden prolongarse
constituye,*n,-pgflTggdln lo sucesivo,mientras por siglos o ser efímeros. Como toda época histórica,
tales tierppos son sólo una pregunta al destino del
t^
hombrefDiera, sin embargo, la impresión que ese cons-
I

tante esiar a la caza de eventos nuevos, agotafa por fin


ll En ninguna parte una época puede esforzarse más por y no condujera a una verdadera paz d,e almaf Por otra
definir para sí lo que es un hombre, que cuando procura trazar la parte, el nihilismo de fondo sólo tranqulizy'mientras
raya que diferencia lo que ella considera un hombre normal de no se piense en él y se constituya entonies en serio
otro con la mente trastornada; el intento de ver dónde puso esa
raya el hombre moderno, el hombre de la edad clásica, fue un problema. No deja de ser inquietante, a su vez, para
acierto de Foucault una perduración de esta nueva época, el que la fami-

7rl 79
ARMANDO R,OA

lia, institución básica en que se ha fundamentado la


historia de Occidente, y quizás si toda la historia, esté
en franco quebranto y que la necesidad de acudir a la
drogadicción para liberarse de la supuesta ventura de
los actuales tiempos sea cada vez más pereplgig_y
amenace los cimientos mismos de lo humalo{¡Podrá,
pdemás, perdurar una époci vuelta exclusivamente ha- t
afuera, que deja de lado el mirar también hacia el
,cia I
l; mundo interior del hombre, un mundo cuya existen- [
lr l --- \
cia lo diferencia radicalmente del animaf Difícil la I
li
J respuesta- época es un intento db acercarse
a resolver el misterio del hombre, y como ello no se
consigue, surgen desde lo profundo nuevos intentos;
la actual es otra posible respuesta y su éxito una in-
cógnita.

¡{(I

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