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adaptado a la imagen del ser humano y q ue a la v ez , alb erga una sorprendente b iodiv ersidad.
E l M editerráneo se caracteriz a por una enorme riq uez a b iológica con un elev ado grado de endemismos,
con especies emb lemáticas como la P osidonia, el C oral A naranjado o la F oca M onje. P ero el M editerráneo
es ecológicamente v ulnerab le, sob re todo deb ido a la presión humana. P or todo ello es imprescindib le la
protección de lugares de riq uez a natural y representativ os de ecosistemas mediterráneos.
D esde una perspectiv a amb iental, las z onas costeras andaluz as son ecosistemas particularmente v alio-
sos y desde una perspectiv a socioeconómica, una importante fuente de recursos. La R ed de E spacios
N aturales P rotegidos de A ndalucía incluy e un conjunto de Á reas M arinas y Litorales cuy a gestión unifica-
da pretende articularse a trav é s del P lan A ndaluz de Á reas M arinas P rotegidas q ue tiene como finalidad
estab lecer y gestionar un sistema de áreas marinas y litorales protegidas q ue contrib uy a a la conserv a-
ción de la b iodiv ersidad y la funcionalidad de los ecosistemas marinos regionales así como a la
preserv ación de los recursos marinos y el patrimonio cultural para lograr el desarrollo sostenib le del
litoral andaluz .
C on esta finalidad nace el presente trab ajo, dirigido a la sociedad en su conjunto, como herramienta div ul-
gativ a q ue permita adv ertir, mediante la ob serv ación detallada del entorno, camb ios en el ecosistema lito-
ral y en el paisaje q ue é ste configura, así como en la fauna y en la flora. S e trata de q ue la pob lación se
forme adecuadamente en la detección de procesos anómalos q ue puedan ser trascendentes, y se impli-
q ue en una red de v igilancia amb iental de los fondos mediterráneos y de su red de espacios protegidos.
INTRODUCCIÓN 11
ANTECEDENTES 15
índice
1.OBJETIVOS DE LA OBRA, ÁMBITO GEOGRÁFICO Y AVISO A LOS LECTORES (Ficha 1). 19
7.1. Fondosinal
ter
adosver
susper
turbados(Ficha 7). 55
7.2. Fondosinal
ter
adosysuident
if
icación(Ficha 8). 57
7.3. Fondosper
turbadosysuident
if
icación(Ficha 9). 61
7.4. Encl
avesver
tical
esyhor
izont
ales (Ficha 10). 65
7.5. Encl
avesinf
ral
apidí
col
asyconsecuenciasdesuinver
sión(Ficha 11). 69
7.6. Encl
avesinf
ral
apidí
col
asinal
ter
adosyper
turbados(Ficha 12). 71
7.7. Cuevasmar
inassumer
g idasysemisumer
g idas(Ficha 13). 73
7.8. ”
Blooms” al
gal
es(Ficha 14). 75
7.11. Suciedadinacept
abl
e(Ficha 17). 83
í n d i c e
8. ESPECIES TOLERANTES 85
8.3. Coral
lina el
ong a Ellis y Solander (Ficha 20).
at 91
8.6 . Bal
anophyl
lia regia Gosse (Ficha 23). 97
8.7 . Pent
apora f
asc is (Pallas) (Ficha 24).
ial 99
8.8 . Omal
osec osa (Linnaeus) (Ficha 25).
osa ramul 101
8.10. Bot
ryl
lus l
eachi Savigny (Ficha 27). 105
8.11. Synoicum bl
ochmanni (Heiden) (Ficha 28). 107
9.2 . Cyst
oseira usneoides (Linnaeus) Roberts (Ficha 30). 113
9.5. Lit
hophyl
lum byssoides (Lamarck) (Ficha 33). 119
9.6. Lit
hophyl
lum expansum Philippi (Ficha 34). 121
9.9. Act
inia equina Linnaeus (Ficha 37). 131
9.10. Lept
osammia pruv i Lacaze-
ot Duthiers (Ficha 38). 133
9.11. Ast
roides cal
yc aris (Pallas) (Ficha 39).
ul 135
í n d i c e
índice
9.14. Parazoanthus axinellae (Schmidt) (Ficha 42). 145
BIBLIOGRAFÍA 185
AGRADECIMIENTOS 191
ANTECEDENTES
16
17
18
1.- OBJETIVOS
DE L A OBRA,
Á M BITO
G EOG RÁ F ICO Y
AV I S O A L O S
L ECTORES
FICHA Nº 1
21
FICHA Nº 1
22
FICHA Nº 1
5 6
23
FICHA Nº 1
rentes que son, experimentan respuestas distintas según la variedad y naturaleza de las alteraciones, dependiendo de su sensi-
bilidad a las mismas. Ello también puede extrapolarse al nivel de individuo, lo que añade particular complejidad al tema. A com-
prender mejor esta última afirmación puede ayudar el caso de la especie humana, pues las personas pueden mostrar desigual
nivel de tolerancia a diferentes tipos de agresiones o responder de manera distinta a un similar tratamiento médico.
U n determinado contaminante, pues, a determinadas concentraciones y nivel de carga en el sistema, puede provocar alteracio-
nes significativas en unas especies (sensibles) y en otras no (tolerantes). Y estas últimas podrían ser, sin embargo, sensibles a
otros contaminantes y las primeras a éstos, tolerantes. Además, como ya se ha expuesto, también puede afectar de manera dife-
rente a individuos de una misma especie ya sean de similar edad o diferente (por ejemplo, juveniles o adultos). Es decir, la temá-
tica abordada es de una complejidad extrema y hay que intentar manejarla con la debida cautela y moderació n. Esta con-
tribución, pues, pretende fundamentalmente estimular la capacidad de observación de cuantos deseen implicarse en este tipo
de retos y compromisos, a sabiendas de que podrán diagnosticar evidencias o establecer conjeturas y supuestos probables que
deben asumirse con la prudencia y el sentido común que aconsejen las circunstancias.
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2.- ENFOQUE
METODOLÓGICO Y
RECOMENDACIONES
FICHA Nº 2
P or ejemplo, un proceso de pequeñ a pero persistente contaminació n en un área costera pudiera producir una inicial y casi imper-
ceptible afecció n, pero a medio o largo plaz o podría prov ocar un sev ero impacto ambiental, de repercusiones impredecibles. A l
principio só lo se intuiría que algo está pasando pero, con el transcurrir del tiempo, se adv ertirán probablemente claros cambios
en la estructura de la comunidad. F otografías de comparació n de un “antes” y un “despué s”, rev elarán incontestablemente la natu-
7 8
27
FICHA Nº 2
raleza y alcance de tales cambios. Las especies seleccionadas son, en general de un tamaño adecuado para ser reconocidas “in
situ”, de forma que el observador pueda advertir su presencia con relativa facilidad. Se ha evitado, por tanto, incorporar especies
de pequeño tamaño que imposibiliten o dificulten extremadamente su reconocimiento durante la inmersión.
E n este caso, se recomienda que el observador intente motivarse con el problema y confirmar sus sospechas en el menor tiempo
posible (una respuesta demasiado tardía podría ser contraproducente y contravenir el espíritu de la obra). Para ello se sugiere que
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FICHA Nº 2
el observador elija una zona concreta de su área habitual de buceo (por ejemplo, una pared vertical de un fondo rocoso) obser-
ve y fotografíe las especies que se describen si allí existieren (u otras que el observador piense que puedan reportar valiosa infor-
mación ambiental) y observar su evolución temporal. Si son especies sensibles y su presencia en los enclaves seleccionados para
su vigilancia es significativa, su completa desaparición en el tiempo podría estar relacionada con un proceso perturbador que
habría de investigarse. Si tal observación se extiende a varias especies, las conclusiones serán más robustas.
10 11
12
29
FICHA Nº 2
Otras recomendaciones básicas no obviadas más adelante pero que merecen una atención preferente, son: 1) No capturar orga-
nismos en la medida de lo posible (fots. 7 y 8 ); 2 ) No voltear piedras en la zona intermareal o infralitoral – pese a la información
ambiental que bajo ellas puede existir, explicada en esta guía- salvo que se considere muy importante hacerlo por falta de infor-
mación exterior; en cualquier caso, debe seguirse las recomendaciones expresadas en las fichas dedicadas a “enclaves infrala-
pidícolas” (fot. 8); 3 ) la observación detallada y periódica de los recubrimientos biológicos del fondo constituye el elemento clave
de un buen programa personal o colectivo -profesional o no- de vigilancia ambiental de la biota litoral (fot. 9); 4 ), el marcaje de
zonas de monitorización para su vigilancia periódica debe hacerse visualmente (mediante la asignación de puntos a atributos de
referencia) o con la ayuda de elementos que no deben causar daños en el ecosistema (cuadrículas de muestreo, pequeñas boyas,
gavillas metálicas, etc.) (fot. 10); y 5 ) es muy recomendable el uso de equipos sumergibles de fotografía digital (muy asequibles
de precio actualmente) o de vídeo. Así como de libretas plásticas para efectuar anotaciones “in situ” (fots. 10,11 y 12).
30
3.- UNOS
C ONOC IM IE NT OS
B Á SIC OS
FICHA Nº 3
L as tres fotog rafías expuestas ilustran la potencialidad espacial del medio marino, en
una b reve secuencia desde la superficie del ag ua h asta el fondo. S e advierte que la
may or frag ilidad amb iental sub y ace no en la columna de ag ua ni en la superficie de
é sta, sino en el suelo marino. L a interfase ag ua- aire (fot. 13) merece considerarse no 14
só lo porque en ella penetran usualmente las aves marinas (y a sea para sostenerse, y a
para alimentarse), sino porque es el escenario de vida de cetá ceos y tortug as marinas,
al depender é stos del oxíg eno del aire, proteg idos casi en su totalidad por la leg islació n
europea y otras disposiciones de á mb ito estatal o autonó mico.
L a columna de ag ua (fot. 14 ) tiene usualmente pocas especies (mó viles activas, como
los peces, o pasivas, como el plancton) que, sin emb arg o, suelen ser muy ab undantes.
E s la z ona marina por excelencia donde triunfan los tonos plateados de los peces y
la transparencia de otros much os de sus h ab itantes, como las medusas y org anismos
afines.
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FICHA Nº 3
D e las zonas anteriormente referidas, la que disfrutan los buceadores por excelencia es la infra litora l. En superficies iluminadas
de los niveles superiores, las algas son dominantes, protagonizando la mayor parte de la cobertura de los asentamientos bioló-
gicos. En la medida que descendemos hacia niveles más profundos y la luz disminuye, las algas declinan progresivamente en pro
de los animales, los cuales cada vez son más abundantes y ricos en especies. C omo consecuencia de ello, en los enclaves ilumi-
nados de aguas someras las formas erectas y masivas dominantes son algas (fot. 16 ), mientras que en las aguas más profundas
34
FICHA Nº 3
35
FICHA Nº 3
y altura (Sarcotragus spinosula, Crella elegans, Spongia officinalis) o corales masivos (Astroides calycularis) y especies coloniales
de porte erecto discreto (Myriapora truncata, O malosecosa ramulosa, Gymnangium montagui). El estrato 5 lo justifican especies
de morfología erecta de gran porte, como las gorgonias en general, sobre las cuales pueden existir frecuentes manifestaciones
de epibiosis. Asociados a los niveles 3,4 y 5 pueden vivir numerosas especies de pequeño tamaño por razones diversas (endo-
biosis, epibiosis, ocultamiento, alimentación) de ahí que los mismos constituyan, intrínsecamente, un factor de diversidad.
Fig. 2 17
36
4.- LA VIDA
B E N T Ó N IC A C O M O
ALIADA E N LA
VIG ILAN C IA DE LAS
AG U AS LIO R ALE S
FICHA Nº 4
39
FICHA Nº 4
los que viven fijos al sustrato (sésiles) durante toda su fase adulta, o aquellos que poseen movimientos muy lentos y son intrínse-
camente sedentarios, permanecen en el área afectada durante todo el tiempo y no tienen capacidad de eludir los cambios
ambientales que puedan acontecer en su hábitat (fot. 18). Por tanto, o sobreviven a tales cambios si ellos se produjeren, o se man-
tienen con evidentes señales de estrés y merma parcial de sus efectivos, o perecen en su totalidad desapareciendo del sistema.
Pueden actuar, por tanto, como “centinelas” permanentes del nivel de calidad ambiental de las aguas donde viven y contribuir
sobremanera a la vigilancia ambiental de las aguas litorales.
Al respecto, los grupos animales que más información reportan a la noble causa de vigilar ambientalmente nuestros fondos lito-
rales son las esponjas, los cnidarios bentónicos (antozoos e hidrozoos), las ascidias, y, en menor grado, los briozoos (fig . 3 ).
M oluscos y anélidos sésiles también pueden ayudar, así como otros organismos móviles que sean sedentarios, como los equino-
dermos y muchos crustáceos y peces. En otro contex to, las macroalgas fijadas a las rocas también coadyuvan a un adecuado
seguimiento de la evolución del ecosistema y de la evaluación de alteraciones que en éste pudieran producirse. En esta obra, de
carácter ex perimental por su gran singularidad y el ex traordinario reto que representa, hemos elegido un primer elenco de este
tipo de organismos que proveen de importante información ambiental, con inclusión de algunas especies de peces que pueden
considerarse nectobentónicas.
En los fondos blandos ex isten organismos que viven dentro (endobentónicos) o sobre él (epibentónicos). L os buceadores que des-
een implicarse en la vigilancia ambiental de nuestras costas y que habitualmente recorran fondos blandos, deben prestar parti-
cular atención a las praderas de fanerógamas, pues éstas son muy visibles, localizables y, en general sensibles a los eventos de
perturbación y contaminación ambiental.
En el bentos encontraremos, por una parte, especies tolerantes (de amplia valencia ecológica y gran plasticidad adaptativa) que
se observan tanto en ambientes estresados como en impolutos, las cuales no sólo se mantienen en situaciones de elevada per-
turbación, sino que suelen aumentar anormalmente su número (desplazando a otras especies más sensibles), pudiendo ser uti-
lizadas como indicadoras de estrés ambiental o contaminación. Y por otra, especies sensibles (de estrecha valencia ecológica y
de estrictos requerimientos ambientales de calidad), indicadoras de aguas limpias y renovadas, que no son capaces de adaptar-
se (o lo hacen muy precariamente) cuando tales condiciones empeoran (son poco o nada adaptativas). Debe matizarse que una
especie sensible lo puede ser en relación directa al factor perturbador, o indirecta al mismo. C omo ejemplo, una especie depre-
dadora móvil podría tolerar la presencia de cierta carga contaminante que, en sí misma, no la eliminaría del sistema, pero sus
especies-presa sí podrían verse afectadas letalmente. Al desaparecer éstas, también lo haría la primera por falta de alimento
(esto puede ocurrir con ciertas especies de nudibranquios depredadores específicos de esponjas, si éstas desaparecen al no
soportar las nuevas condiciones). Por tanto, la especie depredadora de nuestro ejemplo no es directamente sensible al factor per-
turbador considerado, pero sí lo es indirectamente, pues se ve seriamente afectada por la ausencia de presas, lo que motiva su
inex orable desaparición del sistema alterado.
En esta guía, aunque incorporamos algunos ejemplos de especies tolerantes para una mejor comprensión y aplicación de la temá-
tica tratada, centraremos especialmente la atención en las especies sensibles a los cambios ambientales, pues son las que
mejor contribuirán al desarrollo de la h erramienta de control y vig ilancia de los fondos que MedP AN pretende implementar.
40
5.- INMOVILIDAD,
G R A N TA M A Ñ O Y
ABUNDANCIA:
LA MEJ OR
COMBINACIÓN
FICHA Nº 5
43
FICHA Nº 5
N o obstante, también hay buenos indicadores entre organismos que se desplazan lentamente por el sustrato y que no son de
gran tamaño (aunque sí bien visibles por sus vistosos colores, como ciertos nudibranquios) o que son muy móviles pero de hábi-
tos sedentarios, como algunos peces (Anthias anthias, Thalassoma pavo), razón por la cual también dedicamos algunas fichas a
ellos. R especto a los peces, la familia Lábridos es una de las que más información ambiental reporta pues, en general, sus repre-
sentantes son sedentarios y requieren de aguas limpias y renovadas. También hay especies sensibles pero de interés comercial,
como ciertos peces (meros, falsos abadejos, corvallos, etc.) o crustáceos (langostas, bogavantes), pero su ausencia en zonas
donde antes abundaban no tiene porque significar que han huido por cambios en las condiciones ambientales de su hábitat, sino
por haber sido extraídos por pescadores de superficie o submarinos, de ahí que, por tales razones, no sea recomendable incor-
porar este tipo de animales a guías de monitoriz ació n ambiental que pretendan contribuir a la detección de cambios en el sis-
tema no relacionados con capturas (aunque sí hayamos considerado destrozos mecánicos derivados del mal uso de las artes).
S in embargo, para la evaluación del “efecto reserva” en zonas protegidas, monitorizar periódicamente la evolución de las espe-
cies de interés comercial, es ciertamente relevante.
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6 . - C Ó M O AY U D A R
A LA VIGILANCIA
A M B I E N TA L D E
NUESTRO LITORAL
FICHA Nº 6
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FICHA Nº 6
21
configuraciones morfológicas principales (entre las cuales se podrían caracterizar otros tipos intermedios) que deben tenerse en
cuenta, las cuales se observ an en las macroalgas y en los macroinv ertebrados que v iv en fijos al sustrato, especialmente en los
coloniales (figs. 4 y 5, fo ts. 2 2 y 2 3 ): 1) la m in a r o a p la n a d a , como la de much as esponjas, ascidias coloniales y briozoos que tapi-
zan superficies rocosas, la cual responde a una estrategia “compulsiv a” por recubrir el sustrato (con ella se intenta un crecimiento
rá pido en un plano h acia los bordes, en el may or nú mero de direcciones posibles de la superficie colonizada, y ev itar h acerlo h acia
arriba); 2 ) m a siv a , como la de much as esponjas, corales y ascidias, las cuales pueden adoptar una apariencia globosa o de sec-
ción irregular (ex plotan, pues el á mbito tridimensional y crecen en todas las direcciones posibles; y 3 ) e re c ta o a rb o re sc e n te , como
la ex h ibida por las gorgonias, las cuales sólo necesitan de una mínima superficie rocosa para erigir una compleja estructura de
cientos de pólipos o zooides que se “abre” por encima de los competidores por el sustrato (recordando las ramas de un á rbol sin
h ojas, cuy as ramificaciones propenden a disponerse en torno a un plano, con el fin de situarse perpendicularmente a la corriente y
h acer, así, má s efectiv a la captura de alimento), minimizando, de este modo, el efecto de la competencia por el sustrato.
E ntre las macroalgas, la configuración erecta es la má s frecuente (may or nú mero de especies) y la que ofrece un may or rango de
tamañ o (desde especies de pequeñ o porte que se y erguen a muy poca altura del sustrato h asta las grandes laminarias). E n zonas
bien iluminadas y moderadamente umbrías tambié n son frecuentes las formas laminares, especialmente representadas por las
algas calcá reas incrustantes. L a configuración masiv a es la má s rara y se observ a claramente como tal (forma globosa) en algu-
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FICHA Nº 6
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FICHA Nº 6
ban o por la presencia de sus esqueletos córneos o calcáreos, puede guardar relación con una perturbación de origen humano
(a veces también natural, por lo que se debe actuar con la debida prudencia y finura diagnóstica), lo que conviene confirmarse
en el entorno sometido a vigilancia ambiental. A l respecto, si las observaciones específicas obtenidas del examen periódico de
una pared vertical, revelan la total desaparición de especies indicadoras sensibles (al menos de una de ellas) tales observaciones
deben validarse examinándose el recubrimiento de otras paredes próximas donde otros ejemplares o colonias también se deben
encontrar presentes (mejor si se tiene plena constancia de ello). Si el observador concluye que en su zona habitual de inmersión
la especie o especies “delatoras” desaparecen o se expresan con sus efectivos muy mermados o disminuidos, o con aspecto
ostensiblemente deteriorado, debe comunicarlo a las autoridades competentes.
La desaparición de especies indicadoras sensibles podría ir acompañada de la intrusión de otras especies que no estaban instala-
das anteriormente en la zona monitorizada, lo que podría reforzar la hipótesis de una alteración ambiental, ya sea por cambios físi-
co-químicos acontecidos en el medio, o bien porque las “nuevas” pudieran tratarse de especies invasoras (lo que también sería una
alteración, aunque los parámetros físico-químicos medioambientales preexistentes en la columna de agua no se hubieran modifi-
cado). En este sentido, hay que estar atentos a lo que pueda depararnos durante las próximas décadas el cambio climá tico.
P ara la vigilancia subacuática de las fanerógamas marinas (en el M editerráneo existen cinco especies: Z ostera noltii, Z ostera mari-
na, Cymodocea nodosa, P osidonia oceanica y H alophyla stipulacea, esta última, proveniente del mar R ojo, sólo establecida en el
M editerráneo oriental), las cuales pueden constituir densos céspedes sobre sustrato blando (aunque P . oceanica puede también
hacerlo sobre rocas), es recomendable familiarizarse con los bordes periféricos de las mismas, pues estos pueden advertir en fun-
ción de su inmovilidad, avance o retroceso, respectivamente, de situaciones de estabilidad ambiental, progresión o regresión de
las mismas (la utilización de cuadrículas ligeras de muestreo, como la observada en la fotografía 24, puede ayudar a ello). En
este sentido, ofrecen buena información los bordes más extremos y antagónicos dispuestos a lo largo de la línea de costa, así
como los ubicados a menor y mayor profundidad. La figura 6 muestra un hipotético caso de regresión de una pradera hasta su
total desaparición.
A efectos de monitorización y vigilancia ambiental, el borde periférico más profundo resulta especialmente relevante, pues si la
columna de agua se enturbia progresivamente como consecuencia de un proceso de pequeña pero continuada contaminación
orgánica (por ejemplo, proveniente de vertidos de aguas residuales), este borde retrocederá a menor profundidad, donde la luz
llegue convenientemente para que la planta pueda efectuar fotosíntesis. P or ejemplo, si el borde más profundo “marcado” por un
buceador se encuentra a 20 metros y en el control de seguimiento este desciende a 1 5 metros, la causa de ello podría estar rela-
cionada con un aumento de turbidez derivado de un persistente evento de contaminación del tipo antes referido (fig. 7 , fot. 25).
P uede ayudar a “marcar” cada borde, no sólo el control batimétrico exacto del mismo (lo que puede facilitar un profundímetro
colocado sobre el fondo), sino la colocación de pequeñas boyas de corcho coloreadas (conviene que no excedan de 1 0 centíme-
tros de diámetro, con cordel corto para que no queden muy distanciadas del fondo y con ello tener mayores probabilidades de
pérdida), o de gavillas metálicas -preferiblemente de aluminio- también coloreadas, enterradas sólida y verticalmente en el sus-
trato blando, de forma que la parte coloreada sobresalga del fondo al menos 50 cm para que pueda localizarse fácilmente por
el buceador.
P or otra parte, existen especies que, con independencia de que sean sensibles o tolerantes, por el tamaño y fragilidad de sus
estructuras calcáreas, pueden ayudar a la monitorización ambiental de impactos mecánicos en nuestros fondos litorales. Es el
caso, por ejemplo, de algunos corales coloniales (Dendrophylia ramea), gusanos poliquetos (Salmacina disteri) y briozoos
(P entapora fascialis). A l ser sus llamativas formaciones fácilmente reconocibles (tamaño y vistosidad) durante un itinerario de
buceo, y, por ser sus colonias muy frágiles ante la acción abrasiva de redes de arrastre, garreo de anclas, o de submarinistas
51
FICHA Nº 6
25
Cada buceador, al comenzar su plan particular de vigilancia, levantará una primera información que constituirá un estado cero o
inicial, el cual será determinante en la futura serie periódica de control ambiental. Para ello, debe reinsistirse, el observador debe
recordar que esta guía tiene sentido si en el estado cero están presentes las especies y éstas, además son comunes o abundan-
tes. Sólo de esta forma se puede controlar la evolución de sus poblaciones y si éstas menguan, muestran severas señales de
estrés, o desaparecen. Por tanto, no debe realizarse la elección de una zona donde las especies indicadoras sean raras o acci-
dentales. Ni tampoco si están ausentes, con la esperanza de que éstas aparezcan algún día, pues la razón de su ausencia podría
ser totalmente natural (por ejemplo, que no se den las condiciones naturales que requiere la especie para vivir en la zona en cues-
tión). Esto último sólo tiene sentido en un planteamiento de vigilancia y recuperación de zonas apriorísticamente perturbadas por
una afección antrópica conocida, la cual ha sido corregida y se pretende observar la evolución positiva del ecosistema.
52
7.- AFECCIONES
EN L OS FOND OS
M AR INOS Y EN L A
B IOT A INT ER M AR EAL
FICHA Nº 7
55
FICHA Nº 7
56
FICHA Nº 8
57
FICHA Nº 8
58
FICHA Nº 8
D e lo expuesto se deduce que lo esencial para colaborar en la vigilancia de nuestro litoral es saber elegir el escenario que pueda
aportar mayor información y que ésta pueda ser más fácilmente interpretable y susceptible de ser controlada en el tiempo. Para
evitar que un fondo paisajísticamente monótono y con pocas especies observables pueda ser tildado erróneamente de perturba-
59
FICHA Nº 8
37 38
do, conviene centrarse en el intervalo 20-40 metros (¡el preferido por la mayor parte de los buceadores!), donde lo usual es que,
al menos sobre enclaves verticales umbríos, existan instaladas comunidades complejas y ricas en especies. Esto se confirma si,
en el entramado de especies fijadas a la pared que podamos contemplar, las hay de tipo laminar (propenden a crecer en un
plano) pero, sobre todo, si las hay de tipo masivo y erecto (explotan multidirecionalmente el espacio habitable, obteniendo el
máximo partido de las posibilidades que le brinda el sistema). Estos tres tipos morfológicos y su fijación al sustrato, generan sobre
este un microcosmos de concrecionamiento biológico (débil o fuertemente cementado), con numerosos intersticios, cavidades y
recovecos donde viven muchísimas especies de pequeño tamaño que el buceador no ve. La belleza paisajística que generan, no
sólo se justifica por la compleja arquitectura de los jardines que conforman, sino por los variados e intensos colores que frecuen-
temente exhiben (sólo apreciables, en el rango de profundidad antes señalado, con la ayuda de una linterna o foco). Además,
con excepción de las algas pétreas incrustantes y otras macroalgas esciáfilas, la mayor parte de las especies fijadas al sustrato y
que son visibles “in situ” por los buceadores, son animales invertebrados, generalmente coloniales, de coloración muy diversa.
Este tipo de sistemas, por ser muy estructurados y ricos en especies, son muy sensibles y vulnerables a las perturbaciones de ori-
gen humano. De ahí que su elección por los submarinistas en una zona de buceo habitual que estos consideren amenazada por
circunstancias diversas, es una de las mejores opciones para vigilar con acierto nuestros fondos litorales.
60
FICHA Nº 9
Dicho lo anterior, como para establecer un punto de partida es recomendable elegir lugares “ajardinados”, multicolores y de alta
riqueza específica (ver ficha 8), las perturbaciones significativas podrán reconocerse como tales cuando, en una actuación de vigi-
lancia ambiental, se confir-
me una pérdida neta de E x trema ab u ndancia 40
39
especies, sustitución de las de p oliq u etos tu b ícolas
habituales por otras diferen-
tes, o más raramente, intru-
sión de alguna nueva no
esperable (especies invaso-
ras). Para ello, resultará de
especial utilidad la vigilancia
de las especies sensibles
descritas en esta obra (a las
que deben sumarse otras
en el futuro), vigilancia que
consistirá en controlar tem-
poralmente que éstas no
desaparezcan de la zona
elegida donde puedan ser
comunes. Alta sedimentación y carga orgánica
61
FICHA Nº 9
41 42
Abundancia de
ascidias solitarias F ondos portuarios
Y a hemos señalado con anterioridad que una baja diversidad y estructuración espacial de las
comunidades bentónicas no tiene porque significar baja calidad ambiental de las aguas del
medio donde viven. Es más, si estas circunstancias se observan en ausencia de abundancia
de organismos filtradores o suspensívoros, relacionados habitualmente con la presencia de
materia orgánica en la columna de agua, es muy probable que no erremos si afirmamos que,
pese a la penuria de especies, la calidad ambiental de las aguas es buena o excelente. Como
ya se indicó en la ficha 8 esto puede suceder a escasa profundidad donde existan bloques
62
FICHA Nº 9
44
rocosos apenas recubiertos por organismos, excepto por algas calcáreas litotamniáceas (otorgan un color rosado o violáceo a las
rocas que incrustan o tapizan), claramente dominantes, erizos en abundancia (se alimentan de tales algas) y algunas otras espe-
cies. El paisaje es de tonos monótonos y puede inducir a confusión, pero ésta se disipa si en los enclaves iluminados y paredes ver-
ticales, no existen organismos filtradores o suspensívoros de los habitualmente asociados a carga orgánica y elevada tasa de sedi-
mentación (algunas especies de gusanos poliquetos, ascidias solitarias, holoturias dendroquirotas) o su abundancia es mínima.
Sin embargo, cuando tal abundancia de organismos filtradores o suspensívoros (generalmente son blanquecinos, amarillentos,
oscuros, o de colores apagados, raramente de colores vivos) es grande y el número de especies que se aprecia bajo, debemos
sospechar que la calidad ambiental puede ser deficiente (fots. 40, 41, 42 y 44). En estos casos, las aguas suelen ser turbias, exis-
te una alta tasa de sedimentación, y, si se mide la materia orgánica en agua y sedimentos, esta puede ser ligeramente elevada.
La fotografía 41 ilustra este supuesto, advirtiéndose abundante presencia de ascidias solitarias, recubiertas de algas generalistas.
La fotografía 40 plasma una situación similar de moderada o baja calidad ambiental, debido a la presencia masiva de gusanos
tubícolas filtradores (en la imagen, tubos irregulares de coloración blanquecina). La fotografía 43 muestra un exceso de sedimen-
tación proveniente del rebose de las cántaras de una embarcación tipo “draga de succión”, en un proceso de extracción de áridos.
63
FICHA Nº 9
En síntesis, cuando se observe baja diversidad de organismos, debe comprobarse si hay abundancia de macroalgas generalis-
tas (tanto verdes como rojas), ascidias solitarias, poliquetos filtradores, o todos a la vez, y si ello ocurre es muy probable que los
fondos sufran alguna perturbación cuyo alcance real extralimita nuestra capacidad diagnóstica. En este tipo de escenarios, los
tonos de los recubrimientos biológicos son apagados (entre blanquecinos, verdosos, pardos y oscuros), a diferencia del colorido
vivo y variado de la biota multicolor que caracteriza los fondos bien conservados de alta riqueza biológica.
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FICHA Nº 10
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FICHA Nº 10
47 48
Los enclaves verticales son generalmente más ricos en especies y biológicamente estructurados que los horizontales, por lo cual
son más frágiles y sensibles que éstos en relación a procesos generales de perturbación que conlleven pérdida progresiva de
biodiversidad. Por ejemplo, aunque ante una sedimentación anormal proveniente de dragados intempestivos de corta o media-
na duración, puede producirse una seria afección en los enclaves horizontales (menos diversos y organizados) y de menor grado
en los verticales (pudiendo prevalecer ante el impacto las zonas de mayor complejidad estructural y riqueza biológica), en un lento
pero inexorable proceso de contaminación por vertido de aguas residuales, a medio-largo plazo, las consecuencias pueden ser
peores en los enclaves verticales, con pérdida masiva e irreversible de estructuración y número de especies, siendo también sen-
sibles las pérdidas en los enclaves horizontales. La fotografía 46 ilustra un episodio de afección directa (exceso de sedimenta-
ción) a enclaves verticales, sobre colonias del antozoo Astroides calycularis y de la ascidia colonial Stolonica sociales, impacto que
en este tipo de enclaves también se observa en las fotografías 50 y 52.
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FICHA Nº 10
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51 52
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FICHA Nº 10
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FICHA Nº 11
Por tanto, el volteo de piedras en la zona intermareal se debe evitar efectuar por razones de curiosidad o de capturar ejemplares
(por ejemplo, de gusanos para pescar) y, de realizarse, debe ponerse especial precaución en colocarlas de nuevo en la posición
original, minimizándose posibles daños. Estas consideraciones se hacen extensivas, por razones obvias, a las rocas sueltas de la
zona infralitoral, donde están cubiertas por agua permanentemente. En el caso de los fondos submareales, si por razones que
deben ser justificadas (por ejemplo, para obtener información adicional del estado de nuestras aguas litorales) se eligen bloques
sueltos relativamente fáciles de voltear durante la inmersión, el volteo debe efectuarse con un ángulo máximo de 90º (sostenién-
dose la piedra por el buceador o un acompañante) y no de 180º (esto provoca inversión total de las superficies y aplastamiento de
la macrobiota instalada en la zona iluminada, como se describe gráficamente en la figuras 9 y 11 antes referidas. Posteriormente
a las observaciones y toma de fotografías, los bloques rocosos deben situarse nuevamente, con el mayor cuidado posible, en su
posición original.
69
FICHA Nº 11
Fig. 10
Fig. 11
70
FICHA Nº 12
Aparte de la afección generada por la inversión mecánica de los bloques (explicada en la ficha 11), las comunidades asentadas
en los enclaves infralapidícolas, especialmente de bloques sumergidos a cierta profundidad donde el movimiento de áridos pro-
vocado por los temporales apenas les influye (a partir de unos 15 metros) y donde el medio físico es más estable, pueden apor-
tar importante información para pulsar el nivel de salud ambiental de nuestras costas y vigilar su evolución futura.
Los enclaves infralapidícolas, a modo de techos colonizados muy próximos al sustrato subyacente, no ofrecen muchas posibilida-
des -por falta de espacio- para el crecimiento en altura (en este caso, hacia abajo), de modo que su biota sólo puede devenir
espacialmente estructurada cuando los bloques sueltos descansan sobre dos o más piedras sueltas, dejando a la fauna sésil
espacio para desarrollarse y, por tanto, posibilidades de crecimiento vertical. Estos enclaves acogen numerosos organismos que
pueden suministrar valiosa información ambiental, especialmente porque en los mismos no suelen producirse los efectos perni-
ciosos de la sedimentación (salvo en situaciones de severo aterramiento de los bloques rocosos), por lo que en ellos vive es fiel
reflejo de las características físico-químicas de la columna de agua y de lo que esta suministra (por ejemplo, mayor o menor can-
tidad de plancton, de materia orgánica en suspensión, o de contaminantes).
Cuando tales enclaves, en fondos estabilizados en torno a 20-3 0 metros, están sometidos al flujo de aguas límpidas y renovadas
(inalterados), su biota colonizadora presenta habitualmente una variedad multicolor de formas y especies que ofrecen tonos inten-
sos y variados (fig. 12, fot. 53), con organismos sensibles a la disminución de la calidad de agua como las comátulas (crinoideos
de la especie Antedon mediterranea). Se denotan, pues, al voltear las piedras en un ángulo de 90º, parches y variedad de colo-
res, y, por tanto, de especies que la exhiben. En fondos perturbados, por exceso de sedimentación o carga orgánica en la colum-
na de agua (éstas es por ello generalmente turbia), se facilita el asentamiento de especies generalistas o ubiquistas, que se ali-
mentan de materia orgánica en suspensión esencialmente, las cuales desplazan a otras especies del sistema haciéndose éstas
más abundantes. El resultado es que tales enclaves presentan una exigua o mínima variedad de especies, mucha abundancia
en los efectivos de éstas, y ausencia de las que son indicadoras de aguas limpias (fig. 13, fot. 54).
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FICHA Nº 12
Fig. 10 Fig. 11
53 54
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FICHA Nº 12
Aparte de la afección generada por la inversión mecánica de los bloques (explicada en la ficha 11), las comunidades asentadas
en los enclaves infralapidícolas, especialmente de bloques sumergidos a cierta profundidad donde el movimiento de áridos pro-
vocado por los temporales apenas les influye (a partir de unos 15 metros) y donde el medio físico es más estable, pueden apor-
tar importante información para pulsar el nivel de salud ambiental de nuestras costas y vigilar su evolución futura.
Los enclaves infralapidícolas, a modo de techos colonizados muy próximos al sustrato subyacente, no ofrecen muchas posibilida-
des -por falta de espacio- para el crecimiento en altura (en este caso, hacia abajo), de modo que su biota sólo puede devenir
espacialmente estructurada cuando los bloques sueltos descansan sobre dos o más piedras sueltas, dejando a la fauna sésil
espacio para desarrollarse y, por tanto, posibilidades de crecimiento vertical. Estos enclaves acogen numerosos organismos que
pueden suministrar valiosa información ambiental, especialmente porque en los mismos no suelen producirse los efectos perni-
ciosos de la sedimentación (salvo en situaciones de severo aterramiento de los bloques rocosos), por lo que en ellos vive es fiel
reflejo de las características físico-químicas de la columna de agua y de lo que esta suministra (por ejemplo, mayor o menor can-
tidad de plancton, de materia orgánica en suspensión, o de contaminantes).
Cuando tales enclaves, en fondos estabilizados en torno a 20-3 0 metros, están sometidos al flujo de aguas límpidas y renovadas
(inalterados), su biota colonizadora presenta habitualmente una variedad multicolor de formas y especies que ofrecen tonos inten-
sos y variados (fig. 12, fot. 53), con organismos sensibles a la disminución de la calidad de agua como las comátulas (crinoideos
de la especie Antedon mediterranea). Se denotan, pues, al voltear las piedras en un ángulo de 90º, parches y variedad de colo-
res, y, por tanto, de especies que la exhiben. En fondos perturbados, por exceso de sedimentación o carga orgánica en la colum-
na de agua (éstas es por ello generalmente turbia), se facilita el asentamiento de especies generalistas o ubiquistas, que se ali-
mentan de materia orgánica en suspensión esencialmente, las cuales desplazan a otras especies del sistema haciéndose éstas
más abundantes. El resultado es que tales enclaves presentan una exigua o mínima variedad de especies, mucha abundancia
en los efectivos de éstas, y ausencia de las que son indicadoras de aguas limpias (fig. 13, fot. 54).
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FICHA Nº 12
Fig. 10 Fig. 11
53 54
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FICHA Nº 13
La Directiva 92/43/ CEE del Consejo, contempla las “cuevas marinas sumergidas y semisumergidas” como hábitat a proteger den-
tro del Anexo I (“H ábitats naturales de interés comunitario para cuya conservación es necesario asignar zonas especiales de con-
servación”), de ahí su particular relevancia de considerarlas en esta obra.
Las cuevas son ambientes donde la luz progresivamente disminuye hacia el interior, posibilitando gradientes de distribución flo-
rísticos y faunísticos. A partir del punto donde la luz es completamente insuficiente para la realización de fotosíntesis, la flora esciá-
fila (que prefiere zonas umbrías) desaparece y las paredes se tapizan de animales invertebrados (esponjas, antozoos, briozoos,
etc.) los cuales, más hacia el interior donde las condiciones para vivir pueden ser extremas, acaban por desaparecer. Esta sería
la zona final del gradiente donde, en todo caso, sobrevivirían organismos muy especializados.
Las cuevas semisumergidas tienen elevado valor ecológico, aunque notablemente inferior que las sumergidas, especialmente
porque estas últimas, al menos cerca de su entrada, acogen comunidades de estructuración más compleja y mayor número de
especies. En la zona intermareal de las primeras, debido a la tenue luz preexistente, pueden establecerse especies submareales
protegidas como Astroides calycularis y Dendropoma petraeum, lo que contribuye a realzar la fragilidad ambiental de este tipo
de hábitats, especialmente ante amenazas
emergentes (por ejemplo, manchas de
55
hidrocarburos). En las cuevas sumergidas
puede encontrarse ocasionalmente fauna
profunda sésil (esto es, que en estado adul-
to vive fija sobre el sustrato), pues los seve-
ros umbrales de oscuridad que pueden
caracterizar algunas partes de ellas, se
corresponden con los existentes a gran pro-
fundidad. Si las larvas de especies de esta
zona deambulan con las corrientes por
aguas superficiales y recalan en este tipo de
enclaves, el ambiente oscuro de las cuevas
puede propiciar su fijación y metamorfosis
en las paredes de la misma, alcanzándose
en algunos casos la fase adulta. Esto se ha
observado recientemente en ciertas espon-
jas de profundidad, espectaculares por ser
carnívoras y no suspensívoras.
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FICHA Nº 13
56 57
La vigilancia ambiental de este tipo de enclaves debe efectuarse incidiéndose en la existencia o no de burbujas en la parte supe-
rior de la cueva, o de destrozos palpables en la fauna sésil de la entrada o zona interna. Si ello se apreciara con certeza, debería
comunicarse a las autoridades competentes para que corrijan esta tendencia, den instrucciones a los guías de los clubes de
buceo y, en casos en los que las cuevas sumergidas no permitan la evacuación del aire, contemplar la posibilidad de prohibir la
inmersión con equipos autónomos dentro de ellas. También puede ser indicador del mal uso de este tipo de hábitats el exceso
de sedimentación que en la zona interna próxima a la entrada, pueda percibirse sobre la superficie de los organismos suspensí-
voros, lo que podría estar relacionado con el sedimento levantado por las aletas de buceadores inexpertos, que no manejan bien
el chaleco compensador o que, sencillamente, deben mejorar su desenvoltura en el agua.
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FICHA Nº 14
Los “blooms” de macroalgas costeros encajan adecuadamente como elementos de perturbación, dentro de la filosofía que
impregna esta obra, por ser perfectamente “tangibles” e identificables por los observadores, ya que físicamente –por su tamaño-
pueden contemplarse sin el menor esfuerzo. Por su extrema abundancia, pueden teñir el paisaje submarino configurando en oca-
siones auténticas alfombras que tapizan gran parte de los organismos que viven en el fondo. Sin embargo, los “ blooms” de
microalgas exceden del alcance de este trabajo, pues, aunque pueden también ser perceptibles por los buceadores, incluso por
el paseante desde fuera del agua (mareas rojas), la escala microscópica de sus protagonistas no recomienda su tratamiento aquí.
Como ejemplo, hemos elegido el alga parda Ectocarpus sp., de color verde
amarillento, aspecto filamentoso y consistencia gelatinosa. Está formada
por ejes finos y largos (de hasta 50 cm). Es cosmopolita y puede aparecer
ramificada sobre fondos rocosos o como epífita de otras algas grandes. Se
localiza desde zonas superficiales hasta varios metros por debajo de la
marea. Suele aparecer abundantemente en primavera.
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FICHA Nº 14
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FICHA Nº 15
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FICHA Nº 17
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FICHA Nº 17
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8.- ESPECIES
T O L ER A N T ES
FICHA Nº 18
8. ESPECIES TOLERANTES
8.1. C o d iu m b u rs a (L in n a e u s )
División: Chlorophyta
Clase : Chlorophyc e ae
O rd e n: B ryopsid ale s
F am ilia: Cod iac e ae
G é ne ro: Cod iu m
N om b re c om ú n: no tie ne
De sc ripc ión
E s u n alg a c on form a d e g lob o y su d iá m e tro osc ila e ntre 5 y 4 0 c m . De c olor ve rd e osc u ro, su c onsiste nc ia e s e sponjosa e lá stic a.
P or d e ntro e s hu e c a, d e ahí q u e los e je m plare s m á s d e sarrollad os pu e d an pre se ntar la parte c e ntral hu nd id a.
H á b itat
85
S u e le e star e n fond os roc osos c on e sc asa inc li-
nac ión y b ie n ilu m inad os, d ond e c re c e e n form a
aislad a o e n g ru po. S e e nc u e ntra d e sd e 1 m d e
profu nd id ad hasta 4 5 m . N o ob stante ha sid o
c itad a a 9 0 m .
Distrib u c ión
87
FICHA Nº 18
88
88
FICHA Nº 19
8. ESPECIES TOLERANTES
División: Rhodophyta
Clase: Florideophyceae
Orden: Corallinales
Familia: Corallinaceae
Género: L ithophyllum
Nombre común: no tiene
Descripción
Alga calcárea incrustante, con talo de hasta 3 -4 cm de diámetro y costras generalmente gruesas. Especie muy polimorfa, de color
rosa violáceo o ligeramente grisáceo. L os ejemplares más viejos, presentan talos cuyos márgenes devienen ondulados los cua-
les, cuando contactan con los de otros individuos en su continuo crecimiento, conforman crestas que son bien aparentes.
Hábitat
Se encuentra generalmente tapizando bloques roco- 89
sos naturales expuestos al oleaje y también en zonas
donde el hidrodinamismo es muy moderado. Recubre
también restos calcáreos de origen biogénico. V ive en
el mediolitoral inferior (incluyendo las pozas interma-
reales) y en la zona submareal, donde es muy común
en los primeros 2 0 metros de profundidad.
Distribución
Mediterráneo y Atlántico
Tolerancia ambiental
Es una especie de amplia valencia ecológica, toleran-
te a situaciones ambientales diversas. L a fotografía
89 muestra los recubrimientos (tonos rosados) de las
89
FICHA Nº 19
90 91
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FICHA Nº 20
8. ESPECIES TOLERANTES
División: Rhodophyta
Clase: Florideophyceae
Orden: Corallinales
Familia: Corallinaceae
Género: Lithophyllum
Nombre común: liquen marino
(NOTA: citada también como Corallina
mediterranea)
Descripción
Hábitat
Distribución
91
FICHA Nº 20
94 96
95
Tolerancia ambiental
92
FICHA Nº 21
8. ESPECIES TOLERANTES
8.4. Crambe crambe (Schmidt)
Filo: Porifera
Clase: Demospongea
Orden: Poecilosclerida
Familia: Crambeidae
Género: Crambe
Nombre común: no tiene
97
Descripción
Hábitat
Distribución
93
FICHA Nº 21
98 99
Tolerancia ambiental
94
FICHA Nº 22
8. ESPECIES TOLERANTES
8.5. Anemonia sulcata (Pennat)
Filo: Cnidaria
Clase: Anthozoa
Orden: Actiniaria
Familia: Actiniidae
Género: Anemonia
Nombre común: Anémona común,
ortiga de mar
Descripción
Esta especie de anémona alcanza los 30 cm de altura y 25 cm de diámetro. Se fija al sustrato a través de una base adherente
amplia. Su tronco es generalmente cilíndrico con una consistencia carnosa, de superficie lisa y algo mucosa. Tiene numerosos ten-
táculos, entre 180 y 260, largos y delgados, que se distribuyen en 5 o 6 círculos; la punta de cada uno de ellos es algo ensancha-
da. El color varía entre pardo-amarillento y verde (debido a la presencia de algas zooxantelas simbiontes) y las puntas de los ten-
táculos son violetas. Los tentáculos no pueden
retraerse completamente, y, cuando están
totalmente extendidos, cubren el tronco. 100
Hábitat
Distribución
95
FICHA Nº 22
101 102
Tolerancia ambiental
103
Aunque se puede encontrar en fondos
someros de aguas límpidas y renovadas
(fot. 100), es una especie de amplia valen-
cia ecológica, muy adaptativa, que tolera
ambientes con moderada cantidad de
materia orgánica y tasa de sedimentación
(fots. 101- 103). No debe, pues, utilizarse
como indicador ecológico de aguas impo-
lutas o de alta calidad ambiental, si bien
debe tenerse en cuenta que es comestible
(se consumen frecuentemente en restau-
rantes con el nombre de “ortiguillas de mar”
fritas) y no suele pasar controles de sani-
dad, por lo que debe garantizarse la proce-
dencia de los ejemplares ya que, como se
observa en las fotografías, donde aparece
de forma abundante es en zonas próximas
a puertos, moderada o altamente perturba-
das.
96
FICHA Nº 23
8. ESPECIES TOLERANTES
Filo: Cnidaria
105 Clase: Anthozoa
Orden: Scleractinia
Familia: Dendrophylliidae
Género: Balanophyllia
Nombre común: no tiene
Descripción
Es un coral solitario, cuyos individuos tienen su base de naturaleza
calcárea, aunque con una textura frágil y esponjosa. Su sección
puede ser circular, ligeramente ovalada o poligonal, de hasta 1,5
cm de diámetro. El pólipo es de color amarillo o naranja con alre-
dedor de 48 tentáculos de 2,5 cm de longitud del mismo color que
el resto del organismo (fots. 104, 106 y 107).
Hábitat
Suele encontrarse en zonas iluminadas sobre superficies de rocas
de diverso tamañ o. También en paredes verticales y extraplomos.
Entre 3 y 25 m.
Distribución
Mediterráneo. En el Atlántico oriental se extiende desde el suroeste
de Irlanda hasta las Islas Canarias. Estrecho de Gibraltar y Mar de
Alborán.
Tolerancia ambiental
Es una especie tolerante que puede encontrarse tanto en fondos no
alterados (fot. 105) como en aquellos expuestos a moderada carga
orgánica, turbidez y sedimentación (fot. 108). Por ello no es reco-
97
FICHA Nº 23
108
107
104
106
mendable como indicador biológico en programas de vigilancia teniendo en consideración los objetivos de la obra. Las fotogra-
fías 104 y 106 ilustran diferentes niveles de afección a un proceso de sedimentación provocado por dragados litorales.
Esta especie no debe confundirse con la especie afín Leptosammia pruvoti que es sensible (ver ficha 38), pues esta tiene mayor
número de tentáculos, se encuentra en abundancia a mayor profundidad en fondos coralígenos y procura evitar superficies hori-
zontales donde frecuentemente se asienta B. regia.
98
FICHA Nº 24
8. ESPECIES TOLERANTES
Filo: Bryozoa
Clase: Eurystomata
Orden: Cheilostomida
Familia: Hippoporinidae
Género: Pentapora
Nombre común: cuerno de alce
Descripción
Este briozoo se caracteriza por formar colonias erectas que se elevan sobre una base incrustante. Sus ramas son planas rígidas y
bilaminares, las cuales pueden dividirse dicotómicamente. En uno de los clásicos morfotipos, la parte superior de las ramificacio-
nes recuerda a los cuernos de los alces mientras que la parte inferior tiende a fundirse y forma una estructura laminar compacta y
uniforme. Su color es rosa anaranjado intenso y no se mantiene fuera del agua. Puede alcanzar los 15 cm de altura y los 20 de diá-
metro. El morfotipo “foliáceo” (fots. 109-113), se caracteriza porque posee expansiones muy anchas, festoneadas, que no se dividen
dicotómicamente ni tienen forma de cuerno de alce.
En este caso, las colonias tienen un aspecto masivo-
foliáceo rígido en la que las láminas pueden estar 109
unidas entre sí, pudiendo alcanzar gran tamaño.
Distribución
99
FICHA Nº 24
Tolerancia ambiental,
110 111 fragilidad y vigilancia de
la especie
Es una especie tolerante, si
bien prefiere aguas limpias y
relativamente calmas. Se
encuentra tanto en fondos de
alta diversidad y calidad
ambiental (fot. 111) como en
fondos de alta sedimenta-
ción, carga orgánica mode-
rada y de aguas persistente-
mente turbias (fots. 109, 110,
112 y 113). Por tales razones
no es una especie indicado-
ra de buenas condiciones
113 ambientales y, en tal sentido,
no resulta útil en un proyecto
de vigilancia de la calidad de
las aguas litorales. Sin
112 embargo, al ser sus llamati-
vas colonias fácilmente reco-
nocibles (tamaño y vistosi-
dad) durante un itinerario de
buceo, y por ser muy frági-
les ante impactos de tipo
mecánico (redes de arrastre,
garreo de anclas, submari-
nistas inexpertos), la especie
puede ser vigilada en términos de controlar sus pérdidas o destrozos en ambientes muy
estables y estructurados, de gran belleza paisajística submarina, por la acción abrasiva
de buceadores los cuales, no suficientemente instruidos en temática conservacionista
subacuática, se arrodillan frecuentemente sobre el fondo (por ejemplo, para tomar foto-
grafías, o para realizar una determinada observación, o porque no van bien lastrados,
o porque no dominan el uso del chaleco hidrostático). Si se observan tales destrozos en
zonas donde las comunidades del fondo son biodiversas y altamente estructuradas, ello
debe ponerse en conocimiento de las autoridades competentes. Esta especie se ha con-
siderado apropiada como indicadora de las condiciones térmicas de una zona, pero al
menos en el cono sur ibérico tal cualidad no es reconocible.
100
FICHA Nº 25
8. ESPECIES TOLERANTES
Filo: Bryozoa
Clase: Eurystomata
Orden: Cheilostomida
Familia: Celleporidae
Género: Omalosecosa
Nombre común: no tiene
Descripción
Configura colonias erectas cuyas ramas se dividen dicotómicamente. Las ramas son cilíndricas y rígidas, de color anaranjado.
Hábitat
Suele encontrarse en sustratos duros, a veces sobre otros organismos como gorgonias, cerca de hidrozoos y otros briozoos. En
enclaves muy umbríos puede encontrase raramente
a menos de 5 m de profundidad, pero normalmente
es abundante entre 10 y 40 metros.
Distribución
101
FICHA Nº 25
115 116
encuentra en fondos de aguas turbias, alta sedimentación y moderada carga orgánica (fots. 115 y 116). No es, pues, una buena
especie indicadora de aguas limpias (aunque las prefiera) y en este contexto no conviene utilizarla en un programa de vigilancia
ambiental de los fondos litorales. Sin embargo, dada la vistosidad y fragilidad de sus colonias, como ha sido explicado detallada-
mente para el briozoo Pentapora fascialis, su seguimiento puede resultar útil para detectar impactos en la biota de los fondos por
la acción mecánica de redes o anclas y de buceadores no experimentados o no suficientemente instruidos los cuales inadverti-
damente provocan destrozos con sus aletas, o simplemente, arrodillándose o apoyándose sobre el fondo.
102
FICHA Nº 26
8. ESPECIES TOLERANTES
8.9. Pyura microcosmus
(Sav igny)
Filo: Chordata
Subfilo: U rochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Pleurogona
Familia: Pyuridae
Género: Pyura
Nombre común: no tiene
Descripción
Ascidia solitaria de cuerpo ovalado, cuya longitud varía entre 1 y 4 cm. La superficie es gruesa, rugosa y está cubierta de protube-
rancias redondeadas o poligonales (fot. 120). También puede aparecer cubierta de algas, sedimentos u otros organismos. Es de
color marrón-rojizo. Los sifones son largos y muy sensibles a la luz o a cualquier tipo de perturbación, y presentan líneas longitu-
dinales rojas y blancas que son más visibles en la superficie interna.
Hábitat
Se encuentra sobre conchas de moluscos y rocas en una gran variedad de ambientes ya que puede aparecer en comunidades
de algas expuestas a la luz y de lugares umbríos en aguas calmas, en fondos detríticos costeros, en el coralígeno, en praderas
de Posidonia, fondos arenosos y zonas semiportuarias, en estas últimas crece sobre sustratos artificiales. También debajo de pie-
dras en zonas superficiales. Se ha localizado esta especie desde 1-2 metros hasta 250 metros.
Distribución
Atlántico oriental, desde las Islas Británicas a Cabo Verde. Mediterráneo, Estrecho de Gibraltar y Mar Rojo.
Esta especie, de amplia valencia ecológica, se ha elegido como ejemplo de una serie de ascidias solitarias (Microcosmus squa-
miger, Styela plicata, entre otras) que son tolerantes, y que pueden encontrarse en ambientes de aguas limpias y perturbadas,
estas últimas por moderada o alta carga orgánica y tasa de sedimentación. En este tipo de circunstancias, estos organismos son
103
FICHA Nº 26
104
FICHA Nº 27
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Pleurogona
Familia: Styelidae
Género: Botryllus
Nombre común: no tiene
Descripción
Hábitat
105
FICHA Nº 27
Distribución
127
Es una especie muy extendida. Se encuentra en el
Mediterráneo, en ambos lados del Atlántico y en el Pacífico.
Tolerancia ambiental
106
FICHA Nº 28
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Pleurogona
Familia: Polyclinidae
Género: Synoicum
Nombre común: no tiene
Descripción
107
FICHA Nº 28
Hábitat
Se encuentra preferentemente en fondos rocosos umbríos, tanto en superficies horizontales como en verticales. También puede
observarse en fondos biodetríticos, de cascajo y asociados a praderas de fanerógamas. Puede vivir tanto en sistemas poco organi-
zados y de baja diversidad como en los que son altamente estructurados con gran riqueza de especies (fondos coralígenos). Es una
especie infralitoral que normalmente se encuentra a partir de 10-15 metros de profundidad hasta los primeros niveles circalitorales.
Distribución
132
Mediterráneo Occidental y Estrecho de Gibraltar. Atlántico Oriental (Galicia).
133
Tolerancia ambiental
Pese a su colorido y apariencia, es una especie tolerante, de amplia valen-
cia ecológica y gran plasticidad adaptativa (no sólo respecto al tipo de sus-
trato, sino también respecto a las condiciones ambientales imperantes). No
obstante, prefiere los fondos limpios, biodiversos y estructurados (fot. 134),
aunque en ellos la competencia por el espacio sea mayor. En fondos some-
tidos a moderada sedimentación, se instala sin aparentes señales externas
de estrés, lo que se aprecia en la cantidad de sedimento que cubre las
colonias, el cual puede enmascarar la vistosa coloración roja que las carac-
teriza (fots. 132 y 133). Por ello, entre otras posibles tolerancias, es una especie
que soporta los efectos (si éstos no son muy persistentes en el tiempo) generados
por el “overflow” –explicado en ficha 10- de dragados de áridos en la costa,
especialmente perniciosos para los organismos suspensívoros asentados sobre
el lecho marino (sobre
todo si la tasa de sedi-
mentación es muy 134
alta y de larga dura-
ción). En los fondos
de alto valor ecológico
no es recomendable
fijarse en esta espe-
cie, sino en otras más
sensibles que puedan
delatar este tipo de
afecciones con mayor
prontitud.
108
9.- ESPECIES
SEN SIB L ES
FICHA Nº 29
División: Phaeophyta
O rd en: F u c ales
F am ilia: F u c ac eae
G é nero: F u c u s
N om b re c om ú n: no tiene
H á b itat
E s u na espec ie perenne q u e vive en z onas proteg id as y ex pu estas al oleaje. S oporta d istintos g rad os d e salinid ad e inc lu so c am -
b ios por lo q u e pu ed e vivir en estu arios. F orm a u nas franjas d e varios c m d e anc ho. V ive en la z ona interm areal o en los prim e-
ros niveles su b m areales.
Distrib u c ión
A tlá ntic o noroc c id ental y oriental, en este ú ltim o d esd e el Á rtic o hasta M au ritania. E n el M ed iterrá neo sólo penetra hasta las c os-
tas d e M á lag a en el su r d e la Penínsu la Ib é ric a.
111
FICHA Nº 29
135
137
136
112
FICHA Nº 30
9. ESPECIES SENSIBLES
División: Phaeophyta
Orden: Fucales
Familia: Cystoseiraceae
Género: Cystoseira
Nombre común: no tiene
139
Descripción
Esta especie, con forma de arbolillo, puede rebasar el metro de altura (fots.
139, 14 1). Presenta un eje central cilíndrico ramificado que se une débilmente
al sustrato por unas estructuras cilíndricas que a veces forma un disco. Las
ramificaciones primarias y secundarias son también cilíndricas pero en la
base del organismo existen unas ramas que son planas y muy finas (2-4 mm
de anchura). Las ramas que se forman desde la segunda ramificación están
cubiertas de unos pequeños apéndices de distinta morfología: pueden ser
curvos, simples, aciculares o bífidos. La superficie del alga tiene unas vesícu-
las situadas en cadena y llenas de aire, que sirven como órgano de flotación.
En la base de las ramas existen unos receptáculos alargados, lisos o rugosos,
que sirven de estructura de reserva. En los ápices de las últimas ramillas apa-
recen unos receptáculos cilíndricos que acaban en una pequeña punta y que
pueden tener espinas sobre su superficie.
113
FICHA Nº 30
Hábitat y profundidad
140
Es una especie infralitoral que se reproduce
durante todo el año y que suele formar comu-
nidades complejas con otras especies en sus-
tratos rocosos. En el cono sur ibérico es fre-
cuente su presencia junto a laminariales (fots.
138, 140 ). Se asienta fundamentalmente
sobre enclaves horizontales o de mínima
pendiente bien iluminados. Desde -3 m,
pudiendo encontrarse, aunque excepcional-
mente, por debajo de -20 m. En algunas
pozas intermareales de gran volumen puede
observarse en marea baja, casi contactando
con la superficie del agua. Puede formar den-
sos bosques sumergidos.
Distribución
Atlántico, desde Francia hasta las Islas de
141
Cabo Verde. En el Mediterráneo aparece en
todas las áreas con influencia atlántica como
las costas de la Península Ibérica, Argelia,
Malta y los estrechos de Messina y Gibraltar.
114
FICHA Nº 31
9. ESPECIES SENSIBLES
9.3. Saccorh iz a polysch ides
(Lig h tfoot) Batters
División: Phaeophyta
Orden: Laminariales
Familia: Laminariaceae
Género: Sacchoriza
Nombre común: no tiene
Descripción
Es una de las algas de mayor tamaño del litoral europeo (puede alcanzar más de 5m de largo). La base es hueca, hinchada, bul-
bosa y recubierta de fuertes y cortas garras de sujeción. De esta base parte un eje erecto, flexible y aplanado de unos 8 cm de
ancho, coronado por una lámina muy desarrollada que a su vez aparece dividida. Color pardo oscuro (fots. 142- 144, 146).
115
FICHA Nº 31
Distribución
144
En el Mediterráneo puede considerarse rara (Italia
occidental y Grecia), excepto en el mar de Alborán y
Estrecho de Gibraltar, donde es emblemática (por los
bosques sumergidos que conforma). También se
encuentra en el Atlántico oriental, desde Noruega a
Marruecos.
116
FICHA Nº 32
9. ESPECIES SENSIBLES
División: Phaeophyta
Orden: Laminariales
Familia: Laminariaceae
Género: Laminaria
Nombre común: no tiene
Descripción
Como Saccorhiza polyschides, es una de las algas de mayor tamaño del litoral europeo (puede alcanzar hasta 6 m de alto). La
base se fija al sustrato a través de unas ramas cilíndricas gruesas (forman un tronco cónico) y soldadas entre ellas. De esta estruc-
tura parte un eje liso, rígido y flexible de sección redondeada que se va estrechando desde la base al ápice, de éste nace una
lámina bastante ancha que se divide en segmentos longitudinales y cuya consistencia es coriácea. Su color es pardo amarillento
(fots. 147-149).
147
Hábitat
117
FICHA Nº 32
Distribución
Atlántico oriental,
desde las Islas Britá-
nicas a Marruecos.
En el Mediterráneo
es menos frecuente,
pero es abundante
en el Mar de Alborán
y el Estrecho de Gi-
braltar. En el Estre-
cho de Mesina se
encuentra a gran
profundidad.
Sensibilidad
ambiental y vigi-
lancia de la
especie
Como Saccorhiza
polyschides, requie-
re de aguas limpias
y en continuo estado de renovación (en el Mar de Alborán está esencialmente vinculada a zonas de intensas corrientes). Su sen-
sibilidad ambiental, por tanto, parece similar a la de aquella especie. Sin embargo, su vulnerabilidad ante la influencia humana
es ostensiblemente menor al quedar relegada a mayor profundidad (y, por tanto, a mayor distancia de la costa), quedando vir-
tualmente alejada de la influencia perniciosa que sobre ella podrían generar las obras de ingeniería civil y la contaminación cos-
tera. No obstante, las recomendaciones de vigilancia subacuática son similares a las propuestas para S. polyschides, pues si se
constatara la ausencia del alga en zonas donde anteriormente abundaba, el fenómeno debe ser causal y no casual, por lo que
debiera ponerse en conocimiento de las autoridades competentes e investigarse su origen.
118
FICHA Nº 33
Descripción
Alga calcárea de configuración masiva e incrustante. Es de color violáceo claro o blanquecino. La superficie está cubierta de nume-
rosas láminas más o menos verticales, plegadas y que pueden unirse formando pequeños y numerosos alvéolos (fots. 152, 153).
Las láminas, muy proclives a romperse ante cualquier roce mecánico dada su fragilidad, pueden ser espinosas, escamosas o en
forma de cresta de gallo.
Hábitat
Genera importantes asentamientos sobre rocas naturales en el mediolitoral superior, incluso cornisas (“trottoir”), generalmente en
zonas bien iluminadas y expuestas al oleaje.
Distribución
Mediterráneo (sobre todo en la parte occidental siendo más rara en la oriental). Y Atlántico oriental, desde las costas francesas a
las marroquíes, incluyendo el Estrecho de Gibraltar. También ha sido citada en el océano Indico.
119
FICHA Nº 33
151
152
153
120
FICHA Nº 34
9. ESPECIES SENSIBLES
División: Rhodophyta
Clase: Florideophyceae
Orden: Corallinales
Familia: Corallinaceae
Género: Lithophyllum
Nombre común: no tiene
Descripción
Alga calcárea de hasta 30 cm de diámetro. De aspecto laminar y contorno redondeado, su superficie es lisa y sus bordes lobula-
dos, ligeramente ondulados. Color violáceo (fots. 154-155).
Hábitat
Suele encontrarse en fondos rocosos poco iluminados y moderadamente batidos. También se pueden observar esta especie en
sustratos blandos, formando parte de los fondos detríticos de algas calcáreas de vida libre (maë rl). Es común en la base de las
matas de Posidonia. Desde los 10 m hasta los 100 m.
Distribución
Mediterráneo y Atlántico oriental, desde las Islas Británicas hasta Mauritania. También en el Estrecho de Gibraltar.
La especie es de estrecha valencia ecológica, y requiere de aguas limpias y renovadas. Es sensible a la contaminación orgánica
y a la sedimentación. Como puede encontrarse también en superficies horizontales (aunque prefiere las verticales donde alcan-
zan su mayor grado de estructuración y complejidad espacial), es preferible elegir enclaves de este tipo para su vigilancia, por ser
más vulnerables a la sedimentación que los verticales. Para establecer un estado cero y someter la especie a un control periódi-
co de sus efectivos, con la finalidad última de comprobar en el tiempo que no desaparece de la zona habitual de buceo, ver reco-
mendaciones generales sobre cómo hacerlo en ficha 6.
121
FICHA Nº 34
154
155
122
FICHA Nº 35
9. ESPECIES SENSIBLES
División: Spermatophyta
Clase: Liliopsida
Orden: Najadales
Familia: Posidoniaceae
Género: Posidonia
Nombre común: no tiene
Descripción
156 157
Planta herbácea constituida por unos
tallos que pueden ser horizontales o
verticales y que forman una intricada
red, frecuentemente recubiertos por
sedimentos. Estos tallos alcanzan 1 cm
de grosor y son leñosos, están ligera-
mente comprimidos y aparecen recu-
biertos por escamas provenientes de la
base de antiguas hojas. Las raíces par-
ten de los tallos, son robustas y nume-
rosas y su longitud alcanza entre 10 y
15 cm; anclan la planta al sustrato y,
por ello, en zonas de elevado hidrodi-
namismo el número de raíces aumen-
ta. Las hojas parten del extremo termi-
nal de los tallos y se agrupan en haces
de 4-10 unidades. Tienen aspecto de
cinta con alrededor de 1 cm de ancho y
una longitud de entre 20 y 140 cm. Las
partes más jóvenes (basales) son de
color verde más intenso que las partes
más viejas (parte distal), de color verde
123
FICHA Nº 35
Hábitat
159
160
124
FICHA Nº 35
Distribución
161
Endémica del Mediterráneo.
125
FICHA Nº 35
Esta especie es una de las más emblemáticas del Mediterráneo a efectos de monitorización y vigilancia ambiental, no sólo por la
sensibilidad que denotan sus praderas ante perturbaciones antropogénicas, sino porque éstas conforman uno de los hábitats de
mayor valor ecológico de cuantos existen en el citado mar. De hecho, la Directiva 92/ 43/ CEE del Consejo, contempla las prade-
ras de esta especie como hábitat prioritario dentro del Anexo I (“Hábitats naturales de interés comunitario para cuya conservación
es necesario asignar zonas especiales de conservación”).
Referencias
Astier, J.M. y Tailliez, P, 1978.- Impacts des effluents du grand collecteur du cap Sicié sur la vie des fonds marins. Bulletin de la
Fondation scientifique Ricard, Observatoire de la Mer, nº 3: 13-23.
126
FICHA Nº 36
Filo: Spermatophyta
Clase: Liliopsida
Orden: Najadales
Familia: Cymodoceaceae
Género: Cymodocea
Nombre común: no tiene
Descripción
164
Planta herbácea caracterizada por pre-
sentar un sistema de tallos horizontales
largos del que parten en ciertos puntos
otros verticales de pequeño tamaño, se
encuentran enterrados en el sedimento.
Estos tallos son delgados y herbáceos,
de color rosado o anaranjado con una
serie de nudos a intervalos más o
menos regulares. Los de los tallos hori-
zontales son más gruesos y largos que
los de los verticales. Las raíces parten de
ambos tipos de tallos a nivel de los
nudos y pueden estar muy ramificadas
o no. Son de color blanquecino y en sus
extremos forman pelos absorbentes. Su
función es tanto de anclaje como de
nutrición. Las hojas se agrupan en
haces y se encuentran en los extremos
de los dos tipos de tallos; tienen una lon-
gitud de hasta 60 cm y 0.4 cm de anchu-
ra (fots. 165-168). Su forma es acintada
127
FICHA Nº 36
166
128
FICHA Nº 36
Hábitat 168
129
FICHA Nº 36
Distribución
Atlántico oriental, desde el sur de Portugal a Senegal, incluidas las Islas Canarias y Madeira. También en el Mediterráneo incluido
el Estrecho de Gibraltar, hasta el Mar Negro sin penetrar en él.
Aunque es una especie reputada como más tolerante y resistente que Posidonia oceanica, que suele requerir sedimentos enri-
quecidos con materia orgánica, siendo capaz de soportar condiciones de anoxia en éste y concentraciones de sulfuro de hidró-
geno en el agua intersticial, lo cierto es que esta especie, globalmente, debiéramos considerarla como sensible, pues no soporta
los vertidos de aguas residuales y es muy frágil ante las obras de ingeniería civil costera y un incremento medible de la turbidez,
que prevalezca un tiempo significativo en el sistema. Este fue el motivo, a modo de ejemplo, que originó la pérdida masiva de las
formaciones de esta especie en la Bahía de Algeciras (sur de la península Ibérica, hace más de tres décadas), estimadas en 4 k m2
de recubrimiento de fondos blandos someros, no volviendo a reinstalarse en la zona y constatándose en la actualidad su total
desaparición. Aunque las praderas de esta especie son menos estables que las de P. oceanica y en zonas litorales abiertas es
más susceptible de sufrir variaciones naturales en sus zonas periféricas, lo sugerido para P. oceanica puede servir, en líneas gene-
rales, para vigilar esta especie en las aguas litorales europeas (fot. 164). Se debe insistir en los bordes más profundos de las pra-
deras, los más sensibles a un incremento de la turbidez (ver ficha 6).
Las dos restantes especies mediterráneas de fanerógamas marinas citadas en la ficha 6, Zostera marina y Z. noltii, también pue-
den ser sometidas a vigilancia por procedimientos similares a los expuestos para Posidonia oceanica y Cymodocea nodosa.
130
FICHA Nº 37
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Cnidaria
Clase: Anthozoa
Orden: Actiniaria
Familia: Actiniidae
Género: Actinia
Nombre común: Tomate de mar
169 170
Descripción
Es una anémona de color rojo intenso, cuya altura y diámetro alcanzan hasta 8
cm y 7 cm, respectivamente. Los tentáculos son numerosos (hasta 192), cortos y
ensanchados en la base, con las puntas redondeadas.
Hábitat
131
FICHA Nº 37
Distribución
171 172
Mediterráneo y Atlántico
oriental, desde el norte
de Europa hasta los lími-
tes del ecuador, en la
costa occidental africana.
Sensibilidad
ambiental y vigi-
lancia
132
FICHA Nº 38
9. ESPECIES SENSIBLES
9.10. Leptosammia pruv oti
Lacaze-Duthiers
174 Filo: Cnidaria
Clase: Anthozoa
Orden: Scleractinia
Familia: Dendrophyliidae
Género: Leptosammia
Nombre común: Madrépora amarilla
Descripción
Hábitat
133
FICHA Nº 38
especie. Aunque
176 177 puede localizarse
raramente a escasa
profundidad, nor-
malmente se
encuentra a partir
de 15-20 metros,
pudiendo alcanzar
los 150 metros.
Distribución
Sensibilidad
ambiental y vigi-
lancia
134
FICHA Nº 39
9. ESPECIES SENSIBLES
9.11. Astroides calycularis
(Pallas)
Filo: Cnidaria
Clase: Anthozoa
Orden: Scleractinia
Familia: Dendrophylliidae
Género: Astroides
Nombre común: Coral naranja
178
Descripción
Hábitat
135
FICHA Nº 39
180
Distribución
Está bien representada en el Mediterráneo occidental y llega hasta el Estrecho de Gibraltar. En la costa atlántica se ha observado
en la parte norteafricana y en el sur de la Península Ibérica (costa de Cádiz).
Es sensible a la polución marina, particularmente al incremento de carga orgánica y de turbidez. Es una buena especie indicado-
ra de calidad de las aguas litorales. Ante procesos de sedimentación excesiva de origen antrópico, deja entrever el impacto al
exhibir las colonias su impregnación masiva por sedimentos. Al respecto, las fotografías 181 y 182 ilustran, a escala de objetivo
gran angular y macrofotográfica, respectivamente, un exceso de sedimentación proveniente del “overflow ” – explicado en ficha
10- de dragas de succión incursas en procesos de extracción de áridos en los fondos litorales. La muerte de colonias “in situ” tam-
bién puede ser reconocida por el esqueleto calcáreo de los pólipos (fot. 183).
136
FICHA Nº 39
181
183
182
137
FICHA Nº 39
En gradientes de afección ambiental su distribución indica las zonas a partir de las cuales las aguas son limpias. Su vigilancia es
sencilla, especialmente por la vistosidad de las colonias, que pueden tapizar paredes umbrías enteras del precoralígeno. La muer-
te parcial o masiva de sus pólipos deja entrever su esqueleto calcáreo y la desaparición de las colonias donde antes abundaban
puede guardar relación con una perturbación de origen antrópico, lo que conviene comunicar a las autoridades competentes. El
seguimiento puede ser efectivo durante todo el año. Se recomienda fotografiar siempre una superficie concreta de la formación
rocosa natural elegida pues, de este modo, se puede realizar una serie temporal que reflejará fielmente la evolución de las colo-
nias en un mismo punto. Si no se observan cambios significativos en el tiempo, no se producirá señal de alarma. Si por el contra-
rio, merma significativamente su cobertura o desaparece la especie, ello podría interpretarse como la consecuencia de cambios
físico-químicos producidos en la columna de agua. La desaparición de la especie podría ir acompañada de la intrusión de otras
especies que no estaban instaladas anteriormente en la zona monitorizada, lo que podría reforzar la hipótesis de una alteración
ambiental, ya sea por cambios físico-químicos acontecidos en el medio, o bien porque pudiera tratarse de una especie invasora
(lo que también sería una alteración, aunque los parámetros físico-químicos medioambientales preexistentes en la columna de
agua no se hubieran modificado). Si se observa esta especie acantonada sobre superficies horizontales o de mínima pendiente
(lo que frecuentemente sucede en fondos umbríos, en torno a 20-30 metros), se recomienda ejercer la vigilancia sobre tales encla-
ves por ser éstos más vulnerables a procesos anormales de sedimentación (por ejemplo, provenientes de actuaciones de draga-
do como las anteriormente referidas) o de abrasión por medios mecánicos (por ejemplo, garreo de anclas). Ver también recomen-
daciones expuestas en la ficha 6.
Especie protegida como “vulnerable” por el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, y también por el Convenio de Barcelona
(Anexo II) y el Convenio de Berna (Anexo II). El hecho de que sea una excelente indicadora de aguas limpias y de que esté, ade-
más protegida, la convierte en una especie preferencial en cualquier iniciativa de vigilancia ambiental de los fondos litorales donde
viva, ya sea a nivel científico, técnico o de voluntariado.
138
FICHA Nº 40
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Cnidaria
Clase: Anthozoa
Orden: Gorgoniaria
Familia: Paramuriceidae
Género: Paramuricea
Nombre común: Gorgonia roja
Descripción
139
FICHA Nº 40
Distribución
Especies similares
Las colonias pequeñas pueden confundirse con las de coral rojo (Corallium rubrum), diferenciándose en el color de los pólipos
(blanquecinos en el coral rojo, cuando están extendidos) y en la forma de las colonias (en abanico en P. clavata y arborescentes
en el coral rojo).
Es sensible a la polución marina y al aumento de la temperatura. Particularmente, es sensible al incremento de carga orgánica.
Es una excelente especie indicadora de la calidad del agua marina costera. Sin embargo, las colonias grandes (fots. 188-189),
suelen soportar el envite –siempre que no sea muy prolongado- de una sedimentación excesiva derivada del “overflow” –explica-
do en ficha 10- de las actuaciones de extracción de áridos, las cuales se implementan ocasionalmente en la zona litoral. No así
las colonias de menor tamaño (fot. 190), más vulnerables por tener pocos pólipos y encontrarse éstos muy próximos al sustrato.
140
FICHA Nº 40
188 189
Su vigilancia puede implementarse con gran facilidad, no sólo por el gran tamaño y color de las colonias, sino porque estas son
perfectamente reconocibles en paredes verticales concretas donde pueden marcarse y monitorizarse de forma individualizada. La
muerte parcial o masiva de sus pólipos dejando entrever el armazón córneo que los sustenta, o la desaparición de las colonias
en zonas donde antes abundaban, probablemente pueda estar relacionada con una actuación de origen antrópico, lo que debe-
rá ponerse en conocimiento de las autoridades competentes. Aparte su sensibilidad ambiental, su vigilancia puede efectuarse
durante todo el año. Para establecer un estado cero y someter la especie a un control periódico de sus efectivos, con la finalidad
última de comprobar en el tiempo que no desaparece de la zona habitual de buceo, ver recomendaciones generales sobre cómo
hacerlo en ficha 6.
141
FICHA Nº 40
190
142
FICHA Nº 41
Filo: Cnidaria
Clase: Anthozoa
Orden: Gorgoniaria
Familia: Corallidae
Género: Corallium
Nombre común: coral rojo
Descripción
Esta especie colonial se caracteriza por tener un esqueleto rígido y compacto de naturaleza calcárea. Tiene forma arborescente y
las ramificaciones se orientan en todas direcciones (fot. 192, varias colonias señaladas con flechas; no confundir con la de la
izquierda, de gran tamaño, perteneciente a Paramuricea clavata). Aunque las colonias pueden alcanzar los 50 cm de altura, gene-
ralmente tiene entre 4 y 16 cm. El aspecto es de color rojo, no así los pólipos que son blanquecinos transparentes, anulando casi
completamente el rojo de las “ramas” cuando están completamente protraídos, esto es, en estado de máxima extensión. En estas
circunstancias, la colonia se presenta con un aspecto global casi blanco, algo translúcido, por la que puede pasar completamen-
te desapercibida. Es decir, las colonias con los pólipos retraídos y extendidos tienen un aspecto muy diferente, como se aprecia
en la fotografía 191 (interior de círculos). La fotografía 193 recoge la fracción de una colonia de esta especie con los pólipos retra-
ídos (de ahí su color rojo intenso) con la gambita asociada Ballsia gasti, la cual suele pasar desapercibida por presentar también
el color rojo del coral.
Hábitat
Es una especie típica de ambientes con poca luz como grietas, cuevas y paredes verticales de zonas profundas, en el coralígeno
y comunidades rocosas de la plataforma. Batimétricamente, se encuentra entre 10 y 200 m, generalmente por debajo de la cota
de los 40 m ya que es una especie muy escasa.
Distribución
Ampliamente extendida por el Mediterráneo, incluido el Estrecho de Gibraltar. También se encuentra en el Atlántico oriental desde
Portugal hasta Senegal, así como en las Islas Canarias.
Observaciones
Es utilizada en joyería desde hace miles de años debido a su consistencia vítrea que es fácil de trabajar. Este hecho ha llevado a
143
FICHA Nº 41
144
FICHA Nº 42
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Cnidaria
Clase: Anthozoa
Orden: Zoantharia
Familia: Parazoanthidae
Género: Parazoanthus
Nombre común: Anémona amarilla
Descripción
Es una anémona colonial de color amarillo y naranja (fot. 194). Cada pólipo tiene entre 28 y 32 tentáculos dispuestos en dos filas.
La colonia tiene una altura de 2 a 3 cm mientras que su superficie varía pues depende de la disponibilidad de sustrato, pudiendo
cubrir grandes extensiones. Los pólipos están muy próximos entre sí y a veces se disponen en líneas o en grupos.
Distribución
Se distribuye en el Mediterráneo y en el Atlántico oriental desde las Islas Británicas hasta la costa africana, también en el Estrecho
de Gibraltar.
Requiere de aguas limpias y renovadas, por lo que es una buena indicadora de este tipo de aguas. Es muy vulnerable también a
la sedimentación excesiva proveniente de actuaciones de dragados (“overflow”, explicado en ficha 10), especialmente si las colo-
nias están aposentadas sobre superficies horizontales, como refleja la secuencia de fotografías 196-199. La merma significativa
de sus colonias o la desaparición íntegra de éstas en una zona concreta del litoral puede poner al descubierto la intrusión de una
perturbación cuya caracterización y origen debieran determinarse.
145
FICHA Nº 42
194
195
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FICHA Nº 42
197
198
199
147
FICHA Nº 42
abrasión por medios mecánicos (por ej., garreo de anclas). La ausencia de cambios llamativos indica que las condiciones ambien-
tales preexistentes se mantienen o han sufrido escasas variaciones de irrelevante repercusión en la biota. Para establecer un
estado cero y someter la especie a un control periódico de sus efectivos, con la finalidad última de comprobar en el tiempo que
no desaparece de la zona habitual de buceo, ver también recomendaciones generales expuestas en ficha 6.
148
FICHA Nº 43
9. ESPECIES SENSIBLES
9.15. D e n d ro p o m a p e trae u m
(M o n te ro s ato )
Filo: Mollusca
Clase: Gastropoda
O rden: Mesogastropoda
Familia: V ermetidae
Género: D endropoma
Nombre común: No tiene
D escripción
La concha de este gasterópodo es más o menos irregular en forma de tubo y se enrolla en espiral. E l tubo puede tener hasta 0.5
cm de diámetro. Forma agregados compactos con algas calcáreas, presentándose como densas formaciones multiperforadas,
muy bien cementadas (fo t. 2 0 2 ). Puede confundirse con otro vermétido, V ermetus triquertus, pero este último posee una concha
de sección ligeramente triangular, con una cresta longitudinal dorsal y no llega a conformar agregados compactos.
H ábitat
200
V ive en fondos rocosos iluminados y ambientes con
un movimiento del agua entre fuerte y moderado. E s
intermareal y submareal, pudiendo vivir bajo el lími-
te inferior de la marea hasta 3 metros de profundi-
dad. Se encuentra en aguas limpias. Forman den-
sos agregados que constituyen, junto con algas cal-
cáreas incrustantes Neogoniolithon brassica-florida,
antes Spongites notarisii (fo t. 2 0 1) y Mesophyllum
alternans, antes M. lichenoides (fo t. 2 0 0 ), unos con-
glomerados calcáreos de diferentes formas (fre-
cuentemente a modo de crestas o cornisas de hasta
2 0-30 cm de grosor), los cuales en algunos casos
son considerados microarrecifes. También estos
agregados pueden establecerse sobre conchas de
pateliformes (lapas y formas afines) (fo t. 2 0 3 ).
149
FICHA Nº 43
Distribución
201 202
M e d ite rrá ne o o ccid e nta l,
incluid o e l E stre ch o d e
G ibra lta r, d o nd e p a re ce
te ne r e l lím ite o e ste d e su
d istribución.
S e nsibilid a d a m bie n-
ta l y v ig ila ncia
9. ESPECIES SENSIBLES
9.16. Pinna nob ilis Linnaeus
Filo: Mollusca
Clase: Bivalvia
Orden: Mytiloida
Familia: Pinnidae
Género: Pinna
Nombre común: Nacra
Descripción
La concha de este bivalvo es triangular, con forma de quilla, un lado de la cual es muy agudo y el opuesto redondeado y frágil.
Las valvas tienen una coloración parda en la superficie externa mientras que la interna es nacarada, amarillento-anaranjada e iri-
sada. La superficie está cubierta de finas costillas radiales, con líneas de crecimiento onduladas y puede estar cubierta por epi-
biontes, como gorgonias y algas (fot. 204 ) o esponjas (fot. 205). Puede alcanzar casi 100 cm de altura y 30 de longitud, lo que
la convierte no sólo en el mayor bivalvo del Mediterráneo, sino en el mayor molusco con concha de este mar.
Hábitat
Vive en fondos de arena, fango o detríticos y también entre las matas de las fanerógamas marinas (fots. 206, 207). Se fija a tra-
vés de unos filamentos disponiéndose en posición vertical, suele tener casi un tercio de la concha enterrada en el sustrato aun-
que en zonas donde el agua está muy batida la porción puede ser mayor. Se ha observado que los individuos jóvenes están en
zonas superficiales y los adultos en áreas más profundas. Desde 2 a 60 m.
Distribución
Es una especie endémica del Mar Mediterráneo, aunque existen algunas poblaciones aisladas en el Cantábrico, habiendo sido
citada también en la costa atlántica de Marruecos y en Portugal.
15 1
FICHA Nº 44
estar presente. Al respecto y, como punto de partida (o estado cero de las observaciones) los buceadores deportivos deberían rea-
lizar un censo por unidad de superficie en las zonas que frecuentan donde la especie esté presente. Este aspecto es clave para
implementar un seguimiento efectivo de las pérdidas o ganancias de ejemplares que puedan detectarse en el futuro. Si se detec-
ta desaparición de ejemplares atribuible a causas no naturales, ello debería comunicarse a las autoridades competentes para
que estas adopten las medidas oportunas.
205
204
Referencias fotog rafías 205
a 207
Fot. 205,
np-mljet.hr
Fot. 206,
w w w .musee-coquillages.com
Fot. 207,
w w w .marenostrum.org
206 207
152
FICHA Nº 45
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Mollusca
Clase: Bivalvia
Orden: Mytiloida
Familia: Pinnidae
Género: Pinna
Nombre común: Nacra de roca, peineta,
nacra áspera
Descripción
208 209
Este bivalvo tiene una concha
triangular fina y frágil en forma de
quilla. Puede alcanzar los 40 cm
de altura. En la superficie presen-
ta entre 5 y 8 costillas radiales
bastante marcadas con numero-
sas escamas tubulosas de mayor
longitud en los bordes. Es de color
marrón-rosada y generalmente
presenta incrustaciones de brio-
zoos y algas calcáreas y otras for-
mas de epibiosis (fots. 208- 211).
Hábitat
Se asienta sobre fondos fangosos
y arenosos, también en fondos
rocosos expuestos a la luz, donde
suele ubicarse entre las anfrac-
tuosidades de las rocas. Se loca-
liza desde el límite inferior de la
marea, en los primeros metros de
profundidad, hasta la cota apro-
ximada de 50 metros.
153
FICHA Nº 45
Distribución
209
Mediterráneo y Atlántico (es anfiatlántica, localizándo-
se en zonas templadas de ambos lados de este océa-
no), incluyendo el Caribe (en el Atlántico oeste, sólo se
encuentra en este mar) las Islas Azores y las Islas
Canarias. También en el Mar de Alborán, Estrecho de
Gibraltar y costas atlánticas del sur de la Península
Ibérica.
154
FICHA Nº 46
9. ESPECIES SENSIBLES
9.18. H alocy nthia papillosa
(Linnaeus)
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Pleurogona
Familia: Pyuridae
Género: Halocynthia
Nombre común: ascidia roja, patata de
mar o ascidia del Mediterráneo
Descripción
Es una ascidia solitaria y su cuerpo tiene forma de botella de entre 12 y 20 cm de longitud. Es habitualmente de color rojo intenso
y su consistencia coriácea (fots. 212, 213), aunque a veces el color puede ser amarillento-hueso (fot. 214). Su superficie tiene un
aspecto aterciopelado, que la hace inconfundible.
Hábitat
Es una especie sublitoral que suele encontrarse fijada sobre sustrato rocoso de zonas poco iluminadas como paredes verticales,
grietas, cuevas y extraplomos, en fondos coralígenos y precoralígenos. También se puede localizar en comunidades de algas, en
praderas de Posidonia y en ambientes detríticos costeros. A escasa profundidad (menos de 10 metros) es excepcionalmente rara,
siendo relativamente frecuente entre 20 y 40 metros.
Distribución
Común en todo el Mediterráneo desde Israel hasta el Estrecho de Gibraltar. También está presente en Portugal y Canarias, es
decir, en el Atlántico oriental.
155
FICHA Nº 46
214
156
FICHA Nº 47
9. ESPECIES SENSIBLES
9.19. Polysyncraton lacaz ei
(G iard)
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Enterogona
Familia: Didemnidae
Género: Polysyncraton
Nombre común: no tiene
Descripción 216
Hábitat
Se encuentra en zonas protegidas como paredes verticales, extraplomos, entra-
da de cuevas o bajo piedras. También en enclaves semiexpuestos, fondos cora-
lígenos y detríticos costeros. Puede aparecer asociada a comunidades de algas
de zonas iluminadas y oscuras. Se ha observado en praderas de Posidonia y de
Caulerpa prolifera. Desde el límite inferior de la marea 30-40 m de profundidad.
Distribución
157
FICHA Nº 47
2 17 2 18
E s u na esp ecie sensible, típ ica de fo ndo s bien co nservado s, bio ló gicamen-
te rico s y bien estru ctu rado s. A u nq u e req u iere fu ndamentalmente de agu as
limp ias y reno vadas, p u ede to lerar cierto s grado s de p ertu rbació n si bien en
esto s caso s su p resencia deviene ex cep cio nal. D ebido a su co lo ració n y a
q u e su s co lo nias p u eden o cu p ar u na imp o rtante su p erficie del su strato , u na
vez el bu ceado r se familiarice co n la esp ecie, esta p u ede co ntribu ir a la vigi-
lancia de z o nas h abitu ales de bu ceo do nde su p resencia es co nstante. D e
ah í q u e su to tal desap arició n de enclaves do nde antes abu ndaba indiq u e q u e algo imp o rtante p u ede estar su cediendo , lo q u e
co nviene validarse co n o bservacio nes p aralelas similares centradas en o tras esp ecies indicado ras sensibles. P ara establecer u n
estado cero y so meter la esp ecie a u n co ntro l p erió dico de su s efectivo s, co n la finalidad ú ltima de co mp ro bar en el tiemp o q u e
no desap arece de la z o na h abitu al de bu ceo , ver reco mendacio nes generales so bre có mo h acerlo en ficha 6.
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Enterogona
Familia: Polyclinidae
Género: Aplidium
Nombre común: no tiene
Hábitat
159
FICHA Nº 48
Aunque ocasionalmente se encuentra en aguas someras, normalmente se encuentra entre 10 y 30 metros. Se reproduce en los
meses de marzo, abril y mayo.
Se encuentra en el Estrecho de
Gibraltar y mar de Alborán. En el
Atlántico oriental se ha observado
desde las Islas Británicas hasta
Portugal.
Sensibilidad ambiental y
vigilancia
160
FICHA Nº 49
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Enterogona
Familia: Polyclinidae
Género: Aplidium
Nombre común: no tiene
Descripción
Ascidia colonial, de configuración masiva y forma generalmente de pera o de disco, o bien irregular (fot. 224). Su tamaño oscila
normalmente entre 5 y 10 cm de diámetro aunque se pueden observar colonias de hasta 25 o más centímetros de diámetro
mayor. Su consistencia es carnoso-cartilaginosa y no suele tener arena adherida. Presenta un color que varía desde blanquecino
hasta amarillo anaranjado; en algunas zonas el color es naranja intenso.
Hábitat
Suele encontrarse asociada a comunidades de algas de zonas iluminadas en aguas batidas o semibatidas, sobre roquedos natu-
rales pero fundamentalmente en paredes verticales y extraplomos (fots. 222, 223). También se integra en comunidades de algas
de ambientes umbríos, fondos coralígenos y detríticos costeros. Se ha observado en praderas de Posidonia y fondos de Caulerpa
prolifera. Puede localizarse a escasos metros de profundidad, en ambientes umbríos, hasta 40 metros.
Distribución geográfica
Se extiende desde el Cabo de Trafalgar en el Estrecho de Gibraltar hasta Italia y Túnez, incluyendo las costas mediterráneas espa-
ñolas, Baleares y Ceuta.
Especie excelente indicadora de aguas limpias y renovadas, siendo muy sensible al deterioro de la calidad del agua y a pertur-
baciones ambientales significativas. Es especialmente sensible a la carga orgánica, a la sedimentación alta y a la turbidez eleva-
da. Las fotografías 225 y 226 muestran su extrema sensibilidad a la sedimentación excesiva proveniente de actividades huma-
161
FICHA Nº 49
P or su tam añ o y v istosid ad es
id ó nea p ara u tiliz arla c om o
ind ic ad ora en p rog ram as d e
v ig ilanc ia am b iental d e los
fond os litorales. La elec c ió n d e
u na p ared v ertic al fá c ilm ente
id entific ab le en las inm ersio-
nes h ab itu ales, c on p resenc ia
sig nific ativ a d e la esp ec ie (al
m enos 5 a 1 0 c olonias), p u ed e
ser su fic iente p ara ad v ertir
c am b ios en el sistem a si se
c onstata su d esap aric ió n, lo
q u e d e oc u rrir d eb ería p oner-
224 se en c onoc im iento d e las
au torid ad es c orresp ond ientes
u na v ez se efec tu aran las
c om p rob ac iones op ortu nas.
P ara estab lec er u n estad o
c ero y som eter la esp ec ie a u n
c ontrol p erió d ic o d e su s efec ti-
v os, c on la finalid ad ú ltim a d e
c om p rob ar en el tiem p o q u e
no d esap arec e d e la z ona
h ab itu al d e b u c eo, v er rec o-
m end ac iones g enerales sob re
c ó m o h ac erlo en fic h a 6 .
162
FICHA Nº 49
225 226
163
FICHA Nº 49
227 228
164
FICHA Nº 50
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Chordata
Subfilo: U rochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
O rden: E nterogona
Familia: Polycitoridae
Género: Polycitor
Nombre común: no tiene
D escripción
E sta especie constituye colonias masivas de forma variable, que tienen hasta 10 cm de diámetro y 5 cm de altura (fot. 229, den-
tro de círculos). Las colonias, de consistencia gelatinosa-cartilaginosa y superficie lisa, tienen un pedúnculo muy corto, no percep-
tible o sólo ocasionalmente en inmersión. La coloración es blanquecina, algo traslúcida, con puntuaciones pardo oscuras, en
forma de ocho, que corresponden a los zooides (fots . 230 , 231 ).
H ábitat
Suele encontrarse en paredes verticales y ex traplomadas, asociada a comunidades algales en zonas sujetas a corrientes o de
hidrodinamismo moderado. Generalmente se establece en fondos umbríos o medianamente umbríos. También en praderas de
Posidonia, fondos detríticos (ex cepcionalmente se ha identificado en arenas fangosas). Se ha observado en paredes de hormigón
donde el hidrodinamismo es elevado, como es el ex terior de los puertos. Batimétricamente, se localiza entre 2 y 40 metros, si bien
entre 10 y 3 0 metros su frecuencia parece mayor.
D istribución
E specie sensible a perturbaciones ambientales, y, por tanto, regresiva, esto es, que sus poblaciones disminuyen cuando aumen-
ta el grado de estrés ambiental. E s singularmente sensible a la carga orgánica, a la turbidez ex trema y a la sedimentación alta,
165
FICHA Nº 50
166
FICHA Nº 51
9. ESPECIES SENSIBLES
9.23. Polycitor crystallinum
(R enier)
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Enterogona
Familia: Polycitoridae
Género: Polycitor
Nombre común: no tiene
Descripción
Es una ascidia colonial, que se adhiere al sustrato directamente, sin existir un pedúnculo intermediario. Las colonias son masivas,
de forma globosa y entre 6 y 7 cm de diámetro. Son blanquecinas y generalmente exhiben numerosos círculos de color blanco
intenso, los cuales bordean los sifones de los zooides (fot. 232). En las colonias más desarrolladas el color blanquecino adquiere
mayor intensidad y otras pueden ser incluso amarillo-anaranjado. Su consistencia es carnosa y gelatinosa, de superficie lisa. En la
base de las colonias puede haber arena (zona de unión al sustrato), la cual está ausente en el resto de la superficie de las mismas.
Hábitat
Presente en fondos rocosos de zonas preferentemente umbrías con moderado hidrodinamismo, sobre paredes verticales y extra-
plomos en el coralígeno. También se ha citado en praderas de Posidonia, en rizomas da algas laminariales, algueros de Caulerpa,
así como en fondos detríticos costeros y enfangados. Puede ser epibionte de gorgonias (Eunicella). Desde 4 m de profundidad
hasta la zona batial.
Distribución
Mediterráneo y Estrecho de Gibraltar. Atlántico Oriental (costas africanas de Senegal y Gambia).
Especie indicadora de aguas limpias y renovadas, sensible a perturbaciones ambientales. Tiende a la reducción de efectivos o a
desaparecer cuando aumenta el estrés ambiental derivado de algún tipo de afección antrópica significativa. Por su vistosidad y
fácil reconocimiento en inmersión, es recomendable utilizarla como indicadora en programas de vigilancia ambiental de los fon-
dos litorales siempre que su presencia en la zona vigilada sea común o abundante. La elección de un enclave adecuado (rocoso,
167
FICHA Nº 51
168
FICHA Nº 52
9. ESPECIES SENSIBLES
9.24. Pseudodistoma ob scurum
Pé rè s
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Enterogona
Familia: Polyclinidae
Género: Pseudistoma
Nombre común: no tiene
Descripción
Es una ascidia colonial que presenta dos aspectos diferentes. Por un lado forma colonias globosas, piramidales y cónicas de gran
tamaño, que pueden medir más de 50 cm de altura; carnosas, de color amarillo intenso o pálido (fots. 233, 235), sin tener habi-
tualmente incrustaciones de arena (este tipo morfológico se adscribía anteriormente a la especie Pseudodistoma crucigaster, con-
siderada actualmente sinónima de P. obscurum). Por otra parte, existen colonias de morfología similar a la anterior (aunque a
veces son aplanadas o discoidales), cuyo tamaño no suele exceder de 5 cm de altura y 10 cm de diámetro mayor; son también
carnosas, pero más consistentes que el morfotipo anterior y presenta incrustaciones de arena; su color es grisáceo, a veces casi
negro (de ahí el nombre específico obscurum) (fots.
234, 239). Ocasionalmente pueden contemplarse
233
ambas variedades casi juntas (fot. 233). También
existen morfotipos de tonos amarillentos más apa-
gados (fot. 236) o intensamente oscurecidos (fots.
237, 238).
Hábitat
La especie se encuentra asociada a comunidades
de algas de ambientes luminosos, en zonas de
moderado-alto hidrodinamismo, y también vincula-
da a zonas escasamente iluminadas de aguas cal-
madas y en el coralígeno. Se ha observado en pra-
deras de Posidonia y en sustratos detríticos coste-
ros. La profundidad a la que se encuentra normal-
mente es de 5 a 35 metros.
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234 235
236
Distribución
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171
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239
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FICHA Nº 53
9. ESPECIES SENSIBLES
9.25. Stolonica socialis
H artmeyer
Filo: Chordata
Subfilo: Urochordata (Tunicata)
Clase: Ascidiacea
Orden: Pleurogona
Familia: Styelidae
Género: Stolonica
Nombre común: no tiene
Descripción
240
Ascidia colonial, cuyas colonias la constituyen zooi-
des de unos 25 mm de altura, de forma oblonga o
de barrilete, los cuales se disponen muy agrupados
permaneciendo unidos por su base. La superficie
corporal es delgada y de color anaranjada (fots.
240, 242, 243).
Hábitat
V ive en fondos rocosos, fija sobre superficies verti-
cales y extraplomos en zonas donde el hidrodina-
mismo es de moderado a intenso y existe poca
sedimentación. También puede aparecer vinculada
a sustratos arenosos o biodetríticos cercanos al
roquedo, donde puede observarse fijada a concre-
cionamientos biogénicos. A veces se encuentra
como epibionte de otros organismos sésiles, sobre
todo de gorgonias (fot. 240). Desde 10 a 40 metros
de profundidad, con mayor frecuencia entre 20 y 30
metros.
173
FICHA Nº 53
241 242
Distribución
En el Atlántico oriental desde las Islas Británicas hasta Marruecos incluido el Estrecho de Gibraltar.
Especie sensible, típica de aguas limpias y renovadas. No tolera ciertos niveles de carga orgánica ni elevada tasa de sedimenta-
ción. Por estas razones, no se encuentra en fondos perturbados sometidos al influjo directo o indirecto de los emisarios de aguas
174
FICHA Nº 53
243 244
245 246
175
FICHA Nº 53
residuales. También ha mostrado su vulnerabilidad ante una sedimentación excesiva derivada de la decantación de áridos finos
provenientes de dragados litorales (“overflow ”, explicado en ficha 10), sobre todo si las colonias están aposentadas sobre super-
ficies horizontales (ver secuencia de progresivo aterramiento en las fotografías 243- 246). Cuando este tipo de impactos es alto,
también se ven seriamente afectadas las colonias fijadas sobre superficies verticales (fot. 241).
Su llamativa coloración, el tamaño de sus colonias, y su aspecto inconfundible (una vez el observador se familiarice con la espe-
cie) la postulan como idónea para desempeñar funciones de vigilancia submarina de nuestro entorno sublitoral. Para establecer
un estado cero y someter la especie a un control periódico de sus efectivos, con la finalidad última de comprobar en el tiempo que
no desaparece de la zona habitual de buceo, ver recomendaciones generales sobre cómo hacerlo en ficha 6.
176
FICHA Nº 54
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Chordata
Subfilo: Vertebrata (Craniata)
Clase: Actinopterigii
Orden: Perciformes
Familia: Serranidae
Género: Anthias
Nombre común: Tres colas
Descripción
El cuerpo de esta especie es ovoidal, alto y comprimido lateralmente y alcanza una longitud de 25 cm aunque suele ser más
pequeño. La cabeza es alta y el rostro corto, con boca amplia, oblicua y protráctil, y numerosos dientes pequeños. La mandíbu-
la inferior es más prominente que la superior y los ojos son grandes. El color del cuerpo es rojo, con el vientre más claro. En los
flancos y sobre el morro exhibe tres bandas amarillas longitudinales. Los bordes de las aletas son violetas. Su aleta dorsal ocupa
prácticamente todo el dorso, las aletas pectorales son grandes, anchas y redondas, las aletas ventrales son muy largas y la aleta
caudal frecuentemente escotada (fots. 247, 248).
Hábitat
Suele vivir en grupos pocos densos y se reproduce en primavera. Es una especie muy voraz que se alimenta de crustáceos, molus-
cos y alevines de peces. Se encuentra en fondos rocosos, especialmente junto a paredes verticales (fot. 250) y en las entradas de
agujeros y grietas (fots. 249, 251), pero también se observan densos cardúmenes de esta especie sobre bloques rocosos y encla-
ves rocosos horizontales (próximos a promontorios rocosos) (fot. 247). Generalmente se encuentran a partir de 15 metros de pro-
fundidad, pero también se puede localizar a menor profundidad en zonas rocosas umbrías (fot. 252).
Distribución
Mediterráneo y Atlántico, incluido el Mar de Alborán y Estrecho de Gibraltar, donde es muy abundante.
177
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247
248
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249 250
179
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y densidad de sus cardúmenes, permitirá que no pase desapercibida su ausencia si estos desaparecen. Sería una señal de alar-
ma que puede destapar la existencia de un evento de perturbación que convendría validar con la respuesta al mismo de otros
indicadores sensibles incluidos en esta obra. Aunque no hemos podido confirmarlo, es razonable pensar que, si bien esta espe-
cie es de hábitos sedentarios, al tener capacidad de huída activa ante un hipotético empeoramiento de las condiciones ambien-
tales de su hábitat, puede ser de los primeros indicadores en advertir con su desaparición una perturbación ambiental en su fase
inicial, con lo que tal vez los indicadores bentónicos fijos al sustrato no pueden ofrecer tan rápida respuesta (entre otras razones
porque son prisioneros de su sustrato y no pueden huir). Como recomendación, en la zona de buceo habitual, debe elegirse una
zona de fácil localización, donde el buceador observe la presencia continua de la especie en densas formaciones.
252
251
180
FICHA Nº 55
9. ESPECIES SENSIBLES
9.27. Ap ogon imberbis
Lacep ède
Filo: Chordata
Subfilo: Vertebrata (Craniata)
Clase: Actinopterigii
Orden: Perciformes
Familia: Apogonidae
Género: Apogon
Nombre común: salmonete real o pez
cardenal
Descripción
Es una especie con el cuerpo oval y corto, de color rojo vivo con las aletas rosadas y con una longitud de hasta 15 cm (fots.253-
255). A lo largo de la base de la aleta caudal presenta 2 o 3 puntos negros que a veces pueden estar unidos. Las aletas pectora-
les son redondeadas y largas que alcanzan al menos el comienzo de la aleta anal. La primera aleta dorsal es triangular y la
segunda es más alta y amplia que la primera. Los ojos son grandes y tanto la parte dorsal como la ventral de la cabeza es marrón.
La boca es grande y la mandíbula inferior prominente, la cual presenta pequeños y finos dientes.
Hábitat
Es un animal migratorio y puede aparecer solo o formando grupos. Vive normalmente en sustratos rocosos, en grietas o cuevas
(fots. 253, 255). Es una especie muy esciáfila (esto es, exige para vivir ambientes estrictamente umbríos). Por ello, durante el día
sólo puede ser observada por los buceadores si éstos introducen la cabeza en grietas u oquedades, donde se dejan entrever al
fondo de las mismas. Se reproduce en primavera y verano. La fecundación es interna y una vez que la hembra expulsa los huevos
el macho los introduce en su boca y los incuba en el interior (fot. 254; macho con huevos expulsados por estrés causado en cau-
tividad). Se encuentra desde los fondos más someros, incluso a 1-2 metros de profundidad en zonas muy umbrías, hasta 200 m.
Distribución
Mediterráneo y Atlántico próximo, incluido el Estrecho de Gibraltar.
181
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254
255
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FICHA Nº 56
9. ESPECIES SENSIBLES
Filo: Chordata
Subfilo: Vertebrata (Craniata)
Clase: Actinopterigii
Orden: Perciformes
Familia: Labridae
Género: Thalassoma
Nombre común: Fredi o pez verde
Descripción
Este pez se caracteriza por presentar un cuerpo fusiforme, alargado y comprimido lateralmente. La cabeza es mediana y conve-
xa con los labios no muy gruesos y con repliegues, los dientes son cónicos y se disponen en una sola fila en cada mandíbula. Los
ojos son pequeños. Las aletas dorsal y anal son largas aunque la primera más que la segunda, el extremo posterior es agudo.
Las aletas pectorales son largas y oblicuas y las ventrales cortas. Los machos alcanzan los 25 cm de longitud y son de color verde
con finas líneas transversales rosadas, con la cabeza rojiza, adornada de dibujos arabescos azulados y de labios blancos. En los
flancos existen bandas transversales de color variable. Presentan una franja azul en los flancos, en la zona de las aletas pectora-
les. Además, en las aletas dorsal y anal posee bandas longitudinales de varios colores. Las hembras tienen una longitud de hasta
15 cm, son de color verde claro con 5 o 6 bandas azules transversales y en la cabeza exhiben unos dibujos arabescos azulados;
presentan una mancha negra en el dorso y bandas longitudinales en las aletas impares. Existen diferentes variedades de color
que en su tiempo fueron consideradas como especies diferentes. Pese a tales diferencias de color, el aspecto de esta especie es
inconfundible con la del resto de lábridos, de ahí que no deba producirse error en la identificación durante las inmersiones.
Hábitat
Es un animal gregario y muy activo que vive en fondos rocosos y praderas de fanerógamas (fot. 256, interior de círculos), frecuen-
tando cuevas, aberturas, paredes verticales, bloques de rocas y piedras recubiertas de algas. También se ha observado en la
interfase rocas-arena y arena-fanerógamas, arenas fangosas y gruesas, cascajos y detritos, así como en el interior de esponjas
y de tubos vacíos de gusanos poliquetos. Se encuentra entre 1 y 50 metros de profundidad.
Distribución
Mediterráneo, incluido el Estrecho de Gibraltar. Atlántico orientaL, desde Portugal hasta el Congo.
183
FICHA Nº 56
184
BIBLIOGRAFÍA
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189
AGRADECIMIENTOS
Son numerosas las personas a quienes debo expresar mi agradecimiento por contribuir directa
o indirectamente a que esta obra h ay a sido posible. E n primer lugar, debo destacar a J esú s
C abello, director del P arque N atural del E strech o, por h aberme empujado a la realiz ació n en un
“tiempo ré cord”, junto a J osé M iguel P oz anco, A na E lena Sá nch ez y C lint G arcía, quienes formaron
un “lobby ” de presió n, sin el cual no h ubiese encontrado la motiv ació n suficiente para elaborarla
durante el brev e periodo en que debía concluirse. A M ilagros P é rez y R afael B arba por sus v aliosos
comentarios al texto e imá genes. A mi buen amigo y colega F ernando M olina, por apoy ar la obra
en todos sus té rminos y autoriz ar los fondos para su publicació n. A A ndré s L eal y J osé F raidías,
por los intercambios de opinió n en el á mbito de proy ectos de v igilancia ecoló gica desarrollados
en el litoral andaluz . A todos ellos les expreso mi má s profunda gratitud y , por extensió n, a E gmasa
y a la C onsejería de M edio A mbiente de la J unta de A ndalucía. A R osario P intos, le agradez co
sobremanera que prologue este libro, de su antiguo profesor, quien mantiene un excelente
recuerdo de su andadura univ ersitaria como alumna de la F acultad de B iología de Sev illa.
A Iné s M artínez P ita, L iliana O lay a y A lexandre R oi G onz á lez , les debo una consideració n especial,
pues sin su estrech a y v aliosa colaboració n esta obra no se h ubiera concluido en el exiguo
margen de tiempo disponible. A J oaquín D eañ o, por su contribució n directa o indirecta en todo
lo que produce el L B M U S, particularmente por su capacidad de solucionar problemas administrativ os
e informá ticos y su continuo apoy o para colaborar en cuanto fuera necesario (es poliv alente).
G racias tambié n a P aco R odríguez , quien cuando lo h emos necesitado siempre estuv o, y con
gran capacidad resolutiv a.
M enció n aparte merecen mis colaboradores y amigos del L aboratorio de B iología M arina (L B M U S),
P aco G arcía, J osé M anuel G uerra, F ree E spinosa, E milio Sá nch ez , C arlos M aría L ó pez , M anu
M aestre, A urora R uíz , Isabel G arcía y P aco R uíz y a nuestro ú ltimo fich aje G eorgina R iv era, de
quien esperamos much o (sírv ale esto de motiv ació n). Sin olv idarme de J uan C orz o, L ucas C erv era,
C é sar M egina, D arren F a y Á ngel L uque E scalona. A todos ellos les debo, gracias a los continuos
intercambios de ideas y opiniones sobre cuestiones científicas, así como de las campañ as e
inmersiones que h emos tenido la oportunidad de compartir, mi gratitud sincera por contribuir
a enriquecer div ersos aspectos tratados directa o indirectamente en esta obra.
J osé L uis C arballo, Santi N aranjo y P ablo L ó pez , tambié n merecen especial menció n. A ellos tuv e
el h onor y la satisfacció n de dirigir sus respectiv as tesis doctorales - en tiempos muy difíciles para
el L B M U S- , relacionadas con grupos taxonó micos complejos tratados en esta obra, lo que me
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permitió profundizar en el conocimiento y actualización de los mismos. Estas tesis se desarrollaron
en el ámbito del “Proyecto de Investigación Biológica Bahía de Algeciras”, promovido y financiado
por CEPSA, La Compañía Sevillana de Electricidad (ahora perteneciente al grupo ENDESA) y la
Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Al respecto, subviene un recuerdo muy
especial para Santiago Miño Fugarolas, principal impulsor del proyecto. Gracias a estos
patrocinadores fue posible una profundización en el conocimiento de los bioindicadores marinos
y de mi formación específica en el tema. Asímismo, esta obra se ha visto sustancialmente reforzada
de la experiencia acumulada en proyectos financiados por la Consejería de Medio Ambiente de
la Junta de Andalucía, Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, Autoridad Portuaria de Ceuta
y el Ministerio de Medio Ambiente. V aya también mi gratitud para el Instituto de Estudios
Campogibraltareños y el Instituto de Estudios Ceutíes, muy especialmente para Simón Chamorro,
Eduardo Briones, Javier Martínez y José Luis Ruíz, con quienes tantas veces departí en relación
con la temática tratada.
Los fieles compañeros de buceo “de toda la vida”, de quienes tanto aprendí y a quienes tanto
debo, son también dignos de una mención especial. En Andalucía: Francisco José Molina, Juan
Enrique Puche, Enrique Guzmán, Germán Rodríguez, Jorge Martín, Federico Contreras, Jorge
Padilla, Agustín Ausejo y Carlos Cano; en Ceuta: José Manuel Ávila, Salvador Díaz, Manolo Torroba,
Juan Bravo y Juan Rodríguez. T odos ellos extraordinarios buceadores y amigos que han sido
elementos-clave en los inicios y posterior consolidación de esta “aventura ambiental submarina”.
Al ojear este libro, su presencia es constante.
Álvaro López-Pozas, de Coria Gráfica, también ha hecho gala de mi más sincero agradecimiento.
Su excelente profesionalidad y predisposición para que esta obra haya visto la luz, en tiempo y
forma, ha sido determinante.
Finalmente, y no por ello en último vagón de cola, dedico un recuerdo muy especial a mi mujer
Liliana y a mis cuatro hijos Gabriel, Maria de los Ángeles, Álvaro y Carlos, por su constante apoyo
y su capacidad de sufrimiento ante el tiempo de dedicación que recurrentemente les he sustraído.
A ellos agradezco vivamente su comprensión e inagotable paciencia. A mi hijo mayor, Gabriel,
le transmito mi particular emoción al contemplarlo en numerosas de las fotografías submarinas
(algunas de las cuales se incluyen en la obra) que son fiel reflejo de las inmersiones que hemos
compartido juntos y que tantas satisfacciones nos han deparado.
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