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Universidad Tecnológica de Bolívar

Facultad de Ciencias sociales y humanidades


Programa de Psicología
Neuropsicología

Estudio de caso:

S.H. es un hombre de 45 años de edad, sano, sin antecedentes personales de interés, casado y con
dos hijos. S.H. había cursado estudios superiores lo que le permitía ejercer su profesión de ingeniero
industrial como comercial de productos electrónicos. Aproximadamente dos meses antes de su
ingreso al hospital, S.H. sufrió un accidente de tráfico que le provocó un traumatismo
craneoencefálico grave, con una puntuación en la Escala de Coma Glasgow inicial de 3/15, y en el
mes y medio en el que estuvo en coma. Las pruebas de imagen que se le realizaron en los días
posteriores al accidente mostraron la existencia de signos compatibles con una lesión axonal difusa
y focos contusivos bifrontales de predominio derecho en la tomografía computarizada. Una
resonancia magnética de control mostró hallazgos similares, pero con predominio de focos
hemorrágicos puntiformes subcorticales y focos contusivos frontales.

EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA

Cuando S.H. ingresó en el hospital se encontraba en pleno período de amnesia postraumática (APT)
y presentaba múltiples deficiencias cognitvas, psicopatológicas y funcionales. Sus limitaciones
motoras eran menores y se limitaban a una modera lentitud psicomotora y leves dificultades de
coordinación. Una vez que se consiguió que S.H. saliera de la amnesia postrumática, se realizó una
extensa valoración multidisciplinar que evidenció desde una perspectiva neuropsicológica
deficiencias en diversas áreas cognitivas – atención, memoria y funcionamiento ejecutivo (atención
sistenida, inhibición de interferencias, planificación, supervisión y control de conductas, flexibilidad
mental) –acompañadas de alteraciones de la personalidad (irritabilidad, desinhibición y apatía) y
una escasa conciencia de enfermedad que se limitaba a percibir tan sólo los leves problemas físicos
que presentaba. Funcionalmente, S.H. necesitaba supervisión en todas las actividades básicas de la
vida diaria, aún sin él reconocerlo.

La esposa de S.H. al describir la conducta de su marido manifestaba que era una persona diferente,
ya que era capaz de acordarse y explicar las labores más complejas de su trabajo, pero incapaz de
seguir los pasos más simples para asearse por las mañanas (desorganización). Su esposa observaba
que no era capaz de mantener la atención y con frecuencia abandonaba las tareas (impersistencia);
sus hijos de 9 y 6 años lo agotaban (disminución del rendimiento) y lo ponían nervioso; en las visitas
de familiares y amigos se mostraba inquieto y transcurridos unos minutos los despachaba de la
habitación (desinhibición). La relación familiar de S.H. era cada vez más tensa. La tensión se
incrementaba además por la sobrecarga que empezaba a hacerse evidente en su mujer tras meses
de dedicación exclusiva. Generalmente S.H. mostraba una actitud apática e indiferente con su
mujer, pero rápidamente se tornaba irascible cuando ella le solicitaba más iniciativa. Fracasaba en
la ejecución de la tarea (conducta errática, rígida y perseverante) y era incapaz de rectificar (escasa
corrección de errores). Con frecuencia su mujer explicaba: “Mi marido se acuerda y sabe cómo hacer
las cosas, pero es como si a mi marido no se le encendiera la luz”.

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