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El Camino Del Artista - Julia Cameron
El Camino Del Artista - Julia Cameron
Cuento Policial
Rumbo a la tienda donde trabajaba como vendedor, un joven pasaba todos los días por delante
de una casa en cuyo balcón una mujer bellísima leía un libro. La mujer jamás le dedicó una
mirada. Cierta vez el joven oyó en la tienda a dos clientes que hablaban de aquella mujer.
Decían que vivía sola, que era muy rica y que guardaba grandes sumas de dinero en su casa,
aparte de las joyas y de la platería. Una noche el joven, armado de ganzúa y de una linterna
sorda, se introdujo sigilosamente en la casa de la mujer. La mujer despertó, empezó a gritar y el
joven se vio en la penosa necesidad de matarla. Huyó si haber podido robar ni un alfiler, pero
con el consuelo de que la policía no descubriría al autor del crimen.
A la mañana siguiente, al entrar en la tienda, la policía lo detuvo. Azorado por la increíble
sagacidad policial, confesó todo. Después se enteraría de que la mujer llevaba un diario íntimo
en el que había escrito que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos
verdes, era su amante y que esa noche la visitaría.
Marco Denevi
Actividades
1. Lo que acabas de leer es un cuento policial ¿Por qué?
2. ¿Cómo lo clasificarías? Explica.
3. ¿Cuáles son los personajes del cuento? ¿Qué características posee cada uno de ellos? Da al
menos cuatro para cada uno.
4. ¿Cuál fue el motivo inicial por el que el joven fue a la casa de la mujer? Explica con tus
palabras.
5. ¿Por qué el joven decide matar a la mujer?
6. ¿Por qué la policía lo detuvo tan rápido? Explica brevemente.
7. Elabora en tu carpeta dos esquemas actanciales para este cuento:
• En el primero, el vendedor es el sujeto.
• En el segundo, el sujeto es la mujer.
L ee atentamente el siguiente relato:
L ee el siguiente relato:
La inspiración
por Pablo De Santis
El poeta Siao, que vivía desde el otoño en el palacio imperial, fue encontrado muerto en su
habitación. El médico de la corte decretó que la muerte había sido provocada por alguna
substancia que le había manchado los labios de azul. Pero ni en las bebidas ni en los alimentos
hallados en su habitación había huellas de veneno.
El consejero literario del emperador estaba tan conmovido por la muerte de Siao, que ordenó
llamar al sabio Feng. A pesar de la fama que le había dado la resolución de varios enigmas —
entre ellos la muerte del mandarín Chou y los llamados “crímenes del dragón”— Feng vestía
como un campesino pobre. Los guardias imperiales se negaron a dejarlo pasar, y el consejero
literario tuvo que ir a buscarlo a las puertas del palacio para conducirlo a la habitación del
muerto.
Sobre una mesa baja se encontraban los instrumentos de caligrafía del poeta Siao: el pincel de
pelo de mono, el papel de bambú, la tinta negra, el lacre con que acostumbraba a sellar sus
composiciones.
—Mis conocimientos literarios son muy escasos y un poco anticuados. Pero sé que Siao era un
famoso poeta, y que sus poemas se contaban por miles —dijo Feng—. ¿Por qué todo esto está
casi sin usar?
—Sabio Feng: hacía largo tiempo que Siao no escribía. Como verá, comenzó a trazar un
ideograma y cayó fulminado de inmediato. Siao luchaba para que volviera la inspiración, y en el
momento de conseguirla, algo lo mató.
Feng pidió al consejero quedarse solo en la habitación. Durante un largo rato se sentó en
silencio, sin tocar nada, inmóvil frente al papel de bambú, como un poeta que no encuentra su
inspiración. Cuando el consejero, aburrido de esperar, entró, Feng se había quedado dormido
sobre el papel.
—Sé que nadie, ni siquiera un poeta, es indiferente a los favores del emperador —dijo Feng
apenas despertó—. ¿Tenía Siao enemigos?
El consejero imperial demoró en contestar.
—La vanidad de los poetas es un lugar común de la poesía, y no quisiera caer en él. Pero en el
pasado, Siao tuvo cierta rencilla con Tseng, el anciano poeta, porque ambos coincidieron en la
comparación de la luna con un espejo. Y un poema dirigido contra Ding, quien se llama a sí
mismo “el poeta celestial”, le ganó su odio. Pero ni Tseng ni Ding se acercaron a la habitación
de Siao en los últimos días.
—¿Y se sabe qué estaban haciendo la noche en que Siao murió?
—La policía imperial hizo esas averiguaciones. Tseng estaba enfermo, y el emperador le envió a
uno de sus médicos para que se ocupara de él. En cuanto a Ding, está fuera de toda sospecha:
levantaba una cometa en el campo. Había varios jóvenes discípulos con él. Ding había escrito
uno de sus poemas en la cometa.
—¿Y dónde levantó Ding esa cometa? ¿Acaso se veía desde esa ventana?
Si, justamente allí, detrás del bosque. Honorable Feng: los oscuros poemas de Ding tal vez no
respeten ninguna de nuestras antiguas reglas, pero no creo que alcancen a matar a la distancia.
¡Además, la cometa estaba en llamas!
—¿Un rayo?
—Caprichos de Ding. Elevar sus poemas e incendiarlos. Yo, como usted, Feng, tengo un gusto
anticuado, y no puedo juzgar las nuevas costumbres literarias del palacio.
Feng destinó la tarde siguiente a leer los poemas de Siao. A la noche anunció que tenía una
respuesta. El consejero imperial se reunió con él en las habitaciones del poeta asesinado. Feng
se sentó frente a la hoja de bambú y completó el ideograma que había comenzado a trazar Siao.
—”Cometa en llamas” —leyó el consejero—. ¿La visión de la cometa le hizo a Siao recuperar la
inspiración?
—Siao trabajaba a partir de aquello que lo sorprendía. El momento en que se detiene el rumor
de las cigarras, la visión de una estatua dorada entre la niebla, una mariposa atrapada por la
llama. De estas cosas se alimentaba su poesía. Aquí en el palacio, ya nada lo invitaba a escribir:
por eso su pincel nuevo estaba sin usar desde hacía meses. Ding puso allí el veneno, y con la
suficiente anticipación como para que nadie sospechara de él. Sabía que Siao, como todos los
que usan pinceles de pelo de mono, se lo llevaría a la boca al usarlo por primera vez, para
ablandarlo. Los restos del veneno se disolvieron en la tinta. Esa fue una de las armas de Ding.
—Imagino que la otra fue la cometa —dijo el consejero.
—Ding sabía que al ver algo tan extraño como una cometa en llamas, la inspiración volvería al
viejo Siao.
Feng tomó el pincel de pelo de mono y escribió:
Una cometa en llamas sube al cielo negro.
Brilla un momento y se apaga.
Así la injusta fama del mediocre Ding.
—Mis dotes como poeta son pobres, pero acaso no esté tan alejado del tema que hubiera
elegido Siao —Feng limpió con cuidado el pincel—. Como poeta Ding rechaza toda regla, pero
como asesino acepta las simetrías. Para matar a un poeta eligió la poesía.
Actividades
1. ¿Qué tipo de cuento policial es? Justifica con tus propias palabras.
2. ¿Qué características puedes mencionar acerca del personaje Feng?
3. ¿Qué tipo de narrador cuenta la historia y en que persona gramatical lo hace? Da un
ejemplo.
4. ¿Cómo hizo Ding para matar a Siao? Explica con tus palabras.
5. Elabora en tu carpeta dos esquemas actanciales para este cuento:
• En el primero, el Ding es el sujeto.
• En el segundo, Feng es el sujeto.
E squema actancial
Los distintos personajes de una narración ejecutan acciones que los relacionan entre sí. Por
ejemplo, el accionar del detective para esclarecer un crimen se enfrenta con el objetivo del
criminal de no ser descubierto, por lo que entre el detective y el criminal se establece una
relación de oposición.
Según las acciones que realicen los personajes, su rol se corresponderá con una función
básica: desear algo; transferir (un mensaje, un secreto, un objeto valioso); recibir (esos
elementos); ayudar a alguien a conseguir algo; oponerse a que lo consiga.
Sin embargo, además de los personajes, intervienen otros elementos que también pueden
cumplir algunas de las funciones anteriores. Por ejemplo, si un detective emplea una lupa para
descubrir una huella digital a fin de resolver el caso, estos elementos desempeñan las funciones
de ayudar a ese sujeto.
En ese sentido, se denomina actante a cualquier componente (ser o cosa) que participa en su
desarrollo y desempeña alguna de las anteriores funciones. De esta manera, la categoría de
actante supera a la de personaje, por lo que en un relato pueden existir muchos personajes,
pero sólo seis actantes. Estos conforman el esquema actancial:
• Un sujeto que posee un proyecto o desea algo.
• El objeto, aquello a lo cual tiende o busca el sujeto.
• El destinador, que hace posible que el objeto sea accesible al sujeto.
• El destinatario, que será quien reciba el objeto.
• El ayudante, que presentará su apoyo al sujeto para que alcance su objeto.
• El oponente, que pondrá obstáculos a la labor del sujeto.
Texto recomendado para entender de qué se trata: El
Esquema Actancial de personajes
Crear personajes puede ser un arduo trabajo de investigación, de buceo en modelos conocidos,
de rastreo de las necesidades de la historia que querés contar o puede que te pase como a mí:
Los desgraciados (mis personajes) se me aparecen en la cabeza hablándome de cualquier cosa
sin que yo pueda ni hacerlos callar, ni saber concretamente qué acciones podrían realizar en
una buena historia. Ellos hablan y hablan (en general nacen de a uno (una en la mayoría de los
casos) y monologan incansablemente) hasta que yo me decido a sentarme delante del teclado y
hacer que “les pase algo”. Me cuesta mucho armar una secuencia de hechos interesantes y
evitar que las minas que invento (en general son minas) dejen de parlotear en un tiempo eterno
donde no hay “acción” (ni violenta con autos y armas, ni de la otra).
El esquema de personajes que voy a proponerles hoy es, precisamente, para saber qué hace
cada personaje: no cómo es física ni emocionalmente, no cómo habla, sino cuál o cuáles son sus
objetivos y cómo se relaciona (según ese objetivo) con los demás personajes. Se llama
“esquema actancial” porque analiza a cada personaje como un “actante”, alguien que “actúa”,
que “acciona”, que realiza una acción, que mueve un entramado de sucesos (no como mis
personajas que se la pasan charlando). Veamos la teoría básica (no te desesperes con las
definiciones: juro que lo vas a entender refácil cuando llegues al ejemplo de Caperucita Roja).
Un esquema actancial consta de seis elementos:
Sujeto: Es el personaje que tomaré como centro del esquema, aquél que realiza una acción, que
busca cumplir con algún objetivo, que se mueve con algún objeto. (Cualquier personaje,
principal o secundario, puede ser tomado como sujeto para realizar un análisis diferente o
profundizar en las relaciones de los personajes entre sí.)
Objeto u objetivo: Es lo que el sujeto quiere conseguir, lo que lo mueve a actuar.
Destinador: Es el personaje o la fuerza externa o interna que mueve al sujeto a querer
conseguir el objeto u objetivo.
Destinatario: Es quien se beneficia si el sujeto consigue el objeto u objetivo (puede ser el mismo
sujeto u otro personaje o ambos).
Ayudantes: Son los que ayudan, precisamente, al sujeto a conseguir el objeto.
Oponentes: (Apuesto a que ya sabés la definición de esto sin que yo te la escriba): Sí, son los
que se oponen a que el sujeto consiga el objeto.
Ejemplo tonto (acordate o releé lecciones anteriores para valorar un buen ejemplo “tonto”):
¿Se entiende? La cosa cambia si ponés como sujeto al lobo, cuyo objetivo es comerse a
Caperucita, movido por ¿el hambre?, ¿la maldad?, ¿la lujuria?, y con él mismo como único
beneficiario, sin ayudantes, pero con muchos oponentes, lo que justificará su derrota final.
Utilizar este esquema te servirá para darle coherencia a tus historias: Alguien cuyo objetivo es
conquistar el planeta Venus no puede pasarse tres páginas hablando sobre su infancia a menos
que eso sea decisivo para explicar cuál es su destinador (alguna experiencia infantil, un
mandato paterno, etc.) o para justificar su destinatario (quiere conquistar el planeta para
regalárselo a su abuelita) o para presentar a sus ayudantes o cualquier cosa que le dé a la
narración de la escena infantil un sentido claro dentro del esquema de la acción.
Si te ponés a analizar los cuentos, novelas, obras de teatro, historietas, series o pelis con este
esquema actancial vas a ver cuántas posibilidades de conocer a los personajes y sus
motivaciones te aporta. A mí el elemento que más me gusta es el destinador. Ej: ¿Qué mueve a
Frodo Bolsón hacia Mordor para destruir el anillo? ¿Su valentía? ¿Su fidelidad a los amigos?
¿Su necesidad de conservar el mundo que conoce? ¿La fuerza de la amistad de Sam? ¿La
seguridad de que es sólo él quien puede hacerlo? ¿Su deseo de desterrar al mal del universo?
Pensar en los oponentes abstractos además de los representados por personajes concretos
también está bueno: ¿Y quiénes son los verdaderos y más poderosos oponentes de Frodo? ¿Los
orcos? ¿Sauron? ¿O la avaricia de los humanos? ¿La mezquindad de Boromir (¡cómo amo a
Boromir y Faramir!) o la de todos los humanos? ¿La cobardía inicial del heredero de Isildur?
¿La desunión de La Tierra Media? ¿Los elfos que se borran?
Así podemos seguir especulando, discutiendo, agregando nuevos aspectos a cualquier historia y
cualquier personaje. Probá y vas a ver qué importante será saber por qué un personaje no tiene
ayudantes o cuyo único destinador es él mismo, un personaje que desconoce su objetivo y anda
a tientas, uno que cree tenerlo muy claro pero a mitad de la narración vive algo que lo hace
cambiar ese objetivo por completo. Algo muy interesante es realizar el esquema poniendo a los
personajes secundarios como sujetos para ver cómo los objetivos y destinadores de ellos
influyen (para bien o para mal) en los objetivos de los personajes centrales. ¿Que se te va a
armar flor de kilombo? Y sí, pero yo prometí explicarte pero no aburrirte, ¿no?
R esumen
EL GÉNERO POLICIAL
Características
* Estructura. Habitualmente es un relato que se hace al revés de la narrativa tradicional. Al
comienzo se presenta el enigma, que debe ser resuelto al final. El tiempo para aclarar el
misterio procede en dos sentidos: mientras avanza la investigación, futuro; se revela el
enigma,pasado.
Pero hay que tener en cuenta que a este relato precede una etapa previa de organización:
cuando el escritor imagina o fragua esa historia sigue un orden cronológico o lineal (comienzo,
desarrollo y desenlace). Al escribirla invierte los resultados y lo presenta al comienzo.
* Ambiente. Por lo general es urbano. En los primeros relatos el crimen ocurría en espacios
interiores, en cuartos cerrados y en lugares apartados o aislados de la civilización. En la
actualidad la violencia se desata en las calles, ante la sorpresa o indiferencia de los posibles
testigos.
* Trama. La acción brinda el mayor suspenso. Deja siempre un hilo o eslabón por resolver. Con
rigor deductivo, el investigador y el lector desentrañan el enigma, al reunir esos hilos en el
desenlace.
Al principio se proponen varias soluciones fáciles, a primera vista tentadoras, que sin embargo
resultan falsas. Hay una solución inesperada, a la cual sólo se llega al final. Para la solución del
enigma se desecha todo elemento sobrenatural o inexplicable. Es un relato hecho para que el
lector participe en desentrañar el misterio; ingresa en el mismo como un investigador más.
* Personajes. Se presentan en una perspectiva antitética: el policía, el detective, el inspector, el
asesino y el espía; es decir, los buenos y los malos. Por lo general son tipos; tienen caracteres
bien definidos y no evolucionan a lo largo del relato.
L ee el siguiente texto:
5
-¿Quién vio lo que pasó?- preguntó Daniel Hernández.
-Yo miraba hacia el norte- dijo el primer portugués.
-Yo miraba hacia el este- dijo el segundo portugués.
-Yo miraba hacia el sur- dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto. Murió mirando al oeste.
6
-¿Quién tenía el paraguas?- preguntó el comisario Jiménez.
-Yo tampoco- dijo el primer portugués.
-Yo soy bajo y gordo- dijo el segundo portugués.
-El paraguas era chico- dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués no dijo nada. Tenía una bala en la nuca.
7
-¿Quién oyó el tiro?- preguntó Daniel Hernández.
-Yo soy corto de vista- dijo el primer portugués.
-La noche era oscura- dijo el segundo portugués.
-Tronaba y tronaba- dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba borracho de muerte.
8
-¿Cuándo vieron al muerto?- preguntó el comisario Jiménez.
-Cuando acabó de llover- dijo el primer portugués.
-Cuando acabó de tronar- dijo el segundo portugués.
-Cuando acabó de morir- dijo el tercer portugués.
Cuando acabó de morir.
9
-¿Qué hicieron entonces?- preguntó Daniel Hernández.
-Yo me saqué el sombrero- dijo el primer portugués.
-Yo me descubrí- dijo el segundo portugués.
-Mis homenajes al muerto- dijo el tercer portugués.
Los cuatro sombreros en la mesa.
10
-Entonces, ¿qué hicieron?- preguntó el comisario Jiménez.
-Uno maldijo la suerte- dijo el primer portugués.
-Uno cerró el paraguas- dijo el segundo portugués.
-Uno nos trajo corriendo- dijo el tercer portugués.
El muerto estaba muerto.
11
-Usted lo mató- dijo Daniel Hernández.
-¿Yo, señor?- preguntó el primer portugués.
-No, señor- dijo Daniel Hernández.
-¿Yo, señor?- preguntó el segundo portugués.
-Sí, señor- dijo Daniel Hernández.
Final del cuento para ser leído y comparado con lo realizado por los alumnos:
12
-Uno mató, uno murió, los otros dos no vieron nada- dijo Daniel Hernández.
-Uno miraba al norte, otro al este, otro al sur, el muerto al oeste. Habían convenido en vigilar
cada uno una bocacalle distinta, para tener más posibilidades de descubrir un taxímetro en una
noche tormentosa.
El paraguas era chico y ustedes eran cuatro. Mientras esperaban, la lluvia les mojó la parte
delantera del sombrero.
El que miraba al norte y el que miraba al sur no tenían que darse vuelta para matar al que
miraba al oeste. Les bastaba mover el brazo izquierdo o derecho a un costado. El que miraba al
este, en cambio, tenía que darse vuelta del todo, porque estaba de espaldas a la víctima. Pero al
darse vuelta se le mojó la parte de atrás del sombrero. Su sombrero está seco en el medio; es
decir, mojado adelante y atrás. Los otros dos sombreros se mojaron solamente adelante,
porque cuando sus dueños se dieron vuelta para mirar el cadáver, había dejado de llover. Y el
sombrero del muerto se mojó por completo al rodar por el pavimento húmedo.
El asesino utilizó un arma de muy reducido calibre, un matagatos de esos con que juegan los
chicos o que llevan algunas mujeres en su cartera. La detonación se confundió con los truenos
(esta noche hubo una tormenta eléctrica particularmente intensa). Pero el segundo portugués
tuvo que localizar en la oscuridad el único punto realmente vulnerable a un arma tan pequeña:
la nuca de su víctima, entre el grueso sobretodo y el engañoso sombrero. En esos pocos
segundos, el fuerte chaparrón le empapó la parte posterior del sombrero. El suyo es el único
que presenta esa particularidad. Por lo tanto es el culpable.
El primer portugués se fue a su casa.
Al segundo no lo dejaron.
El tercero se llevó el paraguas.
El cuarto portugués estaba muerto. Muerto.
Extraído de “Cuentos para tahúres y otros relatos policiales” Ediciones de la Flor. 1996
L ee el siguiente texto:
Luego de leer el texto “La araña no tenía patas”, responde las siguientes preguntas:
1. Lo que acabas de leer es un cuento policial ¿Por qué?
2. ¿Qué tipo de cuento policial es? ¿Cómo lo clasificarías? ¿Por qué?
3. Con respecto al narrador, ¿te parece que sabe menos, igual o más que el protagonista?
Explica con tus palabras el por qué de tu respuesta.
4. Según lo que respondiste anteriormente, ¿qué narrador posee el cuento?
5. ¿Qué características posee el personaje principal? Da ejemplos.
6. Si fueras Borges y el inspector te preguntase ¿por qué el portero sabe como sucedieron
los hechos?, ¿qué le responderías? A continuación elabora un texto breve de no menos de cinco
renglones donde respondas a esa pregunta.
7. Elabora el esquema actancial donde tengas como sujeto a Borges, el inspector y al
vigilante.