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Introducción CARLOS 2 MINS

- En años recientes, los gobiernos del mundo han reconsiderado seriamente los asuntos —
anteriormente prohibidos— del matrimonio homosexual y la adopción homoparental.

- Evidencia de la relevancia actual de éste debate en México son las marchas de hace casi un
año: millones de manifestantes en todo el país se reunieron para protestar contra la
adopción gay y la decisión presidencial de apoyarla, o como explicaron los organizadores:
“[…] todos estaban ahí para defender la "familia natural"” (Baruch, 2017). Aunque la ley aún
no refleja una postura oficial con respecto a éste problema, esto es evidencia de que
muchísimos mexicanos están en desacuerdo y se oponen a esta propuesta.

- E incluso en países donde la ley ya tomó una decisión, la adopción homoparental sigue
siendo un tema polémico. Como en Michigan, E.U.A., donde asociaciones están bajo fuego
por que se negaron a permitirle a una pareja lesbiana adoptar —a pesar de que la ley
nacional los ‘obliga a no discriminar’ (Associated Press & Tuakli, 2017), lo que ignora las
posibles consecuencias negativas de la familia homoparental.

- Por lo que, para poder tomar una decisión frente a éste dilema, no podemos basarnos en
directrices morales subjetivas a cada individuo. Para poder tomar esta decisión, hay que
hacer un cálculo utilitarista: tenemos que revisar las repercusiones que la adopción
homoparental tendría sobre los niños, las familias y la sociedad.

- Ante éste dilema, nos declaramos en contra de la adopción homoparental —


específicamente, en México. Basando nuestra decisión en tres principales argumentos:
primeramente, el hecho de que la sociedad mexicana en general está en desacuerdo con
permitir la adopción por parte de parejas gay; junto a la alarmante presencia de factores de
riesgo en las parejas del mismo sexo en general; y finalmente cómo estas situaciones que
inherentemente rodean la adopción homoparental afectan el desarrollo y bienestar de los
niños y niñas.

Argumentación 5 MINS
1. JORGE Para empezar, aunque la mayoría de México esté a favor de otorgar más derechos
constitucionales a las parejas homosexuales, la gran mayoría del país se sigue oponiendo
a la adopción homoparental. Independientemente de cómo los gays y las lesbianas críen a
sus hijos y de las posibles repercusiones negativas que tendría una sociedad hostil a las
familias homoparentales (especialmente en el desarrollo de los niños), las decisiones de los
gobernantes de un país democrático deberían de reflejar las decisiones de su población. Y
los mexicanos ya tomaron su decisión: como se vio en la más reciente encuesta telefónica
nacional de BGC-Excélsior del 2016, el 54% contestó que no permitiría a parejas del
mismo sexo adoptar (Beltrán & Cruz, 2016). De la misma manera, el Centro de Estudios
Sociales y de Opinión Pública señaló que “68 de cada 100 encuestados manifestaron
algún grado de desacuerdo con la adopción para este tipo de parejas” (CESOP, citado en
Moreno Pérez, 2016); reafirmando así la opinión pública mexicana con respecto a la
adopción homoparental. En pocas palabras, si la mayoría de México está en contra de
permitirle a las parejas homosexuales adoptar, entonces no debería de permitirse.

2. LUIS Ahora bien, otra razón por la cual no se le debería permitir adoptar a las parejas
homosexuales, es que estas son más estadísticamente propensas a las conductas y
factores de riesgo para los niños. Desgraciadamente —debido a diferentes circunstancias
—, las uniones de dos hombres o de dos mujeres tienden más (en comparación a las
parejas heterosexuales) a las conductas de riesgo peligrosas para el bienestar no sólo de
los niños, sino también para la misma pareja. Entre estas conductas se encuentran las
tendencias suicidas, el consumo de drogas y el abuso dentro de la pareja. Y para evitar
caer en una generalización apresurada, un total de 31 estudios (citados en ACI, 2010)
conducidos en todo el mundo de muestras nacionales representativas indican que las
parejas homosexuales efectivamente presentan dichas conductas de riesgo: es 80.6% más
probable que las mujeres lesbianas sufran de violencia de parte de su pareja y para los
hombres gay es 212% más probable (Tjaden & Thoennes, 2000, citados en ACI, 2010),
ellas son 89.4% más propensas al suicidio y en ellos esa cifra sube hasta 415.4%
(Cochran, Ackerman et al., 2004, citados en ACI, 2010), y ambos presentan un 110% más
de probabilidad de consumo de drogas como la marihuana y cocaína (de Graaf, Sandfort &
ten Have, 2006, citados en ACI, 2010); todo en comparación a las parejas heterosexuales.
Ante esta abrumadora evidencia en contra de la adopción homoparental, el Instituto
Mexicano de la Orientación Sexual (citado en ACI, 2010) declaró que se “[…] debe
prevalecer el mandato de la Constitución Mexicana que en su artículo 4° exige la
protección del bienestar superior de los niños y por lo tanto, se debe tomar en cuenta ‘el
factor de riesgo’ en la conducta homosexual ampliamente estudiada en naciones donde el
tema ha sido debatido ampliamente”. Es decir, las parejas de dos hombres o dos mujeres
usualmente presentan factores de riesgo para los niños y niñas, y eso es estadísticamente
innegable.

3. JORGE Finalmente, incluso si la pareja homoparental no presenta ninguna de las


conductas de riesgo ya mencionadas —improbable, pero posible—, el niño que críen
presentará invariablemente varios problemas de ajuste debido a la misma estructura de la
pareja. Debido a que la figura paterna hace una aportación importante y diferente a la
igualmente importante aportación de la figura materna al desarrollo de su hijo, la presencia
doble de un género y ausencia total del otro en la crianza lleva a problemas académicos,
sociales y emocionales. A continuación, algunos ejemplos estudiados de estos problemas:
el Déficit de Atención e Hiperactividad se presenta casi al doble en hogares
homoparentales —en comparación a familias heterosexuales— (Sulllins, 2015b, citado en
Fitzgibbons, 2015), el 42% de una muestra representativa de adultos criados por gays o
lesbianas presenta dificultades para confiar en otras personas (Goldberg, 2007, citado en
Fitzgibbons, 2015), y peor aún, solamente el 65% de los hijos de estas parejas se gradúa
de la preparatoria (Allen, 2013, citado en Fitzgibbons, 2015). Con respecto a estos
problemas de ajuste, el Dr. George A. Rekers —profesor de neuropsiquiatría en la
Universidad de Carolina del Sur— establece que “[…] por la inherente estructura de la
unión entre dos personas homosexuales, puede hacer que aunque ellos tengan
individualmente capacidades en educación[,] etc, pero como pareja les hace no idóneos
para adoptar” (2010). Parafraseando estas palabras, quieran o no, las parejas
homoparentales no suelen satisfacen por completo las necesidades de desarrollo de un
niño; precisamente por que son parejas homoparentales.

Refutaciones 5 MINS
1. LUIS La postura contraria argumentó que prohibirle a las parejas del mismo sexo
adoptar es un acto de discriminación —el cual, a su vez, está explícitamente prohibido
por el Artículo primero de la Constitución Mexicana (Justia, s.f.)—; en otras palabras,
esto sería simultáneamente perpetuar la desigualdad y cometer un crimen. Pero,
aunque seguir la ley solamente por el deber de seguirla cumpliría con el imperativo
categórico, permitir la adopción gay expone innecesariamente tanto a la pareja como a
los niños a situaciones de peligro (exactamente lo que busca evitar la ley). Esta
amenaza al bienestar de la familia, se debe precisamente a la composición de esta
familia: la cual —como ya se había explicado en la sección de Argumentación— podría
enfrentarse a las reacciones de una sociedad hostil, las conductas de riesgo frecuentes
entre parejas homosexuales y la carencia de las necesarias aportaciones de uno de los
dos sexos en el desarrollo infantil. Todas estas son las posibles consecuencias
negativas que podría tener permitir la adopción homoparental sobre la pareja y los
niños involucrados; mientras que la única repercusión negativa de no permitirlo sería
sobre la pareja. De manera que, después de hacer un cálculo utilitarista entre estas dos
posibilidades, es mejor no permitir la adopción homoparental para evitar todos los
posibles riesgos que ésta podría tener —especialmente, sobre los niños.

2. ISAAC Por otro lado, la postura a favor argumentó que existen estudios que prueban
que los hijos criados por parejas homosexuales no presentan ninguna desventaja con
respecto a los criados por heterosexuales —y que por el contrario, en ocasiones se
desarrollan mejor—, y por lo tanto debería permitírseles adoptar. Pero muchos de estos
estudios no pueden tomarse como evidencia a favor de la adopción homoparental, ya
que presentan serios errores metodológicos e inconsistencias que los invalidan
(Fitzgibbons, 2015). Debido a que dichas investigaciones acerca del desarrollo infantil
en hogares dependen de la honestidad de los testimonios de las parejas
homoparentales, éstas podrían alterar la realidad a favor de su agenda. Más aún, en
una preocupante cantidad de estas investigaciones no existe un grupo de control —de
familias heteroparentales— con el que se compare debidamente el desempeño de los
hijos en hogares homoparentales. Todas estas fallas u omisiones son la razón por la
cual una enorme cantidad de estudios a favor de la adopción por parte de parejas gay
no son confiables y no podrían usarse como evidencia real. Consecuentemente, no se
podría considerar dentro del último cálculo utilitarista; por lo que —tomando en cuenta
toda la abrumadora evidencia en contra, ya discutida en la sección de Argumentación
— se tendría que tomar la opción más segura y con menos riesgos: no permitir la
adopción homoparental.

3. JAZMÍN Y hablando de niños, la postura contraria podría decir que se debería permitir
la adopción homoparental por el bien de las niñas y los niños sin familia ni hogar; dirían
que las parejas homosexuales pueden proporcionar el ambiente de amor que necesitan
los huérfanos (Debating Europe, s.f.). Pero —incluso si la pareja no presentara las
conductas de riesgo descritas en la Argumentación—, hay que reconocer las parejas
del mismo sexo no satisfacen las necesidades infantiles. Una vez más, debido
precisamente a la doble presencia de un sexo y la ausencia total del otro en la familia,
el desarrollo del niño o niña se vería truncado (como ya se explicó). En resumen, un hijo
necesita de un padre y de una madre, por que cada uno aporta algo diferente a su
crecimiento. Por lo que, al hacer una especie de jerarquización entre el valor que una
familia heteroparental y una homoparental tiene para el desarrollo infantil, la segunda
quedaría por debajo de la primera: una familia de padres gays o madres lesbianas no
llega a satisfacer las necesidades de su hijo del mismo modo que lo hace la familia
heteroparental, desgraciadamente, lo haría de forma incompleta. Por lo tanto, haciendo
otro cálculo utilitarista, es más seguro para la niña o el niño que espere a ser adoptado
por una pareja heteroparental que puede brindarle todo lo que necesita —a que sea
adoptado por una pareja del mismo sexo que no podría jamás lograrlo.

Contra-refutaciones 3 MINS
1. JAZMÍN

2. ISAAC

3. CARLOS

Conclusión ISAAC 2 MINS


• Para concluir —después de haber detallado la oposición de la sociedad mexicana a la
adopción homoparental, las diferentes conductas de riesgo que suelen presentar estas
parejas y las altamente probables repercusiones negativas que tiene la crianza homoparental
sobre sus hijos—, no se puede seguir negando el hecho de que la adopción por parte de
parejas del mismo sexo no se puede permitir (en base a la evidencia disponible hoy en día y
el contexto actual) para así evitar posibles y graves daños al desarrollo de las niñas y niños.

• La evidencia en contra de éste tipo de adopción es determinante; sin embargo, aún hay muy
poca evidencia a favor —y mucha de la que existe presenta inconsistencias y errores
metodológicos, especialmente la fuerte presencia del sesgo de deseabilidad social
(Fitzgibbons, 2015). Por lo que, si la sociedad mexicana cambia su opinión acerca de éste
tipo de adopción o se produce evidencia verdaderamente contundente que pruebe que las
niñas y niños no pierden nada en una familia homoparental, entonces debe de volverse a
abrir éste debate. También cabe notar que, esta decisión de no permitirle a las parejas
homosexuales adoptar no se hace con ánimos de discriminar, sino por el mayor bien de los
niños, las familias y la sociedad.

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