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El delincuente: en medio de la noche el maestro Garrido se encuentra

con dos hombres sospechosos a la entrada del conventillo: uno


borracho, el otro con apariencia de pillo. Junto con su vecino, el
maestro Sánchez, llevan a los hombres desconocidos a la comisaría.
En el camino hacia el lugar de justicia, ríen, conversan, el maestro
Garrido descubre lo absurdo de la situación. Cuando llegan al destino
el ladrón y el borracho quedan detenidos. Los dos hombres honestos
vuelven a sus hogares con una profunda tristeza (15-34).

El vaso de leche: un joven desertor de un vapor ha quedado a su


suerte en un puerto desconocido, en el que fue dejado al ser
descubierto de polizonte en otro barco que navegaba al norte. No
tiene con qué sustentarse y su orgullo le ha impedido mendigar
comida. Ha llegado al límite del hambre, decide entonces entrar a una
lechería y comer sin pagar, dispuesto a cualquier consecuencia. En el
lugar pide un vaso de leche y vainillas, luego de comer el joven siente
como el llanto sube desde su pecho hasta sus ojos: llora
desconsoladamente. En medio de su llanto la dueña de la lechería
acaricia su cabeza, lo consuela con la dulzura de una madre, le deja
sobre la mesa otra porción de vainillas y otro vaso de leche.
Finalmente el hombre se despide agradecido de la mujer y se retira
del lugar

Un mendigo: Lucas Ramírez fue dado de alta del hospital. Está solo
en la ciudad, sin familia ni casa. Comienza a vagar por las calles
afirmado por sus muletas hasta que la noche cubre el cielo y la
temperatura desciende. Tiene que buscar un sitio donde pasar la
noche. Recuerda la dirección de un viejo amigo que por casualidad se
encontraron en el hospital, decide visitarlo para pedir albergue.
Lamentablemente no da con la numeración de la casa. Se acerca a un
hombre que momentos antes había salido de un restaurante, para
consultar por la dirección, el sujeto no lo deja terminar su consulta y
al verlo tan pobre le da varias monedas. El protagonista aún no quería
aceptar su condición de mendigo, quedo en una profunda perplejidad.
La situación se repitió de nuevo y se siguió repitiendo las noches
siguientes. Lucas Ramírez entonces decidió su destino: cada noche
mendigaba a la salida del restaurante (47-58).

El trampolín: dos estudiantes de medicina viajan en un tren, al frente


de su posición se instalan dos hombres: un oficial y un prisionero. Los
jóvenes preguntan qué crimen había hecho el reo, el mismo aludido
es quien les cuenta que mato a su mejor amigo por error. La historia
conmueve a los estudiantes ya que perciben la inocencia y verdad en
sus palabras. El destino del hombre da un giro cuando el oficial se
ausenta unos minutos y al salir del tren es atropellado por la otra
máquina que llegaba a la estación. Los protagonistas no dudan en
que el prisionero debe huir, pues lo consideran inocente. Es así como
un trampolín de la suerte ayuda al reo a esquivar su destino (59-70).

El colocolo: tres amigos comparten alrededor de una fogata. Entre


conversaciones y vino caliente, comienzan a hablar sobre las
apariciones de fantasmas y criaturas mágicas del campo. Uno de los
personajes cuenta la historia del colocolo, una especie de roedor
cubierto de plumas y lengua de serpiente, acusado de matar a los
hombres tragándoles la saliva. Al terminar la historia uno de los tres
amigos se retira de la reunión, algo borracho sube a su caballo y
emprende rumbo a su hogar. En el camino, el hombre ve entre sueños
que un ratón horrible le persigue y salta a su barba, asustado cae del
caballo. Al recuperarse observa que a unos metros un par de ojillos
brillantes le observan. Está seguro que es el colocolo y no duda en
tomar una piedra y a atacar al engendro. Se acerco a recoger el
cadáver pero en su lugar encontró hecho trizas su reloj recién
comprado (71-88).

La aventura de Mr. Jaiva: Raúl Seguel, artista de teatro sin mucho


talento, decide probar suerte de humorista en un circo, su nombre
artístico es Mr. Jaiva. Es promocionado como un gran artista, una
novedad. Raúl Seguel da lo mejor de sí en el escenario, los nervios lo
consumen y el público no lo favorece. En medio de su pánico, aparece
el payaso estrella del circo con una intención poco clara: ayudarlo o
ridiculizarlo. El público explotaba en risas con la intervención de la
estrella, pero Raúl Seguel sufría con la compañía del payaso. La
estrella fue sacada del escenario y Mr. Jaiva quedo solo nuevamente.
Quería terminar pronto su rutina, pero cada vez que intentaba hablar
una carcajada chillona lo interrumpía. Furioso interpeló al hombre del
público que se reía y lo golpeó con su bastón, ante la acción del
artista el público exploto furioso, Mr. Jaiva corrió a esconderse.
Temeroso de la reprimenda de su jefe, decide huir. Mientras corría se
deshizo de sus utensilios de payaso lanzándolos al rio, sintió como su
amor por el teatro se iba por las aguas: había fracasado. Mientras
observa el rio se cuestiona de qué hará ahora, sin tener respuesta se
marcha (89-104).

Pedro el pequenero: don Vicho intenta recordar una historia nueva


para divertir a su auditorio de niños que esperan un cuento. Luego de
unos momentos de buscar en su memoria de abuelo decide contar el
relato de “Pedro el Chuico”, un hombre que había vivido en los
tiempos de Jesucristo. Los escuchas se acomodaron a su alrededor
para oír la historia: Pedro era un hombre que junto a su mujer,
fabricaban pequenes y era famoso por estos bocadillos calientes.
Ganaba mucho dinero con sus ventas, tanto que lo volvió un hombre
pretencioso. Muchos amigos llegaron a su puerta, distrayéndolo de su
trabajo y llevándose su dinero. Su mujer lo abandono luego que se
volvió un borracho agresivo. Su apodo fue cambiado por Pedro el
chuico, por su tendencia al vino. Solo se refugió en la cantina en
donde sus amigos le regalaban un trago y a veces algo de comida. Un
día se encontró con Jesucristo a quien le pidió una limosna para
comprar alcohol y la consiguió. El encuentro con Jesús se repitió,
pero esta vez el Maestro no le dio dinero sino que lo toco en la
cabeza y le dijo que él no tenía sed. Desde entonces Pedro no pudo
beber una sola gota de alcohol. La abstinencia no le duro mucho y
volvió a sus andanzas de borracho. Un día se volvió a encontrar con
Jesucristo, quien era conducido al lugar de su muerte. El Maestro le
pidió agua pero Pedro no se la dio, en cambio le dijo que se quitara la
sed tal como se la quitó a él. Jesús le miro con tristeza y le dijo que
siempre tendría sed. Una sed terrible le invadió, busco
desesperadamente alcohol para saciarse pero nadie le ofreció. Quiso
tomar agua pero solo obtenía una momentánea frescura, luego la sed
volvía con más fuerza. Desesperado llego ante la cruz de Jesús, allí
una gota de su sangre mezclada con agua, que brotó desde su
costado herido, cayó en la boca de Pedro y calmo la sed (105-120).
Un ladrón y su mujer: la esposa de Francisco Córdoba lo visita en la
cárcel, en su primera visita no puede verlo. Le dicen que vuelva la
mañana siguiente. Al terminar la tarde los presos fueron sacados de
sus celdas, es allí cuando a Francisco Córdoba le llega la noticia de
una fuga. El hombre lo medita mucho tiempo y en un arrebato de
adrenalina decide escapar seguido dos nativos araucanos, quienes
conocían bien los alrededores. La esposa de Francisco Córdoba
vuelve a la cárcel, la interrogan y procesan por considerarla
sospechosa por la fuga de la noche anterior. La mujer pasa cinco
largos días en una celda, hasta que finalmente la liberan. Decide
volver su ciudad, al subir al tren se encuentra con su esposo (121-
136).

La compañera de viaje: unos amigos le piden al gringo Rodolfo que


cuente una de sus historias. El hombre, les explica que alguien como
él, no tiene historias interesantes que contar. Los amigos insisten y
Rodolfo comienza un relato. En un viaje que realizó a Milán para ver la
gira de una actriz “la Duse”, conoció a una joven. Ella había abordado
el tren equivocado y se lamentaba por el retraso que tendría. Rodolfo
le conversa para distraerla. Él le cuenta el motivo de su viaje y ella
acepta ser también admiradora de la actriz. Faltaba poco para llegar
al destino y a Rodolfo se le ocurrió una idea para superar el problema
de la señorita: le invito a pasar la noche en un hotel y ella en la
mañana podría buscar la casa en donde la esperaban. Ella desconfía
y rechaza la invitación. Pero las cosas cambian, pues al bajar del tren
la joven no encuentra a los amigos que le esperaban y acepta
finalmente la invitación de Rodolfo. Una vez en el hotel pidió dos
piezas y después de unos momentos invito a su compañera de viaje a
ver la actuación de la Duse. Después de la función Rodolfo la invito a
cenar. Volvieron al hotel y ella lo invito a su habitación para
conversar. Cuando el hombre fue a visitarla, ella se mostro
desconfiada y luego de ver la molestia de Rodolfo le confesó que él la
confundía. Ella le confesó que jamás había conocido a un hombre así.
En un momento de silencio Rodolfo la beso y luego se marcho a su
habitación. A la mañana siguiente supo que ella se había ido
temprano. Él jamás la volvió a ver (137-153).

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