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El siguiente artículo aparece en la publicación JOM, 53 (12)

(2001) , pp. 8-11.

Característica: informe especial

¿Por qué colapsó el World Trade Center? Ciencia, Ingeniería y


especulación
Thomas W. Eagar and Christopher Musso
Nota del editor: Para un análisis más completo y actualizado del colapso de las torres del World Trade Centre, leer
The Role of Metallurgy in the NIST Investigation of the World Trade
Center Towers Collapse”, en el tema de Diciembre de 2007

La mayoría de los numerosos artículos que han detallado las causas del
colapso de las torres del World Trade Center del 11 de septiembre de 2001
brindó explicaciones cualitativas. Sin embargo, los análisis cuantitativos
demuestran que algunas conclusiones de uso común son incorrectas. Por
ejemplo, el acero no pudo haberse derretido en esas llamas y hubo más
daños estructurales que apenas la ablandamiento del acero en altas
temperaturas. A continuación se presentan una serie de pautas a mejorar
en futuras estructuras.

INTRODUCCIÓN
El colapso de las torres gemelas del World Trade Center (WTC) el 11 de
septiembre de 2001 fue tan repentino como dramático. La destrucción total
de unos edificios tan imponentes conmocionó a todo el mundo.
Inmediatamente luego del incidente y aún hoy en día ha habido
especulaciones al respecto: que los edificios eran estructuralmente
deficientes, que las columnas de acero se derritieron, o que el equipo de
control de incendios no funcionó. Para separar los hechos de la ficción,
hemos intentamos cuantificar varios detalles del colapso.

Los principales eventos incluyen los siguientes:

 El impacto del avión y los daños en las columnas


 El incendio resultante y la distorsión y pérdida de fuerza del acero
(Imagen 1)
 El colapso, que en general ocurrió hacia adentro sin ladeo
significativo (Imagen 2)

Cada evento será discutido por separado, pero en principio es útil revisar el
diseño general de las torres.

EL DISEÑO
Las torres fueron diseñadas y construidas a mediados de la década del
sesenta hasta cerca del inicio de la década del setenta. Representaban un
nuevo enfoque de rascacielos ya que serían bastante livianas e incluirían
métodos de construcción modular con el objetivo de acelerar el programa y
reducir los costos.

Para un ingeniero estructural, un rascacielos se diseña como una gran


columna vertical voladizo. Cada una de estas torres era un cuadrado de 64
metros, con 411 m sobre el nivel de la calle y 21 m por debajo de esta, lo
cual producía una relación ancho-alto de 6.8. El peso total de la estructura
estaba cerca de las 5000 t, pero lo que dominaba el diseño no era la carga
de gravedad sino la carga de viento. El edificio era una enorme vela que
debía resistir un huracán a 225 km/h. Estaba diseñado para resistir una
carga de viento de 2 kPa, es decir, una carga lateral total de 5000 t.

Para lograr que cada torre sea capaz de soportar esta carga de viento, los
arquitectos eligieron un diseño de “tubo perimetral” liviano que consistía
en 244 columnas de acero de sección cuadrada de 36 cm de lado en centros
de 100 cm (ver Imagen 3). Esto permitió tener ventanas de más de medio
metro de ancho. Dentro de este tubo exterior había un núcleo de 27 x 40 m
diseñado para soportar el peso de la torre. Este tubo contenía los
ascensores, las escaleras, los tubos de cableados y las tuberías de servicios.
En cada piso, vigas en celosía de 80 cm de alto conectaban al núcleo con el
perímetro. Sobre estas vigas prensadas se dispusieron losas de concreto
para formar el suelo. En base, el edificio era una construcción con forma de
caja de huevo que estaba compuesto por 95% de aire aproximadamente, lo
que explica porqué los escombros que quedaron luego del colapso eran de
solo unos pocos pisos de alto.

La construcción caja de huevo hizo de ésta una estructura redundante, es


decir, si una o dos columnas se caían, el peso se trasladaría a las columnas
adyacentes y el edificio permanecería erguido. Antes de las torres del WTC
y su diseño liviano de tubo perimetral, la mayoría de los edificios altos
contenían columnas enormes en centros de 5 m y contenían una densa
cantidad de mampostería que sostenía algo de la carga estructural. Las
torres del WTC eran principalmente estructuras livianas de acero, pero sus
244 columnas perimetrales eran las que las hacían unos de los rascacielos
más redundantes y resistentes.

EL IMPACTO DEL AVIÓN


Los primeros reportes de las noticias destacaban lo bien que las torres
soportaron el impacto inicial del avión. Sin embargo, esta habilidad de
soportar el impacto inicial sorprende poco cuando uno se da cuenta de que
los edificios tenían 1000 veces más masa que el avión y habían sido
diseñados para resistir cargas constantes de viento de 30 veces más peso
que el avión. Y es más, debido a que el 11 de septiembre no había mucho
viento, antes del impacto inicial, las columnas del perímetro exterior
estaban bajo la presión de 1/3 de los 200 MPa permitidos por el diseño.

El único componente de metal del avión que era comparable en fuerza con
las columnas perimetrales del WTC era la viga estabilizadora al final del
fuselaje. Si bien el impacto del avión sin dudas destruyó varias columnas
de la pared perimetral del WTC, el número de columnas perdidas en el
primer impacto no fue amplio y las cargas cayeron sobre las columnas
restantes en esta estructura tan redundante. Igual o más significativa en el
primer impacto fue la explosión que se desató luego de que se incendiaran
los 340 687 l (aproximados) de combustible para avión, que comprendían
cerca de 1/3 del peso del avión. El incendio resultante fue claramente la
causa principal del colapso (Imagen 4).

EL INCENDIO
El incendio es lo más malinterpretado del colapso del WTC. Incluso hoy
en día, los medios sostienen (y muchos científicos creen) que el acero se
derritió. Se sostiene que el combustible para avión llega a altas
temperaturas, especialmente con tanto combustible presente. Esto no es
cierto.

Parte del problema es que la gente (inclusive los ingenieros) muchas veces
confunden temperatura y calor. Si bien están relacionados, no son lo
mismo. Termodinámicamente, el calor contenido en un material está
relacionado con la temperatura a través de la capacidad calorífica y la
densidad (o masa). La temperatura se define como una propiedad
intensiva, lo que significa que no varía de acuerdo con la cantidad de
material, mientras que el calor es una propiedad extensiva que sí varía de
acuerdo con la cantidad de material. Una manera de ver la diferencia entre
temperatura y calor es observar que si a una llama se le agrega más leña, no
resulta el doble de temperatura, ésta permanece más o menos igual, pero sí
se obtiene el doble del tamaño del fuego o de la cantidad de tiempo que se
mantiene encendido, o de la combinación de ambos sucesos. Por lo tanto, el
hecho de que había 340 687 l de combustible para avión en unos pocos
pisos de las torres del WTC no significa que el fuego era
extraordinariamente caliente. La temperatura del fuego del WTC no era
inusual y definitivamente no era para nada capaz de derretir acero.

En la ciencia de la combustión, existen tres tipos básicos de llamas, a saber:


llama quemador a reacción, llama pre-mezcla y llama difusa. Una llama
quemador a reacción se logra mezclando el combustible y el comburente en
proporciones casi estequiométricas y encendiendo esta mezcla en una
cámara de volumen constante. Como los productos no se pueden expandir
en una cámara de volumen constante, salen de ésta como a reacción a muy
alta velocidad y en completa combustión. Esto es lo que ocurre en un motor
a reacción y es el tipo de llama que genera el calor más intenso.

En una llama pre-mezcla, la misma mezcla casi estequiométrica se


enciende cuando sale despedida por un inyector bajo condiciones de
presión constantes. No adquiere la velocidad de la llama de un quemador a
reacción. Algunos ejemplos de llama pre-mezcla son el soplete oxiacetileno
o el mechero de Bunsen.

En una llama difusa, el combustible y el comburente no se mezclan antes


de la ignición sino que fluyen juntos de manera incontrolada y se queman
cuando la proporción combustible/comburente alcanza valores dentro del
rango de inflamabilidad. La llama de una chimenea es una llama difusa que
se quema en el aire, así como lo hizo el fuego del WTC.

De los tres tipos de llamas, la llama difusa es la que genera la menor


intensidad de calor.

Si el combustible y el comburente se encienden a temperatura ambiente, es


posible definir un máximo en la temperatura de la llama. Para el carbono
quemándose en oxígeno puro, el máximo es de 3200 ºC y para el hidrógeno
es de 2750 ºC. Por lo tanto, si el fuego se inicia a temperatura ambiente y se
usa oxígeno puro, la temperatura máxima de la llama, para prácticamente
cualquier hidrocarburo, es de 3000 ºC aproximadamente.

Si, en lugar de oxígeno puro, el comburente es aire, la temperatura máxima


de la llama se reduce en dos tercios. Esto sucede porque cada molécula de
oxígeno libera el calor de la formación de una molécula de monóxido de
carbón y una molécula de agua. Si se utiliza oxígeno puro, este calor sólo
necesita calentar dos moléculas (de monóxido de carbono y de agua), por el
otro lado, si se utiliza aire, se deben quemar no solo esas dos moléculas
sino que también cuatro moléculas de nitrógeno. De esta manera, quemar
hidrocarburos en aire produce solo un tercio del incremento de temperatura
que se produce al quemarlos en oxígeno puro porque en aire se deben
calentar tres veces más moléculas. Por lo tanto, el máximo incremento de
temperatura al quemar hidrocarburos (combustible para avión) en aire es de
alrededor de 1000 ºC, difícilmente suficiente para derretir acero a 1500 ºC.

Sin embargo, es muy difícil alcanzar esta temperatura máxima con una
llama difusa. No hay nada que asegure que el combustible y el aire de una
llama difusa se mezclen en la mejor proporción. En general, las llamas
difusas son ricas en combustible, lo que significa que el exceso de
moléculas de combustible, que quedan sin quemarse, también debe ser
calentado. Es sabido que la mayoría de de llamas difusas son ricas en
combustible porque, por ejemplo, al soplar un fogón o usar un fuelle de
herrero el rango de combustión incrementa ya que se le está agregando más
oxígeno. Esta llama difusa rica en combustible puede disminuir de
temperatura por hasta uno de dos factores nuevamente. Esta es la razón por
la cual las temperaturas en los incendios residenciales están generalmente
entre los 500 ºC y los 650 ºC. Se sabe que las llamas del incendio del WTC
eran del tipo difusas y ricas en combustible, así lo demostró el copioso
humo negro. El hollín se genera por el combustible que no es quemado
completamente, por ende, el fuego del WTC era rico en combustible, lo que
no sorprende con 340 687 l de combustible disponible. Factores como el
volumen de las llamas y la cantidad de hollín disminuyen la pérdida de
calor por radiación en el fuego, acercando la temperatura al máximo de
1000 ºC. Sin embargo, es muy poco probable que el acero del WTC haya
experimentado temperaturas por encima de los 750 u 800 ºC. Los informes
que afirman que el acero se derritió a 1500 ºC están, en el mejor de los
casos, utilizando terminología imprecisa.

Algunos informes sugieren que el aluminio del avión se prendió fuego, lo


que habría generado altas temperaturas. Si bien es posible encender el
aluminio bajo condiciones especiales, estas condiciones no suelen
obtenerse en una llama difusa basada en hidrocarburos. Es más, de haber
sido así, la llama hubiera sido de un color blanco intenso, como la luz de
una bengala gigante. No había evidencia de incendio con aluminio, que
habría sido visible aún a través de la densidad del hollín.

Se sabe que el acero estructural comienza a ablandarse alrededor de los


425 ºC y pierde cerca de la mitad de su resistencia a los 650 ºC. 4 Es por
esto que a este rango de temperatura se alivia la tensión en el acero. Pero
aún la pérdida del 50% de resistencia, por sí sola, es insuficiente para
explicar el colapso del WTC. Anteriormente, se observó que la carga de
viento controlaba la resistencia del diseño. En ese día de poco viento, el
WTC probablemente estaba tensionado no más que un tercio de lo que
permitía el diseño, lo que equivale aproximadamente a un quinto de la
tensión de fluencia del acero. Inclusive con la mitad de su resistencia, el
acero podría soportar de dos a tres veces la tensión aplicada por fuego a
650 ºC.

El otro problema fue la deformación del acero por el fuego. La temperatura


del fuego no era uniforme en todos los lugares y la temperatura por fuera
de las columnas era claramente menor que la del lado que daba al incendio.
A lo largo de los 18 m de largo de las vigas la temperatura no era para nada
uniforme. Dada la dilatación térmica del acero, una diferencia de
temperatura de 150 ºC de un lugar a otro produciría tensiones residuales
sobre el nivel de rendimiento. Esto provocó deformaciones en el delgado
acero estructural, lo cual resultó en fallos por pandeo. Por lo tanto, la falla
del acero se debió a dos factores: la pérdida de fuerza debido a la
temperatura del fuego y la pérdida de integridad estructural debido a la
deformación del acero por las diferencias de temperatura en el fuego.

EL COLAPSO
Casi todos los edificios grandes poseen un diseño redundante que permite
la pérdida de un miembro de la estructura principal, como una columna.
Sin embargo, si fallan varios miembros, el desplazamiento de las cargas
ejercen un sobrepeso sobre los miembros adyacentes y el colapso se da con
un efecto dominó.

El diseño de tubo perimetral del WTC era altamente redundante.


Sobrevivió a la pérdida de varias columnas exteriores por el impacto del
avión, pero el incendio resultante llevó a otras fallas del acero. Muchos
ingenieros estructurales creen que los puntos débiles (los factores que
limitantes en la resistencia del diseño) fueron las cartelas angulares que
sostenían las vigas del suelo entre las columnas de la pared perimetral y la
estructura del núcleo (Imagen 5). Con la ventaja que brindaba el diseño
para que el suelo soportara 700 Pa, cada suelo debería haber sido capaz de
soportar aproximadamente 1300 t por encima de su propio peso. El peso
total de cada torre era de cerca 500 000 t. Cuando las vigas de uno o dos de
los suelos más intensamente quemados cedieron y las columnas
comenzaron a arquearse hacia afuera, los suelos de los pisos superiores
también cayeron. El suelo del piso inferior (con su diseño para soportar
1300 t) no pudo resistir las casi 45 000 t de diez, o más, pisos de arriba que
se derrumbaron sobre las cartelas angulares. Esto generó el efecto dominó
que provocó que los edificios colapsaran en 10 segundos, golpeando al
suelo con una velocidad estimada de 200 km por hora. Si hubiera sido
caída libre, sin restricciones, el colapso habría durado solo 8 segundos y
habría impactado a 300 km/h. Se sugirió que fue suerte que el WTC no se
volcó sobre otros edificios del área. Existen varios puntos que deben
mencionarse. Primero, el edifico no era sólido, era 95 % aire y, por lo tanto,
podía hacer implosión. Segundo, no hubo carga lateral, ni siquiera el
impacto del avión a alta velocidad que era capaz de mover el centro de
gravedad unos 30 m hacia un lado hasta sacar a la estructura fuera de la
marca de su base. Tercero, dado que el colapso fue casi caída libre, no
había tiempo suficiente para que ciertas partes adquirieran una velocidad
lateral de importancia. En conclusión, un estructura de 500 000 t tiene
demasiada inercia como para caer en cualquier otra dirección que hacia
abajo.

¿EL DISEÑO DEL WTC FUE DEFECTUOSO?


El WTC no se diseñó defectuosamente. Ningún diseñador del WTC
anticipó, ni debió haber anticipado, una mezcla Molotov de 340 687 l
contra uno de los pisos del edifico. Los rascacielos están diseñados para
soportar su propio peso por tres horas durante un incendio aún si los
sistemas de rociadores automáticos contra incendios fallaran. Este tiempo
debería ser suficiente para evacuar a los ocupantes. Las torres del WTC
aguantaron de una a dos horas, menos que lo que establecía el diseño, pero
sólo porque la carga del incendio del combustible era muy grande. Ningún
incendio normal de oficina habría tomado 4000 metros cuadrados del suelo
en los segundos en los que el incendio del WTC se expandió. Generalmente
le habría tomado una hora expandirse tan uniformemente a lo amplio y a lo
ancho del edifico; fue un incendio grande y de rápida expansión (calor
muy alto pero temperatura no inusualmente alta). Se puede encontrar más
información sobre el diseño del WTC en la red World Wide Web (red
informática mundial)

A DÓNDE NOS DIRIGIMOS


Llevará varios meses limpiar lo que dejó el WTC. Después de todo,
1 000 000 t de escombros requerirán de 20 000 a 30 000 camiones para
sacar todo el material. El asbesto aislante del fuego hace peligrosa la tarea
para esos que trabajan cerca. Un dato interesante es que las
aproximadamente 300 000 t de acero son completamente reciclables y
representan la producción de un día de la industria de acero de los Estados
Unidos. Separar las piedras del concreto es un asunto común para los
cortadores modernos de metal. Más problemático es tapar el área de
700 000 t de escombros de concreto y piedras. Sin embargo, el volumen
equivale a 6 canchas de fútbol, de 6 a 9 m de profundidad, así que es
manejable.

Sin dudas habrá un número de cambios en los códigos de construcción


como resultado de la catástrofe del WTC. Por ejemplo, los sistemas de
comunicación de emergencia necesitan ser mejorados para acelerar la
notificación para la evacuación y el camino de egreso más seguro.

Los sistemas de iluminación de emergencia, aparte de la iluminación


normal del edificio, ya están en el tablero como consecuencia de las
lecciones aprendidas del bombardeo al WTC en 1993. Seguramente habrá
mejor protección contra incendios en los miembros estructurales. También
se considerarán la protección contra inhalación de humo, el uso de
materiales absorbentes de energía, y medios redundantes de salida.
Una evaluación de ingeniería básica del diseño del World Trade Center
disipa muchos de los mitos sobre el colapso. Primero, el diseño de tubo
perimetral de las torres las protegieron de caer al impacto. Las columnas
exteriores fueron entramadas para hacer las torres más firmes frente a
vientos fuertes. La pérdida de algunas columnas exteriores por sí sola no
podría haber derrumbado el edificio. Es más, gracias a la firmeza del
diseño perimetral, el impacto del avión no pudo derribar la estructura.

Sin embargo, el edificio no fue capaz de soportar el intenso calor del


incendio. Si bien era imposible que la llama difusa rica en combustible se
quemara a una temperatura lo suficientemente elevada como para derretir
el acero, su rápida ignición y su intenso calor provocaron que el acero
perdiera al menos la mitad de su resistencia y se deformara, dando lugar a
un pandeo o abolladura. Esta debilidad y deformación causó la caída de
algunos de los suelos, y el peso de los pisos superiores hicieron que se
derrumbaran los suelos de pisos inferiores, iniciando así el efecto dominó.

Sería impráctico diseñar edificios para que resistan la carga de combustible


inducida por una aerolínea comercial en llamas. En lugar de salvar el
edificio, los ingenieros y oficiales deberían centrarse en salvar las vidas de
aquellos que lo habitan, por medio de mejores diseños de seguridad y
sistemas de evacuación.

Como científicos e ingenieros, no debemos sucumbir en especulaciones


cada vez que ocurre una tragedia como esta. Un razonamiento cuantitativo
puede ayudar a separar los hechos de la ficción y nos puede ayudar a
aprender de estos desafortunados desastres. Como dijo Lord Kelvin:
“Siempre digo… que si es posible medir aquello de lo que se habla y se
consigue expresarlo en números, entonces puede saberse algo al respecto;
pero cuando no se puede medir, cuando no puede expresarse en números, el
conocimiento es deficiente e insatisfactorio; puede que sea el comienzo del
conocimiento, pero apenas se ha avanzado, con estos pensamientos, en el
camino de la ciencia, cualquiera sea ésta”.

Seguiremos adelante luego de la tragedia del WTC y diseñaremos mejores


edificios, más seguros, basándonos, en parte, en las lecciones aprendidas en
el WTC. La razón por la cual el colapso del WTC despierta nuestras
emociones tan profundamente es porque fue un ataque intencional hacia
gente inocente. Es más fácil aceptar tragedias naturales o accidentales, pero
las pérdidas de vida por malas intenciones son las que nos hacen temer que
algunas personas han perdido su humanidad.

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