La globalización es un tema moderno. Un tema del que, en la actualidad, se habla
bastante, y lo podemos escuchar en nuestra vida cotidiana: en la televisión, los periódicos, etcétera. La Globalización se define como un proceso en donde se busca la unión de los mercados, culturas, sociedades, todo esto con el fin de buscar la mejora para todos; tratando de eliminar la pobreza para que los países puedan lograr su desarrollo, no solamente económico, sino también cultural. Esto último es muy importante, ya que en el momento en que los países abren las puertas al mercado internacional, se abren al mundo siendo influencias por otras culturas totalmente diferentes, y eso lleva a cabo que, en el ámbito socio-económico, los países al bajar sus barreras comerciales, sean importados una gran cantidad de bienes de otros países extranjeros hasta dado punto en el que desplaza el comercio nacional. Por tal razón, la globalización siempre ha sido un tema muy polémico. Durante la historia se han llevado a cabo varias manifestaciones en contra de la globalización dejando muchas víctimas, una de ellas fue el joven Carlo Giuliani, activista italiano simpatizante del movimiento antiglobalización quien murió en una manifestación en Génova en contra del G8 en el 2001. Muchos críticos de la globalización afirman que conlleva a muchos riesgos como el aumento de desequilibrios económicos, sociales y territoriales; descuido sobre los índices de desarrollo humano, es decir, aumento de la pobreza; irresponsabilidad de las empresas, etc. Sin embargo, también conlleva a muchos beneficios tales como: mejoras en la comunicación y la cooperación internacional, impulso al desarrollo, eliminación de las barreras de entrada del mercado laboral, financiero y de bienes y servicios. Un ejemplo claro que expone Joseph Stiglitz es el de la apertura al mercado lácteo de Jamaica a las importaciones de los Estados Unidos en 1992, aunque perjudicó a los productores locales logró que los niños más pobres pudiesen consumir leche más barata. Existe una gran cantidad de cosas que se tienen que tener en cuenta en la globalización, una de ellas es que no funciona igual para todos los países, por lo que en algunos de estos puede funcionar de una manera y para otros no; y es cuando el deber de saber gestionar la globalización recae en las manos de Instituciones Internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), de las cuales Stiglitz afirmaba debían dejar de pensar que la estructura del mercado era perfecta, que debían reconocer sus errores para luego, cambiar la arquitectura de las estructuras internacionales y cambiar el esquema mental en la globalización, ya que de lo contrario traería pobreza y amenaza a la identidad de los pueblos. Lo anterior lo podemos corroborar con la afirmación de George Soros: “La globalización ha causado una mala distribución de los recursos”, y no ha de confiarse solo a los mercados la atención de las necesidades colectivas. Los mercados “no son competentes a la hora de asegurar la justicia social”. Estos bienes colectivos han de ser atendidos “mediante la intervención política” Los argumentos de Stiglitz son bastantes fehacientes ya que criticaba la acción por parte de estas entidades y de un grupo de países desarrollados –a quién consideraba hipócritas– , en especial a los Estados Unidos, de persuadir a algunos Estados de abrirse al mercado internacional bajando sus barreras comerciales para la importación de productos extranjeros cuando ellos no lo hacían, evitando que los países subdesarrollados exportaran productos agrícolas privándolos de una necesaria renta vía exportaciones. Los países desarrollados no buscaban lo mejor para los países tercermundistas, sino su beneficio propio, y además, las Instituciones Internacionales promulgaban que el hecho de hacer un sacrificio –lleno de injusticias y miseria– conllevaría a la largo plazo al desarrollo de estos países sin pensar que el sufrimiento fuera mucho más grande. Esta es una de las razones por las cuales se busca una gestión más justa, pero sobretodo humana. Stiglitz dice que las esperanzas no son nulas, que la globalización debe discutirse en un debate abierto y sincero y así, poder formulas las estrategias para el futuro desarrollo de los países. Se deben tener en cuenta las inquietudes de los países desarrollados tanto como los que están en la vía para llegar a serlos, y cooperando se podrá trabajar para promover el crecimiento de las naciones y disminuir la pobreza en ellas. Sin duda alguna, se está de acuerdo con los planteamientos de Stiglitz ya que tiene mucho en cuenta las desventajas de la globalización y tiene ejemplos muy claros sobre los tratados injustos que se llevaron a cabo en su época. La globalización, como habla el autor, no es buena ni mal, sino que depende que quién gestione las estrategias para llevarla a cabo. Varios autores tienen pensamientos parecidos a los de Stiglitz, tales como Jhon Rawls, quien argumenta también en favor de una reconciliación de los principios de libertad e igualdad a través de la idea de la justicia como equidad. Otros como Manuel Castells postulan que las comunidades no pueden aspirar a un desarrollo global sin considerar su identidad local, que hace referencia al hecho de conservar la idiosincrasia, la cultura de una nación, que debe reconocerse antes de que el un Estado se abra al mercado internacional. Para concluir, la globalización es un proceso por el que estamos pasando en la actualidad, esta es el futuro; pronto nos encontraremos en un mundo globalizado donde existirá una libre circulación de personas, bienes y servicios.