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“El Malestar en la Globalización” de Joseph Stiglitz

-“La Promesa de las Instituciones Globales”


En este primer capítulo, Stiglitz comienza comentando lo que ha dejado la Globalización, es
decir, algunos de sus beneficios, entre los que destacan:
· Incremento en las exportaciones, enriquecimiento de países, mayor acceso a la
información y educación, mayor presencia de grupos de activistas en el mundo por medio
del Internet, condonación de deuda a países del tercer mundo, ha reducido la sensación de
aislamiento.
Al mismo tiempo, se acentúa que en todas las reuniones que han convocado los
organismos internaciones que llevan las riendas de la globalización, han sido objetos de
conflictos y batallas, donde inclusive ha costado la vida de manifestantes.
Asimismo, el autor indica que todos los países del tercer mundo tendrán que aceptar
la globalización aunque se resistan a ella. Sin embargo, se deja una pregunta abierta, ¿cumple
la globalización con las promesas del beneficio económico?
En cifras que cita el mismo autor, se tiene que 1,200 millones de personas viven con
menos de un dólar al día, indicando que gran parte de este problema reside en que los países
del tercer mundo atraviesan por crisis políticas, sociales y económicas que ahuyentan la
inversión.
En este capítulo, el autor relata un poco de la historia económica moderna al hablar
de cómo se fue construyendo la globalización y la importancia en su participación que
tuvieron las instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional, Banco
Mundial y la Organización Mundial del Comercio.
Los países del primer mundo exigieron a los países pobres que abrieran sus fronteras
comerciales, mediante la eliminación de las barreras al comercio exterior, manteniendo los
primeros dichas restricciones.
El autor define a la Globalización como aquella que “Consiste, básicamente, en la
integración más estrecha de los países y pueblos del mundo, provocada por la reducción de
los costos del transporte y la comunicación, y el desmantelamiento de barreras artificiales a
los flujos de bienes, servicios, tecnología, conocimientos -en menor grado-, y personas a
través de las fronteras.”
-“Promesas Rotas”
El segundo capítulo habla sobre el rompimiento de las promesas de estas
organizaciones internacionales para con los pobres del planeta tierra.
Para el autor, estos organismos internaciones aplican políticas económicas como si
fueran recetas, es decir, no se realiza un estudio de las necesidades de cada país. Sobresalen
el uso de políticas monetaristas que solo buscan detener la inflación.
Según Stiglitz, existen razones principales por las cuales fracasa la condicionalidad:
· La fungibilidad, El dinero que ingresa a un país para un objetivo específico puede no
guardar relación con el objetivo y sus acciones realmente realizadas.
· Las condiciones generalmente son erróneas, por ejemplo, la liberalización de los mercados
financieros de Corea, políticas que no se adaptan al país.
· El procedimiento erróneo del FMI: Antes de visitar un país redactan un borrador de
informe, con la visita al país se ajusta y se dan recomendaciones. Existen ya informes y/o
párrafos predeterminados los cuales se varían levemente; a estos informes Stiglitz les llama
informes de "Talla única".
-“¿Libertad de Elegir?”
En este capítulo critica a los gobiernos que no han podido llevar a cabo de una manera
eficiente sus procesos de privatización, ya que indica que “Los gobiernos podrían mejorar
sus políticas económicas, sobre todo si dieran margen a las privatizaciones de empresas y se
encargaran de proveer servicios públicos esenciales en vez de administrar empresas.”
Para él, el problema es que muchos gobiernos ven a la privatización como un fin y no
como un medio, lo que ocasiona que excluyan políticas de bienestar social. El error para
Stiglitz de estas instituciones, es que presionan para una rápida privatización de los países
subdesarrollados, además de que se dejan guiar por principios teóricos neoclásicos.
-“La crisis del este asiático. De cómo las políticas del FMI llevaron al mundo al borde
de un colapso global”
El 2 de julio de 1997 se hundió el bath tailandés, y así quedó inaugurada la crisis
económica más grande luego de la gran depresión de 1930. La crisis se extendió a los países
más cercanos y amenazó a América Latina y los Estados Unidos. Por desagracia, las políticas
que quería implementar el FMI, y que de hecho implementó, sólo ayudaron a recrudecer y
empeorar la situación. Esto llevó a miles de personas en el mundo a exigir la revisión no sólo
de las políticas del Fondo sino también de la efectividad de la propia organización.
En perspectiva, las políticas del FMI no sólo exacerbaron los problemas en el este
asiático sino que, de hecho, fueron las responsables de que aparecieran. Sin embargo, los
países de la región se recuperaron con tal rapidez que se conoció al hecho como “el milagro
del Este asiático”, esta recuperación se debía en gran parte al accionar de los estados. El
“milagro” era en realidad ficticio; todo lo que habían hecho los estados del este asiático fue
ahorrar e invertir correctamente.
La crisis no pareció afectar demasiado a Occidente, y la postura de Clinton fue la de
restarle importancia al grave problema y, consecuentemente, no asistir económicamente para
aliviar la situación. Esto provocó un descontento generalizado, sobre todo en Tailandia que
en la Guerra de Vietnam había ofrecido un intenso apoyo a los Estados Unidos.
Por otro lado, los líderes del BM y el FMI compartían la postura de Clinton, mientras
que los líderes de los países asiáticos con graves problemas estaban aterrorizados. Sabían qué
medidas tomar para recuperarse pero, de ser tomadas, el Fondo los condenaría con la retirada
del capital internacional.
Malasia fue el único país que se atrevió a enfrentar al Fondo y, “sorpresivamente”, la
recesión de dicho país fue la más breve y menos profunda.
Bibliografía: STIGLITZ JOSEPH E., “El Malestar en la Globalización”, Ediciones Taurus,
Madrid, España, 2002.

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