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El Mundo de la Vida según Habermas

Habermas cree que la racionalización del mundo de la vida implica la


diferenciación progresiva de sus diversos elementos. El mundo de la vida se
compone de la cultura, la sociedad y la personalidad (apréciese la influencia
de Parson y sus sistemas de acción). Cada uno de estos elementos hace
referencia a:
a. pautas interpretativas o suposiciones básicas sobre la cultura y su
influencia sobre la acción,
b. a pautas apropiadas de relaciones sociales (la sociedad) y
c. al modo de ser de las personas (la personalidad) y de comportarse.
Comprometerse en la acción comunicativa y lograr la comprensión en cada
uno de estos elementos conduce a la reproducción del mundo de la
vida mediante el refuerzo de la cultura, la integración de la sociedad y la
formación de la personalidad. Si bien estos componentes están
inextricablemente ligados en las sociedades arcaicas, la racionalización del
mundo de la vida implica la "creciente diferenciación entre la cultura, la
sociedad y la personalidad".
Un aspecto interesante en el análisis de Habermas es la cuestión sobre la
reproducción de las estructuras simbólicas del mundo de la vida. Para
Habermas, estas estructuras se reproducen por tres vías fundamentales:
el aspecto funcional del entendimiento, esto es, la continuación del saber
válido, la tradición y la renovación del saber cultural; el aspecto de
coordinación de la acción, o la estabilización de la solidaridad de los
grupos, y el aspecto de socialización, o la formación de actores capaces de
responder de sus acciones. A cada uno de estos tres aspectos o procesos de
reproducción simbólica le corresponde un componente estructural del
mundo de la vida; a saber: la cultura, la sociedad, y la personalidad.

La cultura: Habermas define la cultura como un acervo de saber en que los


participantes en la comunicación se abastecen de interpretaciones para
entenderse sobre algo en el mundo. La reproducción cultural del mundo de
la vida se encarga de que, en su dimensión semántica, las nuevas
situaciones que se presenten queden puestas en relación con los estados del
mundo ya existentes. Se trata de asegurar la continuidad de la tradición. Sin
embargo, esta continuidad y esta coherencia tiene su medida en la
racionalidad del saber aceptado como válido.
La sociedad: Sociedad se define como aquel conjunto de ordenaciones
legítimas a través de las cuales los participantes regulan sus pertenencias a
grupos sociales, asegurando con ello la solidaridad. Como en el caso
anterior, también aquí la integración social del mundo de la vida se encarga
de que las situaciones nuevas queden conectadas con los estados del mundo
ya existentes. Pero, y a diferencia de la cultura, no se trata aquí de la
dimensión semántica, sino del espacio social.
La personalidad: La personalidad es el conjunto de competencias que
convierten a un sujeto en capaz de lenguaje y de acción, esto es, en capaz de
tomar parte en procesos de entendimiento. Se distingue de los anteriores en
que aquí se trata de asegurar la novedad con lo ya existente a partir
del tiempo histórico.(4)

El "Sistema"
Mientras el mundo de la vida representa el punto de vista de los sujetos que
actúan sobre la sociedad, el sistema implica una perspectiva externa
que contempla la sociedad "desde la perspectiva del observador, de alguien
no implicado". En el análisis de los sistemas es preciso toma en cuenta la
interconexión de las acciones, así como su significado funcional y su
contribución al mantenimiento del sistema. Cada uno de los principales
componentes del mundo de la vida (la cultura, la sociedad y la
personalidad) tienen sus elementos correspondientes en el sistema. La
producción cultural, la integración social y la formación de la
personalidad tiene lugar en el nivel del sistema
El sistema tiene sus raíces en el mundo de la vida, pero en última instancia,
desarrolla sus propias características estructurales. Entre estas estructuras
figuran la familia, la judicatura, el estado y la economía. A medida que
estas estructuras evolucionan se distancian cada vez más del mundo de la
vida. Al igual que ocurre en el mundo de la vida, la racionalización en el
nivel del sistema implica una diferenciación progresiva y una mayor
complejidad. Aumenta también la autosuficiencia de estas estructuras.
Cuanto más poder tienen, más y más capacidad de gobierno ejercen sobre el
mundo de la vida. En otras palabras, estas estructuras racionales, en lugar
de aumentar la capacidad de comunicación y lograr la comprensión,
amenazan esos procesos al ejercer control externo sobre ellos.

Integración social (mundos de la vida) e integración del "sistema"


Tras analizar el mundo de la vida y el sistema, Habermas concluye: "El
problema fundamental de la Teoría social es el modo de conectar
satisfactoriamente las dos estrategias conceptuales que entrañan las ideas de
"sistema" y "Mundo de la vida". Habermas denomina esas dos estrategias
conceptuales: "la perspectiva de la integración social" y la "perspectiva de
la integración del sistema".
La perspectiva de la integración social se centra en el mundo de la vida y
los modos en los que el sistema de la acción se integra por medio de un
consenso garantizado normativamente o alcanzado mediante la
comunicación. Los teóricos convencidos de que la sociedad se integra
mediante la integración social parten de la acción comunicativa y
consideran la sociedad como el mundo de la vida. Adoptan la perspectiva
interna de los miembros del grupo y emplean un enfoque hermenéutico para
poder relacionar su comprensión con la de los miembros del mundo de la
vida. La reproducción constante de la sociedad se considera, pues, como un
resultado de las acciones realizadas por los miembros del mundo de la vida
para mantener sus estructuras simbólicas. Se contempla esta reproducción
únicamente desde su perspectiva. Por tanto, lo que se ignora en este enfoque
hermenéutico es el punto de vista del que está fuera, así como una
percepción de los procesos reproductores que tienen lugar en el nivel del
sistema.
La perspectiva de la integración del sistema hace referencia al sistema y al
mundo en que se integra mediante el ejercicio de control externo sobre las
decisiones individuales no coordinadas subjetivamente. Los que adoptan
esta perspectiva contemplan la sociedad como un sistema autorregulador.
Adoptan esta perspectiva externa del observador, (lo que incluye las
metodologías cuantitativas de investigación) y esto les impide captar las
pautas estructurales que sólo pueden comprenderse hermenéuticamente
desde la perspectiva interna de los miembros del mundo de la vida.
De este modo, Habermas concluye que aunque ambas perspectivas tienen
algo que ofrecer, ambas tienen serias limitaciones. Sobre la base de su
crítica a la integración social y sistémica, Habermas ofrece su
alternativa, cuyo objetivo es integrar estas dos orientaciones teóricas y que
considera:
La sociedad como un sistema que tiene que cumplir
condiciones para el mantenimiento de los mundos de la vida
socioculturales. Las sociedades-fórmula son complejos
sistemáticamente estabilizados de acción de grupos
socialmente integrados... Defiendo la propuesta heurística de
que consideremos la sociedad como una entidad que, en el
transcurso de la evolución social, se va diferenciando como
sistema y como mundo de la vida.
Tras su declaración de interés tanto por el sistema como por el mundo de la
vida, Habermas aclara que también preocupa la evolución de ambos.
Mientras ambos evolucionan hacia una mayor racionalización, esta
racionalización adopta diferentes formas en el mundo de la vida y en el
sistema, y tal diferencia constituye el fundamento de la colonización del
mundo de la vida.

La colonización del mundo de la vida


Para comprender la idea de colonización es crucial tener en cuenta el
hecho de que Habermas considera la sociedad como una entidad compuesta
de ambos elementos: el mundo de la vida y el sistema. Si bien en las
sociedades arcaicas ambos estaban estrechamente entretejidos, en la
actualidad se aprecia una divergencia cada vez mayor entre ellos; se
ha "desacoplado". Aunque ambos han emprendido un proceso de
racionalización, ese proceso ha adoptado diferentes formas en los dos
reinos. Habermas aprecia una relación dialéctica entre el sistema y el
mundo de la vida (ambos se limitan y se abren nuevas posibilidades
nuevamente), por su preocupación central es el modo en que en el mundo
moderno el sistema controla el mundo de la vida. En otras palabras, su
interés central es la ruptura de la dialéctica entre el sistema y el mundo de la
vida y el creciente poder del primero sobre el segundo.
Habermas compara la racionalización creciente del sistema y del mundo de
la vida. La racionalización del mundo de la vida implica un aumento de la
racionalidad de la acción comunicativa. Además, la acción orientada hacia
la comprensión mutua se libera cada vez más de la constricción normativa y
se basa cada vez más en el lenguaje cotidiano. En otras palabras, la
integración social se hace cada vez más posible mediante los proceso de la
formación del consenso en el lenguaje.
Pero el resultado de este es el hecho de que las demandas en el lenguaje
crecen y llegan a agotar su capacidad. Los medios no lingüísticos
(especialmente el dinero y el poder) - que emanan del sistema y se
diferencia en él - llenan el vacío y reemplazan, al menos en cierta medida,
el lenguaje cotidiano. En lugar de ser el lenguaje el que coordina la acción,
el sistema, cada más complejo, "libera imperativos sistémicos que agotan la
capacidad del mundo de la vida que instrumentalizan" Así, Habermas
escribe sobre la "violencia" que ejerce el sistema sobre el mundo de la vida
mediante los modos en los que restringe la comunicación. Esta violencia, a
su vez, produce "patologías" en el mundo de la vida.

Perturbaciones o crisis del proceso de reproducción


En el análisis de Habermas, es interesante el estudio de
las perturbaciones de los distintos componentes estructurales;
perturbaciones o crisis del mundo de la vida en sus tres dimensiones:
cultura, sociedad y personalidad. La crisis de la cultura es la "perdida de
sentido", la de la sociedad la "carencia de normas" (anomia), y la de la
personalidad las "psicopatologías". Todas ellas tienen en común una
racionalización, una colonización sistémica del mundo de la vida.
Habermas enmarca este desarrollo dentro de su visión de la historia del
mundo:
El enorme desacoplamiento del sistema del mundo de la vida
constituía una condición necesaria para la transición de las
sociedades estratificadas en clases del feudalismo europeo a
la sociedades de clases económicas de los inicios del periodo
moderno; pero la pauta capitalista de la modernización está
marcada por una deformación, una reificación de las
estructuras simbólicas del mundo de la vida bajo los
imperativos de los subsistemas que se diferencian a partir del
dinero y el poder y que se convierten en autosuficientes.

La intuición según Jean Piaget


Hasta alrededor de los siete años, el niño sigue siendo prelógico y suple la lógica por la
intuición, simple interiorización de las percepciones y los movimientos en forma de
imágenes representativas y de "experiencias mentales", que por tanto prolongan los
esquemas senso-motrices sin coordinación propiamente racional.
La intuición se basa más en lo perceptible que en la lógica: por ejemplo, para un niño de
este periodo una hilera de 10 fichas rojas y una hilera de 12 fichas azules, ambas de la
misma longitud, tienen para el niño la misma cantidad de fichas, porque atiende al efecto
óptico global, no a las distancias de las fichas entre sí.
Cronológicamente primero aparece la intuición primaria, luego la intuición articulada (y
finalmente la operación, pero esto es después de los siete años). La intuición primaria es
simplemente una acción senso-motriz convertida en pensamiento, es rígida e irreversible.
La intuición articulada sigue siendo irreversible, pero tiene la ventaja que el niño puede
prever consecuencias y reconstruir estados anteriores.

TEORÍA DE PIAGET

ASIMILACIÓN
Consiste en la interiorización o internalización de un objeto o un evento a
una estructura comportamental y cognitiva preestablecida. Por ejemplo, el niño utiliza un
objeto para efectuar una actividad que preexiste en su repertorio motor o para decodificar
un nuevo evento basándose en experiencias y elementos que ya le eran conocidos.
ACOMODACIÓN
Consiste en la modificación de la estructura cognitiva o del esquema comportamental para
acoger nuevos objetos y eventos que hasta el momento eran desconocidos para el niño (en
el caso ya dado como ejemplo, si el objeto es difícil de aferrar, el bebé deberá, por ejemplo,
modificar los modos de aprehensión).
Ambos procesos (asimilación y acomodación) se alternan dialécticamente en la constante
búsqueda de equilibrio para intentar el control del mundo externo (con el fin primario de
sobrevivir).
Cuando una nueva información no resulta inmediatamente interpretable basándose en los
esquemas preexistentes, el sujeto entra en un momento de crisis y busca encontrar
nuevamente el equilibrio (por esto en la epistemología genética de Piaget se habla de
un equilibrio fluctuante), para esto se producen modificaciones en los esquemas cognitivos
del niño, incorporándose así las nuevas experiencias.
LOS ESTADIOS DE DESARROLLO COGNITIVO
En sus estudios Piaget notó que existen periodos o estados de desarrollo. En algunos
prevalece la asimilación, en otros la acomodación. De este modo definió una secuencia de
cuatro estadios "epistemológicos" (actualmente llamados: cognitivos) muy definidos en el
humano.
Estadio sensorio-motor
Desde el nacimiento hasta aproximadamente un año y medio a dos años. En tal estado el
niño usa sus sentidos (que están en pleno desarrollo) y las habilidades motrices para
conocer aquello que le circunda, confiándose inicialmente en sus reflejos y, más adelante,
en la combinatoria de sus capacidades sensoriales y motrices. Así, se prepara para
luego poder pensar con imágenes y conceptos.
Reacciones circulares primarias
Suceden entre el primer y cuarto mes de vida extrauterina. En ese momento el humano
desarrolla reacciones circulares primarias, esto es: reitera acciones casuales que le han
provocado placer. Un ejemplo típico es la succión de su propio dedo, reacción sustitutiva de
la succión del pezón, -aunque el reflejo de succión del propio dedo ya existe en la vida
intrauterina-.
Reacciones circulares secundarias
Entre el cuarto mes y el año de vida, el infante orienta su comportamiento hacia
el ambiente externo buscando aprender ó mover objetos y ya observa los resultados de sus
acciones para reproducir tal sonido y obtener nuevamente la gratificación que le provoca.
Reacciones circulares terciarias
Ocurren entre los 12 y los 18 meses de vida. Consisten en el mismo proceso descrito
anteriormente aunque con importantes variaciones. Por ejemplo: el infante toma un objeto y
con este toca diversas superficies. Es en este momento que el infante comienza a tener
noción de la permanencia de los objetos, antes de este momento, si el objeto no está
directamente estimulando sus sentidos, para él, literalmente, el objeto "no existe".
Tras los 18 meses el cerebro del niño está ya potencialmente capacitado para imaginar los
efectos simples de las acciones que está realizando, o ya puede realizar una
rudimentaria descripción de algunas acciones diferidas u objetos no presentes pero que ha
percibido. Está también capacitado para efectuar secuencias de acciones tales como utilizar
un objeto para abrir una puerta. Comienzan, además, los primeros juegos simbólicos del
tipo juguemos a que...'
Estadio preoperatorio
El estadio preoperatorio es el segundo de los cuatro estados. Sigue al estado sensoriomotor
y tiene lugar aproximadamente entre los 2 y los 7 años de edad.
Este estadio se caracteriza por la interiorización de las reacciones de la etapa anterior dando
lugar a acciones mentales que aún no son categorizables como operaciones por su
vaguedad, inadecuación y/o falta de reversibilidad.
Son procesos característicos de esta etapa: el juego simbólico, la centración, la intuición, el
animismo, el egocentrismo, la yuxtaposición y la reversibilidad (inhabilidad para la
conservación de propiedades).
Estadio de las operaciones concretas
De 7 a 11 años. Cuando se habla aquí de operaciones se hace referencia a las operaciones
lógicas usadas para la resolución de problemas. El niño en esta fase o estadio ya no sólo usa
el símbolo, es capaz de usar los símbolos de un modo lógico y, a través de la capacidad de
conservar, llegar a generalizaciones atinadas.
Alrededor de los 6/7 años el niño adquiere la capacidad intelectual de conservar cantidades
numéricas: longitudes y volúmenes líquidos. Aquí por 'conservación' se entiende la
capacidad de comprender que la cantidad se mantiene igual aunque se varíe su forma.
Antes, en el estadio preoperativo por ejemplo, el niño ha estado convencido de que la
cantidad de un litro de agua contenido en una botella alta y larga es mayor que la del mismo
litro de agua trasegado a una botella baja y ancha (aquí existe un contacto con la teoría de
la Gestalt). En cambio, un niño que ha accedido al estadio de las operaciones concretas está
intelectualmente capacitado para comprender que la cantidad es la misma (por ejemplo un
litro de agua) en recipientes de muy diversas formas.
Alrededor de los 7/8 años el niño desarrolla la capacidad de conservar los materiales. Por
ejemplo: tomando una bola de arcilla y manipulándola para hacer varias bolillas el niño ya
es consciente de que reuniendo todas las bolillas la cantidad de arcilla será prácticamente la
bola original. A la capacidad recién mencionada se le llama reversibilidad.
Alrededor de los 9/10 años el niño ha accedido al último paso en la noción de conservación:
la conservación de superficies. Por ejemplo, puesto frente a cuadrados de papel se puede
dar cuenta que reúnen la misma superficie aunque estén esos cuadrados amontonados o
aunque estén dispersos.
Estadio de las operaciones formales
Desde los 12 en adelante (toda la vida adulta).El sujeto que se encuentra en el estadio de las
operaciones concretas tiene dificultad en aplicar sus capacidades a situaciones abstractas. Si
un adulto (sensato) le dice "no te burles de x porque es gordo... ¿qué dirías si te sucediera a
ti?", la respuesta del sujeto en el estadio de sólo operaciones concretas sería: "YO no soy
gordo".
Es desde los 12 años en adelante cuando el cerebro humano está potencialmente capacitado
(desde la expresión de los genes), para formular pensamientos realmente abstractos, o
un pensamiento de tipo hipotético deductivo.

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