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Facultad de Humanidades
Por:
_____________________
Licenciado en Arqueología
Lima - Perú
2006
INDICE DEL TEXTO
AGRADECIMIENTO 6
PRESENTACIÓN 7
CAPÍTULO I
HECHO, PROBLEMA Y MÉTODO
2
3.3 Transformaciones culturales en el Norte Chico 46
3.4 La Tradición Arquitectónica de la Costa Norcentral 49
3.5 La Tradición Arquitectónica Mito o Kotosh – Mito 50
CAPÍTULO IV
ANTECEDENTES DE LAS CONTRIBUCIONES EMPÍRICAS Y TEÓRICAS SOBRE LA
SOCIEDAD COMPLEJA EN LOS ANDES CENTRALES 52
4.1 Primeras Investigaciones Arqueológicas en el Valle de Huaura.
4.2 Problemática del Surgimiento de la Sociedad Compleja en los Andes Centrales. 57
4.3 Problemática de Investigación del Precerámico Tardío. 62
CAPÍTULO V
LA EVIDENCIA MATERIAL DEL SURGIMIENTO DE LA SOCIEDAD COMPLEJA
DESDE EL VALLE DE HUAURA 65
5.1 La Prospección del Valle de Huaura.
5.2 Las Evidencias Arqueológicas del Valle de Huaura.
5.2.1 Tipología de Ocupaciones Arqueológicas en el Valle de Huaura. 66
CAPÍTULO VI
ANÁLISIS DE LOS DATOS ARQUEOLÓGICOS OBTENIDOS EN EL CAMPO 65
6.1 Nivel de fuerza de trabajo y arquitectura de labor comunal
en el valle de Huaura
6.2 Análisis y Variabilidad Arquitectónica 68
6.2.1 Descripción y análisis de los sitios con arquitectura monumental 69
1) El Cañaveral (PV41-123) 70
2) La Viña (PV41-174) 71
3) Cerro La Cruz (PV41-504, PV41-505 y PV41-507) 72
4) Quebrada La Viña (PV41-520) 74
5) Cerro Blanco (PV41-393) 75
6) Santa Rosalía (PV41-368) 76
7) La Perlita (PV41-23) 78
8) Bandurria (PV41-212) 82
9) Las Salinas (PV41-273) 85
10) Pampa de las Ánimas “A” (PV41-338) 87
11) Vilcahuaura (PV41-169) 90
12) Rontoy Sur (PV41-56) 91
3
6.3 Tipificación y Análisis de los Elementos Arquitectónicos Indicadores
de la Sociedad Compleja en el Valle de Huaura 93
CAPÍTULO VII
CONCLUSIONES 95
BIBLIOGRAFÍA 98
INDICE DE LAS ILUSTRACIONES 106
INDICE DE LOS CUADROS 108
ANEXOS 109
4
A los estudiantes de la Universidad José Faustino Sánchez Carrión,
y a los dirigentes desaparecidos en los pueblos rurales de la Provincia
de Huaura, por parte de la violencia política del estado peruano.
Especialmente a Pedro Yauli.
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AGRADECIMIENTO
A todos los pobladores, agricultores y trabajadores del Valle de Huaura, por acogernos en su
territorio con esperanza en el desarrollo, la justicia y el progreso. Especialmente a los
docentes y estudiantes de la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión.
Igualmente, a quienes hicieron posible realizar el “Proyecto de Investigación
Arqueológica: Valle de Huaura, Perú”, dirigido por los arqueólogos Dra. Katherine Rae
Nelson y Lic. Álvaro Ruiz Rubio, apoyados por el equipo del Proyecto Arqueológico Norte
Chico, Dr. Jonathan Haas, Dra. Winifred Creamer, Lic. Mario Advíncula, Lic. Manuel
Perales, Bach. Carmela Alarcón, Bach. Gerbert Asencios, y Bach. Jesús Holguín. Asimismo a
Hernán Guillermo y Santos Bardales, por su duro trabajo en las labores de campo. El
proyecto fue auspiciado por las instituciones Nacional Geographic Society, el Stone Center for Latin
American Studies y Tulane University. Al Lic. Genaro Barr Argomedo le debo especialmente la
ardua asesoría de este trabajo.
A los arqueólogos y antropólogos de la Universidad Nacional Federico Villarreal;
Lorgio Guíbovich Del Carpio, Jorge Cáceres-Olazo, Odón Rosales, Miguel Pazos, Hugo
Ludeña, Carlos Farfán, Aurora García, Marté Sánchez, Victoria Aranguren y Luis Alberto
Sánchez, en cuyas afinidades y discrepancias académicas y políticas se encuentra configurada
plenamente mi formación. Asimismo, a los compañeros y amigos con quienes compartimos
la esperanza y la acción para lograr un mundo diferente, justo y solidario, colectivista y
recíproco. A los Integrantes de la Asociación Cultural Supay, en especial a Hugo Benavides
Seminario, compañero de pobreza, lucha y superación, así como a Adrián Begglo, Karina
Pacheco, Juan Carlos Bustamante, Marco López (UNFV), Jesús Holguín, Felipe Livora
(UNMSM) y Kazia Szremski. Igualmente a los compañeros del Instituto Cultural Rvna de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con quienes nos une la formación de una
verdadera arqueología social y transformadora de la realidad social. A Ricardo Chirinos y
Anderson Chamorro, Leonel Hurtado, Oscar Portocarrero, Arturo Noel, Bebel Ibarra y
Nilton Ríos, todos ellos de la UNMSM. A mis padres Manuel Aguilar Novoa y Olga Díaz
Bados, luchadores de la vida diaria y personas a quienes admiro. No hubiera podido estudiar
sin el primer apoyo de Francisco Sayán, sin la ayuda de Guillermina Bados (+), Marina y
César Díaz, sin el amor de Rosa Aguilar, y sin mi compañera de vida, Rocío Leguía.
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Por último, y por lo tanto primero, al Dr. Arturo Ruiz Estrada y toda su familia. Fue
profesor dentro y fuera de las aulas universitarias, y por qué no decirlo, profesor de
profesores. Este trabajo, es gracias a él. Su esperanza en un mundo nuevo, es mi esperanza.
PRESENTACIÓN
Esta fue una de las razones que nos impulsó a realizar esta investigación. Junto a lo
muy interesante del tema, hemos comprobado que algunas interpretaciones de estos hechos,
además de la percepción científica, están cargadas de un hedor chauvinista que sin duda el
tema pudo provocar, por parte de arqueólogos y personas interesadas en el mismo. Por otro
lado, lo que nos impulsó a introducirnos en esta temática fue el distinto tratamiento e
interpretación de la evidencia material que se tiene en estos valles, y en las diferentes
caracterizaciones que se dan sobre estos procesos de desarrollo sociopolíticos. A nosotros
nos interesa saber precisamente si este desarrollo fue de un nivel de bandas, tribal, jefatural o
estatal de acuerdo a la clasificación de Service (1984), y conocer el grado de desarrollo y el
modo de producción y el tipo de relaciones sociales de acuerdo al enfoque marxista
(Lumbreras 2005). Este es el objetivo central de nuestra investigación, para lo cual debimos
definir el dato empírico y todas las evidencias materiales arquitectónicas que fueron
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encontradas en el valle de Huaura por Cárdenas (1977-78), Fung (1988) y Nelson y Ruiz
(2004); para llegar al análisis de las sociedades complejas en este valle. En tal sentido,
debemos definir qué es lo que entendemos por sociedad compleja y cuáles pueden ser sus
indicadores arqueológicos.
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Esta investigación monográfica es presentada gracias al apoyo del “Proyecto de
Investigación Arqueológica. Valle de Huaura, Perú” (PIAVH), dirigido por la Dra. Katherine
Nelson de la Universidad de Tulane (EEUU) y el Lic. Álvaro Ruiz Rubio de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Contó con el apoyo logístico del Proyecto Arqueológico
Norte Chico, conducido por los investigadores Dr. Jonathan Haas del Museo Field de
Chicago (EEUU) y la Dra. Winifred Creamer, de la Universidad del Norte de Illinois
(EEUU). Fue auspiciado por las instituciones Nacional Geographic Society, la H. Sophie Newcamb
Institute, el Stone Center for Latin American Studies y la Universidad de Tulane.
El tema elegido enfoca sólo una parte de los resultados del Proyecto de Investigación
Arqueológica Valle de Huaura, que consistió básicamente en realizar una exploración
sistemática de todo el mencionado valle, y de la zona de influencia de sus aguas (Fig. 1, 2 y 3).
Los resultados de ese reconocimiento arqueológico arrojaron una importante y valiosa
información para reconstruir el proceso cultural integral del valle, desde sus épocas más
tempranas, hasta las épocas prehispánicas más tardías. Estos han sido puestos a disposición
de los investigadores interesados por parte de sus directores mediante la elaboración de su
informe final de investigación, aprobado por el Instituto Nacional de Cultura (INC) en el año
2005. Recalco que esta información ha sido abiertamente puesta a disposición por sus
directores, y la presente investigación se desarrolla como una parte de ese todo.
Consecuentemente nuestro trabajo se encuentra bajo el permiso que el INC le otorgó
mediante Resolución Directoral Nacional Nº 629/INC con fecha del 11 de Agosto del 2004.
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de Actualización para egresados en la Escuela Profesional de Arqueología de la UNFV. Fue
revisada por el Lic. Genaro Barr Argomedo, a quien le debo un agradecimiento especial. El
Proyecto Arqueológico Norte Chico brindó todo el apoyo logístico durante el transcurso del
mismo, y no hubiera sido factible realizarlo sin su soporte. Cada uno de los aciertos de esta
investigación fue posible gracias a las exigentes correcciones de nuestro asesor, desde la
presentación del plan y el proyecto de investigación, hasta las correcciones finales a este
manuscrito. Los errores, son particularmente aspectos que asumo propios, así como los
posibles aportes que pueda tener el resultado de nuestro estudio. Por la lectura de este
manuscrito, debo reconocer los aportes académicos del Dr. Arturo Ruiz, Dr. Jonathan Haas,
Dr. Kaherine Nelson, Lic. Álvaro Ruiz, Lic. Mario Advíncula y Mag. Margaret Brown. Al Lic.
Manuel Perales le debo además su valiosa ayuda en la edición de los mapas.
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organización andina, tanto en los aspectos económicos como en los organizacionales.
Nuestra sociedad actual es, al fin y al cabo, heredera de toda esta organización.
Capítulo I
HECHO, PROBLEMA Y MÉTODO
Debemos recalcar, en palabras de Goldmann, que todo hecho social es un hecho histórico, y
todo hecho histórico es un hecho social. Por consiguiente, tanto la historia, la sociología,
como la arqueología y en general las ciencias sociales, estudian los mismos fenómenos
(Goldmann 1970:15), y no es posible que estas disciplinas capten un aspecto real sin que se
exponga de manera parcializada y abstracta, a menos que estos aspectos de la realidad sean
complementados por los componentes de las ciencias sociales. Debe darse entonces no una
suma de los conocimientos, sino más bien realizar una síntesis de todos ellos.
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“(…) la investigación ha de tender 1) a asimilarse en detalle la materia investigada, 2) a analizar
sus diversas formas de desarrollo y 3) a descubrir sus nexos internos” (El capital, vol. 1, p.
XXXIII. En: Rojas, 1989:12)
“La imaginación sociológica nos permite captar la historia y la biografía y la relación entre ambas
dentro de la sociedad. Esta es su tarea y promesa.” (Mills 1971:25)
12
forma a esa sociedad y al curso de su historia. Mills (1971) reconoce esta característica en los
principales analistas sociales clásicos, y nos dice que ningún estudio social que no vuelva a los
problemas de la biografía, de la historia y de sus intersecciones dentro de la sociedad, ha
terminado su jornada intelectual. Los analistas sociales clásicos que imaginativamente han
tenido conciencia de lo que prometía su obra, se han formulado, en este sentido, tres juegos
o tipos de preguntas que han constituido los ejes intelectuales de los estudios clásicos entre el
hombre y la sociedad, y son las preguntas que inevitablemente debe formularse toda mente
con imaginación sociológica.
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complementaria de aspectos contradictorios, pero sintetizables. Se utilizó el método
estadístico en la cuantificación de los elementos indicadores de la sociedad compleja, como
es la arquitectura de labor comunal.
1.3 ETAPAS DE LA INVESTIGACIÓN
La Investigación estuvo dividida en tres etapas. Las dos primeras se realizaron en el marco
del Proyecto de Investigación Valle de Huaura, Perú, por parte de los investigadores
principales como son Katherine Nelson y Álvaro Ruiz (2004):
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siguiendo dos transectos paralelos, separados por un máximo de 1 Km. de distancia,
para optimizar la probabilidad de la identificación de evidencias de cualquier tipo, en
tanto que en las zonas de laderas y cumbres montañosas el esquema de recorrido y
exploración fue menos rígido, prestando atención principalmente a las áreas donde
de acuerdo a investigaciones y experiencias previas, hay una mayor probabilidad de
identificar sitios y evidencias. Se colectó la información relevante de cada sitio
arqueológico y cada día se realizó una corrección diferencial entre los datos obtenidos
con los GPS en el campo y los datos obtenidos con una Estación Base.
El área que comprende nuestra investigación se extiende en el valle del río Huaura, al
extremo sur de la región del Norte Chico (Figura 2). Se extiende desde Punta
Végueta (Distrito de Végueta, Provincia de Huaura, Región Lima) por el norte hasta
Las Salinas (Distrito de Huacho, Provincia de Huaura, Región Lima) por el sur; hasta
la localidad de Sayán (Distrito de Sayán, Provincia de Huaura, Región Lima) hacia el
interior del valle. Es la zona de llanura fluvial y constituye las faldas menos
empinadas de la cadena montañosa.
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La Costa Norcentral peruana comprende los valles de Huaura (Provincia de Huaura),
Supe, Pativilca y Fortaleza (Provincia de Barranca). Este sistema de cuatro valles está
geográficamente integrado por la proximidad física entre ellos y rasgos topográficos
comunes. Más hacia el sur se encuentra el valle de Chancay (Provincia de Huaural).
El trayecto del río Huaura permite una interrelación con las cuencas
hidrográficas del Marañón, del Huallaga e incluso hasta de región del valle de
Mantaro por el Lago de Junín, unificando a las regiones ecológicas ya citadas.
Constituye una unidad geográfica, ambiental y cultural con los valles próximos del
Norte Chico, incluso con los de más al sur como Chancay y Chillón (Ruiz 1999)
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Existe un gran número de quebradas laterales amplias entre las cuales
destacan las de Vilcahuaura, Chambara, Carmen, Lloclla, Calamanacu, San Juan de
Cañas, Quipico por la margen derecha del valle y las de Huananga y Visquira por su
margen izquierda. Aguas arriba a partir del pueblo de Andahuasi, emplazado a 450
msnm, el valle se encajona de forma marcada, quedando encerrado entre macizos
montañosos que en su mayor parte integran la formación geológica denominada
“Batolito Costanero”, que en este caso está conformado principalmente por rocas
intrusivas como la diorita y tonalita. Las pendientes de estos cerros elevados son
regularmente pronunciadas y caen casi directamente sobre el curso del río a
excepción de algunos puntos donde se encuentran quebradas laterales estrechas que
en su mayor parte se localizan nuevamente en la margen derecha del valle.
La zona del valle de Huaura entre el Centro Poblado de Sayán, hacia el Este, y el
litoral marino frente a Punta Végueta y Punta Paraíso hacia el Oeste. Está orientado a
reconocer las evidencias arquitectónicas del surgimiento de la sociedad compleja
reflejado en las tradiciones culturales llamadas “Norcentral” y “Mito” presentes en el
valle de Huaura, fenómeno posiblemente ocurrido durante el Periodo Precerámico
Tardío (ca. 3,000 – 1,800 a.C.).
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1957, 1966; Wendt, 1964), Áspero (Willey y Corbett 1954, Feldman 1980), presentan
tradiciones culturales arquitectónicas con complejidad de estructuras y evidencias de
desigualdad social.
Durante el Precerámico, las sociedades de la costa norcentral desarrollaron
tradiciones culturales constructivas (Tradición de la Costa Norcentral), con
estructuras como pozos ceremoniales o plazas circulares hundidas, o ganando altura
mediante la construcción de plataformas escalonadas piramidales que luego se
rellenaban con piedras dentro de bolsas de gramíneas y juncos o shicra, convirtiéndose
estos en pirámides elevadas (Fung, 2004, Noel 2004). Bandurria de Huacho y otros
sitios contemporáneos poseen estas características arquitectónicas, que han ido
evolucionando hasta complejos mayores más formales como Las Aldas (valle de
Casma, excavado por Fung en 1958, Grieder en 1967 y los esposos Pozorski
[Pozorski y Pozorski 1980]), Caballete (valle de Fortaleza, excavado por Haas y Ruiz
2003; Haas y Perales, 2004) y Caral (valle de Supe, excavado por Shady et al, 2003), o
Chupacigarro Grande (Kosok 1965, Engel 1980). Esta tradición constructiva
temprana ha sido registrada en el valle de Huaura.
- ¿Se encontró relacionada con más de una tradición cultural durante el Periodo
Precerámico Tardío?
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De este modo, se espera llegar a reconocer:
1.6.1.1 Realizar una explicación del surgimiento de las sociedades complejas en los Andes
centrales utilizando la evidencia material del valle de Huaura, para obtener un
enfoque regional del fenómeno social, llegando a partir del análisis de la arquitectura
monumental y el reconocimiento de sectores de residencia asociados a esta.
1.6.2.1 Obtener datos suficientes para reconstruir la visión general de las ocupaciones
precerámicas, identificando las principales características de los sitios identificados
en el área en cada uno de los sectores, mediante el análisis de la naturaleza y
distribución de los sitios reportados.
1.6.2.2 Enfatizar en las relaciones que habrían existido entre los centros con arquitectura
monumental con los sitios de carácter residencial documentados en el área de
estudio.
1.6.2.3 Aplicar el método de análisis materialista histórico como marco teórico, para
aproximarse a una sociedad compleja a partir del análisis de sus relaciones sociales y
conocer si hubo contradicciones sociales reflejada en la evidencia reconocida.
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Capítulo II
EL MARCO TEÓRICO
El presente capítulo constituye una propuesta teórica de estudio de sociedades complejas con
escasez de evidencia material. Esta se aplicó a la presente monografía basada en la propuesta
de teóricos de la sociedad en general, y de la arqueología en particular. Se buscará definir el
sentido de la sociedad compleja en un contexto de surgimiento, a partir de sus evidencias
específicamente arquitectónicas utilizando como herramienta teórica a la escuela materialista
histórica, que analizará el papel de los hallazgos arqueológicos arquitectónicos y su
distribución espacial como elemento de una práctica social determinada por las relaciones
sociales de producción y la fuerza de trabajo dentro de un contexto de organización social en
surgimiento, para lograr entender cómo se llegó al grado de complejidad analizando las
contradicciones sociales reflejadas en la cultura material. Se adoptó tres niveles de análisis
ontológicos a los largo de nuestra investigación: 1) El materialismo histórico como método
de análisis general o teoría sustantiva de los procesos sociohistóricos; 2) La historia del
contexto arqueológico y 3) la historia real de la producción de la información (Bates 1998).
En tal sentido, nuestra investigación adopta la propuesta los tres niveles particulares
derivados de los tres problemas ontológicos reconocidos por Bates (1998:49). Estos tres
niveles particulares de la existencia de procesos reales pueden explicar la relación entre: 1) los
procesos sociales estudiados, 2) los datos arqueológicos y 3) la información empírica (Cuadro
1). Este es el modelo de investigación arqueológica adoptado en esta investigación (Cuadro
2). Consideramos que es posible aproximarse a la teoría general para la explicación del
proceso social, de un modo deductivo, e introducirse en otro nivel al dato empírico para la
explicación particular, de un modo inductivo, ambos de forma paralela.
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torno al fenómeno de la sociedad compleja emergente, buscando establecer una correlación
entre el corpus teórico expuesto, y la aplicación al fenómeno de surgimiento de la
complejidad social basado en la evidencia material que se tratará a lo largo de nuestro trabajo
y de manera más enfática en el último capítulo de este trabajo, el cual expondrá la evidencia
material registrada en el campo. En este sentido, el capítulo 7 constituye en sí el tratamiento
de la evidencia de acuerdo a la propuesta teórica, y cumple un rol de aproximación inductiva
a los hechos sociales realizados.
MATERIALISMO HISTÓRICO C
A
- Sociedad Concreta D
Teoría E
- Periodización Histórica
Sustantiva N
- Cuestión Étnico Nacional A
G
E
HISTORIA DE LOS CONTEXTOS N
ARQUEOLÓGICOS É
T
- Formación I
C
- Transformaciones
A
- Presentación
Teorías D
Mediadoras E
HISTORIA DE LA PRODUCCIÓN DE
INFORMACIÓN L
A
- Contextos de Producción
- Fases y Actividades I
N
- Presentación F
O
R
M
A
C
I
Ó
N
21
Historia de los Historia de la
MATERIALISMO CONTEXTOS Producción de la
HISTÓRICO ARQUEOLÓGICOS INFORMACIÓN
ARQUEOLÓGICA
Cuadro 2. Estructura General del Proceso de Investigación en Arqueología. Propuesto por L. F. Bates
y adoptado en la presente investigación (1998:50).
“es imposible escribir historia sin utilizar una gama extensa de conceptos directa o indirectamente
relacionados con el pensamiento marxista, y sin situarse dentro del horizonte intelectual delimitado y
descrito por Marx. Incluso podría especularse sobre qué diferencia existe en última instancia entre ser
historiador y ser marxista” (Foucault 1980:53).
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En este sentido, el fundamento principal del marxismo, es el estudio de la dialéctica
interna de la sociedad en general, bajo el “análisis materialista de la historia”, o “Materialismo
Histórico” (Engel 1970:3) y de todos los componentes que intervienen en la formación de
ésta. Para el científico social, consecuentemente para el arqueólogo, el aspecto central del
análisis desde la óptica del materialismo histórico, se basa en el estudio de las contradicciones en
el seno de la sociedad. Este estudio de las contradicciones, está fundamentado en la ley
general de la dialéctica que se enuncia como “ley de la unidad de los contrarios”. Esta, dice
que toda unidad está constituida por elementos cuyo movimiento está determinado por sus
contradicciones; a su vez, es siempre parte de otra unidad mayor, dentro de la cual actúa
como elemento y, por ende, para tener movimiento, requiere de su contrario. La
contradicción y la unidad de los contrarios constituyen el principal punto de análisis del
marxismo, esto es el principio de la dialéctica. Sin embargo, junto con la “unidad de los
contrarios”, hay otras leyes que pueden considerarse como secundarias, como son la
transformación de lo cuantitativo hacia lo cualitativo y viceversa, y la negación de la negación
(McGuire, 1992:97). La contradicción dialéctica es una contradicción material y concreta, es
decir que no existe sólo en el campo teórico y abstracto, “sino que existe en las cosas” producidas
por el hombre (Sean Sayers, en McGuire 1992:95). Por lo tanto, cada sociedad que habitó el
mundo es susceptible de este tipo de análisis.
La esencia de la filosofía materialista se basa en que las cosas materiales son más
importantes que las ideales o mentales. La conciencia se encuentra determinada por la
realidad. Los seres humanos son lo que hacen, y su pensamiento se encuentra determinado
por el entorno social, su posición y el tipo de clase social de donde provengan. “No es la
conciencia de los hombres lo que determina su ser sino al contrario, es su ser social lo que determina la
conciencia”, había escrito Marx (1973) años atrás (citado por Johnson 2000:124). El ser
humano se apropia del conocimiento, que es tomado de la realidad objetiva para volverse a
aplicar sobre ella misma. Esta etapa de aplicación del conocimiento teórico adquirido en la
realidad, también llamada praxis histórica, constituye el objetivo de la ciencia en general, de una
manera directa o indirecta, o de una manera descubierta o encubierta. La forma de aplicar los
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conocimientos adquiridos en la realidad depende de la capacidad de aprehensión objetiva de
la realidad del investigador o actor social que la aplique, así como que esta praxis histórica se
aplica de acuerdo a la posición social del mismo investigador, y éste se encuentra regido
concretamente por su posición dentro del proceso económico al que pertenece. De este
modo, la sociedad y la historia de la humanidad están regidas por el tipo de desarrollo de la
capacidad productiva del hombre, es decir del modo de producción que se define por el tipo de
relaciones sociales de producción entre una clase dominante y otra dominada, además de la
creciente habilidad humana para producir objetos materiales.
Estas formas distintivas de producir las cosas por los hombres de cualquier época, es
decir el modo de producción, han sido determinados por Marx y los estudiosos marxistas en
los siguientes tipos: el modo de producción tribal, asiático, antiguo (esclavista), feudal y
capitalista. Esta explicación al proceso histórico está caracterizada por el análisis material de
la Historia, y constituye una teoría de la historia, que tal y como explicó Engel (1970), había
sido descubierta por Marx en su tiempo, aquello que Harris (1978) llama la “Teoría de la
Evolución Social” de carácter “Unilineal”.
Para Federico Engel, “Marx descubrió la ley de la evolución en la historia humana”. Marvin
Harris plantea a su opinión que éste tenía razón al plantear este principio general que
mostraba cómo se podía construir una ciencia de la historia humana (Harris 1978).
Cabe destacar el análisis de las formaciones sociales antiguas en la región del Caribe
venezolano realizada por Sanoja y Vargas en 1974, desde donde se hizo un análisis marxista
sin intentar utilizar las nomenclaturas de las formaciones y los modos de producción
definidos para el viejo mundo, desde una perspectiva heterodoxa y multilineal. En este caso
los autores especificaron que:
“(…) no creemos conveniente una asimilación mecánica entre dos situaciones históricas y culturales
diferentes” (Sanoja y Vargas 1992:26 )
24
un modo de producción según la zona geográfica donde se produjo (Tropical), o por la
forma de gobierno que la sociedad se haya dado (Teocrático) (Acosta, 1992).
“la convicción interna de que sólo individuos de nuestro pueblo son los auténticos hombres, en tanto
que los otros pueblos son inferiores. La cultura de tales individuos inferiores, no solamente es poco
provechosa de imitar sino hasta incluso incompatible con los rasgos biológicos de la población.”
(Vargas y Sanoja, 1992:27-28).
25
En otros casos, los factores que determinan el estancamiento o la regresión cultural de una
población aborigen determinada, residen, para los autores citados, en las limitaciones que
imponen ciertos tipos de ambientes, demasiado especializados, o la debilidad tecnológica
unida al aislamiento geográfico y cultural. Sin embargo, en sociedades donde ninguno de
estos factores tenga una responsabilidad real, y donde los grupos humanos han tenido la
posibilidad de elegir entre diversas opciones para encaminar su desarrollo, sería evidente que
las causas de esos hechos habría que buscarlas en la racionalidad que cada pueblo tiene sobre
su propio destino.
Para caracterizar el estudio de las sociedades se debe realizar el análisis del modo de
producción económico que cada sociedad compleja presenta, Marx pensó que los modos de
producción pueden entenderse mejor si se puede distinguir las características de las fuerzas de
producción. Esta caracterización marxista pueden ser aplicada al estudio de las sociedades
complejas, y las sintetizamos para su aplicación general (Cuadro 3). En este sentido, para
llegar a la caracterización de la sociedad compleja, se debe caracterizar el modo de
producción. Se debe llegar entonces a la determinación de las fuerzas de producción. Estas,
se encuentran constituidas por las materias primas, las herramientas y artefactos, es decir por
los instrumentos de producción, los que según Lumbreras (1981) son el conjunto de
elementos materiales necesarios para que exista producción. Las fuerzas de producción se
dan como consecuencia de la constante interacción de estos elementos. La base de esta
interrelación es realizada por medio del trabajo, que “es la fuerza motriz de la dialéctica interna de
las fuerzas productivas” (Lumbreras, 1981:71). La fuerza de trabajo en una sociedad compleja está
representada por el conjunto de hombres mismos, y ésta, junto con las fuerzas productivas,
se aplican directamente al objeto de trabajo, que es la naturaleza, es decir el medio ambiente
natural que es donde actúa el hombre y de donde obtiene los recursos primos necesarios para
subsistir, se encuentra constituido por la tierra, el clima, el agua, la flora, fauna y en general
todos los recursos naturales que rodean al hombre y que son susceptibles de ser afectadas o
modificadas por los diversos factores que intervienen en la producción dentro de una
sociedad, como los instrumentos de producción. De este modo, existe una dialéctica interna
de las fuerzas productivas, que el marxismo diferencia a la simple interacción de estos
elementos que tienen cada uno a su vez más componentes (Cuadro 4).
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Asimismo, la determinación de una sociedad, como una sociedad compleja en
surgimiento, es el resultado de la dialéctica interna de las fuerzas productivas que se
encuentra determinada por el proceso de trabajo. Para Marx:
“El proceso de trabajo, tal y cual lo hemos estudiado, es decir, fijándonos solamente en sus elementos
simples y abstractos, es la actividad racional encaminada a la producción de valores de uso, la
asimilación de las materias naturales al servicio de las necesidades humanas, la condición general del
intercambio de materias entre la naturaleza y el hombre, la condición natural eterna de la vida
humana, y por tanto independiente de las formas y modalidades de esta vida y común a todas las
formas por igual” (Marx, 1971:136)
Las relaciones sociales de producción son las condiciones que se dan entre los hombres
dentro de este proceso de trabajo. Estas relaciones determinadas entre los hombres, son
diferentes unas de otras de acuerdo al nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, como
consecuencia directa del trabajo entre un grupo de hombres y otros debido a su rol y su tipo
de participación dentro del proceso de producción. Estas relaciones no son catalogadas
como abstractas, sino reales, y no son comparables a otros tipos de relación entre los
hombres, que pueden tener un sentido espiritual. Para el marxismo este otro tipo de
relaciones se dan dentro del campo de la superestructura. Las relaciones sociales de producción
se generan como resultado directo del trabajo, y se generan dentro de la dialéctica de las
fuerzas productivas; sin embargo:
“mientras que las Fuerzas Productivas son la expresión física del proceso productivo, las Relaciones
Sociales de Producción son el aspecto social no siempre visible en el objeto producto material del
proceso. De este modo, es posible hablar de los instrumentos de producción de hace 100 siglos, porque
podemos verlos a ellos mismos y estudiarlos directamente (hachas, cuchillos, etc.) pero, en cambio,
cuando estudiamos un canal de irrigación de cualquier época, no está “en él” indicado si fue un hecho
de esclavos, por siervos o por trabajadores asalariados”. El marxismo insiste en la unidad de los
elementos presentes en este proceso, de acuerdo a la lógica central de la unidad dialéctica de los
elementos: “De este modo podemos separar estos dos aspectos para fines de estudio, pero es necesario
recalcar que sólo es para fines de estudio, pues como veremos en adelante, el uno no existe sin el otro y
hay una permanente correspondencia en el desarrollo de ambos. Correspondencia cuya dialéctica
permite establecer el proceso de cambio social en la historia” (Lumbreras, 1974:102).
Existe una relación dialéctica entre el objeto en el cual no es posible observar las
relaciones sociales que caracterizaron su proceso de producción, de tal forma que sólo a
través del análisis del objeto es posible determinar el tipo de relaciones sociales existentes.
Tanto de los elementos conscientemente elaborados de una sociedad que presenten
indicadores, como las viviendas, los artefactos y la arquitectura pública administrativa, como
de los elementos inconscientemente producidos, como basurales, campamentos, restos de
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talleres, restos de fiestas, entre otros. En una sociedad compleja estos aspectos están siendo
indicados en la arquitectura pública o de labor comunal, y en el reconocimiento de las
evidencias de las relaciones sociales de producción, por lo tanto de las evidencias de las
desigualdades sociales (Cuadro 4).
28
Cuadro 3
29
2.4 DIALÉCTICA INTERNA DE LAS RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN EN UNA
SOCIEDAD COMPLEJA.
El marxismo conceptúa a las relaciones sociales de producción como a las relaciones que se
establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos en
un proceso de producción determinado, relación que depende del tipo de relación de
propiedad, posesión, disposición o usufructo que ellos establezcan con los medios de
producción (Harnecker, 1969). De este concepto se desprenden dos tipos fundamentales de
relaciones sociales de producción, que dependen de la forma de propiedad de los medios de
producción. Cada forma de propiedad representa una forma determinada de relaciones
sociales; siendo que los individuos desempeñarán un papel determinado en el proceso de
producción, su acceso a los recursos naturales, instrumentos y herramientas de producción, y
por último de su participación y acceso a la producción final.
30
separación de dos o más clases sociales. Lumbreras escribe, que Marx sostiene que la separación
de la ciudad y el campo es el punto nuclear de la división social en clases y la liquidación de
esta división sólo podrá darse al desaparecer la división entre pobladores del campo y la
ciudad. Por esto para el marxismo es muy importante entender el carácter y proceso de las
formaciones urbanas y el desarrollo de sus formas de explotación. Una sociedad compleja
necesariamente presenta una división en clases o grupos sociales diferenciados. Es en este
sentido, es estrictamente necesario referirse a especializaciones en la sociedad, las cuales
evidencian la separación de grupos diferenciados en una sociedad.
McGuire dice que la dialéctica visualiza a los objetos como componentes de las relaciones
sociales que los producen y de las relaciones sociales para su uso. Los elementos materiales
son más que sólo el reflejo o el resultado de la acción. Ellos expresan las relaciones sociales
que son las condiciones para su existencia. Los elementos materiales son entonces los
productos de las relaciones sociales, y son un reflejo y parte de la estructura de aquellas
relaciones (McGuire, 1992:95), lo que se ha esquematizado en el Cuadro 5 (p.32). Además
refiere que, siendo una de las ideas básicas de la dialéctica la contradicción, y que las formas
de unidad de contrarios internas están en la totalidad de las formas sociales, y que el origen
de la movilidad (el cambio) dentro de esas formas derivan de las contradicciones; la
contradicción dialéctica es una contradicción concreta: es una contradicción que existe no
solamente en el campo de las ideas o proposiciones, sino en las cosas y los objetos1. En este
sentido, la arquitectura pública construida con fines de dominación de un grupo sobre otro,
debe evidenciar esta contradicción tanto en la disposición de sus elementos de diferenciación
clasista, como en la distribución privilegiada del espacio. Una sociedad compleja en
surgimiento debe presentar necesariamente estas características materiales.
1
“The dialectical cantradiction is a concrete contradiction: it is a contradiction which exist not just
between ideas or propositions, but in things” (Sean Sayers, citado por McGuire 1992:95)
31
condiciones y nivel de las fuerzas productivas de las sociedades que son susceptibles de
investigación. De acuerdo a esta premisa, los materiales arqueológicos se organizan de
acuerdo a los mismos aspectos que constituyen el objeto de estudio de las fuerzas
productivas; estos son:
La Arqueología Social enfatizó la unidad dialéctica de estos tres factores, puesto que no
pueden ser entendidos de forma aislada ni cada forma es independiente de otra. Se
encuentran dentro de una densa red de relaciones, que al estudiarlas, se puede llegar a
descubrir el proceso de trabajo que las articula (Lumbreras, 1981:88). Sin embargo, el estudio
de los materiales arqueológicos organizados bajo los varios aspectos que constituyen el
objeto de estudio de las fuerzas productivas se realiza luego de ordenar los datos de forma
ordenada.
“En casi todas las sociedades hay una suerte de identificación clasista con el ritual de la muerte, y en
las sociedades “primitivas” este es un aspecto de primer orden (...) Una tumba es un mensaje que
debe analizarse cuidadosamente: la posición del o los cadáveres que en ella se encuentra, los objetos
asociados, el cuidado en la elaboración del o los cadáveres para su conservación, la construcción de la
matriz (tumba, cista, cueva, etc.)” (1981:119).
Del mismo modo enfatiza el carácter de los entierros para analizar la diferenciación social
dentro de una sociedad, el estudio de la parafernalia como buen indicador de las diferencias
32
sociales derivadas de la distribución social de la riqueza. La comparación entre entierros ricos
y pobres expresarán la estratificación, e incluso índices aproximados de población relativa
por “capas” o “grupos”. Establece las diferencias con las tumbas de sociedades igualitarias o
en los albores de la sociedad urbana, como sucede con Chavín, siendo que de acuerdo a las
informaciones acumuladas hasta la fecha que escribió su libro citado, se había encontrado
una suerte de “denominador común” a los entierros excavados en sitios relacionados a esta
cultura, como Ancón, Cupisnique, Chongoyape y Chiclayo; que indican un ritual común en
los enterramientos y un derecho “igualitario” a la otra vida; cosa que no sucede después de
Chavín. Lumbreras infirió que hasta se podría hablar de “una especie de equidistancia
distributiva de la riqueza”, sin embargo, bajo el mismo análisis marxista, se denota una fuerte
utilización de fuerza de trabajo en la construcción de grandes templos, utilizando el
excedente de las fuerzas productivas en beneficio de un sector social apropiador. Estas
diferencias se encuentran reflejadas asimismo en la arquitectura pública y monumental de una
sociedad con estratificación social, es decir en una sociedad compleja. Sin embargo, es muy
importante para determinar el tipo de diferenciación social, el hallazgo de cementerios y
enterramientos de una sociedad compleja, sobre todo las que se encuentren en surgimiento.
En este sentido, su hallazgo representa una fuente real de información objetiva.
33
2.6 LA IDEOLOGÍA Y ASPECTOS MATERIALES DE LA SUPERESTRUCTURA.
1. Legitimar; hacer aparecer el orden social vigente como algo inmutable, establecido
por un ente divino o superior, o carente de alternativas.
2. Hacer aparecer como universales, es decir beneficiosos para todo el mundo, intereses
que en realidad son sectoriales, por ejemplo los intereses de determinadas clases
sociales.
3. Enmascarar la realidad; por ejemplo negando la existencia de desigualdades
económicas y sociales.
(Johnson, 2000:127)
34
sociedades antiguas (Johnson, 2000:128). Por otro lado, visualizar los trabajos del presente, es
decir cómo los trabajos de arqueología contienen fuertes cargas ideológicas.
ARQUEOLÓGICO.
35
de ella, y transformándola conscientemente. Hobsbawn (s/f), en la introducción al
manuscrito de Marx de las formaciones económicas precapitalistas, define que es justamente
esa interacción entre el hombre y la naturaleza la que es y produce la evolución social. Si la
apropiación de los elementos de la naturaleza determina el origen de la subsistencia humana,
esta apropiación estaría determinada como un aspecto del trabajo, y estaría determinando los
inicios de la misma evolución social:
“La base objetiva del humanismo de Marx y, por supuesto también, y al mismo tiempo, de su teoría
de la evolución social y económica es su análisis del hombre como un animal social. El hombre – o
mejor dicho, los hombres – trabajan, esto es, crean y reproducen su existencia en la práctica
cotidiana, respirando, buscando alimento, abrigo, amor, et. Lo hacen operando en la naturaleza,
tomando de ella (y, en defensiva, transformándola conscientemente) a tal fin. Esta interacción entre el
hombre y la naturaleza es, y produce, la evolución social. Tomar de la naturaleza, determinar la
utilización de algunas de sus porciones (incluyendo el propio cuerpo) puede ser visto, y en realidad lo
es en el lenguaje común, como una apropiación, la que, por lo tanto, es, en su origen, sencillamente,
un aspecto del trabajo.” (Hobsbawn, s/f: 7-8)
“El hombre, siendo un animal social, desarrolla la cooperación y la división social del trabajo – es
decir, la especialización de las funciones – lo cual no sólo es posible por la producción de un excedente
productivo por sobre lo necesario para mantener al individuo y a la comunidad de la que forma parte,
sino que además incrementa las nuevas posibilidades de obtenerlo. La existencia tanto del excedente
y de la división social del trabajo hace posible el intercambio.” (Hobsbawn s/f: 8) (El énfasis es
original).
36
“El progreso, por supuesto, se puede observar en la creciente emancipación del hombre con respecto a
la naturaleza y en su creciente control sobre ésta. Esta emancipación (…) afecta no sólo a las
fuerzas, sino también, a las relaciones de producción.” (Hobsbawn, s/f: 8)
Finalizada la etapa del registro de la evidencia, sea por exploración sistemática o por
prospección, es posible realizar el estudio de las contradicciones sociales a partir de la
expresión física de las fuerzas de trabajo, como son las materias primas, canteras, artefactos,
herramientas y lo objetos inconscientemente producidos. La aplicación de estos estamentos
para el estudio de las contradicciones sociales en una sociedad compleja en surgimiento,
puede sintetizarse en el Cuadro 5.
37
mismos. Y en el tercer nivel es necesario una estrategia de excavaciones que permitan
reconocer las bases económicas reales de la población, su carácter productivo en el sentido
de alimentos de producción masiva y especializada.
38
Capítulo III
ANÁLISIS DE LAS SOCIEDADES COMPLEJAS EN LOS ANDES CENTRALES
39
institucionalización social. Los aspectos e indicadores más consistentes de este proceso en
emergencia, deben ser en este sentido las evidencias de control económico, administrativo y
religioso, la estratificación social y la aparición de la contradicción, ya no Hombre-
Naturaleza, sino una contradicción entre Hombre-Hombre. En este punto de división social
el control religioso estuvo directamente ligado al control económico, sirviendo como
instrumento de control, y a la vez como elemento justificatorio basado en el
desconocimiento de los aspectos de la naturaleza por parte del grupo social trabajador
manual. La caracterización de la contradicción entre los hombres, es decir el estudio de las
relaciones sociales, será un aspecto al cual se espera aportar para la caracterización de la
sociedad compleja emergente en los Andes Centrales desde nuestra perspectiva regional.
40
edificaciones sobre promontorios naturales, estructuras circulares hundidas, estelas
monolíticas o huanca; 2) Evidencias de elementos arquitectónicos que revelen la organización
interna del sitio como: muros de restricción, atrios de acceso restringido, espacios públicos
abiertos, y la presencia de zonas residenciales en los alrededores del sitio, lo que permitirá
realizar un estudio de los modos de vida del grupo o estamento social de elite o líderes; 3)
Funcionabilidad económica y caracterización del sitio de acuerdo a su ubicación geográfica y
su relación al medio ambiente, la que puede depender por su ubicación próxima a las tierras
de valle adentro o al litoral marino; que expresen con evidencias materiales la especialización
de actividades económicas y de este modo realizar los análisis sobre el sustento económico
de este sector social, que aunque no represente el total de la misma, debe haber una mayor
cantidad de variedades y tipos de las especies de productos principales en los cuales se basó
la economía de la sociedad, por lo tanto del tipo de actividades y especializaciones que esta
misma realizó, como por ejemplo el desarrollo de la agricultura, o el desarrollo de una base
económica marítima. Para el caso hemos definido a los sitios en: a) Sitios del Valle y b) Sitios
del Litoral; y 4) Evidencias cuantificables de inversión de fuerza de trabajo en volumetría y
extensión en cada sitio. Aunque este es un indicador no preciso, en el sentido que puede
haber mayor extensión en un sitio, pero no mayor volumen constructivo, es considerado
como una variable en la determinación de complejidad del sitio e inversión de fuerza de
trabajo.
41
cal. a.C. (Rowe 1967, Shady et al. 2001, Haas et al. 2004, Moseley 1975, 1978 y 1992, Fung
1988, Engel 1980), en la etapa en la que algunos arqueólogos reconocieron un estadio de
desarrollo socioeconómico de tipo Arcaico, pese a que de acuerdo a esta propuesta de etapas
estaríamos frente a un proceso de neolitización en consolidación (Childe 1959), proceso que
se encontraría dentro de la Etapa Formativa (Lumbreras 1974 [1969]). Aunque el lapso de
tiempo especificado fue la época en las que se llevó a cabo este importante fenómeno de
surgimiento de la sociedad compleja, consideramos que la utilización de la terminología
propuesta por Lumbreras depende no de los aspectos netamente cronológicos, sino de
etapas y estadíos de la organización social política en una época determinada, lo cual
constituyen factores diferentes metodológica y teóricamente. Referirnos a esta etapa como
“Arcaica”, es pues para nosotros una confusión, pues este término representa más bien un
estadio incipiente en la evolución sociopolítica de la sociedad. Nosotros utilizaremos por
motivos estrictamente metodológicos, la periodificación propuesta por Rowe sólo en los
casos en que los autores citados se refieran a la misma por referirse a la época comprendida
entre los 3000 a 1800 años a.C.
Los trabajos hechos por Rowe propusieron una organización y una terminología
hasta entonces novedosa. El análisis fue hecho en términos de cuerpo de teoría arqueológica
42
que Rowe mismo presentó en 1961 y 19622 en sus trabajos “Estratigrafía y seriación”, “Fases
y periodos en la interpretación arqueológica” y “La ley de Worsaae y el uso de lotes de
tumbas para el fechado arqueológico”3. Esto quiere decir que el cuerpo teórico principal se
basa en una tendencia que ve en el objeto arqueológico a la evidencia determinante para la
explicación de los cambios culturales a partir únicamente del cambio del objeto, y esto en el
campo estilístico. Rowe, al hablar de la Ley de Worsaae, se refiere al método de explicación
secuencial de los objetos basado en asociaciones y estratigrafía. Este método fue propuesto y
utilizado por primera vez en Dinamarca por el citado Worsaae y Thomsem para realizar la
secuencia de las tres edades (piedra, bronce y hierro) para la explicación del cambio cultural
en Europa, método ideado inicialmente para la clasificación de los objetos de museo. El
método Worsaae consistió en contrastar la idea de Thomsem de la edad de piedra, bronce y
hierro mediante la estratigrafía y las asociaciones arqueológicas, “(…) ideada inicialmente
sobre bases tipológicas y etnológicas” (Daniel, 1987:75). Es decir, Thomsem propuso las tres
edades del viejo mundo basados en objetos sin contexto, únicamente clasificados
tipológicamente, y Worsaae las contrastó con la evidencia arqueológica en contextos, por
orden estratigráfico. Se ha dicho que este ha sido el más grande adelanto en la “arqueología
prehistórica” de la primera mitad del siglo XIX. Fue, para Glynn Daniel (1987), uno de los
más grandes servicios que Worsaae hizo a la arqueología a mediados del siglo mencionado.
Más aún, procediendo con el método de clasificación del ordenamiento de lo más simple a lo
más complejo, Worsaae dividió más las edades. Él mismo distinguió dos edades de piedra,
dos de bronce y tres del hierro (Daniel, 1987:75). Y si bien es cierto, los trabajos de Worsaae
tuvieron que resistir a los escépticos y críticos sobre todo ingleses que en la época se
mostraban reacios a aplicar la clasificación de las tres edades en Europa, Worsaae demostró
sus inferencias no sólo en Dinamarca y el norte europeo, sino en la misma Inglaterra y otros
países de la Europa occidental. En el área central andina, casi dos siglos después, donde
Rowe aplicó este principio del siglo XIX, aún se sigue utilizando la aplicación de este
método, y lo extraño es que no existe ninguna crítica trascendental a la utilización de esta
cronología. El aporte de la Nueva Arqueología a este método fue solamente el formular una
secuencia maestra, como una ley cobertora, a partir de una sola región y aplicarla para toda el
área únicamente explicando el concepto y salvaguarda de “tiempo relativo”, queriendo decir
2
“The organization and new terminology of this repport are based on his suggestions, and the analysis was
done in terms of the body of archaeological theory presented by him (Rowe, 1961, 1962a, b)” (Menzel,
1968:199).
3
“Stratigraphy and seriation”. En: American Antiquity n. 26(3); “Stages and periods in archaeological
interpetation”. En: Southwestern Journal of Anthropology, n. 18; y “Worsaae´s Law and the use of grave
lots for achaeological dating”. En: American Antiquity, n. 28(2)
43
que la secuencia puede tener imprecisiones temporales en términos de fechados absolutos;
pero que se aplica a toda el área con el cuidado de no establecer fechas exactas para todas las
regiones, formulando una “cronología relativa”, basados en la “asociación y estratigrafía” de
los materiales analizados. Irónicamente estos principios casi no fueron utilizados en los
inicios y en gran parte de esta propuesta, que utilizó objetos fuera de contexto mayormente.
Toda la secuencia de John Rowe para el desarrollo cultural en los andes es planteada
solamente a partir del análisis de la cerámica en el valle de Ica; desde que ésta aparece
(Periodo Inicial) hasta la época influencia Inca (Horizonte Tardío). Toda la época anterior a
la aparición de la cerámica se circunscribe por lo tanto en el Periodo Precerámico.
44
Con la salvedad de señalar las implicancias de la utilización estrictamente
metodológica de la periodificación de Rowe, nos adscribimos teóricamente a la propuesta de
Lumbreras (1974 [1969])de etapas y estadios de desarrollo, la cual no se adscribe
necesariamente a un periodo cronológico, sino a todo el proceso de desarrollo
socioeconómico en etapas. Sin embargo, la etapa se que se origina con las primeras
construcciones de arquitectura pública monumental, elaborada por el trabajo comunal gracias
al convencimiento de un grupo dominante que concentró la toma de decisiones hacia otro
grupo dominado, no debe ser llamada “Etapa Arcaica”, específicamente “Arcaico Tardío”
como ha sido utilizado por algunos investigadores de la misma problemática en la región
(Shady y Leyva 2003, Haas et al. 2004, Haas y Creamer 2004, Vega-Centeno 2005), puesto
que no constituye en sí una aproximación a la realidad social y los niveles de complejidad en
la época comprendida entre los 3000 a 1800 años a.C., o Precerámico Tardío. En esta época
se desarrolla más bien una etapa de formación (Formativa) y consolidación de la sociedad
compleja dentro de lo que Choy (1979 [1960]) llamaría un proceso de neolitización basado
en la propuesta de Childe (1959), y no una etapa incipiente o arcaica de horticultores
incipientes nucleados en villoorrios y aldeas. Esta formación sociopolítica no se reduce
únicamente a la aparición de la cerámica, sino que es un proceso amplio que se inicia con el
surgimiento de formaciones sociales complejas de niveles jefaturales (Feldman 1980), y
culmina con la aparición del primer estado panandino en un proceso de miles de años que
aún no se encuentra definido ni bien estudiado (Lumbreras 1974 [1969], Burger 1992, Rick y
Kembel 2004). Este aspecto aún no se encuentra claro en la literatura arqueológica, y es
necesario analizar el surgimiento de esta diferenciación social, en el caso que planteamos
aquí, de manera cronológica, por fuertes motivos metodológicos. En este sentido, la
utilización de la cronología de Rowe responde a motivos estrictamente cronológicos, y no
debe ser confundida con la periodificación de etapas y estadios de desarrollo propuesta por
Lumbreras, la cual debe ser mejor implementada regionalmente de acuerdo a los fenómenos
sociales ocurridos desde la aparición del hombre hasta la caracterización de la emergencia del
desarrollo social complejo en los Andes Centrales, específicamente desde la región de la costa
norcentral, y reunir y ubicar la evidencia material necesaria para caracterizar estas etapas.
Dentro de esta larga problemática, y desde una perspectiva desde el valle de Huaura, no
adoptaremos la utilización del término “Arcaico Tardío” propuesto por otros autores, sino
que adoptaremos la propuesta de etapas y estadíos de desarrollo sociopolítico planteada por
Lumbreras (1974 [1969]), con la salvedad de que al encontrarnos en un proceso de
neolitización y consolidación de un sistema social complejo, nos encontramos dentro de una
45
etapa “Formativa”, una etapa de profundos cambios y transformaciones sociales y culturales
en la región de la costa norcentral. Esto es lo que nos indica la evidencia desde el valle de
Huaura en particular.
Durante el Periodo Precerámico Tardío (circa 3000-1800 años cal. a.C.), grandes templos y
edificaciones fueron construidas en la costa y en los Andes, apoyados, de acuerdo a las
evidencias arqueológicas registradas, por la producción agrícola y la explotación de productos
marítimos. Moseley (1975, 1978, 1992), fue quien propuso la teoría de las Fundaciones
Marítimas de la Civilización Andina, basado en la premisa de que los recursos marítimos
antecedieron a los agrícolas en el origen de la civilización compleja en los Andes, idea
anteriormente planteada por Rosa Fung en 1971 (Fung 2004), ocurriendo este proceso
durante el Periodo Precerámico Tardío, bajo el análisis del sitio costeño de Áspero en el valle
de Supe (Moseley y Feldman, 1977), el cual presenta ya una organización de tipo “jefatural”
de acuerdo a la terminología de Service (Feldman 1980). Sin embargo, Zechenter (1980)
propone la presencia de una economía de fuerte base agrícola, de acuerdo a sus
investigaciones en los sitios precerámicos ubicados valle adentro.
46
época. Este investigador había realizado investigaciones en El Paraíso, entre 1965 y 1966
(Engel 1980). Edward Lanning propuso la existencia de seis culturas precerámicas en toda la
costa peruana, que corresponderían a pequeñas villas localizadas cerca del litoral sustentadas
en la explotación de los recursos marinos con complementos de plantas cultivadas y algodón
para redes y fibras de pescar. Estas culturas podían presentar viviendas semisubterráneas y
pequeños templos. Éstas fueron, de norte a sur, las de Cerro Prieto, Culebras, Río Seco,
Villa, Asia, Otuma y Casavilca. (Lanning 1960). Wendt excavó luego el asentamiento de Río
Seco, el que contenía una arquitectura pública incipiente (Wendt 1964). Rosa Fung excavó
luego el sitio de Las Haldas, el cual contenía una ocupación monumental del Periodo Inicial,
pero además esta investigadora determinó la ocupación precerámica del sitio, la cual estuvo
económicamente sustentada, según las hipótesis de la investigadora, en una gran cantidad de
recursos marinos. Esta premisa fue inicialmente trabajada por Fung y planteada como una
“hipótesis original” en 1971(2004 [1971]). Hacia 1961 se inició la expedición de la
Universidad de Tokio, inicialmente en el sitio que Julio C. Tello había denominado Kotosh,
en el valle alto del Huallaga (Izumi y Terada 1972). En Kotosh, se registraron 6 ocupaciones,
cinco de ellas precerámicas, y la más temprana de ellas, la Fase Mito, correspondía a un tipo
de arquitectura que dio nombre a la tradición arquitectónica característica de la sierra alto
andina, y al famoso templo de las manos cruzadas. Hacia 1971 Moseley y Willey habían
revisitado el sitio de Áspero, a la luz de los descubrimientos de la época los cuales dejaban al
descubierto una densa ocupación precerámica con un nivel de organización social mayor al
de bandas y tribus. Los investigadores determinaron que la arquitectura pública reconocida
en Áspero y excavada por Willey y Corbett (1954) correspondía a una ocupación
precerámica, y que estuvo sustentada sobre una economía no agrícola, sino más bien
principalmente sustentada en el uso de los recursos marinos de acuerdo a la evidencia
registrada, asociados a comunidades de gran escala y arquitectura de labor corporativa que
sugirieron un nivel de organización social no igualitario. Esta evidencia permitió a Moseley
plantear su teoría de las “Fundaciones Marítimas de la Civilización Andina”. Hacia 1974,
Thomas y Shelia Pozorski realizaron excavaciones en el valle de Moche, en el sitio de Alto
Salaverry, donde reconocieron arquitectura doméstica del Precerámico, además de
arquitectura que sugería ser el produjo del trabajo corporativo. Esta evidencia se componía
de una plaza circular hundida, con dos accesos con escalinatas a la misma. Se consideraba
hasta entonces que este elemento arquitectónico correspondía al Periodo Inicial y Horizonte
Temprano, sin embargo el fechado radiocarbónico tomado por los investigadores colocó al
sitio hacia fines del Precerámico Tardío (Pozorski y Pozorski 1999). Hacia fines de la década
47
del setenta, el equipo dirigido por Cárdenas identificó una cantidad considerable de sitios
precerámicos en los valles de Chao, Santa y Huaura. En los dos primeros valles reconoció
arquitectura pública, como plazas circulares hundidas (Cárdenas y Milla 1988). Entre ellos se
encontró el importante sitio de Salinas de Chao, investigado luego por Walter Alva (1986),
quien había participado en el proyecto de la arqueóloga Mercedes Cárdenas.
48
de arquitectura pública asociada a un contexto de complejidad emergente se encuentra
cronológicamente durante este periodo (Vega-Centeno 2005).
Las investigaciones en los sitios de cada valle pueden ser vistas desde una perspectiva
regional, y desde nuestro punto de vista, orientadas a caracterizar el fenómeno de
surgimiento de la complejidad y la diferenciación social, analizando los aspectos que
determinaron la misma, sobre todo en sentido de las relaciones sociales entre los grupos
diferenciados y los niveles de fuerza de trabajo reflejados en la producción de cultura
material. En este sentido, realizamos una cuantificación de la producción de cultura material
que es producto de estas relaciones sociales, como es el caso de la arquitectura de labor
comunal. Esto nos permitirá tener una aproximación a este fenómeno, y nos permitirá
compararlo con las evidencias registradas en otros valles de la costa peruana que están siendo
definida por otros investigadores. En los Andes Centrales, la arquitectura más temprana con
estas características, las mismas que han sido tratadas en esta investigación, se encuentran
determinadas en dos tradiciones arquitectónicas reconocidas previamente: la Tradición de la
Costa Norcentral, y la Tradición Mito o Kotosh – Mito de la sierra (Burger y Burger 1980,
Williams 1985, Bonnier 1997, Fung 2004, Vega-Centeno 2005). Ambas tradiciones
arquitectónicas han sido registradas y reconocidas como pertenecientes cronológicamente al
Periodo Precerámico Tardío en los valles de la costa peruana y en las zonas altoandinas.
Ambas también han sido caracterizadas dentro de la Etapa Arcaico Tardío, pese a las
evidencias de un sistema social complejo e institucionalizado.
49
Existe un énfasis en las discusiones sobre la mayor complejidad de las edificaciones
costeñas del Periodo Precerámico Tardío, basadas en la asunción de que si estas funcionaron
todas en un mismo momento, o si fueron parte de un proceso gradual de fundación de
plataformas piramidales para ser abandonadas posteriormente y continuar con nuevas
construcciones. El caso de Lampay (valle de Fortaleza) revela una gran ocupación central,
siendo que el sitio está constituido por un montículo piramidal con dos espacios bien
diferenciados, asociado a una plaza circular hundida junto a un sector residencial (Vega
Centeno 2005). El caso del sitio de Caral por otro lado, representa un sitio de mayor
complejidad y extensión tanto en área como en niveles de construcción. Por este motivo, el
análisis cronológico de cada edificación que compone el total del sitio se hace indispensable
para poder hablar de una contemporaneidad del total del complejo. Hasta la fecha sólo se
disponen fechados publicados de 12 muestras (Shady et al.2001), pero la ausencia de un corpus
de fechados con proveniencias y contextos que sustenten un correlato entre todas las
edificaciones del sitio y la premisa de que todos los montículos funcionaron en un mismo
momento, no permite ahondar seriamente en esta problemática. En el caso del sitio de
Caballete, en el valle de Fortaleza, un total de 17 fechados fueron publicados dentro de un
corpus de 95 muestras (Haas et al. 2004). Estos fechados corresponden a distintos momentos
de ocupación de los montículos, siendo que no todos estos funcionaron en un mismo
momento, habiendo evidencias de posibles fundaciones y abandono de los mismos.
Llamada así por sus similitudes con la fase Mito del sitio arqueológico de Kotosh (Huanuco)
(Bonnier 1997, Fung 2004). Estos sitios habían sido reconocidos dentro de lo que se llamó la
“Tradición Arquitectónica Kotosh” o “Tradición Religiosa Kotosh”, por compartir el uso de
“fogones especiales” para posibles incineraciones de ofrendas por parte de un grupo limitado
de individuos. (Burger y Burger 1980). Los sitios característicos de esta tradición han sido
reconocidos en la fase Mito de Kotosh, Shillacoto, Wairajirca, Warampayloma, Fundo
Esperanza (Izumi y Terada 1972), La Galgada (Grieder y Bueno 1988), Piruro (Bonnier
1988) y Huaricoto (Burger y Salazar-Burger 1985).
50
desnivel alrededor del corazón, llamado un “poyo perimétrico” o piso dividido en dos niveles
(Fung 2004, Vega-Centeno 2005). Estos fueron calificados como “templos” en Kotosh, y
“Cámaras rituales” en La Galgada (Fung 2004). Los tamaños y materiales constructivos de
esta tradición pueden variar, y pueden estos recintos aparecer solos o como parte de
complejos mayores. Es necesario señalar, en este sentido, que los sitios presentan
particularidades en cada caso, de acuerdo a la zona donde se presenten.
Mientras que la Tradición Mito está más relacionada a espacios privados, como
recintos de pequeña escala, la tradición de la Costa Norcentral está asociada más a espacios y
arquitectura pública. A diferencia de los recintos concéntricos Mito, los recintos de la
tradición costeña revelan una organización interna entre recintos de manera sistemática
(Vega Centeno 2005). En el valle de Huaura no se había reportado la presencia de este tipo
de arquitectura, hasta la prospección de Nelson y Ruiz (2004) (ver capítulo VII).
51
Capítulo IV
ANTECEDENTES DE LAS CONTRIBUCIONES EMPÍRICAS Y TEÓRICAS
SOBRE LA SOCIEDAD COMPLEJA EN LOS ANDES CENTRALES
Aparte de los datos que ofrecen algunos cronistas sobre el Valle de Huaura, se tiene
conocimiento de un mayor número de asentamientos arqueológicos a partir de los trabajos
de no muchos arqueólogos. En verdad este valle no fue estudiado por mucho tiempo, a pesar
de la presencia de varias misiones extranjeras que incursionaron en los valles vecinos. Los
pocos que trabajaron en la región de la costa norcentral, prácticamente obviaron el análisis
del valle de Huaura. Este hecho ha retrasado los conocimientos que se pudieron obtener
desde hace tiempo en el valle. Sin embargo, ahora se sabe que los valles de la región del
Norte Chico han tenido similares desarrollos culturales. Por otro lado, si hubiesen abundado
los estudios en el Huaura, se habría reflejado en la defensa y conservación de varios sitios, de
los cuales ya nos es posible, ahora, saber que allí existieron, puesto que su destrucción, en
muchos casos, ha sido total.
Max Uhle (1925) fue el primer arqueólogo que realizó excavaciones en la costa
norcentral. Uhle estuvo específicamente dedicado a la búsqueda de vasijas cerámicas que
podían ser usadas para ayudar a desarrollar una cronología alfarera para la costa peruana. El
excavó en sitios alrededor de la desembocadura del Valle de Supe, incluyendo Chimú Capac
(Horizonte Medio), San Nicolás (Horizonte Medio, Intermedio Tardío y Horizonte Tardío),
alrededor de Áspero (Período Inicial/Horizonte Temprano) y otros. La cerámica recuperada
por Uhle fue publicada por Kroeber (1925). Entre quienes llegaron al valle de Huaura con
fines científicos, podemos mencionar al mismo Dr. Julio C. Tello quien el año de 1937
realizó exploraciones superficiales, especialmente, en la desembocadura del Huaura. En este
lugar, identificó los sitios de Visquira, Rontoy, La Centinela, Mazo, Vilcahuaura, de los cuales
ofreció algunas breves referencias (Mejía, 1956). Después de Uhle y Tello, Kosok y Schaedel
(Kosok 1965) visitaron la región en 1940 y usaron fotografías aéreas para localizar y registrar
varios sitios en los 4 valles de la región. Kosok también publicó la primera relación de un
complejo de sitios que fueron vistos en ese tiempo como enigmáticos porque ellos no
presentaban cerámica en superficie, entre ellos el sitio que denominó Chupacigarro por
52
encontrase al este de la hacienda del mismo nombre, y cuyas fotografías fueron publicadas
por primera vez por el autor (1965:222-223). En el año 1953, el arqueólogo Louis Stumer
hace investigaciones de superficie en el sitio de Caldera, margen derecha del valle de Huaura,
e identifica algunos estilos cerámicos, al parecer vinculados al Horizonte Medio (Stumer,
1952). Diez años después en 1962, Wendt da a conocer sus hallazgos de restos de grupos
humanos pertenecientes al Período Precerámico Tardío (circa 3000-1800 años cal. a.C.),
mediante excavaciones, en una zona al sur del valle de Huaura, más próxima al valle de
Chancay, en la quebrada de Río Seco. Estos estudios adquieren importancia, en la medida
que advierten las más antiguas ocupaciones en la zona.
Pero es hacia 1969 cuando la arqueóloga peruana Rosa Fung, identifica varios
paraderos del Precerámico en la zona sur del Valle de Huaura, justamente en la zona de las
Lomas de Lachay, hallazgos que abonan para un mayor conocimiento de nuevos sitios de
bastante antigüedad (Fung, 1969). Otro hito importante que realiza Fung son las
exploraciones en la zona de Playa Chica, en cuyo sector denominado Bandurria, recupera
evidencias que atestiguan ocupaciones del período Arcaico Tardío (Fung 1988, 2004). En
1977 el valle recibe la atención para inventariarlo en cuanto a sus recursos arqueológicos,
trabajo que estuvo a cargo de la arqueóloga Mercedes Cárdenas, quien dio a conocer 235
sitios a lo largo del valle entre la zona de Sayán y la desembocadura del Huaura en el mar
(1977). Otro de los trabajos de importancia para la comprensión de las sociedades que
poblaron la zona, es el realizado por la Expedición Científica Polaca a los Andes. Bajo la
dirección de Andrzej Krzanowski, un grupo de arqueólogos puso su atención en la parte alta
del Valle, habiendo estudiado restos que correspondieron al Período Intermedio Tardío
aunque también identificaron restos anteriores al Horizonte Temprano. Uno de los aportes
de interés para la zona fue el estudio de la producción cerámica denominada Cayash, la cual
no es sino aquel estilo que ya anteriormente Hans Horkheimer lo había llamado Lauri
Impreso en sus trabajos del valle de Chancay (Krzanowski, 1986, 1991). Posteriormente, los
arqueólogos peruanos, Ruth Shady y Arturo Ruiz, hacen excavaciones en la parte norte del
valle de Huaura, cuyos resultados les permite confirmar la presencia de culturas vinculadas al
Período Intermedio Temprano y el Horizonte Medio. Sus investigaciones estuvieron
centradas en la zona de Végueta, adyacente al Océano Pacífico, donde comprobaron
procesos de interacción durante los períodos a los que asignaron los restos encontrados
(Shady y Ruiz, 1979). En el año de 1986 el Instituto Nacional de Cultura y el Seminario de
Historia Rural Andina, hacen un catastro de restos arqueológicos en el valle de Huaura, tarea
53
que fue ejecutada por el arqueólogo Jaime Miasta y Francisco Merino, cuyos resultados son
otra base de datos para tener una idea de la distribución de sitios (Williiams y Merino, 1986).
Sus análisis básicamente de fotos aéreas les dieron un total de 131 sitios arqueológicos
registrados en su trabajo.
Las exploraciones llevadas a cabo por Engel en el valle de Supe, dieron como
resultado el descubrimiento de una serie de construcciones que el autor consideró como
ocupados por agricultores “pre-maíz” o “precerámicos”. Entre los monumentos precerámicos
que descubrió el autor en sus exploraciones del año 1957 junto con el equipo del Centro de
Investigaciones de las Zonas Áridas (CIZA) figuran los sitios de Chupacigarro, Pueblo
Nuevo y Alpacoto. Engel llegó a levantar el plano del sitio que él denomina el Conjunto de
Chupacigarro (Engel 1980:83). La primera excavación científica en la región había sido
conducida por Willey y Corbett (1954) en la década del cuarenta en varios pequeños villorrios
de la costa ubicados en la desembocadura del Valle de Supe. Uno de estos es Áspero, donde
las excavaciones fueron llevadas a cabo en un basural precerámico y posteriormente en un
cementerio. En ese tiempo el sitio fue reconocido como una ocupación marítima temprana,
pero todavía no se disponía de fechados absolutos. Willey volvió a visitar Áspero en los 70’s
con Moseley (Moseley y Willey 1973; Moseley 1975), y ellos reconocieron que una serie de
montículos en el sitio eran en realidad construcciones de plataformas. También se reconoció
que la ausencia de cerámica en el sitio era debido a que se ubicaba cronológicamente en el
período precerámico. Otra investigación fue llevada a cabo en los 70’s por Feldman (1980,
1983, 1987, 1992), la cual arrojo fechados radiocarbónicos de 4900±160 B.P. a 3950±150
B.P. El más temprano de estos fechados fue rechazado por ser demasiado antiguo, es por eso
que la ocupación más temprana de Áspero aún necesita ser definida. Feldman examinó un
segundo sitio precerámico en el área, Áspero 8, donde se obtuvo un solo fechado
radiocarbónico de 6914±190 B.P. Otros trabajos fueron realizados en los 70’s en sitios
precerámicos del Norte Chico pero ningún fechado fue publicado en esa época. Fue
Cárdenas (1977-78) quien publicó 2 fechados de Bandurria que fueron datados por Fung
(1988) hacia 1974. Burger (1992) es quien realiza una calibración de estos y otros fechados de
los Periodos Precerámico e Inicial (Cuadro 6).
54
Sitio Años A.P. Años calibrados A.C.∗ Valle Procedencia∗∗ Laboratorio
Bandurria 4530±80 3220 Huaura Esteras funerarias V-3279
Bandurria 4480±70 3180 Huaura Capa 4 V-3277
Bandurria 4420±140 3110 Huaura Esteras funerarias I-7448
Bandurria 4300±90 2930 Huaura Capa 3 V-3278
Bandurria 3740±100 2150 Huaura - -
Los reconocimientos del valle de Huaura han arrojado una gran cantidad de
información. Del reconocimiento de Mercedes Cárdenas (1977), se tuvo una cantidad total
de 11 ocupaciones reconocidas en el valle para el Periodo Precerámico, lo que hacía una
cantidad del 4% del total de las ocupaciones reconocidas. La cuantificación de ocupaciones
por cronología relativa, si bien es cierto que dejó una gran cantidad de 100 sitios no
reconocidos tentativamente en la cronología, (37% del total), le asigna por lo menos una
cantidad de sitios precerámicos en la secuencia cronológica del valle, entre los que se
encuentran una cantidad de extensos conchales, sobre todo en el sector de Punta Paraíso, al
extremo sur de la zona de influencia de las aguas del río Huaura. Cabe destacar que de los
∗
Los fechados han sido calibrados por el Dr. Jonathan Haas con el programa CALIB 4.4.
∗∗
Los datos de procedencia y laboratorio han sido tomados de Burger (1992:230-231), los cuales estaban
disponibles para los 4 fechados más antiguos, excepto para el más tardío de ellos.
55
231 sitios registrados por Cárdenas en 1977, sólo 66 sitios presentaron material de superficie,
lo que corresponde al 28.5 de los sitios registrados. Por consiguiente, el restante 71.5% de los
sitios no presentó materiales de superficie, hecho que no posibilitó a la autora de la
investigación poder designarles una cronología relativa.
56
4.2 PROBLEMÁTICA DEL SURGIMIENTO DE LA SOCIEDAD COMPLEJA EN LOS ANDES
CENTRALES
Fue gracias al trabajo de Junius Bird, quien en 1948 descubrió Huaca Prieta (Valle de
Chicama, Costa Norte del Perú), cuando se comenzó a aceptar la existencia de sociedades
con niveles de organización complejas que vivieron antes de la aparición de cerámica, y se
aceptó que había una tradición de construcciones de arquitectura de labor corporativa con
espacios públicos anterior a la economía de base agrícola. Bird, encontró evidencias del uso
industrial del algodón para la fabricación de artefactos utilizados para la pesca: una sola red
hallada en Huaca Prieta fue calculada en más de 30 metros de largo (Burger 1992; Bird et al.
1985). Se sabe que en la economía de este sitio tuvo un papel importante la obtención de los
recursos marinos. El análisis de algunos científicos permitió la reconstrucción del régimen
alimenticio de una mujer a partir de la comida no digerida que se encontró en los intestinos
de su cuerpo hallado en el sitio. Se supo lo que ella consumió en las últimas 48 horas de vida,
y en una de sus últimas cenas ella ingirió almejas, cangrejos, caracoles y erizos marinos junto
con mucho ají y tres tipos de frutas de la región, al parecer todo al mismo tiempo. Además se
sabe que estos antiguos pobladores comían “frijoles, zapallo, ajíes, varios tipos de raíces, choros y
otros recursos marinos” (Bird et al. 1985. La traducción es nuestra).
57
entre los 3120 a 1620 BC., igualmente en Huaricanga de 2790 a 2190 BC., en Porvenir van de
2740 a 1820 BC.; en el valle de Pativilca el sitio de Upaca presenta de 2740 a 2190 BC., y en
Vinto Alto de 2580 a 2100 BC (Haas et al. 2004). Así como Bandurria en el valle de Huaura,
que presenta fechados de 3220 a 2150 BC. (Fung 1988).
58
Ellos mismos refirieron que no había posibilidad de que estos hallazgos sean intrusivos
(1954:152). Se encontraron además otras 5 tusas de maíz en otros contextos de las
excavaciones (cf. Bonavia y Grobman 1999). Aunque estos autores no tomaron en cuenta al
sitio como Precerámico en esa primera investigación, pese a la ausencia de cerámica, luego
Moseley y Willey (1973) visitaron el sitio y determinaron su ubicación dentro de dicho
periodo; visualizando la economía de subsistencia de esta sociedad no igualitaria basada en
los recursos marinos, pero con fuerte predisposición hacia la agricultura. Es necesario tomar
en cuenta la presencia del maíz en el Periodo Precerámico, luego de los descubrimientos de
maíz por parte de Duccio Bonavía en el valle de Huarmey (Nelly y Bonavía, 1963). Años
después, Feldman (1980) encontró en Áspero tres tipos de restos de alimentos: moluscos,
huesos y botánicos. El investigador dice que la cifra estimada de moluscos no pudo haber
alimentado a una gran población (1980:168). Sin embargo, además de hallar grandes
evidencias de consumo de anchovetas y otros peces, también encontró plantas como
cucúrbitas, lagenarias, algodón, pallares, lúcuma y maíz. Los fechados que Feldman obtuvo
dieron antigüedades de 3000 a 2400 años calibrados a.C., pero su hipótesis indica que el
volumen primario de recursos fueron de peces y comida marina, y que estos perdieron
importancia a través del tiempo hasta dar lugar, finalmente, a los productos cultivados. Sin
embargo, según el mismo autor, es posible que se haya subestimado el rol de ciertas plantas
cultivadas. Bonavía realiza una revisión de bibliografía y un análisis en torno a la presencia
del maíz en los andes centrales, y expone las evidencias necesarias para considerar al maíz del
precerámico como un elemento importante (Bonavia y Grobman 1999). Sin embargo, a falta
de mayores evidencias, aún no es posible hablar del cultivo del maíz como un aspecto
trascendental en la configuración de los excedentes alimenticios en estas sociedades
tempranas.
En cuanto a sitios del interior de los valles, la evidencia arroja fechados muy
tempranos, sobre todo en los casos de complejos con arquitectura monumental construido
por las comunidades antiguas, posibles asentamientos urbanos y agricultura de irrigación
(Shady et al. 2004, Haas et al 2004).
59
embargo, la evidencia principal señala que la economía de subsistencia en el sitio estuvo
basada también en los recursos del Océano Pacífico. En el sitio de Caballete, valle de
Fortaleza, Haas, Creamer y Ruiz (2004) y el equipo de investigación del Proyecto
Arqueológico Norte Chico vienen realizando análisis botánicos de los resultados de los
pozos de excavaciones en áreas residenciales iniciadas en el 2003. Además, se ha venido
desarrollando una cuidadosa investigación sobre el tipo de economía de subsistencia de la
población del sitio, analizando el papel de los recursos marinos y los terrestres. Se han
realizado análisis de basurales bien constituidos con resultados favorables, que sugieren
evidencias de restos vegetales necesariamente cultivados como Canavalia (Canavalia sp.),
Pallar (Phaseolus lunatus), Frejol (Phaseolus vulgaris), Camote (Ipomea batatas), Ají (Capsicum sp.),
Pacae, Guayaba, Palta (Persea americana), Zapallo (Cucurbita sp.), Mate (Lagenaria siceraria),
Cansaboca (Bunchosia armeniaca), Achira (Canna edulis), Palillo (Campomanesia liliatifolia),
Algodón, entre otras (Alarcón 2005). En el sitio de Río Seco, Wendt (1964) no realizó una
inferencia sobre el tipo de economía de subsistencia, salvo un breve registro de los elementos
hallados en sus excavaciones, donde encuentra moluscos, mayormente machas (Mesodesma
sp.), huesos de pescado, restos de lobo de mar, aves como el guanay (Cormorant gunay) y el
pelícano (Pelicanus sp.), restos vegetales como calabazas, frijoles en menor cantidad, algodón y
uso de achupalla (Tillandsia sp.) como combustible. Sin embargo, estima una cantidad de 1000
a 3000 individuos enterrados en los depósitos del sitio, lo que lo convertiría en un cementerio
muy extenso para el Precerámico Tardío.
60
Precerámica, se explotaron los recursos terrestres, en tanto que los recursos marinos fueron
tomados como complementarios a éstos, sobre todo en épocas en que los recursos terrestres
escaseaban. En síntesis, Zechenter realiza una reevaluación de la hipótesis Marítima en el
valle de Supe y la Costa Norcentral.
61
4.3 PROBLEMÁTICA DE INVESTIGACIÓN DEL PRECERÁMICO TARDÍO
Uno de los temas claves en el estudio de los orígenes de la sociedad compleja concierne al rol
de la explotación marítima en el surgimiento de la centralización política. Moseley (1975,
1978, 2001; Moseley y Feldman 1977) ha sostenido que las complejas demandas de una
eficiente recolección y pesca marina permitieron el surgimiento de la centralización de las
decisiones en el sitio de Áspero (Figura 4), y otras partes de la costa peruana. En este
modelo, la centralización en el contexto marítimo precede y realmente establece las bases
para el subsiguiente desarrollo de las sociedades complejas basadas en la agricultura. Se
vuelve crítico el poder discernir en términos absolutos si la comunidad marítima de Áspero,
verdaderamente precedió a los numerosos centros agrícolas del valle medio (Sandweiss y
Moseley 2001). Basados en los fechados disponibles para Áspero, Caral y otros sitios de
Supe, Áspero es anterior por unos 200 a 300 (o más) años a los sitios de la parte media del
valle. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que varios sitios importantes en Supe aún no
han sido fechados. Una amplia muestra de fechados de este valle nos proporcionaría una
comprensión mayor de las relaciones cronológicas entre la comunidad marítima de Áspero y
los numerosos centros agrícolas.
Asimismo se han sido localizados en los valles de Supe, Pativilca y Fortaleza, una
cantidad de 30 sitios de este periodo y en ellos no se encontró cerámica en los pozos de
huaqueo presentes. A pesar de que la ausencia de cerámica indica que estos sitios son
tempranos relativamente, en la cronología andina, esto no nos dice nada acerca de las
relaciones cronológicas y sociales entre los mismos. El período Precerámico Tardío se
extiende por cerca de 1200 años, desde 3000 a.C. hasta los 1800 a.C. Hay que tener en cuenta
que 1200 años es un lapso de tiempo considerable, y es muy importante determinar cuántos
sitios podrían haber estado ocupados en ese tiempo, por ejemplo, para dirigir la demografía
regional y su relación con la movilización de mano de obra. Es necesario plantearse la
pregunta además, de que si en este periodo el poder se centralizó en un solo sitio, y cuáles
son los indicadores materiales de esta posible premisa. Puesto que en cada uno de los tres
valles estudiados no se puede hablar de un solo sitio con características centralistas, a nuestro
entender. No ha habido ninguna publicación que refiera que durante el Precerámico Tardío
un único sitio haya funcionado íntegramente. En el caso de Caral, donde se plantea el
desarrollo de un estado prístino centralista (Shady y Leyva 2003), si bien es cierto que el
esfuerzo comunal arquitectónico observable a simple vista puede animar a los investigadores
62
a plantear hipótesis sobre las funciones del sitio, como una ciudad o centro urbano, no hay
hasta la fecha una publicación y fechados convenientes de cada una de los componentes
arquitectónicos del sitio, para poder definir si todos estos funcionaron en un mismo
momento, o simplemente fueron edificaciones que ganaban espacio y altura de manera
irregular. Si esto no se define a la brevedad, el especular sobre las funciones del sitio puede
llevar a interpretaciones erradas. Se ha aplicado el concepto de Estado Prístino en la
terminología de Morton Fried (1967), y es necesario saber si puede ser aplicado para este
caso. Este concepto se aplicó por primera vez en el Perú por Isbell y Schreiber (1979)
también tomaron en cuenta estos conceptos para tratar de explicar el desarrollo del Estado
Wari, sin embargo tomaron como modelo comparativo los resultados de la aplicación del
concepto de Estado Prístino en Mesopotamia, sin tomar en cuenta las diferencias de Espacio
y Tiempo, y establecieron los mismos patrones de volumen de arquitectura comunal para
compararlo con las sociedades ayacuchanas de Wari, hecho que para nosotros constituye un
gran error metodológico. Haas (1982) en las sociedades costeras del norte, tomando en
cuenta la construcción de arquitectura de labor comunal dentro de una sociedad compleja
coercitiva sin precedentes en una región.
En los esfuerzos para entender la naturaleza de las relaciones sociales entre los líderes
y los seguidores, gobernantes y gobernados; los arqueólogos han buscado las respuestas en la
construcción de los monumentos. En América del Sur específicamente, Burger (1992) ha
sostenido que la construcción por etapas o fases de los monumentos en el valle de Lurín es
un indicador de un nivel relativamente bajo de poder ejercido por los líderes locales. En otras
áreas, se ha sostenido que los monumentos y las grandes construcciones de una sola fase son
indicadores del mayor poder de los gobernantes, los cuales pudieron extraer mucho más
trabajo de una población obediente (Haas 1982, Haas et al. 1987; Billman 2001). El problema
de la construcción de autoridad es tratado incluso hasta en el sitio de Chavín de Huántar, y
esta autoridad presenta indicadores culturales que se podrían estar iniciando durante el
Precerámico y que estén continuos hasta el Período Inicial y Horizonte Temprano, con un
posible inicio de esta tradición localizado en el Norte Chico (Rick y Kembel 2004). En esta
región, hay una evidencia preliminar de ambos patrones. En Caral, sin embargo, aún no
confirmado por las excavaciones, parece ser que la primera plataforma montículo, la
Pirámide Mayor, fue construida en sólo dos fases (Shady, et al. 2001). Por el contrario, en
otros sitios, tales como Pampa San José en el Valle de Pativilca (Williams 1985), los perfiles
de los hoyos dejados por los huaqueros, indican múltiples fases de construcción semejante a
63
los de Lurín (Haas y Ruiz 2002). Para determinar si hay patrones en la construcción de
montículos, debería tomarse muestras para fechados radiocarbónicos de los diferentes
niveles y/o las fases de construcción de cada montículo para ser contrastados con las
diferentes estructuras de otros valles. Nosotros analizaremos de manera cronológica relativa
el carácter de los sitios precerámicos del valle de Huaura, tratando de inferir en su carácter
social y económico.
Figura 4. Reconstrucción isométrica de la Huaca de los Ídolos, en Áspero, valle de Supe. Gráfico de
Feldman 1985 (Fuente: Jacobs, 2000).
64
Capítulo V
LA EVIDENCIA MATERIAL DEL SURGIMIENTO DE LA SOCIEDAD
COMPLEJA DESDE EL VALLE DE HUAURA
El reconocimiento sistemático del Valle de Huaura por parte de Nelson y Ruiz (2004)
permitió el desarrollo de la prospección de sitios arqueológicos pertenecientes al periodo
Precerámico, utilizando las evidencias materiales presentes en los sitios reconocidos en los
valles del Norte Chico, y sobre todo, la ausencia de cerámica en cortes y perfiles expuestos en
cada sitio reconocido. A continuación presentaremos la evidencia que posee los elementos
culturales necesarios para sindicarlos preliminarmente como pertenecientes a este periodo
cronológico. Sin embargo, es necesario señalar que sólo la intervención sistemática de cada
uno de estos sitios inicialmente mediante pozos de prueba para la extracción de muestras
65
para fechados radiocarbónicos permitirá confirmar o descartar la presunción preliminar de
sitios correspondientes a dicho periodo. Por otro lado, no se están consignando los sitios
reconocidos que no presenten una evidencia tangible y mucho más concreta que permitan
establecer una cronología relativa. En cada uno de los casos presentados, la evidencia es
contundente, y sólo sería necesario ratificar la presunción. Pero existe una cantidad
considerable de sitios no determinados, los que no se presentan por cuestiones
metodológicas. En este capítulo, presentaremos la tipología de sitios, la cantidad total de
sitios reconocidos, y el análisis espacial de estos sitios de manera general y sectorizada.
Nº de
Tipos de Sitio Abreviatura ocupaciones
Montículos M. 23
Conjunto de Unidades Arquitectónicas CUA. 3
Dispersion de artefactos DA. 8
Estructuras aglutinadas EA. 7
Terrazas T. 1
Dispersion de moluscos DM. 17
Dispersion de liticos DL. 1
Plataformas P. 1
Muralla Mu. 0
Total 61
Cuadro 7. Tipos de ocupaciones reconocidas como pertenecientes al Periodo Precerámico en
el Valle de Huaura, de acuerdo a la tipología de Nelson y Ruiz (2004). (Basado en Nelson y
Ruiz 2004)
66
Capítulo VI
ANÁLISIS DE LOS DATOS ARQUEOLÓGICOS OBTENIDOS EN EL CAMPO
VALLE DE HUAURA
67
comprender el fenómeno desde una perspectiva inicialmente integral. Intentaremos abordar
cada uno de los aspectos específicos para determinar una posible ley cobertora que explique
el proceso social y productivo en la zona de estudio durante la época en que esta evidencia
presenta una emergencia sin precedente en el valle.
Se realizó una memoria descriptiva de cada uno de los 12 sitios reconocidos con arquitectura
de labor comunal. Como se ha explicado, esta arquitectura está caracterizada por elementos
que consideramos indicadores de un diferenciación social explícita, lo que constituye un tipo
de sociedad compleja. La diferenciación estará definida en la distribución y uso del espacio,
entre arquitectura con función pública y con espacios restringidos. Será posible rastrear la
presencia de un grupo de elite a través de la arquitectura monumental, dada la posición
privilegiada de zonas que hemos considerado como residenciales ubicadas en las
inmediaciones de las edificaciones públicas. Para tal análisis se enfatizará en la presencia,
recurrencia y ausencia de los elementos arquitectónicos indicadores del plan regulador
reconocido en cada sitio. Estos se desprenden de los siguientes criterios:
68
restricción social, de apertura pública, presencia de residencias de elite e importancia relativa
del sitio en extensión, como indicadores de diferenciación social establecida, como:
8. Muros de Restricción
9. Atrios de acceso restringido
10. Espacios Públicos Abiertos
11. Zonas Residenciales
12. Extensión del área
C. Característica del sitio.- Se realizó una caracterización del sitio, de acuerdo a su ubicación
en una determinada parte del valle y por haberse llevado a cabo actividades económicas
características, diferenciando dos tipos de asentamiento en forma general en este sentido:
Sitios del Valle y Sitios del Litoral. Estos evidenciarán una especialización de actividades y/o
funciones evidenciadas en la superficie y en los posibles pozos y cortes expuestos:
En total hemos determinado una cantidad de 13 variables que hemos determinado como
indicadores de una sociedad compleja emergente. Estableceremos una clasificación de sitios
con mayor complejidad a partir de estos elementos, determinando la frecuencia de los
mismos y tratando de establecer el patrón y la posible ley cobertora.
Se han elaborado las descripciones técnicas, mapas y planos de los 12 sitios reconocidos, los
que son: El Cañaveral, La Viña, Cerro La Cruz, Quebrada La Viña, Cerro Blanco, Santa
Rosalía, La Perlita, Bandurria, Las Salinas, Pampa de Las Ánimas, Vilcahuaura y Rontoy Sur
en el Valle de Huaura. Se ha consignado la nomenclatura oficial del Instituto Nacional de
Cultura para cada sitio propuesta por Nelson y Ruiz (2004), basada en la propuesta de John
Rowe de “Peruvian Valley”. Todos los mapas y planos se elaboraron bajo el sistema de
coordenadas WGS 84 Zona 18 S, han sido editados para esta investigación completamente
basados en el trabajo de Nelson y Ruiz (2004).
69
1) EL CAÑAVERAL (PV41-123).
Ubicación
Coordenadas UTM: 218299 m. E. 8775713 m. N. Altitud: 70 m.s.n.m
Se encuentra ubicado en el distrito de Huaura, a la margen derecha del Valle del mismo
nombre, a 2.3 Km. al Este de la Plaza de Armas de la ciudad de Huaura, siguiendo la
carretera de penetración a Sayán (Figura 7).
Descripción
70
2) LA VIÑA (PV41-174)
Ubicación
Coordenadas UTM: 237639 m. E. 8773026 m. N Altitud: 350 m.s.n.m.
Se localiza en la margen derecha del valle, en las inmediaciones del Centro Poblado de
Humaya, Distrito de Huaura, y se encuentra emplazado en la base de una estribación
montañosa que desciende hacia el interior del valle (Figura 12).
Descripción:
El sitio presenta una característica correspondiente a un sitio del valle sin espacios públicos
abiertos. El sitio presenta 2 elementos arquitectónicos indicadores de una sociedad compleja
correspondientes a la Tradición Arquitectónica de la Costa Norcentral del Precerámico
Tardío, como es: la Plataforma Escalonada Piramidal y la presencia de Bolsas de Shicra en los
rellenos constructivos.
71
3) CERRO LA CRUZ (PV41-504, PV41-505 y PV41-507)
Ubicación
Coordenadas UTM: 254767 m. E. 8767896 m. N. Altitud: 500 m.s.n.m
Descripción:
Sector A (PV41-504). Está constituido por una estructura del tipo Edificaciones sobre
Promontorio Natural, que consta de plataformas superpuestas levantadas en la ladera sur
de una delgada cresta montañosa que domina el valle (Figura 15 y 16), y que encierra a la
Quebrada Cañas por su lado Oeste. En la plataforma más alta se observa una gran depresión
rectangular dividida en 2 partes por un grueso Muro de Restricción, de piedras canteadas,
cantos rodados y barro (Figura 17), y sobre esta además es posible observar evidencias de un
posible Atrio de acceso restringido que mira hacia el sur, es decir orientado hacia el fondo
del valle (Figura 18). El material constructivo empleado en las plataformas y el relleno es
principalmente el canto rodado, no observándose fragmentos de cerámica en la superficie y
en algunas partes colapsadas del muro, las que evidencian partes del relleno constructivo.
Este sector presenta una extensión total de 32,800 m2 (3.2 Ha.)
72
Presenta una extensión total de 8,900 m2 (0.8 Ha.), y tampoco se observa cerámica de
superficie.
Presenta la característica de un sitio del valle, sin espacios públicos abiertos; presentando 6
elementos arquitectónicos indicadores de una sociedad compleja correspondientes a la
Tradición Arquitectónica de la Costa Norcentral del Precerámico Tardío, como son: las
Edificaciones sobre Promontorio Natural, la Plataforma Piramidal Escalonada, una
Plataforma adosada a la plataforma piramidal escalonada, un Muro de Acceso Restringido, un
Atrio y una Zona Residencial.
73
4) QUEBRADA LA VIÑA (PV41-520)
Ubicación
Coordenadas UTM: 252839 m. E. 8765811 m. N. Altitud: 450 m.s.n.m
El sitio se localiza en la margen derecha de la Quebrada Viña, la cual a su vez vierte sus aguas al río
Huaura por su margen izquierda. Se ubica sobre el depósito aluvial que constituye el fondo de la
Quebrada, al pie del flanco Occidental del Cerro San Julián (Figura 21), y a unos 2 km al Suroeste
del actual Centro Poblado de Andahuasi en el Distrito de Sayán.
Descripción
Presenta una mayor extensión en su eje noreste-suroeste, encontrándose casi en eje alineado
con una pequeña quebrada que desemboca a su vez en la Quebrada La Viña. Se observaron
cortes y pozos de extracción de material, con rellenos constructivos de piedras canteadas y
cantos rodados con barro, donde se pudo apreciar la presencia de Bolsas de fibra vegetal o
shicra. Además se observaron algunas cabeceras de muros elaborados por grandes bloques
de piedras. Se observó también la presencia de una Estela Monolítica o Huanca, y que se
encontró partida en dos posiblemente por maquinaria pesada al momento de extracción de
piedras (Figura 24).
Cuenta con una extensión aproximada de 5,590 m2 (0.5 Ha.). Es posible que hacia el lado
Suroeste haya existido un pozo circular hundido actualmente destruido.
Presenta la característica de un sitio del valle, sin espacios públicos abiertos. Se identificaron
3 elementos arquitectónicos indicadores de una sociedad compleja correspondientes a la
Tradición Arquitectónica de la Costa Norcentral del Precerámico Tardío, como son: la
Plataforma Escalonada Piramidal, una Estela Monolítica o Huanca y Bolsas de Shicra.
74
5) CERRO BLANCO (PV41-393)
Ubicación
Coordenadas UTM: 230995 m. E. 8771435 m. N. Altitud: 250 m.s.n.m
El sitio se localiza en la parte superior de una cadena de cerros de baja altura alargada,
compuesto de arena y piedras canteadas, y domina todo el fondo del valle del río Huaura por
su margen izquierda, en la zona conocida como Cerro Blanco (Figura 25). Se encuentra
aproximadamente a 450 metros hacia el sur del curso actual del río, y se en el Centro Poblado
de San José, perteneciente al Distrito de Santa María, Provincia de Huaura.
Descripción
El sitio está conformado por un conjunto de Recintos con Poyo Perimétrico, que
constituyen estructuras de piedra y barro de planta rectangular. Alcanzan una escasa altura
con relación al nivel del terreno (hasta unos 50 cm.), en una extensión de 1,800 m2 (0.2 Ha)
(Figura 26 y 27), donde se aprecia en la superficie una gran cantidad de material lítico y
malacológico disperso. Destaca una estructura de planta cuadrangular levantada con piedra y
argamasa de barro que presenta dos niveles separados por un muro bajo de contención de
piedra y barro (Figura 28). Esta estructura mide unos 7 metros de largo por 6.5 metros de
ancho. En su nivel inferior presenta una depresión de planta cuadrangular de 3 metros por
lado, presentando una configuración que parece vincularla con los rasgos arquitectónicos
típicos de la tradición Mito o Kotosh-Mito (Fung 2004, Vega Centeno 2005) (Figura 28).
Esta estructura ha sido parcialmente destruida, no permitiendo observar si existió un fogón
central dentro del poyo perimétrico. Es posible sin embargo observar los restos de carbón y
tierra quemada posiblemente proveniente del fogón. Cabe destacar la ausencia de cerámica
en todo el sitio además de el uso constante de un enlucido fino de barro para recubrir la cara
de los muros elaborados utilizando piedras canteadas. La disposición de las estructuras
sugieren que este es un sitio con Muros de Acceso Restringido.
75
6) SANTA ROSALÍA (PV41-368)
Ubicación
Coordenadas UTM: 228308 m. E. 8771096 m. N. Altitud: 250 m.s.n.m
El sitio se encuentra localizado sobre la margen izquierda del valle de Huaura, a unos 2.5
Km. hacia el este del sector conocido como Pampa de las Ánimas, y a unos 2 Km. Al
suroeste del curso actual del río Huaura. Se emplaza sobre una terraza aluvial sobre el fondo
del valle, de pendiente moderada ubicada al pie de un macizo montañoso que encierra al valle
por el sur en este sector (Figura 29). Se encuentra ubicado dentro del Distrito de Santa María,
Provincia de Huaura.
Descripción:
El Montículo 1, al extremo oeste presenta una extensión de 1,526 m2 (0.2 ha). Presenta una
planta cuadrangular de 38 metros por lado. Es el que presenta menor altitud en comparación
al resto le los mismos, pero presenta a su alrededor y sobre él, la mayor cantidad de cabeceras
de muro levantados con piedra canteada y argamasa de barro.
76
El Montículo 3 presenta una extensión de 1,639 m2 (0.15 ha), presentando en promedio
unos 50 metros de largo por 40 de ancho. El montículo 4, el más pequeño de todos, se
encuentra ubicado al extremo este del sitio. Presenta una extensión de 40 metros de largo por
25 de ancho, con una extensión de 884 m2 (0.1 ha). Ambos presentan algunas cabeceras de
muro levantados con piedra canteada y argamasa de barro levantados en su parte superior.
En varios de estos montículos se observan perfiles expuestos hechos por pozos de huaqueo,
y posiblemente maquinaria pesada, donde se encuentran rellenos constructivos de barro y
piedra canteada, además de presencia de Bolsas fibra vegetal o shicra en todos los
montículos. Asimismo, en el montículo principal que contiene la plaza circular hundida
presenta la mayor cantidad de cortes y pozos de huaqueo, los que han dejado perfiles
expuestos de hasta 4 metros de profundidad, y en donde es posible observar restos de muros
de piedra canteada y barro, enlucidos con una mezcla de barro y abundante fibra vegetal y
shicras (Figura 33).
77
7) LA PERLITA (PV41-23)
Ubicación
Coordenadas UTM: 212211 m. E. 8779976 m. N. Altitud: 40 m.s.n.m.
Descripción
Sector A (Norte). El sector norte comprende 5 estructuras que son los Montículos del 1 al
5. Destacan 2 estructuras mayores de planta rectangular alargada, contando el menor de ellos
(Montículo 1) con 65 metros de largo en su eje norte – sur, por 7 metros de ancho en su eje
este – oeste, el mismo que a su vez esta asociado en su lado este a una Estructura Circular
Hundida bastante destruida de 14 metros de diámetro aproximado, y alineada en eje con un
atrio entre dos Plataformas laterales adosadas orientado hacia el sureste, mirando hacia el
valle (Figuras 36 y 37). Presenta en su parte superior un corte de unos 5 metros de diámetro
(Figura 38), el cual ha destruido la plataforma norte del montículo, y en la base del flanco sur
78
del mismo se realizaron 2 pozos de huaqueo que muestran el carácter cultural de la totalidad
del montículo. La estructura mayor (Montículo 5) se ubica en el extremo sureste del sitio, y
consta de un conjunto de plataformas superpuestas con dos Atrios orientados hacia el
sureste (Figura 39), mirando también al valle, en eje con una Estructura Circular Hundida
muy erosionada. Una trinchera moderna elaborada para introducir un tubo desde un tanque
de agua ha modificado la forma original circular completa de la depresión. En el flanco norte
del montículo se aprecia un corte recientemente realizado por huaqueros (Figura 40), que ha
expuesto una serie de muros levantados con piedra canteada y argamasa de barro, además de
depósitos de basura y rellenos constructivos formados por piedra menuda, tierra y Bolsas de
Fibra Vegetal o shicra (Figura 41), gran cantidad de material malacológico y algunas redes y
cordeles de fibra vegetal. Los materiales constructivos principales son la piedra canteada y el
barro, observándose Bolsas de shicra conteniendo rellenos de piedras y en algunos casos de
tierra. El corte ha evidenciado una serie de momentos y fases constructivas desde la base del
montículo, el cual tiene una extensión de unos 120 metros de largo, por 55 de ancho y una
altura aproximada de unos 6 metros.
Los Montículos 3 y 4 son dos estructuras menores. Se ubican entre los Montículos 1 y 5.
Ambos presentan un Atrio cada uno, y se encuentran orientados hacia el cuadrante noroeste.
El Montículo 3 En su parte más larga presenta 47 metros (eje este – oeste), por 38 de ancho
(eje norte sur). Presenta dos plataformas laterales (este y oeste) a los lados del Atrio, el que se
encuentra asentado sobre una terraza en la parte posterior (flanco sur) del montículo.
El Montículo 4 presenta 38 metros de largo en su eje este – oeste, por 30 metros de largo en
su eje note – sur. Hacia el flanco sur del montículo, en la parte posterior del atrio. Presenta
una Plataforma adosada hacia el flanco norte del montículo, en eje con el Atrio.
Sector B (Sur). El sector sur está conformado por los Montículos 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12.
Presentan una disposición nucleada en relación a los montículos del sector norte,
presentando los montículos de mayor extensión de toda el área arqueológica, y de mayor
79
volumen constructivo. Sin embargo, se encuentran asentados sobre una pendiente natural
ascendiente hacia el suroeste muy cerca de la parte más elevada del cerro. Hacia el extremo
oeste de la zona arqueológica se encuentra un conchal de baja densidad, donde se pudieron
observar evidencias de restos más tardíos. Hacia el extremo oeste de la zona arqueológica,
fue posible observar pequeñas concentraciones de basura precerámica, donde se hallaron
textiles con características de este periodo.
80
El Montículo 10 se encuentra al extremo suroeste del sitio, y presenta una considerable
dimensión de 72 metros en su eje norte – sur, por unos 90 en el eje este – oeste. Presenta
disturbaciones modernas, y plataformas en algunas partes del montículo. Hacia el oeste limita
con un conchal de baja densidad, que se eleva casi hasta la parte más alta del promontorio
natural donde está ubicado el sitio. La estructura presenta una mayor elevación en relación a
las demás, y se encuentra alineada hacia el noreste con los montículos 9 y 8.
El Montículo 11 presenta unas dimensiones de 42 metros de largo en su eje norte – sur, por
unos 24 de ancho en su eje este – oeste. Se encuentra entre los montículos 5 y 12, y cerca de
su flanco este cruza una trinchera que baja desde el tanque de agua del Montículo 12. Hacia
ese mismo lado es posible ver dos Plataformas adosadas escalonadas que descienden hacia el
montículo 5. Es importante remarcar que entre estos montículos es posible determinar
rasgos arquitectónicos y restos culturales de superficie.
81
8) BANDURRIA (PV41-212)
Ubicación
Coordenadas UTM: 217310 m. E. 8762031 m. N. Altitud: 20 m.s.n.m.
El sitio se localiza sobre una terraza natural que domina el extremo norte de la playa
denominada localmente Playa Chica, o Pampa de la Bandurria, casi a 10 kilómetros al sur de
la actual ciudad de Huacho y a 1.3 kilómetros al oeste de la carretera Panamericana Norte
(Figura 50), en el Distrito de Huacho, Provincia de Huaura.
Descripción
El sitio está constituido por un conjunto de estructuras piramidales de posible carácter ritual,
cerca del borde de la terraza natural de material conglomerado que domina el extremo de
Playa Chica, alrededor de los cuales se observan extensas porciones de terreno llano libre de
construcciones, pero que presentan una alta densidad de material cultural. Por el momento se
han diferenciando los sectores A, B, C y D (Figura 51. Ver también Figura 80):
Sector A (Norte): Área libre de estructuras pero que presenta una elevada densidad de
material cultural, principalmente malacológico, concentrada mayormente en el borde de la
terraza natural que domina la playa, en una extensión de casi 2 hectáreas y cerca del lugar por
donde pasaba la antigua vía del ferrocarril que iba de Huacho a Lima. Los conchales
reconocidos presentan una gran densidad en superficie.
Sector B (Central): Corresponde a la zona monumental del sitio. Está conformada por 4
Plataformas Escalonadas Piramidales Superpuestas (Figura 52) o estructuras mayores
con evidencias de arquitectura en superficie, llamados Montículos 1, 2 y 3 y el Montículo de
la Huanca, o Montículo 6; y 2 estructuras menores a los lados de éstos o Plataformas
llamados Montículos 4 y 5 (Figura 53). Las estructuras son bastante grandes y miden por lo
general entre 80 y 140 metros de largo, alcanzando algunos de ellos hasta cerca de 15 metros
de altura debido a que están conformados por varios niveles de terrazas artificiales
superpuestas. En general la extensión del terreno cubierto sólo por estos montículos oscila
cerca de las 25 hectáreas. Este sector ha sido reconocido por Rosa Fung (1988, 2004), al
registrar al sitio arqueológico de Bandurria como un “asentamiento costeño con estructuras
82
piramidales” (2004:159)4. Ella misma refiere que las edificaciones de Bandurria corresponden a
las evidencias más tempranas de los asentamientos costeños con estructuras piramidales,
junto a Río Seco y El Áspero. Fung refiere que además de las dos ocupaciones precerámicas
reconocidas, “(…) en Bandurria destaca un montículo piramidal” (2004:159) (El subrayado es
nuestro), el cual corresponde a la estructura mayor del sitio localizada en este sector, a la que
nosotros hemos denominado como Montículo 2 o Estructura Piramidal Mayor, la que
destaca de entre todas las demás estructuras y se encuentra alineada con un espacio público
frente al Atrio de acceso restringido con evidencias de escalinatas (Figura 54 y 55). El
Montículo 1 o Estructura Piramidal Norte presentó una serie de muros de piedras canteadas,
los cuales han podido ser observados en la superficie (Figura 56) Es muy posible que su
arquitectura sea de usos restringidos y muy rituales. El Montículo 3 o Estructura Piramidal
Sur presenta una superposición de plataformas escalonadas truncas, y se encuentra al sur de
la Estructura Piramidal Mayor, además de contar con otro posible Atrio. Los Montículos 4 y
5 representan estructuras menores las que hemos llamado Plataformas, y se encuentran casi
en los extremos este y oeste del sector. El Montículo 6 o Montículo de la Huanca presentó
una densidad alta de moluscos en su superficie, así como restos de muros de piedras
canteadas y cantos rodados. La altura del mismo es considerable desde su flanco sur y oeste
(Figura 57), hacia el lado que fue afectado por las filtraciones de agua, y cuyo flanco limita
ahora con la albufera de Bandurria. Es posible observar el total de la Estela Monolítica o
Huanca en el perfil oeste de esta estructura, la cual mide 2 metros de largo, y que fuera
registrada por Rosa Fung en su intervención del año 1974 (Fung 1974) (Figura 58).
Sector C (Sur): Gran extensión de terreno libre de estructuras que tiene una extensión de
7.5 hectáreas y que presenta en superficie una alta densidad de evidencias de actividades
humanas como ceniza y basura arqueológica. La sección oriental de este sector fue afectada
el año 1974 por el descenso de una gran cantidad de agua procedente de filtraciones del
sector Santa Rosa (Cárdenas 1977-1978, Fung 2004), dejando expuesto un gran perfil de 497
metros de largo donde se aprecian impresionantes depósitos de basura arqueológica y
conchales de más de tres metros de altura (Figura 59). En este sector se constituye un
cementerio Precerámico, el cual fue fechado y definido por Fung (1988). Hacia el flanco
oeste se encuentra un promontorio cultural constituido por restos malacológicos, ceniza y
evidencias de estructuras de piedra canteada y cantos rodados..
4
Resalto el carácter la cita textual de Rosa Fung, la que se refiere a Bandurria como “un asentamiento con
estruturas piramidales”, es decir dos o más montículos piramidales.
83
Sector D (Este): área localizada entre el sector central de Bandurria que ostenta arquitectura
monumental y la actual carretera Panamericana. Allí se observan varios montículos pequeños
de forma un tanto irregular y dispuestos sin un orden aparente pero asociados a restos de
material cultural en superficie como valvas de moluscos fragmentados, todo en una extensión
de cerca de 15 hectáreas. Es posible que sean Edificaciones sobre Promontorios
Naturales, las cuales tendrían que ser definidas por excavaciones arqueológicas.
84
9) LAS SALINAS (PV41-273)
Ubicación
Coordenadas UTM: 221442 m. E. 8750956 m. N. Altitud: 0 m.s.n.m.
El sitio se localiza en el medio de una pampa desértica casi en el nivel del mar, en una zona
de explotación de sal, llamada la Pampa de las Salinas, a casi 20 kilómetros de la ciudad de
Huacho, Provincia de Huaura. Se encuentra aproximadamente a 1 kilómetro de distancia de
las instalaciones de la empresa extractora de la sal, y dentro de las inmediaciones de la
concesión de terrenos para esta explotación. Se accede por la desviación que conduce a la
Empresa de la Sal, a unos 2 kilómetros de la carretera Panamericana Sur (Figura 60).
Descripción
85
Montículo 1. Constituye una estructura de Plataformas Escalonadas Piramidales
Superpuestas. Presenta aproximadamente unos 87 metros en su eje norte – sur, y unos 90 en
su eje este – oeste (Figura 63). Presenta un área de 5,992 metros cuadrados (0.5 ha), y en su
superficie más alta ha sido construido un Atrio de Acceso Restringido orientado hacia el
norte, ligeramente hacia el cuadrante oeste. En la parte posterior del atrio, se encuentran dos
muros que corren paralelos al muro sur del atrio. El material constructivo de los muros y del
mismo atrio es de piedras canteadas de tamaños medianos, con evidencia de haberse
utilizado argamasa de barro. Además se hallaron algunos restos de entierros tardíos, como
cestería, cerámica tardía y restos humanos. La cantidad de restos malacológicos es amplia,
cubriendo la superficie hasta en un 75% de densidad en la superficie. La degradación natural
del sitio se puede cuantificar entre un 50 a 75 % de afectación por acción eólica básicamente.
Montículo 2. Consta de una estructura de menor elevación de tipo Plataforma con un muro
aislado en su superficie Presenta aproximadamente 39 metros de largo en su eje norte – sur,
por unos 20 metros de ancho en su eje este – oeste (Figura 64). Presenta un área de 684
metros cuadrados, y evidencias de muros en su superficie. El material constructivo es
básicamente de piedras canteadas de tamaños regulares, con evidencia de argamasa de barro.
En la superficie y alrededor del montículo, se observaron numerosos restos líticos, como
lascas y algunos núcleos. También se hallaron algunos tiestos del estilo Chancay,
posiblemente intrusivos. Hay evidencia de depredación de restos culturales y restos de basura
moderna. El sitio ha sido degradado naturalmente hasta un 25% de su posible forma original,
siendo el mayor causante de su degradación la acción humana moderna. La basura
arqueológica cubre una densidad de hasta 50% de la superficie del montículo.
El sitio presenta la característica de un sitio del litoral, con posibles evidencias de actividades
productivas en gran escala en los conchales, además de su proximidad física a la zona de
extracción de la sal. Se identificaron además 3 elementos arquitectónicos indicadores de una
sociedad compleja correspondientes a la Tradición Arquitectónica de la Costa Norcentral del
Precerámico Tardío, como son: una Plataforma Escalonada Piramidal, una Plataforma, y un
Atrio de acceso restringido.
86
10) PAMPA DE LAS ÁNIMAS “A” (PV41-338)
Ubicación
Coordenadas UTM: 223930.5 m. E. 8773136.5 m. N. Altura: 175 m.s.n.m.
Descripción.
El sitio se localiza en la llamada Pampa de las Ánimas, y está ubicado sobre una pampa árida
a unos 1300 metros al sur del río Huaura, sobre su margen izquierda en el actual distrito de
Santa María, Provincia de Huaura (Figura 65). Está compuesto por 5 sectores bien
diferenciados, los que constan de 4 estructuras llamados Montículos 1, 2, 3 y4 (sectores A, B,
C y D) y un área residencial (sector E) (Figura 66). Cada uno de los sectores con arquitectura
pública consta de montículos con plataformas construidos a base de piedras canteadas, en
algunos casos se notó la presencia de barro asociado a la argamasa de las estructuras.
87
Además lo integran 2 Plataformas menores al este del mismo. Estas estructura presenta a su
vez plataformas de menor tamaño adosadas y muy diferenciadas en su superficie, construidas
a partir de piedras canteadas, las mismas que forman estructuras aterrazadas de formas
cuadrangulares. El montículo 2 presenta una extensión de 18 metros de largo en su eje este –
oeste, y unos 13 metros de ancho en su eje norte sur, y presenta una altura no mayor de 2
metros en su parte más alta. Las plataformas menores presentan alturas no mayor de 1.5
metros, contando con extensiones de 6 por 8 metros la menor, y 7 por 13 metros la que está
ubicada al extremo este del sector. Este sector es el más próximo a las estructuras de carácter
residencial dentro del sector E.
Sector D. Se encuentra constituido por el Montículo 4, el mayor de los montículos, con una
extensión de unos 63 metros de largo en su eje norte – sur, y unos 47 de ancho en su eje este
– oeste. Presenta una altura aproximada de hasta unos 4 metros de alto, Constituye una
estructura de Plataformas Escalonadas Piramidales Superpuestas, y es la estructura con
mayor presencia de restos malacológicos en superficie, mayormente no disturbados por
pozos de huaqueo. Se observan mayormente almejas (Semele corrugata), y machas (Mesodesma
donacium). Hacia la parte sureste del montículo, se observó la mayor concentración de
moluscos asociados a restos de artefactos líticos, como percutores, lascas y algunos núcleos.
Este montículo presenta la mayor cantidad de arquitectura en la superficie, que consta de
88
plataformas aterrazadas, muros y recintos construidos con piedras canteadas. Se
distinguieron claramente evidencias de hasta unas 6 plataformas en la superficie, sin embargo
sólo la limpieza de la misma permitirá realizar un plano detallado del mismo.
89
11) VILCAHUAURA (PV41-169)
Ubicación
Coordenadas UTM: 228840.1 m. E. 8773946.5 m. N. Altura: 200 m.s.n.m.
El sitio se localiza en una terraza aluvial en el fondo del valle de Huaura en su margen
derecha, a unos 180 metros hacia el norte de la carretera Huaura – Sayán y a unos 12
kilómetros de distancia al este de la ciudad de Huaura (Figura 70), en el Centro Poblado de
Vilcahuaura, Distrito de Huaura. Provincia de Huaura.
Descripción
El sitio está ubicado en una terraza natural sobre el fondo del valle, y está constituido por
una sola estructura de Plataformas Escalonadas Piramidales Superpuestas elaborada a
base de piedras de canto rodado. Presenta una planta de forma irregular, la cual ha sido
modificada hacia su flanco oeste por un canal de irrigación el cual amplió la frontera agrícola
en la zona (Figura 71). Se encuentra dentro de las inmediaciones de un predio particular, y
está parcialmente cercado, quedando fuera del predio el flanco norte donde se encuentra una
Estructura Circular Hundida sobre una Plataforma de planta semi circular adosada al
montículo, y construida en el mismo material de piedras de canto rodado.
90
12) RONTOY SUR (PV41-56)
Ubicación
El sitio se encuentra ubicado sobre un promontorio rocoso natural sobre una terraza aluvial
en el fondo del valle del río Huaura en su margen derecha, a 1.6 Km. de distancia al norte de
la carretera Huaura Sayán en el km. 5, a unos 2.3 Km. al norte del río (Figura 75), y a unos 8
Km. de distancia de la línea de litoral marino. Se encuentra dentro el Centro Poblado Rontoy,
Distrito de Huaura, Provincia de Huaura.
Descripción
La extensión total del área cultural precerámica asciende a unos 7319.1 metros cuadrados (0.7
ha), y la altura máxima del mismo presenta aproximadamente entre unos 6 a 8 metros de alto.
91
Hacia los flancos del promontorio, se observaron numerosas depresiones circulares
culturales construidas con piedras de canto rodado, además de evidencias de bases de muros
del mismo material de hasta unos 50 cm. de ancho, y hasta unos 50 recintos circulares
aproximadamente. Presentan evidencias de argamasa de barro con fibra vegetal.
Es posible observar 2 niveles de altura bien definidos en las estructuras. Cada uno de estos
niveles presenta las depresiones circulares culturales, en las que se hallaron restos de
artefactos líticos, malacológicos como la concha de abanico (Argopecten purpuratus), machas
(Mesodesma donacium), almejas (Semele corrugata) y choros zapato (Choromitylus chorus). En el nivel
inferior del montículo se observaron restos de entierros tardíos disturbados de manera
escasa, desapareciendo hacia el nivel superior, en donde no se encuentra evidencia de
cerámica en su superficie. Es necesario remarcar que hacia la falda del promontorio natural
se encuentra un cementerio tardío, el cual presenta evidencias de cerámica, textilería,
artefactos de madera, restos vegetales y restos óseos humanos, huaqueado en un 75% del
total aproximado de superficie, y el cual aparentemente ha disturbado parcialmente la
ocupación más temprana hacia la base del promontorio.
Hacia la parte noreste del área arqueológica general, sobre un pequeño espolón sobre el
promontorio natural, se reconoció un posible Sector Residencial, el cual posee un tipo de
ocupación de tipo Estructuras Aglutinadas, y consta de una dispersión regular de depresiones
circulares con evidencia de arquitectura explícita. Presenta una extensión total de 7302.5
metros cuadrados, restos malacológicos y algunos entierros tardíos disturbados. Este tipo de
construcciones presentan precedentes en otros sitios del Precerámico y han sido
denominados, por las características de la configuración arquitectónica en recintos y los
restos materiales de superficie, como “sectores residenciales” por otros investigadores (Haas
y Perales 2004).
92
6.3 TIPIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS INDICADORES
DE LA SOCIEDAD COMPLEJA EN EL VALLE DE HUAURA
93
Elemento
Cañaveral 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 12,400 2
La Viña 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 3,000 2
La Perlita 1 1 0 1 0 1 0 0 1 1 1 146,000 7
Bandurria 1 1 1 0 1 0 0 0 1 1 0 356,000 6
Vilcahuaura 1 1 0 1 1 0 0 0 0 0 0 2,220 4
Total 10 7 3 3 4 6 1 3 5 3 4 666,300 49
Cuadro 9. Cuantificación de indicadores arquitectónicos de arquitectura de labor comunal en una sociedad compleja en cada uno de los
12 sitios arqueológicos con arquitectura monumental del valle de Huaura.
∗
Se cuenta sólo la presencia de la Shicra como elemento constructivo en cada sitio.
∗∗
E (m²) = Extensión de cada sitio en metros cuadrados. Se incluye como referente de orden de todos los sitios.
Extensión m2
400000
350000
300000
250000
200000
150000
100000
50000
0
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Figura 5. Extensión de los sitios arqueológicos con arquitectura monumental temprana del Valle de
Huaura (Fuente: Basado en Nelson y Ruiz 2004).
N° de Elementos
8
7
6
5
4
3
2
1
0
a
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Figura 6. Cantidad de Elementos arquitectónicos indicadores de complejidad social en cada sitio con
arquitectura monumental temprana del Valle de Huaura (Fuente: Basado en Nelson y Ruiz)
Capítulo VII
CONCLUSIONES
95
2. Las edificaciones de la Tradición de la Costa Norcentral en el valle de Huaura evidencian
una diferenciación social visible y expresa, con espacios que pueden considerarse como
públicos, y espacios restringidos. De un total de 12 sitios con arquitectura monumental,
Esta tradición presentó un total de 11 sitios, los cuales presentaron ausencia de cerámica
en los cortes y perfiles expuestos por lo que se les asignó una cronología relativa al
presentar las mismas características de los sitios con cronología absoluta de los valles de
Fortaleza, Pativilca y Supe. Presentaron elementos arquitectónicos de esta tradición
como: Plataformas Escalonadas Piramidales Superpuestas (29 estructuras en 9
sitios), Plataformas (13 estructuras en 11 sitios), Edificaciones sobre Promontorio
Natural (4 estructuras en 3 sitios), Estructuras Circulares Hundidas (4 estructuras en
3 sitios), Estelas Monolíticas o Huanca (4 elementos en 4 sitios), Bolsas de fibra
vegetal o shicra en el relleno constructivo de los montículos (en 6 sitios). Se registraron
elementos diagnósticos de organización interna de sitios definidos en Atrios (12
estructuras en 5 sitios), Espacios Públicos Abiertos (en 3 sitios), y Zonas
Residenciales de elite (en 4 sitios). Se registró 1 sitio con Poyo Perimétrico
correspondiente la Tradición Arquitectónica Mito, la cual se presenta en el sitio de
“Cerro Blanco”.
96
litoral, tomando en cuenta que concentra la mayor cantidad de actividades productivas
observables en superficie, como pesca y marisquería, y extracción de la sal. Sin embargo,
la mayor cantidad de sitios en el valle (9 sitios o 75% de los asentamientos),
concentrando la mayor cantidad de elementos arquitectónicos indicadores de una
sociedad compleja reconocidos en el valle (33 elementos o 67%) evidencia la importancia
de estos en la centralización de la fuerza de trabajo y del culto, y por ende de la toma de
decisiones. Es menester señalar posibles actividades productivas no determinadas en la
superficie de los sitios del valle, pero que presenta evidencias en los diversos cortes y
perfiles expuestos, como la actividad agrícola evidenciada en diversos productos
observados. No consideramos conveniente referirse a una jerarquización entre cada sitio,
no hallándose evidencia suficiente para determinar una centralización entre los mismos,
mucho menos de un posible control foráneo. Las evidencias tienen que ampliarse en
análisis más profundos de la arquitectura monumental y los indicadores de complejidad.
4. La aplicación del materialismo histórico tiene como base el análisis de las relaciones
sociales, y de los niveles de fuerza de trabajo. Es posible aproximarse a las relaciones de
una determinada sociedad, como aspecto no material, a partir del reconocimiento y
cuantificación material de los niveles de fuerza de trabajo. En los 12 sitios del
Precerámico Tardío con arquitectura monumental reconocidos en el valle de Huaura,
estos niveles se dieron en un contexto de complejidad social emergente sin precedentes
monumentales. En este sentido, la arquitectura de labor comunal fue el aspecto central
analizado, por ser considerado como el hecho derivado de la institucionalización de la
división social del trabajo, respondiendo al control del trabajo por parte de un estamento
social dedicado a la toma de decisiones y la centralización del poder, el que pudo lograr
controlar la superación de la producción del excedente económico. El reconocimiento de
las zonas de residencia de elite cerca de los monumentos implicó la existencia de este
estamento dominante. Aunque no se reconocieron evidencias del estamento social
dominado, es posible inferir que la fuerza de trabajo en la construcción de los
monumentos provino de este sector social. Esto nos estaría indicando el tránsito hacia
una sociedad compleja con jefaturas, en lo que podríamos llamar una Etapa Formativa.
Sin embargo, no es posible realizar una afirmación total de estas conclusiones, a falta de
un análisis de mayor profundidad mediante el reconocimiento de evidencias
arqueológicas mucho más precisas mediante excavaciones arqueológicas en cada uno de
los 12 sitios y sus posibles zonas residenciales aledañas.
97
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105
INDICE DE LAS ILUSTRACIONES
Figura 1: Mapa con la ubicación de los valles del Norte Chico. Presenta la ubicación
de los principales sitios arqueológicos precerámicos de los valles de Fortaleza 110
Figura 2: Ubicación cartográfica de los sitios arqueológicos con arquitectura
monumental del Precerámico Tardío en el Valle de Huaura. 111
Figura 3: Área total de exploración del valle de Huaura 112
Figura 4: Reconstrucción isométrica de la Huaca de los Ídolos, en Áspero, valle de Supe. 34
Figura 5: Extensión de los sitios arqueológicos con arquitectura monumental temprana en
El Valle de Huaura. 94
Figura 6: Cantidad de Elementos arquitectónicos indicadores de complejidad social
en los sitios con arquitectura monumental temprana en el Valle de Huaura 94
Figura 7: Ubicación del sitio PV41-123 “El Cañaveral” 113
Figura 8. Plan del sitio PV41-123 “El Cañaveral” 114
Figura 9. Vista general de “El Cañaveral” con detalle de pozos de huaqueo 115
Figura 10. Rellenos constructivos de cantos rodados. Vista de corte moderno.
Figura 11. Vista de shicra proveniente de pozo de huaqueo
Figura 12. Ubicación del sitio PV41-174 “La Viña” 116
Figura 13. Plano del sitio PV41-174 “La Viña” 117
Figura 14. Ubicación del sitio PV41-504, PV41-505 y PV41-507 “Cerro La Cruz” 118
Figura 15. Plano de los sectores A (PV41-504) y B (PV41-505) del sitio “Cerro La Cruz” 119
Figura 16. Vista general del Sector A en su flanco sur 120
Figura 17. Sector A, detalle de muro de piedras con escala humana
Figura 18. Sector A, detalle de atrio orientado al sur a media altura del cerro
Figura 19. Sector B, vista general del montículo por su flanco norte 121
Figura 20. Sector C, vista general por su flanco oeste
Figura 21. Ubicación del sitio PV41-520 “Quebrada La Viña” 122
Figura 22. Plano del sitio PV41-520 “Quebrada La Viña” 123
Figura 23. Vista general del sitio “Quebrada La Viña” desde el noreste. 124
Figura 24. Cerro La Cruz, detalle de estela monolítica o huanca partida en dos
Figura 25. Ubicación del sitio PV41-393 “Cerro Blanco” 125
Figura 26. Plano del sitio PV41-393 “Cerro Blanco” 126
Figura 27. Cerro Blanco, vista de la arquitectura registrada 127
Figura 28. Cerro Blanco, detalle del “poyo perimétrico”
Figura 29. Ubicación del sitio PV41-368 “Santa Rosalía” 128
Figura 30. Plano del sitio PV41-368 “Santa Rosalía” 129
Figura 31. Santa Rosalía. Vista del montículo principal en su flanco este 130
Figura 32. Detalle de estructura circular sobre plataforma adosada, con huanca
Figura 33. Detalle de corte moderno en montículo principal con bolsas de shicra
Figura 34. Ubicación del sitio PV41-23 “La Perlita” 131
Figura 35. Plano del sitio PV41-23 “La Perlita” 132
106
Figura 36. Vista de los montículos 1 (izquierda, con auto de escala), 2 (centro,
con dos personas de escala) y 3 (derecha, con una persona de escala) 154
Figura 37. Vista del montículo 1 por su flanco sur 154
Figura 38 Corte en la cima de montículo 1, con abundantes bolsas de shicra 154
Figura 39. Vista del montículo 5 por su flanco este. Nótese el atrio a la izquierda 155
Figura 40. Vista del corte del montículo 5 en su extremo noreste 155
Figura 41. Detalle del corte, donde se observan muros y rellenos constructivos 155
Figura 42. Vista del montículo 6 por su flanco sur 156
Figura 43. Corte de huaqueo en extremo noroeste del montículo 6 156
Figura 44. Detalle de bolsa de shicra en corte, conteniendo grava y tierra 156
Figura 45. Detalle de muro de piedras canteadas en corte del montículo 6 157
Figura 46. Detalle de textil con técnica del entrelazado 157
Figura 47. Bolsas de shicra en el relleno constructivo asociadas al muro 157
Figura 48. Vista del montículo 12 por su flanco noroeste 158
Figura 49. Posible shicra en superficie del montículo 12 158
Figura 50. Ubicación del sitio PV41-212 “Bandurria” 159
Figura 51. Plano del sitio PV41-212 “Bandurria” 160
Figura 52. Vista del Sector B, correspondiente a la zona monumental de Bandurria 161
Figura 53. Sector B, Montículo Central o “piramidal” 161
Figura 54. Sector B, Montículo Este 161
Figura 55. Sector B, Montículo Central visto por su flanco Sur 162
Figura 56. Sector B, Montículo Norte visto por su flanco oeste 162
Figura 57. Sector B, Montículo de la Huanca visto por su flanco sur 163
Figura 58. Sector B, Montículo de la huanca. Detalle del lito 163
Figura 59. Sector C, corte en zona de basural muy denso 163
Figura 60. Ubicación del sitio PV41-273 “Las Salinas” 164
Figura 61. Plano de el sitio PV41-273 “Las Salinas” 165
Figura 62. Las Salinas. Vista general por su flanco sur 166
Figura 63. Sector A, Montículo mayor. Vista por su flanco este 166
Figura 64. Sector B, Montículo menor. Vista desde el oeste 166
Figura 65. Ubicación del sitio PV41-338 “Pampa de Las Ánimas A” 167
Figura 66. Plano del sitio PV41-338 “Pampa de Las Ánimas A” 168
Figura 67. Sector A, Montículo 1. Vista desde el oeste. Nótese estructura circular 169
Figura 68. Sector C, Montículo 3 (al medio) y plataforma en la parte inferior. 169
Figura 69. Sector E, área residencial. En el fondo se observa Sector D. Vista desde el sureste 169
Figura 70. Ubicación del sitio PV41-169 “Vilcahuaura” 170
Figura 71. Plano del sitio PV41-169 “Vilcahuaura” 171
Figura 72. Vilcahuaura, vista desde el este 172
Figura 73. Vilcahuaura, vista de monolito o huanca en el flanco norte del sitio 172
Figura 74. Detalle de huanca 172
Figura 75. Ubicación del sitio PV41-56 “Rontoy Sur” 173
107
Figura 76. Plano del sitio PV41-56 “Rontoy Sur” 174
Figura 77. Vista general de Rontoy Sur, desde el noroeste 175
Figura 78. Vista del extremo noreste del sitio sobre espolón natural 175
Figura 79. Muro de piedra canteada con enlucido de barro y fibra vegetal 175
108
ANEXOS
109
Figura 1. Mapa con la ubicación de los valles del Norte Chico. Presenta la ubicación de los principales
sitios arqueológicos precerámicos de los valles de Fortaleza (Vega Centeno et al. 1998, Haas et al.
2004, Advíncula 2005), Pativilca (Haas et al. 2004, Advíncula 2005), Supe (Shady y Leyva 2003) y
Huaura (Fung 1988, Nelson y Ruiz 2004).
110
Figura 2. Ubicación cartográfica de los sitios arqueológicos con arquitectura monumental del Precerámico Tardío en el Valle de Huaura. 1) Cañaveral, 2) La
Viña, 3) Cerro La Cruz, 4) Qda. La Viña, 5) Crro Blanco, 6) Santa Rosalía, 7) La Perlita, 8) Bandurria, 9) las Salinas, 10) Pampa de Las Ánimas, 11) Vilcahuaura, y
12) Rontoy Sur. Fuente: Carta Geográfica Nacional 1/100,000 23h (IGN)
Figura 3. Área total de exploración del valle de Huaura. (Basado en Nelson y Ruiz 2004)
112
Figura 7. Ubicación del sitio PV41- 123 “El Cañaveral” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
113
Figura 8. Plano del sitio PV41-123 “El Cañaveral” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
114
Figura 9. Vista general del sitio El Cañaveral (PV41-123) con detalle de pozos de huaqueo (Foto: PIAVH 2004).
Figura 10. Rellenos constructivos de cantos rodados. Vista de corte moderno. Figura 11. Vista de shicra proveniente de pozo de huaqueo
(Foto: PIAVH 2004). (Foto: PIAVH 2004).
115
Figura 12. Ubicación del sitio PV41-174 “La Viña” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
116
Figura 13. Plano del sitio PV41-174 “La Viña” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
117
Figura 14. Ubicación del sitio PV41-504, PV41-505 y PV41-507 “Cerro La Cruz” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
118
Figura 15. Plano de los sectores A (PV41-504) y B (PV41-505) del sitio “Cerro La Cruz”
(Basado en Nelson y Ruiz 2004).
119
Figura 16. Vista general del Sector A (PV41-504) en su flanco sur (Foto: PIAVH 2004).
Figura 17. Sector A, detalle de muro de piedras con escala humana. Figura 18. Sector A, detalle de atrio orientado al sur a media altura del cerro.
(Foto: PIAVH 2004). (Foto: PIAVH 2004).
120
Figura 19. Sector B (PV41-505), vista general del montículo por su flanco norte (Foto: PIAVH 2004).
Figura 20. Sector C (PV41-507), vista general por su flanco oeste (Foto: PIAVH 2004).
121
Figura 21. Ubicación del sitio PV41-520 “Quebrada La Viña” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
122
Figura 22. Plano del sitio PV41-520 “Quebrada La Viña” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
123
Figura 23. Vista general del sitio Quebrada La Viña (PV41-520) desde el noreste (Foto: PIAVH 2004).
Figura 24. Cerro La Cruz, detalle de estela monolítica o huanca partida en dos por maquinaria pesada (Foto: PIAVH 2004).
124
Figura 25. Ubicación del sitio PV41-393 “Cerro Blanco” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
125
Figura 26. Plano del sitio PV41-393 “Cerro Blanco” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
126
Figura 27. Cerro Blanco (PV41-393), vista de la arquitectura registrada (Foto: PIAVH 2004).
Figura 28. Cerro Blanco, detalle del “poyo perimétrico” (Foto: PIAVH 2004).
127
Figura 29. Ubicación del sitio PV41-368 “Santa Rosalía” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
128
Figura 30. Plano del sitio PV41-368 “Santa Rosalía” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
129
Figura 31. Santa Rosalía (PV41-368). Vista del montículo principal en su flanco este (Foto: PIAVH 2004).
Figura 32. Detalle de estructura circular sobre plataforma adosada, con Figura 33. Detalle de corte moderno en montículo principal con bolsas de
Huanca (Foto: PIAVH 2004). Shicra (Foto: PIAVH 2004).
130
Figura 34. Ubicación del sitio PV41-23 “La Perlita” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
131
Figura 35. Plano del sitio PV41-23 “La Perlita” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
132
Figura 36. La Perlita (PV41-23). Montículos 1 (izquierda, con auto de escala), 2 (centro, con dos personas de escala) y 3 (derecha, con una persona de escala)
(Foto: PIAVH 2004).
Figura 37. Vista del montículo 1 por su flanco sur. Figura 38 Corte en la cima de montículo 1, con abundantes bolsas de shicra.
(Foto: PIAVH 2004). (Foto: PIAVH 2004).
133
Figura 39. Vista del montículo 5 por su flanco este. Nótese el atrio a la izquierda de la escala humana (Foto: PIAVH 2004).
Figura 40. Vista del corte del montículo 5 en su extremo noreste Figura 41. Detalle del corte, donde se observan muros y rellenos constructivos
(Foto: PIAVH 2004). (Foto: PIAVH 2004).
134
Figura 42. Vista del montículo 6 por su flanco sur (Foto: PIAVH 2004).
Figura 43. Corte de huaqueo en extremo noroeste del montículo 6 Figura 44. Detalle de bolsa de shicra en corte, conteniendo grava y tierra.
(Foto: PIAVH 2004). (Foto: PIAVH 2004).
135
Figura 46. Detalle de textil con técnica del entrelazado (Foto: PIAVH 2004).
Figura 45. Detalle de muro de piedras canteadas en corte del montículo 6. Figura 47. Bolsas de shicra en el relleno constructivo asociadas al muro.
(Foto: PIAVH 2004). (Foto: PIAVH 2004).
136
Figura 48. Vista del montículo 12 por su flanco noroeste, con estructura moderna en superficie (Foto: PIAVH 2004).
Figura 49. Posible shicra en superficie del montículo 12 (Foto: PIAVH 2004).
137
Figura 50. Ubicación del sitio PV41-212 “Bandurria” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
138
Figura 51. Plano del sitio PV41-212 “Bandurria” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
139
Figura 52. Vista del Sector B, correspondiente a la zona monumental del sitio de Bandurria (PV41-212) (Foto: PIAVH 2004).
Figura 53. Sector B, Montículo Central o “piramidal” (Foto: PIAVH 2004). Figura 54. Sector B, Montículo Este (Foto: PIAVH 2004).
140
Figura 55. Sector B, Montículo Central visto por su flanco Sur (Foto: PIAVH 2004).
Figura 56. Sector B, Montículo Norte visto por su flanco oeste (Foto: PIAVH 2004).
141
Figura 57. Sector B, Montículo de la Huanca visto por su flanco sur (Foto: PIAVH 2004).
Figura 58. Sector B, Montículo de la Huanca. Detalle del lito. Figura 59. Sector C, corte en zona de basural muy denso, realizado por las filtraciones de
(Foto: PIAVH 2004). agua en 1974 (Foto: PIAVH 2004).
142
Figura 60. Ubicación del sitio PV41-273 “Las Salinas” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
143
Figura 61. Plano del sitio PV41-273 “Las Salinas” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
144
Figura 62. Las Salinas (PV41-273). Vista general por su flanco sur (Foto: PIAVH 2004).
Figura 63. Sector A, Montículo mayor. Vista por su flanco este (Foto: PIAVH 2004).
Figura 64. Sector B, Montículo menor. Vista desde el oeste (Foto: PIAVH 2004).
145
Figura 65. Ubicación del sitio PV41-338 “Pampa de Las Ánimas A” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
146
Figura 66. Plano del sitio PV41-338 “Pampa de Las Ánimas A” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
147
Figura 67. Sector A, Montículo 1. Vista desde el oeste. Nótese estructura Figura 68. Sector C, Montículo 3 (al medio) y plataforma en la parte
circular (Foto: PIAVH 2004). inferior (Foto: PIAVH 2004).
Figura 69. Pampa de Las Ánimas (PV41-338). Sector E, área residencial. En el fondo se observa Sector D. Vista desde el sureste(Foto: PIAVH 2004).
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Figura 70. Ubicación del sitio PV41-169 “Vilcahuaura” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
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Figura 71. Plano del sitio PV41-169 “Vilcahuaura” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
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Figura 72. Sitio Vilcahuaura (PV41-169), visto desde el este (Foto: PIAVH 2004).
Figura 73. Vilcahuaura, vista de monolito o huanca en el flanco norte del sitio (Foto: PIAVH 2004). Figura 74. Detalle de huanca (Foto: PIAVH 2004).
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Figura 75. Ubicación del sitio PV41-56 “Rontoy Sur” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
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Figura 76. Plano del sitio PV41-56 “Rontoy Sur” (Basado en Nelson y Ruiz 2004).
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Figura 77. Vista general de Rontoy Sur (PV41-56), desde el noroeste (Foto: PIAVH 2004).
Figura 78. Vista del extremo noreste del sitio sobre espolón natural. Figura 79. Muro de piedra canteada con enlucido de barro y fibra vegetal.
(Foto: PIAVH 2004). (Foto: PIAVH 2004).
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