Está en la página 1de 10

Lucha antiterrorista, ¿avances o

retrocesos?
Por cada dólar que Al Qaeda dedicó a planificar y realizar atentados, EE.UU. gastó 7
millones
22 de Julio del 2017 - 08:55 Octavio Salazar

El 16 de julio se cumplieron 25 años del sanguinario atentado perpetrado por SL en la


calle Tarata, en Miraflores. El tiempo transcurrido amerita preguntarnos qué es lo que
hemos aprendido como Estado y sociedad para evitar un “renacimiento” terrorista.

En el ámbito internacional, desde el 2001 hasta marzo de 2016, según Moisés Naim, los
atentados terroristas en el mundo pasaron de menos de dos mil a casi 14 mil, sin que les
demande a los autores de los atentados grandes cantidades de dinero.

Al respecto, el autor subraya, por ejemplo, que Al Qaeda gastó apenas 500 mil dólares
para llevar a cabo los ataques del 11-S, mientras que los costos por pérdidas causadas en
la destrucción de aquel día le costaron al gobierno atacado 3.3 billones de dólares. Es
decir, por cada dólar que Al Qaeda dedicó a planificar y realizar atentados, EE.UU.
gastó 7 millones, la quinta parte de su deuda nacional. En otras palabras, “nunca tan
pocos pudieron hacer tanto daño a tantos a un precio tan bajo”.

¿Qué ha pasado mientras tanto en el Perú? ¿Podemos afirmar que está absolutamente
descartado el resurgimiento de organizaciones terroristas que realicen en el futuro
atentados urbanos y asesinatos como en los últimos decenios del siglo XX? No.

La lucha contra el terrorismo en el Perú tuvo gestas que nos enorgullecen, y que se
manifiestan en el impecable operativo que capturó a la cúpula de SL así como la caída
de los remanentes del MRTA, con el ejemplar rescate militar de los rehenes de la
embajada de Japón; sin embargo, existen peligros que no debemos subestimar.

En primer lugar, los seguidores “no violentistas” de SL, agrupados en organizaciones


como Movadef, Afadevig, Fudepp y ahora “Amanecer”, han desarrollado en estos años
un eficaz trabajo de reclutamiento en diversos sectores de la sociedad, que incluyen ya
actividades públicas.
Incluso Movadef y Fudepp se presentaron, con su vocero Alfredo Crespo, ante el 163
periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (evento que
se dio del 3 al 7 de julio en el edificio de la Superintendencia de Banca y Seguros) para
denunciar “persecución política” y abogar por sus “presos políticos”. Cabe señalar que
este evento fue inaugurado por la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello. Increíble
falta de reflejos.

En cuanto a los terroristas del Vraem, sus acciones político-violentistas en Huanta y La


Mar preocupan. En efecto, los ataques contra policías del 18 de marzo y 31 de mayo de
2017 se realizaron mediante la modalidad de emboscada a vehículos policiales, reglaje,
planificación y distribución de fuerzas, posicionamiento táctico ventajoso (huecos de
zorro), empleo de francotiradores ubicados en zonas altas, utilización de armamento de
largo alcance, capacidad de fuego para asegurar el éxito de su operación y robo de
armamento. Estas acciones les permiten mantener su alianza estratégica con las
organizaciones dedicadas al TID y ganar el apoyo de los cocaleros.

Por lo expuesto, sea en su vertiente “política” o en la violentista “focalizada”, el peligro


que representa el resurgimiento del terrorismo debe ser enfrentado por el Perú con
educación, con legalidad eficaz, con una procuraduría supranacional ágil y, por
supuesto, con política activa (presencia de los partidos democráticos en las
universidades y en diversas organizaciones de la sociedad civil donde estén presentes
estos grupos violentistas).

Perú se fortalece en la lucha contra Sendero


Luminoso
Los terroristas remanentes de Sendero Luminoso se están volcando al narcotráfico para
mantener vigentes sus operaciones, pero el gobierno y las Fuerzas Armadas de Perú los
tienen acorralados en el VRAEM.
WRITER-ID | 3 febrero 2014
Almirante José Aservi Cueto, ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Perú.
"El narcotráfico existe en varias zonas, pero el terrorismo en sí mismo se concentra en la
zona del VRAEM. Nuestro principal objetivo consiste en eliminar a quienes intenten
perpetrar actos terroristas para generar situaciones que les permitan seguir obteniendo
dinero del narcotráfico", manifestó el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas
de Perú, Almirante José Aservi Cueto en una entrevista con Diálogo en Lima, en octubre
de 2013. Cueto se refería particularmente a la agrupación terrorista Sendero Luminoso,
que ha retomado sus actividades en Perú luego de varios años de relativa quietud.
Las tácticas contrainsurgentes de las Fuerzas Armadas peruanas están cambiando para
enfocarse sobre el desarrollo del VRAEM y acercarse a la población.

Aunque esta nueva facción de Sendero Luminoso sufrió un duro golpe con la captura de
su principal cabecilla "Camarada Artemio" en febrero de 2012, muchos otros continúan sus
actividades terroristas. Para contraatacar y desarticularlos, las Fuerzas Armadas libraron
una batalla en la región del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), una
zona dedicada al cultivo de hojas de coca, que constituye la materia prima para la
producción de cocaína, y donde los terroristas peruanos permanecen cercados, según las
autoridades.

"Al vigilar a los terroristas de Sendero Luminoso con el apoyo especial de las Fuerzas
Armadas, las fuerzas de seguridad peruanas tienen como prioridad reducir las zonas
dedicadas al cultivo de coca, particularmente en la región del VRAEM", agregó el Almirante
Cueto.
La táctica parece estar funcionando bien: según un informe de 2012 elaborado por la
Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC), Perú batió un nuevo
récord en la reducción de zonas dedicadas al cultivo de coca. "Alcanzamos nuestro
objetivo de eliminar 22.000 hectáreas de cultivos de coca en 2013", manifestó Carmen
Masías, directora de la Comisión Nacional para una Vida sin Drogas (DEVIDA), una
entidad estatal responsable por conducir políticas peruanas contra el tráfico ilegal de
drogas.

Otra acción del gobierno peruano que aparentemente está buenos resultados es el
programa de recompensas, que tiene como objetivo lograr la captura de terroristas.
Gracias a este programa, sólo en 2013 Perú logró detener a 19 terroristas, entre los cuales
se encontraban alias "Pepe Calderón" y "Felipe", presuntos miembros claves del grupo.
También facilitó la muerte del cuarto jefe de Sendero Luminoso en 2012, conocido como
"Camarada William". Estos reveses asestados contra la facción ubicada en el Valle del Alto
Huallaga hicieron que el presidente peruano Ollanta Humala declarara que Sendero
Luminoso ya estaba "extinto en esa región. Seguiremos nuestra batalla en el área del
VRAEM".

El comienzo

Pero esa "batalla", tal como la denomina el presidente Humala, no se asemeja a la


encabezada por el gobierno peruano en la década de los 80. El "nuevo" Sendero
Luminoso difiere de su versión original, un grupo creado y dirigido por el ideólogo Abimael
Guzmán, quien tomó ventaja de las tres condiciones básicas para la creación de una
insurgencia, según el manual de campo de Operaciones Contraguerrillas del Ejército de
los Estados Unidos: una población vulnerable que espera un cambio, una voz fuerte que
tome el liderazgo y falta de control gubernamental.

En mayo de 1980 surgió la agrupación Sendero Luminoso en la zona rural del país, con el
claro objetivo de tomar el poder del gobierno peruano por la fuerza. Sendero Luminoso
tomó ventaja de las condiciones económicas de poblaciones rurales e indígenas,
carenciadas y vulnerables, para convencerlos de que tomaran las armas y lucharan contra
el gobierno. Con paciencia, los líderes de SL reclutaron a personas que cumplían con esas
características y que se sentían ignoradas por el gobierno, prometiéndoles una vida mejor.

La agrupación inició sus actividades con simples manifestaciones de protesta, como por
ejemplo pintando consignas en sitios de construcción patrocinados por el gobierno. Luego,
incursionó en actos terroristas y, eventualmente, perpetró ataques a gran escala,
incluyendo ataques de bomba, secuestros y extorsión.

Durante dos años, el gobierno peruano ignoró por completo la existencia de Sendero
Luminoso, permitiéndole al grupo sentar bases sólidas, particularmente en el estado de
Ayacucho y sus zonas aledañas. Cuando el gobierno finalmente reaccionó, se vio obligado
a declarar un estado de emergencia en las regiones montañosas del sur y del centro,
donde los soldados se desplegaban para intentar retomar el control.

Durante la siguiente década, Perú se vio dominado por violencia y destrucción, abusos
contra los derechos humanos, corrupción y caos económico. SL desplegó una habilidad
excepcional para evitar los intensos esfuerzos de los soldados a medida que éstos se
extendían hacia nuevas regiones del país. Una vez más, la insurgencia lograba movilizar a
los trabajadores rurales de los Andes, prometiéndoles una vida mejor.

Sendero Luminoso contaba con un liderazgo eficiente: eran disciplinados y habían


desarrollado una red de inteligencia muy efectiva, así como también un sorprendente
sistema de propaganda. Lograron cubrir todo el interior de Perú y establecer redes en
otros países, incluyendo Estados Unidos.
Contrainsurgencia

Mientras tanto, el gobierno ignoraba la creciente insurgencia; suponían que sus miembros
estaban aislados en la región montañosa. Sin embargo, este aislamiento permitió que
Sendero Luminoso se extendiera libremente hacia la región costera, hecho que exigió un
mayor esfuerzo de contrainsurgencia.

En 1983, el gobierno peruano comenzó una campaña de contrainsurgencia focalizada


principalmente en los aspectos militares de operaciones anti-guerrilla, lo cual promovió
varios cambios políticos, económicos y sociales.

Patrullas rurales

A mediados de la década de los 80, el gobierno peruano decidió enviar patrullas de


combate para reunir inteligencia que ayudara en las operaciones destinadas a derrotar al
SL. Con frecuencia, eran los paramilitares o las milicias locales las que realizaban varias
de estas tareas, y junto con la policía; eran los principales responsables por la defensa de
la comunidad. Se enfocaban en la seguridad física de la población y garantizaban las
líneas de comunicación con el gobierno. Perú recurrió a las llamadas Rondas Campesinas
para cumplir con sus objetivos.

Si bien llevó algunos años, la táctica fue exitosa: en 1992 arrestaron a Abimael Guzmán,
quien era el líder e ideólogo que mantenía el grupo unido. Solo después de su arresto, el
gobierno pudo vislumbrar un progreso claro en la lucha contra la insurgencia. En
septiembre de 1993, Sendero Luminoso estaba próximo a la decadencia. A la agrupación
le llevó 12 años alcanzar la cima, pero luego de la captura de Guzmán fue desmantelada
en menos de un año. Durante varios meses, el movimiento se abstuvo de perpetrar otros
ataques importantes y algunos de sus principales líderes fueron arrestados.

"Sin el liderazgo de Guzmán, SL decayó rápidamente. El resto de sus miembros se


replegaron en el Valle del Alto Huallaga, donde comenzaron a brindar protección a
productores de cocaína y narcotraficantes", señaló Russell W. Switzer, Jr. en su tesis
Sendero Luminoso and Peruvian Counterinsurgency, publicada por la Universidad Estatal
de Luisiana en mayo de 2007. Finalmente, una política gubernamental más agresiva para
la lucha contra el narcotráfico logró poner fin al sistema de apoyo financiero en la región.

¿Desaparición de Sendero Luminoso?


Un miembro de las Fuerzas Especiales peruanas entrena en el VRAEM.

Hacia el año 2000, los principales esfuerzos contra Sendero Luminoso tuvieron lugar en
tribunales. Varios líderes de la agrupación recibieron sentencias de al menos 30 años de
prisión. Los soldados continuaron cercando al resto de los miembros de la organización y
lograron concentrarse en el Valle del Alto Huallaga con mucho éxito, en parte debido a un
mayor entrenamiento antiterrorista y al apoyo estadounidense.

La fuerza de Sendero Luminoso pronto se vería reducida a 100-200 militantes, según


datos difundidos por el gobierno peruano en aquellos años. Además, Perú trabajaba en
conjunto con las fuerzas policiales estadounidenses y colaboraba con intercambios de
inteligencia y acceso a bases de datos. Muchos asumieron que Sendero Luminoso había
desaparecido a fines de los 90 y principios del siglo XXI, según un artículo publicado por la
revista británica The Economist, en septiembre de 2012.
No obstante, una facción de guerrilleros continuó propagando sus actividades ilícitas, pero
ahora con un enfoque diferente y desde otro lugar, lejos de la presencia gubernamental. El
grupo optó por no recurrir a las tácticas terroristas que aplicaron a principios de los 80,
según un estudio titulado Maoism in the Andes: Sendero Luminoso and the Contemporary
Guerrilla Movement in Peru, escrito por Lewis Taylor, miembro del Centro de Estudios
Latinoamericanos de la Universidad de Liverpool.

Tal como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Sendero Luminoso
comenzó a utilizar dinero del narcotráfico para sostener sus operaciones, ahora
centralizadas en la región montañosa de difícil acceso que conforma el Valle de los Ríos
Apurimac, Ene y Mantaro –VRAEM.

El siguiente paso de los remanentes de SL en el VRAEM fue establecer conexiones con


narcotraficantes locales y ofrecerles protección durante todo el proceso de cultivo de coca
y extracción de cocaína en la región. "Sendero Luminoso instruye a los agricultores a que
se resistan a los planes del gobierno y les ofrece ayuda para defender sus tierras y
cultivos", explicó el analista de seguridad peruano Jaime Antezana, en una entrevista con
el sitio web Infosurhoy.com en 2012.

Principalmente, el resurgimiento de Sendero Luminoso se debe al resurgimiento de la


producción de cocaína en Perú. "La base de operaciones del grupo se encuentra en las
remotas zonas montañosas donde abundan las plantas de coca, materia prima de la
cocaína. Sus ingresos crecen gracias al impuesto que cobran a cambio de protección
durante el tráfico (...)", expresaron Ryan Dube y John Lyons en un artículo publicado por
The Wall Street Journal en mayo de 2012, ambos dedicados durante años a la redacción
de ensayos de investigación sobre SL.

"En Perú, el resurgimiento de Sendero Luminoso en una zona remota con escaso control
gubernamental también convierte a la organización narcoguerrillera en un actor no estatal
con presencia en otro espacio carente de gobierno o contragobernado. Según la opinión
de forjadores de políticas estadounidenses, los espacios [bajo control de dichos grupos]
son áreas inseguras en las que pueden operar carteles o grupos terroristas capaces de
arriesgar la seguridad de los Estados Unidos", comentó el Dr. Harry E. Vanden, profesor
de Ciencias Políticas y Estudios Latinoamericanos en la Universidad del Sur de Florida,
quien estudió el fenómeno de las maras centroamericanas por más de cinco años.

Visión estratégica

Al mismo tiempo, las fuerzas militares y la Policía Nacional están ejecutando operaciones
conjuntas antidrogas para desarticular el suministro económico del enemigo en la región
del VRAEM. Las fuerzas armadas también proporcionan apoyo a operaciones de
desarrollo nacional e inclusión social, que tienen el objetivo de socavar el apoyo social que
proporcionan los guerrilleros de Sendero Luminoso.

Según el Almirante Cueto, una transformación en las tácticas de las Fuerzas Armadas
peruanas no se genera por un cambio en el modus operandi de SL, sino por un cambio
estratégico y político en el gobierno, que ahora dirige sus esfuerzos hacia el desarrollo del
VRAEM.

Para el Almirante Cueto, la integración entre las fuerzas y un enfoque integrado de


inteligencia constituyen otro aspecto importante para tomar en cuenta. "Al mismo tiempo,
la unión militar policial sufrió un cambio radical, algo que también ocurrió en el sector de
inteligencia: anteriormente trabajábamos con inteligencia de forma separada, mientras que
ahora lo hacemos de forma conjunta y coordinada".
Ganar la batalla

Perú comprende que debe establecer políticas y procedimientos comunes para integrar a
todas las partes vinculadas en un trabajo conjunto hacia la misma meta: construir un frente
común contra las organizaciones criminales transnacionales. Para lograr esto, el país
constantemente intercambia ideas y lecciones aprendidas en reuniones bilaterales con
Brasil, Colombia, Ecuador y los Estados Unidos. "¿Cuál es el objetivo de estas reuniones?
Unirnos para crear un frente de lucha unificado contra el crimen transnacional existente",
manifestó el Almirante Cueto.

Un buen ejemplo incluye la integración con Brasil durante las distintas ediciones de
Operación Ágata para luchar contra el narcotráfico en el Amazonas. El personal militar
peruano trabaja en la misma zona, brazo a brazo con el personal colombiano y
ecuatoriano, sobre un sistema de defensa del Amazonas más regional. Uno de los
objetivos de este esfuerzo conjunto es evitar que las columnas remanentes de Sendero
Luminoso y de las FARC establezcan una presencia allí.

Con el despliegue de unidades militares peruanas en el VRAEM, los terroristas de Sendero


Luminoso están desesperados por hallar zonas alternativas en donde puedan cultivar
coca. "Si bien Sendero Luminoso estaba involucrado con el narcotráfico en el pasado,
ahora constituye su máxima prioridad. Actualmente, los guerrilleros operan con la
eficiencia y letalidad de una organización narcotraficante de élite", declaró Antezana a la
revista de seguridad brasileña Forças Terrestres en marzo de 2012.

Las operaciones que vienen ejecutando las fuerzas militares constituyen el resultado de
todo el esfuerzo destinado a desterrar al terrorismo del territorio peruano definitivamente.
Para apoyar esta medida, el gobierno creó CODEVRAE, una organización de nivel
ministerial dedicada a reunir a todos los sectores que trabajaban independientemente
entre sí, para apoyar el desarrollo en la región del VRAEM de forma unificada.

El Almirante Cueto explicó que es importante concentrar la atención nacional sobre el


VRAEM y hacer de la región una prioridad nacional. Por ejemplo, Cueto manifestó que "si
tenemos un presupuesto designado solo para el VRAEM, nadie podrá utilizar ese dinero
para otra cosa dentro de las fuerzas militares o de la Policía Nacional".

Además, debido al éxito colombiano en su lucha contra los terroristas de las FARC, Perú
está siguiendo los pasos de su vecino. "Nos concentramos en poner en funcionamiento un
tipo de enfoque de Acción Integral [un esfuerzo gubernamental para acercar al gobierno y
los sectores públicos y privados con la sociedad] como el que ellos tienen", señaló el
Almirante Cueto.

Según el Almirante Cueto, la integración de sus unidades de inteligencia también está


dando resultados positivos, y agregó que el gobierno está brindando apoyo logístico para
lograrlo. "El gobierno nos apoya a través de distintos medios, como por ejemplo el
equipamiento que solicitamos para el próximo año: helicópteros, VANT... todo el equipo
tecnológico que nos permitirá superar los desafíos a los cuales nos enfrentamos en esa
área, incluyendo las condiciones meteorológicas".

La tecnología es esencial para que los militares puedan localizar a aquellos terroristas, ya
que han dominado la región por más de 20 años y conocen el área perfectamente. Al
respecto, el Almirante Cueto explicó que las fuerzas militares no pueden seguirlos porque
plantan bombas y minas en sus caminos. "Esperamos con paciencia. Estamos utilizando
nuestra inteligencia para ejecutar operaciones asignadas y en este momento estamos
intentando desarticular toda su red de apoyo logístico; dennos tiempo y ganaremos esta
batalla. Se los garantizo", concluyó.

También podría gustarte