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Lectura 5 - Competencias Territoriales Del Estado PDF
Lectura 5 - Competencias Territoriales Del Estado PDF
Unidad 5
Lectura 5
5.1. Territorio.
Como se estudió en la Unidad 4, el territorio, como elemento o condición de
existencia del Estado, es el ámbito dentro del cual éste ejerce su
competencia de forma general, en cuanto que intenta satisfacer todas las
necesidades de su población; y exclusiva, en tanto excluye la competencia
de cualquier otro Estado o sujeto internacional.
5.1.1. Concepto.
El territorio es la base física o espacial en la que ejerce su autoridad, y por
tanto sus poderes y competencias, un Estado determinado. Comprende no
sólo el territorio terrestre, sino también las aguas que en él se encuentran
(ríos, lagos, etc.) y el subsuelo correspondiente, así como también los
espacios marítimos adyacentes a las costas (aguas interiores y mar
territorial), en los que se incluyen el suelo y subsuelo y el espacio aéreo
suprayacente al territorio terrestre y los espacios marítimos mencionados
(aguas interiores y mar territorial).
Cabe destacar que, aunque es el territorio del Estado el que determina la
base del ejercicio de las competencias territoriales, estas competencias
pueden tener también una base y alcance extraterritorial. De este modo, el
Estado ejerce una competencia exclusiva sobre los buques y aeronaves de su
pabellón cuando están en altamar.
En este sentido, es importante señalar que la soberanía que ejerce el Estado
La mayor competencia sobre su territorio (soberanía territorial) implica el ejercicio de una
del Estado sobre su competencia territorial mayor, que se distingue de las competencias
territorio, se menores, no territoriales o externas, que el Estado ejerce fuera de su
caracteriza por: territorio y en función de títulos específicos.
La competencia mayor, que es la que aquí interesa, se caracteriza por:
La plenitud de su
contenido. La plenitud de su contenido, en cuanto que el Estado es dueño de reglar
y administrar todas las instituciones y actividades humanas por vía de
La exclusividad de su
legislación, reglamentación, jurisdicción o administración, aunque con
ejercicio. las limitaciones impuestas por el Derecho Internacional (tratamiento a
los extranjeros de acuerdo al estándar internacional, respeto por los
5.1.2. Naturaleza.
Se han postulado diversas teorías a los fines de explicar la naturaleza
jurídica del territorio. Barboza (1999) destaca las siguientes:
Accesión
Consiste en el título para extender la competencia a aquellas formaciones
terrestres que hayan acrecido al territorio del propio Estado. Ello puede
producirse por obra de:
La naturaleza, como en los casos de la avulsión (incorporación súbita y
en bloque) y el aluvión (incorporación lenta, generalmente por
acumulación de sedimentos, como en la formación de islas en un delta).
El hombre, como cuando se gana terreno al mar mediante obras de
infraestructura (polders holandeses).
En general se entiende que en estos casos la extensión de la competencia
territorial opera automáticamente, sin que sea necesaria la conformación de
un acto jurídico del Estado, aunque un sector doctrinal considera que aún
en estos casos sería necesario el animus occupandi.
5.1.5. Derivados.
Son aquellos mediante los cuales se adquiere un territorio que ya estaba
sometido a la soberanía de un Estado, y que pasa, en virtud de la
adquisición, a someterse a la soberanía de otro Estado distinto.
Cesión
Puede definirse como la renuncia efectuada por un Estado a favor de otro,
de los derechos y títulos que el primero pudiera tener sobre el territorio en
cuestión. Se han producido cesiones mediante un tratado de paz (cesión de
Alsacia Lorena por Francia a Alemania); como contraprestación por un
servicio recibido (cesión de Saboya y Niza a Francia por la ayuda prestada
para la unidad italiana); como resultado de una compra (Alaska por EEUU
a Rusia); o por permuta (cesión de la isla de Heligoland a Alemania por el
Reino Unido a cambio del reconocimiento del protectorado británico en
Zanzíbar).
Para perfeccionarse como título válido, se requiere el despliegue de las
competencias territoriales sobre el territorio cedido, debiendo producirse la
completa desaparición de todo vínculo político con el Estado cedente.
Conquista
Desde la recepción del principio que prohíbe del uso de la fuerza por el
Derecho Internacional, la conquista deja de ser un medio lícito para
adquirir territorios. Así lo establece expresamente la Resolución 2625 de la
Asamblea General, que consagra que ―el territorio de un Estado no será
objeto de adquisición por otro Estado derivada de la amenaza o del uso de
la fuerza. No se reconocerá como legal ninguna adquisición territorial
derivada de la amenaza o del uso de la fuerza‖.
La doctrina del no reconocimiento de situaciones de hecho o acuerdos
surgidos del uso de la fuerza (doctrina Stimmson) fue recogida aún antes de
la ONU por la Asamblea de la Sociedad de las Naciones en 1932, cuando se
proclamó la obligación de los Estados de no reconocer situaciones ni
tratados contrarios al Pacto. En el ámbito interamericano también han
existido varios pronunciamientos de este tipo, que se reflejaron finalmente
en Carta de la OEA de 1948 (Art. 20).
Prescripción adquisitiva
Se discute si se trata de un modo adquisitivo propio del Derecho
Internacional. El árbitro Huber en su fallo de la Isla de Palmas hizo
predominar el despliegue pacífico de soberanía durante cierto tiempo por
Régimen jurídico:
La Convención reconoce al Estado ribereño derechos exclusivos en sus
aguas interiores marítimas y no contiene ninguna regla que limite su
jurisdicción sobre estas aguas.
Un Estado no puede cerrar sus puertos sino por razones extremas. Los
buques privados extranjeros que naveguen en las aguas interiores deben
someterse a la soberanía territorial del Estado ribereño; en cuanto a los
buques de guerra, su visita debe ser notificada por vía diplomática y
permitida por autoridad competente. Bajo estas condiciones, gozan de
inmunidad y están excluidos de la competencia del Estado ribereño, aunque
deben cumplir las leyes territoriales sobre navegación y las
reglamentaciones de carácter sanitario.
Régimen jurídico:
La soberanía del Estado ribereño sobre su mar territorial es plena, y se
extiende al espacio aéreo, así como al lecho y al subsuelo de ese mar (Art.
2.1 y 2.2). Ello implica importantes competencias legislativas y
jurisdiccionales, entre las que se destacan:
Reglamentar la navegación y la actividad pesquera; dictar leyes para
prevenir, reducir y controlar la contaminación del medioambiente
marino; establecer un control aduanero y sanitario; y sancionar las
infracciones a todas estas reglas (Art. 21).
Ejercer su jurisdicción civil sobre los buques extranjeros, con las
restricciones sugeridas en el Art. 28. Así el Estado ribereño (aún cuando
puede hacerlo) no debería detener ni desviar buques extranjeros que
pasen por el mar territorial para ejercer tal jurisdicción sobre personas
que se encuentren a bordo (Art. 28.1); tampoco podrá tomar contra esos
buques medidas de ejecución ni medidas cautelares en materia civil,
salvo como consecuencia de obligaciones contraídas durante su paso
por las aguas del Estado ribereño o con motivo de ese paso (Art. 28.2).
Ejercer su jurisdicción penal sobre los buques extranjeros con las
restricciones sugeridas en el Art. 27. Así, (aún cuando puede hacerlo) no
debería ejercer esta jurisdicción a bordo de un buque extranjero que
pase por el mar territorial para detener a ninguna persona o realizar
ninguna investigación en relación con un delito cometido a bordo de
dicho buque durante su paso, salvo en los casos siguientes: a) Cuando el
delito tenga consecuencias en el Estado ribereño; b) Cuando el delito
sea de tal naturaleza que pueda perturbar la paz del país o el buen orden
en el mar territorial; c) Cuando el capitán del buque o un agente
diplomático o funcionario consular del Estado del pabellón hayan
solicitado la asistencia de las autoridades locales; o d) Cuando tales
Régimen jurídico:
A los fines de conciliar los intereses de los Estados ribereños y las potencias
marítimas, la Convención recepta la tesis del paso en tránsito para los
estrechos situados entre una parte de alta mar o un ZEE y otra parte de alta
mar o de una ZEE (Art. 37) y lo define como la libertad de navegación y
Régimen jurídico:
La soberanía de un Estado archipelágico se extiende a las aguas encerradas
por las líneas de base archipelágicas, denominadas aguas archipelágicas,
independientemente de su profundidad o de su distancia de la costa. Esa
soberanía se extiende al espacio aéreo situado sobre las aguas
archipelágicas, así como al lecho y subsuelo de esas aguas y a los recursos
contenidos en ellos (Art. 48). La misma Convención prevé sin embargo
ciertas limitaciones al ejercicio de la soberanía por parte del Estado
archipelágico sobre estas aguas, tales como el deber de respetar los
acuerdos existentes con otros Estados y reconocer los derechos de pesca
tradicionales y otras actividades legítimas de los Estados vecinos (Art. 51), o
el derecho de paso inocente de buques terceras banderas a través de sus
aguas (Art. 52). Para la regulación de los deberes de los buques y aeronaves
durante su paso, actividades de investigación y estudio, deberes del Estado
archipelágico y leyes y reglamentos del Estado archipelágico relativos al
paso por las vías marítimas archipelágicas, la Convención remite a las
normas del derecho de paso en tránsito (Art. 55).
Régimen jurídico:
De acuerdo con la Convención, el Estado ribereño ejerce derechos de
soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y
administración de los recursos naturales -vivos y no vivos- de las aguas
suprayacentes al lecho y del lecho y el subsuelo del mar (Art. 56.1.a); y de
jurisdicción, con respecto al establecimiento y la utilización de islas
artificiales, instalaciones y estructuras, la investigación científica marina y
la protección y preservación del medio marino (Art. 56.1.b).
De los derechos soberanos que goza el Estado ribereño sobre la ZEE, se
desprende su facultad para adoptar medidas tendientes a garantizar el
cumplimiento de sus leyes y reglamentos, y que van desde la visita,
inspección y apresamiento hasta la iniciación de procedimientos judiciales
(Art. 73.1). En el mismo artículo se establecen las limitaciones a tal
potestad, en cuanto que se prevé que los buques apresados y sus
tripulaciones deben ser liberados con prontitud (previa constitución de una
fianza o garantía), y que las sanciones establecidas por el Estado ribereño
por violaciones de las leyes y los reglamentos de pesca no podrán incluir
penas privativas de libertad ni ninguna forma de castigo corporal (Art. 73.2
y 3). De igual manera, se estipula la obligación del Estado ribereño de
notificar con prontitud al Estafo del pabellón de las sanciones aplicadas
(Art. 73.4).
Derechos de los terceros Estados:
La Convención reconoce para todos los terceros Estados las libertades de
alta mar (navegación, sobrevuelo, tendido de cables y tuberías submarinos)
en la ZEE, con excepción del derecho de pesca (Art. 58.1).
Con respecto a este último derecho, la Convención establece que es el
Estado ribereño quien determina la captura permisible, promoviendo el
objetivo de la utilización óptima de los recursos vivos y fijando su propia
capacidad de explotación de los mismos (Art. 61.1 y 62.1 y 2). Cuando exista
un excedente por encima de su capacidad de explotación, deberá dar acceso
al mismo a terceros Estados, con prioridad para los Estados sin litoral o con
características geográficas especiales y para los Estados en desarrollo de la
misma región (Art. 62.3). En todos los casos, los Estados deben respetar las
leyes y reglamentos que imponga el Estados ribereño sobre materias tales
como la fijación de cuotas de captura, transmisión de tecnología como
condición para la pesca, pago de licencias y las especies que pueden
capturarse (Art. 62.4).
Se prevé además la situación de los Estados sin litoral (y que por lo tanto,
no pueden reivindicar una ZEE propia), quienes tienen el derecho a
participar sobre una base equitativa de la explotación de los recursos de los
Libertad de navegación
Libertad de tender cables y tuberías submarinos
Libertad de construir islas artificiales, instalaciones,
estructuras
Libertad de pesca
Libertad de sobrevuelo
Libertad de investigación científica
En caso de
incidentes de El poder de policía en alta mar:
navegación que
impliquen El orden jurídico aplicable es el del Estado del pabellón. De este modo, en
responsabilidad caso de abordaje o de cualquier otro incidente de la navegación que
penal ¿Quién implique responsabilidad penal o disciplinaria para el capitán o cualquier
podrá apresar otra persona al servicio del buque, sólo el Estado del pabellón o el Estado
el buque? del cual sean nacionales esas personas tendrán jurisdicción para someterlos
El Ártico
La Antártida
El Ártico:
La Teoría de la Contigüidad –vista al analizar los modos de adquisición del
territorio- que se expresa en el caso a través de los sectores, ha sido
invocada por varios países para fundar su soberanía sobre este espacio. El
casquete polar norte está constituido por una gruesa capa de hielo y ciertos
archipiélagos e islas. Los países que como Rusia, Noruega, Dinamarca,
Canadá y EEUU, tienen un litoral que da al Océano Ártico, tendrían
derecho –según la teoría mencionada- a un sector del territorio, con vértice
en el polo norte y con lados en dos meridianos que lo unen con los puntos
extremos del litoral sobre el Ártico (Barboza, 1999). Si bien la validez de
estas reclamaciones resulta discutible, en la práctica las mismas introducen
cierto orden en materia de soberanía sobre las islas, amén de que
difícilmente pueda pensarse en que otros Estados no contiguos puedan ser
admitidos en la competencia por el dominio de esta región.
La Antártida:
Se trata de un verdadero continente cubierto por los hielos. Varios países
reclaman su soberanía sobre distintos sectores: nuestro país, Australia,
Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y el Reino Unido. En algunos casos
los sectores se superponen parcialmente. Los EEUU no reclamaron sector
alguno pero tampoco reconocen las reclamaciones de los demás países.
Tratados sectoriales
En el marco fijado por el Tratado del Espacio, destacan una serie de
tratados, que configuran el régimen jurídico del espacio. Los más
importantes son:
Complementaria:
HALAJCZUK, Bohdan T. y MOYA DOMÍNGUEZ, María Teresa (1999).
Derecho Internacional Público (3a Ed. Actualizada). Buenos Aires:
Ediar S.A. Sección XII.
www.uesiglo21.edu.ar