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Cuentos

El pingüino y el canguro
Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las
carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y
antipático.La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al
que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras.
Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes
que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos
pensaban que era una broma, pero aún así el vanidoso canguro se
enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Este
no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que
el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de
inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre
con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o
resbalando sobre su barriga...
Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña
era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la
señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro lado". El
pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el
agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia,
mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso,
humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le
esperaba para devolverle las burlas, este había aprendido de su
sufrimiento, y en lugar de devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar.
Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que
más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había conseguido bajarle los
humos al vanidoso canguro.
El árbol mágico
Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo
centro encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol
encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó
con abracadabra,supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y
muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por
favor, arbolito!!", y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo
estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue haciendo magia".
Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del
árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de
juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor
fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias",
son las palabras mágicas

El niño que insultaba demasiado


¡Oh, Gran Mago! ¡Ha ocurrido una tragedia! El pequeño Manu ha robado
el elixir con el hechizo Lanzapalabras.
- ¿Manu? ¡Pero si ese niño es un maleducado que insulta a todo el
mundo! Esto es terrible.. ¡hay que detenerlo antes de que lo beba!
Pero ya era demasiado tarde. Manu recorría la ciudad insultado a todos
solo para ver cómo sus palabras tomaban forma y sus letras se lanzaban
contra quien fuera como fantasmas que, al tocarlos, los atravesaban y
los transformaban en aquello que hubiera dicho Manu. Así, siguiendo el
rastro de tontos, feos, idiotas, gordos y viejos, el mago y sus ayudantes
no tardaron en dar con él.
- ¡Deja de hacer eso, Manu! Estás fastidiando a todo el mundo. Por
favor, bebe este otro elixir para deshacer el hechizo antes de que sea
tarde.
- ¡No quiero! ¡Esto es muy divertido! Y soy el único que puede hacerlo
¡ja, ja, ja, ja! ¡Tontos! ¡Lelos! ¡Calvos! ¡Viejos! - gritó haciendo una
metralleta de insultos.
- Tengo una idea, maestro - digo uno de los ayudantes mientras
escapaban de las palabras de Manu- podríamos dar el elixir a todo el
mundo.
- ¿Estás loco? Eso sería terrible. Si estamos así y solo hay un niño
insultando, ¡imagínate cómo sería si lo hiciera todo el mundo! Tengo que
pensar algo.
En los siete días que el mago tardó en inventar algo, Manu llegó a
convertirse en el dueño de la ciudad, donde todos le servían y obedecían
por miedo. Por suerte, el mago pudo usar su magia para llegar hasta
Manu durante la noche y darle unas gotas de la nueva poción mientras
dormía.
Manu se despertó dispuesto a divertirse a costa de los demás. Pero en
cuanto entró el mayordomo llevando el desayuno, cientos de letras
volaron hacia Manu, formando una ráfaga de palabras de las que solo
distinguió “caprichoso”, “abusón” y “maleducado”. Al contacto con su
piel, las letras se disolvieron, provocándole un escozor terrible.
El niño gritó, amenazó y usó terribles palabras, pero pronto comprendió
que el mayordomo no había visto nada. Ni ninguno de los que surgieron
nuevas ráfagas de letras ácidas dirigidas hacia él. En un solo día aquello
de los hechizos de palabras pasó de ser lo más divertido a ser lo peor
del mundo.
- Será culpa del mago. Mañana iré a verle para que me quite el hechizo.
Pero por más que lloró y pidió perdón, era demasiado tarde para el
antídoto.
- Tendrás que aprender a vivir con tus dos hechizos: lanzapalabras y
recibepensamientos. Bien usados podrían ser útiles…
Manu casi no podía salir a la calle. Se había portado tan mal con todos
que, aunque no se lo dijeran por miedo, en el fondo pensaban cosas
horribles de él y cuando esos pensamientos le tocaban eran como el
fuego. Por eso empezó a estar siempre solo.
Un día, una niña pequeña vio su aspecto triste y sintió lástima. La
pequeña pensó que le gustaría ser amiga de aquel niño y, cuando aquel
pensamiento tocó la piel de Manu, en lugar de dolor le provocó una
sensación muy agradable. Manu tuvo una idea.
- ¿Y si utilizara mi lanzapalabras con buenas palabras? ¿Funcionará al
revés?
Y probó a decirle a la niña lo guapa y lo lista que era.
Efectivamente, sus palabras volaron hacia la niña para mejorar su
aspecto de forma increíble. La niña no dijo nada, pero sus agradecidos
pensamientos provocaron en Manu la mejor de las sensaciones.
Emocionado, Manu recorrió las calles usando su don para ayudar y
mejorar a las personas que encontraba. Así consiguió ir cambiando lo
que pensaban de él, y pronto se dio cuenta de que desde el principio
podría haberlo hecho así y que, si hubiera sido amable y respetuoso,
todos habrían salido ganando.
Tiempo después, las pociones perdieron su efecto, pero Manu ya no
cambió su forma de ser, pues era mucho mejor sentir el cariño y la
amistad de todos que intentar sentirse mejor que los demás a través de
insultos y desprecios.

Adivinanzas:

¿Qué animal tiene las cinco vocales?

R// El murciélago

Al final de los brazos están las manos, al final de los dedos nosotras
estamos
R// Las uñas
Mar te digo y no me entiendes mar te repito y no me comprendes. ¿Qué
será?

R// El planeta Marte

Cartas van, cartas vienen: vienen del mar y no se detienen.

R// Las nubes

Poemas
Los Ratones
Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.

Salió un ratón barbicano,


colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:

¿Quién de todos ha de ser


el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?
EL Dentista de La selva:

Por la mañana
El dentista de la selva
Trabajó intensamente
Con un feroche cliente.
Era el rey de la jungla,
Era un león imponente,
Con colmillos careados
Y que le faltaba un diente.

Por la tarde
Y dijo el doctor dentista
A su enfermera reciente:
-pon el cartel en la choza,
no recibo más pacientes,
ha venido un cocodrilo
que tiene más de cien dientes.

Alegría

eres mi alegría, mi inspiración, la canción más hermosa que


sale de mi corazón.

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