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Garofalo Criminologia PDF
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CRIMINOLOGíA
PRBctQ EN ll.USnCA ~BSETAS
Binet. -El fetichismo en el amor.-Traducción de Anselmo Gon-
zález. Madrid, 1004. (Tamaño H:I X 12). S pe~etas.
BUllge.-La ed$wacíón.-Tercera edición, dividldll en tres par-
tes. (TamafiO 19 X 12).
Eivol11ci6n de la, educaci6n,2,50 pesetas.
- La educación cQnto1l'lpnrdmea, 4 pesetas.
_ EchlCac'ión de 108 degenerados. Teoría de la educación, 2.50
pesetas.
tosel1tilli.- La sociología glmética.-Ensayo sobrc el pensa-
miento y la vida social prehistóricos.-Traducción de An-
tonio Ferrer Robert. Madrid, 1911. (Tamaño 19 X 12).
2,50 pesetas.
C.oulanges.-La (Jiu,dad a7lttgu~.-Estudio sobre el culto, el de-
recho, las instituciones de Grecia y Roma.-Traducción
de M. CigQS A.paricio.-Madrid, 1908. (Tamaño 19 X 12).
4 pesetas.
C.ullerre.-Las fronteras de la locura.-Versión española de An-
tonio Atienza y Medrana. (Tamaño 19 X 12). 3,50 )?osetas.
Feré.-Degenemción y ()rin~lllalida(l.-Traducci6n
de A.nselmo
González. Madrid, 1903. (Tamailo 19 X 12). 2,50 posetas.
mosso.-El migdo.-Traducción de J. Madrid Moreno, con un
prólogo de Rafael Salillas. Madrid, 1892. (Tamaño 19 X 12),
Oon grabados, 1-pesetas.
Nordau,-Degeneración.-Traducción de Nicolás Salmerón y
Gal'cía. Con un epílogo del autor. Madrid,1902. (Tamaño
23 X 15). Dos tomos, 12 pesetas.
Ribot.-.Ensayo 807.Jr(! las pa8iolle8.~Versión espm101a de Do-
mingo Vaca. Madrid, 1907. (Tamai1o, 19 X 12). 2,50 pesetas.
-- Lu. 'herencia psico1ógica.-Traducción espaiiola de Rioar-
do Rubio. Madrid, 1900. (Tamafio 23 X 15). 7 pesetas.
- . Psicología ae los sentimientos.-Traducción de Ricardo
Rubio. Madrid, 1900. (Tamaño 23 X 15). 8 pesetas.
Thomas.-Edueaci61l de lós BEmtimiento8.--'l'l'aducción de Ricar-
do Rubio. Madrid, 1900. (Tamaño 19 X 12). 2,50 pesetas.
BIBLIOTECA CIENTIFICO-FILOSÓPICA
la erjminofogla
Estudio sobre la naturaleza del orimen yteoría de la penalidad
R. G.A.RÓF ALO
Agl'egado 110 la Universidad de Nápo/es
PEDRO BORRAJO
MADRID
DANIEL JORRO, EDITOR
23, OALLE DE LA PAZ, 23
-
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J JI?O
~3?~("
ES PROPIEDAD
CAPíTULO PHIMEHO
EL DBLITO NATUHAL
Ir
nuestl'v.. raza, y aún elo otras raza::;, 110 muy distinta::; ele
Iv.. ll11eott'n, que hayan llegadu á un grado no muy distan-
te de ci\"ilizaoiún.
1)Ul' este modio, y aún l'enuuc.iando Ú la idea ele la
unirol'saliclall absoluta de ID.. moral) podremos determi-
lUU' la identidad de D.Igunu8 instintos morales, en una
vasta región del reino humano.
IIT
(1) Armnburo, L¡;¡ Nueva ciencia parlal, pág. 101. Madrid, 1887.
teoría del Ol'imelL ,<Dedudl', dice, que lll,) jlll~dca ell~l'll .
),drarse sentimientos fijos pOt' el proceso evoluti\'ü, eH
},suponer que no existen cOllrlictr.Jltes jijas jJflI'({, el biell6stu
},socía,l. Sin embargo, si hs formas temporales de cond IlC-
l)tu, exigidas por las necosidades sociales, produ.ccn trk<u;
»temporales de lo justo y de le injusto, con excitaci6n do
lllos sentimientos corre!-?>ponclientes, 8e puede inferir do
})~sto con claridad, que bs formas permanentes elo GOIl-
),duda, exigidas por ]<.1,8 necesidades Bodales, pl'oducil'án
lliden.s pel'mn.nentes de lo justo y do lo injusto, con lag ex-
),citaciones elel sentimiento correspondiente, y así discu-
),tír el génesis de estos sentimientos es poner en clud~\ In.
),existencia de estas formas. Ahora bien, nadie negará que
)¡hay formas permanentes de conducta, ú poco que ootn-
)pare los códigos de todas las raZ0.9) que han traspasa,(10
«el período de la vida puramente de rapirn. La mutabili-
),dad de sentimientos, que hemos scñ,:duclo mús arriba,
Iles tan sólo el acompañamiento incvito.ble (.le la, tr:J.l1.:;i-
»ción que nos lleva desde el tipo origirml do la socie,dad,
¡,adoptado por la actividad destl'uctora, al tipo oivilízrtLlo
),de la sociedad, adopto.do por ltl.. actividad pacífIoa). I~s
tas últimas palabras del más grande filósofo contempo-
ráneo nos servirán para contestar á la objeción ele
Aramburo y paro. contestar á la vez á esta otra: «(¿cómo
»se puede deoir que el sentimiento de piedad es im;:¡tinti-
}}vo en la hllnmnidad, olvidando lo que habéis cUcho poco
)t1"ntes del parricidio autorizado en oiertos oasos por las
llcostumbres de muchos pueblos antiguos, del latrocinio,
"de la piratería, del saqueo de 108 buques náufragos, dnl
llcual se enouentran huellas en uno. épooa más reciente,
)Ien nuestra misma raza europea, cuando ya no era sal-
lJva,je; de la venta de los niños tolorada en Ohina, de la
»esclavitud que apenas ha desapareoido en América, en
),fin, ele los horribles suplicios ele la Edad Media y de las
), innumerables orueldadcs ele los cristianos contra los he-
Jlrejes y árabes y de los espafioles contra loa indí~enas de
EL pELITo NA'rUI{AL .,-
-,
" América'? ¿,Cómo explicar que la leyenda refier::\ I$iu e!:l-
»tt'emecer;~e y sin manchar el carácter caJ.)Ullcrcsco ele su
"ht'r()c In, historia del festín ele antropófagos de Hical'rlo
¡'('uraz.\n de León dlll'ilntc la cruzada'!" (1).
?\o hay, sin cllllx"\'rgo, eontl'adicciún alguna y la ex-
plicación nu He hal'ú ('K peral' .
1remos dieho {j, qué ()b.ict,J~ 80 extiende 01 sentimiento
do pkdad, qlW es Ú nucstl'l)~ SClllC'jnnto8; hemos dicho
tambilm que se COmiCI17.H pO!' cOlll:'iderat' seme.iantes ú los
hnm!¡I'ef;; ele la llliH!I1~t !.r'ibu, lue¡:!'o á 10:-: elel mismo pue-
blo, 111;).;'; t:U'do Ú, t'ldos Ir),.: que <.\stal>:::w 1..1l1id08 pol' una
fe, una lpllg'u¡:¡" un ()I'igen c.omúl1, y Hubmonte en nUl'f;-
troK tiempos ú todu~ lus hombros, ('uallfLüet'''' que sen In,
raza {¡ la religiúll á que pcrtenezcnn. La pi~dad existía,
Pel'() lll) ern, <:osmopolito.., (',omo n\) lo Oi'l u,nn, dígasc lo
quo :-;0 quiera; prueba de ello e~, 01 trato cruel que bs
nací( 1008 ele EUl'opa) imponen ::tÚIl huy mismo ú los DC-
robel'üs, Ú 10:'; indo-ehinos, respecto tÍ, IOk:! cuales no rigen
las le~·e~ humanít,u'iuR de In. gucl'rn. moderna (2).
E~to explico. quo en uno.. époott monos cí vilizada, los
indígenao de Amúl'Íca no fuosen cOl1siclCl'adoR como
hombres por log esp:1.flolcs.: que algunos siglos antes los
morl)8, 10i::l sarracenus, todos los que no eran cristianos,
108 hereje8, los albigenses, no merederan más piedad
que perros raoioRos. No eran semejante.,· do los católicos;
se dift~rencinban tunto úomo 01 ejército de t3atanás, de el
del Arcángel Miguel, or;¡,n enemigos de Cristo, y sü raza
dobía cstir'parso: no carecían nueSCi'OS antepasados del
. (1) Bagehot, Lois 8cientif&ques (l'u dCf~il des nations. Liv. III, PR~
na, 1892.
¡';L lJELl1'O NATUR.\L
(1) VaCClll'O, obra citada, pág. 175. Él mismo' sin embargo po-
,a • "
cas pagmas antes (la 149), define el hee,ho criminal: '\.llla manif<,s-
tación especinl de falta de adaptación que el pode¡' oonstituído
considera peligrosa para los interMm! de BUS l'eprt.~senta(los, am-
EL DELITO NATURAL 47
puede ac.lmitit' nim!'lma libertad de elección en el cuerpo
:-:ucial; la investig'aeión elel delito natural, es decir, de
algo que sea independiente de las leyes positivas, tieno
mucho de absurdo, porque de la misma manera que la
explosión de un cañón obodece á leyes de física, de quí-
mi0a y de mecánica, el poder cünstituído, al prohibir ó no
tal (¡ cual hcch(l) obedece á leyes naturales de la socie-
dad; por consiguiente, toda acdón prohibida por el poder
~'on8tituído con la sanción do una pena, es un delito na-
tural; mej 01' dicho, el único delito natural que existe es
jJ1'ecisn..mente el quo 1n.s leyes consideran como tal.
En esta. pal'te, me parece evidente que mi censor
cambia la Bigniflüación de las palabras. Sin duda que
para el positivistt't. toda violctción ele la leyes un hecho'
(1) Ad. Fl'8.llk, Philo8ophie du ~¡roit penal, P~i' 96. Paria, 1880.
DEL DELITO SEI;(i"" LOS .JURI;;l'ONSUL'l'oS ~)~l
JI
JII
OAPiTULO PRIMERO
II
III
(1) Caro, Essaw (le p/lyohol. soc., Re'/Juc. de De'Ucc J!10f!r)(J$¡ 115
Abril 1883.
LA A~O¡\IALÍA DEL DELINCUENTE 101
la quinta genel'acir'm; la. oiencia moderna justifica esla
limitación, puesto que nos enseña que un carácter mo-
ral muy marcado, tanto en el bien como en. el mal, no
persiste en una fnmiliil mó's allá ele la quinta generación,
y esto es le) que puede explícae en parte la decadencia
de las aristooracias (1).
La naturaleza congénita y la heeedítari:.1 de las incli-
nacionGs oeilllinalcs. probn.da yn, no nos dejaró' extl'afll1t'
las enormes cifras ele reincidentes que la esouela correc-
cionalista Mribuía con oandidcz al estado de las prisiu-
nes y á la mala organización del sistema pcnitenciar'io.
Hoy se tiene ya la expül'iencia de que la perfección ele
este sistema hu. sido casi indiferente en la proporción do
la reincidencia; en muchos géneros de delitos la reinci-
dencia es Ja regla. general. Las estadístioas oficiales no
pueden darnos toda la verdad porque los delincuentes
de profesión aprenden con más facilidad á burlar la jus-
ticia; porque, con freouencia, ooultan su nombre, y pOl'-
que, por último, los Códigos limitan la reincidencia. á
casos partioulares; ul1n.s veces á la reincidencia especial;
otras <i la reinoidencia dospué1:l de una cond0na superior
á un año de pl'isión, á una condena oriminal, etc. A pe-
sar de esto, la reincidencia legal llega al 52 por 100 en
Franoia, al 49 por tOO en Bélgica, al 45 por 100 en Aus.
tria; los mismos individuos, ha dioho un autor, son siem-
pre los autores de los mismos delitos.
IV
(1) Drago, Los hombres de presa, pág. 75. Buenos Aires, 1888,
dice que esta observación mía es msls deslumbradora que cier"
ta, y replioa para mantenerse en mi mismo terreno ,pág. 76), quO
un habitante de la Tierra del Fuego consideraría como sano al
llombl'o civilizado atacado de afasia, que nO pudiese articular
-distintarnente las palabras de su lengua, porque el lenguaje de
aquellos salvajes se compone de sonidos casi inartic,dados. Ro'
do
'plico, que si ¿llenguaje de los habitantes la Tierra del Fuego
·es tal, no está probado que aquellos habitantes sean absoluta-
mente incapaces de aprender á articular 'palabras de otra len-
gua, lo cual sería imposible á un europeo atacado de afasia.
LA Al'IOI\IALíA DEL DELINCUENTE 111
VI
(1) Sergi usa de eata palabra para distinguir 106 que atentan
contra el pudor, con actos brutales y feroces como, por ejemplO,
los estupradores ((legcnerazioni umaucl; el In~~,fpsor Van Hamal,
llama enérgicos á los que yo llamo violentos. Véanse sus discur-
sos en los'ClJngresos de Purís, 1889.
LA ANOMALÍA DEL DELINCUENTE 1213
grado inferior de civilización ó de sensibilidad los mó-
viles de heches sanguinarios para Yengar ofensas quizá
ligeras. Af:ií sucede que en algunas cümarcas del Medio-
día de Europa los testigos, aun lus de un pleito civil,
arriesgan su villa, y un tiro espera con frecuencia al
que ha sustitu[do á un arrendatario por haber propues-
to al dueño condiciones más vcntajoi-'as. Se sabe ouánta
influencia han tenido en la criminalidad la lwchicería, los
sortilegios, el mal de ojo, ciertas ideas de clase ó de
casta social, ciertos rel1namicntos del pundonor, ciertas
creencias supersticiosas. En el Mediodía de Italia se
cree que el contacto sexual con una juven produce la
curo.oión de ciertas enfllrmed.tdes, y €!:'to ('s frecuente
móvil de atentados oontr'a el PUdOl': en el pueblo bajú de
Nápoles existe lt\ creencia urraigada de que 11)8 religio-
sos tienen el don de prufecía y que pueden adivinar el
númel'O que ha de salir prc:niaúu en la próxima extl'ac-
ción de lutería, y han Bido encerradus y á veces h;¡gta
torturarlos par'a obligal'les á hucer esta. revelación, y uno
(fl'ate Ambrogio) murió á conseouenoia de los tormentos
que le hicieron padecer.
, Franoia padeció la epidemia del vitriolo, al cual acu-
(han lus mujeres abandonada!:! por sus r.mantcs, con el
objdo de dejarlos deformes. En El"cocia se sirvieron del
vitriulo al principio de este siglo los obreros para ven-
garse de sus patrones, espec\almt'nte ~n Glasgow, y f~é
~ccesario publicar una ley del Parlamento que impoma
a aquel delito la pena de muerte. Desue aqud día no se
ropitieron los oasos en GI,1sgow ; 1).
Se sabe que en Nápo]es se oonsidera comO una gra-
ve ofensa que la novia dl'~pida á su enamorado, ! que
entre los camorristas Fle considera también ofensIvo el
rechazat' una deolaración, aun ouarH;lo la joven objeto de
-
abrumar á 108 hombres de corazón ... La mJ.la costum-
(1) Aun hoy el primer regalo que haoe una joven á su novio
en ~lguna8 comarcas del Laoio, es un cuchillo, regalo ti que el
llO~l() corresponde con Qtro. ¡Véase el discurso de apertura del
Trlbun&l de Roma en 1884 pronunciado por el Pr00urador ge..
nel'al Conde 8arra), Una c~stumbre eemejante existo en la Oam-
pania.
126 CRIMI"OLOGÍA
(1) Adstide Gabelli, Roma, crl i Romani, págs. 82, 38, 34 Y 4~,
RC}ma, 1881. Esta lt'ty se espera todavía, en cnmbio el nuevO Co'
-digo peual ha disminuído n()tablemonte las penas por el USO de
dertas armas, aun tratándoso de persoDus sospechosas.
LA ANOMALíA Dli:L DELINOUENTE 127
pué~ de habel' bebido unos V<1~OS de vino, otros que es~
tán en la 0.1 le y q te ni silluiera 108 oonooen de vista,
haoen algunn.!'3 señJ.les do buda á los cantoros, lo cval
bastó pa.ra que d0-; de é:::ltos pusieran mano á los cuohi-
llos y t'esultase un homioidio)),
,<lIay quien pide el pago de 50 céntimos á un deudor
que no se e'lcucmtra dispuoóto á satisfacerlo; el acreedor
se toma b. .iu~ticia pul' sn m:.1IlO sepultándole un cuchillo
on el pooho» .
«Se encuentran en la misma. calle dos vehículos cuyos
conduotores no se conocen; oada uno de elloR pl'eteflde
que el otro se detenga para tener más libre el p'l,SO; se
produoe una breve disputa, vienen á las manos y el uno
mata al otro sin s:.1ber siquiera, quién es».
«Otra vez son dos carru'1jes que ohocan; el choque
no produce, por fOl'tuna, daño alguno, pero uno de los
que caminaban en un carruaje se cree en el oas< I do cas-
tigar tan grave falta y lo ha~e matando á un pobre hom-
bre que estaba pacífioamente sentado en el otro y que
ni siquiera tenta la culpa de gui<.wlo1) .
a:Se han cometido durante el arlO 119 gravísimo s de-
litos de sangre; si os refiriese los detalles de caela uno,
veríais que las oausas fueron siempre muy leves, lile he-
'~10.S son poco más ó menos parecidos á Jus que acabo de
llldlcar, Ocurrió siempre que de una pequefta chil::lpa se
Pl'Odujo un incendio 'Y, como he dicho, el mismo culpa-
ble parece haber herido ó matado sabielldo que obraba
mal, pero no pensando en el fondo que aquel mal fue-
'Se tan gl'ave é imperdonable».
«Si quisiera añadir más pruebas para cOnfil'm~I' mis
a~e.vera()iones, podría recordar algunos cai:iOS de humi-
'CldlO involuntariO» .
," )yn pobre hombro que cavaba en su posesión, mu-
l~ú. a. cOnsecuencia de una perdigonada. que un cazador
alrlgla. contra un pá.jaro ll •
«Otro l'ecibió una pUfialada que le dirigió en broma
128 CRIMINOLOGíA
.(1) A. Espina~l_ Des s~cietes animales, Ch. 5, pág. 281. París, 1877.
(2) La eduoaolOll melor entendida no puede crear faoultades,
s610 puede oultivar las que existen al menos en germen. Despi-
no, De la folie eto., edioión oitada. Véase también Ferri Socialismo
é c1'iminalitd, 'Pág. 114. Turín, 1883. '
(8) Ribot, B.fYrccUlé psychiquc, pág. 351. Parí::;, 1882.
INFLUENOIA DE LA EDUCACIÓN E:-l LOS CRIl\IINAI..ES 157
Ir
Ir
lNPLUENCIAS EGO:;-;Ó:\lICAS
La desigualdad económlea.
(1) A. Franek, Ph~706ophie dtl d'roit peru;¡l, pá~. 147, Paría, 1880·
(2) Tolstoi, dQuO !'aire? París, 1$6 7.
1
lNFLUB~CL\S geON6:\IlOM5 17H
E8 indudable que existe 14 pobreza absoluta) p~ro
Jomo su ü~\1Ba es casi siemprB la falta de valor y de ao-
tiviclacl en la lucho. por la vida, va siempre acompa..flo,da
:le ulla c!'fpecie ele apatíiJ., que tl\n sólo pide los medios
para cunSCl'vnr la existencia animal: l) . t)u consecuencio..
m;Hnal'in es I~1> mendicitlad) no el crimen, porque éste exi-
~'c siumpl'e un esfuel'zo de qlle son inoo..paces las personas
::\qotn,clu.s por los sufrimientos. Los mendigos son do~'e
nerallus de lino. oi:lpecic distinta ele la ele los cl'iminules.
La inllWlll-ia lllC\yoria de 1;,,, clase tralJajadora no se
Bncucntru Gn tal esto..do do indigencia, ni la mot'tifica el
ilb'ui,ión del Iw,lllbl'c, sino el de la envídia producida por
la Yi8tn de las l'iquCZt\8 ajenas, (Iue hace parecer aún más
dolorosa la pourezt\ propia.
Pero no es t¡:m sólo el proletario quien prueba ese
sentimiento; las ncccsiclndcf:! esl:ó,n en l'elaüÍón C(JO los
cleBeos. y éstos eün la oondición especial del inclivichlO:
el que tl'ulmju. por salario $e cree pobre en relución con
su putl'ono, el p<.\queiío propietario en relaci6n al gran
propietario, el empleado si se oompara con el jefe de BU
oficinu, 6. mediLta que so asoiemle en los grados de 10,
escala 8ocial, el esplendor de la t'iquezu. del que acnpa
un puesto superior á atr"o, hD..C8 ouscurecer la de este úl-
timo. El <(ue tiene un millón de oapita.l, envIdia, al que
tiene un millón de renta, y puede sentir una envidia pa-
!'ecida á la. que se apodera del oultivador, en l'elación
con él aparcero.
De aquí, que así 00010 esta avarioia puede impulsar
0.1 labrador á robar leña, puede irnpulsal' al aparoero á
engañal> á su propietario, al tenedor de libros á falsificar
sus asientos, al comerciante riao á lmaer una quiebra
fraudulenta,. y aUn al propietario á fa.lsificar el testamen~
to de un millonal'io.
--(l) Eug. BcretJ De la miSB1'e d~s olaSlies la.oonri0U86J. Bruse-
11;\13,1812.
174 CRlMINOLOGíA
plo, roba movido por la. envidia á uno de sus conciudadanos al-
g~no de esos objetos de uso personal y ootidiano que son de pro-
pledad privada, al que oonsiderando molesto andar algunos kiló-
llnatral) para }Uegar al almacén de la comunidad, p~'eftere tomar
aS""ro
J!
..
Y1Slones quo uno de BUB vecinos se ha procurado ya y de
otros de la misma índole. '
E. Ferri, SocialiSmo y triminaUclacl, pág. 73. Turín~Bocca, 1883.
176 CRH>llNOLOG fA
'-
cuencia correcoional.
(1) Hay además otra citl,'a relnti.vl\ á los ftC\laadQs ouyo estado
perol ¡:ro4)l¡1nd,.o ,(j.jyidh'se oste luhnerQ en
Q\l fOl'tulu>. so ignora,
pal'te~ iguales entro la$ uUf!, .~t@I!J~¡UJ ll.fl pJ,'e~cll1dido d@ ello
E$tndlGLlca citada, C1,ladl'o 7/'
184: CRnUNOLOGÍA
(1) :ml consumo del vino ha doblado desde 1829 á 1869; el del
1l1IJohol ha asoendido al triple desdo 1829 á 1872.
(2) Ferd , Estadtstiefi de Ja crimifl«'f,idud 00 Franoia, páginas
39 y 40.
130 CRIMINOLOGÍA
IT
(1.) Poletti, n sentttn6'nto nella scien"a (lel (Ji'l'i#o, oap. ~m, üd:i~
nc,1882.
INFLUENCIAS ECON6l\IICAS 199
sas, se observa que todo el raoiocinio de Poletti desoan-
sa en una base inexacta, á saber; que á cada número
determinado de aociones honradas, debe corresponder
un número proporcional de delitos y que esta proporción
es constante excepto en los momentos de transforma-
oiones ú de crisis €'ociales. Él mismo ha enunciado esta
ley diciendo: «(mando una so~iedad se mantiene en oon-
diciones iguales é inaltet'ables, se mantendrá sin altera-
ción la proporción de los hechos criminales ... »
La l'elación de la oriminalidad es proporoional en
todo caso á la suma de las autividades sociales.
Pero ¿qué proporoionalidad es esta? ¿Es la de Ingla-
terra, que tiene un movimiento económioo muoho mayor
que Italia, y una criminalidad mucho inferior? ¿Es la de
Prancia, de la que puede deoirse 10 mismo, aun ouando
en menor grado, ó es la de cualquier otro país de Euro-
pa? ¿Es acaso esta proporoionalidad distinta en cada na-
ción por las diversas oondioiones sooiales propias de
oada una'? Entonoes será imposible estableoer oompara-
oiones entre naoión y naoión, y no habría medio de pro-
bar la. verdad y la constancia de la ley descubierta por
Poletti.
Por otra parte, es imposible comparar el 'Mlor social
de un crimen ó delito, oon el de un hecho mM'al eoonó-
mico.
Si pudiese demostrarse que un comercio determina-
do es origen de un delito especial, sería posible aplioar
la ley de Poletti. Un determinado comervio sería una
causa ocasional de la oriminalidad,. y aumentadas las
causas aumentarían neoesariamente los efeotos; si á pe~
sal' de eoto, los heohos criminales crecen más lentamen-
te que el hecho económico que les da origen, de tal ma-
nera que su oifra proporcional sea menor, puede decirse
que disminuye proporcio'nalmente.
. Este oaso puede tener lugar en algunos delitos de
1Oc101e puramente oomercial, como las quiebras; pero
CR!~lNOLO('ÍA
-
contrario de lo quo dicta esta sabia máxima de gobierno,
celos'? Pues qué, ¿no serán o,ún mús tcrl'iblcs los del es-
POS() arro.iado do su cuso., y privo.<1o de fanüIi~\?
Por otra parte, osas medidas ¿producirían indefecti-
blemente el resultado que ele ellas so espera) si so tiene
en cuenta la l'üsistenci:1 invencible de lD.. costumlJro inye-
tel'uda'?
LombroiOo y otros escritores, parLt combatir el alcoho-
lismo) han acudido al fisco proponiendo impuestos muy
elm"ados sobro ID..s lJebidus alcohólicas; pero Francia
y Holanda !lO!:) bcm dado In, prueba de la ineílcacia de
estas medidas. En el primero de estos países, como lo
h<loO nutar el mislllo FelTi, se han duplicado los irnpues-
tos subre lus alcoholes ele una vez, por 18s leyes de 18il
y 18,2 y, sin embargo, so hu, visto ::tumentar diariamente
el consumo elo Jas bebidas a1coh61icas, por lo que el au-
tor tel'lllÍna manifestando su esperanza de que, como 11a
sucedido con la cmlJl'iagllez en las clases sup~I'iores, la
terrible llaga del alcoholismo, que no puede curarse de
repente, so in\ haciendo monos f1'0Cuente en las clases
bajas, merced t\ lf)s progl'CBOS de In, civilización.
El mecHo de evitar discretamente el mal que produce
sería cerrar y prohibir en absoluto los despachos dc be-
. bidas espirituosas, como ya propuso Despine, pero es in-
útil oSIJerul' que se realice en Europa sernejanto refor-
ma (1). Sería más fácil emplear una medida menos radi-
cal, como la restricción gradual de los despachos, canti-
nas y tv..bernas, para llegar en un tiempo determinado á
un número fijo de patentes como máximum en cada
Ayuntamiento.
--
gradualmente el número de despachos e:<[istentes (/1:).
II
--
lnuerte para la criminalidad grave, ha tenido un efecto
I
cunstanoia uu ali fi I~ [t.
tiva ..•.•......... · ... 1 169 ;205, entre 878,Gu1 r e
ellos 0111' ellos 18
I (;0parriri- pl1rrioi-
,
dil)$. dios.
Hurtos ó robos con hO-1
lr.icidlo ............. '1 ij
40 44
Homlcidi,QS simples .... , 669 inclu- 686 1.061
I yendo los
inV'olunta-
1I r-."
i rios.
_'.. _. _.' , ... ~
EstEl,s cifras son bastante elocuentes y contll'rnun la
primel'a afirmación de BeItrani Scalia, La 'segunda, rela-
tiva á la ma,yor' sevcrido.d de la represión, se demuestra
COI1 saber que los condenados á muerte en 1833 fueron.
95, y qUE\ en 1880 por un número c:.1.si igual de homici-
dios cualificados, sólo ascendió ti. 49 Y no se ejecutó ni
una sola.
Baste esta rápida ojeada á una épooa l'elativmnente
remota para demostrar que en aquel tiemlJO, eón una
plebe rr..ás grosera, lUenOS civilizada y más ignorante, la
raza de los delínouente~ era menos audaz y numerosa,
Hablemos ahora de Italia en generul; del libro de
Beltrani Saal1a tomo el sigu\ente cua.dro compal'uti VD
entre los años 1863 y 1869:
238 CRIlVIlNOLOGÍA
I~ 1863
.~~~ h~;J
, ~arn.cl~l?S ............................. . 12 ~2 34
! U xoncldlo5 ............................. . 15 BIS
11
I n f an t'tel'd'lOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 52 51
I Fratricidios ........................... , . '.' 18 go
! Otros homicidios cualHlcado¡;: ... , .......• 285 413
... l._ _ _
450
j CONDENA.DOS
I
, I
Flri ¡,AR CA-'
EN LAs ('A~A~
) AÑOS
EN LA.~ (' .ÚtCELlOR
DE )tttCLt;~lÚ~ R..I.fi 1>1;
t't:Fl'OlllA
I
; E¡; LO~ , .
!
¡
rRI~~IDI/'l~
Varo- IIom-,
I
Varal,es Hembras Vú¡'onfls Rem\¡ra.
I n!.'$ brns
i
1- --¡
I
i I
1 1862 . » » 9.800 5.393 g.g 552 881
1863. 10.424 778 0.300 7.116 H8 858 aOI
: 1864. 10.738 604 9.823 7.110 545 486 44 1
. 1865. 12.456 660 9.823 7.1GS 55·1 449 50i
~ 1866. 14.821 806 11.694 7.040 588 477 54!
\ 1867. 14.217 840 11.8a5 7.21(3 491 639 64,
¡ 1868. 12.830 841 12.874 9.007 563 660 59:
1
1869 .
13.909 917 1:3.401 9.168 589 aMI 65:
I 1870.18.688 827 13.910 9.9a3 590 6Ml 62!
11871. 15.794 966 15.809 1.0.146 664 715 . 751
i 1872.14.680 1.075 15.813 11.067 767 821 75 1
i 1873.15.002 1.085 1/'í.859 11.190 \ 833 801 75'
i 1874.15.890 1.326 16.124 11.974 812 906 501
I 1875.17.176 1.205 16.698 12.135 1.019 751 116 1
: 1876.13.807(1) 'il37(1) 17.197 12.4,'16 1.059 723 109
.1877. 16.217 1.151 17.320 12.749 1.O~1 946 120
11878. 12.808(2) 1.010(2) 17.260(2) 11.805(2) 998(2) 940 107
1879. 15.574 1.219 17.576 12.324 1.087 947 73
1880. 18.918{S) 1.435(B) 17.716 12.550 1.179 852 58
188I. » ) 17.729 13.109 1.18B 902 58
1882. 17.715 13.524 fJS7 53
e
) » 1.2B9
1
» ;~ 17.;;42 14.595 1.801 1.09°1 60
r-- AÑOS
'iA~AB ~~NA~
y~~;¡~"-! B:NuIH'as !
187U •... '" '" . .• .•.. ..•...• 2.810 86 lD I
18'11 •.••.. , .... , . • . . . . . . . • . . . H. OG~ aa Hl
J87~......................... 3.142 ()8 H
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lH'lO ............•.....••.•.. " '1.509 118 17i)
I
I
"",~"".---
-
minución de los homioidios ha sido tan insignificante
r Homicidios cUáli·
1881
_o"
II 1882
'I~'
1.-1-f)5
1885
_ _ _ -----
1.45i'í 1. 881
--~
I1188/3
1I 1.441
I
!
Homicidios sírn·
pies ........... 2. 903 I 2. 61i2
I
2.(i70 2.711 8.48(\ i 2.498
i Robos con homi· I
18~J
I
I
¡
<.lidio .......... 2771 263 199 187 281 1
I ,
.
---
comparación con las demás naciones civilizadas, vere-
--
MICIDAS 44 sufrieron penas temporales (2).
Gar,ófalo,Oontro la con·ellte. Nápoles, 1888. BOBeo Gll omicÍllU in al·
cuno 6'tati il'Europa, Importantísimo estudio estadistico publicado
en 1889 en Roma.
~) E.¡¡tadística petlal de 1800, pág. 46.
e) J1J8tOOt8tica p6nal~ !llHlc1l"O :XVI.
248 ORl1tlI~OLOGÍA
Hm 9'15 BU
1880 1.1H 494
ll:lB1 1.076 451;
1382 080 548 (3)
delito, lo cual sólo ocurre una vez de oada 1() en los ru-
bos, estafas, abusos de confianza, etc. (1).
El riesO'o de que el delito se desoubra, está lejano,
no lo está l~enos el de la condena, el de la expiaeiCm de
la pena lo está mucho más.
Los oondenados por tribunales de Assis/Os tienen, des-
pués de celebrado el primer juicio, la esperanza de la
casación y, por consiguiente, la ele ser absueltos en una
nueva vista y además la esperanza elel indulto que redu-
ce ó modera la pena; los condenados por tribunales 00-
rreccionales tienen la apelación que suspende la ejecu-
ción de la sentencia y deja en libertad prov\sional al que
goza de ella y después de haber sido confirmada la sen-
tencia en apelación, utilizar el recurso de casaoiórt y
gozar así de la libertad á veces por espacio ele uno ó
dos anos después de la primera condena.
Por último, cuando las cosas vienen mal y el de-
lincuente vive en una población grande donde es poco
ó nada conocido y la poli oía no le vigila, podrá apropiar-
se el nombre de una persona honr'ada por medio elo
una oertifioación de una fe de bautismo que sólo le oues-
ta el precio del papel sellado, y esoudado con ese nom-
bre inmaculado podrá vivir tranquilo todo el tiempo que
crea conveniente.
Hay, pues, que oonvenir que el que entra en la cár-
oe1 es porque tiene ganas de entrar (2).
.
dentes en esta clase son numerosísimos , yen 1868 al-
<lanzaron la proporción del 75 por 100: es deoir, qlle de
cada cuatro condenados que se indultaron, tres, por
(lausa de sus nuevos delitos, d.ebieron volver al presidia
para seguir cumplitomdo su pena» (1).
--
conuiciones, las siete déoimo,s partes de los individuo!;)
C;\.PÍTUL<) PRTMEHu
-
zar el dafiO material y moral que ooasione su delito, ya
JI
JI
IU
---
or (1).
. (1) Ya hoy )\U ':'le discute 1Q que se lhtman sin miedo las "oon,
quistas de la medicina y de la ciel1cia. sobre los nUlgistrados y la~
leyeS'¡, que sou también conquiBta~ soore la sogul'idau pública y
~Qbre 1010 interesl3s privado&.. ur~a oomlLústa. ha ido exteuditíudos(l
pOco á pOCOj se tiende á asimilar las emOlüunes pasiollale~ á l!lB
locuras parciales ó transitoria!';¡ III amo!', loa celos, la cólet'll.,
sirvan de e"QUlla á lo::. crímene3 más odior::os. Debe reconocerse,
sin em.bargo, que en la hipótesis del liOra arbitl'io ostll.f;! <;C011"
q \listas!) no son menús legitimas que las prlmera&, pOJque si Ull
CRÍ'l'ICA DEL SISTE~rA PENAL SEGÚN LOS JURISTAS 315
II
II
--
(1) MAUDSLEY. La resl'onsabiliclacl en las {mfe'l'medades mentales.
Intl'Oducción, .
CIU~!lNOLOGh
----
{ll Adolfo :F'ranclt, Filosof"' deZ D8recl~o pl.mal, oap. VI, pági~
na 140. Parla, 1880.
crma~oLouíA
1Il
-
debe consistir solamente en una pérdida ó suspensión de
IV
--
trina y de los códigos penales.
IV
--
trina y de los códigos penales.
nar con una sal inocente ó con azúcar, creyendo qlle es-
tas substancias fuesen venenosas, ni de. quien conociendo
ó sabiendo que un arma de fuego estaba descargada in-
tentase matar con ella, ó quien disparase i una distanoia
mucho mayor del alcance del mejor fusil; en estos Gaso~
no existe delito, no porque el medio dejase de ser sufi--
ciente, sino porque su insuficiencia revel<11a incapacidad
.y por consiguiente la inocuidad del agente. La .¡-rJ!Ui/twl
que se trata de castigar en este caso no es peli//1'OSf(., y
si/alta el peligro no existe tampoco la necesidad de tL 1'(:-
presión (1.).
Si por el contrario el medio es de aquéllos cuya efi-
caoia pueden conocer sólo los que hayan hecho estudios
técnioos especiales, el error acerca de la cantidad () de
la oalidad no debe ser causa de impunidad, porque la
falta de conocimientos técnicos no demuestra la incapa-
cidad del hombre para delinquir. Sel'á por consiguiente
punible la tenüüiva de envenenamiento aun cuando el
autor hubiese creído suficiente una dosis menor que la
neoesaria para dar la muerte: el error de algunos centi-
gramos de estricnina, no debe restituir á la sociedad
como inocente á un envenenador.
Bn cuanto á los niños es más difíoil dictar reglas ge-
nerales: en muohos casos su ignorancia no es suflcicnte
para demostrar su inocuidad; el niño puede ser U11 de-
lincuente nato é ignorar mucbas oosas que tí un adultn
son conocidas.
La falta. de algunas nociones que en este último serían
un indicio de imbecilidad, nada prueba en el niflO, bast<:t
que éste demuestre su inteligencia y la seriedad de sus
propósitos criminales para que pueda oonsiderarse te-
Dscir di pona
é diletto fra llQi.
LEOPAHlH,
L. Esp.:
18fHl.-Albnamiento de morada, dos meses de cárcel.
187fL ..-·Por hurto, un rnes de cárcel.
)) Por herid.as, seis días de cároel (i.VIÍ~Ii\lmI con
t\tenuantes) .
lB7H. - Homicidio, cuatro aflos de 1~elegaci6n.
I t:84. -Estupro de una niña, se ignora la condena.
Tar ... , edad: treinta y un años, natural de Bologna:
'1804.- PUl' ultrajes, oinco días de arresto.
18fiG.-~Por hurto calificado, seis meses de cárcel.
1868.-IIeridas, cuatro meS8S de cárcel.
J) Dos hurtos calificados, dos años de oárcel (se
aprecial'on oircunstancias atenuantes).
1Ki 1.- PUl' infracción de la amonestaoión, tre8 meses
do cár-cel.
Por infraoción de la vigilancia, un mes de cáecel.
lki!l. Amenazas, oinoo dins de arresto.
U:-,;o de armas, nueve meses de cárcel (se apre-
ciaron atenuo,n tes) .
Apropiación. de objetos ajenos, ouatro meses de
cárcel.
Por desobediencia. á la amonestación, tres meses
de cáI·cel.
1mp ... :
18BO.~Por estafa, un mes de cárcel y cincuenta y una
liras de multa.
Uso ele arma prohibida y desaoato á la autori-
dad, cuatro meses ele cárcel.
1881. --·Hobo, un año de cárcel (la pena, aún no existien-
du reincidoncia, hubiera debido ser aflictiva).
)l Apropiaoión de objetos ajenos, dos meses ele
cárcel (i\lÍNIMUM con el aumento sólo de un mes por
la. reinr,ídenoia),
18tl2.-Heridas, un mes (es absolutamente el MíNIMUM).
J) Acusado de amenaZas á mano armada.
Di Pe ... labrador, fué oondenado:
408 CRI1tUNOLOGÍA
lito.
Para nosotros no existe más que una distinoión) la
EL DELITO TOLERADO Y PROTEGIDO 417
ele los delitos que exigen un medi.o eHminativo y la de
los que exigen solamente la. reparación al ofendido.
un gran número de delitos contra las personas y
contra la propiedad, que hoy suelen castigarse invaria-
blemente con pocos dia,s ó con pocos meses de cár-
cel, podría,n, según nuestrü,s idea!:;, exigir á veoes la
neoesidad de una gra,vísima, represión y en algunos
caSOl; hasta ID. relegación perpetua; otras veces la simple
obligación de reparar. Y esta diferencia deberí::\ de-
termimm::e por el criterio sulJjetivo del tipo, de la cla-
se de delincuente á que pertenezca el autor do aquel
delito, objetivamente idéntico.
"/.le o,quí resultará que, en cuanto Ii 1.l11it herida, á
un delito ele estafa, aún siendo levísimo el Llano, no
sería necesario nunca cSllel'Ltr la querella del ofendi-
do y de este modo rcsultat'ú1"ll vanas las amenazas del
reo, que no pocas veces lo intimidc\'u y le obligan á
guardar un prudente silencio.
El juicio en tales C11S0S debería tener lugar para po-
der averiguar si el reo pertenece á UDa de las catego-
rías ele delinouentes temibles ó inadaptables al ambiente
(delincuentes por instintos sanguinarios, locos morales,
impulSivos, alcoholizados, ladrones reincidentes, etc),
c.usos en los cuales hay que adoptar medios eliminativos
en forma de relegación ó de una eegregación más ó me-
nos larga y completa de la sociedad ó aun en forma de
reclusión en oasas de salud creadas COll ese intento.
Si, por el contrario, el reo pertenece á una clase que
no es temible, el mejor medio represivo que puede
adoptarse contra él, es el de obligarle á reparar el daño
material ó moral que haya causado pagando al ofendi-
do una indemnizaoión equitativa (1), pero admitiendo
(1) El Código penal alemán establece (art. 281), que en los de-
liIos delesion¡;8 el juez puede, al pl!onunoiar la sentenoia, conde-
nar al reo á una indemnización á favor del ofendido hasta la
cantidad de 2.000 talara.
2'1
118 CRlI;lINOLO¡;íA
(1) Y aun la hacen más vana los juecos, los cuales, raras .vecoS
señalan al perjudicado la indemnización on la sentencia de con-
dena criminal obligándolo á sostener un nuevo juicio. Un ilustre
magistrado (Cosenza) observa con (lste motivo: q:Se atiende poco
EL DELITO TOLERADO Y l'ROTEOIOO 423
II
III
IV
(1) P. ElIero, Origems lti8trJricos del clereo7/O (le CCfstiuar, pág. 18.
Bolonia. Zanicholli, editor. Véase también Sumner Maine, L'An-
cien (l7'oft, chapo X.
(2) Ellero, lugar citado.
EL DEL1TO 'rOLERADO y PRO'rEGLDO 441
(1) Debe notarae con este objeto y para tranquilizar á los fa,·
náticos del liberalismo, que la liberalisiroa ley belga Bobl'e la
detcMi6n ha dado facultades al tribuual para o:rdenul' el arresto
in~,ediato dell'eo condenado ú una pena f¡uperi())~ 6. a~is lnosos
de cárcel. (Ley do 20 de Abril d.e 1884, tll't. m).
4-18 CmllJlli O¡,OGlA
(1) «Puesto que la fórmula del non liquet llevó á nuestros an-
teoesores al error de imponer una condena inmerooida, nosotros
la hemos desterrado de nuestros juioios y hemos equiparado al
inocente á todo aquel cuya culpabilidad no ha sido oompleta-
mente demostrada, estableciendo que contra éste no se puede se-
guir otro procedimiento aun cuando se presenteu pruebas de
Qulpabilidad evidentes é indiscutibles».
Mario Pagán, cuando señala los errores del antiguo derecho
penal, indica la necesidad de gal'untir á la sooiedad contra las
absoluciones por insufioiencia de pruebas y, al s$ntirse animado
do noble ira contra las penas extraordinarias y oontra la ilógica
transaooi6u que las hacía aplicar cuando no se tema un~ prueba
plena, escribía las siguientes palabras:
«Para que la sooiedad pueda reposar más segura, el reo acusa-
do y no oonvicto debeda ser extraílad.o para siempre del reino
dejándole abierto el campo para probar su inocencia hasta la
evidencia y volver á obtener los dulces derechos del oiudadano».
t:De soguro que hoy 1;10 hay nadie que se atreviese á sostener
esta idea, pero si el buen sentido dice que quien duda no resuo¡'"
ve ni en pro ni en contra, ¿qué razón hay para que en los tribu"
l'lL DELITO TOr.EBADO y PROTEGIDO 479
VI
VI
VII
II
III
IV
v
También debiera someterse, del mismo modo, tÍ un
período de observación á los jóvenes autores de delitos
de sangre ó de atentados al p:udor que no fueran excu-
sables, (juando pudiera esperarse la lUodifiuación de sus
instintos, ele su desarrolio intelectual y moral, y enton-
ces no debería establecerse por la ley un límite ,invaria-
ble de edad, sino que habría que observar en cad;;"\' caso
especial si pudiereJ aún haoerse el pronóstico favorable,
ó si el desarrollo se había re'alizaelo y estaba formado el
carácter.
(jamo hemos tenido ocasión de decir, las tendencias
saI1guinarias instintivas é irrefrenables se revelan á Ye-
ces desde la más temprana juventud; 'por medio de una
serie de violencias, de golpes, de heridas leves en sí mis-
mas, pero que no están justificadas por l.1Ua provocación.
Estos hechos son los que castigan de ordinario nuestras
leyes con pocos días ó pocos' meses de prisión, y se re-
piten á veces con una frecuenoia que parecería inveroBí-
mil á quien no hubiera teiliuo ocasión de leer las hojas
penales en las que es de notar que s610 se oonsignan uno.,
p~rte de esos hechos, los que han dado lugar á un pro-
cedimiento.
Á veces se trata de un sanguinario de no,cimiento que
al fin se revela á todos por medio de un homicidio bru~
tal, pero que hubiera podido ser previsto de mucho tiem-
po antes por el antropólogo.
Hay que tener en cuenta que en la indicaoión ele ca-
racteres que puedan ofrecer un oriterio seguro ae debe
proceder oon gran cautela.
Por 10 que respecta á las deformidades cmneanas, ('1
hecho ele enoontrarse con mayor frecuencia en los dclin-
SISTEMA RAOIONAL DE PENALIDAD 513
VI
(1) A. Berard, Premieres resultats ao la loi att 27 lI:Lai 1885) SIt'/' lct
relegation des reclaivístes, en los Ai'cltivl?s ele Z'Anth1'opologie c·riminale
et des 80iences pella1es,15 Janvier 1890, Lyon.
518 CRIMINOLOGÍA
VII
VII
VIII
IX
(Pí~A'lna 10ti).
(1) Bosco, Los homiGidl08 en (~Z9mI08 estados elo Eu?'opa, pág. 286,
Roma, 1886.
(2) Boseo, pág. 234.
(8) Idero, pág. 2S5.
(4) IdeID, pág. 239.
534 cRUlINOLOaíll.
(PAg(¡1I!, 160).
l.
LA CIFRA DE LA. CRIMINALIDAD EN ITALIA.
"
1
la81 1862 laa3 1884 laS6 1886 1887 1668
- ---- ---- -- --1 -
Homicidios cualifica-
i .
IdO" .. ,........... 1.500 1.7341.495 1.455 1.381 1.441i\3.809/\1.11~'
Homicidios simples. 2.903 2.6622.670 2.714 2..186 2.489 2.G13i
:Robos con homicidio. 277 263 199 187 281 183 3'19 290:
I
I -4.680 - -- - ----¡
1 TOTAL ........ , 4.6594.364 4.356 4.148 4,122 4.15~4.021\
I ...
ADlCI6N-LA CIll'RA DE LA. ORIl\1L"iALIDAD EN ITALIA 539
1885.. • • • . • • • . . . • . • . . . . . . • . . 7.022
1881i ••• , ••••••••••.••• " .' • • 7.0,,1:2
1887.. . • • . • . • . . . • . . • • • • • . • . • 7. ~J ,l·}
542 CRIMINOLOGíA
II
COMPARACIONES lNTERNACIONAI,ES
AOI!SADOS GONDENADOS
1I
Italia ... , ......... 12,67 , 9,86
Espaíia."., ..... '1 8,59 5,54
Bélgica ..•..• '1 lM2 2,01
'1
o"
RECTIFICACIONES
Z'
.
TOTALES •••••••••••••• 25.893.232 56.195.404 129.64'1.517 11.889.254 23.746.999 22V181.174
! -- - I
0\
"'"
O<
546 CRIMINOLOGíA
HOMICIDAS REINCIDENTES
POR
L. CARELLI
LOS TÉRMINOS DEL PROBLEMA PENAL
EL PROBLEMA PENAL
EN SU ASPECTO PSICOLÓGICO Y SOcrAL
II
III
IV
bilidad morit!o
Existen, oiertamente, del~tos que son efecto de una
orisis pasajera, que dejan en .el organismo una huella que
puede borrarse como las heridas, efeoto de una reao-
ción oontra una prov90aúión inesperada, oaso en el cual
el hombre más pacífico puede verse arrastrado á cometer
un delito de consecuencias gravÍsimas, pero los qLte la
oonciencia pública oonsidera como verdaderos delincuen-
tes 80n~ 6 aquéllos que cometen delitos tan graves y en
tales· cirounstancias subjetivas y materiales, que demues-
tren la oarencia de los sentimientos morales más impor-
tantes, ó los que delinquen habitualmente 6 por profe-
sión, porque en estos casos los diversos delitos son otras
tantas manifestaciones de la instintiva tendenoia al cri~
men, 6 con la fuerza de la oostumbre de~piertan una ten-
dencia invencible al delito.
LOS TÉ~l,\rrNOS DEL PROBLElIIA PENAL 569
VI
VII
VIII
IX
XI
EL PHOBLEMA PENAL
II
nI
lV
v
Los diversos períodos que un Estado atraviesa y la
mayor necesidad que éste tiene de proteger más efi-
cazmente unos intereses que otros, obligan á olasifi-
LOS TÉRMINOS DEL PROBLEMA PENAL 585
oar las diferentes formas de delinouencia en relación
COIl la mayor ó menor seVeridad de represión de una
manera distinta de lo que lo son intensivamente en el
orden social. Si se examina la delincuencia social, el ho-
micida debe oonsiderarse oomo el delincuente más peli-
groso porque demuestra una carencia completa del sen-
timiento de piedad que oonstituye el vínculo social de
las sociedades oivilizadas, pero polítioamente, por el in-
terés del Estado en determinadas condicíones.(y la histo~
ria lo demuestra) los falsifioadores de monedas, los la-
drones y hasta los vagos pueden oonsiderarse delincuen-
tes tan peligrosos ó aoaso más que los homioidas, consi-
rleración que demuestra no sólo que la gravedad de las
formas de la delinouenoia social es, hasta cierto punto,
criterio de la mayor ó menor severidad de represión,
sino que la represión misma está determinada por el i n-
terés del Estado.
VI
VII
vur
IX
EL PROBLEMA PENAL
rr
IU
IV
VI
VII
VIII
IX
LUIGI CABELL!.
FIN
íNDICE DE MATERIAS
YARTE YRIMEKA
ELDE1..ITO
CAPl'.l;ULO PRIMERO
CAPíTULO ~R1l\IERO
La anomnJlá de} delinouente........................ út)
C.A.pfrrULO n:
11l:fluell~ill. de la educación en los instintos oriminales. 145
OAP1'l'ULO III
Influencias ecollómicas............................. 1()7
l.-La def¡jgualdad económica...................... 167
n.-EI progreso y la civilización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19B
CAPíTULO IV
Influenoia de las leyes. . . . . .. . . . . . .. .. . .. . .. . . . .. . . . 205
CAPíTULO PRIMERO
J~a ley de la adaptaoión............................. 263
OA,1?1TULO II
Crítica dol sistemn pcnlll segúll 105 jul'istas.......... 307
608 ÍNDICE DE lIIATERIAS
púginas.
OAPíTULO m
El delito tolerado y protegido ......•.. , . • • . . . • . . • . • . 415
OAPíTULO IV
Sistema racional de penalidad......... , . . . . . . . . . . . . . '191
APÉNDICE
Los progresos de la antropología criminal.. . . . . . . . • . 553