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EL PRIMER SEXO O LA BIBLIA DEL red o visión contextual y para el trabajo en

HETEROPATRIARCADO CAPITALISTA equipo; la facilidad en el manejo del len-


guaje y las relaciones sociales o don de gen-
H.E. FISHER, El primer sexo, Madrid, Taurus, 2000. tes; y las características propias de las for-
mas de liderazgo femenino.
El primer sexo de Helen Fisher, libro de ex- b) Los cuatro últimos capítulos constituyen, por
tensa difusión y aceptación internacional desde su parte, un segundo bloque que es utiliza-
su primera publicación en inglés en 1999, pue- do por la autora para mostrar las transfor-
de considerarse el resultado de una serie de de- maciones prácticas que, según ella, están te-
sarrollos previos que la autora ha plasmado en niendo ya lugar en diversos ámbitos como
dos libros anteriores: El contrato sexual: la evolu- el mundo empresarial, la sexualidad, el ero-
ción de la conducta humana (1982) y Anatomía tismo, las relaciones matrimoniales y el con-
del amor: historia natural de la monogamia, el junto de las relaciones sociales en general.
adulterio y el divorcio (1992).
En el que nos ocupa, Fisher pretende dar Así las cosas, la autora ha conseguido con-
cuenta, a lo largo de trescientas ochenta pági- jugar en este libro temas tan presentes en el pen-
nas, de lo que ella considera una «proposición samiento y debate contemporáneos como la glo-
inmodesta» acerca de la situación de la mujer en balización económica o las nuevas formas de
el nuevo mundo de la globalización: «a medida difusión de la información, con otros cuya ac-
que las mujeres afluyen a la población activa re- tualidad podría definirse casi como perenne: la
munerada en todas las culturas del mundo apli- sexualidad, las diferencias y relaciones
carán sus aptitudes naturales a muchos sectores intersexuales, etc. Si bien esto podría conside-
de la sociedad, influyendo de forma decisiva en rarse una virtud —al menos en cuanto a lo que
el ámbito comercial, en las relaciones sexuales y a visión editorial se refiere—, virtud a la que
en la vida familiar del siglo XXI. En algunos sec- habría que sumar la mencionada sencillez de su
tores importantes de la economía llegarán in- prosa, serán éstos los dos únicos rasgos positivos
cluso a predominar, convirtiéndose así en el pri- que podremos extraer de El primer sexo. La posi-
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mer sexo»1. ción ultra conservadora mostrada por Fisher en


Con la intención de fundamentar tal presa- la descripción de la condición femenina, así
gio, la autora presenta una introducción y once como la percepción extremadamente positiva de
capítulos, de fácil lectura y amena prosa, dedica- la globalización que emana de sus páginas, van
dos a la exposición de las diversas cuestiones que acompañadas de un compendio de anécdotas y
constituyen, según ella, el marco favorable para afirmaciones gratuitas, innumerables citas
el ascenso de la mujer en la jerarquía social. Di- descontextualizadas, así como por una total
cha exposición puede ser dividida en dos bloques: omisión de cualquier análisis crítico con respec-
to al discurso dominante, esto es, heteropatriar-
a) Un primer bloque, que abarcaría la introduc- cal y capitalista.
ción y los seis primeros capítulos, tiene por
objetivo dar cuenta de las aptitudes dife-
renciadas de las mujeres, así como del ca- LA IMAGEN FISHERIANA DE LA MUJER DEL SIGLO XXI:
rácter biológico de éstas. Con este fin, Fisher UNA PROFECÍA APOCALÍPTICA
se aventura en cuestiones como la influen-
cia evolutiva de la división del trabajo du- Como ya apuntábamos arriba, Fisher adop-
rante el periodo de la historia profunda; la ta una perspectiva biologicista según la cual las
capacidad femenina para el pensamiento en mujeres estamos sexualmente determinadas por
la evolución para la posesión de ciertas capaci-
dades que ella enumera como sigue:
1
H. E. Fisher, El primer sexo, Madrid, Taurus, «Las mujeres tienen facultades excepciona-
2000, pp. 14-15. les generadas en la historia profunda: habilidad

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verbal; capacidad para interpretar posturas, ges- de enfurecidos animales heridos y atacándolos
tos, expresiones faciales y otros signos no verba- en el momento oportuno.[…] Así, mientras
les; sensibilidad emocional; empatía; excelente nuestros antepasados masculinos cazaban jaba-
sentido del tacto, del olfato y del oído; pacien- líes y bestias salvajes, su cerebro fue gradualmente
cia; capacidad para pensar y hacer varias cosas desarrollando una arquitectura propicia para
simultáneamente; una amplia visión contextual excluir pensamientos periféricos, centrar la aten-
de las cuestiones; afición a hacer planes a largo ción y tomar decisiones paso a paso»3.
plazo; talento para crear redes de contacto y para En torno al pensamiento en red de la mu-
negociar; impulso maternal; y preferencia por jer, explica:
cooperar, llegar a consensos, y liderar sirviéndo- «La facilidad de las mujeres para el pensa-
se de equipos igualitarios»2. miento en red muy probablemente se fraguó tam-
Para apoyar esta afirmación la autora se vale bién en su ocupación primigenia. […]Con ob-
de tres líneas de fundamentación: en primer lu- jeto de sacar adelante a estos bebes inermes [sus
gar, se remite a un supuesto desarrollo sexual- hijos], las madres primitivas tenían que hacer
mente diferenciado del cerebro que tuvo lugar, muchas cosas simultáneamente: vigilar la apari-
según ella, en la historia profunda; en segundo, ción de serpientes; escuchar el ruido del trueno;
y en concordancia con este argumento, nume- probar por si había algo venenoso; mecer a los
rosas investigaciones realizadas en antropología, somnolientos; distraer a los irritados; instruir a
primatología, neurología, endocrinología y los curiosos; tranquilizar a los medrozos; estimu-
psicobiología de la conducta, son utilizadas como lar a los lentos; alimentar a los hambrientos. Las
aval de su teoría; una tercera línea de fundamen- madres tenían que realizar incontables labores
tación usada en el libro es la presentación de cotidianas mientras avivaban el fuego, cocían los
anécdotas, experiencias personales o refranes alimentos y hablaban con las amigas»4.
que, suponemos, vendrían a desvelar el carácter Tras este extracto de la recreación de El li-
práctico de tales aptitudes. bro de la selva llevado a cabo por Fisher, es preci-
Con respecto al primer punto, Fisher ex- so comentar algunas cuestiones que seguirán
plica que existe una diferencia cerebral, produc- presentes a lo largo de todo su trabajo: en pri-

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to de una adaptación desigual al medio, conse- mer lugar, resulta imposible obviar la imagen de
cuencia de la división sexual del trabajo en la la mujer presentada por la autora, a saber, la de
historia profunda. Una historia profunda cuya amantísima madre y esposa sumisa que, en com-
descripción se nutre especialmente de dos com- pañía de sus amigas, espera el regreso de su ma-
ponentes: una interpretación totalmente evolu- rido tras una dura jornada de trabajo; en segun-
cionista, etnocentrista y androcentrista de las do lugar y vinculado a ello, la posición teórica
sociedades no occidentales o, en términos de en la que se sitúa: la de los estudios histórico-
Fisher, «primitivas» y, por otro lado, una gran antropológicos del siglo XIX, obviando toda crí-
capacidad para el relato de ficción. En este sen- tica o teorización posterior.
tido, escribe: Analizando el segundo elemento utilizado
«Hace un millón de años el hombre primi- por la autora como fundamento a su teoría, esto
genio encendía fogatas, desbastaba hachas de es, los estudios llevados a cabo desde diversas
piedra y cazaba grandes animales en África orien- disciplinas científicas en el marco de la biología
tal. Cuando perseguían a estas peligrosas bes- de la conducta, vemos como, según ella, desde
tias, los hombres tenían que concentrarse: vigi- el ADN hasta las hormonas, pasando por el cuer-
lando tras los matorrales, agachados junto a un po calloso del cerebro, la fisiología humana está
abrevadero, pasando sigilosos junto a un leopar- diferenciada sexualmente. Éstas son algunas de
do dormido en un árbol, siguiendo las huellas sus afirmaciones:

3
Ibídem, p. 32.
2 4
Ibídem, p. 15. Ibídem, pp. 32-33.

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«La maleabilidad mental, dicen David lógicamente y diferenciadas en función del sexo,
Skuse y sus colegas, surge del mismo gen o genes no resultan concluyentes. El trabajo crítico de
del cromosoma X que produce otros aspectos autoras como S. Harding9, D. Smith10, R. Bleir11,
de la agudeza mental femenina»5. H. Longino12 o Fox Keller13, entre otras, ha des-
«... la «intuición femenina» es probable- velado toda una serie de errores metodológicos
mente otro aspecto del pensamiento en red de que ponen en cuestión la validez científica de
la mujer, surgido de la corteza prefrontal donde estas investigaciones: intrusión de valores exter-
el cerebro reúne e integra la información»6. nos; indefinición de las variables a estudiar; un
«Nadie sabe qué hay en el cerebro femeni- número insuficiente tanto de experimentos
no que impulsa a la mujer a buscar y construir como de las muestras tomadas para su ejecu-
conexiones laterales armoniosas y a congregarse ción; extrapolación a la conducta humana de los
en grupos no jerárquicos y equipos igualitarios. resultados de investigaciones con animales; ma-
Es ésta una cuestión que nunca se ha abordado, nipulación en la recopilación de datos y en la
pero voy a aventurar la hipótesis de que esta pro- exposición de los resultados, etc. Se ha eviden-
pensión femenina está asociada con los estróge- ciado, en este sentido, que la única diferencia
nos, las hormonas femeninas»7. entre los sexos en relación con el ADN, las hor-
«... tanto en los hombres como en las mu- monas, el cerebro y el funcionamiento e inte-
jeres se ha desarrollado un fuerte impulso sexual, racción entre ellos, se limita a la generación y
pero varía mucho de un sexo a otro. […] La desarrollo de los órganos reproductores, así como
conquista y la dominación son centrales en la a la secreción tónica de hormonas en el hombre
mayoría de las escenas mentales de los hombres. y cíclica en la mujer. Por tanto, cualquier afir-
La rendición y la entrega son características do- mación que pretenda vincular estos procesos
minantes en los pensamientos sexuales de las mu- diferenciados con un tipo de conducta determi-
jeres»8 . nada biológicamente carece de validez científica
Éstas son sólo algunas de las múltiples ase- alguna.
veraciones realizadas por la autora, destinadas a Una tercera cuestión a analizar es, como
fijar en el cuerpo la amalgama de mitos hetero- dijimos arriba, el compendio de anécdotas, ex-
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patriarcales que se han esgrimido a lo largo de periencias personales, refranes o citas descon-
los siglos sobre las mujeres: la sumisión sexual, textualizadas,... presentado por Fisher con igual
la prostitución como forma de excitación, la carácter fundamentador que los argumentos
exclusividad sexual frente a la promiscuidad basados en los estudios científicos señalados. Así,
masculina, lo romántico frente a lo sexual, el podemos encontrar desde las declaraciones de
instinto maternal, entre otros. la antigua presidenta y directora ejecutiva de la
En relación a esta segunda línea de argu- Pepsi-Cola para Norteamérica sobre los moti-
mentación, hay que destacar una cuestión cla- vos que la llevaron a dimitir: «Cada vez que no
ve: el hecho de que la mayoría de las afirmacio-
nes se nutren en Fisher de las esgrimidas en su
momento por la frenología y la sexología del XIX,
reformuladas en los ochenta por la sociobiología. 9
S. Harding, The Science Question in Feminism,
Es sabido que estos estudios, realizados con el Cornell Unv. Press, 1986. También Ciencia y feminis-
objetivo de dar cuenta de capacidades, aptitu- mo, Madrid, Morata, 1993.
10
des, opciones sexuales, etc., determinadas bio- D. Smith, The Every World as Problematic: a
Feminist Sociology, Milton, Keynes, Open Univ. Press,
1989.
11
R. Bleir, Science and Gender, Pergamon Press,
1984.
5 12
Ibídem, p. 36. H. Longino, Science and Social knowledge, N.
6
Ibídem, p. 37. Jersey, Ed. Princenton Univ. Press, 1990.
7 13
Ibídem, p. 69. E. Fox Keller, Reflexiones sobre género y cien-
8
Ibídem, pp. 261 y 267. cia, Valencia, Edicions Alfons el Magnánim, 1991.

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estaba en el cumpleaños de uno de mis hijos, dad estructurada bajo los parámetros de la «eco-
que no asistía a un concierto escolar o a una nomía tradicional», así como la descripción de
reunión de padres y profesores, sentía el tirón»14, la sociedad de la globalización, muestra la posi-
hasta proverbios de diverso origen geográfico ción absolutamente acrítica y, en este sentido,
como el etíope: «Cuando las arañas unen sus telas funcional al sistema dominante, desde la que
pueden matar a un león»15, en referencia a la escribe16.
capacidad de las mujeres para el pensamiento Tal y como hiciera con la definición de mu-
en red; o infinidad de comentarios de filósofos, jer, Fisher omite la existencia de lo que para el ca-
literatos, científicos, etc. como Platón, Nietzs- pitalismo —en cualquiera de sus versiones— es
che, Rusell, O. Wilde, G. Grass y P. Neruda, una condición sine qua non, esto es, la estructura
entre muchos otros. Algo que, pese a que mu- de dominación sobre la que se sustenta. Sólo a te-
chos lo consideren un alarde de erudición, real- nor de esta omisión se puede mostrar la globaliza-
mente se limita a dar cuenta, por un lado, del ción como el sistema de la igualdad de oportuni-
poder del heteropatriarcado en la configuración dades, de tal manera que la imposibilidad de las
del orden simbólico manifiesto en los diversos mujeres —o de las clases desfavorecidas, otras ra-
discursos y prácticas socio-políticas; y, por otro, zas, etc.— para acceder a los puestos de poder se
de la total omisión por parte de la autora de los percibe no como una manifestación de la estruc-
numerosos análisis críticos realizados desde la tura de dominación, sino como una renuncia
sociología, la economía, la antropología, etc. en voluntaria, producto del establecimiento de un
torno a dicho sistema. Una producción teórica orden de prioridades, obviando cuestiones
que ha desvelado la estructura de dominación vastamente estudiadas como el techo de cristal.
sobre la que éste se sostiene. En este sentido, Fisher apunta dos cuestio-
En suma, es preciso afirmar que el empeño nes que van a servir de eje para la articulación
fisheriano por resaltar las virtudes de las supues- del resto del discurso: por un lado, afirma la
tas capacidades innatas de las mujeres para el existencia de dos formas sexuadas innatas de
siglo XXI ha sido del todo vano. Así las cosas, entender el poder; por otro, asume la materni-
desde una perspectiva que reconozca toda la pro- dad como una prioridad femenina dictada por

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ducción teórica crítica feminista que surge con impulso biológico. En lo que respecta al poder
Beauvoir, y, por tanto, la estructura de domina- masculino, la autora sostiene:
ción sobre la que se sustenta el heteropatriarcado, «Los hombres tienden a situarse dentro de
la «proposición inmodesta», sugerida en la in- una jerarquía, y después se mueven para conse-
troducción de El primer sexo, se torna en profe- guir una buena posición en ella; están más dis-
cía apocalíptica para las mujeres. puestos a soportar un volumen de trabajo ago-
tador para lograr esa posición y es más frecuente
que sacrifiquen salud, seguridad y un tiempo
H. FISHER EN LA GLOBALIZACIÓN DE LAS MARAVILLAS precioso con la familia y los amigos para lograr
estatus, dinero y prestigio»17.
Como adelantara al comienzo de éstas pá- En lo que atañe a las mujeres, afirma:
ginas, la visión extremadamente positiva de la «La mujer, por término medio, está más
globalización, así como la supuesta situación de interesada en la cooperación, la armonía y la
privilegio evolutivo de las mujeres con respecto
a ella, es otra de las cuestiones a destacar de El
primer sexo. El análisis realizado por la autora 16
En este sentido, es preciso tener en cuenta
acerca de las condiciones presentes en la socie-
que H. Fisher es una antropóloga estadounidense,
investigadora en el Departamento de Antropología del
American Museum of Natural History, lo que la sitúa
en el marco de una clase socio-económica alta, y, teó-
14
H, Fisher, op. cit., p. 78. ricamente, en la tradición de la sociobiología.
15 17
Ibídem, p. 207. H. Fisher, op. cit., p. 56.

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conexión: en una red de apoyo; se entiende a sí los puestos de mayor categoría del mundo cor-
misma dentro de una red de amistades; hace porativo tradicional. Yo sospecho que existe un
contactos laterales con los demás, y forma ca- componente biológico en esta compleja situa-
marillas. Después se esfuerza por mantener in- ción: del mismo modo que la testosterona y otras
tactos estos lazos. La mujer puede ser resuelta y hormonas masculinas contribuyen al empuje
astuta a la hora de trepar la escala social o cor- masculino para alcanzar la cima de la escala
porativa, pero cuando alcanza posiciones altas empresarial, el estrógeno muy posiblemente con-
es más frecuente que reste importancia a su au- tribuya al anhelo de la mujer de dedicar tiempo
toridad. Pocas mujeres están interesadas en el a la crianza de sus hijos, socavando su capacidad
poder por el poder en sí»18. para llegar a estos puestos de máximo nivel»21.
Para Fisher las formas femeninas de enten- Así las cosas, y como ya he señalado ante-
der y ejercer el poder tienen su origen en la bio- riormente, la autora omite el contexto hetero-
logía: «En la pubertad, los ovarios empiezan a patriarcal y capitalista manifiesto en diversas y,
segregar grandes cantidades de estos potentes en ocasiones, sutiles estructuras de dominación
compuestos químicos [los estrógenos] y el ansia que ponen freno a todo intento de emancipa-
femenina de relacionarse, cooperar y sostener un ción y poder por parte de las mujeres, pero tam-
sistema de apoyo se intensifica igualmente» 19. bién de la clase obrera, de los países no indus-
Tal determinismo es presentado por la au- trializados,…
tora como un elemento positivo para la adquisi-
ción femenina de puestos de poder en la socie-
dad de la globalización. Una sociedad organizada, CONCLUSIÓN
a su juicio, a la medida de las mujeres. Ahora
bien, «... yo no estoy convencida —afirma— de En suma, H. Fisher en El primer sexo lleva
que la mujer vaya a alcanzar jamás total paridad a cabo una exposición de retórica novedosa
en los niveles superiores del mundo corporativo articulada desde una perspectiva en la que pri-
tradicional»20. ma el éxito editorial22. No obstante, no cumple
Este convencimiento apunta al segundo eje otra función que la del mantenimiento de un
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señalado arriba: la escala de prioridades natural- sistema edificado sobre los cimientos de la des-
mente establecida para las mujeres: igualdad y la explotación.
«...las mujeres no están logrando paridad,
no están logrando paridad con los hombres en MARÍA SUSANA MEDINA SALEM

21
Ibídem, p. 77.
18 22
Ibídem. No hay que olvidar el auge de ventas que tie-
19
Ibídem, p. 69. nen en la actualidad los temas de género y la línea
20
Ibídem, p. 79. biologicista.

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