Está en la página 1de 2

Una huerta Escolar es un modelo práctico a escala reducida, de organización biológica y

ecológica, donde se pueden descubrir y aprender las trascendentes y estrechas relaciones entre el
ser humano y la naturaleza (Escutia 2009). Es un lugar donde se cultivan hortalizas, plantas
medicinales, hierbas comestibles, está ubicado en la institución escolar, involucra a la comunidad
educativa en su implementación y representa un recurso importante para ejecutar procesos de
enseñanza-aprendizaje. La huerta escolar puede ser entendida como un instrumento que nos
permite abordar algunos temas desde una perspectiva vivencial y de responsabilidad personal; de
igual forma posibilita conocer unas técnicas más respetuosas con el medio ambiente y por ende
con nuestra salud, sirviéndonos al mismo tiempo para evidenciar diálogo de saberes entre
nosotros y las personas de mayor edad de nuestro entorno educativo. Por lo tanto, valorar el
conocimiento de nuestros mayores, en especial abuelos y abuelas, ser responsables del buen
funcionamiento de la huerta, conocer los seres vivos que se interrelacionan en ella, comer
productos saludables y que son fruto de lo que hemos sembrado; son aspectos concernientes al
currículo de ciencias naturales, de la educación en valores y la educación ambiental que bien
pueden ser integrados en el quehacer docente gracias a la huerta escolar. Se requiere de una
conciencia ecológica y ambiental de la humanidad en sus procesos educativos, para que sea
realmente efectiva y transformadora, debe ser aplicada a las actividades cotidianas a partir de
acciones concretas (Gadotti 2002).

Secrearia distrital de medio ambiente: El Proyectos Ambientales Escolares (PRAE) es


una estrategia pedagógica que busca la identificación de situaciones ambientales prioritarias, a
partir del abordaje de inquitudes, necesidades y dinámicas particulares de un colectivo frente a su
ambiente institucional, local y territorial, para generar y promever propuestas educativas
pertinentes con sus realidades, en el marco de los procesos educativos y del fortalecimiento de la
investigación.

Este proceso de construcción participativa implica el reconocimiento y respeto de la


diversidad ambiental y social que permean la ciudad e invita a conocer, reconocer, compartir y
proponer, desde lo cultural y lo regional, nuevas formas de ver y sentir el ambiente.
Asimismo, este ejercicio educativo incorpora en su desarrollo un proceso organizado de
planeación y ejecución que permite la visualización de acciones educativas tendientes a
promover cambios de actitud que favorezcan la consolidación de una ciudadanía responsable con
su entorno

También podría gustarte