Está en la página 1de 2

Racionalidad platónica​ (pag 87) De todos modos creo que a partir de allí se puede

comprender una serie de aspectos de la "gran paradoja del platonismo" en la historia del
pensamiento, no solo en la historia del pensamiento antiguo si no en la del pensamiento
europeo, por lo menos hasta el siglo XVII. Esa paradoja es esta: por un lado el platonismo
fue el fermento - y hasta podemos decir que fue el fermento principal de diversos
movimientos espirituales, en la medida, en efecto, en qué sólo concebía el conocimiento y el
acceso a la verdad a partir de un autoconocimiento, que era ver con claridad que, para el
platonismo, el conocimiento, el acceso a la verdad no podían darse sino en condiciones de
un movimiento espiritual del alma en relación consigo misma y con lo divino: relación con lo
divino por estar relacionada consigo misma, relación consigo misma por qué tenía relación
con lo divino. Está condición de relación consigo mismo y lo divino, de relación consigo
mismo como divino y de relación con lo divino como sí mismo, fue para el platonismo una
de las condiciones de acceso a la verdad. Y en esta medida se comprende que haya Sido
constantemente fermento, el suelo, el clima, el pairen, en la cumbre de los cuales se ubican,
desde luego, los movimientos gnósticos. Pero al mismo tiempo verán como pudo el
platonismo ser también constantemente el clima de desarrollo de los que podríamos llamar
una "racionalidad". Y en la medida en que no tiene sentido oponer, como si fueran dos
cosas del mismo nivel, la espiritualidad y la racionalidad, diré que el platonismo fue más
bien la atmósfera perpetua en la cual se desarrolló un movimiento de conocimiento puro sin
condición de espiritualidad, puesto que lo propio del platonismo es, precisamente, mostrar
que todo el trabajo que uno hace sobre sí mismo, todos los cuidados bque debe darse si
pretende tener acceso a la verdad, consisten en conocerse, es decir, conocer la verdad. Y
en esa dimensión, el autoconocimiento y el conocimiento de la verdad (el acto de
conocimiento, el camino y el método del conocimiento en general) van, en cierto modo, a
absorber, a reabsorber en ellos las exigencias de la espiritualidad. De modo que el
platonismo va a realizar a lo largo de toda la cultura antigua y la cultura europea, (pág 88)

Inquietud de sí ​(pág 95) Dicho esto, para situar lo que podríamos llamar la explosión de la
inquietud de sí o, en todo caso, su transformación ( su transmutación en una práctica
autónoma, autofinalista y plural en sus formas), a fin de estudiarla un poco más cerca,
querría analizar hoy el proceso de generalización, que la afecta, generalización que se
produce según en dos ejes, en dos dimensiones. Generalización, por un lado, en la vida
misma del individuo. ¿Cómo se vuelve la inquietud de sí coextensa con la vida individual?
¿Debe ser coextensa con ella? Es lo que trataré de explicarles en la primera hora, mientras
que en la segunda intentaré analiza la generalización de hace que la inquietud de sí Seba
extenderse a todos los individuos, cualesquieran sean, con las importantes restricciones de
las cuales, cómo verán, les hablaré. Primeramente, entonces, extención a la vida individual
o coextensividad de la inquietud de sí con el arte de vivir (la famosa ​tekhne tou biou​), ese
arte de la vida, ese arte de la existencia del que bien se sabe que, desde Platón y en
especial en los movimientos posplatonicos, va a convertirse en la definición fundamental de
la filosofía. La inquietud de sí se vuelve coextensa con la vida.

Pedagogía ​(pág 95) Ese momento y esa oportunidad son los que los griegos llaman ​hora​:
el momento de la vida, la estación, la estación de la existencia en que hay que ocuparse de
sí mismo. Está estación de la existencia -no insistiré en ellos, ya lo había destacado- es la
edad crítica para la pedagogía, también para la erótica y para la política: el momento en que
el joven deja de estar en manos de los pedagogos y de ser objeto de deseo erótico y, a la
vez, debe entrar en la vida y ejercer su poder, su poder activo. Todo el mundo sabe que en
todas las sociedades, desde luego, el ingreso del adolescente en la vida, su paso a la fase
que nosotros llamamos “adulta”, plantea problemas, y que la mayoría de las sociedades
ritualizaron de una manera muy intensa ese paso difícil y peligroso de la adolescencia a la
(pág 96) adultez. Lo interesante, creo, lo que merecería sin duda ahondarse un poco, es
que, en el fondo, parece indudable que en Grecia, on en todo caso en Atenas - por qué en
Esparta la cosa debía ser diferente-, no dejaron de sufrir y quejarse por no tener una
institución de paso fuerte, bien regulada y eficaz para esos adolescentes, en el momento en
que enfrentaban su vida. La crítica de la pedagogía ateniense como incapaz de asegurar el
paso de la adolescencia a la adultez, incapaz de asegurar y codificar ese ingreso en la vida,
me parece uno de los rangos constantes de la filosofía griega. Puede decirse incluso que en
torno de ese punto -en referencia a ese problema, en ese hueco institucional, en ese déficit
de la pedagogía, en es emomento política y eróticamente confuso del final de la
adolescencia y la entrada en la vida- se formó el discurso filosófico o, al menos, la forma
socrático platónica del discurso filosófico. No volvamos a ese punto que ya mencioné varias
veces.

Filosofar ​(pág 97) Como ven, este texto es, de hecho

Educar ​(pág 105) Pero de todas maneras, cómo ven, aún concebida como una práctica de
juventud, la práctica de juventud, la práctica de sí tiene que corregir, corregir un mal que ya
está presente. Ya debemos curar os, inclusive cuando somos jóvenes. Y un médico, por
supuesto, tiene mucho más posibilidades de éxito si se lo llama al comienzo de la
enfermedad y no al final. De todos modos, aunque uno no se corrija en la juventud, siempre
puede hacerlo. Aunque nos endurezcamos, hay medios para repararlo, para corregirnos,
para que podamos volver a ser lo que habríamos debido ser pero nunca fuimos. Volver a
ser lo que nunca fuimos: ahí está, me parece, uno de los elementos, uno de los temas más
fundamentales de está práctica de sí. Y Séneca evoca lo que pasa en el caso de los
elementos físicos, los cuerpos físicos. Dice: se consigue sin duda reparar vigas gruesas, si
están curvadas; con mayor razón también profes repararse el espíritu humano, que es
flexible.

También podría gustarte