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La Cultura Clovis en America Central PDF
La Cultura Clovis en America Central PDF
Sébastien Perrot-Minnot
Figuras 3
Tablas 5
Agradecimientos 6
Introducción 7
III. Vestigios 23
3. Objetos asociados 32
IV. Cronología 37
V. Relaciones culturales 38
Conclusiones y perspectivas 43
Bibliografía 46
Anexo 1: Fichas de registro de los vestigios y sitios de la cultura Clovis en América Central
57
2
FIGURAS
4. Aspecto del sitio de Los Tapiales, durante las excavaciones de 1973. Foto: cortesía de Ruth
Gruhn.
9. Punta del tipo Clovis “clásico” de Chivacabé, Guatemala. Largo: 6 cm. Foto: Sébastien
Perrot-Minnot.
10. Punta Clovis “de cintura” de San Rafael, Guatemala. Largo: 5.7 cm. Dibujo: Rafael
Mauricio Díaz García.
11. Base de punta de Los Tapiales, Guatemala. Ancho: 3.3 cm. Dibujo: Gruhn y Bryan 1977.
12. Punta de Piedra Parada, Guatemala. Largo: 4.05 cm. Dibujo: Davis, s. f.
13. Raspador sobre un segmento de lámina, hallado en los Tapiales. Largo: 3.2 cm. Dibujo:
Gruhn y Bryan 1977.
15. Punta de Chajbal, Guatemala. Largo: 8.1 cm. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.
16. Artefactos líticos de Los Grifos, Chiapas, México: puntas de proyectil (a, b) et raspadores.
Dibujo: Acosta Ochoa 2011.
3
18. Abrigo rocoso de Los Grifos. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.
19. Fragmento proximal de punta, hallado en Ladyville 1, Belice. Largo: 5 cm. Dibujo:
MacNeish y Nelken-Terner 1983a.
20. Abrigo rocoso de Santa Marta, Chiapas, México. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.
21. Puntas de tipo Cola de Pescado descubiertas por Junius Bird en la cueva Fell, en el sur de
Chile, en 1937. Foto: Bird 1988.
22. Punta del tipo Cola de Pescado, hallada cerca de Orange Walk, en Belice. Largo:
aproximadamente 7 cm. Dibujo: MacNeish y Nelken-Terner 1983a.
23. Punta de Lago Alajuela (isla Macapalé). Largo: 7.8 cm. Dibujo: Bird y Cooke 1977.
4
TABLAS
2. Entornos naturales de los lugares que revelaron vestigios de la cultura Clovis en América
Central.
5
AGRADECIMIENTOS
Por último, pero no por ello menos importante, expreso mi gratitud a Adolfo Alegría Gómez,
fotógrafo y promotor cultural de Ocozocoautla (Chiapas, México), por haberme llevado al
sitio de Los Grifos; a Johann D. Nottebohm (Guatemala), por haberme permitido examinar la
punta Clovis de San Rafael; y a Mauricio Díaz García, por haber ejecutado un dibujo de la
misma punta, para el proyecto La cultura Clovis en América Central.
6
Introducción
En 1927, en un claro contexto estratigráfico del sitio de Folsom (Nuevo México, Estados
Unidos), arqueólogos sacaron a luz una punta de proyectil metida entre las costillas de un
bisonte gigante del Pleistoceno Superior (Meltzer 2006). Este hallazgo capital demostró una
hipótesis que había sido el objeto, durante décadas, de violentas controversias: la presencia
del hombre en el continente americano durante la última gran glaciación, hace más de 10,000
años (Figura 1).
7
Los años 1930 vieron el descubrimiento de una cultura incluso más antigua que la de
Folsom, en el sitio de Blackwater Draw, cerca de la pequeña ciudad de Clovis, Nuevo
México. Esta cultura de “Clovis” se define principalmente por una industria de la piedra –que
produjo una famosa punta de proyectil lanceolada y acanalada- pero también del hueso, del
marfil y de la madera (Boldurian y Cotter 1999, Collins 1999, G. Haynes 2002, Collins y
Lohse 2004, C. V. Haynes 2005; Bradley et al. 2010, Waters et al. 2011; Figura 2). Fue
identificada del sur de Canadá al noroeste de Venezuela (Pearson y Ream 2005), en un gran
número de lugares, que pueden ser clasificados en cinco grandes categorías: los sitios de
hallazgos aislados (los más numerosos), los sitios de matanzas de megafauna, los escondites,
los campamentos y las canteras (las cuales están generalmente asociadas a campamentos).
No obstante, la formación de dicha entidad permanece oscura. Podría haber derivado del
complejo Buttermilk Creek, sacado a la luz en el sitio de Debra L. Friedkin (Texas, Estados
Unidos), debajo de un nivel Clovis, y fechado entre 13,200 y 15,500 cal BP (Waters et al.
2011). Igualmente, pudo heredar del complejo Nenana, que se desarrolló en la región central
de Alaska, entre 13,800 y 12,900 cal BP (Waters y Stafford 2007: 1124).
8
Una hipótesis mucho más audaz propone una filiación entre Clovis, entidades más antiguas
del este de Estados Unidos, y la cultura paleolítica Solutrense, que floreció en Francia, España
y Portugal entre 22,000 y 17,000 años atrás. Sus defensores invocan semejanzas morfológicas
y tecnológicas entre herramientas de piedra descubiertas en ambos lados del Atlántico
(Bradley y Stanford 2006, Stanford y Bradley 2012). La “hipótesis solutrense” merece, desde
luego, ser considerada con atención y sin prejuicios. Por el momento, sin embargo, aparece
muy frágil: fuera de las incertidumbres rodeando la cronología del poblamiento inicial de
América y la posibilidad de un viaje a través del Atlántico norte en plena Era de Hielo,
constatamos que rasgos esenciales del Solutrense permanecen ausentes del legado de la
América paleoindia… Mientras que la relación de la misma con Asia es sólidamente
establecida, en base a datos arqueológicos, lingüísticos y biológicos (Straus, Meltzer y Goebel
2005, Meltzer 2009: 185-188).
El presente estudio trata de los vestigios atribuidos al horizonte Clovis en América Central,
entre Chiapas (México) y Panamá. Es el resultado del proyecto “La cultura Clovis en América
Central”, conducido por el autor entre 2011 y 2013, con los apoyos institucionales del Centro
de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA, Ministerio de Asuntos Exteriores de
Francia) y de la Direccion General del Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala
(Ministerio de Cultura y Deportes). Se presentaran, a continuación, las investigaciones que
fueron dedicadas al pasado paleoindio y a la tradición Clovis en la región centroamericana, el
marco geográfico y los vestigios del corpus de este trabajo, antes de abordar la cronología, las
relaciones culturales y los aspectos sociales atestiguados o sugeridos por los vestigios.
En América del Norte, donde cientos de sitios ya fueron atribuidos a la cultura Clovis, ésta
se convirtió en uno de los campos privilegiados de la investigación arqueológica. Los trabajos
que motivó comprenden numerosos estudios tecnológicos, geomorfológicos,
paleoambientales, osteológicos, odontológicos y genéticos, largas reflexiones sobre las
relaciones históricas, la vida, la organización, las costumbres, las creencias y los
comportamientos de los grupos humanos, asi como diversas síntesis regionales.
10
América Central fueron emprendidos varios años después, a finales de la década de 1960.
Entre ellos, las prospecciones y excavaciones realizadas por Ruth Gruhn y Alan Bryan
(Universidad de Alberta, Canada) en Los Tapiales, en las Tierras Altas occidentales de
Guatemala (departamento de Totonicapán), de 1969 a 1973, tuvieron una gran influencia
sobre las investigaciones posteriores (Gruhn y Bryan 1977; Figura 4). Pero de los 43 lugares
de Centroamérica (por los problemas de procedencia y contexto, no se puede hablar siempre
de “sitios arqueológicos”) que han revelado, hasta la fecha, vestigios paleoindios, apenas 16
han sido el objeto de excavaciones.
Figura 4: Aspecto del sitio de Los Tapiales, durante las excavaciones de 1973. Foto: cortesía
de Ruth Gruhn.
De todos los lugares paleoindios reportados entre Chiapas y Panamá, 20 han sido asociados
con la cultura Clovis. No obstante, sólo 5 sitios revelaron objetos diagnósticos de esta entidad
en excavaciones: Los Grifos, en Chiapas, México; Los Tapiales; Turrialba, en la provincia de
Cartago, Costa Rica; La Mula West y Los Vampiros, respectivamente en las provincias de
Herrera y Coclé, Panamá. En 6 sitios, los objetos diagnósticos fueron recolectados durante
reconocimientos: en Chajbal (departamento de Quiché, Guatemala) Chujuyub (departamento
de Quiché, Guatemala), Piedra Parada (departamento de Guatemala, Guatemala), Ladyville 1
(distrito de Belice, Belice), Lago Arenal (provincia de Guanacaste, Costa Rica) y Nieto
(provincia de Herrera, Panamá; Figura 5). Los demás artefactos de la tradición Clovis fueron
descubiertos sin control arqueológico.
11
Figura 5: Georges Pearson y Diana Carvajal-Contreras realizando una excavación en la
cueva de Los Vampiros, en 2002. Foto: cortesía de Richard Cooke.
El presente informe abarca los 20 lugares asociados con la cultura Clovis en Centroamérica
(Tabla 1). Entre los sitios de mi corpus, tuve la oportunidad de visitar los de la cueva de Los
Grifos, Chivacabé (departamento de Huehuetenango, Guatemala) y Piedra Parada. Además,
pude examinar personalmente artefactos de Chivacabé, Chajbal, Nahualá (departamento de
Sololá, Guatemala), San Rafael (departamento de Guatemala, Guatemala), August Pine Ridge
(distrito de Orange Walk, Belice), Ladyville 1 y Turrialba.
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TABLA 1
Guatemala
Las Punta Hallazgo / / Batres 2003
Verapaces acanalada realizado sin Bray 1978
(sin control Murdy 1999
información) arqueológico Rovner
1980
Guatemala Ximénez
1967
Los Tapiales Base de Excavaciones Núcleos, Fechamientos Gruhn y
(campamento una punta lascas, correspondiente Bryan 1977
) acanalada, lascas s al periodo Stross et al.
raspador retocadas, Paleoindio: 1977
Guatemala sobre un bifaciales, 11,170 ± 200
segmento unifaciales, BP (13,083 ±
de lámina raspadores, 206 cal BP) ;
raederas, 10,710 ± 170
limace, BP (12,586 ±
laminas y 241 cal BP) ;
buriles 9860 ± 185 BP
(11,366 ± 327
cal BP) ; 8810
+/- 110 BP
(9892 ± 197 cal
BP) (Gruhn y
Bryan 1977)
Nahualá Punta Hallazgo / / Inventario
(sin acanalada realizado sin del Museo
información) control Popol Vuh
arqueológico (Guatemala)
Guatemala Lohse y Paiz
2010
Piedra Punta Reconocimien / / Brown 1980
Parada acanalada to Davis s. f.
(objeto retrabajada Murdy
aislado) para 1984, 1999
obtener un
Guatemala buril y tal
vez un
raspador
San Rafael Punta Hallazgo / / Coe 1960
(objeto acanalada realizado sin Gruhn y
aislado) control Bryan 1977
arqueológico Snarskis
Guatemala 1979
August Pine Punta Hallazgo / / Lohse et al.
14
Ridge acanalada realizado sin 2006
(sin control Valdez y
información) arqueológico Aylseworth
2005
Belice
Ladyville 1 Dos puntas Reconocimien / / Hester et al.
(indeterminad acanaladas to 1981
o) (una, al Hester et al.
estado de 1982
Belice fragmento) Kelly 1993
Lohse et al.
2006
MacNeish y
Nelken-
Terner
1983a
Zeitlin 1984
El Salvador
Costa del Punta Hallazgo / / Rovner
Pacífico de acanalada realizado sin 1980
Costa Rica control Swauger y
(sin arqueológico Mayer-
información) Oakes 1952
Costa Rica
Lago Arenal Punta Reconocimien / / Sheets et al.
(objeto acanalada to 1991
aislado)
Costa Rica
Turrialba Cinco Excavaciones Núcleos, / Castillo et
(campamento puntas lascas, al. 1987
y cantera) acanaladas bifaciales, Pearson
y raspadores, 2002, 2004
Costa Rica fragmentos raederas y Snarskis, s.
de puntas buriles. f., 1979
acanaladas
terminadas
o casi
terminadas
, preformas
bifaciales y
(según
Pearson
15
2004)
lascas,
núcleos y
raspadores
Canal de Punta Hallazgo / / Bird y
Panamá acanalada realizado sin Cooke 1977,
(objeto control 1978
aislado) arqueológico Stewart
1968
Panamá
Lago Alajuela Punta Hallazgo / / Bird y
o Madden acanalada realizado sin Cooke 1977,
(isla control 1978
Macapalé) arqueológico Sander 1964
(objeto
aislado)
Panamá
La Mula West Una o dos Excavaciones Lascas, / Crusoe y
(campamento puntas bifaciales, Felton 1974
) terminadas raspadores, Pearson
, preformas laminas y 2003
Panamá de puntas buriles Ranere
2000, 2006
Los Vampiros Cuatro Excavaciones Núcleos, 11,550 ± 140 Carvajal-
(campamento lascas lascas, BP (13,439 ± Contreras et
) sobre- lascas 166 cal BP; al. 2008
extendidas retocadas, muestra sacada Cooke y
Panamá puntas Cola justo debajo del Ranere
de Pescado, nivel antrópico 1984, 1992
raspadores y más antiguo); Pearson
un 9100 ± 40 BP 2002
fragmento (10,256 ± 25 Pearson y
de cal BP); 8560 ± Cooke 2002,
macrolámin 160 BP (9618 ± 2007
a. 210 cal BP) Piperno y
Blake 1991
Nieto Preforma Reconocimien / / Pearson
(campamento de una to 2003
y cantera) punta Pearson y
acanalada Cooke 2002
Panamá
16
II. Marco geográfico
Por lo demás, los sitios y las zonas que revelaron objetos de la tradición Clovis están
ubicados en entornos físicos variados: llanuras costeras o interiores, colinas de tierras bajas,
altiplanos y montañas de cadenas volcánicas (Tabla 2). El sitio Clovis más elevado de
Centroamérica -y tal vez de toda América- es el de Los Tapiales, ubicado en un puerto, a 3150
msnm (Figura 7). Dos sitios, Los Grifos y Los Vampiros, ocupan abrigos rocosos.
17
Figura 7: Paisaje del altiplano occidental de Guatemala. Al fondo, la cadena montañosa
donde se encuentra el sitio de Los Tapiales. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.
La geología centroamericana produce una variedad de minerales y rocas de grano fino, que
fueron aprovechados por los artesanos Clovis para la fabricación de sus herramientas: el
basalto y la obsidiana, que son de origen volcánico, así como el pedernal, el chert, la
calcedonia y el cuarzo. Al menos 8 de los 20 lugares del corpus de este estudio se encuentran
en áreas dotadas de yacimientos que han sido explotados para la fabricación de artefactos
Clovis. Se sabe que en Norteamérica, dos elementos influían notablemente en la elección de
los lugares de asentamientos de los grupos Clovis: la existencia de afloramientos de minerales
y rocas duros, y el paso de ríos (Meltzer 2009: 225-226).
Para poder comprender la explotación de los recursos naturales por las poblaciones
paleoindias, conviene tomar en cuenta las características climáticas de finales del Pleistoceno.
En Centroamérica, según los trabajos de Dolores Piperno y Deborah Pearsall (1998; Piperno
2006), las temperaturas estaban entonces inferiores de 5 a 7 °C, y las precipitaciones anuales,
de 25 a 50 %, de lo que estan en la actualidad. En estas condiciones, como lo subraya Pearson
(2002), el acceso a agua potable debía representar un objetivo particularmente crítico, para los
grupos humanos.
Fuentes de agua dulce son atestiguadas en los alrededores inmediatos de la mayoría de los
lugares relacionados con la cultura Clovis en Centroamérica; las encontramos bajo la forma
de manantiales, ríos, riachuelos, y un lago (el lago Arenal, en Costa Rica). En los casos de los
demás lugares, la presencia cercana de agua dulce puede ser considerada como probable.
Fuera de su uso como fuentes de abastecimiento de agua, los ríos presentaban otra ventaja:
constituían potenciales vías de comunicación (Meltzer 2009: 226, 293); en el istmo
centroamericano, el Río Reventazón, que fluye más abajo del sitio de Turrialba, pudo así
facilitar los viajes de las bandas paleoindias entre la costa Atlantica y la Cordillera de
Talamanca. Pero por supuesto, la red hidrográfica ha sufrido cambios desde el Pleistoceno,
por las variaciones del clima y los procesos geológicos.
18
La vegetación también ha sufrido cambios. A finales del Pleistoceno, a causa de un clima
más seco y más frío, y menores concentraciones de CO² en la atmosfera, los bosques de
Centroamérica eran menos extensos y menos densos que en la actualidad (Piperno 2006: 280).
Gran parte de la costa y la vertiente del Pacífico de Centroamérica, Petén y Belice ofrecía
paisajes compuestos de pequeños bosques espinosos, maleza y sabana. De los lugares
relacionados con la cultura Clovis, de 5 a 7 estaban ubicados en este tipo de entorno, mientras
que otros se encontraban en bosques de canopea cerrada, en zonas de tierras bajas o en la
cadena volcánica. El campamento de Los Tapiales, finalmente, debió estar establecido en
medio de praderas alpinas (Ranere 2006: 71). Estos diferentes ecosistemas albergaban una
profusa fauna, que incluía unas 15 especies de grandes mamíferos, hoy extintos (Ranere y
Cooke 2003: 233; Figura 8). Lamentablemente, no se ha podido asociar artefactos con restos
de megafauna en la región –ni siquiera en el famoso yacimiento paleontológico de Chivacabé
(Mead et al. 2012). No obstante, los vestigios conocidos nos permiten reunir algunos indicios
sobre el modo subsistencia, y otros aspectos de la vida de las poblaciones Clovis en América
Central.
19
TABLA 2
20
(Piperno y
Pearsall 1998)
Guatemala
San Zona No Sí Bosque
Rafael montañosa montañoso
(Piperno y
Pearsall 1998,
Guatemala Ranere 2006: 72)
August Llanura ? Sí Bosque espinoso,
Pine maleza o sabana
Ridge boscosa (Piperno
2006, Ranere
Belice 2006: 71)
Ladyville Llanura litoral Sí (chert) Probable Bosque espinoso,
1 maleza o sabana
boscosa (Piperno
Belice 2006, Ranere
2006: 71)
Occidente Zona ? Probable Bosque
de El montañosa montañoso,
Salvador bosque espinoso,
maleza o sabana
El boscosa (Piperno
Salvador y Pearsall 1998,
Piperno 2006)
Costa del Zona costera ? Probable Bosque
Pacífico montañoso,
de Costa bosque espinoso,
Rica maleza o sabana
boscosa (Piperno
Costa y Pearsall 1998,
Rica Piperno 2006)
Lago Ribera de un Sí (calcedonia) Sí Bosque
Arenal lago montañoso
(Piperno y
Costa Pearsall 1998,
Rica Ranere 2006: 72)
Turrialba Terrazas, en la Sí (chert) Sí Bosque
vertiente de una montañoso
Costa montana (Piperno y
Rica Pearsall 1998,
Ranere 2006: 72)
Canal de Zona de colinas ? Sí Bosque de tierras
Panamá bajas (Piperno
2006, Ranere
Panamá 2006: 71)
Lago Zona de colinas ? Sí Bosque de tierras
Alajuela bajas (Piperno
2006, Ranere
Panamá 2006: 71)
21
La Mula Colina Sí (calcedonia) Sí Bosque espinoso,
West maleza o sabana
boscosa (Piperno
Panamá 2006, Ranere
2006: 71)
Los Abrigo rocoso ? Sí Bosque espinoso,
Vampiros al pie de un maleza o sabana
cerro boscosa (Piperno
Panamá 2006, Ranere
2006: 71)
Nieto Pendiente de Sí (cuarzo) Sí Bosque espinoso,
una colina baja maleza o sabana
Panamá boscosa (Piperno
2006, Ranere
2006: 71)
22
III. Vestigios
Puntas y preformas
23
Figura 9: Punta del tipo Clovis “clásico” de Chivacabé, Guatemala. Largo: 6 cm. Foto:
Sébastien Perrot-Minnot.
24
Figura 10: Punta Clovis “de cintura” de San Rafael, Guatemala. Largo: 5.7 cm. Dibujo:
Rafael Mauricio Díaz García.
En Estados Unidos, numerosas variantes de las puntas de tipo Clovis han sido propuestas.
Una de ellas, llevando el nombre de “Ross County”, llegó a ser considerada, a veces como un
tipo de pleno derecho. Pearson (2002) relaciona con ella algunas de las puntas
centroamericanas. Por mi parte, preferí no tomar en cuenta esta variante, mal definida, en la
clasificación de las puntas de mi corpus.
Si abordamos más generalmente las analogías existentes entre las puntas Clovis de
Centroamérica y las de Norteamérica, vemos que no conciernen solamente a la morfología,
sino que también a aspectos tecnológicos. Se hicieron comparaciones significativas entre los
procesos de fabricación (chaînes opératoires, en francés) observados en Turrialba y La Mula
West por una parte, y procesos documentados en sitios de Norteamérica, por la otra (Morrow
y Morrow 1999: 222; Ranere y Cooke 2003; Ranere 2006). Sin embargo, Guillermo Acosta
Ochoa (2009: 100) señala particularidades del material centroamericano: “Las puntas Clovis
de las regiones tropicales de América se distinguen notablemente de aquellas de regiones
más templadas hacia el Norte presentando dimensiones generalmente reducidas y ligeras
concavidades laterales […]”. Al respecto, notemos que según Lawrence Keeley (1982: 801),
los objetos provistos con un mango eran más pequeños y más finos que los que eran
desprovistos de él.
25
del tipo Simpson. Las puntas de este ultimo tipo, por cierto, no son acanaladas (Thulman
2012).
En el caso de la base de punta de Los Tapiales (Figura 11), Pearson (2002) considera que
podría pertenecer tanto al tipo Clovis como al tipo Cola de Pescado. Es cierto, en lo absoluto.
No obstante, por su morfología, los detalles del tallado y las acanaladuras en sus dos caras, el
artefacto recuerda más las puntas Clovis clásicas que las Cola de Pescado.
Figura 11: Base de punta de Los Tapiales, Guatemala. Ancho: 3.3 cm. Dibujo: Gruhn y
Bryan 1977.
Finalmente, Payson Sheets et al. (1990: 145) consideran como probable la pertenencia de la
base acanalada de un bifacial de La Esperanza, Honduras, a la industria Clovis. Por mi parte,
tendería a relacionar este objeto (ilustrado en Bullen y Plowden 1963: fig. 2, a) más bien con
la tradición Cola de Pescado.
Punta retrabajada
La punta Clovis de Piedra Parada (Figura 12) merece una mención especial. Se trata de la
parte proximal de una punta de la variante “de cintura”. El fragmento, de obsidiana, tiene 4.05
cm de largo y 2.45 cm de ancho. Tras romperse, la punta fue retrabajada, removiéndole
lascas; se puede razonablemente suponer que al realizar estas modificaciones, se buscaba
obtener un buril en uno de los ángulos producidos por la rotura, y un raspador en la rotura y
uno de los bordes longitudinales del artefacto, donde Davis (s. f.: 7) observó características
marcas de desgaste.
Figura 12: Punta de Piedra Parada, Guatemala. Largo: 4.05 cm. Dibujo: Davis, s. f.
26
A menudo, la identificación de un buril en un fragmento de punta resulta problemática; en
efecto, impactos accidentales pueden dar la ilusión de un buril (Epstein 1963: 187). Sin
embargo, en el caso de la punta de Piedra Parada, la elaboración de dicha herramienta parece
ser confirmada por el bulbo de percusión negativo que se puede observar justo debajo de la
extremidad burilante (Epstein 1963: 194).
En cuanto a las puntas paleoindias que habrían sido retrabajadas para ser usadas como
raspadores, su mención en la literatura arqueológica es sumamente rara. Una punta Clovis del
sitio de Lehner (Arizona, Estados Unidos) podría haber sido convertida en un buril y un
raspador, como la punta de Piedra Parada (Epstein 1963: 189, 191, fig. 2, j; Slade 2010: 25).
Otros objetos
Fuera de las puntas, la marca de la cultura Clovis en América Central puede apreciarse en un
raspador elaborado sobre un segmento de lámina de Los Tapiales, de basalto, de 3.4 de largo
y 2.8 cm de ancho (Figura 13); en cuatro lascas sobre-extendidas bifaciales de Los Vampiros,
de entre 3.4 y 6.5 cm de dimensión máxima (Pearson y Cooke 2007); y según Pearson (2004),
en lascas, núcleos y raspadores de Turrialba.
Figura 13: Raspador sobre un segmento de lámina, hallado en los Tapiales. Largo: 3.2 cm.
Dibujo: Gruhn y Bryan 1977.
Cabe subrayar que el material centroamericano no incluye las macroláminas ni los núcleos
de láminas típicos de Clovis (Collins y Lohse 2004).
27
TABLA 3
28
cm; ancho: Tajumulco) “clásica”
Guatemala 3.8 cm;
grosor: 0.8
cm.
Piedra Punta acanalada Largo: 4.05 Obsidiana (de Punta Clovis “de
Parada retrabajada cm; ancho: El Chayal) cintura”,
2.45 cm; retrabajada para
Guatemala grosor: 0.59 obtener un buril y
cm. un raspador
San Rafael Punta acanalada Largo: 5.7 Obsidiana (de Punta Clovis “de
cm; ancho: El Chayal) cintura”. Gruhn y
Guatemala 2.1 cm; Bryan (1977)
grosor: 0.3 relacionaban
cm. equivocadamente
esta punta con el
tipo Cola de
Pescado.
August Pine Punta acanalada Largo: 5.16 Chert Punta Clovis “de
Ridge cm; ancho: cintura”
2.61 cm;
Belice grosor: 0.6
cm.
Ladyville 1 Dos puntas Punta 1: Chert (local) Puntas Clovis
acanaladas Largo: 9.16 “clásicas”
Belice (una, en el cm; ancho:
estado de 3.59 cm;
fragmento) grosor: 0.83
cm.
Punta 2:
Largo: 5 cm;
ancho en la
base: 2.5 cm.
29
carácter.
Lago Arenal Punta acanalada Largo: 8.6 Calcedonia Punta Clovis
cm; ancho: (presente en el “clásica”
Costa Rica 3.2 cm ; área)
grosor: 0,8
cm.
Turrialba Cinco puntas y ? Chert (local) Puntas Clovis
fragmentos de “clásicas” y “de
Costa Rica puntas cintura”
acanaladas,
terminadas o
casi terminadas,
preformas
bifaciales y
(según Pearson
2004) lascas,
núcleos y
raspadores
Canal de Punta acanalada Largo: 6 cm. Piedra rojiza /
Panamá
Panamá
Lago Punta acanalada Largo: 7.8 Piedra silícea Punta Clovis “de
Alajuela cm; ancho: cintura”. Georges
3.8 cm. Pearson (2002)
Panamá compara esta
punta con las del
tipo Simpson,
identificado en la
Florida, Estados
Unidos.
La Mula Una o dos Largos de los Calcedonia /
West puntas fragmentos de (local)
terminadas, puntas: 4.3 y
Panamá preformas de 3.6 cm.
puntas
Los Cuatro lascas Dimensión Chert /
Vampiros sobre- máxima: de
extendidas 3.4 a 6.5 cm.
Panamá
Nieto Preforma de Largo: 8.786 Cuarzo (local) /
una punta cm; ancho:
Panamá acanalada 5,05 cm;
grosor: 1.72
cm.
30
2. Materias primas utilizadas en la fabricación de los objetos diagnósticos de la cultura Clovis
(Tabla 3)
Mientras que en Norteamérica, los artefactos conocidos de la cultura Clovis son hechos de
piedra, hueso, marfil y hasta de madera, en Centroamérica, por el momento, solo atañen a la
industria litica (aunque las puntas y diversas otras herramientas debían estar provistas de
mangos de madera).
Si sólo consideramos los objetos diagnósticos de Clovis en dicha región, vemos que son de
una diversidad de minerales y rocas: obsidiana (en 7 lugares; Figura 14), chert (en 4 lugares),
pedernal (2 lugares), basalto (2 lugares), calcedonia (2 lugares), cuarzo (1 lugar), así como
una piedra silicea (punta de Lago Alajuela, de la provincia de Panamá, Panamá) y una piedra
rojiza (punta del Canal de Panamá) no identificadas. Para la mayor parte de los objetos, se
usaron materiales locales. En los otros casos, los materiales no parecen provenir de
yacimientos muy lejanos. Esto constituye otra diferencia con Norteamérica, donde las
materias primas podían ser transportadas sobre cientos de kilómetros (Kilby 2008: 10-11).
Figura 14: La punta de San Rafael, hecha de obsidiana. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.
Pero en Norte como en Centroamerica, los artesanos Clovis muestran una clara predilección
por las piedras duras y de grano fino. Como lo explica David Meltzer (2009: 248, 249), elegir
una piedra con estas cualidades representaba, para los grupos paleoindios, una cuestión de
vida o de muerte.
El recurso al basalto, para la fabricación de las puntas de Los Tapiales y Chajbal (Figura
15), puede parecer curioso. El trabajo de esta roca ígnea no era muy difundido entre los
portadores de la cultura de Clovis; en América del Norte y Central, se desarrolló sobre todo a
partir del Paleoindio Tardío (y más aún, en el transcurso del período Arcaico). No obstante, es
interesante constatar que dicha roca ha sido explotado a gran escala por comunidades Clovis
en Sonora, México (Sánchez y Carpenter 2003; Gaines et al. 2009). Allí como en el caso de
31
los artefactos paleoindios de Totonicapán y Quiché, se trata de un basalto de propiedades
excepcionales (ver Brown 1980: 315, respecto al basalto usado en Chajbal).
Figura 15: Punta de Chajbal, Guatemala. Largo: 8.1 cm. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.
Los vestigios diagnósticos de la cultura Clovis sufren graves problemas de contexto. Fueron
hallados:
- Sin control arqueológico, en Chivacabé, Las Verapaces (Guatemala), Nahualá, San Rafael,
August Pine Ridge, el Occidente de El Salvador, la Costa del Pacífico de Costa Rica, el Canal
de Panamá, y Lago Alajuela. Pero en el caso de Chivacabé, la punta fue recolectada en un
sitio que luego fue excavado (lamentablemente, muy poco se sabe de estas excavaciones).
32
- Durante reconocimientos, en Chajbal, Chujuyub, Piedra Parada, Ladyville 1, Lago Arenal y
Nieto. Las puntas de Ladyville 1 y Nieto fueron recolectadas en sitios que fueron, después,
excavados.
- Durante excavaciones, en Los Grifos (Figura 16), Los Tapiales, Turrialba (Figura 17), La
Mula West y Los Vampiros. Cabe precisar que los contextos excavados presentaron
perturbaciones relativamente severas, provocadas por las raíces y madrigueras en Los Grifos
(donde se observaron, incluso, tiesto de cerámica intrusivos en la capa antrópica más
profunda); la crioturbación, aparentemente, en Los Tapiales (sitio ubicado en una altitud de
3150 m); las prácticas agrícolas modernas, en Turrialba; la caída de rocas, en Los Vampiros; y
la actividad humana moderna junto con la erosión, en La Mula West y Nieto.
Figura 16: Artefactos líticos de Los Grifos, Chiapas, México: puntas de proyectil (a, b) et
raspadores. Dibujo: Acosta Ochoa 2011.
Mientras que no se conoce ningún objeto paleoindio asociado con las puntas de Las
Verapaces, Nahualá, Piedra Parada, San Rafael, August Pine Ridge, el Occidente de El
Salvador, la Costa del Pacífico de Costa Rica, Lago Arenal, el Canal de Panamá y Lago
Alajuela, para los demás artefactos diagnósticos de la cultura Clovis, se puede mencionar las
asociaciones siguientes:
33
- Objetos paleoindios descubiertos cerca de los artefactos diagnósticos hallados en la
superficie:
Kenneth Brown (1980: 321) dejaba entender que más artefactos fueron hallados en Chajbal y
Chujuyub, aunque no dio detalles al respecto.
34
En lo que concierne a las funciones de estos objetos, los raspadores eran usados para el
procesamiento de las pieles (Morrow 1997: 71; Boldurian y Cotter 1999: 41; Kunz et al.
2003: 43-44); las raederas habrían servido para el trabajo de las pieles, el hueso y la madera; y
con los buriles, se habrían grabado materias orgánicas pero también, tal vez, rocas suaves
(Boldurian y Cotter 1999: 41). En cuanto al limace (una palabra prestada al glosario
prehistórico francés), se trata de “un tipo particular de punta o raedera convergente, ya que
es a la vez alargado y doble” (Bordes 1954: 338).
35
Figura 19: Fragmento proximal de punta, hallado en Ladyville 1, Belice. Largo: 5 cm.
Dibujo: MacNeish y Nelken-Terner 1983a.
En Los Tapiales, las excavaciones revelaron cuatro fogones, ubicados en la periferia del área
de distribución de las lascas y los artefactos (Gruhn y Bryan 1977: 239). La relación de estos
arreglos con el material paleoindio no queda clara. De hecho, las dataciones por radiocarbono
de muestras procedentes de tres de los cuatro fogones dieron medidas que corresponden al
período Arcaico: 7820 ± 140, 7150 ± 130 y 4730 ± 100 BP. Estas medidas, sin embargo,
tienen que considerarse con cautela: en efecto, son más recientes que las de los niveles
inmediatamente superiores. Gruhn y Bryan (op. cit.: 242) evocaban, como posibles
explicaciones de esta anomalía, la acción de factores físicos o químicos no identificados, o de
muy hipotéticas intrusiones que la oscura estratigrafía haría difícil de detectar.
Entre los campamentos Clovis de Centroamérica, al menos tres funcionaron también como
canteras: Turrialba, La Mula West y Nieto. En los dos primeros sitios, se usaron cantos
rodados presentes en los lechos de ríos (Snarskis 1979: 127; Pearson 2004: 96; Pearson 2002),
mientras que en Nieto, se explotó un afloramiento de cuarzo criptocristalino, coronando una
colina (Pearson 2003: 313). Es posible que Chajbal y Chujuyub hayan sido también
escenarios de extracción de materia prima: según Brown, estas “estaciones de talla” estaban
situadas al lado de afloramientos de de basalto de grano fino (Brown 1980: 321).
Hasta la fecha, ningún escondite, ni lugar de matanza de megafauna, ni sepultura del período
Paleoindio han sido reportados en Centroamérica. Pearson (2002) estima que la aparente
ausencia de escondites se podría explicar por la proximidad de yacimientos de minerales y
rocas apreciados por los talladores de piedra; en Nortemaérica, efectivamente, los escondites
utilitarios parecen haber servido, a menudo, de reservas de materiales (Kilby 2008: 209-212).
Pero obviamente, ésta no fue su única función; parecen haber sido destinadas, también, al
almacenamiento de herramientas que no estaban usadas durante parte del año, o de un
36
excedente de materiales transportado por un grupo, así como al cumplimiento de actividades
rituales (Kilby 2008: 212-219).
En lo que concierne a los lugares de matanza de megafauna, podemos suponer que fueron
particularmente afectados por los procesos geológicos, ya que los animales debieron ser
generalmente cogidos en trampas y rematados en áreas escarpadas (ver Waters y Kuehn 1996:
491).
IV. Cronología
Los Grifos: entre 10,867 ± 219 y 9987 ± 211 cal BP (Santamaria 1981).
Los Tapiales: entre 13,083 ± 206 y 9,892 ± 197 cal BP (Gruhn y Bryan 1977).
Los Vampiros: entre 13,439 ± 166 (muestra sacada justo debajo del nivel antrópico más
antiguo) y 9618 ± 210 cal BP (Pearson y Cooke 2007; Carvajal-Contreras, Cooke y Jiménez
2008).
En Los Grifos, se efectuaron también una datación por hidratación de la obsidiana, dando la
fecha de 9330 BP, y otras por paleomagnetismo, correspondientes, en términos de fechas por
radiocarbono calibradas, a 10,052 ± 329 y 9884 ± 194 cal BP (Fregoso 2010). El rango de
fechas de Los Grifos resulta intrigante, ya que es muy posterior al período comúnmente
aceptado para el florecimiento de la cultura Clovis. En cambio, la cronología que ha sido
establecida para los niveles iniciales de ocupación del abrigo rocoso de Santa Marta (Figura
20), ubicado a unos 150 m de Los Grifos, señala una antigüedad de cerca de mas de 12,600
años (Acosta Ochoa 2009, 2011). ¿Podrían las puntas de la cueva de Los Grifos haber sido
recolectadas en la cueva de Santa Marta, para ser reutilizadas siglos o milenios después de su
fabricación? La pregunta merece ser hecha: la recuperación de artefactos dejados por otros
grupos no debía ser rara, en la época Paleoindia (Kilby 2008: 19-20).
37
Figura 20: Abrigo rocoso de Santa Marta, Chiapas, México. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.
En el caso de Los Tapiales, conviene precisar que seis (es decir, la mayor parte) de los
fechamientos de radiocarbono obtenidos de las muestras sacadas por Gruhn y Bryan (1977:
240-242) se refieren al período Arcaico. No se puede excluir, entonces, que algunos de los
artefactos de Los Tapiales se remonten a dicho período, o incluso, que herramientas
paleoindias hayan sido reutilizadas durante los tiempos arcaicos (ver, por ejemplo, Stiger
2006: 322, para un caso de este tipo en el oeste de Estados Unidos).
V. Relaciones culturales
38
Representan, hoy, el tipo de punta paleoindia más difundido en Sudamérica. Pero más allá,
fueron halladas también en Centroamérica, desde Panamá hasta Chiapas. Según los datos
disponibles, este conjunto tendría una cronología concordando parcialmente con la de la
cultura Clovis, a la cual sobrevivió por algunos siglos (Dillehay 2000: 100, Maggard y
Dillehay 2011: 85-86).
Figura 21: Puntas de tipo Cola de Pescado descubiertas por Junius Bird en la cueva Fell, en
el sur de Chile, en 1937. Foto: Bird 1988.
Las puntas Clovis y Cola de Pescado comparten un rasgo muy específico: la acanaladura.
Este punto común alimentó largos debates sobre las posibles relaciones entre ambas
tecnologías. Se ha sugerido repetidamente que las puntas Cola de Pescado podrían resultar de
una evolución de las del tipo Clovis (Willey 1966: 68; Snarskis 1979: 136-137; Ranere y
Cooke 1991: 241; Cooke y Ranere 1992a: 119; Morrow y Morrow 1999: 227; Pearson 2002,
2004; Valdez y Aylesworth 2005; Faught 2006: 181). Sin embargo, esta idea se encuentra un
poco fragilizada por la contemporaneidad parcial de las dos tradiciones. Otra hipótesis evoca
la posibilidad que las mismas puedan descender de un ancestro común (Lynch 1991; Dillehay
2000: 100). Pero varios autores recalcaron también las diferencias significativas que existen
entre las puntas Clovis y Cola de Pescado, en particular, en la realización de la acanaladura
(Nami 1996; Dillehay 2000: 101; Acosta Ochoa 2009: 100). Estas diferencias nos obligan,
necesariamente, a considerar las posibles conexiones entre las dos tecnologías con mucha
cautela.
En Centroamérica, 26 puntas Cola de Pescado han sido encontradas en 17 sitios (Figuras 16,
b y 22). Sólo cohabitan con objetos de la cultura Clovis en cuatro sitios: Los Grifos, Ladyville
1, Turrialba y Los Vampiros. Está también el caso del área del lago de Alajuela, donde la
punta Clovis de la isla Macapalé fue hallada a menos de un kilómetro de las puntas Cola de
Pescado de las islas Butler y Marcelito, y a menos de dos kilómetros de la de la isla La Loma.
Estas “islas” eran cerros que se erguían a orillas del rio Chagres, antes de la construcción de la
represa de Madden, en los años 1930. La formación del lago artificial debió desplazar los
materiales arqueológicos sobre distancias considerables (Bird y Cooke 1977: 15, 17).
39
Figura 22: Punta del tipo Cola de Pescado, hallada cerca de Orange Walk, en Belice. Largo:
aproximadamente 7 cm. Dibujo: MacNeish y Nelken-Terner 1983a.
En lo que concierne a Ladyville 1 y el área del lago Alajuela, los datos disponibles no
permiten determinar las relaciones históricas que pudieron existir entre las puntas Clovis y
Cola de Pescado: éstas pueden corresponder a una misma ocupación, o no. En Turrialba, la
situación no es mucho más clara, aunque según Pearson (2004 : 100), el hecho de que la punta
Cola de Pescado haya sido hallada en la terraza (natural) más baja del lugar podría sugerir que
es más reciente que el material Clovis, depositado más arriba.
En cambio, en Los Grifos como en Los Vampiros, artefactos de las dos referidas industrias
fueron encontrados juntos, en una misma zona estratigráfica. Podemos entonces
razonablemente suponer que son contemporáneos, o por lo menos, cronológicamente
cercanos. No obstante, los problemas contextuales ya señalados, y las dudas suscitadas por las
dataciones de Los Grifos, nos obligan a permanecer cautelosos.
40
pubis de un mastodonte; dataciones por radiocarbono, de elementos organicos procedentes,
supuestamente, del estomago del mastodonte, dieron las fechas de 12,980 ± 85 B.P., 13,000 ±
200 B.P., 13,880 ± 120 B.P. y 14,200 ± 300 BP (Jaimes 1999). Estos datos indicarían,
entonces, que la industria El Jobo es anterior a la de Clovis; pero dudas han surgido al
respecto (Pearson 2004: 88).
Estas comparaciones aparecen, en realidad, muy frágiles. Las relaciones tecnológicas que
han sido evocadas no son concluyentes, y en particular, resulta difícil distinguir los raspadores
de Folsom con los de Clovis u otras industrias paleoindias. La hipótesis de una presencia o
influencia de la cultura Folsom en el istmo centroamericano fue recibida con mucho
escepticismo, en los ámbitos arqueológicos (Pearson 2002; D. Meltzer y J. Lohse,
comunicaciones personales, 2012). De hecho, aún en el norte de México, las huellas de esta
cultura son discretas (Sánchez 2001; Gaines et al. 2009: 330; D. Meltzer, comunicación
personal, 2012).
Por lo demás, se ha sugerido que ciertas puntas paleoindias de Panamá podrían reflejar una
influencia del estilo Simpson, caracterizado en la Florida (Faught y Dunbar 1997; Pearson
2002). Según Pearson (op. cit.), la punta de la isla Macapalé (Figura 23) sería la mejor
ilustración de esta influencia, y representaría una etapa de transición tecnológica entre las
formas Clovis y Cola de Pescado. Si nos referimos a la definición del tipo de punta Simpson,
proporcionada por David Thulman (2012), constatamos que tres puntas Clovis de
Centroamérica (de San Rafael, Turrialba y Lago Alajuela) muestran una cierta semejanza con
dicho tipo. Sin embargo, cabe recordar dos puntos importantes: la típica punta Simpson no es
acanalada; y el contexto arqueológico así como el fechamiento de las puntas Simpson, en la
Florida, permanecen problemáticos (Thulman 2012).
41
Figura 23: Punta de Lago Alajuela (isla Macapalé). Largo: 7.8 cm. Dibujo: Bird y Cooke
1977.
Sea como sea, las comparaciones con las puntas Simpson, pero también con otros tipos de
puntas de Norte y Sudamérica, han sido propuestas para apoyar la hipótesis de un área de
interaccion cultural paleoindia a lo largo de las costas del Golfo de México y del mar Caribe,
entre la Florida y el norte de la América del Sur (Faught y Dunbar 1997; Pearson y Bostrom
1998; Pearson 2002; 2003: 318, 319; 2004: 93; Faught 2006: 177-178). A favor de esta
hipótesis, se podría mencionar también la distribución geográfica de la puntas Cola de
Pescado de Centroamérica, que parece relacionarse más con la costa caribeña. Además,
podemos suponer que la navegación costera era ampliamente practicada, durante el período
Paleoindio (ver, por ejemplo, Dixon 2001: 286-287; Lavallée y Julien 2001: 74-75; Fagundes
et al. 2008; Goebel, Waters y O’Rourke 2008: 1499).
Observamos que con excepción de Turrialba, los sitios Clovis conocidos en Centroamérica
son de un tamaño modesto, revelando ocupaciones débiles y fugaces. Según Todd Surovell
42
(2000), une fuerte movilidad residencial, favoreciendo una frecuente y fácil explotación de
recursos de calidad, permite también una mayor participación de los niños en esta
explotación, y una natalidad relativamente elevada.
Pero más alla del marco definido por los sitios, ¿Cómo se podrían distinguir los grupos
paleoindios? ¿Podrian los diferentes tipos de puntas de proyectil corresponder a diferentes
pueblos? Parece probable en ciertos casos - por ejemplo, en el de las puntas Cola de Pescado
y Paiján de los Andes Centrales, que se relacionarían con modos de organización y
subsistencia distintos (Maggard y Dillehay 2011).
Ahora, ¿Pudieron las relaciones entre los grupos abarcar prácticas comerciales? Jon Lohse y
Lorena Paiz (2010: 14) se preguntan si la lasca de obsidiana de Pachuca (México central)
encontrada en Chivacabé no podría delatar tales practicas. En realidad, se desconoce la edad
de esta lasca. Por lo demás, la existencia de redes comerciales en la América paleoindia
suscita todavía muchas dudas (Amick 1996 : 413; Meltzer 2009 : 248-249), aunque Michael
Kunz et al. (2003: 40) estiman que un comercio de la obsidiana pudo desarrollarse en Alaska.
Conclusiones y perspectivas
Marcas de la famosa cultura Clovis, que floreció aproximadamente entre 13,300 y 12,800
calBP, de Canada a Venezuela, fueron reconocidas en objetos procedentes de 20 lugares de
Centroamérica: 1 de Chiapas, 8 de Guatemala, 2 de Belice, 1 de El Salvador (abarcando, en
realidad, todo el occidente del país), 3 de Costa Rica, y 5 de Panamá. Estos objetos incluyen
un número máximo de 25 puntas terminadas o casi terminadas, una punta retrabajada,
preformas de puntas, lascas sobre-extendidas bifaciales y un raspador sobre lámina; y Georges
Pearson (2004) observa también aspectos diagnósticos de la tecnología Clovis en lascas,
núcleos y raspadores de Turrialba, en Costa Rica.
43
Lamentablemente, nuestro conocimiento del contexto arqueológico de este material es muy
limitado. Sin embargo, constatamos la asociación de los referidos objetos con vestigios menos
diagnósticos: núcleos, lascas, lascas retocadas, bifaciales, puntas unificiales, raspadores,
raederas, limaces, laminas y buriles. Además, en Los Grifos (Chiapas), Ladyville 1 (Belice),
Turrialba (Costa Rica) y Los Vampiros (Panamá), artefactos Clovis cohabitaban con puntas
de la tradición Cola de Pescado, parcialmente contemporánea con la de Clovis, y representada
principalmente en Sudamérica.
Las informaciones que podemos sacar de los datos arqueológicos disponibles, sobre la vida
de los portadores de la cultura Clovis en Centroamérica, son necesariamente modestas.
Sugieren que las poblaciones estaban generalmente organizadas en pequeñas bandas muy
móviles, y empeñadas en una activa exploración y explotación del entorno natural. Resulta
difícil pronunciarse, por el momento, sobre la identificación de diferentes grupos humanos,
más alla del marco de cada sitio. Asimismo, las relaciones que pudieron existir entre los
grupos permanecen inciertas, aunque debían incluir frecuentes prácticas de intercambios.
Por supuesto, el análisis y la interpretación del corpus de este estudio son severamente
limitadas por las lagunas de nuestro conocimiento del patrimonio paleoindio de
Centroamérica, y por la erosión y desaparición de numerosos vestigios, a causa de factores
naturales y humanos. Para brindar más material a la investigación sobre la cultura Clovis en
Centroamérica, varias pistas se ofrecen a nosotros. Notamos así que entre los lugares de
ocupación abordados en este informe, dos todavía no fueron excavados: Chajbal y Chujuyub.
Y entre los sitios que han sido excavados, no faltan los sectores que justificarían futuros
44
trabajos de campo. Nuevas excavaciones serían particularmente pertinentes en Chivacabé, ya
que no se sabe casi nada de las operaciones llevadas a cabo en este yacimiento por
investigadores de la Universidad Simon Fraser, a finales de los años 1970. Conviene también
tomar en cuenta el sitio de La Piedra del Coyote, ubicado aproximativamente a 2.5 km de Los
Tapiales (Guatemala); allí, Ruth Gruhn y Alan Bryan abrieron un sondeo en 1972, sacando a
la luz un material “muy similar” al de Los Tapiales (Gruhn y Bryan 1977: 254). En lo que
concierne a los reconocimientos, deben de enfocarse en prioridad a zonas poco afectadas por
la actividad humana, los procesos geológicos y la acción de la vegetación. Al respecto, Gruhn
y Bryan escribían justamente: “Los Tapiales, together with a nearby comparable site, La
Piedra del Coyote, both located on the continental divide, may indicate that the search for
remains of early man in Guatemala is to be directed most profitably to the mountain ridges
instead of the highland valleys and basins, which contain excessively deep deposits of
volcanic ash; or the jungle-covered lowlands” (Gruhn y Bryan 1977: 235). Además, cabe
recordarse el interés de las bandas paleoindias para los lugares dotados a la vez de fuentes de
agua dulce y de recursos minerales y rocosos explotables para la fabricación de herramientas.
Pero fuera de las excavaciones y los reconocimientos, podría resultar igualmente fructífero
revisar los informes y las colecciones de proyectos arqueológicos pasados, y no únicamente
de los que se han enfocado al período Paleoindio. Los informes del Proyecto Kaminaljuyu,
por ejemplo, podrían contener informaciones sobre ocupaciones del valle de Guatemala
durante el Pleistoceno Superior. Conducido de 1968 a 1971 por William T. Sanders y Joseph
W. Michels, de la Universidad Estatal de Pensilvania, este proyecto emprendió importantes
trabajos arqueológicos no solamente en la gran metrópolis maya de Kaminaljuyú (que se
extendía en el perímetro de la moderna Ciudad de Guatemala, en las tierras altas centrales de
Guatemala), sino también en numerosos sitios periféricos. En 1971, en el transcurso de un
estudio general dedicado a los artefactos de piedra astillados, Michael K. Davis (s. f.)
examinó vestigios líticos procedentes de uno de estos sitios periféricos: el de Piedra Parada.
Es entonces que identificó, en un lote correspondiente a una recolección de superficie
efectuada en junio de 1969, un fragmento de una punta acanalada y lanceolada, aparentemente
retrabajado para obtener un buril y un raspador. Como Davis (s. f.: 13) lo reconoce, es posible
que las colecciones del Proyecto Kaminaljuyu revelen mas artefactos del Pleistoceno
Superior, en el futuro.
Por lo demás, será necesario conceder más visibilidad al patrimonio paleoindio en los
museos de Centroamérica. Pude ver rótulos sobre este patrimonio junto con artefactos
paleoindios (o réplicas) en el Museo Popol Vuh (Guatemala), el parque prehistórico de
Chivacabé (Guatemala), el Museo de Belice y el Museo Nacional de Costa Rica. Quizas haya,
en la región, otros establecimientos presentando testimonios de las primeras culturas del
istmo, pero en general, no se puede negar que las mismas estan muy poco representadas en los
museos centroamericanos. Es obvio que la inclusión del período Paleoindio en una
museografía conlleva serios desafíos, en los campos de la conservación, la interpretación y la
valoración del material arqueológico. Pero el desafio más importante, sin duda, es mostrar
como húmildes objetos constituyen testimonios de una de las más formidables aventuras de la
historia de la humanidad.
45
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57
ANEXO 1:
58
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
59
Dimensiones: Largo: 6 cm; ancho: 3.3 cm; grosor: 0.9 cm.
Material: Obsidiana. Según Lohse y Paiz (2010: 2), se trataría de la obsidiana del yacimiento
de Tajumulco, en el Occidente de Guatemala.
Ilustración:
Referencias:
ERICASTILLA, Sergio
1992 Proyecto paleontológico Chivacabé. Informe entregado al Instituto de Antropología e
Historia de Guatemala (IDAEH).
HAYDEN, Brian
1980 “A Fluted Point from the Guatemalan Highlands”. En: Current Anthropology, 21: 702.
MEAD, Jim I., Arturo BAEZ, Sandra L. SWIFT, Jon C. LOHSE y Lorena PAIZ
2012 “Late Pleistocene mammals from Chivacabé, Huehuetenango, Guatemala”. En:
Revista Mexicana de Ciencias Geológicas, 29 (2): 319-329.
60
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
“Y yo tengo en mi poder, una flecha de aquellos tiempos, hecha de aqueste pedernal, que
tendrá cinco dedos de largo, y es poco más ancha que una lanceta de sangrar, y poco más
gruesa, y es tan derecha, con dos filos a los lados que ni la mexor lanceta. Y en medio tiene
su canal, a uno, y a otro lado, al modo de las que tienen las espaldas, tan ygual que si se
hubiera hecho de acero no estuviera más perfecta”. (Ximénez 1967: 328).
Referencias:
BATRES, Carlos
2003 El Paleoindio en América: una propuesta teórico-metodológica para Guatemala. Tesis
de licenciatura. Escuela de Historia. Universidad de San Carlos de Guatemala. 2003.
BRAY, Warwick
1978 “An Eighteenth Century Reference to a Fluted Point from Guatemala”. En: American
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61
MURDY, Carson N.
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1: Epoca precolombina (M. Popenoe de Hatch, ed.): 131-138. Asociación de Amigos del
País, Fundación para la Cultura y el Desarrollo. Guatemala
ROVNER, Irwin
1980 “Comment on Bray’s “An Eighteenth Century Reference to a Fluted Point from
Guatemala””. En: American Antiquity, 45 (1): 165-167.
XIMENEZ, Francisco
1967 Historia natural del Reino de Guatemala. Sociedad de Geografía e Historia de
Guatemala, publicación especial número 14. Editorial “José de Pineda Ibarra”. Guatemala.
62
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Localización actual: Museo Popol Vuh, Guatemala (n° de inventario: 3484 1.1.2 1555).
Referencias:
63
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
(Sébastien Perrot-Minnot)
Comentario: Desde 1960, Coe notaba el parecido de este objeto con una variedad de puntas
Clovis del este de Estados Unidos. Curiosamente, Gruhn y Bryan (1977: 254-255) prefirieron
64
relacionar la punta de San Rafael con las del tipo Cola de Pescado; no obstante, este punto de
vista no tardó en ser criticado por otros investigadores (ver Snarskis 1979: 129). Hoy en día,
la pertenencia del artefacto al tipo Clovis ya no es cuestionada.
Referencias:
COE, Michael D.
1960 “A fluted point from highland Guatemala”. En: American Antiquity 25(3):412-413.
SNARSKIS, Michael J.
1979 “Turrialba: A Paleo-Indian Quarry and Workshop in Eastern Costa Rica”. En:
American Antiquity, 44 (1): 125-138.
65
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: Esta punta acanalada fue
presentada a Fred Valdez y Grant Aylesworth (Universidad de Texas en Austin) por Rogelio
Chi, habitante de August Pine Ridge (distrito de Orange Walk, Belice), en 2004. Según R.
Chi, fue descubierta en dicha aldea, con antigüedades precolombinas de otros periodos.
Comentario: Los otros objetos precolombinos de August Pine Ridge que Rogelio Chi enseño
a F. Valdez y G. Aylesworth incluyen: una lámina de chert, que podría ser de origen maya:
una punta de chert, igualmente atribuible a la civilización maya; otra punta del mismo
material, que pertenece al tipo Lowe, del período Arcaico.
66
Referencias:
LOHSE, Jon C., Jaime AWE, Carmeron GRIFFITH, Robert ROSENWIG y Fred VALDEZ,
Jr.
2006 “Preceramic Occupations in Belize: Updating the Paleoindian and Archaic Record”.
En: Latin American Antiquity, 17 (2): 209-226.
67
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Descripción de los objetos: Dos bases de puntas acanaladas de obsidiana, del tipo Clovis
“clásico” (Payson Sheets, comunicación personal, 2012).
Referencias:
SHEETS, Payson D.
1984 “The Prehistory of El Salvador: An Interpretive Summary”. En: The Archaeology of
Lower Central America (F. Lange y D. Stone, eds.): 85-112. University of New Mexico Press.
Albuquerque.
2000 “The Southeast Frontiers of Mesoamerica”. En: The Cambridge History of the Native
Peoples of the Americas, Vol. II: Mesoamerica, part 1 (R. E.W. Adams y M. J. Macleod,
eds.): 407–448. Cambridge University Press. Cambridge.
68
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Localización actual: Museo Carnegie de Historia Natural, Pittsburgh, Estados Unidos (n° de
inventario: 2438-43).
Comentario:
1) James Swauger y William Mayer-Oakes (1952: 265) y Michael Faught (2006: 178)
relacionan esta punta con las del tipo Folsom.
2) Irwin Rovner (1980) pone en duda el carácter paleoindio de esta pieza, subrayando
diferencias que la misma presenta con las puntas acanaladas de América del Norte, y
cuestionando la existencia de una acanaladura en la pieza de Costa Rica. Según Rovner, esta
supuesta acanaladura podría ser, en realidad, el resultado de la manufactura de una navaja o
69
una lasca prismática. Este autor tiende así a considerar la punta de la Costa del Pacífico de
Costa Rica como un artefacto de un periodo tardío de la historia precolombina.
Referencias:
ROVNER, Irwin
1980 “Comment on Bray’s “An Eighteenth Century Reference to a Fluted Point from
Guatemala””. En: American Antiquity, 45 (1): 165-167.
70
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Comentario: El depósito que contenía la punta reveló también un fragmento de hacha pulida,
obviamente más tardío.
Referencias:
1978 “The occurrence in Panama of two types of Paleo-Indian projectile points”. En:
71
Early Man in the New World from a Circum-Pacific Perspective (A.L. Bryan, ed.): 263-272.
Department of Anthropology, University of Alberta, Occasional Papers no. 1. Edmonton.
STEWART, Robert H.
1968 “Evidencias arqueológicas del hombre primitivo en Panamá”. En: Actas del Ier
Simposium Nacional de Arqueología y etnohistoria de Panamá: 68-74. Panamá.
72
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: Esta punta fue hallada por
Ruth Stuhl en 1952, en la costa norte de la isla de Macapalé, en el lago de Alajuela,
antiguamente conocido bajo el nombre de lago “Madden” (provincia de Panamá). Este lago
artificial se creó en los años 1930, para servir de depósito al Canal de Panamá. Las islas que
encontramos allí en la actualidad eran, en realidad, colinas que dominaban el Rio Chagres.
Sus costas han sido muy erosionadas por las olas y las variaciones del nivel del lago. De
hecho, la punta de Macapalé yacía en una superficie de arcilla roja erosionada por la acción
del agua; debía entonces provenir de otro lugar. Junius Bird y Richard Cooke (1977: 17)
escribían al respecto: « Es posible que la punta de proyectil haya sido llevada por la acción
de las olas desde una posición bastante cercana, más hacia el norte (en la dirección del
viento de verano) ».
A finales del Pleistoceno, la zona debía estar cubierta con una selva espesa (Ranere 2006:
71).
73
Ilustración:
Comentarios:
1) Georges Pearson (2002) compara la punta de Macapalé con las del tipo Simpson,
identificado en la Florida, Estados Unidos.
74
Lugares de descubrimientos de puntas paleoindias en la zona del Lago Alajuela (Bird y
Cooke 1977).
Referencias:
1978 “The occurrence in Panama of two types of Paleo-Indian projectile points”. En:
Early Man in the New World from a Circum-Pacific Perspective (A.L. Bryan, ed.): 263-272.
Department of Anthropology, University of Alberta, Occasional Papers no. 1. Edmonton.
SANDER, Dan
1964 “Lithic Material from Panama: Fluted Points from Madden Lake”. En: Actas y
Memorias del XXXV Congreso Internacional de Americanistas (México, 1962), vol. 1: 183-
192. México.
75
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Vestigios paleoindios: Brown (1980) incluía el sitio de Chajbal entre las ocho principales
“estaciones de talla” (“Chipping stations”) de su área de estudio. Explicaba, con respecto a
estas “estaciones”: « Each of these sites were located adjacent to outcrops of fine-grained
basalt. These outcrops were within streambeds or had streams cutting through them, and the
chipping stations were defined on the basis of tool types and included cores of various sizes,
« waste » flakes (i. e., small shaping flakes), fragmentary bifaces, and nodules of fine-grained
76
basalt. While each of the sites yielded other types of tools as well, the primary class definition
is based upon the high percentage of remains suggestive of production activities ».
Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada. Lohse y Paiz (2010: 18) estiman que se podría
tratar de una preforma de una etapa avanzada.
Dimensiones: Largo: 8.1 cm; ancho: 2.7 cm; grosor: 3.5 cm.
Material: Basalto de grano fino.
Ilustración:
(Brown 1980)
Referencias:
BROWN, Kenneth L.
1980 “A Brief Report on Paleoindian-Archaic Occupation of the Quiche Basin, Guatemala”.
En: American Antiquity, 45 (2):313-324.
77
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Localización: Cerca de la aldea de Santa Rosa Chujuyub, a una decena de kilómetros al este
de Jocopilas, en las Tierras Altas occidentales de Guatemala (departamento de Quiché). A
finales del Pleistoceno, la zona debía estar cubierta con una espesa selva de montaña (Ranere
2006: 72).
Vestigios paleoindios: Brown (1980) incluía el sitio de Chajbal entre las ocho principales
“estaciones de talla” (Chipping stations) de su área de estudio. Explicaba, con respecto a estas
“estaciones”: « Each of these sites were located adjacent to outcrops of fine-grained basalt.
These outcrops were within streambeds or had streams cutting through them, and the
chipping stations were defined on the basis of tool types and included cores of various sizes,
« waste » flakes (i. e., small shaping flakes), fragmentary bifaces, and nodules of fine-grained
basalt. While each of the sites yielded other types of tools as well, the primary class definition
is based upon the high percentage of remains suggestive of production activities ».
78
Objeto diagnóstico de la cultura Clovis:
Comentario: Brown compara esta punta con las de San Rafael y Canchón (Piedra Parada), en
las Tierras Altas centrales de Guatemala. Sin embargo, la asocia (equivocadamente, al
parecer) con el tipo Cola de Pescado (Brown 1980: 317-318).
Referencias:
BROWN, Kenneth L.
1980 “A Brief Report on Paleoindian-Archaic Occupation of the Quiche Basin, Guatemala”.
En: American Antiquity, 45 (2):313-324.
79
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
En el caso de la punta Clovis de Piedra Parada, fue recolectada en junio de 1969, durante un
reconocimiento realizado en el marco del proyecto Kaminaljuyu, dirigido por William T.
Sanders y Joseph W. Michels (Pennsylvania State University). El objeto fue identificado
como siendo paleoindio por Davis, en agosto de 1971. A excepción de Davis, ninguno de los
arqueólogos que estudiaron los vestigios de Piedra Parada reportó evidencias, en el sitio, de
una tradición anterior al período Preclásico.
Tipo / forma: Fragmento de una punta acanalada, que habría sido retrabajada para obtener un
buril y un raspador.
Dimensiones: Largo: 4.05 cm; ancho: 2.45 cm; grosor: 0.59 cm.
Material: Obsidiana, al parecer de El Chayal.
80
Ilustración:
(Davis s. f.)
Referencias:
BROWN, Kenneth L.
1980 “A Brief Report on Paleoindian-Archaic Occupation of the Quiche Basin, Guatemala”.
En: American Antiquity, 45 (2):313-324.
DAVIS, Michael K.
s. f. A Fluted Point with Remanufacture from Guatemala. Pennsylvania State University
Press, Department of Anthropology. University Park. (Escrito en 1981).
MURDY, Carson N.
1984 Prehistoric Man-Land Relationships through Time in the Valley of Guatemala.
Pennsylvania State University Press, Department of Anthropology. University Park.
1999 “Los primeros habitantes de Centro America”. En: Historia General de Guatemala, t.
1: Epoca precolombina (M. Popenoe de Hatch, ed.): 131-138. Asociación de Amigos del
País, Fundación para la Cultura y el Desarrollo. Guatemala.
81
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
82
Richard MacNeish; este proyecto registró el sitio de Ladyville 1 bajo la referencia “BAAR
191”.
Vestigios paleoindios: Dos puntas acanaladas de tipo Clovis, cuatro puntas acanaladas de
tipo Cola de Pescado, y tal vez raspadores. El sitio reveló vestigios líticos paleoindios, pero
también arcaicos y mayas (en particular, el Clásico Tardío). Para Lohse et al. (2006: 221),
Ladyville 1 debe ser “uno de los sitios paleoindios más importantes de todo Belice”.
Comentario: El estudio de la pátina muestra que la punta fue introducida en el sitio durante el
periodo Paleoindio (Hester et al. 1982).
Referencias:
KELLY, Thomas C.
1993 “Preceramic Projectile-Point Typology in Belize”. En: Ancient Mesoamérica, 4: 205-
227.
LOHSE, Jon C., Jaime AWE, Carmeron GRIFFITH, Robert ROSENWIG y Fred VALDEZ,
Jr.
2006 “Preceramic Occupations in Belize: Updating the Paleoindian and Archaic Record”.
En: Latin American Antiquity, 17 (2): 209-226.
ZEITLIN, Robert N.
1984 “A Summary Report on Three Seasons of Field Investigations into the Archaic Period
Prehistory of Belize”. En: American Anthropologist, New Series, 86 (2): 358-369.
84
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Localización: En la ribera noroeste del lago Arenal, a unos 6 km del pueblo de Tilarán, en la
provincia de Guanacaste (noroeste de Costa Rica). A finales del Pleistoceno, la zona debía
estar cubierta con una espesa selva de montaña (Ranere 2006: 72).
Localización del lago Arenal, al noroeste de Costa Rica (Sheets et al. 1991).
Vestigios paleoindios: Punta de tipo Clovis, aislada. Cerca se encuentra el sitio de Bolívar, de
la fase Arenal (500 a. C. - 500 d. C.).
85
Objeto diagnóstico de la cultura Clovis:
Referencias:
SHEETS, Payson D., John HOOPES, William MELSON, Brian McKEE, Tom SEVER,
Marilyn MUELLER, Mark CHENAULT y John BRADLEY
1991 “Prehistory and Volcanism in the Arenal Area, Costa Rica”. En: Journal of Field
Archaeology, 18 (4): 445-465.
86
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
87
Emplazamiento de las excavaciones llevadas a cabo en Nieto (Pearson 2003).
Vestigios paleoindios: No se dispone de indicaciones sobre la posible extensión del sitio. Los
vestigios fueron hallados hasta en una profundidad de 40 cm (al pie de la colina), en contextos
muy perturbados por las lluvias torrenciales y la actividad agrícola moderna. Se encontraron
núcleos, lascas, bifaciales, preformas bifaciales, raspadores, raederas, buriles y láminas. Casi
todos los artefactos descubiertos en el sitio fueron elaborados en el cuarzo local. Aparte, tal
vez, de algunas laminillas y núcleos de láminas, todo el material pertenecería al periodo
Paleoindio. Es revelador de la existencia de una cantera y talleres de talla de la piedra.
88
Ilustración:
(Pearson 2003).
Referencias:
PEARSON, Georges
2003 “First report of a newly discovered Paleoindian quarry site on the isthmus of Panama”.
En: Latin American Antiquity, 14 (3): 311-322.
89
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Localización de los sitios de Los Grifos, Santa Marta y La Encañada (Acosta 2011).
90
Emplazamiento de las excavaciones conducidas en Los Grifos por Guillermo Acosta Ochoa
(Acosta Ochoa 2011).
Descripción del sitio arqueológico: El sitio ocupa un abrigo rocoso. Las excavaciones de
2008 y 2009 revelaron la existencia de 9 unidades estratigráficas, formando 4 capas
principales (numeradas de la I a la IV, de abajo hacia arriba). Las capas I y II pertenecen a los
periodos cerámicos (al Clásico y al Posclásico, esencialmente); la capa III, al final de la época
Precerámica; y la capa IV, al Holoceno Temprano. Acosta Ochoa (2009: 17) no pudo
reconocer las más de 30 unidades estratigráficas mencionadas por Diana Santamaría y García-
Bárcena.
91
Corte estratigráfico de una de las unidades de excavación en Los Grifos (Acosta Ochoa
2009).
Los contextos antrópicos del Holoceno Temprano están principalmente ubicados en la parte
este del abrigo. Comprenden un área de combustión con carbón, cenizas, restos de alimentos,
núcleos, lascas y artefactos líticos, este material constituiría los remanentes de un
campamento. Los elementos orgánicos muestran que la dieta de los ocupantes del
campamento dependía en gran parte de la cacería (de ciervos, armadillos, conejos, tortugas), y
de la recolección de caracoles de agua dulce y frutas. Restos de una especie de caballo fueron
también identificados. Pero en ciertos sectores, los niveles fueron muy perturbados por las
raíces y las madrigueras.
Cabe notar que a 150 metros del abrigo de Los Grifos se encuentra el de Santa Marta, que
reveló una ocupación remontándose a finales del Pleistoceno (Acosta Ochoa 2011). Los
vestigios paleoindios de Santa Marta incluían herramientas trabajadas sobre lascas y piedras
de molienda, asociadas con restos de animales y plantas.
Dataciones: Las investigaciones llevadas a cabo en los años 1970 dieron lugar a una serie de
dataciones por radiocarbono, dando las fechas de: 9540 ± 150; 9460 ± 150; et 8930 ± 150 BP
(o sea, 10,867 ± 219, 10,785 ± 246 y 9987 ± 211 calBP). Una punta Clovis y dos puntas Cola
de Pescado fueron sacadas a luz en la unidad estratigráfica situada entre las dos últimas
fechas. Además, una datación por hidratación de la obsidiana de 9330 BP ha sido asociada
con artefactos líticos que yacían debajo de las puntas.
Los trabajos del proyecto Cazadores del Trópico Americano generaron ocho dataciones
adicionales, obtenidas por los métodos del carbono 14 y el paleomagnetismo. Para la capa
inferior del sitio, el análisis paleomagnético produjo las fechas de 8800 +/- 100 y 8950 +/-
250 BP.
92
Los vestigios incluían núcleos, lascas, artefactos de piedra (lascas retocadas, puntas,
raspadores, buriles, preforma de limace…), huesos, polen, fitolitas, cenizas, carbón, y
carbonato de calcio.
Referencias:
2011 “El poblamiento de las regiones tropicales de México hace 12 500 años”. En: Anales
de Antropología, 45: 227-235. Instituto de Investigaciones Arqueológicas, Universidad
Nacional Autónoma de México. México.
FREGOSO, Daniela
2010 Estudio arqueomagnético en el abrigo de Los Grifos, Chiapas. Tesis. Universidad
Nacional Autónoma de México. México.
GARCÍA-BÁRCENA, Joaquín
1979 Una punta acanalada de la cueva de Los Grifos, Ocozocoautla, Chiapas. Cuadernos
de Trabajo, 17. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México.
93
SANTAMARIA, Diana
1981 “Preceramic occupations at Los Grifos rock shelter, Ocozocoautla, Chiapas, Mexico”.
En: X Congreso de la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (J.
García-Bárcena y F. Sánchez Martínez, eds.): 63-83. UNESCO. México.
94
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
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Localización: El sitio está ubicado en el cantón maya k’iche’ de Panquix, que pertenece al
municipio y al departamento de Totonicapán, en las Tierras Altas occidentales de Guatemala.
Se encuentra en un puerto localizado a unos 3150 msnm. A finales del Pleistoceno, esta zona
habría estado cubierta con « praderas alpinas » (Ranere 2006: 71).
Localización de los sitios de Los Tapiales y La Piedra del Coyote (Gruhn y Bryan 1977)
El artículo de Gruhn y Bryan (1977) deja entonces entender que 244 m² han sido excavados
entre 1969 y 1973; ahora bien, el mapa de la superficie excavada (ibid.) muestra 64 cuadros
de 2 x 2 m, correspondientes en total a 256 m². Por otra parte, tres sondeos de 2 x 2 m
95
excavados al este del cuadro I10, a intervalos diferentes (op. cit.: 236), no aparecen en el
referido mapa.
Mucho tiempo después de estas investigaciones, en 2011, Jon Lohse (Universidad de Texas
en San Marcos), Karla Cardona (Universidad del Valle de Guatemala) y otros miembros del
Proyecto de Reconocimiento Geoarqueológico de Sitios Paleoindios, Arcaicos y Formativo
Temprano en la Ladera Occidental de Guatemala visitaron Los Tapiales, donde limpiaron uno
de los perfiles de las excavaciones de Gruhn y Bryan (Lohse et al. 2012; Lohse y Cardona,
comunicaciones personales, 2012).
Mapa del sitio de Los Tapiales, con la delimitación de los cuadros de excavación (Gruhn y
Bryan 1977)
Antes de los trabajos de Gruhn y Bryan, el sitio parece haber sido relativamente poco
afectado por la actividad humana moderna, a excepción del paso de caminos, y de la llegada
ocasional de rebaños de ganado. El material arqueológico ha sido encontrado hasta una
profundidad de aproximadamente un metro. La estratigrafía, poco diferenciada, se componía
esencialmente de arena volcánica, y estaba perforada de algunas madrigueras.
96
(Sacatepéquez) y Tajumulco (San Marcos). Por otra parte, los arqueólogos encontraron los
restos de cuatro fogones, en la periferia del sector con la mayor concentración de material
lítico. Ningún elemento de hueso fue detectado, pero cabe precisar que el suelo es bastante
acido.
Según Gruhn y Bryan (1977), los vestigios paleoindios podrían haber sido dejados por una
ocupación puntual, y luego dispersados por factores naturales (los efectos del frio intenso, en
particular) a través de los estratos de tierra y arena. Estos mismos autores estiman que Los
Tapiales debió ser un campamento habitado, a lo sumo, por una docena de personas, que se
dedicaban a la manufactura y/o al mantenimiento de herramientas de piedra pero también,
probablemente, al trabajo del hueso, la madera y las pieles (Gruhn y Bryan 1977: 253).
Dataciones: Gruhn y Bryan (1977) hicieron datar diez muestras por carbono 14, obteniendo
fechas no calibradas comprendidas entre 4730 ± 100 BP y 11,170 ± 200 BP. Curiosamente,
las dataciones de las muestras sacadas de tres de los cuatro fogones resultaron ser
incoherentes. Gruhn y Bryan no descartaban que puedan tratarse de fogones intrusivos, la
oscura estratigrafía dejando lugar a dudas al respecto. Según estos investigadores, el
campamento paleoindio habría podido estar en actividad alrededor de 10,700 BP (Gruhn y
Bryan 1977: 258; Stross et al. 1977).
1. Punta
97
Ilustración:
Comentario: Georges Pearson (2002) considera que la punta podría pertenecer también al tipo
Cola de Pescado.
2. Raspador
98
Referencias:
99
Proyecto La cultura Clovis en América Central
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Descripción del sitio arqueológico: Turrialba ocupa tres terrazas, separadas por paredes
rocosas. Aunque las excavaciones no lograron determinar sus límites, el sitio se extendería,
según Snarskis (1979), sobre una decena de hectáreas. Los vestigios, muy afectados por la
actividad agrícola, fueron hallados hasta una profundidad de 40 cm. El material es a la vez
100
lítico y cerámico; pertenecería al menos a dos periodos: la época Paleoindia, y la fase El
Bosque (100 a. C. – 500 d. C.).
Los remanentes paleoindios se concentran, en su mayoría, en la terraza más elevada del sitio.
Se componen de unos 28,000 objetos, que son hechos esencialmente de una variedad de chert
explotada en el lugar. Este material incluye núcleos y lascas, bifaciales, 18 puntas acanaladas
en diversas etapas de su fabricación, raspadores, raederas, limaces y buriles.
101
Puntas acanaladas de Turrialba. A: Punta Cola de Pescado; B: Punta Clovis (Snarskis
1979).
102
Referencias:
CASTILLO C., Dalia, Eduardo CASTILLO O., Myrna ROJAS G. y Carlos VALDEPERAS
A.
1987 Análisis de la Lítica Lasqueada del sitio 9-FG-T. Un sitio Paleoindio en Turrialba.
Memoria de Seminario de Graduación presentada a la Escuela de Antropología y Sociología.
Universidad de Costa Rica.
PEARSON, Georges
2002 Pan-Continental Paleoindian Expansions and Interactions as Viewed from the Earliest
Lithic Industries of Lower Central America. Tesis doctoral. University of Kansas. Lawrence.
2004 “Pan-American Paleoindian Dispersals and the Origins of Fishtail Projectile Points as
Seen through the Lithic Raw-Material Reduction Strategies and Tool-Manufacturing
Techniques at the Guardiría Site, Turrialba Valley, Costa Rica”. En: The Settlement of the
American Continents: A Multidisciplinary Approach to Human Biogeography (C. M. Barton,
G. A. Clark, D. R. Yesner, y G. A. Pearson, eds.): 85-102. The University of Arizona Press.
Tucson.
SNARSKIS, Michael J.
s. f. Costa Rica 10,000 years ago: Evidence of the Earliest Known Peoples. Articulo
consultado en el sitio Internet www.arqueocostarica.net en noviembre de 2011.
1979 “Turrialba: A Paleo-Indian Quarry and Workshop in Eastern Costa Rica”. En:
American Antiquity, 44 (1): 125-138.
103
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
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Localización: El sitio está ubicado en una pequeña colina que domina un rio temporal, en las
inmediaciones de una salina regularmente sumergida por la marea, en la costa Pacífica central
de Panamá (provincia de Herrera). El área, que ha sido deforestado en los últimos años,
muestra hoy una vegetación raquítica y suelos muy erosionados. A finales del Pleistoceno, la
zona habría estado cubierta con matorrales espinosos, maleza o una sabana boscosa (Ranere
2006: 71).
Descripción del sitio arqueológico: El material lítico revelado por el sitio incluye
fragmentos de bifaciales, raspadores, buriles, laminas y al menos una punta terminada. Este
material es casi exclusivamente de ágata o calcedonia blanca y parda; la roca habría sido
encontrada localmente, bajo la forma de cantos rodados. Pearson (2003: 317) nota que los
104
antiguos ocupantes de La Mula West no utilizaron un jaspe criptocristalino de mejor calidad,
presente en el área.
Según Ranere (2006: 75): « The lithic reduction represented at La Mula West was almost
entirely devoted to the production of bifacial points ». Ochenta y cuatro fragmentos de
bifaciales se han encontrado en el sitio; la mayor parte de ellos fueron quebrados en el
transcurso de su fabricación. Doce de los quince fragmentos de bases de bifaciales fueron
acanalados, o por lo menos, adelgazados. Ranere reconstituyo el proceso de fabricación
(chaîne opératoire) de las puntas, comparándolo con el que fue definido por Juliet Morrow
para el sitio de Ready (Illinois, Estados Unidos).
105
(Ranere 2006).
Referencias:
PEARSON, Georges
2003 “First report of a newly discovered Paleoindian quarry site on the isthmus of Panama”.
En: Latin American Antiquity, 14 (3): 311-322.
RANERE, Anthony J.
2000 “Paleoindian Expansion into Central America: the view from Panama”. En:
Archaeological Passages: a Volume in Honor of Claude N. Warren (J. Schneider, R. Yohe III
y J. Gardner, eds.): 110-122. Publications in Archaeology, no. 1. Western Center for
Archaeology and Paleontology. Hemet.
106
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013
***
Localización: El sitio está ubicado cerca de la desembocadura del Río Santa María y a 3 km
de la bahía de Parita, en la costa Pacífica central de Panamá (provincia de Coclé). Se
encuentra en un abrigo rocoso que forma parte de un complejo de anfractuosidades y túneles
que se extiende en la base del Cerro Tigre. Según Pearson y Cooke (2002: 932), a finales del
Pleistoceno, el litoral se extendía a más de 80 km del sitio; en aquella época, el paisaje que se
podía apreciar alrededor del abrigo de Los Vampiros debía componerse de un bosque
espinosos, maleza o sabana (Ranere 2006: 71).
107
profundos del sondeo 1, los arqueólogos procedieron por unidades arbitrarias de 5 cm de
grosor. Otras excavaciones fueron realizadas en 2004, en Los Vampiros y en un sitio cercano,
llamada “Los Vampiros 2”.
Planta de las excavaciones realizadas en Los Vampiros y elevación del abrigo (Pearson y
Cooke 2007).
Descripción del sitio arqueológico: El sitio ocupa un abrigo rocoso. Los arqueólogos que
realizaron las excavaciones en Los Vampiros distinguieron allí dos grandes zonas
estratigráficas. La zona superior comprendía numerosas capas, que contenían artefactos,
restos orgánicos, fogones y huellas de hoyos de postes; estos contextos revelan un uso
intensivo del abrigo, por grupos de pescadores.
La zona inferior, cuyos niveles antrópicos se sitúan entre 1.3 y 2.6 m de profundidad, es la
donde se sacó a luz el material arcaico y paleoindio (de jaspe y chert sobre todo, mas
raramente de calcedonia): más de cien lascas, 8 núcleos y 28 artefactos más (raspadores, tres
fragmentos de puntas de proyectil, lascas retocadas y un fragmento de macrolámina). En un
estrato fechado a 8560 ± 160 BP fueron identificados fitolitas de un cultígeno, la maranta,
junto con restos de pescados y moluscos.
Una capa dura, que separa las dos zonas estratigráficas, parece delatar un largo período de
abandono del lugar.
108
Perfiles estratigráficos sur y oeste del sondeo 1, mostrando los números de las unidades
estratigráficos y la localización de las muestras fechadas por radiocarbono (Pearson y Cooke
2007).
Dataciones: El sitio ha sido el objeto de fechamientos por carbono 14. Una muestra sacada a
60 cm debajo del nivel antrópico más profundo dio la fecha de 15,190 ± 60 BP. Otra muestra,
sacada directamente debajo del nivel antrópico más antiguo, fue fechada a 11,550 ± 140 BP
(13,439 ± 166 calBP). Además, se obtuvieron fechas de 9100 ± 40 BP (10,256 ± 25 calBP, en
un contexto que resulto ser intrusivo), 8560 ± 160 BP (9618 ± 210 calBP) y 7690 ± 40 BP
(8483 ± 45 calBP). Sin embargo, no fue posible asociar precisamente las muestras fechadas
con el material lítico, poco abundante y disperso. La evidencia disponible indicaría en todo
caso que el abrigo de Los Vampiros fue usado esporádicamente como sitio de campamento,
hasta alrededor de 7000 BP.
En lo que concierne a los depósitos superiores, la cerámica que contenían data principalmente
del periodo comprendido entre 2200 y 1750 BP, aunque la ocupación precolombina del sitio
debió prolongarse hasta hacia 1200 BP.
109
Ilustraciones:
Referencias:
1992 “Prehistoric Adaptations to the Seasonally Dry Forests of Panama”. En: World
Archaeology 24 (1):114-133.
110
1991 “The origins and development of food production in Pacific Panama”. En: Pacific
Latin America in Prehistory: the evolution of archaic and formative cultures (M. Blake, ed.):
123-133. WSU Press. Pullman, Washington.
111
ANEXO 2:
112
MEXICO (CHIAPAS)
Los Grifos
Dimensiones: Largo: 4.2 cm: ancho: 1.8 cm; grosor: 0.5 cm.
Material: Pedernal
Localización: Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)
Ilustraciones:
GUATEMALA
Chajbal
113
Dimensiones: Largo: 8.1 cm; ancho: 3.5 cm.
Material: Basalto
Localización actual: Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala
Ilustraciones:
Chivacabé
114
Ilustración:
Los Tapiales
Dimensiones: Ancho: 3.3 cm; largo: 2.3 cm; grosor: 0.8 cm.
Material: Basalto
Localización actual: Desconocida. La punta, como lo otros artefactos de Los Tapiales, fueron
entregados al Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala a mediados de la
década de 1970 (R. Gruhn, comunicación personal, 2013).
Ilustraciones:
115
Nahualá
Dimensiones: Largo: 8.4 cm; ancho: 3.8 cm; grosor: 0.8 cm.
Material: Obsidiana
Localización actual: Museo Popol Vuh, Guatemala
Ilustración:
Piedra Parada
Dimensiones: Largo: 4.05 cm; ancho: 2.45 cm; grosor: 0.59 cm.
Material: Obsidiana
Localización actual: Desconocida
Ilustración:
116
San Rafael
Dimensiones: Largo: 5.7 cm; ancho: 2.1 cm; grosor: 0.3 cm.
Material: Obsidiana
Localización actual: Colección Johann D. Nottebohm, Guatemala.
Ilustraciones:
BELICE
117
Dimensiones: Largo: 5.16 cm; ancho: 2.61 cm; grosor: 0.6 cm.
Material: Chert
Localización actual: Museum of Belize, Belice.
Ilustraciones:
Ladyville 1
118
1. Punta descubierta por Thomas Kelly (proyecto Colha) en 1981:
Dimensiones: Largo: 9.16 cm; ancho: 3.59 cm; grosor: 0.83 cm.
Material: Chert
Localizacion actual: Museum of Belize, Belice
Ilustraciones:
COSTA RICA
Dimensiones: Largo: 5.8 cm; ancho: 3.2 cm; grosor: 0.5 cm.
Material: Pedernal
Localización actual: Carnegie Museum of Natural History, Pittsburgh, Estados Unidos.
Ilustraciones:
120
(Dibujo: Swauger y Mayer-Oakes 1952)
Lago Arenal
Dimensiones: Largo: 8.6 cm; ancho: 3.2 cm; grosor: 0.8 cm.
Material: Calcedonia
Localización actual: Museo Nacional de Costa Rica
Ilustraciones:
121
(Dibujo: Sheet et al. 1991)
Turrialba
Material: Chert
Localización actual: Museo Nacional de Costa Rica.
Ilustraciones:
122
(Foto: Snarskis 1979)
PANAMA
Canal de Panamá
Largo: 6 cm.
Material: Piedra rojiza, ennegrecida por la absorción de troilita (sulfuro de hierro).
Localización actual: Museo Nacional de Antropología « Reina Torres de Arauz », Panamá
Ilustracion:
Lago Alajuela
123
Material: Piedra silícea
Localización actual: Museo Nacional de Antropología « Reina Torres de Arauz », Panamá
Ilustración:
La Mula West
1. Punta terminada:
124
Ilustración:
125