Está en la página 1de 125

La cultura Clovis en América Central

Estudio entregado al Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA)

Sébastien Perrot-Minnot

Doctor en arqueología de la Universidad de Paris 1 (Panthéon-Sorbonne)


Investigador asociado al CEMCA

Schoelcher, La Martinica, Mayo de 2013.


INDICE

Figuras 3

Tablas 5

Agradecimientos 6

Introducción 7

I. Las investigaciones dedicadas a la Centroamérica paleoindia y el proyecto La cultura Clovis


en América Central 10

II. Marco geográfico 17

III. Vestigios 23

1. Objetos diagnósticos de la cultura Clovis 23

2. Materias primas utilizadas en la fabricación de los objetos diagnósticos de la cultura


Clovis 31

3. Objetos asociados 32

4. Funciones de los sitios 35

IV. Cronología 37

V. Relaciones culturales 38

VI. Aspectos sociales 42

Conclusiones y perspectivas 43

Bibliografía 46

Anexo 1: Fichas de registro de los vestigios y sitios de la cultura Clovis en América Central
57

Anexo 2: Foto y dibujos de puntas de tipo Clovis de América Central 112

2
FIGURAS

1. Localización de algunos sitios paleoindios claves, con la indicación aproximada de las


líneas costeras y de los límites de las grandes capas de hielo durante el Último Máximo
Glacial, hace 18,000 años de radiocarbono – es decir, hace 21,000 años, en fechamiento
corregido. Mapa: Meltzer 2009.

2. Algunos objetos de la industria Clovis: bifaces, unifaces, puntas acanaladas, un cuchillo y


dos artefactos de hueso de mamut. Foto de Tom Wolff, sacada de Meltzer 2009.

3. Representación artística de cazadores paleoindios de las Grandes Llanuras de


Norteamérica. Dibujo: University of Nebraska State Museum.

4. Aspecto del sitio de Los Tapiales, durante las excavaciones de 1973. Foto: cortesía de Ruth
Gruhn.

5. Georges Pearson y Diana Carvajal-Contreras realizando una excavación en la cueva de Los


Vampiros, en 2002. Foto: cortesía de Richard Cooke.

6. Localización de algunos sitios paleoindios de Centroamérica. Mapa: Ranere 2006.

7. Paisaje del altiplano occidental de Guatemala. Al fondo, la cadena montañosa donde se


encuentra el sitio de Los Tapiales. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

8. Fémur de una especie desaparecida de perezoso gigante, exhibido en el Museo de Belice.


Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

9. Punta del tipo Clovis “clásico” de Chivacabé, Guatemala. Largo: 6 cm. Foto: Sébastien
Perrot-Minnot.

10. Punta Clovis “de cintura” de San Rafael, Guatemala. Largo: 5.7 cm. Dibujo: Rafael
Mauricio Díaz García.

11. Base de punta de Los Tapiales, Guatemala. Ancho: 3.3 cm. Dibujo: Gruhn y Bryan 1977.

12. Punta de Piedra Parada, Guatemala. Largo: 4.05 cm. Dibujo: Davis, s. f.

13. Raspador sobre un segmento de lámina, hallado en los Tapiales. Largo: 3.2 cm. Dibujo:
Gruhn y Bryan 1977.

14. La punta de San Rafael, hecha de obsidiana. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

15. Punta de Chajbal, Guatemala. Largo: 8.1 cm. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

16. Artefactos líticos de Los Grifos, Chiapas, México: puntas de proyectil (a, b) et raspadores.
Dibujo: Acosta Ochoa 2011.

17. Raspadores de Turrialba, Costa Rica. Foto: Snarskis 1979.

3
18. Abrigo rocoso de Los Grifos. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

19. Fragmento proximal de punta, hallado en Ladyville 1, Belice. Largo: 5 cm. Dibujo:
MacNeish y Nelken-Terner 1983a.

20. Abrigo rocoso de Santa Marta, Chiapas, México. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

21. Puntas de tipo Cola de Pescado descubiertas por Junius Bird en la cueva Fell, en el sur de
Chile, en 1937. Foto: Bird 1988.

22. Punta del tipo Cola de Pescado, hallada cerca de Orange Walk, en Belice. Largo:
aproximadamente 7 cm. Dibujo: MacNeish y Nelken-Terner 1983a.

23. Punta de Lago Alajuela (isla Macapalé). Largo: 7.8 cm. Dibujo: Bird y Cooke 1977.

4
TABLAS

1. Lugares relacionados con la cultura Clovis en América Central.

2. Entornos naturales de los lugares que revelaron vestigios de la cultura Clovis en América
Central.

3. Objeto diagnósticos de la cultura Clovis en América Central.

5
AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, quisiera agradecer el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos


(CEMCA, Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia), y especialmente a su Directora
General, doctora Delphine Mercier, su responsable para América Central, doctora Mélanie
Forné, y la asistente del CEMCA América Central, licenciada Anaité Galeotti; mis
agradecimientos se dirigen igualmente a la Dirección General del Patrimonio Cultural y
Natural de Guatemala (Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala), y en particular, al
licenciado Oscar Mora, Director General, la licenciada Yvonne Putzeys, Directora General en
2012, la licenciada Ana Lucía Arroyave, Jefe del Departamento de Monumentos
Prehispánicos y Coloniales, y el licenciado Juan Carlos Meléndez, Director del Museo
Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala de 2009 a 2012.

Asimismo, expreso mis profundos reconocimientos a los arqueólogos Guillermo Acosta


Ochoa (Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de
México), Edgar Carpio (Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala),
Richard G. Cooke (Smithsonian Tropical Research Institute, Panamá), Thomas R. Hester
(Texas Archaeological Resources Laboratory, University of Texas, Austin) y Jon C. Lohse
(Center for Archaeological Studies, Department of Anthropology, Texas State University, San
Marcos), por los numerosos e instructivos intercambios con los cuales me gratificaron;
además, el doctor Carpio tuvo la amabilidad de acompañarme durante una visita al sitio de
Chivacabé (departamento de Huehuetenango, Guatemala), en agosto de 2012.

Otros investigadores me brindaron informaciones y apoyos, los cuales deseo agradecerles


aquí: Peter Bostrom (Lithic Casting Lab), Karla Cardona (Universidad del Valle de
Guatemala), Oswaldo Chinchilla (ex curador del Museo Popol Vuh, en Guatemala,
actualmente profesor en la Universidad de Yale), Michael B. Collins (Department of
Anthropology, Texas State University, San Marcos), Francisco Corrales (Museo Nacional de
Costa Rica), Véronique Darras (Centre National de la Recherche Scientifique, Francia),
Edmund P. Gaines (Arktikos Archaeology, Fairbanks), Ruth Gruhn (Universidad de Alberta),
Clemente Guido Martínez (Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico, Alcaldía de
Managua), David J. Meltzer (Southern Methodist University), Carson N. Murdy (Bureau of
Indian Affairs, South Dakota), Dolores R. Piperno (Smithsonian Tropical Research Institute,
Panamá), Anthony Ranere (Department of Anthropology, Temple University), Payson D.
Sheets (Department of Anthropology, University of Colorado, Boulder), David K. Thulman
(Department of Anthropology, George Washington University, Washington) y Fred Valdez
(Department of Anthropology, University of Texas, Austin).

Por último, pero no por ello menos importante, expreso mi gratitud a Adolfo Alegría Gómez,
fotógrafo y promotor cultural de Ocozocoautla (Chiapas, México), por haberme llevado al
sitio de Los Grifos; a Johann D. Nottebohm (Guatemala), por haberme permitido examinar la
punta Clovis de San Rafael; y a Mauricio Díaz García, por haber ejecutado un dibujo de la
misma punta, para el proyecto La cultura Clovis en América Central.

6
Introducción

En 1927, en un claro contexto estratigráfico del sitio de Folsom (Nuevo México, Estados
Unidos), arqueólogos sacaron a luz una punta de proyectil metida entre las costillas de un
bisonte gigante del Pleistoceno Superior (Meltzer 2006). Este hallazgo capital demostró una
hipótesis que había sido el objeto, durante décadas, de violentas controversias: la presencia
del hombre en el continente americano durante la última gran glaciación, hace más de 10,000
años (Figura 1).

Figura 1: Localización de algunos sitios paleoindios claves, con la indicación aproximada de


las líneas costeras y de los límites de las grandes capas de hielo durante el Último Máximo
Glacial, hace 18,000 años de radiocarbono – es decir, hace 21,000 años, en fechamiento
corregido. Mapa: Meltzer 2009.

7
Los años 1930 vieron el descubrimiento de una cultura incluso más antigua que la de
Folsom, en el sitio de Blackwater Draw, cerca de la pequeña ciudad de Clovis, Nuevo
México. Esta cultura de “Clovis” se define principalmente por una industria de la piedra –que
produjo una famosa punta de proyectil lanceolada y acanalada- pero también del hueso, del
marfil y de la madera (Boldurian y Cotter 1999, Collins 1999, G. Haynes 2002, Collins y
Lohse 2004, C. V. Haynes 2005; Bradley et al. 2010, Waters et al. 2011; Figura 2). Fue
identificada del sur de Canadá al noroeste de Venezuela (Pearson y Ream 2005), en un gran
número de lugares, que pueden ser clasificados en cinco grandes categorías: los sitios de
hallazgos aislados (los más numerosos), los sitios de matanzas de megafauna, los escondites,
los campamentos y las canteras (las cuales están generalmente asociadas a campamentos).

Figura 2: Algunos objetos de la industria Clovis: bifaces, unifaces, puntas acanaladas, un


cuchillo y dos artefactos de hueso de mamut. Foto de Tom Wolff, sacada de Meltzer 2009.

La asombrosa expansión de la cultura Clovis se habría producido en un período


relativamente corto, aproximativamente entre 13,300 y 12,800 cal BP (años antes del
presente, según dataciones por radiocarbono calibradas), aunque sus orígenes podrían
remontarse a unos 13,500 años atrás (Waters y Stafford 2007; Fiedel y Kuzmin 2010).
Durante mucho tiempo prevaleció la idea de que Clovis representaba el horizonte
arqueológico mas antiguo de América, pero este concepto del “Clovis First” tuvo que ser
abandonado en los años 1990, como consecuencia de los resultados de los ejemplares trabajos
arqueológicos llevados a cabo en el sitio chileno de Monte Verde, donde se excavaron niveles
antrópicos alcanzando los 14,600 años de antigüedad (Dillehay 1997). Desde entonces, más
ocupaciones anteriores a la cultura Clovis han sido evidenciadas.

No obstante, la formación de dicha entidad permanece oscura. Podría haber derivado del
complejo Buttermilk Creek, sacado a la luz en el sitio de Debra L. Friedkin (Texas, Estados
Unidos), debajo de un nivel Clovis, y fechado entre 13,200 y 15,500 cal BP (Waters et al.
2011). Igualmente, pudo heredar del complejo Nenana, que se desarrolló en la región central
de Alaska, entre 13,800 y 12,900 cal BP (Waters y Stafford 2007: 1124).

8
Una hipótesis mucho más audaz propone una filiación entre Clovis, entidades más antiguas
del este de Estados Unidos, y la cultura paleolítica Solutrense, que floreció en Francia, España
y Portugal entre 22,000 y 17,000 años atrás. Sus defensores invocan semejanzas morfológicas
y tecnológicas entre herramientas de piedra descubiertas en ambos lados del Atlántico
(Bradley y Stanford 2006, Stanford y Bradley 2012). La “hipótesis solutrense” merece, desde
luego, ser considerada con atención y sin prejuicios. Por el momento, sin embargo, aparece
muy frágil: fuera de las incertidumbres rodeando la cronología del poblamiento inicial de
América y la posibilidad de un viaje a través del Atlántico norte en plena Era de Hielo,
constatamos que rasgos esenciales del Solutrense permanecen ausentes del legado de la
América paleoindia… Mientras que la relación de la misma con Asia es sólidamente
establecida, en base a datos arqueológicos, lingüísticos y biológicos (Straus, Meltzer y Goebel
2005, Meltzer 2009: 185-188).

Al igual que la formación de la tradición Clovis, su final suscita muchas interrogaciones y


controversias. Un equipo de investigadores lo atribuyó a los trastornos climáticos y ecológicos
acarreados por una supuesta lluvia de meteoritos (Kennett et al. 2009). Sea como sea, en
muchos sitios, los niveles Clovis son cubiertos por los del horizonte Folsom, que se distingue
por puntas finamente elaboradas, obviamente inspiradas en las de Clovis (Collins 2002b,
Meltzer 2006). La cultura Folsom fue reconocida del sur de Canadá al norte de México, sobre
todo en la región de las Grandes Llanuras, pero también en las Montañas Rocosas (Figura 3).
Según los datos actuales, tuvo una existencia de unos 700 años. Después, el período
Paleoindio Tardío se caracterizará por una mayor diversificación cultural, que se acentuará
notablemente durante el período Arcaico (VIII-II milenios a. C.).

Figura 3: Representación artística de cazadores paleoindios de las Grandes Llanuras de


Norteamérica. Dibujo: University of Nebraska State Museum.

Para volver a la cultura Clovis, se puede deducir de su extensión geográfica y su cronología


una extraordinaria movilidad de las poblaciones. Tradicionalmente, esta movilidad ha sido
explicada por la persecución de grandes presas. Cabe revisar esta visión: se ha demostrado
que los grupos Clovis tenían una dieta variada, revelando una notable explotación del medio
9
ambiente, y una activa práctica de la recolección. Por otra parte, la idea de un nomadismo
pronunciado es mitigada por campamentos tales como el de Gault, en Texas. En efecto, los
vestigios de este sitio de 3 hectáreas reflejan, sin lugar a dudas, estadías prolongadas (Collins
2002a). Según Anthony Ranere (2006: 72), la velocidad de la expansión de la cultura Clovis
podría reflejar la prioridad que concedieron sus portadores, en un primer momento, a la
cacería; luego, las poblaciones, mejor familiarizadas con su medio ambiente, habrían
diversificado su modo de subsistencia, reduciendo así su movilidad. En realidad, los
desplazamientos iniciales de las bandas Clovis a través del continente debían ser motivados,
antes que todo, por la sed de exploración de tierras salvajes y prometedoras (Meltzer 2009:
280).

El presente estudio trata de los vestigios atribuidos al horizonte Clovis en América Central,
entre Chiapas (México) y Panamá. Es el resultado del proyecto “La cultura Clovis en América
Central”, conducido por el autor entre 2011 y 2013, con los apoyos institucionales del Centro
de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA, Ministerio de Asuntos Exteriores de
Francia) y de la Direccion General del Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala
(Ministerio de Cultura y Deportes). Se presentaran, a continuación, las investigaciones que
fueron dedicadas al pasado paleoindio y a la tradición Clovis en la región centroamericana, el
marco geográfico y los vestigios del corpus de este trabajo, antes de abordar la cronología, las
relaciones culturales y los aspectos sociales atestiguados o sugeridos por los vestigios.

I. Las investigaciones dedicadas a la Centroamérica paleoindia y el proyecto La cultura


Clovis en América Central

En América del Norte, donde cientos de sitios ya fueron atribuidos a la cultura Clovis, ésta
se convirtió en uno de los campos privilegiados de la investigación arqueológica. Los trabajos
que motivó comprenden numerosos estudios tecnológicos, geomorfológicos,
paleoambientales, osteológicos, odontológicos y genéticos, largas reflexiones sobre las
relaciones históricas, la vida, la organización, las costumbres, las creencias y los
comportamientos de los grupos humanos, asi como diversas síntesis regionales.

La situación es muy diferente en América Central, donde el patrimonio paleoindio recibió,


hasta la fecha, una atención relativamente modesta. En la región, en efecto, la atención de los
ámbitos arqueológicos tiende a enfocarse principalmente en las civilizaciones que formaron
cacicazgos y Estados, en los últimos tres o cuatro milenios de la época precolombina. Sin
embargo, para la arqueología paleoindia, el istmo centroamericano presenta una característica
notable: la de ser un “gollete” por el cual debieron necesariamente pasar los primeros
colonizadores de la América del Sur (Lothrop 1961; Meltzer 2009: 134). Este angosto terreno,
que ofrece condiciones favorables para reconocimientos sistemáticos, reviste así una
importancia capital para la comprensión del poblamiento inicial de América y del desarrollo
de las grandes tradiciones paleoindias del continente (Pearson 2002).

Las investigaciones sobre la ocupación paleoindia de la América Central empezaron,


discretamente, en los años 1940. Es la época donde el paleontólogo Barnum Brown (quien
había jugado un papel importante en el reconocimiento de Folsom como el primer sitio de la
Era de Hielo identificado en el Nuevo Mundo) estudiaba los fósiles y restos de megafauna del
área del Río La Pasión, en Guatemala; en un hueso de un perezoso del Pleistoceno, Brown
observó tres cortes en forma de V, que estimó ser artificiales (Shook 1951: 93). No obstante,
los primeros proyectos propiamente arqueológicos dedicados al período Paleoindio en

10
América Central fueron emprendidos varios años después, a finales de la década de 1960.
Entre ellos, las prospecciones y excavaciones realizadas por Ruth Gruhn y Alan Bryan
(Universidad de Alberta, Canada) en Los Tapiales, en las Tierras Altas occidentales de
Guatemala (departamento de Totonicapán), de 1969 a 1973, tuvieron una gran influencia
sobre las investigaciones posteriores (Gruhn y Bryan 1977; Figura 4). Pero de los 43 lugares
de Centroamérica (por los problemas de procedencia y contexto, no se puede hablar siempre
de “sitios arqueológicos”) que han revelado, hasta la fecha, vestigios paleoindios, apenas 16
han sido el objeto de excavaciones.

Figura 4: Aspecto del sitio de Los Tapiales, durante las excavaciones de 1973. Foto: cortesía
de Ruth Gruhn.

A través de Centroamérica, constatamos grandes desigualdades en el inventario de este


patrimonio. Asi, en Nicaragua, ningún sitio o artefacto anterior al período Arcaico ha sido
reportado aún. Al contrario, el país centroamericano donde el inventario paleoindio es el más
rico es Panamá, con 15 sitios registrados; de estos sitios, 6 han sido excavados. De hecho,
Panamá es el país de la región donde la arqueología paleoindia ha recibido la mayor atención,
gracias, en particular, a los proyectos desarrollados en las últimas décadas por Richard Cooke,
Anthony Ranere y Georges Pearson.

De todos los lugares paleoindios reportados entre Chiapas y Panamá, 20 han sido asociados
con la cultura Clovis. No obstante, sólo 5 sitios revelaron objetos diagnósticos de esta entidad
en excavaciones: Los Grifos, en Chiapas, México; Los Tapiales; Turrialba, en la provincia de
Cartago, Costa Rica; La Mula West y Los Vampiros, respectivamente en las provincias de
Herrera y Coclé, Panamá. En 6 sitios, los objetos diagnósticos fueron recolectados durante
reconocimientos: en Chajbal (departamento de Quiché, Guatemala) Chujuyub (departamento
de Quiché, Guatemala), Piedra Parada (departamento de Guatemala, Guatemala), Ladyville 1
(distrito de Belice, Belice), Lago Arenal (provincia de Guanacaste, Costa Rica) y Nieto
(provincia de Herrera, Panamá; Figura 5). Los demás artefactos de la tradición Clovis fueron
descubiertos sin control arqueológico.

11
Figura 5: Georges Pearson y Diana Carvajal-Contreras realizando una excavación en la
cueva de Los Vampiros, en 2002. Foto: cortesía de Richard Cooke.

Las investigaciones relacionadas con el período Paleoindio en el istmo concernieron sobre


todo a zonas o lugares específicos. Sin embargo, cuando se estudian los testimonios dejados
por poblaciones extremadamente móviles, resulta fundamental desarrollar también
aproximaciones regionales (Amick 1996: 423).

El presente informe abarca los 20 lugares asociados con la cultura Clovis en Centroamérica
(Tabla 1). Entre los sitios de mi corpus, tuve la oportunidad de visitar los de la cueva de Los
Grifos, Chivacabé (departamento de Huehuetenango, Guatemala) y Piedra Parada. Además,
pude examinar personalmente artefactos de Chivacabé, Chajbal, Nahualá (departamento de
Sololá, Guatemala), San Rafael (departamento de Guatemala, Guatemala), August Pine Ridge
(distrito de Orange Walk, Belice), Ladyville 1 y Turrialba.

En el transcurso de mi proyecto, emprendí en primer lugar una compilación y síntesis de los


datos relacionados con los remanentes de la cultura Clovis en Centroamérica, creando tres
modelos de fichas de registro (la ficha de tipo A, para los objetos hallados y recolectados sin
control arqueológico; la ficha de tipo B, para los vestigios hallados en el marco de
reconocimientos; y la ficha de tipo C, para el material descubierto en excavaciones) así como
tablas presentando las informaciones esenciales sobre los lugares, los entornos geográficos y
los objetos que nos interesan aquí. Por otra parte, quise desarrollar reflexiones sobre las
implicaciones cronológicas, culturales pero también sociales de los datos arqueológicos, en el
espíritu de una famosa frase del prehistoriador francés André Leroi-Gourhan: “Busco a
hombres, no piedras”.

12
TABLA 1

Lugares relacionados con la cultura Clovis en América Central

Lugares Objetos Condiciones Objetos Dataciones Referencias


(tipos de diagnóstic del hallazgo precerámic absolutas de bibliográfic
sitios) os de la de los objetos os los contextos as
cultura diagnósticos asociados, paleoindios (lista no
Países Clovis de la cultura en los exhaustiva)
Clovis contextos
excavados
Los Grifos Punta Excavaciones Núcleos, Fechamientos Acosta
(campamento acanalada lascas, por Ochoa 2009,
) lascas radiocarbono: 2011
retocadas, 9540 ± 150 BP Fregoso
México dos puntas (10,867 ± 219 2010
Cola de cal BP); 9460 ± García-
Pescado, 150 (10,785 ± Bárcena
raspadores, 246 cal BP); y 1979
raederas, 8930 ± 150 Santamaría
preforma de (9987 ± 211 cal 1981, 1984
limace, BP) Santamaría
laminas y (Santamaria y García-
buriles 1981); por Bárcena
hidratación de 1989
la obisidiana:
9330 BP (ibid.);
por
paleomagnetis
mo: 10,052 ±
329 y 9884 ±
194 cal BP
(Fregoso 2010)
Chajbal Punta Reconocimien / / Brown 1980
(campamento acanalada to Lohse y Paiz
) (terminada 2010
o casi
Guatemala terminada)
Chivacabé Punta Hallazgo / / Ericastilla
(campamento acanalada realizado sin 1992, 1996
) control Hayden
arqueológico 1980
Guatemala Lohse y Paiz
2010
Mead et al.
2012
Méndez y
13
Lohse 2010
Chujuyub Punta Reconocimien / / Brown 1980
(campamento acanalada to
)

Guatemala
Las Punta Hallazgo / / Batres 2003
Verapaces acanalada realizado sin Bray 1978
(sin control Murdy 1999
información) arqueológico Rovner
1980
Guatemala Ximénez
1967
Los Tapiales Base de Excavaciones Núcleos, Fechamientos Gruhn y
(campamento una punta lascas, correspondiente Bryan 1977
) acanalada, lascas s al periodo Stross et al.
raspador retocadas, Paleoindio: 1977
Guatemala sobre un bifaciales, 11,170 ± 200
segmento unifaciales, BP (13,083 ±
de lámina raspadores, 206 cal BP) ;
raederas, 10,710 ± 170
limace, BP (12,586 ±
laminas y 241 cal BP) ;
buriles 9860 ± 185 BP
(11,366 ± 327
cal BP) ; 8810
+/- 110 BP
(9892 ± 197 cal
BP) (Gruhn y
Bryan 1977)
Nahualá Punta Hallazgo / / Inventario
(sin acanalada realizado sin del Museo
información) control Popol Vuh
arqueológico (Guatemala)
Guatemala Lohse y Paiz
2010
Piedra Punta Reconocimien / / Brown 1980
Parada acanalada to Davis s. f.
(objeto retrabajada Murdy
aislado) para 1984, 1999
obtener un
Guatemala buril y tal
vez un
raspador
San Rafael Punta Hallazgo / / Coe 1960
(objeto acanalada realizado sin Gruhn y
aislado) control Bryan 1977
arqueológico Snarskis
Guatemala 1979
August Pine Punta Hallazgo / / Lohse et al.

14
Ridge acanalada realizado sin 2006
(sin control Valdez y
información) arqueológico Aylseworth
2005
Belice
Ladyville 1 Dos puntas Reconocimien / / Hester et al.
(indeterminad acanaladas to 1981
o) (una, al Hester et al.
estado de 1982
Belice fragmento) Kelly 1993
Lohse et al.
2006
MacNeish y
Nelken-
Terner
1983a
Zeitlin 1984

Occidente de Dos bases Hallazgo / / Sheets 1984,


El Salvador de puntas realizado sin 2000
(sin acanaladas control
información) arqueológico

El Salvador
Costa del Punta Hallazgo / / Rovner
Pacífico de acanalada realizado sin 1980
Costa Rica control Swauger y
(sin arqueológico Mayer-
información) Oakes 1952

Costa Rica
Lago Arenal Punta Reconocimien / / Sheets et al.
(objeto acanalada to 1991
aislado)

Costa Rica
Turrialba Cinco Excavaciones Núcleos, / Castillo et
(campamento puntas lascas, al. 1987
y cantera) acanaladas bifaciales, Pearson
y raspadores, 2002, 2004
Costa Rica fragmentos raederas y Snarskis, s.
de puntas buriles. f., 1979
acanaladas
terminadas
o casi
terminadas
, preformas
bifaciales y
(según
Pearson

15
2004)
lascas,
núcleos y
raspadores
Canal de Punta Hallazgo / / Bird y
Panamá acanalada realizado sin Cooke 1977,
(objeto control 1978
aislado) arqueológico Stewart
1968
Panamá
Lago Alajuela Punta Hallazgo / / Bird y
o Madden acanalada realizado sin Cooke 1977,
(isla control 1978
Macapalé) arqueológico Sander 1964
(objeto
aislado)

Panamá
La Mula West Una o dos Excavaciones Lascas, / Crusoe y
(campamento puntas bifaciales, Felton 1974
) terminadas raspadores, Pearson
, preformas laminas y 2003
Panamá de puntas buriles Ranere
2000, 2006
Los Vampiros Cuatro Excavaciones Núcleos, 11,550 ± 140 Carvajal-
(campamento lascas lascas, BP (13,439 ± Contreras et
) sobre- lascas 166 cal BP; al. 2008
extendidas retocadas, muestra sacada Cooke y
Panamá puntas Cola justo debajo del Ranere
de Pescado, nivel antrópico 1984, 1992
raspadores y más antiguo); Pearson
un 9100 ± 40 BP 2002
fragmento (10,256 ± 25 Pearson y
de cal BP); 8560 ± Cooke 2002,
macrolámin 160 BP (9618 ± 2007
a. 210 cal BP) Piperno y
Blake 1991
Nieto Preforma Reconocimien / / Pearson
(campamento de una to 2003
y cantera) punta Pearson y
acanalada Cooke 2002
Panamá

16
II. Marco geográfico

Los vestigios atribuidos a la cultura Clovis en el istmo centroamericano fueron hallados en


Chiapas (1 lugar), Guatemala (8 lugares), Belice (2 lugares), el occidente de El Salvador,
Costa Rica (3 lugares) y Panamá (5 lugares). Fueron encontrados tanto del lado del Océano
Pacífico como del lado del Mar Caribe (Figura 6). Es interesante notar que ninguno de los
referidos lugares se encuentra a más de 100 km del litoral actual (o a más de 150 km del
litoral de finales del Pleistoceno); así, en el departamento guatemalteco de Petén, que es el
escenario de investigaciones arqueológicas intensivas desde el siglo antepasado, no se ha
reportado ni una sola punta Clovis. ¿Podría eso sugerir una colonización de la región por las
costas?

Figura 6: Localización de algunos sitios paleoindios de Centroamérica. Mapa: Ranere 2006.

Por lo demás, los sitios y las zonas que revelaron objetos de la tradición Clovis están
ubicados en entornos físicos variados: llanuras costeras o interiores, colinas de tierras bajas,
altiplanos y montañas de cadenas volcánicas (Tabla 2). El sitio Clovis más elevado de
Centroamérica -y tal vez de toda América- es el de Los Tapiales, ubicado en un puerto, a 3150
msnm (Figura 7). Dos sitios, Los Grifos y Los Vampiros, ocupan abrigos rocosos.

17
Figura 7: Paisaje del altiplano occidental de Guatemala. Al fondo, la cadena montañosa
donde se encuentra el sitio de Los Tapiales. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

La geología centroamericana produce una variedad de minerales y rocas de grano fino, que
fueron aprovechados por los artesanos Clovis para la fabricación de sus herramientas: el
basalto y la obsidiana, que son de origen volcánico, así como el pedernal, el chert, la
calcedonia y el cuarzo. Al menos 8 de los 20 lugares del corpus de este estudio se encuentran
en áreas dotadas de yacimientos que han sido explotados para la fabricación de artefactos
Clovis. Se sabe que en Norteamérica, dos elementos influían notablemente en la elección de
los lugares de asentamientos de los grupos Clovis: la existencia de afloramientos de minerales
y rocas duros, y el paso de ríos (Meltzer 2009: 225-226).

Para poder comprender la explotación de los recursos naturales por las poblaciones
paleoindias, conviene tomar en cuenta las características climáticas de finales del Pleistoceno.
En Centroamérica, según los trabajos de Dolores Piperno y Deborah Pearsall (1998; Piperno
2006), las temperaturas estaban entonces inferiores de 5 a 7 °C, y las precipitaciones anuales,
de 25 a 50 %, de lo que estan en la actualidad. En estas condiciones, como lo subraya Pearson
(2002), el acceso a agua potable debía representar un objetivo particularmente crítico, para los
grupos humanos.

Fuentes de agua dulce son atestiguadas en los alrededores inmediatos de la mayoría de los
lugares relacionados con la cultura Clovis en Centroamérica; las encontramos bajo la forma
de manantiales, ríos, riachuelos, y un lago (el lago Arenal, en Costa Rica). En los casos de los
demás lugares, la presencia cercana de agua dulce puede ser considerada como probable.
Fuera de su uso como fuentes de abastecimiento de agua, los ríos presentaban otra ventaja:
constituían potenciales vías de comunicación (Meltzer 2009: 226, 293); en el istmo
centroamericano, el Río Reventazón, que fluye más abajo del sitio de Turrialba, pudo así
facilitar los viajes de las bandas paleoindias entre la costa Atlantica y la Cordillera de
Talamanca. Pero por supuesto, la red hidrográfica ha sufrido cambios desde el Pleistoceno,
por las variaciones del clima y los procesos geológicos.

18
La vegetación también ha sufrido cambios. A finales del Pleistoceno, a causa de un clima
más seco y más frío, y menores concentraciones de CO² en la atmosfera, los bosques de
Centroamérica eran menos extensos y menos densos que en la actualidad (Piperno 2006: 280).
Gran parte de la costa y la vertiente del Pacífico de Centroamérica, Petén y Belice ofrecía
paisajes compuestos de pequeños bosques espinosos, maleza y sabana. De los lugares
relacionados con la cultura Clovis, de 5 a 7 estaban ubicados en este tipo de entorno, mientras
que otros se encontraban en bosques de canopea cerrada, en zonas de tierras bajas o en la
cadena volcánica. El campamento de Los Tapiales, finalmente, debió estar establecido en
medio de praderas alpinas (Ranere 2006: 71). Estos diferentes ecosistemas albergaban una
profusa fauna, que incluía unas 15 especies de grandes mamíferos, hoy extintos (Ranere y
Cooke 2003: 233; Figura 8). Lamentablemente, no se ha podido asociar artefactos con restos
de megafauna en la región –ni siquiera en el famoso yacimiento paleontológico de Chivacabé
(Mead et al. 2012). No obstante, los vestigios conocidos nos permiten reunir algunos indicios
sobre el modo subsistencia, y otros aspectos de la vida de las poblaciones Clovis en América
Central.

Figura 8: Fémur de una especie desaparecida de perezoso gigante, exhibido en el Museo de


Belice. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

19
TABLA 2

Entornos naturales de los lugares que revelaron vestigios de la cultura


Clovis en América Central

Lugares Entornos Presencia, en el Presencia actual Vegetación, a


fisicos actuales área, de de agua dulce finales del
yacimientos cerca de los sitios Pleistoceno
minerales y (a menos de 200
rocosos m)
explotados para la
fabricación de
artefactos de la
tradición Clovis
Los Grifos Abrigo rocoso, Sí (pedernal) Sí Bosque
en la pendiente montañoso
México de un cerro (Piperno y
Pearsall 1998)
Chajbal Zona Sí (basalto) Sí Bosque
montañosa montañoso
(Piperno y
Guatemala Pearsall 1998,
Ranere 2006: 72)
Chivacabé Terraza aluvial, No Sí Bosque
en una zona montañoso
montañosa (Piperno y
Guatemala Pearsall 1998)
Chujuyub Zona Sí (basalto) Sí Bosque
montañosa montañoso
(Piperno y
Guatemala Pearsall 1998,
Ranere 2006: 72)
Las Zona ? Probable ¿Bosque
Verapaces montañosa montañoso
(Piperno y
Pearsall 1998)?
Guatemala
Los Puerto de No Probable Praderas alpinas
Tapiales montaña (Piperno y
Pearsall 1998,
Guatemala Ranere 2006: 71)
Nahualá Zona No Probable Bosque
montañosa montañoso
(Piperno y
Guatemala Pearsall 1998)
Piedra Planicie de No Sí Bosque
Parada altura montañoso

20
(Piperno y
Pearsall 1998)
Guatemala
San Zona No Sí Bosque
Rafael montañosa montañoso
(Piperno y
Pearsall 1998,
Guatemala Ranere 2006: 72)
August Llanura ? Sí Bosque espinoso,
Pine maleza o sabana
Ridge boscosa (Piperno
2006, Ranere
Belice 2006: 71)
Ladyville Llanura litoral Sí (chert) Probable Bosque espinoso,
1 maleza o sabana
boscosa (Piperno
Belice 2006, Ranere
2006: 71)
Occidente Zona ? Probable Bosque
de El montañosa montañoso,
Salvador bosque espinoso,
maleza o sabana
El boscosa (Piperno
Salvador y Pearsall 1998,
Piperno 2006)
Costa del Zona costera ? Probable Bosque
Pacífico montañoso,
de Costa bosque espinoso,
Rica maleza o sabana
boscosa (Piperno
Costa y Pearsall 1998,
Rica Piperno 2006)
Lago Ribera de un Sí (calcedonia) Sí Bosque
Arenal lago montañoso
(Piperno y
Costa Pearsall 1998,
Rica Ranere 2006: 72)
Turrialba Terrazas, en la Sí (chert) Sí Bosque
vertiente de una montañoso
Costa montana (Piperno y
Rica Pearsall 1998,
Ranere 2006: 72)
Canal de Zona de colinas ? Sí Bosque de tierras
Panamá bajas (Piperno
2006, Ranere
Panamá 2006: 71)
Lago Zona de colinas ? Sí Bosque de tierras
Alajuela bajas (Piperno
2006, Ranere
Panamá 2006: 71)

21
La Mula Colina Sí (calcedonia) Sí Bosque espinoso,
West maleza o sabana
boscosa (Piperno
Panamá 2006, Ranere
2006: 71)
Los Abrigo rocoso ? Sí Bosque espinoso,
Vampiros al pie de un maleza o sabana
cerro boscosa (Piperno
Panamá 2006, Ranere
2006: 71)
Nieto Pendiente de Sí (cuarzo) Sí Bosque espinoso,
una colina baja maleza o sabana
Panamá boscosa (Piperno
2006, Ranere
2006: 71)

22
III. Vestigios

1. Objetos diagnósticos de la cultura Clovis (Tabla 3)

Puntas y preformas

El objeto más característico –y famoso- de la cultura Clovis es una punta de forma


lanceolada, y dotada de una acanaladura en uno de los dos lados, o más a menudo en ambos
lados de su base. Las puntas paleoindias parecen haber sido utilizadas principalmente como
elementos de proyectiles. Sin embargo, se demostró también su uso como cuchillos (Kunz et
al. 2003: 43). Ciertas puntas miniaturas han sido interpretadas, incluso, como juguetes (Dawe
1997, Boldurian y Cotter 1999: 42). Además, algunos de estos artefactos sirvieron obviamente
en prácticas rituales (Green et al. 1998, Kilby 2008: 65, Meltzer 2009: 251, 271, 310).
Podemos agregar que las puntas debían poseer un poderoso simbolismo, relacionado con el
prestigio conferido por la caceria y el combate (Guilaine y Zammit 2001, Meltzer 2009: 274).

El legado centroamericano de la cultura Clovis incluye a lo sumo 25 puntas terminadas o


casi terminadas, así como preformas de estos objetos. Para su fabricación, se usó obsidiana,
chert, basalto, pedernal, calcedonia y cuarzo (entre otros materiales, tal vez, ya que no se ha
determinado la materia prima de dos de las puntas de Panamá). Cuando pueden ser medidos, o
al menos estimados con alguna precisión, los largos de las puntas están comprendidos entre
4.2 y 10.5 cm; los anchos, entre 1.8 y 3.5 cm; y los grosores, entre 0.3 y 0.9 cm. En puntas de
Chivacabé (Figura 9), San Rafael (Figura 10), Chajbal, August Pine Ridge, Ladyville 1,
Turrialba y La Mula West, pueden reconocer, claramente, los retoques sobrepasados (éclats
outrepassés, en francés) típicos de la tecnología Clovis.

23
Figura 9: Punta del tipo Clovis “clásico” de Chivacabé, Guatemala. Largo: 6 cm. Foto:
Sébastien Perrot-Minnot.

A nivel morfológico, se observan, en el corpus centroamericano, las dos grandes variantes de


las puntas Clovis: la forma clásica, caracterizada por una base con bordes aproximadamente
paralelos o ligeramente curvos, y la forma “de cintura”, dotada de una base con ángulos (u
“orejas”) divergentes. No obstante, las discusiones sobre este tema han sufrido un poco de la
confusión en la identificación de los puntas Clovis “de cintura” (exhibiendo una base de
ángulos divergentes) y las puntas Cola de Pescado (el nombre de este tipo refiriéndose, en
realidad, la forma del tallo de la punta). Así, en varios estudios (por ejemplo en Gruhn y
Bryan 1977, Brown 1980 y Batres 2003), artefactos del primer tipo son equivocadamente
calificados de puntas “Cola de Pescado”. Esta confusión suscitó una aclaración de Michael
Snarskis: “A logical consequence of such a typology would be that many eastern (and some
western) North American Clovis points would then be called fishtails too; this would be
perfectly satisfactory if the adjective “fishtail” were not already established in the
archaeological literature as denoting a different kind of stemmed paleo-Indian point found
widely in South America” (Snarskis 1979: 129).

24
Figura 10: Punta Clovis “de cintura” de San Rafael, Guatemala. Largo: 5.7 cm. Dibujo:
Rafael Mauricio Díaz García.

En Estados Unidos, numerosas variantes de las puntas de tipo Clovis han sido propuestas.
Una de ellas, llevando el nombre de “Ross County”, llegó a ser considerada, a veces como un
tipo de pleno derecho. Pearson (2002) relaciona con ella algunas de las puntas
centroamericanas. Por mi parte, preferí no tomar en cuenta esta variante, mal definida, en la
clasificación de las puntas de mi corpus.

Si abordamos más generalmente las analogías existentes entre las puntas Clovis de
Centroamérica y las de Norteamérica, vemos que no conciernen solamente a la morfología,
sino que también a aspectos tecnológicos. Se hicieron comparaciones significativas entre los
procesos de fabricación (chaînes opératoires, en francés) observados en Turrialba y La Mula
West por una parte, y procesos documentados en sitios de Norteamérica, por la otra (Morrow
y Morrow 1999: 222; Ranere y Cooke 2003; Ranere 2006). Sin embargo, Guillermo Acosta
Ochoa (2009: 100) señala particularidades del material centroamericano: “Las puntas Clovis
de las regiones tropicales de América se distinguen notablemente de aquellas de regiones
más templadas hacia el Norte presentando dimensiones generalmente reducidas y ligeras
concavidades laterales […]”. Al respecto, notemos que según Lawrence Keeley (1982: 801),
los objetos provistos con un mango eran más pequeños y más finos que los que eran
desprovistos de él.

Conviene precisar ahora que en Centroamérica, la identificación de las puntas Clovis no se


ha beneficiado de un consenso de la comunidad científica. En algunas de las puntas en
cuestión, en efecto, ciertos investigadores pretendieron haber reconocido las marcas de otras
tradiciones tecnológicas de Norteamérica, en particular, las de Folsom (Swauger y Mayer-
Oakes 1952; Murdy 1999; Faught 2006) y Simpson (Faught y Dunbar 1997; Pearson 2002,
2004). Forzoso es constatar que estas propuestas se basan sobre elementos frágiles. En
realidad, ninguna punta de Centroamérica posee todas las características del tipo Folsom, o

25
del tipo Simpson. Las puntas de este ultimo tipo, por cierto, no son acanaladas (Thulman
2012).

En el caso de la base de punta de Los Tapiales (Figura 11), Pearson (2002) considera que
podría pertenecer tanto al tipo Clovis como al tipo Cola de Pescado. Es cierto, en lo absoluto.
No obstante, por su morfología, los detalles del tallado y las acanaladuras en sus dos caras, el
artefacto recuerda más las puntas Clovis clásicas que las Cola de Pescado.

Figura 11: Base de punta de Los Tapiales, Guatemala. Ancho: 3.3 cm. Dibujo: Gruhn y
Bryan 1977.

Finalmente, Payson Sheets et al. (1990: 145) consideran como probable la pertenencia de la
base acanalada de un bifacial de La Esperanza, Honduras, a la industria Clovis. Por mi parte,
tendería a relacionar este objeto (ilustrado en Bullen y Plowden 1963: fig. 2, a) más bien con
la tradición Cola de Pescado.

Punta retrabajada

La punta Clovis de Piedra Parada (Figura 12) merece una mención especial. Se trata de la
parte proximal de una punta de la variante “de cintura”. El fragmento, de obsidiana, tiene 4.05
cm de largo y 2.45 cm de ancho. Tras romperse, la punta fue retrabajada, removiéndole
lascas; se puede razonablemente suponer que al realizar estas modificaciones, se buscaba
obtener un buril en uno de los ángulos producidos por la rotura, y un raspador en la rotura y
uno de los bordes longitudinales del artefacto, donde Davis (s. f.: 7) observó características
marcas de desgaste.

Figura 12: Punta de Piedra Parada, Guatemala. Largo: 4.05 cm. Dibujo: Davis, s. f.

26
A menudo, la identificación de un buril en un fragmento de punta resulta problemática; en
efecto, impactos accidentales pueden dar la ilusión de un buril (Epstein 1963: 187). Sin
embargo, en el caso de la punta de Piedra Parada, la elaboración de dicha herramienta parece
ser confirmada por el bulbo de percusión negativo que se puede observar justo debajo de la
extremidad burilante (Epstein 1963: 194).

En Norteamérica, puntas paleoindias convertidas en buriles, al ser retocadas en su


extremidad proximal o distal, o en ambas, han sido reportadas desde Alaska hasta México;
pertenecen a varias tradiciones, incluso la de Clovis. En América Central, esta clase de
artefacto sólo es representada por la punta de Piedra Parada, mientras que en Sudamérica, su
identificación permanece incierta.

En cuanto a las puntas paleoindias que habrían sido retrabajadas para ser usadas como
raspadores, su mención en la literatura arqueológica es sumamente rara. Una punta Clovis del
sitio de Lehner (Arizona, Estados Unidos) podría haber sido convertida en un buril y un
raspador, como la punta de Piedra Parada (Epstein 1963: 189, 191, fig. 2, j; Slade 2010: 25).

Otros objetos

Fuera de las puntas, la marca de la cultura Clovis en América Central puede apreciarse en un
raspador elaborado sobre un segmento de lámina de Los Tapiales, de basalto, de 3.4 de largo
y 2.8 cm de ancho (Figura 13); en cuatro lascas sobre-extendidas bifaciales de Los Vampiros,
de entre 3.4 y 6.5 cm de dimensión máxima (Pearson y Cooke 2007); y según Pearson (2004),
en lascas, núcleos y raspadores de Turrialba.

Figura 13: Raspador sobre un segmento de lámina, hallado en los Tapiales. Largo: 3.2 cm.
Dibujo: Gruhn y Bryan 1977.

Cabe subrayar que el material centroamericano no incluye las macroláminas ni los núcleos
de láminas típicos de Clovis (Collins y Lohse 2004).

27
TABLA 3

Objetos diagnósticos de la cultura Clovis en América Central

Lugares Objetos Dimensiones Materiales Comentarios


diagnósticos de
Países la cultura
Clovis
Los Grifos Punta acanalada Largo: 4.2 Pedernal Punta Clovis “de
cm: ancho: (local) cintura”
México 1.8 cm;
grosor: 0.5
cm.
Chajbal Punta Largo: 8.1 Basalto Punta Clovis
acanalada, o cm; ancho: (local) “clásica”
Guatemala preforma de 3.5 cm.
punta de una
etapa avanzada
Chivacabé Punta acanalada Largo: 6 cm ; Obsidiana (de Punta Clovis “de
ancho: 3.3 Tajumulco) cintura”
Guatemala cm ; grosor:
0.9 cm.
Chujuyub Punta acanalada Ancho: 2 cm. Obsidiana Punta Clovis “de
cintura”,
Guatemala equivocadamente
calificada de
punta “Cola de
Pescado” por
Brown (1980)
Las ¿Punta Largo : ¿Obsidiana? Rovner (1980)
Verapaces acanalada? « cinco cuestionaba la
dedos », identificación, en
Guatemala según Fray el texto de
Francisco Ximénez, de una
Ximénez punta acanalada
(1722) paleoindia.
Los Tapiales Base de punta Base de Base de punta Punta Clovis
acanalada, punta: y raspador: “clásica”. Pearson
Guatemala raspador sobre Ancho: 3.3 Basalto (¿de (2002) considera
un segmento de cm; largo: 2.3 Quiché?) que la punta
lámina. cm; grosor: podría pertenecer
0.8 cm. también al tipo
Raspador: Cola de Pescado.
largo: 3.4 cm;
ancho: 2.8
cm.
Nahualá Punta acanalada Largo: 8.4 Obsidiana (de Punta Clovis

28
cm; ancho: Tajumulco) “clásica”
Guatemala 3.8 cm;
grosor: 0.8
cm.
Piedra Punta acanalada Largo: 4.05 Obsidiana (de Punta Clovis “de
Parada retrabajada cm; ancho: El Chayal) cintura”,
2.45 cm; retrabajada para
Guatemala grosor: 0.59 obtener un buril y
cm. un raspador
San Rafael Punta acanalada Largo: 5.7 Obsidiana (de Punta Clovis “de
cm; ancho: El Chayal) cintura”. Gruhn y
Guatemala 2.1 cm; Bryan (1977)
grosor: 0.3 relacionaban
cm. equivocadamente
esta punta con el
tipo Cola de
Pescado.
August Pine Punta acanalada Largo: 5.16 Chert Punta Clovis “de
Ridge cm; ancho: cintura”
2.61 cm;
Belice grosor: 0.6
cm.
Ladyville 1 Dos puntas Punta 1: Chert (local) Puntas Clovis
acanaladas Largo: 9.16 “clásicas”
Belice (una, en el cm; ancho:
estado de 3.59 cm;
fragmento) grosor: 0.83
cm.
Punta 2:
Largo: 5 cm;
ancho en la
base: 2.5 cm.

Occidente de Dos bases de ? Obsidiana Puntas Clovis


El Salvador puntas “clásicas”
acanaladas
El Salvador
Costa del Punta acanalada Largo: 5.8 Pedernal Punta Clovis
Pacífico de cm; ancho: “clásica”.
Costa Rica 3.2 cm; James Swauger y
grosor: 0.5 William Mayer-
Costa Rica cm. Oakes (1952:
265) y Michael
Faught (2006:
178) relacionan
esta punta con las
del tipo Folsom,
mientras que
Rovner (1980)
dudaba de su

29
carácter.
Lago Arenal Punta acanalada Largo: 8.6 Calcedonia Punta Clovis
cm; ancho: (presente en el “clásica”
Costa Rica 3.2 cm ; área)
grosor: 0,8
cm.
Turrialba Cinco puntas y ? Chert (local) Puntas Clovis
fragmentos de “clásicas” y “de
Costa Rica puntas cintura”
acanaladas,
terminadas o
casi terminadas,
preformas
bifaciales y
(según Pearson
2004) lascas,
núcleos y
raspadores
Canal de Punta acanalada Largo: 6 cm. Piedra rojiza /
Panamá

Panamá
Lago Punta acanalada Largo: 7.8 Piedra silícea Punta Clovis “de
Alajuela cm; ancho: cintura”. Georges
3.8 cm. Pearson (2002)
Panamá compara esta
punta con las del
tipo Simpson,
identificado en la
Florida, Estados
Unidos.
La Mula Una o dos Largos de los Calcedonia /
West puntas fragmentos de (local)
terminadas, puntas: 4.3 y
Panamá preformas de 3.6 cm.
puntas
Los Cuatro lascas Dimensión Chert /
Vampiros sobre- máxima: de
extendidas 3.4 a 6.5 cm.
Panamá
Nieto Preforma de Largo: 8.786 Cuarzo (local) /
una punta cm; ancho:
Panamá acanalada 5,05 cm;
grosor: 1.72
cm.

30
2. Materias primas utilizadas en la fabricación de los objetos diagnósticos de la cultura Clovis
(Tabla 3)

Mientras que en Norteamérica, los artefactos conocidos de la cultura Clovis son hechos de
piedra, hueso, marfil y hasta de madera, en Centroamérica, por el momento, solo atañen a la
industria litica (aunque las puntas y diversas otras herramientas debían estar provistas de
mangos de madera).

Si sólo consideramos los objetos diagnósticos de Clovis en dicha región, vemos que son de
una diversidad de minerales y rocas: obsidiana (en 7 lugares; Figura 14), chert (en 4 lugares),
pedernal (2 lugares), basalto (2 lugares), calcedonia (2 lugares), cuarzo (1 lugar), así como
una piedra silicea (punta de Lago Alajuela, de la provincia de Panamá, Panamá) y una piedra
rojiza (punta del Canal de Panamá) no identificadas. Para la mayor parte de los objetos, se
usaron materiales locales. En los otros casos, los materiales no parecen provenir de
yacimientos muy lejanos. Esto constituye otra diferencia con Norteamérica, donde las
materias primas podían ser transportadas sobre cientos de kilómetros (Kilby 2008: 10-11).

Figura 14: La punta de San Rafael, hecha de obsidiana. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

Pero en Norte como en Centroamerica, los artesanos Clovis muestran una clara predilección
por las piedras duras y de grano fino. Como lo explica David Meltzer (2009: 248, 249), elegir
una piedra con estas cualidades representaba, para los grupos paleoindios, una cuestión de
vida o de muerte.

El recurso al basalto, para la fabricación de las puntas de Los Tapiales y Chajbal (Figura
15), puede parecer curioso. El trabajo de esta roca ígnea no era muy difundido entre los
portadores de la cultura de Clovis; en América del Norte y Central, se desarrolló sobre todo a
partir del Paleoindio Tardío (y más aún, en el transcurso del período Arcaico). No obstante, es
interesante constatar que dicha roca ha sido explotado a gran escala por comunidades Clovis
en Sonora, México (Sánchez y Carpenter 2003; Gaines et al. 2009). Allí como en el caso de

31
los artefactos paleoindios de Totonicapán y Quiché, se trata de un basalto de propiedades
excepcionales (ver Brown 1980: 315, respecto al basalto usado en Chajbal).

Figura 15: Punta de Chajbal, Guatemala. Largo: 8.1 cm. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

La elección del cuarzo, en Nieto, y de la calcedonia, en La Mula West, es más


desconcertante: los artesanos Clovis prefirieron trabajar estas piedras de cualidades físicas
mediocres, en lugar de explotar rocas más resistentes, presentes cerca de los sitios. Sin
embargo, Pearson subraya las cualidades estéticas del cuarzo y la calcedonia en cuestión, y
estima que la elección de estas rocas podría responder a consideraciones ideológicas (Pearson
2003: 317). Es cierto que los paleoindios parecían conceder valores simbólicos e incluso
rituales a los colores, como lo sugiere, entre otros, el uso de colorantes rojos en contextos
rituales, en Norteamérica (Meltzer 2009: 251).

3. Objetos asociados (ver la Tabla 1)

Los vestigios diagnósticos de la cultura Clovis sufren graves problemas de contexto. Fueron
hallados:

- Sin control arqueológico, en Chivacabé, Las Verapaces (Guatemala), Nahualá, San Rafael,
August Pine Ridge, el Occidente de El Salvador, la Costa del Pacífico de Costa Rica, el Canal
de Panamá, y Lago Alajuela. Pero en el caso de Chivacabé, la punta fue recolectada en un
sitio que luego fue excavado (lamentablemente, muy poco se sabe de estas excavaciones).

32
- Durante reconocimientos, en Chajbal, Chujuyub, Piedra Parada, Ladyville 1, Lago Arenal y
Nieto. Las puntas de Ladyville 1 y Nieto fueron recolectadas en sitios que fueron, después,
excavados.

- Durante excavaciones, en Los Grifos (Figura 16), Los Tapiales, Turrialba (Figura 17), La
Mula West y Los Vampiros. Cabe precisar que los contextos excavados presentaron
perturbaciones relativamente severas, provocadas por las raíces y madrigueras en Los Grifos
(donde se observaron, incluso, tiesto de cerámica intrusivos en la capa antrópica más
profunda); la crioturbación, aparentemente, en Los Tapiales (sitio ubicado en una altitud de
3150 m); las prácticas agrícolas modernas, en Turrialba; la caída de rocas, en Los Vampiros; y
la actividad humana moderna junto con la erosión, en La Mula West y Nieto.

Figura 16: Artefactos líticos de Los Grifos, Chiapas, México: puntas de proyectil (a, b) et
raspadores. Dibujo: Acosta Ochoa 2011.

Mientras que no se conoce ningún objeto paleoindio asociado con las puntas de Las
Verapaces, Nahualá, Piedra Parada, San Rafael, August Pine Ridge, el Occidente de El
Salvador, la Costa del Pacífico de Costa Rica, Lago Arenal, el Canal de Panamá y Lago
Alajuela, para los demás artefactos diagnósticos de la cultura Clovis, se puede mencionar las
asociaciones siguientes:

33
- Objetos paleoindios descubiertos cerca de los artefactos diagnósticos hallados en la
superficie:

Núcleos: en Chajbal, Chivacabé, Chujuyub y Nieto


Lascas: en Chajbal, Chivacabé, Chujuyub y Nieto
Bifaciales: en Chajbal, Chivacabé, Chujuyub y Nieto
Puntas de proyectil del tipo Cola de Pescado: en Turrialba y Ladyville 1
Raspadores: Chivacabé, ¿Ladyville 1? y Nieto
Raederas: Nieto
Láminas: Chivacabé y Nieto
Buriles: Chivacabé y Nieto

Kenneth Brown (1980: 321) dejaba entender que más artefactos fueron hallados en Chajbal y
Chujuyub, aunque no dio detalles al respecto.

- Objetos encontrados con los artefactos diagnósticos, en excavación:

Núcleos: en Los Grifos, Los Tapiales, Turrialba y Los Vampiros


Lascas: en Los Grifos, Los Tapiales, Turrialba, La Mula West y Los Vampiros
Lascas retocadas: en Los Grifos, Los Tapiales y Los Vampiros
Bifaciales: en Los Tapiales, Turrialba y La Mula West
Puntas de proyectil del tipo Cola de Pescado: en Los Grifos y Los Vampiros
Puntas unifaciales: en Los Tapiales
Raspadores: en Los Grifos, Los Tapiales, Turrialba, La Mula West y Los Vampiros
Raederas: en Los Grifos, Los Tapiales y Turrialba
Limaces: en Los Grifos, Los Tapiales y Turrialba
Láminas: en Los Grifos, Los Tapiales, La Mula West y Los Vampiros
Buriles: en Los Grifos, Los Tapiales, Turrialba y La Mula West

Figura 17: Raspadores de Turrialba, Costa Rica. Foto: Snarskis 1979.

34
En lo que concierne a las funciones de estos objetos, los raspadores eran usados para el
procesamiento de las pieles (Morrow 1997: 71; Boldurian y Cotter 1999: 41; Kunz et al.
2003: 43-44); las raederas habrían servido para el trabajo de las pieles, el hueso y la madera; y
con los buriles, se habrían grabado materias orgánicas pero también, tal vez, rocas suaves
(Boldurian y Cotter 1999: 41). En cuanto al limace (una palabra prestada al glosario
prehistórico francés), se trata de “un tipo particular de punta o raedera convergente, ya que
es a la vez alargado y doble” (Bordes 1954: 338).

Las herramientas de piedra eran activamente mantenidas y retocadas, generando numerosas


lascas, y ocasionando a veces accidentes de fabricación (artefactos quebrados).

4. Funciones de los sitios

Las investigaciones evidenciaron la existencia de áreas de campamento en Los Grifos


(Figura 18), Chajbal, Chivacabé, Chujuyub, Los Tapiales, Turrialba, La Mula West, Los
Vampiros y Nieto. Con una extensión de al menos 10 hectareas, Turrialba es el campamento
Clovis conocido más grande de Centroamérica, y uno de los más grandes del continente.

Figura 18: Abrigo rocoso de Los Grifos. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

Es posible que el sitio de Ladyville 1 haya sido igualmente un campamento. El hallazgo de


un fragmento proximal de punta tendería a sugerirlo (Figura 19); en efecto, es razonable
pensar que las bases de las puntas quebradas durante la cacería debían ser desechadas, en
general, en áreas domésticas (Keeley 1982: 802-803). Por ahora, sin embargo, la escasa
información arqueológica de la cual disponemos sobre el sitio no nos permite determinar
claramente su función.

35
Figura 19: Fragmento proximal de punta, hallado en Ladyville 1, Belice. Largo: 5 cm.
Dibujo: MacNeish y Nelken-Terner 1983a.

Nuestros conocimientos de los campamentos Clovis de Centroamérica se basan


principalmente en el material lítico. En Los Grifos, los niveles antrópicos del Holoceno
Temprano contenian, además, un área de combustión con carbón, cenizas y restos de
alimentos; los elementos orgánicos que han sido identificados muestran que la dieta de los
ocupantes del lugar dependía en gran parte de la cacería (de ciervos, armadillos, conejos,
tortugas), y de la recolección de caracoles de agua dulce y frutas. Restos de una especie de
caballo fueron también identificados (Acosta Ochoa 2009, 2011).

En Los Tapiales, las excavaciones revelaron cuatro fogones, ubicados en la periferia del área
de distribución de las lascas y los artefactos (Gruhn y Bryan 1977: 239). La relación de estos
arreglos con el material paleoindio no queda clara. De hecho, las dataciones por radiocarbono
de muestras procedentes de tres de los cuatro fogones dieron medidas que corresponden al
período Arcaico: 7820 ± 140, 7150 ± 130 y 4730 ± 100 BP. Estas medidas, sin embargo,
tienen que considerarse con cautela: en efecto, son más recientes que las de los niveles
inmediatamente superiores. Gruhn y Bryan (op. cit.: 242) evocaban, como posibles
explicaciones de esta anomalía, la acción de factores físicos o químicos no identificados, o de
muy hipotéticas intrusiones que la oscura estratigrafía haría difícil de detectar.

Entre los campamentos Clovis de Centroamérica, al menos tres funcionaron también como
canteras: Turrialba, La Mula West y Nieto. En los dos primeros sitios, se usaron cantos
rodados presentes en los lechos de ríos (Snarskis 1979: 127; Pearson 2004: 96; Pearson 2002),
mientras que en Nieto, se explotó un afloramiento de cuarzo criptocristalino, coronando una
colina (Pearson 2003: 313). Es posible que Chajbal y Chujuyub hayan sido también
escenarios de extracción de materia prima: según Brown, estas “estaciones de talla” estaban
situadas al lado de afloramientos de de basalto de grano fino (Brown 1980: 321).

Hasta la fecha, ningún escondite, ni lugar de matanza de megafauna, ni sepultura del período
Paleoindio han sido reportados en Centroamérica. Pearson (2002) estima que la aparente
ausencia de escondites se podría explicar por la proximidad de yacimientos de minerales y
rocas apreciados por los talladores de piedra; en Nortemaérica, efectivamente, los escondites
utilitarios parecen haber servido, a menudo, de reservas de materiales (Kilby 2008: 209-212).
Pero obviamente, ésta no fue su única función; parecen haber sido destinadas, también, al
almacenamiento de herramientas que no estaban usadas durante parte del año, o de un

36
excedente de materiales transportado por un grupo, así como al cumplimiento de actividades
rituales (Kilby 2008: 212-219).

En lo que concierne a los lugares de matanza de megafauna, podemos suponer que fueron
particularmente afectados por los procesos geológicos, ya que los animales debieron ser
generalmente cogidos en trampas y rematados en áreas escarpadas (ver Waters y Kuehn 1996:
491).

IV. Cronología

La definición de la cronología del corpus centroamericano de la cultura Clovis permanece


extremadamente problemática. Entre los pocos sitios que fueron excavados, en Turrialba y La
Mula West, las perturbaciones modernas acarrearon una contaminación de los niveles,
impidiendo la realización de fechamientos por radiocarbono. Tales fechamientos pudieron ser
obtenidos en Los Grifos, Los Tapiales y Los Vampiros, pero en estos tres sitios, no fue
posible vincular estrictamente las muestras fechadas con los productos de la tradición Clovis.
Por añadidura, las medidas disponibles para Los Tapiales y de Los Grifos fueron efectuadas
antes de la implementación del Sistema de Aceleración de Espectrometría de Masas (AMS),
que permite reducir el rango de error de los fechamientos por radiocarbono.

He aquí el rango de los fechamientos de radiocarbono calibrados correspondientes al período


Paleoindio, en los sitios relacionados con la cultura Clovis (cuando las medidas calibradas no
estaban disponibles en las publicaciones consultadas, recurrí al programa de calibración
Cologne Radiocarbon Calibration & Palaeoclimate Research Package, o Calpal, accesible en
el sitio Internet www.calpal-online.de):

Los Grifos: entre 10,867 ± 219 y 9987 ± 211 cal BP (Santamaria 1981).

Los Tapiales: entre 13,083 ± 206 y 9,892 ± 197 cal BP (Gruhn y Bryan 1977).

Los Vampiros: entre 13,439 ± 166 (muestra sacada justo debajo del nivel antrópico más
antiguo) y 9618 ± 210 cal BP (Pearson y Cooke 2007; Carvajal-Contreras, Cooke y Jiménez
2008).

En Los Grifos, se efectuaron también una datación por hidratación de la obsidiana, dando la
fecha de 9330 BP, y otras por paleomagnetismo, correspondientes, en términos de fechas por
radiocarbono calibradas, a 10,052 ± 329 y 9884 ± 194 cal BP (Fregoso 2010). El rango de
fechas de Los Grifos resulta intrigante, ya que es muy posterior al período comúnmente
aceptado para el florecimiento de la cultura Clovis. En cambio, la cronología que ha sido
establecida para los niveles iniciales de ocupación del abrigo rocoso de Santa Marta (Figura
20), ubicado a unos 150 m de Los Grifos, señala una antigüedad de cerca de mas de 12,600
años (Acosta Ochoa 2009, 2011). ¿Podrían las puntas de la cueva de Los Grifos haber sido
recolectadas en la cueva de Santa Marta, para ser reutilizadas siglos o milenios después de su
fabricación? La pregunta merece ser hecha: la recuperación de artefactos dejados por otros
grupos no debía ser rara, en la época Paleoindia (Kilby 2008: 19-20).

37
Figura 20: Abrigo rocoso de Santa Marta, Chiapas, México. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

En el caso de Los Tapiales, conviene precisar que seis (es decir, la mayor parte) de los
fechamientos de radiocarbono obtenidos de las muestras sacadas por Gruhn y Bryan (1977:
240-242) se refieren al período Arcaico. No se puede excluir, entonces, que algunos de los
artefactos de Los Tapiales se remonten a dicho período, o incluso, que herramientas
paleoindias hayan sido reutilizadas durante los tiempos arcaicos (ver, por ejemplo, Stiger
2006: 322, para un caso de este tipo en el oeste de Estados Unidos).

V. Relaciones culturales

Si las manifestaciones de la cultura Clovis en Centroamérica muestran analogías evidentes


con las de Norteamérica, revelan también diferencias significativas. Así, no incluyen, por el
momento, las macroláminas y los núcleos de láminas típicos de Clovis, expresiones de arte
gráfico como las del sitio Gault, objetos de hueso, marfil o madera, ni huellas del uso de
colorantes minerales rojos. Por otra parte, no se han reportado aún, en el istmo, escondites,
lugares de matanza de megafauna ni sepulturas atribuibles a grupos Clovis. No obstante, es
posible que la ausencia de estos elementos se deba a las lagunas de la investigación
arqueológica.

Fuera de estas analogías y diferencias con Norteamérica, un aspecto del legado


centroamericano de la cultura Clovis intriga particularmente a los investigadores: su
cohabitación con puntas Cola de Pescado. La tradición Cola de Pescado tiene una definición
menos sólida que la de Clovis; se distingue sobre todo por un tipo de punta de proyectil
provista de un tallo en forma de cola de pescado, y generalmente acanalada. Este tipo fue
reconocido por primera vez en 1937, por Junius Bird, en la Cueva de Fell, situada en el
extremo sur de Chile (Figura 21); se convirtió en uno de los marcadores mejor aceptados de
la ocupación paleoindia en Sudamérica (Bird 1938, 1969, 1988, Empéraire et al. 1963). Desde
los descubrimientos de Bird en la Cueva de Fell, las puntas Cola de Pescado han sido
reportadas en diversas regiones del subcontinente, hasta en la costa de Venezuela, al norte.

38
Representan, hoy, el tipo de punta paleoindia más difundido en Sudamérica. Pero más allá,
fueron halladas también en Centroamérica, desde Panamá hasta Chiapas. Según los datos
disponibles, este conjunto tendría una cronología concordando parcialmente con la de la
cultura Clovis, a la cual sobrevivió por algunos siglos (Dillehay 2000: 100, Maggard y
Dillehay 2011: 85-86).

Figura 21: Puntas de tipo Cola de Pescado descubiertas por Junius Bird en la cueva Fell, en
el sur de Chile, en 1937. Foto: Bird 1988.

Las puntas Clovis y Cola de Pescado comparten un rasgo muy específico: la acanaladura.
Este punto común alimentó largos debates sobre las posibles relaciones entre ambas
tecnologías. Se ha sugerido repetidamente que las puntas Cola de Pescado podrían resultar de
una evolución de las del tipo Clovis (Willey 1966: 68; Snarskis 1979: 136-137; Ranere y
Cooke 1991: 241; Cooke y Ranere 1992a: 119; Morrow y Morrow 1999: 227; Pearson 2002,
2004; Valdez y Aylesworth 2005; Faught 2006: 181). Sin embargo, esta idea se encuentra un
poco fragilizada por la contemporaneidad parcial de las dos tradiciones. Otra hipótesis evoca
la posibilidad que las mismas puedan descender de un ancestro común (Lynch 1991; Dillehay
2000: 100). Pero varios autores recalcaron también las diferencias significativas que existen
entre las puntas Clovis y Cola de Pescado, en particular, en la realización de la acanaladura
(Nami 1996; Dillehay 2000: 101; Acosta Ochoa 2009: 100). Estas diferencias nos obligan,
necesariamente, a considerar las posibles conexiones entre las dos tecnologías con mucha
cautela.

En Centroamérica, 26 puntas Cola de Pescado han sido encontradas en 17 sitios (Figuras 16,
b y 22). Sólo cohabitan con objetos de la cultura Clovis en cuatro sitios: Los Grifos, Ladyville
1, Turrialba y Los Vampiros. Está también el caso del área del lago de Alajuela, donde la
punta Clovis de la isla Macapalé fue hallada a menos de un kilómetro de las puntas Cola de
Pescado de las islas Butler y Marcelito, y a menos de dos kilómetros de la de la isla La Loma.
Estas “islas” eran cerros que se erguían a orillas del rio Chagres, antes de la construcción de la
represa de Madden, en los años 1930. La formación del lago artificial debió desplazar los
materiales arqueológicos sobre distancias considerables (Bird y Cooke 1977: 15, 17).

39
Figura 22: Punta del tipo Cola de Pescado, hallada cerca de Orange Walk, en Belice. Largo:
aproximadamente 7 cm. Dibujo: MacNeish y Nelken-Terner 1983a.

En lo que concierne a Ladyville 1 y el área del lago Alajuela, los datos disponibles no
permiten determinar las relaciones históricas que pudieron existir entre las puntas Clovis y
Cola de Pescado: éstas pueden corresponder a una misma ocupación, o no. En Turrialba, la
situación no es mucho más clara, aunque según Pearson (2004 : 100), el hecho de que la punta
Cola de Pescado haya sido hallada en la terraza (natural) más baja del lugar podría sugerir que
es más reciente que el material Clovis, depositado más arriba.

En cambio, en Los Grifos como en Los Vampiros, artefactos de las dos referidas industrias
fueron encontrados juntos, en una misma zona estratigráfica. Podemos entonces
razonablemente suponer que son contemporáneos, o por lo menos, cronológicamente
cercanos. No obstante, los problemas contextuales ya señalados, y las dudas suscitadas por las
dataciones de Los Grifos, nos obligan a permanecer cautelosos.

Además de Clovis y Cola de Pescado, se propuso la presencia, en Centroamérica, de la


tradición paleoindia El Jobo. Dos fragmentos de puntas, recordando las del tipo El Jobo,
fueron halladas en Panamá, en la superficie: en el área del lago Alajuela y en La Yeguada, en
la provincia de Veraguas (Pearson 2002: 10; Cooke y Sánchez 2004: 12; Cooke 2005: 136;
Ranere y Lopez 2007: 26). Las puntas El Jobo fueron descubiertas, en su mayoría, en
Venezuela. Revelan una tecnología lítica muy diferente de la de Clovis (Nami 1993), pero
cabe notar que se han reportado algunos especímenes de puntas dotadas de una posible
acanaladura (Jaimes 1999).

El contexto arqueológico de las puntas El Jobo fue particularmente estudiado en el sitio


venezolano de Taima Taima, donde un fragmento de uno de estos artefactos fue hallado en el

40
pubis de un mastodonte; dataciones por radiocarbono, de elementos organicos procedentes,
supuestamente, del estomago del mastodonte, dieron las fechas de 12,980 ± 85 B.P., 13,000 ±
200 B.P., 13,880 ± 120 B.P. y 14,200 ± 300 BP (Jaimes 1999). Estos datos indicarían,
entonces, que la industria El Jobo es anterior a la de Clovis; pero dudas han surgido al
respecto (Pearson 2004: 88).

En Centroamérica, algunos autores han querido reconocer, también, marcas de la cultura


Folsom. Entre los objetos de los sitios de nuestro corpus, las puntas de Chivacabé (Murdy
1999: 133) y de la costa del Pacífico de Costa Rica (Swauger y Mayer Oakes 1952: 265,
Faught 2006: 178), dos puntas Turrialba (Faught, op. cit.: 178) así como raspadores de Los
Tapiales (Gruhn y Bryan 1977: 256; Faught, op. cit.: 178), Turrialba (Faught, op. cit.: 178) y
La Mula West (Faught, op. cit.: 178) han sido relacionados con dicha tradición, que sucedió a
la de Clovis, en Norteamérica. Michael Faught, sin embargo, coteja sobre todo las puntas
Cola de Pescado (de Centroamérica) con la tecnología Folsom, sugiriendo contactos entre
portadores de las dos tradiciones (Faught, op. cit.: 181).

Estas comparaciones aparecen, en realidad, muy frágiles. Las relaciones tecnológicas que
han sido evocadas no son concluyentes, y en particular, resulta difícil distinguir los raspadores
de Folsom con los de Clovis u otras industrias paleoindias. La hipótesis de una presencia o
influencia de la cultura Folsom en el istmo centroamericano fue recibida con mucho
escepticismo, en los ámbitos arqueológicos (Pearson 2002; D. Meltzer y J. Lohse,
comunicaciones personales, 2012). De hecho, aún en el norte de México, las huellas de esta
cultura son discretas (Sánchez 2001; Gaines et al. 2009: 330; D. Meltzer, comunicación
personal, 2012).

Por lo demás, se ha sugerido que ciertas puntas paleoindias de Panamá podrían reflejar una
influencia del estilo Simpson, caracterizado en la Florida (Faught y Dunbar 1997; Pearson
2002). Según Pearson (op. cit.), la punta de la isla Macapalé (Figura 23) sería la mejor
ilustración de esta influencia, y representaría una etapa de transición tecnológica entre las
formas Clovis y Cola de Pescado. Si nos referimos a la definición del tipo de punta Simpson,
proporcionada por David Thulman (2012), constatamos que tres puntas Clovis de
Centroamérica (de San Rafael, Turrialba y Lago Alajuela) muestran una cierta semejanza con
dicho tipo. Sin embargo, cabe recordar dos puntos importantes: la típica punta Simpson no es
acanalada; y el contexto arqueológico así como el fechamiento de las puntas Simpson, en la
Florida, permanecen problemáticos (Thulman 2012).

41
Figura 23: Punta de Lago Alajuela (isla Macapalé). Largo: 7.8 cm. Dibujo: Bird y Cooke
1977.

Sea como sea, las comparaciones con las puntas Simpson, pero también con otros tipos de
puntas de Norte y Sudamérica, han sido propuestas para apoyar la hipótesis de un área de
interaccion cultural paleoindia a lo largo de las costas del Golfo de México y del mar Caribe,
entre la Florida y el norte de la América del Sur (Faught y Dunbar 1997; Pearson y Bostrom
1998; Pearson 2002; 2003: 318, 319; 2004: 93; Faught 2006: 177-178). A favor de esta
hipótesis, se podría mencionar también la distribución geográfica de la puntas Cola de
Pescado de Centroamérica, que parece relacionarse más con la costa caribeña. Además,
podemos suponer que la navegación costera era ampliamente practicada, durante el período
Paleoindio (ver, por ejemplo, Dixon 2001: 286-287; Lavallée y Julien 2001: 74-75; Fagundes
et al. 2008; Goebel, Waters y O’Rourke 2008: 1499).

VI. Aspectos sociales

Por el momento, el registro arqueológico no permite sacar muchas conclusiones sobre el


modo de vida de los portadores de la cultura Clovis en Centroamérica. Los mismos debieron
tener una organización familiar, clánica o tribal, ser muy móviles, y practicar activamente la
caceria, la recolección y la pesca. Además, el hecho de que los materiales de fabricación de
los artefactos provengan, en general, de yacimientos locales o cercanos, tiende a indicar una
marcada explotación del medio ambiente; ésta pudo abarcar, a veces, la reutilización de
materiales, en campamentos abandonados. Por otra parte, en los campamentos, las actividades
de los grupos incluían necesariamente la producción y el mantenimiento de las herramientas
así como al procesamiento y trabajo del hueso, la madera y las pieles.

Observamos que con excepción de Turrialba, los sitios Clovis conocidos en Centroamérica
son de un tamaño modesto, revelando ocupaciones débiles y fugaces. Según Todd Surovell

42
(2000), une fuerte movilidad residencial, favoreciendo una frecuente y fácil explotación de
recursos de calidad, permite también una mayor participación de los niños en esta
explotación, y una natalidad relativamente elevada.

Pero más alla del marco definido por los sitios, ¿Cómo se podrían distinguir los grupos
paleoindios? ¿Podrian los diferentes tipos de puntas de proyectil corresponder a diferentes
pueblos? Parece probable en ciertos casos - por ejemplo, en el de las puntas Cola de Pescado
y Paiján de los Andes Centrales, que se relacionarían con modos de organización y
subsistencia distintos (Maggard y Dillehay 2011).

En América Central, la situación es bastante confusa, aunque la cohabitación de las


tradiciones Clovis y Cola de Pescado en esta región da a reflexionar. Si admitimos que los
objetos de ambas entidades pudieron estar en uso en el mismo tiempo, el hecho de que su
cohabitación sólo se observe en 4 o 5 lugares podría sugerir la existencia de poblaciones cuya
unión no era evidente (debido a las escasas oportunidades de encuentro, a rivalidades, o a
diferencias en los modos de vida, lenguas, ideologías o creencias). Por otro lado, podríamos
suponer la existencia de “sitios de cita”, donde grupos diversos y a menudo aislados habrían
compartido bienes e informaciones, colaborado en obras de beneficios mutuos, y concluido
alianzas “matrimoniales” (Meltzer 2009 : 253, 302, 303). La cohabitación de los materiales de
las industrias Clovis y Cola de Pescado podría también tener que ver con diversos tipos de
influencias; conviene mostrarse prudente, respecto a la naturaleza y el alcance de estas
influencias: la difusión de los objetos no implica necesariamente migraciones (Leroi-Gourhan
1946), y lo mismo se podría decir de la difusión de las técnicas (para citar tan solo un
ejemplo, los comienzos del uso de la pólvora de cañón en Europa, en el siglo XIII, no se
explican por una migración china).

Ahora, ¿Pudieron las relaciones entre los grupos abarcar prácticas comerciales? Jon Lohse y
Lorena Paiz (2010: 14) se preguntan si la lasca de obsidiana de Pachuca (México central)
encontrada en Chivacabé no podría delatar tales practicas. En realidad, se desconoce la edad
de esta lasca. Por lo demás, la existencia de redes comerciales en la América paleoindia
suscita todavía muchas dudas (Amick 1996 : 413; Meltzer 2009 : 248-249), aunque Michael
Kunz et al. (2003: 40) estiman que un comercio de la obsidiana pudo desarrollarse en Alaska.

Conclusiones y perspectivas

El patrimonio paleoindio de Centroamérica puede parecer modesto; muestra, no obstante, un


perfil cultural variado, donde se reconocen influencias de Norte y Sudamérica, así como
características originales.

Marcas de la famosa cultura Clovis, que floreció aproximadamente entre 13,300 y 12,800
calBP, de Canada a Venezuela, fueron reconocidas en objetos procedentes de 20 lugares de
Centroamérica: 1 de Chiapas, 8 de Guatemala, 2 de Belice, 1 de El Salvador (abarcando, en
realidad, todo el occidente del país), 3 de Costa Rica, y 5 de Panamá. Estos objetos incluyen
un número máximo de 25 puntas terminadas o casi terminadas, una punta retrabajada,
preformas de puntas, lascas sobre-extendidas bifaciales y un raspador sobre lámina; y Georges
Pearson (2004) observa también aspectos diagnósticos de la tecnología Clovis en lascas,
núcleos y raspadores de Turrialba, en Costa Rica.

43
Lamentablemente, nuestro conocimiento del contexto arqueológico de este material es muy
limitado. Sin embargo, constatamos la asociación de los referidos objetos con vestigios menos
diagnósticos: núcleos, lascas, lascas retocadas, bifaciales, puntas unificiales, raspadores,
raederas, limaces, laminas y buriles. Además, en Los Grifos (Chiapas), Ladyville 1 (Belice),
Turrialba (Costa Rica) y Los Vampiros (Panamá), artefactos Clovis cohabitaban con puntas
de la tradición Cola de Pescado, parcialmente contemporánea con la de Clovis, y representada
principalmente en Sudamérica.

Entre los lugares que revelaron manifestaciones de la tecnología Clovis, 9 se pueden


calificar de campamentos: Los Grifos, Chajbal (Guatemala), Chivacabé (Guatemala), Los
Tapiales (Guatemala), Chujuyub (Guatemala), Turrialba, La Mula West (Panamá), Los
Vampiros y Nieto (Panamá). Al menos 3 de estos campamentos funcionaban también como
canteras: Turrialba, La Mula West y Nieto.

En cuanto a la cronología de las ocupaciones relacionadas con la cultura Clovis, permanece


muy imprecisa: dataciones por radiocarbono sólo fueron realizadas en los sitios de Los Grifos,
Los Tapiales y Los Vampiros, y sobre muestras sacadas de contextos perturbados.
Constatamos que las fechas obtenidas en Los Tapiales y Los Vampiros concuerdan con el
marco cronológico comúnmente admitido para el horizonte Clovis, mientras que las de Los
Grifos no van mas allá de 10,867 ± 219 cal BP; podemos preguntarnos si la punta lanceolada
de Los Grifos no habría sido recuperada, durante el período Paleoindio Tardío, en el cercano
sitio de Santa Marta, donde se evidenció una ocupación de más de 12,600 años.

Los problemas contextuales y las imprecisiones de la cronología no nos permiten entender


bien los procesos culturales que tuvieron lugar en la América Central paleoindia, pero al
respecto, el material arqueológico estudiado aquí brinda de todas maneras indicaciones
interesantes. En primer lugar, si este material muestra claras analogías con el legado
norteamericano de la tradición Clovis, se distingue del mismo en varios aspectos, y
especialmente, por la aparente ausencia de ciertos tipos de vestigios y sitios. Por otra parte,
presenta la particularidad de cohabitar con puntas de la tradición Cola de Pescado. Es posible
que otras entidades de Norte y Sudamérica hayan ejercido su influencia en Centroamérica
durante los últimos milenios del Pleistoceno, contribuyendo tal vez a la formación de una
esfera de interacción cultural a lo largo de las costas del Golfo de México y del Caribe
continental. Sin embargo, estas hipótesis todavía requerien ser demostradas.

Las informaciones que podemos sacar de los datos arqueológicos disponibles, sobre la vida
de los portadores de la cultura Clovis en Centroamérica, son necesariamente modestas.
Sugieren que las poblaciones estaban generalmente organizadas en pequeñas bandas muy
móviles, y empeñadas en una activa exploración y explotación del entorno natural. Resulta
difícil pronunciarse, por el momento, sobre la identificación de diferentes grupos humanos,
más alla del marco de cada sitio. Asimismo, las relaciones que pudieron existir entre los
grupos permanecen inciertas, aunque debían incluir frecuentes prácticas de intercambios.

Por supuesto, el análisis y la interpretación del corpus de este estudio son severamente
limitadas por las lagunas de nuestro conocimiento del patrimonio paleoindio de
Centroamérica, y por la erosión y desaparición de numerosos vestigios, a causa de factores
naturales y humanos. Para brindar más material a la investigación sobre la cultura Clovis en
Centroamérica, varias pistas se ofrecen a nosotros. Notamos así que entre los lugares de
ocupación abordados en este informe, dos todavía no fueron excavados: Chajbal y Chujuyub.
Y entre los sitios que han sido excavados, no faltan los sectores que justificarían futuros

44
trabajos de campo. Nuevas excavaciones serían particularmente pertinentes en Chivacabé, ya
que no se sabe casi nada de las operaciones llevadas a cabo en este yacimiento por
investigadores de la Universidad Simon Fraser, a finales de los años 1970. Conviene también
tomar en cuenta el sitio de La Piedra del Coyote, ubicado aproximativamente a 2.5 km de Los
Tapiales (Guatemala); allí, Ruth Gruhn y Alan Bryan abrieron un sondeo en 1972, sacando a
la luz un material “muy similar” al de Los Tapiales (Gruhn y Bryan 1977: 254). En lo que
concierne a los reconocimientos, deben de enfocarse en prioridad a zonas poco afectadas por
la actividad humana, los procesos geológicos y la acción de la vegetación. Al respecto, Gruhn
y Bryan escribían justamente: “Los Tapiales, together with a nearby comparable site, La
Piedra del Coyote, both located on the continental divide, may indicate that the search for
remains of early man in Guatemala is to be directed most profitably to the mountain ridges
instead of the highland valleys and basins, which contain excessively deep deposits of
volcanic ash; or the jungle-covered lowlands” (Gruhn y Bryan 1977: 235). Además, cabe
recordarse el interés de las bandas paleoindias para los lugares dotados a la vez de fuentes de
agua dulce y de recursos minerales y rocosos explotables para la fabricación de herramientas.

Pero fuera de las excavaciones y los reconocimientos, podría resultar igualmente fructífero
revisar los informes y las colecciones de proyectos arqueológicos pasados, y no únicamente
de los que se han enfocado al período Paleoindio. Los informes del Proyecto Kaminaljuyu,
por ejemplo, podrían contener informaciones sobre ocupaciones del valle de Guatemala
durante el Pleistoceno Superior. Conducido de 1968 a 1971 por William T. Sanders y Joseph
W. Michels, de la Universidad Estatal de Pensilvania, este proyecto emprendió importantes
trabajos arqueológicos no solamente en la gran metrópolis maya de Kaminaljuyú (que se
extendía en el perímetro de la moderna Ciudad de Guatemala, en las tierras altas centrales de
Guatemala), sino también en numerosos sitios periféricos. En 1971, en el transcurso de un
estudio general dedicado a los artefactos de piedra astillados, Michael K. Davis (s. f.)
examinó vestigios líticos procedentes de uno de estos sitios periféricos: el de Piedra Parada.
Es entonces que identificó, en un lote correspondiente a una recolección de superficie
efectuada en junio de 1969, un fragmento de una punta acanalada y lanceolada, aparentemente
retrabajado para obtener un buril y un raspador. Como Davis (s. f.: 13) lo reconoce, es posible
que las colecciones del Proyecto Kaminaljuyu revelen mas artefactos del Pleistoceno
Superior, en el futuro.

Por lo demás, será necesario conceder más visibilidad al patrimonio paleoindio en los
museos de Centroamérica. Pude ver rótulos sobre este patrimonio junto con artefactos
paleoindios (o réplicas) en el Museo Popol Vuh (Guatemala), el parque prehistórico de
Chivacabé (Guatemala), el Museo de Belice y el Museo Nacional de Costa Rica. Quizas haya,
en la región, otros establecimientos presentando testimonios de las primeras culturas del
istmo, pero en general, no se puede negar que las mismas estan muy poco representadas en los
museos centroamericanos. Es obvio que la inclusión del período Paleoindio en una
museografía conlleva serios desafíos, en los campos de la conservación, la interpretación y la
valoración del material arqueológico. Pero el desafio más importante, sin duda, es mostrar
como húmildes objetos constituyen testimonios de una de las más formidables aventuras de la
historia de la humanidad.

45
BIBLIOGRAFIA

ACOSTA OCHOA, Guillermo


2009 Excavaciones en el abrigo Los Grifos, Chiapas: temporada 2008-2009. Informe
técnico preliminar. Instituto de Investigaciones Arqueológicas. Universidad Nacional
Autónoma de México. México.

2010 “Late-Pleistocene/Early-Holocene Tropical Foragers of Chiapas, Mexico: Recent


Studies”. En: Current research in the Pleistocene, 27: 1-3.

2011 “El poblamiento de las regiones tropicales de México hace 12 500 años”. En: Anales
de Antropología, 45: 227-235. Instituto de Investigaciones Arqueológicas, Universidad
Nacional Autónoma de México. México.

AMICK, Daniel S.
1996 “Regional patterns of Folsom Mobility and Land Use in the American Southwest”. En:
World Archaeology, 27 (3): 411-426.

BATRES, Carlos
2003 El Paleoindio en América: una propuesta teórico-metodológica para Guatemala. Tesis
de Licenciatura. Escuela de Historia. Universidad de San Carlos de Guatemala. 2003.

BIRD, Junius B.
1938 “Antiquity and Migrations of the Early Inhabitants of Patagonia”. En: Geographical
Review, 28: 250-275.

1969 “A comparison of South Chilean and Ecuadorian «fishtail» projectile points”. En: The
Kroeber Anthropological Society Papers, 40: 52-71.

1988 Travels and Archaeology in South Chile. University of Iowa Press. Iowa City.

BIRD, Junius B. y Richard G. COOKE


1977 “Los artefactos más antiguos de Panamá”. En: Revista Nacional de Cultura, 6: 7-31.

1978 “The occurrence in Panama of two types of Paleo-Indian projectile points”. En:
Early Man in the New World from a Circum-Pacific Perspective (A.L. Bryan, ed.): 263-272.
Department of Anthropology, University of Alberta, Occasional Papers no. 1. Edmonton.

BOLDURIAN, Anthony T. y John L. COTTER


1999 Clovis Revisited: New Perspectives on Paleoindian Adaptations from Blackwater
Draw, New Mexico. University of Pennsylvania Museum. Philadelphie.

BORDES, François
1954 “Notules de typologie paléolithique. III : Pointes moustériennes, racloirs convergents
et déjetés, limaces”. En : Bulletin de la Société Préhistorique de France, 51 (7) : 336-339.

46
BRADLEY, Bruce, Michael B. COLLINS y C. Andrews HEMMINGS
2010 Clovis Technology. Archaeological Series 17. International Monographs in Prehistory.
Ann Arbor.

BRADLEY, Bruce y Dennis STANFORD


2006 “The Solutrean-Clovis connection: reply to Straus, Meltzer and Goebel”. En: World
Archaeology, 38 (4): 704-714.

BRAY, Warwick
1978 “An Eighteenth Century Reference to a Fluted Point from Guatemala”. En: American
Antiquity, 43 (3): 457-460.

BROWN, Kenneth L.
1980 “A Brief Report on Paleoindian-Archaic Occupation of the Quiche Basin, Guatemala”.
En: American Antiquity, 45 (2): 313-324.

BULLEN, Ripley P. y William W. PLOWDEN


1963 “Preceramic Archaic Sites in the Highlands of Honduras”. En: American Antiquity, 28
(3): 382-385.

CARVAJAL-CONTRERAS, Diana Rocío, Richard COOKE y Máximo JIMÉNEZ


2008 “Taphonomy at two contiguous coastal rockshelters in Panama: Preliminary
observations focusing on fishing and curing fish”. En: Quaternary International, 180: 90-106.

CASTILLO C., Dalia, Eduardo CASTILLO O., Myrna ROJAS G. y Carlos VALDEPERAS
A.
1987 Análisis de la Lítica Lasqueada del sitio 9-FG-T. Un sitio Paleoindio en Turrialba.
Memoria de Seminario de Graduación presentada a la Escuela de Antropología y Sociología.
Universidad de Costa Rica.

COE, Michael D.
1960 “A fluted point from highland Guatemala”. En: American Antiquity 25(3): 412-413.

COLLINS, Michael B.
1999 Clovis Blade Technology. University of Texas Press. Austin.

2002a “The Gault Site, Texas, and Clovis Research”. En: Athena Review 3 (2):24-36.

2002b “Clovis, Folsom, and Late Paleoindian Cultures: Some Basic Traits”. En: Athena
Review 3 (2).

COLLINS, Michael B. y Jon C. LOHSE


2004 “The Nature of Clovis Blades and Blade Cores”. En: Entering America, Northeast
Asia and Beringia Before the Last Glacial Maximum (D. B. Madsen, ed.): 159-183. The
University of Utah Press. Salt Lake City.

COOKE, Richard
2005 “Prehistory of Native Americans on the Central American Land Bridge: Colonization,
Dispersal and Divergence”. En: Journal of Archaeological Research, 13 (2): 129-187.

47
COOKE, Richard y Anthony J. RANERE
1984 “The Proyecto Santa María: a multidisciplinary analysis of prehistoric adaptations to a
tropical watershed in Panama”. En: Recent Developments in Isthmian archaeology: advances
in the prehistory of lower Central America (F. W. Lange, ed.): 3-30. British Archaeological
Reports, International Series S 212. Oxford.

1992a “Prehistoric Adaptations to the Seasonally Dry Forests of Panama”. In: World
Archaeology 24 (1):114-133.

1992b “The Origins of Wealth and Hierarchy in the Central Region of Panama (12,000 –
2,000 BP), with Observations on its Relevance to the History and Phylogeny of Chibchan-
Speaking Polities in Panama and Elsewhere”. En: Wealth and Hierarchy in the Intermediate
Area (F. Lange, ed.): 243-316. Dumbarton Oaks. Washington.

COOKE, Richard y Luis Alberto SÁNCHEZ HERRERA


2004 “Panamá Prehispánico”. En: Historia General de Panamá (Alfredo Castillero Calvo,
ed.), Vol. I, t. 2: 3-46. Comité Nacional del Centenario. Panamá.

CRUSOE, Donald L. y J. H. FELTON


1974 “La Alvina de Parita: A Paleo-Indian Camp in Panama”. En: Florida Anthropologist,
27: 145-148.

DAVIS, Michael K.
s. f. A Fluted Point with Remanufacture from Guatemala. Pennsylvania State University
Press, Department of Anthropology. University Park. (Escrito en 1981).

DILLEHAY, Thomas D. (ed.)


1997 Monte Verde: A Late Pleistocene Settlment in Chile. Volume 2: The Archaeological
Context and Interpretation. Smithsonian Institution Press. Washington.

2000 The Settlement of the Americas: A New Prehistory. Basic Books. New York.

DIXON, E. James
2001 “Human colonization of the Americas: timing, technology and process”. En:
Quaternary Science Reviews, 20: 277-299.

EMPERAIRE, José, Annette LAMING y Henry REICHLEN


1963 “La grotte de Fell et Autres Sites de la Région Volcanique de la Patagonie Chilienne”.
En : Journal de la Société des Américanistes, 52 : 167-255.

EPSTEIN, Jeremiah F.
1963 “The Burin-Faceted Projectile Point”. En: American Antiquity, 29 (2): 187-201.

ERICASTILLA, Sergio
1992 Proyecto paleontológico Chivacabé. Informe entregado al Instituto de Antropología e
Historia de Guatemala (IDAEH). Guatemala.

1996 “Proyecto paleontológico Chivacabé”. En: Utz’ib, 2: 15-25.

48
FAGUNDES, Nelson J. R., Ricardo KANITZ, Roberta ECKERT, Ana C.S. VALLS,
Mauricio R. BOGO, Francisco M. SALZANO, David GLENN SMITH, Wilson A. SILVA,
Jr., Marco A. ZAGO, Andrea K. RIBEIRO-DOS-SANTOS, Sidney E.B. SANTOS, Maria
Luiza PETZL-ERLER y Sandro L. BONATTO
2008 “Mitochondrial population genomics supports a single pre-Clovis origin with a coastal
route for the peopling of the Americas”. En: American Journal of Human Genetics, 82: 583-
592.

FAUGHT, Michael K.
2006 “Paleoindian Archaeology in Florida and Panama: Two Circum-Gulf Regions
Exhibiting Waisted Lanceolate Projectile Points”. En: Paleoindian Archaeology: A
Hemispheric Perspective (J. Morrow y C. Gnecco, ed.): 164-183. University Presses of
Florida. Gainesville.

FAUGHT, Michael K. y Jim DUNBAR


1997 Paleoindian Archaeology in Two Regions Exhibiting Waisted Lanceolate Projectile
Points: Florida and Panama. Comunicación presentada en el 62nd Annual Meeting of the
Society for American Archaeology (Nashville).

FIEDEL, Stuart J. y Yaroslav V. KUZMIN


2010 “Is more precise dating of Paleoindian expansion feasible?”. En: Radiocarbon, 52 (2-
3): 337-345.

FREGOSO, Daniela
2010 Estudio arqueomagnético en el abrigo de Los Grifos, Chiapas. Tesis. Universidad
Nacional Autónoma de México. Mexico.

GAINES, Edmund P., Guadalupe SÁNCHEZ y Vance T. HOLLIDAY


2009 “Paleoindian archaeology in northern and central Sonora, Mexico”. En : Kiva, 74 (3):
305-335.

GARCÍA-BÁRCENA, Joaquín
1979 Una punta acanalada de la cueva de Los Grifos, Ocozocoautla, Chiapas. Cuadernos
de Trabajo, 17. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México.

GOEBEL, Ted, Sergeï SLOBODIN y Michael R. WATERS


2010 “New dates from Ushki-1, Kamchatka, confirm 13,000 cal BP age for earliest
Paleolithic occupation”. En: Journal of Archaeological Science, vol. 37: 2640-2649.
Kidlington.

GOEBEL, Ted, Michael R. WATERS y Margarita DIKOVA


2003 “The Archaeology of Ushki Lake, Kamchatka, and the Pleistocene Peopling of the
Americas”. En: Science, 301 (5632): 501-505.

GOLIK, Abraham
1968 “History of Holocene transgression in the Gulf of Panama”. En: Journal of Geology,
76 (5): 497-507.

49
GREEN, Thomas J., Bruce COCHRAN, Todd W. FENTON, James C. WOODS, Gene L.
TITMUS, Larry TIESZEN, Mary Ann DAVIS y Suzanne J. MILLER
1998 “The Buhl Burial: A Paleoindian Woman from Southern Idaho”. En : American
Antiquity, 63 (3) : 437-456.

GRUHN, Ruth y Alan BRYAN


1977 “Los Tapiales, a Paleo-Indian Campsite in the Guatemalan Highlands”. En:
Proceedings of the American Philosophical Society, 121 (3):235-273.

GUILAINE, Jean y Jean ZAMMIT


2001 Aux origines de la guerre. Seuil. Paris.

HAYDEN, Brian
1980 “A Fluted Point from the Guatemalan Highlands”. En: Current Anthropology, 21: 702.

HAYDEN, Brian y John COCKS


1978 The mastodon Villatoro site. Instituto de Antropología e Historia. Guatemala.

HAYNES, C. Vance, Jr.


2005 “Beyond Clovis”. En: Paleoamerican Origins (R. Bonnichsen, B. T. Lepper, D.
Stanford y M. R. Waters, eds.): 113-132. Center for the Study of the First Americans. Collage
Station.

HAYNES, Gary
2002 The early settlements of North America: the Clovis era. Cambridge University Press.
Cambridge.

HESTER, Thomas R., Thomas C. KELLY y Giancarlo LIGABUE


1981 A Fluted Paleo-Indian Projectile Point from Belize, Central America. Working Paper
No. 1, Colha Project. Center for Archaeological Research, University of Texas. San Antonio.

HESTER, Thomas R., Harry J. SHAFER, Thomas C. KELLY y Giancarlo LIBAGUE


1982 “Observation on the Patination Process and the Context of Antiquity: A Fluted
Projectile Point from Belize, Central America”. En: Lithic Technology, 11(2): 29-34. Tulsa

JAIMES, Arturo
1999 “Nuevas Evidencias de Cazadores-Recolectores y Aproximación al Uso del Espacio
Geográfico en el Noroccidente de Venezuela. Sus Implicaciones en el Contexto
Suramericano”. En: Arqueología del Área Intermedia, 1:83-120.

KEELEY, Lawrence H.
1982 “Hafting and retooling: effects on the archaeological record”. En: American Antiquity,
47 : 798-809.

KELLY, Thomas C.
1993 “Preceramic Projectile-Point Typology in Belize”. En: Ancient Mesoamérica, 4: 205-
227.

50
KENNETT, Douglas J., James P. KENNETT, Allen WEST, Christopher MERCER, Shane S.
QUE HEE, Leland BEMENT, Ted E. BUNCH, Marilee SELLERS y Wendy S. WOLBACH
2009 “Nanodiamonds in the Younger Dryas Boundary Sediment Layer”. En: Science, 323
(5910): 94.

KILBY, J. David
2008 An investigation of Clovis caches: content, function, and technological organization.
Tesis doctoral. University of New Mexico. Albuquerque.

KOZLOWSKI, Janusz K.
1995 “La signification des « outils foliacés »”. En : Paléo. Supplément, supplément, 1995 :
91-99.

KUNZ, Michael, Michael BEVER y Constance ADKINS


2003 The Mesa site : Paleoindians above the Arctic Circle. U. S. Department of the Interior.
Bureau of Land Management. Alaska State Office. Anchorage.

LAVALLÉE, Danielle y Michèle JULIEN


2001 “Les pêcheurs préhistoriques du Pérou”. En : Pour la Science, 289 : 68-75.

LEROI-GOURHAN, André
1946 Archéologie du Pacifique Nord. Matériaux pour l’étude des relations entre les peuples
riverains d’Asie et d’Amérique. Musée de l’Homme. Paris.

1986 Les religions de la préhistoire. Quadrige / Presses Universitaires de France. Paris.


(Primera edición: 1964).

1997 Dictionnaire de la Préhistoire. Quadrige/Presses Universitaires de France. Paris.


(Primera edición: 1988)

LOHSE, Jon C., Jaime AWE, Carmeron GRIFFITH, Robert ROSENWIG y Fred VALDEZ,
Jr.
2006 “Preceramic Occupations in Belize: Updating the Paleoindian and Archaic Record”.
En: Latin American Antiquity, 17 (2): 209-226.

LOHSE, Jon C., Molly MORGAN, Karla CARDONA, Charles FREDERICK, David M.
YELACIC, Mark BRENNER, Jason CURTIS, James E. BARRERA, Antonio E. PADILLA,
Eduardo BUSTAMANTE, Julio COTOM y Mónica CORTAVE
2012 Resultados preliminares de la temporada 2011-2012 del Proyecto de Reconocimiento
Geoarqueológico de Sitios Paleoindios, Arcaicos y Formativo Temprano en la Ladera
Occidental de Guatemala. Informe entregado a la Dirección General del Patrimonio Cultural y
Natural de Guatemala. Guatemala.

LOHSE, Jon C y Lorena PAIZ


2010 Final Project Report: Exploring for Clovis Adaptations in Highland Mesoamerica.
National Geographic Society.

51
LOTHROP, Samuel K.
1961 “Early Migrations to Central and South America: an Anthropological Problem in the
Light of Other Sciences”. En: The Journal of the Royal Anthropological Institute of Great
Britain and Ireland, 91 (1): 97-123.

LYNCH, Thomas F.
1991 “Paleoindians in South America: A discrete and identifiable cultural stage?” En:
Clovis Origins and Adaptations (R. Bonnichsen y K. L. Turnire, eds.) : 255-259. Peopling of
the Americas Publications. Center for the Study of the First Americans, Oregon State
University. Corvallis.

MacNEISH, Richard S. y Antoinette NELKEN-TERNER


1983a Final Annual Report of the Belize Archaic Archaeological Reconnaissance, Boston
University, Center for Archaeological Studies. Boston.

1983b “The Preceramic of Mesoamerica”. En: Journal of Field Archaeology, 10 (1): 71-84.

MAGGARD, Greg y Tom D. DILLEHAY.


2011 “El Palto Phase (13800-9800 BP)”. En: From Foraging to Farming in the Andes: New
Perspectives on Food Production and Social Organization (T. D. Dillehay, ed.): 77-94.
Cambridge University Press. Cambridge.

MEAD, Jim I., Arturo BAEZ, Sandra L. SWIFT, Jon C. LOHSE y Lorena PAIZ
2012 “Late Pleistocene mammals from Chivacabé, Huehuetenango, Guatemala”. En:
Revista Mexicana de Ciencias Geológicas, 29 (2): 319-329.

MELTZER, David J.
2006 Folsom. New Archaeological Investigations of a Classic Paleoindian Bison Kill.
University of California Press. Berkeley. 2006.

2009 First peoples in a new world: Colonizing Ice Age America. University of California
Press. Berkeley y los Angeles.

MÉNDEZ SALINAS, Luis y Jon C. LOHSE


2010 “Los primeros talladores y sus estrategias de producción: artefactos paleoindios en el
noroccidente de Guatemala”. En: XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en
Guatemala, 2009 (B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz, eds.): 919-933. Museo Nacional de
Arqueología y Etnología. Guatemala.

MORROW, Juliet E.
1996 The Organization of Early Paleoindian Lithic Technology in the Confluence Region of
the Illinois, Mississippi, and Missouri Rivers. Tesis doctoral. Department of Anthropology,
Washington University, St. Louis. University Microfilms International. Ann Arbor.

1997 “End Scraper Morphology and Use-Life: An Approach for Studying Paleoindian
Technology and Mobility”. En: Lithic Technology, 22 (1): 70-85.

MORROW, Juliet E. y Toby A. MORROW


1999 “Geographic variation in fluted projectile points: A hemispheric perspective”. En:
American Antiquity, 64 (2):215-231.

52
MURDY, Carson N.
1984 Prehistoric Man-Land Relationships through Time in the Valley of Guatemala. Tesis
doctoral. Pennsylvania State University Press, Department of Anthropology. University Park.

1999 “Los primeros habitantes de Centro America”. En: Historia General de Guatemala, t.
1: Época precolombina (M. Popenoe de Hatch, ed.): 131-138. Asociación de Amigos del
País, Fundación para la Cultura y el Desarrollo. Guatemala

NAMI, Hugo G.
1993 “Aportes Para el Conocimiento de Técnicas Líticas del Pleistoceno Final. Análisis de
Artefactos Bifaciales del Norte de Venezuela (Colección Edmonton, Canadá)”. En:
Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, 19: 417-450.

1996 “New Assessments of Early Human Occupations in the Southern Cone”. En:
Prehistoric Mongoloid Dispersals (T. Akazawa y E. J. E. Szathmary, eds.): 254-269. Oxford
Science Publications. Oxford.

PEARSON, Georges A.
2002 Pan-Continental Paleoindian Expansions and Interactions as Viewed from the Earliest
Lithic Industries of Lower Central America. Tesis doctoral. University of Kansas. Lawrence.

2003 “First report of a newly discovered Paleoindian quarry site on the isthmus of Panama”.
En: Latin American Antiquity, 14 (3): 311-322.

2004 “Pan-American Paleoindian dispersals and the origins of fishtail projectile points as
seen through the lithic raw-material reduction strategies and tool-manufacturing techniques at
the Guardiría Site, Turrialba Valley, Costa Rica”. En: The settlement of the American
continents: a multidisciplinary approach to human biogeography (C. M: Barton, G. A. Clark,
D. R. Yesner y G. A. Pearson, eds.): 85-102. The University of Arizona Press. Tucson.

PEARSON, Georges A. y Peter BOSTROM


1998 “A New Fluted Stemmed Point from Belize and Its Implications for a Circum-
Caribbean Paleoindian Culture Area”. En: Current Research in the Pleistocene, 15: 55-57.

PEARSON, Georges A. y Richard G. COOKE


2002 “The role of the Panamian land bridge during the initial colonization of the Americas”.
En: Antiquity, 76: 931-932.

2007 “Sitios de tradición Paleoindia en Panamá: actualización, con énfasis en la Cueva de


los Vampiros, un yacimiento estratificado”. En: Arqueología del Área Intermedia, 7: 39-70.

PEARSON, Georges A. y Joshua REAM


2005 “Clovis on the Caribbean Coast of Venezuela”. En: Current Research in the
Pleistocene, 22: 28–31.

PIPERNO, Dolores R.
2006 “Quaternary environmental history and agricultural impact on vegetation in Central
America”. En: Annals of the Missouri Botanical Garden, 93: 274-296.

53
PIPERNO, Dolores P. y Michael BLAKE
1991 “The origins and development of food production in Pacific Panama”. En: Pacific
Latin America in Prehistory: the evolution of archaic and formative cultures (M. Blake, ed.):
123-133. WSU Press. Pullman, Washington.

PIPERNO, Dolores P. y Deborah M. PEARSALL


1998 The Origins and Development of Agriculture in the Neotropics. Academia Press. San
Diego.

RANERE, Anthony J.
2000 “Paleoindian Expansion into Central America: the view from Panama”. En:
Archaeological Passages: a Volume in Honor of Claude N. Warren (J. Schneider, R. Yohe III
y J. Gardner, eds.): 110-122. Publications in Archaeology, no. 1. Western Center for
Archaeology and Paleontology. Hemet.

2006 “The Clovis Colonization of Central America”. En: Paleoindian Archaeology: A


Hemispheric Perspective (J. Morrow y C. Gnecco, eds.): 69-85. University Presses of Florida.
Gainesville.

RANERE, Anthony J. y Richard G. COOKE


1991 “Paleoindian occupation in Central American tropics”. En: Clovis Origins and Human
Adaptations (R. Bonnichsen y K. L. Turnmire, eds.): 237-253. Center for the Study of the
First Americans. Oregon State University. Corvallis.

2003 “Late Glacial and Early Holocene Occupation of Central American Tropical Forests”.
En: Under the Canopy: The Archaeology of Tropical Rain Forests (J. Mercader, ed.): 219-
248. Rutgers University Press. New Brunswick.

RANERE, Anthony J. y Carlos E. LÓPEZ


2007 “Cultural Diversity in Late Pleistocene/Early Holocene Populations in Northwest
South America and Lower Central America”. En: International Journal of South American
Archaeology, 1:25-31.

ROVNER, Irwin
1980 “Comment on Bray’s “An Eighteenth Century Reference to a Fluted Point from
Guatemala””. En: American Antiquity, 45 (1): 165-167.

SÁNCHEZ, Guadalupe
2001 “A Synopsis of Paleo-Indian Archaeology in Mexico”. En: Kiva, 67 (2): 119-136.

SÁNCHEZ, Guadalupe y John CARPENTER


2003 “La Ocupación Pleistoceno Terminal / Holoceno Temprano en Sonora”. En: Noroeste
de México, 14: 27-34.

SANDER, Dan
1964 “Lithic Material from Panama: Fluted Points from Madden Lake”. En: Actas y
Memorias del XXXV Congreso Internacional de Americanistas (México, 1962), vol. 1: 183-
192. México.

54
SANTAMARIA, Diana
1981 “Preceramic occupations at Los Grifos rock shelter, Ocozocoautla, Chiapas, Mexico”.
En: X Congreso de la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (J.
Garcia-Barcena y F. Sanchez Martinez, eds.): 63-83. UNESCO. México.

1984 Raspadores verticales de la cueva de Los Grifos, Ocozocoautla, Chiapas. Cuadernos


de Trabajo, 22. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México.

SANTAMARIA, Diana y Joaquín GARCÍA-BÁRCENA


1989 Puntas de proyectil, cuchillos y otras herramientas sencillas de Los Grifos. Instituto
Nacional de Antropología e Historia. México.

SHEETS, Payson D.
1984 “The Prehistory of El Salvador: An Interpretive Summary”. En: The Archaeology of
Lower Central America (F. Lange y D. Stone, eds.): 85-112. University of New Mexico Press.
Albuquerque.

2000 “The Southeast Frontiers of Mesoamerica”. En: The Cambridge History of the Native
Peoples of the Americas, Vol. II: Mesoamerica, part 1 (R. E.W. Adams y M. J. Macleod,
eds.): 407–448. Cambridge University Press. Cambridge.

SHEETS, Payson D., Kenneth HIRTH, Fred LANGE, Fred STROSS, Franck ASARO y
Helen MICHEL
1990 “Obsidian Sources and Elemental Analyses of Artifacts in Southern Mesoamerica and
the Northern Intermediate Area”. En: American Antiquity, 55 (1): 144-158.

SHEETS, Payson D., John HOOPES, William MELSON, Brian McKEE, Tom SEVER,
Marilyn MUELLER, Mark CHENAULT y John BRADLEY
1991 “Prehistory and Volcanism in the Arenal Area, Costa Rica”. En: Journal of Field
Archaeology, 18 (4): 445-465.

SHOOK, Edwin M.
1951 “The Present Status of Research on the Pre-Classic Horizons in Guatemala”. En:
Selected Papers of the XXIX International Congress of Americanists (Sol Tax, ed.): 93-100.
Chicago.

SLADE, Alan M.
2010 Clovis: what’s the point? A study of thick-bodied and thin-bodied fluted projectile
point variability. Tesis de Máster. University of Southampton. Southampton.

SNARSKIS, Michael J.
s. f. Costa Rica 10,000 years ago: Evidence of the Earliest Known Peoples. Articulo leído
en el sitio Internet www.arqueocostarica.net en noviembre de 2011.

1979 “Turrialba: A Paleo-Indian Quarry and Workshop in Eastern Costa Rica”. En:
American Antiquity, 44 (1): 125-138.

STANFORD, Dennis J. y Bruce A, BRADLEY


2012 Across Atlantic Ice: The Origin of America’s Clovis Culture. University of California
Press. Berkeley.

55
STEWART, Robert H.
1968 “Evidencias arqueológicas del hombre primitivo en Panamá”. En: Actas del Ier
Simposium Nacional de Arqueología y etnohistoria de Panamá: 68-74. Panamá.

STRAUS, Lawrence G., David J. MELTZER y Ted GOEBEL


2005 “Ice Age Atlantis? Exploring the Solutrean-Clovis “connection””. En: World
Archaeology, 37: 506-531.

STROSS, Fred H., Helen V. MICHEL, Franck ASARO y Ruth GRUHN


1977 “Sources of Some Obsidian Flakes from a Paleoindian Site in Guatemala”. En:
American Antiquity, 42 (1): 114-118.

SUROVELL, Todd A.
2000 “Early Paleoindian women, children, mobility, and fertility”. En: American Antiquity,
65: 493-509.

SWAUGER, James L. y William J. MAYER-OAKES


1952 “A fluted point from Costa Rica”. En: American Antiquity, 17: 264-265.

THULMAN, David K.
2012 Discriminating Paleoindian point types from Florida using landmark geometric
morphometrics. En: Journal of Archaeological Science (2012), doi:
10.1016/j.jas.2012.01.004.

VALDEZ, Fred, y Grant AYLESWORTH


2005 “A fluted Paleoindian point and other chipped stone tools from August Pine Ridge,
Belize”. En: Mono y Conejo, 3: 36-40.

WATERS, Michael R., Steven L. FORMAN, Thomas A. JENNINGS, Lee C. NORDT,


Steven G. DRIESE, Joshua M. FEINBERG, Joshua L. KEENE, Jessi HALLIGAN, Anna
LINDQUIST, James PIERSON, Charles T. HALLMARK, Michael B. COLLINS y James E.
WIEDERSHOLD
2011 “The Buttermilk Creek Complex and the Origins of Clovis at the Debra L. Friedkin
Site, Texas”. En: Science, 331 (25): 1599-1603.

WATERS, Michael R. y David D. KUEHN


1996 “The geoarchaeology of place: The effect of geological processes on the preservation
and interpretation of the archaeological record”. En: American Antiquity, 61, 483–498.

WATERS, Michael R., Charlotte D. PEVNY y David L. CARLSON


2011 Clovis Lithic Technology. Investigation of a Stratified Workshop at the Gault Site,
Texas. Texas A&M University Press. Collage Station.

WATERS, Michael R. y Thomas W. STAFFORD, Jr.


2007 “Redefining the Age of Clovis: Implications for the Peopling of the Americas”. En:
Science, 315: 1122-1126.

56
WILLEY, Gordon R.
1966 An introduction to American archaeology, Vol. 1: North and Middle America.
Prentice-Hall. Englewood Cliffs.

XIMENEZ, Francisco
1967 Historia natural del Reino de Guatemala. Sociedad de Geografía e Historia de
Guatemala, publicación especial número 14. Editorial “José de Pineda Ibarra”. Guatemala.

ZEITLIN, Robert N.
1984 “A Summary Report on Three Seasons of Field Investigations into the Archaic Period
Prehistory of Lowland Belize”. En: American Anthropologist, New Series, 86 (2): 358-369.

57
ANEXO 1:

Fichas de registro de los vestigios y sitios de la cultura Clovis en América


Central

Fichas de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico (Chivacabé,


Las Verapaces, Nahualá, San Rafael, August Pine Ridge, Occidente de El
Salvador, Costa del Pacífico de Costa Rica, Canal de Panamá, Lago Alajuela)

Fichas de tipo B: Vestigios descubiertos en el marco de reconocimientos


arqueológicos (Chajbal, Chujuyub, Piedra Parada, Ladyville 1, Lago Arenal,
Nieto)

Fichas de tipo C: Vestigios encontrados en excavaciones arqueológicas (Los


Grifos, Los Tapiales, Turrialba, La Mula West, Los Vampiros)

58
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objeto: PUNTA DE CHIVACABÉ (GUATEMALA)

Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: La punta de Chivacabé fue


descubierta en 1979 por Rafael y Octavio Alvarado Villatoro, en su finca (en la superficie), a
unos 8 km al oeste de la ciudad de Huehuetenango, en las Tierras Altas occidentales de
Guatemala (departamento de Huehuetenango). El sector, ubicado en una altitud de 1880
msnm, ocupa la terraza aluvial de un riachuelo que se une al Rio Selegua y a la Cuenca de
Huehuetenango.

Localización de Chivacabé (Lohse y Paiz 2010)

El lugar corresponde al sitio arqueológico de Chivacabé, reportado en 1976 por el


propietario del terreno, Octavio Alvarado Villatoro. El sitio fue excavado en varias ocasiones:
de 1977 a 1979, por Herb Alexander y Brian Hayden, de la Universidad Simon Fraser, y el
geólogo Gary Gates; en 1979, por John Cocks, de la misma casa de estudios (los trabajos de
Alexander, Hayden, Gates y Cocks son, lamentablemente, muy poco documentados); en
1991, por Sergio Ericastilla; y en 2008 y 2009, por Jon C. Lohse y Lorena Paiz. El sitio de
Chivacabé reveló restos de megafauna del Pleistoceno así como artefactos, que incluyen
núcleos, lascas, fragmentos de láminas, raspadores, buriles y bifaciales. Cuarenta y tres de las
cincuenta y tres piezas del sitio son de obsidiana; las otras son de cuarcita, de piedra silícea y
de basalto. Se desconoce el contexto de los artefactos, sin embargo, varios de ellos son
claramente paleoindios (Lohse y Paiz 2010: 13-15). Actualmente, el material sacado de las
excavaciones se conserva en el museo local.

Descripción del objeto:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada.

59
Dimensiones: Largo: 6 cm; ancho: 3.3 cm; grosor: 0.9 cm.
Material: Obsidiana. Según Lohse y Paiz (2010: 2), se trataría de la obsidiana del yacimiento
de Tajumulco, en el Occidente de Guatemala.
Ilustración:

(Lohse y Paiz 2010)

Localización actual: Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala (n° de


inventario: 15217).

Referencias:

ERICASTILLA, Sergio
1992 Proyecto paleontológico Chivacabé. Informe entregado al Instituto de Antropología e
Historia de Guatemala (IDAEH).

1996 “Proyecto paleontológico Chivacabé”. En: Utz’ib, 2: 15-25.

HAYDEN, Brian
1980 “A Fluted Point from the Guatemalan Highlands”. En: Current Anthropology, 21: 702.

LOHSE, Jon C y Lorena PAIZ


2010 Final Project Report: Exploring for Clovis Adaptations in Highland Mesoamerica.
National Geographic Society.

MEAD, Jim I., Arturo BAEZ, Sandra L. SWIFT, Jon C. LOHSE y Lorena PAIZ
2012 “Late Pleistocene mammals from Chivacabé, Huehuetenango, Guatemala”. En:
Revista Mexicana de Ciencias Geológicas, 29 (2): 319-329.

MÉNDEZ SALINAS, Luis y Jon C. LOHSE


2010 “Los primeros talladores y sus estrategias de producción: artefactos paleoindios en el
noroccidente de Guatemala”. En: XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en
Guatemala, 2009 (B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz, eds.): 919-933. Museo Nacional de
Arqueología y Etnología. Guatemala.

60
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objeto: PUNTA DE LAS VERAPACES (GUATEMALA)

Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: Según Warwick Bray


(1978), un pasaje de la Historia natural del Reino de Guatemala, escrita por Fray Francisco
Ximénez en 1722, podría referirse a una punta lanceolada y acanalada. Se desconoce la
procedencia de la punta, que estuvo aparentemente en posesión de Ximénez. Cuando escribió
su obra, el religioso vivía en Sacapulas, en el actual departamento de Quiché, en las Tierras
Altas occidentales de Guatemala.

Descripción del objeto:

Tipo / forma: ¿Punta lanceolada y acanalada?


Dimensiones: El texto de Ximénez indica que la punta tenía un largo de “cinco dedos”.
Material: Obsidiana, según Bray (1978: 458).

Pasaje de la Historia natural del Reino de Guatemala referente al objeto:

“Y yo tengo en mi poder, una flecha de aquellos tiempos, hecha de aqueste pedernal, que
tendrá cinco dedos de largo, y es poco más ancha que una lanceta de sangrar, y poco más
gruesa, y es tan derecha, con dos filos a los lados que ni la mexor lanceta. Y en medio tiene
su canal, a uno, y a otro lado, al modo de las que tienen las espaldas, tan ygual que si se
hubiera hecho de acero no estuviera más perfecta”. (Ximénez 1967: 328).

Localización actual: Desconocida.

Comentario: Irwin Rovner (1980) cuestiona la identificación, en el texto de Ximénez, de una


punta acanalada paleoindia, explicando que se podría tratar de una punta prismática de un
periodo tardío, que habría sido retrabajada. Carlos Batres (2003:301), por su parte, apoya la
interpretación de Bray.

Referencias:

BATRES, Carlos
2003 El Paleoindio en América: una propuesta teórico-metodológica para Guatemala. Tesis
de licenciatura. Escuela de Historia. Universidad de San Carlos de Guatemala. 2003.

BRAY, Warwick
1978 “An Eighteenth Century Reference to a Fluted Point from Guatemala”. En: American
Antiquity, 43 (3): 457-460.

61
MURDY, Carson N.
1999 “Los primeros habitantes de Centro America”. En: Historia General de Guatemala, t.
1: Epoca precolombina (M. Popenoe de Hatch, ed.): 131-138. Asociación de Amigos del
País, Fundación para la Cultura y el Desarrollo. Guatemala

ROVNER, Irwin
1980 “Comment on Bray’s “An Eighteenth Century Reference to a Fluted Point from
Guatemala””. En: American Antiquity, 45 (1): 165-167.

XIMENEZ, Francisco
1967 Historia natural del Reino de Guatemala. Sociedad de Geografía e Historia de
Guatemala, publicación especial número 14. Editorial “José de Pineda Ibarra”. Guatemala.

62
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objeto: PUNTA DE NAHUALA (GUATEMALA)

Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: La punta formaba parte de la


colección de Jorge y Ella Castillo, en base a la cual se fundó el Museo Popol Vuh
(Guatemala), en 1978. Se sabe, sin más precisiones, que proviene de la zona de Nahualá, en
las Tierras Altas occidentales de Guatemala (departamento de Sololá).

Descripción del objeto:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada


Dimensiones: Largo: 8.4 cm; ancho: 3.8 cm; grosor: 0.8 cm.
Material: obsidiana. Según Lohse y Paiz (2010: 2), podría tratarse de la obsidiana del
yacimiento de Tajumulco, en el Occidente de Guatemala.
Ilustración:

(Lohse y Paiz 2010).

Localización actual: Museo Popol Vuh, Guatemala (n° de inventario: 3484 1.1.2 1555).

Referencias:

Sitio Internet del Museo Popol Vuh: http://www.popolvuh.ufm.edu/index.php/Paleoindio


(consultado en marzo de 2013).

LOHSE, Jon C y Lorena PAIZ


2010 Final Project Report: Exploring for Clovis Adaptations in Highland Mesoamerica.
National Geographic Society.

63
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objeto: PUNTA DE SAN RAFAEL (GUATEMALA)

Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: La punta fue recolectada en


diciembre de 1956 por Carlos Nottebohm Jr., cerca de la residencia San Rafael Las
Hortensias, en el km 5.5 de la antigua carretera à Antigua Guatemala, a unos 4.4 km al
noroeste del parque central de Mixco, en las Tierras Altas centrales de Guatemala
(departamento de Guatemala; Coe 1960 y Johann D. Nottebohm, comunicación personal,
2012). Michael Coe (1960) suponía que el artefacto provenía de las alturas de una colina
cercana. A finales del Pleistoceno, la zona debía estar cubierta con una espesa selva de
montaña (Ranere 2006: 72).

Descripción del objeto:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada.


Dimensiones: Largo: 5.7 cm; ancho: 2.1 cm; grosor; 0.3 cm.
Material: Obsidiana del yacimiento de El Chayal (departamento de Guatemala).
Ilustración:

(Sébastien Perrot-Minnot)

Localización actual: Colección Johann D. Nottebohm, Guatemala.

Comentario: Desde 1960, Coe notaba el parecido de este objeto con una variedad de puntas
Clovis del este de Estados Unidos. Curiosamente, Gruhn y Bryan (1977: 254-255) prefirieron
64
relacionar la punta de San Rafael con las del tipo Cola de Pescado; no obstante, este punto de
vista no tardó en ser criticado por otros investigadores (ver Snarskis 1979: 129). Hoy en día,
la pertenencia del artefacto al tipo Clovis ya no es cuestionada.

Referencias:

COE, Michael D.
1960 “A fluted point from highland Guatemala”. En: American Antiquity 25(3):412-413.

GRUHN, Ruth y Alan BRYAN


1977 “Los Tapiales, a Paleo-Indian Campsite in the Guatemalan Highlands”. En:
Proceedings of the American Philosophical Society, 121 (3):235-273.

SNARSKIS, Michael J.
1979 “Turrialba: A Paleo-Indian Quarry and Workshop in Eastern Costa Rica”. En:
American Antiquity, 44 (1): 125-138.

65
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objeto: PUNTA DE AUGUST PINE RIDGE (BELICE)

Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: Esta punta acanalada fue
presentada a Fred Valdez y Grant Aylesworth (Universidad de Texas en Austin) por Rogelio
Chi, habitante de August Pine Ridge (distrito de Orange Walk, Belice), en 2004. Según R.
Chi, fue descubierta en dicha aldea, con antigüedades precolombinas de otros periodos.

Descripción del objeto:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada.


Dimensiones: Largo: 5.16 cm; ancho: 2.61 cm; grosor: 0.6 cm.
Material: Chert (Fred Valdez, comunicación personal, 2012). La superficie de la piedra es de
color blanco, a causa de la patina.
Ilustraciones:

(Valdez y Aylesworth 2005).

Localización actual: Departamento de Arqueología, Belmopan, Belice.

Comentario: Los otros objetos precolombinos de August Pine Ridge que Rogelio Chi enseño
a F. Valdez y G. Aylesworth incluyen: una lámina de chert, que podría ser de origen maya:
una punta de chert, igualmente atribuible a la civilización maya; otra punta del mismo
material, que pertenece al tipo Lowe, del período Arcaico.

66
Referencias:

LOHSE, Jon C., Jaime AWE, Carmeron GRIFFITH, Robert ROSENWIG y Fred VALDEZ,
Jr.
2006 “Preceramic Occupations in Belize: Updating the Paleoindian and Archaic Record”.
En: Latin American Antiquity, 17 (2): 209-226.

VALDEZ, Fred y Grant AYLESWORTH


2005 “A fluted Paleoindian point and other chipped stone tools from August Pine Ridge,
Belize”. En: Mono y Conejo, 3: 36-40.

67
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objetos: PUNTAS DEL OCCIDENTE DE EL SALVADOR

Información sobre el descubrimiento y la historia de los objetos: No hay informaciones


precisas sobre el lugar ni sobre las condiciones del descubrimiento de los objetos, de los
cuales podemos decir, sin embargo, que provienen del Occidente de El Salvador. Payson
Sheets pudo examinar ambas piezas en 1969; una de ellas integraba una colección
perteneciendo a Tulio Escalante (Chalchuapa), mientras que la otra formaba parte de una
colección privada de Santa Ana (Sheets 1984, 2000 y comunicaciones personales, 2011 y
2012).

Descripción de los objetos: Dos bases de puntas acanaladas de obsidiana, del tipo Clovis
“clásico” (Payson Sheets, comunicación personal, 2012).

Localización actual: Desconocida.

Referencias:

SHEETS, Payson D.
1984 “The Prehistory of El Salvador: An Interpretive Summary”. En: The Archaeology of
Lower Central America (F. Lange y D. Stone, eds.): 85-112. University of New Mexico Press.
Albuquerque.

2000 “The Southeast Frontiers of Mesoamerica”. En: The Cambridge History of the Native
Peoples of the Americas, Vol. II: Mesoamerica, part 1 (R. E.W. Adams y M. J. Macleod,
eds.): 407–448. Cambridge University Press. Cambridge.

68
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objeto: PUNTA DE LA COSTA DEL PACIFICO DE COSTA RICA

Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: Objeto de la colección del


Padre José María Velasco (San José, Costa Rica), adquirido por Carl V. Hartman en 1903, por
cuenta del Museo Carnegie de Historia Natural (Pittsburgh, Estados Unidos). Provendría de la
costa del Pacífico de Costa Rica.

Descripción del objeto:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada


Dimensiones: Largo: 5.8 cm; ancho: 3.2 cm; grosor: 0.5 cm.
Material: Pedernal negro.
Ilustración:

(Swauger y Mayer-Oakes 1952)

Localización actual: Museo Carnegie de Historia Natural, Pittsburgh, Estados Unidos (n° de
inventario: 2438-43).

Comentario:

1) James Swauger y William Mayer-Oakes (1952: 265) y Michael Faught (2006: 178)
relacionan esta punta con las del tipo Folsom.

2) Irwin Rovner (1980) pone en duda el carácter paleoindio de esta pieza, subrayando
diferencias que la misma presenta con las puntas acanaladas de América del Norte, y
cuestionando la existencia de una acanaladura en la pieza de Costa Rica. Según Rovner, esta
supuesta acanaladura podría ser, en realidad, el resultado de la manufactura de una navaja o

69
una lasca prismática. Este autor tiende así a considerar la punta de la Costa del Pacífico de
Costa Rica como un artefacto de un periodo tardío de la historia precolombina.

Referencias:

ROVNER, Irwin
1980 “Comment on Bray’s “An Eighteenth Century Reference to a Fluted Point from
Guatemala””. En: American Antiquity, 45 (1): 165-167.

SWAUGER, James L. y William J. MAYER-OAKES


1952 “A fluted point from Costa Rica”. En: American Antiquity, 17: 264-265.

70
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objeto: PUNTA DEL CANAL DE PANAMA

Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: Objeto descubierto en 1963,


durante trabajos de dragado en el valle inundado del Río Grande, en la entrada del Canal de
Panamá del lado del Pacífico (provincia de Panamá), en una profundidad comprendida entre
40 y 50 pies debajo del nivel del mar. A finales del Pleistoceno, los terrenos circundantes
debían estar cubiertos con una selva espesa (Ranere 2006: 71).

Descripción del objeto:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada (fragmento)


Largo: 6 cm.
Material: Piedra rojiza, ennegrecida por la absorción de troilita (sulfuro de hierro).
Ilustración:

(Bird y Cooke 1977)

Localización actual: Museo Nacional de Antropología “Reina Torres de Arauz” (Panamá).

Comentario: El depósito que contenía la punta reveló también un fragmento de hacha pulida,
obviamente más tardío.

Referencias:

BIRD, Junius B. y Richard G. COOKE


1977 “Los artefactos más antiguos de Panamá”. En: Revista Nacional de Cultura, 6: 7-31.

1978 “The occurrence in Panama of two types of Paleo-Indian projectile points”. En:
71
Early Man in the New World from a Circum-Pacific Perspective (A.L. Bryan, ed.): 263-272.
Department of Anthropology, University of Alberta, Occasional Papers no. 1. Edmonton.

STEWART, Robert H.
1968 “Evidencias arqueológicas del hombre primitivo en Panamá”. En: Actas del Ier
Simposium Nacional de Arqueología y etnohistoria de Panamá: 68-74. Panamá.

72
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo A: Objetos recolectados sin control arqueológico

***

Objeto: PUNTA DE LAGO ALAJUELA, o Lago “Madden” (PANAMA)

Información sobre el descubrimiento y la historia del objeto: Esta punta fue hallada por
Ruth Stuhl en 1952, en la costa norte de la isla de Macapalé, en el lago de Alajuela,
antiguamente conocido bajo el nombre de lago “Madden” (provincia de Panamá). Este lago
artificial se creó en los años 1930, para servir de depósito al Canal de Panamá. Las islas que
encontramos allí en la actualidad eran, en realidad, colinas que dominaban el Rio Chagres.
Sus costas han sido muy erosionadas por las olas y las variaciones del nivel del lago. De
hecho, la punta de Macapalé yacía en una superficie de arcilla roja erosionada por la acción
del agua; debía entonces provenir de otro lugar. Junius Bird y Richard Cooke (1977: 17)
escribían al respecto: « Es posible que la punta de proyectil haya sido llevada por la acción
de las olas desde una posición bastante cercana, más hacia el norte (en la dirección del
viento de verano) ».

A finales del Pleistoceno, la zona debía estar cubierta con una selva espesa (Ranere 2006:
71).

Ubicación del Lago Alajuela en Panamá (Bird y Cooke 1977).

Descripción del objeto:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada


Dimensiones: Largo: 7.8 cm; ancho: 3.8 cm.
Material: Piedra silícea (Richard Cooke, comunicación personal, 2012).

73
Ilustración:

(Bird y Cooke 1977)

Localización actual: Museo Nacional de Antropología « Reina Torres de Arauz » (Panamá).

Comentarios:

1) Georges Pearson (2002) compara la punta de Macapalé con las del tipo Simpson,
identificado en la Florida, Estados Unidos.

2) Durante un reconocimiento efectuado en 1973 por la Isthmian Anthropology Society de la


Universidad del Estado de Florida, un raspador fue encontrado a unos 70 metros del lugar
donde había sido recolectada la punta de Macapalé. Bird y Cooke (1977: 13) consideran que
este raspador podría ser paleoindio. Por lo demás, varias puntas del tipo Cola de Pescado
fueron halladas en la zona del lago Alajuela, incluso en las islas de Marcelito y Butler,
localizadas a menos de 1 km de Macapalé.

74
Lugares de descubrimientos de puntas paleoindias en la zona del Lago Alajuela (Bird y
Cooke 1977).

Referencias:

BIRD, Junius B. y Richard G. COOKE


1977 “Los artefactos más antiguos de Panamá”. En: Revista Nacional de Cultura, 6: 7-31.

1978 “The occurrence in Panama of two types of Paleo-Indian projectile points”. En:
Early Man in the New World from a Circum-Pacific Perspective (A.L. Bryan, ed.): 263-272.
Department of Anthropology, University of Alberta, Occasional Papers no. 1. Edmonton.

SANDER, Dan
1964 “Lithic Material from Panama: Fluted Points from Madden Lake”. En: Actas y
Memorias del XXXV Congreso Internacional de Americanistas (México, 1962), vol. 1: 183-
192. México.

75
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo B: Vestigios descubiertos en el marco de reconocimientos arqueológicos

***

Sitio: CHAJBAL (GUATEMALA)

Localización: En el área de la aldea de Chajbal, a unos 3 km al sur-suroeste de Jocopilas, en


las Tierras Altas occidentales de Guatemala (departamento de Quiché). Kenneth Brown
(1980: 322) señalaba el acceso, desde Chajbal, a zonas ecológicas diversas: un “lago-
pantano”; colinas de pendientes suaves; el suelo plano de la cuenca, que comprende ríos
permanentes y encajonados y estrechas planicies inundables; crestas y vertientes elevadas y
abruptas. A finales del Pleistoceno, la zona debía estar cubierta con una espesa selva de
montaña (Ranere 2006: 72).

Localización de Chajbal y otros sitios paleoindios de los departamentos de Quiché y


Totonicapán, en las Tierras Altas occidentales de Guatemala (Brown 1980).

Investigaciones arqueológicas: Reconocimiento realizado en 1977 y 1978 por Kenneth


Brown (Universidad de Houston, Texas), en la parte central norte del departamento de
Quiché, en el marco del Quiche Basin Archaeological / Ethnohistoric Project.

Vestigios paleoindios: Brown (1980) incluía el sitio de Chajbal entre las ocho principales
“estaciones de talla” (“Chipping stations”) de su área de estudio. Explicaba, con respecto a
estas “estaciones”: « Each of these sites were located adjacent to outcrops of fine-grained
basalt. These outcrops were within streambeds or had streams cutting through them, and the
chipping stations were defined on the basis of tool types and included cores of various sizes,
« waste » flakes (i. e., small shaping flakes), fragmentary bifaces, and nodules of fine-grained

76
basalt. While each of the sites yielded other types of tools as well, the primary class definition
is based upon the high percentage of remains suggestive of production activities ».

Objeto diagnóstico de la cultura Clovis:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada. Lohse y Paiz (2010: 18) estiman que se podría
tratar de una preforma de una etapa avanzada.
Dimensiones: Largo: 8.1 cm; ancho: 2.7 cm; grosor: 3.5 cm.
Material: Basalto de grano fino.
Ilustración:

(Brown 1980)

Localización actual: Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala (nº de


inventario: 15218).

Objetos directamente asociados: El autor no tiene indicaciones precisas al respecto.

Referencias:

BROWN, Kenneth L.
1980 “A Brief Report on Paleoindian-Archaic Occupation of the Quiche Basin, Guatemala”.
En: American Antiquity, 45 (2):313-324.

LOHSE, Jon C. y Lorena PAIZ


2010 Final Project Report: Exploring for Clovis Adaptations in Highland Mesoamerica.
National Geographic Society.

77
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo B: Vestigios descubiertos en el marco de reconocimientos arqueológicos

***

Sitio: CHUJUYUB (GUATEMALA)

Localización: Cerca de la aldea de Santa Rosa Chujuyub, a una decena de kilómetros al este
de Jocopilas, en las Tierras Altas occidentales de Guatemala (departamento de Quiché). A
finales del Pleistoceno, la zona debía estar cubierta con una espesa selva de montaña (Ranere
2006: 72).

Localización de Chujuyub y otros sitios paleoindios de los departamentos de Quiché y


Totonicapán, en las Tierras Altas occidentales de Guatemala (Brown 1980).

Investigaciones arqueológicas: Reconocimiento realizado en 1977 y 1978 por Kenneth


Brown (Universidad de Houston, Texas), en la parte central norte del departamento de
Quiché, en el marco del Quiche Basin Archaeological / Ethnohistoric Project.

Vestigios paleoindios: Brown (1980) incluía el sitio de Chajbal entre las ocho principales
“estaciones de talla” (Chipping stations) de su área de estudio. Explicaba, con respecto a estas
“estaciones”: « Each of these sites were located adjacent to outcrops of fine-grained basalt.
These outcrops were within streambeds or had streams cutting through them, and the
chipping stations were defined on the basis of tool types and included cores of various sizes,
« waste » flakes (i. e., small shaping flakes), fragmentary bifaces, and nodules of fine-grained
basalt. While each of the sites yielded other types of tools as well, the primary class definition
is based upon the high percentage of remains suggestive of production activities ».

78
Objeto diagnóstico de la cultura Clovis:

Tipo / forma: Base de una punta lanceolada y acanalada


Dimensiones: Largo: 2 cm.
Material: Obsidiana

Localización actual: Desconocida.

Objetos directamente asociados: El autor no tiene indicaciones precisas al respecto.

Comentario: Brown compara esta punta con las de San Rafael y Canchón (Piedra Parada), en
las Tierras Altas centrales de Guatemala. Sin embargo, la asocia (equivocadamente, al
parecer) con el tipo Cola de Pescado (Brown 1980: 317-318).

Referencias:

BROWN, Kenneth L.
1980 “A Brief Report on Paleoindian-Archaic Occupation of the Quiche Basin, Guatemala”.
En: American Antiquity, 45 (2):313-324.

79
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo B: Vestigios descubiertos en el marco de reconocimientos arqueológicos

***

Sitio: PIEDRA PARADA, también llamado “Canchón” (GUATEMALA)

Localización: En la periferia de la moderna Ciudad de Guatemala, en el borde occidental de


la planicie de Canchón, en una altitud de 1860 msnm (departamento de Guatemala). Según
indicaba Michael K. Davis (s. f.: 4), Piedra Parada se encuentra también a 17 km al sureste del
sitio maya de Kaminaljuyu. El área es fértil y muy irrigada.

Investigaciones arqueológicas: Publicado por primera por Edwin M. Shook, en 1952,


recorrido por arqueólogos del Proyecto Kaminaljuyu de la Universidad Estatal de Pensilvania
en la década siguiente, el sitio de Piedra Parada ha sido igualmente el objeto de trabajos
arqueológicos de rescate, sucesivamente dirigidos por Francisco de León y Otto Román, entre
2000 y 2002. Basándose sobre todo en el material recolectado bajo la dirección de Otto
Román, José A. Crasborn presento una tesis de licenciatura sobre la producción de
herramientas de obsidiana en Piedra Parada, en 2004, en la Universidad de San Carlos
(Guatemala).

En el caso de la punta Clovis de Piedra Parada, fue recolectada en junio de 1969, durante un
reconocimiento realizado en el marco del proyecto Kaminaljuyu, dirigido por William T.
Sanders y Joseph W. Michels (Pennsylvania State University). El objeto fue identificado
como siendo paleoindio por Davis, en agosto de 1971. A excepción de Davis, ninguno de los
arqueólogos que estudiaron los vestigios de Piedra Parada reportó evidencias, en el sitio, de
una tradición anterior al período Preclásico.

Vestigios paleoindios: Una punta acanalada, que ha sido retrabajada. Se desconoce su


contexto arqueológico. Kenneth Brown (1980: 313) escribía, refiriéndose a una información
que le habría proporcionado Michael K. Davis, que dos puntas Clovis habían sido encontradas
en la planicie de Canchón. Sin embargo, no conozco ninguna otra mención de la supuesta
segunda punta.

Objeto diagnóstico de la cultura Clovis:

Tipo / forma: Fragmento de una punta acanalada, que habría sido retrabajada para obtener un
buril y un raspador.
Dimensiones: Largo: 4.05 cm; ancho: 2.45 cm; grosor: 0.59 cm.
Material: Obsidiana, al parecer de El Chayal.

80
Ilustración:

(Davis s. f.)

Localización actual: Desconocida.

Objetos directamente asociados: El autor no tiene información al respecto.

Referencias:

BROWN, Kenneth L.
1980 “A Brief Report on Paleoindian-Archaic Occupation of the Quiche Basin, Guatemala”.
En: American Antiquity, 45 (2):313-324.

DAVIS, Michael K.
s. f. A Fluted Point with Remanufacture from Guatemala. Pennsylvania State University
Press, Department of Anthropology. University Park. (Escrito en 1981).

MURDY, Carson N.
1984 Prehistoric Man-Land Relationships through Time in the Valley of Guatemala.
Pennsylvania State University Press, Department of Anthropology. University Park.

1999 “Los primeros habitantes de Centro America”. En: Historia General de Guatemala, t.
1: Epoca precolombina (M. Popenoe de Hatch, ed.): 131-138. Asociación de Amigos del
País, Fundación para la Cultura y el Desarrollo. Guatemala.

81
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo B: Vestigios descubiertos en el marco de reconocimientos arqueológicos

***

Sitio: LADYVILLE 1, también llamado “BAAR 191” (BELICE)

Localización: A una docena de kilómetros al noroeste de la Ciudad de Belice, en el distrito de


Belice, cerca del Mar Caribe. Esta zona ha sido muy afectada por fenómenos naturales (la
intemperie y las crecidas del Río Belice, en particular) y por actividades industriales y
comerciales modernas (Kelly 1993: 205). Anthony Ranere (2006: 71) escribe, acerca del
paleoambiente de los sitios paleoindios de Belice, a finales Pleitoceno: « The Belize localities
(Hester et al. 1981 ; MacNeish and Nelken-Terner 1983) are all found in what would have
been some sort of thorn woodland, low scrub, or wooded savanna vegetation ».

Localización de Ladyville 1 y otros sitios arqueológicos de Belice (Zeitlin 1984).

Investigaciones arqueológicas: El sitio fue descubierto en 1981, en el transcurso de un


reconocimiento del proyecto Colha, dirigido por Thomas Hester y Harry Shafer (Universidad
de Texas). Poco tiempo después, fue el objeto de reconocimientos y excavaciones del
proyecto Belize Archaic Archaeological Reconnaissance (B. A. A. R.), bajo la dirección de

82
Richard MacNeish; este proyecto registró el sitio de Ladyville 1 bajo la referencia “BAAR
191”.

Vestigios paleoindios: Dos puntas acanaladas de tipo Clovis, cuatro puntas acanaladas de
tipo Cola de Pescado, y tal vez raspadores. El sitio reveló vestigios líticos paleoindios, pero
también arcaicos y mayas (en particular, el Clásico Tardío). Para Lohse et al. (2006: 221),
Ladyville 1 debe ser “uno de los sitios paleoindios más importantes de todo Belice”.

Objetos diagnósticos de la cultura Clovis:

1. Objeto descubierto por Thomas Kelly (proyecto Colha) en 1981:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada


Dimensiones: Largo: 9.16 cm; ancho: 3.59 cm; grosor: 0.83 cm.
Material: Variedad local de chert, de tonos blancuzcos y amarillentos.
Ilustración:

(Hester et al. 1982)

Localización actual: Museum of Belize (Belize City).

Objetos directamente asociados: Artefactos de piedra arcaicos y mayas.

Comentario: El estudio de la pátina muestra que la punta fue introducida en el sitio durante el
periodo Paleoindio (Hester et al. 1982).

2. Objeto reportado por el proyecto BAAR:

Tipo / forma: Fragmento de una punta acanalada


Dimensiones: Largo: 5 cm; ancho en la base: 2.5 cm.
Material: Chert.
83
Ilustración:

(MacNeish y Nelken-Terner 1983).

Localizacion actual: Desconocida

Objetos directamente asociados: El autor no tiene información al respecto.

Referencias:

HESTER, Thomas R., Thomas C. KELLY y Giancarlo LIGABUE


1981 A Fluted Paleo-Indian Projectile Point from Belize, Central America. Working Paper
No. 1, Colha Project. Center for Archaeological Research, University of Texas. San Antonio.

HESTER, Thomas R., Harry J. SHAFER, Thomas C. KELLY y Giancarlo LIBAGUE


1982 “Observation on the Patination Process and the Context of Antiquity: A Fluted
Projectile Point from Belize, Central America”. En: Lithic Technology, 11(2): 29-34. Tulsa

KELLY, Thomas C.
1993 “Preceramic Projectile-Point Typology in Belize”. En: Ancient Mesoamérica, 4: 205-
227.

LOHSE, Jon C., Jaime AWE, Carmeron GRIFFITH, Robert ROSENWIG y Fred VALDEZ,
Jr.
2006 “Preceramic Occupations in Belize: Updating the Paleoindian and Archaic Record”.
En: Latin American Antiquity, 17 (2): 209-226.

McNEISH, Richard S. y Antoinette NELKEN-TERNER


1983 Final Annual Report of the Belize Archaic Archaeological Reconnaissance. Center for
Archaeological Studies. Boston University. Boston.

ZEITLIN, Robert N.
1984 “A Summary Report on Three Seasons of Field Investigations into the Archaic Period
Prehistory of Belize”. En: American Anthropologist, New Series, 86 (2): 358-369.

84
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo B: Vestigios descubiertos en el marco de reconocimientos arqueológicos

***

Sitio: LAGO ARENAL (COSTA RICA)

Localización: En la ribera noroeste del lago Arenal, a unos 6 km del pueblo de Tilarán, en la
provincia de Guanacaste (noroeste de Costa Rica). A finales del Pleistoceno, la zona debía
estar cubierta con una espesa selva de montaña (Ranere 2006: 72).

Localización del lago Arenal, al noroeste de Costa Rica (Sheets et al. 1991).

Investigaciones arqueológicas: Investigaciones arqueológicas, botánicas y vulcanológicas


fueron llevadas a cabo en el área por el Proyecto Prehistórico Arenal, bajo la dirección de
Payson Sheets (Universidad de Colorado en Boulder), de 1983 a 1987. La punta Clovis fue
hallada en el marco de un reconocimiento sistemático (ver Sheets et al. 1991: 448: « The
operation-lot system was used in survey and excavation for field control »).

Vestigios paleoindios: Punta de tipo Clovis, aislada. Cerca se encuentra el sitio de Bolívar, de
la fase Arenal (500 a. C. - 500 d. C.).

85
Objeto diagnóstico de la cultura Clovis:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada


Dimensiones: Largo: 8.6 cm; ancho: 3.2 cm; grosor: 0.8 cm.
Material: Calcedonia (presente en el área)
Ilustración:

(Sheet et al. 1991)

Localización actual: Museo Nacional de Costa Rica.

Objetos directamente asociados: Ninguno.

Referencias:

SHEETS, Payson D., John HOOPES, William MELSON, Brian McKEE, Tom SEVER,
Marilyn MUELLER, Mark CHENAULT y John BRADLEY
1991 “Prehistory and Volcanism in the Arenal Area, Costa Rica”. En: Journal of Field
Archaeology, 18 (4): 445-465.

86
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo B: Vestigios descubiertos en el marco de reconocimientos arqueológicos

***

Sitio: NIETO (PANAMA)

Localización: El sitio se encuentra a unos 10 km al noroeste de la localidad de Pesé, en la


península de Azuero, en la parte suroeste de Panamá (provincia de Herrera). Ubicado en una
altitud promedia de 124 msnm, ocupa las pendientes de una colina baja coronada por un
afloramiento de cuarzo criptocristalino de color gris claro (que se estira sobre una decena de
metros). A finales del Pleistoceno, la zona habría estado cubierta con matorrales espinosos,
maleza o una sabana boscosa (Ranere 2006: 71).

Localización de Nieto y otros sitios paleoindios de Panamá (Pearson 2003).

Investigaciones arqueológicas: El sitio fue descubierto por Georges Pearson y Richard


Cooke en 2002. Los dos arqueólogos realizaron en el lugar una recolección de superficie y
excavaciones. Las excavaciones se enfocaron en el sector del sitio donde se había encontrado,
en la superficie, una preforma de punta Clovis.

87
Emplazamiento de las excavaciones llevadas a cabo en Nieto (Pearson 2003).

Vestigios paleoindios: No se dispone de indicaciones sobre la posible extensión del sitio. Los
vestigios fueron hallados hasta en una profundidad de 40 cm (al pie de la colina), en contextos
muy perturbados por las lluvias torrenciales y la actividad agrícola moderna. Se encontraron
núcleos, lascas, bifaciales, preformas bifaciales, raspadores, raederas, buriles y láminas. Casi
todos los artefactos descubiertos en el sitio fueron elaborados en el cuarzo local. Aparte, tal
vez, de algunas laminillas y núcleos de láminas, todo el material pertenecería al periodo
Paleoindio. Es revelador de la existencia de una cantera y talleres de talla de la piedra.

Objeto diagnóstico de la cultura Clovis:

Tipo / forma: Preforma de una punta acanalada.


Dimensiones: Largo: 8.786 cm; ancho: 5.05 cm; grosor: 1.72 cm.
Material: cuarzo criptocristalino local.

88
Ilustración:

(Pearson 2003).

Localización actual: El objeto está en posesión de Richard Cooke (comunicación personal,


2012).

Referencias:

PEARSON, Georges
2003 “First report of a newly discovered Paleoindian quarry site on the isthmus of Panama”.
En: Latin American Antiquity, 14 (3): 311-322.

PEARSON, Georges A. y Richard G. COOKE


2002 “The role of the Panamian land bridge during the initial colonization of the Americas”.
En: Antiquity, 76: 931-932.

89
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo C: Vestigios encontrados en excavaciones arqueológicas

***

Sitio: LOS GRIFOS (CHIAPAS, MEXICO)

Localización: El sitio se encuentra en una propiedad privada: el rancho Morales, ubicado en


el municipio de Ocozocoautla, en el Estado de Chiapas, al sureste de México. Está en una
altitud de 900 msnm.

Localización de los sitios de Los Grifos, Santa Marta y La Encañada (Acosta 2011).

Investigaciones arqueológicas: En 1976 y 1977, el sitio fue estudiado por el proyecto


“Cuevas Secas”, dirigido por Joaquín García-Bárcena (Departamento de Prehistoria del
Instituto Nacional de Antropología e Historia de México). Las excavaciones cubrieron
entonces una superficie de 22 m², y alcanzaron los niveles del Holoceno Temprano. Nuevas
excavaciones fueron realizadas entre 2007 y 2009, por el proyecto Cazadores del Trópico
Americano, dirigido por Guillermo Acosta Ochoa. Se extendieron en 48 m², abarcando así la
mayor parte de la superficie habitable del abrigo.

90
Emplazamiento de las excavaciones conducidas en Los Grifos por Guillermo Acosta Ochoa
(Acosta Ochoa 2011).

Descripción del sitio arqueológico: El sitio ocupa un abrigo rocoso. Las excavaciones de
2008 y 2009 revelaron la existencia de 9 unidades estratigráficas, formando 4 capas
principales (numeradas de la I a la IV, de abajo hacia arriba). Las capas I y II pertenecen a los
periodos cerámicos (al Clásico y al Posclásico, esencialmente); la capa III, al final de la época
Precerámica; y la capa IV, al Holoceno Temprano. Acosta Ochoa (2009: 17) no pudo
reconocer las más de 30 unidades estratigráficas mencionadas por Diana Santamaría y García-
Bárcena.

91
Corte estratigráfico de una de las unidades de excavación en Los Grifos (Acosta Ochoa
2009).

Los contextos antrópicos del Holoceno Temprano están principalmente ubicados en la parte
este del abrigo. Comprenden un área de combustión con carbón, cenizas, restos de alimentos,
núcleos, lascas y artefactos líticos, este material constituiría los remanentes de un
campamento. Los elementos orgánicos muestran que la dieta de los ocupantes del
campamento dependía en gran parte de la cacería (de ciervos, armadillos, conejos, tortugas), y
de la recolección de caracoles de agua dulce y frutas. Restos de una especie de caballo fueron
también identificados. Pero en ciertos sectores, los niveles fueron muy perturbados por las
raíces y las madrigueras.

Cabe notar que a 150 metros del abrigo de Los Grifos se encuentra el de Santa Marta, que
reveló una ocupación remontándose a finales del Pleistoceno (Acosta Ochoa 2011). Los
vestigios paleoindios de Santa Marta incluían herramientas trabajadas sobre lascas y piedras
de molienda, asociadas con restos de animales y plantas.

Dataciones: Las investigaciones llevadas a cabo en los años 1970 dieron lugar a una serie de
dataciones por radiocarbono, dando las fechas de: 9540 ± 150; 9460 ± 150; et 8930 ± 150 BP
(o sea, 10,867 ± 219, 10,785 ± 246 y 9987 ± 211 calBP). Una punta Clovis y dos puntas Cola
de Pescado fueron sacadas a luz en la unidad estratigráfica situada entre las dos últimas
fechas. Además, una datación por hidratación de la obsidiana de 9330 BP ha sido asociada
con artefactos líticos que yacían debajo de las puntas.

Los trabajos del proyecto Cazadores del Trópico Americano generaron ocho dataciones
adicionales, obtenidas por los métodos del carbono 14 y el paleomagnetismo. Para la capa
inferior del sitio, el análisis paleomagnético produjo las fechas de 8800 +/- 100 y 8950 +/-
250 BP.

Descripción de la unidad estratigráfica conteniendo el material de la cultura Clovis: La


primera unidad de la capa IV es compuesta de un sedimento de aspecto heterogéneo,
principalmente limo-arenoso con concentraciones de cantos rodados y gravilla. Más en
profundidad, la granulometría se vuelve levemente más fina.

92
Los vestigios incluían núcleos, lascas, artefactos de piedra (lascas retocadas, puntas,
raspadores, buriles, preforma de limace…), huesos, polen, fitolitas, cenizas, carbón, y
carbonato de calcio.

Raíces y madrigueras han perturbado los contextos, provocando intrusiones de cerámica


hasta en los niveles inferiores de la capa IV (Acosta Ochoa 2009: 34; 2011: 229).

Objetos diagnósticos de la cultura Clovis:

Tipo / forma: Punta lanceolada y acanalada.


Dimensiones: Largo: 4.2 cm; ancho: 1.8 cm; grosor: 0.5 cm.
Material: Pedernal.
Ilustración:

(Acosta Ochoa 2009)

Localización actual: Museo Nacional de Antropología (Mexico).

Referencias:

ACOSTA OCHOA, Guillermo


2009 Excavaciones en el abrigo Los Grifos, Chiapas: temporada 2008-2009. Informe
técnico preliminar. Instituto de Investigaciones Arqueológicas. Universidad Nacional
Autónoma de México. México.

2010 “Late-Pleistocene/Early-Holocene Tropical Foragersof Chiapas, Mexico: Recent


Studies”. En: Current research in the Pleistocene, 27: 1-3.

2011 “El poblamiento de las regiones tropicales de México hace 12 500 años”. En: Anales
de Antropología, 45: 227-235. Instituto de Investigaciones Arqueológicas, Universidad
Nacional Autónoma de México. México.

FREGOSO, Daniela
2010 Estudio arqueomagnético en el abrigo de Los Grifos, Chiapas. Tesis. Universidad
Nacional Autónoma de México. México.

GARCÍA-BÁRCENA, Joaquín
1979 Una punta acanalada de la cueva de Los Grifos, Ocozocoautla, Chiapas. Cuadernos
de Trabajo, 17. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México.

93
SANTAMARIA, Diana
1981 “Preceramic occupations at Los Grifos rock shelter, Ocozocoautla, Chiapas, Mexico”.
En: X Congreso de la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (J.
García-Bárcena y F. Sánchez Martínez, eds.): 63-83. UNESCO. México.

1984 Raspadores verticales de la cueva de Los Grifos, Ocozocoautla, Chiapas. Cuadernos


de Trabajo, 22. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México.

SANTAMARIA, Diana y Joaquín GARCÍA-BÁRCENA


1989 Puntas de proyectil, cuchillos y otras herramientas sencillas de Los Grifos. Instituto
Nacional de Antropología e Historia. México.

94
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo C: Vestigios encontrados en excavaciones arqueológicas

***

Sitio: LOS TAPIALES (GUATEMALA)

Localización: El sitio está ubicado en el cantón maya k’iche’ de Panquix, que pertenece al
municipio y al departamento de Totonicapán, en las Tierras Altas occidentales de Guatemala.
Se encuentra en un puerto localizado a unos 3150 msnm. A finales del Pleistoceno, esta zona
habría estado cubierta con « praderas alpinas » (Ranere 2006: 71).

Localización de los sitios de Los Tapiales y La Piedra del Coyote (Gruhn y Bryan 1977)

Investigaciones arqueológicas: El sitio de Los Tapiales fue descubierto en 1969 durante un


reconocimiento realizado por Alan Bryan (Universidad de Alberta) y su asistente Manuel
Tzoc Mejia. Dos cuadros de excavación de 2 x 2 m fueron entonces abiertos, en una capa de
arena volcánica de aproximadamente un metro de grosor, recubriendo una capa estéril de
piedra poma. En 1972, tres cuadros más, de 2 x 2 m cada uno, fueron excavados por Alan
Bryan y Ruth Gruhn (también de la Universidad de Alberta), esta vez hasta el nivel estéril. En
1973, con el apoyo de seis trabajadores locales, ambos investigadores canadienses llevaron a
cabo excavaciones extensivas, en una superficie de 224 m², hasta el nivel estéril. Como la
estratigrafía no era clara, los arqueólogos prefirieron proceder por unidades arbitrarias de 10
cm de grosor, siguiendo la pendiente. Un cuadro no fue excavado, con el fin de permitir a
futuras excavaciones un nuevo control de la estratigrafía.

El artículo de Gruhn y Bryan (1977) deja entonces entender que 244 m² han sido excavados
entre 1969 y 1973; ahora bien, el mapa de la superficie excavada (ibid.) muestra 64 cuadros
de 2 x 2 m, correspondientes en total a 256 m². Por otra parte, tres sondeos de 2 x 2 m

95
excavados al este del cuadro I10, a intervalos diferentes (op. cit.: 236), no aparecen en el
referido mapa.

Mucho tiempo después de estas investigaciones, en 2011, Jon Lohse (Universidad de Texas
en San Marcos), Karla Cardona (Universidad del Valle de Guatemala) y otros miembros del
Proyecto de Reconocimiento Geoarqueológico de Sitios Paleoindios, Arcaicos y Formativo
Temprano en la Ladera Occidental de Guatemala visitaron Los Tapiales, donde limpiaron uno
de los perfiles de las excavaciones de Gruhn y Bryan (Lohse et al. 2012; Lohse y Cardona,
comunicaciones personales, 2012).

Descripción del sitio arqueológico:

Mapa del sitio de Los Tapiales, con la delimitación de los cuadros de excavación (Gruhn y
Bryan 1977)

Antes de los trabajos de Gruhn y Bryan, el sitio parece haber sido relativamente poco
afectado por la actividad humana moderna, a excepción del paso de caminos, y de la llegada
ocasional de rebaños de ganado. El material arqueológico ha sido encontrado hasta una
profundidad de aproximadamente un metro. La estratigrafía, poco diferenciada, se componía
esencialmente de arena volcánica, y estaba perforada de algunas madrigueras.

Las excavaciones fueron extendidas hasta sectores donde el material disminuía


sensiblemente en cantidad, o desaparecía. Podemos suponer, así, que la superficie excavada
cubre la mayor parte del sitio –pero no su totalidad.
Las investigaciones de Gruhn y Bryan revelaron 1458 lascas, 6 núcleos y un centenar de
artefactos de piedra (de basalto, obsidiana y calcedonia). Los objetos de obsidiana que fueron
analizados por activación de neutrones (Stross et al. 1977) permitieron identificar tres
yacimientos: los del Río Pixcayá (Chimaltenango), San Bartolomé Milpas Altas

96
(Sacatepéquez) y Tajumulco (San Marcos). Por otra parte, los arqueólogos encontraron los
restos de cuatro fogones, en la periferia del sector con la mayor concentración de material
lítico. Ningún elemento de hueso fue detectado, pero cabe precisar que el suelo es bastante
acido.

El material paleoindio fue sacado a luz, en su mayor parte, a más de 50 cm de profundidad


(aunque se encontró de él hasta la superficie). Los niveles superiores contenían cerámica del
Clásico Tardío (600-900 d. C.), así como tiestos de cerámica y vidrio modernos.

Según Gruhn y Bryan (1977), los vestigios paleoindios podrían haber sido dejados por una
ocupación puntual, y luego dispersados por factores naturales (los efectos del frio intenso, en
particular) a través de los estratos de tierra y arena. Estos mismos autores estiman que Los
Tapiales debió ser un campamento habitado, a lo sumo, por una docena de personas, que se
dedicaban a la manufactura y/o al mantenimiento de herramientas de piedra pero también,
probablemente, al trabajo del hueso, la madera y las pieles (Gruhn y Bryan 1977: 253).

Dataciones: Gruhn y Bryan (1977) hicieron datar diez muestras por carbono 14, obteniendo
fechas no calibradas comprendidas entre 4730 ± 100 BP y 11,170 ± 200 BP. Curiosamente,
las dataciones de las muestras sacadas de tres de los cuatro fogones resultaron ser
incoherentes. Gruhn y Bryan no descartaban que puedan tratarse de fogones intrusivos, la
oscura estratigrafía dejando lugar a dudas al respecto. Según estos investigadores, el
campamento paleoindio habría podido estar en actividad alrededor de 10,700 BP (Gruhn y
Bryan 1977: 258; Stross et al. 1977).

Descripción de la unidad estratigráfica conteniendo el material de la cultura Clovis:


Lamentablemente, la estratigrafía, oscurecida por la arena volcánica, sólo presenta matices
apenas perceptibles. El material paleoindio, hallado principalmente entre 50 cm y 1 metro de
profundidad, comprende lascas, núcleos y un centenar de artefactos más: una base de punta
acanalada, bifaciales, puntas unifaciales, buriles, raspadores, laminas y lascas retocadas. La
asociación de este material con los cuatro fogones no queda clara.

Objetos diagnósticos de la cultura Clovis:

1. Punta

Tipo / forma: Base de punta acanalada


Dimensiones: Ancho: 0.33 cm; largo: 0.23 cm; espesor: 0.8 cm.
Material: Basalto (procedente, tal vez, de un yacimiento de Quiché).

97
Ilustración:

Algunos artefactos de Los Tapiales: a: Base de punta acanalada; b: Fragmento de punta


acanalada; c: Punta de un bifacial; d: Base de un bifacial (Gruhn y Bryan 1977).

Localización actual: Desconocida

Comentario: Georges Pearson (2002) considera que la punta podría pertenecer también al tipo
Cola de Pescado.

2. Raspador

Tipo / forma: Raspador sobre un segmento de lámina.


Dimensiones: Largo: aproximadamente 3.2 cm; ancho: aproximadamente 2.8 cm.
Material: Basalto.
Ilustración:

(Gruhn y Bryan 1977)

98
Referencias:

GRUHN, Ruth y Alan BRYAN


1977 “Los Tapiales, a Paleo-Indian Campsite in the Guatemalan Highlands”. En:
Proceedings of the American Philosophical Society, 121 (3):235-273.

STROSS, Fred H., Helen V. MICHEL, Franck ASARO y Ruth GRUHN


1977 “Sources of Some Obsidian Flakes from a Paleoindian Site in Guatemala”. En:
American Antiquity, 42 (1): 114-118.

99
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo C: Vestigios encontrados en excavaciones arqueológicas

***

Sitio: TURRIALBA, también llamado “9-FG-T” y “Guardiría” (COSTA RICA)

Localización: El sitio está ubicado en una altitud de aproximadamente 700 msnm, en la


vertiente oriental de la Cordillera Central de Costa Rica (provincia de Cartago). Domina el
Rio Reventazón, uno de los ríos más grandes del país. A finales del Pleistoceno, la zona debía
estar cubierta con una espesa selva de montaña (Ranere 2006: 72).

Localización del sitio de Turrialba (Snarskis 1979)

Investigaciones arqueológicas: El yacimiento fue descubierto en 1975 por Michael Snarskis,


quien realizo entonces allí, por cuenta del Museo Nacional de Costa Rica, un reconocimiento
y excavaciones. En esta ocasión, 18 cuadros de 2 x 2 m fueron excavados. En 1981, Snarskis
llevo a cabo un segundo reconocimiento en el sitio (Castillo et al. 1987). Después de estos
proyectos, los artefactos fueron el objeto de nuevos estudios, emprendidos por Dalia Castillo
et al. (1987) y Georges Pearson (2002, 2004).

Descripción del sitio arqueológico: Turrialba ocupa tres terrazas, separadas por paredes
rocosas. Aunque las excavaciones no lograron determinar sus límites, el sitio se extendería,
según Snarskis (1979), sobre una decena de hectáreas. Los vestigios, muy afectados por la
actividad agrícola, fueron hallados hasta una profundidad de 40 cm. El material es a la vez

100
lítico y cerámico; pertenecería al menos a dos periodos: la época Paleoindia, y la fase El
Bosque (100 a. C. – 500 d. C.).

Los remanentes paleoindios se concentran, en su mayoría, en la terraza más elevada del sitio.
Se componen de unos 28,000 objetos, que son hechos esencialmente de una variedad de chert
explotada en el lugar. Este material incluye núcleos y lascas, bifaciales, 18 puntas acanaladas
en diversas etapas de su fabricación, raspadores, raederas, limaces y buriles.

Los vestigios revelan la existencia de un sitio de campamento y cantera, ocupado durante


“un largo periodo” (Snarskis 1979: 136).

Dataciones: El estudio de la cronología del sitio de Turrialba resulta ser extremadamente


complicado: los niveles han sido muy afectados por la labranza, y las contaminaciones
modernas del suelo hacen vano, prácticamente, cualquier intento de datación por
radiocarbono. Cabe notar, sin embargo, que la formación de las terrazas superiores del Rio
Reventazón fue datada, por el geólogo Richard Kesel, entre 10,000 y 12,000 BP (Snarskis
1979: 126). Como las terrazas inferiores se formaron posteriormente, Pearson (2004: 100)
sugiere que la punta de tipo Cola de Pescado que fue descubierta en la terraza más baja del
sitio podría ser más reciente que el material Clovis (depositado en la terraza superior).

Descripción de la unidad estratigráfica conteniendo el material de la cultura Clovis: Por


las perturbaciones ya señaladas, no fue posible hacer el estudio estratigráfico del sitio.

Objetos diagnósticos de la cultura Clovis:

Snarskis (1979) reportaba el descubrimiento, en Turrialba, de cinco puntas y fragmentos de


puntas de la tradición Clovis. Además, preformas bifaciales, núcleos, lascas y raspadores,
podrían también relacionarse con dicha tradición (Pearson 2004: 96, 97). Todos estos objetos
fueron hechos en una variedad local de chert.

Puntas acanaladas de Turrialba. A: Preforma; B: Fragmento de preforma o de punta; C:


Base de punta Clovis; D, E: Puntas Clovis; F: Punta Cola de Pescado, probablemente
retrabajada. Todas estas puntas estaban cubiertas con cloruro de amonio (Snarskis 1979).

101
Puntas acanaladas de Turrialba. A: Punta Cola de Pescado; B: Punta Clovis (Snarskis
1979).

Preformas de puntas acanaladas de Turrialba (Snarskis 1979).

Localización actual de los objetos: Museo Nacional de Costa Rica.

102
Referencias:

CASTILLO C., Dalia, Eduardo CASTILLO O., Myrna ROJAS G. y Carlos VALDEPERAS
A.
1987 Análisis de la Lítica Lasqueada del sitio 9-FG-T. Un sitio Paleoindio en Turrialba.
Memoria de Seminario de Graduación presentada a la Escuela de Antropología y Sociología.
Universidad de Costa Rica.

PEARSON, Georges
2002 Pan-Continental Paleoindian Expansions and Interactions as Viewed from the Earliest
Lithic Industries of Lower Central America. Tesis doctoral. University of Kansas. Lawrence.

2004 “Pan-American Paleoindian Dispersals and the Origins of Fishtail Projectile Points as
Seen through the Lithic Raw-Material Reduction Strategies and Tool-Manufacturing
Techniques at the Guardiría Site, Turrialba Valley, Costa Rica”. En: The Settlement of the
American Continents: A Multidisciplinary Approach to Human Biogeography (C. M. Barton,
G. A. Clark, D. R. Yesner, y G. A. Pearson, eds.): 85-102. The University of Arizona Press.
Tucson.

SNARSKIS, Michael J.
s. f. Costa Rica 10,000 years ago: Evidence of the Earliest Known Peoples. Articulo
consultado en el sitio Internet www.arqueocostarica.net en noviembre de 2011.

1979 “Turrialba: A Paleo-Indian Quarry and Workshop in Eastern Costa Rica”. En:
American Antiquity, 44 (1): 125-138.

103
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo C: Vestigios encontrados en excavaciones arqueológicas

***

Sitio: LA MULA WEST (PANAMA)

Localización: El sitio está ubicado en una pequeña colina que domina un rio temporal, en las
inmediaciones de una salina regularmente sumergida por la marea, en la costa Pacífica central
de Panamá (provincia de Herrera). El área, que ha sido deforestado en los últimos años,
muestra hoy una vegetación raquítica y suelos muy erosionados. A finales del Pleistoceno, la
zona habría estado cubierta con matorrales espinosos, maleza o una sabana boscosa (Ranere
2006: 71).

Localización de La Mula West y otros sitios paleoindios de Panamá (Pearson 2003).

Investigaciones arqueológicas: Descubierto en 1988, el sitio de La Mula West ha sido el


objeto de reconocimientos y excavaciones extensivas conducidas por Richard Cooke,
Anthony Ranere y Georges Pearson.

Descripción del sitio arqueológico: El material lítico revelado por el sitio incluye
fragmentos de bifaciales, raspadores, buriles, laminas y al menos una punta terminada. Este
material es casi exclusivamente de ágata o calcedonia blanca y parda; la roca habría sido
encontrada localmente, bajo la forma de cantos rodados. Pearson (2003: 317) nota que los

104
antiguos ocupantes de La Mula West no utilizaron un jaspe criptocristalino de mejor calidad,
presente en el área.

Según Ranere (2006: 75): « The lithic reduction represented at La Mula West was almost
entirely devoted to the production of bifacial points ». Ochenta y cuatro fragmentos de
bifaciales se han encontrado en el sitio; la mayor parte de ellos fueron quebrados en el
transcurso de su fabricación. Doce de los quince fragmentos de bases de bifaciales fueron
acanalados, o por lo menos, adelgazados. Ranere reconstituyo el proceso de fabricación
(chaîne opératoire) de las puntas, comparándolo con el que fue definido por Juliet Morrow
para el sitio de Ready (Illinois, Estados Unidos).

La Mula West habría sido un campamento ocupado durante un corto periodo.

Dataciones: Lamentablemente, la perturbación de los niveles paleoindios y las


contaminaciones modernas no permitieron obtener dataciones absolutas en La Mula West. Sin
embargo, una muestra sacada del cercano sitio de La Albina de Sarigua fue datada por
radiocarbono de 11,300 ± 300 BP (Crusoe y Felton 1974; Ranere 2006: 79).

Descripción de la unidad estratigráfica conteniendo el material de la cultura Clovis: La


actividad humana moderna y la severa erosión de los terrenos no permitieron situar los
objetos de La Mula West en contextos estratigráficos claros. El material paleoindio
comprendía lascas, fragmentos de bifaciales, una o dos puntas terminadas, raspadores, buriles,
y laminas.

Objetos diagnósticos de la cultura Clovis:

Una o dos puntas lanceoladas y acanaladas terminadas, y preformas de puntas, de calcedonia.


Ranere (2006) reconstituyó, para los bifaciales de La Mula West, las 6 grandes etapas del
proceso de fabricación definido por Juliet Morrow para el sitio de Ready. En términos
generales, veo analogías significativas en los procesos que se pueden observar en ambos
sitios, en particular, en la etapa 3 (“adelgazamiento y formación iniciales”).

105
(Ranere 2006).

Localización actual: Laboratorio arqueológico del Smithsonian Tropical Research Institute,


Panamá (Anthony Ranere, comunicación personal, 2012).

Referencias:

CRUSOE, Donald L. y J. H. FELTON


1974 “La Alvina de Parita: A Paleo-Indian Camp in Panama”. En: Florida Anthropologist,
27: 145-148.

PEARSON, Georges
2003 “First report of a newly discovered Paleoindian quarry site on the isthmus of Panama”.
En: Latin American Antiquity, 14 (3): 311-322.

RANERE, Anthony J.
2000 “Paleoindian Expansion into Central America: the view from Panama”. En:
Archaeological Passages: a Volume in Honor of Claude N. Warren (J. Schneider, R. Yohe III
y J. Gardner, eds.): 110-122. Publications in Archaeology, no. 1. Western Center for
Archaeology and Paleontology. Hemet.

2006 “The Clovis Colonization of Central America”. En: Paleoindian Archaeology: A


Hemispheric Perspective (J. Morrow y C. Gnecco, eds.): 69-85. University Presses of Florida.
Gainesville.

106
Proyecto La cultura Clovis en América Central
2011-2013

Ficha de tipo C: Vestigios encontrados en excavaciones arqueológicas

***

Sitio: LOS VAMPIROS (PANAMA)

Localización: El sitio está ubicado cerca de la desembocadura del Río Santa María y a 3 km
de la bahía de Parita, en la costa Pacífica central de Panamá (provincia de Coclé). Se
encuentra en un abrigo rocoso que forma parte de un complejo de anfractuosidades y túneles
que se extiende en la base del Cerro Tigre. Según Pearson y Cooke (2002: 932), a finales del
Pleistoceno, el litoral se extendía a más de 80 km del sitio; en aquella época, el paisaje que se
podía apreciar alrededor del abrigo de Los Vampiros debía componerse de un bosque
espinosos, maleza o sabana (Ranere 2006: 71).

Localización de Los Vampiros y otros sitios paleoindios de Panamá (Pearson 2003).

Investigaciones arqueológicas: En 1982, Richard Cooke y Anthony Ranere abrieron dos


sondeos en el sitio, en el marco del proyecto Santa Maria (Cooke y Ranere 1984). Estas
excavaciones, de 1 x 2 m (sondeo n° 1) y 1 x 1 m (sondeo n° 2), no alcanzaron el nivel estéril,
pero revelaron la presencia de ocupaciones precerámicas. Nuevos trabajos de campo fueron
llevados a cabo de enero a mayo de 2002 por Georges Pearson y Richard Cooke, quienes
ampliaron y ahondaron las excavaciones de 1982: el sondeo n° 1 fue extendido a 3 x 5 m, y el
sondeo n° 2, a 3 x 2 m, y ambos fueron cavados hasta la roca estéril. En los niveles más

107
profundos del sondeo 1, los arqueólogos procedieron por unidades arbitrarias de 5 cm de
grosor. Otras excavaciones fueron realizadas en 2004, en Los Vampiros y en un sitio cercano,
llamada “Los Vampiros 2”.

Planta de las excavaciones realizadas en Los Vampiros y elevación del abrigo (Pearson y
Cooke 2007).

Descripción del sitio arqueológico: El sitio ocupa un abrigo rocoso. Los arqueólogos que
realizaron las excavaciones en Los Vampiros distinguieron allí dos grandes zonas
estratigráficas. La zona superior comprendía numerosas capas, que contenían artefactos,
restos orgánicos, fogones y huellas de hoyos de postes; estos contextos revelan un uso
intensivo del abrigo, por grupos de pescadores.

La zona inferior, cuyos niveles antrópicos se sitúan entre 1.3 y 2.6 m de profundidad, es la
donde se sacó a luz el material arcaico y paleoindio (de jaspe y chert sobre todo, mas
raramente de calcedonia): más de cien lascas, 8 núcleos y 28 artefactos más (raspadores, tres
fragmentos de puntas de proyectil, lascas retocadas y un fragmento de macrolámina). En un
estrato fechado a 8560 ± 160 BP fueron identificados fitolitas de un cultígeno, la maranta,
junto con restos de pescados y moluscos.

Una capa dura, que separa las dos zonas estratigráficas, parece delatar un largo período de
abandono del lugar.

108
Perfiles estratigráficos sur y oeste del sondeo 1, mostrando los números de las unidades
estratigráficos y la localización de las muestras fechadas por radiocarbono (Pearson y Cooke
2007).

Dataciones: El sitio ha sido el objeto de fechamientos por carbono 14. Una muestra sacada a
60 cm debajo del nivel antrópico más profundo dio la fecha de 15,190 ± 60 BP. Otra muestra,
sacada directamente debajo del nivel antrópico más antiguo, fue fechada a 11,550 ± 140 BP
(13,439 ± 166 calBP). Además, se obtuvieron fechas de 9100 ± 40 BP (10,256 ± 25 calBP, en
un contexto que resulto ser intrusivo), 8560 ± 160 BP (9618 ± 210 calBP) y 7690 ± 40 BP
(8483 ± 45 calBP). Sin embargo, no fue posible asociar precisamente las muestras fechadas
con el material lítico, poco abundante y disperso. La evidencia disponible indicaría en todo
caso que el abrigo de Los Vampiros fue usado esporádicamente como sitio de campamento,
hasta alrededor de 7000 BP.

En lo que concierne a los depósitos superiores, la cerámica que contenían data principalmente
del periodo comprendido entre 2200 y 1750 BP, aunque la ocupación precolombina del sitio
debió prolongarse hasta hacia 1200 BP.

Descripción de la unidad estratigráfica conteniendo el material de la cultura Clovis: El


contexto estratigráfico, que fue perturbado por derrumbes de roca, encerraba lascas, lascas
retocadas, fragmentos de puntas bifaciales (de las cuales, una es acanalada), raspadores y un
fragmento de macrolámina. Los tres pedazos de puntas pertenecerían a la tradición Cola de
Pescado, mientras que cuatro grandes lascas serian reveladoras de la tecnología Clovis. Según
Pearson (2002), ambas tradiciones pudieron cohabitar en Los Vampiros.

Objetos diagnósticos de la cultura Clovis:

Tipo: Lascas sobre-extendidas bifaciales


Material: Chert

109
Ilustraciones:

(Pearson y Cooke 2007)

Dimensión máxima: 3.4 cm

(Pearson y Cooke 2007)

Dimensión máxima de la lasca de la izquierda: 5.4 cm


Dimensión máxima de la lasca de la derecha: 6.5 cm

Referencias:

CARVAJAL-CONTRERAS, Diana Rocío, Richard COOKE y Máximo JIMÉNEZ


2008 “Taphonomy at two contiguous coastal rockshelters in Panama: Preliminary
observations focusing on fishing and curing fish”. En: Quaternary International, 180: 90-106.

COOKE, Richard y Anthony J. RANERE


1984 “The Proyecto Santa María: a multidisciplinary analysis of prehistoric adaptations to a
tropical watershed in Panama”. En: Recent Developments in Isthmian archaeology: advances
in the prehistory of lower Central America (F. W. Lange, coord.): 3-30. British
Archaeological Reports, International Series S 212. Oxford.

1992 “Prehistoric Adaptations to the Seasonally Dry Forests of Panama”. En: World
Archaeology 24 (1):114-133.

PEARSON, Georges A. y Richard G. COOKE


2002 “The role of the Panamian land bridge during the initial colonization of the Americas”.
En: Antiquity, 76: 931-932.

2007 “Sitios de tradición Paleoindia en Panamá: actualización, con énfasis en la Cueva de


los Vampiros, un yacimiento estratificado”. En: Arqueología del Área Intermedia, 7: 39-70.

PIPERNO, Dolores P. y Michael BLAKE

110
1991 “The origins and development of food production in Pacific Panama”. En: Pacific
Latin America in Prehistory: the evolution of archaic and formative cultures (M. Blake, ed.):
123-133. WSU Press. Pullman, Washington.

111
ANEXO 2:

Fotos y dibujos de puntas de tipo Clovis de América Central

112
MEXICO (CHIAPAS)

Los Grifos

Una punta acanalada

Dimensiones: Largo: 4.2 cm: ancho: 1.8 cm; grosor: 0.5 cm.
Material: Pedernal
Localización: Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)
Ilustraciones:

(Foto : Acosta Ochoa 2009)

(Dibujo : Acosta Ochoa 2011)

GUATEMALA

Chajbal

Una punta acanalada o preforma de una etapa avanzada

113
Dimensiones: Largo: 8.1 cm; ancho: 3.5 cm.
Material: Basalto
Localización actual: Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala
Ilustraciones:

(Foto: Sébastien Perrot-Minnot)

(Dibujo: Lohse y Paiz 2010)

Chivacabé

Una punta acanalada

Dimensiones: Largo: 6 cm; ancho: 3.3 cm; grosor: 0.9 cm.


Material: Obsidiana
Localización actual: Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala

114
Ilustración:

(Dibujo y fotos: Lohse y Paiz 2010)

Los Tapiales

Una punta acanalada

Dimensiones: Ancho: 3.3 cm; largo: 2.3 cm; grosor: 0.8 cm.
Material: Basalto
Localización actual: Desconocida. La punta, como lo otros artefactos de Los Tapiales, fueron
entregados al Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala a mediados de la
década de 1970 (R. Gruhn, comunicación personal, 2013).
Ilustraciones:

(Foto: cortesía de Ruth Gruhn)

(Dibujo: Gruhn y Bryan 1977)

115
Nahualá

Una punta acanalada

Dimensiones: Largo: 8.4 cm; ancho: 3.8 cm; grosor: 0.8 cm.
Material: Obsidiana
Localización actual: Museo Popol Vuh, Guatemala
Ilustración:

(Dibujo y foto: Lohse y Paiz 2010).

Piedra Parada

Una punta acanalada (retrabajada)

Dimensiones: Largo: 4.05 cm; ancho: 2.45 cm; grosor: 0.59 cm.
Material: Obsidiana
Localización actual: Desconocida
Ilustración:

(Dibujo: Davis s. f.)

116
San Rafael

Una punta acanalada

Dimensiones: Largo: 5.7 cm; ancho: 2.1 cm; grosor: 0.3 cm.
Material: Obsidiana
Localización actual: Colección Johann D. Nottebohm, Guatemala.
Ilustraciones:

(Foto: Sébastien Perrot-Minnot)

(Dibujo: Mauricio Díaz García)

BELICE

August Pine Ridge

Una punta acanalada

117
Dimensiones: Largo: 5.16 cm; ancho: 2.61 cm; grosor: 0.6 cm.
Material: Chert
Localización actual: Museum of Belize, Belice.
Ilustraciones:

(Foto: Sébastien Perrot-Minnot)

(Dibujo: Valdez y Aylesworth 2005)

Ladyville 1

Dos puntas acanaladas

118
1. Punta descubierta por Thomas Kelly (proyecto Colha) en 1981:

Dimensiones: Largo: 9.16 cm; ancho: 3.59 cm; grosor: 0.83 cm.
Material: Chert
Localizacion actual: Museum of Belize, Belice
Ilustraciones:

(Foto: cortesía del Proyecto Colha)

(Foto: Hester et al. 1982)


119
2. Punta reportada por el proyecto Belize Archaic Archaeological Reconnaissance (B. A. A.
R.):

Dimensiones: Largo: 5 cm; ancho en la base: 2.5 cm.


Material: Chert.
Localización actual: Desconocida
Ilustración:

(Dibujo: MacNeish y Nelken-Terner 1983a)

COSTA RICA

Costa del Pacífico de Costa Rica

Una punta acanalada

Dimensiones: Largo: 5.8 cm; ancho: 3.2 cm; grosor: 0.5 cm.
Material: Pedernal
Localización actual: Carnegie Museum of Natural History, Pittsburgh, Estados Unidos.
Ilustraciones:

(Foto: cortesía de la Carnegie Museum of Natural History collection)

120
(Dibujo: Swauger y Mayer-Oakes 1952)

Lago Arenal

Una punta acanalada

Dimensiones: Largo: 8.6 cm; ancho: 3.2 cm; grosor: 0.8 cm.
Material: Calcedonia
Localización actual: Museo Nacional de Costa Rica
Ilustraciones:

(Foto: cortesia de Payson Sheets)

121
(Dibujo: Sheet et al. 1991)

Turrialba

Cinco puntas y fragmentos de puntas acanaladas terminadas o casi terminadas

Material: Chert
Localización actual: Museo Nacional de Costa Rica.
Ilustraciones:

(Fotos: Snarskis 1979)

122
(Foto: Snarskis 1979)

PANAMA

Canal de Panamá

Una punta acanalada

Largo: 6 cm.
Material: Piedra rojiza, ennegrecida por la absorción de troilita (sulfuro de hierro).
Localización actual: Museo Nacional de Antropología « Reina Torres de Arauz », Panamá
Ilustracion:

(Foto: Bird y Cooke 1977)

Lago Alajuela

Una punta acanalada

Dimensiones: Largo: 7.8 cm; ancho: 3.8 cm.

123
Material: Piedra silícea
Localización actual: Museo Nacional de Antropología « Reina Torres de Arauz », Panamá
Ilustración:

(Dibujo: Bird y Cooke 1977)

La Mula West

Una punta acanalada, un punta terminada o casi terminada

1. Punta terminada:

Largo del fragmento más grande: 4.3 cm.


Material: Calcedonia
Localización actual: Laboratorio arqueológico del Smithsonian Tropical Research Institute,
Panamá

124
Ilustración:

(Foto: Ranere 2006)

2. Punta terminada o preforma de una etapa avanzada:

Largo: 3.6 cm.


Material: Calcedonia
Localización actual: Laboratorio arqueológico del Smithsonian Tropical Research Institute,
Panamá
Ilustración:

(Foto: Ranere 2006)

125

También podría gustarte