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Fuente escrita es la fuente documental habitualmente usada como fuente de las historias.

es decir,
el vehículo habitual de reconstrucción de la memoria histórica que los historiadores utilizan para el
armamento, análisis e interpretación del pasado de la humanidad, es decir, la historia.
No conviene olvidar que durante la mayor parte del pasado de la humanidad (la Prehistoria) no
existía la escritura; y que incluso en el pasado más reciente (la Historia), sólo una minoría culta
producía documentos escritos. Tener en cuenta sólo las fuentes escritas produce un sesgo que
privilegia a los testimonios de las clases dirigentes, la historia política, la historia militar, la religión y
la ideología dominante. Además cualquier fuente escrita se hace como justificación de alguna forma
del que lo produce, por lo que deben de tratarse con prudencia, y en muchas ocasiones con
verdadero escepticismo.
Para el tratamiento de las fuentes escritas y la diferencia entre fuente y documento véase fuente
documental.

Fuente oral es la fuente documental que no está fijada en


un escrito, pero que puede utilizarse para la reconstrucción de la historia, interesados en preservar la
memoria colectiva y también en descubrir versiones alternativas de la historia algunos investigadores
empezaron a utilizar este tipo de fuente.

en a partir del método arqueológico y cuyo valor histórico va mucho más allá del mero valor
económico. Por eso, cualquier objeto de la vida cotidiana puede ser más importante y significativo
para el estudio arqueológico que una joya o un brazalete de oro (lo cual no deja de tener valor
histórico). Del mismo modo, la información estratigráfica, el espacio y el paisaje en relación con las
actividades humanas son consideradas también fuentes arqueológicas y deben ser leídas y
estudiadas en su contexto arqueológico
Las disciplinas afines, o auxiliares, de la historia son los campos de estudio que sin identificarse
estrictamente con la historia, están vinculadas a ella (porque su aplicación en las investigaciones
históricas permite a la historia alcanzar su objetivo y algunas de estas disciplinas constituyen
aplicaciones especializadas de Ciencias sociales, sino ciencias físicas-naturales), como la fisiología,
la antropología, la economía, la geografía(ciencia que mantiene una estrecha relación).
La expresión, aunque es la tradicional y sigue siendo muy utilizada, puede implicar una
subvaloración, razón por la cual vienen utilizándose otras expresiones eufemísticas que remarcan el
hecho de que cada una de estas disciplinas tiene carácter autónomo y no subordinado frente a otras,
y unas metodologías muy diferenciadas. A cada una de ellas se las
considera ciencias o técnicas con entidad propia, y la razón de ser englobadas en una denominación
conjunta (sea la de auxiliares u otras como ciencias y técnicas historiográficas o ciencias
históricas) es el hecho de que, en determinados contextos, son utilizadas en las investigaciones
históricas.1
Mediante el uso directo o la interpretación de los resultados obtenidos por distintas ciencias o
técnicas, los historiadores analizan las fuentes documentales (materiales de todo tipo, originales de
un determinado momento histórico o referidos a él por cualquier razón, que permiten extraer, ordenar
y analizar información). Es usual que el historiador no esté familiarizado con todas las ciencias y
técnicas posibles para ello, por lo que debe recurrir a las conclusiones de los especialistas de la
disciplina de que se trate. Incluso en el caso de que esté capacitado para hacerlo él mismo, en ese
punto de su investigación deberá seguir los métodos de esa ciencia o técnica, y aplicar
seguidamente los de la historiografía para la inclusión de esos resultados en su investigación.
Algunas de estas disciplinas constituyen aplicaciones especializadas de ciencias autónomas por sí
mismas (muchas de ellas ni siquiera son ciencias sociales, sino ciencias físico-naturales), como
la filología, la antropología, la economía, la geografía (ciencia que mantiene una estrecha relación
académica con la historia),2 la química, la botánica o la zoología; otras, en cambio, nacen para el
estudio de realidades específicas que varían con el tiempo, por lo que son imprescindibles para la
datación (cronología) y análisis de las fuentes o de los documentos en sí mismos (el soporte de las
fuentes): la numismática (probablemente la más antigua),3 la epigrafía, la paleografía, la diplomática,
etc.; otras nacen en función de las subdivisiones temáticas de la historiografía, estrechamente
vinculadas a un determinado tipo de fuentes, o como especialidades comparadas o cronológicas:
la historia del derecho, la historia del arte, etc. Posiblemente la arqueología es la ciencia que más se
ha desarrollado de todas ellas, produciendo una gran cantidad de su disciplinas.

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