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La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo1 (especialmente

en Francia, Reino Unido y Alemania)2 que comenzó en Inglaterra con John Locke3 y
la Revolución Gloriosa, y se desarrolló desde mediados del siglo XVIII, teniendo como
fenómeno histórico, simbólico y problemático la Revolución francesa. En algunos países se
prolongó al menos durante los primeros años del siglo XIX. Se denominó de este modo por su
declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces
del conocimiento y la razón.4 El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las
Luces5 y del asentamiento de la fe en el progreso.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir
la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una
gran influencia en aspectos científicos, económicos, políticos y sociales de la época. Este tipo
de pensamiento se expandió en la burguesía y en una parte de la aristocracia, a través de
nuevos medios de publicación y difusión, así como reuniones, realizadas en casa de gente
adinerada o de aristócratas, en las que participaban intelectuales y políticos a fin de exponer y
debatir acerca de ciencia, filosofía, política o literatura. A pesar de que la mujer en estos
campos no ocupaba un lugar decisorio en la sociedad, algunas de ellas se involucraron en
este movimiento.

Definición del término[editar]


La Ilustración significa el abandono del hombre de una infancia mental de la que él mismo es
culpable. Infancia es la incapacidad de usar la propia razón sin la guía de otra persona. Esta puericia es
culpable cuando su causa no es la falta de inteligencia, sino la falta de decisión o de valor para pensar
sin ayuda ajena. Sapere aude «¡Atrévete a saber!» He aquí la divisa de la Ilustración.
Immanuel Kant, ¿Qué es la Ilustración?

La Ilustración (Lumières, en francés; Enlightenment, en inglés; Illuminismo, en


italiano; Aufklärung, en alemán),6 en frase de uno de sus más importantes
representantes, D'Alembert, «lo discutió, analizó y agitó todo, desde las ciencias profanas a
los fundamentos de la revelación, desde la metafísica a las materias del gusto, desde
la música hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los teólogos hasta los objetos
del comercio, desde los derechos de los príncipes a los de los pueblos, desde la ley natural
hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en una palabra, desde las cuestiones que más nos
atañen a las que nos interesan más débilmente». Esto mismo nos indica que, más que el
contenido mismo de sus doctrinas, lo original del movimiento fue la forma de pensamiento y
valoración.
Según las interpretaciones marxistas, entre cuyas opciones se encuentra la de Lucien
Goldmann, la Ilustración puede ser definida como «una etapa histórica de la evolución global
del pensamiento burgués». Como tal, insertaría su filiación doctrinal en el Renacimiento y,
especialmente, en las corrientes racionalistas y empiristas del s. XVII (de Descartes, a Locke,
pasando por Bacon, Bayle, Galileo, Grocio, Hobbes, Leibniz, Newton, Spinoza, o
los libertinos), y basa su posibilidad sociológica de desarrollo en las revoluciones políticas
neerlandesa e inglesa, en el empuje de la burguesía y en las transformaciones económicas en
gestación, apoyadas en una coyuntura en alza, que desembocarán en la Revolución francesa.

Esquema general e hispánico[editar]


Retrato de cuerpo entero de Jovellanos, pintado por Francisco de Goya y Lucientes en 1798,
considerado uno de los más emblemáticos personajes de la Ilustración española. Este intelectual
español accedió al cargo de ministro y emprendió reformas que no llegaron a consolidarse. En el fondo
se aprecia una estatua de Minerva, diosa de la sabiduría, que parece estar "bendiciéndole".

Desde Gran Bretaña, donde algunos de los rasgos esenciales del movimiento se dieron antes
que en otro lugar, la Ilustración se asentó en Francia, donde la anglofilia fue difundida
por Voltaire, y produjo aquí un cuerpo ideológico, el enciclopedismo, y sus más difundidas
personalidades (Montesquieu, Diderot, Rousseau, Buffon, etc). Ahora bien, la filosofía
ilustrada más sólida fue sin duda la más tardía alemana, que con Kant culminará la creación
del pensamiento propiamente moderno, ya muy por encima de la ideología enciclopedista. La
Ilustración también dio sus frutos propios en otras localizaciones europeas y americanas. En
ocasiones se recrearon proyectos ilustrados más o menos autónomamente, pero en la
mayoría de casos vinculados al pensamiento inglés y, sobre todo en lo que se refiere a la
ideología enciclopedista, a Francia (así en Países Bajos, Polonia, Rusia, Suecia, la península
italiana y la ibérica, etc., o en sus colonias americanas). Desde el punto de vista sociopolítico
fueron frutos condicionados por el grado de desarrollo ideológico adquirido en el momento de
lanzamiento de la nueva ideología y por el proceso interno seguido a lo largo de su desarrollo.
Si la Ilustración alemana fue por necesidad teórica de asimilación lenta y compleja, el
ideologismo ilustrado lo fue rápido y con la superficialidad característica que le amparaba en la
vida mundana, de la moda y las costumbres.7

La Ilustración en España[editar]
Artículo principal: Ilustración en España

En España la Ilustración coincidió con los reinados de Fernando VI y Carlos III. Si bien la
decadencia profunda en que se encontraba el país en el punto de partida obstaculizó una
posterior eclosión, el auge dinámico de algunas de sus zonas geográficas
(especialmente Cataluña8) a lo largo del período y la actuación coadyuvante (aunque tímida)
desde el poder político facilitaron la aparición de un nutrido y valioso grupo de ilustrados
(Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Capmany, Feijoo, Floridablanca, Jovellanos, etc.)9
condicionado, no obstante, por el arraigo y la preponderancia del pensamiento escolástico
tradicional. La creación de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de la Medicina y
del Real Gabinete de Historia Natural (actual Museo Nacional de Ciencias Naturales), fueron
algunos de los logros de la Ilustración española, que ni mucho menos es unilateralmente
relativa a influjo francés.10
La polémica acerca de la existencia o no de una Ilustración española (polarizada en las
opiniones contrarias de Ortega y Gasset y Eugenio D'Ors11), más el añadido de una
escasamente articulada investigación posterior durante gran parte del siglo XX, atendía a
razones más políticas que científicas y tuvo como consecuencia un gran retraso en el
reconocimiento de la existencia y reconstrucción de una sólida e internacionalizada Ilustración
española o hispánica, tanto humanística como científica, empirista y cristiana, progresista pero
muy escasamente política, una tardía Ilustración universalista de gran envergadura,
encabezada por Juan Andrés, creador de la Historia universal de las letras y las
ciencias, Lorenzo Hervás y Antonio Eximeno, constructores de hecho de
la Comparatística moderna. Se trata de una nutrida gama de intelectuales, algunos de primer
orden (Miguel Casiri, Raimundo Diosdado Caballero, Juan Bautista Muñoz, Juan de la
Concepción, Pedro Franco Dávila, Antonio José Cavanilles, José Celestino Mutis, Vicente
Requeno, Juan Ignacio Molina, Pedro José Márquez, Francisco Javier Clavijero, entre otros),
en buena parte jesuitas españoles expulsos en 1767, pero también americanos y filipinos. Es
lo que se ha venido en llamar Escuela Universalista Española del siglo XVIII.12

La Ilustración en Hispanoamérica[editar]
Artículo principal: Ilustración en Hispanoamérica

A Hispanoamérica llegaron las ideas de la Ilustración a través de la metrópoli.13


En los ámbitos de la política y la economía, las reformas impulsadas por el despotismo
ilustrado a finales del reinado de Fernando VI y durante el de su sucesor Carlos III tenían por
objeto reafirmar el dominio efectivo del gobierno de Madrid sobre la sociedad colonial y
contener o frenar el ascenso de las elites criollas.
Las autoridades españolas procedían a una explotación más sistemática y profunda de las
colonias. Procuraban, además, fortalecer y aumentar la marina de guerra y establecer
unidades del ejército regular español en las diversas regiones de América.
En la Nueva España (México), en el ámbito de los colegios de la Compañía de Jesús, vemos
surgir un importante grupo de científicos y filósofos ilustrados, encabezados por José Rafael
Campoy (1723-1777), que defienden una clara separación entre la filosofía y las ciencias
naturales, una mayor especialización en el estudio científico y una simplificación en el método
de la enseñanza filosófica, evitando las sutilezas silogísticas, así como la sumisión
incondicional a las autoridades.14 En este grupo de estudiosos que trabaja principalmente en
la Ciudad de México, Tepotzotlán, Guadalajara y Valladolid (Morelia), destacan el historiador y
naturalista, jesuita expulso, Francisco Javier Clavijero (1731-1787), miembro sobresaliente de
la Escuela Universalista Española del siglo XVIII, que empleaba un método histórico
sistemático y sorprendentemente moderno; el filósofo Andrés de Guevara y
Basoazábal (1748-1801), que se basa en Bacon, Descartes y los censistas para plantear la
necesidad de una filosofía moderna, justificar el método inductivo y experimental, y denunciar
el abuso del método deductivo; y principalmente Juan Benito Díaz de Gamarra y
Dávalos (1745-1783), crítico de la escolástica y defensor de la ciencia y de la modernidad,
cuyo eclecticismo ilustrado está principalmente regido por los valores del buen sentido, la
racionalidad, la tolerancia y la utilidad para el hombre.
En el sur del continente, el pensamiento ilustrado tuvo un primer gran empuje en la Real
Audiencia de Quito mediante la llamada Escuela de la Concordia, fundada en la ciudad
de Quito por el Dr. Eugenio Espejo en 1791, y a la cual pertenecían nobles de la élite criolla y
profesionales mestizos. Los pensamientos y debates surgidos en la Escuela de la Concordia
plantaron las primeras semillas de nacionalismo e independencia de Sudamérica, ya que de a
partir de varios sucesos ocurridos con sus diferentes miembros, la ilustración se propagaría
hacia el resto de territorios de los virreinatos de Nueva Granada y Perú.

Contexto histórico[editar]
Introducción[editar]
El término Ilustración se refiere específicamente a un movimiento intelectual histórico. Existen
precedentes e incluso una propia Ilustración en Inglaterra y Escocia a finales del siglo XVII,
como inmediatamente después en Alemania, si bien en su vertiente política el movimiento se
considera originalmente francés. La Ilustración francesa tuvo una expresión estética,
denominada Neoclasicismo, a diferencia de la alemana, prototípicamente Gotthold Ephraim
Lessing, que se alejaba por completo de ésta, a la que despreciaba. Desde Francia se
expandió un tipo de ilustración sociopolítica por toda Europa y América renovando
especialmente los criterios políticos y sociales. Francia, país eminentemente conservador,
quedaba por principio abocado a la revolución política. La aportación francesa es muy
discutible en el terreno de las Artes y la Literatura. La Estética como disciplina es una de las
grandes invenciones dieciochistas, inglesa (Francis Hutcheson y los empiristas) y sobre todo
alemana (especialmente a partir de Alexander Gottlieb Baumgarten).15

Siglo XVII: la era de la Razón[editar]

Estatua de Newton en Trinity College, Cambridge.

Según muchos historiadores, los límites de la Ilustración han alcanzado la mayor parte
del siglo XVI, aunque otros prefieren llamar a esta época la Era de la Razón. Ambos períodos
se encuentran en cualquier caso, unidos y emparentados, e incluso es igualmente aceptable
hablar de ambos períodos como de uno solo.
A lo largo del siglo XVI y siglo XVII, Europa se encontraba envuelta en guerras de religión.
Cuando la situación política se estabilizó tras la Paz de Westfalia (acuerdo entre católicos y
protestantes, 1648) y el final de la guerra civil en Inglaterra, existía un ambiente de agitación
que tendía a centrar las nociones de fe y misticismo en las revelaciones "divinas", captadas de
forma individual como la fuente principal de conocimiento y sabiduría. En lugar de esto, la Era
de la Razón trató entonces de establecer una filosofía basada en el axioma y el absolutismo
como bases para el conocimiento y la estabilidad.
Este objetivo de la Era de la Razón, que estaba construido sobre axiomas, alcanzó su
madurez con la Ética de Baruch Spinoza, que exponía una visión panteísta del universo
donde Dios y la Naturaleza eran uno. Esta idea se convirtió en el fundamento para la
Ilustración, desde Isaac Newton hasta Thomas Jefferson.
La Ilustración estaba influida en muchos sentidos por las ideas de Blaise Pascal, Gottfried
Leibniz, Galileo Galilei y otros filósofos del período anterior. El pensamiento europeo
atravesaba por una ola de cambios, ejemplificados por la filosofía natural de Sir Isaac Newton,
un matemático y físico brillante. Las ideas de Newton, que combinaban su habilidad de
fusionar las pruebas axiomáticas con las observaciones físicas en sistemas coherentes de
predicciones verificables, proporcionaron el sentido de la mayor parte de lo que sobrevendría
en el siglo posterior tras la publicación de sus Philosophiae Naturalis Principia Mathematica.
Pero Newton no estaba solo en su revolución sistemática pensadora, sino que era
simplemente el más famoso y visible de sus ejemplos. Las ideas de leyes uniformes para los
fenómenos naturales se reflejaron en una mayor sistematización de una variedad de estudios.
Si el período anterior fue la era del razonamiento sobre los principios básicos, la Ilustración se
dedicó a buscar la mente de Dios mediante el estudio de la creación y por la deducción de las
verdades básicas del mundo. Esta visión de algún modo puede haber llegado hasta nuestros
días, en los que la creencia de los individuos en las verdades es más provisional, pero en
aquel momento, la verdad era una noción poderosa, que contenía las nociones básicas sobre
la fuente de la legitimidad de las cosas.

Siglo XVIII: el inicio de las revoluciones[editar]

Portada de Elementos de la filosofía de Newton (1738), que Voltaire y Émilie du Châteletpublicaron con
gran éxito. En ella, explicaron de forma sencilla los principios básicos de los descubrimientos
de Newton en matemáticas, astronomía y óptica, haciendo accesible la nueva física para el público
francés.
El siglo XVIII constituye, en general, una época de progreso de los conocimientos racionales y
de perfeccionamiento de las técnicas de la ciencia. Fue un período de enriquecimiento que
potenció a la nueva burguesía, si bien se mantuvieron los derechos tradicionales de los
órdenes privilegiados dentro del sistema monárquico absolutista. Sin embargo, la historia del
siglo XVIII consta de dos etapas diferenciadas: la primera supone una continuidad del Antiguo
Régimen (hasta la década de 1770), y la segunda, de cambios profundos, culmina con la
Revolución estadounidense, la Revolución francesa y Revolución Industrial en Inglaterra.
Esta corriente abogaba por la razón como la forma de establecer un sistema autoritario ético.
Entre 1751 y 1765 se publicó en Francia la primera Encyclopédie, de Denis Diderot y Jean Le
Rond D'Alembert, que pretendía recoger el pensamiento ilustrado. Querían educar a la
sociedad, porque una sociedad culta que piensa por sí misma era la mejor manera de
asegurar el fin del Antiguo Régimen (el absolutismo y las dictaduras se basan en la ignorancia
del pueblo para dominarlo). En su redacción colaboraron otros pensadores ilustrados
como Montesquieu, Rousseau y Voltaire. Por lo demás, existen lados oscuros en la Ilustración
enciclopedista francesa: de una parte aquello que se refiere a ciertos aspectos plagiarios en la
realización de la Enciclopedia como proyecto intelectual y las circunstancias confusas que la
rodearon; de otra el extremado y gratuito proceso sanguinario a que innecesariamente
condujo, razón ésta que llevó a Friedrich Schiller a rechazar la carta de ciudadano de París y
elaborar una teoría de la revolución sin violencia.16
Los líderes intelectuales del movimiento enciclopedista se consideraban a sí mismos la élite
de la sociedad, cuyo principal propósito era liderar al mundo hacia el progreso, sacándolo del
largo periodo de tradiciones, superstición, irracionalidad y tiranía (periodo que ellos creían
iniciado durante la llamada Edad Oscura). Este movimiento trajo consigo el marco intelectual
en el que se produciría la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución
francesa, así como el auge del capitalismo y el nacimiento del socialismo. Frente a la
dominante música del barroco europea, las artes en Francia responderán al
movimiento Neoclásico y Rococó.

Kant en su madurez.

Otro destacado movimiento filosófico del siglo XVIII, íntimamente relacionado con la
Ilustración, se caracterizaba por centrar su interés en la fe y la piedad. Sus partidarios trataban
de usar el racionalismo como vía para demostrar la existencia de un ser supremo. En este
periodo, la fe y la piedad eran parte integral en la exploración de la filosofía natural y la ética,
además de las teorías políticas del momento. Sin embargo, prominentes filósofos ilustrados
como Voltaire y Jean-Jacques Rousseau cuestionaron y criticaron la misma existencia de
instituciones como la Iglesia y el Estado.
El siglo XVIII vio también el continuo auge de las ideas empíricas en la filosofía, ideas que
eran aplicadas a la política económica, al gobierno y a ciencias como la física, la química y
la biología.
En la historia nada es casual, un hecho es la consecuencia inevitable de otros que lo
precedieron. La Revolución francesa, si bien tuvo otras causas, no hubiera sido posible sin la
presencia del iluminismo que, poniendo luz sobre el oscurantismo de la Edad Media se alejó
de los dogmas religiosos para explicar el mundo y sus acontecimientos, para hacerlos a la luz
de la razón.
El iluminismo tampoco hubiera existido de no haberlo precedido un debilitamiento del poder de
la Iglesia a causa de la reforma protestante, que dividió al mundo cristiano; y del humanismo,
movimiento filosófico que centró en el hombre el objeto de las preocupaciones terrenales,
quitando a la religión ese privilegio y desechando el teocentrismo.

Contexto social, difusión y pensamiento[editar]


«-¿Debéis tener, le dijo Cándido al turco, una extensa y magnífica tierra?
-Solo tengo veinte arpendes, contestó el turco; los cultivo con mis hijos; el trabajo
aleja de nosotros tres grandes males, el aburrimiento, el vicio y la necesidad.
-También sé, dijo Cándido, que tenemos que cultivar nuestro jardín.»

Voltaire, Cándido

Cesare Beccaria, padre de la teoría penal clásica (1738-1794).

Ya se ha dicho que, socialmente, la Ilustración se halla inscrita en el ámbito de


la burguesía ascendente, pero sus animadores no fueron ni todas las capas burguesas, ni
solamente estas. Por un lado, tuvo sus adversarios en determinados sectores de la alta
burguesía comercial (como, por ejemplo, el dedicado al tráfico negrero), y, por otra parte,
ciertos elementos del bajo clero o de la nobleza cortesana (caso del conde de
Aranda en España, o de los Argenson en Francia), e incluso el propio aparato estatal
de despotismo ilustrado (Federico II, Catalina II, José II), la apoyaron, aunque, en este último
caso, en sus manifestaciones más tímidas y, muchas veces, como simple arma de política
internacional.
Los medios de que se valió el movimiento para su difusión fueron múltiples (entre otros,
las sociedades secretas, como la masonería), pero, en primer lugar, hay que señalar las
sociedades de pensamiento, específicas de la época, como los Amigos del país en España, o
conocidas ya antes, pero potenciadas ahora, como las academias y los salones (éstos en
muchas ocasiones, regidos por «femmes de lettres», como el influyente salón de los que
Napoleón llamó "ideólogos" o Sociedad de Auteuil). Otros vehículos de enorme importancia
fueron la prensa periódica y la internacionalización de las ediciones. Por otra parte, la
independencia económica del profesional de las letras, antes sujeto al mecenazgo, dio mayor
autonomía a su pensamiento.
Aunque existieron diversas tendencias entre los ilustrados (que, a veces, dieron lugar a largas
polémicas entre ellos —por ejemplo, en torno a problemas de la propiedad, que enfrentó
a fisiócratas y utópicos— y a enemistades duraderas, como la de Diderot-Rousseau),
reconocieron también una línea maestra común, que los hizo solidarios en su lucha. Su arma
es la razón, desprovista de contenido preestablecido y convertida en un seguro instrumento de
búsqueda, cuyo poder no consiste en poseer, sino en adquirir (libido sciendi). Con ella luchan
contra la superstición las formas religiosas tradicionales y reveladas (llegando al deísmo o
al ateísmo), al argumento de autoridad y las estructuras políticas y sociales anquilosadas,
intentando eliminar cualquier elemento de misterio, extrañeza o milagro; es, por lo tanto, una
ideología antropocéntrica –Pope diría que «el estudio propio del género humano es el
hombre»–, llena de un optimismo activo frente al futuro, porque cree en el progreso
conseguido a través de la razón, en la posibilidad de instaurar la felicidad en la tierra y de
mejorar a los hombres, de por sí buenos (Rousseau). En este sentido es un movimiento
entusiasta, basado no en un frío racionalismo, sino convencido de que la sensibilidad, como
aptitud para la emoción, es una potenciadora de la razón, si viene guiada por la experiencia:
«a medida que el espíritu adquiere más luces, el corazón adquiere más sensibilidad», se lee
en L'Encyclopédie (artículo “foible”). Al mismo tiempo, la Ilustración, forma de pensamiento de
una economía de intercambio basada en el contrato comercial, tiene como rasgos distintivos
el individualismo, el igualitarismo formal, el universalismo iusnaturalista, la toleranciay el
postulado de la libertad.

Características[editar]

David Hume, retrato de Allan Ramsay (1766).


Voltaire, a la izquierda, en la corte de Federico II de Prusia. Fue este último quien pronunció la famosa
frase «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo», cita que resume el despotismo ilustrado.

En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70 % de los europeos eran
analfabetos, la intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que
podría desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la
transformación y mejora de todos los aspectos de la vida humana.
Para entender correctamente el fenómeno de la Ilustración hay que recurrir a sus fuentes de
inspiración fundamentales: la filosofía de Descartes -basada en la duda metódica para admitir
solo las verdades claras y evidentes- y la revolución científica de Isaac Newton, apoyada en
unas sencillas leyes generales de tipo físico. Los ilustrados pensaban que estas leyes podían
ser descubiertas por el método cartesiano y aplicadas universalmente al gobierno y a las
sociedades humanas. Por ello la élite de esta época sentía enormes deseos de aprender y de
enseñar lo aprendido, siendo fundamental la labor desarrollada
por Diderot y D'Alembert cuando publicaron la Encyclopédie raisonée des Sciences et des
Arts entre 1751 y 1765, inspirada por los principios laicos y materialistas de la burguesía
francesa y completada en 1764 con el crítico Dictionnaire philosophique, de Voltaire.
Como característica común hay que señalar una extraordinaria fe en el progreso y en las
posibilidades de los varones y mujeres para dominar y transformar el mundo. Los ilustrados
exaltaron la capacidad de la razón laica para descubrir las leyes naturales y la tomaron como
guía en sus análisis e investigaciones científicas. Defendían la posesión de una serie
de derechos naturales inviolables, así como el reformismo frente al abuso de poder
del absolutismo y la rigidez de la sociedad estamental del Antiguo Régimen; fue precisamente
el fracaso de este reformismo el que convirtió a la Ilustración en Liberalismo al estallar
la Revolución francesa. Criticó la intolerancia en materia de religión, las formas religiosas
tradicionales y al Dios castigador de la Biblia, y rechazó toda creencia que no estuviera
fundamentada en una concepción naturalista de la religión. Estos planteamientos,
relacionados íntimamente con las aspiraciones y valores laicos y materialistas de
la burguesía ascendente, penetraron en otras capas sociales potenciando un ánimo crítico
hacia el sistema económico, social y político establecido por los estamentos nobiliario y
clerical que culminó en la Revolución francesa.
Antropocentrismo: Hay un nuevo Renacimiento en que todo gira en torno al ser humano y en
particular en torno a su razón material y sensible de forma aún más pronunciada que en
el siglo XVI, aunque el papel que entonces jugó Italia lo desempeña esta vez Francia. La fe se
traslada de Dios al hombre: hay confianza y optimismo en lo que éste puede hacer, y se
piensa en que el progreso (surge en este siglo la palabra) humano es continuo e indefinido,
(Condorcet escribe su Cuadro de los progresos del espíritu humano) y los autores modernos
son mejores que los antiguos y los pueden perfeccionar. Se formuló la filosofía
del optimismo (Leibniz) frente al pesimismo característico de la Edad Media y el Barroco. La
sociedad se seculariza y la noción de Dios y la religión empieza a perder, ya definitivamente
(como había empezado a mediados del XVII con la Paz de Westfalia), la importancia que en
todos los órdenes había tenido hasta ahora; se desarrolla una cultura exclusivamente laica e
incluso antirreligiosa y anticlerical. Empiezan a formularse las expresiones más tolerantes de
espiritualidad: nihilismo libertario (Casanova, Pierre Choderlos de
Laclos), Masonería, deísmo (Voltaire), agnosticismo; incluso se formulan ya claramente las
propuestas del ateísmo (Pierre Bayle, Baruch Spinoza, Paul Henri Dietrich) y el libertinismo,
expuesto por algunos personajes de novelas escandalosas de la época (Marqués de Sade,
etc.). La atención a los aspectos más oscuros del hombre constituye lo que se ha venido a
llamar "la cara oscura del siglo de las luces".
Racionalismo: Todo se reduce a la razón y la experiencia sensible, y lo que ella no admite no
puede ser creído. Durante la Revolución francesa, incluso se rindió culto a la «diosa Razón»,
que se asocia con la luz y el progreso del espíritu humano (Condorcet). Las pasiones y
sentimientos son un mal en sí mismos. Todo lo desprovisto de armonía, todo lo desequilibrado
y asimétrico, todo lo desproporcionado y exagerado se considera monstruoso en estética.
Hipercriticismo y su subsecuente reformismo: Los ilustrados no asumen sin crítica
la tradición del pasado: con la Enciclopedia se replantean todo el conocimiento anterior
filtrándolo a la luz de la razón y desdeñan cuanto no se somete a los principios laicos y
materialistas que esta impone. Por ello desdeñan toda superstición y superchería (los "errores
comunes" de Benito Jerónimo Feijoo), incluyendo a menudo la religión. Los consideran signos
de oscurantismo y de una sociedad periclitada: es preciso depurar el pasado de todo lo que es
oscuro y poco racional para construir una sociedad mejor y más pura. Se usa la literatura (el
teatro, la fábula, la sátira) para corregir los defectos de la sociedad y mejorarla (castigat
ridendo mores, "corrige riendo las costumbres", escribe Horacio): se educa, no se entretiene
sino para conseguir lo primero. La tragedia expone los funestos resultados de la pasión o
sentimiento fuera de control; la comedia ridiculiza los defectos morales del ser humano; la
fábula suministra ejemplos de conductas útiles y prudentes y antiejemplos opuestos. La
historia se empieza a documentar con rigor; las ciencias se vuelven
exclusivamente empíricas y experimentales; la sociedad misma y sus formas de gobierno
comienzan a ser sometidas a la crítica social, lo que culmina en las revoluciones al fin del
periodo. Hay un enorme deseo de utopía política, que Jean-Jacques Rousseauformula con su
concepto de voluntad general para inspirar gobiernos más justos;
igualmente, Montesquieu exige una justicia mejor preconizando el principio de separación de
poderes; la revolución americana declara buscar la felicidad aquí en la tierra y proclama el
derecho democrático a elegir los gobernantes frente al modelo monárquico. Empieza a
hablarse de constituciones. Se crean sociedades para mejorar todas las disciplinas
(academias científicas como la Royal Society, bibliotecas públicas, museos, Sociedades
económicas de amigos del país...), las ciencias (Isaac Newton, Leibniz, Georges Louis
Leclerc, Linneo, Lavoisier, Euler, Franklin), la medicina (vacuna, primeros intentos
de higienización), la tecnología (máquina de vapor, pila voltaica, reinvención de
la porcelana, lanzadera volante, lámpara de gas, cronómetro, termómetro, sextante), la
economía (Adam Smith) avanzan notablemente gracias a esta preocupación, por lo que hay
un gran crecimiento demográfico.
Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu.

Pragmatismo: Sólo lo útil merece hacerse; se desarrolla la filosofía


del Utilitarismo preconizada por Jeremías Bentham, que halla un principio ético general en la
felicidad enunciada por Epicuro, bajo la fórmula de «la mayor felicidad para el mayor número
de gente». Las literaturas y las artes en general han de tener un fin útil, que puede ser
didáctico (enseñanza), moral (depurar de las insanas pasiones) o social (sátira de las malas
costumbres, para corregirlas). De ahí que entren en crisis géneros como la novela o que se
cultiven las novelas de aprendizaje y que se pongan de moda las fábulas, las enciclopedias,
los ensayos, las sátiras, los informes y en general los géneros ensayísticos. El teatro pretende
corregir las costumbres con la comedia y limpiar de pasiones el alma con la tragedia. Es ésta
la Poética finalista del Neoclasicismo francés, comúnmente rechazada por el Empirismo inglés
y la Ilustración alemana.
Imitación: La mímesis se hace relativa a la mathesis cartesiana. La originalidad se considera
un defecto en el restrictivo neoclasicismo francés, que no supo asumir a Shakespeare, y se
estima que se pueden lograr obras maestras «con receta», imitando lo mejor de los autores
grecorromanos (clasicismo o neoclasicismo), que se constituyen en modelos para la
arquitectura, la escultura, la pintura y la literatura. El academicismo impera en el terreno
artístico y sofoca toda creatividad en Francia y toda cultura sujeta a su influencia El buen
gusto es el criterio principal y se excluye lo imperfecto, lo feo, lo decadente, lo supersticioso y
oscuro, la violencia, la noche, las pasiones desatadas y la muerte. El teatro debe someterse a
las reglas de las tres unidades, no ya estatuidas por Aristóteles sino un tanto burdamente
simplificadas: unidad de acción, lugar y tiempo; es más, los franceses añaden la unidad de
estilo. Inglaterra mediante la estética empirista y, en especial, Alemania, es decir, los pivotes
representados paradigmáticamente por Lessing y Kant, definirán una posición evolucionada,
que rechazará frontalmente todo teatro francés, y la propuesta de la originalidad del genio.17
Idealismo: El buen gusto exige rechazar lo vulgar: no se cuenta con los criterios estéticos del
pueblo y la realidad que ofrece la literatura es mejor de lo que la realidad es, es estilizada,
neoclásica. El lenguaje no admite groserías ni insultos, y busca el purismo, aunque con
frecuencia se contagia de galicismos; no se presentan crímenes ni críticas a un poder que es
inmutable (no se trata, por ejemplo, el tema del tiranicidio en el teatro, ni aparecen mezcladas
las clases populares con las elevadas por decoro, ni temas de mal gusto como el suicidio (que
solo aparecerá en el Romanticismo con el Werther de Goethe), y todo es amable y elevado.
Se excluye lo temporal y lo histórico, cualquier forma de cambio "desde abajo" de la
cosmovisión ilustrada.
Universalismo: El molde generalizador y objetivizador de la razón conduce a los ilustrados a
asumir una tradición cultural cosmopolita, a asumir la relatividad cultural (Cartas
persas de Montesquieu, críticas a la diversidad de las religiones de Voltaire, gusto por el
exotismo de los libros de viajes) y funden todo tipo de tradiciones en la horma grecorromana
que les sirve de fuente principal. Sienten interés por lo exótico, pero no lo asumen, porque
buscan en él lo específicamente humano y universal. Y como la tradición literaria más
universal es la clásica y el academicismo francés la ha incorporado, todo lo francés se pone
de moda y poseer la lengua francesa se transforma en un signo de distinción: el arte y la
cultura francesa influye en Alemania, España y Rusia y sus lenguas se llenan de galicismos.
Se habla de "las Grecias, las Romas y las Francias" porque no existe (aún) el
subjetivo nacionalismo romántico ni la teoría de los caracteres nacionales y se siguen los
géneros puros e intemporales del clasicismo grecolatino: la fábula, la tragedia, la comedia,
la oda, la elegía, la égloga o pastoral, la sátira, el poema didáctico o moral y se arrinconan
géneros propios de otras culturas barrocas como la tragicomedialopesca o el drama isabelino,
o de aire medieval como la comedia de santos o el auto sacramental, modelos desviados y
apartados del clasicismo universal. Es más, el universalismo ilustrado empieza a
elaborar utopías de gobierno colectivo cuyo choque con la realidad desencadenará
la Revolución francesa. Por otra parte, la Ilustración inglesa, empirista, y la Ilustración
alemana, de tendencia idealista, promoverán una filosofía y un arte, sobre todo esta última, de
mucho mayor calado que el formado por el neoclasicismo francés. De raíz española, si bien en
gran medida transterrada a Italia por la expulsión jesuita de 1767, fue la importante y tardía
Ilustración española o hispánica, universalista y comparatista encabezada por Juan Andrés, el
lingüista Lorenzo Hervás, el musicólogo Antonio Eximeno y los grandes botánicos y los
filipinistas y americanistas.

La filosofía ilustrada[editar]

Immanuel Kant

La Ilustración se nutrirá filosóficamente de varios movimientos y corrientes del pensamiento,


empezando por el moderno del siglo XVII. Entre ellos, cabe destacar el Antropocentrismo,
el Racionalismo (René Descartes, Blaise Pascal, Nicolas Malebranche, Baruch
Spinoza, Gottfried Wilhelm Leibniz), el Empirismo (Francis Bacon, John Locke y David Hume),
el Materialismo (La Mettrie, D'Holbach), el Hipercriticismo, el Pragmatismo,
el Idealismo (George Berkeley e Immanuel Kant) y el Universalismo. En los campos de
la filosofía, metafísica, geometría, astronomía, astrofísica, geografía, lógica, ética, derecho, est
ética, deontología, religión, ciencia, política cabe destacar la obra de Immanuel Kant, que
sigue teniendo sobrada vigencia, en esos temas, hoy en día.
Todo el movimiento filosófico tiene su expresión en el resto de los órdenes de la vida social
nacional y europea.

La política en la Ilustración[editar]

«La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos», frase atribuida a Jean Le
Rond d'Alembert (1717-1783). Científico y pensador francés de la Ilustración, promotor de
la Enciclopedia junto con Diderot.

Al igual que otros filósofos de la Ilustración, Jean-Jacques Rousseau fue crítico con el comercio atlántico
de esclavos.18

En política surge el despotismo ilustrado que llevará pronto, aún a su pesar, a la teoría de
la separación de poderes. Se subordina el poder religioso al civil (secularización) y dentro del
religioso aparecen las primeras señales de independencia de las iglesias nacionales respecto
al absolutismo del papa (regalismo) y aparece el concepto de contrato social que se hará
fuerte con Rousseau y el socialismo utópico.
Para los ilustrados, el destino del hombre es la epicúrea felicidad, y la propia Constitución de
los Estados Unidos acogerá este propósito como uno de los derechos de los ciudadanos.
Hacia el final del siglo el liberalismo, con la Revolución francesa a partir de 1789 aunque
iniciado en Gran Bretaña de forma menos traumática con las ideas de John Locke, Adam
Smith, Jeremías Bentham y John Stuart Mill, expande las conquistas sociales de la Ilustración
por Europa y Norteamérica, dándose fin al Antiguo Régimen.
Acaba progresivamente la sociedad estamental que se viene arrastrando desde
el feudalismo y emerge una nueva clase social, la burguesía, que adquiere conciencia de su
poder económico y su impotencia política, de forma que conquistará el gobierno de su destino
a lo largo del siglo siguiente a través de diversas revoluciones (1820, 1830, 1848) en que va
ampliando su presencia en los órganos políticos del estado relegando a la aristocracia a un
papel subalterno.
En el ámbito de la jurisprudencia, Cesare Beccaria (1738-1794) publicó en Livorno en
1764 Dei delitti e delle pene,19 obra que sienta las bases de la moderna ciencia criminal.
Beccaria establece la gravedad de los delitos y la proporción de las penas a partir de los
principios de la filosofía ilustrada francesa y la teoría contractualista y utilitarista (J. Locke). El
jurista italiano entiende el delito como violación del orden social y la pena como una defensa
del mismo. En Dei delitti e delle pene plantea también una dura crítica a los métodos
judiciarios de la época (como la tortura o la pena de muerte, “ni útil ni necesaria”). Algunos
legisladores europeos asimilaron la lección de Beccaria: Catalina II de Rusia, por ejemplo,
promovió una reforma del código penal inspirada en la obra del filósofo italiano.20

La religión en la Ilustración[editar]
Véase también: Ateísmo en la Ilustración

En la religión se realizan las primeras formulaciones del deísmo y el ateísmo, e incluso


el satanismo.[cita requerida] El laicismo se va instalando con fuerza cada vez mayor en los
gobiernos de Europa como una consecuencia natural del Tratado de Westfalia (1648), que
consagró el fin del cesaropapismo; los mismos monarcas católicos empiezan a ver los
beneficios económicos que reportan el regalismo y las desamortizacionespara el estado:
empieza a discutirse además el excesivo papel que tenían las órdenes religiosas en las
universidades y su monopolio en la educación general, que hacía encauzasen los mejores
talentos hacia la carrera eclesiástica en vez de a las ciencias prácticas.
En 1759 el marqués de Pombal, ministro del rey portugués José I de Portugal, expulsó a
los jesuitas, últimos defensores del cesaropapismo, en lo que le siguieron la mayoría de los
países europeos (Francia, 1762; España, 1767; Parma, 1768; el propio papa disuelve la
Compañía en 1773). El emperador católico de Austria José II cerró los claustros y los
conventos para evitar el desperdicio de vidas que a su juicio representaba la clausura...
abriendo así además la vía para la secularización y desamortización general de sus
bienes. Carlos III produjo una expulsión que, en razón de sus territorios, abarcaba no sólo
España sino toda la América hispánica y Filipinas. Si ha sido discutida la gran transcendencia
del perjuicio intelectual y académico de esta expulsión, lo cierto en cualquier caso es que
estos jesuitas hispánicos contribuyeron decisivamente a una madura Ilustración cristiana
desplegada desde Italia, lugar de acogida de los miembros de esta orden española.
En los países protestantes, el pietismo de August Hermann Francke y Nicolaus Ludwig von
Zinzendorf, que propugnaba una religiosidad puramente espiritual y personal, se enfrentó
igualmente a la ortodoxia clerical establecida más mundana. La religión se empieza a
contemplar a través de criterios científicos y laicistas como si se estudiara a la naturaleza
misma y desde un punto de vista utilitarista que abandona las viejas y supersticiosas
concepciones. Para la mayoría de los filósofos, la ilustración incluía un rechazo del
cristianismo tradicional. Y la aparición de estas tendencias laicas culminó con la Revolución
francesa.
En un siglo caracterizado por la soberanía de la razón, el Ensayo sobre el entendimiento
humano (1690) de John Locke reclamaba pruebas de los dogmas religiosos y entabló un
combate general contra el dogmatismo. En Inglaterra, el repudio de la tradición religiosa
acrítica había derivado rápidamente hacia el deísmo, que ya solo reconocía a Dios, a la virtud
y a la inmortalidad como los tres fundamentos de una religión natural universal; la obra del
primer deísta John Toland Christianity not Misterious (1696) había señalado el punto de
partida de este movimiento que, en el siglo XVIII, contó a Gotthold Ephraim Lessing,
a Voltaire y a Volney como a sus principales adeptos.
Pero la tendencia intelectual más radical en el "estudio" de la religión fue
el materialismo francés del siglo XVIII. En 1745 un médico, Julien Offray de La Mettrie, publica
su Histoire naturelle de l'âme ("Historia natural del alma"), en la que llega a la conclusión de
que esta es material. Aunque la obra fue quemada por mano del verdugo a causa del mandato
del Parlamento del París, el autor desarrolló su teoría y publicó en 1747 su libro
principal, L'Homme Machine, en que define al hombre como una máquina y defiende
ostensiblemente un materialismo ateo. Federico el Grande lo llamó a su Academia de Berlín,
donde el filósofo acudió de buen grado, ya que era perseguido en Francia por sus
concepciones políticas, reputadas de peligrosas. Su seguidor, el barón de Holbach, expuso las
teorías del materialismo francés en su Système de la Nature (1770) mezclándolos con los
restantes elementos de la doctrina empírica, el Sensualismo de Condillac,
el Determinismo de Diderot y la moral del egoísmo preconizada por Helvetius, llegando a la
conclusión de que, en realidad, nada existe fuera de la materia eterna de la que provienen
todos los movimientos de los cuerpos y que, por consiguiente, la concepción de Dios es inútil y
la religión es una invención de los curas para aprovecharse ellos únicamente de la moral, por
lo que solo puede perjudicar al bienestar del pueblo. Sus ideas, divulgadas por el grupo
que Jean-Jacques Rousseau llamó coterie holbachique, empezaron a calar seriamente entre
los pensadores libres y ya el propio Rousseau había defendido una religiosidad natural en su
"Profesión de fe del vicario saboyano", dentro de su Emilio. "Por vez primera se produce un
rechazo firme de toda religión revelada en nombre del materialismo puro y una nueva visión
del mundo se enfrenta a la concepción teológica que hasta entonces había sido válida"21
Por otra parte, sociedades secretas como la Francmasonería, los Rosacruz y
los Iluminati identificaban a Dios como un laico arquitecto racional del universo y condenaban
la religión como una superstición vulgar; lo importante para ellos era construir el templo de la
humanidad sobre las bases de la caridad activa y la ética como categorías superiores a
toda religión. La primera gran logia masónica se fundó en Londres en 1717 y en 1723 James
Anderson escribió sus Constituciones o estatutos. La masonería se propagará por todo el
mundo y, por ejemplo, tendrá una gran importancia en la secesión y constitución de la primera
república presidencial del siglo XVIII: los Estados Unidos, que no reconoce ninguna religión
como oficial. Incluso algunos eclesiásticos y monarcas fueron masones, como Federico el
Grande, e intelectuales como Wieland, Goethe y Lessing, entre muchos otros, fueron
masones.
Se difunde una concepción más espiritual, personal y sobre todo tolerante de la iglesia. La
religión se convierte en un compromiso personal con Dios que abandona las imposiciones
dogmáticas e institucionales de las iglesias, que, según los ilustrados, ocupan el lugar
verdadero de Dios. La Ilustración se caracterizaba por la pluralidad y la tolerancia. La
tolerancia es el principio que exponen Voltaire y Lessing en sus obras. Voltaire escribirá que
"en un país donde hay una sola religión, no se puede vivir; en donde hay dos, hay guerra civil;
pero en Inglaterra, donde hay treinta, existe paz". Y Lessing, en su drama Natán el
Sabio (1779), proclamó el evangelio del amor tolerante en su forma más pura y en
su Erziehung des Menschengeschlechtes ("Educación del género humano", 1780) trata
además de resolver la contradicción entre la revelación y la razón, explicando que la ética es
la última meta de todas las religiones. Convivirán ortodoxos, católicos y protestantes; deístas y
partidarios de la llamada religión natural que llama a Dios "Ser supremo" y al que incluso
consagró un ara o altar en Nôtre Dame durante la Revolución francesa. Pero también había
ateos y nihilistas o libertinos (el marqués de Sade, Choderlos de Laclos, Restif de la
Bretonne), también llamados pirrónicos o llanamente descreídos.
La Iglesia estaba sometida al Estado absoluto, lo cual generó conflictos en los países
católicos, ya que dependían a su vez de las decisiones del pontífice en Roma.

Las artes y las ciencias en la Ilustración[editar]


Si la Ilustración francesa permanece consustancial al Neoclasicismo, según antes quedó
referido, la inglesa y el Empirismo se constituyen en importante esfera prerromántica y
preidealista en los más diferentes campos del saber, al margen de las ciencias experimentales
y la sociales que entonces se atisban. La Ilustración alemana será, en las artes, fundamento
de la inmediata Romantik, tras el Sturm und Drang.
En física, óptica y matemáticas, los avances son decisivos gracias a las contribuciones de
sir Isaac Newton y otros estudiosos. Igualmente en botánica. Surge la economía políticacomo
ciencia moderna gracias a las aportaciones de los fisiócratas y sobre todo del liberalismo
de Adam Smith y su monumental obra La riqueza de las naciones. Para la visión del mundo es
importante que la geografía terminase de cartografiar todo el globo, a excepción de los
círculos polares y algunas regiones de África.
La Enciclopedia significó una ruptura del concepto histórico en favor de una visión
esquematizada. Sin embargo, por otra parte, la historiografía moderna y su fundamentación
epistemológica fue una de las grandes realizaciones ilustradas, tanto desde el punto de vista
del tratamiento del objeto como del método, lo cual pretendió oscurecer el romanticismo.22

Juan Andrés (1740-1817).

En Italia el reformismo ilustrado se entrecruzó con la gran tradición humanista de matriz


renacentista: los resultados de más relieve se enmarcan en los ámbitos de la teoría política y
jurídica (el antes referido Cesare Beccaria, los hermanos Alessandro y Pietro Verri, Antonio
Genovesi, Gaetano Filangieri o Francesco Mario Pagano) y la historiografía,23 tanto civil
(Ludovico Antonio Muratori, en cuanto precursor) como literaria (Girolamo Tiraboschi).
La Storia della letteratura italiana de Tiraboschi, obra paradigmática de la erudición
dieciochesca italiana, es el primer gran ejemplo de historia literaria nacional en Europa.
La Ilustración universalista española, importante para la geografía y las exploraciones desde
tiempos anteriores a sus precursores más inmeditos Pedro Murillo Velarde y Jorge Juan,
culminará la creación de la Comparatística moderna, tanto desde el punto de vista de la
historiografía universal de las letras y las ciencias (Origen, progresos y estado actual de toda
la literatura) por Juan Andrés, como de la lingüística (Catálogo de las lenguas de las naciones
conocidas) por Lorenzo Hervás,24 que contó con una gran red intercontinental de
colaboradores, y la musicología universal por Antonio Eximeno. Las importantes obras de la
Ilustración universalista española se publican originalmente en Italia y en lengua italiana. Por
otra parte, la Escuela española, ya inicialmente interesada por la física y la meteorología,
especialmente a partir de las obras de Andrés, originó una tradición de estudios
meteorológicos, también sísmicos, fundamental que alcanzaría posteriormente sus grandes
maestros y descubridores en las figuras de Benet Viñes y Federico Faura, creadores de los
observatorios de La Habana y Manila.25

Véase también[editar]
 Ateísmo en la Ilustración
 Encyclopédie
 Estado laico
 Filantropía
 La Ilustración en España
 Escuela Universalista Española del siglo XVIII
 Ilustración política en Italia
 Neoclasicismo
 Racionalismo
 Sapere aude
 Siglo XVIII
 República de las Letras

Se denomina Ilustración, al movimiento de renovación intelectual,


cultural, ideológica y política que surgió en Europa, como
resultado del progreso y difusión de las Nuevas Ideas y de los
nuevos conocimientos científicos; los mismos que iluminaron la mente
de los hombres, a la vez que contribuyeron a modificar su espíritu. La
ilustración alcanzó su mayor desarrollo en el siglo XVIII, llamado, por ello
“Siglo de las Luces”.
En toda Europa se hablaba de que se estaba viviendo en la “Época de las
Luces”, en que los hombres iluminados por la luz de la razón debían establecer
una nueva organización que habría de reemplazar al caduco Antiguo Régimen.
Bajo el dominio de la razón el hombre se plantea nuevas interrogaciones:
desprecia el pasado, reniega de las viejas creencias, enfrenta las doctrinas
inamovibles de la iglesia y se vuelve hacia nuevas formas de pensamiento con
la intención de iluminar sus conocimientos. Por ello el siglo XVIII se conoce
como “Siglo de las Luces”.

Características de la Ilustración
Las principales características de la Ilustración, son las siguientes:
1. El excesivo predominio de la razón, del “libre examen”, del libre
pensamiento, como guías exclusivas del hombre, no sólo en la búsqueda
del saber y el incremento de los conocimientos, sino también, en el estudio
dee su época y su cultura.
2. La crítica agua, así como el duro ataque al orden de cosas imperante, que
se manifestaron mediante una “marcada tendencia a apartarse”:
3. De lo abstracto, es decir, de lo incomprensible, en las ciencias
4. De lo revelado, esto es, de las verdades de la iglesia Católica, en religión,
propendiendo a la tolerancia.
5. De la tradición, es decir, del Absolutismo en política.
6. Por una marcada inquietud por aprender y por enseñar; por ensanchar los
conocimientos; por hacer progresar las ciencias; por lograr el desarrollo de
la cultura.

Representantes de la Ilustración
La ilustración fue, pues, obra de vigorosos pensadores, de intelectuales de
renombre, de eminentes hombres de ciencia que difundieron.
preferentemente, las nuevas ideas, así como otros conocimientos que
revolucionaron el siglo XVIII.

Las Nuevas Ideas

John Locke
Las Nuevas ideas, imbuidas de un espíritu eminentemente liberal, nacieron
por obra de aquellos famosos pensadores llamados también “filósofos”,
quienes difundieron sus nuevas concepciones, políticas, sociales, económicas,
etc., que orientaron el pensamiento europeo de aquella época, contra el
injusto sistema de gobierno imperante. Es decir, que tales teorías, que tales
ideas, se erigieron en una vigorosa corriente de opinión pública totalmente
contraria al Régimen absolutista de Francia, así como de otras naciones de
Europa y del Mundo.
Este caudal maravilloso de opiniones y pensamientos se vio grandemente
enriquecido gracias, precisamente, a la magnifica contribución de aquellos
eminentes innovadores de la ciencia económica, denominados “Economistas”,
quienes pertenecen igualmente a esta luminosa corriente intelectual de la
Nuevas Ideas.
Las Nuevas ideas, nacidas mayormente en el seno de las Burguesía, bien
pronto se divulgaron por casi todas las clases cultas de las sociedad, como,
asimismo, en el pueblo y en ciertos sectores del Clero. Igualmente lo hicieron
en algunas monarquías, en las que, soberanos liberales, dieron origen al
Despotismo Ilustrado. El medio más eficaz de difusión de las Nuevas Ideas,
es decir, del pensamiento Ilustrado, fue la Enciclopedia, monumental
diccionario de los conocimientos humanos hasta entonces logrados.
Estas nuevas ideas perseguían fundamentalmente:
1. En el Orden Político: La abolición del Régimen Absolutista y el
establecimiento de la soberanía popular; asimismo, el reconocimiento de la
libertad individual.
2. En el Orden Social: El establecimiento de la justicia para todas las clases
de la sociedad; así como el reconocimiento de la igualdad entre todos los
hombres.
3. En el orden Económico: La libertad de comercio e industria y, asimismo,
el pago de impuestos por todos los ciudadanos, sin distinciones ni
privilegios.

Influencia de la Ilustración

Los Filósofos
Los Filósofos, denominados también pensadores políticos, fueron aquellos
escritores de gran talento, intelectuales de renombre, que estudiaron con
ahínco la situación política y social de Francia como de otras naciones de
Europa, y luego criticaron los errores del Antiguo régimen, es decir, del
sistema absolutista hasta entonces imperante. Defendieron, por medio de sus
escritos, la abolición de la desigualdad social, de los privilegios y de la censura,
pero, preferentemente, de la monarquía absoluta. Se mostraron, pues,
partidarios del establecimiento de un gobierno elegido por el pueblo (gobierno
democrático).
Las nuevas ideas, difundidas por estos esclarecidos pensadores, ya mediante
sus propios libros, o por medio de la Enciclopedia, prepararon el clima, las
conciencias, para el estallido de la Revolución Francesa, en razón de ello,
considerándoles como los precursores ideológicos de este grande e histórico
movimiento politicos-social.
Los principales filósofos fueron: Voltaire, Rousseau y Montesquieu, fieles
continuadores de la magnificas obra de aquel genial pensador ingles: John
Locke (1632-1704), considerado como el “Padre de las nuevas Ideas”, debido
a que fue el primero que negó la doctrina del derecho divino de la autoridad
real y que, asimismo, rechazó el sistema absolutista; concediendo en cambio,
importancia singular a la opinión de los ciudadanos en la elección de los
gobiernos, echando así las bases de la soberanía popular. Tales nuevas ideas
sacudieron desde los cimientos el absolutismo europeo.
 Voltaire (1694-1778)
Voltarie, cuyo verdadero era Francisco María Arouet, nació en París y ha
logrado celebridad como literato, historiador y filosofo. Poseído de un agudo
e ingenioso espíritu, fue el critico mas implacable y demoledor del Antiguo
régimen y del clero. Para ello se sirvió de la sátira y de la burla.
De formidable talento fue, asimismo, uno de los personajes mas brillantes
del siglo XVIII y, asu vez, uno de los que mayor influencia logró ejercer en
su época y en la Revolución Francesa.
Desde Joven había sufrido las arbitrariedades del régimen absolutista
imperante en Francia, pues fue encarcelado en la Bastilla por sus “ácidas y
mordaces criticas a la sociedad, el gobierno despótico y la religión”. Viajó
luego a Inglaterra y, maravillado entonces de su gobierno constitucional,
escribió de regreso a su patria, su magistral obra: “Cartas sobre los
ingleses”, libro en el que después de examinar las doctrinas democráticas
de Locke quedó maravillado del sistema liberal ingles.
Voltaire se mostró, pues, partidario de la supresión del absolutismo y de la
desigualdad social, así como de la intolerancia religiosa. Con su espíritu
ingenioso, combativo e irónico consiguió, finalmente, que el pueblo perdiera
el respeto y el temor al Rey y a las altas clases de la sociedad.
 Rousseau (1712-1778)
Juan Jacobo Rousseau, nacido en Ginebra (Suiza), está considerado como
uno de los escritores que mayor influencia ejerció en la Revolución francesa,
pues no solo se concretó a criticar los errores del absolutismo, sino que,
yendo mas alla, se mostró partidario de una reforma radical, de una reforma
total de la sociedad y el gobierno mediante la abolición de la Monarquía
absoluta y el establecimiento de la Democracia, “impuesta si fuera necesario
por la fuerza de la Revolución”. Rousseau afirmó, asimismo, que la ley es la
expresión de la voluntad popular, y que, en razón de ello, la fuente de la
soberanía radica en el pueblo, en la nación.
Sus nuevas ideas las expuso brillantemente en sus discursos sobre el Origen
de la desigualdad de los hombres y, sobre todo, en su libro fundamental:
“El Contrato Social”.

Juan Jacobo Rousseau


 Montesquieu (1689-1775)
Carlos de Secondat, barón de Montesquieu, era un noble ilustrado, un
pensador eminente que ejerció gran influencia en la Revolución Francesa.
A la edad de 30 años escribió su primer libro: “Las cartas persas”, en el que
satirizó las costumbres de la sociedad y de las instituciones políticas de
Francia; pero su obra magistral lo constituyo “El espíritu de las leyes”, en la
que se declara partidario del gobierno parlamentario ingles, así como el
establecimiento del Estado perfecto, a base del gobierno de tres poderes,
separados y perfectamente limitados en sus funciones: el Legislativo, el
Ejecutivo y el Judicial, fundamento de los actuales gobiernos democráticos
del Mundo.
Los Economistas
Los economistas fueron aquellos hombres de ciencia que estudiaron el
sistema económico hasta entonces predominante en Francia y en la mayoría
de naciones de Europa, a la vez que censuraron los defectos de su
organización. Defendieron la libertad de industria, de comercio y de trabajo
y, asimismo, abogaron por una justa distribución de los impuestos entre todas
las clases de la sociedad. Tuvieron, pues, como primordial propósito el
aumento de la riqueza nacional mediante la intensificación de todas las
actividades económicas, así como la supresión de las trabas e innecesarios
controles estatales.
Sus principales representantes fueron los franceses: Quesnay y Gournay
pertenecientes a la Escuela Fisiocrática, y el ingles Adán Smith, de la Escuela
Liberal.
 Quesnay
Sostuvo que la tierra era la única fuente de riqueza, y que, en razón de ello,
había que fomentar y proteger la agricultura. Defendió, asimismo, la libertad
de trabajo, de industria y de comercio. Fundó la escuela denominada
Fisiocrática (del griego fisio= naturaleza y cratos=riqueza), es decir aquella
escuela que sostuvo que la naturaleza, que la agricultura, era la fuente de
toda riqueza. Escribió su obra: “Fisiocrácia o gobierno de la Naturaleza”.
 Gournay
Discípulo de Quesnay, se mostró partidario de las ideas de su maestro; pero
sostuvo, además, que no solo la tierra era la única fuente de riqueza, sino
también la industria. Reclamó, asimismo, un régimen de libertad para la
industria y el comercio, a la vez que atacó los monopolios.
 Adam Smith
Considerado como el Padre de la Economía Política sostuvo que el trabajo,
en sus diferentes formas, era la única fuente de riqueza y “que debía
realizarse con absoluta y total libertad, de donde provino el nombre de
liberal que se dio a su escuela”. Como los anteriores economistas reclamo
mayor protección y libertad para las actividades económicas, pero se
diferenció de aquellos en que concedió igual importancia tanto a la
agricultura y la ganadería como a la industria y el comercio. Adam Smith
escribió la celebre obra “La Riqueza de las Naciones”.
 Turgot
Ministro de Hacienda de Luis XVI, se destacó como un eminente economista.
Partidario de las nuevas ideas, propugnó la libertad de comercio y de
trabajo, así como la igualdad en el pago de impuestos al Estado por las 3
clases. Escribió la famosa obra: “Reflexiones sobre la formación y la
distribución de las riquezas”.
Adam Smith, Padre de la
Economía Política

La Enciclopedia
En el siglo XVIII salió a la luz La Enciclopedia, monumental obra publicada
en 28 tomos, verdadera recopilación de los conocimientos humanos hasta
entonces logrados (ciencias, artes, letras, política, religión y moral); autentico
diccionario razonado universal, escrito por un grupo de filósofos, economistas
y hombres de ciencia, así como por otros escritores de gran talento, entre
quienes destacaron: el filosofo Diderot y el matemático D’ Alembert, que
dirigieron la obra; colaboraron asimismo: Rousseau, Voltaire, Montesquieu,
etc.
“Entre 1751 y 1772 la Enciclopedia reunió unos sesenta mil artículos en
veintiocho volúmenes preparados por 160 colaboradores. Durante esos veinte
años sus autores debieron afrontar suspensiones, persecuciones y censuras.
Entre 1776 y 1780 apareció un suplemento de siete volúmenes”.
Entre las nuevas ideas que difundió la Enciclopedia tenemos: la de la
soberanía popular, la de la libertad individual y la de la libertad de
pensamiento, asimismo, la de la libertad de industria y comercio. Combatió,
igualmente, a las ideas religiosas y el absolutismo monárquico. La
Enciclopedia fue “el vehículo máximo de las ideas de la Ilustración”, por su
espíritu critico y liberal.

Diderot, Hizo de la
Enciclopedia la fuente ideológica de la Revolución
Ilustración

La Ilustración es un movimiento cultural y político conocido por traer ideas


luminosas a la sociedad oscura del pasado. Las ideas estarían enmarcadas en la
razón, el estandarte de las mentalidades del siglo XVIII. La Ilustración como
movimiento necesitó de un apoyo para poder subsistir, y este apoyo fue concedido
por los gobiernos absolutistas, las clases altas y los intelectuales.

El deseo de conocimiento característico de este período llevó a los estados a


realizar obras recopilatorias del conocimiento humano alcanzado hasta el
momento, de las ciencias naturales y las ciencias sociales. Pero antes de incluir el
conocimiento anterior en las enciclopedias, los ilustrados lo sometían a críticas
racionales. La sociedad entera se iba tiñendo de a poco de racionalismo y una
ilusión de progreso ilimitado.

Los intelectuales proponían reformas políticas y sociales para beneficio del


pueblo pero sin la participación directa del mismo. En sus propuestas siempre se
planteaba como única opción a la monarquía absolutista, pero fueron las ideas de
los filósofos y demás ilustrados las que engendraron la revolución que terminaría
por derrocar esa forma de gobierno.

La expresión artística y estética del siglo de las luces será conocida como
neoclasicismo. En las ciencias sociales podemos ver cómo la sociología, la historia
y la geografía cobran fuerza. La cartografía alcanza grandes logros dejando al
planeta casi sin espacios desconocidos. Los círculos polares y algunas regiones en
el África quedan aún sin poder ser cartografiadas del todo.

Personajes destacados
Algunos de los personajes históricos más renombrados de la Ilustración fueron:
Voltaire en Francia, Montesquieu, Rousseau, Buffon y Diderot, entre otros.
Mientras que en España algunos de los destacados fueron Cabarrús, Capmany y
Feijoo.

Sin embargo, no todo se limitó al territorio europeo, ya que para esa época
América ya había sido descubierta y por lo tanto, las ideas de la Ilustración
lograron embarcarse rumbo al nuevo continente de la mano de José R. Campoy,
Francisco Clavijero y Eugenio Espejo.

Filosofía, Naturaleza y Razón


Durante la denominada “Era de la Razón” las guerras por la religión eran moneda
corriente. Al finalizar los enfrentamientos, las ideas comenzaron a cambiar,
estableciendo que la Naturaleza y que Dios eran dos conceptos que iban de la
mano, es decir, que eran uno solo. Estas ideas fueron apoyadas por físicos,
astrónomos y matemáticos de la época, es decir por los científicos y pensadores
más estudiosos.

El concepto de la unidad entre Dios y la Naturaleza se basó, principalmente, en la


búsqueda que llevaron a cabo estos filósofos de las verdades que regían al mundo
y al universo todo, tratando así de comprender los pensamientos de Dios.

Características de la Ilustración
Todos los rasgos de la Ilustración pueden resumirse a la búsqueda de las
verdades concretas y al ímpetu marcado de la ciencia, especialmente de la
física.

Debido a la gran analfabetización de las personas de ese siglo, una de las metas
de los pensadores de la época era poder transmitir lo aprendido a los demás. Esto
queda evidenciado en el movimiento enciclopedista, el cual, como su mismo
nombre lo sugiere, reunía todo tipo de conocimientos en tomos y escritos.

La confianza de los ilustrados estaba depositada en el progreso que los hombres y


mujeres podían alcanzar a través de la razón, defendiendo algunos derechos como
la libertad y repudiando o cuestionando fuertemente la interpretación de un Dios
vengativo por parte de las religiones, así como también la intolerancia y la
violencia.

Es menester aclarar que estas ideas surgieron dentro de una clase social
determinada: La burguesía ascendente, pero que el movimiento se extendió a
otras clases sociales, haciendo mella en ellas, colocando los cimientos hacia lo que
se conoce como la Revolución Francesa.

Fuente: https://concepto.de/ilustracion/#ixzz5JwHrGKvX

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