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en Francia, Reino Unido y Alemania)2 que comenzó en Inglaterra con John Locke3 y
la Revolución Gloriosa, y se desarrolló desde mediados del siglo XVIII, teniendo como
fenómeno histórico, simbólico y problemático la Revolución francesa. En algunos países se
prolongó al menos durante los primeros años del siglo XIX. Se denominó de este modo por su
declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces
del conocimiento y la razón.4 El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las
Luces5 y del asentamiento de la fe en el progreso.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir
la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una
gran influencia en aspectos científicos, económicos, políticos y sociales de la época. Este tipo
de pensamiento se expandió en la burguesía y en una parte de la aristocracia, a través de
nuevos medios de publicación y difusión, así como reuniones, realizadas en casa de gente
adinerada o de aristócratas, en las que participaban intelectuales y políticos a fin de exponer y
debatir acerca de ciencia, filosofía, política o literatura. A pesar de que la mujer en estos
campos no ocupaba un lugar decisorio en la sociedad, algunas de ellas se involucraron en
este movimiento.
Desde Gran Bretaña, donde algunos de los rasgos esenciales del movimiento se dieron antes
que en otro lugar, la Ilustración se asentó en Francia, donde la anglofilia fue difundida
por Voltaire, y produjo aquí un cuerpo ideológico, el enciclopedismo, y sus más difundidas
personalidades (Montesquieu, Diderot, Rousseau, Buffon, etc). Ahora bien, la filosofía
ilustrada más sólida fue sin duda la más tardía alemana, que con Kant culminará la creación
del pensamiento propiamente moderno, ya muy por encima de la ideología enciclopedista. La
Ilustración también dio sus frutos propios en otras localizaciones europeas y americanas. En
ocasiones se recrearon proyectos ilustrados más o menos autónomamente, pero en la
mayoría de casos vinculados al pensamiento inglés y, sobre todo en lo que se refiere a la
ideología enciclopedista, a Francia (así en Países Bajos, Polonia, Rusia, Suecia, la península
italiana y la ibérica, etc., o en sus colonias americanas). Desde el punto de vista sociopolítico
fueron frutos condicionados por el grado de desarrollo ideológico adquirido en el momento de
lanzamiento de la nueva ideología y por el proceso interno seguido a lo largo de su desarrollo.
Si la Ilustración alemana fue por necesidad teórica de asimilación lenta y compleja, el
ideologismo ilustrado lo fue rápido y con la superficialidad característica que le amparaba en la
vida mundana, de la moda y las costumbres.7
La Ilustración en España[editar]
Artículo principal: Ilustración en España
En España la Ilustración coincidió con los reinados de Fernando VI y Carlos III. Si bien la
decadencia profunda en que se encontraba el país en el punto de partida obstaculizó una
posterior eclosión, el auge dinámico de algunas de sus zonas geográficas
(especialmente Cataluña8) a lo largo del período y la actuación coadyuvante (aunque tímida)
desde el poder político facilitaron la aparición de un nutrido y valioso grupo de ilustrados
(Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Capmany, Feijoo, Floridablanca, Jovellanos, etc.)9
condicionado, no obstante, por el arraigo y la preponderancia del pensamiento escolástico
tradicional. La creación de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de la Medicina y
del Real Gabinete de Historia Natural (actual Museo Nacional de Ciencias Naturales), fueron
algunos de los logros de la Ilustración española, que ni mucho menos es unilateralmente
relativa a influjo francés.10
La polémica acerca de la existencia o no de una Ilustración española (polarizada en las
opiniones contrarias de Ortega y Gasset y Eugenio D'Ors11), más el añadido de una
escasamente articulada investigación posterior durante gran parte del siglo XX, atendía a
razones más políticas que científicas y tuvo como consecuencia un gran retraso en el
reconocimiento de la existencia y reconstrucción de una sólida e internacionalizada Ilustración
española o hispánica, tanto humanística como científica, empirista y cristiana, progresista pero
muy escasamente política, una tardía Ilustración universalista de gran envergadura,
encabezada por Juan Andrés, creador de la Historia universal de las letras y las
ciencias, Lorenzo Hervás y Antonio Eximeno, constructores de hecho de
la Comparatística moderna. Se trata de una nutrida gama de intelectuales, algunos de primer
orden (Miguel Casiri, Raimundo Diosdado Caballero, Juan Bautista Muñoz, Juan de la
Concepción, Pedro Franco Dávila, Antonio José Cavanilles, José Celestino Mutis, Vicente
Requeno, Juan Ignacio Molina, Pedro José Márquez, Francisco Javier Clavijero, entre otros),
en buena parte jesuitas españoles expulsos en 1767, pero también americanos y filipinos. Es
lo que se ha venido en llamar Escuela Universalista Española del siglo XVIII.12
La Ilustración en Hispanoamérica[editar]
Artículo principal: Ilustración en Hispanoamérica
Contexto histórico[editar]
Introducción[editar]
El término Ilustración se refiere específicamente a un movimiento intelectual histórico. Existen
precedentes e incluso una propia Ilustración en Inglaterra y Escocia a finales del siglo XVII,
como inmediatamente después en Alemania, si bien en su vertiente política el movimiento se
considera originalmente francés. La Ilustración francesa tuvo una expresión estética,
denominada Neoclasicismo, a diferencia de la alemana, prototípicamente Gotthold Ephraim
Lessing, que se alejaba por completo de ésta, a la que despreciaba. Desde Francia se
expandió un tipo de ilustración sociopolítica por toda Europa y América renovando
especialmente los criterios políticos y sociales. Francia, país eminentemente conservador,
quedaba por principio abocado a la revolución política. La aportación francesa es muy
discutible en el terreno de las Artes y la Literatura. La Estética como disciplina es una de las
grandes invenciones dieciochistas, inglesa (Francis Hutcheson y los empiristas) y sobre todo
alemana (especialmente a partir de Alexander Gottlieb Baumgarten).15
Según muchos historiadores, los límites de la Ilustración han alcanzado la mayor parte
del siglo XVI, aunque otros prefieren llamar a esta época la Era de la Razón. Ambos períodos
se encuentran en cualquier caso, unidos y emparentados, e incluso es igualmente aceptable
hablar de ambos períodos como de uno solo.
A lo largo del siglo XVI y siglo XVII, Europa se encontraba envuelta en guerras de religión.
Cuando la situación política se estabilizó tras la Paz de Westfalia (acuerdo entre católicos y
protestantes, 1648) y el final de la guerra civil en Inglaterra, existía un ambiente de agitación
que tendía a centrar las nociones de fe y misticismo en las revelaciones "divinas", captadas de
forma individual como la fuente principal de conocimiento y sabiduría. En lugar de esto, la Era
de la Razón trató entonces de establecer una filosofía basada en el axioma y el absolutismo
como bases para el conocimiento y la estabilidad.
Este objetivo de la Era de la Razón, que estaba construido sobre axiomas, alcanzó su
madurez con la Ética de Baruch Spinoza, que exponía una visión panteísta del universo
donde Dios y la Naturaleza eran uno. Esta idea se convirtió en el fundamento para la
Ilustración, desde Isaac Newton hasta Thomas Jefferson.
La Ilustración estaba influida en muchos sentidos por las ideas de Blaise Pascal, Gottfried
Leibniz, Galileo Galilei y otros filósofos del período anterior. El pensamiento europeo
atravesaba por una ola de cambios, ejemplificados por la filosofía natural de Sir Isaac Newton,
un matemático y físico brillante. Las ideas de Newton, que combinaban su habilidad de
fusionar las pruebas axiomáticas con las observaciones físicas en sistemas coherentes de
predicciones verificables, proporcionaron el sentido de la mayor parte de lo que sobrevendría
en el siglo posterior tras la publicación de sus Philosophiae Naturalis Principia Mathematica.
Pero Newton no estaba solo en su revolución sistemática pensadora, sino que era
simplemente el más famoso y visible de sus ejemplos. Las ideas de leyes uniformes para los
fenómenos naturales se reflejaron en una mayor sistematización de una variedad de estudios.
Si el período anterior fue la era del razonamiento sobre los principios básicos, la Ilustración se
dedicó a buscar la mente de Dios mediante el estudio de la creación y por la deducción de las
verdades básicas del mundo. Esta visión de algún modo puede haber llegado hasta nuestros
días, en los que la creencia de los individuos en las verdades es más provisional, pero en
aquel momento, la verdad era una noción poderosa, que contenía las nociones básicas sobre
la fuente de la legitimidad de las cosas.
Portada de Elementos de la filosofía de Newton (1738), que Voltaire y Émilie du Châteletpublicaron con
gran éxito. En ella, explicaron de forma sencilla los principios básicos de los descubrimientos
de Newton en matemáticas, astronomía y óptica, haciendo accesible la nueva física para el público
francés.
El siglo XVIII constituye, en general, una época de progreso de los conocimientos racionales y
de perfeccionamiento de las técnicas de la ciencia. Fue un período de enriquecimiento que
potenció a la nueva burguesía, si bien se mantuvieron los derechos tradicionales de los
órdenes privilegiados dentro del sistema monárquico absolutista. Sin embargo, la historia del
siglo XVIII consta de dos etapas diferenciadas: la primera supone una continuidad del Antiguo
Régimen (hasta la década de 1770), y la segunda, de cambios profundos, culmina con la
Revolución estadounidense, la Revolución francesa y Revolución Industrial en Inglaterra.
Esta corriente abogaba por la razón como la forma de establecer un sistema autoritario ético.
Entre 1751 y 1765 se publicó en Francia la primera Encyclopédie, de Denis Diderot y Jean Le
Rond D'Alembert, que pretendía recoger el pensamiento ilustrado. Querían educar a la
sociedad, porque una sociedad culta que piensa por sí misma era la mejor manera de
asegurar el fin del Antiguo Régimen (el absolutismo y las dictaduras se basan en la ignorancia
del pueblo para dominarlo). En su redacción colaboraron otros pensadores ilustrados
como Montesquieu, Rousseau y Voltaire. Por lo demás, existen lados oscuros en la Ilustración
enciclopedista francesa: de una parte aquello que se refiere a ciertos aspectos plagiarios en la
realización de la Enciclopedia como proyecto intelectual y las circunstancias confusas que la
rodearon; de otra el extremado y gratuito proceso sanguinario a que innecesariamente
condujo, razón ésta que llevó a Friedrich Schiller a rechazar la carta de ciudadano de París y
elaborar una teoría de la revolución sin violencia.16
Los líderes intelectuales del movimiento enciclopedista se consideraban a sí mismos la élite
de la sociedad, cuyo principal propósito era liderar al mundo hacia el progreso, sacándolo del
largo periodo de tradiciones, superstición, irracionalidad y tiranía (periodo que ellos creían
iniciado durante la llamada Edad Oscura). Este movimiento trajo consigo el marco intelectual
en el que se produciría la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución
francesa, así como el auge del capitalismo y el nacimiento del socialismo. Frente a la
dominante música del barroco europea, las artes en Francia responderán al
movimiento Neoclásico y Rococó.
Kant en su madurez.
Otro destacado movimiento filosófico del siglo XVIII, íntimamente relacionado con la
Ilustración, se caracterizaba por centrar su interés en la fe y la piedad. Sus partidarios trataban
de usar el racionalismo como vía para demostrar la existencia de un ser supremo. En este
periodo, la fe y la piedad eran parte integral en la exploración de la filosofía natural y la ética,
además de las teorías políticas del momento. Sin embargo, prominentes filósofos ilustrados
como Voltaire y Jean-Jacques Rousseau cuestionaron y criticaron la misma existencia de
instituciones como la Iglesia y el Estado.
El siglo XVIII vio también el continuo auge de las ideas empíricas en la filosofía, ideas que
eran aplicadas a la política económica, al gobierno y a ciencias como la física, la química y
la biología.
En la historia nada es casual, un hecho es la consecuencia inevitable de otros que lo
precedieron. La Revolución francesa, si bien tuvo otras causas, no hubiera sido posible sin la
presencia del iluminismo que, poniendo luz sobre el oscurantismo de la Edad Media se alejó
de los dogmas religiosos para explicar el mundo y sus acontecimientos, para hacerlos a la luz
de la razón.
El iluminismo tampoco hubiera existido de no haberlo precedido un debilitamiento del poder de
la Iglesia a causa de la reforma protestante, que dividió al mundo cristiano; y del humanismo,
movimiento filosófico que centró en el hombre el objeto de las preocupaciones terrenales,
quitando a la religión ese privilegio y desechando el teocentrismo.
Voltaire, Cándido
Características[editar]
En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70 % de los europeos eran
analfabetos, la intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que
podría desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la
transformación y mejora de todos los aspectos de la vida humana.
Para entender correctamente el fenómeno de la Ilustración hay que recurrir a sus fuentes de
inspiración fundamentales: la filosofía de Descartes -basada en la duda metódica para admitir
solo las verdades claras y evidentes- y la revolución científica de Isaac Newton, apoyada en
unas sencillas leyes generales de tipo físico. Los ilustrados pensaban que estas leyes podían
ser descubiertas por el método cartesiano y aplicadas universalmente al gobierno y a las
sociedades humanas. Por ello la élite de esta época sentía enormes deseos de aprender y de
enseñar lo aprendido, siendo fundamental la labor desarrollada
por Diderot y D'Alembert cuando publicaron la Encyclopédie raisonée des Sciences et des
Arts entre 1751 y 1765, inspirada por los principios laicos y materialistas de la burguesía
francesa y completada en 1764 con el crítico Dictionnaire philosophique, de Voltaire.
Como característica común hay que señalar una extraordinaria fe en el progreso y en las
posibilidades de los varones y mujeres para dominar y transformar el mundo. Los ilustrados
exaltaron la capacidad de la razón laica para descubrir las leyes naturales y la tomaron como
guía en sus análisis e investigaciones científicas. Defendían la posesión de una serie
de derechos naturales inviolables, así como el reformismo frente al abuso de poder
del absolutismo y la rigidez de la sociedad estamental del Antiguo Régimen; fue precisamente
el fracaso de este reformismo el que convirtió a la Ilustración en Liberalismo al estallar
la Revolución francesa. Criticó la intolerancia en materia de religión, las formas religiosas
tradicionales y al Dios castigador de la Biblia, y rechazó toda creencia que no estuviera
fundamentada en una concepción naturalista de la religión. Estos planteamientos,
relacionados íntimamente con las aspiraciones y valores laicos y materialistas de
la burguesía ascendente, penetraron en otras capas sociales potenciando un ánimo crítico
hacia el sistema económico, social y político establecido por los estamentos nobiliario y
clerical que culminó en la Revolución francesa.
Antropocentrismo: Hay un nuevo Renacimiento en que todo gira en torno al ser humano y en
particular en torno a su razón material y sensible de forma aún más pronunciada que en
el siglo XVI, aunque el papel que entonces jugó Italia lo desempeña esta vez Francia. La fe se
traslada de Dios al hombre: hay confianza y optimismo en lo que éste puede hacer, y se
piensa en que el progreso (surge en este siglo la palabra) humano es continuo e indefinido,
(Condorcet escribe su Cuadro de los progresos del espíritu humano) y los autores modernos
son mejores que los antiguos y los pueden perfeccionar. Se formuló la filosofía
del optimismo (Leibniz) frente al pesimismo característico de la Edad Media y el Barroco. La
sociedad se seculariza y la noción de Dios y la religión empieza a perder, ya definitivamente
(como había empezado a mediados del XVII con la Paz de Westfalia), la importancia que en
todos los órdenes había tenido hasta ahora; se desarrolla una cultura exclusivamente laica e
incluso antirreligiosa y anticlerical. Empiezan a formularse las expresiones más tolerantes de
espiritualidad: nihilismo libertario (Casanova, Pierre Choderlos de
Laclos), Masonería, deísmo (Voltaire), agnosticismo; incluso se formulan ya claramente las
propuestas del ateísmo (Pierre Bayle, Baruch Spinoza, Paul Henri Dietrich) y el libertinismo,
expuesto por algunos personajes de novelas escandalosas de la época (Marqués de Sade,
etc.). La atención a los aspectos más oscuros del hombre constituye lo que se ha venido a
llamar "la cara oscura del siglo de las luces".
Racionalismo: Todo se reduce a la razón y la experiencia sensible, y lo que ella no admite no
puede ser creído. Durante la Revolución francesa, incluso se rindió culto a la «diosa Razón»,
que se asocia con la luz y el progreso del espíritu humano (Condorcet). Las pasiones y
sentimientos son un mal en sí mismos. Todo lo desprovisto de armonía, todo lo desequilibrado
y asimétrico, todo lo desproporcionado y exagerado se considera monstruoso en estética.
Hipercriticismo y su subsecuente reformismo: Los ilustrados no asumen sin crítica
la tradición del pasado: con la Enciclopedia se replantean todo el conocimiento anterior
filtrándolo a la luz de la razón y desdeñan cuanto no se somete a los principios laicos y
materialistas que esta impone. Por ello desdeñan toda superstición y superchería (los "errores
comunes" de Benito Jerónimo Feijoo), incluyendo a menudo la religión. Los consideran signos
de oscurantismo y de una sociedad periclitada: es preciso depurar el pasado de todo lo que es
oscuro y poco racional para construir una sociedad mejor y más pura. Se usa la literatura (el
teatro, la fábula, la sátira) para corregir los defectos de la sociedad y mejorarla (castigat
ridendo mores, "corrige riendo las costumbres", escribe Horacio): se educa, no se entretiene
sino para conseguir lo primero. La tragedia expone los funestos resultados de la pasión o
sentimiento fuera de control; la comedia ridiculiza los defectos morales del ser humano; la
fábula suministra ejemplos de conductas útiles y prudentes y antiejemplos opuestos. La
historia se empieza a documentar con rigor; las ciencias se vuelven
exclusivamente empíricas y experimentales; la sociedad misma y sus formas de gobierno
comienzan a ser sometidas a la crítica social, lo que culmina en las revoluciones al fin del
periodo. Hay un enorme deseo de utopía política, que Jean-Jacques Rousseauformula con su
concepto de voluntad general para inspirar gobiernos más justos;
igualmente, Montesquieu exige una justicia mejor preconizando el principio de separación de
poderes; la revolución americana declara buscar la felicidad aquí en la tierra y proclama el
derecho democrático a elegir los gobernantes frente al modelo monárquico. Empieza a
hablarse de constituciones. Se crean sociedades para mejorar todas las disciplinas
(academias científicas como la Royal Society, bibliotecas públicas, museos, Sociedades
económicas de amigos del país...), las ciencias (Isaac Newton, Leibniz, Georges Louis
Leclerc, Linneo, Lavoisier, Euler, Franklin), la medicina (vacuna, primeros intentos
de higienización), la tecnología (máquina de vapor, pila voltaica, reinvención de
la porcelana, lanzadera volante, lámpara de gas, cronómetro, termómetro, sextante), la
economía (Adam Smith) avanzan notablemente gracias a esta preocupación, por lo que hay
un gran crecimiento demográfico.
Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu.
La filosofía ilustrada[editar]
Immanuel Kant
La política en la Ilustración[editar]
«La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos», frase atribuida a Jean Le
Rond d'Alembert (1717-1783). Científico y pensador francés de la Ilustración, promotor de
la Enciclopedia junto con Diderot.
Al igual que otros filósofos de la Ilustración, Jean-Jacques Rousseau fue crítico con el comercio atlántico
de esclavos.18
En política surge el despotismo ilustrado que llevará pronto, aún a su pesar, a la teoría de
la separación de poderes. Se subordina el poder religioso al civil (secularización) y dentro del
religioso aparecen las primeras señales de independencia de las iglesias nacionales respecto
al absolutismo del papa (regalismo) y aparece el concepto de contrato social que se hará
fuerte con Rousseau y el socialismo utópico.
Para los ilustrados, el destino del hombre es la epicúrea felicidad, y la propia Constitución de
los Estados Unidos acogerá este propósito como uno de los derechos de los ciudadanos.
Hacia el final del siglo el liberalismo, con la Revolución francesa a partir de 1789 aunque
iniciado en Gran Bretaña de forma menos traumática con las ideas de John Locke, Adam
Smith, Jeremías Bentham y John Stuart Mill, expande las conquistas sociales de la Ilustración
por Europa y Norteamérica, dándose fin al Antiguo Régimen.
Acaba progresivamente la sociedad estamental que se viene arrastrando desde
el feudalismo y emerge una nueva clase social, la burguesía, que adquiere conciencia de su
poder económico y su impotencia política, de forma que conquistará el gobierno de su destino
a lo largo del siglo siguiente a través de diversas revoluciones (1820, 1830, 1848) en que va
ampliando su presencia en los órganos políticos del estado relegando a la aristocracia a un
papel subalterno.
En el ámbito de la jurisprudencia, Cesare Beccaria (1738-1794) publicó en Livorno en
1764 Dei delitti e delle pene,19 obra que sienta las bases de la moderna ciencia criminal.
Beccaria establece la gravedad de los delitos y la proporción de las penas a partir de los
principios de la filosofía ilustrada francesa y la teoría contractualista y utilitarista (J. Locke). El
jurista italiano entiende el delito como violación del orden social y la pena como una defensa
del mismo. En Dei delitti e delle pene plantea también una dura crítica a los métodos
judiciarios de la época (como la tortura o la pena de muerte, “ni útil ni necesaria”). Algunos
legisladores europeos asimilaron la lección de Beccaria: Catalina II de Rusia, por ejemplo,
promovió una reforma del código penal inspirada en la obra del filósofo italiano.20
La religión en la Ilustración[editar]
Véase también: Ateísmo en la Ilustración
Véase también[editar]
Ateísmo en la Ilustración
Encyclopédie
Estado laico
Filantropía
La Ilustración en España
Escuela Universalista Española del siglo XVIII
Ilustración política en Italia
Neoclasicismo
Racionalismo
Sapere aude
Siglo XVIII
República de las Letras
Características de la Ilustración
Las principales características de la Ilustración, son las siguientes:
1. El excesivo predominio de la razón, del “libre examen”, del libre
pensamiento, como guías exclusivas del hombre, no sólo en la búsqueda
del saber y el incremento de los conocimientos, sino también, en el estudio
dee su época y su cultura.
2. La crítica agua, así como el duro ataque al orden de cosas imperante, que
se manifestaron mediante una “marcada tendencia a apartarse”:
3. De lo abstracto, es decir, de lo incomprensible, en las ciencias
4. De lo revelado, esto es, de las verdades de la iglesia Católica, en religión,
propendiendo a la tolerancia.
5. De la tradición, es decir, del Absolutismo en política.
6. Por una marcada inquietud por aprender y por enseñar; por ensanchar los
conocimientos; por hacer progresar las ciencias; por lograr el desarrollo de
la cultura.
Representantes de la Ilustración
La ilustración fue, pues, obra de vigorosos pensadores, de intelectuales de
renombre, de eminentes hombres de ciencia que difundieron.
preferentemente, las nuevas ideas, así como otros conocimientos que
revolucionaron el siglo XVIII.
John Locke
Las Nuevas ideas, imbuidas de un espíritu eminentemente liberal, nacieron
por obra de aquellos famosos pensadores llamados también “filósofos”,
quienes difundieron sus nuevas concepciones, políticas, sociales, económicas,
etc., que orientaron el pensamiento europeo de aquella época, contra el
injusto sistema de gobierno imperante. Es decir, que tales teorías, que tales
ideas, se erigieron en una vigorosa corriente de opinión pública totalmente
contraria al Régimen absolutista de Francia, así como de otras naciones de
Europa y del Mundo.
Este caudal maravilloso de opiniones y pensamientos se vio grandemente
enriquecido gracias, precisamente, a la magnifica contribución de aquellos
eminentes innovadores de la ciencia económica, denominados “Economistas”,
quienes pertenecen igualmente a esta luminosa corriente intelectual de la
Nuevas Ideas.
Las Nuevas ideas, nacidas mayormente en el seno de las Burguesía, bien
pronto se divulgaron por casi todas las clases cultas de las sociedad, como,
asimismo, en el pueblo y en ciertos sectores del Clero. Igualmente lo hicieron
en algunas monarquías, en las que, soberanos liberales, dieron origen al
Despotismo Ilustrado. El medio más eficaz de difusión de las Nuevas Ideas,
es decir, del pensamiento Ilustrado, fue la Enciclopedia, monumental
diccionario de los conocimientos humanos hasta entonces logrados.
Estas nuevas ideas perseguían fundamentalmente:
1. En el Orden Político: La abolición del Régimen Absolutista y el
establecimiento de la soberanía popular; asimismo, el reconocimiento de la
libertad individual.
2. En el Orden Social: El establecimiento de la justicia para todas las clases
de la sociedad; así como el reconocimiento de la igualdad entre todos los
hombres.
3. En el orden Económico: La libertad de comercio e industria y, asimismo,
el pago de impuestos por todos los ciudadanos, sin distinciones ni
privilegios.
Influencia de la Ilustración
Los Filósofos
Los Filósofos, denominados también pensadores políticos, fueron aquellos
escritores de gran talento, intelectuales de renombre, que estudiaron con
ahínco la situación política y social de Francia como de otras naciones de
Europa, y luego criticaron los errores del Antiguo régimen, es decir, del
sistema absolutista hasta entonces imperante. Defendieron, por medio de sus
escritos, la abolición de la desigualdad social, de los privilegios y de la censura,
pero, preferentemente, de la monarquía absoluta. Se mostraron, pues,
partidarios del establecimiento de un gobierno elegido por el pueblo (gobierno
democrático).
Las nuevas ideas, difundidas por estos esclarecidos pensadores, ya mediante
sus propios libros, o por medio de la Enciclopedia, prepararon el clima, las
conciencias, para el estallido de la Revolución Francesa, en razón de ello,
considerándoles como los precursores ideológicos de este grande e histórico
movimiento politicos-social.
Los principales filósofos fueron: Voltaire, Rousseau y Montesquieu, fieles
continuadores de la magnificas obra de aquel genial pensador ingles: John
Locke (1632-1704), considerado como el “Padre de las nuevas Ideas”, debido
a que fue el primero que negó la doctrina del derecho divino de la autoridad
real y que, asimismo, rechazó el sistema absolutista; concediendo en cambio,
importancia singular a la opinión de los ciudadanos en la elección de los
gobiernos, echando así las bases de la soberanía popular. Tales nuevas ideas
sacudieron desde los cimientos el absolutismo europeo.
Voltaire (1694-1778)
Voltarie, cuyo verdadero era Francisco María Arouet, nació en París y ha
logrado celebridad como literato, historiador y filosofo. Poseído de un agudo
e ingenioso espíritu, fue el critico mas implacable y demoledor del Antiguo
régimen y del clero. Para ello se sirvió de la sátira y de la burla.
De formidable talento fue, asimismo, uno de los personajes mas brillantes
del siglo XVIII y, asu vez, uno de los que mayor influencia logró ejercer en
su época y en la Revolución Francesa.
Desde Joven había sufrido las arbitrariedades del régimen absolutista
imperante en Francia, pues fue encarcelado en la Bastilla por sus “ácidas y
mordaces criticas a la sociedad, el gobierno despótico y la religión”. Viajó
luego a Inglaterra y, maravillado entonces de su gobierno constitucional,
escribió de regreso a su patria, su magistral obra: “Cartas sobre los
ingleses”, libro en el que después de examinar las doctrinas democráticas
de Locke quedó maravillado del sistema liberal ingles.
Voltaire se mostró, pues, partidario de la supresión del absolutismo y de la
desigualdad social, así como de la intolerancia religiosa. Con su espíritu
ingenioso, combativo e irónico consiguió, finalmente, que el pueblo perdiera
el respeto y el temor al Rey y a las altas clases de la sociedad.
Rousseau (1712-1778)
Juan Jacobo Rousseau, nacido en Ginebra (Suiza), está considerado como
uno de los escritores que mayor influencia ejerció en la Revolución francesa,
pues no solo se concretó a criticar los errores del absolutismo, sino que,
yendo mas alla, se mostró partidario de una reforma radical, de una reforma
total de la sociedad y el gobierno mediante la abolición de la Monarquía
absoluta y el establecimiento de la Democracia, “impuesta si fuera necesario
por la fuerza de la Revolución”. Rousseau afirmó, asimismo, que la ley es la
expresión de la voluntad popular, y que, en razón de ello, la fuente de la
soberanía radica en el pueblo, en la nación.
Sus nuevas ideas las expuso brillantemente en sus discursos sobre el Origen
de la desigualdad de los hombres y, sobre todo, en su libro fundamental:
“El Contrato Social”.
La Enciclopedia
En el siglo XVIII salió a la luz La Enciclopedia, monumental obra publicada
en 28 tomos, verdadera recopilación de los conocimientos humanos hasta
entonces logrados (ciencias, artes, letras, política, religión y moral); autentico
diccionario razonado universal, escrito por un grupo de filósofos, economistas
y hombres de ciencia, así como por otros escritores de gran talento, entre
quienes destacaron: el filosofo Diderot y el matemático D’ Alembert, que
dirigieron la obra; colaboraron asimismo: Rousseau, Voltaire, Montesquieu,
etc.
“Entre 1751 y 1772 la Enciclopedia reunió unos sesenta mil artículos en
veintiocho volúmenes preparados por 160 colaboradores. Durante esos veinte
años sus autores debieron afrontar suspensiones, persecuciones y censuras.
Entre 1776 y 1780 apareció un suplemento de siete volúmenes”.
Entre las nuevas ideas que difundió la Enciclopedia tenemos: la de la
soberanía popular, la de la libertad individual y la de la libertad de
pensamiento, asimismo, la de la libertad de industria y comercio. Combatió,
igualmente, a las ideas religiosas y el absolutismo monárquico. La
Enciclopedia fue “el vehículo máximo de las ideas de la Ilustración”, por su
espíritu critico y liberal.
Diderot, Hizo de la
Enciclopedia la fuente ideológica de la Revolución
Ilustración
La expresión artística y estética del siglo de las luces será conocida como
neoclasicismo. En las ciencias sociales podemos ver cómo la sociología, la historia
y la geografía cobran fuerza. La cartografía alcanza grandes logros dejando al
planeta casi sin espacios desconocidos. Los círculos polares y algunas regiones en
el África quedan aún sin poder ser cartografiadas del todo.
Personajes destacados
Algunos de los personajes históricos más renombrados de la Ilustración fueron:
Voltaire en Francia, Montesquieu, Rousseau, Buffon y Diderot, entre otros.
Mientras que en España algunos de los destacados fueron Cabarrús, Capmany y
Feijoo.
Sin embargo, no todo se limitó al territorio europeo, ya que para esa época
América ya había sido descubierta y por lo tanto, las ideas de la Ilustración
lograron embarcarse rumbo al nuevo continente de la mano de José R. Campoy,
Francisco Clavijero y Eugenio Espejo.
Características de la Ilustración
Todos los rasgos de la Ilustración pueden resumirse a la búsqueda de las
verdades concretas y al ímpetu marcado de la ciencia, especialmente de la
física.
Debido a la gran analfabetización de las personas de ese siglo, una de las metas
de los pensadores de la época era poder transmitir lo aprendido a los demás. Esto
queda evidenciado en el movimiento enciclopedista, el cual, como su mismo
nombre lo sugiere, reunía todo tipo de conocimientos en tomos y escritos.
Es menester aclarar que estas ideas surgieron dentro de una clase social
determinada: La burguesía ascendente, pero que el movimiento se extendió a
otras clases sociales, haciendo mella en ellas, colocando los cimientos hacia lo que
se conoce como la Revolución Francesa.
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