Simone De Beauvoir estudio las condiciones que hicieron posible que la mujer se considerara el

“Otro”, y por consiguiente no pudiera formarse un “nosotras”, una comunidad femenina. Esta condición
del otro es producto de las construcciones culturales-sociales sobre el sexo, que hizo posible tal
alteridad, que la mujer no se puede pensarse ni determinarse sin el hombre, pero este sin ella puede.
Esta construcción de opresión y la imposibilidad de las mujeres de construir una “promiscuidad
espacial” se debe a que ellas han carecido de herramientas para poder oponerse al hombre, no tiene
religión, historia o un pasado que le sean propios. Por lo tanto, la mujer al carecer de tales medios no
puede reivindicarse como “sujeto”, sino que además tiene un lazo necesario que la une al hombre,
como económicos, legales, morales, y por eso muchas veces se complace con el rol de ser el “Otro” .
La autora dice “para demostrar la inferioridad de la mujer, los antifeministas apelaron entonces, no solo
a la religión, la filosofía y la teología, como antes, sino también a la ciencia: biológica, psicológica
experimental, etc.”(De Beauvoir, 1949.p.8).
Con respecto al materialismo histórico, desde la perspectiva de Engels la historia de la mujer va de la
mano con la evolución de la técnica. Ya que, en la sociedades primitivas, la mujer era poderosa y sus
técnicas de trabajo le daban lugar a un importante papel en la vida económica. Pero la mujer fue
destronada por el hombre, cuando este descubrió el bronce y se dio la propiedad privada abriendo
paso a nuevas técnicas que la mujer no puedo dominar, surgiendo así la dominación del hombre hacia
la mujer. Sin embargo, dice Engels, que la mujer encuentra su igualdad con el hombre en el mundo
moderno con las máquinas. Pero esta igualdad está condicionada por la resistencia de costumbres
paternalistas que devienen de las sociedades primitivas y estas se van a derrumbar cuando la
sociedad socialista sea una realidad en el mundo.
La autora critica la tesis de Engels, dice que resulta imposible deducir que la mujer haya sido oprimida
por la aparición de la propiedad privada, o nuevas técnicas de trabajo. Porque si originalmente no
existiese esa conciencia humana de querer dominar al otro, y existiese una división de trabajo en
términos amistosos, no existiría tal opresión hacia la mujer. También, Simone De Boeauvoir crítica la
tesis que afirma que el socialismo democrático es el fin de la opresión de la mujer y que es por lo
tanto, la solución de la cuestión que supone la capacidad reproductiva de la mujer. Porque en vano
pretende ignorar el carácter sexual de la humanidad. Porque por más que el socialismo derrumbe a las
clases sociales, la diferenciación sexual seguiría vigente.
En la rama del psicoanálisis Simone De Boeauvoir expone los análisis de Freud y Adler. El primero
expone una teoría de la mujer (el complejo de Electra) calcado de la descripción del hombre (complejo
de Edipo). En términos resumidos, el niño siente miedo a la castración que puede llegar a hacerle el
padre y se refugia en la madre, por otro lado, la niña al darse cuenta que no tiene pene se refugia en
la madre y se enamora del padre, sintiéndose inferior y envidiando a su hermano por tener pene. La
autora dice que Freud supone varias cosas; por ej. que la niña se enamora del padre, también que
siente envidia a su hermano por no tener pene, siendo que hay niñas que cuando lo descubren (a una
edad ya avanzada y por vista) les causa hasta disgusto. Por otro lado, Adler explica que el síntoma de
inferioridad de la niña no es por ausencia de pene, sino por el conjunto de situaciones (privilegios) que
tiene el poseer tal miembro en la sociedad.
Es así que el psicoanálisis se basa en la sexualidad como punto de partida de todo, de que el cuerpo
es la verdad del hombre, pero lo que no ve el psicoanálisis, dice la autora, que no hay que tomar a la
sexualidad como dato irreductible sino que el hombre tiene en su esencia la “búsqueda del ser”, que
las personas tienen como interés original el mundo que las rodea y tratan de descubrirlo con el trabajo,
el arte, etc.