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Introducción 2
Antecedentes 3
Análisis positivo 5
Antecedente Normativo 9
Conducción compulsiva 11
Teroría constitucional 13
Teoría Penal 14
Análisis Económico 16
Referencia Bibliográfica 22
Introducción
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Antecedentes
Desde un punto de vista del derecho comparado casi todos los países de
nuestra región contaban desde hacía algunos años con códigos de proceso
penal modernos; es el caso de Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay y Venezuela.
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El Título Preliminar dedicado a los Principios Rectores del Proceso Penal
ratifica que el Ministerio Público es titular del ejercicio público de la acción penal
y que tiene el deber de la carga de la prueba; y que corresponde al órgano
jurisdiccional la dirección de la etapa intermedia y, especialmente, del
juzgamiento. Reconoce el principio de Legitimidad de la prueba, el Derecho de
Defensa, al tiempo que Garantiza los derechos de la víctima.
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Análisis positivo
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Resultados del análisis de las disposiciones de conducción compulsiva
de los años 2010 al 2017 de la Fiscalía Provincial Penal Corporativa de
Cajabamba.
Fuente: 1ºFPPCC
7 = 30%
13 = 70%
Fuente: 1ºFPPCC
6
Fuente: 1ºFPPCC
IMPUTADOS CONDUCIDOS
COMPULSIVAMENTE QUE PRESTARON
SU DECLARACIÓN
DELCARARON NO DECLARARON
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Fuente: 1ºFPPCC
7
Fuente: 1ºFPPCC
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Antecedente Normativo
El artículo 2.2 de la Ley Fundamental de Bonn señala que “Cada uno tendrá
derecho a la vida y a la integridad física y será inviolable la libertad de la persona.
Estos derechos sólo podrán verse afectados en virtud de una ley”. Articulado que
guarda relación con lo prescrito en el artículo 7.1 y 7.2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica)
establece que “Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad
personal”, “Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y
en las condiciones 37 fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de
los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas”.
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un ordenamiento jurídico como el nuestro, en el que los Jueces y Magistrados
se hallan sometidos “únicamente al imperio de la Ley” y no existe, en puridad, la
vinculación al precedente (...), constituye, en definitiva, el único modo efectivo de
garantizar las exigencias de seguridad jurídica en el ámbito de los derechos
fundamentales y las libertades públicas”
Según Muller Solón (2010) indica que; Para lograr el objetivo que persigue
la investigación del delito, la policía llevara a cabo algunas diligencias que se
consideran necesarias, pero con la presencia de las personas involucradas o
terceros que pueden coadyuvar. Para ello y conforme lo detalla el art. 331º del
NCPP, las citaciones que en el curso de las investigaciones realice la policía a
las personas pueden efectuarse hasta por tres veces.
Las citaciones son actos procesales que se realizan a las victimas, testigos,
peritos u otro con la finalidad de llevar a cabo alguna diligencia para recibir su
declaración o efectuar un reconocimiento u otra diligencia, ello tiene que ser
dentro del marco del respeto al derecho a la defensa.
Por otro lado, el art. 66º del NCPP establece que, en caso de inconcurrencia
a una citación debidamente notificada bajo apercibimiento, el Ministerio Público
puede disponer la conducción compulsiva del omiso por intermedio de la Policía
Nacional. Esto quiere decir que tanto el Ministerio Público como la policía a
través del primero, pueden disponer la conducción compulsiva de la persona que
haya sido citada en reiteradas oportunidades (tres veces para el caso de la
policía).
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Hay que tener en cuenta al respecto que no estamos ante un mandato de
detención, si no más bien de retención, pues el Fiscal, como es sabido, no tiene
función jurisdiccional, pero como director de la investigación necesita de
mecanismos que ayuden a la búsqueda de la verdad, por lo que la policía
encargada de ubicar y conducir al citado compulsivamente deberá tener el
cuidado de no recluir al retenido en ambientes destinados a la detención de las
personas y en la medida de lo posible, conducirlo de manera inmediata al
Despacho Fiscal o ante el Policía encargado de la investigación, considerando
que el fin de esta medida es que se realice la diligencia para la cual ha sido citada
la parte, que debido a su inasistencia ha obligado al que el Fiscal ordene su
conducción compulsiva.
Conforme a ello, esta facultad del Ministerio Público, debe ser entendida en
la Policía como una posibilidad de poder efectuar la conducción compulsiva de
las personas en aquellos casos en que, habiendo recibido la delegación de
efectuar algunos actos de investigación, las personas citadas no concurran al
Despacho Policial, por lo que, agotada la vía de la persuasión mediante tres
citaciones debidamente acreditadas y formalmente efectuadas, solicitarán al
Fiscal del caso, su conducción.
Conducción compulsiva
Para Sánchez Luis (2015), el Decreto Legislativo Nº.1206 regula medidas para
dotar de eficacia a los procesos penales tramitados bajo el Código de
Procedimientos Penales de 1940 y el Decreto Legislativo Nº.124, el cual ha
incorporado un nuevo concepto en la situación jurídica de la contumacia y
ausencia como es la “conducción compulsiva del imputado”.
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de sentencia e incumple con presentarse. En el segundo caso, se trata del
ausente, imputado que nunca ha tenido conocimiento que se encuentra
procesado por un cargo penal, desde la etapa policial, preliminar, investigación,
instrucción o juicio oral, disponiéndose para su concurrencia, su ubicación y
captura e impedimento de salida del país, para lo cual se oficia a la Policía
Nacional del Perú, para su aprehensión y conducción al imputado al juzgado sala
que lo requiere para su juzgamiento.
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Teroría constitucional
Los efectivos policiales son los custodios del orden público, quienes, por su
ubicación en la escena del crimen, están en la posibilidad de actuar de forma
inmediata, a fin de arrestar a los agentes delictivos e impedir la continuación del
delito, poniendo a buen recaudo a la victima de ser el caso. Es decir, solamente
está permitido restringir la libertad personal a un ciudadano por cuestiones
puramente excepcionales sin que se requiera cuestiones basada en
arbitrariedades, perjuicios, automatismos u otros similares.
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observar la más exhaustiva valorización por parte del Juez que la dictamine,
basándose en la apreciación normativa, probatoria y razonada que le permita
formarse convicción y disponga la aprehensión de la persona. (2004. p. 750 y 751).
Teoría Penal
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Tal como puede verse de la redacción de artículo 2° inciso (24 literal b y f;
46°, 51° y 138° segundo párrafo de la Constitución Política del Perú, así como
del inciso 1) del artículo 66° del Código Procesal Penal, existe un conflicto
normativo evidente respecto a la constitucionalidad de la norma procesal penal -
Código Procesal Penal-, toda vez que la única autoridad facultada para ordenar
la detención de una persona en estricto sensu según mandato constitucional
seria el Juez previa resolución escrita y debidamente motivada, esto quiere decir
que el Fiscal por ningún motivo puede ordenar la detención de una persona so
pretexto de ampararse en una disposición de conducción compulsiva, ya que de
hacerlo vulneraria no solo el derecho a la libertad de tránsito o libertad
ambulatoria del imputado sino también el sistema constitucional, toda vez que la
constitución prevalece sobre toda norma legal y que de existir incompatibilidad
entre una norma constitucional y una norma legal, los Jueces, Fiscales o
cualquier otra autoridad deben preferir la Constitución.
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Análisis Económico
Dadas las severas limitaciones de las otras dos nociones, aquí nos va a interesar
la noción de racionalidad instrumental o de medio(s) a fin(es). En este sentido,
se considera que se actúa eficientemente cuando:
a) con los medios de los que se dispone se satisface la máxima cantidad de fines,
es decir, se tasan los medios y se maximiza los fines- o, alternativamente,
cuando
b) se consigue un fin (o fines) con el menor costo posible -en esta ocasión, se
tasan el/los fines y se minimizan los medios precisos para conseguirlos.
La mayor parte del análisis normativo que se lleva a cabo desde el AED se
detiene en las consideraciones de eficiencia en sentido instrumental, sin
complementarlas con ulteriores reflexiones de tipo ético. Esto suele alienar a los
críticos, en opinión de los cuales el AED,
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resulta fatalmente incompleto. Sin embargo, la crítica es injusta, toda vez que
nada impide acceder desde este análisis instrumental al peldaño ulterior del
razonamiento práctico, el ético, y utilizar las consideraciones axiológicas como
estancia de evaluación y aprobación (o no) de las conclusiones obtenidas en el
análisis instrumental.
Existe amplio acuerdo en que el primer uso sistemático de este tipo de análisis
se debe a Beccaria y Bentham, quienes lo utilizaron (con éxito) para criticar los
sistemas penales de su época. Ambos autores basaron su análisis positivo en
una concepción antropológica del hombre.
cómo ser sensual y racional guiado por su propio interés, y su análisis normativo
en la teoría ética utilitarista. A pesar de tan distinguido inicio, sin embargo, el
ascenso del positivismo criminológico y sus planteamientos más deterministas
(sean de corte biológico, social, o mixtos), sepultó este modo de análisis basado
en la racionalidad, que ya no resurgiría hasta casi doscientos años después, en
1968, cuando Gary Becker publicó su seminal artículo “Crime and Punishment:
An Economic Approach” y sentó las bases sobre las que se ha edificado el resto
de la literatura.
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La decisión de delinquir
A partir de esta noción se puede construir una función que pone en relación el
número de delitos que comete un sujeto con la probabilidad de que su conducta
sea detectada y objeto de condena, el castigo que se le impondrá en caso de ser
condenado y otras variables, como la renta que puede obtener mediante otras
actividades (legales o ilegales) o su predisposición a cometer un acto ilegal
Como puede inferirse de lo anterior, las penas, que son incentivos negativos, no
son el único medio de prevenir el delito. La teoría de la elección racional también
predice que una mejora de los incentivos positivos, por ejemplo, mediante una
mejora de las posibilidades laborales, tendrá así mismos efectos preventivos. Sin
embargo, y dado el objeto que me he marcado en este trabajo (mostrar los
resultados del análisis económico de las penas, me ceñiré a esta única
posibilidad preventiva, reiterando una vez más que tal restricción se debe
únicamente al objetivo de esta contribución y en ningún caso es reconducible al
método del análisis económico del Derecho. Éste, bien al contrario, no sólo
puede, sino que obliga a indagar las posibilidades de los incentivos positivos y
en general de los no punitivos
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La asignación eficiente de los recursos sociales en la prevención del
delito.
El análisis positivo de las penas en términos de homo oeconomicus nos indica
que, dada una probabilidad suficiente de ser castigados, los eventuales
delincuentes resultarán disuadidos. La siguiente cuestión (siguiendo dentro del
modelo y no contrastándolo todavía con la realidad), es la de la eficiencia. En
este punto, la percepción más usual entre los penalistas es que el objetivo del
análisis económico es acabar con el delito y que para ello sigue una lógica
preventivo-general negativa con tendencia a la intervención policial masiva, la
exasperación punitiva y el recorte de derechos y garantías. Sin embargo, la
preocupación del análisis económico no es acabar con el delito, sino otra muy
distinta, que resumió brillantemente Becker en su artículo fundacional:
¿Cuántos recursos y cuánto castigo debería usarse para aplicar diferentes tipos
de legislación? Expresado de forma equivalente pero quizás más extraña:
¿cuántos delitos deberían permitirse y cuántos criminales deberían dejar de ser
castigados?
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Sin embargo, cumpliendo on mi auto-impuesta restricción, en esta contribución
voy a ocuparme sólo del análisis de eficiencia de las distintas posibilidades
punitivas, y lo haré distinguiendo dos cuestiones: la eficiencia comparativa de los
distintos tipos de pena y la eficiencia comparativa de distintas configuraciones
de la misma pena.
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Referencia Bibliográfica
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Sánchez, P. (2004). Manual de Derecho Porcesal Penal. Lima: Gaceta Jurídica.
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