Está en la página 1de 12

...............ISSN: 1794-9998 / Vol. 3 / No. 2 / 2007 / pp. 227-238...............

Supervisión de psicoterapeutas sistémicos:


un crisol para devenir instrumentos de cambio

Supervision of sistemic psychotherapists: An amphora


to provide instruments of change

Ángela Hernández Córdoba* Resumen


Universidad Santo Tomás, Bogotá
Este artículo es una reflexión basada en mi ya larga
experiencia como supervisora de psicoterapeutas en
formación. Comprendo la supervisión como un esce-
nario clínico-formativo y como un proceso generativo
Recibido: Marzo 27 de 2007
y transformador en el cual las personas desarrollan
Revisado: Mayo 2 de 2007 sus competencias. Es a la vez una forma de enseñar
Aceptado: Junio 15 de 2007 un enfoque específico de terapia y una práctica re-
flexiva sobre la propia práctica terapéutica. Como
contexto de aprendizaje y de cambio es isomórfico a
la psicoterapia, cuya dinámica relacional emerge en
el entrelazamiento de la construcción individual con
la co-construcción en el equipo. El objetivo de la su-
pervisión es activar los recursos interaccionales de los
terapeutas para que amplíen y complejicen sus posi-
bilidades de relación y sean instrumento de cambio
más versátiles y efectivos. El equipo de supervisión
siempre opera a través de conversaciones reflexivas
con el acompañiento de un supervisor que es además
soporte emocional, consultor, colega, docente y pro-
motor de una sinergia que hace de la supervisión una
fascinante experiencia vital para consultantes, tera-
peuta y supervisor.

Palabras clave: Supervisión y psicoterapia, formación


psicoterapeútica, psicoterapia sistémica, equipos te-
rapéuticos.

* Correspondecia: Ángela Hernández. Docente Maestría Psicología Clínica y de Familia, Facultad de Psicología - Universidad Santo
Tomás. Dirección postal: Carrera 7 No. 51A-13, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: angelahc@etb.net.co

REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007 227


...............................................................................................................................................................................
...............Ángela Hernández Córdoba................

Abstract
This article is a reflection based on my prolonged experience as supervisor in psychotherapist
training programs. I understand the supervision as a clinical-formative scenario and as a
generative and transformative process. It is also a way to teach a specific therapy model
and a reflexive practice on the own therapeutic practice. There is an isomorphism between
therapy and supervision and in both contexts the relational dynamics emerges in the
interaction between the individual construction with the co-construction in the supervision
team. The supervision purpose is to activate the therapists’s relational. Resources in order
to extend and diversify their relational competences, so they can become more effective
and versatile instruments of change. The supervision team operates thought reflexive
conversations with de supervisor, who is also emotional support, consultant, trainer, colleague
and advocate. This way the supervision context creates a synergy where clients, therapists
and supervisors have a fascinating existential experience.

Key words: Supervision and psychotherapy, psychotherapeutic formation, systemic


psychotherapy, therapeutic equipment

Introducción pia y supervisión, los presupuestos paradigmáticos


y epistemológicos subyacentes y algunas
Este artículo es producto de la reflexión sobre mi implicaciones éticas de esta modalidad de trabajo
experiencia como supervisora de psicoterapeutas clínico y formativo.
en formación en la Maestría de Psicología Clínica
y de Familia de la Universidad Santo Tomás de Si bien la supervisión de psicoterapeutas es una
Bogotá por más de doce años. Como no ha sido práctica muy especializada, explicitar cómo se
una reflexión en solitario, este texto intenta en- hace y bajo cuáles presupuestos, responde a un
carnar muchas conversaciones con los colegas y deber ético y social, en la medida en que los cole-
los estudiantes sobre la supervisión, cuyo ejerci- gas de otros enfoques, los profesionales con quie-
cio trasciende a una mera actividad académica nes colaboramos en la atención de problemas de
para convertirse en una experiencia de transfor- salud mental y la población en general, deben com-
mación vital de todos los participantes: los prender la lógica de nuestro accionar, en coheren-
consultantes, los terapeutas en formación, el su- cia con el espíritu de construcción y de validación
pervisor mismo e indirectamente los remitentes y colectiva del conocimiento producido de nuestra
las instituciones de donde proceden los casos. A su práctica en la Maestría.
vez, los procesos, las necesidades y los contextos
cambiantes para el desarrollo de la supervisión En otras palabras, asumo que en este momento
siempre han movilizado a la Maestría en cuanto histórico, cuando la sociedad ofrece tan amplio
organización viva en evolución. “menú” de modalidades de ayuda y de servicios
para aliviar el sufrimiento psíquico, es indispensa-
Mi memoria no me alcanza para relatar ordenada- ble para quienes pretendemos darle a nuestra prác-
mente esa evolución, por lo cual tan solo preten- tica un carácter verdaderamente disciplinar, ser
do dar cuenta de cómo comprendo la supervisión capaces de dar cuenta con rigor académico de
en cuanto escenario clínico-formativo; cómo son aquello que hacemos, más aún cuando el ejercicio
los procesos para activar el aprendizaje y el cam- de la psicoterapia está siempre en el perímetro de
bio y cuáles son los isomorfirmos entre psicotera- las prácticas de poder. Porque creo además que

228 REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007


...............................................................................................................................................................................
............... Supervisión de psicoterapeutas sistémicos...............

sólo si los consultantes y los demás profesionales el curso del cambio como un proceso de aprendiza-
conocen el sentido de nuestro proceder, podremos je (Hernández, 2003).
cumplir con el imperativo ético de hacer de la psi-
coterapia una relación transformadora de sujetos Para comprender específicamente el proceso de
libres en colaboración. supervisión, me identifico con las dos acepciones
que Laura Fruggeri (2001) le atribuye, las cuales a
mi juicio son complementarias y recursivas en nues-
Cómo concibo la supervisión de
tro quehacer en la Maestría: por una parte, la su-
psicoterapeutas en formación
pervisión es una forma de enseñar un enfoque es-
En primera instancia, considero que la psicotera- pecífico de terapia, y por otra, es una práctica
pia y la supervisión son dos modos deliberados de reflexiva sobre la propia práctica terapéutica.
generar cambio a través de conversaciones que Adicionalmente, la supervisión en vivo es una ma-
proceden con modalidades y mecanismos caracte- nera particular de hacer terapia, donde el equipo
rísticos que son modelizables y deconstruibles. En conformado por el supervisor y los estudiantes es
la psicoterapia, la necesidad del cambio surge de a la vez un equipo terapéutico. Visto así, en el
la insatisfacción de los consultantes con alguna contexto de la supervisión interactúan en forma
situación vital; en la formación, del deseo de los compleja diversos actores que desempeñan dis-
psicólogos de disponerse para practicar una forma
tintos roles sociales, a los cuales se adscriben va-
particular de psicoterapia. De hecho, si la super-
riados intereses y expectativas específicas acerca
visión es un proceso generativo y transformador
de lo que ocurre en el espacio de la psicoterapia
en el cual las personas desarrollan sus competen-
cias, también la psicoterapia puede definirse de bajo supervisión, el cual constituye en sí un siste-
esta forma, pues en ambos contextos connotamos ma complejo, tal como aparece en la figura 1.

Figura1. Sistema de observación e intervención en la supervisión

REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007 229


...............................................................................................................................................................................
...............Ángela Hernández Córdoba................

Como en toda situación de interacción, la dinámica rente de su supervisor, pero también distinto de la
relacional propia del sistema de supervisión emerge persona que era antes de pertenecer al programa.
en el entrelazamiento de la construcción individual
con la co-construcción. Cuando la observación de Todos nuestros estudiantes han tenido alguna prác-
los procesos que transitan en la supervisión se tica como terapeutas o como agentes de interven-
puntúa desde la construcción individual, se enfoca ción social y la reflexión sobre ese bagaje se con-
en cómo los terapeutas confieren sentido a su mun- vierte en el motor de arranque de la formación
do, a los demás y a las situaciones que enfrentan, sistémica. Porque como afirma también Minuchin,
identificando sus sentimientos, sus premisas acer- “el estilo personal del terapeuta es el punto de
ca de la vida, sus objetivos, sus conductas y las partida. Se lo desafía para que amplíe su reperto-
conexiones entre todos estos procesos. Cuando se rio de actuación y sea capaz de responder a la
puntúa desde la co-construcción, se enfocan los variedad de consultantes y de problemas que le
modos de relación, la coordinación de acciones y pueden llegar” (1998, p. 17). Se trata de que el
clínico pueda organizarse a sí mismo en función
los juegos de lenguaje entre los consultantes y el
del cambio terapéutico sin perder su espontanei-
terapeuta y entre el terapeuta y el equipo de super-
dad, entendiendo que espontaneidad es equiva-
visión.
lente a versatilidad para actuar en armonía con
Como la construcción individual y la co-construc- las circunstancias del contexto.
ción son dos procesos simultáneos y recursivos,
En otras palabras, si la psicoterapia es un proceso
todos los participantes son coautores de la coordi-
donde los terapeutas se emplean a sí mismos, la
nación de acciones y de significados dentro de la
supervisión pretende aumentar la complejidad de
cual se generan los procesos individuales. Esto
sus intervenciones. Estas metas convierten a la
implica que en la supervisión se develan los mar-
supervisión en un proceso muy íntimo porque las
cos teóricos, los prejuicios, los valores, la ideolo-
preferencias de los estudiantes están unidas a su
gía y las vivencias previas del terapeuta, relevan- historia y a su estilo personal y en consecuencia el
tes para el adecuado manejo del caso, al tiempo supervisor es responsable de generar un contexto
que se metaobservan las pautas de interacción de protección y de respeto a los límites de la vida
entre los distintos actores y se reflexiona sobre privada de cada participante en el proceso de trans-
las formas de conducir la conversación, tanto en formación.
la terapia como en la supervisión.
Al igual que en el trabajo con los consultantes, el
El foco sobre la construcción individual corresponde objetivo es activar los recursos interaccionales
además a la premisa de que el instrumento funda- subutilizados por los terapeutas en formación, de
mental en el ejercicio de la psicoterapia es el te- modo que amplíen y complejicen sus posibilida-
rapeuta. Para nuestros efectos esto significa que des de relación para que sean instrumento de cam-
quienes se inscriben en la Maestría quieren llegar bio más versátiles y efectivos.
a ser terapeutas sistémicos, en buena medida por-
que su propia visión de la vida y de los problemas No obstante, la eficacia de la psicoterapia no de-
humanos ya coincide con las explicaciones pende sólo de la persona del terapeuta. Sus com-
contextuales y ecológicas propias del enfoque, las petencias para crear el contexto generador del
cuales han conocido en sus estudios de pregrado o cambio se desarrollan en la reflexión sobre la prác-
a través de su experiencia laboral; además, tica, lo cual le exige descentrarse de sí mismo para
intuitiva o directamente saben que este programa internarse en los mundos de los consultantes, para
no pretende enseñar técnicas para hacer terapia, navegar por las distintas comprensiones teóricas y
sino que es un proceso que los transforma como clínicas sobre las problemáticas, para conectarse
personas. Porque como dice Minuchin (1998), en con los remitentes de los casos e incluir sus inter-
la formación exitosa emerge un terapeuta dife- venciones en las redes de relaciones sociales e

230 REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007


...............................................................................................................................................................................
............... Supervisión de psicoterapeutas sistémicos...............

institucionales que se activan con la creación del consultante, la acción que se desencadena está
sistema de ayuda. Es decir, debe aprender a tran- determinada por ambos, pero en la terapia estra-
sitar con agilidad entre la autorreferencia y la tégica la conducción del proceso está en manos
heterorreferencia, como un agente que recorre del terapeuta. Este debe proponer versiones vero-
la red relacional que configura y propicia nuevas símiles de los problemas y de las soluciones, acor-
comprensiones y nuevas conexiones entre los dar propósitos del proceso terapéutico, diseñar
nodos. intervenciones para alcanzarlos, examinar las res-
puestas que recibe para corregir su enfoque del
Así se conjugan las epistemologías constructivistas caso y evaluar la eficacia de la terapia.
y construccionistas, las cuales comparten el prin-
cipio de que la realidad es una construcción que Porque aquí lo estratégico no es tanto una teoría
surge en la interacción y en el lenguaje. Al decir sobre los problemas humanos y sus soluciones, sino
de Varela (1979, citado por Fruggeri, 2001), en una postura por la cual el terapeuta reconoce como
vez de considerarlas opuestas, es útil pensar que una premisa la influencia mutua que circula entre
son dimensiones “imbricadas”, que interjuegan con él y los consultantes y la asume como el contexto
la cognición y la comunicación, la subjetividad y mismo del cambio. En consecuencia, se hace car-
las relaciones, la semántica y la pragmática, los go de conducir las sesiones, no con base en un
sistemas observados y los sistemas observantes, programa rígido de acción, sino en una compren-
las narrativas, las acciones, las emociones y los sión compleja de la situación, a la cual se remite
pensamientos. Esto quiere decir que si bien tales como a un mapa hipotético sobre el cual ubica las
dimensiones son diferentes e irreductibles la una rutas de intervención y las va ajustando con la ple-
a la otra, cada una de ellas emerge en relación na participación de los consultantes.
con la otra.
El enfoque estratégico opera desde la observación
Me identifico con Haley (1997) en que la supervi- de las personas y sus complejas formas de comu-
sión debe ser coherente con la perspectiva de una nicación; la habilidad para captar cómo los senti-
terapia breve, estratégica y activa que toma en mientos y las percepciones subjetivas se modifica
cuenta el contexto social de los consultantes y por a través de la relación interpersonal y la manera
lo tanto las consecuencias ético-sociales de la in- directa de ser propositivo las palabras, las ento-
tervención, teniendo en cuenta que dentro de la naciones y los movimientos corporales. También
multiplicidad de intereses en juego en el sistema se basa en las premisas de que todas las personas
de terapia bajo supervisión, las necesidades de los pueden cambiar, que el espacio y el tiempo son
consultantes son prioritarias frente a las necesi- maleables, y que, paradójicamente, los
dades de aprendizaje. En la supervisión el equipo consultantes son dirigidos hacia la autonomía.
se organiza para ofrecer ante todo la mejor inter-
vención disponible para activar el cambio en los Como la terapia se centra en el contexto social de
consultantes, lo cual significa que, en casos que los dilemas humanos, la tarea del terapeuta resi-
resultan de difícil manejo para el terapeuta en de en diseñar la intervención en la situación social
formación, el liderazgo en la conducción del pro- donde se halla el consultante. El objetivo de esta
ceso terapéutico puede pasar transitoriamente del intervención es ante todo introducir mayor com-
terapeuta al supervisor, quien adopta con flexibi- plejidad y alternativas de interacción. Se aplica el
lidad variados roles en ese sistema de aprendizaje principio de “pensar en pequeño” cuando se trata
y de cambio. de movilizar el cambio, a partir de aquello que el
consultante trae como motivo de consulta. Se bus-
Como bien se sabe, una terapia puede considerar- can medios que verdaderamente promuevan el
se estratégica si el clínico inicia lo que ocurre en cambio, aunque las propuestas parezcan ilógicas.
ella y diseña un enfoque particular para cada pro- Es decir, se acude a intervenciones paradójicas
blema. Cuando se encuentran un terapeuta y un como mecanismo para quebrar los círculos vicio-

REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007 231


...............................................................................................................................................................................
...............Ángela Hernández Córdoba................

sos (Weakland, J., Fish, R., Watzlawick, P & Bodin, psicoterapéutica, supervisión de dicha práctica e
A., 1974), obedeciendo al imperativo ético de ayu- investigación. En esos escenarios se movilizan di-
darle a los consultantes a ampliar las opciones via- versos procesos de aprendizaje, mediatizados to-
bles para afrontar el asunto que los preocupa (Von dos por el ejercicio constante de la autorrefe-
Foerster, 1988). rencia (Estupiñán, J. Niño, J. A. y Rodríguez, D.,
2006).
La postura estratégica presupone que el
consultante sabe lo que es bueno para él y tiene Aunque los saberes y las competencias circulan
los recursos para lograrlo, por lo cual la clave con- recursivamente en esos cuatro escenarios, diría
siste en utilizar todo aquello que son y que rodea a que en los seminarios predomina la construcción
los consultantes -valores, historia, temores, etc.-, de principios explicativos, operadores y de orga-
para ayudarles a satisfacer sus necesidades en for- nización de las observaciones como relatos con
ma tal, que logren tener una vida más satisfacto- sentido dentro de contextos interaccionales.
ria. Se asume que el insight no es una condición Específicamente en la práctica psicoterapéutica y
sine qua non para que se desencadene el cambio, en la supervisión interactúan las dimensiones que
sino que por el contrario viene después de que éste se sintetizan en la figura 2.
se ha producido.
En la práctica de la psicoterapia predomina la cons-
El terapeuta reconoce que no es omnipotente y trucción de habilidades de interacción con
que la terapia es una relación paradójica porque consultantes, lo cual implica la posibilidad de re-
los cambios que puede inducir su intervención son presentarse los mundos de los otros, de usar el
limitados e inciertos, ya que dependen en última arte comunicativo para seducir -en el sentido de
instancia del consultante y no del terapeuta. Humberto Maturana- en función de un mundo po-
sible más satisfactorio para los consultantes, quie-
Por otra parte, la forma como los consultantes nes lo visualizan con la ayuda del terapeuta. En
reaccionan frente a los terapeutas se vincula con esa creación el terapeuta se calibra permanente-
los significados generados en el marco terapéuti- mente para diferenciar su marco de referencia del
co con respecto a otros contextos relacionales, y de los consultantes y para aprovechar sus emocio-
viceversa: todo lo que ocurre en el mundo del nes como fuente de retroalimentación para sí mis-
consultante afecta el proceso terapéutico mo y para el proceso terapéutico.
(Houseman, 2003). Desde una visión ecológica, el
cambio buscado por los consultantes y el aprendi- En la supervisión ocupa un lugar predominante el
zaje de los terapeutas en formación abarca un sis- desarrollo de la autorreferencia, en el sentido de
tema relacional más amplio, fuera de los actores facilitar el movimiento flexible entre el mundo
presentes en el consultorio. subjetivo emocional y conceptual del terapeuta,
la observación y la interacción con los
Pensando como lo hacen diversos formadores, en consultantes y la integración de las alternativas
que son inevitables los isomorfismos entre terapia que surgen en la conversación con el supervisor y
y supervisión (Liddle, H. y cols., 1989), diría en- con el grupo de compañeros en formación. Aquí
tonces que mi postura como supervisora es tam- también se desarrolla la habilidad para trabajar
bién estratégica y por lo tanto se acoge a los ante- en equipo terapéutico y reflexivo y se ejercitan
riores principios orientadores de la intervención. habilidades para cumplir con las tareas adminis-
trativas asociadas a la práctica, tales como man-
El lugar de la supervisión tenimiento de las historias clínicas, informes y
relaciones con las entidades remitentes, ajuste a
en la Maestría
las normas de funcionamiento de los Consulto-
Los escenarios de formación en la Maestría son rios de psicología como Institución Prestadora de
básicamente cuatro: seminarios, práctica Servicios IPS, entre otras.

232 REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007


...............................................................................................................................................................................
............... Supervisión de psicoterapeutas sistémicos...............

Figura 2. Dimensiones del proceso clínico-formativo en la supervisión de terapeutas

En ese movimiento complejo –por la diversidad de principio explicativo y como principio explicativo
niveles en interacción-, espiral y continuo –por la no explica nada; es simplemente un acuerdo so-
circularidad, la recursividad y la historicidad a tra- cial convencional para describir los procesos
vés de la existencia del sistema terapéutico y del relacionales complejos de influencia y de control,
de formación-, van surgiendo en forma articulada presentes en toda relación.
nuevas construcciones de las situaciones vitales
en juego. Esas nuevas construcciones se eviden- Por esta razón, considero que en el contexto uni-
cian en los relatos que se cuentan, en las formas versitario institucional es mejor reconocer su pre-
de interactuar y en la posibilidad de generar nue- sencia, porque inevitablemente el supervisor res-
vos eventos y vivencias que hacen virar el curso
ponde por la contención de la situación de super-
de las vidas de los involucrados, teniendo en cuen-
visión y sus apreciaciones determinan en buena
ta, como ya se ha dicho, que la terapia y la forma-
medida la aprobación de los semestres y los avan-
ción son procesos intencionalmente dirigidos a la
ces del terapeuta dentro del plan académico for-
transformación humana.
mal. Vista así, la noción de poder no riñe con las
de empoderamiento y de colaboración, como op-
Poder, empoderamiento y ciones relacionales que simultáneamente animan
colaboración en la supervisión el proceso de cambio y de aprendizaje.
Hablar de poder en terapia y en supervisión no es
De hecho, Fine y Turner (1997, citados por Murphy
fácil, porque algunas interpretaciones afines al
& Wright, 2005), describen la supervisión
pensamiento construccionista social radical, a mi
colaborativa como un diálogo cara a cara donde
juicio han ideologizado esta noción. Sin embargo,
prevalecen la voluntad de un aprendizaje mutuo e
como dice Michel Foucault (1991), el poder como
intenso y una relación de poder transparente, don-
un algo, como una cosa concentrada o difusa no
de el énfasis está puesto en asegurar el bienestar
existe. Parafraseando a Gregory Bateson (citado
por Sluzki, 1980), el poder puede verse como un de los consultantes.

REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007 233


...............................................................................................................................................................................
...............Ángela Hernández Córdoba................

Adicionalmente, si en la terapia el instrumento de vivencias dentro de una nueva versión de su


cambio es el terapeuta, en la supervisión, el su- propia vida. Así este proceso llega a volverse
pervisor también lo es, con sus cualidades y sus isomórfico con el de los consultantes.
humanas limitaciones. En ese sentido el supervi-
sor sería exitoso solo en la medida en que logre Este abordaje del mundo emocional de los
modelizar la buena práctica de la terapia sistémica, terapeutas es particularmente rico para todo
asumiendo los diversos roles convocados en el curso el equipo de supervisión, ya que sus miem-
de la supervisión. Esto exige desarrollar una iden- bros son fuentes de apoyo, de retroalimenta-
ción y de reconocimiento para quien presen-
tidad versátil, que permita responder con flexibi-
ta el caso, y así se genera un efecto de reso-
lidad a las variadas necesidades de los consultantes
nancia, en el sentido de Mony Elkaim, donde
y de los terapeutas en formación.
todos movilizan sus propias vivencias como
Michael Ungar (2006) describe, además del rol pro- personas y obtienen aportes para la conduc-
ción de sus casos (Robert, 1992).
piamente dicho de supervisor, otros cinco roles
complementarios y simultáneos que encajan con
2) En el rol de consultor del caso, el supervisor
mi vivencia en la Maestría, teniendo en cuenta que conversa con el grupo para ofrecer alternati-
en el desempeño de esas tareas participan todos vas sobre las mejores opciones para la evolu-
los miembros del equipo con el monitoreo del su- ción de la terapia, enfocándose más en los
pervisor: consultantes y en los remitentes que en las
competencias del terapeuta. Este ejercicio
1) El rol de soporte emocional al terapeuta cuan- es permanente, activa el trabajo en equipo y
do le ayuda a explorar sus vivencias persona- favorece el develamiento y la actualización
les, sin que la supervisión se convierta en de los marcos de referencia de todos a través
proceso terapéutico. Porque como ya lo de- del mismo ejercicio.
cía Haley (1997), al supervisor le incumbe no
sólo enseñar cómo hacer terapia sino traba- 3) En el rol de docente, el supervisor enseña
jar con los terapeutas para que aprendan que cómo hacer una intervención, modelando o
sus reacciones personales, más que acompañando el ejercicio de la terapia en
interferencias al curso de la terapia, son los vivo. Como Haley (1997), más recientemen-
recursos claves y movilizantes de su aprendi- te Winslade (2002) subraya la competencia y
zaje, de su crecimiento personal y del cam- la responsabilidad del supervisor de enseñar
bio en los consultantes. conceptos y técnicas.

En especial los casos que revisten dificultad Por mi parte, convencida de la potencia del
desencadenan en el terapeuta reacciones des- aprendizaje en la acción y de los beneficios
agradables como frustración, ira, temor, abu- de las intervenciones emocionalmente inten-
rrimiento, confusión, sensaciones de impo- sas dentro de las sesiones, vistas como expe-
riencias correctivas, conectivas y generativas,
tencia y de incapacidad (Gutiérrez, E., 2006).
no dudo en intervenir con los consultantes en
Es necesario recogerlas como recursos, pues
compañía del terapeuta a cargo del caso y en
no solo informan de los efectos que los
presencia del equipo de supervisión. He en-
consultantes generan en su entorno, sino que
contrado útil esta participación sobre todo
se conectan con la historia y el estilo perso-
al comienzo de la formación, porque al con-
nal del terapeuta, de modo que poner esos
cebirla como un proceso artesanal, creo que
sentimientos bajo el macroscopio de la su- la lectura, las conversaciones sobre textos y
pervisión conduce a que el estudiante amplíe relatos de terapeutas experimentados nunca
la mirada sobre sí mismo y se apropie de sus remplazarán la vivencia de ser partícipes en

234 REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007


...............................................................................................................................................................................
............... Supervisión de psicoterapeutas sistémicos...............

la reconducción de la vida de los consultantes, En este rol se ejerce más la tarea de empodera-
cuando ellos nos invitan a proponerles en for- miento, de modo que las diferencias atribuibles al
ma concreta otras alternativas de existencia. poder se minimizan, se explicitan las implicaciones
terapéuticas de estas diferencias, se analizan las
Por otra parte, permitir y alimentar la viven- dinámicas de las relaciones y se relativiza la je-
cia de emociones desagradables en forma in- rarquía en el equipo. El supervisor genera un cli-
tensa, fortalece a los terapeutas y a los ma de contención y de confianza, a través de eva-
consultantes como seres humanos, porque luaciones mutuas, de conversar y de meta-anali-
favorece que todos validen sentimientos que zar las relaciones en la supervisión, dando espacio
siempre corresponden al malestar asociado a para hablar acerca de las fortalezas y las vulnera-
los motivos de consulta. Así, cada uno se hace bilidades y atendiendo a las necesidades de re-
cargo de sus emociones y elige resolverlas o troalimentación, variables con el estilo de cada
seguirlas manteniendo como síntomas, al ca- persona.
librar los efectos interaccionales de sus deci-
siones. En síntesis, habría algunos conceptos y prácticas
relevantes en la práctica de la supervisión:
Adicionalmente, considero que propiciar el
reconocimiento y la expresión relevante de 1) Asumir una postura coherente con respecto a
las emociones, protege a los terapeutas de la noción de experto: Quienes trabajan des-
banalizar los problemas humanos, en cuanto de la llamada perspectiva posmoderna,
a que si bien una premisa para el cambio es colaborativa y centrada en el lenguaje, pre-
creer en los recursos y en un futuro positivo fieren definir el rol del supervisor como men-
viable, entre más dolorosas y anquilosantes tor y no como experto, reconociendo las di-
hayan sido las experiencias de los consul- ferencias en información, experiencia y co-
tantes, más necesitan atravesarlas dentro de nocimiento. Como ya mencioné, creo que más
este contexto protegido para reintegrarlas a que minimizar el inevitable ingrediente de
su historia con un nuevo sentido. poder, es posible descentrarse de este rol en
el proceso de aprendizaje y de cambio,
4) Como colega el supervisor comparte las res- puntuando la experticia solo como una for-
ponsabilidades clínicas con el terapeuta, ma de ver el mundo, sin desconocer las exi-
adoptando en ese momento el rol de miem- gencias éticas de ofrecer a los consultantes
bro del equipo terapéutico ad hoc. Legalmen- el mejor proceso terapéutico posible y la par-
te el supervisor tiene también una responsa- ticipación que en ello tiene la experiencia
bilidad frente a los casos y éticamente tiene previa del supervisor. Me parece necesario no
un compromiso humano con quienes le en- ideologizar la organización jerárquica transi-
tregan su confianza al equipo poniendo su toria del equipo, ni confundir la diferencia-
historia en sus manos. ción con autoritarismo, pues bien sabemos
que desde la perspectiva sistémica, la jerar-
5) Como promotor de los supervisados y de la quía es apenas una forma de diferenciación
innovación de su práctica, los estimula a to- que debería estar al servicio de la protección
mar iniciativas y a transferir sus aprendiza- de los sistemas.
jes a sus demás campos de trabajo. Aquí jue-
ga un papel definitivo el recurrir al reconoci- 2) Ser sensible a las diferencias individuales y
miento directo y a la connotación positiva de culturales, reconociendo el carácter único de
las actuaciones de los terapeutas, de sus avan- cada consultante, cada terapeuta y cada su-
ces técnicos y de comprensión, acudiendo pervisor y diseñando unas prácticas de con-
siempre al grupo como caja de resonancia. versación que legitimen esas distinciones.

REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007 235


...............................................................................................................................................................................
...............Ángela Hernández Córdoba................

3) Cuidar la forma de preguntar y de conversar, · Compartir claramente las ideas acerca de


saber qué historias y que vivencias se evocan la comprensión del caso y de su conduc-
en los supervisados, para que la formación ción terapéutica, sin suprimir los proce-
no termine siendo la repetición del discurso sos reflexivos con todo el equipo; el su-
del supervisor, sino que verdaderamente sur- pervisor no puede eximirse de plantear
jan nuevas perspectivas. su punto de vista clínico y someterlo al
análisis del grupo.
4) Reconocer que las relaciones son los vehícu-
los para la construcción de la identidad. En · Dar retroalimentación sobre el desempe-
estudio realizado por Anderson, S. A., Rigazio- ño del terapeuta, sus fortalezas y sus zo-
DiGilio, S. A., Cochran-Schlossberg, M., & nas de mejoramiento en la actividad co-
Meredith, S. (2000), 160 supervisados valo- tidiana de la supervisión, pues la ausen-
raron cuatro dimensiones como condiciones cia de retroalimentación desconcierta a
para una supervisón constructiva de su iden- los terapeutas y genera tensiones que li-
tidad como terapeutas: apertura en el am- mitan el desarrollo de sus competencias.
biente de la supervisión; respeto, apoyo y
estímulo; oportunidades para el desarrollo · Evaluar el desempeño con base en crite-
personal, y orientación conceptual y técni- rios formales y en un espacio específico
ca. Diría que coinciden con las apreciaciones para tal fin, conectando siempre la
de los terapeutas con quienes he compartido autoevaluación y la evaluación hecha por
la supervisión, las cuales me han llevado a los pares y cuidando que el efecto sea de
ser cada vez más cuidadosa en las relacio- empoderamiento.
nes, pues es ineludible el rol que le confieren
al supervisor, como agente válido de legiti- · Promover una atmósfera de seguridad, ne-
mación personal y profesional. Por eso, al fi- cesaria para el aprendizaje de los tera-
nal de los procesos formativos siempre intento peutas y el cambio de los consultantes.
poner en la balanza a la persona del terapeu- No contener el grupo fue evaluado en la
ta y no tanto sus técnicas y sus conceptos, en investigación de Murphy y Wright (2005)
coherencia con que esa persona en sí, es el como un ejercicio inadecuado del rol.
mejor instrumento posible, y si se valora como Generar esta atmósfera da el mensaje de
tal podrá continuar en el inacabable proceso que la supervisión es un contexto prote-
de formarse como terapeuta. gido donde se pueden dar mutuas con-
frontaciones y desafíos en función del
5) Hacer de la transparencia un valor fundamen- aprendizaje y del cambio sin temer con-
tal de la relación en la terapia y en la super- secuencias negativas. Ayuda a que los su-
visión (R. Melito, 2003). Para mantenerla pervisados puedan explorar sus vulnera-
Murphy y Wright (2005) sugieren varios dis- bilidades en función de su mejoramiento
positivos que también incluimos en el proce- sin sentirse amenazados personal ni
so formativo en la Maestría e intentamos cui- profesionalmente, subrayando que no es
dar dentro de la cotidianidad de la supervi- necesario contar la vida, pero sí que es
sión. Son los siguientes: una regla de oro mantener la confiden-
cialidad.
· Conversaciones directas sobre las relacio-
nes, los roles, las responsabilidades y las · Propiciar un espíritu activo de colabora-
formas de evaluación, como parte del ción y de solidaridad con los supervisa-
contrato de aprendizaje. dos, lo cual implica tratarlos como cole-

236 REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007


...............................................................................................................................................................................
............... Supervisión de psicoterapeutas sistémicos...............

gas; realzar sus estilos, preservando los Breunlin, D.C. (1989). Cybernetics of videotape
roles y el contexto; darles reconocimien- supervision. En Liddle, H. y cols. (1989).
to y validar sus conocimientos; favorecer Handbook of Family Therapy Training and
su autonomía en la toma de decisiones Supervision. New York: Guilford Press.
acerca de los casos; ofrecer opciones de
acción; respetar sus preferencias concep- Estupiñán, J., Niño, J.A. y Rodríguez, D. (2006).
tuales y técnicas; ser claros en las expec- Modelos contextuales de formación de tera-
tativas de aprendizaje y coherentes en peutas desde un enfoque sistémico y
las evaluaciones; comprender sus moti- ecológico. Bogotá: Universidad Santo Tomás.
vaciones; ser transparentes en el proce-
so de evaluación y reconocer las limita- Fine, M., & Turner, J. (1997a). Collaborative
ciones como supervisor. supervision: Minding the power. In T. C. Todd
& C. L. Storm (Eds.), The complete systemic
El espacio de este artículo no me alcanza para supervisor (pp. 229-240). Boston: Allyn & Ba-
detallar la potencia del trabajo en equipo, de los con.
equipos reflexivos, ni de los análisis de las
videograbaciones de las sesiones de terapia, to- Foucault, M. (1991). El sujeto y el poder. Bogotá:
dos los cuales son dispositivos que operan desde Ediciones Carpe diem.
la reflexividad de los sistemas observantes, pilar
de la formación en la Maestría. No obstante, es Friedman, S. (2005). Terapia familiar con equipo
útil remarcar que, como ya lo planteaban D.C. de reflexión. Buenos Aires: Amorrortu.
Breunlin et al. (1989) y lo reiteran S. Friedman y
cols. (2005), estos mecanismos permiten magnifi- Fruggeri, L. (2001). La supervisión desde diferen-
car los múltiples microprocesos y los variados ni- tes niveles de análisis: entrenamiento y prác-
veles de observación que se movilizan durante la tica reflexiva. Sistemas familiares. Año 17.
terapia, relativos como se mencionaba al comien- N° 2. 88- 100.
zo, a la construcción individual del terapeuta y a
la co-construcción, oscilando prudentemente en- Gutiérrez, E. (2006). Protocolo de supervisión. IV
tre la jerarquía y la heterarquia, la escucha acti- semestre. Período II de 2006. Maestría en Psi-
va, la pregunta y la proposición. cología Clínica y de Familia. Universidad Santo
Tomás: Documento de trabajo.
Vista así, la supervisión es una situación fascinan-
te donde se vive la sinergia de ofrecer ayuda, Haley, J. (1997). Aprender y enseñar terapia. Bue-
aprender, ejercer un rol profesional, comprome- nos Aires: Amorrortu.
terse con los consultantes y vivir con sentido.
Hernández, A. (2003). Psicoterapia sistémica bre-
ve. La construcción del cambio con individuos,
Referencias parejas y familias. Bogotá: Ed. El Buho.

Anderson, S. A., Rigazio-DiGilio, S. A., Cochran- Houseman, M. (2003). Vers un modèle


Schlossberg, M., & Meredith, S. (2000). Four anthropologique de la pratique
dimensions deemed essential to quality psychothérapeutique. Thérapie Familiale,
supervision: Theoretical, personal, and Genève, 24, (3), 289-312.
empirical account. In Readings in family
therapy supervision: Selected articles from Liddle, H. y cols. (1989). Handbook of Family
the AAMFT Supervision Bulletin (pp. 64-66). Therapy Training and Supervision. New York:
Washington, DC: AAMFT. Guilford Press.

REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007 237


...............................................................................................................................................................................
...............Ángela Hernández Córdoba................

Melito, R. (2003). Values in the role of the family Ungar. M. (2006). Practicing as a postmodern su-
therapist: Self determination and justice. pervisor. Journal of Marital and Family
Journal of Marital and Family Therapy. Therapy, 32 (1), 59.
Upland, 29, 3-9.
Varela, F. (1979). Principles of biological autonomy.
Murphy, M.J. & Wright, D. W. (2005). Nueva York: North Holland.
Supervisees’perspectives of power use in
supervision. Journal of Marital and Family Von Foerster, H. (1988). “La construction de la
Therapy, 31 (3), 283. réalité”. En La invention de la réalité.
Contributions au constructivisme, bajo la di-
Minuchin, S. (1998). El arte de la terapia familiar. rección de P. Watzlawick, Paris: Seuil, 45-69.
Barcelona: Paidós.
Weakland, J., Fish, R., Watzlawick, P & Bodin, A.
Robert, A. (1992). Une expérience de supervision. (1974). Brief therapy: Focused problem
Thérapie familiale. Genève, 13 (4), 405-414. solution. Family Process, 13 (2), 141-168.

Sluzki, C. (Ed.) (1980). Metálogos. Gregory Winslade, J. (2002). Storying professional identity.
Bateson. Buenos Aires: Ed. Tiempo Contem- International Journal of Narrative Therapy
poráneo. and Community Work, 4, 33-38.

238 REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007


...............................................................................................................................................................................

También podría gustarte