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Desarrollo Cerebral
Desarrollo Cerebral
DESARROLLO CEREBRAL
El conocimiento sobre el desarrollo del cerebro humano sabemos que es influenciado por factores
ambientales y genéticos. La cuestión a desarrollar ahora es cuál es el efecto específico del ambiente, en
particular de la crianza sobre el desarrollo del cerebro
Plasticidad y experiencia.
El estadio de desarrollo humano al momento del nacimiento, cuando aún no adquiere habilidades para
sobrevivencia, pone de manifiesto la disposición de nuestro sistema para la formación de habilidades en el
desarrollo, y esta flexibilidad da oportunidad a que los factores ambientales puedan influenciar el mismo. Se
considera que hasta antes de los 5 años, la capacidad de plasticidad, regeneración de sistema nervioso
permite subsanar incluso lesiones gracias a ésta plasticidad. Es hacia los 3-4 años cuando se es más
susceptible a las influencias ambientales, como la crianza, de igual manera es una ventana de vulnerabilidad
hacia los estímulos adversos existentes.
El niño a través del vínculo aprende a imitar y luego a reconocer emociones. Entre la 3-y 5ta semana de vida
ya es capaz de responder el contacto cara a cara, hacia el 3er mes de vida las vías neuronales para esta
interacción se han formado.
La capacidad para crear vínculos sanos de los padres con el menor permitirá una mejor capacidad de
autorregulación y adaptación; esto ocasiona una adecuada integración en el cerebro del niño.
Respuesta al estrés.
En respuesta a estímulos estresantes a través de la actividad del sistema límbico y amígdala se activa
también sistema hipotálamo hipófisis adrenal, que se traduce en aumento de cortisol y actividad de
catecolaminas. Ésta cadena tiene repercusiones sobre el sistema inmune, el nivel de actividad del individuo,
crecimiento y funciones como la memoria y la atención.
La deprivación del cuidado materno produce estrés crónico en el individuo. Esto afectara el desarrollo y
durante la infancia genera trastornos de ansiedad y afectivos. La relación entre estos trastornos y la
disfunción del sistema hipotálamo-hipofisis adrenal y sus efectos a nivel neuroquímico son conocidas
actualmente.
La evidencia somática del efecto en el sistema nervioso de éstas condiciones ambientales ha sido
documentada a través de estudios de imagen, encontrando menor tamaño cerebral en niños bajo estrés,
ocasionados entre otros factores por problemas para mielinización, alteraciones a nivel de corteza
prefrontal, y disminución en la densidad del cuerpo calloso.
Los recuerdos de experiencias negativas pueden quedar en la memoria explicita, que tiene como un marco
temporal de referencia y es accesible a la conciencia; en cambio los recuerdos que quedan en la memoria
implícita se encuentran a un nivel subconciente. La amígdala toma parte en los proceso de memoria implícita
según se ha descubierto recientemente.
Ante el estímulo negativo, la negligencia se desarrollan respuestas afectivas o disociativas. Cuando no hay
respuesta ante la demanda del estímulo, y la respuesta afectiva puede pasar a un estado disociativo como
alternativa de escape ante la situación, se observa al niño pasivo, apático, derrotados. La activación del
sistema hipófisis adrenal después de activación constante va a cambiar su efecto, ocasionando
modificaciones en funciones dopaminérgicas y secreción de opioides endógenos que ayudaran a sobrellevar
y funcionar en el medio adverso.
La desinhibición y la dificultad para la atención, así como la hiperactividad son rasgo observados en niños
expuestos a deprivación de estímulos. Estos síntomas son compartidos por los menores que presentan
trastorno por déficit de atención. Se ha asociado la deprivación con efecto neurobiológico que generará
sintomatología similar.
Los niños que pasaron más de seis meses en sistemas institucionales rumanos presentaron dificultades para
formar vínculos, no sentían cercanía hacia nadie, y “conviven” con cualquiera, con impedimentos para
reconocer o establecer límites en esta relación.
Estos problemas en el desarrollo, pueden acarrear también trastornos externalizados. La situación del menor
es suceptible de tratamiento y mejoría con la atención adecuada.