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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO

INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES


ÁREA DE SOCIOLOGÍA Y DEMOGRAFÍA
LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA

Roles de género en
parejas lésbicas
Artículo
Frida Xaman ek Estrella García
11/03/2013
Roles de género en parejas lésbicas

Resumen: Los roles de género en los individuos se han entendido a través de la


historia en el mundo occidentalizado como “naturales”, sin embargo estudios en
las disciplinas sociales han afirmado que estos son constructos culturales y no
biológicos, dentro de las relaciones de pareja estos roles siempre son muy
marcados, las mujeres el rol femenino, los hombres el rol masculino, pero
entonces en las parejas homosexuales ¿Qué ocurre? ¿Cómo se llevan a cabo
estos roles? El presente artículo revisa esta situación a partir de un estudio
cualitativo con parejas lésbicas, notando que los roles se reproducen igual que en
las parejas heterosexuales.

Palabras clave: Género, Homosexualidad, lesbiandad, heteronormatividad, roles


de pareja.

Abstract: The gender roles in the individuals have been understood across the
history in the world westernized as "natural", nevertheless studies in the social
disciplines have affirmed that these are constructos cultural and not biological,
inside the relations of couple these roles always are very marked, the women the
feminine role and the man the masculine, but in the homosexual couples what
does happen? How are these roles carried out? This article checks this situation
with a qualitative study with lesbian couples, noticing that the roles reproduce as in
the heterosexual couples.

Key words: Gender, Homosexuality, Lesbian, heteronormativity, couples roles.

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Introducción

En las sociedades contemporáneas, los estudios acerca de la homosexualidad


han tomado fuerza, sin embargo antes del siglo XX no eran muy comunes. Éstos
estudios han partido del estudio de los roles de género, ya que esta perspectiva
analítica ha servido para entender cómo se construyen los roles dentro de los
colectivos, en esta caso nos referimos únicamente a los colectivos
occidentalizados.

Los estudios más representativos sobre estudios de género y homosexualidad han


sido de Gayle Rubin quien plantea el sistema sexo/género y la heteronormatividad
en “notas sobre economía política y el tráfico de mujeres”. A partir de éste estudio
se ha podido dilucidar cómo se construyen los roles de género.

Judith Butler hace un estudio sobre cómo se construye la heteronormatividad, ya


que no todas las relaciones heterosexuales son concebidas como permitidas,
Butler plantea una serie de parámetros a través de los cuales se reglamenta la
heterosexualidad en “notas radicales sobre sexualidad”.

Ann Oakley plantea en su libro “la mujer discriminada” cómo todos los parámetros
del determinismo biológico han sido tomados únicamente para legitimar la
inferioridad de la mujer, argumentándolo a través de estudios empíricos de
distintas sociedades.

Por otra parte encontramos a teóricos como Bourdieu, quien en su libro la


dominación masculina plantea cómo la cultura a través de la historia ha legitimado
la dominación masculina en prácticas cotidianas, llamando a éstas legitimación de
la violencia simbólica.

Foucault, en su obra “historia de la sexualidad” plantea cómo a través de la


sexualidad se ha dominado al individuo, controlado la esfera de “lo privado” de
éste, para así limitarlo, a través de la ortopedia moral.

Otros estudios que son de suma importancia para la investigación en cuestiones


de género y homo sexualidad son los de Marta Lamas, ya que ella ha planteado

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como se construye la categoría género, y esto es útil ya que es la base de las
investigaciones de género.

Uno de los estudios más importantes en ésta perspectiva, es el de Kinsey, ya que


a partir de datos cuantitativos hace afirmaciones que rompen, al igual que Oakley,
con parámetros establecidos anteriormente por el determinismo biológico, como el
hecho de que únicamente el 10% de la población es totalmente heterosexual, así
como sólo el 10% es homosexual.

Autoras como Simone de Beauvoir con “El segundo sexo” y Margaret Mead con
“Adolescencia, Sexo y Cultura en Samoa” han sido las pioneras en los estudios de
género en las sociedades occidentalizadas, siendo sus estudios los primeros en
hablar explícitamente de feminismo. Estos textos y éstas autoras son la base para
la mayoría de los estudios antes mencionados.

También han existido autores que han hecho estudios sobre género y
homosexualidad, el más importante es Alfred Kinsey que ya mencionamos así
como Michel Foucault. La mayoría de éstos teóricos realizaron en un principio
estudios sobre la diferenciación entre hombre y mujer, sin embargo como
consecuencia ya sea colateral o directa en cada uno de los casos, sus estudios
han aportado información que se ha convertido en la base de los estudios de la
homosexualidad.

En el ámbito de la sociología ha habido teóricos, como es el caso de Erving


Goffman, que al plantear algunas de sus teorías han incluido, sino de modo
explícito, al menos de modo implícito.

Goffman (2008) en su estudio sobre la relación social que es el estigma hace


alusión a que un tipo de estigma es el de defecto de carácter del individuo con
este refiere a aspectos como la falta de voluntad, pasiones tiránicas o
antinaturales, creencias falsas y rígidas o la deshonestidad. Dentro de este tipo de
estigma podemos incluir la homosexualidad, ya que la homosexualidad, en la
cultura occidental es considerada como una pasión antinatural.

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La homosexualidad ha sido construida cómo el “no deber ser” dentro de los roles
de género, ya que no entra en lo femenino ni en lo masculino. En las culturas
occidentalizadas la homosexualidad ha quedado estigmatizada como negativa,
esta connotación ha sido arraigada a través de los elementos culturales cómo la
religión y la moral. En la religión cristiana en específico la homosexualidad ha sido
entendida con una connotación negativa, aquí dos versículos.

No te echarás con varón como con mujer: es abominación. (Levítico 18:22)

Y cualquiera que tuviere ayuntamiento con varón como con mujer, abominación
hicieron: entrambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre. (Levítico
20:13)

Sin embargo la definición “general” no cuenta con connotaciones positivas ni


negativas sino únicamente se define como una Inclinación hacia la relación erótica
con individuos del mismo sexo. (RAE, 22da edición)

Desde la psicología la homosexualidad se han tomado distintas perspectivas


conforme avanzan los estudios de carácter científico con respecto al tema:
orientación sexual, conducta, desviación y perversión sexual.

En torno al término orientación sexual, éste hace referencia a la tendencia a


sentirse atraído sexual y afectivamente por un objeto, siendo éste persona, objeto
o situación a través de la cual se vuelca el impulso sexual (citado en Mora, P.,
Paredes, M., Pérez, M., 1995).

La conducta sexual hace referencia a la capacidad fisiológica inherente del animal


para responder sexualmente a cualquier estímulo que sea suficiente para
adquirirlo. Según Kinsey (Pérez, citado en Mora, P., et al. 1995.) sería un tipo de
actividad que puede organizarse entre hombres, mujeres y hombres con mujeres;
y el término homosexual describiría las relaciones, no a los individuos envueltos
en ellas.

Por otra parte, el término desviación se usa para categorizar a los individuos que
se apartan de una supuesta norma heterosexual, que viola las normas. Bancroft

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(citado en Mora, P., et al.1995) alude que también se puede considerar criterios
estadísticos y psicopatológicos.

En relación a la perversión Freud plantea que existe una disposición a ella, la que
sería originaria y universal de la pulsión sexual de los seres humanos. Además,
considera lo perverso como una “actividad sexual desviada del objeto y/o del fin
considerado normal”. Muchos planteamientos sobre homosexualidad la consideran
una perversión, una aberración, lo que favorece la tesis de la homosexualidad
psicopatológica, la cual debería recibir tratamiento.

En un principio, las ideas del por qué algunas personas se sienten atraídas hacia
su mismo sexo se sustentaban fundamentalmente en que la heterosexualidad era
lo único natural y bueno, por lo tanto se veía la homosexualidad como una
anomalía. A mediados de siglo XX la discusión acerca de la definición de este
concepto tomó un tinte científico, y surgieron distintas explicaciones teóricas
acerca del tema, las que se pueden diferenciar -a grandes rasgos- entre teorías
biológicas, que ponen énfasis en características genéticas, fisiológicas y neuro-
anatómicas; y teorías psicológicas, centradas principalmente en la experiencia y el
desarrollo social del individuo, dentro de las cuales se puede citar a autores como
Linnhoff y Freud, quienes postulan que la homosexualidad es adquirida o
aprendida.

A partir de estas premisas me parece importante saber ¿cómo logran adaptarse


las parejas lésbicas a los roles impuestos de la hegemonía de género?, o bien, se
crean otros roles los cuales no son vistos en parejas heterosexuales.

Es de suma importancia hacer esta investigación, ya que sería de utilidad el poder


entender bajo que roles se manejan las parejas lésbicas, y de tal modo sean estos
asumidos dentro de la sociedad, como los individuos heterosexuales.

Joas (2002) en “La génesis de los valores” afirma que a pesar que el individuo
tiene creatividad, esta se basa en los valores aprendidos y estos son lo que
“mueven” los colectivos y sus comportamientos. Con esto analizaremos cómo se
construyen las parejas homosexuales a partir de parámetros heterosexuales.

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Dentro de la sociología se cuenta con una serie de elementos teóricos, bajo los
cuales resulta interesante estudiar cómo funcionan los roles de género dentro de
las parejas homosexuales, ya que lo que se estudiara no será el debate interno
cognoscitivo, sino una cuestión social, sobre roles aprendidos, a partir de la
socialización, los cuales están arraigados al mundo occidental como “normales”.

Para realizar el trabajo se ha decidido trabajar con el tema de la sexualidad en las


parejas lésbicas, desde la perspectiva género. En la cual se revisará cómo
funciona su sexualidad, partiendo de que los roles dentro de la pareja han sido
impuestos hacia parejas heterosexuales en el mundo occidentalizado.

Para poder realizar esta investigación se necesita entender qué es el género ya


que éste es la base de los estudios de relacionados con homosexualidad, el
género es una categoría que a partir de los años setenta comienza a ser tomada
para las ciencias sociales, con el carácter específico de definir lo masculino y lo
femenino, sin embargo, ahora la diferenciación de lo femenino y lo masculino se
hace a partir de lo cultural y no lo biológico. La división de lo masculino y lo
femenino, por un sistema de sexo/género y la heteronormatividad son parte
importante para poder entender los roles asumidos por las parejas lésbicas.

Sabiendo que la categoría género es necesaria para estudiar la sexualidad de las


parejas homosexuales, también es necesario definir la homosexualidad, es un
fenómeno social, sin embargo una definición exacta no es posible, ya que la
definición varía entre algunas sociedades occidentales, lo mismo que con las no
occidentalizadas. Por esto Díaz (2004) afirma que los homosexuales lo son solo
en circunstancias, y ello depende de cómo su grupo social lo etiquete, es decir,
que según la socialización de ese grupo social es la definición de homosexualidad.

Peter Drucker,(2004) afirma que las identidades sexuales se dan no sólo por
establecer relaciones sexuales con individuos del mismo sexo, sino por una serie
de aspectos, cómo nacionalidad, temporalidad, región, clase, entre otros, así lo
que en un país, en cierta época es considerado homosexual, transexual, lesbiana,
etc., en otro espacio y tiempo no será considerado así.

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Las parejas homosexuales al encontrarse dentro de un colectivo donde las
interacciones, con respecto al género, están divididas como masculinas y
femeninas, de modo muy marcado. Y dónde cultura occidental ha dejado no sólo
una división de roles según el sexo dual sino jerárquica, se puede entender que a
partir de esta división las mujeres quedan en un "nivel" inferior sobre los hombres,
siendo consideradas como débiles, esta premisa es fundamental, ya que los roles
establecidos funcionan a partir de la dominación masculina (Bourdieu. 2000:36)

La metodología que fue utilizada para éste estudio, es cualitativa, debido a que el
planteamiento del problema así lo requiere. Entendiendo a la metodología
cualitativa como una metodología flexible, dónde los sujetos de estudio son
tomados como un todo y no como simples variables (Alvaréz-Gayou, 2005).

La herramienta utilizada fu la entrevista a profundidad, ya que ésta funciona para


poder ver el fenómeno de estudio desde la perspectiva del sujeto, es decir se
puede interpretar la interpretación de las subjetividades del sujeto.

El eje de las entrevistas realizadas fueron la serie de roles, que se construyen


dentro del imaginario de las parejas lésbicas, a partir del uso de su cuerpo,
actitudes, conductas; así como la división sexual del trabajo y como se construyen
a sí mismos.

Género, heterosexualidad y homosexualidad

Para entender claramente a que se refiere todo lo planteado más arriba debemos
conocer a partir de que teorías y supuestos se plantea la homosexualidad, y para
eso es necesario conocer la perspectiva analítica (género) con la que se abordará,
como se entiende la sexualidad, tomando en específico la postura de Foucault; así
como la serie de categorías necesarias para explicar la homosexualidad.

La división de género se ha conformado a través de la historia de la humanidad,


desde los inicios de ésta, la división ha sido muy marcada, dejando dividido el
ámbito de lo femenino y lo masculino. La perspectiva de género, constituida desde
a mediados del siglo XX se ha dedicado a estudiar así como a exponer el cómo

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funcionamos en la lógica de los roles de género en los distintos colectivos
culturales.

La perspectiva género trata diferenciar las construcciones sociales y culturales de


la biología. Ésta pretende distinguir que las características humanas consideradas
"femeninas" son adquiridas por las mujeres mediante un complejo proceso
individual y social, en vez de derivarse "naturalmente" de su sexo. Así probar que
con la distinción entre sexo y género se podía enfrentar mejor el determinismo
biológico y se ampliaba la base teórica argumentativa a favor de la igualdad de las
mujeres.

Ésta perspectiva se ha encargado de mostrar cómo la división de roles de género


ha pasado de ser “natural” y no porque así lo sea, o lo haya sido, sino porque así
se ha entendido e internalizado por los individuos, a ser meramente cultural. A
esto se le llama sistema sexo/género, el conjunto de disposiciones por el que una
sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana y
en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas (Rubin,
1986:3), es decir, la división entre lo considerado masculino y femenino.

La sexualidad como se sabe es un proceso social, sin embargo, siempre ha sido


un tema “oscuro” un tema que no se debe tocar, las instituciones religiosas, en
específico la católica, como religión dominante en el mundo occidental ha, desde
su inicios, estigmatizado y tomado a la sexualidad como algo prohibido.

Así mismo, culturalmente la sexualidad, no puede ser un tema de conversación


como lo serían los deportes, la política, etcétera. Siempre se ha mantenido cierta
cortina para hablar del tema. Ni siquiera en el ámbito educativo se ha logrado
hablar de la sexualidad de modo abierto, y esto puede ser una causa por lo cual
no se ha podido romper la cadena de el tabú que es la sexualidad, el sexo, el
placer.

A pesar de que a partir de la ilustración, se “abre” el paso a la sexualidad, pero


sólo como fenómeno a investigar por la medicina, no para la vida cotidiana.

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A finales del siglo XV aparecen en Europa las enfermedades de
transmisión sexual, que fueron consideradas como un castigo celestial.
Durante los siglos XVIII y XIX o época victoriana, conductas sexuales
como la masturbación, eran consideradas inapropiadas (Vera-Gamboa,
1998)

Para el siglo XX existen cambios, Marcuse (1964) afirma que se crea una
sexualidad comercial, es decir, no es que el ámbito de la sexualidad se haya
hecho algo público.

En la última mitad del siglo XX ocurrieron cambios tecnológicos, políticos y


sociales que han modificado por completo el mundo, con respecto a la sexualidad
hubo cambios, a pesar de esto la sexualidad sigue siendo un tema privado, íntimo,
que sigue ruborizando a las personas.

El planteamiento principal de Foucault, es mostrar y analizar, cómo la sexualidad


es un ámbito reprimido, su estudio comienza en el siglo XVII, argumentando que
para esa época, si la sexualidad no un tema público, al menos no existía tanta
represión como a partir de la época victoriana.

El principal motivo fue que, a partir de una sociedad basada en los medios de
producción, la sociedad burguesa comenzó a ver la sexualidad cómo un problema,
ya que era incompatible con el trabajo intensivo, al que debían dedicarse. El sexo
y el placer debían estar en “encierro” la sexualidad se veía únicamente como el
medio para la reproducción.

La sexualidad a lo largo de la historia, se ha encargado de construir parámetros de


conductas en torno al sexo, en el cual va implícito el ejercicio de poder, puesto que
las mismas relaciones sociales son una objetivación de la ortopedia moral, que
inculca la sexualidad en el deber ser, es decir, la ortopedia moral refiere a cómo la
sexualidad del individuo es limitada y el uso de los cuerpos es disciplinado, por
llamarlo así.

Según Lamas (2002:33) el rol de género se configura con el conjunto de normas y


prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento
femenino o masculino. Aunque hay variantes de acuerdo con la cultura, la clase

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social, el grupo étnico y hasta el estrato generacional de las personas, se puede
sostener una división básica que corresponde a la división sexual del trabajo más
primitiva: las mujeres paren a los hijos y, por lo tanto, los cuidan: ergo, lo femenino
es lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo masculino, que se identifica con
lo público.

La dicotomía masculino-femenino, con sus variantes establece estereotipos, las


más de las veces rígidos, que condicionan los papeles y limitan las
potencialidades humanas de las personas al estimular o reprimir los
comportamientos en función de su adecuación al género”. Según Lamas, el hecho
de que mujeres y hombres sean diferentes anatómicamente los induce a creer que
sus valores, cualidades intelectuales, aptitudes y actitudes también lo son. Las
sociedades determinan las actividades de las mujeres y los hombres basadas en
los estereotipos, estableciendo así una división sexual del trabajo.

Las sociedades contemporáneas, en especial las occidentalizadas, han afirmado,


a través de creencias, valores y acciones que la diferencia entre hombres y
mujeres es natural, es decir, que esta diferenciación viene de una serie de
disposiciones fisiológicas que colocan a los hombres y las mujeres en roles
totalmente distintos.

Sin embargo distintas autoras y autores se han dedicado a entender esta


diferencia de otro modo, tratando de desvirtuar la antes mencionada, en específico
los grupos feministas se han esforzado por afirmar que la división de roles de
género no es natural sino meramente cultural.

A pesar de existir diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres, estas no


limitan de ningún modo a cierto tipo de actividades, sin embargo la socialización y
la cultura se han encargado de que los roles, incluidas ahí las actividades, entre
hombres y mujeres, estén divididos tajantemente.

El sistema sexo/género, entendido como conjunto de disposiciones por el que una


sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana y
en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas (Rubin,

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1986:3). Nos muestra cómo esta división de roles se ha impuesto, de modo
inquebrantable, dentro de las sociedades contemporáneas tradicionales, dejando
en claro los roles de género unos entendidos y reproducidos como masculinos y
otros como masculinos.

Ésta imposición cultural de roles de género, siempre ha sido androcéntrica, sino


en una totalidad al menos en su gran mayoría, limitando más que a los hombres a
las mujeres para construirse de modo pleno y bajo parámetros de equidad
respecto a los hombres, es decir, el orden social ha ratificado constantemente la
dominación masculina.

La autora S. Ortner (1979) muestra que el status secundario de la mujer, se ha


impuesto debido a su cercanía a la naturaleza, es decir, debido a procesos
fisiológicos como la menstruación, el embarazo y la lactancia. Dando por hecho
que esto la aleja de la cultura, del ámbito público al cual tienen acceso,
prácticamente exclusivo los hombres. Entonces las mujeres al ser de la
"naturaleza" y no de la cultura, no pueden trascender, es por esto que son
consideradas secundarias o inferiores, como parte de esa división de género.

El argumento más utilizado para legitimar la diferencia entre sexos, sin embargo,
no por eso válido, es la diferencia anatómica de los cuerpos (referida a los
órganos sexuales). Con esto la mayoría de colectivos se siente con la respuesta,
de por qué el hombre y la mujer son distintos. Sin entender que estas diferencias
fisiológicas se han maximizado a través del tiempo, sin visualizar que esto es
simplemente una construcción cultural, más que natural.

Esta diferencia entre los sexos es vista en la cotidianeidad a través de los roles de
género, en los cuales se concreta la diferencia entre lo masculino y lo femenino,
es decir, cómo debe actuar una mujer a diferencia de un hombre. Al hablar de
roles de género, nos referimos a gran parte de la cotidianeidad del individuo, no
únicamente a los roles sexuales, sino al modo de vestir, de actuar; uso del cuerpo,
una parte importante es la división del trabajo, ya que esta también ha sido

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configurada a partir del sistema sexo/género, donde indica el deber ser del trabajo
del hombre y la mujer (Rubin, 1986: 21).

Así la división de sexos, entendido el sexo como los deseos, identidad de género,
fantasías sexuales, conceptos de la infancia que han sido impuestos socialmente;
reprime ciertas características del ser humano, aquellas que no coincidan con tal
división, tanto en hombres como en mujeres, queda así, implícitamente, impuesta
la heterosexualidad.

Cuando la heterosexualidad queda impuesta, no sólo se mantiene así sino que va


más allá imponiendo una heterosexualidad, con reglas, no cualquier
heterosexualidad es válida, sino que debe cumplir con una serie de
comportamientos, convirtiéndose así en una heterosexualidad obligatoria o
heteronormatividad (Rubin, 1986: 25).

Con esta serie de nueva información acerca de la sexualidad y el género en la


actualidad se sabe que no existe lo masculino, ni lo femenino resultante de una ley
natural, sino que esto es un constructo cultural e histórico. Cuando un grupo,
rompe esta serie de parámetros establecidos como dados por hecho, de algún
modo el colectivo construye actitudes de rechazo, como se mencionó la
heteronormatividad es, por llamarlo así, el deber ser dentro de la sociedad
occidental.

Los homosexuales al no cumplir con estos roles ni arquetipos de feminidad o


masculinidad en su comportamiento generan ese rechazo por parte de los
colectivos, afirmando que es una condición antinatural, debido a cuestiones como
el uso del cuerpo, entre otras, cuando se sabe que lo masculino y lo femenino es
aprendido socialmente.

Uno de los objetivos de la heterosexualidad obligatoria es el detrimento de la


homosexualidad. Con todo esto, queda entendido que así, las parejas
homosexuales desde las consideraciones imaginarias transgreden los cánones
establecidos, en donde se han definido las relaciones afectivas según el género,
ya que están conformadas por individuos del mismo sexo. Partiendo de la

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perspectiva sociológica, se busca conocer bajo qué lógicas se mueven las parejas
homosexuales en sus prácticas cotidianas.

Lesbiandad

Sin embargo, la definición de homosexualidad, siempre se ha relacionado


con las prácticas homoeróticas de los hombres, separando de éste modo el cómo
se visualiza la homosexualidad en hombres y en mujeres.

La homosexualidad en las mujeres es vista de distinto modo, o mejor dicho


es invisibilizada, ya que las mujeres homosexuales no sólo no cumplen con los
mandatos de género como los hombres homosexuales, sino que además se
encuentran inferirozadas con su carácter de mujeres en una sociedad patriarcal.
Revisaremos como se entiende la homosexualidad en las mujeres que es llamada,
lesbiandad.

La homosexualidad en las mujeres no se puede estudiar del mismo modo que la


de los hombres, ya que la cultura ha diferenciado, como hemos revisado en el
apartado anterior el modo de constituir culturalmente a los individuos.

El género como esa serie de atributos impuestos, así como la cultura patriarcal en
la que estamos inmersos, deja fuera la posibilidad de asumir a los hombres
homosexuales equiparablemente que a las mujeres.

Ya que las mujeres asumidas como homosexuales son distintas, no sólo de los
hombres, sino también del género en conjunto, visto en dos elementos básicos la
maternidad obligatoria y la heterosexualidad.

A la mujer lesbiana, se le somete más rígidamente, debido a que sale de la


heterosexualidad normativa, porque ella tiene la finalidad de la conservación del
poder masculino (Fioccheto en Alfarache, 2003: 106). Así la mujer lesbiana
amenaza el orden patriarcal. Esta situación conlleva a las mujeres lesbianas a ser
más oprimidas que la homosexualidad masculina, no sólo son mujeres sino que
también son lesbianas.

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La sexualidad de las mujeres en las sociedades occidentales es algo que está
directamente relacionado con la reproducción, entonces al existir el ejercicio de la
sexualidad sin procreación, el cual queda fuera de su fin natural, se considera
perverso. Al igual que la lesbiandad, toda la serie de prácticas sexuales que sean
fuera de la etapa reproductiva de las mujeres son consideras como anormales, por
no ser de carácter reproductivo.

Para poder entender cómo se ha construido la lesbiandad es menester explicar


qué es y cómo se construye la sexualidad, entendida como un constructo cultural,
ya que ésta está inmersa en las experiencias homoeróticas de las mujeres
lesbianas.

La sexualidad femenina puede ser vivida de distintas formas, por esto es


importante definirla, ya que depende de las distintas experiencias vitales de las
mujeres y no puede asumirse como simplista.

La sexualidad es entendida como un complejo cultural históricamente


determinando, consistente en relaciones sociales, instituciones sociales
y políticas así como concepciones del mundo que define la identidad
básica de los sujetos.
En los particulares la sexualidad está constituida por sus formas de
actuar, de comportarse, de pensar y de sentir, así como por
capacidades intelectuales, afectivas y vitales asociadas al sexo.
(Lagarde en Alfarache, 2003: 130)

Así también es entendida como

Comportamientos, sentimientos prácticas, deseos y pensamiento


sexuales. La cuestión es está en qué la definición de lo que es
sexualidad constituye, una vez más una construcción social
históricamente determinada: “el sexo es el sexo, pero lo que califica
como sexo también es determinado y obtenido culturalmente” (Moreno y
Pichardo, 2006: 146).

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Foucault, en su libro “la historia de la sexualidad” lo considera un concepto
histórico que es construido a través de las prácticas sociales e históricas
concretas. La sexualidad es el nombre que se la da a un concepto histórico.

Esto no quiere decir que la sexualidad sea únicamente social, también las
capacidades biológicas son prerrequisitos de la sexualidad humana, pero con la
anterior, significa simplemente que la sexualidad no puede entenderse en términos
puramente biológicos.

La construcción cultural de la sexualidad sitúa al erotismo como núcleo central del


lesbianismo, dentro de la construcción dentro del género las mujeres
heterosexuales tiene un género subsumido en la procreación, reconociéndolo
positivamente por la cultura y convirtiendo así el erotismo en núcleo central de la
vida de las mujeres lesbianas. Así la categorización como lesbiana está cargada
de acepciones negativas, convirtiéndose en una amenaza para las buenas
mujeres, las mujeres heterosexuales.

Existen teóricas que han planteado que es el erotismo un recurso para empoderar
a las mujeres Lorde (1993) es una de ellas, quien dice que es una fuerza creativa,
abarcadora de todos los aspectos de la vida.

Hablo de erotismo como una afirmación de la fuerza vital de las


mujeres; de esta energía creativa empoderadora cuyo conocimiento y
uso estamos reclamando en nuestro lenguaje, nuestra historia, nuestros
bailes, nuestro amar, nuestras vidas (Lorde en Alfarache, 2003: 141).

Entonces, el erotismo considerado como empoderador de las mujeres, refiere a la


capacidad de vivirlo fuera de los cánones patriarcales, en dónde éste es asumido
con el fin natural de reproducción, y la sexualidad así como las prácticas eróticas
de las mujeres únicamente son válidas durante su etapa reproductiva de la vida.

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Roles de género en las parejas lésbicas

Dentro de todas las relaciones de pareja se ha institucionalizado roles binarios,


dominante y dominado, femenino y masculino, entre otros. Así las parejas se
construyen según su género y su sexo hombre y mujer.

Así pareciera a que las parejas homosexuales, en este caso lésbicas, se


construyen fuera de estos parámetros, ya que al no cumplir con los estereotipos
fijados no podrían cumplir los parámetros fijados dentro de las parejas
construyendo a partir de la creatividad del individuo nuevos roles.

Sin embargo esto entra en duda al analizar que las lesbianas, se puede considerar
se dividen en dos, las que asumen el rol femenino, en actitudes, vestimenta, uso
del cuerpo, sumisas; mientras que otras se asumen con el rol masculino siendo las
dominantes y asumiendo todo el rol masculino.

Entonces a partir de ésta lógica las parejas se conforman por lo general por una
lesbiana con rol femenino y otra con el masculino, en dónde se reproducen los
roles de género de las parejas heterosexuales.

Las parejas lésbicas entonces se conforman a partir de roles heterosexuales, en


dónde la “menos dominante” asume el rol de femenina. Dentro de las parejas
lésbicas también existen esfuerzos por llevar relaciones de equidad, sin embargo
no se da en todos los casos.

Conclusiones

Con todo lo revisado podemos afirmar que el género han sido una serie de
actitudes que se han asumido como naturales y como un deber ser dentro de las
sociedades occidentales, dónde los hombres y las mujeres tienen que cumplir con
estos para no se estigmatizados.

Dentro de esta división, existe una jerarquía en donde las mujeres están
colocadas por debajo de los hombres, o mejor dicho, lo femenino es lo asumido
como inferior a lo masculino.

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De este modo se han conformado las sociedades occidentalizadas, asumiendo la
heterosexualidad, como parte de ese binarismo y complementariedad, dejando
fuera toda la serie de posibilidades que pudieran existir entre el género, el sexo y
la orientación sexual.

La homosexualidad y la lesbiandad forman parte de lo alterno y mal visto, sin


embargo la segunda más que la primera, ya que las sociedades occidentalizadas
han sido siempre patriarcales y la lesbiandad no cumple, por ningún lado con los
parámetros de estas sociedades.

Entonces las relaciones de pareja entre lesbianas, pareciera que rompen con
todos los esquemas de lo permitido en los colectivos occidentales, generando a
partir de la creatividad nuevos estereotipos, parámetros y formas de actuar.

Sin embargo esto no ocurre, ya que durante la socialización, las lesbianas no tiene
una educación dónde se les enseñe otro tipo de prácticas, formas de pensar,
actuar, vestir, entre otras; que no sean las de las personas heterosexuales,
asumiendo un género en la dicotomía de femenino – masculino.

Entonces al no romper con los estereotipos de género, las parejas lésbicas se


construyen a partir de las experiencias de su mundo y su socialización, asumiendo
roles de parejas heterosexuales, en dónde cada una cumple con un rol, ya sea el
masculino o el femenino, para asemejar a lo que los colectivos asumen como
válido y poder insertarse de algún modo u otro a la sociedad heterosexual en la
que están inmersas.

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Referencias Bibliográficas

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