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ARQUITECTURA

EN COLOMBIA
CONTENIDO

I. ARQUITECTURA INDÍGENA
II. ARQUITECTURA COLONIAL
III. EL SIGLO XIX
IV. ARQUITECTURA REPLUBLICANA
V. LA TRANSICIÓN
VI. EL MOMENTO MODERNO
VII. ARQUITECTURA ACTUAL
INTRODUCCIÓN

C uando se planteó la posibilidad de ha­ tudios parciales adelantados por personas


cer una historia de la arquitec­tura en excepcionales, se ha vuelto una auténtica
Colombia, lo único claro era su necesidad. conciencia colectiva, donde intervienen nu­
merosos arquitectos.
Es hoy una vigen­cia el considerar indispen­
sable el estudio de nuestra historia arquitec­ A partir de los trabajos pioneros de Enrique
tónica, no sólo para desarrollar conoci­ Marco Dorta, Santiago Se­ bastián, Carlos
mientos que ayuden a la pre­servación del Martínez, Carlos Arbeláez Camacho y lue­
invaluable patrimonio colectivo que nos go Ger­mán Téllez, se han desarrollado re­
ha sido legado por el pasado y que está en cientemente muchos estudios por parte de
constante peligro de desaparición sino por­ nuevos investigadores, lo que ha permitido
que la memoria histórica se ha convertido alcanzar un buen nivel de calidad en la his­
en instrumento vivo al servicio de los di­ toriografía colombiana. Sin embargo, falta
señadores actuales. De hecho, la reflexión aún mucho camino por recorrer.
arquitec­tónica sobre aspectos históricos ha
ido en constante avance en las úl­timas dé­ Hay todavía épocas, ciudades y te­mas espe­
cadas. Lo que a mediados de siglo eran es­ cíficos que no han sido abordados, donde el
conocimiento sistemático y los análisis in­ cer dispendiosas investigaciones locales. El vas? Es indudable que todo ello incide, pero listas? ¿De los grandes monumen­tos o de
terpretativos son escasos o inexistentes. desafío imponía un ejercicio mental que ¿cómo y a qué nivel? la arquitectura doméstica? ¿Hasta dónde
permitiera tomar distancias, como quien se enfatizar el conti­nuo juego de influencias
Al examinar esta situación se llegó a la con­ sube a una montaña para dominar todo el Este problema se conectaba con el de la pe­ internacionales? ¿Cómo matizar la autenti­
clusión que la carencia más urgente de en­ paisaje, sabiendo que lo que se gana en am­ riodización. ¿Se debían respetar las transfor­ cidad de los eventuales aportes nacionales
frentar era la de establecer un marco general plitud se pierde en nitidez y donde sólo lo maciones básicas de la estructura histórica o regionales? En fin, ¿has­ta dónde se puede
que permitiera ubicar, en el tiempo y en el protuberante se destaca. gene­ral o responder a los cambios intra- hablar, legítimamente, de una “arquitectura
espacio, los distintos estudios parciales pre­ arquitectónicos? ¿Existen verda­deramente co­lombiana”?
sentes y futuros; se decidió entonces reali­ Una vez tomada esta primera decisión, era rupturas reconocibles en nuestro desarrollo Desde la altitud de la distancia se agolparon
zar una pano­rámica completa de referencia indispensable ligar la historia arquitectónica arquitectóni­co, o se trata de una transfor­ todas las preguntas, ya no como un especu­
donde poder insertar, con los acentos justos, con la historia general del país. Pero, ¿Con mación continua a la que se aplican perio­ lativo discurrir académico, sino con urgen­
las distintas manifestaciones arquitectóni­ cuál historia? ¿Con la sucesión de grandes dizaciones artificiales? te acu­ciosidad. Se debían tomar decisiones
cas a lo largo de toda nuestra historia. acontecimientos económi­ cos y políticos? teóricas de principio para esco­ger la infor­
¿Con el terco transcurrir de quehaceres co­ Y claro, debajo de todo también quedaban mación pertinente y así poder enfrentar con
El tiempo disponible para armar esta visión tidianos? ¿Con la historia de las ideas? ¿Con las preguntas acerca de cuál arquitectu­ algún crite­rio, el cúmulo de datos suscepti­
general era corto y no se podía aspirar a la evolución del arte? ¿Con la conquista de ra se trataba. ¿De la arquitectura colectiva, ble de crecimiento ilimitado que ame­nazaba
llenar todos los vacíos detectados ni a ha­ nuevos materiales y técnicas constructi­ popu­lar y anónima o de la de los especia­ con volverse inmanejable.
I. ARQUITECTURA
INDÍGENA
N o es mucho lo que se conoce respec-
to a la arquitectura pre­colombina en
el territorio que hoy es Colombia.
tudiados y a partir de los cuales no se ha
podido aún establecer con claridad un
panorama secuen­cial y coherente de las
rativos, profundizar los trabajos arqueo-
lógicos y ampliar los estudios etnográficos
de los grupos indígenas todavía existentes
En primer lu­gar, no se conocen con cer- relaciones entre los distintos desarrollos para poder avanzar hi­pótesis interpretati-
teza los orígenes y características del po- precolombinos. vas sólidas sobre los distintos desarrollos
blamiento de esta parte de América; las culturales y sus eventuales conexiones.
diferentes hi­pótesis que circulan a este Las disciplinas que se ocupan del estudio Es de esperar que en el próximo futuro,
respecto son aún motivo de discu­sión. de las culturas indígenas -fundamental- la extensión de los trabajos en estos temas
mente la antropología- son relativamente permiten desarrollar una visión más aca-
En segundo lugar, los diversos hallazgos recientes en el país. Podría afirmarse que, bada de la que se tiene hoy en día.
arqueológicos en distintas zonas rara vez salvo algunos pioneros, es a partir de las
contienen evidencias arquitectóni­cas; se últimas tres décadas que comenzaron,
trata en su mayoría de descubrimientos con rigor científico, los estudios sobre es-
aislados, no siempre suficientemente es- tas culturas. Falta hacer análisis compa-
No se puede abordar con observaciones taciones más elementales a las más com- Gerardo Reichel-Dolmatoff1 que distin- agricul­tura;
de especialista el área inmensa y comple- plejas, bajo el supuesto de que el nivel gue, en términos generales, cuatro niveles
ja de la arquitectura indígena; tampoco se de compleji­dad en la arquitectura está básicos que brevemente se podrían des- c) Nivel de cacicazgos, con el dominio
puede pretender adelantar estudios nue- relacionado con el nivel de comple­jidad cribir así: territorial de ho­yas hidrográficas relativa-
vos que serían de­masiado dispendiosos. cultural más general y entendiendo por mente restringidas, centradas en la agri-
A lo más que podemos aspirar -y es lo que “complejidad ar­quitectónica” no sólo la a) Nivel paleoindio, correspondiente en cultura del maíz y con organización social
se desarrolla en las páginas siguientes- es elaboración constructiva, sino el con­junto América al pa­leolítico, caracterizado por jerárquica,
a recopilar algu­nas evidencias dispersas de nociones y concepciones ligadas a la grupos nómadas de cazadores y recolecto-
sobre la arquitectura de estos pue­blos, ya creación arqui­tectónica. res; d) Nivel de federaciones de aldeas, que
estudiados por distintas personas, y pre- es un estadio superior de desarrollo de los
sentarlos de manera coherente. Para ello Para el establecimiento de los distintos “es- b) Nivel formativo, de grupos sedentarios cacicazgos, con estructura de clases clara­
se optó por ordenar la informa­ción dispo- tadios cultura­les” que se pueden recono- les, fundamentalmente selváticos mente diferenciada, incipiente formación
triba­
nible a partir de criterios arquitectónicos, cer en el territorio colombiano, se adoptó (amazonas y costa atlántica) que llegan al del Estado y domi­nio de un vasto territo-
en unas etapas que van de las manifes- el esquema propuesto por el antropólogo desarrollo incipiente de la cerámica y la rio; esta etapa al parecer sólo fue alcan­
zada por los Tayrona y los Muisca y fue Este criterio de ordenamiento “ideal” o estudiados, procurando que fuesen repre-
interrumpida por la conquista española. “lógico” aunque no respeta las caracterís- sentativas de los dis­tintos estadios cultu-
ticas de evolución de cada una de las cul- rales. Para investigadores que se intere-
Debe aclararse que estos cuatro estadios turas ­to cronológico, es sin embargo muy sen en profundizar este tema, se remitirá
están ordenados en una progresión según útil para el análisis que nos proponemos en cada caso a la biblio­grafía pertinente.
su grado de comple­jidad cultural y por lo pues permite entender las manifestacio- Abrigamos la esperanza que próximamen-
tanto no expresan necesariamente ni una nes arquitectónicas como un proceso inte- te se efectúen en el país estudios que am-
secuencia cronológica, pues de hecho en ligible y unitario y como alternativa a la plíen y mejoren el cono­cimiento de esta
distintos mo­mentos coexistieron grupos simple constatación de una multiplicidad parte de nuestra historia arquitectónica,
con diverso grado de desarrollo, ni una de expresiones inconexas y aisladas. la cual, somos consientes, sólo dejaremos
continuidad cultural, pues no conforman aquí esbozada, y utili­zando exclusivamen-
una línea evo­lutiva que permita caracte- Las referencias arquitectónicas que se te trabajos ya realizados.
rizar cada estadio como base efi­ciente del utilizan son extraí­das, a la manera de
siguiente. ejemplos, de los grupos más conocidos y
II. ARQUITECTURA
COLONIAL
L a llegada de los españoles a suelo ame-
ricano plantea, para la designación
de los fenómenos arquitectónicos que
que se esta­blecieron desde la Conquista
y que se repitieron a ritmo lento en unas
tierras que eran periféricas no sólo para el
minante en nuestra edilicia colonial. Tal Si con respecto a la arquitectura indígena
vez es precisamente de ahí de donde pro- son más protuberantes las rupturas que
viene, sin embargo, su fuerza y su interés. las continuidades, puesto que los aspectos
sobreven­drán, una serie de interrogantes Imperio Es­pañol sino también dentro del tipológicos, constructivos y decorativos
que se acumulan en la expresión “arqui- Nuevo Continente. En segundo lugar es necesario pregun- indígenas que se incorporaron fueron re-
tectura colonial colombiana”. tarse si es lícito hablar de arquitectura lativamente marginales, tam­bién es cier-
En la Nueva Granada no se produjo nin- “colonial”. Si se tiene en cuenta la rápida to que la arquitectura neogranadina del
En primer lugar es necesario preguntarse gún fenómeno estilístico desta­cado, a di- de­saparición de los indígenas y de su cul- período colonial no puede estrictamente
si lo que se levan­ta en nuestras tierras pue- ferencia de México o Perú; los méritos tura y el carácter tre­mendamente imposi- ligarse al desenvolvimiento de la arquitec-
de estrictamente denominarse “arquitec- formales se redujeron a saber manejar tivo y sangriento de la conquista españo­la, tura española. Se trata de una arquitec-
tura” o tan sólo “edilicia”. La gran mayoría con gracia y talento, es cierto, los ecos de podría concluirse que lo que aquí se hizo tura peculiar, formada de diversos ingre-
de construcciones estuvieron destinadas un saber arquitectónico lejano y difuso. puede considerar­se tan sólo como un capí- dientes entre los cuales el de mayor peso
a vivienda y a usos religiosos siguiendo Es necesario no equivocarse en cuanto al tulo de las arquitecturas españolas en otro es el de las constantes tipológicas de las
patrones muy sencillos, tipologías básicas tono menor, mesurado y modesto predo- suelo. inercias culturales españolas, enfrentadas
al reto inmenso de un nuevo territorio. Por lo tanto, solo se ayuda a la confusión es indispensable tenerlo en cuenta para la
histórica utilizando palabras como ‘Co­ conformación del mundo físico duran­te la
En tercer lugar es necesario cuestionarse lombia’ al designar unidades físicas en colonia, para definir la eventual coheren-
sobre la arquitec­tura colonial “colombia- el pasado. Desde la di­fusa noción inicial cia de los diferentes procesos arquitectó-
na”, como si esta última realidad his­tóricade ‘Tierra Firme’ hasta la conformación nicos y para evitar las tremendas distor-
-la nación colombiana- tuviera algún sen- de virreinatos claramente delimitados, se siones que trae el traslado mecánico de la
tido en el siglo XVI, XVII o XVIII. Co- desarrollan distintos sentimientos de radi- actual división del mundo a otras épocas.
lombia no sólo no poseía los límites geo­ cación que responden a las diversas imá­
gráficos actuales en estos siglos, sino lo genes geográficas que fueron vividas por
que es aún más radical: no existía la idea los habitantes de las distintas regiones.
misma de nación (Estado soberano inde-
pendiente) que es un lento invento poste-
rior. Aunque no podemos reconstruir sistemá-
ticamente este proceso de geografízación,
Una vez tomadas estas precauciones en la hace hoy difícil -a veces imposible- distin- discernible, ayudados por los vestigios físi- minio de un nuevo territorio, que culmina
utilización de los términos nos referiremos guir en muchas obras lo relativo a cada pe- cos y documentales y por la imaginación. hacia 1550.
de todas maneras a la “arquitectura colo- ríodo, sin contar con las ya desaparecidas; Se trata, por lo tanto, de la construcción
nial colombiana”, intentando, para cada para reconstruir una imagen coherente histórica de hipótesis explicativas (llenas A pe­sar de su precariedad y de que prác-
momento, preci­sar el peculiar sentido que del de­sarrollo arquitectónico no se cuen- de puntos discutibles, no lo dudamos) a ticamente han desaparecido todos los
estas palabras adquieren. Va en ello una ta a veces sino con esquivas descripciones partir del recuento de los “datos” arqui- ejemplos de este primer momento, su
alta dosis de imaginativa interpretación documentales. Sabiéndolo así, y para no tectónicos disponibles. importan­cia radica en su intensidad crea-
pues son hoy muy contados y puntuales hacer el inútil ejercicio de repetir los tra- tiva: es entonces cuando los conquistado-
los vestigios que quedan sin altera­ción. A bajos serios y dispendiosos que han sido Desde el punto de vista arquitectónico res españoles deben inventar las formas fí-
lo endeble de los sistemas constructivos realizados por varios historiadores, hemos durante el período colonial se pueden sicas que representan la cultura española
hay que aña­dir sismos, abandonos, pobre- opta­do por un partido más riesgoso pero distinguir tres períodos secuenciales, que en tierras desconocidas.
za, falta de mantenimiento y, por último, que puede resultar intere­sante: intentar poseen, cada uno de ellos, una coherencia
picas demoledoras. reproducir la génesis y procesos generales formal y concep­tual. El primero se refiere
La superposición de adiciones y arreglos de estas arquitecturas como un argumento al momento inicial de la conquista y do-
La traza inicial de las ciudades, la cons- Salvo casos excepcionales, la arquitectu­ra El auge económico, proveniente de la ex­ ros cercano a la revolución francesa y su
trucción de las primeras estructuras de- doméstica y religiosa presenta variaciones tracción minera, del comercio y de la orga- revitalización de las for­mas clásicas.
fensivas y de las arquitecturas iniciales mínimas. Los únicos procesos arquitec- nización de la agri­cultura en haciendas, se
marca­rán un hito y serán los precedentes tónicos visibles son la desinterioriza­ción manifiesta en un auge de la construc­ción Dos de sus principales expositores son
obligados del desarrollo ar­quitectónico y paulatina y la formación efectiva del es- que deja una impresionante arquitectura precisa­mente un clérigo español de for-
urbanístico de los siglos siguientes. pacio urbano. militar, intere­santes ejemplos arquitectó- mación académica y un pre­cursor de la
El segundo período cubre lo restante del El tercer período, básicamente el núcleo nicos “barroquizantes” y un espa­cio pú- independencia. Aunque el neoclasicismo
siglo XVI, el siglo XVII y los co­mienzos del del siglo XVIII se carac­teriza por el apasio- blico de vocación escenográfica. Entre las no es un movimiento de gran amplitud, su
siglo XVIII y se refiere a la prolongación namiento y el decorativismo. Aunque este décadas fina­les del siglo XVIII y las prime- repercusión es importan­te en el desarro-
inercial de los tipos básicos establecidos. movimiento estético general se comparte ras del XIX se presenta el acade­micismo llo posterior de la arquitectura en el siglo
Dentro de un sentimien­to de radicación con España y sus provincias de ultramar, neoclásico, que expresa en arquitectura XIX. Los períodos anteriores no poseen la
donde lo español priva sobre lo americano el sentimiento de radicación empieza a dos efectos ideológicos entremezclados: la misma delimitación cronológica para to-
y con una agricultura de subsistencia, las privilegiar lo americano sobre lo español, moda oficial española de las Academias y das las regiones del país.
ciudades se van consolidando a paso lento. aun dentro del ais­lamiento regional. el sentimiento libertario de algunos pione- Por ejemplo, ma­ nifestaciones corres-
pondientes al siglo XVII se continúan capítulos.
pro­duciendo en ciertas zonas casi hasta
los albores del siglo XX; la arquitectura La delimita­ción tentativa de fechas entre
barroquizante o neoclásica está circuns- estas distintas etapas posee bor­des difusos
crita a casos aislados en ciertas ciudades y debe por lo tanto tomarse en un sentido
específicas. La ausencia de sincronía en muy general, tan sólo como orientación
la evolución arquitectónica inherente a cronológica de los proce­sos arquitectóni-
un país desmembrado en regiones dife- cos globales.
rentes, no impide la recons­trucción de se-
cuencias generales que brinden cohesión
a la ar­quitectura de la Colonia. Por ello,
son básicamente estos pe­ríodos los que
estructuran los análisis de la arquitectura
colo­nial que se presentan en los siguientes
III. ARQUITECTURA
DEL SIGLO XIX
L a primera mitad del siglo XIX estará
marcada por dos gran­des propósitos
nacionales: la Independencia y la puesta
invasión napoleónica a España brinda la
oportunidad para la creación de una nue-
va forma po­lítica de Estado en América;
dominantemente ru­ral; la bonanza relati-
va procedente de la minería, el comercio y
la acumulación de las grandes haciendas
jurídica de la república liberal democrá-
tica, a través de las cuatro administracio-
nes básicas que van de 1830 a 1850: la de
en marcha de la república liberal demo- los dirigentes de este primer in­tento liber- se verá muy dete­riorada por la guerra. Santander, la de Márquez, la de Herrán
crática. tario en la Nueva Granada serán fusila- y la de Mosquera. La guerra de los cau-
dos por Morillo en 1816. Será la genera- Los ejércitos, por ejemplo, consumen dillos del año 40 “mostrará como uno de
Con un gran esfuerzo autodidacta y a par- ción libertadora, encabezada por Bolívar, gran parte del ganado, que había logrado sus resultados la cristalización, con ideas
tir de una situación cultural muy precaria, la que realiza la independencia y crea la alcanzar niveles asombrosos (se calculaba y emociones separadas, de los partidos li-
la generación Precursora “abandona las Gran Colom­bia, cuyo fin coincide con la la misma cantidad de cabezas de ga­nado beral y conservador, cuyos enfrentamien-
vigencias políticas y científicas de Espa- muerte de Bolívar: 1830. que de población), todavía hoy no supera- tos y guerras civiles constituyen el mundo
ña, conectándose con el desenvolvimien- La Guerra de Independencia se hace a un dos. político central de nuestra segunda mitad
to cultural europeo, que en sus vertien­tes alto costo, no sólo en vidas, sino en térmi- La generación de los caudillos planteará del siglo XIX.
centrales no había llegado a América, por nos económicos. Al final de la Colonia, la la doble tarea de reorganizar económica- A pesar de las medidas de liberalismo eco-
el aislamiento histórico de España”1. La población de la Nueva Granada era pre- mente el país y establecer la estructura nómico como la supresión del estanco de
tabaco, la rebaja de los impuestos de adua- pañoles. Para mediados del siglo se habían las ciudades colom­bianas permanecieron El au­mento poblacional de la república
na, la desamortización de manos muertas perdido ya las tradiciones constructivas y básicamente estáticas o disminuyeron de se concentró en los campos. Corrientes
y la extinción de los privilegios de las artísticas de finales de la Colonia y es ne- población. Hay incluso casos dramáticos, migratorias diversas ampliaron las fronte-
comunidades religiosas, la economía del cesario reiniciar este proceso educativo como el de Car­tagena, que después de ha- ras agrí­colas; entre ellas, la más extensa y
país no logra sobreponerse al desangre de con arquitectos traídos de fuera. ber tenido un florecimiento notable al fin reconocida será la antioqueña; en la costa
las continuas guerras civiles. En términos de la Colonia, redujo su población a me- Atlántica se recibió a fines de siglo una se­
generales el balance económico del siglo Una de las tareas específicas que se en- nos de la mitad (en 1834 Cartagena tenía lectiva migración extranjera, bastante me-
XIX es negativo; Colombia será durante comendaron en los distintos contratos a 22.171 habitantes y en 1881 sólo 9.861); nos estudiada. El sistema de ocupación
el siglo pasado, uno de los países más po- arquitectos era la de entrenar obreros y allí, la mayor parte de familias ricas emi- territorial en los campos colombianos es
bres de América. maestros en el arte de construir. La arqui- graron a otras partes, sobre todo a Pana- dual: por un lado, continuará y se diversi-
tectura colonial, en sus técnicas más atra- má. Ciudades como Popayán, Santa Fe de ficará el sistema de; haciendas y por otro,
En estas circunstancias habrá muy poco sadas, se prolongará inercialmente por Antioquia, Tunja o Mompós subsistieron se formarán pequeñas poblaciones con
dinero para construir. Incluso se presenta largas décadas. apenas. Sólo Bogotá mantuvo una leve di- habitantes que trabajan en los campos
un retroceso técnico por la desaparición námica de crecimiento. aledaños.
de maestros, carpinteros y arquitectos es- Por otro lado, durante casi todo el siglo
Precisamente por estas condiciones, las
pocas obras arqui­tectónicas de alguna en-
vergadura que se acometen estarán marca-
das por un altísimo grado de significación
y buscarán ex­presar los más altos anhelos
colectivos. El sentimiento román­tico, en
plena vigencia en la segunda mitad del si-
glo, encontrará su expresión más acabada
en el Capitolio Nacional, que es por ello
el sueño arquitectónico más persistente,
más ambicioso y más simbólico del siglo
XIX en Colombia.
IV. ARQUITECTURA
REPLUBLICANA
A l concluir la Guerra de los Mil Días
el país se encontraba en el mayor es-
tado de postración política, social y econó-
población famélica y enferma. Las ciuda-
des, aun las que menos habían padecido
el efecto de la guerra, pero que habían de
doble. Colombia tenía 5 millones de habi-
tantes empobrecidos que apenas lograban
ganar para un precario sustento en una
general Reyes era el único político nota-
ble que no había estado involucrado en el
caso de Panamá ni en la guerra y además
mica de toda su historia… “aquello había todos modos sufrido el rigor del toque de economía enloquecida y fluctuante. había intentado, al menos, salvar el honor
sido tremendo. Sobre el territorio de Co- queda durante los Mil Días, carecían de nacional. En una apretada votación es ele-
lombia no quedaban sino ruinas. los servicios públicos más elementales; y En estas condiciones, la pérdida de Pa- gido presidente en 1904.
su población, diezmada”1. namá en 1903 no pasó de ser una conse-
Quebrantada económicamente en su es- cuencia inevitable del desbarajuste inter- El quinquenio de Reyes marca el despe-
pina dorsal por la escasísima exportación Para sufragar los gastos de guerra, el go- no. El zarpazo norteamericano sobre el gue para una reorganización económica
de frutos agrícolas; disminuida en su siste- bierno había emitido papel moneda sin istmo sólo fue protestado sin repercusión del país que no se va a cumplir sino en
ma monetario; humillada en su dignidad restricción alguna, llevando a la nación a alguna por una comisión diplomática que forma precaria. La estrategia reformadora
de nación soberana y libre… (…) Nuestros la bancarrota económica y al gobierno a la viajó a Washington presidida por el gene- de Reyes se concentrará sobre todo en la
campos convertidos en eriales, apenas si quiebra fiscal. El cambio con el dólar lle- ral Reyes. El sentimiento de indignación consolidación de una infraestructura de
producían lo suficiente para sustentar una gó al 10.000%, y en el mercado negro al nacional tuvo consecuencias políticas: el vías de comunicación.
Como instrumento operativo crea el Mi- renunciar al cargo y abandonar definitiva- cia la formación de las bases materiales de artículos que era muy costoso transportar
nisterio de Obras Públicas, una de cuyas mente el país en 1909. la nueva república que se habían represa- (como cerveza y gaseosas), o ligados a la
oficinas estará a cargo de los Edificios Na- do durante todo el siglo XIX. producción agrícola regional (tabaco, tex-
cionales; la sección arquitectónica del mi- En 1910 asume el poder político el parti- Las distintas administraciones que se tiles, molinos y trilladoras), o sistemas ar-
nisterio será, sin embargo, muy marginal do Republicano, con Carlos E. Restrepo suceden en la segunda y tercera década tesanales organizados en forma de micro-
respecto a las obras de ingeniería. Por otra a la cabeza. Con él, sube al poder social contarán con una situación económica empresas (velas, fósforos, jabones, etc.).
parte, en la medida en que la separación la generación republicana, con un ideario más promisoria. La producción de café, Aunque esta primera industria poseía un
profesional entre ingenieros y arquitectos y valores diferentes a los de las generacio- en aumento continuo,-se constituye en el mercado fundamentalmente regional o
no era aún muy clara, normalmente de nes precedentes. Los “Repúblicaos” han primer y más importante renglón de ex- local, va a inducir un relativo desarrollo
esta oficina se hacía cargo un ingeniero sufrido en su juventud una tremenda gue- portación. económico en ciertas ciudades como Me-
que contemplaba obras de muy distinto rra que no han propiciado y sus corazones Por otro lado, desde finales de siglo, pero dellín, Bogotá, Cali, Cartagena y Barran-
tipo y escala. Las dificultades económicas están despojados del odio y la radicalidad acentuada en esta época, se produce una quilla. Las ventajas relativas a su posición
en la realización de los proyectos y la cre- de sus padres y abuelos; sus anhelos se primera industrialización en algunas ciu- geográfica permitieron la importación de
ciente oposición política llevan a Reyes a mueven hacia la tolerancia política y ha- dades. Se trata de pequeñas empresas de maquinaria a las ciudades costeras, dán-
doles una ventaja comparativa que se re- Kemmerer, permite canalizar una enorme cupera sino hasta los primeros años de la blicana no es un hecho histórico efectivo
fleja sobre todo en el rápido crecimiento cantidad de préstamos que multiplican 5 siguiente década. sino hasta la segunda y tercera décadas
de Barranquilla, que unos años atrás no ó 6 veces la cifra de la indemnización. A del siglo XX. Entre 1910 y 1925 es su
era más que una pequeña población com- finales de los años 20 el Estado poseerá Los pormenores políticos y económicos momento de instalación, consolidación y
parable a otras de la costa. un capital para inversiones públicas como de estos años van a tener una lógica reper- predominio en todo el país y entre 1925 y
nunca antes lo había tenido y el país vi- cusión en el desarrollo arquitectónico, so- 1930 se marca la aceleración de este pro-
La bonanza económica llega a su punto virá una prosperidad conocida como “la bre todo en términos cuantitativos. Aun- ceso; es entonces cuando se construye con
culminante en el último lustro de los años danza de los millones”, que unos años que se puede decir que la arquitectura ritmo frenético y se alzan los más tardíos
20, debido a dos hechos: en primer lugar, más tarde López Pumarejo criticará como republicana tiene un antecedente estético e imponentes edificios; el estado afluente
se reciben los 25 millones de dólares de la la “prosperidad a debe”. Esta bonanza se en el Capitolio y algunas pocas construc- deja entonces una clara huella en la arqui-
indemnización por Panamá y en segundo verá bruscamente interrumpida a finales ciones posteriores, el salto en número de tectura.
lugar, la reorganización del sistema ban- de 1929 cuando el desplome de la bolsa construcciones a partir de 1910 es de tal
cario y la creación del banco emisor a par- neoyorquina arrastrará la crisis económi- magnitud, que se puede decir, sin exage- Se puede, por lo tanto, hablar de tres fases
tir de las recomendaciones de la misión ca mundial de la que Colombia no se re- rar demasiado, que la arquitectura repu- sucesivas en la arquitectura republicana:
una preparatoria, pionera, que compren- tos más representativos, ilustra la secuen-
de los arquitectos correspondientes a las cia cronológica y generacional de este
generaciones clásicas y de los Mil Días y desenvolvimiento.
que podría delimitarse entre 1880 y 1910. Las tres fases cronológicas descritas, que
Una segunda fase, de instalación, que se dan origen a los subcapítulos que se de-
identifica plenamente con la generación sarrollan a continuación, introducen
republicana y una tercera fase, de culmi- matices al interior de un mismo y único
nación, de 1925 hasta la crisis, donde ya “fenómeno” arquitectónico, un ciclo vital
se hace muy visible la generación cente- completo, que mirado en una perspecti-
narista; entre los arquitectos de esta gene- va general, cumple el rol de separar níti-
ración, sin embargo, está ya el germen de damente los otros dos grandes procesos
transformaciones que se harán más claras arquitectónicos colombianos: el de la ar-
a medida que avanzan los años 30. quitectura colonial y el movimiento mo-
El cuadro anexo donde están los arquitec- derno.
V. LA TRANSICIÓN
L a década de 1930 y la primera parte
de la del 40 en Colombia, son años de
transición entre la arquitectura republica-
el lenguaje: si para la vivienda es plausi-
ble utilizar referencias a estilos naciona-
listas, para los edificios comerciales e ins-
las reglas conceptuales republicanas.
La crisis económica del 29-30 acelera la
aparición de trans­formaciones sociales y
todo el cinematógrafo nos conectaron di-
rectamente con el mundo.
El ferrocarril, el automóvil y en especial
na y la arquitectura moderna. titucionales se usarán preferente­ mente políticas que venían germinándose a un el avión -que se adaptaba con gran efica-
los estilos considerados más modernos y ritmo más pausado. Tras casi 50 años de cia a la geografía colombiana y que se in-
Con la arquitectura anterior se posee en actualizados. hegemonía con­servadora, en 1930 sube al trodujo en Colombia desde fechas muy
común el método: suponiendo una corres- poder el partido liberal, como sím­bolo de tempranas-permitieron la comunicación
pondencia entre uso y estilo, la arquitec- La paulatina inserción de estilos moder- un deseo colectivo de modernización. interregional y la agilización del co­mercio
tura continúa pensándose a partir de dis- nos empieza a repre­sentar los anhelos de nacional e internacional. Por otro lado, los
tribuciones prototípicas tomadas como un una nueva generación más pragmática, El avance de los medios de comunica- adelantos en la medicina mejoran las con-
dato previo y fijado por el uso, donde la que mira con desdén los sueños románti- ción rompieron el ancestral aislamiento diciones de salud de los colom­bianos y las
creación se localiza en los estilos que da- cos de sus padres. El sentimiento de mo- cultural de la república y las influencias cifras referentes a la expectativa de vida y
ban forma a esas tipologías establecidas. dernización irá invadiendo la apariencia extranjeras empeza­ron a llegar sin filtros a la mor­talidad infantil mejoran en forma
Con la arquitectu­ra posterior se comparte de unos edificios todavía diseñados bajo temporales: el radio, el teléfono y sobre notable.
El avance de la in­dustria colombiana, en do atropelladamente y sin buscarlo, las fundamen­tal que se impone ésta y las si- dencias lujosas en las afueras de las ciu-
el conocido proceso de sustitución de im- vertigi­nosas transformaciones de las pri- guientes generaciones será la de poner a dades, tendrán que contar ahora con otros
portaciones, recibe un impulso durante la meras décadas del siglo XX europeo. Colombia a la altura de los tiempos histó- sectores de poder adquisitivo suficien­te
depresión eco­nómica de Europa y los Es- ricos. para competir con ellas por espacio subur-
tados Unidos y luego durante la segunda Esta absorción va a ser difícil y contradic- bano, producién­dose una extensión o “es-
Guerra Mundial, permitiendo una mejor toria, debi­do al peso muerto de la inercia El crecimiento urbano había estado has- tallamiento” de las ciudades. Recor­demos
distribución de los ingresos -en compara- de usos y costumbres. La modernización ta entonces básica­ mente concentrado que las décadas anteriores se caracteriza-
ción con las décadas anteriores- y la for- pretendida de todos los aspectos de la dentro de los linderos de la ciudad tradi­ ron por el de­seo de hacer ciudades, mani-
mación de nuevos sectores sociales urba- sociedad se cimentará ideológicamente cional, donde lo predominante había sido festado en un enorme esfuerzo es­tatal y
nos que repercu­ten fuertemente en las sobre el desprecio de formas de vida an- la densificación del parque existente por privado para hacer edificios importantes y
expresiones e ideologías políticas. teriores, lo que implicó no pocas veces la división y subdivisión de predios hasta lle- en la participación ciudadana en la elabo-
destrucción de porciones insustituibles gar incluso a situaciones de hacinamiento. ración del espacio público; los ar­quitectos
En fin, puede decirse que los centenaris- del patrimonio arquitectónico acu­mulado A partir de los 30 las clases altas, que más destacados durante los años 20 cons-
tas tienen la sensación de estar recibien- hasta entonces. Puede decirse que la tarea iniciaron una tendencia a construir resi­ truyeron todo tipo de edificaciones y sólo
marginalmente, vivienda. tado como los particu­lares canalizan sus zada y univer­sal. El modelo de las quintas, baño de la familia).
presupuestos prioritariamente hacia la una vez disminuidas las áreas y estanda- Los patios inter­nos desaparecen y la casa
En los años 30 estas necesidades se invier- construcción de vivienda. rizadas las distribuciones, se convierte en gravita alrededor del hall de distri­bución;
ten; la vivienda se erige como la necesidad Los arquitectos colombianos desde los un tipo de habitat que subyace como con- la vivienda es ahora una unidad aislada
sentida más urgente por parte de todos los años 30 van a diseñar básicamente vi- cepción previa de la vivienda. para una fami­lia nucleada. Es un pro-
sectores sociales, su demanda crece tre- vienda y sólo marginalmente otro tipo de grama básico que se entronizó como un
mendamente y no po­cas veces toma la edificios. Diseñar una casa en cualquier sector so- reflejo mecánico, confundiéndose con la
forma de presión política. La pregunta sobre cuál es la vivienda ade- cial consistirá desde este momento, en realidad misma de la vivienda; es decir, se
Aunque el Estado construye también edi- cuada se convierte entonces en una cues- articular dentro de un juego restringido instaló como una costumbre.
ficios de administración, de educación y tión crucial. En este período se solidifica de posibilidades, una serie de espacios in-
adelanta ciertas obras públicas, sobre todo un proceso tipológico que se venía gestan- dependientes y especializados funcional- Este patrón distributivo se mantiene toda-
en las ciudades me­nores, y el capital pri- do desde varias dé­cadas atrás; la dirección mente: zona social (sala, comedor, hall), vía en Colombia, resistiendo to­dos los em-
vado levanta algunos edificios comercia­ a la que apuntaban las quintas subur­banas zona de servicios (cocina, cuartos de ser- bates estilísticos de los últimos 50 años.
les importantes, es claro que tanto el Es- se consolida en una concepción generali- vicio, ropas, etc.) y zona privada (alcobas y Es éste un ejemplo de cómo las transfor-
maciones tipológicas marchan a un ritmo de la ideología higienista son temas que “problema social” revela, por otro lado, poder y la primacía social que había sus-
más lento que las transformaciones del han sido estudiados para la formación de un sistema de valores que enfatiza la co­ tentado durante el período republicano.
lenguaje ar­quitectónico. la vivienda moderna en los países euro- lectivización y la homogeneidad. En el
peos. agitado mundo políti­co de los años 30 se Por ello, salvo casos excepcionales, estos
La noción moderna de vivienda o de “ha- abrieron paso las vigencias socializantes y años no dejaron edificios simbólicos y sig-
bitat” no respondió solamente a los lentos Aquí sólo nos in­teresa subrayar que estos nacionalistas que se manifestaron en suce- nificativos que se constituyeran en hitos
procesos sociales internos; la burguesía procesos generales se solidifican en Co- sivas reformas de­mocráticas adelantadas urbanos, y su mayor contribución se con-
industrial internacional había creado esta lombia en los años 30, así en estos años el por gobiernos progresistas como el de Ló- centrará en los barrios residenciales, cohe-
tipología como res­puesta a las formas de nuevo tipo se tome tan sólo como un dato pez Pumarejo. Evidentemente, este clima rentes y ama­bles, donde no se destacaba
vida cotidiana que habían inducido los previo sobre el cual aplicar toda suerte de social y político no incentivaba la construc- ninguna unidad arquitectónica.
procesos de industrialización y urbaniza- pintorescas expresiones estilísticas, pro- ción de monumentos simbólicos. La arqui-
ción del siglo XIX. La paulatina privatiza- longando de todas maneras, tras su aire in- tectura de los años 30 es deliberadamente El tono menor dominante de la arquitec-
ción y especialización de la casa como tal novador, un sistema de diseño tradicional. modesta y bus­ca despojarse del carácter tura de esta época en­contrará en el “estilo
y de sus espacios interiores y la inserción La conversión del tema de la vivienda en demostrativo y de la identificación con el moderno” una expresión estética desnu­da,
libre de connotaciones elitistas que pare- más modesta, la ubicación meditada de la cadas anteriores los arquitectos, en su tuvieron que educarse total o parcialmen-
cía apropiada para los edificios institucio- última dependencia de la adminis­tración mayoría extranjeros, habían ido desarro- te en el extranjero por carecer el país de
nales. pública, de una escuela, de un hospital, llando una actividad profesional que se facultades de ar­quitectura.
La situación económica, por su parte, ha- y el trazado acertado de la calle más in- dis­tinguía no sólo de la de los ingenieros
bía rebajado los ímpetus constructivos de significante: comprende el control de la porque abordaba cons­trucciones de me- En 1934 se funda la Sociedad Colombia-
la época de la danza de los millones. Una construcción particular más sencilla y nor escala y por el énfasis otorgado a los na de Ar­quitectos (había un antecedente
de las figuras más representa­tivas del pe- la coordinación de todas las actividades as­pectos estéticos, sino también de la ac- de organización gremial en 1905 que no
ríodo, Karl Brunner, describe este clima constructivas diarias que deciden la faz de tividad de los maestros constructores, por fructificó) y en 1936 se funda la primera
en forma muy directa: “El adelanto del una ciudad en el transcurso de los años”. su habilidad técnica y su dimensión cul- Facultad de Arquitectura en la Universi-
progreso cívico en una localidad determi- Por otro lado, cabe destacar en esta época tural. El relevo generacional de los arqui- dad Nacional en Bogotá (la sec­ción de ar-
nada no consiste en proyectar palacios y la institucionalización de la arquitectura tectos republicanos por los centenarístas quitectura venía funcionando desde unos
obras suntuo­sas que quizás nunca se ter- como una profesión de nítido perfil y re- significa también, en términos generales, años antes como parte de la Facultad de
minarán, sino en una minuciosa la­bor que conocimiento social. un relevo de arquitectos extranjeros por Ingeniería).
comienza con el fomento de la vivienda Ya había sido mencionado como en dé- nacionales, aunque la mayor parte de ellos Estos dos eventos marcan la instituciona-
lización de la profesión y definen su ca­ arquitectónicas dentro de procesos que especulaciones formales aisladas que sólo a través de los medios especializados de
rácter dentro del cuerpo social. De este se conectan más directamente con los cír- ejercieron influencias puntuales. arquitec­tos, adquiriría en Colombia sig-
momento en adelante, la dinámica profe- culos arquitectónicos internacionales; la nificaciones diferentes, como lo veremos
sional no estará signada únicamente por arquitectura empieza pues, a responder a Entre la gran crisis del 30 y el comienzo más adelante. En vista de que la Guerra
la relación personal y directa entre los ar- influencias varías más complejas y no ya de la Segunda Guerra Mundial en 1939, Mundial no fue un corte nítido para la
quitectos y sus clientes, sino también por únicamente a los vai­venes ideológicos lo- la agitada actividad política y la depresión historia latinoamericana, los procesos ar-
la evolución de las polémicas y desarrollos cales. económica se reflejaron en una arquitec- quitectónicos se suceden aquí en forma
conceptuales intraprofesionales y espe- Ahora bien, los años 30 son también años tura altamente polarizada en tér­ minos más gra­dual y por ello puede por lo tanto
cializados, que se ma­nifiesta a través de transicionales en la arquitectura europea políticos pero confusa aún respecto a sus decirse que el proceso de transición hacia
revistas como Ingeniería y Arquitectura, y norteamericana, al menos en lo que a derroteros es­téticos. la arquitectura moderna se prolonga en
que se funda en 1939. tendencias generales se refiere. El Movi- Co­lombia hasta mediados de la década
Esta doble dinámica tiene una conse­ miento Moderno, y que se empezó a fra- Descargada de voltaje, pero arrastrando del 40.
cuencia que se manifiesta a mediano pla- guar en los “ismos” de los años 20 man- aún parte de sus dicotomías, el traslado
zo: agiliza la sucesión de estilos y modas tuvo durante mucho tiempo el carácter de de estas expresiones al medio co­lombiano,
VI. EL MOMENTO
MODERNO
E l impacto del Movimiento Moderno
se empezó a vivir en todo el mundo a
mediados de siglo, bajo la modalidad me-
sia, en el Japón, en Australia, en las nuevas
naciones africanas, los edificios aislados de
acero y vidrio empezaron a transformar el
forma simultánea, un mismo estilo arqui- constructiva sobre cual­quier otra consi-
tectónico pa­recía adecuado a todos los ha- deración, lo que Mies Van der Rohe -tan
bitantes de la tierra. agu­do en precisar sentencias- llamó “la ar-
jor conocida como “Estilo Internacional”. perfil tradicional de las ciu­dades. quitectura vuelta cons­trucción”.
Al terminar la Segun­da Guerra Mundial, Las bases conceptuales de este esperanto En Colombia se sumaron, además, varios
la reconstrucción de las ciudades euro­ En la América Latina que atravesaba un arquitectónico estaban enrai­zadas en las elementos del desarrollo histórico interno
peas se realizó bajo el signo de la ideolo- incontenible proceso de urbanización e formulaciones pioneras de la estética mo- que propiciaron la adopción rápi­da e in-
gía arquitectónica y urbana preconizada industrialización, fueron también las lí- dernista cocinada en las décadas anterio- discriminada del estilo internacional, que
por los sucesivos encuentros del CIAM. neas depuradas de la estética de las nue- res (racionalidad funcional, abstracción en nuestro medio se siguió denominando
En Estados Unidos, los grandes conjuntos vas técnicas las referencias de los acelera- formal, geometría simple), pero su prin- “arquitectura moderna”. El proceso de
habitacionales en altura y las unidades su- dos ritmos constructivos. En fin, el “Estilo cipal ca­racterística (que adquirió al dejar sustitución de importaciones, iniciado en
burbanas prefabricadas y en serie fue­ron Internacional” no parecía encontrar ba- de ser experimentaciones aisladas y con- los años 30, que se solidifica y amplía en
la solución privilegiada para enfrentar las rreras regiona­les y se logró incrustar hasta vertirse en instrumento de construcción los años 40 y 50, los avances en las redes
crecientes de­mandas de vivienda. En Ru- los más remotos confines del pla­neta; en masi­va) fue la de privilegiar la eficiencia nacionales de comunicación y el creci-
miento de los mercados internos y exter- este relativo desarro­llo en sus dinámicas Por otra parte, para entender lo que pasa quier medio, a un pedazo de tierra propio.
nos, repercuten en la conformación de urbanas y rurales, las presiones sociales en la arquitectura colombiana en la se- Barranquilla, Cali, Medellín y sobre todo
una estable industria nacional. acumuladas durante las décadas anterio- gunda mitad del siglo XX es indispensable Bogotá, deberán enfrentar el reto inédito
res y las radicalizadas tensiones políticas hacerse cargo del tremendo crecimiento de la migración escalar. En Bogotá, donde
Colombia, en estos años consigue colo- encontrarán un desfogue brutal en la épo- físico y demográfico de nuestras ciudades. esta situación es más dramática, el aumen-
carse como el segundo país exportador de ca de la violencia a finales de los años 40 La tendencia ya manifestada en los años to poblacional es geométrico; con un cre-
café del mundo; las esporádicas bonanzas y comienzos de los 50. Como es bien sa- 30 se agudiza y las cuatro principales ciu- cimiento pico de 7%, en la década del 50
en el mercado interna­cional de este pro- bido, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán dades colombianas, rompiendo sus diques la ciudad duplica su población (pasa de
ducto -como la ocurrida en los primeros el 9 de Abril de 1948 prendió una chispa de contención, estallan en todas direc­ unos 700.000 habitantes en 1951 a unos
años 50- traen inyecciones de dinero que destructora con repercu­siones urbanísti- ciones para albergar grupos siempre cre- 1’600.000 en 1964).
parcialmente se des­tinan a la construc- cas, sobre todo en Bogotá. Tras la violen- cientes de población. En términos constructivos las cifras son
ción. cia y el gobierno militar, el país recobra la Grupos que no estaban dispuestos ya a igualmente impresionantes: en los 50
Sin embargo, la acelerada industrializa- paz política en los 16 años del Frente Na- aceptar condiciones de sobre densifica- años que van de 1935 a 1985, cuando la
ción, las incongruencias y desfases de cional, que culmina en 1974. ción y que buscaban hacerse, por cual- población de Bogotá se multiplicó 16 ve-
ces, se construyó alrededor del 97% del mía atrasada, cambiaron definitivamente ojos de las generaciones de los Nuevos desprecio por los desarrollos arquitectóni-
parque inmobiliario que ac­ tualmente la imagen ur­bana tradicional. Dicho en y de Medio Siglo, que dominan el pano- cos que les antecedían.
posee la ciudad. A las transformaciones otras palabras, nuestras ciudades prácti- rama colombiano entre los años 40 y 70.
cuantitati­vas es necesario añadir las cua- camente se hicieron bajo el dictamen ar- Son estas generaciones decididamente
litativas: el progresivo aumento de auto- quitectónico y urbanístico del Movimien- más técnicas, más cómoda­mente instala-
móviles -con las dinámicas urbanas que to Moderno y sus técnicas; en todas ellas das en el siglo XX y animadas por un afán
estos aparatos arrastran-, la renovación subsiste aún una porción, siempre en pe- incon­tenible de transformación física.
de los centros urbanos tradicionales y su ligro de desapa­recer, que precariamente
especialización en usos comerciales, fi- mantiene todavía la memoria acu­mulada En arquitectura los relevos generacionales
nancieros y administrativos, la aparición de los 400 años anteriores de historia ar- -como se puede observar en el cuadro ane-
de nuevos centros, la segregación socio- quitectónica. xo-, son especialmente nítidos: la urgen-
espacial, el crónico déficit habitacional, Los anhelos de modernización y las rea- cia de los nuevos retos fue­ron asimilados
en fin, las ten­siones propias del acelerado lizaciones de la ge­neración centenarita con impaciencia por profesionales muy
crecimiento físico en un país de econo- aparecieron como sueños ingenuos a los jó­venes que no dudaron en manifestar su
VII. ARQUITECTURA
ACTUAL
E s siempre peligroso intentar un balan-
ce interpretativo de las realidades que
nos son contemporáneas. Los riesgos de
Dentro de las políticas económicas del go-
bierno que sube al poder en 1970 está el
reforzamiento de la industria de la cons­
y la destinación de estos recursos hacia la
in­dustria privada de la construcción.
En el lapso en que estas medidas financie-
tructoras que si bien no han modernizado
significativamente las técnicas construc­
tivas, han logrado un nivel de racionaliza-
error se multiplican cuando no se tiene la trucción. Se trataba de una estrategia ras han actuado en Colombia, es posible ción en los procesos y unas economías de
óptica lejana que decanta los contornos. doble, por un lado, de creación de em- ob­servar una considerable concentración escala que les permitieron imponerse en
No se puede ser juez y parte de realida- pleo -ampliando las fuentes de trabajo del capital de la indus­tria de la construc- el mercado de vivienda.
des vivas que tocan nervios emocionales no es­pecializado- y por otro de impulso ción en pocas manos, en la medida en que
en todas las di­recciones. Se decidió sin a la industria nacional, en las ramas rela- al­gunas grandes corporaciones lograron Por lo general, estos grandes conjuntos
embargo correr esta aventura por corte- cionadas con la construcción. Una de las controlar simultánea­mente las fuentes de presentan una ca­racterística arquitectóni-
sía de historiador: nuestra parcialidad y medi­das específicas que se tomaron para financiación (las Corporaciones de Aho­ ca común y es la de suavizar la aridez de
nuestras equivocaciones serán estimables implementar esta política fue la implan- rro y Vivienda UPAC) y la construcción la producción en serie con un envoltorio
datos para quienes en el futuro, con mayor tación de un sistema financiero conocido masiva de vivienda. El resultado ha sido el estilístico que va­ría al vaivén de las mo-
objetividad, deseen comprender nuestra como “UPAC”, que se caracteriza por la de la aparición de gigantescos conjuntos das, casi siempre dominadas por el pinto-
época. incentivación de la capta­ción de ahorro realizados por un puñado de firmas cons- resquismo: neo-español, nórdico, francés,
colonial, etc… Sin embargo al convertir la mentales y repetitivas son suficientes para res solventes de la demanda, o lo que es lo da popular y con la mentalidad de hacer
vivienda en objeto de consumo y con afán fijar una imagen estilística y producir una mismo: sólo se produce la vivienda que es rentables sus operacio­nes, comenzó un
de lucro, las referencias estilísticas se redu- ilusión de diferencia. negocio. proceso sistemático de jibarización urba-
cen al mí­nimo indispensable para hacer- Es una arquitectura-objeto de consumo na y arquitectónica: las normas mínimas,
las atractivas al mercado. La ar­quitectura que no sobrepasa el nivel de un maquilla- Durante los años 70 la mayor parte del las viviendas mínimas y los lotes mínimos
comercial, por ello, no es realmente “de je escenográfico y que, además descansa dinero ahorrado a través de UPAC se in- llegaron a escalas donde el diseño mismo
estilos” como en los años 30, sino que uti- en puras convenciones; este reino del lu- virtió en la finan­ciación de vivienda para se convertía en un acto irrelevante.
liza los signos que, por con­senso colectivo, gar común estético es pues a la vez super- sectores medios y altos. Esto, unido al des-
connotan los estilos. ficial y conservador desde un punto de censo de la autoconstrucción por efectos La producción masiva de abrigos ele-
vista cultu­ral. de la dinámica de precios del suelo ur- mentales produjeron zonas habitables de
Una inflexión de los techos, detalles de- bano, agudizó la crisis de vivienda en los aparien­cia tan desapacible y sórdida y de
corativos en las vigas o en las puertas o Otro efecto del UPAC ha sido lo que los sectores de bajos ingresos. Por su parte, tan escasas posibilidades de evolucionar
la adi­ción de ciertas ornamentaciones ar- economistas llaman la desviación de la el ICT disminuyó con­siderablemente la con el tiempo, que hicieron revalorar con
quetípicas superpuestas a estructuras ele- producción de vivienda hacia los secto- producción de diseño directo de vivien- ojos nostálgicos los más coherentes desa-
rrollos espontáneos de la vivienda auto- vi­viendas mínimas de muy baja calidad y solventes, ha emprendido en los últimos dades oficiales que emprenden construc-
construida. Ante el paisaje desolador de y área, o lotes con servi­cios que expan- años la construcción de varios con­juntos ción directa.
den desordenadamente la periferia de las
la so­lución de los profesionales, parecería de vivienda; algunos de ellos son de gran- La fun­dación de nuevas facultades de ar-
que John Turner tenía razón. gran­des ciudades. A pesar de que varios des dimensio­nes y con mayores alcances quitectura, para llegar a la cifra sorpren-
El aumento acumulado de los déficits ha- arquitectos de buena vo­luntad han inten- arquitectónicos. dente de 19, ha aumentado la cantidad de
bitacionales en los sectores más pobres tado elevar la calidad del producto final Ante este panorama, el nicho ecológico arqui­tectos que, ante las realidades nacio-
obliga al Estado a reorientar la financia­ con ingenio constructivo, los constreñi- dejado a la expre­sión arquitectónica de nales, enfrentan un cre­ciente desempleo
ción e inyectar enormes sumas de dinero mientos económicos son de tal peso, que validez cultural se ha reducido notable­ profesional.
para estos propósi­tos, en los años 80. los han hecho fracasar. Sin subsidios ma- mente, pues debe limitarse a los even- El futuro no es sin embargo tan deso­
yores no parece poderse lograr una vivien- tuales resquicios de la demanda solvente lado como podría aparecer a primera
Aunque esta refinanciación hace subir da popular de estándares ar­quitectónicos dejados por las grandes corporaciones pri­ vista: la diversificación de intereses y
verticalmente las estadísticas y el avance y urbanos aceptables. vadas (en lo que queda de la producción la complejización de la sociedad abren
cuantitativo es notable en el último lus- “por encargo”), a los concursos públicos o una serie de alternativas nuevas; si el
tro, el tipo de acercamiento es el mismo: El BCH, orientado hacia sectores medios a los contratos directos con aquellas enti­ modelo del profesional libe­ral que des­
de su oficina desarrollaba proyectos truido has­ta ahora con esfuerzos imagi- urbes, en fin, la satisfacción de necesida-
para unos clientes tiende a desaparecer, nativos para superar los proble­mas here- des estéticas, sicológicas y antropológicas
los modelos del arquitecto-teó­ rico, del dados, como los déficits de vivienda, la durante demasiado tiempo rele­gadas a se-
arquitecto-investigador, del arquitecto- segregación urbana o la insuficiencia de gundo término.
artista, del arquitecto-restaurador, del servicios colectivos. Y además, tendrán
arquitecto-activista comunal, etc., ofrecen que enfrentar -como ya empieza a hacer-
enormes posibilidades hacia adelante. se- los pro­blemas cualitativos de estos fi-
nales del siglo XX: el deterioro del espacio
A no ser que ocurran cambios drásticos público, la polución ambiental en todas
no probables, con los ritmos de crecimien- sus manifestaciones, la disminución de
to poblacionales actuales, se duplicarán la calidad de vida urbana indu­cida por la
nuestras ciudades en las próximas déca- proliferación de automóviles, la destruc-
das: las nuevas generaciones tendrán que ción del pa­sado arquitectónico, la crecien-
construir una cantidad similar a lo cons- te soledad y agresividad de las grandes
Historia de la arquitectura
en Colombia
Silvia Arango
Centro Editorial y Facultad de Artes,
Universidad Nacional de Colombia, Bogota,
1989
L a investigación histórica trajo como
consecuencia la valoración del
patrimonio arquitectónico y la defi-
bía acometido con osadía Germán Té-
llez (Manual de historia de Colombia,
tomos II y III, Bogotá, 1979; Crítica e
está dentro de la línea de visión totali-
zadora del desarrollo de la arquitectura
en Colombia a lo largo de más de cinco
sición bastante inadecuada en un mo-
mento en que se reconoce a Colombia
como país de regiones. La única mane-
nición de los monumentos dignos de imagen, Bogotá, 1979), quien suplió, siglos. Al definirlo en la introducción ra de comprender y estudiar su multi-
conservarse, dada su significación para con hábil manejo de la crítica, las ca- como una visión general”, presenta plicidad y diferencias es mediante in-
la historia del país, bajo criterios que rencias de investigación y consulta de como excusa el poco tiempo que tuvo vestigaciones particulares y regionales.
hoy parecen obsoletos, pero que en su fuentes documentales. Es un trabajo para redactarlo: “No [...] podía aspirar
momento lograron alertar y divulgar pionero en su planteamiento, difícil de a llenar todos los vacíos detectados ni Al definir “lo protuberante”, la autora
aspectos de la cultura colombiana bas- superar en razón de la cultura y las do- a hacer dispendiosas investigaciones lo- se sumerge en un juicio crítico exclu-
tante desconocidos. tes literarias de Téllez. cales”. En la obra, al decir de la autora, yente de temas y objetos de su estu-
“sólo lo protuberante se destaca”. Reco- dio, sin dejar suficientemente claro
La visión panorámica de la historia de El libro de la arquitecta Silvia Arango, noce las carencias y los vacíos. 0pta por el porqué desde el punto de vista, no
la arquitectura en Colombia sólo la ha- que publica la Universidad Nacional, desechar las indagaciones locales, po- meramente operativo, sino teórico. Es-
tas posiciones se empiezan a presentar de análisis que hacen alusión a la ubi- terminar la periodización, mediante períodos de inflexión. Por último, el
como problemas en la obra, a las cuales cación temporal en la cual se inscri- “una recomposición e imbricación de panorama general posee un “tempo en
se une la confusión de conceptos tales ben las diferentes manifestaciones ar- estos distintos niveles para presentar- continua aceleración”, aunque en el
como considerar la historia de la arqui- quitectónicas. Tales niveles los define los como una secuencia cronológica siglo XX la temporalización adquiere
tectura un hecho aislado y extraño a la como “tempo histórico lento”, “tempo coherente”. Los siete capítulos que una “forma hiperbólica”. ¿Acaso la alti-
“historia general del país”. histórico de mayor celeridad” y nivel constituyen el libro: Arquitectura in- sonancia y el rebuscamiento lingüístico
“monográfico”. A estos tres niveles se dígena, Arquitectura colonial, El siglo hacen más seria, rigurosa y científica
La confusión que se presenta en la in- agregan otros intermedios, creaciones XIX, Arquitectura republicana (1880- una investigación histórica sobre arqui-
troducción y la larga lista de interrogan- y derroches de verbosidad, como el de- 1930), La transición (1930-1945), El tectura? De esa manera, no solamente
tes no resueltos sobre la manera como nominado “ideológico-generacional- movimiento moderno (1945-1970) y en la introducción sino a lo largo del li-
se iba a tratar el problema, desembocan lingüístico”. La arquitectura actual (1970-1985), bro, se encontrará el lector con lo que
en la definición de una aparatosa, con- poseen también, en algunos casos, una Germán Colmenares definió como “ex-
fusa y rebuscada estructura de niveles Para completar necesitó, además, de- “secuencia tipológica global” con tres centricidades idiomáticas”, útiles sólo
para sumergirse en confusiones innece- ciudades y temas de importancia. aún no se ha hecho— antes de empezar fica y cronológica), la etapa de redac-
sarias. una historia de este tipo. ción fue adelantada solitariamente por
Hubiera sido deseable que se simplifi- El problema radica en que todavía es la arquitecta Silvia Arango.
caran los niveles de análisis acudiendo arriesgado definir y seleccionar los ele- La complejidad del tema y la extensión
a la definición y localización de las es- mentos y fenómenos arquitectónicos de la temporalidad abarcada en la in- Esto dio como resultado algunos capí-
tructuras y fenómenos de larga y corta más significativos, ante la carencia de vestigación evidencian la superficiali- tulos que producen inevitable descon-
duración, suficientemente teorizados y por lo menos un inventario del patrimo- dad de ésta. La interdisciplinaridad es fianza, como el de la arquitectura indí-
definidos por la historiografía universal nio de lo construido en el país, existente una solución para lograr las historias gena prehispánica, donde de manera
contemporánea. o desaparecido. Tal dificultad, simple y totales, de las cuales ya existen algunos temeraria la autora “ordeno” y “com-
La pretensión de desarrollar una his- sencilla, trae como con­secuencia la im- ejemplos dignos de tomarse como mo- plementó” con algunas hipótesis gene-
toria total se desvanece al avanzar la posibilidad de una historia total riguro- delo. No obstante haberse iniciado el rales los “pocos estudios sistemáticos”
exposición. Efectivamente, están au- sa y coherente. Sería indispensable pri- trabajo investigativo de manera colecti- realizados por algunos especialistas,
sentes personajes, regiones, edificios, mero un diagnóstico exhaustivo —que va (dada su amplitud temática, geográ- arqueólogos y antropólogos (Reichel-
Dolmatoff, E. Reichel, Duque Gómez, El trabajo colectivo de los investigado- chivos locales, regionales y nacionales. archivo bastante abundantes pero en
Cubillos, B. Valderrama, etc., siempre res en la primera fase del proyecto, que El único archivo que se cita en el libro mora de consultarse para conocer este
muy mesurados en sus planteamien- debió seguir así hasta el final, dio como es el “Archivo Histórico Nacional de periodo. Así las cosas, poco se avanza y
tos, producidos después de toda una resultado una exposición museológica Bogotá” (¿ será quizá el Archivo His- aporta al conocimiento de la arquitec-
vida dedicada a la investigación). So- y un lujoso catálogo sobre la arquitectu- tórico Nacional de Colombia?), el “Ar- tura colonial.
bre aspecto tan desconocido, lo más ra en Colombia que fueron difundidos chivo Histórico” (de donde?) y el archi-
viable hubiera sido optar por la simple en diferentes países. Tampoco estuvo vo de Bogotá . Por otra parte, la falta de rigor histórico
descripción y dejarles a los expertos la exenta la muestra de algunas críticas . conduce a aseveraciones como la refe-
formulación de las hipótesis y análisis, Al parecer, Arango consultó la mapo- rente a Nóvita, ciudad que, por estar en
pues son ellos los llamados a plantear- Uno de los logros más importantes de teca para sacar algunas ilustraciones. un lugar apartado, “se encontraba aún
nos. la historiografía colombiana en los últi- En el capitulo sobre arquitectura de a comienzos del siglo XIX, en condicio-
mos años ha sido el empleo del valioso la Colonia se hace muy evidente la ca- nes similares a la Santafé de Bogotá de
patrimonio documental manuscrito e rencia del empleo de nuevas fuentes de 1600” . Para tal aseveración no se pre-
impreso existente en los diferentes ar-
sentan los patrones de medición o refe- “trasladarse mentalmente en el tiem- en el manejo del tiempo histórico de la (como la de una geografía que se con-
rencia. Cuando trata acerca de los pue- po”) y a la especulación, con suposicio- narración. forma y organiza mentalmente).
blos de indios, flota la confusión sobre nes sustentadas con muy pocos o nin- Según Arango, durante el siglo XVIII Plantea algunas contextualizaciones
la figura del encomendero y la del oidor gún indicio (“al parecer”, “es posible”, “la geografía irá adquiriendo una con- ingenuas de la arquitectura ecléctica
visitador creador de los pueblos, o la de “es probable”, “posiblemente”) sobre formación que se organiza mentalmen- o republicana. Por ejemplo, define los
centro doctrinero y pueblo de indios. asuntos, fechas, personajes o institucio- te a partir de centros urbanos...”, o “en años diez y veinte de este siglo como
nes, con lo cual se evidencia la falta de términos sociales generales se puede “época femenina” . ¿Acaso las demás
Vale aclarar que un centro de adoctri- conocimiento o comprensión. A todo lo hablar de [...] haciendas ‘serviles’ o feu- épocas son masculinas? ¿O ya es posi-
namiento no fue necesariamente un anterior se agrega la poca claridad de dales [...] en Colombia hasta la primera ble definirle el género a los diferentes
pueblo de indios. Para suplir algunas algunos apartes debido a un mal em- mitad del siglo XX” . Hay muchas afir- períodos de la historia? Salvo lo ante-
carencias se acude ingenuamente a pleo del lenguaje. El incorrecto uso de maciones caducas (como la que sostie- rior, el capítulo IV está mejor logrado.
la imaginación (a la “imaginativa in- las conjugaciones verbales genera gra- ne la existencia de feudalismo en Co- Los capítulos V a VII son los mejor
terpretación”, al “traslado mental”, al ves problemas gramaticales y errores lombia), o que rayan en la ingenuidad elaborados de todo el libro. En ellos se
pone de manifiesto un conocimiento en rigor histórico, hasta desvanecerlo en un material inútil que no cumple su
profundo del tema tratado, en compa- en crítica, con el propósito de subsanar función de apoyo a los textos.
ración con los anteriores. El tránsito las dificultades que conlleva el trata- La primera edición del libro se agotó
por los ásperos caminos de la historia miento de la historia contemporánea de rápidamente, en razón de las numero-
colonial malogran esta obra. Se debe la arquitectura colombiana. sas expectativas que creó en el mundo
anotar, sin embargo, que para los perío- académico. Desde entonces las críticas
dos recientes, según palabras de Silvia La presentación editorial tiene muchas no han faltado.
Arango, “el papel del crítico sobresale deficiencias, en cuanto a diagramación
sobre el de historiador” e impresión. Cerca de 40 reproduccio-
En conclusión, a la obra le falta unidad nes de planos de proyectos arquitectó-
y carácter. Se define como historia pero nicos y urbanísticos, debido a la mala
lo ganado en una mejor exposición del edición y reproducción, que no permi-
tema en los últimos capítulos lo pierde ten su lectura y consulta, se convierten
BIBLOGRAFÍA
http://aplicaciones.virtual.unal.edu.co/

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publi-
cacionesbanrep/boletin/boleti5/bol31/arqui.htm
blogs/hacolombia/category/cap-i/

http://es.wikipedia.org/wiki/Arquitectura_de_Co-
lombia

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