Salmo. 91 Segunda lectura. 1Jn. 5,1-6 Evangelio. 20,19-31 En la primera lectura se resalta la reunión y el compartir de la primera comunidad cristiana como signo de la comunidad que tiene como centro de sus vidas al Señor. Los fieles se reúnen concretamente en torno a Cristo resucitado y tienen un fin específico: vivir la solidaridad, por ello ponen todo en común y nadie siente necesidad. Se ve claramente el testimonio que dan los primeros cristianos: la unidad, solidaridad, fraternidad, comunión… hoy nos invita a salir de nosotros mismos para ir en busca de los demás. En el salmo está claramente manifestada la misericordia en todos los acontecimientos de la vida. y al reconocer la acción de Dios, da gracias por las maravillas que ve realizadas en su vida. El presente salmo invita a dos acciones concretas: la confianza en el Señor pues no hay mayor seguridad que estar en la misma fortaleza de Dios. Por otra parte, invita a la alabanza, porque si reconoce lo que el Señor ha hecho en favor suyo, no tiene más que alabarlo por su gran misericordia. En la segunda lectura tomada del apóstol San Juan, se enfatiza en tres ejes muy concretos, a saber: La fe: presentada como la fuerza necesaria para poder cumplir los mandamientos del Señor y como impulso para vencer al mundo. El amor como mandamiento principal y signo de la resurrección del Señor, puesto que por amor se entregó por nosotros; Él mismo ha dicho “no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). Finalmente está el signo del agua y la sangre, por los cuales somos purificados y renovados en el Espíritu (cfr. Tm 3,5). Tal como nos dice el evangelio “de su costado brotó sangre y agua” (Jn 19,34). El evangelio de Juan habla del relato de la aparición de Jesús resucitado a su comunidad se nos dice cómo se llega a esta alegría a partir de cuatro pasos presentes en este texto: El paso del miedo a la alegría, pues los apóstoles están encerrados por miedo, pero la presencia de Cristo da paz y alegría, seguridad y confianza para que nunca más tengan que estar encerrados. Paso del oír al experimentar, una cosa es escuchar y otra experimentarlo, esto queda reflejado en Tomás, quien no contento con oír hablar del maestro resucitado, reclama la fuerza del encuentro y la experiencia. Paso del ver al creer, es Jesús quien toma la iniciativa, se presenta, muestra las señales de la cruz y los conduce de la incredulidad a la fe que exclama “Señor mío y Dios mío” manifestando así el abandono hacia su Dios y Señor. Paso del recibir al dar, al testimoniar, se ve en el gozo de la resurrección que no se queda solo en Jesús, sino que él mismo lo irradia y lo propaga, lo transmite a los suyos para que estos a su vez sean propagadores de la fe en el Hijo de Dios. Así pues, con esta gracia, los apóstoles entran a fondo en la misión del Señor, con el poder mismo del Señor.