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KENT J. T.

, Homeopatía - Escritos Menores, Aforismos y Preceptos (k3)

Introducción

Prefacio

La mente formada en la Medicina tradicional adquiere por ésta la capacidad de la percepción


concreta. Adquiere el suficiente tacto como para descubrir un hígado agrandado; la fineza auditiva
como para determinar una alteración del ritmo cardíaco, la agudeza del ojo como para observar
los más finos detalles morfológicos, todo ésto ayudada por las más sutiles instrumentos de
precisión.

Al tratar de aplicar esto, le surge un insalvable escollo. Estos conocimientos no se ajustan a la


verdadera realidad con que ella se enfrenta, pues encuentra que el ser humano es algo más, el
enfermo es un paciente, un sufriente de algo que está más allá de su hígado enfermo, puede surgir
además en esta mente la sospecha de que ese hígado alterado no es causa en sí mismo de su
enfermedad; esto lo ver confirmado por la ineficacia de los métodos terapéuticos empleados que
siguen a este criterio.

Puede el médico así dotado, en su búsqueda de lo mejor para el paciente, encontrarse con la
Homeopatía. Lo primero que descubre es que ésta lo insta a desarrollar una nueva actitud mental,
por la cual podrá ser capaz de percibir los Principios y Leyes que rigen la vida, y sobre los cuales se
sostiene su terapéutica.

Si se compromete en este intento, que es arduo, encontrará una recompensa incalculable; verá
modificarse los cambios estructurales orgánicos, pero únicamente luego de modificar las causas
que los sostienen, pues aprenderá través de la Homeopatía, a percibir el Principio que anima a
todo ser vivo, a la Energía Vital; palpará sus desvíos, verá que éstos se manifiestan a través de los
síntomas que se refieren a la totalidad del paciente, a la lucha instalada en cada ser humano entre
lo que es y lo que debe ser; oirá los reclamos de este sufrimiento y sabrá aplicar la medicina
apropiada para acallarlos; ser un artista que transformar la tosca y grosera imagen de un ser que
vive para el odio, en la resplandeciente que es la de alguien que vive para el amor.

Este duro pero reconfortante camino que le espera a quien trata de encontrarse a sí mismo a
través de la práctica de la Medicina Homeopática, se allana cuando encuentra un Maestro como
Kent, quien le tender su mano plena de comprensión de la Doctrina, de los Principios y de las
Leyes vitales. La edición de sus Escritos Menores, Aforismos y Preceptos en castellano, tiene por
finalidad ésto, acercar la mano de un Maestro, al médico con vocación de servicio; a éste está
dedicada.

María Clara Bandoel

Una critica al dr. holmes


En la página 602 de este año, mi amigo Holmes relata un caso curado con Veratrum, un caso tan
simple, que hasta un recién graduado no dejaría de reconocer de un vistazo.

Reflexiona luego acerca de la experiencia, cuando acota que no tenía su "biblioteca" junto a él y
que había prestado su carretilla. Si el Dr. Holmes nos hubiera dicho, qué habría hecho o dado si
hubiera encontrado que la enfermedad presentaba síntomas completamente desconocidos para
él, me hubiese contenido de rogarle que volviera y determinara francamente qué habría hecho.
Creo que el Dr. Holmes, es honesto y por lo tanto creo que habría estado arrepentido de haber
prestado la carretilla y de no haber llevado su repertorio. El Dr. Holmes, nos puede hacer creer
que piensa que los doctores acarrean sus repertorios simplemente para hacer una exhibición,
simplemente para observar casos tan simples como él informa. No conozco un miembro de la
Asociación Internacional Hahnemanniana que necesite un repertorio para un caso tan simple
como el caso de Veratrum. Quizás el Dr. Holmes ofrece este caso como un desafío, como un caso
que pudiera confundir a los honorables miembros de la Asociación Internacional Hahnemanniana.

Si el Dr. Holmes ofrece esto para mostrar su propia erudición y todo su alcance, él tuvo éxito, pero
si lo ha ofrecido para mostrar que el repertorio no es de valor para el propósito de salvar la vida, él
ha fracasado.

Indica que su "regla de práctica" es dar una medicina con alta potencia, pero si su "regla de
práctica" se basa en los mismos razonamientos como los que usa para dejar su biblioteca en su
casa (porque la potencia baja hubiera sido muy pesada para acarrear en un caso de apuro),
presumimos entonces (que sus potencias eran muy altas.

El de seis polvillos pero no dice porqué seis pueden ser mejor que uno; por lo que inferimos que
"seis polvillos, cada uno cada media hora". debe ser también una "regla de práctica".

Dice: "considero a éste un caso desesperado, ya que varios casos semejantes perecieron bajo el
tratamiento de la vieja escuela".

"Ya que varios casos semejantes perecieron bajo el tratamiento de la vieja escuela", fue su razón
para pensar que éste era un caso desesperado, y la única razón para pensar que el caso era
desesperante; no nos da con esto la evidencia de que se curó debido a la prescripción. Pudo haber
vivido simplemente porque no recibió el tratamiento de la vieja escuela.

"En los casos en que se necesita actuar inmediatamente me parece una tarea tan riesgosa llevar la
biblioteca al lado del enfermo, como volver al consultorio para estudiarlo".

En consecuencia, inferimos que el Dr. Holmes piensa que no es riesgoso estar al lado de una
enfermedad violenta, incluso si uno no conoce el remedio para la enfermedad. ¿Qué hará el Dr.
Holmes cuando no conozca lo que deba hacer?. ¿Observar y permitir la muerte del paciente?.
¿Adivinar uno o varios remedios?. ¿Quebrar la ley y dar drogas alopáticas, o que hará ?. ¿Nos da a
entender el Dr. Holmes, que él, un hombre joven, tiene tanta sabiduría en su cabeza que nunca se
confunde?. El, intentó convencernos de ésto en Niágara pero se equivocó notablemente.
"Como es una regla, yo no fui capaz de encontrar justo lo que necesité cuando estuve en un
apuro". Significa con esto que no está habituado a usar un repertorio como para encontrar lo que
necesita cuando está en un apuro. Esto es una confesión criminal para un pretendido seguidor de
Hahnemann. La confesión significa negligencia o pereza cuando la vida humana está en peligro.

"Permitan usar sus libros a quienes lo necesitan". (Con esto el Dr. Holmes dice en esencia, que él
no necesita los libros". Esto es una declaración asombrosa, quisiera estudiar Materia Médica como
el Dr. Holmes.

Un estudio de la materia medica

Hay un médico en esta ciudad, por lo menos dice esto el letrero de su puerta, que parece que está
haciendo diariamente cosas que son correctas, si es que está perfectamente sano, pueden
atribuirse a que es bufón (Stram.), siente deseos de calumniar (Ipec); pero si se hace un muy
generoso examen del caso, él no es responsable de sus palabras y conducta. En la calle, vocifera y
brama (Bell., Canth.) y asume aires de importancia (Hyos., Stram).

Algunos de sus familiares han observado en él gran ansiedad con transpiración (Ars. Graph.).
Tiene gran torpeza en sus movimientos y deja caer los objetos (Apis). Ha envejecido
prematuramente (Bar-c. Ant.-C), dice que es astuto en su insanía (Anac.) y sus aberraciones
mentales se empeoran cuando está solo (Elaps, Phosph. o Stram.); no habla con nadie. Suele tener
humor alternante (Ignatia), por ejemplo irritabilidad con cobardía (Ran.-Bulb.). Es muy celoso
(Hyos.) y parece sentir aversión por sus propias tareas (Sepia o Kali-Carb.) mientras atiende muy
diligentemente la de los otros. No ha manifestado algún deseo de destruir su propia ropa, aunque
a menudo rasga por la espalda los abrigos de los demás (Verat.). Con toda su furia no siente
temor, aunque se pone ansioso por el mínimo ruido, (Caust., Silic., o Aurum), y parece temer a las
tormentas (Nat. Carb., Phos). A veces muestra una gran aprensión (Hyos.) con una hiperemia
cerebral activa (Glon.). Ve caras en cada rincón (Phosp.) y suele hacer movimientos rápidos en la
calle cuando ve un organillero (Phos-ac.) tan grande es su aversión a la música. A veces piensa que
ve gatos (Puls, Stram.) y se dice que es infantil en su actitud. (Crocus). También imagina que ve el
lejano futuro (Acon., Ph.-ac.); y su comprensión es decididamente dificultosa (Lyc.) especialmente
para lo que escucha (Cham., Nat-Carb.). Frecuentemente manifiesta falta de confianza (Bar-carb.,
Kali-C.) debido a que conoce que hay gente que sabe la real causa de su insanía (Phos.).
Ocasionalmente su conciencia lo trastorna (Ars., Cocc.); el otro día un niño lo asustó diciéndole -
"ratas"! (Calc.). A menudo mira hacia atrás como si estuviera perseguido por enemigos (Dros.,
Lach.). Entró a su casa, se miró en el espejo y pensó que veía un ganso (Hyos.). A veces tiene una
denigrante pérdida del juicio (Nux. ) con pérdida del sentido moral (Anac.). Su vanidad es
maravillosa (Plat.). A menudo camina durmiendo (Phosp); se sobresalta por un mínimo ruido
(Borax) y tiene miedo a los ladrones (Ars., Lach.). Quizás un nosode pueda curarlo si el producto de
su enfermedad pudiera prepararse potentizado. El remedio que produzca la totalidad de sus
síntomas no aparece aún después de un largo estudio.
Aún la "Ciencia Cristiana" ha fallado en hacer un hombre de él. Se sabe que recientemente ha
recurrido a estimulantes y a pesar de esto sigue mal. ¿No hay salvación para un hombre que no
quiere salvarse a sí mismo?. El eco responde, "No hay salvación!".

Conferencia

Un médico avanzado en años, recuerda muchos fracasos. El Homeópata fiel recuerda a un


hombre, a una mujer, a un niño y comprende que éstos, que fueron sus fracasos pasados, serían
ahora casos simples. Prescribir el remedio homeopático es de tal modo un proceso de desarrollo,
que puede decirse que "el mejor de los vinos se reserva para el final de la fiesta". Durante los
comienzos de la práctica, varias de las enfermedades agudas siguieron su curso, en los años
avanzados estas son casi todas abortadas.

El joven contempla los años exitosos de la larga experiencia y se maravilla pensando si él podrá
curar como ve hacerlo, como lo hizo Hahnemann. Es bueno tener esperanzas, - sobre todo
esperanzas- con las cuales, junto con la experiencia, todos pueden lograr el alto grado de
perfección en curar tal como lo logró Hahnemann.

Puede hacerse mucho más hoy en día que lo que pudo haber hecho Hahnemann, porque tenemos
un mayor número de medicamentos y mayor número y más altas potencias.

Es dudoso que la técnica de prescribir haya hecho mayores progresos. Es en éste aspecto en el
que todos debemos meditar más. Ningún alumno que sobrevivió a Hahnemann pudo hacer más
de lo que él hizo. Pocos de los que vivieron después que Hahnemann, pudieron hacer lo que él
hizo.

Lo que fue capaz de hacer en sus años maduros es lo que parece tan maravilloso.

Si deseamos progresar, debemos tratar de aprender el Organon.

1º) Debemos tratar de saber qué es lo que debe modificarse en el ser humano, para llevarlo desde
la enfermedad hacia la salud.

2º) Debemos tratar de meditar para saber qué es lo que hay en los medicamentos o drogas que le
otorgan su poder o principio curativo. (Par g. 3).

Referirse aún a esta gestión, les parecer a algunos una vieja historia, ya considerada con
anterioridad, ampliamente; pero puede también sorprender, el conocer que algunos de los
llamados amigos fracasados están pensando y actuando como si el paciente estuviera enfermo
porque su hígado, o corazón, o estómago, o algún órgano están funcionando de modo impropio.

En la medida que uno piensa que el hombre está enfermo porque sus órganos no están realizando
su trabajo apropiadamente, en la misma medida no podrá proyectar uno un tratamiento que esté
de acuerdo con el Organon. En la medida que uno ve los resultados como causas, en la misma
medida la verdadera idea se oscurece. Mientras uno piense de este modo, tomar síntomas de
acuerdo a esto y trabajara con el repertorio de la misma manera; y aunque los resultados puedan
satisfacerle, sin embargo no serán comparables con los resultados que se obtienen cuando se
piensa que los órganos enfermos no son sino la consecuencia del estado de desorden del hombre
mismo, quien está compuesto de mente y ser físico, y finalmente de órganos y extremidades (Org.
Par g. 1-11-15).

La nosología tradicional puede ser útil cuando tenemos que responder al ámbito público pero es
inútil en el arte homeopático de curar. Debe determinarse claramente qué es lo primero en el
hombre y qué es lo último; qué es lo superior y qué lo inferior; qué es lo más interno y qué es lo
externo; con lo cual podemos percibir cuáles son las causas y cuáles son las consecuencias. En la
medida que uno piensa que los estados patológicos son causas, en esa medida actuar en la
dirección opuesta a la curación y en la propicia para la destrucción.

Todos los procesos nutritivos son comandados y conducidos desde el centro hacia la periferia, por
lo tanto los procesos curativos deben ir desde lo esfuerzos centrales. Los alumnos han oído a
menudo estas afirmaciones, y se han asombrado por su significado. Yo he mantenido un ojo alerta
sobre tales alumnos durante varios años y todos aquellos que fracasaron, se habían asombrado
del significado de tales afirmaciones. Aquellos que pueden percibir este sentido son los que son
capaces de ejecutar la tarea, orientándose con el Organon de Samuel Hahnemann, y de curar al
enfermo tal como él enseñó, es decir. de curar al paciente, luego de lo cual los órganos retornarán
a su función normal. Los que dan Bryonia para la neumonía, Nux Vómica para el estómago, Kali-
iod., para la sífilis y Belladona para la congestión cerebral, raramente aprenden a individualizar
desde el paciente hacia sus localizaciones.

Sus únicas alegrías y éxitos son "los golpes de fortuna". Sus éxitos podrían ser fracasos en las
mentes de los que pueden seguir a Hahnemann en todos los sentidos, quien enfatiza que i los
síntomas mentales por encima de todos los demás, dan la totalidad de los síntomas del enfermo.
(Org. Par g. 213).

Diagnóstico de qué es lo curable

El verdadero médico debe conocer que todo lo que hay de mórbido en el hombre puede
representarse sólo por síntomas y signos. Debe meditar acerca de esto seria, paciente y
juiciosamente, así podrá encontrar en la Materia Médica, los síntomas más similares al paciente. Si
él es descuidado respecto al mejor interés del enfermo, o es negligente para descubrir y escribir
sus síntomas, o es muy indolente como para buscar los síntomas correspondientes en la Materia
Médica o no le da importancia a los síntomas que escucha decir al paciente, o a los síntomas que
lee en la Materia Médica, jamás prosperar a través de los años, en el desarrollo de la erudición,
sino que seguir como otros semejantes a él, el camino de la indolencia y la veleidad, dependiendo
de los hallazgos prestados del laboratorio, para hacer una prescripción.

El último estadio del tal hombre ser peor que el del primero. Quien confía en que está dirigiendo
sus remedios contra los gérmenes, o contra los parásitos o contra un tumor que el paciente pueda
tener, está en una oscuridad extrema, pues no puede percibir que un hombre sano tendrá tejidos
sanos, sangre sana y por lo tanto no ser fértil para el desarrollo de gérmenes, parásitos o
productos mórbidos. (Par g. 7, 11, 12, 14, 70, 84, 89, 98, 107, 9).

Por un lado tenemos el laboratorio, que puede proporcionar la base para la prescripción; por otro
lado está el Organon. Ciertos prescriptores están demandando enormes gastos para instalar
laboratorios en nuestras escuelas, mientras no dan crédito a las oportunidades de nuestra Materia
Médica, aunque lo último sea diez veces superior a cualquier descubrimiento hecho en otro tipo
de colegio. Esto indica claramente que están en la dirección de la medicina tradicional, y la
ignorancia del homeópata que sigue en esta línea. Podría permitírseles que tengan en paz sus
enormes y superfluos laboratorios; pero debemos exigir nuestros plenos privilegios, los cuales los
tenemos en la Materia Médica y la Filosofía terapéutica. Para éstas las demandas jamás fueron
hechas elevando las manos a los consejos de Estado que controlan nuestros colegios. El
requerimiento de nuestro "Hering College" debería ser completamente diferente del de "Rush" o
el de "Pands". La base del conocimiento de nuestra práctica está en la Filosofía y la Materia
Médica, mientras que la de ellos, en el laboratorio. Ambos pueden tener ventajas clínicas iguales
en cantidad, pero difieren en su carácter y calidad. El reverso de todas estas fantasías e
imaginaciones están en la substancial doctrina de Hahnemann, basada en hechos, y ahora
confirmada por una centuria de experiencias, la cual j dice que: Es imposible concebir que haya
otra cosa que síntomas, los que están para ser removidos o curados para restablecer la salud.
Observen la experiencia de la pasada centuria y qué es lo que hemos curado. Nada sino síntomas.
Los resultados de las enfermedades desaparecen por sí solos cuando los síntomas han ido curados.
Cuando los síntomas son removidos por un remedio homeopático, el paciente se cura.

El médico debe percibir si los síntomas representan la imagen completa de la enfermedad.


Cuando se observan sólo unos pocos síntomas, en los llamados por Hahnemann casos parciales o
defectivos, no pueden esperarse grandes cosas de un remedio dio escogido por estos pocos
síntomas. (Org. Par g. 172-64858

El médico homeópata percibe claramente cuándo tiene una imagen netamente definida, y sabe lo
seguro que es el remedio en este caso en su acción curativa (par g. 3, 104). A menudo se divulga
una educación defectiva transmitida por pretendidos médicos homeópatas que traen casos para
considerar, los cuales tienen sólo unos pocos síntomas clínicos, o unos pocos particulares, o los
resultados de la enfermedad, y de los que se han omitido todos los síntomas mentales y generales.
El que médica casos tan parciales tendrá un alto Porcentaje de fracasos; aunque a menudo se
pavonee acerca de sus golpes de suerte. Toda enfermedad curable se da a conocer a si misma al
médico inteligente, por signos y síntomas. (Org. Par g. 14). Las enfermedades son por lo tanto
incurables, cuando no se dan a conocer a través de signos y síntomas. Si el médico es incapaz de
encontrar los síntomas, o si no hay síntomas, como en los crecimientos malignos, o el paciente los
oculta, éstos no pueden ser reconocidos por el prescriptor.

Materia médica

Se están empleando todos los esfuerzos para que la ciencia médica se restablezca sobre una base
positiva; sin embargo estos esfuerzos están basados en pura teoría. ¿Qué puede haber de más
positivo o cierto que las declaraciones escritas de los pacientes interesados o de los
experimentadores?.

Estas son afirmaciones de hechos y son diariamente confirmadas por miles de experiencias.
¿Cómo puede esperarse una base más substancial?. Los registros de las experimentaciones
confirmadas y verificadas subsisten, así como están documentados tantos hechos.

Está n registrados los síntomas del enfermo y de tantos hechos.

La similitud entre estos dos, es la única cualidad variable y esto es materia de arte; y el arte es
siempre una cualidad variable.

Entonces todo lo que queda es encontrar al artista -a un médico- luego de lo cual todas las
cuestiones estarán resueltas. ¿Es este grado de conocimiento demasiado alto como para trabajar
con él?. ¿Puede ser cierto que haya hombres y mujeres educados que deseen competir por un
precio mucho menor en la escala de la realización humana?.

De todo lo que hay en medicina capaz de curar al enfermo, lo único que puede conocerse y que
representa el principio curativo de cada droga individual, son los síntomas obtenidos por los
experimentadores sanos. El laboratorio y el microscopio tienen que fallar en esto, porque pueden
descubrir sólo las consecuencias, mientras que el poder curativo es sólo una tendencia o esfuerzo
de una sustancia invisible, hecha acción a través de circunstancias.

En la medida que los hombres buscan en el laboratorio las causas de la enfermedad, en agg. 4
medida buscarán los poderes curativos, lo cual debe terminar siempre en fracaso (Org. Par g. 24-2,
108).

El estudio de las patogenesias homeopáticas, el cual es tan extenso, requiere tanto tiempo y
perseverancia, que los que se consagran a la negligencia, indolencia y liviandad, pueden hacer muy
poca exhibición de gloria profesional; por lo que el estúpido, el petulante y el ladino tienen
siempre que investigar a través del método material y hacer de esto la base de sus esfuerzos,
asociandose por lo tanto, o colocándose en el mismo nivel que el mecánico. Por supuesto, todas
las sustancias líquidas buscan su propio nivel.

Uso de potencias; aplicación del remedio a la enfermedad

Y finalmente el médico debe conocer cómo ajustar el remedio a la enfermedad, para conseguir la
curación como resultado. (Org. par g. 146 y siguientes). Nuestras patogenesias se han extendido
en enorme proporción de modo tan vasto que la mente no puede abarcarlas; sin embargo esto se
amplía muchísimas veces más con el conocimiento completo del uso de las distintas potencias. El
médico que conoce cómo usarlas distintas potencias tiene diez veces más ventajas que el que
siempre usa una potencia sola, no importando cual fuera. Después de treinta años de
observaciones y comparaciones cuidadosas respecto del uso de distintas potencias, es posible
establecer las reglas siguientes: todo médico debería tener dominio de las potencias 30, 200, IM,
SOM, CM, DM y MM, hechas cuidadosamente en la escala centesimal.
Encontrar entre la 30º y la 10M las potencias curativas más útiles para mujeres muy sensibles y
niños.

Entre la 1OM y la MM están todas las útiles para los casos de enfermedades crónicas ordinarias
de personas no tan sensibles.

Para las enfermedades agudas, la 1M y la 1OM son las más útiles.

En los casos de mujeres sensibles y niños, está bien comenzar con la 30º o 200º que permiten que
el paciente mejore su estado general, después de lo cual la 1M, puede ser usada de modo similar.
Cuando la mejoría con ésta cesa, puede necesitarse la 1OM.

En las personas que sufren de enfermedades crónicas y que no son tan sensibles, se puede
comenzar con la 1OM y no cambiar mientras la, mejoría perdure; luego la 50M actuará del mismo
modo, y debería ser usada durante el tiempo en que el paciente progrese hacia la curación; luego
la CM puede ser usada del mismo modo y la D.M. y la M. M. sucesivamente.

Por esta aplicación de series de potencias en un caso dado, el paciente puede ser ayudado con la
influencia del simillimum o de determinado remedio, hasta lograr su curación. Cuando se
encuentra el simillimum, el remedio actuará cuantitativamente en una serie de potencias. Si el
remedio es sólo parcialmente similar, actuará en sólo una o dos potencias, luego los síntomas
cambiarán y se necesitar un nuevo remedio.

Algunas enfermedades crónicas requerirán una serie de remedios cuidadosamente seleccionados


hasta conseguir su curación, cuando el remedio es parcialmente similar; pero el ideal de la
prescripción es encontrar el remedio suficientemente similar corno para sostener el caso a través
de una serie completa de potencias, hasta las más altas. El paciente dirá cada vez, que la nueva
potencia actuó tal como lo hizo la primera recibida. El paciente siente cuándo la medicina está
actuando correctamente. Algunos han insinuado que la sugestión es una ayuda para la acción del
remedio, pero es bueno saber que la sugestión falla cuando se da el remedio erróneo.

Discurso

Colegas de la Asociación Internacional Hahnemanniana: Es con placer que les doy la bienvenida a
nuestra octava reunión anual, la cual promete exceder en beneficio e interés a la última sesión.

Hasta ahora, esta Asociación ha cumplido con algunos trabajos muy útiles para la causa que
defiende. Esperemos que haga aun más en el futuro. Y ¿Cuál es la causa que defendemos? o en
otros términos, porqué existe esta Asociación. No fue ciertamente por un vano propósito, ni por
un capricho insensato, que nuestros mayores y más respetados miembros dejaron el Instituto
Americano y formaron esta Asociación separada de aquel; es igualmente cierto que los más
jóvenes en la profesión no nos agrupamos en esta Asociación por ningún propósito egoísta ni
inútil. ¿No se ha formado esta Asociación con el único propósito, como se expresó, de perpetuar y
desarrollar la verdadera Homeopatía?. ¿No hemos sentido en el momento de su organización que
había llegado la hora de que despertaran los hombres de verdad, y trabajaran para la ciencia que
ellos aman?. ¿No hemos escuchado vilipendiar y abusar de todos los principios que enseñó
Hahnemann y que la experiencia de muchos ha probado que son verdaderos? en resumen: ¿No ha
sido expulsada la verdadera Homeopatía del Instituto?. La escuela Homeopática, entonces y
ahora, se dividió en dos partes. Por un lado los métodos y prácticas que representan a los
Eclécticos, y por el otro, los principios y la práctica de Hahnemann, de Gross, de Boenninghausen,
de Hering. Ha llegado el momento en que todos los médicos han de decidir a cuál de las partes
deben asistir; Y sea la gloria eterna para aquellos hombres que escogen estar mejor con lo
correcto que con la mayoría!

En la historia del Instituto Americano podemos leer algo que es una advertencia para nosotros.
Durante sus primeros años, el Instituto estaba compuesto por hombres capaces y verdaderos, y
sus propósitos eran la verdad y el desinterés. Pero poco a poco, se permitió que los Eclécticos
treparan entre sus miembros, y de pronto mirad!, todo el mundo es ecléctico.

Estemos entonces alertas para ver quién entre nosotros es ecléctico, y sea nuestra censura super
escrupulosa para no permitir que trepe cubierto con piel de cordero. No se permita que ningún
miembro avale con su firma una solicitud de ingreso, si no conoce al médico personalmente y está
muy seguro que es calificado como para sernos útil. Debe observarse gran cautela en esta materia.
No es un gran número lo que necesitamos, sino hombres de verdad y de propósitos.

Aunque debe ejercitarse mucha cautela en la materia de elegir nuevos miembros, no rechacemos
a los que aunque no piensan como nosotros tienen simpatía por nuestro propósito y que serían
bienvenidos. No nos erijamos por lo tanto en la Muralla China de exclusión, sino que simplemente
tengamos todas las precauciones propias como para evitar el daño. No debe ser excluido ningún
hombre bueno por malicia personal; ningún hombre inútil elegido por ambición personal. Como
bien está establecido en nuestro último volumen de actas: "Los intereses personales o ambiciones
no tienen lugar aquí sino solamente lo que es verdad".

Sin duda todos estarán de acuerdo con esta aseveración, pero muchos se preguntarán, y con
mucha razón, ¿Cuál es la verdad?. Esta pregunta ha sido hecha muchas, muchas veces, y en todas
las materias. En este caso, limitando nuestra afirmación respecto de lo que es verdad en
terapéutica, aseveramos sin vacilar que la ley de similitud es la verdad, que es un hecho probado.
¿No se ha hallado que es efectiva para todas las enfermedades y en todas las regiones?. ¿Pueden
necesitarse mayores demostraciones?.

"Esto es verdad, sostengamos esto" exclamamos todos. Puede ser acertado remarcar que
mientras nuestra ley es un hecho fijo, jamás debemos olvidar que nuestra escuela no es fija. La ley
es completa y perfecta, nuestro conocimiento acerca de su amplitud y utilidad es muy incompleto
e imperfecto. La ley es fija, la escuela debe progresar.

El Eclectismo, al estar construido sobre las inciertas arenas de la teoría, necesita continuamente
reconstruirse, ya que cada nueva teoría causa un desvío de su basamento; la Homeopatía.
construida sobre la incambiable roca de la ley, jamás necesitar ser reconstruida.
Siendo entonces nuestro basamento firme, necesitamos solamente desarrollar y mejorar la
superestructura. Nuestro conocimiento acerca de la amplitud y utilidad de la ley de la similitud se
ha incrementado desde los días de Hahnemann; 'vemos respecto a esto, que tenemos que
continuar perfeccionándonos y siempre en el camino correcto.

La ley, siendo de origen divino, es completa, perfecta y fija; la escuela estando compuesta por
errados humanos, es incompleta, imperfecta y cambiable.

Algunos admiten con gusto y en gran medida la ley Homeopática; sin embargo desean algo más;
ellos quisieran tener libertad, licencia, "para usar su mejor juicio"; ser libres para tratar casos
anómalos con recursos no homeopáticos, si a su juicios fuera alguna vez necesario.

Se está desarrollando de tal modo una tendencia autodenominada científica que nuestros jóvenes
están en peligro de ser arrastrados por la vorágine de la confusión. Una vorágine científica se ve
maravillosa, es tan fuerte! ¿Qué puede haber en la ciencia médica, sino el conocimiento de cómo
curar al enfermo?. Cuando se le pregunta al médico científico, qué es lo que conoce, debe decir:
Yo conozco cómo curar al enfermo. Si realmente sabe esto, él tiene el conocimiento y es científico.
Si no tiene el conocimiento que pretende poseer, es un simulador y un estafador.

¿Qué hay de valor en la palabra "científica", cuando todos los pretenciosos de la medicina hacen
uso de ella?. Estos la mayoría de todos, gritan "Nosotros somos científicos". "Nosotros enseñamos
ciencia". La cantidad de ciencia depende enteramente de cuanto de ésta posea el instructor, de
este modo, "la corriente de agua no puede elevarse más alto que su curso".

Los Eclécticos claman que enseñan lo más científico (?), sobre todo, porque seleccionan lo mejor
de todas las escuelas de medicina ¿Quién los ha guiado en este gran error? ¿pretenden ellos tener
una ley o una filosofía que los capacite para seleccionar el trigo y desechar la paja?. No. Tal cosa
no corresponde a sus pretensiones. Además reclaman mayor empirismo para estar en lo más alto
del sentido científico. Cuanto mayor caos y confusión mayor la ciencia.

Los gritos de los incrédulos no fortalecen su posición científica cuando apelan únicamente al
microscopio y al sentido común. El sentido común se opone siempre a las inteligencias cultivadas.
El hombre de inteligencia inferior necesita que se le demuestre que una dosis puede ser vista y
tocada para que pueda curar sus dolencias, apelando al sentido común. El mestizo hace uso del
mismo razonamiento y argumento para condenarnos, así como el medio alopático, para condenar
al mestizo -apela al sentido común y a la confianza-.

Diez hombres pueden afirmar "Yo no lo vi" y uno atestiguar "Yo lo vi". ¿Y quién de los once sería
aceptado en las cortes arbitrales como competente para dar evidencia?. El que conoce lo que los
diez no conocen. Los diez declaran que han tratado con potencias altas y que han fracasado en
conseguir resultados curativos. ¿Qué han demostrado?. Nada sino su propia ignorancia de como
usar estas potencias.

Aunque dicen que curan con potencias bajas. No creo que curen con potencias bajas, debido al
mejor de los razonamientos. El lógico suponer o presumir que un médico que puede curar con
potencias altas, puede curar con las bajas, pero no puede demostrarse de ninguna manera que un
médico que puede curar con potencias bajas no pueda hacerlo con altas. Los que conocen como
seleccionar un remedio tienen confianza en ese remedio y con el tiempo van ganando a ese
conocimiento; los que son ignorantes respecto del poder del remedio seleccionado, por supuesto
no han ganado la confianza necesaria como para curar con este, y ellos mezclan otras
consideraciones y otras medicinas.

Se dijo recientemente en una revista médica que hay una razón lógica para desertar de la
Homeopatía y volver a la Alopatía; esto es abandonar por el ley el empirismo. La idea es falaz y no
se adujo ninguna razón sensible para ostentarla. Puede haber una sola excusa para este cambio, y
es el fracaso! Y este fracaso jamás ha demostrado deberse a alguna insuficiencia de la ley
Homeopática, sino que siempre marco la incapacidad de quien la usa. Todo hombre es capaz de
errar. Dejad arrojar la primera piedra a nuestra ley, a quien sea incapaz de pecar.

Concerniente al argumento que se ha hecho a menudo, acerca de la libertad de las opiniones y


acciones médicas, podríamos remarcar que nadie esta libre de las obligaciones con la ley; cuanto
mayor es vuestro trabajo, cuanto más avanzan, tanto más se afianzan las cadenas de
responsabilidad. Solo el mendigo de los albañales esta libre para hacer lo que quiera. El que no
este seguro del éxito de su práctica, no puede garantizar a otro médico, éxito en la misma.

Si uno practica Homeopatía tendrá los seguros éxitos Homeopáticos; si practica Alopatía tendrá
los magros resultados de la Alopatía. Ningún resultado de peso aprendido puede cambiar esta
regla. Nosotros somos hombres libres, libres para hacer y practicar lo que nos plazca; pero nuestro
éxito ser medido por nuestra práctica y nuestro título de homeópatas o Eclécticos ser dado de
acuerdo a que practiquemos una u otra, y todos conocemos que la mayor medida del éxito, esta
en relación con la estricta adherencia a la ley de los semejantes, la dosis mínima y el remedio
único. La homeopatía de Hahnemann nos da el mayor éxito, la mayor libertad y el mayor honor.
Ningún hombre puede practicar empirismo exclamar honestamente ser homeópata; eso es "vivir
una mentira", como afirmó un Alópata. EL ecléctico es un esclavo sujeto por el error, el
Homeópata es libre, emancipado por la verdad. Un gran poeta dijo "La verdad hace libre a un
hombre, y los demás son esclavos al lado de él".

No permita esta Asociación el amparo o respaldo bajo ningún aspecto, aún en ausencia de
censura, de alguna forma de falsa enseñanza. Entiéndase claramente que nosotros cumplimos
completamente, y de modo honesto creemos en las resoluciones adoptadas por esta Asociación.
Hemos declarado que estas resoluciones representan "completa y cabalmente la opinión
terapéutica y práctica" de nuestra asociación. Mostremos al mundo exterior que creemos en lo
que hemos dicho. Creemos del modo más seguro que el ORGANON DEL ARTE DE CURAR de
Hahnemann es la única guía terapéutica. No toleremos entonces ninguna enseñanza que trate de
pervertir o reducir este trabajo maestro de ningún modo. Hemos aseverado de acuerdo con
nuestra creencia, que la única guía para la prescripción es la totalidad de los síntomas y las drogas
experimentadas. No nos permitamos entonces prescribir sobre ninguna otra base; no puede ser
de ninguna manera homeopática.
No podemos permitir hacer valedera ninguna enseñanza que se esfuerce por controvertir este
principio fundamental de la práctica Homeopática. Aquel que recomiende la construcción de
terapéuticas sobre una nueva teoría o sobre otra base que la prescripta por esta ley, no es un
homeópata y no tiene que ser miembro de esta asociación. Los éxitos de la práctica no pueden
estar basados sobre teorías patológicas. Si estas teorías enseñan a prescribir para un estado
patológico o para una discrasia, seguramente no son homeopáticas y ambas son inútiles.

La adopción de drogas experimentadas por Hahnemann, introdujo dos características en la


medicina y éstas, son la certeza y la previsión. Estamos seguros que una droga curar en el enfermo
síntomas tales como que los que produjo en el sano: estamos capacitados antes de probar una
droga, predecir con certidumbre, qué es lo que curar . Por estas grandes características de su arte,
la medicina está en deuda con Samuel Hahnemann, veamos que nuestras fallas no destruyan su
noble tarea. En resumen, debe recordarse que la base de una prescripción homeopática son los
síntomas del paciente, la cuestión de las dosis es secundaria. En tal caso la medida de la dosis no
puede jamás hacer homeopático al remedio.

En esta cuestión de dosis, algunos yerran por un lado, otros por otro.

Vemos que mientras algunos confían en que una droga imperfectamente seleccionada puede
hacer el mismo trabajo que el perfecto simillimun, si es "activada" o administrada en dosis crudas;
por otro lado encontramos quienes están dispuestos a asentir que casi todas las prescripciones
deben darse en dosis bastantes "altas". Ambas partes están en un error. No podemos dogmatizar
acerca de la cuestión de las dosis, aunque aquí todos coincidiremos en que, cuanto mejor es la
selección, es decir, cuanto más cerca estamos del perfecto simillimum, menor será la medicina
que necesitemos dar. (Más alta potencia N. T.). Puede establecerse esta proposición en contra de
otras opiniones. La experiencia de nuestros mejores prescriptores, es que el simillimum curar la
mayoría de los casos del mejor modo si se da en alta potencia y en una dosis, o a lo sumo en unas
pocas dosis. Por lo tanto, la experiencia nos dice que las altas potencias son siempre las mejores;
esto es experiencia, porsupuesto no es ley. Aunque el reverso de esta proposición no es cierta,
pues una mala selección de droga, no puede hacer un buen trabajo si se da mucha cantidad de
ésta. Esta idea es la causa de las mescolanzas de hoy en día.

En informes de casos clínicos publicados, encontramos la necesidad de un examen cuidadoso del


paciente. Hahnemann puso el mayor énfasis respecto de este examen, explicándonos cómo
hacerlo, y diciendo en efecto, que un paciente bien examinado tiene la mitad de la curación. Si no
se hace este examen cuidadoso, uno no puede extraer todos los síntomas peculiares
característicos que Hahnemann declaró deben ser los síntomas decisivos. Todos los casos tienen
muchos síntomas, los cuales corresponden a muchas drogas y son en consecuencia de poco valor,
para decidir la elección de un remedio. Cada caso debería tener, y probablemente tiene, algunos
síntomas peculiares; éstos son los que debemos obtener. Escuchamos a muchos quejarse de la
insuficiencia de nuestra Materia Médica, de la inutilidad de nuestros repertorios, pero
generalmente el mayor fracaso en prescribir correctamente y aun fácilmente, no es debido a la
falta de buenos libros, sino a la falta de un examen cuidadoso y concienzudo del paciente. No
olviden esto, que las mayores curaciones del mundo y de las que se tiene prueba, han sido hechas
por los primeros homeópatas con una biblioteca mucho menos completa que la que poseemos
ahora. Después de seleccionar el remedio apropiado, no debemos olvidar que es de primera
importancia darlo en la dosis apropiada y no cambiarlo tan pronto, ni repetirlo tan
frecuentemente. Jamás hay que cambiar un remedio hasta que los síntomas hayan cambiado y
pidan otro; jamás repitan la dosis (o cambien el remedio) mientras el paciente está mejorando.
Para una comprensión mejor y más amplia del verdadero arte de curar deben estudiar y reestudiar
el Organon.

Nuestro propósito en estas pocas acotaciones no ha sido enseñar este arte, sino solamente llamar
la atención sobre unos pocos puntos salientes; advertir sobre algunas características prominentes,
las cuales no pueden ser consideradas tan a menudo.

Esta Asociación, como se ha dicho, fue organizada para un propósito especial, y este propósito fue
promulgar y desarrollar la Homeopatía. Para la prosecución de esta obra, nuestra principal tarea
debe ser la purificación y el perfeccionamiento de la Materia Médica. Ésta, es la base de nuestro
arte. Nuestra Materia Médica, una vez corrupta y pervertida hace imposible el éxito clínico.

Al respecto, podemos también tomar en cuenta la evolución del Instituto Americano,


considerando lo que desarrolló desde hace cuarenta y tantos años, para hacer el mismo trabajo,
ya que por varios años el Instituto dio un buen servicio en este estudio. Pero como luego se
desarrolló ecléctico, se volvió enamorado de la falsa sirena llamada ciencia progresiva, y todo lo
verdadero fue abandonado. Cuidemos un destino semejante para esta Asociación.

La Materia Médica tiene que ser desarrollada a través de una cuidadosa y concienzuda
experimentación de nuevas drogas; repetimos cuidadosa y concienzuda experimentación, pues la
mayoría de las actuales son inútiles, ya que fueron hechas con descuido e impropiamente. Uno
teme prescribir basándose en éstas; teme confiar vidas valiosas a tales trabajos descuidados. Qué
diferencia sentimos cuando prescribimos uno de los viejos y confiables remedios. La seguridad
engendra precisión y el éxito corona nuestros esfuerzos.

En nuestra última reunión, se hizo un buen comienzo de este estudio de la Materia Médica, y
nuestro departamento promete un gran beneficio e interés para las reuniones siguientes. En todos
nuestros trabajos debemos esforzarnos para emular la energía y el celo de Hahnemann y sus
primeros discípulos; ellos fueron por cierto maestros. Ningún conocimiento terapéutico y
habilidad médica muestran mayor superioridad que sus experimentaciones y revisión de la
Materia Médica. Para hacer esto bien, se requiere el mayor talento y el mayor celo, aunque no
tenemos que desanimarnos por la tarea, pues la habilidad y el celo se encuentran fácilmente en
nuestras jerarquías. La Materia Médica tiene que enriquecerse con observaciones clínicas y aquí
también podemos tomar otra vez ejemplo del trabajo cuidadoso de Hahnemann. La admisión de
síntomas clínicos en nuestra Materia Médica debe ser hecha con la mayor cautela. Pueden ser
incorporados sólo después de la más cuidadosa investigación y luego deberían ser marcados de
modo que pudiéramos diferenciar los clínicos de los patogenéticos.
La adopción rápida y desconsiderada de síntomas clínicos es ciertamente un daño y si se sigue
esto, la Materia Médica ser en gran medida desconfiable.

No todo profesional tiene un juicio valedero acerca de la importancia de una confirmación clínica.
Aún las confirmaciones confiables deben anotarse sólo cuando son peculiares o características;
síntomas comunes, generales, tenemos en abundancia.

El síntoma clínico es sólo admisible cuando llena el vacío dejado por las experimentaciones
imperfectas, o para los casos en donde no pueden ser obtenidas las experimentaciones. Aunque
algunos de los mejores síntomas en uso ahora, son de origen clínico, como regla general, no
pueden ser considerados tan ciertos y confiables como los patogenéticos.

Al lado de las experimentaciones de drogas y la anotación cuidadosa y concienzuda de los


síntomas clínicos, podemos hacer un trabajo muy útil marcando las verificaciones clínicas de los
síntomas patogenéticos. Un síntoma producido sobre una persona sana y curado en un enfermo
se vuelve doblemente confiable. No puede haber duda acerca del valor de tales síntomas.

La más peligrosa manera de perpetuar la verdad homeopática es mezclarla con la incertidumbre o


el misterio. No hay algo más importante entre los hechos del arte de curar, y más científico, que
las drogas experimentadas. Un médico puede establecer que ha curado a alguien con una droga
no experimentada y puede no demostrar la homeopaticidad de la así llamada curación, debido a la
falta de evidencia que puede ser sólo obtenida por la experimentación.

Hay varios hechos buenos envueltos en el misterio, que el tiempo no los maduró como para
debatirlos. Las relaciones de la Homeopatía con estos deben ser primero demostradas, si no esta
organización no puede reconocerlas. Los alópatas reportan curaciones basadas en opiniones sin
fundamento y nosotros las rechazamos porque no tienen demostración. Si este mismo alópata
reporta una curación de vómitos con Ipeca, el homeópata puede aceptar esto con una real
curación, porque esto, puede ser esperado. Experimentemos tanto como podamos sobre el sano
con nuevas medicinas; el hombre enfermo demanda un remedio para su enfermedad, cuya
semejanza se base en la patogenesia. No hay modo de poder perpetuar la filosofía pura, fuera de
la adhesión a las drogas experimentadas en todos nuestros debates. Lo mejor que se puede hacer
es excluir todas las conjeturas fragmentarias y mostrar en cada informe la relación entre la droga y
la enfermedad, del modo establecido en nuestra filosofía. El comité de Publicaciones debería
rechazar sin temores o favores, todos los trabajos que informen acerca de curaciones en las cuales
no tengamos acceso a las experimentaciones. ¿De qué valor es la curación sin la
experimentación?. Guarde sus curaciones mientras no nos de la experimentación.

A través de un concienzudo y cuidadoso trabaJo algún día completaremos una Materia Médica en
donde todos los síntomas fueron repetidamente verificados. Entonces por cierto, nuestro arte se
volver la ciencia exacta predilecta. Tal es la finalidad de nuestra tarea. Un gran paso hacia tal
finalidad ser dado, cuando tengamos completado el "Guiding Symtoms", del desaparecido Dr.
Hering.
Esto nos han prometido ahora, y si se nos entrega tal como la mente del maestro la dejó (no como
algunas mentes inferiores piensan que podrían darla) nuestra escuela tendrá un tesoro. Muy
opuesto a este gran trabajo de Hering, es la llamada "Encyclopedia of Drag Pathogenesy", la cual
parece ser una masa confusa de experimentaciones mutiladas. Más de una vez intentamos
recoger ayuda de sus páginas mutiladas y condensadas, pero siempre nos hemos visto frustrados.
Somos incapaces de ver que tenga algo de valor.

Es de esperar que tenga un propósito pues se gastó mucho trabajo en esto y mucho se esperó del
mismo.

Hay otro punto donde nuestra atención puede ser dirigida provechosamente, y es asegurarse el
mayor cuidado en la selección de nuestras medicinas y el mayor cuidado en la manufactura de
nuestras potencias. Parece que el descuido trepó también sobre nuestros farmacéuticos. Debe
ejercitarse la mayor discreción en la selección apropiada de nuestra farmacopea y sus preparados.

Debería ser usada en la prescripción, la misma preparación, (especialmente en el uso de nuestros


remedios vegetales), que la que fue usada en la experimentación. No queremos decir la misma
potencia, sino la misma preparación farmacéutica. Las drogas impuras o inciertas, no
corresponderán por supuesto en sus efectos sobre el enfermo a la acción de una droga pura usada
en la experimentación. El médico y el experimentador deberían usar la misma preparación. Sin
duda, varios de nuestros fracasos pueden justificadamente atribuirse a alguna imperfección en la
preparación de nuestras drogas.

Durante el año pasado han ocurrido hechos dignos de mención en el mundo médico. En la vieja
escuela arribaron nuevas teorías y murieron antiguas teorías. Esto es la vieja, vieja historia de
estos cientificistas. Respecto a nosotros, el trabajo parece progresar constantemente para mejor.
La exitosa reunión mantenida el año pasado en Saratoga ha sido muy productiva; ha mostrado al
mundo externo que ésta, es una Asociación trabajadora de genuinos homeópatas. Tales reuniones
exitosas no pueden dejar de tener un efecto beneficioso sobre la escuela Homeopática.

Y ahora nos reunimos por octava vez para saludarnos unos a otros y para trabajar para la
perpetuación del arte de curar llamado Homeopatía.

Para reunirnos, hemos llegado desde remotas regiones del país, para intensificar la esperanza
común de tener otro año de activa experiencia. Esta organización está separada de las masas de
todos los grados de la medicina; es un mero puñado que puede ser llamado respetable minoría y
puede verse aún ahora el abismo que se ha abierto detrás de ella. Con independencia, estamos
capacitados para escalar la montaña de la verdad homeopática. Algún día estaremos en la cima.
No hay que estar tan seguros; hemos escalado sin embargo una colina; pronto veremos la
montaña a lo lejos, pero con la más fina traza de huella humana. Seguiremos a través de la ladera
escarpada y espinosa de la montaña, guiados por la luz de la verdad. Pronto los laboriosos se
agotan y su número disminuir ; en el pasado distante vociferan todavía multitudes con millones de
conflictos. Los pocos esforzados seguirán subiendo los escalones de la ladera rocosa, más rocosa a
medida que avancen. La distancia dar la vista del firmamento, dotado de un cielo nublado y
espacio detrás. Podr verse otra montaña más lejos y mucho más alta, la cual todavía deberá ser
escalada y sobre la cual, a través de un cielo despejado, sobre las nubes, contemplar el inmortal
Hahnemann.

Alocucion: la relacion entre la gota y el sistema voluntario

Cuando tenía cuatro a seis años, ella odiaba a sus hermanos y madre. A los catorce, comenzó a
menstruar, se desmayaba con los calambres uterinos violentos durante cada periodo.

A los treinta años, tuvo gota en las articulaciones de los dedos. Cuando era niña, no hubiéramos
pensado en la gota, pero, No estaba entonces afectada con lo que fue después un estado gotoso?.
Cuando era niña se pensaba que quizás Fluoricacid era lo más semejante para curarla. Cuando
sufría en su pubertad se pensó que necesitaba Lapus albus. Cuando se volvió gotosa fue curada a
través de su vida con Silica Fluórica cal. Tengo noticias de varios casos similares en que el estado
gotoso comienza y sigue su curso como el descripto. ¿Debemos esforzar entonces nuestra
imaginación para decir que el mismo remedio la hubiera curado si lo hubiera tenido en su
infancia?. ¿Porqué no nos permitimos guiarnos por los hechos primeros en vez de hacerlo por los
últimos: -por lo síntomas diagnósticos y no por su consecuencia-?. ¿No es posible percibir que no
hemos tomado los síntomas completos en cualquier caso adulto, si hemos descuidado los
síntomas de la infancia hasta el presente?. Las drogas pueden haber oscurecido los síntomas
recientes pero si la madre puede describir el estado mental de la niñez, tenemos un buen
comienzo y podemos ver qué remedio ha necesitado antes de que las drogas, o el homeópata
próximo, oscurecieran el caso.

Para curar los resultados de la enfermedad, las consecuencias, debemos ser guiados por los
síntomas que representan las causas y los primeros períodos del desarrollo de la enfermedad. El
que espera que la patología lo guíe hacia un remedio para una enfermedad constitucional es de lo
más ignorante. A veces vemos al remedio brillar a través de la patología, pero generalmente sólo
son visibles las mínimas insinuaciones. Éstas pueden reforzar las indicaciones, pero es mejor
reforzar las indicaciones con los síntomas primeros. Si deseamos detener las formaciones gotosas
debemos observar los síntomas primarios, ya que las concreciones gotosas son poco indicio para
el remedio.

¿Porque el cáncer es incurable?

En otras palabras: ¿Qué debe descubrirse para dirigir la curación del cáncer?. Cuando se ha
curado un caso, la pregunta es ¿porqué esto es posible cuando otros casos y la mayoría de ellos
tienen resultados fallidos?.

Es cierto que en algunos casos hay síntomas persistentes, suficientes como para indicar el
remedio, pero en la mayoría de éstos no hay nada que pueda descubrirse salvo el desarrollo
maligno y sus características asociadas de dureza, dolores punzantes, ulceraciones, agrandamiento
ganglionar y la tendencia a tomar las zonas vecinas en su propio desarrollo.
Un neófito podría decir que tal desarrollo es maligno sin la ayuda del microscopio. Entonces, en la
mayoría de los casos, la cesación de síntomas es el estado presente de la situación. Si los síntomas
mentales de la niñez pudieran ser ampliamente averiguados, así como los síntomas desde la niñez
hasta la adultez, algo podría hacerse. El cáncer generalmente sobreviene en los últimos estadios
de la vida, cuando las acciones de la niñez han sido olvidadas. Si el paciente no conoce su propio
estado mental de la infancia y si los padres han fallecido, los hermanos o hermanas podrían
describir lo extraño de su niñez.

Varios de nuestros pacientes vienen con una historia encubierta por haber sido drogados por la
vieja escuela desde su niñez; cada estado mórbido infantil ha sido suprimido, las erupciones han
sido suprimidas, los síntomas han sido cambiados por las drogas crudas; no se ha permitido
desarrollar ninguna representación clara de la constitución. No conocemos si de niño fue
obstinado, resentido, ingobernable, histérico, violento, lento en su trabajo escolar o lo opuesto; de
la pubertad, podemos saber sólo las características comunes, las que son de gran importancia
investigar en toda mujer. Si no pueden ser descubiertos los síntomas que aparecieron desde el
nacimiento hasta el presente, no es de maravillarse que el cáncer sea incurable.

Para curar cualquier caso, debemos basar la proscripción en la totalidad de los signos y síntomas y
no en la patología del mismo. El cáncer es la consecuencia. Los síntomas del comienzo son la
imagen externa del paciente. Si ellos han sido suprimidos o cambiados por drogas no
homeopáticas, no hay no (la que le quede por hacer al homeópata, y el cirujano no puede hacer
algo mejor. La paliación y prolongación de la vida no es curación.

"Toda enfermedad curable se da a conocer a si misma, al médico inteligente por signos y síntomas
(Hahnemann).

Los estados patológicos, así como también el paciente, son incurables cuando no tienen signos y
síntomas; y mientras no haya signos o síntomas, éstos continúan siendo incurables. En la
proporción que progresa la patología, los síntomas y signos decrecen. Esto es marcado en el
cáncer, la diabetes, la enfermedad de Bright y todas las condiciones orgánicas del individuo. En
algunos casos el remedio que fue indicado en otro tiempo por los síntomas mentales y físicos,
curar aún en los casos patológicos de moderado avance; además tal remedio pronto revelar que
el paciente ha estado enfermo por largo tiempo atrás, que la condición patológica ha progresado
tanto, y que la reacción es tan débil, que él rápidamente se abate y el remedio debe ser
antidotado.

Recuerdo a un paciente que había sufrido durante largo tiempo de tuberculosis pulmonar, tenía
cavernas presentes, había tenido varias hemorragias; los síntomas mentales y físicos de su antigua
historia, pedían Phosphorus y aún en la época en que fue visto, Phosphorus cubría los síntomas. Se
le dio éste en alta potencia. Pues yo no había aprendido en ese entonces algo mejor y a esto siguió
fiebre alta, diarrea involuntaria y abatimiento. Se veía que este paciente estaba por morir pronto;
un Arsenicum antidotó la sobreacción Phosphorus y el paciente vivió algunos meses. El paciente
debe tener la capacidad reactiva cuando se le administra el remedio semejante o se pondrá peor
que antes, bajo tal remedio. Por lo tanto, el remedio es similar y homeopático cuando el paciente
puede reaccionar con él, de otro modo, es solamente parcialmente similar y no es un remedio.
Cuando un medicamento no es un remedio homeopático, es verdaderamente un nuevo problema
para varios de los buenos pensadores. Jamás pasa esto si el paciente no carece de tal reacción, con
la cual siempre se cuenta y rápidamente se anuncia en todos los pacientes curables. Algunos han
perdido su reacción sin haber enfermedad orgánica aparentemente descubrible. Esto corresponde
a los ancianos que fallecen de debilidad senil y puede decirse, tal como es, que el deceso no
correspondió a una enfermedad.

A menudo vemos en los últimos días de estos ancianos, una rápida respuesta después del
remedio, pero ésta se mantiene sólo unas pocas horas y ellos se abaten hasta su descanso final.
Muy similar es esta falta de reacción en algunos jóvenes débiles de edad mediana. Tanto si
sobreviene por debilidad constitucional o por estados patológicos, la falta de reacción vital es la
misma.

Cuando pensamos en la curabilidad del cáncer o de la tuberculosis, ésta es la cuestión que hay
que considerar. Podemos juzgar la medida de la reacción a través de la vigilancia de los síntomas
después que se administró el remedio. No hay dos pacientes que reaccionen del mismo modo. En
general es seguro concluir que mientras están presentes signos y síntomas, la buena reacción vital
persiste; pero después que los signos y síntomas han desaparecido y la patología ha tomado su
lugar, es imposible predecir qué calidad de reacción puede haber, mientras el paciente no haya
sido investigado a través de su agente semejante. Cuando se sabe esto, es fácil entender porqué
retornan los síntomas antiguos, en los casos crónicos, después de la administración del remedio
semejante. Los pacientes que tienen una reacción débil, son sólo paliados, mientras que aquellos
de reacción fuerte tienen vuelta de sus síntomas antiguos en el orden inverso a su aparición.

En los pacientes con cáncer o tuberculosis, podemos rápidamente acertar su recuperación final, si
retornan síntomas antiguos después de la administración del remedio. Rara vez estos pacientes
tienen la reacción vital lo suficientemente fuerte como para desarrollar síntomas antiguos, de ahí
que sean incurables.

Ser capaz de percibir el remedio a través de los signos y síntomas presentes es un ítem en la
curación, pero otro y bien diferente es la reacción vital del paciente. Encontrar un remedio que
restaure la falta de reacción vital es imposible. Aun el cuchillo del cirujano es inútil.

Tuberculosis

Me trajeron al consultorio un niño de tres años para ser tratado por adenoides. Tenía una historia
con antecedentes de varios fallecidos por tuberculosis por el lado paterno. Después de un
cuidadoso y largo interrogatorio, la madre persistió en oculta el estado mental del niño. Parecía
avergonzarse de revelar sus síntomas mentales. Vino a mi mente probar su estado con
Tuberculinum Bovinum, ya que había un desorden en su historia y había visto varias veces con
este remedio, curar adenoides que siguen a tal antecedente. Entonces con dificultad coloqué un
polvillo del mismo sobre la lengua del niño, después de un forcejeo. El rehuía sacar la lengua o
abrir la boca. La madre intentó persuadirlo para que abriera la boca, vino entonces el momento en
que el niño se mostrara a sí mismo.

Se puso violentamente colérico, sus ojos se volvieron vidriosos, parecía como si fuera a tener una
convulsión, intentó escupir la dosis, se volvió hacia su madre y le dijo, "Te voy a matar, cuando
vuelva a casa te voy a matar". Se frotaba la lengua. Entonces la madre fue persuadida de relatar la
disposición del niño y sus síntomas mentales. Dijo que eran incapaces de gobernarlo o
convencerlo de que haga algo que él no quisiera hacer. Podía llegar a tener una crisis de cólera y
amenazará matar a su padre o madre y podía llegar a echar espuma por la boca, si intentaban
forzarlo a obedecer una orden.

Mientras estaba en mi consultorio, la madre lo forzó a abrir la boca, y la dosis de Tuberc. 1OM fue
colocada sobre su lengua. Cuatro semanas después se le dio otra dosis de 1OM y más tarde la
50M. Poco después de un mes el niño comenzó a cambiar, y se volvió suave y obediente. Las
adenoides desaparecieron completamente en tres meses. El niño es un joven prometedor, tiene
ahora diez años. No necesitó otro medicamento.

Después de observar un gran número de tísicos desde su comienzo hasta su final, soy incapaz de
decir que la correspondiente relación mental sea fija y positiva.

La mente está siempre fuera de equilibrio en los niños afectados constitucionalmente por la
herencia. A veces es la voluntad la más afectada, otras veces el entendimiento.

Cuando los pulmones, riñones, e intestinos, son sitios de localizaciones de enfermedad, el


entendimiento es lo predominantemente afectado. Cuando el hígado es el lugar de la localización,
los síntomas de la voluntad son los más prominentes en la historia primitiva.

Todos los casos presentan síntomas primitivos mentales y siempre hay un arrastre de síntomas
mentales y nerviosos, hasta que el desarrollo de la tuberculosis está bien establecido; entonces los
síntomas mentales y físicos desaparecen, y en la mayoría de los casos hay una ausencia de
síntomas mentales, en el periodo anterior al comienzo de los depósitos.

Esto guía a la opinión de que primitivamente todos los casos tienen una predisposición para la
tuberculosis, y que esta predisposición es heredada. Si esto está ausente, la protección es bien
positiva.

La predisposición es marcada en varios casos desde el nacimiento hasta la aparición de la


localización de la enfermedad o consecuencias. No deberíamos esperar la aparición de la
localización de la enfermedad o consecuencias. No deberíamos esperar la aparición de la
patología, pues todos los casos deberían ser prevenidos por el estudio y las averiguaciones.

Si los padres estuvieran enterados de la posibilidad de averiguarlo y de su prevención absoluta,


podrían ayudar a que finalizara la "plaga blanca".

Nosode
La tendencia a dar los nosodes se volvió completamente extravagante. He sabido que han dado
Medhorrinum y fracasaron donde Thuya hubiera curado rápidamente, debido a que los síntomas
eran predominantemente de Thuya y no de Medhorrinum.

He sabido que dieron Psorinun porque suponían que el caso se debía a la Psora, cuando Sulphur
era el bien indicado. Es un gran error prescribir para un miasma en vez de prescribir para la
totalidad de los síntomas.

Si los síntomas son muy escasos y el remedio es dudoso, el paciente tiene una historia de
gonorrea, y los síntomas han sobrevenido desde entonces, es un intento esperanzado dar
Medhorrinum. De modo similar, si hay una historia de sífilis con pobreza de síntomas, es un buen
experimento dar Syphilinum. Seguramente debemos llevarnos por encima de las prescripciones
miasmáticas, sin embargo el miasma debería tenerse en cuenta y los remedios deberían tenerlo
en cuenta, y los remedios que ataquen los síntomas deberían ser también lo suficientemente
profundos como para curar el miasma correspondiente.

La tendencia moderna a reexperimentar nuestra materia medica

Hay un pedido general de que se reexperimenten nuestros viejos medicamentos pero no se ha


hecho nada sin embargo, para mejorar algunas de las antiguas experimentaciones hechas en los
primeros años. No podemos esperar el desarrollo de nuestra Materia Médica, salvo si está en
manos de buenos observadores.

Cuando hemos anotado todo cuanto puede ser observado por el médico mismo, y sentido y
observado por el experimentador, y observado por sus compañeros, habremos recogido todo lo
que es digno de conocer para el propósito de prescribir. Los experimentadores no son promovidos
con la droga como para dar cambios tisurales, de ahí que los exámenes especiales son inútiles y
estos exámenes de laboratorio no agregan a la información lo que se desea, ni de parte del
paciente ni del experimentador. Los pacientes así como los experimentadores de mentalidad
simple dan los síntomas de mejor utilidad. Las así llamadas prescripciones patológicas han sido
todas hechas basándose en síntomas clínicos o en los efectos tóxicos de las drogas; sin embargo la
mayoría de los prescriptores patólogos son tan ignorantes del origen de los síntomas que suponen
que prescribir síntomas clínicos es la base de la prescripción. Tal ignorancia es característica del
pensamiento mestizo.

En la maravillosa reexperimentación de Belladona, no se agregó absolutamente nada a la antigua


de Belladona. Muchos han acuciado para que las reexperimentaciones sean hechas bajo el ojo de
los especialistas, con todas las pruebas de laboratorio, pruebas sanguíneas, presión sanguínea,
etc., pensando que este proceder y despliegue, altamente científico, causaría la aceptación de la
Homeopatía entre los representantes de la medicina tradicional. En mi opinión sólo nos
pondríamos en ridículo. Si pensáramos más acerca del gran método antiguo de experimentar,
seguido por Hahnemann, nuestras mentes se aclararían respecto de lo que debería ser anotado -
qué es lo que se necesita- Éstos así llamados experimentadores modernos son ignorantes de la
filosofía y por lo tanto no conocen, que es lo que se requiere para que el estudio de una droga sea
exitoso, ni que hay que estudiar en el hombre enfermo para lograr una prescripción exitosa.

Las demandas modernas respecto de las experimentaciones revelan una completa ignorancia de
los requerimientos para prescribir. E]los tienden a poner por delante los síntomas comunes y
descuidan los síntomas que caracterizan al paciente. Este defecto está estampado sobre todas las
modernas experimentaciones.

Los estudiantes de Materia Médica deberían aprender el Organon primero y hacer


experimentaciones después. Los métodos de Hahnemann jamás han sido mejorados. Comparen
las experimentaciones modernas con las experimentaciones de Hahnemann y noten la diferencia.

Nuestros bien experimentados medicamentos no necesitan reexperimentación.

Varias de las escasamente probadas drogas necesitarían posteriores experimentaciones, pero con
el mismo método seguido por Hahnemann. Los medicamentos deberían ser experimentados en
bajas, medianas y altas potencias.

Tan pronto como el experimentador comienza a sentir los síntomas, la administración de la droga
debe ser suspendida hasta que haya manifestaciones de acción drogal, si no, sobrevendrá la
confusión. La confusión ha arruinado varias experimentaciones que de otra manera hubieran sido
correctas.

La definicion de médico homeopata

"El médico homeópata es el que agrega a sus conocimientos de medicina un conocimiento


especial de terapéutica homeopática y observa la ley de los semejantes" A. l. H.

"El médico homeópata es el que prescribe el remedio único, en la dosis mínima, en la forma
potentizada, seleccionando de acuerdo con la ley de la similitud".

El observador superficial no criticaría ninguna de las dos formas de definición.

La parte más asombrosa de la primera fórmula está expresada en su comienzo, "el que agrega a
sus conocimientos de medicina".

¿En que consiste el conocimiento?. .¿Es lo que toda tradición considera como el uso moderno de
las drogas, tal como catárticos, pomadas, depresores, tabletas compuestas, productos de
alquitrán. drogas crudas en general, etc.? ¿Significa esto que el médico homeópata debe conocer
aquello y así poder tener algo a lo cual poder agregar el conocimiento especial de la terapéutica
homeopática para ser un médico homeópata?.

Tendría que suponerse que el médico homeópata ha abandonado lo primero para transformarse
en un médico de avanzada en el sentido científico. Debe admitirse que todo este conocimiento de
medicina, al cual él agrega los homeopáticos, es ignorancia tradicional y un absurdo.
Entonces, a esta ignorancia él debería agregar el conocimiento homeopático.

¿No sería mejor y máqs sabio decir que un médico homeópata es el que ha abandonado los
absurdos tradicionales y ha adoptado la ciencia y filosofía de curar de acuerdo con la Ley del
simillimum?. Los que dependen para el diagnóstico y la selección del remedio de los hallazgos de
laboratorio, de la patología, la bacteriología, son los que esperan agregar a tal conocimiento (?) un
conocimiento especial de la terapéutica homeopática!

En nuestra experiencia hemos encontrado un gran número de estos llamados médicos


homeópatas, pero jamás encontramos uno que agregó algún conocimiento de Materia Médica o
del arte de prescribir a su llamado conocimiento general de medicina.

La parte asombrosa de la fórmula es que encuadra dentro de la definición justo aquello que
impediría a todo hombre volverse un médico homeópata. En la medida en que alguien se sostiene
sobre los absurdos tradicionales, aún cuando sea llamada medicina científica moderna, en esa
medida es incapaz de aprender el verdadero arte de curar de acuerdo con la Ley del Simillimum.
En la medida en que confíe en que estos absurdos son conocimientos valiosos, en esa medida
sentir que no necesita profundizar el conocimiento real de la terapéutica homeopática. No es
pecado conocer estos absurdos mientras se comprenda lo que ellos son, pero la fórmula los llama
"conocimiento de medicina". Esto no puede referirse a la anatomía, fisiología, química, etc. pues
no es de esto de lo que habla esto es derecho y posesión del médico.

Si investigamos el ámbito y tomamos nota de los que navegan bajo esta bandera, y averiguamos
sus métodos, encontraremos que difieren escasamente del alópata en el uso de las drogas y los
métodos. La mayoría de ellos confía en la Ley del Semejante pero son tan ignorantes de la materia
médica, del uso del repertorio y de la filosofía que no pueden practicar la Homeopatía.

En su ignorancia usan drogas crudas tanto para sus experimentaciones como quizás para un
enfermo que tiene los síntomas correspondientes y que es mil veces más sensible que el
experimentador. Es bueno saber que si estos ignorantes pretenden realmente administrar un
verdadero remedio homeopático, pueden intensificar la enfermedad que tienen delante.

He visto a estos médicos hacerlo varias veces, y en su ignorancia son capaces de cambiar éste por
otro medicamento en vez de suspender su administración, y permitir que el paciente haga una
rápida recuperación. Me he encontrado con varios de estos médicos toscos y ellos generalmente
censuraban al Colegio, al cual torcieron con sólo el conocimiento tosco de la materia médica, el
desconocimiento de cómo usar el repertorio, y el no saber nada de filosofía homeopática, aunque
sabían acerca de una copiosa patología y un copioso diagnóstico. Ellos vieron aplicar pomadas
sobre la piel, en una gran clínica de piel, a uno de estos médicos que manifestaba agregar a su
estúpida ignorancia el conocimiento de la ley de curación.

¿No tiene la adopción de esta definición el único propósito de sostener a aquellos cuyos
requerimientos son el conocimiento de las modas y los absurdos tradicionales y la ignorancia del
Organon de Hahnemann y de la Materia Médica Pura?. Esta es una pregunta que debe tener en
mente todo médico homeópata.

Es igualmente evidente que la segunda definición antes mencionada como la descripción de un


genuino médico homeópata, encontrar sólo a una pequeña minoría del Instituto Americano
apoyandola. Se ha preguntado a menudo porqué la Homeopatía se desarrolla tan lentamente. ¿No
es evidente .que la razón se encuentra en el sentimiento que causó la adopción de esta definición
primera acerca de lo que es un médico homeópata, la cual tanto tergiversa a los verdaderos
seguidores de la Homeopatía?. Cuando estos hombres son mayoría ¿Qué es lo que puede verse en
sus prescripciones que pueda atraer la atención de algún sufriente?. No asombra que el mundo
sea lento en aceptar a la Homeopatía cuando la gente ve tan pocas pruebas convincentes acerca
de su utilidad. ¿Qué mejor es que la medicina tradicional?. Cuán a menudo escuchamos decir a
nuestros fieles pacientes: "Si no pudiera encontrar a un médico homeópata genuino, llamaría a un
alópata".

Estos son los pacientes que conocen la diferencia. El paciente conoce muy bien cómo confiar en
un hombre que alterna remedios, da tabletas compuestas y tinturas. Sin embargo la definición de
A. I. H. permite la fraudulenta tergiversación de proponerlo como genuino médico homeópata.

La mayor aplicación de las ramas primarias en la educación médica

Debe aprenderse bien anatomía, patología, química, el diagnóstico, los síntomas y curso de toda
enfermedad y de toda consecuencia de enfermedad, para que los síntomas comunes puedan ser
conocidos rápida y certeramente. De este modo, será más fácil decir qué síntomas son los no
comunes en los casos que se tengan a mano, y por lo tanto se podrá percibir que todos los
síntomas presentes en un caso dado, que no sean comunes, deben ser extraños y predicativos (en
lo general y en lo particular) del paciente. Éstos deben ser los primordiales en la guía para el
remedio y los síntomas comunes deben tomar su lugar, el lugar que naturalmente le corresponden
en cada caso individual de enfermedad. Cuando con la experiencia se domina este método,
prescribir se vuelve fácil.

Si somos homeópatas ¿Cómo lo demostraremos y probaremos a nosotros mismos y a los demás?.

Podemos dar una dosis única o repetir nuestros medicamentos; podemos dar medicamentos
potentizados en altas o muy altas potencias; podemos darle aún mucho tiempo a la acción de
nuestros medicamentos y sin embargo fracasar al tratar de curar a los enfermos, y si fracasamos
en ser certeros con los enfermos no somos homeópatas.

La curación del enfermo permanente, suave y rápidamente es el primer y mejor testimonio de un


homeópata.

Esto es más fácil decirlo que hacerlo. Es a menudo sólo una pretensión; una cosa es curar
enfermos crónicos y otra enfermos agudos, o enfermedades como algunos podrían decirnos.
Si el remedio es escogido y administrado apropiadamente en la fiebre tifoidea ¿con qué prontitud
debería recuperarse el paciente?. Ésta es una pregunta que todo homeópata debería preguntarse
a sí mismo y por ésta debería estar dispuesto a darse su propia medida.

Teniendo en cuenta más de treinta años, yo podría contestar la pregunta mejor que un joven. Mis
casos de fiebre continua, con postración, abdomen timpánico y saburra sobre los dientes, se
recobraban a las dos semanas, en los primeros diez años de mi práctica homeopática. En los
últimos veinte años, todas fueron abortadas a los siete o diez días. Ni uno ha continuado su
progreso de acuerdo con el curso usual de la enfermedad, por lo tanto no podrían diagnosticarse
como tifoidea por el test de Weidal.

El homeópata jamás tiene un caso que pase el octavo día de prueba, por lo que de acuerdo con la
ciencia moderna, jamás tendrá un tifoidea. Hahnemann dice que toda enfermedad aguda debería
ser abortable. ¿Porqué no podemos esperar hacer esto si Hahnemann lo hizo hace cien años?.
¿Cómo podemos llamarnos a nosotros mismos homeópatas si no podemos hacer las cosas tan
bien como las hizo Hahnemann?. ¿Porqué no ofrecer esto, como la prueba de nuestra habilidad y
destreza y concientemente admitir que debemos abortar toda enfermedad aguda o dejar de
llamarnos nosotros mismos homeópatas.

No hay mejor prueba de nuestro trabajo y de nuestra posición que mostrar al mundo que
hacemos esto, si es que lo hacemos, y dejar la experiencia clínica. Que los semihomeópatas, los
doctores de alta ciencia de laboratorio, los científicos cristianos, los eclécticos, los osteópatas, o lo
que fueran, vengan y muestren lo que pueden hacer para abortar enfermedades agudas. Debemos
persistir en las pruebas. Todos nuestros homeópatas conocen cómo hacer este trabajo y lo hacen
bien. Hahnemann habla de sus tratamientos en el par g. 149 del Organon.

Si declaramos ser seguidores de Hahnemann, mostremos qué es lo que hacemos para titularnos
con ese nombre y privemos de derechos a los simuladores.

Los simuladores pasarán enseguida al frente y se rebelarán como denunciantes y afirmarán que
esto no puede ser hecho. Con esto, sólo declararán que ellos no pueden hacerlo y por este medio
se convencerán de que son sólo fraudulentos y que simulan seguir a Hahnemann. Aunque ellos
afirmen que son sólo homeópatas modernos, debe repudiarse el pretendido trabajo que hacen.

"La prueba del budín la da el paladar y no la pobreza de sus métodos científicos".

Los homeópatas abortan todas las enfermedades agudas - ¿Quién otro lo hace?. Sólo nos queda
educar a la gente, así ella conocerá qué puede esperarse y qué puede hacerse y quien puede
hacerlo. Pero la educación debe comenzar primero con el médico, para que pueda reunir lo
requerido. Algunos dirán: "Nosotros no creemos esto" y esto sólo significa que no conocen cómo
aplicar los remedios homeopáticamente; la educación por lo tanto debe comenzar por casa.

Que haya varios declarados Hahnemannianos que no estén haciendo este trabajo, no es razón
para nuestro silencio. Es suficiente conocer que Hahnemann lo hizo y que varios otros lo han
hecho para que todos podamos hacerlo. Si no podemos, desistamos de nuestras pretensiones.
Adopcion de la homeopatia

La Homeopatía no será aceptada universalmente por varias centurias. Hay mucha gente en el
mundo que no puede confiar en una gran verdad aunque se le Presenten muchas evidencias a su
favor. Todos estamos sobrecargados con las tradiciones. No creer en hechos nuevos es nuestra
tendencia más fuerte. La tendencia a ridiculizar lo que no entendemos se ha engendrado en
nosotros. Unas pocas mentes refinadas y educadas que se han abierto por las circunstancias, están
preparadas para examinar nuestros principios; otros han aceptado la verdad por la fuerza de las
circunstancias. Todos los que realmente aman a la Homeopatía tienen un deseo ilimitado de
transmitirla a sus colegas y a sus pacientes. Ellos se asombran de que frecuentemente la puerta
esté cerrada a sus esfuerzos de voluntad.

Nuestra literatura es defectuosa en un grado muy alto, así como el medio de enseñanza, tanto la
que se ha hecho para los legos, como la que ha sido preparada para los médicos estudiantes y
practicantes. Revisando la literatura del pasado observamos estas incongruencias. Aquí y allí
encontramos sugerencias. El Organon de Hahnemann es una fuente eficaz de conocimiento, pero
tiene sentencias muy largas y muy condensadas y difíciles de entender. Cuando uno ha
comprendido ampliamente los principios, recién entonces lee el Organon de Hahnemann con la
más profunda satisfacción. El tema es muy profundo, muy difícil de entender. Muchos alumnos,
pensadores profundos me dijeron "He leído su Filosofía cinco veces y estoy todavía leyéndola y
recién ahora comienzo a entender el Organon de Hahnemann. Cuando se conoce esto puede no
ser una sorpresa el saber que varios fracasan en comprender nuestros principios. Digo esto, para
señalar qué importante es enseñar nuestros principios claramente en todas nuestras escuelas. Sin
embargo casi todas nuestras escuelas fallan en la enseñanza de estos principios; así la cátedra de
Filosofía puede llegar a estar desempeñada por un hombre que no conoce nada de la materia. Tal
estado de cosas dilata la difusión de la Homeopatía. La homeopatía se desarrollaría más rápido, si
los médicos fueran todos genuinos con sus principios. Cuántos usan tabletas compuestas y
prescriben tinturas en dosis fisiológicas, diciendo a la gente que practican Homeopatía.

Libros

La Homeopatía es lenta en ganar su lugar, tanto debido al uso defectuoso de los libros, como a los
libros defectuosos, produciendo esto, resultados que no son notables, sino que son meramente
ordinarios. El "Therapeutic Pocket Book" ha rendido un gran servicio a nuestros mayores, pero es
de lo más defectuoso y además ha hecho que varios buenos hombres evitaran el uso del
repertorio. Este, ha proporcionado sólo exhibición de resultados moderados, en la mayoría de los
casos.

La generalización de todo lo particular ha destruido sus méritos en muchos casos. Cuando vemos
la circunstancia de estar acostado ¿podemos sacar la conclusión que estar acostado puede
aplicarse a la cefalea, al vértigo, la disnea, las palpitaciones, el dolor de espalda, en el mismo
grado?. ¿Tomaremos el hecho de que Mag. m, tiene agravación de sus síntomas hepáticos cuando
está acostado sobre el lado izquierdo y lo aplicaremos a la cefalea, vértigo, disnea, etc. y a todos
los síntomas en el mismo grado?. ¿Debemos colocar todas nuestras circunstancias en el mismo
grado, en lo general, y en lo particular?.

Todos los que han aprendido del mejor modo, observan con sorpresa la fe puesta en el "Pocket
Book". EL que esté familiarizado con la Materia Médica puede hacer un buen uso de este libro
pequeño, pero éste desviar al joven y lo llevar a abandonar el uso del repertorio, y con esto
obstaculizar la difusión de la homeopatía.

Cuando todos nuestros libros estén dispuestos de tal modo que todo el ser se tenga en vista, de lo
general a lo particular, y del mismo modo se tome el caso, se estudie el caso, se lea la materia
médica y se estudie la filosofía, entonces se podrá tener esperanzas de que nuestra causa marche
en pos de la curación del enfermo y de la enseñanza de quienes tienen el deseo de aprender y la
habilidad de entender esto.

La posicion de los especialistas en la terapeutica

Los especialistas suponen y no dudan de la creencia, de que las enfermedades crónicas y los
síntomas del ser humano son debidos a estados de desorden de los órganos particulares que ellos
han seleccionado para su especialidad particular. El ginecólogo le dice a la mujer que todos los
sufrimientos de los distintos órganos y zonas del cuerpo son debidos a los desórdenes de sus
órganos pélvicos. El cardiólogo le dice que todos sus trastornos son debidos al corazón. El oculista
le dice que todos sus trastornos son debidos a los ojos. El neurólogo le dice que todos sus
trastornos son debidos a la médula. Cada uno promete que la paciente estar bien cuando el
órgano que trata haya sido propiamente tratado.

Parecería que esta idea pervertida del especialista le impide aprender a ser un médico homeópata
de éxito. Parece que jamás fuera a caer en la cuenta de que los órganos están enfermos y fuera de
orden debido a que el paciente está enfermo. Cada especialista da un tratamiento local para la
zona de su especialidad, si puede dar a ésta tratamiento local. Si no puede llegar a ésta con
tratamiento local, mantiene al paciente con drogas, suponiendo actuar sobre cada órgano con
drogas fisiológicas.

El tratamiento local de la nariz y garganta, vagina, oídos y ojos, es a no dudar la más peligrosa de
todas las tareas hechas por los especialistas.

Los especialistas parecen pensar que todo lo que hay que aprender acerca del ser humano es la
anatomía, patología y el tratamiento local de las partes seleccionadas. Con excepción de unos
pocos especialistas que no trabajan de este modo, es evidente que de ésto sobreviene el mayor
daño al ser humano, y que el homeópata debe contrarrestarlo.

Cualquier homeópata que hace prescripciones cuidadosas y honestas tendrá constantemente a


mano una cantidad de pacientes que han tenido descargas de oídos, vagina, ojos, suprimidas por
el uso local de drogas potentes.
Si el especialista sólo considerara primero al paciente como una totalidad, mientras está
analizando la zona que él ha prefijado como de su dominio y cesar de usar lociones potentes, sería
un hombre útil, pero entonces sería sólo un médico y jamás un especialista.

La más pequeña parte del cuerpo jamás debería ser tratada excepto por un remedio que se
adapte a los síntomas de la constitución entera, órganos y zonas. Es una pérdida completa, si no
un daño, para un paciente, tomar un remedio para el ojo, salvo que éste se adapte
completamente a su mente, cuerpo y zonas; no podemos objetar que un médico elija ser un
especialista si antes que todo es un médico general.

Concibamos que debe quitarse vigor en el colegio médico a quien piensa que puede cercenar su
trabajo restringiendo el estudio al tratamiento de una zona en particular. Aun a aquel que va a
Alemania y se entretiene durante un año, esperando ver el tratamiento local en la clínica de algún
especialista célebre, hasta que encuentra que es la misma loción usada, del mismo modo, y con los
mismos resultados que en su propia casa. ¿Es de asombrar que tan a menudo escuchemos decir
que los especialistas son todos farsantes?.

La misma loción es usada para todos los pacientes con una pequeña variación, y ésta sólo en
apariencia. El gran especialista y el pequeño especialista son todos iguales respecto del
tratamiento y todos usan la loción que puede ser la última novedad. Si encuentran algo más de
utilidad en una loción es sólo una que hará un poco menos de daño al paciente. En la proporción
que alivian el órgano (?) en esa proporción injurian al paciente.

Los pacientes homeopáticos deberían estar instruidos para así saber, cuando van a un
especialista, si los está tratando constitucionalmente o localmente.

Cuando el paciente consulta a un especialista por la médula, el corazón o por trastornos


cerebrales, debería conocer si es uno que le dar drogas crudas o de acción fisiológica, o es un
genuino homeópata que tomar todos los síntomas de la mente, cuerpo, órganos y zonas y
seleccionar el medicamento que corresponde a la totalidad de los síntomas.

Hemos hecho demasiado silencio acerca de este tema.

Las consecuencias del tratamiento vicioso supresor deberían hacerse conocer a todos nuestros
pacientes en un lenguaje claro. Si el médico es franco en todos los aspectos respecto del bienestar
de la gente, podrá ver que no estamos lo suficientemente cerca de la vieja escuela como para
permitir que alguien pueda predecir una conjunción a corto plazo de las dos escuelas.

¿Porqué debería esperar un especialista que médica con tratamiento local, asociarse con médicos
homeópatas?. ¿Un tratamiento laye puede ser distinto en manos de un pretendido homeópata
que en manos de un doctor tradicional?. Cuando este tratamiento es el mismo que el usado por la
vieja escuela, ¿porqué se llamar a sí mismo homeopático?.

Alocucion
(Un discurso leído delante de la Sociedad Boenninghausen de Filadelfia).

Postración que sobreviene Agar., Arn., Ars., Arum-t., Bapt.

lentamente Bry., Carb. veg., Chin., Cocc.,

Fiebre continua Colch. Crot.h. , Gels., Hell., Hyos.,

Equilllosis Kali-bi., Kali-ph., Lach., Laur.,

Saburra bucal Lyc., Mur-ac., Nit.-ac., Op., Petr.,

Abdomen timpánico Phos-ac., Phos., Psor., Rhus-tox.,

Diarrea Secale, Stram., Sulph., Sulph-ac.,

Delirio Verat., Zinc.

Petequias

Fiebre Tifoidea

Sr. Presidente, Damas y Caballeros: -Cuando me solicitaron presentar el tema de la terapéutica


relacionada con la fiebre tifoidea, se me ocurrió presentar el mismo, dando los aspectos generales;
pero a medida que pensaba acerca de esto y consideraba la actual epidemia de la zona, la cual
está progresando e incrementando su intensidad, me pareció que sería más provechoso estudiar
aquellos medicamentos que están relacionados con la presente epidemia. Por supuesto, esta
consideración no puede tomarse en cuenta sin un extensivo examen general de la tifoidea; pero
para hacer el tema comprensible se hubiera requerido una docena de noches en vez de una; por lo
tanto consideraremos hoy sólo los medicamentos que corresponden a nuestra actual epidemia en
Filadelfia.

No tendría tiempo para referirme acerca de la dieta, higiene y profilaxis, ni de las numerosas
cosas que todo médico bien dispuesto e inteligente debería conocer por sí mismo, sino que me
limitaré a la terapéutica, a los medicamentos homeopáticos que corresponden a la presente forma
tifoidea.

Sobre el pizarrón tenemos un resumen general de los síntomas patognomónicos de la fiebre


tifoidea; aquellos que se incrementan en todos los casos; aquellos que están más o menos
presentes en la fiebre. Difícilmente pueden tener un grupo de casos de, tifoidea que no exhiban
estas condiciones. Entonces, si vamos a nuestra Materia Médica, agruparemos los medicamentos
que le corresponden. Los que están sobre el pizarrón considerados de modo general, son los que
se encontrarán semejantes a los síntomas colocados enfrente. Uds. ven que en este grupo los
síntomas individualizantes y diferenciales fueron dejados de lado; sólo están incluidos los
comunes. Todos tienen postración, todos tienen en alto grado un estado de fiebre continua; todos
tienen, algunos más que otros, la tendencia equimótica; todos tienen la saburra y la distención
conocida como abdomen timpánico, todos tienen más o menos diarrea y la mayoría de ellos
petequias. De manera general, el grupo de la izquierda iguala al grupo de la derecha y viceversa,
pero esto es una consideración general y común. Pero ahora, así como todo el grupo de
medicamentos en conjunto es igual al grupo de la izquierda en conjunto, así cada uno tiene un
parecido al grupo de la izquierda. Cada uno en su naturaleza tiene una especie de tifoidea o fiebre
continua y sin embargo ninguno de ellos produce la verdadera idiopática fiebre tifoidea. Sólo se
encuentra una semejanza, pero nosotros tratamos sólo con semejantes y mientras reconocemos
que Agaricus y Zincum son ambos individuales, sin embargo reconocemos que ambos son
similares. No todos, no obstante, tienen los síntomas con la misma modalidad, y de ahí se nos
presenta la necesidad de la individualización. Uno tiene diarrea en un momento del día, otro, en
otro momento del día; uno tiene fiebre continua en muy alto grado y otro fiebre continua en bajo
grado.

Arn., Bry., Lach., Stram., Sul-ac., tienen fiebre continua en alto grado, así como lo más
característico de China es la fiebre intermitente, y tiene fiebre continua en bajo grado. China tiene
en alto grado varios de los síntomas y mucho de la naturaleza de la fiebre tifoidea, la postración, el
timpanismo, la equimosis, la saburra, la diarrea, el delirio, pero bajo grado respecto a la fiebre
continua, y en la fiebre China tiene intermitencias y remitencias lo cual va a convertirse luego en
fiebre continua. Primariamente Gelsemiun es un medicamento remitente, pero en un grado
moderado se vuelve continuo a medida que progresa, y de aquí que se ha encontrado que es
especialmente útil para aquellas fiebres que son remitentes en su modalidad, en los estados
primarios, pero a medida que la enfermedad avanza, progresa hacia una fiebre continua, y así es
útil para fiebres biliosas y remitentes que toman una característica continua o estrictamente
hablando, síntomas de tipo tifoideo.

Algunos medicamentos tienen delirio en la primera parte de la noche, y algunos, en la última


parte de la noche. Éstas son las cuestiones que deben ser consideradas y la única manera de
considerarlas es a través de una repertorización cuidadosamente preparada. Aún la fiebre tiene su
tiempo de agravación.

Es importante encontrar el horario en que la fiebre es más alta; en algunos medicamentos ser
después de mediodía, en algunos desde las 15 horas hasta medianoche, en otros el horario más
severo ser desde las 21 hs. hasta medianoche, etc.

Estos son los horarios de los medicamentos que manifiestan la fiebre más alta en determinados
momentos:

Después del mediodía: Agar., Apis., Ars., Bry., Canth., Chin., Colch., Dig., Gels., Hyos., Ip., Lach.,
Lyc., Nit-ac., Nux Vom., Ph.-ac., Phos., Puls., Rhustox., Stram., Sulph., Sul-ac. Al anochecer: Ars.,
Bry., Carb-v., Cham., Chin., Hell., Ign., Ip., Lach., Lyc., Mur.-ac., Nit.-ac., Nux-Vom., Phos., Phos-ac.,
Puls., Rhus-tox., Sul-ac., Sulph.

De 16 a 20 hs.. Lyc., 16 hs. hasta medianoche. Stram ., 17 hs.: Kali-n., Rhus-Tox., Sulph.; 19 hs..
Lyc., Rhus.-tox. 20 hs.. Hep., Mur-ac., Phos., Sulph.;
21 a 25 hs.. Bry.;

22 hs.: Lach.; A la noche: Am-c., Apis., Ars., Arum-t., Bapt., Bry., Calad., Carb.v. , Cham., China.,
China-a., Cocc., Colch., Kali-bi., Lach., Lyc., Merc., Mur-ac., Nux-v. Op., Ph-ac., Phos., Puls, Rhus-
tox.. Stram., Sul-ac., Sulph.

- Temperatura que transcurre muy alta: Bry., Hyos., Rhus- tox., Stram.

- Medianoche: Ars., Lyc., Rhus-tox., Stram., Sulph., Verat. - Antes de medianoche: Ars., Bapt., Bry.,
Calad., Carb.-V., Lach., Lyc., Nux-v., Stram. - Después de medianoche: Ars., Bry., Chin., Chin-a., Lyc.,
Nux-v., Pllos., Rhus-tox., Sulph.

Es importante determinar cuándo se eleva más la temperatura. Los medicamentos eligen un


horario particular. Me pueden preguntar ¿porqué?; no estoy aquí para contestar esto, pero
observamos el hecho, y nosotros actuamos de acuerdo con la observación. Encuentren por la
enfermera o por su termómetro, a qué hora en particular la temperatura está más alta y entonces
examinen los medicamentos que tienen este incremento de temperatura.

Pero éstas son sólo las consideraciones más comunes y generales. Los síntomas más importantes
a considerar para la selección de un remedio son los que no necesariamente se encuentran en la
mayoría de los casos de tifoidea, son los que se encuentran en el paciente mismo, tales como los
que están estampados sobre la naturaleza de la enfermedad y el estado del paciente.

De acuerdo con Hahnemann, el único deber del médico es poner atención sobre el paciente, no
tratar su enfermedad, sino al hombre enfermo. Cada uno que sufre esta fiebre tiene sólo lo que
podría ser llamada una especie de tifoidea.

Cuando el médico entra en la habitación debería comenzar a observar y contemplar todo para
buscar síntomas; pues los síntomas son para el médico inteligente la guía de la enfermedad.

Qué es lo que está haciendo el paciente; es por cierto un hecho importante para ser observado
por el médico. ¿Desea moverse o permanecer quieto?. Si está peor por el reposo, él se mover , y si
se mueve continuamente examinaremos enseguida cierto tipo de medicamentos, aquellos que
pueden ser llamados medicamentos del movimiento o medicamentos inquietos, tales como Arn.,
Ars., Bapt., Hyos., Lach., Lyc., Rhus-tox, Stram. Es importante examinar la causa de su inquietud y
observándolo un poco o preguntándole si es capaz de hablar, encontraremos que un paciente (el
paciente Arnica) se mueve debido a que se siente dolorido y confuso y desea evitar las zonas
doloridas, a menudo dice que la cama está dura, pero si describe sus sufrimientos, concretamente
el dirá que se siente dolorido y contuso y que al moverse para encontrar alivio, sólo siente
dolorimiento y contusión de nuevo y así se mantiene moviéndose.

Arsenicum está continuamente moviéndose. Dicen los textos que se mueve de la cama a la silla y
de la silla a la cama, pero Uds. ven por su cara que está poseído por una inquietud ansiosa. Su
estado mental es de ansiedad y está retratado sobre su facie; y Uds. verán que su estado mental lo
lleva a moverse y no puede quedarse quieto. A veces vemos al paciente Baptisia inquieto y en
movimiento, aunque a veces enroscado en un manojo y sin hacer nada, pero cuando se mueve es
semejante a Arnica, lo hace para evitar las zonas doloridas. Hyosciamus se mueve por inquietud.
Rhus-tox. se mueve debido a que se siente dolorido; se siente dolorido y contuso y cuanto más se
mantiene quieto, más violento es el dolor, y así se mueve y se agita y se acuesta, pero por un
momento, pues piensa que va a estar confortable, pero el dolor pronto retorna y lo lleva a
moverse nuevamente; ¿qué lo diferencia de Arsenicum?. Arsenicum tiene la ansiedad mental y
ésta está retratada en la cara. Rhus tiene esto también en menor grado, pero la inquietud ansiosa
en Rhus, no es tan severa como son sus dolores. En Arsenicum la inquietud es mental, en Rhus es
física. Stramonium se mueve, y se mueve con el delirio y la fiereza de su estado mental, su estado
de ansiedad y de terrible delirio lo mantienen en movimiento continuo. Esto entonces expresa una
diferencia, no hay dos semejantes.

Pero si después de mucho esperar, el médico ve que el paciente está acostado en una posición y
desea estar quieto, no desea moverse, no está inquieto, debe estudiar Bry., Cocc., Colch., Hell.
Phos. Todos estos están acostados, perfectamente quietos, como muertos. Bryonia desea estar
solo, en alto grado, no desea hablar, está peor por el movimiento, tiene un mal gesto si le piden
moverse, está acostado, como fatigado y teme el movimiento. Cocculus tiene la misma postura de
estar acostado sobre la espalda con los ojos parcialmente abiertos, conoce bastante lo que está
ocurriendo, pero no desea que le hablen, tiene un gran estado de postración paralítica. Hay un
"Key" marcado en éste, es que si se habla en su presencia acerca de comida y de como se va a
alimentarlo, siente en ese instante náuseas; Colchicum tiene el mismo estado; pero es sólo por
consideraciones más amplias que seremos capaces de diferenciar estos dos medicamentos.
Cocculus tiene más debilidad paralítica. Colchicum tiene una diarrea característica. En Cocculus es
el cerebro el que está comprometido, veremos en el abdomen los síntomas de Colchicum.
Helleborus también está acostado quieto, con la cabeza tirada hacia atrás, las piernas recogidas
sobre el abdomen, rodando la cabeza en el delirio, pero por otro lado desea mantenerse
perfectamente quieto, y el médico tiene sólo que esperar unos pocos días para ver arrugas en la
cara y el entrecejo, y observar un disturbio cerebral de la más grave característica. La debilidad
mental y postración, la incrementada sed de agua helada, con borborigmos a través de los
intestinos, hará posible distinguir que se necesita Phosphorus.

Algunos pacientes tienen carfología, es decir el hurgar automático de las sábanas o los labios o las
pelusas. Los medicamentos que tienen éste síntoma son: Arn., Ars., Cocc., Clolch., Hell., Hyos.,
Lyc., Phos-ac., Phos., Psor., Rhus-tox., Stram., Sulph., Zinc. Todos éstos hacen tales movimientos,
pero si se observa que el paciente rasga sus labios sangrantes a pesar de que están despellejados,
doloridos y sangrantes, y arranca las costras, que sangran, y a pesar de ello lo hace; éste es el caso
en que Arum Triphyllum es de gran importancia y debe agregarse a la lista, pues éste tiene ese
síntoma con dos medicamentos en realidad agregados, Phos-ac., y Zincum. Si el médico continúa
contemplando, observa el estupor. Este estado de estupor, sea profundo o de otro modo, está
cubierto por una gran y extensa lista de medicamentos, tales como Arn., Ars., Bapt., Bry., Carb-v.,
Cocc., Colch., Crot-h, Gels., Hell., Hyos., Lach., Laur., Lyc., Mur-ac., Op., Petrol., Ph-ac., Phos., Rhus-
tox., Sec. Stram., Sulph., Sul-ac., Verat., Zinc. Estos, tienen grados variados de postración y si
tuviéramos tiempo sería un deleite repasarlos todos, pero mencionaré sólo unos pocos. La
peculiar postración de Baptisia se hace notar muy tempranamente: el paciente está acostado
sobre el lado derecho, más bien estúpido, más bien postrado, difícilmente es capaz de responder,
pero habitualmente puede ser despertado. A veces terminar la frase que está diciendo, pero más a
menudo, antes de terminarla vuelve a caer en el sueño o estupor, en la mitad de ésta. El estupor
de Muriatic acid es especialmente digno de consideración, ya que sobreviene gradualmente y está
acompañado de un alto grado de postración. Sobreviene al final, en el progreso de la enfermedad,
debido a que éste sigue a la postración muscular de la cual hablaremos después. En contraposición
con esto, Phos.-ac., se vuelve estúpido tempranamente en el progreso de la enfermedad, y del
estupor mental progresa hacia la debilidad del cuerpo; y aquí observamos en Phosac., lo que le es
peculiar, es decir la diarrea copiosa de característica acuosa que es a menudo cerebral, y sin
embargo sin evidencias de postración. El médico se asombra de que una descarga copiosa y
acuosa pueda presentarse sin postración; es una diarrea nerviosa.

Si el médico contempla suficientemente, toma nota también de que los músculos y los miembros
tiemblan todos, se entumecen, tienen sacudidas, sobresaltos, lo llamado subsultus tendinum. El
temblor expresado tempranamente es una fuerte indicación de un estado nervioso severo y
análogo a Zincum, pero si se nota el temblor primariamente sobre la lengua y no especialmente
sobre otras zonas, esto se encuentra en Ars., (, Gels., Lach., Lyc., Phos., Rhus-tox., Secale., Stram.,
Zinc. Ln. Lachesis la lengua tiembla al sacarla, y la sensación de temblor de la lengua en la boca es
también de Lachesis. Si, cuando intenta hablar los labios se estremecen, es decir que el esfuerzo
del movimiento hace temblar los labios, debemos estudiar Lach., Phos., Stram., y Zinc. Hay un gran
estado de debilidad cuando la mandíbula cae, de tal modo la boca queda entreabierta y la lengua
muestra su sangrado y saburra. Este paciente mostrar pronto una tendencia a escurrirse en la
cama con un alto grado de debilidad paralítica. Para el síntoma mandíbula caída, encontramos los
siguientes medicamentos: Arn., Ars., Bapt., Carb.v. , Colch., llell., Hyos., Lach., Lyc., Mur.-ac., Op.,
Phos., Secale., Stram., Sulph., Zinc.

La expresión del paciente deber también ser observada por el médico. Cuando ve una expresión
de ansiedad dibujada al su rostro, entonces vienen a su mente estos medicamentos: Ars., Bapt.
Crot.-h, Lyc., Nit. ac., Stram., Sul-ac., pero si el paciente muestra una apariencia como si estuviera
intoxicado, como si hubiera estado en un festín, se debe consultar Bapt., Cocc., Gels., Lach., Mur.-
ac., Op., Stram. Si se trata de despertar al paciente y conversarle y se lo puede sacar
perfectamente del aturdimiento, entonces el médico piensa en Nux-m., Phos-ac., Stram., Zinc. Si
observa que el paciente tiene la mirada clavada, fija en un punto en el vacío, fijados los ojos, sin
decir nada, sin contestar ninguna pregunta, ve que esto es semejante a Arn., Cocc., Op., Phos.,
Stram., Sul-ac. Para la expresión idiota vista en algunos pacientes debe estudiarse Lachesis, Laur.,
Lyc.', Secale., Stram. El aspecto de un paciente tifoideo es muy similar a un tipo de aspecto
vacante; en ese caso debe examinarse Cocc., Phos.-ac., y Stram. para ver si todo el resto de los
síntomas corresponden.

Si el médico observa la boca, ve las encías, los dientes y la lengua, y puede encontrar que un
exudado marrón sanguinolento ha cubierto las distintas zonas y los labios, si hay saburra sobre los
dientes conteniendo sangre descompuesta, se encuentran indicados en alto grado los
medicamentos siguientes: Ars., Bapt., Bry., Chin., Gels., Hyos., Mur-ac., Phos-ac., Phos., Rhus-tox.,
Secale, Stram., Sul-ac. Si la lengua es examinada en particular, y se encuentra que está negra, y la
sangre que exuda es particularmente negra, hay que pensar en medicamentos tales como Ars.,
Carb.-v., Chin., Hyos., Lach., Lyc., Op., Phos., Secale, Sul-ac. Cuando la lengua está más marrón que
negra, deben considerarse: Ars., Bapt., Bry., Carb-v., Chin., Colch., Hyos., Kali-ph., Lach., Lyc.,
Phos., Rhus-tox., Secale, Sulph., Sul-ac. La lengua está a veces muy roja en los estadios últimos de
la tifoidea. Si después que se ha limpiado la espesa capa de exudado se vuelve muy roja, a veces
brillosa con bordes rojos, a veces con la punta roja, puede pensarse en Ars., Bapt., Colch. Crot-h,
Gels., Hyos., Kali-bi, Lach., Lyc., Nit. ac., Phosph., Rhus-tox.; todos éstos tienen lengua roja. En los
últimos estadios de la enfermedad, después que la fiebre ha subsistido en gran medida, o aunque
ésta se hubiese apaciguado, si la lengua se vuelve denudada, lustrosa, brillosa, se ve como
barnizada, una lengua brillante, debemos examinar en esos casos Kali-bi., Lach., Phos. Cuando hay
una raya muy roja en el centro de la lengua, son de utilidad Kali-bi., Phos., Phos. ac., Verat.-V.
Cuando la lengua se ve muy roja y seca en la punta, Ars., Lach., Lyc., Nit-ac., Rhus-tox., Sul-ac.; son
importantes. Quizás Uds. estén informados de que en estos estados equimóticos, la lengua está
generalmente marrón oscura o roja y muy raramente blanca o amarillenta; la lengua amarillenta
corresponde más a las fiebres biliosas o remitentes. La lengua está generalmente oscura, y en las
formas más violentas de la enfermedad, negruzca o marrón. Si la lengua tiene una cubierta oscura
y espesa y además estas exudaciones se acumulan, serán de utilidad los siguientes
medicamentos: Arn., Ars., Bapt., Bry., Carb.-v, Cocc., Kali-bi, Lach., Mur-ac., Nit-ac., Pl. os., Phos-
ac., Rhus-tox, Secale. En las formas más graves de tifoidea avanzada, con un alto grado de
postración, después que la fiebre ha subsistido por algún tiempo y ha dejado un estado de
postración temblorosa, la lengua se vuelve fría y esto lo dice a menudo el paciente, que siente la
lengua fría; en estos casos deben ser examinados medicamentos tales como: Carb-veg., Laur.,
Verat., Zinc. Cuando la siente fría el tacto del médico, Ars., Carb-v., Colch., Laur., Phos-ac., Verat.,
Zinc., son los medicamentos. Si la lengua se parte, sangra y está despellejada y se escurre sangre
alrededor de la boca, de la lengua y sobre los' labios, deben examinarse, para esta apariencia de
lengua sangrante y partida, los siguientes medicamentos: Ars., Arum-t., Bapt., Carb.-v., China,
Crot-h, Hyos., Kali-bi., Lach., Lyc., Mur-ac, Nit-ac., Phos., Rhus-tox.

En algunos casos de tifoidea, ya sea en los primeros estadios o en los finales, la lengua está seca
como resquebrajada, seca como cuero, marrón oscuro o muy negra, y puede parecer cuero o
madera; el paciente casi no hace uso de ella. Esto se encuentra en los siguientes medicamentos:
Ars., Arum-t., Bapt., Bry., Carb.-v., Chin., Cocc., Hell., Hyos., Kali-bi., Lach., Lyc., Mur-ac., Nit, Xac.,
Nux-m., Phos., Phos-ac., Rhus-tox., Secale, Sul-ac., Verat. Si el centro está seco como una tabla y
arrugado y los bordes están húmedos pareciendo más una lengua, pensamos en Bapt., Crot-h.,
Lach., Phos., Stram., Sul-ac.

El médico toma en cuenta los olores para las consideraciones siguientes de su paciente. Los olores
pútridos de la boca, que el médico siente, piden especialmente Arn. Ars., Arum-t, Bapt., Bry.,
Carb.-v., Crot-h, Kali-bi., Lach., Lyc., Mur-ac., Nit.-ac.; Phos., Rhus-tox., Secale, Stram.
De este modo consideramos lo que ha sido observado por el médico a través del cuerpo y
apariencia del paciente, y seguidamente procedemos a examinar qué tiene que decirnos la
asistente respecto de él. El médico no puede observar todo lo concerniente a las deposiciones y
orinas y debe confiar en lo que la asistente pueda relatarle respecto a estos hechos, que tienen
lugar en su ausencia; éstos, por cierto, son muy numerosos, pero puede hablarse de unos pocos
hechos generales. La diarrea, cuando es de carácter no descriptible o meramente una diarrea
tifoidea, se vuelve una parte patognomónica de la enfermedad, no es una característica
importante, pero a veces es muy severa y debilitante, entonces se debe considerar el horario de
agravación. Algunos sólo tienen diarrea a la noche como China; otros la tienen durante el día
solamente, como Petroleum; algunos día y noche, y de esta diarrea debilitante la característica
más importante es su naturaleza involuntaria. Diarrea involuntaria se encuentra en Arn., Ars.,
Bapt., Br-y. Carb.-v., Colch., Crot-h., Gels., Hell., Hyos., Lach., Laur., Mur- ac., Op., Phos., Phosp-ac.,
Rhus-tox., Secale, Sul-ac., Verat. Es casi una lista para ser examinada, pero el médico debe
considerar bien a todos éstos. A veces tenemos aún un mayor grado de postración en el que hay
descarga involuntaria, tanto de materia fecal como de orina, que toma lugar simultáneamente, y
entonces deben verse: Arn., Ars., Carb-v., Colch., Hyos., Laur., Mur.-ac., Phos-ac., Phos., Rhus-tox,
Secale, Stram. Si hay descarga copiosa de sangre con las deposiciones, hemorragias intestinales,
necesitaremos examinar los siguientes medicamentos: Arn., Ars., Carb.-v., Chin., Colch., Crot.-h.,
Kali-bi., Lach. Lyc., Mur-ac, Nit.-ac., Phosp., Rhus-tox., Secale, Sul-ac.

La asistente relata más adelante que las deposiciones son muy pútridas, cadavéricas, semejantes
a sustancia muerta, a carne hedionda, horribles, ofensivas. Es innecesario individualizar en estos
tifoides las finas diferencias del olor, debido a que es sólo la diferencia de olfato la que mide el
olor.

Deposiciones pútridas podrían hacer tener en cuenta a Ars. Bapt., Carb.-v, Crot-h, Lach., etc.

Las deposiciones líquidas, debilitantes a menudo requieren medicamentos tales como Phos-ac.,
Phos. Secale, Verat.

Luego podemos tener en cuenta otro estado, el cual se empeora comunmente a la noche, y
puede ser observado a veces cuando la fiebre sube más o cuando el paciente está inconsciente,
son las contracturas, si tiene contracciones y sacudidas que son a veces tan marcadas que se
parecen a la corea, entonces es semejante a Agaricus, pero cuando son sólo de los músculos más
finos, los medicamentos son Ars., Carb.-v., Cocc., Colch., Croth., Hyos., Lach., Mur-ac., Phos., Psor.,
Rhus-tox., Stram., Sul-ac., Zinc.

Cuando la postración se vuelve tan marcada que el paciente se escurre en la cama, de tal modo
que su cabeza está en un perfecto nivel con su cuerpo, fuera de la almohada, deben ser
examinados los siguientes medicamentos: Ars., Carb-v., Mosch., Mur-ac., Nit.-ac., Nux-m, Phos.,
Phos-ac., Rhus-tox.

Los síntomas mentales son a menudo los de mayor importancia. Pequeñas particularidades que
aparecen a veces dentro de los síntomas mentales guían a pensar en un medicamento, no para dar
el medicamento debido a su "key-note", sino para detenerse y meditar acerca de éste por unos
minutos, para comprobar si cubre o no todo el caso, si el medicamento que está llamando la
atención a uno, tiene todos los síntomas restantes. Los síntomas mentales son de gran valor,
especialmente cuando el paciente está en estado de semiinconsciencia, cuando está yendo hacia
un estado de postración. Hay cambios en su mente, en su manera de hablar, y de contestar las
preguntas. Si parece como si pudiera contestar correctamente, pero no lo hace, entonces deben
estudiarse medicamentos tales como Carb-v., Hyos., Phos-ac., Phos.

Cuando la respuesta no corresponde a la pregunta, cuando es irrelevante, cuando responde a una


pregunta que no ha sido formulada, los medicamentos a considerar serán Carb-v., Hyos., Nux-m.,
Phos-ac. Sul-ac. Si el paciente está acostado y mira al médico, pero no contesta la pregunta, y
aparenta poder contestar, pero no dice una palabra, debe pensarse en Arn., Hell., Hyos., Nux-m.,
Phos- Phos-ac., Stram. Si está acostado y mira al médico, y reflexiona largo tiempo, y finalmente
responde con dificultad, pareciendo que no pudiera concentrar la mente para formar la idea, y
contesta lentamente, debe considerarse Cocc. Hell., Nux-m., Phos-ac. En general, aquellos que
tienen contestaciones lentas y hablan lentamente, como si meditaran antes de contestar (el
estado de semiinconsciencia), son Ars., Carb-v., Cocc., Hell., Nux-m. Phos., Phos-ac., Rhus-tox. Se
encuentra especialmente en Arn., Bapt. Hyos., el que conteste correctamente, aunque pronto
retorne a un estado de marcado estupor.

Si el estado mental se vuelve más activo, y se presenta delirio y furia, pero más particularmente
desear escapar, correr, desear saltar por la ventana, en este caso deben examinarse los siguientes
medicamentos: Ars., Bapt., Bry. Cocc., Hell., Hyos., Lach., Phos., Rhus-tox., Stram., Zinc. Hay a
veces una razón y a veces otra, para desear levantarse y escapar. Cuando\el paciente piensa que
está fuera de su casa y desea levantarse y saltar por la ventana para ir a su casa, debe pensarse en
Bry., Hyos., Lach., Op., Rhus-tox., Verat. Si se observa en sus alucinaciones la rabia más terrible,
que muerde, rompe, corta, trata de matar, de hacer daño, una rabia destructiva, comparten las
consideraciones: Carb-v., Hyos., Laur., Lyc., Op., Phos., Phos. ac., Rhus- tox., Stram. Si al cerrar los
ojos grita como si viera visiones horribles, deben considerarse Bry., Hell., Lach., Stram. Rabia;
delirio salvaje es cubierto a menudo por Hyos., Lyc., Nit-ac., Op., Phos., Secale., Stram., Sul-ac.,
Verat.

"Una medicina no es suficientemente profunda para curar mientras no sea capaz de agravar los
síntomas correspondientes a la enfermedad, en las primeras horas en los casos agudos, y en los
primeros días en una enfermedad crónica".

Organon -Hahnemann

Dos muestras diferentes

Algunos entienden a la Homeopatía como una ciencia que muestra a la enfermedad humana del
modo en que es percibida.
Desde el centro hacia la periferia. Desde la cabeza hacia los pies. Desde adentro hacia afuera.
Desde lo superior a lo inferior. Desde los centros vitales a la periferia. Puede decirse que esto es la
representación vertical, por la cual uno piensa desde los hechos primeros hasta los últimos,
percibiendo al afecto y al odio como lo primero y más profundo de todo ser humano enfermo.

Un enfermo puede ser percibido en: La perversión de los deseos y aversiones. La perversión de la
inteligencia. Los disturbios de la memoria. Las sensaciones físicas pervertidas. Los disturbios
funcionales de los órganos, con las circunstancias concomitantes. Las sensaciones pervertidas y los
sufrimientos locales. Los cambios tisurales y estados patológicos. Las sensaciones y sufrimientos
dependientes de las condiciones patológicas. Las causas que excitan cada una de éstas que son
paralelas al estado pervertido mismo, en cada esfera. Todo médico que puede observar al hombre
enfermo de este modo desde lo primero hasta lo último, podrá tener una evidencia segura que lo
capacitar para ajustarse a la Materia Médica; así el orden podrá ser restablecido de modo cierto.

Esto puede ser llamado alumbramiento por presentación cefálica.

Algunos médicos son absolutamente incapaces de percibir que los primeros síntomas mentales
son la voluntad y entendimiento pervertidos, y son incapaces de percibir que el hombre mismo se
desequilibra por el calor, el frío la luz y la electricidad, en ocasiones en exceso, o en defecto, o en
perversión. Son incapaces de percibir al hombre como una totalidad, como un ser en sí que puede
ser percibido unitariamente y mentalmente analizado por la medida del exceso, defecto y
perversión.

Tales personas ven siempre los últimos cambios tisurales, patológicos, como la causa y
consecuencia. Yo digo que ven porque ellos no perciben.

La primera visión citada se percibe; la última puede ser vista y tocada. Esto último puede ser
calificado como presentación trasera.

Estas dos clases de hombres deben siempre diferenciarse: Los primeros, son hombres filósofos y
racionales; los otros son materialistas. La primera clase piensa desde los hechos primeros hacia los
hechos últimos, colocando todos los ítems en su lugar y dando a cada uno sus plenos valores en
relación con la totalidad; los otros ven lo último y no le dan valor a la totalidad.

Los primeros ven la enfermedad en sus perversiones: Del afecto; de la inteligencia; de la memoria;
de las sensaciones corporales; de las causas y de las circunstancias; en lo máximo y en lo mínimo;
en lo general y en lo particular; y así es como se extienden hacia lo último. Los primeros son
adherentes y se satisfacen con-la doctrina; los segundos no están sino en contra de la doctrina.

Los segundos deben ver los resultados de la enfermedad. Ellos no tienen la percepción de las
causas y las circunstancias. Cuando ven lo que llaman causas ellos ven sólo las consecuencias;
parecen carecer de la habilidad de agrupar las primeras circunstancias del desorden.

No ven orden en el fenómeno del desorden ni en los síntomas de la enfermedad. Ven la


enfermedad en sus consecuencias, en su final.
Para curar la enfermedad, debe percibirse lo que en el cuerpo está en desorden y se puede
percibir esto, sólo reconociendo el fenómeno del desorden.

El fenómeno que representa el progreso desde la causa hacia el efecto es a menudo ignorado
hasta que se presenta lo último, que puede ser visto y tocado. Esto hace suponer que el efecto,
puede ser efecto y al mismo tiempo causa de sí mismo.

Dosis

Un error fatal prevalece en muchas partes: el suponer que incrementando la medida de la dosis se
hace a ésta más homeopática. No se entiende sin embargo que la atenuación debería ser similar al
plano de perversión del desorden del organismo. Incrementar el grado de potencia puede
apresurar la curación, pero a menudo incrementa la agravación, disminuyendo la potencia se
disminuye la homeopaticidad, y si la droga es incrementada en cantidad, la relación se aparta de la
similitud hacia la disimilitud, de aquí que se pierde el poder curativo.

Uso del repertorio

Así como la Homeopatía abarca tanto a la ciencia como al arte, el estudio del Repertorio debe
consistir en ciencia y en arte.

El método científico es un método mecánico que toma todos los síntomas y traslada todos los
medicamentos asociados con las graduaciones, haciendo al final un sumario con los grados
marcados.

Hay un método artístico que omite lo mecánico y es mejor, pero no todos están preparados para
usarlo. El método artístico demanda que el discernimiento examine todos los síntomas, después
que el caso ha sido cuidadosamente tomado.

Debe juzgarse el valor de los síntomas respecto de si son característicos en el paciente; éstos
deben pasar el análisis de la mente racional que determina cuáles son extraños! raros y peculiares.

Los síntomas más peculiares para el paciente deben ser tomados primero, luego aquellos menos
peculiares hasta llegar a aquellos que son comunes y no peculiares; en este orden, desde los
primeros hasta los últimos.

Deben ser evaluados, considerando que se refieran al paciente más que a sus partes y tasados en
vez de los síntomas últimos y patognomónicos.

Los síntomas deben ser tomados en este orden: 1ª) Aquellos relacionados con el afecto y el odio,
o deseos y aversiones. 2ª) Aquellos que corresponden al raciocinio, a lo llamado mente intelectual.
3ª) Aquellos correspondientes a la memoria. Lo primero que se debe conseguir son estos
síntomas, los mentales, por la forma usual, hasta que sean determinados los medicamentos que
mejor correspondan al estado de la mente, omitiendo todos los síntomas que se relacionen con
una causa patológica y todos los que son comunes a la enfermedad y al ser humano. Cuando se ha
establecido la suma de éstos, un grupo de cinco o diez medicamentos, o tantos como aparezcan,
se estar entonces en condiciones de compararlos y de relacionar los medicamentos encontrados
con los síntomas remanentes del caso.

Los síntomas que siguen en importancia, son aquellos relacionados con el hombre y su cuerpo
tomados corno totalidad, y su sangre y fluidos: como la sensibilidad al calor, al frío, a las
tormentas, al reposo, a la noche, al día, al tiempo. Ellos incluyen los síntomas así como sus
modalidades.

Como varios de éstos se encuentran también en el primer grupo, el resumen mental, deben ser
conservados.

No es necesario considerar los medicamentos que no están en el grupo mental o su resumen, a la


vez que estos síntomas, los que se refieren a la totalidad del paciente, no pueden ser omitidos con
alguna esperanza de éxito. Se debe luego rever la historia para averiguar cuáles de ese grupo son
los más similares a las particularidades de las regiones del cuerpo; de los órganos del cuerpo; de
las localizaciones y de las extremidades.

Debe acordarse preferencia a las descargas de las úlceras, del útero durante la menstruación, de
los oídos y otras partes y de aquello que esté estrechamente referido a las operaciones vitales de
la economía.

Luego deben ser usadas las modalidades de las partes afectadas y frecuentemente se encontrar
que éstas son muy opuestas a las modalidades del paciente mismo. Un paciente que desea
generalmente calor para él y para su cuerpo puede requerir frío para su cabeza, su estómago o
para las zonas inflamadas, de aquí que el mismo rubro no se ajustará a él y sus localizaciones. Por
lo que generalizar modalidades de particularidades aisladas lleva al medicamento incorrecto o
confunde los valores de ciertos medicamentos.

Hay síntomas extraños y raros, aún en las localizaciones del cuerpo, que los médicos de
experiencia aprenden que son guías que deben ser colocados en la clase primera y en el más alto
rango.

Estos, incluyen algunos "Keynotes" que pueden ser guías seguras para un remedio o para
determinar sus resultados, teniendo en cuenta que los síntomas mentales y los físicos generales
no establezcan lo contrario, así como también sus modalidades, y por lo tanto se opongan a los
síntomas Keynotes.

El medicamento que resulte correcto, al ser investigado en la materia médica debe ser percibido
en concordancia con el paciente, con sus síntomas, sus localizaciones y sus modalidades. Es muy
posible que un medicamento del cual no se tiene el mayor recuerdo, sea el más similar en imagen,
si se ve la materia médica.

El médico artista ve mucho en la experiencia, lo cual no puede ser retenido en el repertorio,


donde todo debe ser sacrificado por el sistema alfabético.
El médico artista debe estudiar materia médica mucho y muy seriamente, para capacitarse y fijar
en su mente imágenes de enfermos, las cuales cuando sean necesarias, encajarán con la
personalidad enferma del ser humano.

Estas, son muy numerosas y muy variadas como para ser nombradas o clasificadas. Yo conozco
que a menudo el médico intuitivo al tratar de explicar las llamadas "curas maravillosas", dice: "No
puedo decir bien como llegué a dar ese remedio pero ése le correspondía".

Hemos escuchado, sentido y visto esto, pero, ¿quién puede explicarlo?. Es algo que no
corresponde al neófito, sino que se desarrolla gradualmente en el médico artista experimentado.
Es sólo el desarrollo del arte en la mente artística: lo cual se observa en todos los artistas. Esto
corresponde al arte de curar, pero si se lleva muy lejos, puede llegar a ser un error fatal, y debe ser
corregido por el trabajo repertorial, aún del modo más mecánico.

Cuanto más evita cada uno, la tendencia a descuidar la prescripción, el método, la sabiduría se
transforma en efecto artístico y en trabajo de materia médica. Las dos modalidades de prescribir
van mano a mano, y deben mantenerse en un alto grado de balance, si no aparecerán métodos y
hábitos livianos sobre cualquier buen trabajador.

UNA ALOCUCION PRELIMINAR AL CURSO DE HOMEOPATIA No es una cuesta fácil la que lleva al
pináculo de la Homeopatía pura o, como debería decirse, de la Homeopatía. Conozco la
aseveración que admite que hay un tipo de Homeopatía prevaleciente que no es estrictamente
pura, lo cual es tan cierto que es innecesario un argumento opuesto.

A duras penas podría escribirse o decirse algo con la suficiente energía como para que quede
impreso en la mente, la gravedad de la situación o para que quede retratada la injuria hecha a la
raza humana, por el estado de la medicina de hace cerca de una centuria, la cual condujo al nuevo
sistema.

En ese tiempo la medicina estaba en un estado de caos. Difícilmente pueda decirse que hubiera
algo de bueno en ésta, así como en su historia, ésta era enteramente tradicional. Estaba
compuesta por medidas poderosas y drásticas y su único alegato al respecto era que sus medidas
eran seguras para matar rápidamente o para curar lentamente. Estas eran sangrías, ventosas,
sanguijuelas, vomitivos, catárticos, sudoríficos, soporíficos, etc.

¿En qué medida ha avanzado la medicina?. ¿Han proporcionado al mundo las numerosas modas y
fantasías un mejor sistema que el de la vieja medicina de entonces?. ¿Es la administración de
compuestos concentrados, alcaloides y resinas un sistema mejor y salvador?. Entonces se
lanzaban drogas en dosis masivas, pero actualmente éstas son administradas de tal forma, que
ellas se difunden a través del organismo, deprimiendo la energía vital y las formas esenciales de la
enfermedad. Antes usaban formas toscas de drogas crudas y ahora usan formas concentradas,
peligrosas, de drogas mortales y tanto ahora como entonces, sin ley ni principio. Entonces el
médico componía sus propias medicinas, ahora el químico y el farmacéutico preparan las
panaceas e informan a los médicos eruditos (?) respecto de sus más amplias particularidades y
usos, para capacitarlos en la administración, al enfermo moribundo, de estos potentes
concentrados.

Estos nuevos agentes llegan del laboratorio tan rápidamente, que el farmacéutico no puede
mantenerse mucho tiempo al tanto de sus nombres -mucho menos el médico-, ni de las
propiedades de las medicinas que él usa. Apenas se discute a fondo el basamento de unos
concentrados, aparece uno nuevo. Así es que cada año hay una nueva Materia Médica, nueva y
limpia, manufacturada para el uso de estos profesionales altamente estudiosos.

Qué diferentes son éstos de los medicamentos usados por la nueva Escuela!

Los medicamentos una vez probados y verificados resisten como algo fijo, con las mismas
indicaciones específicas, y lo harán mientras el hombre sufra sobre la tierra y necesite ayuda para
su enfermedad. Los medicamentos descubiertos por Hahnemann resistirán la prueba del tiempo
en los años venideros, ya que ellos se han fortificado por el uso desde su descubrimiento.

Cincuenta años han construido y confirmado la Materia Médica Homeopática, mientras que la
Vieja Escuela ha tenido varias nuevas y como las cambiantes arenas, ningún hombre puede
predecir cuál es la que vendrá próximamente, ni el final de la que está en uso ahora.

Han sobrevenido varios cambios sobre este sistema de medicina tradicional. Sus adherentes, que
fallaron debido a sus métodos, en obtener los resultados esperados, y mellados en su carne por la
espina del éxito de la Homeopatía, han recurrido a profundas investigaciones, las cuales han sido
proclamadas por sus más importantes líderes, Koch, Pasteur y otros. La caótica confusión
denominada ahora medicina científica es hedionda para las narices de los hombres racionales y
debiera ser patentada como un moderno caleidoscopio médico. Tal es la jactanciosa medicina de
la experiencia.

Un microcéfalo de Filadelfia, hace varios años ofreció cien dólares como precio al mejor ensayo
que expusiera las falacias de la Homeopatía. Pero qué barato hubiera sido asegurarse un ensayo
acerca de las falacias de la medicina tradicional! La llamada "medicina regular" ha hecho varios
cambios, tan necios como numerosos, debido a que no están basados en la ley. Sus adeptos
hablan de progresos Qué pueden ellos significar! -sin principios que conservar, ni ley que
obedecer, y sólo con el ofrecimiento de especulaciones- ¿no son más que el elefante delantero de
las ofrendas de inmolación?. Ésta, es la medicina de la experiencia y de las especulaciones sin ley.
No es el resultado de descubrimientos, sino la oposición a patrones y a estadísticas homeopáticas
que rechazan, lo que ha impelido a la aparente industria de esta, así llamada, ciencia. No ha sido
por amor a la gente, de quien ellos se burlan en las salas de los hospitales públicos, que ellos han
cambiado, sino por el incentivo provocado por las comparaciones de sus fracasos y por el disgusto,
seguido por la inutilidad, de los experimentos sobre el enfermo hechos a la manera de Koch,
Pasteur, etc.

La moderación observada en la dosificación ha sido tan digna de imitación que aun el pseudo
homeópata encuentra consuelo en el hecho de que puede embaucar al público confiado, con
estas decepciones, -ellos así imitan formas de medicación homeopática. Pero sólo el simple puede
así ser engañado.

Las decepciones conseguidas por los simuladores en nuestro propio medio, pueden no necesitar
de la apología. Ellos y sus faltas son bien conocidas y las causas de éstas son:

Primero: La incrementada demanda de lo genuino. Segundo: La comparativa infancia de nuestro


sistema. Tercero: La imperfección del sistema de instrucción. Cuarto: La imperfección de los libros.
Quinto: Para generalizar, la falta de oportunidad, capacidad y deseos.

La Alopatía nos concierne muy poco; su camino y el de la Homeopatía hace tiempo se han
separado. La Homeopatía ha dado grandes pasos. Reconocemos a Hahnemann como un gran
maestro, un padre amante y un hombre temeroso de Dios.

En 1833 terminó su obra maestra, el Organon del cual se han hecho varias traducciones, ha
pasado por cinco ediciones, la primera de éstas apareció en 1810. El desarrollo y prosperidad de
este gran sistema de medicina, es tal, que miles de médicos la están practicando, y colegios,
hospitales, dispensarios y revistas, la están extendiendo hasta los confines del mundo civilizado. El
estudio continuado de las doctrinas de este nuevo sistema es la mejor guía para su aplicación y las
vagas cuestiones del pasado están rápidamente disminuyendo.

Cientos de practicantes diseminados ahora sobre la tierra se elevan para testificar la amplitud de
la ley y el éxito que sigue a la obediencia de los principios. Sus testimonios son una demostración
satisfactoria de que la Homeopatía pura y simple es todo lo deseado para la curación del enfermo,
que la ley es universal, y que las fallas sobrevienen debido a las causas arriba enumeradas. La
obediencia demuestra que la Homeopatía descansa sobre principios fijos -sobre la ley- y no sobre
una mera regla de práctica, que es cambiada por algo mejor, cuando la fantasía dicta un nuevo
capricho. (Organon. Par g. 2).

Como bien se dice o supone, la manzana no puede caer en otro lugar que no sea la tierra cuando
su tallo se separa del árbol madre.

No puede haber sino un gran sistema de Homeopatía. Los hombres que se remontaron hasta la
plenitud de su utilidad en sus aplicaciones, han roto las cadenas del prejuicio, fanatismo,
intolerancia y propio engreimiento; y han seguido detrás de su luz, jamás vacilando aunque a
menudo tropezando, jamás despreciando aunque a menudo dudando, hasta que el pleno calor y
sol del mediodía los embelesó con el conocimiento y amor por su aplicación. Estos logros están
dentro del puño de todos quienes aman el conocimiento para la práctica y no para fines egoístas.

La Homeopatía existe en grados variados respecto de su aplicación, desde lo crudo, a lo cual sigue
una mezcla de ésta con los métodos tradicionales, hasta lo más alto, resultado de la obediencia
absoluta a las leyes conocidas. Todo practicante admite el valor de la ley a través de sus esfuerzos
por seguirla, en la medida que la práctica en la más sencilla extensión de su conocimiento y se
vuelve a un lado sólo cuando el conocimiento de la ley es defectivo.
De esto se sigue que los grados son sólo sombras de la ignorancia hacia el conocimiento y son casi
infinitos en número desde la madre benevolente con sus ejemplos de medicina familiar hasta el
más distinguido maestro, todos desean honestamente la felicidad del género humano o codician
vender alivio para el dolor, por sucio dinero.

El no experimentado debe ser asistido e instruido para la práctica de la Homeopatía sin recurrir a
la medicina tradicional Pero la asistencia puede ser de utilidad sólo cuando es deseada y
apreciada.

La adquisición del conocimiento necesario para conducir una práctica sin recurrir a dudosos
métodos, demanda trabajo arduo y aplicación constante, así la mente se capacita para tener una
actitud receptiva y el deseo del corazón se inclina por la verdad, debido a que ésto guía hacia lo
que es bueno y no a venderse por un precio.

Las doctrinas de la Homeopatía son elevadas y simples para la mente que es recta, y cuando es
conocida, seguir sus dictados es fácil; pues es más fácil seguir sendas bien marcadas que tropezar y
caer en el lodo de la medicina tradicional. Es duramente necesario afirmar que uno que conoce
cómo ser obediente a principios fijados no tiene incentivos, ni tampoco voluntad, para apartarse
de éstos. No puede negarse que muchos buscan y pocos las descubren, a las doctrinas puras de la
Homeopatía. No puede negarse lo que muchos podrían llamar la necesaria labor para un gran
sacrificio.

No hay duda de que el Creador conoce a quién confiar sus sagradas verdades. No puede negarse
que cualquiera que desea la elevación del hombre, trabajar fervorosamente y recibir su porción.
Es imposible para el que es ignorante de los principios de la Homeopatía realizar el gran bien que
para el hombre puede sobrevenir del conocimiento y aplicación pleno de la ley de los similares.

Aquellos que son ignorantes de las más amplias y plenas utilidades de la Homeopatía se arrogan
ser sabios, o afirman que no existe el conocimiento de principios fijos, y declaran que el uso de
anodinos es justificable cuando el remedio homeopático apropiado no es conocido. Ellos usan a
menudo tales agentes en detrimento del paciente y del sistema que ellos profesan, confían en que
están basados en la ley. Son incapaces de ver que la obediencia a la ley es libertad, y suponen que
pueden permitirse la licencia de violar la ley.

La obediencia a los principios debe elevarse por encima de la billetera, reputación u otro motivo
egoísta, sino el médico no puede elevarse hacia la constante y perfecta seguridad de la ley, con el
sentimiento de satisfacción; esto es todo lo correcto y todo lo bueno que debe hacerse. En toda
circunstancia donde la desobediencia es apremiada, el impulso lo da la ignorancia y el egoísmo,
con el fin de que el hombre pague en cierto modo tributo al médico, en vez que el médico sirva al
hombre. La pregunta: ¿Porqué no confía en la ley?, jamás ha sido contestada sino de dos modos:
"No la conozco" o "No es de confiar".

Cuando comprendemos el maravilloso trabajo que realizó Hahnemann y la magnitud del Organon
(el cual es tan completo), tal como lo dejó, que ningún hombre ha sido capaz de sacarle algo),
¿Podemos contenernos de reverenciarlo y de confiar tácitamente en que ha sido ayudado por
toda la sabia Providencia?. Cuando consideramos qué habilidad opuso a las teorías patológicas de
sus días (las nociones patológicas de hace una centuria, ahora abandonadas, las que fueron
invocadas entonces con la misma seguridad y obstinación, como las que están en boga ahora, ya
que la Vieja Escuela acepta y abandona teorías tan impertinentemente y con razones tan
profundas como las que da la sirena a sus amantes), cuando comprendemos la extensión de sus
enseñanzas en todas las ramas de la ciencia, la maravillosa resistencia física que le permitió
mantenerse cada tres noches en reflexión y el amor que bajo todas las circunstancias, manifestó
hacia el género humano y a Dios, y cuando conocemos que la fuente del amor humano es la base
de la inspiración, entonces podemos comprender la profundidad de la realidad y propiamente
venerar su obra maestra, el Organon de la Medicina. Realmente han dicho todos los maestros, que
después de cada lectura de sus. k3, aparecen nuevas verdades, que siguen a los variados grados de
avance del progreso de cada fiel observador, sin diferencia de edad o sabiduría. Los maestros de
estas doctrinas vivas y de la Materia Médica han sido lectores constantes de su gran trabajo.
Ninguno de sus seguidores han demandado aún un descubrimiento fuera de este trabajo, pero
todos han dicho en sus mayores logros, que basaron sus éxitos en el Organon.

Es el primer libro que tiene que leer el estudiante y el último que tiene que considerar el médico
más antiguo y ocupado.

Si Lippe, Wells y las consideraciones de otros invocaron una lectura continua de este libro durante
sus largas carreras ¿No deberíamos de modo similar observar esto con un sentimiento de
profundo respeto?. No deberíamos desear las secretas verdades que han hecho ser tan exitosos a
estos fieles seguidores de la ley?. ¿A quién recurriría un hombre racional por luz cuando deseara
seguir la ley en el arte de curar al enfermo y asignarse ser útil al hombre?. Naturalmente que a
Hahnemann y a sus fieles adherentes y no a quienes se ríen (le lo que prefieren considerar
desvaríos de un anciano.

Hay algunos que profesan ser homeópatas, que con palabras y acciones denuncian a Hahnemann
diciendo que fue un teórico, un fanático y un visionario, aunque éstos jamás curaron a los
enfermos como lo hizo Hahnemann. Estudien todo lo suyo hasta poder hacer lo que él hizo; ya que
él fue y sigue siendo el maestro por sobre todos los otros. Fue el primero que propugnó la
Homeopatía y debemos mirar hacia el y todas las desviaciones de sus enseñanzas deben recibir
otro nombre.

No debería haber controversia entre los hombres cuando lo que se. considera son los principios.
La verdad hiere a los hombres a menudo profundamente y los incita a luchar y, las heridas así
hechas jamás curan de primera intención o sin pérdida de sangre. La controversia nunca enseña a
quien no aspira a la verdad. El hombre racional acepta la verdad porque está preparado para esto
y porque es la verdad. El doliente aparece con su aflicción después que todos los otros han
fracasado y él está con una actitud receptiva; mientras que el seguidor viejo y duro de los métodos
tradicionales aparece en actitud de rebelión y su egoísmo y fanatismo no puede ser sobrepasado.
Para él la luz del sol es tan oscura como la niebla.
Hahnemann formuló los principios de la Homeopatía. Se hicieron formulaciones aisladas, previas
a su labor que mostraron rayos de luz de verdad que aparecieron ocasionalmente, pero que, no
brillaron lo suficiente como para permitir el ordenamiento de una doctrina. El, acomodó las reglas
de la práctica en el Organon y Enfermedades Crónicas, de tal modo, que el sistema de terapéutica
homeopática puede ser considerado completo.

La Homeopatía no descansa sobre teorías ni opiniones, sino sobre hechos.

Las hipótesis y razonamientos no tienen lugar en los tratados de los cuales depende la vida
humana. Es por supuesto imposible para el médico teórico reflexionar sobre hechos médicos,
debido a que no tiene el conocimiento de los hechos que considera; así él piensa que quizás el
vómito es causado por un desorden cerebral, o por un hígado congestionado, o es reflejo uterino,
y así indefinidamente. Este teórico más que cualquier otro piensa que un diagnóstico exacto es un
gran momento y sin embargo todas las hipótesis muestran las bases inútiles de sus falsas
conclusiones.

Las mentes así pervertidas por falsos razonamientos, están colmadas sólo de opiniones
fluctuantes, y con éstas no hay maneras sólidas ni firmeza, debido a que la vaguedad, la confusión
y la fluctuación mental, previenen la determinación de cualquier curso o senda de operación
continua. Con esto no se puede dar el remedio indicado y viene a la mente sólo un remolino
continuo de medicamentos. La habitación del enfermo es llenada con botellas y el estómago del
paciente es distendido con cosas demasiado numerosas como para poder mencionarse, desde las
cocciones caseras hasta el guiso irlandés.

Cuanto más preciso es el diagnóstico y más material. su base, más incurable es la prescripción que
se basa en esto. Los diagnosticadores son los más pobres prescriptores, aunque a pesar de todo
esto, no puede hacer ningún daño, el tener la más fina sagacidad para dar nombres a
enfermedades.

Debe entenderse sin embargo, que el diagnóstico no revela la naturaleza de la enfermedad ni da


una imagen del remedio. El diagnóstico es el nombre de las consecuencias y de lo exterior,
mientras que lo que debe ser percibido es la naturaleza interior a través de los síntomas y signos
peculiares y característicos con el objeto de descubrir el remedio que curar (Organon. Par g. 6-8).
La más alta categoría de estas peculiaridades profundas guían la selección de los remedios en el
más alto grado de similitud, por lo tanto hacia el más alto sentido de curación. Las opiniones
médicas respecto a una determinada enfermedad son tan numerosas como la cantidad de
médicos. Aún en estos días de brillo de sol médico, prevalecen los cambios relámpago en las
opiniones; así el afligido mortal vaga a través de la gran ciudad detrás de las luminarias médicas,
para recibir sus costosos e inútiles diagnósticos. Esto podría no parecer tan arriesga(lo si no fuera
por que se supone que el tratamiento descansa sobre el diagnóstico.

Afortunadamente para el paciente como para el doctor, la suposición no es criminal. Nuestro


propio Chapman, con su prescripción experimental, ha demostrado que el caso más simple no
puede obtener dos prescripciones similares a través de ésta aún cuando las mayores mentes
alopáticas fueran consultadas. El resultado es bien diferente en la Nueva Escuela, ya que todos los
médicos determinan el mismo remedio. El mismo experimento jamás puede ser repetido con
resultados similares.

Las epidemias de los últimos veinticinco años han revelado una similitud asombrosa entre
métodos y remedios. La Comisión de fiebre amarilla describe la certeza de métodos y resultados
en las historias que forman las estadísticas de Memphis y New Orleans. Estos hombres no tienen
conección unos con otros. Ellos trabajaron y obtuvieron resultados que demuestran que
estuvieron inspirados por principios, ya que los mismos remedios fueron usados en ciudades
diferentes para los mismos síntomas y con resultados similares.

Las mentes de los hombres deberían apelar para asegurarse la curación, a la exactitud de
métodos y a remedios similares para síntomas similares, sobre todo el mundo, con la misma
buena y vieja materia médica, la que se vuelve mejor con los años y el uso.

En la práctica de la Homeopatía, un maestro, en cualquier lado donde esté, tiene algo sobre qué
basar una prescripción. ¿Fue esto tan marcado, como por Hahnemann, cuando después del
estudio de una epidemia de cólera, y por la referencia de los síntomas de la materia médica,
decidió que Veratrum, Cuprum y Camphora eran los remedios que correspondían a la epidemia,
sin haber visto jamás un caso de cólera?. Cuando le preguntaron qué remedios podrían
corresponder a esta enfermedad, el simplemente rememoró las experimentaciones. La naturaleza
de la enfermedad apareció similar a lo que había visto en las experimentaciones de Camphora,
Veratrum y Cuprum. Por lo tanto concluyó que estos remedios permitirían curar esta enfermedad.
Así éstos fueron usados exitosamente. Son nuestra áncora de salvación para el cólera hoy día, y lo
serán siempre. Esto no fue opinión de Hahnemann. No, él simplemente obtuvo los síntomas de las
experimentaciones y comparó a aquellos que correspondían a la enfermedad. De aquí dijo que
esos podrían ser los remedios. Los homeópatas tienen así el poder que no se encuentra en
ninguna otra parte de la medicina, que es el de la previsión.

Principios positivos deberían gobernar a todo médico cuando está al lado del enfermo (Organon,
par g. 1, 2). El enfermo tiene derecho a esto. Antes de Hahnemann no tenía tal cosa. El enfermo
era villanamente tratado. Desde el advenimiento de este hermoso y perfecto sistema, la gente
tiene derecho a demandar la exactitud en los métodos y conocimientos. Es mejor observar y
esperar, que hacer algo errado. Toda acción en Homeopatía debe estar basada sobre un principio
positivo. Toda acción del médico que usa la Homeopatía debería estar basada sobre los principios
del sistema. El, debería decir: "Así dice el principio, tal como dice la gramática de cada palabra de
su lenguaje". Alguno dice: "Yo no lo creo", pero conózcase que la creencia no tiene lugar en el
estudio de la Homeopatía. El método inductivo de Hahnemann no da lugar a la incredulidad: esto
es lo que Hahnemann formuló en el primer párrafo del Organon.

"El primer y único deber del médico es restaurar la salud del enfermo. Esto es el verdadero arte
de curar".

Aniversario del nacimiento de hahnemann


Naturalmente viene a nuestras mentes celebrar el aniversario del nacimiento de S. Hahnemann el
día once de abril. Algunos harán esto con un banquete, algunos con discursos, algunos con el
silencioso palpitar de sus corazones. Algunos lo celebran abierta y exteriormente, mientras en
secreto administran tinturas en dosis fisiológicas y tabletas compuestas, y alternan dos medicinas,
ninguna de las cuales corresponden a la enfermedad que tienen a mano. El agradecimiento
silencioso, de corazón, de que Hahnemann haya nacido y vivido y porque haya dejado los
resultados de sus descubrimientos en el Organon, Enfermedades Crónicas y la Materia Médica
Pura, es la mejor manera de celebrar el aniversario de este hombre maravillosa.

Hahnemann desarrolló plenamente su capacidad y ningún hombre aún tomó su lugar. Esto es
cierto para todo gran hombre útil. Todo hombre que realiza su máxima posibilidad en un trabajo
provechoso, no deja a otro hacer su tarea. Todo hombre debe esforzarse en su propio trabajo y
hacerlo; los hombres fallan cuando tratan de cumplir con el trabajo de otros. Varios grandes
hombres han seguido a Hahnemann, cada uno ha hecho su propio trabajo. Los hombres se han
vuelto grandes en Homeopatía siguiendo los principios formulados en el Organon de Hahnemann,
enseñando, traduciendo, recopilando y prescribiendo; pero ningún hombre se ha hecho notable
por el uso de las tinturas, tabletas compuestas, o por ignorar las doctrinas de la potentización.
Algunos de éstos se han vuelto notables políticos, pero ninguno de ellos ha sido notable
enseñando Filosofía o Materia Médica.

Los hombres que han sido destacados maestros de nuestra Materia Médica han sido hombres que
abiertamente se basaron en los principios de potentización, del remedio único, en el remedio
similar, y en todos los principios establecidos en el Organon. Todos los hombres semejantes
celebrarán el aniversario de Samuel Hahnemann; algunos otros harán discursos, y comerán y
tomarán, y serán felices.

Platicas de clase

Calcárea es el remedio de la tendencia congestiva crónica cefálica, cuando Belladona ha sido el


remedio que alivió la expresión aguda de la enfermedad. Ahora no quiero que Uds. entiendan que
Calc. hubiera sido el mejor remedio durante el ataque. Bell. corresponde más plenamente a la
manifestación aguda; Calc. hubiera agravado fuertemente en ese caso, pero después del ataque
una dosis de Calc., curar la tendencia a que vuelvan a repetirse estos estados congestivos.

Así como cada vez que el paciente se resfría, se inflaman sus amígdalas y tiene una induración
crónica de las amígdalas, necesita Baryta carb, por ello, no queremos significar que Bar. Carb.
puede ser el remedio mejor indicado durante el ataque agudo, -varios medicamentos pueden
estar mejor indicados- sino que una dosis de Bar-Carb, después del ataque, puede ser lo indicado,
y puede curar la tendencia a la repetición.

No comience el tratamiento de ninguna enfermedad crónica durante las exacerbaciones.

Jamás curar la epilepsia salvo que primero encuentre un remedio que cubra y corresponda en
todo, a los ataques agudos. Luego siga con el complementario o crónico como curativo.
En casos de escalofríos y fiebres, una prescripción antes o durante el paroxismo ciertamente
incrementar la violencia del paroxismo y obstaculizar y hasta complicar las circunstancias.

Platicas de clase

Hahnemann fue acusado de alternación, y de decir que alternaba Bry., con Rhus.

Ahora, Hahnemann no quiso decir que pusiera un remedio en un vaso y el siguiente en otro,
dando primero uno y luego el otro: Bry. y Rhus son complementarios uno de otro y Hahnemann
significó justamente esto: si los síntomas determinaron que el simillimum era Bry., a menudo se
encontrar que cuando Bry. cesa de actuar, los síntomas de Rhus comenzarán a marcarse delante
de la vista. Ahora si se espera un poco, se tendrá un cuadro claro de Rhus, se da éste, y después de
un rato, Rhus hará su trabajo. Pueden aparecer otra vez los síntomas de Bry. y así hasta que se
termine el caso.

Arn., Rhus y Calc. a menudo se siguen unos a otros en este orden. Un esguince articular, un
desgarramiento muscular, sería bien cubierto inmediatamente por Arn.. El cuadro de la injuria
puede andar bien por un tiempo, pero después de una semana o dos puede persistir todavía algo
de debilidad y dolor. Ahora Rhus ser el similar, pero corresponde al periodo posterior. De este
modo Rhus cubre el caso, y le da bienestar por algunos meses, luego de los cuales se encuentra
que repentinamente el poder de éste desaparece, y que sobreviene un entumecimiento reumático
después de un tiempo frío húmedo.

Ahora Calc. ser el indicado y terminar el caso. Hahnemann ha dicho que a menudo encontraremos
ciertos medicamentos que se siguen, por ej.: Sulphur, Calc. y Lyc.; uno podría decir que alternan,
que habría que colocar cada uno en un vaso, uno al lado del otro, dando el primero, segundo y
tercero en sucesión, etc., pero esto no es así. El gran maestro intentó hacer conocer que a veces
(no siempre) los síntomas de Sulph. pueden ser seguidos por aquellos de Calc. y éstos por
síntomas de Lyc. retornando los de Sulph. después de los de Lyc. y así hasta que el caso fuera
completado.

Está bien que se conozcan estos hechos, ya que pueden ser esperados y hay que estar preparados
para resolver los problemas a medida que aparezcan.

Los mejores prescriptores usan los más profundos razonamientos en el estudio de sus casos y la
búsqueda de un remedio. Les mostraré como debe pensarse y estudiarse los síntomas a través de
un caso relativamente simple y cómo prescribir cuando parece haber sólo un síntoma:

Una mujer vino a mi consultorio con extrema inquietud de sus miembros inferiores. Bien, yo
pensé que ésto era predominante de Zinc, y varios, varios otros. Sin embargo no me detuve aquí.
Le pregunté más y encontré que pocos días atrás había estado bajo la lluvia y se había mojado.
¿Qué lugar, sus pies?. Oh no! mis pies estaban protegidos, no así mi cabeza que es la que se mojó
mucho. Por lo que, pensé, esto suena a Belladona. Debo ver si Bell. tiene inquietud de las piernas.
Suficientemente seguro, Bell. lo tiene, y Bell. la curó sin retorno posterior de los síntomas.
LA INUTILIDAD DE LAS CLASIFICACIONES CONSTITUCIONALES PARA LA PRESCRIPCION ¿Porqué
tenemos que intentar apoyarnos para prescribir, en las ClasificaciOnes constitucionales?. Todo
individuo es una constitución y no hay dos personas enfermas que puedan ser clasificadas del
mismo modo con el fin de satisfacer alguna aclaración, observando y pensando
homeopáticamente. Es un error fatal clasificar de acuerdo a las constituciones, aún para
conformar una clasificación común ya que no hay dos suficientemente similares, cuando son
observadas por un homeópata genuino. El ser humano es miles de veces más complejo que un
tablero de ajedrez en manos de los más calificados jugadores.

Todo cambio en las combinaciones de los signos y síntomas mentales o físicos traen una nueva
visión del paciente entero al observarlo como totalidad. Los sistemas mentales normales son
vistos por todos los pensadores con tal apariencia diversa, que se justifica la afirmación de que no
hay dos mentes semejantes. De manera similar, todas las anormalidades mentales se muestran al
médico alerta, como enfermedades individuales. Las anormalidades mentales pueden ser
clasificadas de acuerdo a sus manifestaciones comunes por el alienista, pero la clasificación jamás
es útil al homeópata cuando está en la búsqueda de un remedio. La clasificación está hecha sobre
la base de síntomas comunes de las enfermedades mentales y con el objeto de llegar a un
diagnóstico médico, pero los síntomas peculiares de cada uno y todo caso mental mórbido son los
que deben ser la guía para la prescripción, y esto obvia la clasificación.

No hay guía tan cierta para el fracaso como las clasificaciones.

El médico que prescribe en base a un diagnóstico, fracasa, excepto en sus tiros de azar. La
individualización es la finalidad de todo médico homeópata. Los síntomas que representan la
constitución mórbida o el desorden del individuo son siempre la aspiración de todo médico
calificado. Los síntomas que son no comunes en una constitución, son comunes en otra, debido a
que tales síntomas no comunes, son comunes para una enfermedad y no comunes para otra.

La clasificación es necesaria para el estudio correspondiente de las enfermedades, los estados


patológicos y el diagnóstico; pero todo caso de enfermedad es individual y tan disímil de otro caso,
que todo paciente y cada uno debe ser examinado y medido por los síntomas que representan su
economía desordenada; de otro modo, la prescripción ser seguida por resultados muy ordinarios.

Correspondencia de organos y direccion de la curacion

Hering fue el primero en introducir la Ley de Dirección de los Síntomas: de adentro hacia afuera,
de arriba hacia abajo, en el orden inverso a su aparición. Esto no aparece en los k3 de Hahnemann.
Es la llamada ley de Hering. Poco hay de esta ley en la literatura Homeopática, excepto la
observación de que los síntomas van desde arriba hacia las extremidades, y que aparecen
erupciones sobre la piel y descargas de las membranas mucosas o úlceras sobre las piernas cuando
desaparecen los síntomas internos. No hay aseveraciones específicas en la literatura excepto las
dadas en las clases de Filosofía de la Escuela de Post-Graduados.
Lo más interno del hombre está constituido por la voluntad, el entendimiento y la memoria, y
esto se extiende hacia el exterior a través del organismo físico general. Esta idea se relaciona con
la dirección de los síntomas -de lo más interno hacia lo más externo-. Tenemos pacientes para
quienes, si no conociéramos ésto, no podríamos hacer una buena prescripción, salvo por la
comprensión de esta relación de lo más interno con lo más externo. Un paciente retorna después
que fue hecha una prescripción, y por sus síntomas, él puede pensar que está peor; sin embargo,
puede no ser así y no saberse, excepto por el hecho de que apareció algo que no había tenido
antes. Entonces el médico puede estar tentado de cambiar el remedio si no estuviera familiarizado
con la correspondencia de los órganos. Por su conocimiento de la correspondencia de órganos es
capaz de conocer si el paciente está mejor o peor.

Los órganos físicos corresponden al hombre interno: a la voluntad y al entendimiento. Las


facultades intelectuales consideran una proposición presentada, midiéndola a la luz de los hechos
aprendidos, para determinar si es verdadera o falsa, parcialmente falsa o parcialmente verdadera.

La memoria la retiene mientras es examinada y considerada, y las facultades intelectuales


digieren lo que es recibido, separando lo verdadero de lo falso, y se apropia de la verdad y rechaza
lo falso.

El estómago recibe comida, los intestinos delgados digieren y asimilan lo que es bueno para el
organismo y desechan lo que no es adecuado, lo que es indigesto, falso. Esto corresponde a la
parte intelectual del hombre, haciendo para el cuerpo lo que las facultades mentales hacen para el
hombre.

Los riñones realizan un trabajo similar, separando lo falso de lo verdadero de la sangre. La parte
desgastada de la sangre es transformada en urea, uratos, y eliminada. Los riñones hacen para la
sangre lo que las facultades intelectuales hacen para la verdad.

Al principio puede no percibirse ninguna relación entre estos hechos pero la observación y
examen prolongado de éstos revelan mucho. Cuando se está tratando un paciente insano en sus
facultades intelectuales, aparecen mientras el paciente mejora, desórdenes estomacales o
intestinales, cólicos y diarrea; el desorden se extiende a través del canal intestinal. En otro
paciente aparecen afecciones renales con albúmina en la orina, en el curso de una reacción donde
hubo desórdenes mentales. Aparecen dolores en la espalda y albúmina en la orina mientras la
enfermera dice que el paciente está mejorando. Cuando pasa lo inverso, es deletéreo. En el curso
del tratamiento de un paciente con albúmina en la orina, si aparecen desórdenes mentales, el
paciente está empeorando. Otros han observado mejoría de desórdenes de estómago y riñón
mientras aparecían disturbios mentales.

Cuando en pacientes medicados, que tenían trastornos de estómago, aparecen trastornos


mentales, hay que antidotar la prescripción inmediatamente. Cuando ocurre lo contrario, se está
en el sentido de la curación. Seguirá pronto la recuperación, los trastornos de estómago o riñón
pronto pasarán, no hay que interferir. Así vemos el curso de adentro hacia afuera, o de afuera
hacia adentro. Es una correspondencia infalible.
En el curso de adentro hacia afuera, de acuerdo con la ley, no siempre vemos que los cambios
mentales sean seguidos por síntomas de piel -que es un desarrollo más rápido-. Este es más lento
y más gradual cuando el estómago o riñón están desordenados. Entonces esto pasa a través de
series de órganos: mientras el estómago mejora, aparecen catarros y erupciones. En ese caso, el
paciente va bien.

A veces las facultades intelectuales corresponden a los pulmones.

Los pulmones hacen para el cuerpo lo que el intelecto hace para el hombre. Cuando el paciente
está amenazado de ptisis, o la tiene establecida, y siguiendo a una prescripción los pulmones
mejoran y las facultades intelectuales se comprometen, este paciente morir -no puede curarlo-.
Cuando un trastorno intelectual es seguido por catarro pulmonar o bronquial, por algún desorden
pulmonar, renal, de estómago, o de intestinos, ese paciente está mejorando.

Cuando un paciente está enfermo en la voluntad, cuando el amor se tornó en odio, cuando desea
destruir su propia vida, o huir de ella, u odiar a sus propios hijos; cuando una mujer siente aversión
por su esposo, o cuando el sistema de la voluntad está pervertido;- ¿qué ocurre cuando se hace
una prescripción correcta?; el corazón o hígado se afectarán, éstos corresponden al sistema
voluntario. No ocurren afecciones de estómago ni de riñones, sino que aparecen disturbios
cardíacos o hepáticos cuando se prescriba para afecciones de la voluntad. Si ve que una afección
cardíaca está mejorando por su prescripción y que a esto sigue un deseo de destruir la propia vida,
debe antidotar la prescripción: los síntomas están tomando una dirección errada. Cuando las
afecciones reumáticas desaparecen de las extremidades y van hacia el corazón, y más tarde el
paciente desea destruir su vida, el curso va de afuera hacia adentro.

El sistema voluntario corresponde al corazón e hígado. Es bastante indicar que la revelación


Divina y las cartas de la Palabra están basadas en estas correspondencias, y esto no es conocido
tan bien como por los ancianos. Cuando las Escrituras se refieren al amor a Dios, encontramos la
palabra corazón. Cuando se refieren a las facultades intelectuales dicen "ajustándose los lomos",
"los lomos ajustados con la verdad". En la palabra de Dios, se encuentran todas estas referencias,
y de estas correspondencias aprendemos la naturaleza de la vida y cuerpo del hombre. La vida del
hombre, su alma, mente y voluntad, corresponden a los órganos del cuerpo.

A través de la familiaridad con Swedenborg, he encontrado las correspondencias extraídas de la


Palabra de Dios, en armonía con todo lo que he aprendido en los treinta años pasados. La
familiaridad con esto permite determinar los efectos de las prescripciones. Un hombre enfermo en
su mente, no aprecia cuán enfermo está , y no está capacitado para juzgar acerca de su condición.
El, piensa que está peor cuando los síntomas hepáticos aparecen, dice que está peor. Es el curso
de adentro hacia afuera, no hay que engañarse. El estado amenazante del hígado pasar con el
remedio seleccionado para el desorden mental.

Estos hechos deben estar claros -si no, se está en un plano bajo en el arte homeopático -sino, se
interferir la propia tarea, interponiéndose a un buen trabajo efectuado. Sin tal conocimiento, el
conocimiento de la Materia Médica Homeopática es insuficiente, excepto para los casos agudos.
La Homeopatía es útil para los estados antiguos crónicos suprimidos: gonorrea, sarna, erupciones
y sífilis. Hahnemann pudo no haber sabido estos hechos, pero sin éstos, ningún hombre puede
hacer lo que Hahnemann pudo no haber dicho. El, dijo que los efectos de las drogas son
incurables, pero sólo usó la potencia 30 y pudo no hacer estas cosas. Ud. no puede tomar a cargo
estados suprimidos sin estos conocimientos.

Pueden maravillarse del trabajo que he hecho. El trabajo que puede verse en mi práctica difiere
de otros debido a este conocimiento. Aquellos que no lo tienen, yerran y destruyen vidas humanas
debido a que no conocen qué es lo que está pasando. El conocimiento de las correspondencias es
sólo el desarrollo de las observaciones. No es de utilidad para el médico excepto bajo la ley
"Similia Similibus Curantur". Piense en estos hechos, medite y beneficiese con éstos, úselos. Pocos
conocen la verdad: el mundo es ignorante.

Cuanto menos es un hombre, conoce menos las responsabilidades que tiene.

Cuando percibe la verdad, una obligación acompaña a ésta. Uno se hace millones de veces más
responsable. (Cuando se entra dentro del rango de la verdad eterna, la ley y el orden se vuelven
una tremenda responsabilidad. Lo que escuchamos en las convenciones son habitualmente
opiniones de hombres: lo que escuchamos ahora no son opiniones. Ud. puede ver a través de su
propio conocimiento que esto debe ser verdad. Yo no tengo opiniones y evito ofrecer alguna hasta
que percibo el sello de la verdad eterna.

Esto es un comienzo, pero es lo que pasa en el organismo. Los órganos sexuales usualmente están
asociados con la voluntad. Las mujeres que tienen sufrimientos en los órganos sexuales, útero y
ovarios, tienen ambos, afecto e intelecto, afectados por supresiones. Los hombres que tienen
disturbios sexuales están predominantemente afectados en los órganos del intelecto.

Difteria

Esta enfermedad es considerada generalmente con terror y bien puede ser así ya que demanda,
algo más que un conocimiento ordinario, el conducir a sus víctimas hacia la salud. Decir que a
Homeopatía es deficiente en la cabecera de estos casos es algo que está lejos de ser verdad. Cura
todos los casos donde hay buena vitalidad y donde los remedios son administrados sabiamente.
Asumir o admitir que nuestra falta de conocimiento debe ser la causa común de algunos fracasos,
es tanto verdadero como falso. Es cierto que se requiere un mayor conocimiento que el que posee
el homeópata ordinario, el cual debe admitir en sus confesiones y comunicaciones varios casos
mortales. Pero decir que de nuestro conocimiento y del de la Homeopatía es su estado de
desarrollo presente, no puede esperarse algo mejor, es algo lejos de ser verdad. Nuestra ciencia
ha desarrollado en la actualidad un alto grado de perfección pero los individuos a menudo no la
aplican correctamente con esta enfermedad, con la sabiduría y el juicio necesarios, y por lo tanto
pierden varias consideraciones.

La enfermedad no está constantemente con nosotros, y cuando aparece, generalmente asume


una forma distinta a sus apariciones previas, y cuando el médico ha contemplado cuidadosamente
las fases epidémicas y los agentes medicamentosos que le corresponden, ésta se ha ido, dejando
consecuencias severas e infortunadas que causan pesar y desaliento. El médico de hábito
estudioso y práctica activa, sin embargo, se mantiene en contacto con sus principios y la Materia
Médica, y así tiene una lista de casos mortales remarcablemente pequeña, pero debe observarse
que él no prescribe para todo síntoma que se presenta, en el instante de su aparición. Me
aventuraré a decir que la lista de casos mortales de cualquier médico ser larga si se apura cuando
está al lado del enfermo; mira la lengua, toma la temperatura, siente el pulso, mira la garganta,
hace un cultivo, desinfecta la casa, lava la garganta con\ antisépticos, etc. También me aventuraré
a decir que la lista de casos mortales de cualquier médico será remarcablemente menor si cuando
está al lado del enfermo, observa todos los síntomas del paciente, todo el ambiente de la casa, ve
todos los obstáculos y conoce los significados plenos de todos los hechos, cuando observa y
espera el desarrollo de la enfermedad hasta que todas sus características se manifiestan; si conoce
cuál es este momento y cuándo entonces comparará cuidadosamente todos los síntomas con la
Materia Médica homeopática, y conoce cómo seleccionar la potencia, cómo administrarla y
cuando no darla.

¿Cuántos de Uds. pueden decirse estas cosas a sí mismos?. ¿Cuantos de Uds. hacen esto de tal
modo?. ¿No abrigan la mayoría de Uds. la idea de que tienen que darse prisa para colocar la
medicina en el estómago del niño si no éste se pondrá peor?. ¿No tienen la mayoría de Uds. temor
que la gente se aleje y llame a otro médico si no hacen algo enseguida?. ¿Conocen alguna otra
clase de trabajo que pudiera ser tan arriesgado y ruinoso por tal apuro, como el que se hace en la
cabecera de estos enfermos serios?. Si no son culpables de estos cargos entonces no son
perjudiciales, pero es muy cierto que un gran número de nuestros mejores hombres pueden serlo
después de oir esto. Llegar hasta la cabecera del enfermo con miedo y temblor es mortal para el
sufriente. Llegar hasta la cabecera de éste con la confianza nacida del conocimiento y de tener fe
en nuestros recursos curativos, significa vida para los designatarios de la Homeopatía. No es que el
médico sea ignorante de los principios y de la Materia Médica, pero éstos no son invocados en el
momento de mayor necesidad. Por el miedo y el apuro se actúa y se fracasa, mientras que si se
espera y observa se descubriría que no hay apuro, y que si la enfermedad no ha mostrado aún la
medicina que se está necesitando, hay que esperar, aún si se tiene que ir y volver repetidamente.
Dejen desarrollarla hasta que su característica se estampe sobre el caso, de modo que no pueda
haber error.

Un error en el primer medicamento significa casi siempre la muerte cercana, o al menos


enmascara el cuadro. Sería raro que Uds. que conocen tanto acerca del arte-de curar, pudieran
hacer la primera prescripción de un medicamento que esté tan lejos del simillimum como para que
no actúe. Conocen que si es parcialmente similar provocar cambios de esa imagen sintomática, y
que si es suficientemente similar curar , por lo tanto no necesitan tener esperanzas, que si la
primera prescripción no cura, sea tan disimilar como para ser inofensiva. Deben esperar la
curación o el inicio de la curación con la primera prescripción; en este caso todo es fácil, ya que los
cambios aquí observados son tales que traen alegría para los corazones de la familia y del médico.
Jamás deben por lo tanto, prescribir por la primera evidencia fugaz de la enfermedad, sino de
acuerdo con la verdad que dice: "Primero estar seguros de que se hace lo correcto, y entonces
seguir adelante".

La primera prescripción, cuando se ajusta correctamente a los síntomas, causará la desaparición


de las membranas y de todas las características de la enfermedad con ellas.

La primera prescripción cuando fue escogida incorrectamente cambiar de tal modo a los
síntomas, que el paciente ir de mal en peor, y la siguiente prescripción deber ser un asunto de ojo
de buen cubero, ya que las indicaciones han sido deterioradas, y de ahí las mortalidades.

Deben conocer lo suficiente acerca de nuestra Materia Médica como para hacer un buen trabajo
si la aplican apropiadamente. La Materia Médica es amplia y rica, y el Repertorio puntualiza las
características generales y particulares. Las fichas de Guernsey son una ayuda muy valiosa. Están
correctamente recopiladas y al alcance de todos. No son más Materias Médicas lo que necesita,
sino una corrección de las faltas en la cabecera del enfermo.

El, seguidor cuidadoso de todas las instrucciones de Hahnemann, al tomar el caso, evitar los
errores que he mencionado, y se salvar de la necesidad de decir un suave y generoso consuelo.-
"El tratamiento es justo si lo hubiéramos podido dar al comienzo".

Encontrar qué remedio dar, es un hecho importante que debe ser considerado. Las circunstancias
que hacen que un caso sea fatal en esta enfermedad son las siguientes:

1) No individualizar los síntomas. 2) Que un médico sea ignorante, y esto es la causa más común
de los fracasos. El paciente está igual de enfermo sin síntomas como si tiene gran cantidad de
síntomas y el médico no conoce el significado de los mismos.

Puede hacerse un pronóstico favorable cuando hay suficiente cantidad de síntomas como para
indicar un remedio, y cuando hay un médico presente que conoce cómo leer estos signos de la
naturaleza. Consideren siempre primero lo que se encuentra comunmente en esta enfermedad y
examinen los medicamentos que tienen tales características marcadas.

La exudación inflamatoria en la garganta, nariz o laringe, con la marcada debilidad y


manifestaciones cianóticas agrupadas como difteria, se encuentran en los medicamentos
siguientes: Acet. ac., Ail., Am.-ac., Apis., Ars., Arum-t., Bapt., Brom., Bry., Canth., Caps., Carb.-ac.,
Crot-h., Elaps., Hep.; Iod., Kali-bi., Kali-chl., Kali-mang., Kali-ph., Kreos., Lac-c., Lach., Lyc., Merc.,
Merc-c., Merc-cy. Merc.-i-f., Merc.-i-r., Mur-ac., Nit-ac., - Phos., Phyto., Rhus-t., Secale., Sul-ac.,
Sulph., y a no dudar en varios otros.

A menudo pasa que la enfermera habla de la sofocación del paciente tan pronto como queda
dormido, síntoma que frecuentemente guía al neófito a Lachesis, pero este remedio puede no
cubrir el resto de los síntomas. Deberían ser consultados los siguientes medicamentos, ya que
todos ellos tienen esto, así como el estado general cianotico, debilidad, y exudaciones: Am.-c.,
Bry., Arum-t., Crot.-h., Hepar., Kali-bi., Lac.-c. Lach., Lyc., Rhus.-t, Secale, Sulph.
El despellejarse constantemente los labios y nariz ha guiado a menudo hacia Arum-t.

Hay un tipo de casos observados a menudo donde la hemorragia es un síntoma alarmante;


cuando hay hemorragia de nariz, boca y garganta, debería examinarse este grupo: Bry., Crot-h.,
Lach., Phos., Secale., Sulph-ac.

Los olores de la boca a veces son importantes y guían al estudio de los medicamentos que tienen
olores pútridos: Apis, Arum-t., Bapt., Bry., Carb-ac., Crot-h., Kali-bi., Kali-chl., Lach., Lyc., Merc.,
Merc.-c., Nit-ac., Phyto., Rhus-t., Secale, Sulph.

El bien conocido aliento mercurial siempre guía al examen de las varias preparaciones de este
medicamento, tal como Merc., Merc-c., Merc.-cy, Merc.-i-f., Merc.-i-r.

La mucosidad viscosa, filante, que viene de la garganta y pasajes aéreos, es a menudo un factor
importante y tienen que ser examinados los siguientes medicamentos: Apis, Arum-t., Carb-ac.,
Kali-bi., Lach., Merc., Merc.-c., Merc.-i-f., Phyto.

Si es blanca, Lach. Si es amarilla Kali-bi., Lach. Si los líquidos que el paciente intenta tragar, salen
por la nariz, consulten Arum-t., Canth., Carb, -ac., Kali-bi., Kali-ma., Lac.-c., Lach., Lyc., Merc.,
Merc.-c., Merc-cy., Phyto., Sul.-ac.

Se encuentra el aspecto gangrenoso de la garganta en: Ail., Am-c., Ars., Arum-t., Bapt., Carb-ac.,
Crot-h., Lach., Kali- ph., Kreos., Mur-ac., Nit-ac., Phyto., Secale, Sul-ac., Sulph.

Cuando es notable la ulceración: Ars., Arum-t., Bapt., Chlor., Hep., Iod., Kali-bi., Lac-c., Merc.,
Merc.-c., Merc.-cy., Mur-ac., Nit-ac., Phyto.

Cuando el edema de la garganta externa y ganglios cervicales son una característica marcada:
Arum-t., Lach., Merc., Merc.-c., Nit-ac., Rhus-tox.

Los siguientes medicamentos tienen la disposición a tragar continuamente, tal como se observa
en algunos casos: Arum-t.; Hep., Lac.-c., Lach., Lyc., Merc., Merc.-i-f.

La sensación de bulto en garganta: Lach. La dificultad para tragar en esta enfermedad es tan
común que puede escasamente tomarse como una guía característica. Sin embargo a veces el
tragar en vacío es muy doloroso y los sólidos pueden ser tragados más fácilmente; en ese caso,
debería inspeccionarse los siguientes medicamentos: Crot-h., Lach., Lac-c., Merc., Merc.-i-f.,
Merc.-i-r.

El dolor cuando no se traga o el dolor mejorado por tragar, puede ser menudo importante: Caps.,
Ign., Lac-c., Lach.

El sufrimiento marcado al tocar la garganta es frecuentemente una guía característica y aquí Apis,
Brom., Bry., Lac-c., Lach, Phyto. son importantes.
El dolor es marcado en algunos casos cuando algo caliente se pone en contacto con la garganta,
bebidas calientes, etc., por ejemplo en Apis, Lach., Lyc., Phyto.

Cuando las cosas frías agravan: Ars., Hep., Lyc., Sabad., Sulph., tienen que ser considerados.

Las membranas tienen características muy variadas como para poder examinar éstas en este
corto trabajo, de aquí que debe ser consultado un repertorio. Pero cuando la exudación está
predominantemente sobre el lado derecho, deben considerarse: Apis, Ign., Lac.-c., Lyc., Merc-i-f.,
Phyto., Rhus-t.

Cuando se extiende hacia la izquierda: Lac-c., Lyc., Sulph. Cuando está sobre el lado izquierdo
predominantemente: Brom., Crot-h., Lac.-c., Lach., Merc.-i-r.

Si se extiende a la derecha: Lac-c., Lach. Cuando el exudado alterna los lados: sólo Lac-c. cubre
este síntoma.

Cuando el exudado está predominantemente en la nariz: Am-c., Kali-bi., Lyc., Merc-c., Merc.-cy.

Cuando se extiende hacia la nariz: Kali-bi., Merc., Merc.-c., Nit-ac.

Cuando la laringe es la localización afectada, el estado es mucho más serio y deben considerarse
los medicamentos siguientes: Am-c., Apis., Arum-t., Brom., Carb.-ac., Hep., Iod., Kali-bi., Kali-
mang., Lac-c., Lach., Merc.-cy., Merc.-i-f., Nit.- ac., Phos., Sang.

Cuando se extiende hacia la tráquea Iod., Kali-bi., Phos.

Distincion entre el similar y el simillimum

Este, es uno de los puntos más dignos de consideración; estamos tratando de hacer una distinción
entre el similar y el simillimum, con lo cual yo no estoy de acuerdo. No tengo ninguna duda por la
experiencia, que dos medicinas pueden ser lo suficientemente similares a la totalidad sintomática
y que si cualquiera puede ser el simillimum, una debería ser lo suficientemente semejante como
para curar, y no puede decirse que ambas sean, o que cualquiera de ellas pueda ser el simillimum.
Si se va a la profundidad se puede considerar esto de este modo: La medicina puede ser tan
disimilar que su poder dinámico haga poco o no tener efecto sobre la enfermedad; aquella tiene
que aproximarse a ésta en un grado de similitud hasta ser más y más similar. Al aproximarse en
similitud, puede sostenerse la incapacidad de cambiar los síntomas existentes, pero puede ser lo
suficientemente similar como para viciarlos, para cambiarlos y no efectuar la curación, ni tener
mejoría el paciente, sino sólo provocar cambios de los síntomas. He observado esto en el manejo
de fiebres intermitentes, más que en cualquier otra clase de trastornos, cuando se dan medicinas
que tienen unas pocas características de las intermitencias, pero que no corresponden al genio de
la enfermedad o del paciente y se sigue inmediatamente dando sus complementarios; así se
cambian éstas de tiempo en tiempo, cada cinco o seis semanas; he visto este proceso en muchos
casos. Las medicinas pueden ser suficientemente similares como para efectuar resultados
curativos en un paciente y mejorar la saluda de tal paciente; mejorar su estado general tanto en
una enfermedad aguda como crónica. Cuando tal medicina ha hecho todo lo curativo que es capaz
de hacer, entonces su complementario seguir adelante con este trabajo. Este es un hecho de
experiencia plenamente establecido por el Organon y por todas las experiencias humanas y me
parece que este articulo no llama la atención sobre nada nuevo, porque esto está en relación con
todas las experiencias humanas.

Tanto haya psora o miasma agudo, puede haber una medicina lo suficientemente similar como
para animar un caso, o lo suficientemente similar como para tener una acción curativa; o sea, ser
el simillimum, que es la medicina que cura los síntomas presentes, erradicándolos
completamente.

Emergencias-eutanasia

Frecuentemente me interrogan: ¿Qué hay que hacer en los momentos de gran sufrimiento para
lograr un alivio inmediato?. Para aquellos quienes desean obtener información real, y quienes
desean practicar de acuerdo con nuestros principios, yo les diría: tomen los síntomas de cada caso
individual y seleccionen el remedio capaz de producir síntomas similares. De un modo general esto
es todo lo que hay que esperar de mí como contestación a esa pregunta, a quienes son
conocedores de materia médica.

Los estados consuntivos sufren a menudo en gran medida cuando son dejados a sí mismos, y
algunos practicantes médicos, no conociendo mejor vía, dan morfina y otros agentes
estupefacientes, pensando que alivian el sufrimiento humano.

Este tipo de práctica no puede ser fuertemente condenada. Primero hay que reconocer que
nuestra ley no es completamente aceptada; segundo, que es la clase más pobre de alivio para el
paciente. Pero yo no privaría a los practicantes médicos de todos los medios de alivio para sus
pacientes si no tienen buenas o mejores formas.

El paciente consuntivo, cuando entra en los últimos estadios necesita el alivio de un verdadero
arte curativo, y no las medidas provisorias de la mezcolanza alopática. El remedio homeopático es
todo lo que necesita el que conoce cómo usarlo, para aliviar los trastornos más severos. Todo
homeópata verdadero conoce el valor de estos remedios maravillosos.

Unas pocas sugerencias no están fuera de lugar.

Cuando la fiebre héctica, que tan rápido abrasa al paciente, está en su plena carga, y se observa la
piel caliente del atardecer, los sudores nocturnos, la constante sed quemante, las manchas rojas
sobre las mejillas, la diarrea, las deposiciones que escapan cuando tose, la intensa fiebre P. M; la
constricción del pecho, la sofocación; entonces habría que administrar Phos. en muy alta potencia;
pero jamás repetirlo. Seguir una agravación, pero no debe interferirse, ya que pronto pasar ,
dejando al paciente libre de fiebre; y éste ir hasta la muerte, varias veces, confortablemente. Es
lamentable interferir, esto causa la muerte del mismo, del modo más miserable.
La sofocación angustiante y la zozobra interna sentida en el pecho y estómago, la transpiración
profusa, el gran abatimiento; el que deba tener la ropa lejos del cuello, tórax, abdomen, la
apariencia asfixiante, y sofocante, pide Lachesis, y puede darse tan a menudo como la ocasión lo
requiera, pero para dar satisfacción y pronto alivio, la potencia no debe ser más baja que la
doscientos.

Si a este cuadro de asfixia, se agrega, que el paciente está cubierto de sudor frío, y que tiene una
persona a cada lado de la cama abanicándolo, y el abdomen está distendido con flatos y el aliento
es frío, dar Carb. Veg. en agua cada hora por seis horas, y luego suspender; producir descanso y
beatitud y mucho agradecimiento.

Pero llega un momento, sin embargo, en que aún estos remedios no nos sirven.

Puede pasar que lo asfixiante del cuadro no haya cambiado, y que a esto se agreguen los dolores
de las células moribundas-dolores mortales, los sufrimientos finales-. Tales dolores sobrevienen
cuando comienza la mortificación. Si es en el abdomen, podemos impedir esto diferenciando
Arsenicum con Secale, pero si este dolor aparece en el último estado de los cambios consuntivos,
estamos más allá de estos remedios. Mucho más lejos hay un remedio, y es Tarantula Cubensis.
Éste alivia los sufrimientos mortales como jamás he visto hacer a otro remedio.

He visto a Ars., Carb.-v., Lyc., o Lach., actuar suavizando y aquietando los horrores finales, pero
Tarantula Cubensis está por encima de éstos. He administrado últimamente ésta en potencia 30.
Cuando la muerte es inevitable, el primer remedio nombrado parece ser el más indicado, pero
cuando no actúa más, y los familiares dicen: "Doctor, ¿no puede hacer algo para aliviar este
horrible sufrimiento?, el dolor, los estertores del tórax, el no poder despedir el mucus, el que el
paciente tenga sólo unas horas más para sufrir, puede ser aquietado como con la terrible Morfina,
en pocos minutos, con la Tarantula 30.

Creo que ningún médico usaría un narcótico si sólo conociera un mejor medio.

¿Hay algo más inhumano que dejar al paciente sufriendo hasta sus últimos momentos, cuando
entra en la agonía de la disolución, y está rodeado por sus llorosos familiares?. El verdadero
médico aprovechará la oportunidad para ejercitar su destreza en estos instantes. Frecuentemente
fui invitado a asistir a pacientes moribundos, a quienes jamás atendí durante sus enfermedades
curables, y como varias veces he hecho, he agradecido al (Gran Maestro por el maravilloso medio
que nos dejó para aliviar los tormentos de la carne, por el cual no tuve la necesidad de apartarme
de la ley que he dicho tantas veces es universal, aún en los últimos momentos -en los de la
eutanasia-

Debate acerca de casos de calculos biliares o colicos renales

En cualquier caso de cálculos vesiculares o cólicos renales uno no puede decir si habrá o no más
cálculos. Cuando el cálculo se ha formado, éste está separado del paciente. Cuando el paciente
está bajo la influencia del dolor, es por el espasmo de la piedra en el uréter; el espasmo muscular.
El remedio que cubre la constitución tiene la tendencia a prevenir la formación de más cálculos y a
aliviar el espasmo que ocasiona el dolor. Después de tomar el remedio puede haber eliminación
de cálculos, sean renales o vesiculares. En un caso, fueron descargados en uno o dos días el
volumen de una taza de cálculos. Las fibras se relajaron y los riñones se liberaron de piedras. Esto
hace el remedio cuando está dirigido hacia el paciente. A menudo Belladona es el medicamento
indicado; éste puede no ser suficientemente profundo para el paciente, pero frecuentemente se
complementa con Calc-c. o Calc ph. cuando el cuadro es de Bell., el cual alivia el sufrimiento pero
no cubre la constitución. Natrum Sulph. a menudo cubrir la constitución y aliviar el trastorno
agudo.

Natrum Sulph. o el remedio constitucional, sea el que fuese, induce a la formación de bilis
saludable. No se puede prometer que no sobrevendrán más cólicos, salvo que se tenga en cuenta
sólo la constitución. En la medida que haya cálculos, éstos pueden pasar. El remedio constitucional
es la mejor cosa para el paciente. Este, pondrá el riñón en condiciones de formar orina saludable.
No hay más nada que decir al respecto, sólo que esto toma tiempo.

No se curarán todos los casos antiguos hepáticos o renales. El paciente puede ser incurable, y éste
continuará formando cálculos. Ellos pueden tener muy baja su vitalidad. A veces el remedio
cuidadosamente seleccionado mantendrá al paciente sólo diez días. Entonces la posibilidad está
en contra de la curación y el cirujano no puede hacer algo mejor. Si el remedio mantiene por largo
tiempo una mejoría continua y suscita la reacción, puede ser curado. La razón de que el cáncer o la
consunción no puedan ser curados en algunos pacientes, es que tal reacción no se mantiene.

Sugerencias a los especialistas

Un ginecólogo casi homeópata dijo una vez a nuestros estudiantes: "Si Uds. emprenden la
curación de estas enfermedades (prolapsos), con sus remedios homeopáticos, fallarán. He
probado los remedios y jamás les he encontrado de valor alguno. Actualmente coloco el útero en
su lugar y adiciono un pesario inmediatamente". En tales casos ¿qué ha pasado con la ley?. Y sin
embargo algunos especialistas exclaman que las especialidades no tienen basamento. El médico
común mediocre estar sentado y reverenciar a tales ginecólogos, cuando él, aunque no pretenda
gran pericia, puede hacer algo mejor que el especialista, tomándose el trabajo para eso. No es de
despreciar a quien usa todos sus medios en el lugar correcto para el mejor bien.

Hay lugar para todos los especialistas, pero nuestros especialistas deben hacer algo mejor que los
practicantes comunes sino no deben quejarse cuando son increpados. Esperamos que el
especialista no conozca simple y solamente la porción mecánica de su ramo, sino que también sea
experto en la Materia Médica de su ramo. Corresponderá al médico mediocre decir: "Oh, las
materias médicas de nuestros colegas son expertas; pero estamos muy ocupados para aprender
estas cosas finas", pero no corresponderá a nuestros especialistas ser culpables de ignorancia en
su ramo. Deben conocer como curar con remedios, sino no tienen derecho a reclamar la
calificación especial. Cuando hablo con un especialista espero aprender indicaciones especiales de
los remedios y generalmente me desaliento. El especialista tiene la misma patogenesia, para
sortear su caso, que la que todos tienen, pero él generalmente confía en el duro trabajo de otro,
tratando que éste atienda sus casos y como regla ésto no es pertinente. Todo hombre que reclama
las excelencias especiales de cualquier ramo, debería investigar las experimentaciones de las
terapéuticas de acuerdo con sus propias demandas y formarse por sí mismo. Varios años de dura
labor premiarán su tarea y ellos conocerán no menos que otros la experiencia acumulada en la
aplicación de estas mismas patogenesias, reunidas en trabajos de terapéutica.

Se acusa a los especialistas de ignorancia de la materia médica, por supuesto, ellos son sus
propios acusadores cuando reconocen la necesidad de medios mecánicos para la mayoría de los
casos tratados. El fracaso de la curación debido a la materia médica debería ser la excepción en
todas las enfermedades no quirúrgicas y cuando se recurra a otros medios, deberían verse sólo
como paliativos y no como curativos. Hay ejemplos en los que es juicioso paliar, pero no ser
permitido llamar a ésto medios curativos. La maldición de la homeopatía es el uso demasiado libre
de los paliativos, y ésto es debido a la generalizada ignorancia de la filosofía homeopática y de la
Materia Médica. Los médicos usan paliativos cuando no conocen que otra cosa hacer, así como el
cirujano corta la pierna cuando esto es el último recurso.

Si hubieran conocido como prevenir el proceso de la enfermedad habrían salvado la pierna. Es


una práctica común aplicar un soporte para sostener en posición un útero desplazado y luego
comenzar a buscar la medicina. ¿Quién puede ser lo suficientemente sabio como para conocer
qué administrar después que los síntomas, única expresión verdadera de la enfermedad, han sido
removidos?. Sin embargo éste es el camino por el .que andan algunos de nuestros especialistas, y
luego se lamentan que "la ley es un fracaso". Tiene que haber una razón por la que tomar primero
los síntomas por medio de los cuales seleccionar un remedio y luego aplicar los pesarios, pero para
el experimentado la necedad de esto aparecerá enseguida, ya que es bien conocido que los
síntomas desaparecen inmediatamente sin elementos mecánicos. Los soportes no son necesarios
a los dos días de haber tomado el remedio. Además, si se usa un soporte, uno no tiene evidencia
de la buena o mala selección.

La curación de estas enfermedades es posible sin soportes, con tratamiento puro médico; las
demostraciones son muy numerosas como para negarlas, no se proclame entonces especialista
manifiesto de pericia, quien no es capaz de hacer algo mejor que el médico mediocre. No importa
cuanto y con que frecuencia se examine una mujer, solo tiene que ser curada segura, suave y
permanentemente. La cuestión sobre los exámenes frecuentes es una de las cosas que dan risa.
Pues, ¿surge antes que todo, la cuestión de curar suave, rápida y permanentemente?. Si el médico
puede descubrir algo más en un paciente por el hecho de hacer exámenes frecuentes y su
paciente acepta este tipo de tarea, está bastante bien y él tiene que arreglarse con su propia
conciencia, si es que tiene tal cosa; pero no debe interferir como para que con eso produzca
retardo en su recuperación, la cual podría ser más o menos rápida en la mayoría de los casos.
Tengo el derecho de objetar, y de criticar, cuando las mujeres van a los especialistas y pagan
enormes sumas por un tratamiento de enfermedades que podrían ser curadas con unas pocas
dosis de un remedio homeopático apropiadamente seleccionado. Estos hechos han ocurrido y no
con nuestros novatos sino con aquellos que están en la primera fila. Yo puedo hacer estas
acotaciones a pesar que alguno pueda osar disputarlas y la peor parte de todas las tareas es que
las mayores pretensiones están encubriendo la mayor ignorancia. Estos hombres son
generalmente muy sabios (?) como para poder ser educados por algún autor o maestro
Americano. Ellos van adelante con su armamento circunscripto para el uso local, y la tergiversada
materia médica, lo cual es todo lo que tienen para el propósito de demostrar la homeopatía. Si los
representantes de la escuela homeopática aprendieran los policrestos como para poder
compararlos en todos sus aspectos decrecerían los medios mecánicos y locales. No habría que
estar con la moda en medicina; lo que fue bueno hace cincuenta años en manos de los maestros,
debería ser del mismo modo bueno hoy en día y con eso se apartarían las variaciones en los
métodos de los primeros médicos que no tenían las máquinas economizadoras de trabajo o
cerebro. Si los maestros podían curar tales casos simplemente, con gran labor, cuanto más
podemos hacer. No se perfeccionan jamás nuestras especialidades, mientras nuestros
especialistas se contenten con los paliativos en boga actualmente. Estoy asombrado por la
cantidad de paliación que puede sobrevenir de alguno de estos soportes mecánicos, pero jamás
me asombro por alguna habilidad en el uso del remedio en las manos de nuestros especialistas y
todavía no puedo ver alguna buena razón para mandar un caso no quirúrgico a un especialista
para ser tratado. Cuando ellos decidan incluir la materia médica y la correcta filosofía en su
ámbito, entonces y no hasta entonces podrán reclamar el patronazgo que naturalmente caería
para el especialista.

No puedo ver alguna razón por la que un homeópata aconseje a un paciente consultar a un
aparente especialista homeópata cuyos medios principales son aquellos que desarrollan y usan los
alópatas. Si hay alguna razón para suponer. que un médico homeópata puede usar los
instrumentos alopáticos con mejor ventaja que un alópata, yo no llegó a verla. Si los medios
alopáticos son mejores que los nuestros ¿porqué sostener la ley que es el "sine qua non" de la
Homeopatía?. Si una combinación de medios alopáticos con homeopáticos significa lo mejor"
¿porqué no asociarnos con los espíritus análogos, los ecléticos?.

Homeopatia

Reseña de sus principios fundamentales

Como vamos a entrar en una discusión que puede probablemente llevar sobre todo a una real
comprensión y como puede tropezarse aún en este centro Hahnemanniano con aquellos que no
han experimentado más allá que la "lealtad" y la "fe", permítanme solicitar a mis oyentes dejar
ambas cosas de lado, y entrar en una línea de pensamiento e investigación y aceptar el resultado
sin hacer caso de opiniones preconcebidas, confianza o fe. Éstas no tienen lugar en una discusión
científica. Uno debería proceder sin opiniones, sin fe, sin prejuicios, para medir las afirmaciones
encontradas en el párrafo dieciséis de la quinta y última edición del Organon de Samuel
Hahnemann.

Las doctrinas contenidas en este párrafo son el resultado de muchos años de experiencia pensada
y clasificada, y ellas están en conflicto con las afirmaciones de las autoridades aceptadas. Pero si
están basadas en la verdad, aún en parte, debemos explorar su interior e inclinarnos frente a sus
revelaciones. Aunque Draper y Carpenter no pudieron descubrir estos reductos íntimos ellos no
han demostrado que las conclusiones de Hahnemann fueran ilógicas o imposibles. Ellos llegaron
hasta las formaciones celulares, pero la vida, el habitat de la enfermedad, es desconocida para
ellos. Los oponentes de esta doctrina, la cual los seguidores de Hahnemann han aceptado como
una gran verdad, pueden buscar en vano y pueden citar autoridades sin fin y el único resultado
obtenido es la falta de fundamento, de demostración; el desconocimiento. Estos autores, siendo
ignorantes de este dinamismo vital, niegan su existencia, no pueden verlo; no pueden manipularlo
y no pueden demostrarlo por medio de los instrumentos comunes usados en química y fisiología.
Sin embargo, vendrá el tiempo en que la fisiología deba ocuparse de esta cuestión como de un
hecho no discutido, entonces el gran vacío de esta ciencia será llenado con lo que la ciencia
médica descansar sobre bases firmes, mientras que por los puntos de vista de la escuela antigua,
en el presente, ésta no tiene base, y la base de la escuela Hahnemanniana es discutida.

Como es probable que seré acusado de extremismo, permítame decir a modo de explicación, que
no todos los llamados homeópatas admiten la verdad de la doctrina dinámica y prefieren llamar a
ésta "teoría dinámica". Hay grados de creyentes en Homeopatía como en la religión. Algunos han
nacido con esta posición, otros la adquieren.

Nacer de padres cristianos no hace a uno cristiano. Sin embargo creyendo en Cristo y sus
enseñanzas, sólo siguiendo su ejemplo y obedeciendo sus comandos se distinguir del Judío. Del
mismo modo creer en la Ley de curación hace al homeópata. Pero como los seguidores de Cristo,
sólo es posible ser un buen ejemplar a través de una relación estrecha con el trono de gracia, o
midiendo toda acción a través de los principios de la ley. Por lo tanto, se observar que para ser un
seguidor ejemplar del maestro en curar, es necesario estar cerca de él, y seguir detrás de él todos
sus pasos para que el mayor grado de sabiduría aparezca en nuestros métodos. No es que yo haya
seguido ciegamente a un guía el cual ha sido extensamente juzgado sino que lo hice después de
descubrir que Hahnemann tiene que haber sido el mayor médico que existió, por lo que es
necesario que estudiemos toda su intrincada filosofía para descubrir, si es posible, en donde
descansa su gran poder como médico y entonces ver si como médico es digno de seguidores. Si
hemos descubierto que fue un pensador y filósofo original, y que sus enseñanzas son como las que
él declaró ser, es decir, el único método verdadero para curar al enfermo, sigamos tan lejos como
él ha ido, sin fluctuar ni tanto como el tamaño de un cabello hasta que hayamos arribado al punto
donde el gran maestro dejó su gran filosofía.

Aquellos quiénes practican una parte de las enseñanzas de Hahnemann y llenan el gran vacío con
"resultados de la experiencia" lo hacen con métodos que el maestro inequívocamente condenó; y
mientras que de éstos no puede pensarse favorablemente, lo establecido es cierto; ellos no son
los homeópatas que han seguido los pasos del maestro. No han vivido estrechamente junto a la
ley, y no son Hahnemannianos. Hahnemann dijo a un amigo suyo en París, quien le había
cumplimentado por el gran número de seguidores: "Si, hay un gran número de doctores
homeópatas, pero todos mis verdaderos seguidores pueden ser contados con la punta de mis
dedos".

Es como un exponente de la filosofía de Hahnemann que yo les hablo a Uds., sus declarados
seguidores. Es porque sé, que la Sociedad Central de New York desea vivir cerca del maestro y
aprender de él, tanto como él ha avanzado, que yo viajé desde tan lejos para relatarles éstos
temas ocultos. Mientras que algunos de los enemigos de la Homeopatía y algunos de los
declarados seguidores de la Ley de Curación, han dicho que este gran maestro fue un visionario, y
algunas otras cosas ásperas, puede bien observarse que él jamás dejó de pensar con fortaleza; sus
verdaderos últimos pensamientos deben ser plenamente apreciados antes que intentemos
caminar solos o construir una filosofía con material extraño.

Antes de entrar en una plena discusión de las afirmaciones contenidas en las conclusiones del
maestro, miremos la vida de este gran hombre y veamos que clase de ser humano fue, y como
llegó al concepto del dinamismo vital invisible. Deseamos conocer si extrajo este razonamiento a
través de un esfuerzo mental puro o arribó a éste después del uso de medicinas potentizadas
como resultado de la experiencia.

Burnett dice: "Se conoce bastante al padre de Hahnemann como para estar seguros que no fue un
hombre ordinario, puesto que enseñó al joven Samuel a pensar por sí solo -para lo cual se dice-, lo
encerraba y le daba un tema para meditar". Si se lee la historia de Ameke, se ver enseguida que
Hahnemann desplegó una maravillosa energía para asegurarse sus enseñanzas primarias, ya que
su padre fue un hombre de medios limitados.

Por doquier los hechos confirman al historiador, que establece que Hahnemann jamás admiró
especulaciones metafísicas, ¿El siempre llegó a conclusiones por hechos, jamás por teorías o
especulaciones. Los dirijo a su ensayo "Los sistemas especulativos de la Medicina" Escritos
Menores par g. 567, que es una obra maestra al respecto y que muestra una mente maravillosa y
un conocimiento completo de la medicina de su tiempo, la cual manipuló tan ilustradamente.

En 1792 desafió a los médicos a que justificasen el tratamiento administrado al Emperador


Leopoldo II. Aún tempranamente la mente del maestro supo acerca de lo pernicioso de las
prácticas en boga. Ni le faltó a él conocimiento de las distintas ciencias.

Fue el primero en hacer de las experimentaciones de drogas un sistema. Desde 1790 en adelante
continuó las experimentaciones de drogas y a través de sus k3, recomendó solo el uso de drogas
cuyos efectos fueran conocidos con seguridad, lo cual sólo puede descubrirse a través de las
experimentaciones hechas en personas sanas; y ésto está en relación con sus maneras y sus actos,
en todo encontramos exactitud de pensamiento y método.

Mientras traduce la Materia Médica de Cullen, en 1790 reúne las últimas explicaciones acerca de
la corteza de Cinchona usada con el objeto de curar el paludismo y las fiebres. Cullen atribuye la
influencia curativa al "poder que ejerce a través del fortalecimiento del estómago". Hahnemann
rehúsa aceptar esta explicación y cita lo siguiente: "Sustancias tales como café fuerte,
pimienta?.árnica, ignatia y arsénico, que causan un tipo de fiebre, extinguen la periodicidad de las
fiebres". "Con el objeto de experimentar, tomé por varios días, cuatro dracmas de corteza de
Cinchona, dos veces por día." Los resultados son muy bien conocidos como para recordarlos aquí,
pero se observar que Hahnemann no rehusó aceptar las explicaciones de Cullen sin alguna razón o
información definida, mientras que la opinión de Cullen era mera especulación, tal como lo que
alguien se siente compelido a ofrecer cuando desea decir algo. Por los hechos, Hahnemann se
permitió remarcar que Ipeca debe producir un tipo de fiebre artificial, al curar fiebres
intermitentes. Gradualmente fue avanzando por deducción hacia el gran descubrimiento de la ley
de Curación. En este tiempo, mientras observaba la evidencia, no formuló el Similia Similibus
Curantur, en efecto, nada de esto es visto hasta que en 1976, lo manifiesta en un ensayo que
apareció en el Hufeland Journal, y que es parte de sus Escritos Menores, p g. 295 -"Ensayos acerca
de un Nuevo Principio a través del Descubrimiento del poder Curativo de las Drogas"-. En este
escrito aconsejaba medicinas crudas, pero en dosis pequeñas. "En una dosis lo suficientemente
fuerte como para producir la indicación escasamente perceptible de la esperada enfermedad
artificial".

En este tiempo no había descubierto la naturaleza del dinamismo vital.

En 1801 escribió un artículo. "Curación y Prevención de la Fiebre escarlatina". (Escritos Menores p


g. 365). donde recomendaba tintura de Opium, una parte en quinientos de alcohol, y una gota de
ésta sacudida con quinientos de alcohol, para que el paciente tomara una gota de esta
preparación como dosis.

Fue después de 1801 que usó su escala centesimal. En este año usó Bell. y Cham. en la dilución
tercera o cuarta.

Muy pronto descubrió que "la disminución de la acción de la droga no era proporcional a la
disminución de su cantidad". También se volvió evidente el hecho sorprendente que "a pesar que
las medicinas estuvieran tan diluidas, y aunque ni los físicos o químicos pudieran descubrir algo de
materia medicinal en éstas, poseían sin embargo gran poder curativo".

Hufeland dice que Hahnemann fue el más grande químico de su tiempo, por lo tanto no era
ignorante de la inhabilidad de la ciencia de su época para medir la cantidad de medicina de sus
nuevos agentes curativos. Sus enemigos han dicho que fue muy instruido en física, botánica,
química, geología, astronomía, farmacia, etc. Su mayor y último logro fue el descubrimiento del
dinamismo, lo cual lo distinguió de todos los demás hombres y estableció el Hahnemannismo que
persistir tanto como persista el mundo.

Algunos pueden alejarse de la Homeopatía y enlodarla con modernas impurezas, mestizaje y por
la virtud de la fuerza y número de votos, darle el sentido que ellos escogieron, pero no tienen el
poder de cambiar la doctrina Hahnemanniana, la cual perdurar y debe perdurar siempre, como
una verdad viviente, mientras el hombre ame la verdad y no tema hablar de sus verdaderas
convicciones. No hago favoritismos; pero Sr. Presidente, en este caso nuestra única salvación es
perseverar en esto por la simple razón que cuando cualquier nombre se vuelve popular, éste es
arrebatado, como ha sido arrebatado el honorable nombre de la Homeopatía, que no es más que
una expresión de las doctrinas de Hahnemann y sus más conspicuos representantes no son
quienes hacen uso de sus métodos. Si un alópata inquisitivo busca información a través de uno de
estos modernos representantes, no aprenderá nada de las enseñanzas de Hahnemann. ¿Por qué
es esto?. Simplemente porque los colegios no han enseñado el decimosexto párrafo del Primer
libro. Ellos no parten con los neófitos desde el trabajo primario, sino que los ponen a trabajar en
los cursos avanzados, en los cuales jamás se aprende sino se sabe lo primario. ( Dónde tenemos tal
paralelo en las otras ciencias?. Una de las condiciones necesarias para la perpetuación exitosa de
esta ciencia es un conocimiento de sus primeros principios y como enseñarlos.

Procedamos ahora a inspeccionar las distintas ediciones del Organon y veremos que hombre
cuidadoso fue nuestro autor. No fue un hombre de adoptar la teoría de otros antes de haberla
comprobado cuidadosamente y de haber observado los hechos sobre los que estaban basados la
teoría En todo vemos originalidad de pensamiento, firmeza, gran poder de observación,
comparación y el más maravilloso razonamiento. Las especulaciones metafísicas fueron repulsivas
para él, las evitó cuidadosamente desde la primera edición del Organon, el cual fue publicado en
1810. Fue eminentemente práctico en todo lo que dijo e hizo. Así, buscaremos en vano en (odas
las primeras cuatro ediciones del Organon el término e idea de fuerza vital. El sólo habló del
interior del organismo. En el párrafo séptimo de la primera edición dice: "Debe existir en la
medicina un principio curativo; el entendimiento tiene una representación de éste, pero su
esencia no es reconocible para nosotros de ningún modo, sólo sus expresiones y acciones pueden
ser conocidas por la experiencia.

Veintitrés años después, a la edad de setenta y ocho años, en la quinta edición publicada en 1833,
en el noveno y décimo párrafo, él claramente nombra a la fuerza vital como una unidad de acción
de todo el organismo. De ésto es evidente que Hahnemann arribó a esta conclusión después de
una larga y práctica experiencia, llegó a ésto debido a su temprana percepción del principio vital
similar contenido en las medicinas (ver 1º edición párrafo quinto), el cual solo es reconocido a
través de su acción sobre el organismo. Les he mostrado (que no fueron especulaciones
metafísicas las que llevaron al maestro a la idea del dinamismo vital, sino que una larga serie de
prácticas y de investigaciones experimentales.

Si pensaramos por nosotros mismos podríamos inspeccionar algunos de los hechos que se
refieren a la medicina general y veríamos si podemos contestar a algunas de las preguntas que se
proponen y luego volver al dinamismo vital. Leemos en los libros consagrados que hay una
condición del organismo humano conocida como díptesis, en realidad, varias de éstas; además,
que éstas díptesis son hereditarias y que predisponen a la enfermedad. ¿Cuál es ésta díptesis por
la cual se desarrollan tantas enfermedades?. En un sujeto sobreviene cáncer; en otro insanía; en
otro tuberculosis y en otro epilepsia o la enfermedad de Bright o de Hodgkin. ¿Cuál es la díptesis
llamada estroma?. Cuál es el estado de malestar que precede y fija los cambios orgánicos locales?.
¿Puede ser que el riñón pueda desarrollar un cambio estructural y volverse céreo sin causa?.
Debemos decir No! ¿Cuál es la causa de esta lesión, y porqué esta causa excitante nombrada no
produce siempre los mismos resultados, porqué no todas las personas sujetas a esta causa
excitante nombrada no producen siempre los mismos resultados, porqué no todos los que están
sujetos a esta causa excitante se afectan con riñones céreos?. Debemos contestar que es debido a
que hay una influencia predisponente determinante trabajando. Sí la díptesis. Pero la díptesis no
tiene base en los hechos, es sólo una cosa de la imaginación. Una explicación conveniente de
hechos desconocidos; una figura decorativa de los libros de textos, fuera de esto no nos
beneficiamos, ni aprendemos ninguna lección de la vieja escuela, cuya literatura nos ha
proporcionado tan sabiamente una cantidad de términos sin sentido.

Leemos acerca de la debilidad, el edema, etc., que sobreviene por la enfermedad de Bright, pero
no leemos acerca de los síntomas prehistóricos ¿ellos no son de valor?. ¿No están presentes?. Sí,
ellos están presentes. Entonces ¿Cuáles son?. Leemos acerca de las causas excitantes y
predisponentes, pero no leemos porqué una combinación similar de síntomas excitantes y
predisponentes no siempre es seguida por la enfermedad de Bright. Tenemos derecho de reclamar
esto a un sistema de medicina que reclama atención científica y patronazgo público. Otro ejemplo,
si gustan, leemos acerca de una enfermedad limitada en sí misma, llamada escarlatina (fiebre
escarlatina). Cualquier alópata se opondrá acaloradamente si le decimos que la fiebre escarlatina
no es una enfermedad limitada en sí misma. Si es una enfermedad limitada en sí misma debe
evolucionar hacia la resolución o la muerte, el niño debe recuperarse por el estado de limitación o
morir.

No todos mueren, algunos han salido aún bajo el tratamiento de la vieja escuela para contar el
cuento. De éstos aprendemos que las otorreas son el resultado de la escarlatina. Esta otorrea no
es una parte de la escarlatina - de acuerdo con las enseñanzas aceptadas- la enfermedad se limita
en sí misma. Si el niño, presentaba un cuadro de salud antes de la escarlatina: entonces ¿qué es
este nuevo trastorno?. Los especialistas tratan la otorrea como si fuera una nueva enfermedad per
se; si así fuera ¿ha sobrevenido espontáneamente o fue el resultado de algún error latente en el
dinamismo vital?. Yo digo de un error en el dinamismo, ya que no había cambios tisurales antes, y
la escarlatina hace tiempo que desapareció. No reconocemos que este nuevo trastorno es
esencialmente crónico; y en la fiebre escarlatina no hay elementos crónicos. Ahora, ¿Se ha
desarrollado esta inflamación auditiva, simplemente en un tiempo favorable?. ¿Ha debilitado de
tal modo las membranas mucosas del tubo auditivo la fiebre escarlatina, que éstas se volvieron el
sitio favorito para la expresión de algo que la enfermedad mal tratada ha despertado en su
acción?. Digo que ha sido mal tratada porque cuando la enfermedad es propiamente tratada, no le
sigue a ésta otorrea. En Homeopatía no veo más tales trastornos y no los he tenido desde que la
ejerzo. He sido capaz de reconocer la verdadera naturaleza de la enfermedad. ¿Qué es éste algo
que puede existir por años en estado latente -ser pasado de generación en generación, -volverse
visible en algún momento y causar trastornos crónicos que siguen a enfermedades limitadas en sí
mismas?. Tenemos derecho a una respuesta material para una pregunta de este tipo. Si el error
vital es capaz de existir por años en un estado invisible fuera de los tejidos, debe haber algún
recinto invisible que lo almacena, o éste no existe. ¿Puede haber dudas ahora que una
enfermedad puede existir por años con o sin anatomía mórbida?. Rokitensky dice que la escrófula
no tiene anatomía mórbida. Para ser lógicos de acuerdo con la escuela material, no hay escrófula
ni estroma; ya que las manifestaciones de la escrófula no tienen causa, y en consecuencia ésta no
es real. ¿Porqué no todas las injurias de las membranas sinoviales de la articulación iliofemoral no
se transforman en una enfermedad articular de la cadera?. ¿Porqué algunos abscesos se cierran
después de la evacuación de pus y otros forman cavidades y fístulas. Miren donde puedan en la
literatura, fuera de la de Hahnemann, y encontrarán meras especulaciones, teorías, y no
deducciones prácticas.

Hahnemann describe tres miasmas constitucionales, que pueden existir en latencia, que se
desarrollan y progresan en el dinamismo vital sin "cambios tisurales" y que pueden surgir como
actividad destructiva y atacar órganos y dar las incontables formas de lesiones llamadas
enfermedades; estos miasmas pueden ser reconocidos como errores primarios por los cuales se
desarrollan las enfermedades incurables y todo cambio estructural. ¿Podremos aprender una
lección de estas reflexiones, o las pasaremos como meras teorías?. Hahnemann enseña la
naturaleza de estos miasmas; no es de mi incumbencia debatirlos, sino simplemente llamar la
atención sobre ésto como algo esencial para el estudio completo del párrafo decimosexto. Las
preguntas que deben ser contestadas de todo ésto son:

Primero: ¿Tenemos una condición tal como una enfermedad inmaterial invisible?.

Segundo: Si fuera así ¿Todas las enfermedades son de la misma naturaleza? y

Tercero: ¿Es racional intentar anular una enfermedad de naturaleza inmaterial con sustancias
materiales?.

Las deducciones avanzadas de Hahnemann fueron que la enfermedad, siendo de origen


inmaterial, podía desarrollarse únicamente sobre una base similar o en una esfera similar, cuando
estuviera en contacto con una calidad similar de fuerza; y además que para llegar a poder curarla
debe encontrarse una fuerza igualmente inmaterial.

Para todos los fines prácticos del arte de curar, el misterio de la fuerza vital ha sido resuelto por el
inmortal Hahnemann y llamó a ésto dinamismo vital.

Sus deducciones están reunidas en el párrafo dieciséis. Este párrafo proporciona la piedra
fundamental de la doctrina de Hahnemann y sin ésta la gran bóveda se hubiera abatido y
colapsado; sin esta doctrina final, hubieran sido sus seguidores todos aquellos que la han
rechazado y se hubiera tropezado en el lodo de la incertidumbre y flotado en los veloces y
fangosos ríos de los tiros de azar y de los desalientos. El estudio del párrafo dieciséis resume
claramente lo que el gran filósofo creía que era la enfermedad. Entremos en este yermo y veamos
donde nos dirigimos. Si aceptamos las enseñanzas debemos admitir que (los resultados de la
enfermedad) las lesiones, cambios tisurales, no pueden ser considerados como las expresiones
primarias de la enfermedad, sino como sus consecuencias. Las vibraciones moleculares o
actividades vitales, son una advertencia de que una continuidad de las expresiones erradas vitales
deben significar la muerte progresiva. Si consideramos la vida en el sentido que la consideró
Hahnemann, como actividades normales dentro del organismo, tenemos que contemplar estas
actividades alteradas como la causa de la anormalidad, la cual es la enfermedad. Las únicas
evidencias de la enfermedad son las expresiones definidas del desvío de lo normal, las cuales
elegimos denominar el lenguaje del error vital (párrafo 7 ) "De aquí, que la totalidad de los
síntomas, es la imagen reflejada exterior de la naturaleza interior de la enfermedad, es decir del
sufrimiento de la fuerza vital". Las localizaciones son siempre un estado secundario o resultados
de la enfermedades mientras que los cambios sentidos son las manifestaciones primarias. El
cambio primario sentido a menudo escapa a la observación. como en el caso de la gonorrea, pero
la enfermedad se ha completado en el organismo durante un periodo de ocho días, y la
localización final aparece como una descarga. Lo mismo es cierto para todas las enfermedades
contagiosas y tanto como se conoce, para todas las enfermedades. Si consideramos la enfermedad
desde cualquier otro punto de vista y la vemos per se, cuando ésta se localiza, entonces
buscaremos un nombre que la cubra, por virtud de su anatomía mórbida, o su localización, la
descubriremos desde su comienzo observable, y como creeremos que no tiene causa, la
estudiaremos en relación con los cambios celulares, los cuales son sólo lo último, pero no lo
primero. Pero cuando observamos todos los cambios celulares como el resultado de la
enfermedad, estamos en posición de inquirir: ¿qué es la enfermedad propiamente? Esto nos guía
hacia el estado anterior a los cambios tisurales, donde sin embargo encontramos amplias
expresiones que nos convencen que no todo era perfecto en el reino invisible vital, el cual no es
alcanzado por el escalpelo.

Entonces es con este estado anterior, con estas actividades vitales, con las que tenemos que
tratar. Antes que ocurrieran cambios tisurales tiene que haber habido una causa vibratoria
mórbida -un estado de actividad vital mórbida no hubieran habido perturbaciones celulares. ¿Cuál
era la naturaleza del estado o condición existente antes que los tejidos y células cambiaran su
forma? Pueden haber dos estados, lo correcto y lo incorrecto; el primero, las funciones vitales
correctas, es conocido por la ausencia de toda sensación subjetiva -un sentimiento de bienestar y
tranquilidad; y el último por la presencia de sensaciones subjetivas mórbidas. Lo primero es
conocido como salud, lo último como enfermedad. Esto no puede ser medido como lo puede ser
una influencia cuantitativa, ya que la causa es nada más que cualitativa en sí misma, y sus
resultados son sólo una perversión de la misma fuerza. Nos será muy difícil demostrar que es
necesario una influencia cuantitativa para producir cambios vitales como lo es demostrar que haya
una cantidad mensurable en las fuerzas nocivas dañinas al hombre. Por lo tanto, podemos concluir
que sólo las causas puramente cualitativas actúan destructivamente. Tenemos ahora el derecho
de aseverar, que todos los cambios vitales, primariamente, son sólo cualitativos, en el sentido de
que la fuerza es usada con un propósito errado y que estas vibraciones mórbidas son la
enfermedad, y todo lo que hay de enfermedad per se.

Ahora, podemos afirmar que la vida es un dinamismo capaz de perpetuar su propia identidad
cuando el medio a través del cual actúa no lo destruye o deteriora. También que para influir sobre
el dinamismo y no alterar el medio debe haber una fuerza actuante sobre la fuerza vital tan igual
cualitativamente -como libre de consideración cuantitativa. Difícilmente se necesita más
demostraciones para hacer ver que esta perversión vital es posible, ya que observamos
diariamente los sentidos errados que se saben que existen por años sin que haya cambios
cuantitativos o localizaciones. De tal modo hemos arribado a las conclusiones de Hahnemann. Por
ahora, si llegamos a la conclusión que para causar la enfermedad y disturbar las relaciones
armoniosas de las actividades vitales es necesario un dinamismo de la misma sutileza, -y si
admitimos que la Ley de los similares expresa la relación curativa y que es la única ley en su
género conocida por el hombre-. ¿No debemos concluir que este poder o fuerza curativa, para ser
un principio correctivo, debe ser igualmente cualitativo y sutil como lo es el principio vital, como lo
es la causa de la enfermedad, como es la enfermedad misma? No puede haber afinidad vital entre
fuerzas de relaciones diferentes, deben ser similares en calidad y exentas de cantidad.

Usar un poder con el objeto de sojuzgar un antagonista es una idea que no tiene lugar en la
ciencia homeopática, sino que se considera que simplemente hay que armonizar y restaurar el
equilibrio de una fuerza dada, desordenada o pervertida.

Se observar enseguida que es imposible un excedente de fuerza sólo como excedente, en una
relación cualitativa, y que ésto no tiene lugar en la similitud, en un problema puramente
cualitativo. El más alto grado de similitud, no se logra con la cantidad de un poder dado. Lo similar
es calidad con las expresiones similares de actividad sine qua non, ya que hemos demostrado, que
no es necesario tomar en cuenta la cantidad. Por lo tanto, si ésto es sólo un dinamismo energético
y espero que la demostración sea clara, todo lo que se refiera a la cantidad debe superar lo similar,
-por lo tanto, ser semejante- y mucho más que lo que se necesita para restaurar el equilibrio, en
otras palabras, ser contrario y con una relación no curativa. Este no restaura en ningún sentido,
sino, que por el contrario, atrasa el retorno hacia la vibración normal y deteriora el medio a través
del cual debe operar el dinamismo vital.

Respecto a la curación, ha dicho muy a menudo el maestro que la dosis era sin embargo mucha
para curar, que la dosis era todavía muy grande para curar. El uso del término cantidad conduce a
la idea de fuerza, lo cual no tiene lugar en ningún sentido en Homeopatía cuando se refiere a un
agente curativo.

El propósito de un verdadero médico es reducir los agentes curativos a su primitiva identidad de


carácter cualitativo; sólo así, a través del nuevo modo, pueden actuar. No es hasta que son
despojados de su propio medio, que pueden ser rápidamente correctivos o ser activos de alguna
manera como agentes similares.

Esta consideración puede parecer oponerse a algunas aseveraciones de Hahnemann. Dice el


párrafo 45: "La enfermedad más fuerte superar a la más débil".

Esto es sólo aparente. Siendo parcialmente similares las dos enfermedades, una supera a la otra
sólo en parte; pero la que es superada sólo en parte se sigue reproduciendo y sigue su curso sin
ser molestada. Dice el párrafo 34: "Es por la virtud de la similitud, que se combinan con mayor
intensidad". Estas aseveraciones pueden ser correctas, pero yo creo que ésto es sólo aparente y
que la similitud es lo único necesario para la destrucción de ambas, o más bien la corrección del
error del dinamismo o fuerza vital inmaterial.

No siendo un ente, no puede haber nada que sojuzgar, sólo debe ser corregido un esfuerzo
pervertido. Cualquier enfermedad se apaciguará aparentemente por declinación natural cuando
se encuentre con una influencia nociva de dinamismo similar en las posibilidades de enfermar,
prescindiendo de toda intensidad .

Estos puntos de vista fortalecen la ley de similitud y están en armonía con las actividades
inmateriales. No se agrega una nueva fuerza; sino que se aplica una fuerza para corregir un
principio vital, pervertido.

Las noxas productoras de influencias enfermantes no tienen nada en común con los agentes
enfermantes materiales. Cuando están en estado tan crudo que pueden ser vistas y manipuladas,
son agentes de muy débil poder patógeno (Los experimentadores de sustancias sépticas, en
pruebas hechas con atenuaciones, se olvidan que es frecuentemente necesaria una predisposición
especial para el contagio, y que esta predisposición no puede ordenarse, sino que puede ser
utilizada cuando se encuentra, lo cual proporciona una oportunidad propicia para la
experimentación pura a través de la cual descubrimos el poder patógeno de las drogas). Par g. 31.
Los agentes más peligrosos y nocivos son desconocidos. Los más astutos han fracasado en
encontrar las causas del cólera o la fiebre amarilla. La causa de la viruela es aún desconocida. La
influencia sutil que de modo fulminante se abate sobre una ciudad no es mensurable por nuestros
sentidos materiales. El veneno de la viruela, cuando está atenuando con millones de volúmenes de
aire atmosférico, llega a la superficie a través de las cartas y a través de las ropas viejas, por
inhalación y por el mínimo contacto. El sello se estampa sobre este dinamismo virtual hasta
amenazar al medio con la destrucción- todo por una simple fuerza vital pervertida-.

Dice éste párrafo decimosexto: "De ningún modo puede el médico liberar a la fuerza vital de
alguno de estos disturbios mórbidos". No, debido a que la fuerza vital, al ser una fuerza tan
inmaterial como la electricidad, no tiene nada que purificar, sino que debe ser corregida, es una
simple perversión vital y como el error es esencialmente inmaterial, para que algo pueda actuar
sobre éste como curativo, tiene que ser sólo algo inmaterial y suficientemente similar a éste. Una
sustancia material puede cambiar al organismo y por ese medio suprimir o suspender un error
inmaterial, pero más tarde retornar tan pronto como su matriz, su medio, reanude su normal
conductividad.

Se observar enseguida que no existe lo esencial de la curación en operaciones dirigidas hacia el


organismo y como las sustancias materiales operan ampliamente sobre el organismo, la verdadera
enfermedad no es alcanzada. El objetivo debe ser entonces evitar operar sobre el organismo y
actuar esencialmente a través de los impulsos vitales para corregir las actividades vitales
pervertidas. Las causas de enfermedad existiendo en alto grado de atenuación, son similares en el
mismo nivel, que el dinamismo vital; de aquí la afinidad o susceptibilidad. Debe adquirirse esta
misma afinidad en una sustancia drogal. Ésta debe atenuarse hasta que se consiga una
correspondencia de esferas, o hasta que no haya oposición posible.

El punto de mayor grado de similitud cualitativa entre dos actividades es variable, como puede
observarse a través de la amplia extensión de atenuaciones; si bien se observan varias curaciones
rápidas con atenuaciones bajas, lo más común es que las más y más altas atenuaciones
proporcionen los ejemplos más notorios de curación; que las potencias bajas curan, nadie lo duda,
y ésto no refuta la doctrina; pero debe admitirse que son curativas por la virtud del principio
dinámico vital inherente, aunque las potencias bajas son más débilmente curativas que cuando las
drogas están atenuadas y llegan a ser una calidad igual a la enfermedad atenuada e igual
cualitativamente al dinamismo vital. Los cambios marcados, observados a veces, bajo la acción de
las potencias bajas, son los resultados de la acción primaria sobre el organismo, cosa que
Hahnemann se esfuerza por evitar. Para llegar a tales resultados las medicinas deben ser
repetidas, mientras que una dosis única de la medicina atenuada debe probar ser curativa y no
influir sobre el organismo primariamente. Desde un punto de vista práctico consideremos los
resultados que consiguieron los que siguieron las instrucciones del maestro, quién se guió siempre
durante sus últimos años, por la doctrina del párrafo dieciséis, y que contrastan con los resultados
de aquellos quienes desobedecieron sus enseñanzas.

Los de la primera categoría han seguido estrechamente las enseñanzas del maestro, aceptando la
doctrina dinámica y en esta línea, han hecho sus curaciones, con la misma evidencia reclamada
por la otra categoría, simplemente la recuperación de los enfermos. No han sentido la necesidad
de otros métodos fuera de los enseñados por Hahnemann. No han retrocedido, sino por el
contrario han hecho algunos progresos en qué han progresado? Veamos. Si consultamos el
párrafo 41 del Organon lo veremos. Aquí Hahnemann declara que es casi imposible erradicar
algunas enfermedades debido a que han sido complicadas con drogas que no tienen relación con
la enfermedad. El dice que sus remedios son siempre capaces de curar efectivamente toda
enfermedad simple. Hahnemann en el tiempo que escribió este párrafo, usaba potencia treinta
decimal, con algunas excepciones. ¿Qué tiene que decir sus seguidores fieles como prueba de
verdad de la doctrina y como prueba de progreso? Que varias de estas más complicadas
enfermedades pueden ser aniquiladas, que los síntomas drógalos pueden ser superados con
atenuaciones muy altas, que permiten a la enfermedad original simple manifestarse a través del
medio natural, la cual entonces puede ser curada con la potencia treinta del maestro. Aquellos
que han rechazado su doctrina como dogma, jamás han visto este resultado, ni lo verán. Haremos
progreso si observamos los hechos y firmemente nos adherimos a la doctrina del inmortal
Hahnemann. Observemos el contraste ¿qué podemos decir de la segunda categoría? Sus
curaciones son sólo decepciones. ¿Necesitarían recurrir al último capricho de una profesión
empírica si ellos curaran realmente sus casos? Ellos han abandonado las enseñanzas del párrafo
dieciséis, ¿y cuál es el resultado? Conocen que no pueden curar al enfermo y rehusan aún esperar
que alguien pueda hacerlo. Jamás se disfruta una curación si ésto no es lo que se observa
diariamente. Ellos dicen que el paludismo debe recibir quinina, cuando el seguidor del maestro
cura todos sus casos con el remedio apropiado atenuado.

La Materia Médica que fue encontrada tan satisfactoria en las manos de Hahnemann y sus
seguidores, para ellos resultó un fracaso con necesidad de revisión. Debe haber algo errado y no
esperamos mayor evidencia de sus fracasos que la que da el mayor difamador, J. P. Dake, quien
requiere para su práctica un gran aprovisionamiento de tabletas Warner, compuestas con
medicinas crudas. Si ésto es cierto para su jefe, ¿qué es, en nombre del cielo, lo que necesita el
menos iluminado, quien debe, por supuesto ser menos experto? Ellos han declarado que
cualquiera que simplemente selecciona sus remedios bajo la Ley de la Similitud, está en lo más
alto de lo que se puede obtener en el arte de curar, y que puede después de ésto, puede cubrir a
su paciente con mostaza y aplicar todas las mezclas locales que encuentre. Dicen aún, que el
tratamiento local está ayudado por el remedio interno.

La primera desviación de la doctrina dinámica es peligrosa y lleva al fracaso y la consecuencia es la


carencia de método. Esto se debe simplemente a que no se sigue la ley de selección, pero además,
también deben ser tenidas en cuenta las enseñanzas del párrafo dieciséis. Fíjense la desviación
que lleva a las alternaciones y vean la desidia de sus consideraciones.

Examinen el archivo de prescripciones de cualquier farmacia de una gran ciudad. ¿Qué es lo que
encuentran? Simplemente una cantidad de prescripciones llamadas homeopáticas cuyo único
ingrediente de Homeopatía es la rúbrica de una gran cantidad de practicantes que se hacen llamar
homeópatas.

Hahnemann considera al dinamismo vital como una unidad de fuerza (ver párrafo 15) y el desvío
de la salud como una unidad de fuerza. No podemos estudiar el párrafo dieciséis e ignorar esta
parte de la doctrina dinámica. Que absurdo debe ser para alguien que tiene una comprensión
clara de estas verdades el considerar por un momento el problema de la alternación la cual el
maestro ha condenado de modo inequívoco en el párrafo 272 y su nota de pie. Tomen un estado
mental que claramente indique Nux Vómica y asócienlo con las características de Pulsatilla, con
sus menstruaciones tardías, escasas y pálidas. En el primer caso Pulsatilla está contraindicado por
el temperamento áspero, en el último Nux está contraindicado por las características del flujo
menstrual. Los dos, por lo tanto están contraindicados, ninguno de los dos corresponden a la
unidad de fuerza conocida a través de la, totalidad de los síntomas. ¿Puede ser posible que por la
combinación de ambas medicinas se hará una o a las dos, homeopáticas a la demanda de esta
unidad? Hahnemann en todos lados habla de usar sólo las medicinas que han sido entendidas con
exactitud por haber sido probadas en el cuerpo humano sano, y aquí tenemos un compuesto
acerca del cual se conoce muy poco. ¿Puede ser racional suponer o aseverar que un compuesto
desconocido formado por elementos que no son, ninguno de los dos homeopáticos a esta unidad
de fuerza, pueda actuar uniformemente de modo curativo? Estos desvíos, que no observan la
doctrina del párrafo dieciséis, son la base de todo fracaso, del reclamo de una revisión de la
materia médica y de la así llamada Homeopatía moderna. Debo decir otra vez, que la moderna
homeopatía está construida sobre los desvíos de las doctrinas del inmortal Hahnemann.

Estos hombres han encontrado la Materia Médica tan inadaptable a sus deseos, que la mayoría
de sus prescripciones están compuestas por drogas crudas. Estos desvíos se han alejado tanto de
los métodos de Hahnemann, que la profesión homeopática de hoy día en conjunto, habiendo
violado todo principio de la filosofía, la cual tiene todo caracterizado, no es sino una caricatura.

Ellos pueden encontrar tranquilidad momentánea en esto, pero todo hombre de verdad debe
sentirla permanentemente. "Padre, perdónalos, no conocen lo que hacen".

Porque los sintomas cambian


Editores de "Homeopathic Phisician" -para interés de los miembros de la Rochester
Hahnemannian Society, deseo comentar el caso relatado por el Dr. Grant a esta sociedad,
publicado en la "Homeopathic Phisician" de Octubre, p g. 538 última línea, caso a quien el Dr., da
Stanum. El hace notar que el paciente volvió y señaló que el esputo había cambiado en su gusto
hacia "salado". Stanum tiene tanto el gusto salado como dulce de sus esputos y es muy común que
una droga convierta un síntoma en otro dentro de su propia esfera de curación. Si convierte un
síntoma en otro que no está dentro de su propia esfera, la curación será lenta o se probará que
no es curativa.

Cuando el paciente vuelve y refiere síntomas empeorados o cambiados, lo correcto es observar


para ver si los nuevos síntomas se encuentran bajo la medicina tomada. Si ellos se encuentran, la
prescripción está bien hecha y el médico puede decirse a sí mismo, Sac. Lac. Si los síntomas nuevos
no se encuentran dentro del registro de la misma experimentación, hay dos conclusiones de
utilidad que se establecen:

1) que el caso necesita otro remedio. 2) que si el caso va hacia una rápida recuperación se
encontrar que los nuevos síntomas corresponderán algún día a los síntomas patogénicos.

El cultivo de esta vigilancia permite una gran seguridad al prescribir, tanto como la que se recoge
teniendo un conocimiento útil. El campo es muy amplio y el campo de las altas potencias es
especialmente fértil. Observar lo que se desarrolla en las agravaciones que aparecen después de
haber dado altas potencias y la dirección que toman los síntomas, es el mayor estudio de la
materia médica.

Cómo estudiar el repertorio

Después que se han registrado todos los síntomas de un paciente, debe comenzarse con el
Repertorio. El que se inicia no debería intentar abreviar la anámnesis, sino que debe extraer los
rubros generales en su totalidad, aunque no fuera más que por ejercicio. Si melancolía es el rubro,
los medicamentos correspondientes a este deberían escribirse debajo con todas las graduaciones.
Si la melancolía aparece sólo antes de las menstruaciones, debe formarse un subrubro de modo
que pueda observarse de un vistazo el número de medicamentos de la clase general que tienen el
periodo especial de agravación. Se hacen varias de las más brillantes curaciones a través de los
rubros generales cuando los especiales no ayudan, y una cuidadosa observación durante diez
años, manifestar varios de los síntomas de los rubros generales, y proporcionar las mejores
verificaciones clínicas. Cuanto más se haga ésto, más puede el médico ocupado abreviará sus
historias.

La agravación especial es una gran ayuda, pero tales observaciones a menudo faltan y deben
reclutarse los rubros generales.

También tenemos que trabajar por analogía. En este método el "Pocket Repertory" de
Boenninghausen es de gran utilidad.
Tomando el excelente trabajo de Minton, encontramos que los dolores agónicos menstruales,
que son mejorados por el calor corresponden a Ars. y a Nux. y por el calor húmedo a Nux. m. Pero
si los síntomas de un caso no son semejantes a ninguno de estos remedios debemos ir más lejos, a
la materia médica. Podemos así formar la anámnesis por analogía y hacer uso de los rubros
generales, tomando todos los remedios conocidos que son mejorados en general por el calor y por
aplicaciones calientes.

Para ser metódicos, los rubros generales deberían aparecer en las anotaciones del prescriptor y
también las particularidades que le corresponden. Si se sigue este plan cuidadosamente, la
confrontación de diez años de trabajo sería la lectura de mayor utilidad Lo que es cierto para un
remedio en su aspecto general puede a menudo ser cierto en lo particular, especialmente en
ausencia de excepciones bien establecidas que lo contraindiquen.

Si este plan es seguido por los principiantes, leyendo siempre la Materia Médica junto con la
anámnesis, en el momento en que el trabajo es abundante, la tarea se vuelve más fácil y rápida.
Un hombre joven puede prescribir para unos pocos pacientes por día y hacer cuidadosas
curaciones homeopáticas, y puede ir ganando rapidez suficiente como para prescribir para veinte
o treinta pacientes por día, después de unos años. Si alguno desea evitar este método cuidadoso
no debería pretender ser un médico homeópata, ya que el camino correcto no está en él, pues el
deseo debe preceder al acto.

El paciente no siempre expresa el síntoma en el lenguaje que mejor indica naturaleza real del
síntoma. Es entonces cuando se requiere el juicio para que el médico pueda lograr la apreciación
correcta de los síntomas. Tan a menudo es esto verdad que tanto el médico joven como el experto
pueden ser inducidos a apartarse de la real expresión de la naturaleza y hacer una prescripción
inapropiada. La tarea de tomar los síntomas es frecuentemente lo más dificultoso. Es a veces
posible abreviar la anámnesis seleccionando un síntoma que sea muy peculiar y que contenga la
llave del caso. Un joven no puede detectar esta peculiaridad y no debería jamás intentarla. Es
conveniente a menudo abreviar tomando el grupo de los tres o cuatro síntomas esenciales de un
caso dado, haciendo una suma de éstos y eliminando todos los medicamentos que no contengan
todos los síntomas esenciales..Un hombre de considerable experiencia puede acortar el trabajo de
esto modo. He visto frecuentemente equivocarse a jóvenes, que toman una modalidad por un
síntoma. Es fatal para un resultado correcto. El síntoma es la sensación o condición y la modalidad
es sólo una modificación. El síntoma se vuelve a menudo peculiar o característico a través de su
modalidad.

Cuando se investiga una sensación en el Repertorio, deberían ser .anotados todos los
medicamentos correspondientes y comenzar la individualización a través de las modalidades.

Frecuentemente me preguntan que es lo que entiendo por peculiar de un caso. El pensar un poco
permitiría a cada uno llegar a la solución.

En un caso de temperatura alta, la fiebre sin sed, tiene la característica de ser peculiar. Un estado
de gran escalofrío con sed de agua fría es peculiar. Sed con la fiebre, con el calor febril no es
peculiar, porque puede decirse con seguridad que es común encontrar calor febril con sed. Lo que
es común en alguna enfermedad dada, jamás es peculiar. Esto parece demasiado simple como
para demandar una explicación, pero deje al que conoce ésto pasar a la siguiente página. Los
síntomas patognomónicos no se usan para individualizar, y no son jamás peculiares en el sentido
que me han preguntado.

Me han preguntado que quiero significar cuando digo a los principiantes, traten al paciente y no a
la enfermedad. Mi respuesta es siempre la siguiente: el síntoma que jamás se encuentra en una
enfermedad dada, es el que no es peculiar a la enfermedad, sino peculiar al paciente, por lo tanto
las peculiaridades del paciente han hecho que la enfermedad difiera de todos los miembros de su
clase, y de todas las otras clases, y hace que esta enfermedad, tal como le afecta a este paciente,
sea una individualidad en sí misma, y deba ser tratada individualmente. Esta individualidad en el
paciente se manifiesta por síntomas peculiares, casi siempre prominentes y siempre tenidos en
cuenta por el verdadero médico. El que da Acon. para la fiebre no conoce nada del espíritu de la
ley ni de los deberes del médico. Lo mismo es cierto para el que da Colocynth. para los cólicos,
Arsénico para los escalofríos, etc.

¿Qué haremos cuando encontremos varias peculiaridades en el mismo paciente y no haya un


medicamento que cubra a todas éstas? Aquí es donde el médico astuto ir rápidamente a su
Repertorio y comenzar a buscar un remedio lo más similar en todo, y si él ha estudiado durante
varios años, no necesita hacer preguntas tontas. El hombre tonto ha gastado sus días en el destino
de los placeres, y el hombre de confianza limitada tiene tan mala puntería para cosas de tal valor,
que constantemente hacen públicamente preguntas tontas y refieren casos con síntomas tan mal
tomados, que revelan el paradero de su pasada vida. Ellos no han hecho uso del Repertorio y
muestran una completa ignorancia de los rubros y de la forma usual de tomar los síntomas tal
como enseñó Hahnemann. Es un hecho feliz que ellos no sean del todo responsables de su
ignorancia. ¿Dónde descansar la responsabilidad y quien "tirar " la primer piedra? Es muy fácil
hacer la vista gorda a los pecados de los cuales nosotros mismos somos culpables por lo que
parece imposible encontrar juzgado o jueces ante quienes procesar al primero que quiebra la ley.

El reclamo de libertad ha sido un penoso error, ya que se abusa y se ha abusado de la libertad del
modo más desvergonzado. Esto significa licencia para violar la ley, y sólo es necesario una modesta
elasticidad para que se produzca el completo eclectismo. Es esta libertad que ha puesto fuera de
uso o ha limitado el uso del Repertorio, el cual tanto han consultado los antiguos médicos. Si
Boenninghausen usaba un Repertorio con los limitados remedios probados entonces, cuanto más
necesitamos consultarlo nosotros.

Cómo usar el repertorio

Desde que apareció mi Repertorio impreso, varios de mis amigos que lo usan me han urgido a
describir mi propio método de usar un repertorio. Me doy cuenta que es una empresa muy
dificultosa, pero intentaré explicarlo. Aunque no dudo que los médicos más cuidadosos,
encontrarán que ellos están trabajando de manera similar.
Si uno hace un trabajo cuidadoso, el uso del repertorio en la práctica homeopática es una
necesidad. Nuestra materia médica es tan pesada sin un repertorio, que sin él, el mejor prescriptor
debe encontrarse sólo con resultados sin interés.

Después que el caso ha sido propiamente tomado de acuerdo con las reglas de Hahnemann, es
necesario estudiarlo. No intento ofrecer por eso los rubros ordinarios, debido a que todos lo
conocen muy bien. Un caso que está bien tomado y completo mostrar manifestaciones mórbidas
de varias circunstancias tales como el clima, calor y frío, también los deseos y aversiones, los
síntomas mentales y de las distintas regiones del cuerpo. Cuando tomo el caso completo para
estudiarlo escojo todas las expresiones que describan el estado general, tales como las
agravaciones y mejorías del estado general del paciente o de varios de sus síntomas. Luego
considero cuidadosamente todos sus anhelos, mentales y físicos, todos los deseos y aversiones,
antipatías, miedos, temores, etc.

Seguidamente considero todas las perversiones intelectuales, método de razonamiento,


memoria, causas de disturbios mentales, etc. Todo ésto lo ordenó de modo simultáneo, con el
objeto de enfrentar cada uno de los medicamentos en los rubros correspondientes tal como se
encuentran en el repertorio. Por el proceso de exclusión pronto se ver que sólo unos pocos
medicamentos deben ser cuidadosamente comparados con el Objeto de descubrir cuál de todos
éstos es el más semejante a los síntomas particulares no alineados todavía, para ser considerado
como el primero que ha de tenerse en cuenta. Hahnemann enseña en el párrafo 153 que tenemos
que dar atención particular a estos síntomas ya que son peculiares y característicos. Enseña
también que el médico debe poner su mayor atención en el paciente. Ahora si éstas dos cosas son
plenamente consideradas, se ver que la idea de Hahnemann es que un síntoma característico es el
que no es común a la enfermedad sino que caracteriza al paciente. Todo el primer conjunto de
síntomas extraídos a través de tal comprensión son tales que caracterizan al paciente, y están
basados en el paciente mismo. Por atender a una parte de los síntomas de esta manera, hemos
reducido la lista de los medicamentos posibles a unos pocos y quizás a uno solo. Como hay que
considerar la totalidad de los síntomas para una prescripción homeopática, es necesario ahora
examinar todo el resto de los síntomas con el objeto de fijar cuál de estos pocos medicamentos
corresponde a todas las particularidades.

Puede decirse que lo anterior es sólo un trabajo de rutina y que todo el mundo hace ésto de tal
manera. Es cierto, pero después de haber sido aceptado ésto, sobrevienen los más intrincados
problemas. Resolver un caso que es completo es la parte más simple del repertorio, pero cuando
aparecen casos parciales y cuando el paciente relata sus síntomas con un lenguaje que no puede
encontrarse en las patogenesias el caso es muy diferente. La historia del paciente debería tomarse
con los términos más cercanos posibles al propio lenguaje del mismo. A través de tener una
extensa correspondencia y de enseñar por varios años a graduados he llegado a la conclusión que
para muchos es un hecho difícil conocer cuando la historia de síntomas contiene las posibilidades
de una prescripción curativa.
Se han presentado varios casos sin síntomas generales ni mentales -sin síntomas característicos
en absoluto con sólo síntomas comunes a la enfermedad:

Cuando se hace una prescripción exitosa con tales síntomas, eso no es más que "un tiro de azar".
No puede clasificarse como una prescripción científica. Muchas historias se presentan con páginas
de descripciones vagas y con un Keynote que sirve, tal como la irrespetuosa "defecación de
paloma'', para el fracaso de muchos médicos.

Si los síntomas que caracterizan al paciente no son puestos de manifiesto en la historia, el médico
no debe sorprenderse del fracaso. El medicamento debe ser similar a los síntomas del paciente
tanto como a los síntomas patognomónicos de su enfermedad para ser curativo.

Para mostrar algo de lo que requiere el trabajo de repertorio, trataré de presentar grupos
hipotéticos de síntomas tal como se nos presentan a todos. En un caso completo o en un grupo
aislado de síntomas, nos encontramos frecuentemente con lo que se denomina "calambres del
escribiente". Esto debe ser dividido en varios elementos antes que pueda ser registrado como un
caso o fragmento de caso resuelto. Si tomáramos "calambres del escribiente" y no consideráramos
más acerca de ésto, tendríamos que considerar para la curación sólo número limitado de
medicamentos. Pero nuestros recursos son ilimitados, como veremos. Cuando se examina más
profundamente el síntoma "calambres del escribiente", se encuentra que puede significar
calambres de los dedos, nuca, brazo o de las tres zonas. A veces entumecimiento y hormigueo de
uno o de las tres; a veces sensación de parálisis de una o de las tres; a veces hormigueo de dedos y
manos y todas estas manifestaciones después de escribir o peor mientras se escribe.

Calambres de dedos mientras se escribe: Brach, Cocc., Cyel., Trill., Mag-ph., Stann.

Calambres de mano mientras se escribe: Anac., Euph., Mag-p., Sil.

Entumecimiento de dedos mientras se escribe: Carl. Entumecimiento de mano mientras se


escribe: Agar., Zinc.

Sensación de parálisis en la mano mientras se escribe: Acon., Agar., Chel., Cocc.

Calambres de la muñeca mientras se escribe: Amyl-n., Brach.

Lo anterior muestra todo lo que puede encontrarse en la Materia Médica al respecto y las fallas
que sobrevienen a menudo, debido a que los registros a los cuales tenemos acceso, tienen escasos
síntomas clínicos y patogenéticos, pero hemos recién comenzado a considerar este enfadoso
grupo de síntomas. Es cierto que a veces la escasa muestra anterior presenta justo el remedio
requerido. Pero a menudo ésto no es así y entonces tenemos que proceder como sigue:

Si se presentan: calambres de dedos, muñeca o cualquier parte que esté afectada, hay que usar el
grupo general de la p g. 938 de mi Repertorio- una larga lista.

Entumecimiento de dedos y mano: P g. 999 y 1000, hay que usar también el grupo general.
Sensación de parálisis de mano y dedos: usar los grupos generales. p g. 1118 y 1119.

Después que se extrae ésto cuidadosamente se vuelve al rubro general en generalidades p g.


1287, "Ejercicio" y se extraen los medicamentos que se encuentran en el complejo sintomático
"por el ejercicio". Escribir no es otra cosa que un ejercicio prolongado. Cuando aprende esta
simple lección el médico ve enseguida que el mismo procedimiento mostrar el remedio de
aquellos que han perdido el poder de la mano y dedos, o tienen calambres, etc., por tocar
instrumentos de cuerda o tocar el piano o por el uso prolongado de alguna herramienta o
instrumento. Esto es usar de manera apropiada un rubro general.

Más adelante, después que se han hecho curaciones con remedios seleccionados de éste modo,
tales remedios pueden ser agregados a la escasa lista de los que cubren los síntomas particulares
referidos en primer lugar y de este modo nuestro repertorio acrecentar su utilidad. Esto es el
legítimo uso de los síntomas clínicos. Es finalmente por la aplicación apropiada de los rubros
generales, que nuestros escasos síntomas particulares pueden construirse. El nuevo Repertorio se
encuentra todavía con espacios vacantes para anotar tal información. Si el gran número de
prescriptores correctos del mundo se unieran en este sentido, tendríamos pronto un repertorio
más extenso en síntomas particulares. Nuestros síntomas generales fueron bien resueltos por
Boenninghausen quien hizo más de lo necesario, ya que generalizó varios rubros que eran
puramente particulares, los cuales usados como rubros generales son errados y terminan siendo
fracasos. El éxito que tiene el "Pocket-book" de Boenninghausen es debido al ordenamiento por el
cual los síntomas generales pueden ser usados rápidamente para proporcionar modalidades para
los síntomas individuales sean particulares o generales. Esta característica está preservada en mi
repertorio como lo saben todos los que lo usan. Pero son los rubros generales los que pueden ser
usados de este modo. Un rubro amplio formado por particulares indiscriminados, ninguno de los
cuales son expresivos del paciente es un "acertar o no acertar"; cuando se generalizan es un
desacierto. Por ejemplo, "agravación por escribir" es un rubro formado con particulares. No hay
ningún caso donde el paciente esté peor por escribir, sino que los ojos, la cabeza, las manos, la
espalda (por inclinarse), etc. componen este rubro. Es ineficaz buscar la agravación por escribir en
el síntoma cefalea para encontrar el remedio referido al trastorno de cualquier otro lugar
completamente distinto de la cabeza. Hacer uso de esta modalidad para síntomas mentales
cuando ésta está aplicada a trastornos de la mano, es pervertir el uso de las circunstancias. La
agravación por escribir debería limitarse a los síntomas que se empeoran por escribir y limitarse
con éstos, ya que no es un síntoma general.

Se ha hecho así en mi repertorio. Es completamente diferente el gran rubro "movimiento". Si


estudiamos Bryonia en tal rubro, y en la Materia Médica veremos tal cantidad de síntomas
particulares que se agravan por el movimiento que aparece el paciente mismo empeorado por el
movimiento.

En consecuencia, se ver que el movimiento es un rubro que debe mostrar la extensión de la


agravación tanto del estado corporal general como particular para ser retenido en los rubros
generales. Cualquier rubro que modifique tantos particulares de tal modo que el paciente mismo
parece ser modificado debe ser clasificado como general. Varias curaciones maravillosas han sido
hechas por el uso del libro de Boenninghausen y varios maravillosos fracasos han seguido por la
causa antedicha. El nuevo repertorio está hecho para exponer todos los particulares, cada síntoma
con las circunstancias conectadas con él. Éste está en su infancia, y puede permanecer así mucho
tiempo salvo que todos los que lo usan se mancomunen para preservar su experiencia en historias
bien llevadas y surtir al autor con éstas. El autor está dedicando su vida a desarrollar, completar y
perfeccionar su trabajo y ruega que todos los trabajadores verdaderos cooperen sin ningún error u
omisión y sobre todo, sin tales generalizaciones de modalidades particulares y con hechos que
hayan sido observados en la curación.

Idiosincrasia

Este término ha sido usado en la nomenclatura alopática, para definir lo que se supone es un
estado de hipersensibilidad especial siempre presente en un paciente particular. Es bien conocido
que algunos pacientes tienen una irritabilidad incrementada para ciertas drogas. Esta
susceptibilidad ha sido llamada por falta de mejor explicación, idiosincrasia. Se supone que es una
peculiaridad que presentan algunas personas; pero en realidad toda persona tiene alguna
idiosincrasia o susceptibilidad peculiar para algo. Hay casos registrados de la más marcada
susceptibilidad para ciertos venenos y gases venenosos. En California, un niño de cuatro años se
envenenó con cuatro únicas gotas de Laudano. He visto síntomas peligrosos que siguieron a la
ingestión de una gota de Aconitum en un adulto. Conozco a una mujer obesa, robusta a quien le
sobreviene entumecimiento y rigidez de sus articulaciones cada vez que inhala el gas de las cloacas
o el aire de un sótano común de ciudad. Un hombre últimamente me recomendó un paciente, un
viajante, quien afirmaba que cada vez que dormía en una habitación donde había sido usado polvo
insecticida persa le aparecían repentinamente extensas erupciones y le sobrevenía gran
sufrimiento. Una vez conocí a un hombre que podía llegar a sufrir grandemente por la mera traza
de alcanfor que pudiera inhalar accidentalmente. durante sus viajes ordinarios. Estoy en relación
con un médico quién se cuida de no tomar una cuchara de flan pues puede llegar a tener diarrea
en menos de dos horas.

Un médico practicante me contó hace años que no podía acarrear Ruibarbo en sus alforjas, ya que
ésto siempre le producía diarrea tan pronto como lo inhalaba, tenemos gente alrededor nuestro
que se enferma por los artículos comestibles comunes. Presumo que toda persona ha observado
esta especial idiosincrasia. ¿Porqué el hombre sabio de la medicina alopática no explica ésto y no
deja que Hahnemann lo aclare a través de la ley de los similares?

Que simple es que un poder o fuerza similar pueda crear dentro del organismo tal disturbio. Si no
existiera la idiosincrasia no existiría la enfermedad. Estando presente esta susceptibilidad, el
agente nocivo, aunque fuera un millón de veces más pequeño que lo que puede ser revelado por
el microscopio, hará su trabajo y acarreará la enfermedad y aún la muerte y el maravilloso sabio
patólogo, no podrá aclarar con su medicina, la etiología o el método de esta activa destrucción.

En las experimentaciones encontramos que una dosis de una droga ejercita su poder sobre un
experimentador, y que otros escapan hasta aún después de haber tomado varias dosis o de
haberlas tomado durante varios días. Las potencias más altas afectan sólo a algunos
experimentadores, y se requiere para influir sobre otros, grandes dosis de tintura.

La homeopaticidad es casi, si no completamente idéntica a la idiosincrasia.

Un paciente me dijo que no le debía dar nada que contuviera Estricnina, porque la más pequeña
dosis de tal droga lo podía empeorar, su remedio era Nux Vómica, él detectó en la segunda
potencia la existencia de estricnina. Este lo curó permanentemente. Es una fortuna que nuestros
prescriptores de drogas crudas jamás hagan una selección ajustada, sino harían un daño infinito.

La sensibilidad de un nervio enfermo a un agente homeopático es maravillosa, mientras que el


sujeto puede tolerar una gran cantidad de drogas crudas inapropiadas sin trastornos aparentes. Es
más que probable que el niño de cuatro años que fue envenenado con laudano hubiera
encontrado su remedio en un gránulo de Opium potentizado. Esta idiosincrasia puede ser
producida por sustancias medicinales, así los experimentadores de Thuya pueden tener una
diarrea después de ingerir cebollas los experimentadores de Colch., se enferman por el olor de
huevos; los experimentadores de Plumbum no pueden comer pescado; los experimentadores de
Lycop. no pueden comer ostras mientras que los experimentadores de Ignatia se enferman por
comer azúcar y dulces; no todos sufren de este modo, pero si algunos. Estas idiosincrasias
peculiares se curan también con el remedio correspondiente. Varias veces he curado con Thuya la
diarrea peculiar que le sobreviene al paciente cada vez que come cebolla. ¿Qué explicación tiene
nuestro patólogo instruido para este caso? ¿Puede él a través de su juicio curar esto? No, sus
buenos pacientes siguen sufriendo por sus errores constitucionales peculiares, y el buen viejo
médico sigue consolando a él o ella con palabras reconfortantes o con una dosis de Opium o una
mezcla de tiza.

Todo lo que puede beneficiar permanentemente al hombre ha partido de la filosofía de


Hahnemann; y este gran obstáculo de los médicos regulares (?), la idiosincrasia, se ha vuelto la
clave de la medicina científica y se explica a sí misma cuando es entendida la filosofía de
Hahnemann.

La idiosincrasia marcada no siempre es observada con las materias crudas como es bien conocido
por todos los Hahnemannianos, un ejemplo de ésto se ve cuando la sal común cruda no produce el
mínimo disturbio, aunque el paciente la desee y la tome en grandes cantidades en la comida, pero
las altas potencias producen la más aguda agravación. Lo mismo puede ser observado con las sales
de cal cuando hay una marcada desmineralización ósea. Así en los casos en que Cal. es el remedio,
si se les administra agua de cal no se produce el mínimo efecto medicinal, aunque las altas
potencias actúen curativamente, luego de las cuales las sales correspondientes son asimiladas
desde su fuente normal, la comida ingerida.

Esta extrema susceptibilidad, llamada idiosincrasia por necesidad de darle un nombre que
describa algo desconocido es claramente una relación patológica subyacente con la acción
curativa drogal, y está manifestada por la sobreacción de estas drogas curativas y por varias
instancias.
El más rico campo de experimentaciones drogales se encuentran en experimentadores con esta
peculiar idiosincrasia para ciertas drogas. De aquí el valor que tienen para la experimentación las
drogas potentizadas, aunque sólo unos pocos del gran número de nuestros experimentadores
manifiesten síntomas.

La toma continua de drogas potentizadas desarrolla una susceptibilidad a ciertas drogas, y tales
experiementadores se vuelven mejores después de varios intentos. He observado que los
pacientes se vuelven más sensibles al remedio homeopático después de varios años de haber
tomado continuamente medicinas puramente potentizadas, mientras que si toman sustancias
crudas, insensibilizan tanto al sistema, que no desarrollan o sienten síntomas finos. Tengo
pacientes a los cuales puedo desarrollar el antagonismo curativo con una única dosis de la más
alta potencia, quienes, si tomaran más medicina, se volverían enfermos por una acción de
sobredosis. Entonces, debe verse claramente que en el sujeto están presentes idiosincrasias
agudas y crónicas, y que en vez de considerarlas como una falta sentida por el paciente, deberían
ser estudiadas comprensivamente en relación con sus expresiones, es decir con la sintomatología.

Este es el hermoso y placentero trabajo de los Hahnemannianos. Nosotros no nos


desconcertamos, sino que nos alentamos por la existencia de esta llamada idiosincrasia, ya que
por el descubrimiento de ésta hemos adquirido una gran capacidad para informarnos acerca de la
constitución de nuestro paciente. Ésta puede ser su peculiaridad y dar los síntomas guías para una
selección curativa.

Rasgos sobresalientes de la homeopatia

Causa gran asombro que tantos de los aparentes buenos médicos homeópatas se aparten de la
ley y los métodos dispuestos para la práctica y adopten la curación por la fe, la ciencia Christian, el
hipnotismo, la cura mental, la osteopatía, etc. Es indudablemente debido a una falta de
conocimiento de la ciencia Homeopática. Ha sido estudiado el Arte, pero la Ciencia del Arte ha
sido dejada de lado.

La homeopatía demanda que el prescriptor use para la curación una sustancia que sea capaz de
producir síntomas similares sobre el hombre sano. Si debemos aceptar que el hipnotismo cura,
debemos aceptar las curaciones de toda procedencia.

El hipnotizador no conoce la cualidad o forma de la fuerza que usa. No conoce los síntomas que
producir sobre el hombre sano. El no pretende usar ésto contra los síntomas similares a aquellos
que pueda producir. Si ésto es cierto, ¿porqué trataría de pensar en usarlo el homeópata?

Espero que sea el objetivo de la Homeopatía y del paciente apoyarse sobre nuestra base -
apoyarse sobre la ley de los similares.

Los síntomas producidos por el hipnotismo son mayormente observados en el enfermo y el débil,
de ahí que son dudosos.
Ningún ser humano debería ser privado de su libre albedrío ni ser posteriormente obligado a algo.
Es un principio fundamental en Homeopatía que las curaciones son cambios de la disposición,
siguiendo el orden del centro a la periferia, Esto no es válido para cualquiera de las doctrinas,
guías y modas ahora propuestas para el patronazgo del mundo de la curación. Es familiar para
todo el que conoce las doctrinas de la Homeopatía, que la remoción de síntomas de un lugar a
otro, sobre la superficie o desde la superficie, jamás beneficia al paciente, sino que a menudo
prueba ser dañino para él.

Se suman a menudo resultados exhibidos como curaciones, aunque ninguna ley los confirman, ni
se verifican síntomas ni se observan direcciones en los cambios. Si tenernos que aceptar tales
resultados como curaciones, debemos admitir las curaciones de la medicina tradicional, Si
tenemos que aceptar las opiniones de los hombres, no tenernos ninguna línea de separación entre
la Homeopatía y la vieja Escuela. Es la vieja historia de colocar la experiencia por encima de la ley.
Es lo mismo que se observa dentro de los numerosos seguidores de los primeros maestros Hering,
Lippe, etc. Ellos siguieron la experiencia y no las doctrinas. Todos los que fueron capaces de seguir
las doctrinas se salvaron de la degradación.

Tenemos que pensar sólo un momento para sacar conclusiones. Pensemos en cuantos fueron los
que escucharon las enseñanzas de Hering y ¿cuántos de ellos practican ahora tal como él enseñó?
Todos fueron aleccionados por la experiencia: cuando veían las curaciones de Hering se
convencían. Cuando actuaron por si mismos olvidaron las enseñanzas, no pudieron ver que entre
los resultados espectaculares de Hering y los de ellos había diferencia.

El Arte de Curar no debe ser enseñado primero. La ciencia debe enseñarse primero, y el Arte
después -la ley primero y la experiencia posteriormente-.

Convencer a los alumnos por la clínica es una enseñanza incorrecta.

El método propio es enseñar primero la Ciencia y convencer a la mente que las doctrinas son
ciertas; entonces el Arte puede ser enseñado por los clínicos.

Este método llevar a una educación permanente. Los que han fracasado, son los que han
observado el Arte y confiado en tales resultados, pero les faltó el conocimiento para hacer la tarea
y ahí que desertaron y la negaron. Es tiempo que nuestros fieles practicantes abran sus ojos a éste
hecho importante.

No hay nada más simple! ¿Porqué un hombre fracasa? Simplemente porque no conoce. Sus
intenciones pueden ser completamente correctas, pero él no conoce como hacerlas. Conocer
cómo, consiste en el conocimiento de todo ésto que se ha dejado descuidado. Ninguno de los
poseedores de estos conocimientos jamás se extravían en el hipnotismo, la Ciencia Christian, las
curaciones por la fe, la osteopatía o el empleo de drogas crudas.

Todos los que poseen estos conocimientos son personas ocupadas en curar enfermos. Ellos son
los que tienen éxito, y salvo que tengan objeciones personales del público, son prósperos. La
verdad salva a los hombres de las seducciones hipotéticas de la práctica médica.
Lo más deseado es conocer qué y cómo los médicos del mundo practican lo que aparenta ser el
conocimiento, pero conocer porqué llevaría a los médicos a lo más exitoso.

¿Qué significa lo que es practicado en medicina si no hay una buena razón para lo que se hace?

Un estudiante deja a su preceptor para comenzar su práctica por sí mismo. Aplica los
medicamentos como piensa que hacía su preceptor, pero sin los mismos resultados. La conclusión
es que él no ha usado los razonamientos del preceptor para tal práctica. Esto debe llevar a la
conclusión de que un hombre de éxito es el que ha resuelto los razonamientos de su quehacer.
Además, todos los que quisieran imitar su aplicación sin su conocimiento fracasarían y se
apartarían de los métodos estrictos de la práctica.

Hay otra doctrina que destruye las enseñanzas de Hahnemann, que es el mal entendido sistema
Keynote. Este sistema apela sólo a la memoria. No hay que adiestrar a la mente para el
conocimiento del carácter de los medicamentos. Esto hace que la memoria retenga sólo unos
pocos fragmentos del medicamento. Esto omite la naturaleza del medicamento o la imagen del
paciente, lo cual fue el espíritu de las enseñanzas de Hahnemann. Si omitimos de nuestro
pensamiento este espíritu, esta imagen, omitimos todo lo que tiene de basamento la Homeopatía,
que es la totalidad.

Espero que sea el deber de todo hombre de verdad, el oponerse a los resúmenes fragmentarios
para hacer la prescripción. La publicación de pequeños libros que circulan para hacer la
prescripción más fácil, es seguro que hacen que las prescripciones homeopáticas sean imposibles
para quiénes los usan. El autor ha visto el pasaje de algunos pequeños resúmenes, aunque no
tiene la esperanza de llegar a ver en su vida, que faciliten la prescripción.

La base de una prescripción homeopática es la totalidad de los síntomas, es sobre lo que hay que
meditar profundamente hasta que aparezca la imagen en la percepción.

Debe obtenerse historias completas de los casos.

Debe ser observado gran esmero respecto de las potencias. El estudio de las potencias como lo
referido a las personas es importante.

La Ciencia Homeopática debe desarrollarse más y no menos el Arte, con el objeto que nuestros
hombres honestos no sean confundidos con curas por la fe, hipnotismo, osteopatía y otros
"ismos" muy numerosos como para ser mencionados.

La Homeopatía está dando pasos maravillosos en la curación de los miasmas crónicos, pero éstos
están sobre las líneas formuladas por Hahnemann.

El autor no ha descubierto por sí mismo a introducirse en el mundo. Ha aprendido también a ser


fiel y a contenerse con lo que le ha sido transmitido.

La ley de similitud dirigir hacia los remedios curativos de todos los que sean curables y el alivio de
los incurables si somos capaces de contener nuestras conclusiones egoístas.
Fiebres malaricas - terapeutica

Por fiebres maláricas, me refiero a aquellas que son mixtas y no definidamente intermitentes, a
las denominadas generalmente tipo-malaria; descontando a la variedad que tiene, como
categoría, una clara apirexia; tales como las que se encuentran especialmente en esta ciudad. Este
artículo tiene el intento de aplicarse a la clase de fiebres mixtas limitadas a St. Louis, a los casos
combinados de las intermitencias complicadas, de las tifoideas complicadas. Se sabe que algunas
de éstas toman una predominancia de síntomas tifoidicos, y algunas de ellas una predominancia
de síntomas encontrados en las intermitencias complicadas. Es este estado híbrico que nos causa
tanto disgusto. He emprendido la tarea de proporcionar la mejor guía de remedios para nuestro
propio trabajo circunscripto. No he mencionado algunos de los remedios en los que se piensa
generalmente como de gran importancia, debido a que no he encontrado síntomas indicativos de
ellos. Si me refiriera a remedios tan raramente indicados, éste trabajo se extendería más allá de lo
soportable. De ahí que están los que más se utilizan.

Antimonium Crudum. Hacia este remedio guían los trastornos gástricos, las náuseas y vómitos, el
gran agobiamiento, la lengua blanca y la falta de sed, la constipación o la diarrea.

Arnica. Éste es un remedio usado frecuentemente. Presenta la sensación de dolor como de


magalladura sobre todo el cuerpo, el paciente se queja de que la "cama es dura" y de dolor,
sensibilidad, que siente en todo el cuerpo; el dolorimiento lo compele a moverse y a girar sobre
uno y otro lado, al girar se vuelve a sentir dolorido y como magullado, lo que lo lleva otra vez a
moverse. Tiene sed y gime, grita por alivio "o morir ". Tiene gran agotamiento y dolor en el
estómago e intestinos; dolores presivos y cortantes en el estómago con náuseas y vómitos; muy a
menudo, eructos con gusto como a huevo podrido, con mal gusto en la boca, diarrea acuosa
negruzca con trazas de sangre, deposiciones mucosas, repugnancia por la comida, leche, caldo y
carne, frialdad en el estómago y si tiene escalofríos, éstos están precedidos por gran sed.

Arsenicum Album. Postración, ansiedad y miedo a morirse, extremo agotamiento, con sed de
agua, de agua fría en poca cantidad y a menudo, la cual le causa náuseas y vómitos; diarrea;
deposiciones escasas, oscuras, acuosas, ofensivas, con tenesmo; el paciente está cubierto con un
sudor frío y presenta manchas azules. La lengua está seca y partida y la boca y garganta reseca y
desea agua sólo lo suficiente como para humedecer esta superficie mucosa seca. Al comienzo va
de una cama a otra, y no se alivia por el movimiento (a diferencia de Rhus Tox), sin embargo su
ansiedad e inquietud lo llevan a moverse. Guía especialmente hacia este remedio, la agravación
después de medianoche de la fiebre y de la ansiedad. Es también importante el alivio por el calor
en general y por bebidas calientes. El ardor de estómago, intestinos, membranas mucosas y piel,
tan común en muchos casos, es cubierto felizmente por Arsenicum.

Las deposiciones involuntarias generalmente indican Ars. pero Arn. y Phos., están a veces
indicados. No he encontrado indicado a menudo al último, ocasionalmente los síntomas siguientes
han estado presentes señalando Phos.: la boca y la lengua secas, quemantes, sed constante de
grandes cantidades de agua helada, la cual es vomitada al calentarse en el estómago, o puede
provocar gorgoteo desde el estómago hacia el abdomen, causando deposiciones involuntarias a
través del ano relajado, la cabeza caliente, deseos de ser magnetizado, con temores abrumantes,
el paciente piensa que ver alguna cosa venir desde el ángulo de la habitación; epistaxis, y
exudación séptica alrededor de los dientes (saburra), la facie azulada. abotagada e hipocrática, la
terrible sequedad que no es aliviada por beber y con deseos de que un chorro de agua fría corriera
por la garganta, estupor y delirio y el enfermo se desliza hacia los pies de la cama (como Phos.-Ac.
y Rhus.). No contesta las preguntas o d respuestas erradas; gran indiferencia.

Baptisia: En éste se observa el peculiar estado de agitación del paciente con su apariencia
atontada, la facie descolorida y oscura y la inquietud mental; él piensa que su cuerpo está
desparramado sobre la cama y que está forzado a recoger los miembros desparramados, piensa
que sus miembros están hablando unos con otros, sus respuestas son irregulares, como si
estuviera intoxicado; parece comprender la pregunta y hace un esfuerzo por contestar, pero cae
dormido, o en estupor en la mitad de la oración; la lengua está sucia y la boca fétida; el delirio es
mayor durante la noche, las funciones están todas enlentecidas y la fiebre jamás sube mucho, el
pulso es a menudo débil y comprensible, a veces la superficie está fría.

En la difteria, la membrana mucosa está oscura y parece como si pudiera desprenderse y el


exudado está oscuro! la superficie está edematizada y amenaza volverse grangrenosa; finalmente
se ve oscura, mellada, pútrida y se forman úlceras y el paciente está muy estupefacto como para
quejarse de dolor; la lengua puede tener una cubierta de color blanca o amarillentas al principio
blanca, pero pronto se vuelve sucia y marrón y el paciente la siente como si estuviera quemada o
escalada y partida, exuda sangre oscura. Raramente hay mucha sed, aunque si le ofrecen agua
tomar una gran cantidad y reincidir luego en el estupor.

Puede encontrarse en este remedio el abdomen tifoideo y las deposiciones amarillas, pulposas y
pastosas o sanguinolentas y muy fétidas, deposiciones de sangre pura o mucosanguinolentas,
agobiantes y excoriantes, deposiciones involuntarias. La sensibilidad y el timpanismo del abdomen
son bien marcadas. Baptisia no es un específico para la fiebre tifoidea, sin embargo curar
rápidamente si es dado cuando los síntomas anteriores están presentes. Es el remedio a dar tanto
al comienzo como al final del caso. Arn., Hyos., Lach., Mur-ac., y Opium están especialmente
relacionados con éste.

El paciente de Arnica olvida las palabras mientras habla, pero no comienza su respuesta y la deja
sin terminar para caer en un sueño profundo. Baptisia tiene el dolorimiento, la sensación de
magulladura de Arnica, aunque no la inquietud relacionada con el dolor. La sensibilidad al dolor es
marcada en Arnica y está casi perdida en Baptisia. En varios casos estos remedios no pueden ser
distinguidos por sus deposiciones ambos tienen las deposiciones oscuras, profusas, acuosas,
fétidas, y el gran dolorimiento de los tejidos blandos, están como magullados. El estado mental y
la actitud atontada pueden ser los únicos síntomas para basar la elección.

Un paciente mío se atacó violentamente con escalofríos; se quejaba de dolores y decía que
moriría, deponía casi involuntariamente, las deposiciones eran oscuras, fétidas, acuosas, no podía
contestarme cortésmente aunque decía que estaba dolorido, como magullado. En los intervalos
de los dolores abdominales violentos estaba estúpido, como borracho; cuando se despertaba
estaba arisco y sus palabras no expresaban su probable intención.

Las deposiciones me hicieron pensar en Baptisia, pero Arn. tiene lo mismo, y el estado mental me
llevó a que éste debía ser el remedio más apropiado. Éste hizo ceder sus escalofríos. La violencia
del ataque me permitió anticipar un escalofrío congestivo pero el remedio lo aquietó
rápidamente. Encuentro que se da a menudo Baptisia, donde Hyosciamus hubiera sido el remedio
más apropiado. Con el último, el paciente tiene un estupor profundo, pero cuando despierta
contesta correctamente; la lengua está seca, negra y entumecida, aunque no tiene la membrana
mucosa una apariencia turgente como si estuviera por aparecer una escara, o como si fuera a
volverse gangrenosa; Baptisia tiene las deposiciones involuntarias, pero no las deposiciones y
orina como Hyosciamus, ni intenta exponer sus genitales en su delirio.

Arsenicum produce deposiciones que no pueden distinguir se de las de Baptisia, pero la sed, tan
rara en el último, la extrema postración e inquietud, permitir seleccionar el remedio apropiado.
Arsenicum tiene la tendencia a la gangrena pero no el estado turgente semitransparente azulado.
Éste muestra la piel azulada y oscura, pero se acompaña de una apariencia atontada. Baptisia
presenta la cara abotagada pero no tan edematizada como la de Arsenicum. Es el resultado de un
éxtasis venoso, no trasudativo, como la del último. Baptisia no tiene la fiebre de Arsenicum, ambos
tienen deposiciones involuntarias, pero Arsenicum tiene deposiciones y orina involuntarias; ambos
tienen dolores quemantes en el estómago, pero Arsenicum tiene marcada náusea, lo que no se
encuentra en Baptisia. Baptisia causa vómitos pero sin muchas náuseas o esfuerzo. Baptisia jamás
tiene mucha sed, pero cuando ésta está presente es de grandes cantidades de agua fría. No es un
factor importante la sed como en Arsenicum.

El delirio de Arsenicum es activo, el de Baptisia es pasivo. A veces estar acostado todo el día sin
moverse si no lo disturban; el primero, estar moviéndose y siempre con apuro; el último hará lo
que le aconsejen, si puede; el primero está irritable y hará su propio parecer, y está lleno de
extrañas imaginaciones acerca de gusanos y ladrones y tiene muchos miedos.

Hyosciamus corresponde al tipo de fiebre más continua y a estados avanzados; la lengua está
oscura o negra, seca y rígida, es incapaz de sacarla, los labios están secos y sangrantes. La orina
pasa a la cama de modo inconsciente, y tiene mucho delirio. El paciente responde las preguntas
correctamente y cae en estupor, (Arn. tiene lo mismo, Baptisia cae en estupor en la mitad de la
respuesta). Hyosciamus ha curado casos donde los pacientes habían pasado a un estado en que
era imposible despertarlos. El estupor profundo, el semblante contraído, la orina y deposiciones
involuntarias, el escurrirse en la cama, el recoger las cubiertas de la cama, la carfología,
determinan que el caso pertenece a Hyosciamus, cuando son observados junto con los síntomas
arriba mencionados.

Muriatic Acid es uno de los remedios descuidados, aunque uno de los más valiosos. Dentro de los
síntomas clínicos, una guía importante, es la lengua limpia, seca, roja, a veces azulada, (no es la
lengua pulida y brillante de Lachesis y Kali Bich). Puede haber inconsciencia, quejidos e inquietud,
también es importante la sed de bebidas ácidas y vino; las deposiciones son oscuras y pulposas, la
orina pasa involuntariamente; se queja en voz alta: la mandíbula inferior está caída la lengua
arrugada y seca como cuero; tiene hemorragias intestinales. Este remedio está entre Bryonia y
Rhus. El paciente no se mejora por el movimiento, como Rhus ni se empeora por el movimiento
como Bryonia. Controla los procesos sépticos y cambios sanguíneos tan bien como Bry. o Rhus.

Gelsemiun: Tiene la pesadez de los miembros y la falta de sed: los ojos brillosos y las pupilas
contraídas, el delirio es activo; presenta extrema sensación de abatimiento, debilidad paralítica y
miedo a la muerte, locuacidad hablando en sueños. Por otro lado la facie está pálida y cetrina y las
pupilas pueden estar dilatadas, aunque la pesadez está siempre presente. Los síntomas mentales y
postración nerviosa son muy marcados, los síntomas sépticos no son marcados como en Ars., Bap.,
Arn. y Phos. La lengua tiembla y tiene cubierta amarillenta. Los distintos síntomas que apuntan
hacia una hiperemia cerebral, llevan a Gels. y raramente a Bell. en estas fiebres.

El insomnio es una característica prominente en estas fiebres y Gels. en estos casos es


generalmente el remedio. Está semidespierto toda la noche. "No pude cerrar un ojo para dormir la
última noche", es una contestación común (OP., Coff.). A menudo los dolores corren hacia arriba y
atrás, con contracción de los músculos dorsales y entumecimiento; como si hubiera alguna
complicación meníngea; el dolor va desde la columna hacia la cabeza y hombros.

Lycopus Virginicus: Este remedio me ha sido de gran utilidad. Es el remedio cuando el paciente
está estúpido, no contesta las preguntas, está edematizado, frío y tiene un pulso muy lento,
aunque lleno y amplio, blando y comprensible, deposiciones marrones hemorrágicas, facie
pesadamente cargada, leonina, inexpresiva; si tiene fiebre no es muy alta, y se sofoca y traga, sus
ojos están inexpresivos; las Venas están llenas y la cara está abotargada, los ojos parecen salirse
de sus cuencas.

Rhus-Tox: Es uno de los remedios más importantes. La inquietud, la mejoría por el movimiento, la
gran sed, la lengua seca, la saburra, las deposiciones rojizas, acuosas, espumosas a la mañana, han
sido síntomas que pidieron Rhus. Se encuentra menudo con frilosidad, con la sensación como si le
hubieran arrojado agua fría y como si corriera agua fría por las venas, presenta fiebre continua sin
sed y el dolor con inquietud. El paciente se mueve a menudo para aliviarse; encuentra un nuevo
lugar, y debido a que está completamente exhausto, piensa que puede descansar; pero pronto le
sobreviene un dolor horrible e inquietud y ésto lo obliga a moverse y a encontrar un nuevo lugar y
como está completamente exhausto piensa que puede descansar; y ésto continúa noche y día y no
hay descanso ni sueño; hay una tos seca.

Bryonia: Es el remedio que contrasta con Rhus. Los dolores pueden ser severos, sin embargo se
empeoran por el mínimo movimiento, desea gran cantidad de agua fría, pero sólo
ocasionalmente; la lengua está seca, marrón y generalmente está constipado; las deposiciones son
duras y secas como quemadas. Los intestinos están timpánicos y tiene mal gusto amargo en la
boca; es común la epistaxis; a menudo tiene una tos seca y el pulmón derecho está
comprometido; tiene delirio, es activo y dice que desea que lo lleven a la casa; la fiebre y el delirio
se empeoran desde las 21 horas hasta medianoche.
En Rhus la fiebre y el delirio están empeorados durante toda la noche y a menudo continúa
durante todo el día. Veo, comparando mi libro de notas, que varios de mis casos curados con Rhus
tenían agravación de los síntomas mentales y febriles a las 5 de la madrugada y a las 17 horas. Bry.
raramente tiene las contracturas musculares tan comunes en Rhus, y la urticaria común del
comienzo de algunas fiebres, puede sólo encontrarse en el último. La agravación general por el
frío es característica de Rhus, y Bry. se mejora a menudo por el frío.

Se encuentran en mis casos de Bry., los dolores de larga duración? severos, de la cabeza, en los
temporales y ojos. que mejoran por frío, los ojos están turgentes y la cara abotagada y azul.

Colchicum. Fue dado con marcado beneficio en un caso donde el paciente tenía un disgusto
extremo frente a la vista u olfato de la comida.

Natrum Sulphuricum: Es un remedio muy importante. El paciente dice que no estaba bien desde
largo tiempo atrás, su sueño no era reparador, y su boca desde tiempo atrás tenía mal gusto, su
lengua estaba cubierta con una capa espesa, amarillenta, pastosa y tenía gusto amargo. Ahora
vomita bilis, y mucosidad y tiene un dolor en la parte posterior de la cabeza y dolores óseos luego
de sobrevenir el escalofrío, sigue una fiebre casi continua, con ocasionales escalofríos, no tiene
apetito, su piel está amarillenta y tiene una diarrea amarillenta mezclada con mucosidad verdosa.

Ipecap: Es el remedio cuando se presenta dolor en la espalda, falta de sed, náuseas constantes,
vómitos de mucosidad verdosa, lengua roja y puntiaguda, gusto amargo, en el caso en que se ha
abusado de quinina.

Algunos casos se agravan durante la tercer o cuarta semana; la lengua está a veces roja y pulida,
todas las papilas absorbidas y se ve ésta con una superficie lisa, pulida, lustrosa; tiene muchos
vómitos viscosos, mucosos filantes y biliosos. El paciente está alternadamente indiferente y
delirante.

Eupatorium Perf.: Este ha mejorado casos que tenían un gusto amargo en la boca, dolores en los
huesos como si hubieran sido rotos, piel amarillenta, cefalea violenta, día y noche,
empeoramiento durante la escasa transpiración en caso de presentarse tal sudor, varios casos no
tienen transpiración, sino que gran sequedad de la piel y vómitos biliosos.

Cuando se investigan remedios que corresponden satisfactoriamente a las fiebres con estado de
sudor ausente, pueden ser consultados: Ars., Bapt., Bell., Bry., Cham., Colch., Euph. perf., Gels.,
Hyos., Ign., Ipec., Kali-bi., Lach., Lyc., Merc., Nit-ac., Nux-V., Opium., Phosp., Phos. ac., Rhus., y
Sulph.

Se encontrar en general que hemos curado a nuestros pacientes con estos remedios. Cuando el
agobiamiento es la característica más marcada, han sido los más útiles: Arn., Ars., Bapt., China.,
Gels., Hyos., Lach., Lycopus., Phos., Phos-acid. y Rhus.

Cuando los síntomas congestivos han sido prominentes Arn. ha sido el remedio.
Se observar que no he mencionado a algunos de los llamados áncoras de salvación, ya que no los
he encontrado de gran ayuda. He hecho uso de baños y frotaciones con aceite en algunos casos
prolongados con gran beneficio, pero jamás catárticos, estimulantes o quinina.

El remedio único es mi seguridad. Doy el remedio seleccionado cada cuatro horas en estas fiebres,
día y noche hasta que comienza la mejoría y luego lo repito con gran cautela.

Conducta a seguir en los casos de desplazamiento uterino no usando soportes mecanicos

Si se estableciera fuera de la Asociación Hahnemanniana que los desplazamientos de útero


pueden ser curados o aún paliados sin soportes mecánicos, se encontraría pocos creyentes que
defendieran ésto, tanto en su enunciado como en su plan de acción. Pero es de esperar que la ley
de curación sea universal, por lo tanto es casi innecesario aseverar que nuestra materia médica es
lo suficientemente madura (como todos conocemos) como para manejar estas condiciones sin
tener que recurrir a los soportes mecánicos.

Cualquier médico de práctica activa ginecológica debe encontrar que un gran porcentaje de sus
casos corresponden a esta categoría. Las distintas clasificaciones correspondientes a éstos,
encontradas en los libros de texto de patología, tienen muy poco valor para el objeto de curar. La
multitud de sintomatología nos proporciona la única esperanza de llevar estos casos a un feliz
término, es decir a una curación permanente y radical. Los Hahnemannianos no encuentran lugar
en su práctica para soportes mecánicos; confían siempre en el remedio indicado. No hay más
pruebas que las actuales curaciones.

Cada vez que se presenta una paciente a un médico hahnemanniano, para ser aliviada de la
complejidad de síntomas correspondientes a los desplazamientos, éste no debe tomar sólo los
síntomas correspondientes al desplazamiento, sino que todos aquellos síntomas del caso, desde
los aparecidos en la niñez hasta el presente, debe transcribirlos tan exactamente como fuera
posible obtenerlos, de acuerdo con las directivas del Organon. Deben ser tomados los más amplios
detalles de los síntomas generales, ya que es bastante probable que la imagen sintomatológica ser
expuesta o reforzada por lo que debería ser considerado como síntomas concomitantes. El
examen tal como generalmente se hace, no revela las características peculiares en las que el
médico debe confiar para realizar tal imagen. Varios de estos casos, vienen usando los soportes
mecánicos que les aconsejó el último médico que las atendió. Bajo esta circunstancia los síntomas
de mayor valor no aparecen. Con el soporte, ellas se alivian y pueden caminar, estar paradas y
atender sus tareas familiares sin mucho sufrimiento. El soporte mecánico debe ser removido
enseguida por el médico o la paciente, si es que ella sabe hacerlo. Debe dársele inmediatamente
Sac. Lac., y permitir que pase por lo menos una semana para que la imagen sintomatológica plena
sea encontrada, a veces se requiere un mes para que los síntomas aparezcan tal como estaban
presentes antes que fueran corrompidos con los soportes mecánicos.

La paciente remarcar habitualmente al médico "no puedo caminar si es removido mi soporte".


Ahora ésto es lo que necesita y "¿Porqué no puede caminar, al remover este soporte?". La
respuesta trae síntomas que se anotan y con el resto de los mismos, la imagen se vuelve completa
después que ella ha descansado el tiempo suficiente como pata permitir que éstos, que han sido
removidos con los pesarios, retornen, así finalmente se descubre la completa expresión de la
imagen sintomatológica. A veces ella puede ser capaz de relatar con la mayor amplitud todos los
síntomas que tenía antes de usar los pesarios y aún los síntomas que volverán después de la
remoción del soporte, porque se ha familiarizado tanto con éstos que puede relatarlos
completamente. Otras han dado poca atención a los síntomas reales del caso, después de haber
usado los pesarios mucho tiempo, y después de estar sujetas a tan extenso tratamiento local.

No interesa cuán rápidos sean recogidos los síntomas, sólo que sean recogidos en su completa
integridad con la honesta expresión de la naturaleza y no con la presentación errónea que
sobreviene en muchos casos después que el soporte mecánico ha modificado completamente las
zonas circundantes.

Si estos detalles no son extraídos completamente, ningún médico puede emprender la tarea de
una prescripción homeopática. Los síntomas que han sido removidos no importa como fueron
removidos, son la expresión externa de la naturaleza interna de la enfermedad que debe ser
curada. Si ellos no están presentes, debe permitirse que retornen, con el objeto de llamar la
atención al médico inteligente, pues todas las enfermedades se expresan sólo a través de signos y
síntomas, y mientras no llamen la atención por signos y síntomas son incurables. Cuando todo
soporte ha sido suficientemente removido, la regla es que tales enfermedades apelen al médico
inteligente con signos y síntomas naturales.

Se ha dicho que el soporte mecánico es necesario en la mujer de edad. Esto jamás es cierto, ya
que el remedio indicado remover los desplazamientos en las mujeres débiles y agotadas. Por
ejemplo, veamos el caso siguiente. Una mujer de sesenta y cinco años me consultó por su
prolapso. Para caminar estaba obligada a usar una faja, le daba algún alivio el estar acostada; tenía
flujo acuoso sanguinolento que era ofensivo. Estaba muy emaciada, con aspecto cetrino, anémica,
adelgazada. Tenía la piel muy seca y arrugada. Los dedos de los pies se habían vuelto oscuros con
zonas de gangrena. Tenía ataques ocasionales de diarrea sanguinolenta. Gran debilidad. Ella
misma esperaba la muerte. Sufría este prolapso pronunciado desde hacia más de veinte años. En
muchas ocasiones intentó usar soportes mecánicos, fracasando siempre debido a la sensibilidad
de la zona. Secale la curó en muy poco tiempo, y la mujer ganó peso, fuerzas y color y está
actualmente con un espíritu excelente. Si la curación puede realizarse en los casos que no pueden
tolerar soportes, ¿porqué no en los que se adecuan más a los dispositivos mecánicos?. Jamás
pensarían los rutinarios en este remedio en los casos de desplazamientos, pero correspondía a las
peculiaridades de la paciente.

El siguiente es otro caso en donde no se hubiera pensado jamás en el remedio que se administró,
si se hubiera pensado en el prolapso.

Una mujer espigada sufría desde hacía varios años un prolapso extremo. Sentía gran sensación de
tironeamiento hacia abajo en la pelvis. Cuando deponía protruían numerosos tumores
hemorroidales, lo cual le provocaba fuertes dolores pinchantes; sentí. I mucho ardor y a menudo
ésto se acompañaba de hemorragias. Cuando caminaba sentía dolor extremo, como de contusión
en la zona del sacro y caderas, los dolores se extendían hacia los muslos. La única posición
confortable era la de estar acostada en la cama, Aesculus la curó rápidamente. Cuando vino a
tratarse usaba un pesario en forma de herradura, que fue removido del modo usual por la
paciente y permitió la aparición de los síntomas del prolapso.

Otra importante aplicación de un remedio: una mujer de edad mediana, madre de varias hijas ya
mayores, vino por lo que le parecía lo más importante, sus síntomas mentales peculiares, los
cuales fueron explicados por el esposo. Ella sólo deseaba aliviar su ansiedad mental, antes que
todo; no dijo nada acerca del prolapso que sufría desde hacía tiempo. La ansiedad se acompañaba
de un tipo de miedo en ausencia del esposo, miedo que él no retornara jamás junto a ella, miedo
que él muriera, miedo que tuviera un accidente automovilístico. Esto se había desarrollado tanto,
que podía pasarse llorando todo el tiempo en que el estaba ausente; para estar con él lo
acompañaba aún a SUS tareas. No tuvo deseos de mencionar el hecho de que en ese entonces
sufría un prolapso y que usaba un pesario, ni había pensado que sus desplazamientos tuvieran
alguna relación con su ansiedad mental. Pero en la investigación de sus síntomas se determinó
que había sido tratada extensamente por el desplazamientos y que le indicaron el uso de un
pesario.

Ella conocía poco acerca de la Homeopatía, por lo que supuso que era posible continuar con el
especialista que le trataba el desplazamiento y simplemente me había consultado debido a que
había oído acerca de algún caso tratado por problemas mentales. Se le insistió en la remoción del
pesario, lo cual fue hecho. Me informó entonces porque era necesario éste y la naturaleza del
tratamiento, el cual había sido cuidadosamente diagnosticado por el médico que la atendía. Los
otros síntomas, tal como lo expresó, eran menstruaciones copiosas, negruzcas y con coágulos;
extrema sensibilidad en los órganos genitales, lo cual le impedía usar el apósito usual durante la
menstruación. Esto completaba la imagen sintomatológica, la que era tan semejante a Platina, que
ni un principiante la confundiría. Este remedio fue lo bastante suficiente como para remover no
sólo los síntomas mentales, sino que también la necesidad de continuar con cualquier soporte
mecánico.

No es necesario continuar con más historias de casos. Los remedios que tienen fama, cuando
están indicados, de curar tales condiciones, son: Bell., Li-t., Nux-v., Pod., Puls., Sepia. Las
indicaciones de estas medicinas son ciertamente muy simples; están en todos los libros de texto;
éstos están abiertos para cualquier médico que desee seguir la ley. No es un método secreto el
que emplean los médicos hahnemannianos en la conducción de tales casos. "El que se propone
puede leer".

Si la paciente presenta plenitud vascular, dolores tironeantes hacia abajo en la pelvis, como si el
útero fuera a escaparse por la vagina, extrema sensibilidad a las sacudidas de un tren o un
vehículo, calor marcado del flujo menstrual, el cual es generalmente copioso, con coágulos,
negruzco, mezclado con sangre roja brillante; el instinto de comprimir los genitales externos con la
mano o con un apósito para prevenir la protrusión de las zonas internas; ¿Puede dejar de pensar
en Belladonna con estos síntomas?.
Con el mismo tironeamiento hacia abajo y el mismo deseo de presionar las zonas externas, si
agrega que tiene una terrible sensación de hambre en el estómago, aún después de comer, que le
produce una sensación de vacuidad, de desfallecimiento, de languidez; una constipación
prolongada y un instinto sexual que la lleva al frenesí. ¿Podría pensarse en otra cosa que no fuera
Murex?.

Si se desvía ligeramente el cuadro con el síntoma: sueño irresistible, porque ella puede apenas
mantenerse despierta durante el día ¿quién no piensa en Nux Moschata?

Si tiene un temperamento extremadamente áspero, con dolores intestinales, con mucho dolor y
urgencia continua para orinar; ¿quién no piensa en Nux Vómica?

Si presenta todos estos dolores de tironeamiento hacia abajo cada vez que depone, además de
prolapso rectal; alternación de diarrea y constipación; y luego de la diarrea, la que evacúa
completamente el cólon, y que con deposiciones en chorro, terrible vacuidad de la cavidad
abdominal, que se acompaña de un desfallecimiento mortal, con sensación de sucumbir ¿se podrá
prestar otra ayuda, además de pensar en Podophyllum?

Puede preguntarse con qué prontitud se curan estos casos. En gran medida ésto depende de
cuánto han sido trastornados los síntomas por tratamientos propios inapropiados, y de cuánto ha
sido agotada la constitución de la paciente por sobreesfuerzos y por la tenacidad del miasma
primitivo contra el cual deben ser dirigidos los remedios. Por ejemplo, cuando se ha dado
Belladonna para un alivio inmediato, éste ser seguido naturalmente por su crónico. Ningún caso
debería ser abandonado después de la mera remoción de los síntomas del desplazamiento. Son
indicados como remedios finales, medicinas de acción profunda cuando el primer remedio ha sólo
apaciguado el fundamento de lo que hay que curar. En mi experiencia han sido habitualmente
suficientes dos remedios para curar, y el tiempo requerido, ha sido de seis meses a un año. En
constituciones extremadamente deterioradas, el tiempo es mucho más extenso. El porcentaje de
fracaso debería ser muy pequeño. Por lo tanto, bajo la observación del prescriptor cuidadoso, no
hay distintas clases de conducta para las variadas condiciones.

No podría decir más para enfatizar ésto, salvo mencionar que hasta ahora no me he encontrado
con fracasos; todos los casos que han aparecido, no me han hecho sentir jamás la necesidad de
recomendar usar soportes mecánicos.

Murex - sepia

Editor de "Medical Advance":

Le ruego pregunte al Dr. Kent donde obtuvo el síntoma que d de Murex (en la p g. 478 de
"Advance"), que dice "los dolores de Murex se agravan mientras está acostada". Si está en lo
correcto, debo rectificar Murex en mi "Terapéutica" p g. 972, donde se lee: "Se mejora por comer
y por estar acostada". De acuerdo con Dunham, "Hom. Review Iv.", p g. 405, los síntomas
mentales son más manifiestos mientras está sentada que cuando está caminando; mientras
camina, ellos cesan y vuelven a reaparecer al sentarse. En la página 40(, la paciente de Hering se
veía obligada a quedarse recostada. La excesiva debilidad y fatiga en la región lumbar, se aliviaba
cuando estaba acostada, y había apaciguamiento del síntoma mental. Quizás el Dr. Kent tendrá la
amabilidad de aclarar el punto, parece que él copió tal síntoma de Minton, p g. 227 "todos los
dolores sobrevienen mientras está acostada", el cual sólo puede ser tomado del segundo caso de
Hering, que no encontraba alivio ni bienestar en ninguna posición. Otra pregunta es si Sepia tiene
alivio por estar acostada. Minton da para Sepia, mejoría al o después de incorporarse de la cama o
de un asiento.

En el estudio de los síntomas no podemos ser muy críticos. S. Lilienthal

La "vacuidad, languidez" sentida en el estómago es aliviada por estar acostada, pero ésto no está
en armonía con las condiciones generales de Murex.

En Sepia este síntoma se alivia por el movimiento y se agrava por el olor de la comida.

Los aflujos de calor en Sepia se manifiestan durante el movimiento (Hg.).

En la mayoría de los medicamentos, tenemos condiciones opuestas. En Sepia algunos trastornos


desaparecen durante el ejercicio violento, y otros mejoran por el reposo. (Allen Encyclop. p g. 649)
"Ella se siente mejor cuando está acostad. l .

En Murex los aflujos de calor sobrevienen tanto cuanto está en la cama como cuando está en
movimiento. La cefalea de Sepia se mejora al aire libre, si éste le es grato y por el movimiento
violento.

Murex: "sensación como si reptara una serpiente sobre toda la región de las costillas falsas, del
lado izquierdo, gran depresión de espíritu, le parece que está irremediablemente enferma. Ella
estaba obligada a ir a la cama y a estar acostada, Dunham, "Science Therapts, p g. 384".

Esto no se refiere a los dolores uterinos tan plenamente manifestados y curados por Murex, sino
a una mialgia distinta de, los dolores cortantes uterinos que sobrevienen cuando está en la cama y
que son aliviados por estar sentada y por caminar hasta que aparece la fatiga que la obligan a
estar acostada para aliviarse, entonces vuelven los dolores cortantes uterinos, que se extienden
hacia arriba y en diagonal, que la hacen levantarse de la cama y caminar. He visto este estado
producido por Murex 200 y cuando lo encuentro en mi práctica, estoy seguro que Murex y sólo
Murex es el remedio.

No presenta con los dolores la inquietud de Rhus. Es el dolor, no la inquietud que la compele a
moverse caminando. Una de mis experimentadoras manifestó: "Los dolores cortantes en mi
abdomen inferior, me despertaron a la noche y me obligaron a levantarme y a caminar. Cuando
caminaba aparecieron tironeamientos hacia abajo que me hacían desear sostenerme con las
manos".

Esta experimentadora hubiera deseado acostarse para aliviar la sensación de que el útero salía
por la vagina y luego de estar acostada un rato los dolores hubieran vuelto a sobrevenir. Esto lo he
verificado muchas veces en mi práctica. Pero jamás lo vi expresado, hasta que examiné Minton, p
g. 227. Dice Allen, en el vol. VI, Murex, Síntomas generales: "los dolores eran mayores cuando
estaba sentada que cuando caminaba, y aquellos que dejaba de sentir mientras me movía,
retornaban casi inmediatamente al estar sentada quieta".

En extremidades inferiores. "Dolores en caderas y flancos, pero los de las caderas persistían aún
cuando no estaba acostada". Interpreto al leer ésto, que se empeoraba al estar acostada y que
mejoraba caminando, aunque no se aliviaba completamente por caminar. Los malestares y
dolores de Sepia: la cefalea se empeora por sacudir la cabeza, aunque mejora por el ejercicio
violento. Así pasa con muchos de los dolores del cuerpo, pero los dolores angustiantes de
tironeamiento hacia abajo se mejoran cuando está acostada. Los tironeamientos hacia abajo de
Sepia son tan semejantes a los de Murex, que soy incapaz de distinguir entre ambos, los dos se
mejoran cuando están acostadas, sobrevienen mientras están paradas, se alivian cuando están
sentadas y con las piernas cruzadas y desaparecen mientras están acostadas.

También Sepia tiene aparentemente lo opuesto. l)ice la Encyclop. de Allen, en la p g. 624, casi al
final de la página: "A las 8 de la mañana retornó la sensación de tironeamiento y presión en el
abdomen; presión como si el contenido fuera a salirse a través de los órganos genitales. Los
disturbios pélvicos fueron sentidos toda la noche durante los intervalos de insomnio y se aliviaban
sólo momentáneamente si estaba acostada sobre cualquier costado con las piernas flexionadas
sobre los muslos y éstos sobre el abdomen. Me desperté a la mañana sin el trastorno, pero éste
retornó al moverme".

No puedo más que llegar a la conclusión que Sepia, en general, está mejor por estar acostada.
Excepto algunos dolores reumáticos que al principio se empeoran por el movimiento lento, pero
que finalmente mejoran por caminar violentamente. Clínicamente, en todos los casos que pude
observar, Sepia cura el prolapso que tiene el horrible tironeamiento hacia abajo, como si el
contenido fuera a salirse, y que se acompaña con la sensación de "languidez" en el estómago, y la
de bola en el recto con constipación, la paciente desea sostener la vulva con un apósito y la
sensación de tironeamiento se alivia al cruzar las piernas, sentarse y acostarse. Éstos son los
síntomas tal como fueron encontrados y Sepia no los cura a veces, sino que siempre, si se da en
alta potencia.

Se lee en "Science Therapeutics" de Dunham, p g. 365: "mientras que por otro lado los dolores de
Sepia se empeoran desde las 9 de la mañana hasta el mediodía y se alivian por el reposo, siendo
agravados por el movimiento y el reposo". Esto lo refiere Dunham a los dolores del prolapso
cuando los compara con los de Lil-t., que se empeoran durante el reposo como Murex, p g. 319.
"Los dolores son sordos, predominan los dolores como parálisis, se mejoran por el calor y el
movimiento violento. Se agravan por el reposo y durante la noche". Esto muestra que Dunham
comprendió plenamente los dos tipos de dolores o trastornos producidos y curados por Sepia.
Dunham dice que la mayoría de los dolores producidos por Sepia se agravan por el reposo, pero
establece claramente que los sufrimientos se mejoran por el reposo.

Observaciones respecto a la seleccion de la potencia


Debo disculparme con la Asociación por no haber escrito un artículo, pero he estado muy agotado
y muy enfermo como para preparar uno; he tenido el error de diferir mucho tiempo su
preparación, hasta que el Colegio cerró y tuve un pequeño quebrantamiento y desde entonces no
pude escribir una nota, por lo tanto, haré una exposición verbal.

La cuestión de cuál es la mejor potencia para un caso dado y la cuestión de cuál es la mejor
potencia para usar habitualmente es un tema amplio. Cuando era niño, yo jugaba con las patas de
pollo que se preparaban para la comida familiar y esto fue mi primer estudio de anatomía.
Encontré que estirando ciertos tendones o cuerdas, como los llamaba, los dedos correspondientes
podían ser flexionados. Cada uno de los dedos podían ser contraídos al estirar determinadas
cuerdas, pero eran movimientos muy chabacanos respecto a los movimientos naturales
ordenados de los dedos que se efectuaban cuando éstos estaban sobre el pollo. Esto me lleva a
decir que he estado en el consultorio de varios médicos homeópatas, que no tienen en sus
armarios nada más que tinturas y pienso que ésto es más chabacano que estirar las cuerdas para
que los dedos del pollo se muevan.

He estado en los consultorios de otros médicos donde no podía encontrarse más que la potencia
CM. En mi opinión esto también es una selección arbitraria, que muestra una parcialidad para
ciertas potencias, lo cual es muy arbitrario y no suficientemente basado en el juicio. Hay una
maravillosa amplitud entre las tinturas y la C. M., y a mi juicio, la selección de la mejor potencia es
un hecho de la experiencia y la observación y no es todavía un hecho de ley.

Entre las tinturas y las más altas potencias hay un campo casi interminable para la especulación y
la observación y para la posibilidad de extraer algunas reglas útiles para la guía de otros. Las
distintas potencias están todas más o menos relacionadas con la individualidad, es lo individual lo
que deberíamos estudiar. Bien podemos comenzar con lo que establece Hahnemann, que la
potencia 30 es suficientemente baja o suficientemente fuerte como para comenzar con ésta. Por
varios años he encontrado que era suficientemente fuerte como para comenzar con ella. La
individualización en el caso de las potencias, así como en las otras ramas del trabajo homeopático,
nos proporciona, un elemento adicional de exactitud y éxito, que nos permite llegar hasta ciertos
aspectos, a los que no hubiéramos llegado de otro modo. Algunos pacientes son muy sensibles a
las más altas potencias y son curados suave y permanentemente, usando la 200 o la 1000. Hay
otras individualidades que se despedazan con el uso de las potencias más altas. El uso
indiscriminado de una sola potencia, muy probablemente acarree reproches a nuestro arte. Todas
ellas, desde la 30 hasta la millón, tienen su lugar, pues una sola potencia no cubre las demandas
dadas por las enfermedades en los diferentes individuos. Aquí la naturaleza de la enfermedad
hace la diferencia, en los pacientes que tienen enfermedades cardíacas, o que están sufriendo una
ptisis, se puede incrementar sus sufrimientos y apresurar su final con las potencias más altas; les
hace mejor la 30 o la 200. A veces, a pacientes muy sensibles les hará bien una potencia alta, si
han sido preparados para ésta, por el uso de una más baja. He visto frecuentemente que algunos
se recobraban por un tiempo de sus síntomas con la 1000 y luego el remedio dejaba de actuar. La
repetición de esta potencia no era seguida de efecto. Entonces la 10.000 producía un efecto muy
beneficioso y hacía la curación permanente. Den las dosis necesarias durante intervalos largos,
hasta que la repetición no proporcione efectos; entonces, si están seguros que es el simillimum,
den éste en una potencia más alta, hasta que cese de actuar y finalmente la más alta. De este
modo podrán llevar a un paciente a través de una serie de potencias y mantener la acción curativa
prolongada durante varios años.

A veces, es necesario una acción prolongada en enfermedades crónicas de arraigo profundo. Si se


usa sólo una potencia, en pocos meses se agotará la acción drogal. Cualquier potencia, no importa
cuál fuera, alta o baja, cesará de actuar después de un tiempo. Esto muestra enseguida la
inutilidad de conocer nada más que una sola potencia de una medicina. Hahnemann nos dio un
axioma al respecto; éste es "cuando el remedio cesa de actuar, hay que dar una única dosis de
Sulphur para despertar la susceptibilidad". Esto podría no ser necesario tan a menudo, si la
potencia fuera apropiadamente variada. Esto era también más necesario para los primeros
practicantes de la Homeopatía debido a que tenían un número limitado de medicinas comparando
con las que tenemos nosotros a mano. Hace mucho tieMpo que no he usado Sulphur como
remedio intercurrente, debido a que si la potencia es correctamente variada, el remedio indicado
no cesar de tener un rápido efecto curativo. Algunos médicos homeópatas me han dicho que han
usado las potencias 3ª, 6ª o 12ª y que obtuvieron un resultado favorable, hasta que luego éstas
dejaron de actuar completamente. Tales prescriptores no conocen la jerarquía de las potencias y
fracasan en hacer una curación completa. Muchas veces he visto que al repetir a pacientes dosis
del remedio correcto en baja potencia, no se obtenía mejoría, simplemente porque su
susceptibilidad a tales potencias, no a tal remedio, en ningún sentido, se había agotado. He
tomado tales pacientes y obtuve un resultado curativo sin cambiar el remedio, sino que
simplemente la potencia.

Cuando un paciente retorna, y por el examen Uds. encuentran que los síntomas antiguos todavía
persisten, aunque el paciente dice que se siente mucho mejor, en este caso, no es el momento de
repetir la dosis. Es sólo una cuestión de tiempo el llegar a observar la curación.

Cuando un paciente vuelve y dice que está retrocediendo, entonces es el remedio el que ha
dejado de actuar, no la potencia. Ahora, se necesita buscar otro remedio y no cambiar la potencia.
Recuerden que estas cosas no son hechos de ley sino que simplemente resultado de algunas
observaciones.

Siempre he estado interesado en las experimentaciones y observaciones respecto de este tema, y


hay una gran cantidad de trabajo que tenemos que hacer en este campo.

Por supuesto que sólo ]os hombres que trabajan ajustados a la línea, pueden proporcionar
observaciones de valor. Siempre estoy dispuesto, gustoso y con el mayor interés de escuchar la
experiencia de tales hombres. Uno de los beneficios importantes de una sociedad como ésta, es
llevar a la luz la experiencia y observación de hombres tan preparados como los que son la
mayoría de sus miembros.

Potencias - discusion
Pregunta: ¿Cuál es la explicación de la aseveración que dice que se antidotan las altas potencias
con el uso de bajas?

En la tuberculosis. por ejemplo, Sulphur a veces es de acción demasiado profunda y un remedio


menos similar puede beneficiar más y fortalecer la totalidad y así hacer luego posible mejores
resultados.

Kent: La doctrina que se refiere a series y grados, acerca al dominio del uso de la potencia. La
droga cruda y la medicina potentizada son opuestas en su acción.

En la experimentación de uno de los elementos que existen en el organismo (Sulphur por ejemplo
existe en el organismo), el experimentador toma Sulphur crudo hasta que ésto produce una
experimentación. El entonces se vuelve incapaz de tomar éste de la alimentación para reconstruir
su organismo, al estar saturado con aquel. Los síntomas del paciente Sulphur indican que él lo
necesita, pero que no es capaz de tomar éste de la alimentación. Uno semeja al otro.

Den al paciente que necesita Sulphur, éste potentizado; si lo dan más crudo de lo que está en su
organismo. solo lo empeorar n. Las potencias más altas de Sulphur restauran el orden y el paciente
toma éste de la alimentación no siendo capaz el alimento de envenenarlo.

Hay distintos grados desde las potencias hasta la forma cruda; de acuerdo con la excitabilidad del
paciente, éste reacciona con la 200, 500 o la 1000, y así en más, siendo ésto sólo ilustrativo. Si un
remedio dado produce una reacción individual, se tomar aquello que es necesario y se tomar de la
sangre aquello que es ingerido, la reacción puede ser con la 5M, sin importar cuanto de éste,
ingerido como alimento, haya en la sangre.

Los grados existen en serie de siete, como existen octavas en música. Si se toca muy alto el
paciente no es sensible, no le es suficiente. Mantenga la potencia más suave, tanto como ésta
trabaje. No está bien saltar demasiados grados. De la droga cruda a la 10M. hay un rango en la
persona común. No se ve de la primera a la última nota en música, ésto no mantiene la armonía,
se toman las terceras y las quintas. Puede repetir las series, comenzando con las potencias más
bajas y hará así un buen trabajo.

El paciente reconoce estas series. Una potencia muy alta da una agravación innecesaria y no
realiza entonces la mejor acción curativa.

La mejor acción es producir la mínima agravación durante las primeras horas en los desórdenes
agudos.

Lo ideal es que lo dado no agrave, sino que mejore. No deseamos producir una agravación, ésto
no es lo mejor, ni significa el más prolongado efecto curativo.

No hay leyes establecidas para las agravaciones y mejorías. Sólo por el estudio de las historias en
la experiencia práctica, podemos ver la mejor acción en los pacientes.
Pregunta: ¿Pueden darse potencias de acción muy profunda que sean curativas, podrían unas
menos similares dar resultados menos peligrosos?

Kent: Las potencias más crudas se acercan a lo opuesto y antidotan; las bajas potencias se
aproximan en grados a las potencias más altas. El paciente Sulphur, que necesitó Sulphur diez o
veinte años atrás, hoy día éste lo podría matar; Nux-v., Pulsatilla, Senega lo palían en vez de curar.
He visto actuar a Sulphur y Phosph. tan profundamente que me he lamentado. En los casos
pulmonares hay que considerar si hay suficiente espacio pulmonar como para hacer una probable
recuperación. Si puede tolerarlo, den el remedio en baja potencia, pero no lo den si el espacio
pulmonar no puede responder.

Pregunta: Tengo una niña deficiente mental, cuya mente se aclara cada vez que avanzo en los
planos. Ella necesitó Barium Sulph. Es un caso inusual. ¿Habrá que volver a usas las potencias bajas
y recomendar las series, o subir a la M. M.?

Kent: Pueden haberse turbado y confundido. Un paciente puede progresar seguramente, pero
noventa y nueve casos pueden no sentir acción con aquellas potencias altas. El objeto es
mantener al paciente bajo la influencia del remedio el mayor tiempo posible; y luego promover
una diferencia lo suficientemente necesaria como para que reaccione hasta alcanzar el mejor
plano de acción.

Por experiencia, me permito usar series que van desde la 1M a Dm (5cm.), incluyendo la 10M que
está de alguna manera relacionada con la 50M y la CM.

Como regla, dos dosis (a veces tres) en el mismo plano dan los mejores resultados. Es casi una
rutina, ver que las historias indican que la tercer dosis de la misma potencia no da efecto. Si Allen,
Ehrhart o Kent han sido iniciadores aténgase a las mismas series y a la misma escala.

Defensa de la homeopatia pura

"¿Puede haber algo más asombroso que ver que aquellos médicos que profesan ser homeópatas,
nieguen la eficacia de sus propios remedios?"

"¿Puede pedir el público mayor evidencia de ignorancia del sistema que ellos dicen usar para
curar al enfermo?"

Varios testigos han visto que no he necesitado otra cosa más que remedios homeopáticos para los
incurables. He dado una atención inusual a los incurables, en la práctica privada y la del hospital;
cuando en el cáncer y la ptisis estaban presentes los dolores y donde la morfina en otras manos
había fracasado, el remedio homeopático fue todo lo que se necesitó, cuando era correctamente
seleccionado.

Los argumentos no podrían convencer a algunos médicos, por la razón que ellos no pueden
producir el alivio que otros pueden. No conocen como paliar y no creen que otro lo conozca. Si no
pueden curar, como pueden esperar paliar o viceversa. Puedo decir libremente que por años he
ofrecido mostrar que los sufrimientos más severos de la ptisis y el cáncer, pueden sojuzgarse con
remedios homeopáticos potentizados. Puedo decir que todos mis estudiantes hacen ésto, y decir
abiertamente que no necesitamos anodinos. Seleccionen cualquiera de los casos de cáncer o ptisis
y tráiganlo al "Woman's Homeopathic Hospital", y traigan sus propios juicios y les enseñaremos
paliar los casos más dolorosos con el remedio indicado. Desafiamos al mundo con esta prueba
real. Puedo reportar casos y ellos podrían no ser aceptados, pero está el hospital donde se los
trata y ese es el lugar para ver lo que se hace. Una paciente bajo mi cuidado está siendo curada de
un fibroma uterino, un tumor tan grande como su cabeza, ella (la paciente) está retornando a la
salud.

Es asombroso que los médicos no escuchen a quiénes conocen como curar.

Ofrezco las salas de nuestro hospital para mostrar el trabajo, y nuestro trabajo sostendrá la
posición que los médicos de Rochester han abandonado. Los médicos post-graduados bajo mi
tutela, han sido entrenados en el arte de curar, y garantizaré que cada uno de ellos puede hacer
este trabajo. Si ésto es cierto, que pesar es ésto para los profesados homeópatas de nuestra
ciudad que reclaman anodinos como necesarios para aliviar.

Hay que asegurarse en enfatizar este punto, como yo lo hago: no hay alguna diferencia en mi
selección del remedio sean los casos curables o incurables.

Estoy firmemente convencido que a un médico que no puede seleccionar el remedio lo


suficientemente ajustado como para curar casos curables, no deberían confiarse ninguna clase de
casos. El médico homeópata no prejuzga si sus casos son incurables, y selecciona el remedio, y tal
remedio palía los sufrimientos del paciente en los casos incurables y cura al paciente curable. El
médico es un homeópata o no lo es.

Replica al dr. hughes

Sres. Editores: la nota al pie de la página 400 de su edición. de noviembre (1887), me lleva a hacer
las siguientes observaciones:

Mientras estaba tratando una paciente reumática por dolores ligeros, fui llamado a prisa a su
lado. Eran alrededor de las 22 hs., esa mañana le había dado Bryonia 1M. Ella me saludó con las
siguientes palabras: "Doctor, la primer dosis de su medicina me produjo dolores en los costados de
la cabeza y sienes, cada dosis aumentaba el dolor. Cada vez que me volvía hacia la derecha el dolor
iba hacia ese lado, si me daba vuelta hacia el otro lado, el dolor iba hacia allí".

Hasta ahora, Puls. y Phos.-acid. eran los únicos medicamentos que conocía que tenían cefaleas
que se desplazaban hacia el lado apoyado.

¿Corresponde a Bry., o es una nueva característica que apareció?. Se suspendió las tomas de Bry.
y los dolores pronto cesaron. A la mañana siguiente satisfice mi curiosidad llamándola a la casa y la
encontré bien. No tuvo más reumatismo y jamás tuvo tal cefalea antes o después. Varias veces he
dado Bry. a casos que tenían dolores que se desplazaban hacia el lado apoyado y cuyos síntomas
generales estaban más cerca de Bry. que de Puls. o Phos.-ac., y he verificado que estos síntomas
corresponden a la patogenesia de Bryonia. Hubiera sido imprudente para mí reportar este síntoma
al Dr. Hughes como síntoma patogenético. ¿Porqué? Hubiera sido rechazado por provenir de la
potencia 1M. "no es digno de confianza". También debo rehuir reportar miles de otros síntomas
obtenidos de modo semejante y fijados por la prueba de la verificación hecha por cientos de
hombres capaces y fieles. La "Cyclopedia" no está basada sobre esta práctica "empírica" (?) y
¿porqué la "Cyclopedia" lleva por título tal nombre, si omite los mejores síntomas de la práctica?
El tiempo mostrar más adelante el mérito de la gran obra. Debe sostenerse o caer por sí misma y
así se sostendrán los métodos que están apoyados sobre la base de la filosofía homeopática y se
rechazarán las opiniones, con lo cual la ley puede hacerse universal. Me refiero plena y
simplemente a las atenuaciones superiores a la 12ª. No tengo más que gran consideración por el
Dr. Hughes, quién es un profesional gentil hombre, pero debo protestar abiertamente contra las
reglas que usa para la recopilación de síntomas patogenéticos para la "Enciclopoedia of drug
Pathogenesy", donde se observa sólo la imagen más cruda de las drogas. Que esta imagen parcial
de las drogas pueda proporcionar una base para la correcta prescripción, queda para ser
observado en el distante futuro, mientras la evidencia del pasado mantiene la firme condenación.

Los sustentadores del sistema crudo no han exhibido jamás más que el deseo de crear una
materia médica muy pobre, suficientemente pobre como para cubrir los métodos desaliñados de
su práctica. Las medicinas más crudas y los métodos más crudos han marchado al lado de los
hombres descontentos de la materia médica.

¿No es más que llamativo que éstos que insisten con las drogas crudas, son los que defienden las
alternaciones, la paliación con quinina, los que dan catárticos, aplicaciones locales, y así en más?.
Ellos reconocen su propia inhabilidad para usar la materia médica para curar al enfermo, y no
confían en que cualquier otro pueda usarla con este propósito. ¿Harán algo mejor después de
tener en sus manos la Encyclopedia?. Sino, ¿qué de bueno es este trabajo? Es de esperar que ellos
mejoren bastante, se vuelvan más científicos (!) y que la querida humanidad se beneficie.

Respecto a mis "clases publicadas" tengo que decir una pocas palabras. Ellas deben ser bastante
imperfectas, ya que son improvisaciones, charlas de clase, y la mayoría van a la imprenta con
escasamente un vistazo sobre las comunicaciones, a lo sumo son sólo lecturas de revista, pero con
todos estos defectos están dentro de la categoría de testimonios clínicos que están limitados al
primer párrafo del Organon de Samuel Hahnemann. "El único deber del médico es restaurar la
salud al enfermo". Los objetivos de la Enciclopedia parecen no sustentar este párrafo, sino que son
hacer una recopilación de los efectos drogales incompletos, amontonados en una mezcla caótica.
La individualización puede volverse casi imposible si uno se constriñe a confiarse en los síntomas
patogenéticos tales como se encuentran en este libro, pero se lo llama "Enciclopedia", y por lo
tanto se presume que contiene el conocimiento completo de las experimentaciones del hombre
sano. Pero ésta no es una "enciclopedia". ¿Entonces qué es? Es un libro de toxicología pervertido,
hecho para mostrar la fuerza de la mayoría; el remedio ser administrado con más exactitud con el
paso del tiempo, cuando sus páginas polvorientas no usadas se encuentren en los estantes no
frecuentados de las bibliotecas de los médicos holgazanes y en los oscuros rincones de las
estanterías de libros de segunda mano. Podría ser útil como libro de toxicología, pero como libro
de patogenesias es una farsa.

Serie de graduaciones

Este artículo pone en consideración las series de graduaciones, que tiene que ser unos de los
temas más importantes en el tratamiento de las enfermedades crónicas. Permitir el desarrollo de
una clase distinta de prescriptores en nuestra escuela, si es que uno se ha hecho hasta ahora. Su
reconocimiento es una característica distintiva en la práctica de mis alumnos, varios de los cuales
han expresado su asombro por el hecho de que la doctrina de Hahnemann sea tan escasamente
entendida y tan raramente usada en el tratamiento de las enfermedades crónicas.

Ha llamado mi atención, la observación del trabajo de incluso cuidadosos prescriptores, ellos se


detienen después de hacer la más cuidadosa selección, y no hacen lo más conveniente, después
de poner en marcha la curación en la dirección correcta. El paciente mejora mientras la potencia
única actúa curativamente, entonces, la curación se detiene, sin embargo el remedio indicado es
el mismo, si es que los síntomas que han retornado son los mismos que cuando se medicó por
primera vez.

He visto varias veces a pacientes que vienen a mí después de ver a médicos que dan siempre
potencias bajas, que han observado alguna acción curativa y a los que luego les cambian el
medicamento y luego vuelven a hacer otros cambios. Cuando se vuelve a dar el remedio correcto
en una potencia más alta, la curación se reinicia. Esto es lo mismo que cuando el médico ha dado
una potencia alta, y ésta ha hecho todo lo que puede hacer y no actúa más; y luego se selecciona
otro medicamento el cual fracasa debido a que no es el indicado.

El primero que estaba indicado había fallado, sólo porque había hecho todo lo que pudo hacer en
esa potencia. El médico debe aprender que no puede practicar homeopatía con una sola potencia
de cada droga.

Algunos dan siempre potencias bajas; otros siempre usan la 30, otros la 200, otros usan siempre
alguna de las potencias muy altas. Este artículo ha sido preparado para mostrar un mejor camino.

Cualquiera sea la potencia que use un médico, una sola

potencia no es suficiente para las enfermedades crónicas, sí generalmente para las enfermedades
agudas. Varias enfermedades crónicas han sido curadas manteniendo al paciente bajo la influencia
de un remedio indicado por dos o tres años. Pero salvo que se comprenda plenamente y se use las
series de graduaciones, no puede hacerse ésto, con continuidad de acción curativa.

Así como hay "octavas" de tonos musicales, así hay octavas en la sustancia, siempre a través de la
cual es posible corresponder respectivamente con los distintos planos del interior del organismo
de las células animales. Puedo tomar Nat.c. en su forma cruda hasta que me enferme, y tener
todos o algunos de los síntomas que corresponden a éste y que son encontrados en su
patogenesia. Ahora si el Sr. Jones viene a verme con síntomas que semejan a los de la patogenesia
de Nat.-c. y yo le doy Nat.-c. en la misma forma cruda que me enfermó, lo empeoraré. No lo
curaré pronta y suavemente, sino que agravare sus desórdenes y sufrimientos. Por lo tanto, si he
aprendido que todas las drogas tienen precisamente una acción opuesta cuando están muy
diluidas de la que tienen en la forma cruda, le daré Nat.-c. en forma diluida para asegurarme lo
contrario de la acción tóxica de la droga cruda, la acción curativa. Esto no es sino la ilustración más
burda de los cambios que denotan los grados primeros, los más bajos o más externos.

Ahora afirmo, que hay efectos más marcados de los grados si vamos más arriba en la escala de las
potencias. He observado muchas miles de veces que todas las potencias actúan cuando el remedio
es el indicado.

Que de cualquier potencia actuarán una o dos dosis dadas a largos intervalos.

Que luego debe hacerse un cambio y que mi experiencia me ha permitido subir en la escala, en
vez de bajar.

Varias veces mis pacientes han sido capaces de especificar el poder que tenían en ellos sus
medicinas.

Después que una potencia dada actuó curativamente durante el tiempo usual, y cuando no ayuda
por más tiempo, yo voy hacia la superior; entonces mi paciente me dice que es el "mismo"
remedio que le había dado la primera vez ¿qué mejor testimonio podemos tener de que el
remedio está actuando? Siempre sé, que mi remedio está curando, cuando mi paciente retorna y
me dice que se siente mejor, mucho mejor, él mismo.

A menudo me han dicho médicos que ésto era debido a la sugestión por la cual mis medicinas
actuaban tan bien; pero mi contestación a ésto es que yo sugiero tan intensamente con el remedio
erróneo, como con el exacto y mis pacientes mejoran sólo cuando han recibido el simillium, o sea
el medicamento correcto.

Después de treinta años de práctica activa, como homeópata encuentro que necesito todos los
remedios de acción profunda en las potencias 30, 200, 1000, 10M, 50M y 100M. y a menudo,
necesito la d.m. y m. m. Soy capaz de descubrir una vasta diferencia en la acción de estas distintas
potencias. Al principio, usaba potencias cuyas graduaciones estaban cerca unas de otras, pero
encontré repetidamente que las graduaciones deben estar lo suficientemente apartadas para
representar una octava, en caso contrario, no se obtienen resultados. Observé que después de
una buena acción de una 200, después de esperar que no hubiera más actividad, daba la 300, 500,
800, pero la 1m. actuaba mucho más marcadamente, la 300 y 500 generalmente eran; inútiles.
Después de mucha experiencia establecí las graduaciones que he mencionado. Desde hace veinte
años me encuentro en posesión de casi todo el surtido completo de las potencias de Fincke,
incluyendo la 45m y cm, y varias entre estos números. Frecuentemente he dado la 45m con
buenos resultados pero después que ésta hizo todo lo que pudo si daba la 80m o la 73m o la 60m,
fallaba, pero casi siempre la CM hacía el trabajo tal como lo había hecho la 45m y mis pacientes
me dicen a menudo que la CM había trabajado como la 45m, por supuesto sin conocer el remedio
ni la potencia. Esta observación expresa la medida del paciente respecto de la acción.

Varias veces solí dar la CM. al principio, pero encontré que cuando iba luego para abajo, la acción
no era jamás tan fuerte como cuando elevaba las potencias. También observé a menudo, una
fuerte agravación cuando comenzaba con la CM., pero jamás observé agravación cuando
comenzaba con potencias bajas en relación con la naturaleza de la sensibilidad del paciente.

Actualmente, siempre comienzo con las más bajas y gradualmente voy incrementando las
potencias hacia las más altas, y así evito los choques especialmente en las mujeres muy sensibles y
en los niños. Una mujer muy sensible, recibirá al comienzo para un estado crónico, la 30 o 200,
luego seguirá con potencias más altas, mientras que aquellos no tan sensibles, recibirán la 1OM
desde el comienzo y luego las más altas, mientras el caso progrese hacia la curación.

Después de largas observaciones de las graduaciones de las potencias, yendo hacia arriba y hacia
abajo, he establecido que las octavas en las series de graduaciones son la 30, 200, 1m, 1OM, 50M,
CM, D, y MM. Varias de las historias de mis pacientes, indican que mejoran constantemente
después que cada potencia es elevada, con lo cual los síntomas se debilitan y el mismo se fortalece
mental y físicamente.

No es un hecho infrecuente anotar en las historias que el paciente continúa mejorando con cada
potencia por tres o cuatro meses. Cualquier médico que aprenda el uso de estas graduaciones en
las enfermedades crónicas posee incalculables ventajas sobre el que usa una sola potencia.

Psicosis

En el siguiente estudio de miasmas, tomaremos en cuenta ahora la psicosis, que toma su nombre
de uno de sus síntomas, la disposición a desarrollar verrugas.

Uno se puede asombrar porque se ha oído tan poco acerca de la psicosis. El hecho es que se
conoce generalmente Poco acerca de este miasma. Hahnemann y Boenninghausen principiaron el
tema; sus próximos debates deben ir más allá y el tema ser finalmente desarrollado.

Se ver u oir por consiguiente, alguna observación que indica que algún médico moderno ha visto
una sombra, pero que el objeto real jamás ha sido observado.

Con alguna excepción, tanto como yo conozco, en la vieja escuela médica, existe una completa
oscuridad. Esta excepción es el Dr. Noeggerath, quien piensa que la gonorrea latente puede ser
comunicada a una mujer por su esposo, quien ha sido curado (?) de esta enfermedad, la cual, en
su opinión, jamás es erradicada del sistema. Es el curso continuo de la enfermedad, que causa
frecuentemente la muerte temprana y que produce a menudo esterilidad. Las enfermedades
subsecuentes a ésta son perimetritis aguda o crónica, metritis, oforitis, etc. Si ocurre la
impregnación se producen abortos, o nace solo un niño de esta mujer; excepcionalmente dos o
tres. De ochenta y una mujeres, treinta y una se embarazaron y sólo veintitrés llegaron a término.
Sin conocerla, él ha corroborado la doctrina de Hahnemann y sus seguidores, Boenninghausen
expuso su basamento.

Naturalmente se preguntarán ¿cómo encontramos algo acerca de la sicosis y como conocemos


que existe este miasma?.

A pesar de tener reunidos un amplio volumen de casos, puedo darles unos pocos, debido a
nuestro tiempo limitado. Los mencionaré de memoria.

Hace años vino a verme un hombre de semblante enfermizo, de color gris verdoso, con un
aspecto aún más espantoso que el que se encuentra en la clorosis. Tenía los ganglios inguinales
aumentados de {amaño y había perdido mucho peso, tenía las articulaciones entumecidas y las
plantas de los pies estaban muy doloridas. Años atrás había sufrido gonorrea, la cual había sido
tratada con inyecciones y la descarga había desaparecido. Desde entonces había tomado tónicos,
pero sin efecto.

Este fue en realidad el primer caso que reconocí de reumatismo gonorreico.

Comencé a leer sobre el tema, pero mi lectura fue muy poco satisfactoria. No pude encontrar más
que muy poca información. No es necesario decir que no tuve éxito con este caso.

Imagino a este hombre delante mío, tal como lo veía entonces. Lo vi después sobre muletas. En su
facie estaba estampada indeleble el cuadro del miasma. En mi memoria, todavía me persigue.
Enfermo en extremo, lo recuerdo ahora como entraba y salía de mi consultorio con consejos y
prescripciones vagas. Veo su piel cetrina, su contextura, sus ojos hundidos, vagos, pidiéndome
ayuda, a mí, quien decía ser un médico. Seguramente él había pecado y de aquí el contagio, pero
¿qué es este pecado en comparación con el del médico ignorante que suprimió su descarga, y el
de la profesión que alienta tal ignorancia, fanatismo y descreimiento de todos los elementos que
ve, que hace retardar la investigación y el pensamiento honesto?.

La siguiente investigación que tengo presente es la de un joven panadero. El se había visto


obligado a dejar sus tareas e ir al hospital. Después de estar enfermo durante dieciocho meses, - e
incapaz de trabajar, su primer patrón vino y me pidió que hiciera algo por el pobre, abandonado
joven. Lo encontré caminando sobre sus rodillas. Las plantas de sus pies estaban tan doloridas,
que no podía mantenerse parado. Las articulaciones de las caderas estaban entumecidas, tenía
todos los síntomas reumáticos y estaba completamente agotado. Todos estos síntomas habían
sobrevenido después de la supresión de una gonorrea. Curé a este joven. Algún tiempo después
de haberse puesto bajo tratamiento homeopático, volvió su gonorrea; y cuando se curó la
gonorrea, no tuvo más trastornos.

Un hombre con un gran trastorno nasal catarral, que sufría ésto con violencia incrementada desde
hacía once años, recibió Calcárea en una dosis muy alta y se convenció de la Homeopatía por la
rápida curación de su descarga catarral, pero no mucho después de un mes, me hizo saber que
tenía una descarga uretral, afirmando que no había estado expuesto a la infección. Admitió que
doce años atrás había sufrido gonorrea, pero suponía que estaba curado, ya que había usado
inyecciones muy fuertes.

El Dr. Wesselhoeft me comentó un caso sumamente interesante de un hombre que había tenido
trastornos de vértigo por más de seis años. El Dr. Wesselhoeft lo medicó y el vértigo desapareció;
pero he aquí que reapareció una gonorrea que había sido suprimida hacía varios años.

Estos y otros casos similares que podría relatar, nos dan algún conocimiento del comienzo de tal
miasma gigante que llamamos sicosis.

Comenzamos diciendo que la sicosis es un miasma constitucional y contagioso, el cual a veces,


aunque no siempre, se manifiesta en su comienzo con gonorrea.

Hay dos tipos especiales de descargas uretrales. Una corresponde a la sicosis y la otra no.

Parecen semejantes, pero se puede tratar mal a una y no producir sicosis, mientras que estén
seguros que tan pronto como se intercepta la otra sin curarla, se tiene el miasma constitucional.
Parece que el único alivio que la naturaleza tiene de éste, es a través de la descarga y tan pronto
como se intercepte la descarga, comienzan los trastornos.

El reumatismo es sólo la primera sombra del miasma, el cual a menudo se observa tan pronto
como la descarga es suprimida, aunque a veces, meses después. En uno de mis casos, en donde se
había suprimido la descarga, apareció instantáneamente después, dolor en la espalda y nervios
ciáticos, los cuales producían grandes sufrimientos. Este hombre se retorcía por su doble ciatalgia
y sus dolores neurologicos, los cuales eran de carácter lacerante y los sentía en todo el cuerpo. El
movimiento constante aliviaba sus dolores, le era casi imposible estar quieto. Sufrió varios días
antes que yo pudiera encontrarle su remedio. Este tipo de neuralgia reumática se acompaña
raramente de gran edema, los dolores parecen ser desgarrantes, lacerantes, y parecen correr a lo
largo de las vainas nerviosas y tendones. Las verrugas y las excrecensias sangrantes son
particularmente características de sus expresiones tardías. He curado reumatismos gonorreicos y
no he visto verrugas, aunque en otros estados más avanzados las he visto.

Un hombre vino a verme con asma. Le di remedios que parecían ayudarlo por un tiempo, pero no
podía curarlo. Trabajé durante un año con este caso. Sabía que había tenido gonorrea, pero no
sabía la relación entre la gonorrea y el asma. No entendía la naturaleza de la enfermedad en ese
tiempo. Finalmente prescribí Natrum Sulph. debido a que parecía corresponder a sus síntomas.
Éste extirpó el asma completamente, pero al poco tiempo comenzaron a aparecer verrugas
alrededor de sus genitales. La experiencia ha mostrado que cuando se cauterizan estas verrugas, a
ésto le sigue invariablemente una enfermedad constitucional profunda. No las cautericé, le di
Thuya, el cual es complementario de Natrum Sulph., y correspondía al caso. Las verrugas
desaparecieron y su antigua descarga gonorreica volvió, que fue como son comunmente estos
casos, muy difícil de curar.

El retorno de la descarga es a menudo inmanejable y puede resistir el tratamiento por años,


debido a que el miasma se ha profundizado, y la descarga puede existir hasta que el miasma es
curado. Tratar la descarga como una blenorragia es un manejo de lo más peligroso y no
homeopático.

Uds. pueden ver algo en estos hechos, a la luz de los que le he enseñado, y pueden ver la relación
de todos estos hechos, unos con otros.

Si yo hubiera interceptado esta descarga suprimiéndola, su antiguo asma hubiera vuelto. Yo no


hubiera sabido porque y ninguno me hubiera culpado.

He visto varias de estas cosas. Yo practicaba de esa manera antes de conocer un modo mejor, y
conozco aquello de lo cual les hablo. Les he relatado algunos puntos que muestran como vi los
primeros destellos de la verdad, pero el amplio campo tiene que ser aún explorado por Uds.

Las manifestaciones de la sicosis son a menudo muy parecidaS a aquellas de la sífilis y psora,
cuando algunas de éstas están latentes o suprimidas. Se presentan malestares y dolores en el
comienzo de todos los tres miasmas, los que se parecen mucho unos a otros.

Más tarde, después que los resultados de la enfermedad se han vuelto evidentes a través de los
cambios tisurales, cada miasma se separa en denodada compensación.

La sífilis, después que las erupciones superficiales son desterradas, ataca finalmente los centros
nerviosos, las células óseas y el periostio. La Psora es más general en su naturaleza. Ataca la piel y
todas las partes del organismo.

Hoy en día, creo que la sicosis es un miasma tan profundo como la sífilis, con una acción
semejante de desorganización destructiva sanguínea, que da como consecuencia un aspecto
anémico, abotagado; la piel grasosa; con verrugas rojas blandas en los márgenes del ano y
genitales, flojedad dental extrema tensión nerviosa, estados ptísicos, catarros en todas las zonas
de membranas mucosas, epiteliomas y emaciación. Algunos dicen que si la sicosis es un miasma
tan profundo, no puede ser bueno tomar el virus de la gonorrea y experimentar sus efectos sobre
el sistema humano, para ponerla de manifiesto ¿de qué otro modo podemos estudiarla?. Esto se
ha hecho.

Medhorrinum es tal sustancia y los estudiantes que tienen acceso a mi consultorio conocen que
tengo casi un volumen de experimentaciones de Medhorrinum, gracias al favor del Dr. Swan.
Parece que los experimentadores han casi sacrificado sus vidas para sacar a luz la acción de este
miasma.

Estas experimentaciones de Medhorrinum, manifiestan estados reumáticos, sensibilidad en las


plantas de los pies, cefaleas diurnas, cefaleas periódicas, inquietud, dolores desde el amanecer
hasta la puesta del sol, que son muy característicos de la sicosis (la sífilis tiene dolores nocturnos,
desde la puesta del sol hasta el amanecer) y varios síntomas más profundos, los cuales se
encuentran en las enfermedades psicóticas. Estas experiencias confirman todo lo que les he dicho
acerca de la sicosis, todo lo que aprendimos del estudio de la enfermedad misma.
Varios casos severos de asma, resultantes de gonorrea suprimida, fueron curados rápidamente
con Medhorrinum y se han manifestado los síntomas de la sicosis. Medhorrinum desarrolla el
miasma suprimido, así sus síntomas son armoniosos y consistentes. No cura el miasma. No cura la
gonorrea. Actúa como un remedio desarrollante, así como lo hace Psorium y Syphillinum con los
otros miasmas.

Los ataques reumáticos profundos son debidos a menudo a la gonorrea, aunque ésto no es
siempre reconocido.

Los niños pueden nacer psicóticos, cuando uno de los padres sufre gonorrea; tales niños están
expuestos a tener cólera infantil, marasmo, -son niños distróficos-. He observado estos casos y he
encontrado que a menudo necesitan Medhorrinum como única medicina y que ésta salva la vida
de estos pequeños.

Así como Psorinum varias veces ha exaltado una reacción vital después de una fiebre tifoidea,
cuando todas las energías estaban suspendidas y cuando la psora estaba en la base del trastorno,
así Syphilinum causa la misma reacción vital si la sífilis es la causa de la suspensión de la energía,
cuando el miasma syfilítico es la causa de una convalecencia lenta.

Un estudio cuidadoso de las experimentaciones y una amplia experiencia clínica me permite


establecer ésto con seguridad.

Psorinum no cura la psora, y Syphilinum no cura la sífilis, ni Medhorrinum cura la sicosis.

He encontrado indicios de origen Psicótico en epiteliomas, ptisis roja, excreciones como coliflor,
esterilidad y erosiones. La anemia perniciosa tiene a menudo la gonorrea en su base.

Esto me permitió llegar a que Picric acid. es la medicina Psicótica a través de sus relaciones con la
anemia perniciosa. Cura también verrugas y la gonorrea la produce sólo cuando está suprimida.

Uno, dos o los tres miasmas pueden existir en el sistema al mismo tiempo. Pueden complicarse
unos con otros.

Dejen que un paciente comience con la Psora, luego que la sífilis destruya su sistema, y que se
agregue finalmente el miasma gonorreico, mientras que durante todo el tiempo es colmado y
abrumado con drogas. Piensen entonces que complicaciones tenemos que tratar.

Hahnemann reconoce la alternación de un miasma con otro. Da Merc. para la sífilis quizás
entonces la psora se vuelve predominante y encuentra que Sulph. es lo indicado, luego aparece la
sicosis y alterna con uno u otro y así en más.

Tomen nota de que es lo que ven en el transfondo del curso de una enfermedad (es decir, cuando
está mejorando) y verán más y más relaciones con estos hechos. No hagan prescripciones rápidas
para síntomas antiguos que vuelven. Estén seguros que los síntomas se van a detener, por lo que
tendrán imágenes fugaces. Los síntomas antiguos vienen y se van y no necesitan que se repita
nuevamente la medicina.
Si dan un nuevo remedio cuando no es necesario, arruinan su caso. Jamás prescriban para una
imagen en movimiento, esperen que ésta se detenga. Es vuestro deber entender vuestra tarea
antes de intentar hacer algo.

Los miasmas son la base de todas las enfermedades crónicas. Quien ve en la enfermedad de
Bright nada más que la enfermedad de Bright y no el miasma profundo, que la sostiene, no ve de
la enfermedad nada más que el final de un largo curso de síntomas que se han desarrollado por
varios años.

Si están en ésto como pensadores comunes, pueden curar enfermedades agudas, pero no se
inmiscuyan en vuestra vida, con estas enfermedades crónicas. Con la mejor buena voluntad
cometerán errores, pero hagan los menos posibles. ¿Ven la necesidad de profundizar acerca de
estos hechos?.

Sifilis como miasma

(Notas extraídas de una conferencia improvisada) Es difícil saber por donde comenzar y por donde
terminar la discusión de la sífilis, -cuánto decir, o cuánto ha quedado sin decir-. Han sido k3
muchos volúmenes acerca de la sífilis. Algunos son k3 de valor, otros no. No les ayudar para curar
a sus pacientes o para entender la naturaleza de la enfermedad, ir hacia atrás y tratar de descubrir
el primer caso de sífilis. No ganarán nada con suponer que se originó entre los indios de Norte
América, que fue un producto de la Revolución Francesa, o que ha sido transmitida a nosotros a
través de varias generaciones, desde los años remotos. No es mi tarea darles su historia o sus
relaciones diagnósticas, sino que sólo considerarla como miasma.

Un inconveniente importante para e, l estudio de la sífilis, es el hecho que la enfermedad que


llega a nosotros, a través de los libros, está siempre bajo tratamiento alopático. Fox nos ha dado
algunos buenos puntos. Bunmstead fue a no dudar, un buen escritor acerca de la sífilis.

Estos autores han descripto el comienzo, el curso y lo qué ellos consideraban el final de la sífilis;
pero un gran número de sus casos estaban bajo tratamiento alopático y el resultado de ésto, es
que lo que indicaron como recidivas y que eran estudiadas como recidivas, es la vuelta de la
antigua enfermedad.

El estudio de los casos no tratados es lo que necesitamos. Pero de tales tenemos muy pocos. La
alopatía modifica la enfermedad, pues suprime sus manifestaciones. Estudien Bunmstead, y
encontrarán descriptas sus peores formas y complicaciones, pero no encontrarán la forma
correcta. La visión está sesgada No hay hoy en día un trabajo en Alopatía u Homeopatía que de
una visión correcta!

En Alopatía, tan pronto como aparece el chancro, éste es cauterizado, luego se afectan los
ganglios y siguen bubones, aparecen las máculas, las úlceras en la garganta y éstas son
inmediatamente cauterizadas después de lo cual hay caída de cabello.
¿Cuál podría ser el resultado, si se dejara el chancro?. Entonces podríamos ver la verdadera
naturaleza de la enfermedad. Podríamos ver si tiende a hacer cierto curso y recuperarse y en que
extensión este miasma, que perdura toda la vida, lo hace debido a la supresión; o si es
completamente el resultado de la supresión. La sífilis debe recorrer cierto curso.

Comienza a menudo con escalofríos y dolores óseos. Después de quince días aparece el chancro.
Éste es el primer esfuerzo curativo de la naturaleza. Esta erupción es suprimida por el tratamiento
alopático, igual que suprime la erupción psórica y el miasma es el resultado. Así la sífilis, siendo
una enfermedad constitucional, se hace, puedo decir diez veces más constitucional por la
supresión. La enfermedad es introyectada hacia el sistema nervioso, la fuerza nerviosa es
pervertida y toma lugar una salida vicariante. A menudo con el chancro aparecen los bubones.
Éstos son tratados con Iodo y varias pomadas. ¿Tiende ésto a expulsar la enfermedad?. No! La
agrava diez veces más. Luego sobrevienen las erupciones sobre la piel. Se recurre inmediatamente
a aplicaciones locales para suprimirlas. ¿Tratan ellos científicamente? yo digo No! Hahnemann
dice No!

Luego aparecen úlceras en la garganta. ¿Son ellas tratadas teniendo en cuenta su causa?.
¿Permiten ellos que evolucionen por sí mismas?. No! Son inmediatamente suprimidas.

Rechazan las expresiones propias de la enfermedad de todos los lados.

Cuando se produce caída de cabello aplican lociones sobre la cabeza para estimular al folículo
piloso para que sostenga el brote.

Este es el modo de tratamiento que encontramos establecido en la literatura alopática.

Bajo el tratamiento homeopático el curso es muy diferente. Un paciente viene con un chancro. En
vez de cauterizarlo se lo deja. Aunque el paciente diga, "esto debe ser cauterizado -es el modo
antiguo-". No lo hace.

¿Qué hay si se incrementa y perdura por dos o tres meses?. Muy bien, ésto es lo que hay que
esperar. ¿Temen Uds. que el joven se vaya y los abandone?. Esto no ha pasado en mi experiencia.

La úlcera es indolora. Díganle que si se cauteriza empeorar su estado. Si no lo cauterizan después


de pocos meses pueden restaurarle la salud; él ser curado y no transmitir esta herencia a sus hijos.
Si algunos los abandonan otros no lo harán, y tendrán bastantes para curar. Ésta

Estudien la totalidad de los síntomas y seleccionen el remedio.

Bajo la acción del remedio apropiado la úlcera se ablanda y se incrementa enormemente la


descarga, en vez de endurecerse.

Las autoridades ordinarias establecen que el bebo tiene poca tendencia a supurar, pero bajo el
tratamiento homeopático supura a menudo, y ésta es la vía más fácil de la naturaleza para librarse
de la enfermedad.
Así la Homeopatía cambia completamente el aspecto de la enfermedad desde su comienzo. Luego
las erupciones se manifiestan sobre la piel, y tendrán que cambiar probablemente el remedio.
Entonces, por la correcta prescripción, curan 13 enfermedad desde el interior. La erupción
disminuye mientras se extingue la enfermedad. Se sojuzga la causa. No se usan aplicaciones
locales, ni lavados, ni ungüentos. Con ésto (que está de acuerdo con la ley "Las enfermedades
mejoran en el sentido inverso a su aparición") se sabe que el paciente mejora.

Ahora hay que observar; aparecerá la úlcera en la garganta. Si no se ve el remedio el primer día,
hay que citar al paciente después de algunos días. Hay que observar su estado, el curso que está
tomando la úlcera, su color y dirección.

Para encontrar un remedio que conforme todos estos hechos se debe ir a la Materia Médica.
También en la garganta, la primer placa que aparece es la última en desaparecer. El día que da el
remedio correcto, ese día la úlcera deja de agrandarse, se detiene la muerte molecular. Cuando la
última úlcera desaparece, no retorna más mientras viva.

El estado siguiente es la caída del cabello. Tomen en cuenta cuando aparece esto y comparen la
lista completa de medicamentos que tienen caída de cabello y también la lista de los
medicamentos sifilíticos; pero sobre todo, todas las clases de medicamentos experimentados. No
usen la solución de Powler, ni Cantharis, ni colonias.

¿Qué vemos ahora?. El hecho extraño de que tan pronto como es curado un estado sobreviene el
siguiente. En seis meses se puede llevar al paciente a través de todos los estados y curarlo. La
sombra de todos estos estados presentarán la imagen guía para seleccionar los remedios. No
destruyan síntomas.

Hahnemann tuvo el error y varios homeópatas, de no distinguir entre chancroide y chancro, este
hecho está relacionado con el reporte de algunos de sus casos curados muy rápidamente con
Merc. 30. La distinción entre chancroide y chancro no fue hecha en la época de Hahnemann.
Tratar con una dosis de Mercurio no es curar el miasma sifilítico.

Si se toma la sífilis, después que ha recibido los abusos del tratamiento alopático y se intenta
ajustar la terapéutica homeopática a ésta, se fracasa. Aquí el fantasma de la sífilis cae sobre los
homeópatas. Esto no debería ser así.

Hay un hecho peculiar acerca del contagio de la sífilis (esto es verdad para la Psicosis también),
que no se encuentra en la literatura aceptada. Es que la persona infectada toma la enfermedad
con la característica del estadio presente en el momento de la infección. No va hacia atrás y tiene
la enfermedad desde su comienzo, sino que acaba con el estadio que estaba presente en la
persona de quien se contagió.

Una muchacha joven estaba de novia con un joven que estaba sufriendo una recaída. Tenía
úlceras en la boca, forma secundaria de la sífilis. Un día comió con la misma cuchara que había
comido el joven. El resultado fue que tomó la enfermedad y vino con úlceras en la boca y
garganta. Su novio muy alarmado, vino y me contó la circunstancia. Observé el caso, y la vi pasar a
través de los síntomas de la sífilis secundaria con úlceras en la garganta y finalmente perdió su
cabello. Pero jamás tuvo un chancro o un bubón, o erupciones sobre la piel. He visto varios casos
similares que prueban este principio de contagio.

El curso general de la sífilis es: 1) Estadio primario 1ª Chancro 2ª Bubones 3ª Afecciones de


piel, máculas y otras erupciones

2) Estadio secundarios 4ª Ulceras en la garganta 5ª Pérdida de cabello 3) Estadio terciario -


Afecciones neurológicas y óseas. La enfermedad puede ser suprimida en el primer estadio y
permanecer latente por un tiempo.

Un hombre joven vino a verme porque había estado enfermo desde hacía dieciocho meses. Sus
síntomas pedían Kali-iod. Le di Kali-oid., y en poco tiempo desarrolló una erupción sifilítica.

Conocía que no había nada en Kali-iod que produjera tal erupción y con una investigación más
profunda del caso, encontré que había tenido un chancro que había sido suprimido con una dosis
ponderal de Mercurio y el resultado del miasma sifilítico fue que se había vuelto enfermo. Kali-oid.
antidotó el Merc. y el miasma se exteriorizó. Cualquier miasma puede ser suprimido y mantenerse
latente, y no manifestarse como tal, pero cuando el miasma no aparece con síntomas la persona
está enferma. En tales casos es a menudo difícil tomar los síntomas para prescribir. Un médico
perezoso no ser capaz de encontrar nada; pero a través de una investigación profunda se puede
generalmente encontrar algunos síntomas. Si realmente no tiene síntomas el caso es incurable, ya
que la enfermedad curable se expresa a sí misma por signos y síntomas.

Si el paciente es realmente incurable es porque los síntomas de la enfermedad han sido tan
profundizados que sólo tiene una sensación indefinida de malestar. En los últimos estadios,
después que el paciente "hizo la ronda" de las supresiones alopáticas y retorna , de las aguas
termales, viene a vernos, quizás ya es tarde. Sufre el estadio neurológico de la sífilis. Tiene dolores
bi-parietales, exostosis, espesamiento del periostio.

Podríamos no llegar a conocer que existen tales formas sino existieran supresiones.

Bajo el tratamiento homeopático, aunque el paciente sea tomado durante el estadio primario, no
se mejora sin sufrir al final una sombra del estadio secundario; sin embargo las sombras de la
forma terciaria son tan leves que no podemos decir en realidad que existan.

Cuando la sífilis ataca los centros nerviosos, tenemos reblandecimiento cerebral, tumores
cerebrales y la muerte. No podemos determinar ahora si es debida a las supresiones, la
enfermedad nerviosa. Estas formas terciarias jamás mejoran, salvo que se consiga hacer volver los
estados secundarios.

Un paciente que había estado bajo los cuidados alopáticos por varios años, quien había tomado
Iodo, bromuro, sublimato corrosivo, ioduro de potasio, etc., todos en dosis ponderales, vino a mí
con los últimos estadios de la sífilis, con dolores de cabeza agonizantes. Hice la prescripción, se
debilitó mentalmente, aunque todos sus dolores desaparecieron. ¿Qué condiciones tenía que
encontrar más adelante en el tratamiento?. ¿Qué podíamos esperar encontrar de acuerdo con la
ley de dirección?: pérdida de cabello y luego úlceras en garganta, de seguro. Tal fue el caso. La
pérdida de cabello y úlceras lo molestaron mucho, por lo que se fue y me dejó.

El caso, sin embargo, no es de menor valor pues sirve para ilustrar la manera en que la
enfermedad puede mejorar aún cuando se presenta durante los últimos estadios.

Pueden ver ahora la naturaleza de la enfermedad. Bajo el tratamiento homeopático, aunque he


tenido muchos casos, jamás vi una recaída, mientras que los alópatas reportan recaídas de un gran
porcentaje de casos.

Me preguntan los lineamientos del tratamiento, que es lo que se necesitaría investigar acerca de
las numerosas formas y grupos de síntomas de piel y manifestaciones nerviosas de este miasma.
Podrían escribir volúmenes sobre este tema y al final deberían dirigirse a estudiar bien la Materia
Médica y no acumular nombres para determinar la medicina. Tomen la historia como si jamás
hubieran oído de tal grupo de síntomas en un hombre enfermo, pero estén perfectamente
familiarizados con aquellos síntomas que aparecieron en las experimentaciones recordando que
los síntomas patognomónicos no son los que necesitan para encontrar la semejanza, sino los no
comunes. No destruyan los síntomas que la naturaleza ha manifestado para guiarlos hacia los
remedios. Algunos pacientes los abandonarán, pero si están familiarizados con el arte de curar,
tendrán todo lo que se puede esperar de los hombres rectos e inteligentes de vuestras
comunidades y pueblos.

Discusion acerca de una disertacion sobre la toma del caso

es una de las más grandes tareas de las que tiene que ocuparse un médico.

Una de las causas más comunes de fracasos y de hacer mezcolanzas, es justamente esta toma del
caso. Tenemos que examinar el caso exactamente del mismo modo que debemos examinar un
experimentador, para ver la imagen expresada en la experimentación. Cuando tenemos los
síntomas completos del cuadro del caso, deberíamos ser capaces de ver al paciente en todas sus
peculiaridades, y también ver cuánto se ha desviado de su normalidad.

El mayor error que un joven puede cometer en el comienzo de su práctica es ser negligente en la
toma del caso y aún el caso del Dr. Dever de Colocynth., debería haber sido historiado, y no
porque él no fuera capaz de conocer un caso de cólicos de Colocynth., cuando lo volviera a ver,
sino porque si tenemos una historia con todos los estados y enfermedades a los que ha estado
sujeto un paciente en el curso de su vida, cuando vuelve a vernos años después, nuestro registro
acerca de las peculiaridades de su constitución, forma un cuadro en nuestra mente, por el cual
vemos la acción de la enfermedad en ese caso.

Estas son las verdaderas imágenes de la enfermedad, las que no podemos obtener por otra vía y
que el estudio de los libros jamás puede enseñar.
Tengo miles de historias con opiniones y pronósticos, las cuales, aún si fallo, me enseñan algo. Es
importante saber que sólo pueden ser hechas las preguntas generales, como para que puedan ser
contestadas con un sí o un no, como si tienen trastornos en la cabeza, estómago, etc., pero aún
éstas deberían evitarse sugiriendo, si se han olvidado de tal órgano o función. Si alguien dice que
tiene cefalea, no hay nada que puede prescribirse para esto, pero cuando lo dice agregando tal o
cuál modalidad, entonces se tiene un síntoma que tomar. Las preguntas deben ser formuladas de
modo que den a luz aclaraciones. Varios pacientes retornarán con la pregunta "¿Doctor qué es lo
que debía esperar de esta medicina?" Es más fácil averiguar qué es lo que ellos han observado y
esto, por supuesto, es lo que se espera, cuando se conoce. Algunos pacientes preguntan por un
diagnóstico, qué opinión se tiene de éste. La respuestas, por supuesto, será "¿Me ha dicho todas
las desviaciones de su salud, todos los disturbios acerca de los cuales Ud. sabe?" "Si" "Bien, esto es
lo que Ud. tiene".

Los cambios estructurales desde ya, serán anotados, y dichos si es conveniente, pero ellos son
siempre el resultado de la enfermedad, y no la verdadera imagen de la enfermedad. La ptisis,
enfermedad granular renal, etc., muestran tales resultados, pero no la imagen de la enfermedad;
por lo tanto no muestran los síntomas de la prescripción.

Hahnemann jamás desalentó el estudio de la patología, anatomía, u otras ciencias, pero


constantemente eleva delante nuestro la imagen de la enfermedad que permite este resultado y
nos avisa no cometer el error de prescribir para otros que no sean estos síntomas.

Ningún hombre puede volverse grande si no tiene la habilidad de ver esta naturaleza en las
enfermedades que están a su alrededor. Me considero a mí mismo el centro alrededor del cual se
mueven mis pacientes en sus órbitas; desde ya que el círculo interno de éstas está muy cerca mío.
Estos son los más inteligentes, los más apreciados, los que más han aprendido nuestras grandes
verdades y los más queridos entre todos los que tengo que tratar. Yo soy su verdadero amigo;
ellos me aman y yo los amo a ellos. Nos alegramos unos con los otros. Fuera de éste hay otro
círculo, un poco más alejado, un poco menos inteligente, por quien puedo hacer un poco menos.
Aún más lejos hay otro, y otro y aún otro; hasta el círculo externo, que está penetrado por la
ignorancia, por quiénes puedo hacer menos que por todo el resto; pero aún aquí puedo hacer más
que la vieja escuela, mejor que cualquier otro método. No es jamás en éstos, donde hacemos
nuestras curaciones brillantes, donde hacemos el trabajo del maestro. Es en el círculo interno, el
más cercano a nuestra propia inteligencia donde son hechas estas cosas grandes. Les hablo de la
práctica de la Homeopatía tal como pretendemos hacerla; tenemos el poder de cambiar
completamente la naturaleza moral del hombre, de aliviar y dar control a sus pasiones, de
prevenir el desarrollo de la perversión en el joven y de restaurar la naturaleza enferma llevándola
hacia una relativa salud.

Una cosa más debo puntualizar. Pueden realmente ver cómo, cuando alguien se desvía
continuamente detrás de nuevos medicamentos, medicamentos que tienen solo pocos Síntomas
experimentados y registrados, y descuida aquellos de los cuales se tiene un conocimiento exacto a
través de nuestros propios registros y experimentaciones, ése se vuelve más y más insatisfecho
con su trabajo diario y necesariamente recurre a métodos dudosos y finalmente a mezcolanzas;
por eso, rueguen que nuestros jóvenes tomen el caso con cuidado, que registren sus progresos
concienzudamente, y en su debido tiempo, serán lo que todos se esfuerzan por ser: maestros
prescriptores.

Dr. D: No quisiera entrar en la lista de los opuestos a Hahnemann, sino que sólo ejemplifiqué
casos en los cuales tal particularidad no parecía necesaria.

Dr Kent: Si en una prescripción Ud. ha dado Colocynth y en otra para el mismo paciente Cuprum y
luego otra cosa, veremos la relación de los medicamentos. ¿Cómo hubieran podido los
Homeópatas más antiguos preservar los hechos de que un medicamento seguía a otro, o la
incompatibilidad de uno con otro, si no hubieran hecho las más cuidadosas historias y
prescripciones?.

Temperamentos

Vemos varias afirmaciones absurdas en nuestra literatura homeopática. Varias de éstas, son
afirmaciones catedráticas de nuestros hombres más capaces. Son repetidas y aceptadas a ojos
cerrados como juicios demostrados. El clínico reporta casos que son claros y con razones fuertes
acerca del remedio que curó, pero termina diciendo, que en adición a los síntomas, prefirió el
remedio porque los cabellos eran de color castaño, rojizo o rubio o moreno, según los distintos
remedios que seleccionó, los que estaban plenamente confirmados con síntomas guías.

Alguien que tiene la costumbre de preguntar, naturalmente desear conocer si Pulsatilla produjo
alguna vez aclaramiento del cabello, o si alguna vez cambió el cabello oscuro hacia el rubio. Si pasó
lo primero, entonces está patogenéticamente relacionado con el caso; si lo último, está
clínicamente relacionado con el caso; si nada de ésto, entonces, ¿porqué dar tales razones acerca
de la selección del remedio?.

Si Pulsatilla ha curado cincuenta casos consecutivos de rubias, cuando los síntomas fueron tales
como los producidos en las personas sanas, ¿es un índice o una prueba que no curar tan
rápidamente a morenas?. Y si no hay una razón para que no cure a morenas, cuando los síntomas
lo indican ¿no es una falacia dar Pulsatilla a una mujer porque es rubia?.

¿Si alguien de cabellos oscuros no tiene un síntoma de enfermedad, cómo puede un médico usar
ésto como síntoma para alguna prescripción?. Si el color es una condición natural, cómo podemos
pensar en éste y tomarlo como uno de los elementos a considerar al hacer la prescripción. Si los
cabellos deben ser rojos, para ser un síntoma distintivo en algún caso dado, cuánto de rojo debe
producir el medicamento claramente indicado o cuánto de ligeramente rojizo?; ¿qué otros
medicamentos han dado esta ligera diferencia de matiz en el color de los cabellos?.

La verdadera base de un remedio homeopático es el conjunto de signos y síntomas y éstos deben


ser mórbidos. Esto ha sido enseñado por Hahnemann y sus seguidores más capaces. Y tal
enseñanza es la única que conforma la ley.
¿Qué beneficio da el perseverar en el estudio de la biología, para llegar a descubrir las diferencias
entre las constituciones naturales del ser humano, cuando debe ser la condición enferma
(mórbida), de las constituciones del ser humano, lo que debe conocerse plena y extensamente,
tanto para la utilidad como guía del médico, como para la curación del enfermo?.

El color de los cabellos y ojos, la forma o figura, el ser alto o bajo, no se considera generalmente
mórbido, ni toma parte de ninguna imagen de enfermedad, de alguna totalidad sintomática dada.
El temperamento bilioso es tan vago y tan variable, aún como estado mórbido, que no da una guía
hacia un remedio; para hallar nuestras modalidades debe encontrarse que se está mejor o peor
por el movimiento, el aire frío, o cálido, el cambio de tiempo, el ejercicio y así en más hasta el
final. No hay dos observadores que indiquen lo mismo cuando hablan de constituciones o
temperamentos biliosos.

Si predominara lo mental, habría que considerar que ésto es casi todo en el medicamento de
nuestra Materia Médica, aún si fuera mórbido en su naturaleza. La idea de temperamentos se
encuentra en un gran número de nuestros más activos y juiciosos trabajadores que lo emplean
tanto para el sentido mental como físico. El temperamento sanguíneo se encuentra enunciado
tanto respecto a la mente como al cuerpo, y la palabra no recuerda a ninguna experimentación.
Los temperamentos no son causados por ninguna experimentación y no son cambiados de
ninguna manera por nuestros medicamentos, por más que estén bien indicados por síntomas que
se encuentran en personas de marcada naturaleza temperamental. Ceñir estos temperamentos
dentro de nuestra patogenesia, sintomatología o patología, no es nada más que un
desconocimiento de nuestros principios homeopáticos.

El que conoce cómo encontrar el remedio homeopático para el enfermo, no pierde mucho tiempo
en consideraciones acerca de la constitución normal del paciente, que ha cambiado su
constitución de lo normal hacia lo anormal. Esta condición mórbida del cuerpo o la mente, o
ambas, está compuesta por signos y síntomas no correspondientes a la salud del paciente, no
importa si son de poca o mucha data. El estudio de los síntomas generales y particulares que tan
claramente define y determina la constitución mórbida que se está estudiando, desde el principio
hasta el fin, es un asunto positivo y científico. No es algo fantaseado sino que puede demostrarse
que es algo positivo al lado del paciente, y que es de procedencia cierta en toda su extensión, y
completamente basado en hechos, lo cual omite todas las opiniones y teorías.

La oposicion de la fuerza vital a la acción de las drogas

Quizás todos los homeópatas recuerden el valioso artículo del Dr. Dunham, incluido en su tratado
sobre la ciencia Homeopática, titulado, "Los síntomas primarios y secundarios de las drogas como
guía para la determinación de las dosis". Quizás todos recuerden un artículo similar del Dr. Hale
sobre su imaginaria ley para la selección de la potencia. Asimismo, desde que se han publicado
estos artículos, la mente homeopática se ha dirigido frecuentemente hacia los párrafos del
Organon de Hahnemann que tratan esta doctrina, que son los 63 y 64; además el 115, es de valor
tan importante sobre el tema, como los dos parágrafos nombrados.
El parágrafo sesenta y cinco debería ser estudiado, porque proporciona ejemplos de acción y
reacción, que ilustran la doctrina enseñada en éstos.

Como la idea principal del Dr. Dunham era refutar la doctrina del Dr. Hale, según la cual los
síntomas primarios y secundarios proporcionan una guía suficiente como para indicar la dosis y
como ésto no es particularmente el objeto de este artículo, podemos avanzar hacia un punto de
vista diferente acerca de estos párrafos y de la doctrina contenida en ellos, esperando que el Dr.
Dunham haya dejado un argumento suficiente contra esa desatinada dirección.

Párrafo 62: Por un lado, los resultados perniciosos de los tratamientos paliativos o antipáticos, y
por otro lado, por el contrario, los felices efectos que produce el método homeopático, pueden
ser explicados con las siguientes consideraciones, las cuales han sido deducidas, de numerosos
hechos que nadie ha descubierto antes que yo, aunque se los tenían por así decirlo, entre los
puños; así es que éstos podían haber sido antes perfectamente evidentes y de un infinito
beneficio.

Párrafo 63: Toda medicina y todo poder que actúa sobre la vida, desordena más o menos la fuerza
vital, y produce en el individuo un cierto cambio, el cual puede persistir por un tiempo más o
menos largo. Este cambio es llamado el efecto primitivo. Aunque producido por la fuerza
medicinal y la fuerza vital simultáneamente, éste corresponde principalmente al poder que ejerce
su acción sobre nosotros. Pero nuestra fuerza vital siempre tiende a desarrollar sus energías
contra esta influencia; los efectos que son el resultado de esta acción, y que están inherentes en
nuestro poder vital para la preservación, y que dependen de su actividad automática, permiten el
llamado efecto secundario, o reacción.

Párrafo 64: Mientras el efecto primitivo del poder artificial morbífico (medicinal) perdura sobre el
organismo sano, la fuerza vital parece jugar una parte puramente pasiva, como si estuviera
obligada a someterse a la influencia del poder actuante externo y permitiera ser modificada por
éste. Pero después de un tiempo, parece de algún modo excitarse. Entonces, si puede existir un
estado directamente contrario al efecto primitivo o impresión que ha recibido, manifiesta una
tendencia a producirla (acción secundaria, reacción), la cual es proporcional tanto a su propia
energía individual como al grado de influencia ejercida por el morbo artificial, o poder medicinal;
pero si no existe en la naturaleza una condición opuesta a este efecto primitivo, entonces trata de
establecer su preponderancia, borrando el cambio que ha estado trabajando sobre ésta desde el
exterior (es decir de la medicina) y sustituyendo esto por el propio estado individual normal
(acción secundaria, acción curativa).

Párrafo 115: Respecto de los efectos primitivos de ciertas medicinas, se encuentran varios
síntomas que en parte, o bajo ciertas condiciones accesorias, por lo menos, son el reverso de
algunos de los síntomas que aparecen tanto al comienzo como más tarde. Propiamente hablando,
sin embargo, estas circunstancias no son suficientes como para hacernos considerar a éstas como
efectos consecutivos o como el resultado actual de la reacción de la fuerza vital. Ellos constituyen
una acción alternante de los diferentes paroxismos de la acción primitiva solamente; y son
llamados efectos alternantes.
Después de hacer las consideraciones debidas de estos párrafos, he llegado a la conclusión de que
no hay sino una acción drogal, la cual siempre enferma. Lo que ha sido considerado la acción
secundaria, es la acción de la fuerza vital, la cual siempre tiende a la curación. Si limitamos, como
hizo Dunham, la base de la prescripción a los efectos primitivos, así establecidos, se vuelve
necesario calificar nuestro conocimiento, entendiendo qué es lo que se conoce o considera por
efecto primitivo.

Esto implica el estudio de los síntomas que aparecen después que fue hecha la prescripción y que
el remedio ha actuado. También implica el estudio de los síntomas que aparecen largo tiempo
después que fue hecha una experimentación sobre un sujeto sano. Estos síntomas reactivos
indican a menudo qué es lo que está pasando, e indican si el paciente es curable o no; también a
menudo indican cuándo la acción del remedio es hostil a la curación, Según las viejas enseñanzas
los así llamados síntomas secundarios jamás requieren una prescripción. Esto es cierto, en efecto,
pero para entender la aplicación plena de esta aseveración, debe hacerse un estudio extenso de la
acción y la reacción. El cuadro sintomático para la prescripción, debe resultar de las sensaciones
enfermas que hacen peligrar la vida o la salud, y la reacción ser la evidencia de la reparación de la
fuerza vital; de aquí la importancia del conocimiento pleno del poder de estas energías.

En algunos casos, dosis grandes de drogas potentes producen efectos violentos, propendiendo
acciones más profundas y prolongadas, tales como son observadas más particularmente con las
drogas potentizadas. Lo que se toma a menudo equivocadamente por síntomas secundarios, son
simplemente aquellos síntomas que pueden sobrevenir por las drogas altamente potentizadas,
como efectos primitivos o efectos directos de las drogas en uso. Los efectos más dinámicos
perduran más tiempo y parecen ser secundarios a los efectos más tóxicos, pero ésto es sólo en
apariencia. Por ejemplo, alguien que ha estado usando Arsenicum por mucho tiempo, tiene la
continua apariencia del veneno, en la cual vemos la verdadera acción drogal.

Mientras se continúa con la droga, la acción estimulante de Arsenicum crudo, parece sojuzgar la
fuerza nerviosa del sujeto; pero tan pronto como es suspendida sobreviene una crisis terrible. Aquí
es donde hay reacción; si es que hay alguna reacción, debe mostrarse a sí misma, pero a menudo
la fuerza vital ha sido completamente sojuzgada por la continua influencia tóxica del Arsenicum.
Nada más que Arsenicum salvar la vida.

Del mismo modo vemos la influencia del h bito tóxico de Opium y otras drogas. Después del uso
continuo de Opium, sobreviene una depresión tal de la fuerza vital, que la suspensión de la droga
es seguida por una diarrea fatal, para lo cual se necesita dar más Opium. En tales casos parecería
que el dinamismo drogal usurpa realmente el lugar de la fuerza vital.

Bajo la acción de pequeñas dosis, vemos el orden de los síntomas invertidos. Algunos
experimentadores de Opium, se vuelven constipados, otros tienen deposiciones blandas; así lo
que parece ser primario en uno, parece ser secundario en el otro caso. Una familia que estaba
bajo mi observación, sufría siempre diarrea -todos sus miembros- cuando tomaban una pequeña
dosis de Opium; mientras que lo común es que la mayoría de los sujetos que experimentan
Opium, tengan constipación, que aparenta ser la acción primitiva de la droga.
La fuerza vital intenta oponerse al disturbio primitivo producido por las fuerzas externas, de aquí
que las manifestaciones reactivas parecen ser opuestas en varios casos. De aquí que si Opium
comienza el ataque con una diarrea, ésto terminar en una constipación. Esto debe
proporcionarnos, por lo menos algunos casos, ejemplos maravillosos sobre los cuales pensar.

Ahora si intentamos medir las energías reactivas en el estado de salud, a través de nuestra
observación, veremos que la energía reactiva es siempre mayor que el choque primitivo, como se
comprenderá leyendo el párrafo 65.

Párrafo 65: Los ejemplos de los (a) efectos primitivos están delante de nuestros ojos por doquier.
Una mano que ha sido bañada con agua caliente tiene al comienzo, mayor cantidad de calor que la
que no estuvo sometida a la inmersión (efecto primitivo), pero poco después que aquella es
retirada del agua, y se seca bien, se vuelve fría otra vez y al final mucho más fría que la del lado
opuesto (efecto secundario).

El mayor grado de calor que se origina por un violento ejercicio (efecto primitivo) es seguido por
estremecimientos y frío (efecto secundario).

Un hombre que se acalora por tomar vino copiosamente (efecto primitivo) encuentra al día
siguiente, que aún una ligera corriente de aire es muy fría para él (efecto secundario).

Un brazo que ha sido sumergido algún tiempo en agua helada está al principio mucho más pálido
y frío que el otro (efecto primitivo); pero retírese éste del agua y séquese cuidadosamente, no solo
se volverá más caliente que el otro, sino que aún con calor ardiente, rojo, inflamado, (efecto
secundario). El café fuerte en un primer momento estimula las facultades (efecto primitivo), pero
deja detrás una sensación de pesadez y somnolencia (efecto secundario), que continúa por un
tiempo largo si no recurrimos otra vez al mismo líquido (paliativo). Después de una somnolencia
excitada o por el contrario un profundo estupor, por el uso de Opium (efecto primitivo) hay mucha
mayor dificultad para dormir durante las noches sucesivas (efecto secundario). La constipación
excitada por Opium (efecto primario) es seguida por diarrea (efecto secundario y las evacuaciones
producidas por purgantes (efecto primario) son seguidas por una constipación que perdura por
varios días (efecto secundario). Es así que el poder vital, en sus reacciones se opone a los efectos
primitivos de las dosis fuertes de las medicinas que operan poderosamente sobre el estado de
salud del organismos provocando una condición directamente opuesta, ésto siempre que haya
capacidad de producirse.

Debemos observar estos ejemplos que nos proporcionó el maestro -y siempre es bueno confiar
en sus ejemplos tan atentamente como sea posible- vemos que La energía reactiva siempre es
mayor que el choque primitivo. Si no fuera por este incremento de las expresiones de la
naturaleza, seria casi imposible que la reacción produjera una curación y es funesto cuando la
fuerza vital no reacciona contra las influencias nocivas extrínsecas.

No se observar mucho de valor, después de haber usado dosis fuertes de drogas crudas. En
proporción a lo grosero en la falta de detalle en el efecto primitivo, se ver falta de detalle en el
efecto reactivo de la fuerza vital. Esta falta de detalle ser seguida por una catarsis sin detalle
específico y cuando sobrevenga la reacción, a la constipación le faltarán las sensaciones más finas
que están absorbidas en la paresia intestinal y acciones y reacciones no descriptibles, las que no
tienen casi sentido. Esto tendría que indicar una lección para las experimentaciones y dar el límite
del valor de aquellas experimentaciones hechas con drogas crudas. Esto debería enseñar a los
defensores de tales efectos que los índices de individualización no se encuentran en éstas.

Si proseguimos con el sentido del texto, observamos que el efecto reactivo en un-caso dado, es
generalmente lo opuesto al efecto primitivo o como si hubiera en éste un intento de oposición al
choque primitivo, el cual puede ser una quemadura, un congelamiento, una droga o la
enfermedad fijada, como se ve releyendo cuidadosamente el párrafo 65. Los síntomas o
manifestaciones de la reacción, se encuentran generalmente en la patogenesia de la droga
causante del choque primitivo. La reacción en otras palabras, está limitada a la esfera de 13 droga
causante del efecto primitivo. En un experimentador, Opium ha producido constipación (efecto
primitivo) y en la reacción observamos diarrea. En otro experimentador el efecto primitivo será
una diarrea y la reacción será la constipación Ver par g. 65 Organon-.

La reacción en el sano, será siempre mayor que el choque primitivo.

Para establecer ésto de otro modo, los síntomas que aparecen en una persona como efecto
primitivo, aparecen en otra como la influencia reactiva de la fuerza vital; esto es debido a que la
fuerza vital, en sus esfuerzos por resistir la fuerza externa, debe establecer directamente acciones
opuestas y todas estas reacciones, están dentro de la línea de acción encontrada en la droga o
enfermedad que actúa como causa y por la cual la fuerza vital está actuando o reaccionando en
contra. Todo síntoma o expresión que se encuentre en una reacción dada, corresponderá a los
síntomas patogenéticos de la entidad desencadenante, la reacción opuesta. No puede haber
reacción fuera de la acción de una entidad dada, ya sea la causa una enfermedad o una droga.

No debe suponerse que esto pueda proporcionar una doctrina por la cual podamos recabar o
suponer síntomas que no han sido en realidad producidos. Estoy bien enterado que esta doctrina
puede ser criticada antes de ser aceptada, pero hasta ahora el estudio de las experimentaciones,
me han permitido confiar plenamente en ésta como un hecho.

Para entender la acción de las drogas en sus efectos primitivos, no se debe intentar estudiarse
ésta sobre el enfermo, sino que deben ser elegidas personas sanas, que nos darán mucho de lo
que es útil, si se observa lo que es sentido y visto.

También para entender la reacción, debe compararse que es lo que se ve en las personas sanas,
con lo que aparece en distintos grados en los enfermos.

Si comenzamos el estudio de los efectos primitivos a través de la experimentación de una droga


sobre un sujeto sano, naturalmente debemos evitar los efectos groseros de las medicinas, si es
que queremos aprender mucho. Tal como se ha dicho, los detalles más finos han sido absorbidos
en los efectos groseros, pero de cualquier modo observamos que los pocos síntomas que parecen
repetirse con exactitud es sorprendente, algunos aparecen al 1º, 3º, 5º, 7º y 9º día, por varias
semanas con una exactitud de repetición que es asombrosa. Especialmente se da esto, cuando la
potencia que Hahnemann mencionó que era la potencia 30, es la más baja a la cual se recurre,
para la experimentación. En comparación con los efectos groseros, que cesan pronto, el efecto de
las potencias sobre los experimenta(lores sanos es muy sorprendente, en la variedad de síntomas
y duración, después que fue administrada. Aún varias semanas después de la experimentación,
encontramos síntomas que aparecen o se manifiestan en intervalos de 7, 14 y 21 días.
Particularmente he observado ésto en una mujer sana que experimentó Cenchris, quien tuvo
síntomas menstruales durante cuatro meses después de la experimentación, repitiéndose éstos
durante cada periodo menstrual con perfecta regularidad; es un síntoma ahora que está
confirmado y que es valioso. Si ésto fuera lo que denominamos efecto reactivo, sería un misterio
para un filósofo, el conocer porque el efecto de la potencia diez mil, tardó tanto en desaparecer.
Así que debe ser razonable concluir que todos los síntomas que aparecen después de la toma de la
droga que se indicó son los síntomas genuinos de la droga, son los efectos primitivos y específicos
de tal droga, tanto si ocurren en el primer día o varios meses después. Se fijaron hábitos y
costumbres en experimentadores después de años de haber pasado la experimentación. Éstos,
considerados como síntomas, han sido curados por la misma droga bajo condiciones similares y
podrían ser considerados, un efecto fundamental primitivo de la droga usada; ellos son realmente
la enfermedad de la droga.

Si emprendemos ahora la consideración de la acción, cuando no sobrevienen reacciones


aparentes en contra de ésta, de oposición, veremos entonces efectos aún más sorprendentes. Si
administramos a un paciente que está en los últimos estadios de la consunción, una droga, la
misma que lo hubiera curado cuando aún era curable, observamos hechos sorprendentes y
marcados.

Vemos que después de la administración de esta droga, éste se empeora, que el curso de su
enfermedad es más rápido, y que se puede, por el descuidado uso de tal droga, apresurarse una
prematura gravedad. En este caso tomamos nota de la falta de reacción. Vemos el choque
primitivo continuo, el cual unido a su enfermedad, en vez de curarlo, le apresura la agravación.

Observamos entonces lo que no observamos en una reacción saludable, un curso continuo de


declinación, debido a la acción primitiva de la droga unida a la enfermedad; aquí bien puede
decirse que es funesto para una persona que no le sobrevenga una reacción.

Observamos este estado de hechos, en los casos incurables de enfermedad de Bright, consunción,
cáncer, donde el remedio que había, sido lo suficientemente profundo para curarlo antes, es
ahora un veneno. Observemos además que los remedios que ayudan para los sufrimientos severos
de estos casos incurables, son los que son solo similares a los pocos síntomas de dichos
sufrimientos. Éstos proporcionan ejemplos de la acción primitiva de una droga cuando no es
opuesta por la reacción vital. Las expresiones primitivas de la droga, son modificadas por la fuerza
vital en las reacciones saludables y algunos han tomado esto equivocadamente, como la acción
secundaria de la droga administrada, especialmente en el caso de las experimentaciones. Entonces
esto es lo que debemos considerar como primitivo, cuando la reacción no se opone a esta acción,
que es cuando podemos conocer mucho de su interior. Se observa además la periodicidad que
tienen los síntomas. La periodicidad que sigue a la acción de las drogas y que se puede estudiar en
una droga, puede ser también estudiada en una enfermedad causal. Lo que es cierto acerca de la
acción de una droga es también cierto para la acción de una enfermedad. La vía más adecuada del
estudio de las enfermedades, en sus acciones, es también valedera para el estudio de las drogas
en sus acciones, sus conductas. Tomen por ejemplo una fiebre intermitente. El paroxismo está
compuesto por escalofríos, fiebre y sudor. La acción primitiva de esta fiebre está seguida en toda
su extensión, por las expresiones paroxísticas, las que perduran hasta que la acción de la fuerza
vital, coadyuvada o no, es suficiente como para oponerse a la enfermedad causal.

Estaría bien considerar la naturaleza errática de algunos síntomas correspondientes a las drogas,
tales como Ignatia que tiene síntomas extremos, opuestos y alternantes. Son síntomas que
cambian del modo más errático, y son todos sin embargo expresiones de enfermedad de una
droga. Se que he tocado escasamente una parte importante de la verdad, sin embargo, ésto es
para hacer trascender las reflexiones respecto de las acciones de la naturaleza. Ser versado en los
signos de la acción drogal da una vía importante para la verdad y el conocimiento así ganado debe
ser útil, pues dar una droga nueva o repetir una elegida, depender a menudo de lo que se conoce
acerca del sentido de las acciones observadas. Es bueno conocer ahora que la reacción va
favorablemente cuando los síntomas mentales están mejorando y las sensaciones generales
expresan una mejoría general orgánica, aunque los síntomas locales estén peor. El médico de
éxito, es el que conoce bastante acerca de los signos de la reacción y que es lo que intenta la
naturaleza. Es bien conocido que los síntomas crónicos imbrincados en la economía ya sea por
drogas o por miasmas crónicos, son debidos completamente a la deficiente reacción de la fuerza
vital.

Resulta incurable una enfermedad por dos motivos: Primero- por la destrucción de los tejidos en
el organismo. Segundo- por la reacción deficiente de la fuerza vital. Esto último puede ser además
dividido en debilidad congénita y debilidad adquirida. Pero como estas divisiones de
complejidades intrínsecas, corresponde a otro tema, dejaré aquí el tema emprendido en este
artículo, esperando que sean hechas bastantes consideraciones para aclarar sus puntos débiles, ya
que debe brillar la luz más fuerte sobre la real verdad.

La administracion del remedio

Algunos pueden suponer que hay poco que decir acerca de la administración del remedio
homeopático, otros que hay poco que aprender más allá de lo que puede ser encontrado en los k3
de Hahnemann. No habría que esperar que Hahnemann pudiera formular apretadas líneas acerca
del uso de las altas y más altas potencias, cuando él jamás las usó. Lo que él dijo acerca del uso de
los remedios se aplica mayormente a las potencias bajas y a la 30gr. Lo que dijo acerca de éstas, es
muy útil para la administración de los remedios en todas las potencias, pues él dio reglas generales
y nada más pudo haber dado en ese tiempo.
Una experiencia extensa, con todo tipo de potencia, constitución y variados grados de
sensibilidad, permitir a un buen observador fijar líneas no invariables para que sean seguidas por
él u otros.

La diferencia entre la actividad de un remedio dado en la potencia 30 y la 1OM sobre una misma
constitución es de lo más sorprendente y la diferencia entre la 1OM y la CM, es aún más
sorprendente. En algunas constituciones la 1M no es repetida con provecho y en otras, son
necesarias dosis estoicas y variadas. Las muy altas potencias, si están claramente indicadas
raramente requieren su repetición para producir una acción curativa larga en los casos crónicos,
pero en las enfermedades severas agudas, en constituciones robustas, son más útiles varias dosis
en rápida repetición. En una tifoidea con fiebre alta, se hace un mejor trabajo, cuando se repite el
remedio hasta que la fiebre comienza a ceder, lo cual debe hacerse a veces. por varios días. En una
fiebre remitente el remedio puede ser repetido hasta que la fiebre muestre signos de caída.
Mientras la fiebre perdura en constituciones robustas, el remedio puede ser repetido con ventaja
y en algunos casos es positivamente necesario.

Jamás importa si se da el remedio en agua por cucharaditas o a través de unos pocos glóbulos
secos sobre la lengua -el resultado es el mismo-. Algunos han supuesto que dando uno o dos
pequeños glóbulos pueden asegurarse un efecto más suave, pero esto es una decepción. La acción
o poder, si después de todo se actúa, es tan grande como la de diez. Si se disuelven unos cuantos
glóbulos en agua, y el agua es dada por cucharaditas, cada cucharada actuará tan poderosamente
como si se diera todo el polvillo de una vez y toda la cantidad de agua tomada de una vez no será
más curativa o no tendrá mayor poder que una cucharada.

Cuando la medicina es dada a intervalos, el poder curativo es incrementado y puede ser inocuo si
es suspendido con juicio. Cuando se ha obtenido un efecto beneficioso, la medicina debe ser
siempre suspendida y puede hacerse el mayor daño si se continúa dándola. Por lo tanto no
siempre la técnicamente dosis única es la mejor práctica, aunque siempre lo que se pretende en
conjunto, es el efecto único.

El observador correcto, aprenderá pronto, si se asegura la acción con una dosis única o con una
serie de dosis. Pero después que esto ha sido confirmado, no hay jamás una excepción para la
regla -esperar la acción del remedio-. En los sufrimientos agudos y en las emergencias el plan
antedicho es el más aconsejable. En las enfermedades crónicas se encontrar que lo mejor para la
primera prescripción, es dar la dosis única seca sobre la lengua. Después que han actuado bien
varias dosis, cuando se ha dado a largos intervalos y se observa que la acción se vuelve más y más
débil, y los síntomas piden todavía el mismo remedio, una serie de dosis mostrar una acción más
fuerte y más profunda y esto es precisamente cierto si la potencia es dada mucho más alta.
Además es seguro hacer esto, después que han sido dadas varias dosis de una medicina a largos
intervalos y en dosis únicas, aunque esto no hubiera sido la mejor práctica con las primeras dosis.
Cuando se indica las potencias 30 y 200, es mucho más necesario a menudo, dar la medicina en
agua, que cuando se usan potencias más altas.
Estas potencias tienen una acción curativa mucho más suave que las potencias más y más altas, y
por lo tanto son mucho más aconsejables para las mujeres muy nerviosas y excitables, para los
niños y para algunos hombres.

Para seguir todos los grados de sensibilidad de las enfermedades crónicas, el médico debe
manejar sus medicinas de acción profunda en las potencias 30, 200, 1000, 1OM., C. M., y M. M, En
algunos pacientes crónicos, si el medicamento que cubre los síntomas es el simillimum, alguna
potencia hará toda la curación que pueda, con dos o tres dosis dadas a intervalos largos y luego de
los cuales, se deberá seleccionar una potencia más alta. Es preferible comenzar con potencias
bajas y luego seguir con las más altas. Cada cambio de potencia trae una acción curativa nueva y
más profunda. Algunos dicen que dar potencias muy altas desde el comienzo es cumplir desde el
comienzo, pero no es cierto que así se cumpla la curación. En varias enfermedades crónicas, el
paciente debe ser mantenido con el remedio por un tiempo largo, y el remedio debe ser manejado
de tal modo, que no se interfiera con el poder curativo. Es mejor asegurarse esta acción continua,
a través del método conservador. De este modo la curación es siempre suave y permanente. Así
mismo si se dan potencias muy altas a personas débiles y extremadamente sensibles, se
producirán los trastornos y síntomas antiguos de modo muy violento y rápido, y se fracasar en
sostener la acción curativa el tiempo suficiente como para erradicar el miasma subyacente.

Para evitar el choque o agravación, algunos administran la dosis a la noche, otros a la mañana,
pero no hay diferencia. Un remedio crónico de acción profunda rara vez debe darse en la mitad de
un paroxismo o exacerbación, sino al final. Esto es una regla establecida desde tiempo antiguo y
casi todos la siguen. Dar un remedio de acción profunda en medio de un gran sufrimiento puede
incitar una agravación, incrementar los sufrimientos, y agotar el poder curativo del remedio
inútilmente. La dosis se agotará y cuando fuera repetida fracasar su acción a menudo. Es necesario
seguir el caso hasta su momento eventual y dar entonces la medicina. Este momento es cuando la
excitación ha pasado, cuando hay calma. Si es un sufrimiento menstrual, después de la
menstruación; si es una cefalea crónica, después de la cefalea; si es una fiebre intermitente,
después del paroxismo; esos serán entonces los mejores momentos para dar la dosis de la
medicina.

El cuidado de los casos incurables difiere grandemente. No hay dos casos iguales, y pronto se
observa que las medicinas, aún las muy cuidadosamente seleccionadas agravan y palian, que la
fuerza del remedio se agota pronto, y que debe ser encontrado uno nuevo. Es raro que el remedio
tenga efecto en más de una potencia y no es infrecuente que el remedio actúe por sólo unas
horas. El cambio rápido de síntomas y estados obliga al paciente a estar continuamente cerca del
médico.

Los siguientes axiomas deberán tenerse siempre en la mente:

Cuando los síntomas cambian, el remedio debe ser suspendido, ya que cesa de ser homeopático,
por lo tanto, la acción que pueda ejercitar, puede no ser curativa y puede ser perjudicial.
La dosis única en toda persona sensible se anticipa a estos cambios de síntomas y debe ser lo más
seguro para la práctica general.

La repetición de la dosis, para, intensificar la acción del remedio, no debe ser considerada como
regla, sino como excepción.

Es imprudente para los que recién comienzan, llevarse por el deseo de repetir muy a menudo la
dosis; esto debería evitarse siempre.

El médico que prescribe la medicina disuelta en agua universalmente, causará sufrimientos a


varios de sus pacientes sensibles, y creer que la enfermedad se está empeorando, y cambiar el
remedio, cuando lo que debe hacer, es cesar de dar la medicina.

Cuanto más alta es la potencia, la agravación producida por este tipo de repetición, será mayor.

Los médicos que practican sólo en el campo, entre gente que es fuerte y vive al aire libre, no ven
las agravaciones agudas que se ven en la ciudad. La gente de campo tolerar más el abuso de la
repetición de la dosis como el de las drogas crudas.

Las bases para futuras observaciones en la materia medica o cómo estudiar la materia medica

La homeopatía es un arte y una ciencia de la vida porque es un estudio de objetos vivientes. La ley
es revelada a través de fenómenos desarrollados en seres humanos vivientes, no en sustancias
muertas. Las observaciones de las sustancias muertas están tan lejos de las cosas vivas y de la vida
misma, que pueden ser consideradas con propiedad completamente ajenas a los seres vivientes.
Ellas forman una ciencia puramente externa, una ciencia abstracta y podría considerarse ajena y
distinta del objeto a que se refiere la ley.

En el laboratorio no ha sido descubierto remedio alguno para los seres humanos vivientes y las
investigaciones de éste no han beneficiado a los muertos. El laboratorio no estudia ni la vida ni la
enfermedad, sino los resultados de la enfermedad. Es cierto que las causas se continúan a veces
por efectos, pero el conocimiento de las consecuencias de las causas es inútil, excepto si se
relacionan con el conocimiento de sus orígenes y del curso por el cual se desarrollan. Los orígenes
de la perversión de la vida no se encuentran ni en la patología, ni en el laboratorio, ni aún si se usa
el microscopio.

Los síntomas de la enfermedad son las únicas manifestaciones posibles de descubrir en la


economía vital pervertida. En los síntomas podemos ver claramente la semejanza de cada
enfermedad con la semejanza del remedio curativo para cada una de ellas. Los síntomas son las
únicas manifestaciones por las cuales la enfermedad puede hacerse conocer a sí misma a un
médico inteligente. No es por falta de naturaleza Divina que el hombre no es suficientemente
sabio como para leer estos síntomas.
Los hombres que son víctimas de su propia inteligencia, piensan que pueden llegar a través de la
materia muerta, a la causa, al progreso, y a los agentes curativos de la enfermedad. Esto jamás
pudo hacerse; con el tiempo esta idea será considerada como una fantasía de la antigüedad.

La ley de curación conocida como la ley de los similares, es una ley de Dios. Ésta fue siempre así
reconocida por Hahnemann. Ésta siempre se ocupa de las manifestaciones, no de los resultados de
los cambios vitales, de las sustancias-muertas; así debe ser siempre. Cuando el hombre conoce la
Ley y el significado del fenómeno, percibe la relación entre la imagen de la enfermedad en el
enfermo y la de nuestras patogenesias.

Cuando conoce la ciencia de la Homeopatía, percibe los comienzos de la enfermedad en la niñez,


sus progresos a través de la vida, y sus resultados después de la muerte.

Cuando esto puede ser considerado en conjunto, hace una gran totalidad; cuando se considera
separadamente, es siempre algo sin valor. Cuando la ciencia conoce sólo las consecuencias, es una
ciencia muerta, que saca conclusiones sobre la muerte, y es inútil para la vida.

Un eminente patólogo me dijo una vez: "sabremos cómo curar a este paciente, cuando
conozcamos la patología". Entonces le pregunté: "¿Cuándo conoceremos la patología?" Me
replicó: "Cuando hayamos hecho un post-mortem".

Nada se descubrió en lo muerto, separado del sujeto vivo, que estuviera relacionado, o que haya
permitido llegar a un remedio para la enfermedad. Sólo se han descubierto paliativos peligrosos y
temporarios, que más a menudo matan que curan y que son más dañinos que benéficos. Se
hallará que cualquiera que se mencione, es de poco valor en comparación con los remedios que se
ajustan a la relación medicamentosa, por la cual todas las manifestaciones vitales producidas, son
usadas a través de una aplicación inteligente.

Cuando el laboratorio pueda decirnos qué es lo que el hombre ama y qué es lo que odia, cuando
pueda darnos una imagen completa de su mente racional, con todas sus desviaciones de lo
normal; cuando pueda decirnos cuáles son sensibles al frío, al calor, al tiempo seco y a las
tormentas; entonces podremos pedir ayuda a esta ciencia muerta, alejada: de la sintomatología.

Cuanto más pronto aprendamos a ver durante la enfermedad la verdadera clasificación e


individualización a través de los signos vitales, más pronto curaremos a los enfermos, de modo
satisfactorio, y no buscaremos remedios en los resultados de la enfermedad.

Contémplese los millones de dólares derrochados en las investigaciones de laboratorio, los cuales
no han dado hasta ahora un conocimiento satisfactorio acerca de la causa de la bacteria. ¿Han
advertido éstas algunas luz, sobre el terreno o la condición precisa de nuestros fluidos vitales, que
nos proporcione un conocimiento acerca de la falta de resistencia, o de la susceptibilidad?.

¿Nos, han dicho de la condición real de las tendencias inherentes; qué es aquella condición que
termina en tuberculosis, cáncer y marasmo?.
Sin embargo estas condiciones que tienden hacia la tuberculosis y cáncer son tan bien conocidas
por los sabios seguidores de Hahnemann, a través de los signos y síntomas, que en estos días
todos pueden ser curados, si, curados de su inherencia. Pueden ser diagnosticados y curados;
diagnosticados no por los descubrimientos de laboratorio, sino por los métodos familiares a los
modernos seguidores del inmortal Hahnemann. Estos hechos pueden ser descubiertos, estudiando
los hechos de la voluntad, el entendimiento, y los signos y síntomas físicos, tal como existen
similarmente en las experimentaciones drogales. El estudio de lo vital, puede permitirnos curar los
niños idiotas, débiles mentales; los laboratorios no pueden hacer esto.

Un médico es aquel que conoce cómo curar al enfermo. Ser un patólogo y no tener un
conocimiento esmerado de la materia médica y de cómo usarla, es no ser médico. He conocido
algunos buenos prescriptores, quienes hicieron excelentes curaciones de enfermos y que tenían
un conocimiento limitado de la patología.

El médico cabal, rotundo, es el que agrega a su conocimiento del arte de seleccionar los remedios
de acuerdo con la Ley de Similitud, un conocimiento del diagnóstico y la patología. A veces debe
avisar a los pacientes que son incurables, debe conocer patología y diagnóstico. Hay tipos de
patología muy útiles para el prescriptor inteligente; pero este conocimiento jamás es útil en la
mente del hombre ignorante del arte de prescribir.

El patólogo considera la enfermedad en vez del paciente; el médico considera al paciente y


percibe al paciente enfermo en los síntomas que representan la personalidad del hombre enfermo
.

Las enfermedades y los resultados son en gran medida, lo mismo en todos los seres, tanto
hombres como animales inferiores, y no es posible una individualización por el estudio de una
enfermedad o su patología. Todos los seres producen la misma patología cuando están afectados
por la misma enfermedad .

Lo que es común, jamás permitir al médico percibir lo que es peculiar en cada individuo.

El principio de curacion

El principio vital que domina todo organismo y toda sustancia simple y compuesta, se manifiesta a
sí mismo, a través de distintos medios y bajo variadas circunstancias. El grano de almizcle, que
estuvo expuesto durante setenta años, en una atmósfera abierta, revelándose constantemente a
todos en quienes penetró $u aura, no estuvo reducido perceptiblemente en peso o poder, para
imprimir el olfato de aquellos.

El protoplasma revela a la visión, su vida en movimiento a través de la ayuda del microscopio, lo


cual es una observación actual.

La categoría de sustancias inertes, de la cual silica, es un miembro prominente, demuestra su


fuerza vital influyente sobre los elementos de los reinos vegetal y animal, por los cambios
producidos en los elementos de estos reinos. Esta categoría demuestra negativamente que hay
vida en las así llamadas sustancias inertes.

No hay sustancia conocida por el hombre, que no posea vida; en relación con la complejidad de su
organización, puede ser más baja o más alta en el orden y manifestaciones, hasta llegar a alcanzar
la imagen del Creador de todas las cosas que han sido logradas. ¿Parar esto en el hombre?. No; el
modelo más alto tiene que ser visto en Dios, el autor de la vida y de todos sus medios.

Observamos que en el cuerpo animal cuando pierde su identidad o energía vital individual, sus
elementos instantáneamente manifiestan su propia fuerza vital individual, cada una a su modo,
como abejas atareadas, hasta que la masa informe llega a transformarse en su polvo original.

La acción y la influencia entre los cuerpos vivos y las sustancias inertes son observadas en la
naturaleza. La necesidad actual, es aplicar la lección que da la vida, a través de la cual el principio
de curación vital puede ser evaluado-y puede considerarse su naturaleza, como una fuerza
pervertida, una idiosincrasia que debe ser corregida, o si se refiere, curada.

La combinaciones de estas fuerzas dan las complejidades de la vida y la curación. Vemos la


combinación de vida y muerte una dentro de la otra, hasta que una desaparece en la otra. Si hay
vida perfecta y pura, hay completa ausencia de muerte visible. En la mitad de la vida y la muerte
vemos el equilibrio perfecto. Esta condición se vuelve necesaria para la reproducción o nutrición; a
través de ella observamos la vida actuando sobre su medio. El defecto más leve en las operaciones
vitales crea fricción y la maquinaria se agota rápidamente, se excita; la muerte se incrementa y
esto que comienza siendo un leve defecto, se transforma en un monstruo amenazante; sin
embargo, en gran medida, es sólo a través de los resultados que conocemos que una fuerza muy
suave, correctamente aplicada, corrige el defecto original, y permite que la gran vieja maquinaria
pronto retorne a su acción normal. El defecto puede ser o no una idiosincrasia. Una resistencia
disminuida, contra las cosas comunes, es una idiosincrasia. En tiempos pasados decíamos "este
paciente no puede tomar Calomel porque es muy susceptible a su acción ya que la más pequeña
dosis que se pueda conocer le produce hipersalivación y gran injuria. Los individuos son
susceptibles a menudo, a sustancias que le harían mucho bien si lo positivo y lo negativo de la vida
fuera considerado y aplicado plenamente. La curación es a menudo un contagio, tanto como la
enfermedad.

Cuando la energía vital de la enfermedad causal se da con gran estímulo, el resultado es la


enfermedad, pero si la esfera del plano vital de la misma causa, es elevada hasta la cualidad en
que se vuelve correctiva, el contagio se transforma en curación. La curación debe procurar la
misma vía que la causa; en toda la economía, debe golpear las mismas puertas.

El aura de una sustancia dada, produce la enfermedad. Esto ha sido observado a través de las
inhalaciones a larga distancia de Rhus. La rosa enferma a ciertas personas. Esto se observó en un
pintor que sufría cólicos por el aura de su brocha, aún cuando pintara al aire libre; estos mismos
cólicos le podían sobrevenir si dormía en una habitación recién pintada. Si tan pequeña cantidad
puede enfermarlo, porqué no sería sabio experimentar, e intentar encontrar una cualidad lo
suficientemente sutil, que le hiciera bien como para poder resistir este aura en otras ocasiones. Si
el error vital pudiera ser corregido, él se sentiría bien y su resistencia podría protegerlo. Si fuera
sugerido para esto un antídoto químico, sería seguramente razonable preguntar, que esperamos
antidotar, ya que las sustancias conocidas como productoras de enfermedad son muy pequeñas
como para ser observadas con la ayuda del microscopio, y son insolubles, y sin embargo son tan
ponderosas que enferman al individuo. No todos se afectan así. Con lo mismo el hombre sano no
es así afectado, por lo tanto el contagio, pues eso es lo que es, no puede ser debido más que a la
falta de salud, o enfermedad. Entonces lo que es reconocido como idiosincrasia, es la enfermedad.
¿Estaba enfermo antes de tener el cólico?. ¿Estaba enfermo antes de estar enfermo?. ¿Qué es la
enfermedad?.

El remedio curativo es señalado a veces al médico inteligente por accidentes, a través de los
síntomas.

El organismo animal puede generalmente resistir las sustancias crudas, a pesar que las
atenuaciones bajas de éstas, puedan enfermarlo, y esto es especialmente cierto para las
sustancias inertes y las insolubles.

Se ha observado que el estado negativo puede ser intensificado por grandes estímulos de una
sustancia dada. Un sujeto se vuelve más sensible a Rhus después de haber sido envenenado con
éste.

Las causas deben ser muy similares cuando los efectos conocidos por los síntomas son casi tan
idénticos, de aquí es que las personas susceptibles al veneno de Rhus, sean también igualmente
susceptibles al principio curativo corrector.

Rhus aparentemente cura el envenamiento de Rhus en algunos casos, pero en realidad cura al
paciente, porque él necesitó Rhus o un dinamismo similar tan enfermante como Rhus, aún antes
de haber sido envenenado. El principio que le provocó el desencadenamiento de la enfermedad
fue muy grande para curarlo y lo enfermó. Rhus altamente potentizado curará la enfermedad que
tenía antes de haberse envenenado y la enfermedad que él tiene instantáneamente cesará , ya
que su causa es sobrepasada por la reacción vital normal; si no ha tomado suficiente veneno como
el que es necesario para enfermar a un hombre sano, sino sólo el suficiente para enfermar a un
hombre enfermo a para empeorarlo, recobrar su estado normal en pocos días. Entonces Rhus no
ha curado el envenenamiento de Rhus, sino al paciente de su susceptibilidad a ser envenenado
por Rhus.

Qué diferente es este estado del de las grandes dosis envenenantes de la Morfina o cualquier otra
droga cruda, las cuales deben tener sus propios antídotos. En un caso el paciente es envenenado
porque estaba enfermo, y en el otro está enfermo porque es envenenado y no era susceptible a la
droga que lo enfermó; y no pudo ser impresionado por tal droga más que por cantidades tóxicas.
Esto otra vez hace resaltar el estado positivo y negativo del sistema humano en el cual el individuo
puede ser tan incapaz de protegerse curándose contra la causa, como incapaz de resistir la
curación por la causa. La curación y la causa son diferentes planos en la misma esfera.
Tal como se entendió, contagio y curación no son sino la apropiación irresistible de algunas
energías ignotas, que se aplicaron por accidente o por la inteligencia. Hemos visto que Rhus cura al
paciente su sensibilidad a Rhus, tanto después, como antes de haber sido envenenado por éste.
Esto no es Isopatía, ya que no fue Rhus lo que fue curado, sino el paciente, y eso es lo que fue
señalado a médicos inteligentes que vieron envenenamientos accidentales de Rhus, que se
manifestó a ellos, como una de las medicinas para quien es sensible a ella; se comienza a entender
así plenamente que el paciente siempre es altamente sensible a su medicina necesitada. Esto, por
lo tanto no es sino centrar un complejo sintomático dentro de un problema homeopático.

La observación del estado negativo del organismo es utilizado por el electrologista o controlador
magnético, demostrando varios hechos. El mesmerista, a través de sus movimientos peculiares
actúa sobre el sujeto negativo que al final puede ser privado de sensaciones, su lengua puede ser
pinchada y pasar a través una aguja; sin sensaciones, puede ser manejado como un autómata,
pero el sujeto positivo no puede tan fácilmente entregarse ya que su negatividad no es suficiente
como para ser influido en grado mínimo.

Algunos pueden con una pequeña resistencia oponerse al mesmerismo, otros ser controlados
enseguida y llegar a la inconsciencia.

En este estado, sólo las fuerzas del organismo están disturbadas, los tejidos no presentan
cambios. ¿Puede no ser más que esto la enfermedad, primitivamente?. No se necesita más. No
hay más pues; todos los cambios tisurales son los resultados de la enfermedad. Con este
pensamiento en mente, debe parecer extraño que un profesor versado, busque todavía en el
microscopio el germen que cause el cólera, la fiebre amarilla y la enfermedad equimótica; que
investigue respecto de los resultados de la enfermedad para destruir sus causas. Es lo mismo que
examinar un grano de trigo bajo el microscopio para determinar cuán largo crecerá su tallo, o para
determinar si crecerá algo de él; así como la lente jamás descubrió la chispa vital en el grano de
trigo, así, no ser una guía segura para llegar a la naturaleza de la energía vital, de la enfermedad
causal, o la fuerza curativa.

La anatomía patológica es el estado intermedio, mientras que la imagen externa, formada por
sensaciones, es una perfecta semejanza del estado primitivo de la verdadera enfermedad, y sólo
éstas se corresponden la una a la otra, y en éstas sólo, vemos la armonía sondeable.

El estudio de la anatomía mórbida jamás podrá revelar el remedio que corrija las enfermedades
del hombre, ni el estudio de la corteza del roble venenoso revelar la causa que hace que su fuerza
vital sea tal productora de enfermedad o veneno. Ni el estudio de la raíz de acónico bajo la lente,
muestra que es lo que producir sobre la fuerza animal; ni el estudio patológico determinar qué
entidad la sojuzgar y arrojar del organismo humano.

El principio curativo no se encuentra de este modo. Dos negaciones hacen una afirmación. Tomen
por acordado que hay un estado de minus que llamamos susceptibilidad.
Si aplicamos el poder drogal veremos, que gran cantidad de la droga, enferma; una pequeña
cantidad de la droga, todavía enferma; una porción tan pequeña que a las personas
ordinariamente no disturba, sin embargo a aquellas sensibles, enferma; aún la extrema reducción
de la cantidad produce enfermedad hasta que es encontrado un plano similar en cualidad, a aquel
del dinamismo de la causa productora de enfermedad; entonces pasa, que los dos estados 13
condiciones de minus son colmados y la enfermedad no sigue y la susceptibilidad es
inconscientemente removida. Esto ha sido observado en las pretendidas curaciones debidas a
cambios de clima y lo que se conoce como curaciones, cuando algunos tísicos prosperan en zonas
pantanosas palúdicas.

Cuando se observa el poder curativo del agente corrector puede decirse que se han encontrado
dos poderes negativos. y el resultado es un poder positivo, es decir la salud, la curación. En este
caso los similares han sustentado la gran ley.

Cuando se produce el estado sensitivo por una atmósfera peculiar, el resultado es el cólera o el
resultado es la viruela. Si es la última enfermedad la que prevalece, todas las personas no
protegidas, se vuelven susceptibles, y el veneno o influencia nociva toma vida en la negativa
condición del medio.

Si el veneno o causa se atenúa hasta un plano en que sólo la persona más sensible se disturba
levemente por experimentarlo, la terrible enfermedad puede ser prevenida. Sería mejor proteger
de la viruela de este modo que por vacunación.

Tanto la vacunación como un contagio neutral es un veneno monstruoso en la economía. ¿Quién


puede atreverse a hablar de corrupción e ignorar el hecho de que el contagio natural no es más
que la carga?. Si el virus de la viruela es tan sutil como para que aún cuando está diluido con
millones de volúmenes de aire atmosférico, siga siendo un veneno, quien puede decir en qué
atenuación puede no producir la enfermedad, si no lo averigua con éxito, en personas sensibles. El
intentarlo durante una estación en que no prevalece la viruela no satisfaría la inquisición, ya que
no se produce tan frecuentemente la sensibilidad. El intentarlo entonces en una sola persona no
aclararía la cuestión. La experimentación de Variolinum sería un gran logro para nuestra filosofía,
ya que las experimentaciones de los productos morbíficos han ayudado al estudio de nuestros
miasmas crónicos. El Dr. Fincke ha hecho buenos inicios respecto de la investigación concienzuda
de los hechos.

Algunos doctos, a menudo, se mantienen a distancia y despreciando; y después que la verdad ha


sido descubierta con gran sacrificio, aparecen y dicen: "yo le dije que era así". Estas personas son a
menudo útiles, pues crean la suficiente oposición como para estimular la concienzuda
investigación de los hechos. Ellos tienen un lugar en el mundo, aunque ellos no lo conozcan; y
frecuentemente palían el pesar de haber nacido para despreciar a las personas decentes.

EL LENGUAJE DEL REPERTORIO -Nota introductoria: para aquellos que no se han entrenado
profundamente en el estudio del Repertorio, el valor práctico de tal trabajo permanece
incomprendido. El artículo siguiente ha sido preparado para aclarar algunas de las dificultades con
que se enfrentan aquellos que no aprendieron a apreciar el inmenso valor que como guía, brinda
el moderno Repertorio, y para familiarizarse con él, con este revelador acúmulo de nuestra
materia médica.

El médico debe estudiar los principios homeopáticos hasta aprender qué es lo que hay en las
enfermedades que guían al remedio curativo.

Debe estudiar la materia médica hasta aprender qué es lo que se necesita para poder cubrir esta
exigencia.

Debe luego estudiar el repertorio hasta aprender cómo usarlo y así poder encontrar lo que busca
cuando lo necesite.

Hay que admitir que algunos hacen un trabajo mecánico y no se dan cuenta que puede ser posible
hacerlo de alguna otra manera. El médico debe leer y releer los rubros en el repertorio para
aprender qué es lo que hay en él y cómo se expresan los síntomas. A menudo encontrar un rubro
o un síntoma que no hubiera pensado buscarlo en tal lugar; deber entonces recordar dónde ir a
buscarlo; luego deber hacer una o varias referencias cruzadas para guiarse en el futuro con tal
rubro o síntoma.

Algunos fracasan al usar el repertorio, porque piensan encontrar los síntomas expresados con el
lenguaje patológico o porque buscan expresiones del lenguaje tradicional. Debe recordarse que
los síntomas fueron dichos por experimentadores legos; que los enfermos son legos. Ambos
expresan la enfermedad con el lenguaje seglar y el repertorio debe ser la guía de la materia
médica. Todo esfuerzo por llevar tanto la materia médica como el repertorio al lenguaje de la
medicina tradicional, lleva a un total fracaso.

El lenguaje técnico condensa el pensamiento de una enfermedad dada. Esto es todo lo que
necesitan los médicos para comunicarse, todo lo que saben de ésta, hasta que llegan a la cuestión
de los remedios. ¿Cuál es el remedio?. La respuesta trae la Pregunta ¿Cuáles son los síntomas?.
Los síntomas están dados en el lenguaje del lego y la naturaleza: la naturaleza sin educación -la
simple naturaleza- que apela a un médico educado. Los síntomas de un paciente no tienen de
ningún modo sentido para un médico no entrenado- para un médico no entrenado en el
significado de los síntomas en el paciente, en el experimentador de aquí que el repertorio es inútil
para él. Esto explica porqué algunos tratan de usar el repertorio y fracasan; no se les enseñó en
nuestros así llamados colegios homeopáticos.

Todos quienes saben como usar un repertorio con buen resultado no lo han descartado jamás.
Parece extraño que no todos traten de encontrar a alguien que les enseñe cómo usarlo, cuando
hay tantas voluntades para hacerlo; parece extraño que no hayan aprendido a darse cuenta del
lenguaje preciso del paciente, del lenguaje de la materia médica y del lenguaje del repertorio.

Los médicos ignoran estos métodos, no ven diferencias, si el mismo síntoma aparece en tres
pacientes diferentes de la misma familia, aunque uno manifieste el síntoma a las 10 de la mañana,
otro a la 1 y otro a las 4 de la tarde; que uno mejore con el calor, otro con el frío y el tercero no se
afecte con ninguno; y yo sé que ellos preguntan rápidamente "¿qué es lo que hay que hacer con
esto?."

Tres pacientes sufren una cefalea similar; uno mejora al aire libre, otro mejora con aplicaciones
frías y el tercero con aplicaciones calientes; y otra vez vuelve la pregunta "¿qué es lo que hay que
hacer con esto?" No obstante, éstas son sólo las primeras y más simples diferencias que pueden
mencionarse.

El médico inexperto en nuestro arte, adiestra su mente para encontrar, condensar y concentrar, y
esto lo lleva hacia la dirección opuesta requerida.

Tenemos amplios grupos o rubros, pero éstos enseguida se dividen en condiciones, circunstancias
y modalidades, hasta manifestarse la mínima diferencia de tiempo, lugar, grado y manera, de tal
modo puede aparecer la distinción y la individualización "¿Qué es lo que hay que hacer con esto?."

Mencionaré la palabra "debilidad" y aún nuestros propios estudiantes podrá n decir: "¿Qué es lo
que tiene digno de mención, un síntoma común general?" pero si se presenta debilidad:

Después de comer (por lo que debe acostarse un rato) durante el tiempo caluroso, después de
deponer, después del ejercicio mental y físico, después de dormir,

¿Quién no se sorprendería si Selenium no curara tal caso?. Cuando tal grupo de circunstancias
están asociadas a catarro nasal, o de garganta o laringe y si se tiene:

deseos de aire libre, falta de calor vital, emaciación durante la edad avanzada, extrema
sensibilidad a las corrientes de aire, aún a las corrientes cálidas, no queda al homeópata más que
dar Selenium.

¿Cómo puede un médico inexperto resolver esto sin el uso apropiado de un repertorio?.

El uso correcto del repertorio permitir hacer prescripciones automáticas, en los casos simples,
después de diez a veinte años. El uso mecánico del repertorio, jamás lleva a una prescripción
artística ni a resultados remarcables.

Ciertos síntomas mentales característicos van juntos; algunos mentales característicos son
necesarios para un buen trabajo artístico del repertorio; otros son igualmente prohibitivos.

Algunas mentes no pueden comprender que la posibilidad de la potentización de una droga dada,
está en proporción con la homeopaticidad de tal droga con un grupo de síntomas dados, y que
cuando la droga no es similar, sólo la atenuación está presente. Cuándo la atenuación se vuelve
potentización, es una cuestión que sólo el médico artista puede comprender de modo distinto del
teórico.

El médico que puede comprender esto, puede aprender a comprender el valor de los síntomas y
por lo tanto aprender, con la ayuda del repertorio, a comparar los síntomas de su paciente, de
otra manera el trabajo del repertorio se vuelve puramente mecánico.
Quizás en caso clínico ilustrar mejor el tema.

Sra. S - 47 años, una mujer muy excitable; casi histérica; sufre desde hace varios años violentas
cefaleas occipitales.

Durante años éstas la obligaron a tomar fuertes medicinas.

Las cefaleas aparecen cada pocos días; jamás pasa una semana sin sufrir una.

Cada una dura tres días.

El calor y la presión la alivian. Constipada, no tiene deseos durante una semana; luego termina
tomando catárticos.

Dice "He tomado de todo". Deposiciones duras y pequeñas, semejan estiércol de cordero. Deseos
de aire libre, aire fresco. Aflujos de calor. Menstruación, últimamente ausente. Orina escasa y
fuerte. Tiene la sensación que sus ojos no le corresponden. Frío en las rodillas y debajo de éstas.
Muy cansada y excitable. Hipersensible, extremadamente sensible al tacto sobre todo el cuerpo.

¿Cuáles son los síntomas extraños, raros y peculiares en esta paciente?.

Los medicamentos que tienen deposiciones redondas, como bolas duras que semejan estiércol de
oveja, y que también tienen fuertes deseos de aire libre, son Alum., Bar-c., Carb-an., Carb-s.,
Caust., Graph., Kali-s., Mag-m., Nat-m., Nat-s., Op., Sulph.

No tiene deseos de deponer durante varios días. Alum., Carb-an., Carb-s., Caust., Graph., Kali-s.,
Mag-m., Nat-m., Op., Sulph. y otros que no corresponden al caso.

Cefalea occipital: Alum., Carb-an., Carb-s., Mag-m., Nat-m., Op., Sep., Sulph.

-las sacudidas agravan: Carb-s., Mag-m., Nat-m., Sulph. -la presión mejora: Mag-m., Nat-m., Sulph.
-el calor mejora: Mag-m. Marzo 4 - Mag-m. 10M Abril 9 - Mag-m. 10M Mayo 20 - Mag-m. 50M No
tuvo cefaleas desde entonces y ha estado con buena salud.

En este caso la cefalea es un síntoma común, pero era lo que ella había venido a curarse. El
síntoma peculiar es el que es difícil de explicar, por ej.: deposiciones como bolas duras que
semejan "estiércol de oveja". Esto es ciertamente no común; no es un síntoma, diagnóstico de
alguna enfermedad. Puede asombrar el tipo de conmoción intestinal que debe haber, como para
que se desmenucen las deposiciones duras en masas tan pequeñas y redondas; que éstas se
vuelvan planas, ovaladas, redondas y pequeñas como las de la oveja; las deposiciones normales y
las comunes son bien diferentes. Entonces esto debe ser "extraño, raro y peculiar".

Ahora como ella desea el aire libre lo mejor es unir esto con el rubro anterior y así eliminar
medicamentos, esto da el comienzo.

Luego tomando el rubro siguiente más importante, inactividad, o no tiene deseos de deponer por
una semana; lo que queda puede hallarse en la anámnesis restante.
Así se procede hasta el final, tomando los síntomas en el orden de su importancia. El resultado es
la curación.

El ser de un hombre

La verdad es una espada de doble filo. La información, que puede ser usada para el bien de la
humanidad, puede ser usada también para fines egoístas. En el primer caso, eleva a quien la usa;
en el último destruye. Vemos la evidencia de esto en toda profesión, en toda tarea, en el artista, el
médico, el abogado, el comerciante y el político. Tenemos que estudiar sólo las facies para
convencernos.

La facie del médico homeópata que ha usado la gran verdad homeopática para el bien del hombre
tiene una expresión benigna, mientras que el que ha contado primero cuánto le traer ésta a su
billetera tiene una facie taimada, de la cual los niños huyen. Ambos sonríen si tienen éxito; pero si
fracasan, veremos de modo acentuado, dos tipos de expresión. Uno revelar paciencia y el otro
profundas líneas de desengaño y odio.

Es importante conocer, cómo es que esta verdad puede volverse una fuerza que cambia la facie
del hombre. La verdad es tan poderosa que elevar a quien la usa para el bien del hombre y
degradar a quien la usa en contra de sus congéneres. Acarrea consigo una penalidad si se la
falsifica o se la usa con propósitos impropios.

Cuando uno atiende a una gran verdad, se dice a sí mismo que la verdad debería ser conocida por
el mundo, o que puede ser usada para incrementar el bienestar.

La verdad primero se registra en la memoria y puede no llegar más lejos y pronto perderse, o
puede ser admitida dentro del entendimiento y fluir dentro de la voluntad, y luego dentro de la
vida. Este es el curso aplicado por la Divina Providencia cada vez que le da la verdad al hombre. Es
así como éste la usa para el bien común y no .para sí mismo. Cada vez que el hombre la pervierte,
se destruye a sí mismo, pero cuando lleva a cabo el propósito de la verdad, se vuelve sabio. La
máxima aspiración del hombre es volverse sabio y la única manera de lograr sabiduría es hacer el
bien para los demás.

La verdad entra primero en la mente por la vía de la memoria. Es inspeccionada por el


entendimiento, y éste establece si es verdad o falsedad, o detrimento.

Si es aprobada, el entendimiento la admite en la cámara media, donde es atesorada para su uso.

Cuando la verdad Homeopática es así admitida, el artista en curar, espera una oportunidad para
confirmarla. Finalmente el paciente viene, y la verdad es puesta de manifiesto, la ley y la doctrina
acumulada es invocada, usada y confirmada como verdad. El paciente se recobra y está
agradecido a su médico. El médico se deleita y sonríe. Muestra sobre su facie sus sentimientos
más profundos; una lágrima viene a sus ojos y dice, "Bendito sea Hahnemann, Bendito sea Dios".
Entonces es que tal verdad pasa del entendimiento a la voluntad -a los afecto- y se revela sobre el
rostro. Ahora la verdad se vuelve viva y puede mantenerse viva mientras el médico continúe
usándola. El, siente ahora su vida, la ama, la conoce y la recuerda. Si no la ama y la usa, no se
transforma en sabiduría. Pero cuando la ama, ama usarla, y por lo tanto aprende más de ella.
Cuanto más la ama, mejor la conoce.

Si alguien conoce la ley, es porque la ama, y la obedece. Si es más sabio que otros, es porque la
ama más que otros, pero por el hecho del bien que ésta le hará a los hombres. Amarla por el bien
que puede traerle a uno mismo, o amarla por egoísmo, cierra, comprime, contrae y distorsiona el
entendimiento y la expresión se vuelve taimada. Cualquier violación de la ley acarrea su propia
penalidad.

Tiene un infortunio incalculable quien usa la verdad para glorificarse a sí mismo y enriquecer su
billetera.

La verdad hará al hombre miserable o feliz. El hombre jamás es feliz excepto cuando está
trabajando para los demás. El hombre es de lo más miserable cuando hace lo más para él, y la
miseria se muestra en su cara.

Mirad al próspero miserable. Quien tiene más es más miserable. El hombre sabio está siempre
feliz. El, desarrolla sabiduría mientras ama, y es amado mientras adquiere conocimiento. En la
expresión de todos los que viven para el amor de la raza humana hay paz, felicidad y contento.
Cuando el hombre no hace uso de lo que conoce, su entendimiento pronto expulsa esto, hacia la
memoria y finalmente la memoria no lo retiene por mucho tiempo más. En el entendimiento se
atesora sólo lo que es amado y usado.

El amor a la verdad por la verdad en si de lo voluntario, se conjuga con un equivalente de verdad


del entendimiento; y ésta es la medida de la sabiduría de cualquier hombre.

El hombre ladino memoriza hechos, para usarlos cuando tiene ocasión, con el objeto de adquirir
remuneración o fama y debe conocerse que es astuto en proporción al éxito de su entendimiento.
Esto no es sabiduría.

La sabiduría no puede ser reemplazada por el amor a la utilidad.

El amor, la sabiduría y su uso lo hacen a uno; y en la medida en que están en la vida de un hombre
hacen al hombre?. y mientras esté falto de éstos, falla pronto como ser humano.

Esto hace que el hombre exista con la imagen de Dios y cuando él hace que la verdad viva en él, se
vuelve "realmente libre".

El plano del desorden y la curacion

He probado varios métodos para que la mente pueda captar los términos aclaratorios, cuando se
esfuerza por estudiar las sustancias simples; para que la mente material de primacía al reino de la
mente inmaterial. Hay una gran tendencia a depender de lo que se recoge a través de los sentidos,
pero el reino de sustancia inmaterial o simple debe reconocerse por la razón. Las sustancias
materiales, en la forma de alimentos materiales son las más apropiadas para nutrir las células del
cuerpo, para reparar el desgaste material celular, que resulta de su actividad normal. Educar a la
mente (inclinada a recibir sólo lo que puede ser recibido a través de la vía de los sentidos, sólo
aquello que le reporta la vista, la audición, el olfato, el gusto y el tacto), de tal modo, que se
mueva a pensar interiormente, requiere considerable dedicación y estudio.

Es necesario trasladar la mente de lo concreto a lo figurativo, para que pueda percibir algo del
carácter de la sustancia inmaterial. La sustancia material es nutrida y considerada en el plano de la
nutrición, pero las sustancias inmateriales son afectadas en el plano del desorden y de la curación.
Algunos piensan que tanto hay sustancia curativa en las drogas crudas como en las potencias.
Holoway en su carta a Kansas City el último año, expresa que concuerda su punto de vista con la
posición de Hahnemann, diciendo que los poderes curativos de las drogas no podrían cambiar los
afectos y el intelecto si no actuaran en el reino de las potencias.

Consideremos la luz diurna, la luz del Sol. Nosotros, viviendo en el globo terráqueo, rotamos con
él. Cuando el lado en donde vivimos está frente al sol nos alegramos con su luz, pero cuando este
lado se aleja del Sol estamos en la oscuridad. La gente no tiene el hábito de pensar en la luz como
algo, pero si no fuera algo no podría desaparecer. El Sol, desde donde emana esta luz, está
aproximadamente a noventa millones de millas de nosotros, sin embargo recibimos su luz. Un
hombre que pesa 140 libras sobre la Tierra, pesaría dos toneladas en las cercanías del Sol debido a
la atracción de éste, la cual es veintiocho veces más que la de la tierra. Tan pronto como la
sustancia material se acerca al Sol es atraída hacia el mismo; cuanto más se acerca a él, mayor es
la velocidad y la atracción.

La luz, sin embargo, es algo procedente del Sol, y se irradia en toda dirección. Cuando llega a la
Tierra está atenuada a través de noventa millones de millas, la distancia entre el Sol y la Tierra.
Cuando está atenuada escasamente podemos concebirla; sin embargo, por ella podemos ver las
cosas aunque no podamos ver la luz misma. Está de tal modo atenuada que no podemos verla,
pero, existe suficiente luz como para permitirnos leer por ella. La luz del Sol debe ser algo
diametralmente opuesto a la sustancia material. La sustancia material es atraída hacia el Sol; la luz
es expandida desde el Sol. Ésta, opera a través de leyes opuestas a las que afectan a las sustancias
materiales. El Sol deja de ser sustancia material cuando se transforma en luz y se expande hacia
los planetas. Tanto se atenúa la luz a través de noventa millones de millas, que difícilmente
podamos pensar en algo mayor; sin embargo ésta fue desde su comienzo una sustancia simple.

Las sustancias nutritivas son materiales; las sustancias curativas son sustancias simples,
inmateriales. Siempre hay una tendencia al influjo cuando la sustancia simple está activa. Cuando
hay un disturbio en los planos más internos de la economía del hombre, hay un influjo de la
atmósfera de alguna sustancia simple deletérea. Si fuera una sustancia inmaterial curativa, se
atraería por el influjo y actuaría como antídoto. Si se dan los remedios en el plano del disturbio,
éstos curarán.
El hombre se afecta en su interior y en toda célula. Toda célula tiene todos los planos. Toda célula
es lo que el hombre es como totalidad. Esto eleva el entendimiento de los principios curativos.
Hahnemann dice que es extraño que la medicina de los viejos tiempos no hubiera podido tomar el
camino opuesto al que tomó y percibir estos hechos.

Las drogas crudas producen efectos opuestos a los de las dosis atenuadas. Cuando se introduce
whisky en el sistema, éste produce un estado de borrachera; y en dosis atenuadas hace sentirse
mejor, a quien se siente como borracho.

La acción primaria de la droga representa el efecto de la droga cruda.

El efecto de la dosis atenuada es similar a la que se hubiera experimentado mucho tiempo


después de haber tomado la forma cruda. En la forma atenuada, los efectos primarios y
secundarios, los efectos opuestos, se encuentran. La atracción de la materia y la repulsión de la
luz, se producen por estos efectos. Puede ser que alguien que tenga un tipo de mente material
pueda percibir que estos hechos son verdad y de tal modo su mente pueda elevarse a pensar más
alto que sus pies.

Hoy en día ciertos hombres, piensan que descubren la causa del desorden en la bacteria, de aquí
que investigan la paternidad patológica de la bacteria y establecen una familia. Ésta es una idea
material que muestra la dirección de la vieja Escuela y de todas las teorías que produce, y la
dirección de los médicos que no son homeópatas, que confían en la etiología bacteriana. Si la
bacteria causa la enfermedad, tenemos muchas cosas que pensar acerca de esto. Invirtamos el
problema y pongamos de manifiesto hechos que nos hagan pensar de modo diferente:

Cuando voy a los campos fronterizos encuentro la tierra cubierta con una capa de lava de
cincuenta a setenta y cinco pies de profundidad. Anteriormente la superficie estaba descompuesta
por la influencia de la luz, lluvia y calor (oxidada) y formaba un suelo en el cual crecían en
abundancia árboles, pasto y arbustos. El fuego se extendió sobre el campo y disipó esto
completamente, destruyendo todo. En la temporada siguiente creció de modo vasto, estramonio
(Erechtchi, hierba que crece en las superficies desvastadas por el fuego). Al ver esto me dije
enseguida ¿Han sido estas hierbas las que provocaron el fuego que se extendió sobre los árboles?
Qué pensamiento maravilloso, qué idea brillante. Estaba ansioso por encontrar a alguien para
contárselo. Nadie sembró las semillas sobre tal vasta área donde miles de acres fueron cubiertas
por el fuego. Entonces me dije: el estramonio no causó el fuego. El estramonio apareció por el
hecho de que el campo, quemado por el fuego dio un suelo que, preparado por el calor, lluvia y
aire, desarrolló una evolución espontánea que produjo estramonio. ¿Qué evolución espontánea?
¿Porqué esta idea fue abandonada hace tanto tiempo? Si ¿Por quién? Fue dejada de lado largo
tiempo atrás por la CIENCIA.

Tiempo atrás iba de cacería a un lugar donde habían acampado los aserraderos. Ellos habían
cortado los árboles, usaron la madera y dejaron el lugar, abandonando las chozas, los establos y
los corrales; donde retenían a los cerdos, había crecido copiosamente chual (Cycloloma
Piatiphyllum); donde había estado el ganado, la persicaria (Polygonum Punchtatum) crecía en
abundancia y donde el hombre había depositado su materia fecal, crecía en gran medida la ortiga
(Urticaceae). Nosotros no decimos que el chual fuera causado por los cerdos, que la persicaria, por
el ganado, etc. Yo elevé mi mente por encima de esto y llegué a la conclusión de que estos tipos
de crecimiento son el resultado y no la causa del hombre, el ganado y los cerdos.

En mi propio jardín, en el lado norte de la casa, en la zona sombreada, donde la tierra recibe
copioso riego, el musgo atestó el pasto. Así la preparación del suelo precede al desarrollo de
cualquier crecimiento. Los cambios sanguíneos, cuando se altera la salud, preparan el terreno en
la sangre para el desarrollo espontáneo en el organismo, de distintas formaciones que
corresponden a todos los cambios posibles de los desórdenes orgánicos. Afirmar que estas
formaciones espontáneas causen la enfermedad es absurdo.

Los fluidos que contienen y producen las bacterias actuarán como agentes de infección. Se podrá
destruir la bacteria con alcohol, e inyectar el fluido remanente en el organismo y causar una
condición en la sangre similar a la del organismo del cual el fluido fue tomado.

La causa del desorden está en el plano de la sustancia simple. Cuando flota, se extiende hasta que
finalmente se desarrolla espontáneamente en bacteria. Ésta es la evolución directa de la causa
hacia los efectos. No se puede estar normal en el alma, afectos y acciones, mientras se razone del
efecto a la causa. Esta dirección de pensamiento es esencial para nuestra escuela, para poder
detener los gastos de millones, en análisis de laboratorio.

Los análisis de sangre no me ayudan para ayudar al paciente. A cada uno que he visto profundizar
en el estudio de la bacteria, lo he visto perder todo amor por éste, porque no tiene utilidad.

Las causas se continúan en efectos. Los gérmenes son causados polos fluidos. Estos fluidos son
infecciosos, pero los gérmenes como seres vivientes no son infectantes. La sepsis sobreviene
primero, luego aparecen los gérmenes. Hay un desarrollo espontáneo de la sepsis en la sangre. Si
son dejados el tiempo suficiente, los gérmenes serán neutralizados por el veneno. Esto puede
ilustrarse con el caso del cadáver. El escalpelo que punza la mano en el curso de una autopsia es
más venenoso que el escalpelo que punza la mano después de haber sido usado en un cadáver
que ha yacido durante seis semanas y está mortificado y verde.

La segunda prescripcion

Nota de la edición hindú: "!Qué problemas perplejos encontramos a menudo en nuestra práctica!
!Cuánto deseamos a veces, el consejo de una mente maestra! A menudo somos víctimas del
prejuicio, del exceso de confianza o de la ignorancia, y nuestros pacientes sufren las consecuencias
de esto. Si pudiéramos entender las leyes intrincadas que gobiernan el interior del hombre, la
enfermedad y los remedios, cuánto más sabiamente nos adaptaríamos a los problemas
trascendentes que hacen peligrar la vida de un padre, una madre, un noble hijo, una afectuosa
hija.

No impediríamos o pervertiríamos, como a menudo lo hacemos, el resultado de la acción de un


remedio cuidadosamente seleccionado por nosotros, o no nos apuraríamos impetuosamente
durante ciertas circunstancias en las cuales no deberíamos apurarnos, o no cambiaríamos tan
rápidamente remedios antes de darles tiempo de tener una acción definida. Para ayudarnos en
esta noble tarea reproducimos una conferencia magistral del Dr. J. T. Kent, leída delante de la
Asociación Internacional Hahnemanniana, en las Cataratas del Niágara en 1888". G. E. D.

¿Hay algo más hermoso que contemplar los cambios que se producen hora a hora en el capullo
hasta que se convierte en rosa? Esta evolución viene a mi mente muy a menudo cuando espero
pacientemente el retorno de los síntomas después que la primera prescripción ha agotado su
poder curativo. El retorno de la imagen sintomática despliega el conocimiento por el cual sabemos
si la primera prescripción fue la específica o la paliativa, es decir, por éste podemos conocer si el
remedio fue lo suficientemente profundo como para curar todos los desórdenes del error vital, o
simplemente un remedio de acción superficial, capaz de un efecto temporario solamente. Los
distintos hechos que se conocen a través de la acción del primer remedio, determinan el tipo de
ajuste que es demandado al médico cuando hace la segunda prescripción.

Aparecen varios problemas que deben ser resueltos; en caso contrario, sobreviene el fracaso.

¿Cuánto tiempo se debe esperar y observar? Es una pregunta hecha frecuentemente y que
raramente es contestada.

Está actuando todavía el remedio? ¿Está el impulso vital todavía afectado por el impulso del
remedio?

Si los síntomas están retornando ¿Cuánto tiempo habrá que esperar para llegar al momento en
que sea necesario actuar o dar medicina?

¿Es la enfermedad aguda o crónica? ¿Porqué la segunda prescripción es mucho más dificultosa
que la primera?

¿Porqué se benefician tantos pacientes cuando empiezan el tratamiento y más tarde no?

Presumo que la mayoría de los buenos prescriptores dirán: "Hemos actuado a menudo muy
rápido, pero jamás esperamos demasiado". Muchos médicos fallan porque no esperan, pero la
espera debe estar gobernada por el conocimiento, pero ¿dónde puede ser obtenido?

Conocer que esta espera es correcta es bien diferente que esperar sin un propósito fijo. Este
conocimiento no puede tener fundamento cuando es negada su existencia, no tiene fundamento
en los descreídos y los agnósticos.

Cuando se ha hecho la primera prescripción y el remedio fue lo suficientemente similar como para
cambiar la imagen existente, no tenemos más que esperar los resultados. El modo de cambiar, que
tiene lugar en la totalidad de los síntomas? manifiesta todo; sin embargo el modo de retornar la
imagen, respecto de la que ha desaparecido, manifiesta mucho más.
Primero: si se observa una agravación de síntomas. Segundo: si se observa una mejoría de
síntomas. 1) La agravación de síntomas existentes puede sobrevenir junto con una mejoría general
del paciente, lo cual está bien.

Si la agravación de síntomas se acompaña de una declinación del paciente, la curación del mismo
es dudosa, y el caso debe ser llevado con extremo cuidado, ya que es raro que tales pacientes se
recobren perfectamente.

2) Si la mejoría sigue a la prescripción: ¿qué se entiende como mejoría? Esto puede referirse al
estado general o a los pocos síntomas. Si el paciente no siente retornar la elasticidad de la vida,
junto con la mejoría de los síntomas, esto es un hecho que hace dudar de la recuperación.

El conocimiento de que la enfermedad es incurable, se obtiene a menudo sólo por esta vía. En
tales casos todo remedio puede paliar los sufrimientos pero no traer la curación. Están ahí los
síntomas que son la expresión de la debilidad y de aquí que no se remueven la totalidad de los
mismos.

Después que el impulso curativo se ha apaciguado completamente, los síntomas aparecerán uno
por uno, disponiéndose de modo que proporcionarán una imagen de la enfermedad frente al
médico inteligente, para el propósito de ser curada.

Si la primera prescripción es dada de modo continuo, hay muy poca posibilidad para que retorne
una imagen pura de la enfermedad, por lo tanto esta imagen debe ser muy poco digna de
confianza.

Cuando el remedio se ha agotado completamente, entonces y sólo entonces, podemos tener


confianza en los síntomas constituyentes del cuadro.

Si se dio en la primera prescripción el simillium, los síntomas retornarán -y cuando retornen-


pedirán el mismo remedio. Muy a menudo el remedio ha sido sólo bastante similar a los síntomas
superficiales; se cambia la totalidad, y la imagen vuelve alterada, pareciéndose por lo tanto a otro
remedio; esto debe ser siempre visto como un infortunio, porque el caso a veces se estropea y la
mano del maestro puede no corregir el error.

Toda vez que los síntomas retornan con la misma imagen, pidiendo el mismo remedio, tenemos la
demostración de que por un tiempo, si la enfermedad es crónica no tenemos más que
recomendar el grado de dinamización para curar el caso. Esta regla está casi libre de excepción, si
el remedio es un antipsórico.

¿Qué puede hacer el médico si no tiene el conocimiento de las medicinas dinamizadas? El puede
pocas veces observar volver la imagen de la enfermedad sin cambio de síntomas, y aún creo que
casi nunca.

Los síntomas del caso pueden pedir Phosphorus tanto como cuando éste comenzó a tratarlo y dió
Phosphorus 60. , que fue útil, y luego no curó más.
¿Qué puede él hacer sino cambiar el remedio? ¿Puede ser posible que un hombre sea tan
ignorante respecto a cómo curar, como para dar una droga que no está indicada porque la que
estaba indicada no curó?

Estos mortales ignorantes condenan el sistema de la Homeopatía y sienten que han cumplido con
su deber con el enfermo, olvidándose que la ignorancia es criminal.

He observado casos donde se administró una potencia baja en dosis frecuentemente repetida, en
los que hubo que esperar algún tiempo para conseguir la acción perfecta de una potencia más
alta; pero donde la dosis no ha sido repetida hasta después de haber observado previamente su
acción, la nueva potencia más alta actúa rápidamente.

Cuando los síntomas retornan -después de una espera prudencial- sin cambios, la selección fue la
correcta; y si la misma potencia falla en actuar, una más alta lo hará en general tan rápidamente
como lo hizo la anterior más baja. Si el cuadro vuelve inalterado, excepto por la ausencia de uno o
más síntomas, el remedio jamás debería ser cambiado hasta después de haber probado
plenamente potencias más altas, ya que no puede hacerse ningún daño si se da una dosis única de
una medicina que ha agotado sus poderes curativos. Aún más, es negligencia no hacer tal cosa.

Tiempo apropiado para cambiar

Cuando la demostración claramente indica que el remedio presente hizo todo lo que es capaz de
hacer- y esta demostración no puede ser hecha si no fueron probadas las potencias más altas-
entonces es el tiempo para la siguiente prescripción.

Cambiar hacia el siguiente remedio, se vuelve un problema considerable. ¿Cuál es éste?

Los últimos síntomas aparecidos serán la guía del próximo remedio. Esto siempre es así, cada vez
que se permite por la espera y la observación, la conformación del cuadro sintomático. He
esperado largo tiempo después que se había agotado el poder de un remedio, mientras observaba
el retorno de unos pocos síntomas antiguos, hasta que finalmente aparecieron nuevos síntomas.
Estos últimos síntomas, serán de la anámnesis, los mejores relacionados con alguna medicina, que
teniendo a éstos como característicos, tendrá una mayor semejanza con todo el resto de los
síntomas.

Se da por sentado, que estos últimos síntomas que aparecen, no son los síntomas antiguos en su
camino hacia su partida final, pues mientras los síntomas antiguos reaparecen y desaparecen, se
da por supuesto que no hay que pensar en una medicina.

Es un error pensar en una medicina mientras la imagen sintomática. está cambiando. El médico
debe esperar la permanencia o firmeza en las relaciones de la imagen, antes de hacer una
prescripción.
Algunos puede decir, "Debo dar al paciente alguna medicina o él se ir a ver a algún otro". Yo sólo
tengo que decir que hubiera sido mejor que todo el pueblo enfermo se fuera a ver a algún otro,
porque estos médicos jamás curan, sino que a menudo complican la enfermedad.

Las expresiones agudas de una enfermedad crónica tienen un manejo diferente de las
enfermedades agudas; por ejemplo un niño que sufre bronquitis con todo cambio de tiempo. Esto
puede ir empeorando si se trata con el remedio de los síntomas agudos.

Debe ser considerado el miasma que predispone al niño a los ataques recurrentes.

Tuve un niño recientemente a mi cuidado, que había recibido Antimonium Tart., Calcárea.,
Sulphur., Lycopodium., etc., con tan indiscriminada confusión, que el niño no había sido curado. La
espera con Sac. Lac. después de varios ataques, permitió que pasaran los efectos drogales y que la
imagen verdadera de la enfermedad se expresara a través de las distintas exacerbaciones tomadas
como totalidad.

Cuando la edad avanzada está complicada con un miasma, un paroxismo solo, no expresa
completamente la totalidad, sino que deben ser agrupados varios de éstos y ser descubierta la
verdadera imagen. Si la enfermedad aguda está complicada con un miasma, el remedio indicado lo
aniquilará "Cito, tuto et jucunde".

Evitar el apuro

Todas las circunstancias se oponen al apuro en la prescripción. En toda enfermedad grave el


apuro es un error común y éste es más frecuente con la segunda prescripción que con la primera.
Algunos médicos suponen que una difteria demanda una medicina inmediatamente porque "algo
debe hacerse". Esto es un error; varias vidas han sido salvadas por esperar y esperar.

Por ejemplo: Una niña pequeña estaba sufriendo un severo ataque de difteria y la madre la había
tratado durante cuatro días con Mercurius 3 x y Kali bich. 3 x, en forma alternada.

Ella estaba grave y por lo tanto no rehusé tomar el caso, que presentaba entonces un muy mal
estado: tenía en la nariz, boca y laringe un copioso exudado.

Después de un largo estudio la niña recibió Lycopodium CM. una dosis, en polvo, que limpió el
exudado de la nariz y fauce, pero no tocó la laringe.

No puedo figurarme cómo decirles cuanto tiempo observé a la niña antes de ver la indicación del
segundo remedio, después de haberle dado Lycopodium, que hubiera sido el remedio necesitado
por la niña cuando comenzó a estar enferma. Esperé hasta que la pobre niña llegó a estar
amenazada de muerte; cuando vi una pequeña mucosidad amarilla en la boca. Kali Bich. CM.
aclaró la laringe en un día, y no fue necesaria una medicación posterior.

La primera prescripción se hace con toda la imagen de la enfermedad formada. (Los pacientes
habitualmente van al médico después que no hay duda de la enfermedad a tratar).
El médico observa la mejoría del paciente y la correspondiente desaparición de los síntomas bajo
la primera prescripción, y cuando el caso se detiene, él se inquieta, y con incrementada
impaciencia, espera que venga la indicación de la próxima dosis de medicina.

Mientras observaba las prescripciones de los principiantes, veía muy a menudo los resultados
propios de la primera prescripción. El paciente mejoraba por un tiempo, y luego dejaba de
responder a cualquier remedio. Investigaciones más profundas, revelaban generalmente que, ese
paciente había mejorado después de la primera dosis de medicina, que los síntomas habían
cambiado levemente sin que aparecieran nuevos síntomas, y que la nueva "imagen" parecía pedir
algún otro remedio; cuando, por supuesto, el remedio fue cambiado, comenzaron los trastornos,
surgieron constantes cambios de remedios hasta que fueron dados todos los antipsóricos de las
"Enfermedades Crónicas" para imágenes sintomáticas fugaces, y aún después el paciente seguía
enfermo. Ésta es la experiencia común de los jóvenes Hahnemannianos que tratan de encontrar la
vía correcta. Algunos de experiencia hacen menos desatinos y algunos hacen pocos, pero ¿quién
no hace ninguno? Todos estos desatinos yo los he hecho, ya que no tuve maestro; hasta me he
equivocado acerca de los trabajos del gran Maestro.

Esperar y observar

La primera prescripción puede corresponder a una medicina mal seleccionada y entonces se hace
necesario un segundo esfuerzo .

En el momento de reexaminar al paciente, se ponen de manifiesto nuevos hechos relacionados


con la imagen de la enfermedad, que indican que la primera medicina no fue la aconsejable;
quizás después de haber pasado varias semanas, el reexamen no muestre cambios en los
síntomas.

¿Tendré que comparar todos los hechos del caso para volver a asegurarme lo correcto de la
primera prescripción, o tendré que esperar más tiempo? Por supuesto, que sí lo primero; y si el
remedio sigue siendo todavía el más similar a todos los síntomas, hay que esperar y observar, y
estudiar al paciente para ver una nueva luz entre sus sensaciones, a las cuales se ha acostumbrado
tanto que no las observa.

Comunmente el nuevo estudio del caso revelar la razón de porqué la primera prescripción no ha
curado; no era la apropiada.

Si todavía parece ser el remedio más similar, surge la pregunta. "¿Cuánto más debo esperar?". .

En este aspecto debería apreciarse plenamente que no es tan importante el asegurarse la


cantidad de tiempo, y que "esperar" es lo único seguro que se puede hacer. Pueden ser varios
días, pero no interesa, cuánto tiempo.

La acción curativa más sutil que he observado comenzaba sesenta días después de la
administración de una dosis única.
La acción curativa puede hacer iniciar una consideración, tanto como una droga de acción
prolongada puede producir síntomas en un organismo sano. En esta guía jamás han pensado
nuestros escritores. ¿Porqué no?

Es la práctica de algunos dar una potencia baja, si falló una potencia alta. Este método tiene sin
embargo pocas historias exitosas, pero no debería ser ignorado.

La siguiente cuestión a considerar, es si una dosis de medicina se da en agua y en dosis divididas.


Esto a veces parece tener una ventaja sobre una única dosis seca. Esto está abierto para la
discusión, requiriéndose el testimonio de varios, no de pocos, para tener peso. Se han dado los
mejores informes de ambos métodos, y ambos están en armonía con la práctica correcta.

Acción impropia

El paso siguiente importante, es considerar el caso donde la primera prescripción ha actuado


impropiamente o sin resultados curativos. Entonces es necesario considerar una segunda
prescripción. La primera prescripción cambia a veces los síntomas que son inofensivos e indoloros,
por síntomas que son peligrosos y dolorosos.

Si un reumatismo de rodilla se transfiere al corazón bajo un remedio prescripto para un síntoma,


el remedio ha hecho daño. Es una prescripción infortunada y debe ser antidotada. En
enfermedades incurables cuando un remedio ha exaltado síntomas destructivos, debe ser
considerado un antídoto.

Si el remedio cambia la imagen general sintomática, y el estado general del paciente se empeora,
se plantea la pregunta, ¿la prescripción ha sido sólo similar para una parte de la imagen, o la
enfermedad es incurable? El conocimiento de la enfermedad puede resolver esta cuestión.

Si la enfermedad es incurable, de la acción del remedio no se espera que haga más que cambiar
los sufrimientos por síntomas de tranquilidad, y tiene que ser considerada la segunda prescripción
sólo cuando los nuevos . sufrimientos demanden un remedio.

Pero suponiendo que después de la primera prescripción sobreviene un cambio de sufrimiento y


la enfermedad es indudablemente curable, entonces la conclusión debe ser que la primera
prescripción no fue la verdaderamente específica, y que no ha sido vista la verdadera imagen.

Todo lo que hay que hacer es esperar hasta que la imagen antigua retorne plenamente.

Es una práctica peligrosa perseguir rápidamente a todos los síntomas cambiantes de cualquier
enfermedad con remedios que simplemente parecen los más similares para los síntomas
presentes del momento. El médico observador conocerá por los síntomas y su dirección, si el
paciente está mejorando o empeorando aunque le parezca lo contrario a él mismo y a sus
familiares.

Los lamentos del paciente o familiares no constituyen una base para una segunda prescripción.
Los mayores sufrimientos pueden sobrevenir con los cambios de síntomas durante el progreso de
una recuperación permanente, y si tales síntomas son disturbados por una nueva prescripción o
por medicinas inapropiadas paliativas, el paciente jamás puede ser curado.

El objeto de la primera prescripción es aprestar la corriente o movimiento vital en una dirección


favorable al equilibrio, y cuando se consigue esto no debe ser disturbado con una nueva
interferencia. La ignorancia en esta esfera ha costado millones de vidas.

¿Cuándo tendrá la voluntad el mundo médico de aprender estos principios tan bien como para
poder curar rápida, suave y permanentemente?

No puede fijarse el tiempo después del cual hay que hacer la segunda prescripción; ésta puede ser
después de meses.

La segunda prescripción debe ser una que tenga una relación complementaria con la última o con
la precedente. No puede hacerse una prescripción inteligente sin un conocimiento del último
remedio. No deben ser ignoradas las concordancias de Boenninghausen. El nuevo remedio debería
ser un complementario del primero.

La prosecución con remedios apropiados

Es importante conocer en el manejo de una enfermedad crónica, el remedio que se acomoda a la


experiencia aguda de la enfermedad, ya que muy a menudo su crónico puede ser uno que se
ajusta a sus síntomas.

Calcárea es el crónico natural de Belladona y Rhus. Silicea de Pulsatilla. Sulphur de Aconitum.


Cuando Pulsatilla ha prestado un gran servicio en un caso dado y finalmente no cura más, mientras
que los síntomas apuntan ahora a Silicea, el último ser dado con confianza ya que su relación
complementaria ha sido largamente establecida.

Por otro lado Causticum y Phosphorus no parecen trabajar uno después de otro, ni Apis hará bien
después de Rhus.

Cómo pueden hacer los médicos la segunda prescripción sin considerar la experiencia de cerca de
una centuria; es más lo que un hombre puede imaginar.

No han sido escritas estas cosas para guiar a hombres de experiencia en el camino correcto, sino
para los hombres jóvenes que han preguntado tan a menudo acerca de lo notado en nuestra
práctica.

Estoy diciendo casi diariamente que este tipo de cosas es hacer distinciones muy finas, pero estoy
convencido de la necesidad de obedecer cada mandato.

Historias cuidadosas
Yo no tendría confianza en la experiencia de aquellos que no escriben fielmente todos los
síntomas del paciente tratado, y no anotan cuidadosamente el remedio, y cómo fue dado.
Especialmente esto es necesario cuando los pacientes parecen necesitar una segunda
prescripción.

El médico que tiene en su fichero las anotaciones de todas las enfermedades de sus pacientes,
tiene un asombroso dominio de cualquier enfermedad. El, tiene anotado los síntomas antiguos y
los remedios que curaron, y puede hacer investigaciones indirectas, después que todos los
síntomas antiguos han sido removidos.

No es poco el placer que se encuentra, al consultar tales ficheros.

La experiencia pronto indica al prescriptor atento que debe anotar todos los síntomas peculiares y
omitir aquellos indescriptibles, vagos, dados por los enfermos; por lo tanto es importante ser
correcto en el juicio.

Varios médicos hacen una correcta primera prescripción y el paciente está bien y animado por un
tiempo, pero finalmente hacen el análisis para la segunda prescripción y todo se pierde. La
homeopatía no es más que certeza, y si es cierta, debería seguirse con la mayor exactitud de
detalle y método. Es una suerte que aquellos médicos que repiten la dosis mientras el remedio
está actuando, sean tan pobres prescriptores; de otro modo su lista de defunciones sería enorme.

El simillimum

Yo suponía que esta cuestión había sido resuelta, pero parece que no estaba bien informado, ya
que algunos siguen diciendo que lo único necesario, para curar, es encontrar el nombre de un
agente capaz de causar síntomas similares en el hombre sano y que el Simillimum es tal agente; yo
no puedo aceptar ésto, como la enseñanza del maestro.

Esta perversión de la verdad, afirma que el mismo agente curar con cualquier dosis o cualquier
potencia dada. Mi observación es que el simillimum, el poder o fuerza curativa, no es
esencialmente la droga curativa. El simillimum puede encontrarse en Aconitum 200 donde
Aconitum 3 x ha fallado. Entonces Aconitum es el agente curativo pero no el simillimum, pero
Aconitum 200 es el simillimum. Cuando Aconitum en tintura cura y cura permanentemente, yo
confío que es debido a que es el simillimum.

He visto recientemente fallar a Arsenicum 200 en un caso que indicaba tan claramente Arsen.,
que un novato no se hubiera podido equivocar al verlo, y se sabía que la potencia 200 era genuina
y que había servido bien por años; la 10M lo curó rápidamente. El remedio era Arsenicum, pero el
Simillimum, era Arsenicum 10M. Vi a este mismo Arsenicum 10M. curar donde la 3 x, 6 x, 30, 60 y
200 habían fallado.

Entonces, - el estímulo debe ser el poder curativo y no el nombre de una droga determinada. Yo
puedo afirmar que Ars. es el remedio y no obtener la curación del caso. Seguidamente debo
encontrar una potencia apropiada así como contenerme de su repetición. Ha sido hecha la parte
más pequeña de la conclusión cuando se ha decidido el nombre del agente curativo. Admito que
raramente es necesario ser tan exclusivo, encontrando el poder curativo; pero que esto es lo que a
veces ocurre, estoy más que convencido. Un doctor amigo, me dijo hace unos días en mi
consultorio, que había curado un caso de psoriasis con Ars. 3 x. Dijo que el paciente había tomado
éste ininterrumpidamente por un año y cuando suspendió la medicina la enfermedad pareció
volver. Nada puede aprenderse acerca de este caso ya que no había ningún planteamiento claro
de los hechos del mismo. Salvo que es mucho más satisfactorio, usar una atenuación muy alta de
la droga en la que se confía por sus poderes curativos, en una única dosis. Es el modo de mayor
confianza y más seguro de evitar un error. Si el remedio actúa y si la acción es permanente, es casi
seguro que es el Simillimum. Si no actúa, no se hizo daño y se puede seleccionar una potencia más
baja. Si es seleccionada una potencia más baja y es repetida, tan a menudo como fuera, la sobre
acción arruinará el caso y a veces impedir la posibilidad de curarlo. Si el remedio es homeopático,
a una totalidad dada, una sola dosis muy alta puede curar todo el caso. Si, quizás parece necesaria
su repetición y la enfermedad solo desaparece mientras el remedio es repetido, es una mala
selección y lo mejor es cambiarlo.

Este conocimiento lo adquirimos mientras usamos una potencia alta en un caso dado que nos
lleva lenta, aunque seguramente, por la vía del éxito.

Es un gran error correr hacia una potencia más baja, debido a que una alta ha fallado en actuar,
aunque ésto puede ser una manera de convencer al hombre de su propia debilidad.

El Simillimum es el poder curativo en cuya búsqueda está todo verdadero homeópata, y tengo la
seguridad de que todo verdadero homeópata en su corazón está buscando la verdad. Entonces
toda mente desprejuiciada debe saber que el nombre de una droga, como poder curativo, no es
más que el nombre de una enfermedad en la enfermedad a curar. Así como cualquier enfermedad
dada, tiene una individualidad de variada intensidad en las causas, así se curar en antagonismo
con variadas intensidades. Una gota de raíz de aconitum puede curar el cuadro mental en una
persona y fallar notablemente en otra, y la 200 curar ese caso en unas horas. Yo no digo que
puede, hasta que no veo la acción.

Tuve tiempo atrás un paciente bajo mi cuidado cuyos síntomas eran semejantes a Sulphur. Como
yo no había avanzado en el conocimiento más allá de la 6 x, le di tal remedio en la citada potencia,
el cual pareció, para mi asombro, aliviarlo. Finalmente Sulph. 6 x dejó de dar alivio continuo,
aunque el agente (pues no era un remedio) se repetía continuamente. Yo comparaba Sulph. con el
paciente y Sulphur parecía aún el indicado, pero como no lo curaba, pensé que debía cambiarlo.

Cambié y cambié y finalmente el paciente cambió; arruiné mi caso y sentí que alguien lo había
"maldito". Nadie tenía la culpa más que yo. Unos tres años después, este paciente, no habiendo
encontrado a alguien que pudiera hacerle mejor que yo, mal como estaba, volvió a verme y en ese
transcurso, yo ya había cambiado y había abierto los ojos; este paciente había tomado mis drogas
crudas pero ya en ese entonces conocía como seguir un caso y como curarlo. El tomó Nux 2m. por
unas semanas con mejoría, pero todo lo que persistía era el mismo viejo ardor en el vértice de la
cabeza y plantas de pies, la misma languidez de estómago a las 11 de la mañana, la misma picazón,
el mismo "no me siento bien". Estos síntomas jamás habían encontrado su simillimum.

El famoso Sulphur 55m en una sola dosis y S. L. hizo cambios asombrosos que persistieron cerca
de dos meses, cuando el retorno de los síntomas fueron la señal para dar otra dosis. Tres dosis
curaron el caso permanentemente; Sulph 55m. era el simillimum.

Sulph. 6 x no era por lo tanto el simillimum. Sulph. fue su remedio pero la atenuación fue elegida
después. ¿Porqué esto no es cierto para cualquier agente de la materia médica?

No hay nada nuevo en estos hechos, pero parece extraño que pueda encontrarse un hombre con
cerebro tan pequeño como para no comprenderlos, tan deshonesto consigo mismo, o tan
escéptico como para no creerlos.

Las preferencias de los microcéfalos a las vociferadas reflexiones ignorantes, parecen regir el
mundo con el peso de la mayoría, pero la Homeopatía ha continuado y continuar desarrollándose,
y la gente educada, pensante del mundo, la sostendrá en la medida en que se familiarice con ella.
Ningún hombre me restringir dentro de los límites del microscopio, o de su propia esfera estrecha
de observación, o de la verdad que acepta. El hombre que se mantiene en los estratos inferiores
de los simillimum potenciales, y demanda que todo el mundo esté de acuerdo con él, está muy
limitado como para poder ser llamado médico, o benefactor de la humanidad.

El simillimum puede o no encontrarse dentro de las atenuaciones más bajas, pero positivamente
se encuentra para todas las enfermedades curables entre las más y más altas potencias.

El estudio de nuestra materia medica

El artista estudia su modelo, hasta que siente las líneas y sombras y en su mente ve la imagen
sobre el lienzo, o el tallado sobre la piedra. Construye un modelo y esculpe en el granito el similar.
El estudiante de nuestra Materia Médica debe estudiar una experimentación hasta que sienta la
representación de la totalidad de las sensaciones, de los malestares que sufrieron todos los
experimentadores, como si él hubiera probado ese remedio y sentido todas las sensaciones
mórbidas de los experimentadores.

El que prescribe para los síntomas tal como se ven sobre el papel es incapaz de sentir el peso de la
responsabilidad de un verdadero médico.

El que coloca en primer lugar todas las sensaciones mórbidas de su paciente, y luego considera tal
complejidad sintomática hasta que siente y ve qué es lo que sufre el paciente, y seguidamente
investiga en la Materia Médica hasta que encuentra la misma imagen, es capaz de curar al
enfermo tal como lo hizo Hahnemann. Esto le da el plano de la enfermedad, tanto la producida
por la enfermedad, como por las drogas. Este plano es una característica importante del estudio
de la curación y de las causas de la enfermedad. A través de este estudio descubrimos que la
esfera de Aconitum difiere de la de Sulphur, que la de Belladona de la de Calcárea, de los
sucesores naturales complementarios y contrarios. Podemos estudiar patología hasta que llegue el
amanecer del siglo veinte y esto no podrá revelarnos qué es lo que necesitamos en el arte, pero el
estudio cuidadoso de cada cuadro de sensaciones puede revelar al practicante y al artista, la
esfera de los poderes medicinales y las posibilidades curativas.

Algunos deben estudiar mucho más tiempo que otros, para llegar a tener un dominio de una
imagen drogal, pero en su momento el estudio pondrá de manifiesto el cuadro. Hay drogas que
han sido largamente experimentadas, pero de tal mal modo, que la verdadera imagen jamás pudo
ponerse de manifiesto. Estos casos en general se dan, cuando el hombre se mezcla con
aseveraciones de experimentaciones ingenuas e incompetentes. El lenguaje de la naturaleza no
puede ser interferido con éstas, si se espera que la experimentación, de una guía para curar a
nuestros congéneres. Las experimentaciones modernas comunmente son una farsa y no
permitirán la elevación que deben sustentar los remedios de Hahnemann. Los viejos maestros
conocían como hacer éstas, ellos se gobernaban con los principios del Maestro, se gobernaban con
la filosofía, y sus experimentaciones se mantendrán y siempre serán una guía segura para la
curación del hombre y de todos los animales.

La disputa entre los filósofos materialistas y los no-materialistas puede terminar en algo bueno;
ambos lados tienen la verdad, pero en cierta medida, pervertida. Ambas partes evaden los hechos
que se oponen a sus propios métodos de razonamiento y a sus propias conclusiones. Algunos no
aceptarán la curación como algo cierto, porque ésta fue hecha con una medicina infinitecimal.
Algunos no aceptarán una experimentación porque ésta se hizo con dosis infinitecimales. Las
acciones de tales hombres no cambian, los hechos existen, aunque ellos retarden el estudio de
nuestra Materia Médica. Una experimentación que fue hecha bajo mi vista, de acuerdo con las
reglas de la experimentación, demostró, y claramente, que los síntomas reales fueron producidos
por la potencia de 10 mil de Lachesis. Hasta ese momento yo no creía que fuera posible conseguir
síntomas. La experimentadora no conocía qué dosis tomaba. Ella demostró un síntoma genuino de
Lachesis, pero el hecho de haber descubierto yo el síntoma varios años antes clínicamente, lo
confirmó y verificó. El síntoma que la experimentación exaltó, y el síntoma que se reconoció como
correspondiente a la droga, y que fue dado por una potencia muy alta, removió de mi mente toda
duda acerca de la posibilidad de conseguir síntomas con potencias tan altas.

Deseo decir en respuesta a la pregunta correcta, que esta experimentadora no tenía una salud
perfecta. Era una persona muy nerviosa, extremadamente sensible y sujeta a varios síntomas
nerviosos. Esto, a la vista de varios, debe por cierto menoscabar grandemente el valor de la
experimentación. Un hecho singular que deseo aclarar plenamente aquí, es que los síntomas de la
experimentadora eran completamente nuevos para ella, y corrieron su curso como lo hubiera
hecho un miasma agudo, sojuzgando completamente los síntomas peculiares de la
experimentadora (con algunas excepciones), y cuando desaparecieron los síntomas drogales
experimentados, todos los síntomas antiguos volvieron. Esto muestra que no experimentó un
similar, sino que fue una experimentación genuina y no una agravación homeopática. La
experimentación de Lachesis fue tan clara que el Doctor Kincke y el Doctor O. P. Wells han hecho
observaciones sobre sus efectos, de tal modo no puede haber duda de la autenticidad de la
experimentadora. Que la experimentación haya suspendido los síntomas antiguos, es lo propio y
es lo que se observa constantemente cuando la fiebre escarlatina, o el sarampión, o la varicela,
hacen su curso; y como es sabido los síntomas vuelven después que la enfermedad aguda ha
hecho su curso. De esto puede recogerse, que una experimentación puede suprimir una
enfermedad dada. Esto es lo que pasó en esta experimentación asombrosa, y es justo lo que pasa
en nuestras mejores experimentaciones. Si esto es cierto refuta la idea de que no pueden
atribuirse como de valor las experimentaciones hechas con personas no perfectamente sanas.
Nadie niega que los experimentadores apropiados son los hombres y mujeres sanos, ni que sea
cierto que las experimentaciones con personas enfermas, puedan no tener un alto valor.

En la experimentación se encuentra otra gran lección, la cual es que las medicinas altamente
dinamizadas son capaces de suprimir los síntomas de la enfermedad natural, e implantarse en
cambio ellas mismas. Otra advertencia para el principiante es que no debe precipitarse mucho en
dar una medicina a pacientes sensibles, nerviosos.

Al presentar esta experimentación, tal como vino de la pluma de la experimentadora, sólo puedo
decir acerca de esto, que se sostendrá o caer por su propio peso, en el sentido de ser una prueba o
no que pueda arrojar una luz sobre la gran patogenesia de Lachesis.

Lachesis

Sra. H. W. A.- Experimentación de Lachesis 10M. Comienza el 14 de febrero de 1887. Es una mujer
pequeña, nerviosa, que nunca estuvo muy enferma, aunque siempre fue sensible a la atmósfera
circundante, por lo cual ella experimentaba toda cosa que inhalaba.

14 de febrero: "Tomé unos cuantos glóbulos secos en la boca, a las 13.30 hs.; me sentí durante un
rato mejor de la cabeza. Pronto sentí un dolor severo, considerable, en ambas caderas como si
fueran a zafarse o romperse. Ligera mejoría a la mañana. Sentí la sangre caliente circulando por las
piernas y pies; las rodillas para abajo habitualmente estaban frías. Me sentí feliz y contenta a pesar
del dolor severo. No pude estar de pie del modo habitual, mientras hice las compras. Los brazos
comenzaron a dolerme, a las 15 hs., el izquierdo más. Los dolores de las piernas disminuyeron a
medida que se incrementaban los dolores en los brazos; no podía sostener un pequeño paquete.
El dolor del brazo izquierdo se agravaba al tenerlo suspendido. El brazo izquierdo mejoraba al
tenerlo quieto y abrigado. El dolor corría hacia arriba, como hacia el hombro, como si fuera a
soltarse, se extendía bajo la escápula. Después de las 17 hs. subsistía un dolor inquietante. El peso
disminuyó. Me dijeron que me veían pálida. Durante el anochecer tuve que descansar la pierna
izquierda sobre una silla y sacarme el zapato. La elevación alivió la pierna, pero comenzó a
dolerme el brazo izquierdo. Volvieron otra vez los dolores bajo la escápula y pulmón posterior
izquierdo. No podía estar acostada sobre el lado derecho debido a una sensación tironeante
alrededor del corazón. Si me acostaba sobre el lado izquierdo se agravaban los dolores del brazo,
hombro, pulmón y corazón. Me asombraba que pudiera tener una enfermedad cardíaca ya que mi
madre, falleció de atrofia cardíaca. . . "Inquietud y sofocación toda la noche".
16 de febrero: No podía estudiar o prestar la debida atención. Dolía el corazón y parecía que iba a
detenerse la respiración o , que iba a tener palpitaciones, pero no fue así. Al ir a dormir, esa noche
estaba atenta a los latidos de la cabeza y oídos, que eran sincrónicos con los latidos cardíacos.

17 de febrero: Dolor en todo el lado izquierdo desde la cresta ilíaca hasta la primera costilla. Dolor
bajo ambas escápulas; peor la izquierda. Los miembros superiores estaban tan pesados que
difícilmente podía elevarlos.

Sensación en el brazo como si éste fuera arrancado. Dolor intenso entre el corazón y la escápula;
tenía miedo de agitarme o respirar y hubiera deseado levantar y bajar los hombros para tener
alivio. Ligera palpitación y dolor en el ápice.

18 de febrero: Dolor en ápice seguido de palpitaciones. Temía que alguien me viera o me hablara
de la ansiedad. Podía difícilmente sostener algo, se me podía caer de las manos. Me asustaban las
palpitaciones incrementadas, las cuales me despertaron frecuentemente a la noche. Soñé que
viajaba a través de un viento fuerte que me cortaba la respiración. Soñé que cabalgaba. Yendo
ligero a través del aire, me dio una sensación de vacuidad en el estómago y tórax izquierdo. Me
desperté reteniendo la respiración. Deseaba la ropa floja desde el esternón hasta la línea blanca.
Al anochecer no pude estudiar, odiaba todo, libros, papeles, lapiceras, lecturas; y la medicina. Me
sentía como retorciéndome; ésto ha sobrevenido a menudo desde que comencé a tomar la droga.
Temía dormirme después de acostarme; ponía la mano sobre el corazón para comprobar sus
latidos. Podía descansar confortablemente sobre el lado izquierdo con la mano sobre el corazón;
así dormía.

19 de febrero: Durante las compras, al mediodía, sentí debilidad, y languidez, desde el corazón
hacia el estómago. palpitaciones mientras leía; 14 hs. Me mantuve moviéndome en la silla.
Sensibilidad bajo la escá- pula izquierda. La presión de la espalda contra la silla me causaba
palpitaciones seguidas de tos. Podía respirar mejor al aire libre, así que hice una larga caminata. El
corazón parecía dejar de latir, entonces hice ejercicios extra. Ataques de palpitaciones hasta las 23
hs. que me provocaban una tos seca.

20 de febrero: Dormí bien toda la noche. Sueños. Cerca de la mañana soñé que estaba casi
muerta con una enfermedad cardíaca, pero no deseaba que mi familia lo supiera. Estaba entre una
multitud, sofocada y con los pies tan fríos, que parecía como si estuviera caminando sobre hielo.
Deseaba tomar aire, pero el tratar de abrirme paso entre la multitud sobrevenían palpitaciones.
Pensé que mi cuerpo se había vuelto moteado como la piel de la serpiente; pensé que esto podría
tenerlo pronto sobre mi cara y que de tal modo, no podría estar en compañía de nadie más. No
sabía porqué era esto, pero que era un castigo, que lo entendería en otro mundo. Deseaba que
viniera pronto el momento de mi muerte, porque mi corazón me dolía tanto que no podía ser
feliz; ni hacer feliz a mi familia. Ligera palpitación al levantarme. Se incrementó tanto, que no pude
caminar después de las 11 hs. El intentar entrar en calor al lado de la estufa no alivió esto.
Palpitaciones cada pocos minutos, así que tosía, no podía hablar o reír, debía tener la ropa
desabrochada. Dolorimiento a través de todo el tórax, una sensación de tironeamiento. Dolores
frecuentes en la segunda intercostal, que parecían empujar para adentro y abajo. Leucorrea
cremosa al levantarme a la mañana, después de sentarme. Dolor taladrante intenso en el occipital
derecho; síntomas antiguos. Leucorrea verde brillante. Arenilla roja en la orina, se adhería a las
paredes del inodoro, menstruación mezclada con descarga semejante a pus.

20 de febrero: Sexto día, ardor en el oído derecho y último molar superior. Dientes sensibles,
sentía como si éstos estuvieran insertos dentro de una úlcera. Debía secar y calentarme los pies
cada hora más o menos. Palpitaciones en estómago después de comer.

21 de febrero: Séptimo día, palpitaciones violentas mientras me vestía; la voz temblaba por lo que
no podía hablar. Gran debilidad de las extremidades inferiores. Luego, de las superiores. Me
preguntaron si sentía ansiedad mental porque mi cara mostraba mucha angustia. Me sentí
inusualmente contenta, salvo mientras hablaba, pues esto me causaba palpitaciones. 10 hs.
Latidos violentos de las arterias correspondientes a las vísceras abdominales, lado izquierdo, que
se extendían hasta el recto. Latidos rápidos que provocaban cambios de posición. El nervio de la
pierna izquierda parecía estar contraído, pulsante. Me desperté con frío, lo que me indujo volver a
la cama para calentarme y dormir. 5 hs. Sueños con terneros y vacas totalmente blancos. Me
desperté con respiración ligera. El frío continuó hasta las 11 hs. y apareció la tos (un síntoma
antiguo, ahora empeorado). Debí calentarme los pies. Deposiciones irregulares durante una
semana que requerían gran esfuerzo para ser evacuadas, aunque eran pequeñas. En el ano
protruía como una bola antes de pasar la materia. Traté varias veces de mitigar la sensación de
ineficacia. Debía llevar para adentro los tejidos, quedando dolorida largo tiempo después de
deponer. La tos me producía dolor en la parte izquierda del abdomen y desde el periné hacia
arriba. Leucorrea copiosa al deponer o durante algún ejercicio. El dolor de espalda se aliviaba al
pasar una ligera descarga de flujo cremoso filamentoso- de débil olor acre- Este flujo aliviaba a
menudo la sensación de nudo del ovario izquierdo, síntomas antiguos. Sin apetito para desayunar
o almorzar debido a las palpitaciones sentidas en el corazón y el lado izquierdo. Comí bien a las 18
hs. Quemazón en el estómago. El agua fría me producía náuseas. Podía sentir el agua fría sobre
todo el abdomen. Las manos quemaban. Las venas de las manos estaban tan distendidas qué
debía tenerlas elevadas para obtener algún alivio. Frío a la mañana. Era el primer día que sentía tal
cosa este invierno. Esta dosis no me produjo dolor de garganta izquierda.

Olor como de úlcera desde el estómago. 4.30 hs, durante la semana me había despertado el frío y
la sensación de serpenteo. Frío sobre el corazón, estómago, espalda. La cama estaba fría. Mejor
moviéndome. Me desperté a las 6 hs. con una respiración ligera. Sudor también después de
mediodía. Ligero olor a ajo. Tengo que levantarme y orinar frecuentemente a las 5 hs. para aliviar
el dolor de espalda. Síntomas antiguos más prominentes desde que tomo la dosis. -Anteriormente
tenía escasa idea de éstos. (Kent).

28 de febrero: Catorceavo día, estremecimientos frecuentes dolorosos. Sensibilidad del extensor


popliteo, casi me hace caer cuando estaba en punta de pie. Dolor en el hipogastrio y región
inguinal. Dolor en el útero, que corría hacia arriba, mientras me inclinaba hacia adelante. Ardores
en diferentes zonas del cuerpo. Podía deletrear correctamente pero no formar frases
rápidamente, mezclaba palabras. Me sentía casi feliz. El olor de trementina me causó trastornos
en la región lumbar, que se extendían hacia abajo y adelante hacia la región ovárica e hipogastrio,
como dismenorrea.

1o. de marzo: Pies fríos antes de mediodía. Sentí dolorimiento y sudor ofensivo mientras me los
calentaba (subjetivo). El miembro superior izquierdo frío, como si hubiera puesto hielo sobre él.
Muy somnolienta, pesadez de párpados. Me desperté temprano, con terribles trastornos de
intestinos y estómago. Siguió mucha flatulencia. Diarrea acuosa a las 7 hs., que dejó ardor y
tenesmo en el recto por varias horas. Brazo izquierdo frío. Manos muy calientes e hinchadas.
Quemazón en el estómago después del desayuno. Latidos en tórax izquierdo y abdomen La
leucorrea, mejor; el catarro peor; dolor en periné derecho.

3 de marzo: Vigésimo día. Dormí mejor, me desperté como si no hubiera descansado. Sueños con
pájaros y animales. Soñé que me estaba muriendo por hidropesía renal. Que se colectaba líquido
alrededor del corazón.

Cefalea. Dolor en la parte posterior de la cabeza. Chispazos aureos delante de los ojos al cerrarlos.
Desanimada. Pensaba que me despreciaban aquellos que me conocían más y habían perdido la
confianza en mí. Sentía que no entendían mi motivo, el cual era bueno. Había perdido el poder de
ejercer cualquier influencia. Estoy tan cansada que me es imposible entender algo. No armonizan
la voluntad física con la espiritual. Deseaba romper los lazos que unían lo espiritual con lo físico. La
influencia de lo maligno es suprema. Tendencia mórbida a decidir que lo errado es correcto. Me
doy cuenta, solo después de cometer esto, luego me siento destrozada. No puedo sobreponerme
a esto. Cuando estoy sola, la mortificación por tales errores casi me enfurece. Grito por ayuda y
recibo burlas. Hasta aquí, pérdida de todo consuelo, derivado de las innumerables palabras de mi
madre. Estas penas se agravan por el esfuerzo mental por sobreponerme, lo que me provoca que
me desprecie a mí misma. Remordimiento, seguido de llanto. No tengo fuerza de voluntad para
hacer actos desesperados. En los momentos que me olvido, los deberes son ejecutados con
sorprendente facilidad y éxito. Escrupulosidad respecto de mí misma que no puede ser
sobrellevada. Pena por cometer acciones que en su momento parecen correctas, pero después
parecen incorrectas. Todas las penas se acumulan más allá de la mente.

4 de marzo: Vigésimo primer día. Escalofríos, antes y después de mediodía. Me fui a la cama para
entrar en calor. Zonas calientes sobre el vértice de la cabeza y sobre los ojos No puedo pensar, la
frente muy pesada Calor desde el vértice hasta dentro de la garganta y nuca

5 de marzo: Me desperté a las 2 hs. Sueños trastornantes, tropel de pensamientos. Traté de


estudiar, pero impresiones antiguas me alejaban del tema. Después de prolongados esfuerzos
rompí en llanto y caí dormida. Me desperté a las 4 hs. con frío, dolor en la espalda, que se alivió al
orinar. Dormí, me desperté más tarde, cansada y desalentada. Trastornos en el abdomen inferior
mientras rodaba el coche sobre la calle. 10 hs. Casi me desmayé por la simple operación de reducir
una hernia (reductible). La primera vez en cuatro años. Dormí después del mediodía. Al despertar
sentí tanto los brazos como las piernas, entumecidas. El estómago sobre el que estaban cruzados
los , brazos, con grandes trastornos. El malestar se extendía hacia abajo, al útero. Causaba
malestar plegar los brazos sobre el estómago. Gusto sanguinolento, debido a la mucosidad
sanguinolenta de las fosas nasales posteriores. Transpiración ofensiva. Varias noches al dormirme
había sentido como si la cama estuviera flotando, como lo había sentido durante la niñez.

21 de mano: Deposiciones mucosas de color amarillo intenso cayeron en el fondo del inodoro y
quedaron flotando partículas, en la superficie, blancas como arroz. Gran tironeamiento hacia fuera
en el ano, como si fuera a protruir. Deposiciones a las 20 hs. Mucha hambre y sed; comí la parte
blanda de ostras crudas, lo cual pareció satisfacerme. Alivio de los latidos cardíacos, los cuales
habían persistido una semana.

22 de marzo: Dormí bien; sueños naturales. Soñé que no podía apurarme, preparándome para las
conferencias. Tuve dolorimiento y sensación de languidez en estómago. Dolor en la nuca. No tuve
movimiento intestinal. La primera evacuación de orina fue espesa de color naranja intenso.
Sensación de insatisfacción, que me causaba ardor y escozor en las zonas. Frío desde las rodillas
para abajo, dolor de rodillas. Pequeña sensación de ardor y escozor en la boca y estómago
(escaldado) presente ayer. Antes de mediodía mucosidad sanguinolenta del pulmón izquierdo.
Debilidad si intentaba caminar. Ayer por primera vez mientras estaba parada al lado de la cama,
me sentí muy alta y la cama pareció muy pequeña. Me sentí tres pies más alta que lo usual. Las
tostadas, las ostras crudas y el té cámbrico parecían muy dulces. Deseaba cosas ácidas, las cuales
durante dos años habían agravado mis intestinos, deseaba también cosas saladas. Las ampollas de
la boca, labios, las de debajo de la nariz, están desapareciendo. Estaba anhelante como un niño
sediento deseando un vaso de agua.

Deposiciones pequeñas moldeadas cubiertas con mucus; me sentí mejor.

26 de marzo: Apesadumbrada, estado de somnolencia mental, como si algo muy triste fuera a
suceder, tomé Lach. 9 m.

29 de marzo: Pies fríos. Con transpiración cuando no estaba cerca de la estufa. Caminé una larga
distancia después de mediodía a las 16 hs. Dolor en, o sobre el riñón derecho causado por el deseo
de orinar. Seguido por males muy trastornales, sentidos en el estómago. El dolor iba desde el
estómago hasta el talón izquierdo, luego sobre la pierna, terminando en dolor sordo.
Entumecimiento del dedo grande y segundo del pie izquierdo, como si algo los estuviera
presionando desde la punta. Algunos síntomas ocurrieron en la cama. Me desperté con deseos
urgentes de orinar; dolor en el riñón derecho. Pies calientes y los sentía hinchados. Inclinación a
transpirar después de retornar a la cama, especialmente cuando la superficie tomaba contacto.
Agitación hasta la madrugada; entonces me dormí. Más confortable al acostarme sobre el
estómago. Cansada cuando me llamaron para que me levantara.

Caí dormida sobre la almohada, pero si me despertaba deseaba deslizar la cabeza y enrollarme
sobre el estómago. Sensación de ardor desde el vertex hasta la última vértebra dorsal.
Transpiración justo antes de dormir, al volverme sobre la espalda para calentarla. Transpiración
con olor como de algo mustio y viejo, igual que durante el paludismo, cuando me despertaba a la
noche con sudor profuso, que me traía malestar en el estómago.
30 de marzo: Dedos del pie izquierdo entumecidos. Mientras empacaba, calambres en el
hipogastrio. Dolores ocasionales desde la parte izquierda de las vértebras cervicales hacia la
derecha, hacia el codo izquierdo. Calor en la frente. Ojos sensibles al calor. Sensación en el talón
izquierdo como si se presionara hielo sobre él. Inquietud y plenitud en riñones antes de orinar.
Orina profusa e incolora. Sensación incierta en los intestinos como de diarrea inminente. Peso en
el recto, al estar mucho tiempo parada. Dolores frecuentes en la espalda en el lugar opuesto a la
terminación del esternón. Picazón sobre todo el cuerpo después de estar sentada largo tiempo.
Una erupción del tamaño de pequeños porotos que a veces supuraban y que continuamente
dolían y picaban. Sentía como si fuera a aparecer una constricción en la frente; podía razonar más
claramente y pensar más profundamente.

6 de abril: Picazón en la bóveda de la boca y base de la lengua; debía frotarme,

A veces quemazón y pinchazos en los bordes de la lengua, agravado por el olor del tabaco y la
trementina. Una sensación de desfallecimiento en el estómago, mejorada por comer. Micción
lenta, especialmente después de contenerme. Transpiración a media noche o después del primer
sueño. Sensación de plenitud en la garganta. Sensación de dolor en la boca. Agravación de la
quemazón de la boca y estómago por lo salado. Disnea agravada por el mínimo ejercicio.
Constricción en la garganta, como si algo ajustado estuviera alrededor de ésta. Tos a la noche
causada por picazón en el lado izquierdo de la garganta, que se extendía al oído. Mejorado por el
calor de la mano. Manos hinchadas y a menudo muy calientes. Transpiración seguida por
escalofríos (causados por la humedad de la ropa); luego calor, después dormí. La articulación del
cuarto dedo del pie dolorida sobre la parte inferior. Movía el primer dedo del pie y pensaba que
podía tener un juanete. Tan somnolienta estaba a las 20 hs. que tuve que retirarme. Sentía
grandes, la pierna y el pie derecho, calientes y pesados. La pierna y pie izquierdo pequeños,
entumecidos y fríos. Latidos en ambos oídos cuando estaba acostada a la noche, a veces aliviado
por el cambio de posición. Dolorimiento un poco por encima de la punta del corazón (dolorimiento
alrededor de la glándula mamaria antes de la menstruación, síntoma antiguo). Palpitaciones en el
lado izquierdo. Ligero dolor en la región del ovario izquierdo, a veces en ambos lados, y luego en el
hipogastrio. Durante las dos semanas pasadas, induración y escozor de los conductos de las
glándulas sublinguales. Aliviada la sensación de prolapso rectal, solo se aliviaba al estar acostada
sobre el estómago. El vértice de la cabeza dolorida y caliente. Quemazón en la garganta y
sensación de crudeza. Pulmones secos y comprimidos. Nada de expectoración después de mucho
toser. Quemazón, escozor y picazón.

7 de abril: Constipación, deposiciones duras, sangre del recto. Sensación cortante después de
deponer. Tironeamiento hacia abajo en el recto, largo tiempo después de deponer. Manchas
grises bajaban delante del ojo izquierdo mientras leía. Éstas causaban empañamiento y
nerviosidad. Se agravaba al mirar hacia la izquierda. Mejoró al continuar leyendo. Boca dolorida,
herpes en el labio inferior, del lado derecho.

8 de abril: Sensación de entumecimiento que se extiende desde la región lumbar hasta las
extremidades inferiores después de larga caminata. Menstruación después de mediodía.
Timpanismo en el epigastrio. Sensación de apertura en el abdomen desde el ombligo para abajo;
es decir, sobre cada lado de la vejiga. Vejiga distendida, fría, antes de la menstruación. También
dolor en el brazo izquierdo, cavidad torácica y abdominal. Sensación de reptación en el ano,
durante varias noches, después de acostarme. Dolor severo en la pierna izquierda, las primeras
horas de menstruar.

9 de abril: Me desperté luego de un profundo sueño por un cólico severo, seguido de


deposiciones flojas, oscuras casi verdes. Durante la deposición, frío y postración. Mejorada por
deponer. Débil antes de menstruar, había tenido leucorrea en chorro, caliente, blanca, lechosa.
(Después de menstruar, picazón continua alrededor del coxis; peor a la noche. Había sido habitual
durante varios meses. Síntoma antiguo).

10 de abril: Contracciones en el primer dedo (de la mano izquierda) que se extendían a través de
los tendones hacia la muñeca. La nuca, la sentía tan débil, que debía usar una silla con respaldo
alto. Catarro de la cabeza, mejor. Dos ataques de tos a las 16 hs., éste se repitió durante dos días.
No podía toser lo suficientemente profundo. Escozor y picazón desde los costados de la tráquea
hasta los oídos. No podía recordar hechos no familiares fácilmente. Estoy tan somnolienta a las 19
hs. que me veo obligada a retirarme pero quedo despierta algún tiempo, después de haberme
acostado. Antes y durante la menstruación, transpiración por el mínimo ejercicio. Desde las
caderas hacia arriba calor, sudor y sofocación; desde arriba de las rodillas hacia abajo, frío y
necesidad de una plancha caliente. (alambres en el dedo grande del pie izquierdo antes de
menstruar. Peor en la cama a la noche. Peor al volverme desde la espalda hacia el lado derecho.
Sensación de reptación debajo de la zona de frío doloroso, en varias zonas, estando cansada.
Podía aparecer, una sensación como una mancha delante de los ojos, que era la misma que tuve
durante mi niñez, hace 16-20 años, durante las cefaleas enceguecedoras.

12 de abril: Extremo placer causado por temblores y estremecimientos durante horas, más que lo
que podría causar un susto severo o una sorpresa repentina. Un ejercicio mental me causó
insomnio hasta medianoche. Me desperté muy temprano. Fastidiada por el olvido repentino del
objeto de la oración, al intentar hablar. La presión o el real esfuerzo me sacaba de la mente el
hecho rápidamente. Dolorimiento en el occipucio que se extiende hacia las vértebras cervicales.
Algún dolor que se extiende hacia el brazo al caminar o al recibir una sacudida.

18 de abril: Deseo constante de estar acostada, podía pensar mejor. después de una hora de
estudio se me fueron las fuerzas. Dolor en el occipucio, sentía frío en el cuello y ojos, cabeza
caliente. Mejorada al calentarme los pies. Finalmente mejorada al recostarme. Mejorada al aire
libre. Una ansiosa sensación de estar fuerte y de pensar rápidamente. Dormí hasta las 4 hs. Me
desperté descansada, pero el trabajo del día anterior me preocupó en tal medida, que cuando me
levanté estaba en realidad cansada. Deseos de volver a acostarme después del desayuno.
Cansancio desde la frente hacia abajo adelante y atrás a través de la región cervical. Varias veces
me vi obligada a dejar de escribir y a tirarme en la cama.

El estudio de las experimentaciones


Es casi inútil atestar a los estudiantes con el lenguaje de las experimentaciones. Si no pueden
capacitarse para ver las imágenes clínicas de modo apropiado, ellos fracasan como prescriptores.
El estudiante necesita conocer algo de lo que nosotros hacemos y qué es lo que puede hacerse
con las experimentaciones. El estudio a secas de las experimentaciones sin su aplicación a las
imágenes clínicas, no es para el neófito.

Raramente encontramos a un estudiante con suficiente agudeza como para formar estas
imágenes por sí solo; así, después de confundirse sobre ésto durante un tiempo, cae en protestas
acerca de las imperfecciones de la Materia Médica y aún a veces hace esfuerzos infructuosos por
corregir las imperfecciones. Imperfecciones existen y algunas de ellas son plenamente reconocidas
por los hombres de bien de hoy día. El Dr. Hughes ha demostrado que él piensa que conoce cómo
corregir estas imperfecciones pero es incapaz de demostrar satisfactoriamente a la profesión, que
él conoce aún un remedio.

No es un camino corto el del conocimiento claro de la terapéutica.

El médico que domina el uso del repertorio, habitualmente, hace las más rápidas prescripciones.

Los síntomas que estorban, son los que no entendemos. Supongamos que cada ególatra eliminara
todos los síntomas que él no entiende ¿Qué porción de Materia Médica nos dejaría? Hahnemann
hizo el uso más maravilloso de la Materia Médica que nos dejó; nosotros podemos hacerlo tan
bien como él lo hizo, con algunas de las experimentaciones agregadas, pero si demolemos esto,
podemos estar bien seguros que la construcción no resultaría mejor. Los mejores síntomas de la
Materia Médica han sobrevenido y deben sobrevenir de las experimentaciones de drogas
potentizadas. Si eliminamos todos estos síntomas estaremos obligados a practicar medicina sobre
los desechos de la Materia Médica, pues la porción dejada y aceptada, no sostendrá la ley de
aplicación universal.

Esto está demostrado por el hecho de que aquellos que claman por las experimentaciones crudas,
constantemente confiesan su inhabilidad para curar al enfermo. El uso de quinina, whisky y
compuestos, testifica ruidosamente la misma dirección. Los insatisfechos jamás reconocen la
posibilidad de que la dificultad es algo personal, ni piensan que su confesión es un alegato criminal
acerca de su propia falta de conocimiento de la Materia Médica y de cómo usarla. Una confesión
acerca de la incapacidad para usar la Materia Médica, como se establece, no necesariamente
califica de erudito a un recopilador de una nueva Materia Médica. Ellos han confesado; nosotros
no hemos acusado. Las confesiones se extienden tan lejos que es poco lo que dejan respecto al
aprendizaje de cómo curar.

La confesión más pasmosa hecha recientemente es la aseveración de que las potencias 30 y 200
no producen síntomas (!) sino que dan resultado negativo; o el doctor no seleccionó personas
sensibles, o él se rehusa a reconocer síntomas.

No todos los experimentadores ponen de manifiesto síntomas bajo las potencias, sino que los
sensibles proporcionan síntomas de inestimable valor. Si el médico hace un estudio cuidadoso de
sus experimentadores espontáneos, él ser capaz de seleccionar para ellos, los remedios que
pueden proporcionar síntomas, es decir estudiando los rasgos naturales de sus vidas, él puede ver
sus debilidades y hacer uso de éstas. Una señora me expresó el deseo de experimentar una droga;
ella fue observada cuidadosamente y consideré que era sensible a Phosphorus. Experimentó la
droga en alta potencia, confirmando varios síntomas antiguos de Phosphorus acerca de los cuales
ella no conocía nada, ni conocía el nombre de la droga que estaba experimentando.

Estos hechos están establecidos; ellos no disminuyen como hechos, cuando otros doctores son
incapaces de obtener síntomas por la misma vías.

Es penoso demostrar la propia incapacidad de encontrar un remedio adecuado a los sujetos, con
el fin de experimentar, luego de hacer numerosas pruebas. Esto significa algo. Esto significa
fracaso; no de la ley, ni de la droga potentizada, ni del paciente o experimentador, sino del
médico. El no conoce cómo seleccionar los experimentadores, o los remedios para experimentar,
con lo cual se vuelve un agnóstico. Un químico le decía a un médico amigo: "He escuchado que te
has vuelto Homeópata".

Médico "Si, es verdad". Químico: "No querrás decir que confías en la potencia 30". Médico: "Yo
entiendo que tú eres un químico que te sustentas con tu conocimiento como químico y que tu
ciencia está basada en la hipótesis de las moléculas, tomos, etc" Químico: "Si, soy químico de
profesión". Médico. "Bien, ahora mi amigo, ¿has visto alguna vez una molécula o un tomo?"

Químico. "Dejemos esto; tomemos una botella de vino". El químico conoce que la molécula no
está bien determinada, que es completamente hipotética, pero no lo toma muy en cuenta cuando
produce los resultados que espera, de acuerdo con lo que sabe de los experimentos previos. Los
resultados no cambian, aún cuando se argumente en contra de la molécula y no se crea en ésta.
Los hechos se sostienen a pesar del descreimiento.

Los sintomas y aspectos de aquellos casos que presentan una perspectiva desfavorable y causas de
un pronostico desfavorable

La diferencia entre un complejo sintomático y una imagen sintomática es una cuestión de


conocimiento debida en parte al entrenamiento y en parte a la experiencia. Para alguien que
conoce la totalidad tal como es transcripta ésta, puede significar una clara imagen sintomática y
un índice seguro para el remedio que el paciente necesita, lo cual generalmente va junto con la
predicción de una rápida recuperación. Para quien carece de entrenamiento y experiencia de la
totalidad tal como es transcripta, ésta es un complejo de síntomas que significan un caos. A
medida que uno gana conocimiento con el entrenamiento, la lectura y la experiencia, los síntomas
son menos comunes y hasta se llega a ser capaz de decir, casi de un vistazo, que algunos casos,
aún muy cuidadosamente tomados, tiene una totalidad, en la cual está estampada la complejidad.
Sin embargo algunos de éstos, después de mucho estudio revelarán la imagen de la totalidad y
ésta puede mostrar cuál es el remedio; pero debe saberse que mientras cualquier caso sean un
caos, tiene cohartado un pronóstico favorable.
En esta gran cuestión tiene una amplia cabida la manifestación de la percepción artística, pero
hay reglas científicas a seguir, que constituyen la base del arte y la experiencia. El principiante a
quien se le ha enseñado correctamente, puede pronto ser capaz de juzgar respecto de la relativa
magnitud de una historia de síntomas dada y conocer a qué clase corresponde.

Es más lo que se aprende acerca del diagnóstico y pronóstico por el estudio del complejo de
síntomas, que por cualquier forma de examen físico, aunque ambos y todos los métodos de
investigación deben ser usados, ya que se confirman unos a otros y a menudo donde uno es
defectivo el otro es marcado y de ayuda.

El conocer los síntomas en su causa, comienzo, sentido, dirección y finalidad, es sólo conocer la
enfermedad tal como a menudo ha instado Hahnemann.

El distinguir los síntomas que son naturales o comunes a estados mórbidos fijos, debería ser el
primer conocimiento del médico con el objeto de aprender cuales son extraños e inexplicables.

Es difícil poder distinguir un síntoma incongruente complejo, hasta que no se es capaz de saber
qué es lo que requiere cualquier síntoma de la totalidad, para constituir un ente armónico.

Los observadores homeopáticos experimentados conocen muy bien que el ardor, los pinchazos, el
agrandamiento glandular, la infiltración, dureza de la zona, debilidad, pérdida de peso, en un caso
de escirro de mama, no guían hacia un remedio que actúe curativamente, así como el edema de
las extremidades, la debilidad, la albúmina en la orina y los síntomas cardíacos, disnea y ansiedad,
no proporcionan una base para un remedio en un paciente. Todos conocen que sólo se puede
esperar de los remedios dados por tales síntomas, un alivio, y que no se impedirá el progreso de la
enfermedad ni se prolongar mucho la vida.

Todos conocen que las manifestaciones anteriores son la representación de la enfermedad final
del paciente, pero no significan ni demuestran los signos y síntomas del paciente. Éstos son los
particulares de la enfermedad, los cuales son síntomas comunes, pero los generales y particulares
del paciente están aquí dejados de lado. No importa, que estos generales y particulares estén
enmascarados, suprimidos por drogas previas, o que existan sólo en los antecedentes del
paciente. Ellos deben ser descubiertos en cualquier caso o no puede darse un pronóstico
favorable. Esto simplemente sintetiza a través de evidencias bien establecidas la distinción entre lo
que está en orden y lo que está en desorden.

No es de dudar que la enfermedad puede aparecer en orden o en desorden. Algunas, o la mayoría


de las enfermedades aparecerán en una forma ordenada si les es permitido hacerlo así. Las
enfermedades agudas tienen todas un orden el cual somos capaces de establecer su curso y
terminación.

Varias enfermedades crónicas presentan una forma de orden, el cual es bien conocido por los
observadores. El orden, tanto como puede ser conocido, es una guía para diferenciar lo que
representa a la enfermedad de lo que representa al paciente. El paciente histérico presenta un
complejo sintomático incongruente que siempre engaña al neófito. Parece natural reunir todas
aquellas fluctuaciones incongruentes, las imaginaciones y sensaciones, y prescribir para éstas.
¿Quién no ha hecho justamente esto? ¿Quién ;no ha tenido sus dilatados casos, por los cuales se
ha sacrificado durante meses, mientras que al paciente, no había modo de mejorarlo y los
familiares se asombraban y dudaban que uno fuera de alguna utilidad?. Cuando uno ha aprendido
la naturaleza de la histeria, ve que ha estado tratando de encontrar el remedio de la histeria y no
del paciente. Al que escribe, se le ha preguntado varias veces por tales casos, donde la
sintomatología estaba hermosamente presentada y la historia mostraba toda su más rica
exageración neurológica, pero no podía extraerse de ésta una idea que pudiera retratar el estado
del paciente.

Tales casos permanecen incurables hasta que con conocidos, además, los síntomas que se
refieren al paciente. Estos generalmente se establecen si se descubre que son aquellos que
corresponden a los cambios de deseos o aversiones, afectos y odios. Esto es muy difícil de
determinar, ya que todo paciente histérico encubre sus reales afectos y odios, y refiere los que no
son ciertos para él; aquí se requiere la habilidad y el poder de una mente fuerte y experimentada,
para preguntarle, cuando aquel pierde sus defensas. Estos casos son incurables mientras no son
tomados de modo que presenten lo verdadero del paciente.

Es siempre cierto que lo que se ve de la enfermedad es fácil de asegurar, pero lo que se ve del
paciente, se manifiesta con dificultad después de interrogatorios y de observaciones accidentadas
y prolongadas.

Esto no debe hacer suponer que los síntomas que dicen de la enfermedad, tengan que ser
ignorados o no ser considerados de valor, para la selección del remedio, sino que ellos tienen que
ser considerados con posterioridad a los síntomas que dicen del paciente, y ocurre a menudo que
un remedio hace una curación brillante cuanto éste corresponde al paciente, aunque no fuera
conocido, que poseyera una fuerte semejanza con la enfermedad; pues la semejanza debe ser
primero con el paciente y por último con la enfermedad. El paciente es lo primero y la enfermedad
es lo último.

Es así como se comienza, se dirige y se finaliza. En el presunto paciente ptísico, vemos a un caso
con pocos síntomas del paciente mismo, aunque vemos debilidad, pérdida de peso, anemia,
frilosidad, agotamiento frente a cualquier ejercicio, mala reacción, que se disturba fácilmente por
las comidas, bebidas, las exposiciones, pérdida de sueño y cambios climáticos. Estos estados son
comunes a tantos remedios que se ver enseguida que el .paciente no está representado y que no
se puede hacer promesas, aunque no hayan signos de tuberculosis. No puede darse un pronóstico
favorable hasta que después de haber usado una serie de remedios cuidadosamente
seleccionados, comiencen a aparecer los síntomas que representan al paciente, tales como los
síntomas mentales y otros generales, muy bien conocidos como para ser descriptos. Es suficiente
lo dicho acerca de este tema como para convencer a cualquiera que piensa con su cabeza que un
conocimiento del diagnóstico y pronóstico no está limitado al que hace el médico tradicional como
pretenden algunos. En realidad la mayoría de esta clase así entrenada investiga con sus coces
como las mulas, en vez de con sus cabezas; es decir ellos emprenden las cosas para patearlas en
pedazos y no para conocerlas. Ellos no aman la verdad por consideración a la verdad.

Hay tres conclusiones que deben establecerse como axiomas.

Solo significa que hay una enfermedad persistente:

Primero: Cuando hay cambios tisurales sin síntomas que representen el estado de desorden en la
economía.

Segundo: Cuando hay una confusión compleja de síntomas particulares y no hay generales.

Tercero: No significa que el paciente deba morir, porque haya síntomas que persuadan al médico
que está impedido de hacer un pronóstico favorable. Puede sólo significar una enfermedad
persistente.

La linea de pensamiento necesaria para la comprension y retencion de la homeopatia

Es importante evitar los pensamientos destructivos de los principios fundamentales de la


Homeopatía. Deseo que mis amigos eviten algunas cosas que llevan a alejarse de los
pensamientos de Hahnemann. La verdadera Homeopatía es el objeto de esta Asociación; el
mantener el pensamiento y la manera de razonar de Hahnemann. Durante todo el tiempo que he
ejercido, no me induje a apartarme de sus doctrinas.

El usó la potencia 30 y dijo que ciertos casos eran incurables -aquellos que habían sido drogados y
desordenados, por lo tanto suprimidos. Sin embargo la experiencia de los-años pasados, sumados
a los treinta años de experiencia personal en prescribir y estudiar, b han revelado que estos casos
pueden ser curados con el uso de potencias más altas, sin apartarse de la dirección de las
instrucciones de Hahnemann. La tendencia a apartarse de los métodos de Hahnemann es el mayor
peligro que sufren los alumnos de hoy día.

Como ilustración, supongamos un caso que viene con una enfermedad de la articulación de la
cadera, o que tiende a ésta. Si seguimos el plan de Boenninghausen al estudiar el caso para
encontrar un remedio, considerando 1o) la parte afectada; 2o) los síntomas locales; 30) las
modalidades de esos síntomas, y 40) los concomitantes; ¿ A dónde nos lleva ésto ? El paciente con
un trastorno en la cadera piensa que ésta es la afección que hay que erradicar, y el médico piensa
en aquello para buscar un remedio. Se percibir que esto es lo opuesto a la consideración del
paciente.

Esto no es seguir a Hahnemann, quien dice que el único deber del médico es curar al paciente, y
que enseña cómo hacer esto, trazando la imagen del paciente, a través de la totalidad de los
síntomas característicos. El jamás recomendó los concomitantes de una parte afectada.

Los concomitantes no pueden tenerse en cuenta excepto si están en conección con alguna
condición objetiva. Hay que estudiar al paciente y todo lo relacionado con el paciente. Si no se
aprende esto, no se percibe la idea de Hahnemann respecto a cómo seguir al paciente. Les urgiría
evitar los concomitantes pues son extraños a la idea que Hahnemann enfatiza.

Un paciente con trastornos de cadera tiene dolor en la rodilla, quizás algún trastorno uterino, o
una cefalea, la cual se atribuye a la constipación. ¿A qué es debida la constipación? Quizás no se
pensó en esto. ¿Cuáles son los concomitantes? A través de esta centralización en una parte del
cuerpo, se frustra la aprehensión del pensamiento de Hahnemann, el cual es esencial para la
existencia de la Homeopatía. Con los pensamientos centralizados así, tal como recomendó
Boenninghausen en su prefacio, éstos son llevados fuera de la dirección de Hahnemann y la
Homeopatía es destruida por tales métodos. Si tal método fuese satisfactorio, no me opondría a
él; pero éste no está en la misma línea de los métodos de Hahnemann- éste no guía a los síntomas
característicos del caso-. Lo que se necesita es llegar fácil, simplemente a lo que caracteriza al
paciente.

1o) El centro del hombre es su afectividad. Cuando la afectividad está errada, él está enfermo en
su voluntad, su real centro. Esto lo encontramos en el proceder de aquellos que amenazan
destruir su propia vida o la vida de otro. Una mujer noble, fiel, no se le encuentra que falte a su
esposo en su vida natural, pero se encuentra que ella misma tiene aversión hacia él, no desea que
la toque. Este es un síntoma de lo más profundo del hombre, no está a la par de la piel y la uña del
pie. De acuerdo con el otro plan, éste es solo un Concomitante. El afecto por las cosas, no se
encuentran siempre en el cerebro.

Desear ácidos, dulces, etc., son expresiones del afecto del paciente, pero que son expresados a
través del estómago. En los afectos trastornados, y que son diferentes de los normales, se tiene la
descripción del enfermo mismo. Los temperamentos que son naturales no demandan
consideración. Hering introdujo los temperamentos en la Materia Médica, pero los
temperamentos no están en las experimentaciones. Los cambios mórbidos de la mente son la base
de la prescripción. Yendo del centro hacia la circunferencia, hay que ocuparse de aquellos
remedios que están relacionados con los desórdenes afectivos primero. Cualquier remedio que no
esté en este grupo no puede curar.

2o El segundo punto a considerar en el estudio del paciente, son las funciones intelectuales. Las
facultades de razonar. Como algunos de los remedios que corresponden a los disturbios del afecto
cubren también los disturbios del intelecto, se procede seguidamente a consultar aquellos
relacionados con los disturbios intelectuales y se puede así eliminar unos pocos más. Respecto de
los síntomas relacionados con el afecto y también los relacionados con el intelecto, algunos son
comunes, menos importantes que aquellos más raros. Hay que consultar los más importantes,
aquellos más extraños primero.

30) Siguen en el orden de la mente, los disturbios de la memoria, pero en la consideración, son los
menos importantes. Las listas de remedios son tan extensas que raramente se eliminan por éstas,
algunos remedios de las listas precedentes. Estos disturbios son los más comunes de los síntomas
mentales.
40) Los síntomas que siguen a los mentales son los físicos generales. Los síntomas físicos
generales no pueden ser curados con remedios que no tengan circunstancias mentales. Los físicos
generales son aquellos hechos que corresponden a la condición del organismo en su totalidad. El
primero que hay que considerar de éstos, es la relación del paciente con el calor y el frío. El puede
ser muy caluroso, desear cosas frías, aire fresco, aplicaciones frías, comida fría y ropa liviana, o
puede desear calor, no poder entrar en calor. Puede ser tan friolero como para tener falta de calor
vital. Ahora ¿qué tiene esto que ver con la articulación de la cadera, los riñones, el hígado, el
estómago o el útero? Nada, sin embargo estos hechos se refieren a la totalidad del hombre. Son
síntomas generales que se aplican al estado del organismo entero. El deseo de movimiento o
descanso es el siguiente síntoma importante físico general. Quizás no pueda mantenerse quieto,
no estar jamás confortable si no está caminando. Al mismo tiempo puede dolerle más el hombro
al mover esa zona, puede empeorarse por el movimiento del brazo que corresponde a ese hombro
y por el de la zona que se relaciona a esa parte. El paciente mejora cuando está caminando, pero
el hombro se empeora por el movimiento.

Sería tonto comenzar por una parte para tratar de ver al paciente mismo. Varios remedios tienen
modalidades locales diferentes de aquellas que se refieren al paciente. Hay que tomar primero los
hechos primarios. El paciente está primero que sus regiones. También se puede tener al paciente
mismo empeorado por el movimiento, y todas sus dolencias y dolores empeorados por el
movimiento. Cómo se afecta por el aire, es otro síntoma físico general. Puede estar mejor o peor
por el aire libre. Si es una paciente, su menstruación debe ser considerada. Esto no es un síntoma
local. La menstruación es una función del organismo, y ella dirá que está peor o mejor durante la
menstruación, o peor antes, o justo después de menstruar. El paciente como una unidad puede
empeorarse o mejorarse después de comer; él mismo como totalidad puede mejorarse o
empeorarse después de las evacuaciones rectales; mejorar después de deponer; éstos son
generales importantes del cuerpo. Dos hechos distintos deben ser distinguidos; las condiciones
orgánicas, que son agravadas por varias circunstancias y las agravaciones locales de éstas.

Entre las condiciones que se refieren a las condiciones orgánicas, están la debilidad, la palidez y
frecuentemente el color de las descargas cuando el color es debido a una condición que
representa los afectos. Tal cual es la sangre, así es el afecto. El color de la descarga expresa la
condición de la sangre, cuando hay un deterioro que la vuelve verdosa. El color verdoso de la
descarga vaginal, como en el cáncer, representa el estado de la sangre. Una condición laudable de
la descarga es común. Cuando un síntoma es común a todos o varios remedios, éste no es
importante. Hahnemann pone el énfasis en los síntomas extraños, raros y peculiares. Estos son los
más importantes. Los síntomas comunes de cada grupo son dejados para el final, tanto si son
síntomas de los afectos, el intelecto, la memoria, o los físicos generales. Estos son todos generales.
Primero vamos a los generales y luego a los particulares, procediendo del centro a la periferia. Se
puede tener una larga lista de síntomas la que desconcertaría la mente firme de un hombre, sin
que diera idea de orden. ¿Qué podemos hacer en un caso donde no hay síntomas de los afectos,
síntomas del intelecto, ni físicos generales, sino solo una larga lista de síntomas locales? Cuando
un paciente es examinado correctamente y todo está resumido por escrito, entonces, como dice
Hahnemann, la mayor parte del trabajo está cumplida.

Cuando un caso es tomado correctamente, exponiendo todos sus síntomas, es fácil relacionarlo
con una pequeña lista de remedios. No es un atajo corto; tal cosa no es el camino más corto. Es la
vía apropiada para trabajar desde el centro a la circunferencia del hombre mismo.

Cuando se llega a los síntomas físicos generales, quizás sólo un remedio de la lista de los síntomas
mentales se empeora por el calor. Entonces ¿qué atención hay que darle a los síntomas
particulares? Si se tiene al hombre mismo, los locales se atenderán a sí mismos. Como son los
afectos, así es el hombre, extendiéndose desde el centro a la periferia. Cuando se conocen sus
afectos se conoce la dirección que está tomando.

50) Luego llegamos a los síntomas locales -los hechos por los cuales viene el paciente a ser
tratado-. Volviendo a referirme al caso de la articulación de cadera, quizás ninguno de los
remedios considerados hasta ahora se encuentren en la lista de los de la cadera, la cual era el
punto desde donde hubiéramos partido con el otro plan. La mayoría de los casos con trastornos
articulares de cadera curados por mí en los veinticinco años pasados, fueron curados con
remedios que no estaban en la lista que cubría los síntomas de la cadera. Esta lista contiene
aquellos remedios que han sido observados como curativos de casos con trastornos articulares de
cadera, pero este remedio, con el cual yo curo a un paciente que tiene un trastorno articular de
cadera, puede no curar otro caso con trastorno articular de cadera; de aquí, que no esté en la lista,
ni esté incluido como síntoma clínico.

A un hombre con úlcera rectal se le aconsejó su operación para aliviar la copiosa hemorragia
rectal. Fue instado a consultarme antes de hacer esto. Encontré un persistente síntoma mental,
que era la intensa contención que debía hacer para evitarse quitarse a sí mismo la vida. Natrum
Sulph. tiene ese síntoma, pero no tiene registrada la úlcera rectal. Otros pocos síntomas
presentes, como éste marcado síntoma mental, me permitieron usar Nat. Sulph. y no tuvo más
hemorragias.

Cuando se llega a investigar los síntomas locales, si éstos son cubiertos por una media docena de
remedios distintos de los antedichos, hay que tratar, sin tener en cuenta ninguno de los locales.
Este caso con trastornos de cadera, puede tener además una afección hepática y todas las
circunstancias correspondientes a estos síntomas deben ser también considerados, aunque ellos
estén clasificados como concomitantes por el otro método. Partiendo de estos síntomas locales
¿cuál es el concomitante? Si se resuelve el caso de acuerdo con este plan, se puede llegar a listas
completamente diferentes de remedios para las diferentes localizaciones, pero ellas están en el
mismo paciente. Si se comienza con la investigación del paciente, puede no encontrarse ninguno
de los síntomas locales en el remedio seleccionado, pero el remedio curar al paciente, y los
síntomas locales desaparecen.

Un médico me trajo un paciente en consulta, un frío día de invierno, diciendo que había tratado
por un largo tiempo de ayudarlo y no lo había conseguido. El síntoma más trastornante era una tos
seca, para la cual había prescripto Arsenicum. Me dijo que el joven se había estado emaciando
progresivamente y él pensaba que yo podía ayudarlo. Observé al joven y tomé nota; no estaba
abrigado a pesar del frío. Preguntándole porqué no usaba abrigo, encontré que jamás fue friolero,
sino que deseaba aire fresco, se sentía mejor al aire libre, deseaba caminar y trabajar
rápidamente, había estado emaciándose desde hacía algún tiempo y tenía una tos seca, constante.
Le pregunté al doctor porqué no le había dado Lycopodium ya que éste se adecuaba al paciente y
el paciente era claramente el tipo opuesto a Arsenicum. Lycopodium detuvo su tos, aumentó su
peso y lo curo.

En mis comienzos seguía el plan de Boenninghausen, pero con esto no curaba a los pacientes. Se
pueden dar diferentes remedios en sucesión, sin seguir con ninguno, y luego de años, no mejorar
al paciente, entonces no se lo estuvo curando. No deberían darse potencias muy altas a los
pacientes muy sensibles. En los hipersensibles es mejor comenzar con una dosis no más alta que la
Mil. Ésta puede ser repetida durante dos, o a veces tres oportunidades, y luego usar una potencia
más alta. Cada potencia puede ser usada dos o tres veces con beneficio. A veces se necesitar
volver a comenzar con las potencias más bajas y luego seguir las series. Así quizá a se curar al
paciente sin cambiarle el remedio.

Más fracasos que sucesos, siguiendo el plan de Boenninghausen. me llevaron a estudiar más
Profundamente las enseñanzas de Hahnemann. De esto me di cuenta hace veinticinco años y lo he
estado practicando todo ese tiempo. Partiendo desde el paciente, como está expresado arriba,
encontramos en cada grupo varios remedios que se eliminan debido a que ellos no están
relacionados con el paciente. Esto es cierto especialmente con los síntomas locales. Los remedios
no serán jamás encontrados dentro de las listas de los síntomas locales; si deben omitirse algunos,
es seguro que hay que omitir los locales y no los generales. Los menos importantes tienen que ser
desechados. Hay que comenzar con los más importantes, siguiendo con los menos y menos
importantes. Si no se sigue este plan, se trabaja de modo desordenado y se llega a la confusión.

Un paciente viene para curarse algo. Esto habitualmente no es la circunstancia con la que hay que
comenzar, pues debe tomarse el hecho que está en la profundidad. Cada uno puede usar su
propio método para la elección de síntomas. Hay una tendencia a trabajar con las falsedades
modernas científicas para llegar a determinar remedios para los cambios tisurales patológicos,
para cubrir los resultados del desorden.

Aunque no se conozca a qué patología corresponde, si corresponde al paciente, el remedio curar


al mismo. Siendo experto en este método, pueden hacerse cosas maravillosas. Debe reconocerse
que los afectos y los pensamientos se extienden a través del cuerpo; ellos no están sólo en el
cerebro. El hombre piensa con los dedos, los ojos y la piel. El sistema volitivo se extiende a través
del cuerpo. Se podría encontrar que el paciente tiene falta de calor vital aunque las zonas
afectadas estén agravadas por el calor. Los hechos de sus afectos están representados en sus
afectos físicos, y él dice que no desea esto o aquello. Estos hechos se relacionan con el paciente,
se relacionan con sus afectos vitales, ellos expresan al paciente.
Por el método de Boenninghausen, no hay oportunidad de distinguir entre el paciente y sus
localizaciones. Este método ha retardado el desarrollo de la Homeopatía. Esto ha oscurecido la
Homeopatía de Hahnemann, que se basa en la idea de que el paciente y la observación de los
hechos extraños; raros y peculiares, es lo primero que hay que enfocar. Esto no está relacionado
con los síntomas locales (la parte afectada). Se curarán las inflamaciones de cualquier parte
cuando la guía sean los síntomas del paciente, haya el remedio que se ha seleccionado producido
tal tipo de inflamación, o no.

Hay una tendencia a decir que uno está enfermo debido a que el hígado o el estómago o el útero
están desordenados. Una paciente visitar a un ginecólogo, para que le diga que todos sus
trastornos son debido al desorden del útero, y con este sentido se le hará un tratamiento local, y
así ella estar bien. El tratamiento local no mejorar a la paciente, y consultar a un especialista de
médula quien le dirá que sus trastornos son debidos a la médula, y le dar un tratamiento para
curarla que le restaurar la salud. Luego serán examinados los ojos. Dirá el oculista, "sí, todos los
trastornos son debidos a errores de refracción, un cambio de lentes mejorar su condición".
Seguidamente ser consultado el cardiólogo con la seguridad de que una corrección de los
trastornos del corazón la pondrá bien.

Ninguno de ellos dirige alguna atención a la paciente, sino que se le dice que el estado de la
paciente es debido a sus órganos. El hombre mismo está antes que sus órganos, es más interno
que sus órganos. La condición de los órganos es el resultado de un desorden más interior.

Es necesario proceder desde lo primero hasta lo último, desde el comienzo de los hechos hasta el
fin, para aprehender la idea de la Homeopatía.

He visto en mis casos, resultados de tratamientos que pocos han visto y ésta es la razón: La larga
experiencia da la habilidad de percibir fácilmente los síntomas y el poder de vislumbrar lo que le
precede, el permitir que el paciente revele qué es aquello, sin hacerle preguntas dirigidas. Puede
dejarse de lado la enfermedad y permitirle al paciente que revele el centro real de su caso. Uno
llega a hacerse experto en el uso del repertorio, se incrementa esto de año en año, tanto como se
vive.

Es un trabajo de por vida, un hermoso trabajo, vale la pena vivir para realizarlo.

En la mujer los síntomas menstruales, sobre todos los locales, están muy cercanos a los generales;
ellos están íntimamente ligados a la vida de la mujer. Los síntomas sexuales, especialmente los
deseos y aversiones, son análogos a los afectos y aversiones. La discriminación del valor de los
locales es importante. Es una cuestión para meditar, la determinación de cuánto se acercan los
síntomas de una parte a los generales. Los síntomas que aparecen en varias zonas son más
generales que aquellos que aparecen en una zona sola como lo ilustran las descargas de carácter
similar desde varias zonas. El estado de la sangre es análogo al de los afectos.

Pocos remedios han registrado la condición de la sangre, como la no coagulación, éste es un


síntoma de alto grado. Es común que la sangre coagule, y raro que no lo haga.
Se han hecho varias críticas por el uso del término generales, pero es la mejor palabra que reúne
las necesidades. La idea es la que hay un sistemático predominio del centro sobre la periferia. Es el
sistema de Hahnemann llevado esencialmente hacia una base más científica. El descubridor y
fundador comprendió sin mucho pensar y estudiar. Hay varias dificultades que deben ser
aclaradas. Para su explicación es necesario estudiar Homeopatía y luego estudiar al hombre.
Reteniendo tales hechos en la memoria, nosotros meditamos sobre todo esto, luego decidimos
que esto es bueno y lo empleamos en la práctica. Los resultados deleitan y se los ama. Esto se
extiende dentro de lo más interno y no puede ser olvidado. Uds. aman la Homeopatía tal como la
aplican, y tal como es el afecto, así es la vida. Está en vosotros y es parte vuestra, si la aman;
tienen una veta de verdad. Esto se desarrolla y expande un millón de veces, desde el interior.
Nosotros procedemos desde el centro hacia la periferia, percibimos cómo el hombre está enfermo
armoniosamente desde el centro hasta las extremidades. Si esta filosofía no está en vuestras vidas
sino sólo en la memoria, no es una parte de Uds., está solo con Uds. Si hay algo que los deleite
más que ella, ésta puede quitarse de encima.

Nada puede deleitar más que la Homeopatía si está en Uds. y es parte de Uds.

Había hace tiempo un pobre hombre lisiado y enfermo, un artista; varios de nosotros pensamos
que podría tener una oportunidad. Le di alguna medicina y le dije que si mejoraba no necesitaba
volver. Nos reunimos y fuimos dándole bastante dinero a este hombre para que subsistiera en
París por varios años. Largo tiempo después retornó con un obsequio que había realizado, una
escultura de mármol, una hermosa obra. Le dije que su trabajo difería del mío- éste era muy
hermoso pero no daba la respuesta, mientras que el hombre pobre, desgreñado a quien yo fui
capaz de restaurar, retornó con gratitud y con el calor de una vida vigorosa. Su mármol frío, crudo
y áspero del comienzo, era solo un objeto frío que no respondía después de todo, al trabajo que
gastó en él.

La linea de pensamiento necesario para la aplicación de la materia médica homeopatica: el uso


racional de los agentes curativos

No debería pensarse ni en la piedra material, la tierra, el cuarzo mineral y las sales minerales; ni
en el color de las plantas, hojas, brotes y flores, ni en los troncos y tallos; ni en las propiedades
químicas y físicas de las sustancias animales, ni en lo que el ojo natural contempla.

Los pensamientos no deben girar alrededor de la densidad del platino, ni de la blancura del
aluminio, ni del dorado del oro, ni de la naturaleza tóxica del arsénico.

Se piensa en lo nutritivo del trigo, maíz y cebada, usados para el alimento, y luego se piensa en lo
mortal del acónico, la belladona y la digital; y mientras se piensa en un grupo como nutritivo y el
otro como venenoso, no se hacen progresos. Pero cuando observamos que todos ellos se
desarrollan y prosperan en la misma atmósfera y en el mismo suelo, y por reflexión recordamos
que unos construyen y otros destruyen al hombre, es decir, unos construyen el cuerpo físico y los
otros desordenan y destruyen la fuerza vital del hombre, ¿no podemos más que concluir que debe
haber alguna sustancia primitiva, muy sutil como para verla con el ojo externo, que puede llegar a
ser el medio de esos poderes? Éste es el campo de acción y causas.

Deben ser examinadas estas sustancias de los tres reinos, es decir, deben ser vistas con el ojo
interno y debe investigarse la cualidad de cada una. Esto no significa que la superficie interna de
las formas cristalinas deben ser examinadas con la lupa. Ni el interior del hombre, ni el de las
plantas vivas, ni el de los así llamados elementos terrestres inertes se han aproximado alguna vez
al dominio visual del hombre externo. Debe verse la prueba vital de una respuesta a los elementos
más inferiores e inanimados, que se da rápidamente tanto a las plantas como a los virus de
serpientes más venenosas, cuando las circunstancias han desordenado la vida, produciendo los
delicados grados de susceptibilidad necesaria para el acto de la conjunción homeopática y la
afinidad. Para contemplar la naturaleza interior con el ojo interno, el entendimiento debe tener un
largo entrenamiento y el propósito debe ser para la utilidad del hombre; uno puede llegar a ver,
que un aparente sacrificio es un trabajo de amor, cuando el hombre y la mujer dedican su vida y
capacidad a la ciencia, simplemente para beneficiar a la raza humana. Esto puede ser discutido,
pero sólo por los no esclarecidos, que no conocen los terribles sacrificios hechos por los
experimentadores de venenos sépticos, virus de serpientes, sustancias específicas y drogas
venenosas.

La abstracta fuerza vital, es para el entendimiento no entrenado, inimaginable, y como todos los
exámenes internos estén en este plano, debe llegarse entonces, a que debe preceder al examen
de las cualidades internas de los tres reinos, un entrenamiento previo.

No se conoce generalmente que los tres reinos existen, en lo que respecta a su interior, en la
imagen del hombre. Ni es entendido generalmente qué es lo que hay de existente en la imagen
del hombre. Ni es conocido incluso lo que el hombre es, ni lo que es el reino vegetal, ni mucho
menos qué es el reino mineral. Si todos aquellos que están relacionados con la Geología, Botánica
y Anatomía lo plantearan, ellos podrían ser presuntuosos, ya que estas ciencias están cultivadas en
sumo grado, pero tratan de los reinos sólo lo que se refiere a su relación exterior o material. Las
cualidades internas han sido dejadas para el homeópata y tal exploración está dentro de la
incumbencia homeopática.

Para descubrir los extremos a los cuales puede llegar el hombre, en lo que respecta a su voluntad
y entendimiento, se requiere sólo que uno examine nuestros hombres públicos, profesionales,
científicos y luego los tipos más inferiores de nuestros países y ciudades civilizadas.

El examinar las tribus originales no revelaría el desarrollo posible de la raza humana, ni la


degradación alcanzada por el hombre caído. El género humano en su plano de evolución más alto
es sólo hombre. No importa cuánto tenga de logros o de desarrollo, vemos en él sólo las
posibilidades, las capacidades y la nobleza del hombre. El no es sino hombre y como tal, no es más
que la imagen de su Creador. Elevándose tanto como él puede, él lo hace así, solo dentro de sí
mismo y cuanto más alto es, no es sino él mismo, y aún para lo que adquiere prestado. En la
medida que cae debajo de lo más alto de la raza humana, y de cualquier hombre, fracasa en
alcanzar sus propias posibilidades individuales, cae dentro de la degradación, desde que deja de
ser una imagen de sí mismo, de hombre. Cuando deja de ser la imagen de sí mismo, él se profana
a sí mismo, y al hombre sabio, y cuanto más, debe profanar a Dios.

Fíjense las facies animales en las calles degradadas de nuestras grandes ciudades. No vemos más
que formas degradadas de hombre. Desobediencia, transgresión y aflicción han traído
depravación, y las almas internas se manifiestan en odio y crimen desde que ellas se determinan
en la región inferior. Éste a quien vemos no es el hombre real.

No es sino una copia parecida de lo que puede ser cada uno, aunque es lo real de tales seres. La
vida errada puede aquí contrastarse con la vida útil y la vida de odio con la vida de amor
obediente.

En una todo está para odiar y en la otra todo para amar.

En una hay desprecio, en la otra amor. Uno entonces, es el hombre con sus afectos para la más
alta aplicación, el otro no es sino una apariencia con sus odios para usar.

En el hombre está el paraíso, en su apariencia está el infierno.

La plenitud del hombre no es sino su capacidad para desarrollarse como un receptáculo de amor,
sabiduría y utilidad.

La apariencia de hombre es odio, ignorancia y tiene que ser cuidada por los guardianes locales y
las penitenciarías.

Independencia contrasta con dependencia. Libertad contrasta con cautiverio. Existen


graduaciones inconcebibles entre estos extremos. Estos variados matices de cambios en el
hombre provienen de la herencia, vocación, oportunidad, enfermedades y drogas.

No hay cambios posibles en el hombre que no puedan ser producidos, causados y agravados por
las drogas. Las enfermedades humanas tienen su semejanza en las sustancias que componen los
tres reinos. El hombre mismo es un microcosmos de los elementos de la tierra. Los elementos
terrenales se esfuerzan por elevarse; y por elevarse desde el reino vegetal hacia el hombre; ellos
se elevan para igualar al hombre; pero como no les es posible hacer esto, ellos surgen para
degradar al hombre, así pueden aproximarse a él. Todo elemento y criatura debajo del hombre en
el universo-creado, procura degradar al hombre, con lo cual, al ejercitar tal influencia se elevan en
apariencia, ya que se elevarán a sí mismos a expensas del hombre, como a través de la
competencia.

Vemos emerger esta cualidad por todos lados. Todo lo inferior del hombre desea rebajarlo y en
toda degradación hacia la masa de barro arcilloso, vemos la tendencia de ésta a elevarse a sí
misma, deprimiendo el interior del hombre, con el objeto de hacerlo un bruto.

Así vemos que este hombre con su carga depresiva, puede elevarse interiormente y volverse una
gloria, o hundirse y volverse un bruto. Aún su forma externa, con el tiempo, semeja la facie de un
animal, aunque no hasta largo tiempo después que su interior ha asumido la disposición del bruto
que su facie semeja.

El, se desarrolla a semejanza de Dios en la proporción de sus esfuerzos contra sus perversiones
internas, es decir sus afectos moldean su facie y figura con la imagen de su real vida.

El estudio del hombre en lo que respecta a su naturaleza, su vida, sus afectos, forman el
basamento del verdadero estudio homeopático. Cada vez que lo estudiamos a través del origen de
su inocencia, de los jeroglíficos de la piedra egipcia, de los caracteres cuneiformes de la arcilla
asiria, del mármol esculpido, de las pinturas antiguas y modernas, de la arquitectura griega, de las
vocaciones e industrias del moderno y reciente progreso, del telégrafo eléctrico, de las
embarcaciones marítimas, o los poderosos sistemas ferroviarios que unen el universo terrestre, no
vemos sino el desarrollo, la acción y las cualidades de este único, solo objeto de nuestra atención,
es decir, del hombre. Cuando hemos llegado y conocido lo más alto que el hombre puede ser,
entonces podemos comenzar a estudiar todas las degradaciones, hasta su imagen más inferior.
Uno puede ser un médico para sus iguales o inferiores, pero no puede conocer a sus superiores
cuando trata de aprehender plenamente la extensión de tal grande y resplandeciente horno en
donde se funde el metal que llena los moldes de las exigencias humanas. Entonces él debe
elevarse hasta el pináculo del desarrollo humano, percibir sus cambios, aún hasta las más bajas
degradaciones. El médico debe elevarse por encima del fanatismo, prejuicio e intolerancia para
que él pueda ver al hombre y tener la base de comparación.

Una doctrina racional de terapéutica comienza con el estudio de los cambios forjados en el
hombre. No podemos jamás descubrir las causas, aunque podemos observar los cambios. Un
médico altamente entrenado en el arte de observar se vuelve un erudito en ordenar lo que
observa. Ser - difícil refutar que no serían concebibles estos cambios en la naturaleza del hombre,
sin un hombre natural ideal. Tanto si observamos los cambios producidos en el hombre debidos a
su propia voluntad, a su enfermedad, o debidos a las experimentaciones de las drogas a través de
las historias registradas, no tenemos sino que interpretar aquellos cambios que el hombre en
todos los casos ha producido de su imagen. El registro de los cambios no es nada. Pero cuando
vemos en tal registro, el lenguaje de la naturaleza, entonces vemos la imagen o efigie de un ser
humano. Hahnemann enfatizó en los síntomas de la mente; en esto vemos de qué modo claro el
maestro comprendió la importancia de la dirección de los síntomas; los más internos, la mente,
primero; los externos, los síntomas físicos o corporales, al final.

En resumen:

Hombre

Enfermedad en general

Enfermedad en particular

Remedios en general
Remedios en particular.

La única vía posible para conformar la precedente dirección de pensamiento y con eso establecer
un sistema terapéutico, es a través de la experimentación de drogas, tal como enseñó
Hahnemann. Podemos ahora ver claramente qué es lo que debe entenderse por drogas
experimentadas, y podemos definir que esto es una conjunción de una fuerza drogal dada con la
fuerza vital del hombre, a través de la cual, dicha droga forja su impresión sobre el hombre en el
sentido de que produce cambios en su orden vital, con lo que sus sensaciones, operaciones
mentales y funciones orgánicas se disturban. Cuando un número suficientemente amplio de
experimentadores registran cambios en las sensaciones de la mente y alteración de funciones, de
tal modo que pueda decirse que una droga ha efectuado cambios en todo órgano y parte del
hombre, y en sus facultades mentales, entonces puede decirse que ésta ha sido experimentada;
no todos los síntomas pueden descubrirse, aunque haya sido suficientemente experimentada para
nosotros.

En otras palabras, se ha establecido su imagen. Se conoce entonces qué es lo que hay en el


hombre, lo cual se descubre a través de esa conjunción. Cuando esta perfecta imagen particular
del hombre ha sido observada plenamente por un médico racional, la naturaleza de la enfermedad
que esta droga es capaz de curar, puede ser plenamente percibida. No debe caerse en el peligro
de usar drogas de las cuales se conocen sólo las propiedades relacionadas con un órgano
particular, ya que una droga es curativa, es decir, es un remedio, sólo cuando es capaz de producir
síntomas en la totalidad del hombre similares a aquellos síntomas que el hombre es capaz de
tener. El remedio encuentra su lugar en el hombre y desarrolla su propia naturaleza, pero si no
encuentra en él, aquello que es capaz de suscitar e impresionar, no puede ser capaz de desarrollar
estos síntomas. La aparente imagen del hombre está por lo tanto en todos los elementos
vegetales y terrestres y cuando existe esta susceptibilidad en el hombre, entonces puede ser
descubierta la experimentación; pero si tal imagen correspondiente no está en ese momento en
él, entonces, él es una prueba en contra de la droga, excepto cuando se incrementan y amplían las
dosis. Tales experimentaciones parciales no son las deseadas, ya que ellas sólo impresionan un
único órgano, con síntomas groseros, los cuales son tan desemejantes a la enfermedad natural,
que el médico racional no ve en ellos la imagen del hombre, y puede caer dentro de la observación
grosera de la enfermedad artificial y ser guiado hacia las consecuencias, vale decir, a la anatomía
patológica, en vez de hacia un estudio racional de la materia médica.

Varias de nuestras experimentaciones son sorprendentemente defectivas por las razones


antedichas. Los remedios de Hahnemann perdurarán siempre, ya que son experimentaciones bien
desarrolladas respecto de las drogas y la susceptibilidad y hechas con muchos grados de potencias.

El examen de una epidemia no es en suma, sino la consideración de un número similar de


experimentadores. Los pasos desde todo el grupo hacia lo individual, son los mismos en todos los
casos. El hecho es como sigue: Cuando una epidemia o endemia dada, sobreviene sobre una
región, tienen que ser ordenados de acuerdo con el esquema Hahnemanniano, tantos casos como
puedan recogerse, descriptos del modo más cuidadoso, colocando todos los síntomas bajo el
encabezamiento regional, de tal modo que la enfermedad prevaleciente pueda ser observada en
su totalidad, como una unidad, o como si fuera la imagen de un hombre, o como si uno estuviera
sufriendo todos los síntomas observados. La misma indicación aplicada a un amplio grupo de
experimentadores traer delante de la vista, la totalidad de los síntomas, como si fuera una sola
persona la que siente y registra todos los síntomas obtenidos, y la imagen de la persona puede
entonces ser vista en la totalidad de los síntomas del cuadro. El estudio particular o individual de
una epidemia no puede ser hecho apropiadamente hasta que no son estudiados los síntomas en
conjunto, y este tipo de estudio es el mismo que se hace después que una experimentación se
ordena en forma sinóptica, con el objeto de averiguar qué otros remedios y enfermedades son
semejantes a ésta, -de las enfermedades, sus imágenes sintomáticas, y no su anatomía mórbida-,
así como los remedios sus imágenes sintomáticas. En esto no puede haber teoría ni teorización; lo
que hay que considerar es el registro de los síntomas, ya sea en el caso de la enfermedad natural o
de la experimentación de una droga, para averiguar tanto como sea posible, todos los remedios
que son en general, similares en todo, en su plenitud, al que se está estudiando.

Los libros han sido así ordenados. Bell. en el rubro diarrea no es sino una anámnesis de todo lo
que hay de prevalente en esa enfermedad, y así debe ser representado todo caso individual, tanto
en la mente como en el papel. Aquí vemos las series a través de las cuales se forjan nuestros casos.
Toda epidemia y todo enfermo deben forjarse así; primero lo general y lo particular; recuerden
que los particulares están siempre dentro de los generales. Puede sobrevenir grandes errores si se
profundiza lo particular antes de establecer lo general. Un ejército de soldados sin la línea de
oficiales no será sino un tropel; es así nuestra materia médica un tropel de confusión para el que
no tiene el comando.

Hahnemann no fue capaz de manejar la psora hasta no haber completado su larga y ardua labor,
que finalizó con la anámnesis de la psora. Después de haber recogido de un gran número de
pacientes psóricos todos los síntomas, con el objeto de tener delante de la vista la imagen del
hombre psórico, fue capaz de percibir que su semejanza estaba en Sulphur, et al.

Boenninghausen ordenó la anámnesis de la Psicosis que ha sido perfeccionada por recientes


observadores. La anámnesis de la sífilis debe ser ordenada del mismo modo por todo médico para
que pueda ser tratada exitosamente. Por esta vía podemos establecer en cierta medida los grupos
miasmáticos. La vasta labor que Hahnemann realizó respecto de la psora, antes que descubriera
que éste era el único modo, muestra qué difícil es tener delante de la vista la imagen plena de una
enfermedad prevaleciente. Es muchas veces más difícil que resolver el problema y encontrar el
remedio similar de enfermedades aisladas y de enfermedades agudas no comunes.

El "Repertorio de Enfermedades Crónicas" de Boenninghausen (jamás traducido), está ordenado


de acuerdo con este plan, con síntomas y remedios graduados. Un ojo experimentado da un
vistazo al repertorio y ordena en su mente la anámnesis particularizando los remedios que se
avienen a la imagen general de la enfermedad que él domina plenamente. El prescriptor experto
ha fijado en su mente la imagen del hombre enfermo antes de tomar un libro o pensar en un
remedio. El, domina la enfermedad antes de preguntarse a sí mismo a qué es semejante.
Debemos evitar la confusión mental que sobreviene tan a menudo por usar el pensamiento
antiguo que no reconoce a qué llamar enfermedad y a qué considerar solo como resultado de
enfermedad. Alguna vez, invocando el principio antedicho, me preguntaron cómo realizar la
anámnesis de la enfermedad de Bright, diabetes y otras así llamadas enfermedades, que han sido
recopiladas por la antigua nosología. Debe entenderse antes que todo, que éstas así llamadas
enfermedades no son enfermedades de acuerdo con el pensamiento homeopático, sino que son
los resultados de las enfermedades conocidas como miasmas, Psora, Syphilis y Psicosis; son los
miasmas crónicos los que deben ordenarse en forma sinóptica, y ordenarlos de tal forma que se
incluyen todos los síntomas de cada uno de los tres. Esto nos da una base sobre la cual construir, y
todos los casos curables, si están estudiados apropiadamente, serán curados antes que se
estructuren.- Intentar ordenar un esquema para los resultados de la enfermedad, puede ser sólo
un fracaso, ya que el grupo elaborado es sólo fragmentario.

Nos viene a la mente, en este momento, una ilustración práctica; pensamos en la previsión de
Hahnemann, por cuanto fue capaz de decir que el cólera semejaba a Cuprum, Camphora y
Veratrum. Esto lo vió desde el punto de vista general. Cuando sobreviene la gripe, el curso natural
a tomar para el que sigue a Hahnemann, es describir cuidadosamente, dentro de un esquema, los
síntomas de veinte casos más o menos, cuanto más mejor, y luego de una cuidadosa
consideración con la ayuda de los repertorios, hacer una anámnesis completa de todos los
remedios y aquellos que muestran una intensa relación con la totalidad, formarán el grupo dentro
de los cuales estarán los que curan la epidemia. Solo ocasionalmente el médico necesitar salirse de
este grupo. Pero nadie puede predecir cuál de este grupo ser el requerido para un caso en
particular. Aunque en los momentos de tal apuro, cuando debe visitar un amplio número de
enfermos por día, el médico, conociendo la constitución de sus pacientes, puede ganar mucho
tiempo, seleccionando para cada enfermo el remedio que necesita de este grupo. Para una amplia
proporción de casos el remedio se encontrar entre los que forman este grupo. Uno sufrir síntomas
extraños correspondientes a las características de uno de los remedios de éste, y otro mostrar la
necesidad de otro, de manera semejante. Como no hay dos enfermos iguales, no hay dos personas
que den una manifestación idéntica de síntomas peculiares. Aunque varias personas pueden pedir
el mismo remedio a través de síntomas peculiares a sí mismos. Cuando todas estas características
se entienden apropiadamente, queda claro en la mente cómo es que todo experimentador
contribuye con su porción, a la gran imagen que hace semejante la enfermedad a la imagen del
hombre

Ahora, como causas semejantes produce efectos semejantes y como las causas de la enfermedad
natural no han sido jamás descubiertas, sólo podemos razonar acerca de los efectos de las causas
naturales, como razonamos acerca de las causas artificiales.

Lo que enseña Hahnemann, en el párrafo dieciséis del Organon, es que el principio vital puede ser
atacado únicamente por agentes dinámicos, es decir por agentes análogos a lo espiritual. Esto
debe ser aceptado como verdad. Para probar que esto no es verdad, deberíamos exigir que nos
demuestren que la escarlatina, sarampión, viruela, y en efecto todas las enfermedades infecciosas
y contagiosas, atacan el organismo de un modo distinto al espiritual.
Con todos los instrumentos de la escuela científica de medicina, con todos los esfuerzos y
ambiciones, ésta no ha hecho progresos para demostrar su hipótesis material. Por lo tanto la
demostración de Hahnemann debe sostenerse como verdad.

Cuanto más dinámico es el agente, es mayor la semejanza con la fuerza vital y viceversa. El virus
séptico es dinámico debido a que ha sido vitalizado o dinamizado en el laboratorio de la
naturaleza. Es un producto vital operando sobre la materia, y los tóxicos más dinámicos son
fermentos animales y tomainas, no importa cuán concentrados existan en una alta dinámica.

Los fluidos y sustancias, fermentos, tomainas, etc., son la virulencia, las causas dinámicas de las
enfermedades establecidas, son las causas de la bacteria en todas las formas. No se arguye que la
bacteria microscópica no pueda acarrear las sustancias fluidas dinámicas sobre su cuerpo, tan
perfectamente, para detrimento y aflicción del ser humano, como pueden hacerlo una mosca, un
perro o un elefante. Los fluidos que contienen bacterias de enfermedades de carácter bien
conocido, pueden ser diluídos hasta no hallar más las bacterias, y tales fluidos seguirán siendo tan
activos en su poder de reproducir su propio tipo de enfermedad, como cuando estaban
sobrecargados con los animalejos microscópicos. Por supuesto, hay una diferencia; la
susceptibilidad debe estar presente en los virus diluídos, mientras que cualquier persona puede
enfermarse por el fermento concentrado, aplicado a través de alguna abrasión o inyección
hipodérmica.

Una vez entendida esta condición, el que examina la Materia Médica, está preparado para
considerar las diferencias entre las experimentaciones hechas con drogas concentradas y las
hechas con drogas potentizadas. Pero como no hay bacteria en las drogas, y como son tan
potentes, como productoras de enfermedad, tanto como los fermentos, cuando están
apropiadamente seleccionadas, se ver enseguida que este poder no es debido a la bacteria de las
sustancias virulentas concentradas, sino a la virulencia misma. Es la fuerza vital del acónito, del
sílice, o la virulencia del fluido séptico, y no la bacteria, lo que enferma al hombre. Ésta

El experimentador susceptible contrae la enfermedad que fluye en él cuando prueba Cuprum, del
mismo modo que una persona contrae el cólera cuando se infecta por el dinamismo del cólera. No
puede protegerse a sí mismo -o a la fuerza vital no puede resistir la influencia perniciosa del cólera
tanto como no puede resistir la de Cuprum-si es susceptible. Si no es susceptible al cólera, no
puede tener cólera; si no es susceptible a Cuprum, no puede experimentar Cuprum. Aunque
incrementando la cantidad o cambiando la cualidad por cantidad, de cualquiera de los dos, puede
enfermarse sin ser susceptible, aunque no es entonces del mismo modo o curso que el provocado
por el contagio natural. El contagio natural o infección es sólo posible debido a la susceptibilidad
del hombre a la causa nociva.

La doctrina es esencial para la perfecta comprensión de la imagen del hombre en las drogas y las
enfermedades. Cuando la persona ha perdido su equilibrio, por lo cual no está protegida contra las
influencias deletéreas, no es sino una imagen aparente de persona, ya que ésta, con orden en su
existencia, no puede ser atacada por las distintas sustancias espirituales que llenan la atmósfera
en la cual vive. Aún si el hombre está influido por causas concentradas artificiales productoras de
enfermedad, no sufre la imagen desarrollada plena de la enfermedad, como cuando es
susceptible, salvo que esté expuesto a la influencia por largo tiempo, como es el caso de los
sujetos alcohólicos, los que son afectos al opio, arsénico, hachich. Cuando están afectados
momentáneamente pronto reaccionan y vuelven a ser ellos mismos.

Reflexionemos sobre el estado mental de aquel que ha usado estimulantes alcohólicos en gran
exceso por muchos años. Su condición humana ha desaparecido, es un mentiroso constitucional y
embaucar de cualquier modo para conseguir whisky. Puede decirse en verdad que no es sino una
apariencia de su primitivo ser y mucho más, una apariencia de lo que podía haber sido. Esto no
tiene excepción. Por lo tanto, toda droga es capaz .de elevarse con su propio modo peculiar y
producir tales cambios en el hombre, que él se identificar a sí mismo en la imagen aparente del
hombre. No hay enfermedad que no tenga su correspondencia en los tres reinos. Es el deber del
médico conocer que toda droga experimentada contiene la imagen aparente del hombre, y la
semejanza de la enfermedad y enfermedades que puede curar. Ser capaz de ver una droga en su
totalidad, ver sus síntomas colectivamente, como asumiendo la forma humana-no la corporal sino
el carácter del hombre o su imagen-, debe ser la finalidad de la consideración al usar la Materia
Médica, para poder curar a la humanidad.

A TODOS LOS HOMEOPATAS "Si da quinina" prosiga con eso; si da un opiaceo, prosiga con eso, no
vuelva a la Homeopatía. El hombre que hace estas cosas es un homeópata fracasado. Algunos son
incapaces de entender las doctrinas homeopáticas y retroceden hacia el mestizaje, que es una
cruza entre la Homeopatía y la Alopatía. Yo preferiría un alópata, a uno que profesa ser
homeópata pero que no conoce suficiente Homeopatía como para practicarla. Si un médico no
tiene la fuerza como para resistir los gritos de los familiares, las críticas de los amigos, la amenaza
de la billetera y de su pan y manteca, él no practicar la Homeopatía por mucho tiempo. Un
hombre honesto no teme esas cosas. No tiene más que una cosa que considerar" "Qué es lo que
hay que hacer de correcto en este caso?".

La actitud del público jamás debe proporcionar al médico las indicaciones de lo que tiene que
hacer. . . Pero el médico que se acobarda y tiembla frente a toda amenaza, es alguien que puede
violar su conciencia, es alguien que puede venderse; que puede ser sobornado para hacer
cualquier cosa; . . . se vuelve un cobarde y un ruin; está listo para hacer casi todas las cosas que
sean viciosas y cobardes, y abandonar sus colores en el momento de emergencia. . . El médico que
viola la ley, también viola su conciencia, y su muerte es peor que la muerte del paciente.

CRITERIO NECESARIO PARA LOGRAR UNA PRESCRIPCIþN SATISFACTORIA El éxito de una


prescripción depende del criterio con que se toma la totalidad de los síntomas. La consideración
que se hace de cualquier totalidad proporciona o la respuesta indiferente, o el marcado suceso de
cualquier prescripción.

La aprehensión de los síntomas, ya sea en parte o en su totalidad, es firme o laxa, de acuerdo a


qué consideración se haga de las partes y de la totalidad completa de los síntomas. ¿Qué es lo que
puede entenderse a través de la imagen de cualquier caso, expresado en síntomas?.
Ser capaz de tener en cuenta la totalidad de los síntomas de tal modo que el remedio más similar
aparezca en la mente, es el propósito de todo artista de la curación. Tanto como varían los
criterios, varían los resultados.

El examen del paciente se hace siempre de acuerdo con el punto de vista que el médico
acostumbra a tener respecto de la totalidad. Algunos jamás podrá n aprender a examinar a un
paciente, como para que los síntomas una vez extraídos, tengan la forma requerida para hacer una
consideración.

Cualquier prescriptor satisfactorio, reconoce por la lectura de la totalidad, qué es lo que le puede
faltar a ésta para componer una imagen. Aunque, supongamos ahora, que el caso ha sido
correctamente tomado y que es un caso completo, bien desarrollado, con todos los distintos
síntomas que corresponden a una perfecta toma del mismo.

Uno considerará el caso desde su patología, o desde su probable patología. Otro tendrá en
cuenta, del mismo, la temperatura, el color de los cabellos y ojos, o bajo qué estrella nació.

Otro tomar en cuenta los Keynotes que pueda encontrar en él. Otro tomar las habituales frases
hechas del paciente, junto con las opiniones y expresiones de la tradición o la opinión de algún
médico anterior.

De tal modo, se forman conocimientos distorsionados de todo el caso. También puede observarse
que la totalidad contiene una imagen alternante, o un grupo de síntomas presentes durante un
tiempo, y otro diferente durante otro tiempo. La visión del prescriptor puede formarse a través de
un grupo un día, y a través de otro, después de sobrevenir el cambio, lo cual lo lleva a cambiar el
remedio con cada variación, pero al final de los años el paciente empeora de continuo. Sin
embargo él ha curado (?) cada grupo de síntomas para su satisfacción y la del paciente. Tal tarea
es un fracaso debido a la consideración imperfecta que se tiene de todo el caso.

Se falla aquí en ver al paciente a través de la totalidad de los síntomas; de todos los síntomas.

"Remover los síntomas puede no restaurar la salud del paciente. Curado el paciente se removerán
los síntomas y se restaurar la salad" (Organon P. 8.).

Hemos dado por sentado que los síntomas han sido bien tomados y por lo tanto que el
reconocimiento del caso es posible, lo cual puede hacerse a través de los síntomas que
representan al paciente como una totalidad; de los síntomas que representan todos los órganos y
partes; de todos los síntomas, condiciones y circunstancias de los órganos y partes; la edad, sexo,
hábitos y ocupaciones.

Supongamos que los síntomas a ser considerados han sido tomados directamente del paciente y
que todo lo que puede ser visto y oído del paciente y acompañantes, todo, está presentado sin
interrupción. Un lector ignorar todo, salvo la patología; otro tomar en cuenta sólo los keynotes;
otro tomar en cuenta sólo los síntomas diagnósticos. En cada caso, algo es ignorado o descuidado;
o en última instancia, el reconocimiento del caso está ausente. Al respecto, las enseñanzas de
Hahnemann jamás han sido superadas. Debemos guiarnos por los síntomas que son extraños,
raros y peculiares. Cómo haremos esto?.

En principio, fijando en la mente cuáles síntomas son comunes; de tal modo ser fácil descubrir
cuales síntomas son no comunes, o en otras palabras, cuáles son extraños, raros y peculiares.

Los síntomas comunes son aquellos que son patognomónicos de las enfermedades y de la
patología, y como tales, son comunes a varios remedios y se encuentran dentro de amplios rubros
en nuestros repertorios; por ejemplo, constipación, náuseas, irritabilidad, delirio, llanto, debilidad,
temblor, escalofríos, fiebre, transpiración.

Cuando tales síntomas han sido puestos en su lugar, en cualquier caso dado, se ver enseguida
cuáles de los que quedan son no comunes, por lo tanto peculiares, y como tales, son siempre los
representativos del paciente como totalidad, y de sus partes en particular.

Sin embargo, algunos de estos síntomas comunes pueden volverse peculiares cuando sus
circunstancias son peculiares, por ejemplo, temblor en cualquier momento, o continuo, sobre
todo el cuerpo y miembros, es un síntoma marcado y muy trastornante, aunque no es peculiar ni
infrecuente. Pero temblor antes de una tormenta, o durante las deposiciones, o antes de
menstruar, o durante la micción, es raro y extraño.

Debilidad también es común si es constante, pero si sobreviene sólo antes de menstruar, o antes
de deponer o durante una tormenta, es desde ya infrecuente y cambia la consideración del caso.

El escalofrío, si es constante, es común a varias personas, y es un síntoma común marcado, ya que


es expresión de la totalidad del paciente, pero si sobreviene sólo antes o durante la menstruación,
antes o durante las deposiciones, o durante la micción, o sólo en la cama a la noche, o sólo
mientras se come, entonces es extraño y peculiar, o no común. Todos estos síntomas no son
comunes a ninguna enfermedad conocida en medicina, de aquí que se vuelven marcados y ayudan
a formar una visión de cualquier totalidad dada.

Debe verse ahora que el médico que tiene en su mente nada más que la patología, como base
para su prescripción tiene sólo lo que es más común y por lo tanto no tiene en cuenta la totalidad,
y viola los primeros principios de la prescripción. El, prescribe para los resultados, para los
desenlaces, y no para los hechos primarios, no para las causas.

Debe conocerse que los síntomas que existieron desde la niñez, y que han estado presentes antes
que existiera cualquier patología, son los síntomas correspondientes a las causas, ya que todas
esas se continúan en efectos. Ellos no son las causas, sino que representan a las mismas, y a
menudo es todo lo que puede conocerse; y proporcionan la visión del caso desde sus causas hasta
sus consecuencias; desde sus causas hasta sus resultados, la patología. Es importante descubrir
tempranamente estos síntomas en cualquier enfermedad crónica. Los síntomas que transcurrieron
desde la niñez hasta el presente, describen el progreso de la enfermedad. Éstos dan al médico
experimentado una buena visión del caso, con sus probables consecuencias o patología.
Está bien tener en cuenta todos estos resultados, pero estos síntomas finales son los de menor
jerarquía y no son la plena representación sintomática, por lo que no son de valor para dar la
visión del caso a través de la cual se encuentra el remedio. Aunque un médico debe tener un
conocimiento bueno y pleno de todos éstos, tanto como de la anatomía y fisiología; sino, no
tendrá la base para un buen juicio, y de ahí se formar un reconocimiento distorcionado de la
totalidad.

Los síntomas que representan al paciente como una totalidad son de gran valor y a menudo los de
mayor valor, especialmente los que son expresados con el propio lenguaje del paciente.

Los síntomas mentales, compuestos por el poder de razonar, los afectos y odios, y la memoria,
están en primer lugar.

Luego siguen los síntomas generales corporales y sus circunstancias, como, peor por el frío, por
todo tipo de calor, por el tiempo húmedo o seco, por el movimiento o el reposo, horarios, etc.
Éstos son de gran importancia cuando se refieren a la totalidad del organismo.

Deben tenerse en cuenta dos clases de mejorías y agravaciones, que son aquellas que
corresponden a todo el ser, y aquellas que corresponden a sus localizaciones. A menudo se
oponen las de las localizaciones a las de los estados generales orgánicos del paciente, y deben ser
investigados en el repertorio, en las secciones que se refieren a la zona determinada.

Una mujer me consultó por un violento dolor reumático en el hombro. Entró al consultorio con el
brazo junto al cuerpo para evitar moverlo, pues el movimiento del miembro incrementaba el
dolor. El dolor del hombro se empeoraba antes de una tormenta. Dulcamara la curó enseguida.

Esto muestra cómo la zona puede tener una modalidad opuesta a la de todo el organismo.

Nada ha dañado más a nuestra causa, que los libros que han generalizado las modalidades,
haciendo que una determinada agravación o mejoría local sea adaptada a todas las regiones, tanto
como a los estados orgánicos generales. El aire frío puede agravar al paciente, aunque mejorar la
cefalea. El incorporarse jamás agrava la cefalea; los dolores de espalda, la tos y el vértigo, del
mismo modo; sin embargo Boenninghausen coloca en el mismo lugar a todos éstos, y los marca
con la misma graduación. El paciente mejora a menudo por el movimiento, aunque sus zonas, si
están inflamadas, se empeoran por el movimiento.

El estar acostado, agrava el dolor de espalda, la cefalea y la respiración en distintos grados, y aún
al paciente de otra manera. Si cada síntoma no es inspeccionado y considerado con una visión
dirigida hacia su propia circunstancia, el resultado ser muy diferente. Las zonas locales pueden
estar mejor por el calor, cuando el paciente está mejor por el frío, y viceversa. La cefalea puede
mejorar por el frío y el cuerpo por el calor.

Si no consideramos estas circunstancias, somos injustos con el paciente y sus localizaciones. Por lo
tanto, las circunstancias que se refieren a los estados orgánicos generales, y las circunstancias que
se refieren a las localizaciones y órganos, pueden ser sumamente distintos.
Aunque el entendimiento de la patología y de los síntomas patológicos sean perfectos en un caso
dado, no dan la visión del caso para la prescripción homeopática. Los síntomas comunes, sin los
síntomas peculiares, pueden dar una buena comprensión respecto de cualquier cosa, menos de la
prescripción de un caso dado. Los síntomas comunes solos, llevarán al fracaso de la prescripción.
Podemos tanto intentar prescribir para la dispepsia nerviosa como para la gastritis, ictericia,
cólicos vesiculares, enteritis, constipación o para el temperamento bilioso. El principiante a
menudo falla debido a que él confía sólo en los síntomas comunes.

Los síntomas de los órganos y zonas tomadas por sí mismos, dan una imagen imperfecta y parcial
del caso. Ellos son defectivos como para dar los síntomas del paciente y presentar una imagen
perfecta. Hay algo que falta.

Varios casos vienen para consultar expresamente por los síntomas locales y dejan de dar los
síntomas que caracterizan al paciente. Esto debe ser una de las causas más frecuentes del fracaso
del joven médico.

Puede ilustrarse esto, con el estudio de las descargas. Las descargas son comunes a las
membranas mucosas inflamadas de los oídos, nariz, garganta, tráquea, vagina, etc., y como tales,
cada una es sólo un síntoma local, pero la zona de la inflamación no es la causa de que éstas sean
verdosas, sanguinolentas o viscosas. Por lo tanto esto es debido a algún cambio de toda la
economía que las hace ser síntomas generales e incrementa el valor de éstos que pasan de
comunes, a ser peculiares, y por lo tanto cambian la consideración del caso. Las descargas
laudables son naturales y comunes. Por lo tanto permítame repetir que si la zona está inflamada
producir la descarga, pero no ser la causa del color.

Así pasa cuando la sangre es fluida y no coagula; esto es peculiar.

Los síntomas que caracterizan la totalidad mental y general a veces presentan tal imagen que el
remedio puede verse enseguida; también todos los síntomas antiguos son necesarios para
proporcionar una imagen del pasado y presente. Cuando se presenta una visión tan completa, la
prescripción se vuelve fácil.

Si prescribir tiene que ser hecho de modo fácil, esto se hace a través de asegurarse una perfecta
visión de la totalidad del caso, lo que estaría expresado diciendo que "La única base de la
prescripción homeopática es la totalidad de los signos y síntomas mórbidos", tal como lo enseñó
Hahnemann años atrás. Se ver por lo tanto, que el descuido en tomar los síntomas, así como en la
consideración de los síntomas, después que ellos han sido anotados, debe llevar a resultados
mediocres. Hay que recordar que no es la totalidad de los síntomas tomados por un médico
descuidado e ignorante lo que constituye la base para una prescripción homeopática, sino la
totalidad de todos los síntomas que el paciente tiene.

Una paciente con menstruaciones muy tardías o suprimidas o escasas, llorosa, con aversión a las
grasas, náuseas, vómitos, pesadez después de comer, hará decir al joven, Pulsatilla enseguida;
pero espere un momento. La paciente es muy friolera, le gusta estar dentro de la cama, jamás
necesita la ventana abierta, está peor por el movimiento, desea estar quieta; esto cambia el juicio
y se dar Cyclamen. O si ella está mejor por el movimiento y el aire libre y lo desea y es muy
calurosa, entonces se dar Pulsatilla.

El médico no puede descuidarse y tiene que curar como lo hacía Hahnemann.

¿Que es la homeopatia?

Es una pregunta muy amplia, y de aquí que su respuesta no puede ser limitada o sintetizada. Decir
que la Homeopatía se fundamenta en la ley de los similares no es sino delimitar la base de un cono
dejando su vértice sin ser descubierto y proyectado en el espacio; es decir, la respuesta no es
satisfactoria.

Cuando se mencionan los similares, el novato desea saber inmediatamente a qué similares uno se
refiere y cómo los similares se relacionan unos con otros. Es simple afirmar que los similares se
invalidan unos a otros y es fácil demostrar el hecho, pero aparecen otras preguntas-de mayor
importancia y de mayor dificultad para contestar: ¿Cómo se reconocen estos similares y cómo se
utilizan para curar?.

Después de oir la afirmación de que los similares se invalidan unos a otros y habiendo aceptado la
ley expresada con la fórmula simila similibus, curantur, hay que aprender todavía, qué es en
realidad la Homeopatía. El conocimiento viene después de una apropiada experiencia acerca de la
enfermedad y las drogas. Uno debe adquirir el conocimiento de la enfermedad en todas sus
relaciones con el organismo humano. Uno no puede permitirse ser negligente o dejar de recurrir a
todo lo que puede dar información respecto a la enfermedad en particular. Deben ser observadas
las características de cada una y de toda enfermedad determinada, para adquirir el conocimiento
de su verdadera naturaleza. Uno debe ser capaz de predecir a través del presente, qué es lo que
puede pasar en el futuro inmediato. También deben conocerse las sustancias productoras de
enfermedad y la enfermedad que producen, su curso, duración, comienzo y terminación. De esto
el homeópata extrae sus similares. Esto es un medio a través del cual desarrolla el conocimiento
del arte de curar homeopáticamente.

Sin un estudio cuidadoso y concienzudo de esto, jamás puede contestar la pregunta que ha sido
seleccionada como tema de este artículo.

Si alguien descuida una parte, él está mutilado y en la oscuridad respecto al todo o la totalidad. Si
descuida el estudio de la enfermedad en alguno de sus aspectos, anda a tientas en la oscuridad a
través de su vida perezosa, y útil a medias. Si lee la anatomía mórbida, e intenta aplicar los
remedios de acuerdo a tal conocimiento, podrá vivir y morir con una vida plena de numerosos
fracasos. Quien lee la sintomatología tal como se encuentra en las patogenesias drogales, puede
hacer un trabajo excelente, aunque descuide la mitad de lo que podría haber aprendido. Debe
investigarse el organismo humano, la casa de la salud y la enfermedad, hasta que el estar confiado
engendre desdén.
La Homeopatía es la ciencia de curar basada en la ley de similitud como ley de selección. Para
seleccionar bajo esta ley, uno debe tener el conocimiento de las partes y contrapartes, lo positivo
y lo negativo-similares- para que sus conclusiones puedan ser hechas por exclusión; para que
puedan demostrarse tanto los remedios que no están indicados, como el único similar que puede
adaptarse a la enfermedad que se trata, el apropiado, debido a que éste por encima de todas las
medicinas conocidas, es el más semejante a la enfermedad que hay que curar. Es bien sabido que
muchos desean ser llamados médicos homeópatas: algunos de los que desean ese apelativo en su
práctica, no tienen la información mencionada anteriormente. No están enterados de los cuadros
de enfermedad. Ellos sólo reconocen la enfermedad parcialmente y no ven la totalidad. Estos
hombres practican alternando, es decir, cubriendo las porciones de una supuesta enfermedad, de
la que ellos ven sólo los estados fragmentarios, usando una parte del cuadro de una droga para
una porción, y una parte del cuadro de otra droga para otra porción: ellos pueden plasmar el
cuadro en una sola droga sólo para atacar algunos de los fragmentos de la enfermedad. Hace sólo
unos pocos días uno de ellos me dijo: "Acabo de prescribir Arsenicum y Sulphur para la patología
del caso". Estando ansioso por aprender la patología que proporcionó una guía tan infalible para
llegar a estos remedios, le hice una pregunta apremiante, pero lo que aprendí fue tan vago, que
soy incapaz de comprenderlo.

Debería alentarse el estudio de la verdadera patología; es esencial para la ciencia Homeopática y


ningún homeópata debería desanimarse. La patología es una de las expresiones de la enfermedad;
es vasta y abarca todo.

El estudio de la enfermedad tal como se manifiesta, a través de los síntomas subjetivos y


objetivos, el estudio de las lesiones o resultados de las enfermedades tal como se conoce por la
inspección física, etc., etc., hasta la anatomía mórbida, debería ser conocida por el homeópata,
con una apreciación plena del verdadero valor de todo. La enfermedad en su curso, la historia y
toda manifestación conocida, debería ser considerada para que la individualidad pueda aparecer
en un gran cuadro.

Recién después que este cuadro, esta totalidad, esta individualidad está clara en la mente, está
aprehendida completamente, puede el médico tratar con inteligencia; él ver entonces, que hay en
alguna patogenesia, un cuadro con una totalidad e individualidad similar que se mantiene con el
mismo y tenaz relieve. Ahora, cuando llega al conocimiento de ambos y al conocimiento de la gran
ley de selección que dice similia similibus curantur, administra la medicina y es semejante al
médico homeópata experimentado.

Estos son los principios primarios y esenciales de la Homeopatía. El resto de la ciencia está
compuesto por niveles que se perfeccionan a medida que se avanza y son cualitativos en su
carácter y cuantitativos en apariencia. Bajo estos niveles aprendemos a ejecutar las cuerdas del
arpa vital con el tacto de un erudito.

El paso siguiente trata de la dinamización. Muchos se satisfacen con los principios primarios de la
Homeopatía y no desean más. Ellos no anhelan mayor instrucción. No anhelan estar enterados del
hecho de que todas las enfermedades no quirúrgicas son de carácter (causa) dinámica y deben ser
curadas y más, son sólo curadas, con efectos dinámicos.

Ellos pierden confianza en la potencia de Aurum cuando éste se vuelve tan atenuado que no da la
garantía de ser oro visible, y sin embargo conocen que el oro visible no puede ser apropiado para
el estómago vivo. El poder dinámico se desarrolla muy profundamente en la escala de la
potentización y puede ser desarrollado desde las sustancias crudas de algunas drogas. La
experiencia, no la filosofía, puede satisfacer el apetito mental respecto de la verdad de esto, lo
cual es uno de los más grandes logros del inmortal Hahnemann.

Cuando está plenamente convencido que el poder dinámico cura, otro avance le espera al
estudiante. Se le presentan los misterios de tratar con las fuerzas automáticas del organismo vivo
influidos por la enfermedad. El, observa el efecto de una dosis de medicina potentizada,
seleccionada de acuerdo con la ley de similitud. Es realmente una pequeña parte de su
observación, el ver al paciente recuperarse, sólo con una medicina como es la droga dinamizada.
Quedan mayores hechos peculiares de las enfermedades que no son tan simples. La enfermedad
que puede desarrollarse después de una dosis única de Sulphur en los períodos finales de la ptisis,
es muy sorprendente; y el principiante no se puede convencer de que una droga potentizada
pueda causar esto. Cuando digo en mis clases, no deben dar Sulphur a un paciente que está en los
últimos períodos de la consunción, me miran con asombro. Observé a menudo, que Phosphorus
produce un gran daño en las formas profundas de la enfermedad crónica. He visto a un inválido
crónico varias veces; progresaba durante un largo tiempo, con pequeños sufrimientos y con una
esperanza de detener el progreso de la enfermedad; pero al administrarle una dosis única de una
muy alta potencia de una medicina antipsórica, solo lo trastorné; quedó postrado en la cama, y
desde ese momento su declinación fue rápida, mientras me convencía, de que si hubiera evitado
los antipsóricos, hubiera vivido y sufrido mucho más tiempo.

Si un antipsórico, cuidadosamente seleccionado, agrava una enfermedad profunda de modo


agudo, y la agravación es prolongada, y no sigue a ésta una mejoría del estado general, no debería
pensarse en otros antipsóricos para ese paciente; debe abandonarse la esperanza de curación y
recurrir a medicinas de corta acción como paliativos. En la gota, cáncer, ptisis y enfermedades
orgánicas de este tipo, generalmente vale esta regla. Cualquier médico que ha seguido el uso de
potencias por largo tiempo debe sentir esto. Entonces ¿quién puede decir que no hay poder
desarrollado?.

El médico que no ve estas agravaciones, sólo demuestra que él no ha hecho ninguna, o hizo pocas
prescripciones homeopáticas. Cuanto más estrecha es la relación homeopática entre el remedio y
la enfermedad, se podrá comprobar que la enfermedad es de origen profundo y bien avanzada, y
se comprobará que la enfermedad es incurable, si la agravación es aguda y de lo más trastornante.

Una vez llegó a mi consultorio para consultarme, una señora obesa, de aspecto robusto; se veía
tan bien que sospeché sólo una enfermedad ligera. Finalmente un estudio profundo de sus
síntomas revelaron una historia de reumatismo, endocarditis, sofocación, amenorrea de ocho
meses de duración y gran sufrimiento orgánico, por lo que me sorprendió que ella manifestara tan
poco sus sufrimientos. Comparé sus síntomas detenidamente y encontré- que no había otro
remedio, más que Pulsatilla, que pudiera corresponder a sus síntomas.

Fue administrado este remedio en seco, una pequeña dosis, y Sac. Lac. Fue a su casa y se sintió
muy mal. Los síntomas se volvieron marcados y ella me mandó llamar. Ella confiaba que su flujo
fuese a retornar y yo confié por su relato que había hecho una prescripción homeopática. Pero ella
estaba con dificultades y el flujo no apareció; sus síntomas pélvicos eran como los que
acompañaban a su menstruación; aunque muy intensificados.

No me atreví a repetir una dosis; el éxito dependía de permitir que el remedio tuviera su propio
camino. Ella fue conformada tanto como fue posible y yo esperé la acción del remedio durante
este trastorno, -por un periodo de una o dos semanas.

Entonces comenzó a presentarse la endocarditis con todos. sus espantos, comenzó a manar
sangre oscura de los pulmones, lo cual se empeoraba día a día, se volvió marcado el edema
pulmonar, y los esputos sanguinolentos se incrementaban diariamente. Sentí que debía interferir y
hacer un esfuerzo para salvar su vida. El único resultado de los remedios seleccionados fue
simplemente la paliación. Ella falleció serenamente.

He tratado muchos- casos con reumatismo gotoso en los cuales se podía ver plenamente que
toda dosis de medicina agravaba la enfermedad original.

Muchas veces me vi instado a sentir que la dosis de la droga dinamizada agregaba una nueva
fuerza a la enfermedad antigua y que ésta progresaba aún más rápidamente. Jamás vi resultados
tan marcados con las atenuaciones bajas. No hace mucho fui llamado a la casa de una paciente
que sufría los últimos estadios de una ptisis. Ella tenía diarrea y descargaba grandes cantidades de
orina incolora, de acuerdo con sus síntomas; tomó una dosis de Acetic Acid., que controló la
diarrea y la poliuria, pero inmediatamente sus síntomas pulmonares aparecieron con mayor fuerza
de lo que yo era capaz de controlar y ella desapareció rápidamente; estoy seguro de que hubiera
vivido mucho más tiempo si le hubiera permitido que los síntomas menos dañinos persistieran.

Estas cosas parecen extrañas al médico sin experiencia, pero son hechos; y sobre todo, muestran
el gran poder de nuestros remedios potentizados. El remedio exactamente apropiado
comunmente desarrolla la evidencia de la extrema sensibilidad, en todo tipo de enfermedades, y
aquí está ilustrado el peligro extremo de repetir los remedios.

Si hay algo que temo, es a una enfermedad incurable. Mi experiencia en este aspecto ha sido
mayor de lo que me podrían preguntar. Mientras que estos hechos me demostraron el peligro de
repetir las medicinas, también me enseñaron otra cosa: que generalmente soy capaz de predecir
la gravedad de la enfermedad, he visto aparecer agravaciones penosas, un satisfactorio
incremento de los síntomas existentes o aún síntomas nuevos como evidencia presuntiva de una
buena selección. En nuestros pueblos del oeste nuestras enfermedades están tan mezcladas con
un gran número de enfermedades desconocidas, o con algo que nosotros llamamos malaria, que
es necesario repetir las medicinas más a menudo que en la mayoría de otros pueblos. La malaria y
los estados mal ricos son de carácter tan acumulativo, que el efecto de una sola dosis se agota
rápidamente y se vuelve necesaria otra. Por lo que me encuentro repitiéndola frecuentemente en
varios casos agudos. Comienzo por repetir la dosis cada hora o dos, en los casos en que la fiebre es
continua; pero tan pronto como veo signos de remisión, suspendo toda medicina y espero con
Sac. Lac.

Cuando una fiebre se eleva, yo repito, y en el instante en que deja de elevarse, suspendo la
medicina; en los casos de paludismo generalmente administro una o dos dosis durante la apirexia
y espero los resultados. Jamás administro la medicina sino hasta después que se completa el
paroxismo.

Cuando la medicina agrava, generalmente influir sobre el paciente por mucho más tiempo, que
cuando uno no observa tal agravación. Una mejoría que comienza inmediatamente, también exige
que se suspenda toda medicina, aunque tal mejoría raramente es tan marcada como cuando ha
sido precedida por una ligera agravación. La mejoría inmediata indica a menudo la ausencia de
una enfermedad profunda. En especial se da este caso con el uso de medicinas de acción
prolongada. Éstas llegan tan profundamente dentro de la vida que excitan el real basamento de la
existencia automática. Cuando se demuestran tan claramente estos poderes, ¿puede alguno
desear Morfina para aquietar a un paciente que sufre cualquier tipo de agonía?.

¿Puede alguno sentir la necesidad de una fuerza mayor para combatir la enfermedad?. Sí, hay
hombres que no conocen esta fuerza; ésta no puede ser desarrollada sólo por la voluntad de
alguien que desea desarrollarla.

Esta fuerza jamás es observada, excepto por quien ha aprendido la filosofía enseñada en el
Organon de Samuel Hahnemann; y es después, no antes, que uno puede apreciar, observando el
maravilloso efecto del remedio, conforme a la ley, el poder que tiene para combatir las
enfermedades vitales y llegar a saber con qué defender al hombre frágil de los asaltos de su
enemigo natural. Entonces la respuesta a ¿Qué es la Homeopatía?. debe ser, ningún hombre lo
sabe, solo Dios conoce la fuerza y el aliento del misterio insondable e intrincado; la Parte conocible
de esta ciencia, si es que puedo usar esta palabra, consiste en observar los fenómenos
desencadenantes de las enfermedades drogales y los fenómenos de la enfermedad; en reunir y
agrupar a los similares, seleccionando de acuerdo con la semejanza; y en esperar los resultados.

Mientras estamos observando las necedades de los demás, debemos aprender a evitar extremos
en nuestro propio medio. No debemos menospreciar la potencia treinta original del Maestro,
debido a que hemos encontrado que la C. M. es tan útil en muchos casos. Mientras se van
revelando los más altos niveles del verdadero arte de curar, a los más jóvenes y más débiles, se los
debe alentar, mientras escalan la senda de la cuesta, tan familiar para la mayoría de nosotros.
Aunque el camino esté cercado con espinas, es, sin embargo el camino de la verdad, y no puede
despreciarse ninguna parte de éste. Con el joven y el anciano nuestra fe debe afirmarse en la ley
de los similares, el remedio único, la dosis más pequeña, el poder dinámico, y finalmente, aunque
no lo último, en las drogas experimentadas.
Con esto, junto con nuestro sistema filosófico, continuaremos haciendo el bien y viviendo para
hacer el bien.

"¿QUE HAREMOS CUANDO FALLE LA LEY?" Hay un gran número de serios creyentes en la ley de
curación, quienes desean limitar o restringir su aplicación. No se hacen cargo de que la aceptación
de este límite, no es una ley, sino que es una regla para que manejen unos pocos casos. Así, no es
una ley la que tiene relación con sus fracasos, sino que es otro tipo de práctica médica la que es
usada por ellos para atacar sus casos no curados, los cuales son como regla, la mayoría. Éstos
esperan curar todos los tipos de enfermedad, con medicinas en estado crudo, y al fallar en
hacerlo, condenan a la ley, afirmando que es sólo aplicable a "ciertos casos". Ellos dicen que
ciertas enfermedades deben ser tratadas con medicinas potentes; que un enfriamiento congestivo
debe recibir dosis grandes de quinina. Niegan las actividades dinámicas de las medicinas y hacen
preguntas tontas y manifiestan una ignorancia asombrosa de la filosofía médica. No aceptan lo
que no pueden demostrar y como sus demostraciones son muy magras, hay que admitir por lo
tanto, que su conocimiento médico útil debe ser muy pequeño. No tienen la voluntad de aprender
aquello que no les permite hacer las consideraciones que hacen, las que se basan en la acción de
partículas visibles de la materia.

El dinamismo y la identidad son inexplicables y sin embargo nosotros los vemos, llámese con el
nombre que se guste, ellos están presentes.

Me preguntaron qué entendía por dinamismo e identidad. Me lo explicaré a mí mismo en pocas


palabras. Cada identidad poseída de la capacidad de producir este tipo de poder es
incuestionablemente una fuerza muy singular y que puede estar latente o activa. El poder del
grandioso roble para salir y desarrollarse a partir de la bellota, es tanto una fuerza en la bellota
seca, como cuando ésta se implanta cuando está circundada por un medio ambiente análogo de
calor, humedad y terreno.

¿Porqué esta fuerza no ha sido revelada al hombre?. Debe ser una fuerza vital o una fuerza
formativa. No se ha conocido jamás que de la bellota haya salido un plátano; ni que de la semilla
de plátano haya crecido un roble ¿qué es esta identidad que no es transferible?.

Este dinamismo se encuentra también en la vida animal produciendo sus tipos. Esta fuerza
formativa también es aparente en la cristalografía.

Vemos también esto en la sintomatología; cada droga produce su propia, y no otra, identidad o
individualidad. Pero debe recordarse, que el medio ambiente peculiar debe ser el apropiado para
que pueda desarrollar la identidad en cada una y toda circunstancia. La energía vital puede ser una
fuerza compleja compuesta por calor y electricidad, pero no está comprometido en esto nuestro
tema, y hasta el presente no hay una demostración clara. Se ha establecido que el dinamismo no
puede existir fuera de las vibraciones eléctricas. Aún esto es difícil de demostrar considerando el
hecho de que la chispa vital en su latencia existe en la bellota sin actividad eléctrica. De esto
queda claro que la vida no es movimiento, aunque el movimiento es una de las evidencias de la
vida, como lo es del calor, de la electricidad y de la luz. Se ha dicho recientemente en una de
nuestras reuniones públicas que sin movimiento no hay fuerza. Esta afirmación no necesita mayor
refutación. También se ha establecido que las vibraciones ameboideas son las únicas evidencias de
vida en las células protoplasmáticas, pero la analogía realmente permite a uno concluir que el
movimiento no es el dinamismo. Las actividades vibratorias en el protoplasma se incrementan en
los tipos superiores hasta la más altas células vivientes, pero el dinamismo vital o energía
formativa no se vuelve en éstas más típico o perfecto que en los órdenes inferiores que tienen
actividad. Por lo tanto, el propósito del homeópata es desarrollar la actividad de cada una y toda
sustancia enfermante. Debe estudiar las relaciones más favorables para el desarrollo de las
manifestaciones de cada identidad, sino, no cumple plenamente su deber como médico.
Hahnemann estaba enterado de estas necesidades y potentizó o atenuó las sustancias medicinales
para colocarlas en una relación favorable con las causas enfermantes para conformarlas con la ley
de la similitud. Los que se disponen a aprender del Maestro mismo, encuentran la aplicación de la
ley universal frente a las demandas del enfermo, debido a que no intentan limitar el medio
ambiente de una droga, en sus evoluciones curativas. Determinan usar una droga desde sus más
bajas hasta sus más altas atenuaciones, sólo para encontrar la relación más apropiada entre las
causas enfermantes y la alteración de la salud, tal como lo expresan los síntomas. Así es que yo
mismo no tengo más dudas; en efecto, estoy más que convencido de que no podría aplicar
universalmente la ley, y curar, con el uso exclusivo de potencias bajas. Entonces es de esperar que
la ley falle en manos de quienes no admiten la esencia de su aplicación universal. Las drogas
crudas curan la enfermedad rápidamente bajo ciertas condiciones; las potencias bajas cuando son
cuidadosamente seleccionadas son en general lo suficientemente potentes como para curar
bastantes enfermedades, pero nos permitimos el prejuicio de privar al mundo de su mayor
utilidad. El dinamismo y su identidad son inexplicables, sin embargo son hechos. Ningún método
de razonamiento puede predecir tales hechos y ningún método de razonamiento puede
suprimirlos. ¿Puede decirse que la ley ha fallado cuando en un caso dado, la dosis administrada
era muy grande como para curar?. El fracaso de la ley se manifiesta toda vez que no se la usa.
Pensemos que estamos en la ley, tratamos de usarla, pero no la usamos. La Homeopatía es una
ciencia aplicada, y no es una parte de la imaginación o creencia del hombre. Cura la enfermedad
cuando se aplica la ley y no cura cuando no se la aplica. Cuando falla el hombre, es el fracaso del
hombre y la ley se mantiene irrecusable. Ésta

También la ley parece fallar cuando la selección del remedio y la potencia ha sido perfecta,
apropiada, pero se interfiere la acción del remedio.

es una falta común y depende de la ignorancia de la filosofía Homeopática. He escuchado muchas


veces condenar a la ley pues no se curaba una enfermedad incurable. El médico que espera curar
al enfermo, debe conocer qué enfermedad es incurable y debe conocer cómo observar y cómo
interpretar lo que ve.

Recuerdo un caso de un reumatismo crónico instalado en todas las articulaciones del cuerpo, que
cambió tanto en seis meses, que sólo quedaron doloridas las rodillas y los dedos. El estado general
había mejorado y la paciente estaba casi bien, pero me dijo: "No puedo caminar y debo ser
curada".
Así ella fue a ver a un colega quien le aplicó vigorosos baños y masajes y las rodillas y dedos
mejoraron inmediatamente pero volvió toda la enfermedad y yo luego jamás fui capaz de aliviarla.
Hay varios hechos que el médico debe conocer para prescribir homeopáticamente, además de
saber qué pueden hacer las drogas. Puede conocer el remedio apropiado y luego no saber cómo
usarlo. El paciente puede decir que está mejor o que está peor y la afirmación ser de poco valor. Si
se refiere a su estado general, él es el que lo decide pero no respecto a la dirección de sus
síntomas.

Los dolores que van de un lugar a otro deben ser observados con un propósito. Un trastorno
profundo que cambia bajo la acción de un remedio apareciendo en la superficie, aunque los
sufrimientos estén incrementados, tiene que llevar a la conclusión de que no debe disturbarse el
remedio, sino, jamás se realizar la curación. Aunque el paciente diga "Estoy peor". "Mire cómo
sufro". Debe recibir Sac. Lac. El médico que no conoce estos hechos, jamás puede seguir lo
suficientemente ajustado a la ley como para hacerla de utilidad universal.

El tratamiento de las enfermedades crónicas demanda una investigación completamente


diferente de las enfermedades autolimitadas. Un hombre puede desordenar su estómago por
glotonería y determinar fenómenos mórbidos los cuales pueden continuar tanto como continúa la
causa, pero que cesan cuando la causa es removida. ¿Deberían tales enfermedades llamarse
crónicas?. Pienso que no. Éstas son una clase intermedia que necesitan como medida para el
paciente, instrucciones médicas y muy poca medicación. Estas enfermedades tienden a la
recuperación, lo cual no es así en las enfermedades llamadas propiamente crónicas.

Cualquier enfermedad que no tenga tendencia a la recuperación puede ser llamada con
propiedad crónica. No debe interpretarse que esto se refiere a un síntoma. Un síntoma puede
tener una tendencia a desaparecer y pronto ser seguido por otro tan peligroso. Puede cerrarse
una úlcera y aparecer una diarrea tan intratable como la úlcera. Esto muestra que la propia
enfermedad no tiene tendencia a la recuperación.

Surge entonces la pregunta, qué se entiende por enfermedad crónica y como se define. Debe
entenderse ante todo, que todas las enfermedades cuando dejan al organismo-cuando se curan o
desaparecen por sí mismas-lo hacen bajo las reglas de leyes invariables. Las maniobras vitales no
son un día de un modo y de otro la semana siguiente. La naturaleza opera bajo principios fijos.

Antes que todo, debe conocerse que las enfermedades se recobran de arriba hacia abajo, de
adentro hacia afuera, y en el orden inverso a su aparición.

Cuando el fenómeno de la enfermedad no sigue estas direcciones de límite circunscripto, la


enfermedad está desarrollándose hacia el empeoramiento, o al menos progresando. Cuando
cualquier enfermedad dada ha existido un tiempo considerable y sus cambios presentan fases en
el sentido inverso a los formulados anteriormente, aunque las supuestas causas hayan sido
removidas, es necesariamente una enfermedad crónica y sólo cambiar o revertir su sentido por
medio de los agentes homeopáticos apropiados. Sólo el conocimiento de estos principios informan
al médico cuando debe y cuándo no debe interferir con el tratamiento de la enfermedad. Es muy
común que un paciente retorne después de una correcta prescripción diciendo: "Actualmente
estoy peor". El médico debe investigar en ese momento el caso. Si los síntomas nuevos son tales
como los que fueron observados en los estadios primitivos de la enfermedad, la curación es cierta,
si se la conduce apropiadamente. Si la nueva manifestación es sentida en órganos que no han sido
tocados anteriormente o no han manifestado síntomas, puede conocerse por esto, que la
enfermedad está asentada profundamente y que es probablemente incurable. Al seguir una
prescripción para el reumatismo crónico, si sobrevienen síntomas cardíacos, el paciente jamás se
recuperar . Si los síntomas agudos que siguen a una cuidadosa prescripción son prolongados, la
recuperación ser lenta.

La reacción vital al remedio puede ser estimada por la intensidad de la agravación que sigue al
remedio. Las enfermedades adquiridas, tales como las que son el resultado de indiscreciones en la
dieta y lujuria, jamás son seguidas por alguna reacción ya que ellas no corresponden a algún
miasma crónico, específico, de carácter progresivo.

He indicado algunos pocos hechos que el médico debería saber, y hay miles de estos semejantes.
Pero debe conocerse ahora, que la ley dejar de ser útil para aquel que no conoce como aplicarla.
Ayuda en proporción al conocimiento que se tenga de ella.

Hace algunos días un médico, que se graduó hace pocos años y se -estableció en un distrito mal
rico, remarcaba que no podía curar los casos de paludismo sin grandes dosis de quinina.

Comenzé a hacerle preguntas, para ver si había una buena razón para la aseveración. El, jamás
había prestado atención a una disertación de filosofía médica y parecía no tener noción de su
significado. Estaba bien educado en todo, salvo en Homeopatía. Tenía un conocimiento claro de la
Materia Médica pero no conocía nada acerca de cómo aplicar la ley de curación. Estoy
perfectamente dispuesto a decir qué es lo que conozco como verdad; que aquellos pretendidos
homeópatas de hoy día o de cualquier tiempo que reclaman necesitar grandes dosis de drogas
para curar al enfermo, son, como este joven, ignorantes de la filosofía homeopática y permanecen
así durante toda su vida. Los colegas han descuidado esta filosofía, de aquí que la ley falle en
ayudar a quienes deberían tener mayor confianza en ella. La confianza sobreviene del
conocimiento, que es amplio y de larga data.

Un médico puede decir: "Debo hacer lo mejor que puedo", cuando falla la ley, "Debo suprimir el
paludismo o se ir a otro médico y él tomar entonces quinina; yo puedo darle ésta también, como
lo haría otro". Llega entonces a la conclusión de que debe hacer un daño a su paciente, debido a
que si no lo hace, otro lo hará . Si veo un monedero en la calle, puedo decir del mismo modo, que
puede robarlo, ya que si no, otro lo hará . El paciente puede tener una enfermedad sobre la piel y
desear recuperarse. Se sabe que se la puede hacer desaparecer con aplicaciones externas, ¿se
consentirá en dañarlo debido a que si no se hace así se perderán los honorarios, o aquel se irá a
otro médico?. ¿No le advertirá del peligro?. ¿No es mejor que esté con esta enfermedad en la
superficie del organismo que en el interior?.
Pero se dice que se ha tratado con medicinas homeopáticas y que la ley ha fallado. Entonces, por
ignorar la ley, se acepta ser sobornado para impeler tal erupción de la piel hacia adentro del
organismo. Del mismo modo podría ser sobornado para dar al paciente una dosis de veneno.
¿Entonces que haré?". Cuando no se conoce qué hacer, ¿porqué hacer algo?.

El mayor error descansa en la ambición de hacer algo. Nadie consentiría en hacer algo errado
como substituto de un modo correcto desconocido.

Estos hechos son difíciles de ver. Muchas veces me he convencido a mí mismo de mi propia
ignorancia después de un largo y duro conflicto, pero habiendo sido llamado ignorante por estos
mismos hechos, estoy satisfecho por haberme demostrado a mí mismo este punto, de modo
satisfactorio. Éstas son las vallas con las que el hombre tropieza y que están en el camino del
progreso.

Muchos de nuestros mejores seguidores de la ley no tienen tan buen conocimiento de los
remedios como sería de desear, pero curan sus casos, y el rasgo que los redime es que conocen
cómo evitar hacer daño. "Estar seguros que se está en lo correcto, luego seguir adelante", es lo
que se debe hacer en estas circunstancias.

Para evitar fracasar frecuentemente con la ley, es necesario conocer algo que no enseñan en las
escuelas alopáticas.

"Cuando tenemos que hacer un arte cuya finalidad es la salvación de la vida humana, cualquier
descuido del cual somos enteramente dueños, se vuelve un crimen" (Hahnemann).

QUE ES LO QUE DEBERIA CONOCER EL PUBLICO Todos aquellos, quienes conocen y desean
beneficiarse con el sistema homeopático de medicina o arte de curar, deberían conocer los
hábitos de los practicantes estrictos, con el objeto de evitar la decepción que producen los
simuladores, quienes desean imitarlos por pequeños honorarios, sin tener consideración por el
paciente ni por el arte de curar.

Estos son médicos que se autotitulan homeópatas, pero lo son sólo de nombre, ya que no siguen
los métodos establecidos por Hahnemann. Ellos dan dos medicinas en un vaso o en dos vasos
alternadamente; o en algunos casos dan la medicina en tres o cuatro vasos. No siguen las reglas de
Hahnemann respecto de la toma del caso, ni de la anotación y preservación plena de las historias.
La gente que conoce estos hechos puede protegerse a sí misma contra tales impostores. Lo falso y
lo verdadero invade todas las experiencias y condiciones de vida, y el no esclarecido y simple,
sufre, debido a las decepciones de la falsedad.

Ha llegado el momento en que los seguidores de Hahnemann proporcionen información al


público para que puedan reconocer lo genuino si desean beneficiarse con el arte homeopático de
curar.

Debería conocerse antes que todo, que los verdaderos homeópatas anotan los síntomas de cada
uno y todo paciente, y preservan las historias para beneficio de ellos y del arte de curar. El pensar
un momento puede convencer a cualquiera de que la memoria humana es muy incierta como para
confiarle la larga historia de síntomas, aún haciendo una práctica pequeña; entonces ¿cuánto más
está obligado con sus pacientes el que práctica activamente, en lo que respecta a retener historias
exactas de sus enfermedades?. Ningún médico es capaz de hacer una segunda prescripción si no
ha registrado plena y exactamente los síntomas en lo que se basó para hacer la primera
prescripción.

A menudo se da el caso, que el médico descuidado olvida el remedio que dio, aún aquel que
produjo gran mejoría, pero como no tiene anotado ni el caso, ni el remedio, ni los síntomas, y
varios de los últimos desaparecieron, no tiene más que conjeturar respecto del remedio, lo cual
generalmente arruina el caso o lo confunde tanto, que jamás termina en curación y el sufriente se
asombra siempre de cómo el médico, que lo ayudó tanto al principio, pierde el control del caso.
Varios casos que podrían haber sido perfectamente curados, se malogran por tal negligencia. Bajo
tales circunstancias, el médico que ha hecho una mala conjetura, continuará arruinando a su
paciente con suposiciones y cambios de remedios para disgusto del mismo e injuria del arte de
curar.

Tales fracasos llevan a experimentar y a contemporizar, lo cual lleva a la desgracia.

El público debería ser capaz de conocer si el médico es lo que se autotitula, o es de otra secta.

La tentación es muy fuerte como para que "todas las cosas sean permitidas a todos los hombres".

La gente no debería esperar obtener resultados homeopáticos de un médico cuyos métodos no


están de acuerdo con el arte homeopático de curar.

Si una persona desea mezcolanzas, tratamientos ordinarios, polifarmacia, etc., conociendo los
métodos homeopáticos, ser capaz de discriminar y seleccionar la clase de su preferencia, y es
razonable suponer que si no desea un homeópata estar gozoso de saber cómo apartarse de él.

Nada es más humillante para un Hahnemanniano que ser llamado para ver un enfermo y
encontrar que la gente no lo desea; que en realidad desea uno que les de medicinas en dos vasos
debido a que algún médico viejo de la familia hacía así. Por lo tanto, esta información es tan útil
para quien desea evitar un homeópata como para quien lo busca.

A menudo, los pacientes homeopáticos que se van al extranjero, o los que son trasladados lejos
de su propio médico, piden la dirección de un buen homeópata. No siempre pueden conseguirse
tales direcciones, aunque hay muchos médicos hahnemannianos reservados, silenciosos,
desparramados por el mundo, pero a veces es difícil encontrarlos. Tanto como sea posible, los
pacientes homeopáticos que viajan, deberían tener las direcciones de los hahnemannianos. En
ausencia de esto, puede servir para este fin una prueba. Puede irse al que más parece decir que
practica de acuerdo con la manera de Hahnemann y decirle que se desea una consulta; pero salvo
que él extraiga todos los síntomas del caso tal como lo indicó Hahnemann y los retenga en una
historia para un uso futuro, no puede confiársele el caso, ya que uno aprendió a no tener
confianza en la memoria de un hombre. Si rehusa hacer esto debido a que no tiene tiempo, o a la
ignorancia, no debería dársele crédito y es mejor desearle "buenos días" de inmediato. Si es lo que
dice ser, se congratular de encontrar a un paciente que conoce tanto del sistema que él practica, y
el paciente y el médico serán fuertes amigos.

Hay otro hecho que la gente debería conocer: que el médico homeópata no puede prescribir por
el nombre de la enfermedad; también, que los nombres cubren a menudo la ignorancia humana;
además que a dos enfermos del mismo nombre de enfermedad jamás se les da el mismo remedio.
Si el médico pudiera prescribir por el nombre de la enfermedad, no sería necesario escribir tantas
páginas de síntomas como las que algunos largos casos.

El nombre de la enfermedad no revela los síntomas de ningún caso de enfermedad; los síntomas
son la única base de la prescripción; por lo tanto se ver que el nombre puede no necesariamente
ser conocido, sino que deben ser conocidos por el médico los síntomas, para que éste pueda hacer
una prescripción útil. Surge ahora que si un médico no tiene tiempo para dedicar al paciente, y
extraer los síntomas, él es tan inútil para el paciente tanto como si fuera ignorante, ya que, en
ambos casos, fracasar en obtener los síntomas, que son la única base de una prescripción
homeopática. El pensar un poco capacitar al paciente para saber si este trabajo está hecho con
cuidado e inteligencia, o con ignorancia, inexperiencia y descuido. No interesa qué excusa se da; si
el médico no llega a conocer toda la información general y particular de un caso, no debe ser de
confianza, ya que una labor bien realizada, suministra la base del trabajo fácil y hace posible la
curación.

La gente debería también conocer que la historia escrita es la forma en que el paciente puede
volverse el objeto de un gran estudio.

No puede ser presentada de otra manera al entendimiento del verdadero médico, la semejanza
de su enfermedad. Cualquier médico que desprecia este plan muestra qué poco valora la vida
humana y cuánto le falta para ser Hahnemanniano.

También debería conocer el público que el verdadero médico puede con tal registro de hechos,
compararlos con los síntomas de la Materia Médica hasta poder llegar a descubrir el remedio más
similar a la historia y excluir los demás remedios. Y cuando el paciente se vuelve inteligente, le dice
a su médico: "tome su tiempo Doctor. Puedo esperar hasta que Ud. encuentre el remedio que
crea más similar de todos los remedios, ya que no deseo tomar ninguna medicina acerca de la cual
Ud. tenga duda". Esta aseveración hace que el médico sea agradecido ya que conoce ahora que es
reconocido y que se le tiene confianza y que tiene un paciente inteligente y considerado. Bajo
tales circunstancias él puede hacer lo mejor y tales pacientes obtienen el mejor y más uniforme
resultado.

Quienes no están así instruidos, se vuelven un problema para el médico y además son
desconfiados, cuando ellos deberían darle plena confianza, y a veces cambian de médico y hacen
cosas erradas que están en contra del mejor interés del paciente.
Es posible y deseable que la gente estuviera tan instruida como para ser capaz de seleccionar al
médico más seguro y conocer cuándo él está trabajando inteligentemente; quienes están
instruidos no se inmiscuyen con los sagrados momentos del médico, sino que, por el contrario lo
ayudan con la confianza y la gratitud.

Sólo la ignorancia sugiere esto y lo otro en adición a lo que se está haciendo, y cuanto más
ignorante es el médico mayor es el número de cosas a las que recurre, las cuales le hacen pensar a
él y a otros, que está haciendo algo.

El médico inteligente hace lo que la ley y principios demandan y nada más; pero el ignorante que
no conoce la ley, se sirve solo de su vacilante experiencia, y aparenta hacer mucho por el paciente,
a pesar de lo cual el paciente muere. El médico debe desear a menudo que un paciente bien
instruido le diga: "Doctor, si Ud. duda qué darme, no me de nada". Tales palabras pueden solo
venir de alguien que conoce que hay una ley gobernando todas nuestras actividades vitales, y que
tal ley debe ser invocada, si no, el desorden puede incrementar la destrucción de todo orden del
organismo humano.

Si no fuera verdad que la raza humana ignora los más altos principios de la ciencia, la mezcla
medicamentosa no encontraría sostén sobre la tierra.

Es cierto que si la gente estudiara el Organon de Hahnemann y con eso se asegurara la


medicación más segura para sí misma y para su familia cuando estuviera enferma, los compuestos
crudos y la medicación incierta no tendrían el dominio que tienen en estos días. En todas las
profesiones uno debe tener algo de habilidad para ganar la admisión dentro de una comunidad
inteligente; pero en la profesión médica, el acierto personal no exime de la falta de entrenamiento
e ignorancia de todo lo que se refiere a la ciencia de curar.

La gente que conoce lo que la Homeopatía es realmente, debería desear difundir los principios
entre los más inteligentes a través de las lecturas y no forzarlos al médico favorito.

Aforismos y preceptos

Extraídos de clases improvisadas

"No hay prueba de que el hombre sea capaz de confirmar lo que le plazca; pero sí de que la
característica de la inteligencia es ser capaz de discernir entre lo que es cierto y lo que es falso".

Emanuel Swedenborg

La verdad, en todo plano, es una espada, que hiere profundamente y la sangre fluye con libertad.

Cuantos más ídolos tiene un hombre, menos capacitado está para recibir la verdad. Está enfermo.

No se puede divorciar la medicina de la Teología. El hombre existe en todos los aspectos, desde su
más profundo ser Espiritual hasta su externa Naturaleza.
Una verdad, en cualquier plano, presentada a hombres diferentes, es aceptada o rechazada por
cada uno, de acuerdo con lo bueno o perverso de su mente.

El hombre externo no es sino la expresión superficial de lo interno, así los resultados de la


enfermedad (síntomas) no son sino la expresión superficial de la enfermedad interna. Todo trabaja
armoniosamente en el hombre de bien. Considere al hombre, cure al enfermo.

La vida de Hahnemann fue inusual. Era tan circunspecto como una mujer y esto es dar una gran
medida. Tuvo un deber que cumplir y pudo hacerlo. Puro, honorable, noble, un hombre íntegro
consigo mismo y con su familia.

La persona que ama el crimen, vive en él. Éste se vuelve una parte de su naturaleza y se muestra
en el hombre externo.

El hombre que ama la verdad y la humanidad, vive en esa idea, y ésta se vuelve una parte de su
ser, y puede verse en su aspecto y naturaleza.

Una inmensa dureza de corazón y falta de caridad se engendra al tratar de acumular un largo
número de "Grandes Operaciones" sin preguntarse, ¿es esto para el bien del paciente?.

Si pierde la actitud mental de desear el bien para el paciente, Ud. perder la Homeopatía.

Si la Homeopatía no cura enfermos, despréciela. Aquellos que dicen que han probado la
Homeopatía y que ésta es una falencia, sólo exponen su propia ignorancia.

En la medida que uno confía en los sentidos para determinar qué es científico y qué no, y no usa
su comprensión, en esa medida estar confuso y las Ciencias se opondrán unas a otras.

La Vieja Escuela debe conocer la Patología antes de poder tratar la enfermedad y debe tener un
post mortem antes de conocer la Patología.

En la medida que uno es capaz de creer que la diabetes es una enfermedad, y que la enfermedad
de Bright es una enfermedad, en esa medida está insano en Medicina. Su mente está sólo dirigida
hacia los resultados de la enfermedad.

No es homeopático decir "¿Puede Ud. curar un cáncer?. O ¿Puede Ud. curar la epilepsia?.".

Los tecnicismos están condenados en Homeopatía. Solo forje en su mente que Ud. ha visto
especies de Fiebre Escarlatina, especies de Sarampión o especies de Tuberculosis, o Diabetes y
hable de éstas como tales; ya que el lenguaje puede ser una verdadera representación del
pensamiento interno.

La actitud del médico al desempeñar su deber con el enfermo, es diferente de la de cualquier otra
persona. El, tiene una esfera diferente de la del hombre común. Esto se amplía mil veces en
Homeopatía. Aquel que toma en cuenta esta peculiar "circunspección del corazón", mirando
siempre para el bien del paciente, jamás pensando en la crítica del hombre, adquiere la habilidad
de decir qué es lo correcto, qué hay que hacer. El, erige un jardín de virtudes.

Hay un estado de insanía en las Ciencias de hoy día. Dejan todas las leyes a un lado con el objeto
de aceptar, por ejemplo, la teoría Molecular, porque se espera algo que en suma sea lo
suficientemente grande como para ser tocado con los dedos.

Si no hubiera idiosincrasia no habría Homeopatía. Cada individuo es susceptible a determinadas


cosas; es susceptible a la enfermedad e igualmente es susceptible a curarse.

La curación se basa en el grado de susceptibilidad. Los remedios operan como por contagio.
Alguien que se contagió la enfermedad, se contagia la curación.

Los errores dinámicos se corrigen desde el interior con agentes dinámicos.

Los principios enseñan que se debe evitar la supresión. Un homeópata no puede contemporizar. A
veces son necesarios estos sufrimientos para mostrar más a la vista la enfermedad y permitir
encontrar un remedio.

Los afectos hacen al hombre. Debe verse y sentirse la naturaleza interna del paciente tal como el
artista ve y siente el cuadro que está pintando.

El, lo siente. Hay que estudiar para sentir el organismo, la vida, el alma.

No se puede depender del azar y del ojo de buen cubero, todo depende de un largo estudio de
cada caso individual.

Esto abre un campo de labor tediosa y muchos fracasos, pero es bueno, si alguna vez tiene éxito y
cura uno de estos casos perdidos.

Los memorizadores no tienen percepción, sólo pueden recordar lo que ven, y ven sólo la
superficie.

La memoria no es conocimiento; después que algo es comprendido y usado, luego de esto, se


desarrolla la habilidad de percibir.

Hay que entender al medicamento primero y a los Keynotes al final.

Todo hombre ignorante piensa que lo que él conoce es lo último del conocimiento.

El médico que destruye su conciencia, destruye su habilidad para percibir.

Aquello que parece ser intuición sobreviene usando aquello que está en el entendimiento.

Es la máquina imperfecta la que causa la muerte. La fuerza Vital corresponde al alma y no puede
ser destruida o debilitada. Puede ser desordenada, pero eso es todo.
El hombre no puede enfermarse o curarse excepto por una causa tan etérea en calidad, como lo
es la Fuerza Vital.

No puede pensarse en hablar de Movimiento o fuerza sin pensar en una sustancia simple,
primitiva. No puede pensarse en la Fuerza o Acción de la nada.

Es un hecho acertado el permitir que la mente se dirija a pensar sólo en cualidad cuando se habla
de fuerza.

No hay nada en el mundo que exista sin algo primario a sí mismo. Aún con las ideas materialistas
más groseras puede demostrarse esto.

Hoy en día, hay una continua discusión acerca de la Fuerza; se la considera como una energía que
no tiene nada anterior a sí misma. Esto es confusión.

Hay un Interior en todo lo existente, de otro modo no podría existir lo externo.

La sustancia Simple es la sustancia de las sustancias, y todas las cosas parten de ésta. Es
realmente lo primero y donde descansa todo poder.

No puede adjudicarse ni peso, ni tiempo, ni espacio a la Sustancia Simple.

No existe ningún poder conocido por el hombre en la sustancia concreta, sino que todo el poder
existe en la Sustancia Primitiva.

La Sustancia Primitiva o forma Radiante de la Materia, es un hecho tan concreto, como lo es su


forma material.

La real unión de las cosas de este mundo es a través de la Sustancia Simple.

Todo individuo con quien Ud. conversa, tiene sus propias ideas y teorías. Cuando le pregunta a
Ud. acerca de la Homeopatía, Ud. vacila debido a que él no es iniciado. Cuando alguien le pregunta
acerca de los hechos homeopáticos, si Ud. le dice cuál es su opinión acerca de éstos, le prestar
atención; pero cuando le dice esto es así y así, lo mirar asombrado y dubitativo.

Sus enemigos, en el campo del sentido común, pueden decir mucho más de lo que puede Ud., ya
que muchos individuos pueden estar razonando de modo distinto al suyo.

Todo lo que está fuera de la exactitud es no científico. El médico debe ser metódico. La Ciencia
deja de ser científica, cuando se aplica la ley de modo desordenado.

Los Principios Eternos, por sí mismos son autoridad. La Ley de los Similares es una Ley Divina. Tan
pronto como se acepta la Ley de los Similares, se acepta la Providencia, la cual es ley y orden.

Si no usa su Homeopatía Ud. la perder . Esto es una responsabilidad tan grande que cuando uno
ha entrado en la Verdad y no hace uso de este conocimiento, le sucederá lo mismo que al Egipto
antiguo.
El enfermo tiene derecho a un conocimiento exacto, no a conjeturas.

Deje de lado los nombres cuando prescriba. Ellos son sólo para los tontos y para la junta de
Sanidad.

La enfermedad no está para ser nombrada sino para ser percibida; no para ser clasificada sino
para ser reconocida, ya que debe describirse su verdadera naturaleza.

Deje de lado todas las teorías y las cuestiones de creencias y opiniones y recapacite en el hecho
simple.

La mente humana no debería recargarse con tecnicismos. Ellos destruyen la representación y


cierran el entendimiento.

Debe ser capaz de reconocer a toda representación del hombre interno.

Un hombre profano no puede tener más idea, que la que puede tener un escarabajo, acerca de
una mujer gentil, altamente religiosa.

El médico debe ver y sentir, tal como lo hace el artista con su cuadro. Debe percibir, con su
conocimiento del corazón humano, el estado de la buena mujer, cuya melancolía religiosa no
podría ser entendida de otro modo.

Todo científico actual está tratando de encontrar algo que pueda reclamar como propio. Tal
hombre no puede entender la Homeopatía. Se reverencia a sí mismo. Ha meditado tanto tiempo
en lo externo, que le es imposible pensar racionalmente.

Toda vez que el hombre determina los hechos a través de sus ojos, y dedos, pseudo-ciencias y
teorías, él razona desde lo último hacia lo primero; en otras palabras, razona desde sí mismo, y
está insano.

Las creencias y opiniones del hombre no significan la verdad. La experiencia que tiene la
Homeopatía, es experiencia bajo la luz, y confirma la ley, y se mantiene por este orden.

¿Qué es lo que la gente piensa de un hombre justo?. Su representación se cuida por sí misma.

Un hombre, cuyos servicios son de valor, puede llegar a morirse de hambre en la zanja, con el
objeto de poder hacer el bien, por el amor a sus semejantes; y por ésto adquirir este poder, esta
percepción. Tal médico puede darse cuenta qué es lo que tiene que hacer como deber.

La Materia Médica jamás estimula la percepción. El médico debe sentir amor por usarla, y se
vuelve sabio en la medida que ama su uso, y en la medida que vive correctamente para sus
pacientes; es decir con el deseo de curarlos, de embellecer sus almas. ¿Puede el médico que no
ame a sus semejantes como a sí mismo, tomar esta posición?. Uno jamás puede observar a través
de un tóxico y ver qué es lo que está en armonía con lo dinámico, aunque puede observar a través
de lo dinámico para ver lo que está en armonía con lo tóxico.
La Toxicología muestra el Poder, o el alcance de los efectos de una droga.

Todos los seres humanos tienen análogas posibilidades de degradación; de tal modo no podemos
despreciar a algún miembro de la raza humana. A veces encontramos en el más inferior,
características de mayor nobleza.

d. no puede reflexionar acerca de los niveles extremos de la raza humana. Es un solemne deber
curar al bueno, al malo y al indiferente.

¿Puede alguien conocer qué es la Afinidad Química, fuera de saber que ciertas sustancias tratan
de escoger una con preferencia a otra?.

No podría haber tales estados de antipatía, simpatía o afinidad si no fuera por la Sustancia Simple.
La esfera de la Homeopatía es la de tratar con estas cosas; la de recoger qué es el real Esse y la
existencia.

Hay dos mundos: el mundo del pensamiento, o sustancia inmaterial, y el mundo de la materia o
sustancia material.

¿Qué razón tiene el hombre para decir que la Energía o Fuerza es lo primero?. La Energía, no es
energía per se, sino que es una sustancia potente. El real Esse de Dios es un estudio científico.

Los cuerpos no están unidos a través de sus cuerpos, sino a través de sus Sustancias Primitivas.

En la naturaleza, la Sustancia Simple es el medio de identificación. El mineral, el roble, el trigo,


todos se identifican a través de sus Sustancias Primitivas, y existen, sólo, debido a sus Sustancias
Primitivas, las cuales los hacen lo que son.

El poder de todo lo que existe o se mueve, está sostenido desde y por el poder de su Sustancia
Primitiva. No argüimos que es el primer poder, sino que ésta, es la primera sustancia.

La susceptibilidad es sólo el nombre de un estado que fundamenta toda posible enfermedad y


toda posible curación.

Ahora, cuando una persona se enferma, se vuelve susceptible a cierto remedio, el cual lo afectará
en su mayor grado; mientras que sobre una persona sana, éste no tendrá efecto.

Cuando la dosis es muy grande para curar, el paciente la recibe como una enfermedad.

La susceptibilidad existe en la Fuerza Vital, y no en los tejidos.

El Sarampión y la Viruela no están en el exterior. El hombre está protegido del exterior, y es


atacado desde el interior cuando está susceptible.

Hay grados de susceptibilidad. La Vieja Escuela llama a cierto tipo de susceptibilidad,


"Idiosincrasia", aunque es incapaz de determinar qué es ésta.
Piense qué susceptible a enfermarse es un hombre, cuando el licor de Rhus lo puede envenenar,
estando en la zona de barlovento, a media milla de distancia.

Un individuo puede no ser susceptible a casi nada; tener una constitución gruesa, tosca, vigorosa;
sin embargo hay una cosa a la que es susceptible, y es eso lo que necesita.

Los signos son visibles, pero el Esse es invisible. La tendencia de la mente humana es correr tras
las cosas visibles, lo que puede sentirse con los dedos, lo cual permite que uno adopte teorías
tontas como la Teoría bacteriana y la Teoría molecular.

Un médico, más que todos, si no es inocente, debería ser cualquier cosa, menos médico. Un mal
hombre tiene sólo ideas vulgares y viciosas acerca del corazón humano.

Cuando un hombre piensa a través del microscopio y de las ideas de sus semejantes, piensa de
modo falso. Nada bueno puede venir de él. Puede tomar lugar en él lo dañino, y los cambios, que
son la consecuencia de su pensamiento interno, tomarán lugar en su cuerpo.

Vendrá el momento en que la Homeopatía del tipo más puro sea popular, pero hay un largo
tiempo por delante.

Algunos se han confundido con los efectos primarios y secundarios de las medicinas. No necesitan
preocuparse acerca de esto. Solo necesitan conocer que ciertos síntomas se siguen unos a otros.
Las acciones primarias y secundarias son inversas en diferentes individuos.

Tanto como divertirse con el borde más filoso de la herramienta, pudiendo hacer el mayor daño,
así son las altas potencias en las manos inexpertas.

Un remedio no es conocido simplemente porque ha sido usado en el enfermo. Esto es sólo una
confirmación, y da madurez al conocimiento.

La mente racional puede desviarse, si va tras la idea de la molécula.

El médico Homeópata que piensa sólo en cantidades, tiene una mente tan tosca que no puede
darse cuenta de la verdadera Homeopatía.

Los viejos Filósofos estuvieron ocupados en constantes controversias, aquí convergiendo, allí
divergiendo. Si ellos hubieran sólo conocido algo de la Sustancia Simple, tal como la conoce la
Homeopatía, ellos hubieran tenido la confirmación.

En química un color extingue al otro. Esto es una ilustración de los cambios externos. Las causas
de tales cambios subyacen en la sustancia primitiva y no en las formas externas; lo mismo ocurre
con las causas de curación.

Los Homeópatas tienen conciencia de qué es la vida, qué es la fuerza vital, cuál es la naturaleza de
la enfermedad; y pueden aplicar esto a todas las teorías del mundo en su medida, y testificarlas.
Ellos pueden darse cuenta de las filosofías.
No hay nada en el mundo externo, salvo aquello que es lo representativo .

El canto que está dentro del corazón es un millón de veces más intenso, más hermoso, que el que
puede ser producido por la laringe. Toda cosa que es o que aparece como real delante de los ojos,
o del oído en sonidos, es sólo una representación del mundo real, debido a que todo lo que es de
este carácter es perecedero.

Todo arte tiene su Interior y su Exterior. Si la música está en el alma, dar la imagen externa
reflejada en la delicia que es el canto.

El mundo de hoy día acepta cosas perfectamente incongruentes y las llama ciencia. La ciencia
moderna no acepta nada que no pueda ser oído, sentido o visto.

Tomen un grupo de hombres científicos: después de discutir largamente llegan a la conclusión,


"hemos arribado a esto y a esto", por mayoría; después de haber tomado un promedio general, a
la conclusión la llamarán Ciencia.

El que investiga a través del microscopio es incapaz de demostrar que no hay Fuerza Vital, ni
Sustancia Simple. ni Dinamismo en las drogas vistas, y ¿cómo podemos esperar que lo adivine si la
sustancia no puede ser vista?.

Las diferentes Filosofías no concuerdan respecto de la Sustancia Simple, sobre la cual todas ellas
se han referido en teoría. Ellas no tienen la confirmación que se tiene con las potencias
Homeopáticas y su acción sobre el enfermo.

Sobre toda enfermedad y sobre toda experimentación están las estampas personales, y debe
permitirse que toda enfermedad así como toda experimentación, de su estampa individual.

No hay dos cosas iguales en el universo. Esto es así tanto respecto a la enfermedad como a las
personas enfermas, como a los miles de cristales de la misma sal. No hay dos estrellas iguales.
Cuando se presenta este pensamiento en la mente del médico, él puede ver que ningún remedio
puede subsistir a otro.

Una enfermedad puede ser tan bien suprimida por una medicina como por una enfermedad
desemejante.

Mientras la epilepsia está siendo suprimida con bromuros, la naturaleza está poniendo más
atención a la enfermedad del bromuro que a la enfermedad de la epilepsia.

La epilepsia no es una enfermedad; no podemos prescribir para la epilepsia. Los síntomas que
representan la naturaleza de la enfermedad no están en el ataque, sino que son aquellos que el
paciente tuvo desde la infancia hasta el momento del ataque.

El remedio Homeopático, se vuelve Homeopático, cuando se ha establecido su relación curativa,


la relación entre dos influencias dinámicas.
La Homeopaticidad es la relación entre los síntomas del paciente y el remedio que lo curar .

La Homeopatía es una ciencia aplicada, no una teoría.

Es una injusticia para la Ciencia practicar sin un conocimiento exacto y sin razones de qué es lo
que se hace. Todo el mundo no es sino un torbellino de esta herencia vaga en vez de ser
conocimiento.

Si aceptáramos opiniones, tendríamos que volver a la Alopatía, debido a que encontramos que
hay sólo un registro de experimentos humanos; una masa de opiniones heterogéneas.

La experiencia enseña al Alópata dar Muriatic Acid para la fiebre tifoidea, en Alemania, Nitric Acid
en Inglaterra, y baños fríos en París para lo mismo. Esta es la doctrina de la Vieja Escuela, el
resultado de la "experiencia".

Es una injusticia con uno mismo persistir en el fanatismo, la intolerancia y el odio.

Cuando se descubre que la Fuerza Vital reside en una Sustancia Simple, se ve enseguida que la
muerte no es una cantidad. El cuerpo no tiene vida por sí mismo y por lo tanto no puede morir.

Por lo tanto, lo que observamos y percibimos no es la muerte, sino que hay una separación, entre
algo que es viviente y algo que jamás estuvo vivo; una disyunción entre aquello que vive y aquello
que jamás vivió.

Es verdad que los cambios en el organismo corresponden al pensamiento errado. El error de hoy
en día, es razonar desde lo externo. El hombre eligió en los comienzos de su historia pensar desde
lo último hacia lo primero, y por lo tanto perdió la habilidad de conocer.

Un hombre enfermo es lo que hay que tratar, no una enfermedad.

Hay que estudiar lo que es el hombre, lo que fue, todos los hechos del hombre y de la raza
humana en general, para comprender la enfermedad. En la medida que un hombre piensa contra
todo, su país, su Dios, sus semejantes, él desea a favor de sí mismo. Por lo tanto esto hace que el
hombre se forme de acuerdo con la naturaleza de sus afectos.

La voluntad de tal hombre está contra todo, salvo contra sí mismo. En la proporción que él hace
esto, se vuelve una representación de odio o una representación de egocentrismo; él es esto; si se
permite que esto prosiga, las consecuencias son inevitables.

Este hombre es lo que es su voluntad. Tal como es su afecto, así es su vida. Cuando él piensa
respecto de sus semejantes, desea una de dos-o desea bien para su semejante o lo opuesto-.

La Psora es la evolución del estado de la voluntad del hombre, la consecuencia de su pecado.

El resultado, que ha sobrevenido en el hombre por vivir una vida de voluntad pervertida, es la
Psora-es la vida de la Psora-.
Ahora, en la medida en que uno falsifica la verdad o la mezcla-o la pervierte, en la medida que
mezcla la buena voluntad con la voluntad perversa, en tal medida adultera su interior hasta que
este estado se hace presente.

Cuando la Psora ha desarrollado un resultado completo de las causas, se vuelve contagiosa.

Toda cosa que es algo, tiene su aura o atmósfera. Así como raza o clase, la raza humana entera
tiene su atmósfera o aura también. Cada individuo tiene su aura o atmósfera.

Este aura se intensifica con el desarrollo de la perversión en el interior del hombre.

El pensamiento, la voluntad y la acción, son las tres cosas en la vida de las cuales proceden en
última instancia los miasmas crónicos.

El Miasma completo en una enfermedad crónica, no se manifiesta en un individuo, sino en la raza


humana.

La raza humana existe con un Esse modificado. Cuando se conocen los principios Homeopáticos,
son comprendidos plena, simple y fácilmente. Está n en armonía con todas las cosas que se
conocen como ciertas.

No es una cuestión de teorías, creencias u opiniones; debemos tener algo más sustancial. La
Homeopatía debe descansar sobre hechos.

Cuando el que investiga a través del microscopio, puede examinar un grano de trigo y decir cómo
va a crecer si se planta en un suelo favorable, él podrá ser útil para la Homeopatía. Cuando pueda
examinar una costra de viruela y decir si todavía es contagiosa, o si su poder ha sido destruído por
el calor, entonces él podrá ser útil. Cuando pueda examinar la raíz de Acónito y decir cómo
afectará al hombre, podremos dejar de lado las experimentaciones, pero tendremos que entrar
por una puerta diferente.

Uno no puede permitirse ser liberal con los principios. Cuando Ud. comete errores, debe estar
seguro de que ellos están dentro suyo. Si Ud. piensa que el error está en la Homeopatía,
comenzará sus correcciones por el lado equivocado del libro mayor.

Toda rápida prescripción depende de la habilidad de aprehender comparativamente los síntomas.

Si Ud. no conoce la enfermedad, es capaz de pensar todas cosas extrañas y raras. La prescripción
sagaz se acompaña de resultados inmediatos. Si hace un trabajo atento ver frecuentes
agravaciones después de dar el remedio. Cuando hace un trabajo pobre jamás las ve.

La verdadera patología es completamente desconocida para la profesión médica ajena a la


Homeopatía. Lo único que se conoce es la anatomía mórbida.

Si Ud. ama la Homeopatía, ésta lo amará; tal es la caridad natural.


Alguien que es vicioso en su vida real, puede preservar un exterior plácido por un tiempo, pero
ser evitado por la gente de bien poco después.

No debemos obediencia a los hombres, ni aún a nuestros padres, desde que somos lo
suficientemente maduros como para pensar por nosotros mismos. Sólo debemos obediencia a la
Verdad.

Cuando retornan los síntomas antiguos, hay esperanzas. Éste es el camino de la curación y no hay
otro.

El médico arruina su caso cuando prescribe para los síntomas locales y descuida al paciente.

¿Qué es el hombre?. ¿Es su cuerpo?. Si es así, se justifica que pensemos que sus partes, su hígado,
sus pulmones y piel, y sus extremidades y su cuerpo son cada uno una totalidad. Pero nosotros
tenemos que considerar al hombre a partir de la vida del cuerpo.

El hombre está formado por aquello que es. El real ser, o Esse del hombre es su voluntad. La
diferencia entre dos seres humanos no sería más que la diferencia entre sus voluntades.

La voluntad está expresada en la facie; de aquí la diferencia de aspecto entre las personas.
¿Tienen el asesino o el malhechor una facie plácida?.

Lo que el hombre desea hacer, es su vida y carácter. El entendimiento del hombre procede de su
voluntad. Si su voluntad es buena como para obedecer los mandamientos, él selecciona su real
educación de acuerdo con esto.

La memoria es la puerta de entrada del hombre. La envoltura más externa de este Esse está
formada para ser un receptáculo de la voluntad, el entendimiento y la memoria.

El hombre correcto, aquel que desea hacer el bien, desea la verdad. Sus percepciones están
intensificadas.

Una mente prejuiciada, decide sin sabiduría el camino que desea tener.

Todo hombre tiene sus afectos, una teoría favorita que sustentar.

Estas cosas entran dentro de la sintomatología. Por esto se conoce el corazón humano.

El hombre hoy en día, está destruído en lo que respecta a su interior, por esto la verdad se ve tan
negra como el humo, y las falsas filosofías tan brillantes como el sol.

El mundo externo es el mundo de los resultados. El mundo interno no se descubre con los
sentidos, sino con el entendimiento.

Cuando concebimos las innumerables causas que pueden hacer sobrevenir las mismas
condiciones patológicas, vemos que la condición patológica en sí misma, no puede
proporcionarnos la menor idea del remedio.
En el progreso de la enfermedad crónica bajo el tratamiento Homeopático, tiene que estar
presente el mayor grado de susceptibilidad para que sea posible la curación.

Cuando observa la anatomía mórbida de la sintomatología, Ud. debe observarla desde el interior.
La anatomía mórbida no debe ser estudiada como base para la prescripción.

La acción irregular expresada a través de signos y síntomas, es la enfermedad. El disturbio en la


Sustancia Vital no tiene otra manera de darse a conocer al médico inteligente. Esto está de
acuerdo con la ley. Esto deja fuera a la cuestión de la anatomía mórbida.

No puede esperar grandes cosas cuando tiene sólo síntomas patológicos.

Cuando los cambios patológicos progresan extensivamente, los síntomas desaparecen,


aparentemente esto desalienta a quien no es médico. Tan pronto como un paciente cae en las
manos de un verdadero médico, los síntomas vuelven ordenadamente.

Tanto hay unidad de acción en la salud, como unidad de acción en la enfermedad, como unidad
de acción en la curación.

La materia médica de la Vieja Escuela es conocida sólo por el Homeópata. El Alópata realmente la
desconoce.

Parecería que la Vieja Escuela se pregunta desde hace largo tiempo "¿Cuáles son los efectos de las
drogas sobre el ser humano sano?". Sus experimentos sobre animales no responden a esto.

"Este remedio ha probado ser útil para tales y tales estados". dicen. Los Homeópatas saben que
tal medicina ha producido tales y tales efectos sobre los experimentadores.

El hombre es más susceptible a las drogas que a las enfermedades pues su acción puede ser
forzada en el organismo. Debe estar presente el mayor grado de susceptibilidad para la
enfermedad .

Quien no es agudo en la observación, pasa su vida viendo sólo similitudes indiferentes. La mayoría
de los hombres sólo conocen el poder tóxico de una droga.

El hombre es susceptible a todas las cosas que son capaces de producir síntomas similares a los
que ya tuvo.

El registro de los síntomas derivados de casos de envenenamiento, es la clase más pobre de


evidencia para la Materia Médica Homeopática. Es sólo útil como evidencia colateral.

La individualización está bloqueada por esta incapacidad de distinguir las más finas características
de la enfermedad y de las medicinas.

El verdadero homeópata no discrimina con el ojo solamente; la equidad de la discriminación


ocupa todo su ser.
No hay dos remedios que sean absolutamente iguales en su similitud.

Todo el propósito de la Homeopatía es curar. Quien no ve en el transfondo de la enfermedad de


Bright el miasma profundo, no ve la totalidad de la enfermedad, sino sólo el final de un largo curso
de síntomas, los cuales se han desarrollado durante años.

La ley de la enfermedad, es la ley de la enfermedad, tanto si es producida por un droga como por
una dolencia. Es la ley del influjo.

Es inconsistente e irracional pensar que hay varias enfermedades activas en el organismo, al


mismo tiempo.

Tome la forma más simple de sustancia viva conocida. Si la sujeta a fuerzas físicas y químicas, ésta
se destruye; si no se mueve más, alimenta y propaga, puede destruirse. Hay entonces algo, que
puede ser removido por fuerzas físicas. ¿Podemos no percibir que hay algo adicionado a estas
fuerzas que hacen que ésta esté viva?. No es meramente por un movimiento de estas sustancias,
que se mueve como Ud. quiera, que se muere. Algo es removido, lo cual sólo se percibe con el
entendimiento.

Estas sustancias simples son los poderes primitivos de la tierra. La gravitación debe ser algo; sino,
no podríamos afirmar algo sobre ella.

Sólo puede adjudicarse cualidad a la Sustancia Simple. ¿Qué cosas podemos afirmar acerca de la
Sustancia Simple?. Esta, no puede basarse en la química, ni ser vista con el ojo, ni sentirse con el
tacto. Debe haber un medio operativo, para que ésta pueda volverse manifiesta a los sentidos.

Por ejemplo, la electricidad y la máquina. La electricidad es una sustancia simple, y necesita el


conductor para hacerse manifiesta. Hasta que fue descubierta la electricidad a través de su medio,
era desconocida.

La cohesión es una sustancia primitiva, y obedece a todas las leyes que gobiernan las sustancias
primitivas; también es así la Fuerza Vital.

La luz también es una sustancia simple y obedece todas las leyes dadas por la Fuerza Vital.

Esta Sustancia Primitiva mora en todo lo que se desarrolla, o tiene individualidad o identidad. Es el
Viceregente del Alma.

Si la Sustancia Primitiva es normal, aquello que crea, es normal. La enfermedad que transcurre en
el organismo, viene desde adentro, influyendo a través de esta Sustancia Primitiva.

Todo movimiento, armonía y orden, es debido a la Sustancia Simple. No sólo opera todas las
cosas, sino que es la causa de la operación de todas las sustancias materiales. El real sonido de la
foresta tiene armonía y cooperación.

Toda materia es capaz de ser reducida a su forma "radiante o primitiva".


El contagio no sobreviene por la cantidad, sino por la calidad.

La cualidad del contagio es similar en su naturaleza a la curación.

Los síntomas mismos, señalan las cosas a las que el individuo es sensible, y cada uno es de este
modo susceptible al remedio que lo curar . Aquello que más necesita, la Naturaleza por medio de
los síntomas, se lo alcanza.

Un paciente puede envenenarse con una droga cruda; sin embargo la sustancia potentizada lo
puede curar. El individuo al ponerse en contacto estrecho con algo a lo cual es sensible, se
enferma.

Si el hombre estuviera en perfecto estado de salud, no sería susceptible.

Es necesaria la misma susceptibilidad, tanto para experimentar una droga como para curarse. Ésta
es la relación Homeopática. Así vemos qué es el contagio.

Vemos ahora que tenemos algo substancial; que algo es alterado por algo invisible y substancial
como éste. Ambos, al aproximarse, se disturban de acuerdo con las leyes fijas relacionadas con la
Sustancia Primitiva.

Aquello que llamamos enfermedad, no es sino un cambio en la Fuerza Vital expresado por la
totalidad de los síntomas.

Jamás entretenga a un paciente con cosas que lo injuriaran. Toda prescripción que cambia la
imagen de un caso, causa supresión.

Es tan peligroso suprimir síntomas con una droga, como removerlos con el cuchillo.

Es mejor no hacer nada, que hacer algo inútil; es mejor observar y esperar, que hacer daño.

La idea de que Ud. debe aliviar al paciente de sus escalofríos y de todos sus albures, de que debe
darle Quinina y luego Arsénico, pues sino, no hace su trabajo, es totalmente errada. Estar tentado
de hacer estas cosas, a menos que haya desarrollado dentro suyo una nueva conciencia, y se de
cuenta que esto es criminal.

La enfermedad misma no puede ser suprimida, pero los síntomas sí. La totalidad de los síntomas
deben desaparecer de manera ordenada para lograr una curación.

Todo médico reconoce que es peligroso suprimir una erupción aguda, aunque no todos tienen la
suficiente visión como para observar que es lo mismo con una erupción crónica, salvo que los
síntomas resultantes sobrevienen más lentamente.

El valor del servicio no es nada; su tarea es lo primero, y mientras tenga esto en la mente, Ud. se
desarrollar .
El hombre que deja de estudiar un caso antes de ver qué es lo que necesita el paciente, es
negligente con éste. Cae en un hábito y éste trae la costumbre de prescribir sin reflexionar.

La Homeopatía se ve de modo superficial, cuando se ve sólo la similitud de los síntomas con el


remedio, en las meras manifestaciones externas. Debe verse, que es lo interno lo que relaciona
unos con el otro.

Cuando la materia médica es plenamente aprendida, se observa de un vistazo la imagen del


remedio. Éste se destaca delante de uno. Se sabe que un médico de experiencia reconoce el
sarampión o la fiebre escarlatina

Sólo unas pocas drogas serán lo suficientemente similares como para curar, y habrá un solo
Simillium.

No podemos educar a un paciente hasta después que está curado. Tenemos que permitirle que
piense acerca de esto por su propia cuenta. Aunque debemos adelantarnos y curarlo. Hagámosle
un bien a él. Esto es todo lo importante.

Un memorizador aplica la sentencia exacta de la experimentación a la exacta sentencia del


paciente y la Homeopatía jamás se vuelve viva en él.

El hombre debe mantenerse atareado mientras viva. Debe ser paciente y afanarse; cándido,
benévolo y suave como un cordero, diligente y voluntarioso.

La percepción viene con el ejercicio. Hay abundancia de habitaciones para médicos holgazanes en
el otro lado del golfo de la sabiduría. Ellos pueden prestar el sueño de una noche y abrir los
intestinos.

Debe cultivarse el modo quieto, silencioso de percepción.

El médico debe ser sereno, cándido y capaz de percibir. El médico más ignorante es el que más
querár hacer. Muchos médicos se han vuelto locos respecto a los "viciosos microbios" a quienes le
atribuyen la causa de la enfermedad, y piensan que los pequeños congéneres son excesivamente
peligrosos.

Como es sabido, los microbios son barrenderos. Es asombroso que los científicos no reflexionen
cuando hacen las determinaciones acerca de la bacteria. Naturalmente ellos podrá n decir que
cuántas más bacterias hay, existe mayor peligro; pero esto no es así. Es bien conocido que poco
después de la muerte, el pinchazo del escalpelo usado en el cadáver, es algo serio. Esto es debido
a las ptomainas del mismo; pero cuando el cadáver se vuelve verdoso y lleno de bacterias, es
comparativamente menos peligroso.

El microbio no es la causa de la enfermedad. No deberíamos descarriarnos por este vano sueño


Alopático y fútil imaginación, sino que deberíamos coregir la Fuerza Vital.

Salve la vida del paciente primero y no se preocupe por la bacteria. Ellas son cosas inútiles.
La bacteria es un animalejo inocente, y si transporta la enfermedad, transporta la Sustancia
Simple que causa la enfermedad, tanto como lo haría un elefante.

Parecería que con sólo las ocasionales curaciones con Bromuro, Secale y Helleborus, la vieja
Escuela podría haber, desde hace tiempo, descubierto la Ley. Pero sus libros dicen "No hay
Principios, sólo Experiencia". Por lo tanto sus estudiantes están privados de buscar la ley o
aguardar la ley. Es bastante fácil encontrar algo diferente, pero para encontrar el semejante uno
puede esperar un largo tiempo. Es más natural suponer que el remedio curativo se encuentre en
el semejante, el cual es tan raro y requiere tanta labor para ser encontrado.

Es posible para el hombre penetrar y observar desde adentro todas las cosas del mundo físico. El,
puede entonces considerar las leyes y percibir las operaciones de las leyes.

El registro de los síntomas de la salud de la familia humana, es el primer hecho que debe
conocerse. Nosotros abastecemos nuestra Materia Médica por esta vía. Por el otro lado, la vieja
Escuela médica se abastece con sus diagnósticos de enfermedades. No pueden compararse ambos
almacenamientos, pero podemos determinar cuál de ellos es hecho de ley.

Es una ley, que si el hombre no piensa desde los principios hasta las consecuencias, se vuelve
dispuesto a enfermarse, por hacerse daño, a través del pensamiento errado. Este estado precede
a la susceptibilidad.

La susceptibilidad es anterior a todo contagio. Si un individuo no es susceptible a la viruela, no la


adquiere, y no ser receptor aunque esté cerca de los peores casos, o coma una costra de viruela.

Un afinador ha restaurado la armonía de un piano; no le ha agregado ni quitado nada a éste, sin


embargo le devolvió su armonía. Es un cambio que es desconocido para alguien que no ve esta
reflexión con el ojo interno.

Si el hombre no tuviera el miasma crónico no tendría enfermedades agudas. Es por éste que es
susceptible a estas influencias externas.

Todas las enfermedades existen como Sustancia Simple; aquellas pueden penetrar cuando se
pierde la resistencia. Esta falta de resistencia constituye la susceptibilidad.

Cuando un individuo se enferma por la sustancia cruda, y aún por las formas más bajas de una
Sustancia Simple, como el envenenamiento por Rhus, muestra que necesita ésta sustancia en
algún plano. La dosis es todavía muy grande como para curarlo.

Mucho de lo que le corresponde al hombre y al mundo externo, el microscopio todavía no lo ha


revelado.

Lo Externo tiene todo en el interior del Infinito, en graduaciones.

Esta Sustancia Primitiva reside en todo lo que se forma, desarrolla, alimenta o tiene individualidad
o identidad. Es ésta la que finaliza con una forma externa, la que es aproPiada para nuestra propia
existencia. Es la que causa que la planta de Acónito sea Acónito y ninguna otra cosa del resto del
mundo.

La Sustancia Simple está permanentemente dotada de inteligencia desde lo primero hasta lo


último del reino mineral, vegetal y animal.

Las Sustancias Radiantes tienen grados dentro de los grados, en series que son muy numerosas
como para ser aprehendidas por la mente finita.

El Arsenicum, por ejemplo, es capaz de ser identificado desde su Exterior hasta su Interior. En la
forma externa los grados son limitados. Cuando pasa a ser sustancia simple, la forma Radiante de
la materia, tiene infinitos grados.

Para expresar los grados desde lo Externo hasta lo Interno, podríamos decir que un grano de Silica
es lo más Externo; lo más Interno es el Creador.

Es desde esta sustancia primitiva que el hombre ha sido creado; su intelecto hizo formar su
cuerpo. Este, está sujeto a todas las leyes de influjos.

¿Cómo describir una condición de afinidad? Cuando Ud. ve la correspondencia atractiva de las
esferas por la cual ellas se unen, Ud. se asombra. ! Qué mundo es éste en el cual no vivimos o sólo
vivimos parcialmente!

Todos tienen su atmósfera, así como la tierra tiene su atmósfera. No es la costra de la Viruela la
que es tan peligrosa, sino el Aura que emana de-ella.

El Aura es el medio por el cual se da el apercibimiento entre las esferas; entre las plantas y los
objetos, entre los animales y las personas. Los objetos se relacionan y divulgan unos con otros.
Encontramos afinidad y repulsión a través de este Aura.

El aura de las sustancias crudas se incrementa en intensidad y aliento por la eliminación de las
formas más bajas hasta las más altas. Éste, es el orden de las cosas en relación con sus auras, ésta
es la Sustancia Simple.

Si tiene una idea de la naturaleza de la enfermedad, conocerla acerca de la acción de los


remedios.

En todas partes esta Sustancia Simple es un vínculo de orden. La Fuerza Vital, como la
Electricidad, es un vínculo de orden. Esta, se desarrolla de acuerdo con sus necesidades, debido a
que éstas son lo prioritario para aquella.

La enfermedad viene desde adentro a través de esta Sustancia Primitiva. Está sujeta a disturbar, y
a crear una forma correspondiente a su propia dolencia.

La medicinas antipáticas producen efectos opuestos, escogiendo una región. Es de este modo, en
un sentido general, que si los similares se dieran en pequeñas dosis serían Homeopáticos.
Los Bromuros potentizados, en instantes son capaces de aliviar la congestión cerebral, del modo
más sorprendente, pero usando éstos en dosis suficientemente grandes como para forzar la
contracción de los vasos sanguíneos, el Alópata muestra que sólo está a oscuras respecto de la
verdad.

Las curaciones mixtas se hacen con este método y ellas no son permanentes. Esto es antipatía y
supresión de todos los síntomas que desaparecen.

La antigua definición acostumbraba decir que cualquier cosa que fuera capaz de extinguir la
Fuerza Vital, era un veneno. Esto no puede ser negado hoy en día, aunque ahora podemos decir,
que cualquier cosa capaz de injertarse en el organismo y de tal modo producir una injuria
incurable, es un veneno. La tintura o la potencia tercera de China, si es que está
Homeopáticamente indicada, puede determinar otra enfermedad muy rápidamente, en una
constitución robusta.

El hombre que piensa que eso descansa en la medida de la dosis, no conoce la Homeopatía. Quien
vive con su sensorio, piensa esto desde afuera hacia adentro. El, actúa porque ha visto a otros
hacerlo así.

El médico jamás desarrollar fortaleza y sabiduría, mientras piense que puede haber un sustituto
de un remedio.

Respecto a la alternación, si se encuentra que el remedio es similar a la situación, no se necesitan


dos remedios, y si ninguno de los dos son similares por supuesto no son necesarios.

Cuando dos remedios se antidotan, no puede decirse que uno es más poderoso que el otro. Esto
es como cuando un cali neutraliza un ácido; el último agregado parece más poderoso, pero esto es
sólo en apariencia.

El poder, entonces, es debido al grado de similitud. Es cierto que cuanto más similar es el
remedio, es más poderoso, y viceversa. La Naturaleza cura sólo a través de los similares. Año a
año, Ud. se acercará a estos similares.

Siempre que se produjo una curación accidental, estuvo basada en esta ley.

La Homeopaticidad no puede incrementarse, incrementando la dosis. Si esto es en todo correcto,


se incrementa la Homeopaticidad elevando su cualidad en lo referente a su naturaleza interior, así
está corresponde más perfectamente a la Fuerza Vital.

No adquirimos la enfermedad a través de nuestro organismo sino a través de la Fuerza Vital.

Cuando un hombre toma un remedio en dosis muy grandes, él se siente peor y sus síntomas se
empeoran; con una potencia alta, él se siente mejor, aunque sus síntomas estén agravados.

Es muy importante ver al remedio en su naturaleza como a un ser enfermo.


La enfermedad es una experimentación de la sustancia morbífica. No es cierto que haya una ley
para la enfermedad y otra para los efectos drogales, sino que lo gobierna, el grado de
susceptibilidad.

El hombre es tal como a qué es susceptible, tal es su cualidad.

Quien piensa desde lo material, piensa que la enfermedad se introduce desde el exterior, pero
ésta se proyecta desde el interior.

Cuando un niño tiene Fiebre escarlatina, ésta se adquiere con la dosis exactamente adaptada a
esto, así él sufre la enfermedad. Alguien que ha tenido Viruela, no es muy diferente a lo que su
carácter puede revelar, o el microscopio, sin embargo no tiene susceptibilidad- Ésta, ha sido
satisfecha en esa dirección particular.

Cuando pensamos en susceptibilidad, pensamos en un estado de la Fuerza Vital por el cual ésta
puede fácilmente enfermarse por algunas otras sustancias simples.

Ahora, cuando una persona susceptible a Rhus, huele el aire que llega de la enredadera, tiene
inmediatamente la enfermedad fijada en él, y no está sujeto a envenenamientos posteriores
mientras está acostado bajo el árbol que lo envenenó, hasta que se recupera.

Pasa lo mismo con la Escarlatina. Si no ha estado fortificado contra el veneno, instantáneamente


la toma, luego ésta podrá continuar afectando el sistema del sujeto, y envenenarlo más y más
hasta matarlo.

Si se piensa en nombres, se pensar en remedios; no puede ayudarse con esto.

Un médico con nociones patológicas en su mente, si no encuentra una enfermedad orgánica,


puede pensar que su paciente está sólo enfermo imaginariamente.

La mente prejuiciada no se contenta con transcribir hechos simples y síntomas, sino que dice
"Examinaré los órganos y zonas, y veré si están congestionados e inflamados, y entonces sabré
qué hacer".

Todas las causas que son externas, fluyen desde el exterior hacia el interior.

Los cambios orgánicos constituyen lo mismo que las causas externas, porque corresponden al
hombre externo. Éstos, son como la influencia de la atmósfera, o como una astilla en los tejidos.
Los resultados de la enfermedad jamás forman la imagen de la naturaleza de la enfermedad, sólo
los síntomas lo hacen.

Debemos pensar qué es lo que hace enfermo al paciente; no, qué es lo que causa cambios en su
hígado, sus riñones y sus otros órganos.

Cuando los ignorantes razonan acerca de la patología, ellos tratan de corregir la patología del
paciente en vez de corregir al paciente que tiene un punto de vista patológico.
No hay célula o muy pequeño tejido que no tenga su alma y fuerza vital en sí.

¿Puede pensar en curar un tumor? Si Ud. puede, comprendió mal esta gran filosofía. Ud. puede
administrar una medicina que cura aquello que está errado en el paciente, y como consecuencia,
el tumor desaparecer .

El médico no es llamado para curar los resultados de la enfermedad, sino la enfermedad misma.
Todo cambio patológico debe considerarse como resultado de la enfermedad, desde que toda
enfermedad es dinámica.

La Homeopatía causa agravaciones; toca el verdadero secreto. Se refiere al paciente. Todas las
causas de enfermedad están en este reino.

Note la diferencia entre la agravación de la enfermedad, y la que corresponde al remedio. Las


dosis grandes realmente agravan la enfermedad; las potencias altas agravan los síntomas de la
enfermedad.

Evite agravaciones innecesarias de síntomas ajustando la potencia al paciente.

La acción del remedio es suave. La medicina no actúa violentamente, pero la reacción del
organismo al expulsar la enfermedad puede ser violenta. Tan pronto como se restaura el orden
puede comenzar una acción tumultuosa.

Las drogas crudas agravan la enfermedad, mientras que las altas potencias agravan los síntomas
de la enfermedad, y no injertan sobre el organismo una enfermedad drogal, si no se repite el
suministro del remedio.

Tenemos en la imagen de la enfermedad una representación exacta de la imagen del remedio.


¿Aparecen todas las cosas por azar? ¿Puede un hombre meditar y volverse ateo? Un hombre que
no puede creer en Dios no puede ser Homeópata.

No podemos ver precisamente todos los síntomas en la enfermedad. Podemos ver la expresión
sobre la facie pero no podemos saber qué es lo que representa. No hay nada en el hombre
externo que no tenga su principio en el hombre interno.

No cambie el mínimo síntoma, observe todo. Reciba el mensaje sin modificarlo y tómelo sobre el
papel; no tiene el médico otra manera de realizar su tarea y hacer su deber.

¿Quién osa entremeterse con esta imagen? ¿Quién osa entremeterse con aquellos síntomas? Hay
una inteligencia en el otro extremo de la cuerda.

La cuestión de la paliación lo incomodar , especialmente durante los primeros años. Estar


presionado por todos lados, por mujeres que se estrujan las manos y por hombres que escuchan
los llantos de las mujeres. Pero ¿qué autoridad tiene Ud. para apaciguar el llanto del paciente, si
paliándolo se aparta de la posibilidad de curarlo?
Es más probable que los síntomas no vuelvan si son removidos por la reacción del organismo, y sí,
si son removidos por la acción de las drogas. Las drogas crudas, dadas por teorías sólo suprimen
síntomas.

Si se da un remedio cuyos síntomas superficiales, corresponden con los síntomas superficiales de


la enfermedad, se causará una supresión, si es que aquel actúa.

Una prescripción inapropiada puede ser el escalón del derrumbe.

Pasa lo mismo cuando el médico prescribe para éste y aquel grupo de síntomas. Evite esto, pues
no es curar al enfermo.

Cuanta mayor violencia vea, y cuanta mayor necesidad de apuro, y más severo y grande sea el
sufrimiento del paciente, mayor daño puede hacer con una prescripción falsa y tonta.

El que prescribe por un Keynote para todo, confunde el caso, y debe esperar un largo tiempo para
ver la enfermedad tal cuál es.

Cuando administre un remedio, esté seguro de que la naturaleza del remedio y la naturaleza de la
enfermedad (con respecto a los síntomas) correspondan.

¿No puede Ud. ver que no hay enfermedades distintas simplemente porque éste o aquel órgano
están afectados?

El hígado inflamado no es la enfermedad. El hígado no es la causa de si mismo. Está bajo el control


de la Fuerza Vital, y es lo que la Fuerza Vital lo hace ser.

Jamás podremos ser buenos Homeópatas si pensamos en los cambios como enfermedades. Ellos
no son sino el resultado de la enfermedad. Debemos pensar desde adentro hacia afuera.

Una curación, no es una curación si no destruye la causa interna o dinámica de la enfermedad. Un


tumor, si es removido, no cura al paciente porque su causa aun continúa existiendo.

Las sensaciones irregulares son la evidencia de la enfermedad. La Fuerza Vital no disturbada da


sensaciones naturales. Sólo una Sustancia Simple (Fuerza Vital) enferma, puede dar sensaciones
anormales.

El poder se adquiere en el sentido de la similitud, no de la intensidad, y se aumenta el poder sólo


en la proporción a que éste sea similar.

Cualquier cantidad enorme, mas bien enferma a la gente que la cura.

Es solamente sosteniendo el más sagaz tipo de trabajo, que Ud. mantendrá su representación, y
ser capaz de curar a los enfermos.
¿Porqué el pan y la carne nutren al organismo humano? No podemos decirlo. Jamás sabremos
porqué el remedio homeopático cura la enfermedad, pero podemos conocer la dirección en la
cual fluye la vida; en el organismo y la dirección de la curación.

Si la cualidad de la medicina se cambia por la cantidad. ésta no es un similar. Es un antipático y se


vuelve disimilar en su naturaleza. La dosis puede ser muy grande para curar, aunque
suficientemente grande como para producir un efecto.

Cuando son usadas drogas crudas para experimentar sobre aquellos que no son susceptibles a las
dosis potentizadas, se afecta uno u otro órgano. Estas, son experimentaciones fragmentarias; no
son reales experimentaciones. No dan la imagen del remedio. No tocan al hombre mismo, o si se
toma la imagen completa, ésta debe ser de cientos de tales experimentadores.

El Alma, que es lo más interno del hombre, no puede ser afectada por drogas. Ésta, puede ser
afectada sólo por la propia voluntad del hombre.

Cuando la potencia tercera cura, debe haber algo más alta en ella. Ninguna sustancia afecta la
Fuerza Vital cuando esté tosca como para poder ser vista.

No se puede demostrar algún problema vital con el microscopio.

Los efectos drogales cuando conducen a estados patológicos, tienen mucho de semejanza. Pasa lo
mismo con las enfermedades.

En la medida que los síntomas se relacionen con la anatomía mórbida, en esa medida carecen de
importancia; si no están presentes otros síntomas no puede encontrarse un remedio.

El plano dinámico es más interno o anterior que el plano nutritivo; éste lo preside o comanda.
Este, es el plano de las experimentaciones.

Las potencias bajas corresponden a series de graduaciones externas, son menos finas y menos
internas que las altas.

La palabra enfermedad realmente significa el conjunto de signos y síntomas anteriores al


trastorno orgánico que ha tenido lugar.

Si Ud. resuelve ésta como un pensador común, puede curar enfermedades agudas pero en su vida
se entremeta con las enfermedades crónicas.

En el infante vemos la historia de los padres; en la vejez la historia de la infancia. Esto nos permite
vislumbrar el futuro y ver si el paciente se recobrar , o morir , o ser paliado.

La enfermedad existe en planos variados. Las enfermedades agudas ocupan un plano externo y no
toman de modo tan persistente a la vida. Las enfermedades crónicas alcanzan lo que podríamos
llamar la potencia más interna del hombre.
El Acaro, entonces, es el final de una condición interna, e indica que hay una condición tal en el
organismo que puede terminar en Acaro.

En los miasmas agudos la enfermedad completa se encuentra en un individuo; no pasa así con los
miasmas crónicos.

¿Cómo es que los alópatas pueden cauterizar el chancro y la úlcera de la garganta y llevar las
manifestaciones de la enfermedad hacia los órganos internos? Hay una úlcera vital diez veces
mayor que la externa. Es muy seguro, que cuando las úlceras son removidas de la garganta, sufre
la Fuerza Vital, y las consecuencias tomarán la forma de cambios orgánicos.

El médico debe entrar en los recovecos internos de la sintomatología. La verdadera vida del
paciente, debe ser abierta. Tiene que conocer los temores, instintos, deseos, y aversiones del
paciente. El remedio a menudo aflora a través de los afectos.

Si Ud. consigue hacer hablar a su paciente, puede descubrir porqué está enfermo. Mantener a un
paciente hablando en esta línea requiere un buen grado de experiencia.

No es un hecho fácil el mantener cerrada la boca y permitir que el paciente relate su propia
historia. Esto debe adquirirse.

Es abominable decaer y no esperar la curación del remedio. Hay períodos de mejoría y períodos
de fracasos. Hay que permitir que la Fuerza Vital evolucione tanto como pueda, y repetir la dosis
sólo cuando los síntomas originales vuelvan a manifestarse. No debemos introducirnos en el plano
llamado el otro mundo para hallar la morada de los espíritus. Los espíritus no son más
inimaginables.

La conciencia entre dos sustancias es aquella atmósfera por la cual se conocen una con otra, hay
una correspondencia de esferas. Ellas están en armonía o en antagonismo.

Toda persona o animal tiene una atmósfera. Puede potentizarse un tubérculo tan alto como para
no dejar una traza de microbio en el líquido, pero si se da esto a una persona susceptible, producir
su propia enfermedad debido a su Sustancia Simple.

Puede verse que la Fuerza Vital puede asumir o permitir que otra Sustancia Simple (causa de
enfermedad o remedio que curar ) fluya con ella. Esto ocurre como cuando la electricidad y el
sonido se transportan al mismo tiempo en un cable, en el teléfono. Todas las causas de
enfermedad están en la Sustancia Simple. Debemos entrar en el reino de las causas para ver la
naturaleza de la enfermedad.

Potentizamos de tal modo, que extraemos el suficiente remedio simple que puede ser atraído por
el influjo de la Fuerza Vital.

La dirección en la cual la enfermedad fluye es de adentro hacia afuera.


La Homeopatía existe como ley y doctrina, y opera en el mundo por sus causas. Si no fuera así no
podría existir en el mundo de las consecuencias.

Tan pronto como los poderes vitales se vuelven confusos, no hay orden; la confusión reina como
en un tumulto. El tratamiento de la Vieja Escuela empeora la confusión.

Las potencias bajas pueden curar enfermedades agudas debido a que éstas actúan sobre los
grados más externos de la Sustancia Simple y cuerpo. En las enfermedades crónicas el trastorno
está establecido más profundamente, y las graduaciones son más sutiles; de aquí que el remedio
debe ser reducido a graduaciones más sutiles o altas para que de tal modo sea similar a las
graduaciones de las enfermedades crónicas.

La Fuerza Vital domina, regula y coordina al organismo humano.

La Sustancia Simple es asimismo dominada por una sustancia aún más alta, que es el Espíritu.

La clarividente tiene una intensidad en su naturaleza por la cual ella está altamente magnetizada,
sensible a las esferas es trastornada por todo. Esto es enfermedad. Estos hechos muestran la
naturaleza de la susceptibilidad y la simpatía.

No es suficiente decir que los individuos han perdido el equilibrio, esto es el modo técnico de
expresarlo. Los individuos que son muy sensibles están enfermos, rechazados por todos con
quienes se encuentran. A esto se debe que por una causa excitante haya una enfermedad más
profunda que otra.

Jamás observe una causa en sí misma. Debe haber algo anterior, es decir dentro del organismo.

Estos trastornos crónicos de piel no son enfermedades locales. Es contrario a toda ciencia y lógica,
(excepto para la medicina Alopática) decir que algo que existe, es en sí misma una causa o causa
de sí misma, o que es capaz de producir cambios en sí misma.

La Fuerza Vital mantiene todo en armonía, mantiene todo en orden cuando se está en estado de
salud; lo mismo que la Electricidad en su propio estado natural, es un vínculo de orden.

La idea de que un órgano como el hígado, el cual está bajo el control de la Fuerza Vital y cuya
acción la Fuerza Vital gobierna, sea capaz de desarrollar una enfermedad él mismo por la que se
enferma el Paciente es absurda.

Tan pronto como la Fuerza Vital se enferma o desordena, actúa sobre el hígado de un modo
diferente al que lo hace en estado de salud; consecuentemente el hígado (estando sus acciones
gobernadas por la Fuerza Vital), debe actuar de un modo enfermo o desordenado.

Mientras la Fuerza Vital está actuando armoniosamente, el órgano (estando gobernado por ésta)
no puede actuar de ninguna otra manera que armoniosamente.
La curación se efectúa cambiando la Fuerza Vital enferma, haciéndola volver a su condición
normal (a la salud).

Hahnemann se mantuvo siempre en un estado de humildad, jamás se atribuyó algo a sí mismo.

Toda sensación tiene su correspondencia en algo que es interno.

El trabajo debe ser hecho desde adentro hacia afuera, para que sea permanente.

Dos personas enfermas son más desiguales que dos que están bien.

Sería muy difícil para la Vieja Escuela definir cuál es su sistema. "Nosotros somos regulares" dicen.
Cuando alivian el dolor con calmantes, y la constipación con laxantes, ellos no saben que hay una
reacción. Cuando la Fuerza Vital está enferma, está desordenada, ellos intentan imitar este
desorden. Una imitación perfecta tendría que terminar en Homeopatía.

Tenemos por un lado la acción de la enfermedad sobre la salud, y por el otro la acción de las
drogas sobre la salud. Encontramos que una es el duplicado de la otra. d, No es esto peculiar?

Toda acción en Homeopatía debe estar basada en un principio positivo.

La opinión no tiene lugar en el estudio de la Homeopatía. El método inductivo de Hahnemann es


la única vía para esto.

Se requiere un juicio experto para hacer pocos desatinos. Cuanto menos se conozca acerca de la
esfera de la enfermedad, mayores son los desatinos.

Quien mejor comprenda la naturaleza de sus remedios, más recordará sus peculiaridades.

Diez años de práctica serán una revelación para Ud., pues por ésta entender a los seres humanos
y sus mentes. Casi conocer qué es lo que están pensando, y a menudo entender la constitución de
un paciente al primer vistazo.

Ahora, jamás debería pensarse que el sarampión o Fiebre escarlatina son formas fijas de
enfermedad, los cuales deben a veces tratarse de tal y tal modo, y esperar volver a tratar del
mismo modo.

Algo que debilite produce manifestaciones internas. La Fuerza Vital y Alma están tanto en las
células como en el organismo. El mismo hecho domina al remedio y, despojado de su tosquedad y
colocado sobre la lengua, ingresar en la economía instantáneamente. Una vez, viajé mil millas para
colocar una dosis de Zincum sobre la lengua de una mujer paralizada, la que sintió sus efectos en
menos de sesenta segundos y desapareció su parálisis después de seis semanas.

No hay una ley para el contagio y otra para la experimentación. Es la misma.

El remedio ocupa la economía, silenciosa y completamente, con su periodo prodrómico, luego del
cual, viene la evolución de la enfermedad, la cual hace su cuerpo.
Si la anatomía mórbida ha tomado el lugar de los síntomas, no hay mucha posibilidad de curación.
Cuando los órganos están destruídos, los pequeños síntomas guías parecen entrar en la oscuridad
y los síntomas prehistóricos (los que existían antes de haber cambios patológicos) son olvidados.
La guía ha desaparecido. No hay modo de conocer ésta.

Si la Fuerza Vital no tiene la extra-susceptibilidad que permita curar con un hálito del remedio
similar, las dosis repetidas pueden suprimir síntomas pero no curarán; se obtiene sólo la acción
primaria, no se desarrolla la acción curativa. La energía reactiva de la Fuerza Vital no está puesta
en juego.

Se sabe que el infante a través del pecho materno, Puede ser cabalmente medicado, tanto como
la madre. Sin embargo, no hay que pensar, que si el remedio no está indicado en la madre, éste
alcanzará al infante. Esto no se realiza por un embudo. La madre debe ser susceptible a éste y así
vitalizarlo.

Es inconsistente decir "He dado un remedio homeopático y éste no curó". La administración de


remedios Homeopáticos es una ciencia aplicada.

Las Sustancias Simples se combinan y ayudan unas con otras para fluir en la dirección de menor
resistencia, tanto en las cosas visibles como en las invisibles.

No tendríamos éxito si emprendiéramos el estudio , con el microscopio para determinar qué es la


susceptibilidad o afinidad. El microscopio entonces, sólo nos proporciona un campo de resultados,
y por más hermosos que sean, la causa no es visible a través de él; vemos sólo los resultados.

Hay un plano de nutrición y un plano de dinamismo. La Sal común es apropiada para los
individuos normales, quienes la reciben en el plano de la nutrición, pero el enfermo que la
necesita puede comerla constantemente y no hacerle ésta bien porque él la necesita en un plano
más alto.

Ahora, cuando el hombre razonó falsamente, creó tal cambio en sí mismo, en su Primitiva
Sustancia, que el cuerpo se modificó, entonces se volvió susceptible a las influencias externas.

El cuerpo se vuelve corrupto porque el interior del hombre está corrupto.

Hoy en día no se permite a ninguna erupción mostrar su progreso. Todo es acallado tan pronto
como se tiene evidencia de su existencia. Si esto sigue, con el tiempo la raza humana ser borrada
de la tierra.

Aparece la confusión, cuando se pierde la cabeza, y se prescribe por pocas indicaciones, y se da


una medicina cuando no debería darse.

Es más dañino que inútil dar una segunda dosis cuando los efectos de la primera no han cesado.

Cuando Hahnemann habla de enfermedad, pareciera estar limitado a las actividades de la


enfermedad.
No aplique externamente el remedio indicado. Si no hace bien no es útil usarlo. Si cura, lo hace
cicatrizando la enfermedad externa antes que se cure la interna y por lo tanto no dejando
oportunidad para que la enfermedad interna se exteriorize.

Jamás, bajo ninguna circunstancia, haga uso de aplicaciones locales para un trastorno interno. !Es
el mayor grado de profanación médica!

Es el hecho más natural, remover una destrucción externa; pero algo que viene desde adentro
debe ser tratado desde a- dentro.

Es una manera muy superficial el tomar la Homeopatía, para ver que los síntomas corresponden.

Hay síntomas generales, comunes y peculiares. El síntoma general es usado con el sentido de
general de un ejército, y los síntomas generales comandan todos los otros síntomas, y en realidad
controlan al paciente.

Las experimentaciones modernas sólo registran los síntomas comunes y los de la anatomía
mórbida que el remedio produce, y dejan de lado los síntomas generales y peculiares.

A menudo puede pensar que un paciente tiene todos los síntomas de la Materia Médica, cuando
en realidad no hay un síntoma general o guía por el cual prescribir. Tal falta de síntomas es debido
a una vitalidad débil.

Si se ve que el paciente puede vivir veinticuatro o cuarenta y ocho horas y está sufriendo, es una
parte placentera de la Homeopatía, el administrar Eutanasia para excitar la acción vital
repentinamente y permitir que el paciente deje de existir.

Si puede sentir en sus años maduros que los remedios bien experimentados son vuestros amigos,
puede sentir un estado de humildad, pues Ud. es un instrumento de tal servicio.

Hay mucho más que aprender acerca de las enfermedades de las medicinas, porque las
enfermedades están más oscurecidas por sus culminaciones.

El límite de la acción drogal es sintomatológico. Una ley puede ser demostrada sólo después de un
cuidadoso y completo estudio de las más finas experimentaciones drogales, así como, de las más
finas características de la enfermedad.

Deben ser percibidos los más finos grados de las sensaciones, pues estos cambios constituyen la
naturaleza de la enfermedad. Si las drogas no pudieran producir estos cambios, no podrían curar.
Esto es el basamento. Si ya se descubriera que la ley de los similares es la ley de la curación, se
tendría necesidad de acercarse a este acopio de síntomas finos.

La patología no tiene lugar en el esfuerzo por seleccionar una medicina para el enfermo.

El microscopio sólo es útil para demostrar lo más concreto de la materia. Cuando la tercer
potencia de Oro cura, es debido a alguna porción más fina.
Jamás hubo un Homeópata genuino que hubiera desaprobado el estudio real, genuino de la
anatomía y fisiología.

Tan pronto como comienza a prescribir por síntomas peculiares, Ud. prescribir por los Keynotes, y
no hará un buen trabajo. Cuando Ud. tiene tres síntomas -Keynotes- es cierto que puede ser
posible que de el remedio correcto, pero qué es lo que conoce de su paciente, o de la imagen? No
tendrá nunca el caso en sus manos, ni aprehender la verdadera naturaleza del caso de este modo.

Cuando un remedio ha beneficiado satisfactoriamente a un paciente, jamás en su vida, cambie su


remedio, sino que repita tal remedio tanto como pueda beneficiar al paciente. No tome en cuenta
los síntomas que están apareciendo.

El remedio ha permitido realmente un cambio. No hay razón que si ha dado cierto remedio en los
comienzos, pudiera haber curado a su paciente. Los síntomas enmascarados sobrevienen como
resultado del remedio.

Cuanto más cultive los métodos Homeopáticos, y más refinadas sean sus discriminaciones, mejor
ver y más podrá entender.

Los principios positivos deberían gobernar a todo médico cuando él está junto al enfermo. El
enfermo tiene derecho a esto, si esto puede hacerse. Los médicos más villanos están siempre en la
búsqueda de algo extraño y peculiar. Esto está fuera de la vía de los síntomas y no es por los
dolores extraños, que nosotros prescribimos. Los síntomas generales son los decisivos y son lo que
el paciente dice, son su propia individualidad.

Jamás prescriba para un caso crónico cuando esté apurado; tome su tiempo. Jamás de una dosis
de medicina hasta no haber considerado debidamente todo el caso.

No pueden contarse veinticinco experimentaciones decentes después de las de Hahnemann. Ellas


dejan de lado lo que llaman imaginación e introducen la anatomía mórbida.

Es seguro - que si Ud. prescribe un remedio parcial para un caso de histeria, el paciente lo
abandonará poco después debido a que no lo cura.

El médico debe estar poseído del conocimiento de los deseos humanos, debe ser un lector de la
naturaleza humana, no sólo en lo que se refiere al ámbito de la enfermedad sino que también al
de la salud.

Si tuviera confianza en la Fuerza Vital, Ud. no emplearía tan asiduamente los remedios. Debe
tener la suficiente confianza en el organismo como para que cuando haya comenzado una
conmoción Ud. descanse. Es una buena oportunidad para progresar.

Uno que prescribe por los Keynotes, es un prescriptor que usa sólo la memoria; él, sólo ha
memorizado y no ha hecho esto parte de su entendimiento. Tales prescriptores son casi inútiles y
están entre los que encontramos ';abandonados de gracia".
La condición Psórica dar como resultado, en uno, trastornos cerebrales, en otro, una enfermedad
orgánica hepática, o cambios estructurales en el riñón. Los síntomas que se presentan después de
la ocurrencia de cambios orgánicos son los menos importantes, aunque no deben ser ignorados.

Cuando reconocemos que los casos crónicos tienen largos años de existencia, y también que ellos
están a menudo inherentes en varias generaciones, vemos que si una curación se produce durante
el- curso de dos o tres años, es verdaderamente una curación rápida. Toma de dos a cinco años
curar casos crónicos.

Debemos recordar que la Fuerza Vital es una Sustancia Simple, y que aquello con lo que se puede
curar, debe ser una Sustancia Simple.

El mayor alivio en la tierra para el hombre con enfermedades incurables es la Homeopatía.

En los casUs incurables, donde hay extensos cambios estructurales, use remedios de acción corta
y aquellos antipsóricos que no se relacionen con el caso tal como era en sus comienzos. El remedio
que cubre la condición previa, va a derribar el caso.

En los casos incurables antiguos, cuando damos el remedio que cubre todo el estado, hay tres
resultados posibles: primero, agravación de los síntomas con avance de la enfermedad; segundo,
no hay acción, y tercero Eutanasia.

Si la naturaleza interna del remedio no corresponde a la naturaleza interna de la enfermedad, el


remedio no curar la enfermedad sino que simplemente remover los síntomas que cubre; es decir
los suprimir .

Aquellos antipsóricos que no se relacionan con la condición constitucional del paciente son
confortantes y paliativos y son remedios de corta acción.

En la ptisis avanzada con síntomas patológicos, si prescribe por los síntomas antiguos, por lo que
hubiera prescripto algunos años antes, matar a su paciente.

Un sicótico jamás es curado hasta que no se haga volver una descarga.

Debería evitarse toda cosa que cambie el aspecto de un caso.

Cuando un caso vuelve pocos días después con todos los síntomas cambiados, si ellos no son
síntomas antiguos, la prescripción fue inadecuada e infortunada.

Estamos diciendo que la placenta debe ser removida y retirada si es necesario; esto es actuar de
modo insano y arriesgar la vida.

El cuerpo está cubierto en su exterior e interior por una membrana que lo protege de todas las
influencias nocivas, excepto de la violencia. Pasa lo mismo con la parturienta, mientras no se
desnude el útero con interferencias oficiosas, no hay peligro de envenenamiento sanguíneo. Pero
si la placenta no. es expulsada por tracciones suaves y presión abdominal, déjenla sola. Traten la
causa y no el efecto de la enfermedad.

Hay grados de sutileza de la Fuerza Vital. Podemos pensar en el hombre interno como poseedor
de infinitos grados y en el hombre externo como poseedor de grados finitos.

Por esto, vemos la diferencia entre los remedios de acción corta y los de acción prolongada. Los
remedios de acción corta son sólo capaces de corresponder a los grados más externos del hombre.

Se sabe que todos los tipos de modas de medicina antigua, son incapaces de reconocer que hay
principios simples e inteligibles gobernando la práctica de la medicina. Ellos consideran que es una
mera cuestión de "experiencia".

En la vacunación, cuando sobreviene una nueva enfermedad, la primera se suspende durante un


tiempo, y retorna aún cuando la costra no se haya formado. Esto es referido como algo
sorprendente, pero la Homeopatía lo entiende. La Sífilis hace que los síntomas de la Escrófula
desaparezcan del mismo modo, y luego que el Mercurio sojuzga la Sífilis, entonces vuelve la
Escrófula. Una ocupa un recinto recóndito de la economía mientras la otra está presente.

Es necesario el conocimiento de los remedios complementarios, considerando la proximidad de


sus naturalezas y no de unos pocos síntomas. Así en una serie de remedios complementarios las
condiciones deben existir tanto como los síntomas.

Permanezca dentro de una serie de remedios complementarios. Jamás curaremos si


seleccionamos un remedio para una parte de los síntomas y tan pronto como aparecen otros,
damos un remedio que no es su complementario.

Respecto de los nosodes, cuando prescribimos por los síntomas que ellos han producido en el
sano, curarán del mismo modo que otros remedios. Pero usarlos indiscriminadamente es una
injuria.

Los cambios estructurales no son una base para una prescripción, sino que lo son, los síntomas
que han existido antes de la aparición de los cambios estructurales.

Los síntomas mentales, si puede conocerlos, son los más importantes. Si los síntomas patológicos
parecen contraindicar un remedio, y los síntomas mentales lo indican, éste es el que hay que dar.

En los casos sin síntomas, el paciente debe ser mantenido con Sac. Lac. hasta que se pueda
distinguir algún síntoma general, tal como agravación de este a la mañana, o a la medianoche. Si el
paciente está sólo "cansado", sin síntomas guías, puede saberse que es capaz de aparecer algún
desorden grave. Consunción, enfermedad de Bright, Cáncer u otras semejantes.

Una descarga copiosa protege mucho al individuo de cambios orgánicos.


Cuando el trastorno se localiza sobre un lugar particular, es con el propósito de deshacer en
pedazos ese órgano. Si se produce una descarga, es un tipo de válvula de seguridad, y los demás
órganos quedan protegidos.

Hahnemann no se refería simplemente al Sarcoptes, cuando decía Sarna, sino a todas las
enfermedades de la piel como una categoría.

No hay aplicaciones que siendo capaces de hacer algo, no hagan una injuria. Si son tan simples
como para no producir cambios de síntomas, son por supuesto inútiles.

A medida que se va curando un paciente, mayores son las posibilidades de que haga una erupción
en la piel. La energía vital debe beneficiarse con ésta. La curación progresa desde adentro hacia
afuera.

Todos los experimentadores susceptibles manifestarán la imagen del remedio. El experimentador


adquiere la enfermedad drogal con una o dos dosis, tal como hace quien adquiere la Fiebre
escarlatina o la Gripe.

Hay graduaciones dentro de las graduaciones, hasta el infinito. Todos pueden hacerse o volverse
sensibles asía ciertas cosas, y con diferentes grados de susceptibilidad; de aquí que es tan tonto el
fijar reglas para dosis determinadas, bajo las cuales el resultado podría ser fútil, y bajo las cuales el
médico que las siguiera, podría ser responsable de la muerte.

Las expresiones por las cuales conocemos que alguien ha estado enfermo por un largo tiempo, las
sabemos por nuestro estudio de patología y anatomía. Éstas, son el resultado de la enfermedad,
pero la enfermedad primitiva se evidencia por los síntomas, por las sensaciones mórbidas.

Jamás abandone un remedio hasta después de haberlo probado en potencias más altas, si éste ha
beneficiado al paciente. Más alto significa más interno en cualidad.

El hombre interno es superior al hombre externo. A través de este instrumento externo todo es
reflejado o más bien conducido.

El médico cultiva su ojo para lo que es posible que pase por el juicio y debe describir todo lo que
no es natural, todo lo que es expresivo de malestar.

Un remedio debe ser más similar que otro. Es cierto que alguien que no es versado en el tema ser
incapaz de ver los trazos más finos de la diferencia. Algunos son ciegos a los colores, pero otros
pueden señalarlos.

El médico Homeópata debe continuar el estudio de la ciencia y el arte hasta volverse experto.
Esto se desarrollar en él y ser cada vez más astuto, y crecer en vigor y sabiduría respecto a sus
selecciones para los enfermos.

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