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ladrón acorralado
POR RICARDO CHACÓN *
Sábado, 1 de Septiembre de 2012
Hace varios años, cuatro supuestos delincuentes fueron literalmente colgados de un árbol;; la imagen era de
gran fuerza visual que mostraba no sólo la crudeza del hecho sino que "ciudadanos habían tomado la ley en
sus manos". Un tiempo después, se produjo otro suceso que se convirtió también en centro de discusión en la
mesa de editores, donde se debate la publicación de textos y fotos en la portada del periódico. Dos personas
fueron encontradas asesinadas en las riberas de un río que atraviesa la capital, cuyos cuerpos estaban siendo
devorados por las aves de rapiña;; la foto captaba el momento en que los socorristas levantaban los restos. La
foto era impactante, cruda, pues mostraba las laceraciones causadas por las aves de rapiña, pero también la
acción de los socorristas.
Estas imágenes me vinieron a la mente cuando hace un par de días, en la mesa de editores del periódico, se
abrió la discusión sobre si deberíamos o no publicar la foto de un ladrón, quien luego de haber participado en el
asalto a unos pasajeros de un bus, fue acorralado por la policía, y se suicidó de un balazo en la sien. Las
imágenes además de tener una tremenda fuerza visual, mostraban no sólo la violencia que padece el país, el
actuar de la policía y la salida extrema que tomó el ladrón al suicidarse, no sin antes hablar por teléfono con su
sobrina y "despedirse".
Existe una encrucijada, por un lado, se debe o no publicar fotos violentas como éstas, lo cual es una pregunta
éticamente valedera, como también lo es, el reclamo de ciertos públicos que "exigen" que se lleven este tipo de
fotografías, y si no se hace, reclaman;; más de fondo, ¿a qué responde un medio de comunicación que se
atreve a publicar en sus páginas o a mostrar en vídeo "imágenes cruentas" de la violencia?
Estos ejemplos citados muestran una de las labores cotidianas que realizamos los editores, los periodistas y
los fotoperiodistas en un periódico serio y responsable;; cada día nos encontramos frente al dilema de cómo
hacer llegar la información real y objetiva a nuestros lectores, por un lado, recoger, maquilar y transmitir la
información siguiendo las pautas técnicas que demanda la profesión, y por otro, transmitir las notas
informativas cumpliendo a cabalidad con los valores y los principios éticos que deben regir la profesión.
Insisto. La decisión de publicar o no una foto, por ejemplo, en estos tres casos que muestran violencia, que
impactan a la ciudadanía e incluso que pueden perturbar la conciencia de las personas, implica discusión y
está sometido a los criterios propios de profesionales, que se rigen por valores y principios éticos.
Sin embargo, no sabemos sí por mala intención o mala voluntad, o por ignorancia, existe la idea de que la
"única razón" para contar e informar sobre la violencia, y con ella la publicación de fotos truculentas, responde
al interés de "vender más";; esta idea es equivocada, alejada de la realidad, por lo menos en los medios de
comunicación que pretenden atenerse a la ética.
Esto no quiere decir que no existan publicaciones, en Inglaterra y Estados Unidos, llamadas "tabloides", cuyo
estilo y caracterización busca exaltar el "cómo" de las noticias, sobre todo las relacionadas con la violencia y
particularmente los relacionados con intimidades de personajes públicos.
Creer que este periodismo, muy particular, con características estrictamente amarillistas y sensacionalistas,
abarca a toda la prensa es un error;; existen los medios de comunicación más "generalistas", como la mayoría
de los salvadoreños que buscan informar a todos los públicos y que, de una manera u otra, se rige por valores
y principios claros y definidos.
Sí es así, ¿por qué se publica tanto sobre la violencia? La respuestas pueden ser variadas, incluso reconocer
excesos o error, pero de base y de fondo, es porque nuestra sociedad es violenta, porque los crímenes, que
ahora han bajado un tanto en su número, son hechos que deben ser tomados como noticias, porque el combate
contra la delincuencia y la inseguridad por momentos pareciera que no logra detenerla. Dicho en pocas
palabras, cuando El Salvador modifique la realidad y la violencia, los crímenes, los robos y cualquier hecho
delincuencial sea casi o totalmente erradicado, las noticias sobre sucesos violentos quedarán en segundo o
tercer lugar, incluso dejarán de ser noticia cotidiana.
ricardo.chacon@eldiariodehoy.com
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