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al socialismo
del siglo XXI
Perspectiva desde la antropología crítica
MARIO SANOJA OBEDIENTE
Del capitalismo
al socialismo
del siglo XXI
Perspectiva desde la antropología crítica
Catalogación en fuente de Biblioteca Ernesto Peltzer
Producción editorial
Gerencia de Comunicaciones Institucionales, BCV
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COMITÉ PERMANENTE
DE PUBLICACIONES
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Presidente
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Carlos Mendoza Potellá
Jaime Luis Socas
Iván Giner
Txomin las Heras
A Iraida, mi compañera de vida y de lucha
Índice
Preámbulo 13
Parte 1 Origen del capitalismo: el paradigma occidental
del progreso 29
Capítulo 1 El ideal del progreso y la civilización occidental 31
Capítulo 2 Civilización y procesos civilizatorios 39
Capítulo 3 La sociedad de la Edad del Bronce 47
Capítulo 4 La sociedad de la Edad del Hierro 57
Capítulo 5 La formación feudal: señores, burguesía
e intercambio mercantil 61
Capítulo 6 El materialismo histórico y el paradigma del progreso 69
Capítulo 7 Diversidad cultural de las sociedades clasistas
iniciales: vías alternas del desarrollo sociohistórico 81
Capítulo 8 Procesos civilizatorios alternativos en África
y Asia, Egipto y el islam 93
Capítulo 9 Modos de producción originarios en América 105
Bibliografía 221
Lista de ilustraciones
Gráfico 1. Cuadro cronológico comparativo; origen del
calcolítico en la región atlántico-mediterránea (Andalucía) 46
Figura 1. Posible moneda en bronce en forma de piel
de ganado (2000 a.C.) 66
Mapa 1. Bases de la formación mercantil europea
(siglo VI a.C.-0) 67
Figura 2. Juguetes mesoamericanos con ruedas 115
Mapa 2. Expansión del capitalismo mercantil hacia
América: siglo XVI 153
Mapa 3. El Imperio capitalista: siglo XXI 203
Mapa 4. El antiimperio: alianzas energéticas del siglo XXI 204
Preámbulo
I
El desarrollo histórico de los países de Nuestra América refleja los
procesos socioculturales generales que han afectado y afectan el desa-
rrollo general de la sociedad humana. La expresión de los mismos,
sin embargo, asume formas particulares que reflejan la diversidad his-
tórica de la región. Por esa razón, cuando queremos analizar como
ahora las transiciones del capitalismo al socialismo del siglo XXI, con-
sideramos necesario desarrollar, desde la perspectiva de la antropo-
logía crítica, una comprensión teóricamente bien informada sobre
los procesos históricos y las condiciones materiales particulares que,
desde el siglo XVI, determinaron y todavía determinan la formación
de la cultura de los pueblos y las naciones de Nuestra América.
13
ha sido útil para consolidar la hegemonía mundial de las naciones de
Europa Occidental y los Estados Unidos, así como la de Japón y ahora
la de Israel, pero a costa de la pobreza y la miseria de los países y
sociedades que –hasta ahora– hemos estado sometidos a su violencia
cultural, económica, mediática y militar (Patterson, 1997; Amin,
1989; Vargas-Arenas, 2010, pp. 141-167).
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cultura de la injusticia, la pobreza y la desigualdad que caracterizan
el sistema económico social de la formación capitalista. Estudiaremos
también el tema de los orígenes remotos del capitalismo cuyas raíces
históricas, de acuerdo con los estudios de la arqueología y la etno-
logía, se hallarían en Europa Occidental, representados por diversos
procesos culturales civilizadores originarios que dieron nacimiento a
la llamada civilización occidental y a su expresión socioeconómica: el
capitalismo. De la misma manera, analizaremos los diversos procesos
culturales civilizadores y los modos de vida originarios de la civiliza-
ción suramericana caribeña que continúan influyendo en los procesos
históricos actuales de los pueblos o grupos de ellos que la integran,
los cuales serían el fundamento histórico y cultural del socialismo del
siglo XXI.
15
II
El interés por escribir este ensayo comenzó en julio de 2007. La Uni-
versidad de Los Andes, Venezuela, me invitó en aquella fecha para dar
la clase magistral inaugural del curso de Doctorado en Antropología,
del cual he sido también profesor, por lo que me pareció importante
dar a los estudiantes mi visión como antropólogo del interesante pro-
ceso de liberación nacional que vive hoy nuestro país y, en general,
casi todos los países de Nuestra América, como nos denominó José
Martí, el apóstol bolivariano de la independencia de Cuba.
16
y tecnológica– de los pueblos de Nuestra América con el llamado
Primer Mundo, lo que denomina Dussel (1998) el segundo paradigma
de la modernidad. Por estas razones creemos necesario hacer la crítica
histórica de la teoría de la evolución cultural y del progreso que son la
justificación ideológica del proyecto mundial de dominación hegemó-
nico capitalista, tema que ha sido analizado in extenso por el antro-
pólogo mexicano Héctor Díaz Polanco (1989).
III
Hacer la crítica de la teoría del Evolucionismo Cultural, implica tam-
bién hacer la crítica de los conceptos fundamentales que soportan el
paradigma de la modernidad: el progreso y la civilización. Hemos
creído relevante discutir el tema de las civilizaciones originarias
americanas, ya que no podemos hablar de la soberanía de nuestros
pueblos si no damos cuenta primero de las causas de su singula-
ridad histórica. Hemos utilizado igualmente el concepto de proceso
civilizador, emitido originalmente por el famoso antropólogo brasi-
leño Darcy Ribeiro, porque permite establecer el flujo dialéctico de
17
los procesos originarios tanto culturales identitarios como nacio-
nales que confluyen para constituir la especificidad de los pueblos de
Nuestra América, frente a las tendencias globalizadoras neoliberales
que intentan desdibujar nuestra presencia en el escenario mundial.
18
un sistema productivo empresarial y una fuerza de trabajo asala-
riada local, hiperexplotada, en los campos de la agricultura, la gana-
dería y la industria, mientras que explotaba también los pueblos de
la periferia, Nuestra América y Europa Oriental mediante procesos
de trabajo esclavistas o serviles –cuya eficacia había sido probada en
Europa Occidental desde la Antigüedad Clásica– para aumentar la
producción de tejidos de lana y algodón, bienes de consumo directo,
cereales, azúcar, café, cacao, maderas, hierro, carbón, metales pre-
ciosos. España y Portugal en particular, fungían como un eslabón
intermedio para succionar los recursos primarios producidos en las
regiones de Nuestra América, Asia y África para enviarlos luego al
resto de Europa.
El oro mexicano y la plata del Potosí financian las guerras con las que
España asegura sus dispersas posesiones y mantiene la hegemonía en
Europa. Guillermo Céspedes del Castillo calcula que “..entre 1503 y
1660, llegan a Sevilla 155.000 kilos de oro americano y 16.986.000
kilos de plata. Si se añade el contrabando, es posible que durante
el siglo XVI arribaran a Europa 18.300.000 kilos de plata” (...) No
andaba descaminado el consejero Mercurino de Gattinara cuando
insinúa al Emperador (Carlos V, aclaratoria nuestra) que Dios lo ha
puesto en el camino de la Monarquía Universal. Del dominio del
Mundo Nuevo depende la hegemonía sobre el Viejo. De ésta, la domi-
nación ecuménica planetaria. Comienza la Primera Guerra Mundial.
Su campo de batalla es el Viejo y el Nuevo Mundo; su lapso, la dila-
tada acumulación de los siglos; su meta, la dominación global (Britto
García, 2009, p. 23).
19
Marx de acumulación primitiva de capital en Europa, el cual per-
mitirá en el siglo XVII pasar del capitalismo mercantil al capitalismo
industrial, propiciar el triunfo en Europa de la Revolución Burguesa
y el inicio de la modernidad (Marx y Engels, 2007, pp. 8-9). Al Nuevo
Mundo sólo le quedaron los enormes socavones de minas abando-
nadas, las osamentas de millones de indígenas, mujeres y hombres
americanos sacrificados para mantener la rentabilidad de la minería
y la agricultura de plantación... Más de quinientos años después de
tan infausta época, todavía la producción esencial de Nuestra Amé-
rica sigue siendo la de “materias primas” que alimentan las fabulosas
ganancias de las transnacionales manufactureras de las metrópolis
capitalistas.
20
sobre todo en la agroindustria del algodón, que la sociedad capita-
lista angloamericana necesitaba para proyectar su desarrollo como
potencia capitalista. Ello produjo la formación de nuevos procesos
civilizadores capitalistas más dinámicos y modernos los cuales, en el
siglo XIX, comenzaron a competir con el proceso civilizador capitalista
europeo originario. Finalmente, el proceso civilizador capitalista esta-
dounidense logró, en el siglo XX, dominar y absorber todos los otros,
conformando así la fase hegemónica mundial del llamado Imperio o
Civilización Occidental (Sanoja y Vargas-Arenas, 2005, pp. 19-25).
21
uso comercial que estimularon el surgimiento de bolsas de comercio
para la especulación comercial con productos de ultramar (Braudel,
1992, I, pp. 1, 2 y 3; Sanoja y Vargas, 2005, pp. 13-15). Hoy día pro-
veemos a Estados Unidos, Europa y el mundo entero con petróleo,
gas y productos petroquímicos, mineral de hierro, aluminio, cobre,
carbón, salitre, uranio, titanio, tungsteno, níquel, germanio, litio,
entre otros, para su posterior reelaboración como bienes manufac-
turados que importamos a un costo superior al de nuestras materias
primas que les vendemos (Britto García, 2009, pp. 99-101).
22
universal inspirado en la historia de Europa, proceso evolutivo por
el cual tendrían que pasar todos los otros del mundo para igualar el
nivel de desarrollo material e intelectual alcanzado por los europeos
y angloamericanos. Dicho paradigma del progreso alentó y legitimó
una nueva expansión colonial capitalista de Europa hacia África y
Asia y de Estados Unidos hacia su periferia nuestramericana y las
islas del Pacífico Sur.
IV
El tiempo es el modo de existencia de la materia. Tiempo y movi-
miento, unidad fundamental de la dialéctica de los contrarios, son
conceptos inseparables que solamente se explican dentro del espacio,
el cual a su vez indica también cambios de posición ya que la materia
se mueve a través del espacio. La cantidad de maneras como el movi-
miento, que es el socialismo, puede suceder es infinita: el movimiento
de la materia en el espacio, como hemos visto en el caso de la antigua
Unión Soviética, es reversible en tanto que su movimiento en el tiempo
es irreversible. El tiempo constituye, pues, un proceso permanente
de autocreación y autorreproducción mediante el cual la materia se
transforma en un número infinito de formas. Cuando esta concepción
del tiempo irreversible y de cambio penetra en la conciencia humana,
nos damos cuenta de que dialécticamente la vida surge de la muerte,
el orden del caos. Así pues, vemos que el marxismo al aplicarse al más
complejo de los sistemas no lineales que es la sociedad humana, nos
revela por contradicción, como expondremos en los capítulos 2, 3 y
4, que la diversidad de formas y posibilidades que es capaz de crear la
naturaleza humana es la palanca fundamental del progreso intelec-
tual y social que se resuelve en la transformación diaria y constante
23
de la humanidad, mediante la cual llegaremos quizás, algún día, a
concretar a través del socialismo, la utopía del comunismo (Woods y
Grant, 1991, pp. 139-162; 395).
24
socialista, las contradicciones y movimientos sociales del presente y la
influencia que ejercen sobre el mismo las estructuras del pasado.
25
En una entrevista concedida al diario español La Vanguardia el
23-02-2008, en la cual el maestro Maza Zavala expresó también opi-
niones adversas al proceso bolivariano de liberación nacional, éste
tuvo sin embargo la honestidad de reconocer que:
Las ideas que habían sido sostenidas por Maza Zavala hasta las
últimas décadas del pasado siglo, se convirtieron entonces en un
patrimonio intelectual que fue compartido por muchos pensadores
venezolanos de izquierda, profundamente preocupados por lograr
finalmente una patria socialista, independiente y soberana. Por estas
razones, reivindicamos hoy las ideas expuestas por Maza Zavala
cuando era nuestro maestro progresista y revolucionario.
26
tiene que cumplirse en el seno de todas las revoluciones proletarias,
las cuales interrumpen su marcha, vuelven a cuestionar lo que parecía
ya terminado para iniciarlo de nuevo desde el principio, critican sus
errores iniciales y pareciera que le dan armas a los adversarios para
que ataquen más fuerte. Sólo de esta manera pueden las revoluciones
generar una teoría autocrítica capaz de explicar su génesis y transfor-
mación. En ese espíritu creemos necesario revisar el alcance teórico de
los contenidos del paradigma de desarrollo de la humanidad expuesto
inicialmente por el materialismo histórico, ya que de acuerdo con él se
han construido y se construyen estrategias para acceder al modo de
vida socialista en Venezuela y en el resto del mundo.
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Parte 1
Origen del capitalismo: el paradigma
occidental del progreso
Capítulo 1
El ideal del progreso y la civilización occidental
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El ideal del progreso y la civilización occidental
A partir del siglo XIX, el grupo de ocho países capitalistas más desarro-
llados impuso el Progreso al estilo de occidente a las élites sociales de
aquellos países atrasados que no les habían abierto sus economías, uti-
lizando la fuerza militar, la presión política y económica y la corrup-
ción. El concepto de Progreso perdió su inocencia en el siglo XX y se
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El ideal del progreso y la civilización occidental
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Una vez que la burguesía consolidó su poder hacia finales del siglo XIX
y consideró realizado en Europa su ideal del progreso, la historia y el
evolucionismo dejaron de ser, oficialmente, el interés fundamental de
los pensadores burgueses. En su lugar, lo relevante pasó a estar cons-
tituido por el estudio sincrónico y la comprensión de los factores que
conforman el orden social para detectar los fenómenos patológicos,
como por ejemplo la insurgencia de la clase trabajadora que amenaza
la integridad del orden constituido.
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El ideal del progreso y la civilización occidental
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Capítulo 2
Civilización y procesos civilizatorios
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Civilización y procesos civilizatorios
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Civilización y procesos civilizatorios
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Civilización y procesos civilizatorios
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Capítulo 3
La sociedad de la Edad del Bronce
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La sociedad de la Edad del Bronce
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La sociedad de la Edad del Bronce
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Capítulo 4
La sociedad de la Edad del Hierro
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La sociedad de la Edad del Hierro
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Capítulo 5
La formación feudal: señores, burguesía
e intercambio mercantil
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una institución autónoma dentro del sistema político que tenía entre
sus funciones la reproducción de los valores y creencias que legiti-
maban la autoridad señorial (Anderson, 1979, pp. 147-153).
El capitalismo mercantil
Durante la alta Edad Media, los excedentes de producción engro-
saron los rústicos centros urbanos o burgos, los cuales se convirtieron
en lugares centrales de los mercados regionales y centros de manu-
facturas artesanales. Dichos excedentes se cambiaban por la mer-
cancía denominada dinero que circulaba sobre grandes extensiones
territoriales, generando un proceso de acumulación monetaria bur-
guesa distinto a la acumulación de mano de obra servil o esclava y
de productos básicos que generaba la propiedad agraria. En las ciu-
dades crecieron oligarquías de mercaderes, artesanos y artesanas que
asumieron el control de la producción, del intercambio comercial y
monetario, proceso que hacia el siglo XII de la era había ya generado
una acumulación considerable de capital mercantil (Pirenne, 1963,
pp. 151-159; Braudel, 1992, II, p. 201). A este respecto el filósofo
marxista István Mészáros ha reconocido también en su última obra
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La formación feudal: señores, burguesía e intercambio mercantil
(2009, p. 83) que el capital ha existido por miles de años como una de
las fuerzas productivas de la sociedad:
…El capital ha estado con nosotros por un tiempo muy largo en una
forma u otra; en verdad, en algunas de sus formas limitadas, durante
miles de años. Sin embargo, sólo en los últimos trescientos o cuatro-
cientos años bajo la forma de un capitalismo que pudiese llevar a cabo
la lógica autoexpansionista del capital, sin importar lo devastadoras
de las consecuencias para la supervivencia misma de la humanidad…
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Para finales del siglo XV, el modo de producción feudal había llegado a
su fin. El Imperio mongol y el Imperio otomano habían cortado todas
las rutas comerciales terrestres entre Europa y Asia, de manera que
ciertos reinos como Portugal y luego España comenzaron a explorar
rutas marítimas para acceder a Cathay o China y a la India, proceso
que terminó con el viaje trasatlántico de Cristóbal Colón quien llegó
accidentalmente a las tierras americanas que él suponía eran la India
(Sanoja, 1992, pp. 9-10). Curiosamente, Cristóbal Colón zarpó –como
dice la historia oficial– del puerto de Palos de Moguer, localizado en el
litoral atlántico mediterráneo español (mapa 2).
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La formación feudal: señores, burguesía e intercambio mercantil
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La formación feudal: señores, burguesía e intercambio mercantil
CENTRO EUROPEO
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Capítulo 6
El materialismo histórico y el paradigma del progreso
este autor expuso sus ideas sobre las leyes de la evolución biológica y
de la selección natural del más fuerte. En palabras del mismo Darwin:
La selección natural tiende a hacer cada ser orgánico tan perfecto como,
o ligeramente más perfecto que los otros habitantes del mismo país con
los cuales compite. Podemos ver que ésta es la medida de la perfección
que se puede alcanzar en la naturaleza… (1909, vol. 11, p. 213)
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Sin embargo, sigue la polémica. Marx (1972) en sus notas sobre las
Formas que preceden a la formación capitalista dejó planteada la
existencia de varios modos de producción distintos al esclavismo para
acceder a la sociedad de clases, entre los cuales destacaba el Modo de
Producción Asiático, modos que diferían entre sí por las condiciones
de organización de las relaciones sociales de producción, lo que a
su vez se traducía en una explicación multilineal de la historia de la
humanidad. En términos de la estrategia política, ello significa que
existirían diversos caminos para llegar al socialismo, no necesaria-
mente siguiendo la vía de la “dictadura del proletariado” enunciada
originariamente por Marx, Engels y Lenin.
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El materialismo histórico y el paradigma del progreso
Otra opinión relevante y actual sobre este mismo tema es la del filó-
sofo István Mészáros quien concluye, coincidiendo con nuestra pro-
puesta sobre la finitud y la contingencia histórica actual del sistema
capitalista, que:
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Capítulo 7
Diversidad cultural de las sociedades clasistas iniciales:
vías alternas del desarrollo sociohistórico
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Diversidad cultural de las sociedades clasistas iniciales…
En la meseta iraní, por otra parte, el inicio del modo de vida seden-
tario está ejemplificado entre el VIII y el VII milenio a.C. por aldeas
agrícolas como Ali Kosh, Bus Mordeh, Jarmo, Güra entre otras,
(Hole et alii, 1969), el cual se extendió hacia regiones vecinas como
Afganistán, Baluchistán, Asia Central (Rusia) y Mesopotamia, rela-
cionándose también con otros sitios similares en el valle del Indus a
través del comercio a larga distancia de materias exóticas como el
lapislázuli, la esteatita y el cobre.
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Capítulo 8
Procesos civilizatorios alternativos en África y Asia,
Egipto y el islam
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Procesos civilizatorios alternativos en África y Asia, Egipto y el islam
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Procesos civilizatorios alternativos en África y Asia, Egipto y el islam
La India y Pakistán
El desarrollo de la cultura moderna de la India, al igual que las otras
ya analizadas en el sur de Asia, es producto de una síntesis de diversos
componentes humanos y étnicos aportados por las invasiones persas,
particularmente la del emperador persa Darío en 516 a.C., la griega
al mando de Alejandro el Grande en 327 a.C y la conquista islámica
emprendida por los pueblos árabes y turcomongoles a partir del siglo VII
de la era cristiana.
En el valle del río Indus ya existían entre el IV y el III milenio a.C. una
gran multitud de asentamientos sedentarios que disfrutaban de las
casi ilimitadas posibilidades para el desarrollo agrícola y la concen-
tración de grandes poblaciones humanas que ofrecía esta extensa pla-
nicie aluvial. Según estas condiciones, se desarrollaron los primeros
asentamientos urbanos que caracterizan la denominada cultura o
civilización Harappa (1650+110 a.C.). Ésta representaba un perfecto
ajuste de la vida humana a un ambiente específico que constituye
el fundamento de la moderna cultura de la India. No obstante sus
nexos comerciales con otros procesos civilizadores asiáticos de Meso-
potamia, Persia, Egipto y China y posteriormente con las sociedades
urbanas de Grecia y Roma, la India representa una cultura originaria
y autónoma.
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Procesos civilizatorios alternativos en África y Asia, Egipto y el islam
como un Estado despótico oriental. A partir del siglo XVIII, los grandes
emprendimientos industriales y mercantiles que comenzaron a desa-
rrollarse en China estaban conectados directamente con la oligarquía
dominante y funcionaban con el apoyo gubernamental. Gracias a los
emprendimientos mercantiles de la East India Company, entre 1719
y 1833, China obtuvo entre 306 y 330 millones de piastras en plata,
1/5 de la plata producida en México en ese período, a cambio del té
que aquélla compraba a los comerciantes chinos (Wolf, 1990, p. 295).
Como contraparte, en 1797 la East India Company logró imponer a
China su monopolio del tráfico del opio (del narcotráfico), mediante
el cual recuperaban parte de la plata que pagaban a China por la venta
de las hojas de té, subvirtiendo así el orden social y la salud pública
del pueblo chino. El tráfico de una droga dura, destructiva, como el
opio, representaba, por otra parte, una de las principales fuentes de
ingreso del Imperio mughal de la India sometido a su vez al dominio del
Imperio británico (Wolf, 1990, p. 258).
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Capítulo 9
Modos de producción originarios en América
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Hacia comienzos del siglo XX, pensadores como Max Weber expre-
saron igualmente que el capitalismo industrial era un fenómeno social
de raíces exclusivamente europeas occidentales, cuyo desarrollo
estaba influido por la ética de movimientos religiosos tales como
el calvinismo (Weber, 1969). De la misma manera Gunder Frank,
apoyándose en los conocimientos arqueológicos sobre la Edad del
Bronce, sostiene también, al igual que Friedman y Rowlands (1977,
pp. 271-272), que:
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Modos de producción originarios en América
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Parte 2
Civilizaciones y procesos civilizadores
americanos
Capítulo 10
La civilización suramericana-caribeña: procesos
civilizadores del Atlántico y el Pacífico
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La civilización suramericana-caribeña: procesos civilizadores…
estaban los imperios prístinos, sino como una extensa red transversal
de pueblos y procesos de desarrollo sociohistórico donde lo cultural y
socialmente simple se complementaba e interactuaba con lo cultural
y socialmente complejo. A diferencia de las sociedades clasistas que
caracterizan en Europa a la Edad del Bronce, la célula fundamental
de las sociedades clasistas originarias americanas era la comunidad
social consanguínea, ejemplo de lo cual son el ayllu en los Andes Cen-
trales o el calpulli en Mesoamérica, los cuales servían de sustento a
las estructuras socialmente más complejas como linajes, tribus, caci-
cazgos y señoríos que funcionaban en unos casos de manera autó-
noma o en otros subsumidas en imperios como el inka y el mexica
(Sanoja, 2007, pp. 46-51).
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La civilización suramericana-caribeña: procesos civilizadores…
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que –como hemos dicho– comenzó desde hace por lo menos 4000 o
5000 años antes del presente, como atestiguan los asentamientos de
Real Alto y Valdivia sobre el litoral pacífico (Meggers et alii, 1965;
Meggers, 1966, pp. 142-148; Marcos, 1988; Ortiz, 2009; Museo
del Banco Central del Ecuador, 2008). Ello nos da una clara idea de
lo que representa el pueblo originario de la región ecuatoriana para
entender la historia social del norte de Suramérica, puesto que los
procesos urbanos no son solamente indicadores del desarrollo mate-
rial y tecnológico sino, principalmente, del desarrollo de sociedades
complejas tipo Estado.
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Al sur del territorio ocupado por las sociedades clasistas iniciales de los
Andes Centrales, la extensa región bordeada por el Pacífico y el Atlán-
tico que se extiende hasta la Tierra del Fuego, estaba habitada para el
siglo XVI por una gran diversidad de pueblos recolectores, cazadores y
pescadores, canoeros litorales y del interior y agricultores aldeanos,
muchos de los cuales estuvieron fuertemente influidos por las culturas
andinas centrales: guaraní, araucano, diaguita, ona, yahgan, alakaluf,
que parecen haber conservado, para la época e incluso hasta el pre-
sente, rasgos culturales que recuerdan a los de los pobladores ances-
trales de la América del Sur (Steward y Faron, 1959, pp. 262-283;
Estévez y Vila, 1996, 1998).
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Capítulo 11
La civilización norteamericana
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Capítulo 12
El pasado y la interpretación revolucionaria del presente:
la arqueología social
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El pasado y la interpretación revolucionaria del presente: la arqueología social
Desde aquella época ya remota de finales del siglo pasado, las dis-
cusiones teóricas sobre la proyección histórica de los análisis de
la arqueología social hacia la realidad contemporánea de Nuestra
América, se concentraron en el potencial de cambio revolucionario
que ofrecía la Revolución Cubana, la Revolución Sandinista y movi-
mientos como Sendero Luminoso en Perú. Nadie podía sospechar
que la historia de la revolución social en Nuestra América tomaría
un curso tan radicalmente diferente luego de la rebelión popular
venezolana contra el neoliberalismo ocurrida el 27 de febrero de
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El pasado y la interpretación revolucionaria del presente: la arqueología social
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El pasado y la interpretación revolucionaria del presente: la arqueología social
EXPANSIÓN DEL CAPITALISMO MERCANTIL HACIA AMÉRICA Y ULTRAMAR (siglos XV y XVI d-0)
Civilización Sur Americana-Caribeña La formación capitalista mercantil o
Proceso civilizador pacífico civilización de europa occidental (siglo XVI)
Proceso civilizador orinoco-amazónico Rutas de expansión colonial (siglo XVI)
Proceso civilizador caribeño
Civilización Norteamericana
Proceso civilizador mesoamericano
Proceso civilizador del sureste
Proceso civilizador del suroeste
Proceso civilizador del noreste
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Parte 3
Prácticas para la construcción de un
modo de vida socialista
Capítulo 13
Estrategia para llegar a un modo de vida socialista
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Para abrir el camino que nos lleve al socialismo del siglo XXI es nece-
sario también –como ya hemos tratado de exponer en capítulos ante-
riores– sobrepasar la antigua discusión académica y ortodoxa sobre
la existencia a priori de una línea universal del desarrollo histórico, y
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Estrategia para llegar a un modo de vida socialista
Como nos dice una conocida antropóloga feminista inglesa: “... que-
ramos o no, el pasado es siempre parte del momento del presente”
(Rowbotham, 1981, pp. 25-35).
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Capítulo 14
El método nacionalista revolucionario para construir
el socialismo
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En una época como la presente, tan conmovida por las múltiples mani-
festaciones de la crisis que afecta a los patrones esenciales del modo
capitalista de producción y de vida y por los procesos de renovación
y crítica que toman impulso en el mundo socialista, hasta el punto de
que formas y contenidos se confunden y se llega a poner en duda la
validez de las leyes históricas y del cambio del orden social, se hace
indispensable establecer prelativamente el principio orientador de la
crítica social y de la transformación revolucionaria de la realidad: este
principio, para nosotros fuera de toda duda, es la democracia socia-
lista. Perseguimos la liquidación de la dependencia a que está sometida
la nación venezolana, del subdesarrollo que bloquea las fuerzas del
crecimiento orgánico de nuestra economía y del bienestar social, de
la alienación de nuestra cultura y de nuestra identidad de pueblo; y
porque perseguimos eso, planteamos la exigencia de la liquidación del
capitalismo que ha adquirido en nuestro país sus características más
negativas, más deformantes, más destructivas, más desnacionaliza-
doras y más destructoras de la calidad de vida (…) cuya característica
dominante es la expansión y la profundización del supermonopolio, la
concentración creciente del poder de acumulación y de extracción de
ganancias (Maza Zavala, 1985, pp. 70-71).
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Capítulo 15
El Estado nacional: práctica para la resistencia
antiimperialista
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El Estado nacional: práctica para la resistencia antiimperialista
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Los ricos escogen del montón sólo lo más preciado y agradable. Con-
sumen poco más que el pobre, y a pesar de su egoísmo y rapacidad
natural, y lo único que se proponen con el trabajo de esos miles de
hombres a los que dan empleo es la satisfacción de sus vanos e insacia-
bles deseos, dividen con el pobre el producto de todos sus progresos.
Son conducidos por una mano invisible que los hace distribuir las
cosas necesarias de la vida (énfasis nuestro).
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Capítulo 16
El neoevolucionismo y la energía: legitimación ideológica
del neocolonialismo
La soberanía sobre los recursos naturales,
es la puerta de entrada al otro futuro
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Capítulo 17
Desarrollo socialista vs. subdesarrollo capitalista
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Para poder sobrevivir, el Imperio tendrá que invertir cada vez más
en el desarrollo del complejo militar industrial y de ejércitos pri-
vados para invadir y controlar a escala mundial las fuentes de energía
fósil, los recursos hídricos, las fuentes de minerales radioactivos, el
comercio, la producción agrícola y pecuaria, los medios de comu-
nicación de todo tipo, la industria cultural, la cultura, la historia y
las relaciones sociales de las poblaciones, en fin, para lograr la hege-
monía total, sin disidencias, sobre la vida de los pueblos del mundo.
Felizmente, el logro de ese objetivo totalitario del Imperio no parece
estar garantizado ni en el corto ni en el mediano plazo.
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Desarrollo socialista vs. subdesarrollo capitalista
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Aquel juicio de Gunder Frank es reflejo –en nuestra opinión– del prin-
cipio expuesto por Mao Zedong sobre la naturaleza de las contradic-
ciones específicas a cada uno de los grandes sistemas de formas de
movimiento de la materia y de la esencia condicionada por esas con-
tradicciones: “…la contradicción entre el proletariado y la burguesía
se resuelve por el método de la revolución socialista (…) La contra-
dicción entre las colonias y el imperialismo se resuelve por el método
de la guerra revolucionaria nacional…” (Mao Zedong, 1959, p. 378.
Traducción nuestra).
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Capítulo 18
Conclusión: condiciones necesarias para construir
la democracia socialista
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Las experiencias políticas, tanto del viejo socialismo real del Bloque
Soviético como del eurosocialismo neoliberal culminaron, por las
razones antes expuestas, cooptando este sistema de ideas conserva-
doras, finamente construidas por las antiguas élites progresistas para
exaltar el neoliberalismo, antítesis de todo verdadero progreso social.
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Conclusión: condiciones necesarias para construir la democracia socialista
Para abrir el camino del socialismo del siglo XXI como estrategia del
cambio histórico, es necesario sobrepasar la discusión académica
sobre la existencia de una línea universal del desarrollo y el pro-
greso de la humanidad. Es necesario –como plantea la arqueología
social– estudiar y entender la historia de los pueblos desde sus for-
maciones sociales originarias, como fundamento de la estrategia
para identificar los diversos agentes sociales y conocer cuáles son los
sujetos históricos, los agentes subjetivos que desmontarán las estruc-
turas objetivas de dominación, enraizados en dichas formas histó-
ricas específicas de producción, que servirán de palanca para crear la
humanidad nueva, la sociedad nueva.
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Este libro, en edición de
3.000 ejemplares, se terminó
de imprimir en los Talleres
de editorial
en Caracas, Venezuela
durante el mes de mayo de 2012.