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JOSÉ MATÍAS DELGADO.

Eclesiástico y político salvadoreño. Prócer de la independencia centroamericana. Nació el 24 de


febrero de 1767 en San Salvador, El Salvador.

TRAYECTORIA REVOLUCIONARIA Y POLÍTICA


El 5 de noviembre de 1811 encabezó en su ciudad natal, junto a Manuel José Arce, el que sería el
primer grito insurgente contra las autoridades españolas en Centroamérica. En 1813, fue electo
diputado provincial con sede en la ciudad de Nueva Guatemala, donde se desempeñaba como
rector del Colegio Tridentino y se encontraba retenido por orden arzobispal, por lo que no tuvo
participación en el intento emancipador de enero de 1814.
Electo de nuevo como diputado provincial en 1820, el 15 de septiembre de 1821 fue uno de los
firmantes del Acta de Independencia del yugo colonial español, y el 28 de noviembre de ese año
se convirtió en jefe político civil de la provincia de San Salvador. Desde este cargo, el 11 de enero
de 1822 encabezó la protesta de la ciudad contra la anexión al imperio mexicano del brigadier
Agustín de Iturbide. Como respuesta, San Salvador fue atacada por tropas mexicanas, librándose
una lucha entre abril de 1822 y febrero de 1823. Matías fue derrotado, terminando así el gobierno
local. Con la posterior caída del impero mejicano, Matías fue electo como uno de los
representantes nacionales ante el primer Congreso Constituyente de las Provincias Unidas de
Centro América, cónclave que se reunió en la ciudad de Guatemala, a partir del 24 de junio de
1823, bajo la presidencia del prócer y sacerdote salvadoreño.

MUERTE
Enredado en una polémica con el arzobispo de Guatemala y las autoridades vaticanas por haber
sido nombrado Obispo de San Salvador por las autoridades locales civiles, el 5 de mayo de 1824,
vio agravarse su salud hasta que le sobrevino la muerte, el 12 de noviembre de 1832.

JOSÉ SIMEÓN CAÑAS Y VILLACORTA.


Filósofo, teólogo y humanista salvadoreño. Presbítero que se hizo conocer por haber presentado
en 1824 una solicitud de liberación de los esclavos. Contribuyó notablemente a resolver el dilema
de "ser independiente para ser libre", o, "ser libre para ser independiente".
Fue el tercer hijo de ocho hermanos, descendientes del acaudalado Pablo de Cañas Sosa y Lucía
de Villacorta Barahona.
Con el fin de darle una buena educación a sus hijos, la familia se traslada hacia la ciudad de
Guatemala y allí ingresó a la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo, de la que se
graduó en Filosofía el 2 de abril de 1787 y en Teología el 25 de febrero de 1791 con el título de
bachiller de Sagrada Teología.
Alcanzó su licenciatura y los símbolos correspondientes al doctorado en Sacra Teología en 1795.
Presentando su tesis doctoral el 5 de julio de 1796.

TRAYECTORIA
En su acelerada carrera por el camino sacerdotal, fue ordenado como subdiácono, diácono y
presbítero en octubre de 1790. Se desempeño como catedrático de Artes en su Alma Mater desde
el 18 de agosto de 1791 al 6 de junio de 1792, donde también ganó por oposición el puesto de
profesor titular de Prima Filosofía hasta el 12 de julio de 1800. Fue electo vicerrector del Colegio
Seminario o Tridentino desde el 17 de agosto de 1793 al 17 de enero de 1794. También, los votos
de sus colegas le otorgaron los sucesivos cargos de primer consiliario o vicerrector desde el 6 de
noviembre de 1800 hasta el 10 de noviembre de 1802 y rector de la Universidad de San Carlos de
noviembre de 1802 a noviembre de 1803 y los mismos meses de 1811 a 1812. Diputado provincial
por Sonsonate el 17 de julio de 1813, fue miembro de la Junta Consultiva Provincial, reunida en la
ciudad de Nueva Guatemala, a partir del 13 de julio de 1820. Elegido diputado por Chimaltenango
y Zacatecoluca para el Congreso Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América,
celebrada en Nueva Guatemala, el 24 de junio de 1823, en la última sesión anual de este cuerpo
colegiado, el 31 de diciembre de 1823, José Simeón Cañas pronunció un discurso solicitando la
abolición de la esclavitud: "La nación toda se ha declarado libre: lo deben ser también los
individuos que la componen". En 1824 viajó de Guatemala a San Salvador para apoyar el Congreso
Constituyente de este estado en el nombramiento civil del presbítero y doctor José Matías Delgado
como primer obispo salvadoreño, desatando una fuerte oposición de las autoridades
guatemaltecas y vaticanas, ante las que el doctor Cañas emitió dos folletos: "Advertencias
patrióticas", en San Salvador, el 5 y 28 de octubre de 1824 y mantuvo un crudo debate epistolar
con el arzobispo Ramón Casaus y Torres. De la primera Constitución Federal Centroamericana fue
firmante el 22 de noviembre de 1824. En 1826 se fue a residir a la ciudad de San Vicente de Austria
y Lorenzana, siendo testigo de la insurrección nonualca de Anastasio Aquino en 1833. Del
nombramiento de la ciudad como capital salvadoreña en 1834, y de la peste de cólera morbus de
1837 al 38, infectándose con esta enfermedad. Este prócer no ambicionaba el poder político. La
rectitud, la verdad, el ser consecuente con sus principios éticos, religiosos y culturales, era lo que
marcaba la pauta de su vida. En asuntos políticos, meditaba sus palabras, calculaba sus acciones.
Era respetuoso de los principios del ser, del pensar y del actuar.

MUERTE
Contrae el cólera morbus, complicándose con un derrame cerebral, que tuvo un desenlace fatal
la mañana del 4 de marzo de 1838. Fue enterrado en una catacumba del interior de la Iglesia de
Nuestra Señora del Pilar, santuario católico colonial, dañado por los terremotos del 13 de enero y
13 de febrero de 2001.

EN QUE SE APOYA JOSÉ MATÍAS DELGADO Y JOSÉ SIMEÓN CAÑAS PARA SER
PRÓCERES:
Movimiento de 1811
En la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, se desarrolló el pensamiento marcado por
el racionalismo, que en España coincidió con el auge del Despotismo ilustrado. En América, los
sucesos de la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, influyeron en el
pensamiento de los criollos. Además, un hecho fundamental que repercutió en las posesiones
españolas americanas fue la imposición de José Napoleón como Rey de España en 1808, que
desencadenó la resistencia del pueblo español, la formación de Juntas Patrióticas, y el surgimiento
de la Junta Suprema Central que en 1809 invitaba a las Cortes de Cádiz, órgano que reconocía a
los americanos como parte del gobierno español; una circunstancia que afirmaba el sentimiento
libertario en el continente.
Los criollos de la provincia de San Salvador no escaparon a esa agitación, ya que estaban agobiados
por la crisis económica debido a la caída de los precios del añil, principal producto de exportación
del Reino de Guatemala, y del cual San Salvador era el principal productor. También comenzaban
a cuestionarse el dominio de la metrópoli guatemalteca en el reino.
Los movimientos que buscaban la autonomía en la provincia salvadoreña eran liderados por
minorías cultas, entre las que sobresalían los sacerdotes. Sin embargo, los religiosos enfrentaron
la censura de las autoridades eclesiásticas de Guatemala, quienes consideraban su conducta como
herejía. Por otra parte, varios de esos líderes independentistas estaban unidos por lazos familiares:
el mismo Delgado era tío de Manuel José Arce, y guardaba parentesco con la familia Lara y
Aranzamendi, y era primo de los hermanos Aguilar. En contraposición a sus aspiraciones, los
insubordinados salvadoreños tenían a las autoridades del reino encabezadas por la alianza del
capitán general José de Bustamante y Guerra, y el arzobispo Ramón Casaus y Torres.
En la Intendencia de San Salvador, los criollos tomaron la decisión de buscar la autonomía en el
año 1811. Un detonante fue el apresamiento del religioso Manuel Aguilar en Guatemala, y el
comparendo de su hermano Nicolás ante las autoridades eclesiásticas; además se esparció el
rumor que el cura Delgado estaba amenazado a muerte, por lo que la población se organizó en
grupos para defender lo. Para el investigador José Guandique, Delgado y Manuel José Arce se
convertirían en el «binomio rebelde» de los acontecimientos posteriores.
El día 5 de noviembre de ese año, los insurgentes decidieron tomar presos a los españoles de San
Salvador. En la residencia del cura Delgado se reunían los sediciosos, y su autoridad se advierte en
un llamado que dirigió al corregidor Morales ante un reclamo de Pedro de Alda, por el
apresamiento de un sujeto de apellido Gutiérrez por parte de los amotinados.
Tras asumir el poder los rebeldes ese mismo día, el nombre de Delgado aparece nuevamente
demandando la entrega del bastón de mando a Rossi Rubí, comandante del escuadrón de
Dragones; quien desatendió la petición. Asimismo, fue también relevante su predicación para que
el amotinamiento no se degenerara en violencia. A pesar de todo, la revuelta no halló respaldo en
el resto de la provincia, por lo que la sublevación acabó en fracaso.
Para acabar con la insubordinación de manera pacífica, las autoridades del reino decidieron enviar
una comisión desde la ciudad de Guatemala. Los salvadoreños también organizaron una
representación para las conversaciones, de la cual Delgado formó parte. Una vez calmada la
situación, el 22 de diciembre de 1811 Delgado expresó en un discurso:
«Oid, en este sagrado lugar la voz consoladora de vuestro párroco. Yo que os he acompañado en
todas vuestras tribulaciones, que no os he desamparado aun en los momentos más amargos, que
siempre me visteis con vosotros en las calles, en las Plazas, en las habitaciones domésticas, en este
sagrado templo implorando las clemencias del Señor. Que arrastrado del torrente impetuoso de
las convulsiones populares que desgraciadamente arrastraron a esta ilustre Ciudad en los aciagos
días 4, 5 y 7 de noviembre, corría de un lugar a otro infatigable y activo, por dar ejemplo de
moderación a los unos, dirección a los Magistrados, y consolación a los afligidos …Escuchadme,
hijos míos, escuchadme atentos y sosegaos...Hombres atrevidos os han deslumbrado con falsas
ideas de bienes aparentes y os condujeron al precipicio. La mano bienhechora del Omnipotente
os salvó, la Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros tomó en consideración vuestros
males y se encargó de su remedio…»
De acuerdo al historiador Chaverri, Delgado debía dar ejemplo de «moderación, respeto, y
hermandad cristiana»; también José Guandique declara que Delgado conocía «el terreno y
decidido a la prosecución de la lucha», mantuvo «sus propósitos sin ofender a los poderosos en
turno». Por el contrario, otras opiniones expresarían que sus palabras iban en contra de los
rebeldes y el intento de sublevación. Sea como fuere, Delgado, por medio de solicitud del capitán
general Bustamante al Arzobispado guatemalteco,27 terminó confinado por un tiempo en la
Ciudad de Guatemala.

Movimiento de 1814
El año 1812 entró en vigencia la Constitución de Cádiz que contenía un espíritu liberal, y que
además otorgaba autoridad a los ayuntamientos americanos. El mismo Delgado pronunció un
sermón el 8 de octubre de ese año cuando se juró la constitución en San Salvador.
Uno de los puntos de trascendencia de la Ley Fundamental, era la erección de Diputaciones
Provinciales, por lo que dos de ellas fueron establecidas en el Reino de Guatemala: una en la misma
provincia de Guatemala, que comprendía a Comayagua y San Salvador, y la otra en León. Delgado
integró la diputación guatemalteca junto a Mariano García Reyes, José María Pérez, José Simeón
Cañas, Eulogio Correa, Bruno Medina y Mariano Pavón; la diputación fue instalada el 2 de
septiembre de 1813.2827Para el mes de noviembre, Delgado resultó elegido como rector de la
Universidad de San Carlos, cargo en el que se mantuvo hasta el 10 de noviembre de 1814.
A principios de ese año, en la provincia de San Salvador estalló una nueva insurrección.
Nuevamente el cura Delgado era objeto de rumores, cuando el 5 de septiembre de 1813 se
difundió la noticia que se encontraba «con un par de grilletes» en Guatemala, por órdenes de
Bustamante y Guerra. El entonces intendente de San Salvador, José María Peinado, trató de calmar
la situación e instó a los pobladores de San Salvador que esperasen el correo de Guatemala para
confirmar las noticias; pero los vecinos también le reclamaban que él mismo había faltado a la
seguridad del religioso, ya que estaba alojado en Guatemala en una casa de la familia del
intendente.
El correo ordinario de la capital era esperado el día seis, y arribó alrededor de las once la noche.
Aunque no escribió de su puño y letra, en una comunicación aparecía una posdata del cura, lo cual
ayudó a calmar los ánimos.32No obstante, las sospechas continuarían acechando al religioso, pues
el mismo Bustamante expresaría en una carta dirigida al gobierno español, que el sacerdote era
acusado por los europeos de ser cómplice en la preparación de los levantamientos.
Precisamente, la rebelión ocurrió el día 24 de enero de 1814. En esa ocasión, su hermano Miguel
Delgado estuvo involucrado en los hechos, ya que en la casa de habitación de los Delgado fue
encontrada una carta dirigida a José María Morelos, que contenía el borrador de un bando y
capítulos de la Constitución «que se deseaba implantar», y la cual era firmada por los sublevados,
entre ellos Miguel. Él acabaría en prisión junto a Juan Manuel Rodríguez, Santiago José Celis, y
Crisógono Pérez, entre otros. Ante la situación política, el propio Delgado quiso dirigirse a su
ciudad para intentar aplacar los ánimos, pero su viaje fue impedido por las autoridades
guatemaltecas quienes consideraban que su intervención podría ser contraproducente, debido al
involucramiento de sus parientes. Pese a todo, esta nueva insurrección terminó en fracaso y
muchos de los involucrados terminaron presos.
Ese mismo año, la Constitución de Cádíz fue derogada el día 4 de mayo por el rey Fernando VII.
Como consecuencia de la derogación, el diputado a las Cortes por parte de Guatemala, el canónigo
Antonio Larrazábal, acabó también preso. Para pedir su liberación, fue elevada una súplica al rey
Fernando VII por parte del claustro pleno de la Universidad de San Carlos de la que formaba parte
Delgado, como su rector.

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