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Un discurso es un acto de habla, y por tanto consta de los elementos de todo acto de habla:
en primer lugar, un acto locutivo o locucionario, es decir, el acto de decir un dicho (texto)
con sentido y referencia; en segundo lugar, un acto ilocutivo o ilocucionario, o el conjunto
de actos convencionalmente asociados al acto ilocutivo; finalmente, un acto perlocutivo o
perlocucionario, o sea, los efectos en pensamientos, creencias, sentimientos o acciones del
interlocutor (oyente).
A. INTRODUCCIÓN O SALUDO:
C. CONCLUSIÓN:
Una respuesta concisa a la pregunta "¿Qué quiero lograr con mi discurso?" te simplificará las
cosas y te ayudará a definir claramente lo principal: tu objetivo.
Por ejemplo:
Que el oyente concuerde en reparar la cisterna.
Que el oyente vote por Mary como nueva Presidenta de la Junta.
Que el oyente colabore donando recursos para ayudar a los niños del
orfanato.
Que el oyente colabore donando recursos para ayudar a los niños del orfanato.
Es mejor que tu discurso tenga un título que lo identifique claramente, para concentrar tus
ideas en tu objetivo y que te sirva para armar tu argumento alrededor de una frase que te
recuerde constantemente la idea central.
Una sugerencia práctica para poner un título a tu discurso es combinar tres elementos: 1) usar
la idea central, 2) conectarla con la acción que quieres que lleven a cabo y 3) usar un verbo en
primera persona del singular (hagamos, apoyemos, nos conviene, cosechemos, brindemos,
fortalezcamos, trabajemos, esforcémonos.
Por ejemplo, basándonos en cada una de las ideas del Primer paso, ponemos un título:
El final del discurso es para pedirle al oyente que reflexione sobre lo explicado o que haga algo
al respecto. Tiene dos partes fundamentales: 1) Una solicitud y 2) una motivación.
Finalmente, la motivación, es decir, ¿por qué (razón) o para qué (propósito) se lo pido?:
"¡Para que los ayudes(mos) a convertirse en hombres y mujeres de bien que sirvan a la
comunidad!"
"¡Porque así demostrarás(emos) capacidad y lealtad a favor del interés social!"
"¡Para que los tuyos(nuestros) estén orgullosos de ti(nosotros) y de tus(nuestros) esfuerzos
por servir!"
CUARTO PASO: ORDENA TUS IDEAS LÓGICAMENTE
Siempre unas ideas deben ir primero, y otras después. El orden lo determina la fórmula
lógica que utilices. Por ejemplo, estas son cuatro de las fórmulas más utilizadas por los
oradores. 1) De problema a solución, 2) de causas a efectos, 3) por contraste y 4) por
combinación de varios estilos de ordenamiento.
Por ejemplo, tomando el tema del orfanato, mira de cuántas formas puedes ordenar tus
ideas:
El orden de ideas que definiste en el cuarto paso es exactamente el mismo que te servirá
para presentar un anticipo de lo que les dirás. Este anticipo es opcional y dependerá de las
circunstancias así como del tiempo de que dispongas.
Si vas a exponer dentro de algunos días, significa que tendrás algún tiempo para
prepararte. En tal caso, te sugiero seguir un sencillo régimen de ensayo de comprobada
eficacia, uno que te deja tiempo para otras cosas y que, al mismo tiempo, te permite hacer
un trabajo profundo y quedar muy bien con el auditorio. Ensaya cada sección por separado
siguiendo estrictamente las instrucciones
Opino que la redacción del discurso es el último paso en la preparación, porque es más
fácil ponerlas detalladamente por escrito después de tener las ideas claras y ensayadas. Si
lo haces al revés, llenarás varios cestos de papeles y seguirás estancándote en los primeros
párrafos. El régimen de ensayo paso a paso que te sugiero está diseñado para poder hablar
sin papel. Lo que practico es lo que enseño. Jamás he enseñado una teoría que sea
inaplicable.
Además, te conviene tener un archivo de tus discursos, ya sea para seguir haciéndole
mejoras hasta el último momento, para leerlo palabra por palabra, para repartir copias,
para preparar separatas, para publicarlos individualmente o compilarlos en un libro, para
entregarlos al periodismo, para que las generaciones familiares venideras te conozcan.
1. Prepárate: Quizás te limites a pensar que la única preparación que debes hacer es
practicar o ensayar tu presentación, pero cuando digo que te prepares voy un poco más
allá. Debes tomar tiempo para investigar a tu público, conocer sus intereses y
preocupaciones, formularte las posibles preguntas que ellos puedan tener.
Además deberías hacer preparativos para las cosas inesperadas que suelen surgir como
las que te presento en este video.
Y, por supuesto, nunca está demás estudiar todo lo que puedas sobre técnicas y métodos
para hablar en público. Si puedes tomar un curso para hablar en público, mucho mejor.
2. Arranca con buen pié: Desde el principio de tu exposición debes procurar captar la
atención del público mediante afirmaciones que estén directamente relacionadas con sus
intereses y preocupaciones.
3. Deja que tus manos se expresen: Cuando hablas en público, tus manos son una
herramienta de comunicación muy poderosa que puedes utilizar para aumentar el
impacto de tu mensaje. Así que déjalas libres.
Así que no creas que las diapositivas en sí mismas son la presentación y sustituyen tu
participación.
No dejes que tu exposición se vea opacada por estar leyendo todo cuanto vas a decir. Usa
las diapositivas con moderación.
Expresiones como: «me siento nervioso, así que les pido disculpas», «pido disculpas
porque olvidé traer las impresiones», «tuve poco tiempo para prepararme, si algo sale mal,
les pido disculpas», entre otras, solo hacen que el público te perciba de forma negativa.
Así que NO pidas disculpas por cosas que están fuera de tu control o por cosas que solo tú
conoces, cuando pides disculpas le dices al público que has cometido un error y los
predispones.
7. Debes creer para triunfar: Para que tu exposición llegue a impactar al público, ellos
tienen que sentir que tú crees en lo que estás diciendo.
EXPOSICIÓN
Exposición es la acción y efecto de exponer (presentar algo para que sea visto,
manifestarlo, hablar de algo para darlo a conocer). El término tiene su origen en el latín
expositĭo.
Más exactamente podríamos decir que el verbo latino exponere es el que ejerce como
origen etimológico del término exposición. En concreto, aquella palabra está conformada
por la unión del prefijo ex, que significa “desde” o “del interior hacia el exterior”, y del
vocablo ponere, que equivale a “colocar”. Por tal motivo, exponere podría traducirse como
“exhibir o colocar fuera”.
Una exposición puede ser una explicación de un tema o un asunto. Por ejemplo: “El experto
fue muy claro en su exposición y detalló por qué la instalación de una fábrica junto al río es
una mala idea”, “La exposición del diputado duró dos hora y media”, “El juez escuchó con
atención la exposición del acusado y llamó a un cuarto intermedio”.
ESTRUCTURA DE LA EXPOSICION
Todo texto expositivo se articula en torno a tres partes, pero su dificultad no viene dada
por estas tres partes, sino por la forma en que se estructura el desarrollo:
1. Introducción
2. Desarrollo
Constituye la parte fundamental del texto expositivo, puesto que desarrolla el tema o
asunto, presentando hechos, datos, pruebas, objeciones, etc; incorporando subtemas y
ejemplificaciones que apoyan la explicación y ayudan a la comprensión.
3. Conclusión
es la parte final del texto expositivo; resume los aspectos fundamentales del tema tratado.
Aparece introducida por marcadores textuales de cierre: para terminar, en resumen, a
modo de colofón, etcétera
Por ejemplo: “Antes de enojarte, debería escuchar mis argumentos”, “No puedes defender
una idea semejante sin ningún argumento”, “El argumento dado por el gerente para explicar
la decisión no conformó a nadie”, “El Dr. López confía en que su argumento permitirá
obtener el beneficio”.
Un argumento debe ser coherente y consistente, sin exhibir contradicciones. Sólo de este
modo logrará cumplir con sus objetivos, de lo contrario será rebatido o rechazado por el
receptor.
Este término que nos ocupa tenemos que decir que se convierte en un elemento de gran
valor dentro del ámbito judicial. Y es que son precisamente los argumentos los que se
convertirán en la clave para que un abogado consiga dejar patente la inocencia de su
cliente o, en el caso contrario, la culpabilidad del acusado contra el que va su defendido.
En cualquiera de las dos situaciones, lo que está claro es que ante el juez el letrado debe
presentar argumentos sólidos e irrefutables que dejan patente que lo que él defiende es la
absoluta verdad.
En concreto, entre los principales argumentos que puede utilizar la defensa para conseguir
la “victoria” en el juicio se encuentran la coartada, la irregularidad procesal, el causal de
justificación o el causal de exención de responsabilidad penal. Este último elemento es
aquel en el que el acusado reconoce haber cometido el delito pero también el que le fue
imposible evitarlo debido a una pérdida del conocimiento, a que estaba coaccionado, a que
sufre demencia o a que tiene una disminución de una capacidad.
A su vez, los argumentos pueden ser de distintos tipos , entre ellos, priorizamos los más
comunes: de autoridad, de causa-consecuencia, de ejemplificación o mediante ejemplos, de
generalización, de analogía o semejanza , de comparación, de refutación, de ironía,
pregunta retórica y concesión.
a) el punto de partida o hecho. Alude a la realidad objetiva, común a todos, que no puede
ser puesta en duda. Un hecho debe ser no controvertido, debe poseer el estatuto de un
acuerdo universal y no necesita ser justificado ni comprobado.
e) Argumentos. Los argumentos son intentos de apoyar ciertas opiniones con razones.
Una opiniòn que no se apoye en argumentos no es una argumentación.
Muy a menudo, mediante el lenguaje natural tratamos de convencer a los otros de nuestro
punto de vista, de nuestra opinión, sobre un determinado tema. Y a la inversa: muy a
menudo, los otros intentan convencernos de la validez de su punto de vista sobre una
cuestión. En otras palabras: la argumentación es un fenómeno cotidiano en nuestras vidas.
En este sentido, siempre estamos en riesgo de ser manipulados por nuestro interlocutor,
mediante el uso de argumentaciones falaces: ¿existen algunos principios prácticos
mediante los cuáles podamos distinguir una buena argumentación de una mala? Existen, y
en este post veremos diez reglas básicas de una buena argumentación.
COMO ARGUMENTAR CORRECTAMENTE
Lo Cascio nos comenta que en una argumentación podemos diferenciar tres elementos:
Con estas aclaraciones en mente, paso a comentar las diez reglas para una argumentación
ideal (pp. 296-305). Para mostrarlas, utilizaré los ejemplos que nos propone el propio Lo
Cascio: son ejemplos sencillos, que permiten ver cláramente la infracción de las reglas
mucho más claramente que otros ejemplos de argumentaciones más específicas (del
ámbito científico o técnico, por ejemplo):
Ejemplo: Sobre la cuestión del divorcio no quiero ni hablar. Como te he dicho, creo que el
vínculo del matrimonio es indivisible. (Con esto, el hablante bloquea cualquier posibilidad
de discusión sobre la conveniencia o no del divorcio)
Segunda regla: Quien expresa una opinión debe estar dispuesto a defenderla si se lo
piden.
Ejemplo: Se divorcia por oportunismo, los hechos lo demuestran; te lo aseguro yo, es típico
de él (Con éstas dos últimas frases, el hablante evita dar más explicaciones sobre su
opinión de que el sujeto se divorcia por oportunismo)
Ejemplo: Dices que para ti es bueno divorciarte porque eres infeliz, pero no es justo que el
ser humano piense sólo en sí mismo y no se preocupe del prójimo (El tema sobre el
egoísmo del ser humano no viene a cuento: desvía la atención sobre la discusión de la tesis
“Quiero divorciarme porque soy infeliz”)
Cuarta regla: Una tesis debe defenderse sólo con argumentos relacionados con ella y que
no tengan imbricaciones con otra.
Ejemplo: Dices que tienes que drogarte porque eres infeliz, pero no has pensado en lo que
dirán los vecinos (El hablante debería defender la tesis de que el sujeto no debería
drogarse apelando a su infelicidad de manera independiente al hecho de que los vecinos
tengan o no algo que decir)
Quinta regla: Una persona debe aceptar las consecuencias y la existencia de las premisas
que deja implícitas y, en consecuencia, debe aceptar que se le ataque en el terreno de
éstas.
Ejemplo: María no saldrá porque lluieve. Pero si cada vez que lloviera no saliese, en este
pueblo – donde llueve continuamente – estaría siempre en casa (Se da por supuesto que
María nunca sale de casa cuando llueve, lo cuál no tiene por qué ser cierto: es un punto
flaco de la argumentación que puede ser puesto en evidencia por el oyente)
Sexta regla: Una tesis puede considerarse defendidad de forma adecuada si se basa en
artumentos pertenecientes a un punto de partida común.
Ejemplo: Estoy seguro de que se divorciará, porque hace siete años que están casados (La
tesis de que el divorcio es seguro sólo podría defenderse si, efectivamente, los sujetos
estuvieran legalmente casados y no convivieran como pareja de hecho)
Séptima regla: Una tesis puede considerarse defendida de forma adecuada si la defensa
se desarrolla con el uso de argumentos que reflejan y respectan la práctica de la
argumentación honesta.
Ejemplo: Es malo hacer micho deporte; lo ha dicho una eminencia en medicina de Milán
(Se propone como garantía de la tesis la opinión de un supuesto experto del que no se dan
más datos)
Octava regla: Los argumentos usados en una discusión deber ser o haber devenido
válidos, haciendo explícitas algunas de las premisas que quedaban implícitas.
Ejemplo: El vecino es gitano, pues lleva patillas (No sólo los gitanos llevan patillas, y el
hecho de llevar patillas no convierte a nadie en gitano: es un argumento falso que se basa
en premisas implícitas del hablante)
Novena regla: Una defensa perdedora debe tener como consecuencia que el sujeto que
argumenta acepte cambiar su posición, mientras que una defensa vencedora deber tener
por consecuencia que el oyente cambie su posición y retire sus dudas sobre la tesis
defendida por el hablante.
Décima regla: La formulación de las tesis y de los argumentos deben ser lo más clara y
comprensible posible.
Ejemplo: No te ayudo porque eso costaría dinero (No queda claro si la falta de ayuda se
debe a que falta dinero o al hecho de que la ayuda comporta un gast y no hay ganas de
invertir el dinero de uno).
Podríamos encontrar más o menos reglas según el autor, pero considero que éstas son lo
suficientemente claras como para servir de punto de entrada a las complejos mecanismos
de la argumentación. Todos infringimos de manera más o menos pronunciada alguna de
las normas propuestas, es prácticamente inevitable devido a la cantidad de situaciones
diferentes en las que nos vemos obligados a argumentar. No obstante, cuánto más nos
separemos de los principios de la buena argumentación, más nos estaremos desplazando
del simple descuido a la abierta manipulación.