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1 Playing For Keeps - R.L Mathewson PDF
1 Playing For Keeps - R.L Mathewson PDF
Sinopsis Capítulo 17
Capítulo 1 Capítulo 18 2
Capítulo 2 Capítulo 19
Capítulo 3 Capítulo 20
Capítulo 4 Capítulo 21
Capítulo 5 Capítulo 22
Capítulo 6 Capítulo 23
Capítulo 7 Capítulo 24
Capítulo 8 Capítulo 25
Capítulo 9 Capítulo 26
Capítulo 10 Capítulo 27
R.L. Mathewson
Capítulo 11 Capítulo 28
Capítulo 12 Epílogo
Capítulo 15 Créditos
Capítulo 16
Sinopsis
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Harta de ser la pusilánime más grande del mundo, Haley decide que las
cosas van a cambiar empezando por el enervante vecino que tiene mucho encanto
pero no suficiente compostura. Lo que no esperaba era ser succionada hacia su
mundo, pero Haley tiene un plan de juego y no se permitirá olvidar lo que el chico
malo de al lado es capaz de hacer.
Lo último que Jason esperaba era que su tímida vecina se lanzara sobre él
hecha Rambo por unas flores arruinadas. Después de que decide acogerla bajo su
protección no puede evitar notar que ella encaja perfectamente en su vida. Ahora
lo único que queda es convencerla de que se trata de algo más que un juego.
R.L. Mathewson
Capítulo 1
Traducido por Nixii.Wrath (Divine Insanity)
—¡Oh, no, no, no, no, no! —murmuró Haley con incredulidad mientras
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observaba a sus tulipanes color rosa, blanco y amarillo ser arrancados brutalmente
de la tierra. Se alejó del escritorio de la computadora y salió enfurecida hacia la
puerta principal. Ella iba a matarlo, esta vez no había duda de ello.
Después de cinco largos años de tonterías juveniles él por fin había llegado
demasiado lejos. Su compañera de habitación no había sido siquiera capaz de
molestarla tanto, incluso cuando pasó por su período de seis meses sin bañarse o
usar desodorante para “salvar el planeta”.
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cada habitación, limpiando, organizando y asistiendo a cada venta de garaje en un
radio de 48 kilómetros, tratando de transformar la madera y el yeso en un
verdadero hogar. Nada de ese trabajo podría incluso comenzar a compararse con
las incontables horas que pasó con su césped y jardín. Con innumerables ampollas,
cortes, picaduras de abeja y dolores de espalda, ella convirtió su aburrido patio en
un paraíso.
Por los siguientes cinco años, él volvió su pintoresca vida una pesadilla. No
estaba segura de cómo una persona lograba tomar tanto control sobre su felicidad, 5
pero él lo hizo. Con los años ella trató con municiones de paintball decorando la
ropa colgada en su tendedero y al lado de su casa, música fuerte, fiestas, dos veces
encontró gente desnuda tratando de trepar la cerca para bañarse desnudos en su
piscina, borrachos jugando baloncesto a las tres de la mañana, mujeres lanzando
ataques histéricos en su césped delantero y a veces en el de ella cuando el idiota se
negaba a salir y tratar con ellas.
R.L. Mathewson
Él parecía creer que era el hombre más encantador en la tierra y no tenía
ningún problema en utilizarlo para salirse con la suya, dejándola a ella con trabajo
adicional y responsabilidades mientras que él llegaba a ser el despreocupado
maestro. No le tomó mucho tiempo darse cuenta de que tendría que aguantarse
eso en el trabajo. No había forma de que a su edad pudiera conseguir un trabajo
mejor. Había tenido suerte al aterrizar en este. Así que la única opción que le
quedaba era mudarse.
Después del primer año trató de vender su casa, sin éxito. Cada vez que un
posible comprador estaba alrededor él los espantaba sólo por ser Jason. Abandonó
la idea de vender su casa durante los siguientes dos años y la retomó de nuevo el
año pasado, cuando él agarro un palo de golf y le disparó a tres de sus ventanas.
Después de que logró ahuyentar a quince posibles compradores por salir a recoger
el correo en sus calzoncillos, o con un ataque particularmente memorable de rabia
cuando lanzó su computadora por la ventana acompañado de un fuerte estruendo,
y por supuesto, el cuidado o la falta del mismo de su propiedad.
Ahora él iba tras sus bebés. Esto no sucedería. Ya era suficiente. En los
últimos cinco años se había mordido la lengua, con demasiado miedo para
quejarse. Siempre había sido así, incluso cuando era una niña.
Se hacía peor con los apuestos hombres como Jason. Su cabello de ébano,
ojos azules océano y una cincelada belleza que la ponía nerviosa. Simplemente no
R.L. Mathewson
era buena tratando con las personas. Echaba un buen vistazo a un chico que estaba
siendo particularmente idiota y ella se convertía en una idiota lloriqueante. Las
personas agresivas apestan y realmente apesta que ella nunca aprendiera a lidiar
con ellos.
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Garranchuelo: Un tipo de hierba anual que aparece en verano, La hierba se arraiga y es obstinada
puede ser difícil de suprimir cuando coloniza, y tiende a abrumar una especie nativa con un patrón
agresivo para esparcir semillas y un hábito de crecimiento rápido.
En vez de echarlos a la acera como debería haber hecho, se retrajo en sí
misma, sabiendo que eventualmente se aburrirían y seguirían adelante. Sí, era una
gallina. Esa era la única razón por la qué Jason Bradford había llegado tan lejos con
su comportamiento durante los últimos cinco años. Ya no más. Las flores eran el
colmo. Su abuela le había dado los bulbos de su propio jardín cuando compró la
casa y ella las amaba.
Divisó la manguera enrollada y tomó una decisión fácil. Esto terminaba aquí
y ahora. Los días de ser la pusilánime más grande del mundo habían terminado.
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—¡Qué demonios!
Él realmente no pudo evitar sonreírle. Se veía muy linda allí de pie con su
largo cabello bronce recogido en una cola de caballo torcida, los ojos verdes llenos
de fuego ocultos detrás de grandes gafas dándole un aspecto adorable y por
R.L. Mathewson
supuesto su remera negra bastante apretada con la palabra “Nerd” escrita a través
de su pecho de un tamaño muy decente que hacía su look más bien caliente. Sus
ojos se posaron en los un pequeños, pero lindos shorts que revelaban unas cortas
pero muy bonitas y curveadas piernas bronceadas, muy lindas por cierto.
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mayoría del tiempo.
Tan feliz como estaba de qué ella finalmente saliera de su trono a hablar con
él, también estaba enojado por ser empapado hasta los huesos en su camisa y
bermudas color caqui preferidas en un clima de veintiún grados. Al parecer, no se
movió lo suficientemente rápido porque ella lo roció de nuevo.
Ella hizo un gesto con la manguera para que él diera un paso atrás.
Vio como ella observaba el pequeño espacio que separaba sus casas. Quien
sea que construyó sus casas era un verdadero imbécil. Los dos dormitorios
principales se construyeron a menos de sesenta y un centímetros. Sin embargo,
R.L. Mathewson
había más de nueve metros de espacio entre cada casa y las casas de los otros
vecinos. No había ninguna privacidad por la forma en que fueron diseñadas las
casas idénticas. Él no tenía más remedio que colocar su cama directamente en la
ventana y por lo que podía ver ella tampoco. Tomar el dormitorio más pequeño
estaba fuera de cuestión. Su cama nunca cabría en él.
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sofá.
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DPA: Demostraciones Públicas de Afecto.
Haley miró la cerca y entonces la longitud restante del jardín. Suspiró
profundamente.
Él asintió con alivio, alegre de que estuviera resuelto. Las malditas flores se
largarían y no en un momento demasiado pronto. No podía pasar otra noche
como la noche anterior. Además se le estaba acabando la maicena.
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—Simplemente voy a mover las flores a mis trece centímetros de espacio —
anunció ella.
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Capítulo 2
Traducido por Nixii.Wrath (Divine Insanity)
Los ojos de Haley se ampliaron con total incredulidad cuando Jason se lanzó
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de nuevo sobre las plantas, destrozándolas como un hombre poseído.
Ella apretó la boquilla, enviando una ráfaga completa de agua fría sobre él.
Aun así, continuó rompiendo su jardín.
Jason tuvo que mover sus hombros para poder entrar en el apretado
espacio. Afortunadamente ella renunció a seguir mojándolo. Podría ser abril, pero
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estaban en Nueva Inglaterra y eso significaba un radiante sol con una brisa fría. Su
cuerpo se estremeció violentamente cuando se inclinó hacia delante para agarrar
un puñado de tulipanes. De repente algo lo sujetó alrededor de sus tobillos.
Ella echó hacia atrás un codo para moverlo. Maldiciendo en voz baja Jason
se presionó aún más hasta que el cuerpo de ella estaba acurrucado firmemente
debajo del suyo. Ella se congeló inmediatamente debajo de él. Tomando ventaja de
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su sorprendida reacción, él agarró tantas flores como pudo.
—¡Dije que te quites, no que me aplastes! —aclaró ella. Era lo único que
podía hacer para controlar su respiración. Iba a hiperventilar y a desmayarse. No
había duda sobre ello. ¡Un hombre grande y musculoso estaba encima de ella!
Entonces la realización fue captada. ¡Un hombre muy grande estaba encima
de ella!
—Más te vale que eso no sea lo que creo que es —silbó ella entre los
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apretados dientes.
—No lo es. —Lo era—. No te adules a ti misma, amor. —Le espetó, tratando
de no gemir o frotarse contra ella. Estaba un poco sorprendido. No es que nunca
tuviera un problema para que se levantara. No lo tenía. Por supuesto que en estos
días su interés en el sexo había decaído un poco. Infiernos, no podía recordar la
última vez que tuvo sexo, lo que en sí mismo era patético.
Él hizo un intento a medias para retirar más flores. Eso pareció distraerla lo
suficiente como para que su pequeño y coqueto culo se acurrucara contra su
regazo. Sus ojos se cerraron mientras frotaba su cara contra el cuello de ella e
inhalaba lentamente. Ella no pareció darse cuenta así que lo hizo otra vez. Él juraría
por su vida que ella olía a moras y crema. Era condenadamente tentadora.
Ella gimió con irritación.
—¡No! —Él llegó junto a ella y comenzó a arrancar las flores. Ella maldijo en
voz baja mientras se arrastraba por debajo de él para salvar las flores que pudiera.
Él simplemente la siguió, asumiendo la misma posición cada vez y frustrándola
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completamente.
—¡No, no vas a plantarlos aquí! ¡No pueden quedarse! —dijo, cavando más
rápido.
—¿Por qué? —exigió ella, cada vez más y más cerca de llorar de
frustración—. ¡No te entiendo! No haces nada con tu propiedad en absoluto. ¿Por
qué te importa si hay una cama de flores aquí o unos centímetros más allá? ¡No te
están lastimando!
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espalda y cuello que aún latían.
Ella se mofó.
—Son sólo flores. ¿Qué podrían hacer para irritarte a este nivel? —Ella oyó
un zumbido pasar junto a su oído y distraídamente agitó una mano.
—Sí, es una abeja —dijo ella lentamente, como si estuviera hablando con un
niño.
Él gimió mientras intentaba girar su enorme cuerpo para liberarse. Cuando
eso no funcionó, intentó empujar hacia atrás. Su brazo serpenteó alrededor de su
cintura, tratando de tirar de ella junto con él.
—¡Muévete!
—¡No puedo!
Haley apretó los dientes mientras se estrellaba de nuevo lo más fuerte que
pudo contra él. Él gimió bajo en su oído, pero no dejó de intentar retroceder. Ella
se movió hacia adelante y golpeó de nuevo, y otra vez. Cada vez fue recibida con
un gemido y ganaba unos pocos centímetros.
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Ella se movió hacia adelante y esta vez cuando golpeó de nuevo, empujó
uno de los hombros de él, haciéndolo desplazar. Jason utilizó el impulso para tirar
de ellos y retroceder varios centímetros. Mantuvo su brazo serpenteando alrededor
de la cintura de ella mientras se arrastraban lejos del nido.
—¡Abejas! —gritó Haley, señalando las que los habían seguido al interior.
Rápidamente él la soltó y agarró dos revistas de una pequeña pila sobre una
mesa de café y le lanzó una a ella. Sin decir una palabra enrollaron las revistas y
empezaron a atacar a la docena o algo así de abejas que lograron seguirlos dentro.
Ninguno de los dos habló hasta que la última abeja fue aplastada.
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—Cinco noches... seguidas… de… picaduras —soltó Jason mientras intentaba
recobrar el aliento.
—¿Sabías que había avispones y aun así arrancaste las flores? —preguntó
ella con incredulidad. Su abuela le había enseñado bien. Un nido en la tierra no era
algo con lo que meterse. Podrían ser tan pequeñas como una pila o una moneda
de un centavo o de varios metros de largo.
—Intentaba matarlos.
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—¿Por qué no me dijiste que había un nido? Sabes que trabajo en el jardín
—dijo, esforzándose por mantener su tono uniforme. ¡Podría haberlos matado!
—¡Lo hice!
—¡No, no lo hiciste!
—¡He estado intentando decírtelo por las últimas semanas, pero cada vez
que me acercaba a ti, salías corriendo!
Ella abrió la boca para discutir, pero la cerró rápidamente y parpadeó. Sí, eso
realmente sonaba como algo que ella haría en cuanto a lo que él se refería.
Haley suspiró.
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Hombre se estaba congelando. Estaba empapado hasta los huesos y no
parecía que fuera a ser capaz de ir a su casa en cualquier momento pronto para
cambiarse. Normalmente se hubiera desvestido hasta quedar en calzoncillos, pero
su vecina ya era muy asustadiza a su alrededor. No quería darle a la pobrecita una
apoplejía. Bajó la mirada al muy limpio y obviamente bien cuidado piso de madera
y se estremeció.
—Mierda, tal vez debería salir por la parte de atrás y secarme —dijo
mientras levantaba los ojos para ver la cocina contigua. Sus cejas se alzaron
mientras veía las ventanas oscurecerse.
—No creo que vaya a ser posible por un tiempo —dijo Haley suavemente
mientras frotaba su frente—. Por qué no tomas una ducha y voy a ver si puedo
encontrar algo que puedas ponerte. Mientras estás tomando la ducha voy a llamar
R.L. Mathewson
a un exterminador.
Sus cejas casi se dispararon a través del nacimiento del cabello mientras su
corazón latía con fuerza. Mierda, esto era peor de lo que pensaba. Ella no lo había
estado evitando todos estos años porque fuera tímida. No, estaba perdidamente
enamorada de él. Mierda. Esto era raro, sobre todo porque él estaba atascado aquí
hasta que un exterminador pudiera venir. Ahora él esperaba que fuera pronto.
Muy pronto.
Abrió la boca para decir algo sólo para encontrarse a sí mismo siendo
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despachado con un gesto impaciente por una cuchara de madera cubierta de
masa. Él retrocedió con el ceño fruncido, con miedo de conseguir masa sobre él,
preguntándose cuál era el problema con la mujer profesando su amor por él un
instante y espantándolo al siguiente.
—¿Derek Jeter?
No pudo evitar sonreír. Maldita sea. ¿Cómo se había perdido esto? Ella tenía
un televisor enorme. Más grande incluso que el suyo y eso era realmente mucho
desde que su televisión era la única cosa en la que derrochaba dinero.
—Esta es una TV muy grande para una mujer tan pequeña —dijo él en
broma.
—Todavía no, pero puedo esperar —dijo con una sonrisa que hizo que su
rostro pasara de absolutamente adorable y dulce a desgarradoramente hermoso
en menos de diez segundos.
Maldición.
R.L. Mathewson
—¿Eres un fan de los Medias Rojas? —preguntó ella de repente.
—Gracias a Dios. —Le envió al juego una última mirada de deseo antes de
regresar a su mostrador en la cocina donde él notó con una sonrisa que ella tenía
una pequeña pantalla plana con el juego. Esta mujer realmente amaba a sus
Yankees, o por lo menos uno en particular.
—Parece que estamos atrapados aquí adentro hasta que oscurezca —dijo
ella, tirando de su atención de nuevo hacia la cocina—. El exterminador dijo que
tendría que esperar hasta que el nido se calmara. Eso ocurrirá cuando el sol se
esconda. Él vendrá, los rociará y quitará la colmena si puede.
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Él pasó sus dedos por su cabello húmedo y suspiró.
—Está bien. Hay un buen juego de modo que debería ayudar a pasar el
tiempo.
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—No, eso suena genial. Lamento que me estoy entrometiendo —dijo él,
sintiéndose como un idiota. Esta mujer pasó los últimos cinco años evitándolo y
ahora él se veía obligado a estar con ella por la madre naturaleza.
—¿Cerveza?
—Oh —dijo con una sonrisa mientras rescataba dos botellas. Él le dio una y
ella la tomó murmurando un gracias, y luego unas pocas palabras escogidas para
uno de los jugadores.
Por las próximas seis horas ellos cocinaron, vieron el juego, rieron,
maldijeron y le gritaron a la televisión, comieron y entraron en una pelea que duró
una hora con el exterminador por la insana cantidad que quería cobrarles, antes de
que el argumento cambiara al juego. Al final de la noche Haley pareció haber
salido completamente de su caparazón alrededor de él y consideró lo afortunado
que era de tener otra camarada. Alguien que realmente conocía las estadísticas sin
arruinarlo o tener que buscarlas. No como varios de sus amigos que no
mencionaría. No dolía que ella fuera increíblemente caliente. Eso era sólo un extra.
R.L. Mathewson
Capítulo 3
Traducido por Lucia A. (Divine Insanity)
Bueno, tal vez no estaba cien por ciento seguro, pero simplemente no podía
evitarlo, en especial cuando el idiota empujó un condón en su bolsillo y le dio un
guiño conspiratorio a Jason.
Al carajo.
R.L. Mathewson
En ese momento no le importaba si esto la enviaba corriendo por las colinas
y hacía que ella pidiera una orden de restricción en su contra, él se libraría de este
idiota.
—No, mi amigo me organizó una cita con ella —dijo, lanzando una mirada
nerviosa hacia la casa de Haley. ¿La cortina acababa de moverse?
R.L. Mathewson
—Lo siento, pero realmente no me gusta hablar de ello. Sólo puedo decirte
que realmente necesitas tener cuidado. —Le dio al hombre una mirada significativa
cuando subrayó—. Mucho cuidado.
Los ojos del hombre se ensancharon mientras su boca caía abierta. Dio
varios pasos hacia atrás, lanzando miradas nerviosas hacia la casa de Haley. Cuando
llegó a su auto, dijo:
—Eh, de repente acabo de recordar que se supone tengo que estar en otro
lugar. —Con eso prácticamente saltó en su coche y se alejó a toda velocidad.
Una fuerte tos húmeda y áspera lo hizo detenerse a mitad del pequeño
camino de entrada. La puerta se abrió lentamente mientras Haley decía:
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—Siento que me tomara tanto tiempo… —otra tos seca— responder… —
otra tos— a la… —tos— puerta. Pero el doctor dijo que seguía siendo… —varios
carraspeos fuertes e inquietantes más tarde—, contagiosa, así que yo… Oh, solo
eres tú —dijo Haley con un suspiro alivio.
Sus labios temblaron cuando notó su atuendo. En la cabeza tenía uno de los
más feos sombreros de punto color verde vómito, que alguna vez haya visto. Su
raída bata demasiado grande era peor, pero la gran bola arrugada de pañuelos en
su mano era un buen toque. No había duda en su mente de que ella estaba
fingiendo. Teniendo en cuenta que él anoche estaba con ella y ella había sido la
imagen de la salud. Justo ahora se veía bastante bien, solo con esas ropas
desaliñadas, andrajosas y muy grandes.
R.L. Mathewson
Riendo, ella se quitó el censurable sombrero y se lo arrojó. Él lo atrapo antes
de que golpeara su cara.
—¿De qué se trata todo esto? —Hizo un gesto hacia su atuendo con el
sombrero.
—No tengo ni idea de que estás hablando. Estoy enferma —tos—, muy
enferma. —Y sólo para respaldar su historia sorbió por la nariz.
Era triste, adorable, pero triste.
—Es una maldita lástima porque esperaba que vinieras a mi fiesta hoy, pero
ya que estás enferma...
—A las ocho, pequeña farsante —dijo, riéndose cuando ella dejó escapar un
chillido emocionado y corrió de vuelta a su casa.
R.L. Mathewson
Tal vez no fuera una idea tan buena, pensó Haley mientras permanecía de
pie en el umbral de Jason con un plato de brownies. Con un gemido interior se
reprendió a sí misma por ser una idiota. ¿Qué tipo de friki lleva brownies a un
reventón? Bueno, ella estaba asumiendo que esto era un reventón puesto que
había presenciado un comportamiento bastante aterrador durante los años en las
pequeñas fiestas de él, y nunca fue testigo de ese mismo comportamiento en
cualquier fiesta o reunión, en la que alguna vez ella haya estado.
Algunas de las cosas que había oído y visto la habían asustado, pero parte
de ello la había intrigado. No es que alguna vez lo fuera a admitir, pero en más de
una ocasión se había preguntado cómo sería ir a una fiesta de Jason, razón por la
cual ella había saltado a la primera oportunidad hoy. Las fiestas de Jason tenían
que ser el equivalente a las fiestas que los niños populares de la secundaria solían
hacer y a las que de alguna manera olvidaban invitar a Haley, pero ahora estaba a
punto de rectificar todo eso.
Haley abrió la boca para inventar una excusar así podría irse, sabiendo que
era algo que ella no podía manejar cuando la mujer soltó un bufido.
—Yo sólo…
R.L. Mathewson
—Amy, ¿quién es? —La voz de Jason provenía de algún lugar detrás de la
mujer que al parecer se llamaba Amy.
—Es sólo tu vecina que vino a traer brownies. —Ella alargó la mano para
tomar el plato de Haley—. Simplemente voy a tomarlos así ella puede ir…
—¡Oye! —espetó Amy, pero Jason no pareció escucharla. Sus ojos estaban
pegados al plato.
—¿Esos son… —dijo, tragando notablemente—, brownies cubiertos de
glaseado de mantequilla de maní?
¿Acababa él de gimotear?
—Déjame tomar esto de tus manos así puedes coger una cerveza —dijo
Jason, tomando el plato de ella, bajando la mirada hacia él amorosamente mientras
entraba en el interior de la casa, dejando que Haley lo siguiera.
—¡Oye, esos se ven bien! ¿Puedo tener uno? —preguntó un hombre que ella
había visto cientos de veces alrededor de la casa de Jason, extendiendo la mano
para tomar uno.
R.L. Mathewson
—¡Simplemente retrocede! ¡Ella los trajo para mí, hijo de puta! —soltó Jason.
Haley automáticamente dio un ansioso paso hacia atrás, por temor a quedar
atrapada en medio de una pelea que definitivamente estaba a punto de suceder.
Pero en lugar de gritarle a Jason o enojarse, como ella había visto hacer a un
montón de chicos en bares por menos que eso, el hombre sólo rodó los ojos y
dirigió su atención a ella.
—Haley.
—Haley, es un placer conocerte —dijo con una sonrisa encantadora—.
Disculpa la rudeza de mi amigo, apenas aprendió a caminar erguido el año pasado
—dijo secamente, ganando una suave sonrisa de ella y de casi todos a su
alrededor.
R.L. Mathewson
Él se rió.
Por primera vez desde que entro aquí ella pensó que podría encajar con los
amigos de Jason.
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Animal House: Como se titula la cinta en EEUU. No es más que una sucesión de locuras
perpetradas por los integrantes de la Delta House mientras que el “malvado” decano Wormer, en
alianza con la fraternidad de ricos, la Omega House, trata de encontrar excusas para expulsar a
todos los integrantes de la fraternidad de la universidad. La maravilla, es que no necesita nada más
que eso para convertirse en una verdadera joya del cine de humor.
—¿Quién es la hermosura que está pateando el culo de Mitch?
Frunciendo el ceño, Jason levantó la mirada y siguió los ojos de Pete hacia el
sofá donde Haley estaba sentada al lado de Mitch, jugando en la Xbox.
—¿Ella está aquí con alguien? —preguntó Pete, sin quitar sus ojos de Haley.
—No.
R.L. Mathewson
sonriendo—. Ni siquiera me molestare en utilizar tu habitación puesto que
podemos ir hasta la de ella.
Jason suspiró pesadamente. Parecía que iba a tener que salvar a Haley de
dos cretinos en un día.
—Simplemente olvida que dije algo —dijo Jason, tomando una gaseosa fría 30
de una nevera portátil en el piso.
—Pero…
Maldición, eso se sintió bien. Debería haber hecho esto hace años, cuando
vio al primer imbécil olfateando alrededor de Haley. ¿Esto lo convertía en su
guardián? reflexionó sobre esa idea mientras se acercaba hasta el sofá y empujaba
a Mitch, así podría sentarse junto a su nuevo y pequeño proyecto. Eso estaba bien
R.L. Mathewson
para él, decidió, porque para el momento en que terminara con ella, estaría
viviendo una vida mucho más entretenida y libre de idiotas.
Capítulo 4
Traducido por Lucia A. (Divine Insanity)
Realmente usó la vieja línea, “Ese vestido se ve muy bien en ti, pero se vería
incluso mejor arrugado en el suelo de mi dormitorio en la mañana”. Sí. Era
verdaderamente triste, especialmente porque estaban en una cafetería y eran
apenas las 7:30 de la mañana. Entre comentarios sucios, apretujones y miradas a
sus pechos, ella estaba empezando a ponerse un poco irritada.
R.L. Mathewson
Además su olor corporal estaba revolviendo su estómago. Si no necesitará
una dosis de cafeína tan desesperadamente se hubiera ido, pero la necesitaba y no
podía irse o estaba bastante segura de que moriría.
Después de tres semanas todavía era curioso cómo pasó de estar totalmente
intimidada por el hombre a pensar en él como un enorme oso de peluche. Se
sentía tonta por su comportamiento. Jason podría ser un dolor en el culo, pero era
un dolor muy agradable en el culo. Él todavía tomaba “prestadas” las cosas de su
clase, excepto que ahora dejaba notas graciosas que la hacían reír hasta las
lágrimas, asustando totalmente a sus estudiantes.
—No.
R.L. Mathewson
—No.
—Sería divertido…
—No.
—¡Oye! ¡Pensé que dijiste que eras gay! —dijo el hombre acusadoramente.
Él se burló.
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—¿Yo? ¿Por qué estoy comprando?
R.L. Mathewson
—Nos vemos.
—¡Gané esa apuesta por mi cuenta! —gritó tras ella, haciéndola sonreír. A
veces parecía un niño grande. Era algo lindo.
—Lo siento Tom, pero ya tengo planes esta noche. Realmente deseo poder
ayudar, pero no puedo romper mis planes en el último minuto. Me entiendes —
dijo educadamente, pero con firmeza.
Vio la mesa donde ella dejo su café y panecillos así como tres hombres más,
perdedores en su opinión, quienes observaron el asiento al lado de ella. Sin
ninguna vacilación él paso más allá de ellos y se sentó en la mesa de ella, ganando
R.L. Mathewson
miradas asesinas de los otros hombres. Muy mal. En su opinión si un hombre no
tenía las bolas para hacer un movimiento no merecía a la mujer deseaba. No es
que él deseara a Haley. No lo hacía. Ella era su amiga y se estaba convirtiendo en
uno de sus mejores amigos. No, lo que él deseaba era el panecillo caliente con
chips de chocolate y mantequilla extra que le vio comprar antes.
—¿Cuáles son estos increíbles planes que tienes para esta noche? —
preguntó él entre mordiscos.
—Supongo que eso significa que es el fin de nuestra historia de amor —dijo
con un puchero.
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—Supongo que sí.
—Estoy dolido.
—Sobrevivirás… con terapia por supuesto —dijo con un guiño y una sonrisa.
Su mano parecía tener vida propia, ya que se deslizó hacia ese pequeño y
R.L. Mathewson
sabroso regalo. Con un suspiro, las manos de Haley descendieron para proteger su
panecillo.
—Eres patético —murmuró Haley rodando los ojos. Empujó la última mitad
de su panecillo hacia él. Con una enorme sonrisa él abrió su boca y lo saboreó. Era
realmente tan bueno como parecía.
—Entonces, ¿qué es lo que no quieres que yo sepa, mi pequeño
saltamontes? —preguntó, revolviendo su café. La última cita que ella había tenido
era con un perdedor en su opinión, al menos y en realidad ¿no era eso lo único que
importaba? El perdedor no era digno de toda su obra. Tenían que trabajar hasta
que ella saliera con tipos que él aprobara. Alguien genial con una cabaña en New
Hampshire para viajar de pesca o una casa en Florida lo haría a él muy feliz.
Realmente podía ir a pescar a alta mar en el invierno.
—Lo es y lo hago.
R.L. Mathewson
—¿Dijo algo, señorita Blaine? —pregunto Jenkins a Haley, llamando la
atención de todos sobre ella.
Bueno, ella tendría que acostumbrarse si iban a ser amigos, puesto que él
tenía la bastante mala costumbre de llamar la atención sobre sí mismo casi en
todas partes a donde iba.
Es una frase de karate kid y hace referencia al movimiento que se hace al quitar la cera, y hace
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referencia a masturbarse.
—Sí, señorita Blaine, ¿tiene algo que decir? —le preguntó Jason en tono
divertido.
Ella le disparó una mirada entrecerrada antes de girarse para mirar a Jenkins.
La mirada se había ido sólo para ser reemplazada por una sonrisa algo dulce e
inocente. Estaba tan concentrado en su sonrisa, que estuvo a punto de perderse lo
que ella dijo.
—No, Sr. Jenkins, no era yo. El Sr. Bradford se estaba ofreciendo para ser
chaperón esta noche —dijo alegremente. 37
Jenkins le sonrió.
—Bueno, ¡eso es excelente! Muy bien. Asegúrese de que estar aquí a las
siete en punto y quedarse hasta las once. Gracias, Sr. Bradford —dijo Jenkins. No
pasó desapercibido para Jason que el hombre no se molestó en confirmar con él y
que prácticamente corrió fuera de la habitación antes de que Jason pudiera
negarse.
R.L. Mathewson
Su sonrisa pasó de inocente a malvada en menos de un segundo.
—Diviértete en el baile. —Se levantó y colocó sus manos juntas frente a ella
como si estuviera orando y se inclinó.
Listilla.
Lo traicionó. Joder eso dolía. No pudo evitar sonreír. Ella realmente estaba
saliendo demasiado bien.
—¡Oh Dios mío, lo amo! —La chica, Cindy o algo así, se lamentó en voz alta,
haciendo que Jason se moviera nerviosamente. Nunca había tratado bien con las
emociones, especialmente las emociones femeninas. Él miró a su alrededor
nerviosamente y soltó un suspiro de alivio cuando vio a un pequeño grupo de
chicas rodear a la muchacha.
Bien. Todo iba muy bien. Podía volver a ser chaperón de un montón de 38
adolescentes hormonales impulsados por música horrible. Sí, realmente iba a matar
a Haley. Él se apartó.
Se aclaró la garganta.
Ella se mofó de él, con una mirada de total incredulidad, que le dijo que
pensaba que él debía ser muy consciente de todo en la vida de ella.
R.L. Mathewson
Teniendo en cuenta que nunca había prestado mucha atención a la vida de
ninguna mujer, ella estaba en un maldito y duro despertar. Afortunadamente, una
de sus amigas tuvo compasión de él.
—Marc Griswold. Comieron en la misma mesa dos veces en las últimas dos
semanas, le habló en la sala de estudio y le pidió prestadas sus notas. Ahora está
aquí con ella —dijo con tal aversión que él no pudo evitar seguir su mirada.
Vio a Marc bailando con una morena muy guapa. Su nombre recordó, era
Janie. Era una muchacha inteligente y divertida como el infierno. Si la memoria le
servía correctamente, Marc había estado enamorado de la chica por los dos
últimos años. El pobrecito que normalmente estaba tan seguro de sí mismo y
relajado se volvía un tonto tartamudo cuando la chica estaba alrededor. Se había
estado preguntando cuando el chico iba a reunir el coraje para finalmente invitarla
a salir.
—Lo pase muy bien —dijo Jonathan, probablemente por décima vez.
Esta era absolutamente la muy última vez que salía con cualquier hombre
que Mary, una de sus más antiguas y queridas amigas, sugiriera. Uno pensaría que
después de que Mary le cuadrara una cita con un taxidermista, habría aprendido su
lección, al parecer no, porque de alguna manera accedió a salir con este perdedor.
R.L. Mathewson
No empezó mal. De hecho, él llego a tiempo y pensó que era algo lindo de
una manera ingenua. Era alto, un poco delgado, pero aun así, parecía agradable.
Sus ropas estaban limpias y olía bien. La primera pista de que algo no estaba bien
ocurrió cuando llegaron al restaurante.
Fue entonces cuando su madre llamó por primera vez. Sí, la primera vez
desde que llegaron allí, hubo más de una llamada de su madre. De hecho, durante
su cita de cuatro horas, que duro tanto tiempo porque él se tomó mucho tiempo
comiendo, ella llamó un total de veintitrés veces. Sí, estaba muy segura de que era
su madre desde que él se sentó en la mesa cuando tomó las llamadas y el altavoz
de su teléfono era bastante ruidoso.
Los motivos de las llamadas oscilaban entre, que lo extrañaba, quería saber
cuándo llegaría a casa y si comería lo que ella había cocinado, le recordó limpiar su
habitación mañana, y su favorita personal, quería saber si estaba todavía con ”ella”.
A juzgar por su tono y la cantidad de llamadas, su mamá no estaba muy feliz de
que su pequeño niño estuviera en una cita.
Puesto que su pequeño niño tenía treinta y cinco años y según él nunca
había vivido por su cuenta. ¿Por qué lo haría cuando vivía con su mejor amiga?
Refiriéndose a su querida mamita. Por supuesto él pasó un buen rato quejándose
de lo injusta que podría ser su madre. ¿Quién hubiera sabido que un hombre de 40
treinta cinco años podía ser castigado por no recoger sus calcetines sucios? Ella
ciertamente no.
R.L. Mathewson
—Esta es una casa muy bonita —dijo él cerca, demasiado cerca. Haley miró
hacia atrás y se tragó la maldición que amenaza con dejar sus labios. El hombre la
estaba siguiendo a la puerta. Quería llorar, de verdad, quería.
—De nada —dijo él dándole una tímida sonrisa antes de inclinarse para
besarla. Afortunadamente lo vio venir y volvió la cabeza a tiempo para recibir un
beso algo húmedo en la mejilla. EW….
Apenas se abstuvo de limpiar su cara. Tenía que enjuagar eso en cuestión de
minutos con una ducha de agua caliente.
Más rápido de lo que ella creía que fuera posible, había abierto la puerta.
—¡Ayúdenme!
Haley saltó. ¿Qué diablos? Sonaba como si Jason estuviera justo en su casa.
—¡Ayúdenme, por favor! ¡Alguien que por favor me ayude! ¿Por qué no me
ayuda alguien?
R.L. Mathewson
Haley no se detuvo para responder. Ella corrió en dirección a los gritos. ¿Su
habitación? Abrió la puerta y casi tropezó mientras se detenía a un metro y medio
de distancia dentro del cuarto lo que la ponía justo frente a su cama.
—¡Oh, gracias a Dios estás aquí, Haley! —dijo Jason, sonando feliz para ser
alguien que estaba atado a su cama, con sólo un par de calzoncillos—. Sé que
dijiste que te excita saber que estoy atado a tu cama esperándote, pero realmente
tengo que usar el baño y estirar las piernas antes de que comencemos… —Su voz
se apagó cuando vio a Jonathan.
—Es…
R.L. Mathewson
Él lamió sus labios mientras miraba fijamente el enorme postre.
—No.
—Apúrate.
43
R.L. Mathewson
Capítulo 5
Traducido por Maru Belikov y Aria25
Brad limpió las lágrimas de sus mejillas mientras luchaba por dejar de reír.
Falló miserablemente y cayó de rodillas cuando no fue capaz de seguir de pie.
—¡Cállate!
—¡No puedo… no puedo… creer… que ella… afeitara… tus piernas! —dijo
Brad entre jadeos y risas. Bastardo. Afortunadamente él llevaba una camiseta para
cubrir su ahora lampiño pecho y axilas. Oh, ella iba a pagar por esto.
R.L. Mathewson
—Amigo, para alguien tan obsesionado con la comida eres afortunado de
no ser gordo —dijo Brad mientras continuaba luchando por controlar su risa.
Afortunadamente él ahora era capaz de estar de pie así Jason podía patear su
trasero en este juego.
Jason se río. Oh, esa ciertamente había sido una buena noche. De hecho, él
45
estaba bastante seguro que tenía fotos alrededor en algún sitio en su casa. Durante
toda la ceremonia Brad había luchado en el altar mientras intentaba
disimuladamente rascarse. De lo que escuchó a su esposa le había encantado tanto
que andaba detrás de él para que se le hiciera otra vez. Decir que Brad estaba
reacio de permitir que cera caliente estuviera cerca de sus bienes era quedarse
corto.
R.L. Mathewson
de regreso.
—Es una amiga muy caliente de una manera muy linda diría yo —agregó
Brad.
Después de unos minutos jugando, Brad preguntó—: Así que, ¿está pasando
algo entre tú y Haley?
—No lo hago.
—Seguro.
R.L. Mathewson
Brad bajó la mirada hacia la pelota mientras la había rebotar una, dos veces,
y luego miró hacia arriba.
—No, no lo hago.
—Sí, lo haces.
—¡Cállate! —espetó Jason antes de girar su atención hacia Haley que estaba
en su nueva blusa de seda verde y una falda oscura. Parecía como si fuera a
trabajar, no a pasar el rato un domingo. Ella sostenía un plato con aluminio frente a
ella.
—¿Vas a una barbacoa así? —pregunto Brad. ¿Quién iba a una barbacoa así?
¿Qué pasaba con los pantalones vaqueros y una camiseta o una camiseta de
R.L. Mathewson
tirantes? Ellos claramente todavía tenían mucho en lo que trabajar.
5
Del texto original en el libro.
Haley suspiró mientras retiraba el papel aluminio, revelando galletas con
chispas de chocolate.
—¡Como te atreves a tocar mis galletas, bastardo! —dijo Jason con disgusto
antes de reventar una galleta en su boca y dirigirse de regreso a su casa.
Haley suspiró.
R.L. Mathewson
—Bueno, habían —dijo ella, viendo a Jason caminar hacia su casa como si él
fuera el dueño. Un minuto después camino fuera de su casa, cargando ambos
platos y el galón de leche que tenía en el refrigerador. Se dirigió de regreso a su
casa, pero no antes de mirar a Brad—. Bastardo ladrón de galletas. —Ellos lo
escucharon murmurar.
Por las siguientes cuatro horas, y ese fue el tiempo que su madre le dijo que
absolutamente debía quedarse o lanzaría un berrinche de todos los berrinches,
Haley iba a tener que soportar miradas de lástima por su estado civil, estado sin
hijos, trabajo y por cómo se veía. Síp, eso iba a ser grandioso. Simplemente
grandioso.
R.L. Mathewson
Pasó una mano sobre su camisa para alisarla mientras se acercaba a la
puerta principal. Antes de que pudiera tocar la puerta fue abierta. Jameson, su
arrogante mayordomo desde hace diez años, miraba desagradablemente bajo su
nariz hacia ella.
—Su madre la esperaba hace media hora, señorita Blaine —dijo él con un
resoplido. No se le había escapado que él llamaba a sus hermanas por su primer
nombre e incluso sonreía cuando lo hacía.
Otro resoplido.
—La señora está en el patio trasero. Está muy exhausta. Ha estado
trabajando día y noche en esta barbacoa. ¡Estaba levantada antes del amanecer y
no ha descansado desde entonces!
—Haley, ¡qué lindo verte! —dijo su primo Jacob—. Deberías venir al viñedo
este verano y quedarte en mi nueva casa de campo. Es fabulosa, ¡te encantará! —lo
dijo lo suficientemente alto para atraer la atención hacia sí mismo. Ella no tenía
duda que era para el beneficio de la multitud alrededor de él considerando que la
odiaba absolutamente. Quizás tenía algo que ver con ella poniendo crema
depilatoria en su champú cuando eran niños. Ah, lo que sea.
R.L. Mathewson
Su padre, cuñados y varios tíos, primos y hombres que no reconocía estaban
sentados en el extremo opuesto del gran patio de ladrillos que se extendía por
toda la longitud de la mansión. En el césped, proveedores de comida profesionales
estaban haciendo la barbacoa en grandes parrillas de gas mientras que otros
colocaban la comida en las mesas y sillas alrededor de las mesas que ahora cubrían
una pequeña porción del patio trasero de diez acres.
Algunos podrían pensar que era una educación patética y hasta cierto punto
estaría de acuerdo. Puesto que sólo veían a los niños como un accesorio realmente
no tenían nada que ver con tenerlos. Habría sido una horrible infancia si sus
abuelos no hubieran comprado una casa cerca de la escuela la primera semana y
llevaron a Haley a vivir con ellos. Gracias a sus abuelos tuvo una maravillosa
infancia. Le encantaba la vida que sus abuelos le habían dado, que es una de las
razones por las que a los dieciocho se hizo cargo de su vida y decidió seguir sus 51
propios sueños en lugar de seguir los pasos de su familia.
R.L. Mathewson
—Es tan bueno verte, Haley —dijo Rose con una sonrisa fría mientras
sacudía su pulsera de diamantes.
—Es bueno verte también. Rose. ¿Cómo están tus hijos? —preguntó Haley.
Haley abrió la boca para señalar que de hecho eran sus hijos, pero decidió
no hacerlo.
No tenía ningún problema con cómo se veía. Estaba cómoda con sus curvas.
De hecho tenía el mismo tipo de cuerpo que su abuela cuando era más joven. La
misma fuera de combate en la silla de ruedas y a la que todo el mundo aquí,
menos ella, temían molestar. Podía ser un pequeño demonio con el que tratar.
Todos la miraban por encima del hombro por sus modales de clase media
olvidando que fueron su trabajo duro y sacrificios lo que hicieron a la familia lo que
hoy es.
R.L. Mathewson
—¿Qué cosas? —preguntó Haley, distraída por uno de sus primos mirando a
la abuela como un buitre. No tenía ninguna duda de que estaba contando sus
respiraciones. Infiernos, el pequeño cabrón estaba articulando las palabras. Estas
personas eran patéticas.
—Tus pechos, querida. Son... bueno... son muy de clase baja. Te hacen
parecer una camarera o algo así —dijo su tía con simpatía.
Sonrisa.
Sonrisa.
R.L. Mathewson
ponerla sobre su rodilla y azotarla si no se presentaba.
Sonrisa.
—No, no lo está —dijo antes de forzar una falsa sonrisa y se volvió para
responder a alguien llamándole.
R.L. Mathewson
Sonrisa.
La abuela resopló.
—Está bien.
Por primera vez desde que llegó dejó escapar una sonrisa real.
—¿Deborah, qué vamos a comer hoy? —exigió la abuela a la madre de
Haley, su menos favorita nuera.
—¡Oye, eso es mío! —espetó la abuela mientras Haley ponía el bastón junto
a su silla, lejos de la abuela mientras se frotaba el dorso de la mano. Maldita sea, la
abuela agarraba fuerte.
R.L. Mathewson
—Queridísima madre, ¡simplemente no tenemos eso aquí! —dijo como si la
sola idea de tener esos alimentos básicos en su casa fuera algo inaudito.
—¿Tú?
—¿Yo qué?
Haley asintió.
—¿A dónde?
—A tu casa. ¿A dónde sino? Ahora ven antes de que los parásitos intenten
colarse en nuestra fiesta.
R.L. Mathewson
Capítulo 6
Traducido por flochi
R.L. Mathewson
—Tú ordena algo. Estoy muy débil para moverme.
—Sí, bien —dijo Brad, riendo—. Esa es la razón por la que sale con otros
hombres y te molesta, sólo para reírse de ti.
—Exactamente.
—Eso pensé.
R.L. Mathewson
Parada en la puerta estaba Haley en un lindo par de pantalones vaqueros
cortos y una remera sin mangas. Su cabello estaba tirado hacia atrás en un
desordenado moño suelto y algunas hebras se escapaban y jugueteaban en su
nuca. No molestaba que esas gafas la hicieran parecer como un sexy ratoncito de
biblioteca.
—¡Me alegra tanto que estés aquí! —Él no pudo contener la sonrisa ante esa
declaración. Tal vez era el momento de perdonarla. Era bastante divertido después
de todo y esas galletas fueron malditamente buenas, por no mencionar que la
sonrisa que le estaba dando lo hacía bastante feliz.
—Brad, ¿crees que podrías echarme una mano? Puedo necesitar la ayuda de
un hombre por unos cuantos minutos.
—¿Crees que puedas echarme una mano? Voy a tener compañía y no puedo
sacar la parrilla. Es pesada.
—Seguro. Estaba por irme a casa, pero puedo echarte una mano ya que aquí
no hay nadie lo bastante fuerte como para ayudarte —dijo, sonando divertido con
un brillo en los ojos.
R.L. Mathewson
—¡Demonios si lo harás! —dijo Jason a la vez que agarraba el brazo de
Haley y prácticamente la arrastraba hacia su casa. Ella le lanzó un guiño sobre el
hombro a Brad, quien se estaba riendo y sacudiendo la cabeza con incredulidad.
Brad caminó hacia su auto mientras Jason le daba a Haley un sermón sobre
su hombría y algo sobre ser una mala saltamontes, fuera lo que demonios fuera
que eso significara. Volvió a mirar hacia atrás para atrapar a Jackson dándole una
mirada apreciativa al trasero de Haley sin interrumpir su sermón. Su amigo podría
no saberlo aún, pero conoció a su pareja ideal en esa damita. Si alguna mujer
podría poner a Jason de rodillas, era esa mujer.
—Eso no alcanza —se burló Jason cuando Haley intentó guardar el paquete
de hamburguesas congeladas y las salchichas.
—Seremos sólo tres. ¿Cuánta comida crees que necesitamos? —le preguntó
mientras trataba de esquivarlo para guardar los alimentos. Jason le robó los
paquetes y sacó más comida.
—¿Qué demonios?
Ella gruñó.
R.L. Mathewson
importaría si estuviera aquí ya que todos piensan que soy un imbécil y a ti te
encanta que me fastidien.
Ella suspiró.
—Eso me entretiene.
—Como debería. Soy un chico muy divertido —dijo con una sonrisa
mientras robaba un bocado de la ensalada de patatas que ella había hecho ayer.
Había considerado llevarla hoy, pero sabía muy bien cómo sería recibida y decidió
dejarla aquí.
—¿Y?
—¿Y qué?
61
—Y, ¿dime por qué te quedaste menos de una hora en una barbacoa sólo
para tener una propia? ¿La comida era un asco o algo así? —preguntó mientras
furtivamente mordía otro poco de ensalada antes de que ella la regresara a la
nevera—. ¿O hubo una confrontación familiar?
R.L. Mathewson
—¿Va a venir tu abuela? Creía que nadie de tu familia venía a visitarte.
—En realidad no. Sólo noté cosas. Soy un sujeto observador después de
todo.
—Bueno, mi abuela viene aquí varias veces al año. Por lo general la invito a
venir cuando sé que estarás fuera de la ciudad.
—Ese soy yo —dijo mientras Haley empezaba a cargar los brazos de él con
platos de comida para llevar a la parrilla—. Entonces, mencionaste invitarla.
Supongo que eres cercana a ella.
62
—Lo soy. Ella me crió de vez en cuando hasta que tuve diez y luego me crió
a tiempo completo —dijo ella, abriendo la puerta de tela metálica para él—. De
todos modos, decidí acortar mi visita a la casa de mis padres hoy.
—¿Por qué?
—Porque lo dije que lo hiciera. Esa es la razón —dijo la voz cortante de una
mujer.
Jason alzó la vista para ver a una anciana en silla de ruedas siendo empujada
hacia ellos por un hombre enjutó de cabello gris. Por la mirada del hombre, era el
ayudante de la abuela de Haley o el cuidador.
—¿Eres el novio de mi Haley? —exigió la abuela. Vaya, era una mujer sin
R.L. Mathewson
sentido común. Como Haley, una vez que estaba fuera del cascarón por supuesto.
Haley sintió su cara arder mientras esperaba que la tierra se abriera debajo
de ella y la arrastrara debajo. Rogaba porque fuera algo parecido a eso.
—Sí, señora —dijo, dejando a la abuela con ellos. Le envió a Haley una
sonrisa antes de alejarse apresurado. Sin dudas estaba esperando que la abuela
acabara con Jason. Diablos, eso era exactamente lo que ella estaba esperando.
63
—También trabaja con mi nieta, Sr. Bradford. ¿No es correcto?
Sin preguntar Jason empujó a la abuela con cuidado hasta la mesa y trabó la
silla.
La abuela hizo algo que sólo había escuchado cuando estaban solo ellas
dos. Rió. Fue suave y musical e inmediatamente trajo a su mente recuerdos de una
infancia feliz haciéndola sonreír en respuesta. Jason la vio y le guiñó un ojo.
R.L. Mathewson
—Me agradas —anunció la abuela.
—Gracias, Sra…
Haley se sentó allí sorprendida. Era la única que tenía permitido llamarla
abue. El resto de sus nietos la llamaban abuela cuando empezaban a aprenderlo de
sus padres.
—Bien, entonces es abue —dijo Jason con una sonrisa fácil. Vaya, el hombre
realmente tenía una habilidad con las mujeres.
Chris salió de la casa, sin duda acababa de poner allí una enorme cantidad
de alimentos que no tenía nada que ver con la barbacoa. Esa era una de las
maneras astutas de la abuela para ayudarla ya que ella se negaba a aceptar la
ayuda financiera de su familia. La abuela tenía sus métodos.
—Bueno, ellos pueden irse porque no hay suficiente comida —dijo a pesar
de ni siquiera haber mirado la parrilla.
Chris carraspeó.
R.L. Mathewson
—Diles que se vayan o los quitaré de mi testamento mañana mismo —dijo
la abuela firmemente.
Jason se rió.
65
—Si tú lo dices.
—Lo digo.
—Bien.
—Bien
—Todavía no —No había apuro. Ella ya sabía lo que era, ya que su padre
pensaba que si tenía veinticinco, sería una tarjeta sin firmar con veinticinco billetes
de cien dentro.
R.L. Mathewson
—Bueno, ve a buscarlo —dijo la abuela.
Con un suspiro fue dentro de la casa, poniendo los ojos en blanco ante las
bolsas de comestibles repletas que cubrían los mostradores de su cocina y a mesa
y sacó el sobre de su bolso. Lo llevó afuera y se sentó con él.
—¿Por qué estás tan ansiosa de que abra este regalo? —preguntó Haley con
sospecha.
La abuela rió. —Me alegra que te guste. Quería dártelos, pero eres tan
malditamente obstinada sobre que nadie te ayude, que utilicé la estupidez de tu
padre. Ahora tienes que aceptarlos —dijo la abuela con un firme asentimiento.
Jason se puso de pie y dio vuelta a las hamburguesas antes de agregar las
salchichas. Y dio vuelta a tiempo para ver a Haley saltando arriba y abajo y riéndose
como una adolescente.
Al parecer ella estaba más allá de las palabras así que empujó la tarjeta en
R.L. Mathewson
sus manos. Él bajó la mirada. Parpadeó. Parpadeó nuevamente antes de
desplomarse en la silla. ¿Acababa de hacerse pis? Ah, ¿a quién le importaba?
Estaba sujetando cuatro entradas para los Yankees vs. Los Medias Rojas en el
estadio Yankee para este viernes y sin duda eran los mejores asientos del estadio.
R.L. Mathewson
El hombre le lanzó otra sonrisa triunfante. Durante tres días Jason había
provocado al hombre con dos entradas extras. Ya sabía que él iba a ir. Había un
entendimiento tácito entre Haley y él. Si ella intentaba irse sin él, le quemaría la
casa, así de simple. Éste era un juego de los Yankees y los Medias Rojas, por el
amor de Dios.
De acuerdo, pensó él, riendo por lo bajo, quizás dulce era demasiado. Su
pequeño saltamontes era un pequeño petardo.
—Cálmate antes de que nos echen del estadio —dijo él, riendo.
Ella resopló y cruzó los brazos sobre su pecho a la vez que se apoyaba
68
contra él.
—¡Sí!
R.L. Mathewson
—¿Entonces qué le gustaría a mi pequeña saltamontes? —preguntó,
resistiendo la necesidad de posar un beso en su espalda.
—Está caliente.
—Bueno, me tomó más de veinte minutos arrastrarte de vuelta hasta aquí
antes de que pudieras saltar el muro —señaló.
—No voy a empezar un disturbio ni nada. Tengo que usar el baño y quiero
una bebida fría.
—Oh —dijo, poniéndose de pie al mismo tiempo que Mitch. Jason fulminó a
Mitch con la mirada, pero el hombre lo ignoró y se puso de pie de un salto.
R.L. Mathewson
—No, estaré bien.
Mitch se sentó de mala gana. Los dos la observaron irse mientras Brad se
sentaba allí con una expresión arrogante. Se sentaron en silencio por unos minutos
antes de que Jason hablara.
Mitch resopló.
—Sólo porque tú creas que Haley te pertenece no significa que hables por
ella.
Jason tomó un sorbo de su bebida, asintiendo lentamente antes de poner el
vaso en su rodilla.
—¿Oh, como tú? —Mitch resopló—. Tratas a las mujeres peor que yo.
—No, no yo. No estoy interesado en ella de esa manera. Es una amiga, nada
más.
—Sí, claro. Sigue diciéndote eso, amigo. Cualquier persona con dos ojos que
R.L. Mathewson
funcionen puede decir que estás preparándote para atacar.
—Sí, como que sea —murmuró Mitch—. Es una mujer adulta. Si quiere salir
conmigo, puede hacerlo. No tienes opinión en el asunto.
—Lo harán —dijo Haley firmemente. Jason tuvo la extraña sensación de que
si no era así, ella golpearía a alguien.
R.L. Mathewson
—¡Oh, mierda! —gritó Brad mientras se ponía de pie de un salto al mismo
tiempo que Mitch.
—¡Mira!
Él unió las manos en un gesto de plegaria y se inclinó ligeramente.
—¡Lo hiciste genial! ―dijo él, besándole la mejilla. La acción fue tan
repentina que lo tomó por sorpresa. Cuidadosamente puso a una muy feliz Haley
en el piso. Ella se sentó, todavía sonriendo mientras abrazaba la pelota.
72
Después de unos minutos ella dijo su nombre apretadamente.
—¿Sí?
R.L. Mathewson
Ella levantó la mano y el paquete de hielo.
Mientras los otros hombres reían, Jason le sacó la lengua. Haley miró hacia
la recepción.
6
All male review: Espectáculo de bailarines masculinos usados en las despedidas de soltera.
—Tenemos una habitación reservada con la tarjeta de crédito. Estará aquí
cuando regresemos.
Haley no pensaba que fuera así. Los hoteles usualmente tenían una
tendencia a entregar cuartos cuando los que los tenían no aparecían, y como eran
las nueve no tenía esperanzas de que el cuarto que los chicos habían reservado
todavía estuviera disponible. No dijo nada sabiendo que sonaría mandona y estaba
cansada de ser la que se preocupaba. No quería molestar a los chicos y arruinar su
diversión.
73
—De acuerdo, diviértanse, chicos —dijo antes de ir hacia el elevador.
Él se encogió de hombros.
Sus ojos se movieron más allá de él para ver a Brad tomar a Jason por el
brazo y retenerlo. ¿Qué demonios sucedía? Sacudió la cabeza mentalmente y se
concentró en Mitch.
R.L. Mathewson
—Eso es realmente dulce, pero estaré bien. Sólo voy a mirar una película y
me iré a la cama. Te veré mañana. —No le dio la oportunidad de responder antes
de irse a su habitación.
Nunca nada iba a suceder entre ellos. Jason era un amigo, un amigo
realmente bueno y no arruinaría eso por nada del mundo. La amistad era una de
las cosas que ella más valoraba en el mundo y no se arriesgaría a perderla. No valía
la pena. 74
R.L. Mathewson
Capítulo 8
Traducido por flochi
—¡Vamos, chicos! Volvamos. ¡Esas mujeres eran ardientes! —dijo Mitch por
75
enésima vez desde que habían dejado el club.
—Sé por qué Brad no quiere, está casado, pero ¿por qué tú no?
Se encogió de hombros.
R.L. Mathewson
—Nada —murmuró. No estaba de humor para esta conversación o para
Mitch. Toda la noche resistió la urgencia de pegarle un puñetazo al idiota. Cuando
no estaba pensando en pegarle un puñetazo, se estaba pateando a sí mismo por
dejar a Haley. Debería haberse quedado y cuidado de ella. Ella fue lo bastante
genial como llevarlos con ella a ver un gran juego y la abandonaron como un
montón de bastardos malagradecidos. Además, si iba a ser honesto,
probablemente habría pasado un mejor rato con ella solo sentados viendo una
película que yendo a un club y tener a un montón de mujeres frotándose sobre él.
—Mierda.
—Síp.
Había estado intentando meterse entre las piernas de Haley por una semana
y no se detendría. Ahora estaba intentando echarse un polvo por una cama. Jason
no tenía dudas de que mañana volvería a olfatear alrededor de Haley.
R.L. Mathewson
Jason empujó a Brad.
Brad pareció aliviado a la vez que asintió con la cabeza y le hizo un gesto a
Jason para que liderara el camino.
—Buen punto —dijo, hacienda una mueca, mientras esperaba que ella no
fuera a hacer justamente eso. Estaba agotado y no tenía ganas de pelear con Brad 77
por el asiento trasero del auto.
—¿Piedad?
—Mitch se fue a otra parte por esta noche. Somos sólo Brad y yo.
R.L. Mathewson
—Muy bien, muchachos. Vamos, entren —murmuró mientras regresaba a la
primera cama. Jason por supuesto se tomó su tiempo para notar la linda y pequeña
remera sin mangas y los pantaloncitos de algodón a juego que abrazaban su
redondo trasero bastante bien.
—¿Qué? Por favor, díganme que no me necesitan para cepillarse los dientes
y que los arrope —murmuró en la almohada.
—Ah, no —dijo Brad, sonriendo—. ¿Está bien si duermo en calzoncillos? No
quiero hacerte sentir incómoda.
—Espera ahí, amigo —dijo, dándose la vuelta para encararlo. Señaló a la otra
cama—. Ten una buena noche.
—Síp.
R.L. Mathewson
en peso después de todo.
—Fuera.
—No.
—Sí, lo haré. A menos que estés planeando dormir con Brad y no creo que
quieras eso. Su esposa te pateará el trasero.
Ella gruñó.
Él sonrió.
—Mira, me quedaré en mi lado y tú en el tuyo. Ambos dormiremos.
Problema resuelto.
—¿Tienes miedo de no ser capaz de quitar tus manos de mí? —bromeó él.
—Bien, pero sólo para que lo sepas, todo lo que venga a este lado será
cortado. 79
—Igualmente.
R.L. Mathewson
—Tengo hambre. Vamos a agarrar algo de desayuno —dijo Brad un poco
más alto esta vez, obteniendo un gemido del cálido colchón de ella.
Ella se sentía tan bien en sus brazos. Nunca había sostenido así a una mujer,
nunca se acurrucó con una sin importar si pasaban toda la noche juntos en la cama
de ella. Normalmente cuando una mujer intentaba acurrucarse, él se sentía
acorralado e irritado. Con Haley se sentía cómodo, relajado, e incluso contento. Se
sentía como si perteneciera con él. No iba a pensar demasiado con respecto a ello
en ese momento.
—Bien.
R.L. Mathewson
Anoche había sido la peor noche de sueño que había pasado. Pasó toda la
noche revolviéndose, dando vueltas e intentando ponerse cómoda sólo para
finalmente quedarse dormida en un sueño inquieto alrededor de las cinco de esta
mañana. Ahora parecía como si estuviera por repetir la función. Le echó un vistazo
a la alarma y gimió. Era casi las dos de la mañana. Enterró la cara en la almohada y
gritó. ¡Esto apestaba! Estaba tan cansada. Todo el día se mantuvo ocupada con
calificando pruebas y tareas, e incluso limpió su casa, pensando que en el
momento en que se fuera a la cama estaría demasiado cansada para otra cosa que
no fuera dormir.
Todavía jadeando, ella aspiró aire y dijo—: ¿Qué demonios te pasa? ¡Acabas
de asustarme!
R.L. Mathewson
—Vaya, estás irritable —murmuró.
—Es tu culpa.
—Como sea.
—Vamos —dijo él, estirando sus brazos expectante. Cuando ella dudó, él
meneó los dedos—. Sabes que lo quieres.
Él asintió rápidamente.
—Está bien —dijo ella, poniéndose de pie—. Este fue un asunto de una sola
vez —dijo ella más para recordárselo más a sí misma que a él. Rápidamente podía
volverse dependiente de la comodidad y la calidez que él ofrecía y eso no era una
buena idea con un sujeto como Jason.
R.L. Mathewson
Capítulo 9
Traducido por Nixii.Wrath (Divine Insanity)
Sintió como la cama se hundía detrás de ella antes de que un fuerte brazo se
enroscara alrededor de su cintura, atrayendo su espalda a un cuerpo fuerte y
caliente. La atractiva esencia de Jason la envolvió tan fuertemente como lo hizo su
cuerpo. Su trasero estaba ahuecado por su pelvis. Él estaba duro otra vez, pero
como de costumbre, no hizo ningún movimiento hacia ella. Simplemente era la
reacción de su cuerpo al estar presionado contra una mujer, al igual que el de ella
R.L. Mathewson
porque estaba en manos de un hombre fuerte. Ni le importaba lo suficiente para
comentar o actuar. En cuestión de minutos estaban dormidos.
11.30 P.M.
—Ese fue un gran partido y una cena realmente genial —dijo Jill, la esposa
de Brad.
Brad robó otro brownie del plato y gimió mientras asentía con la cabeza en
acuerdo. Alargó la mano hacia otro brownie sólo para encontrar que el plato se
había ido y que Jason estaba mirándolo.
—Bastardo ladrón de brownies —murmuro él mientras se alejaba hacia la
encimera de la cocina de Haley.
Los tres observaron con humor como Jason colocaba los brownies en una
bolsa con cierre grande, que sin duda planeaba llevar con él al trabajo en la
mañana. A medio camino de transferir los brownies se volvió para mirar a Brad y
pronunció las palabras “Bastardo ladrón”, antes de regresar a la tarea en mano.
—De todos modos —dijo Haley, llamando la atención de Brad y Jill lejos del
inquietante amor de Jason por los productos horneados de ella—. Fue un placer 84
tenerlos aquí chicos.
—Sí, ustedes van a venir la semana que viene, ¿no? —preguntó Jill mientras
fruncía el ceño hacia su esposo, quien levantó el último trozo de brownie, pero no
se lo comió. Sus ojos estaban fijos en Jason.
Ambas mujeres vieron como Jason se daba la vuelta. Brad hizo un gran
espectáculo poniendo el brownie en su boca. Cerró los ojos como si fuera lo mejor
que hubiera comido y gimió.
—Te voy a llevar una bandeja entera llena de brownies la próxima semana,
R.L. Mathewson
Brad —dijo Haley, sabiendo que eso apartaría su mirada de Brad.
—No es justo que él no esté gordo —dijo Jill. Haley tuvo que asentir en
acuerdo. El hombre consumió tres porciones de lasaña esta noche, una ensalada y
una tonelada de pan de ajo sin mencionar una docena de brownies y galletas. Con
su porción de la lasaña y dos brownies ella probablemente iba a ganar cinco libras.
A veces la vida simplemente no era justa.
Después de una ducha rápida ella se puso una pequeña camiseta y bragas.
Bostezando, entró en su habitación y no estaba sorprendida al encontrar a Jason
sobre su estómago, usando nada más que unos calzoncillos en medio de su cama.
Ella apagó las luces y se arrastró a la cama. Puso su rostro sobre el hombro de él
mientras su mano descansaba sobre su otro hombro y su pierna entrelazada con la
de él. En cuestión de segundos sintió a Jason relajarse y quedarse dormido. 85
10:45 P.M.
Él bostezó ruidosamente.
—Esa fue una reunión de padres y maestros para los registros —dijo.
R.L. Mathewson
—Demasiado drama. ¿Quién hubiera sabido que los padres de los niños
ricos y mimados que estaban fallando podrían llegar a ser tan malditamente
dramáticos? Tuve a una mujer sollozando histéricamente porque su hijo tenía una
B en lugar de una A.
Él se rió.
Durante las últimas tres noches había dormido en la casa de ella. No era que
extrañara su cama. Quería ver si la cama hacia la diferencia o si era Haley. Además,
él la había estado imaginando en su cama todo el día. Cada vez que se volvían
sexuales obligó a su mente a salir de la cuneta. Se estaba volviendo más y más
difícil a medida que pasaba el tiempo.
Nunca había tenido una amiga antes y este nivel de intimidad era nuevo y
un poco aterrador para él. Él se hizo una promesa hoy. La llevaría a su cama y si no
dormía tan bien como lo hacía en la cama de ella o en la cama del hotel, él saldría y
compraría una cama a juego y el problema se resolvería. Si todavía dormía como
un bebé con ella, entonces… bueno, realmente no quería pensar en eso todavía.
Estaba bastante seguro de que parte del problema era el sexo.
R.L. Mathewson
Tal vez él debería salir y echar un polvo, y luego ver si dormía tan bien con
Haley acurrucada toda la noche. Parte de él estaba asustado de que eso no hiciera
una maldita diferencia. Haley se estaba convirtiendo rápidamente en su mundo y
por alguna extraña razón eso estaba bien con él, de ahí la razón por la que él
estaba acojonado.
—Todo tuyo —dijo Haley suavemente mientras salía del baño diez minutos
más tarde con su camiseta. El dobladillo de la camisa terminaba justo por encima
de la rodilla, dando la ilusión de que ella no lleva nada debajo. Tragó saliva. Duro.
R.L. Mathewson
manera que su bajo vientre descansaba entre sus piernas, manteniendo la errante
erección lejos de ella lo mejor que pudo. Ella abrió más las piernas para acunarlo.
Jason puso su cabeza entre los pechos de ella y cerró los ojos soltando un
suspiro de satisfacción. Se sentía tan bien, tan correcto. Después de dudarlo un
momento la sintió moverse. No estaba seguro de si estaba a punto de empujarlo o
golpearlo. Él se estaba tomando libertades en su arreglo para dormir, pero no
podía evitarlo. La necesitaba desesperadamente.
R.L. Mathewson
Capítulo 10
Traducido por Nixii.Wrath (Divine Insanity)
—Haley…
—¡No voy!
R.L. Mathewson
tener su mano en el trasero de ella más de lo que debería, pero ella claramente lo
dejaba con muy pocas opciones en la materia.
—No lo harías —dijo ella a través de los dientes apretados, mirándolo por
encima su hombro.
Él apretó su trasero.
Maldición.
90
Allí iban sus planes para su trasero.
—Haley…
—Es sólo una cena familiar. Realmente no entiendo por qué eso tiene a mi
R.L. Mathewson
pequeño saltamontes toda irritada.
—Odio. Te odio.
Desde ese momento había estado realmente enojada con él. Ella había
ordenado los últimos cuatro buñuelos de manzana sabiendo que él esperaba los
buñuelos de manzana todos los viernes y no le ofreció ni uno. Peor aún, ella regaló
sus deliciosas golosinas durante la reunión de la mañana. Él pasó toda la reunión
mirando a los bastardos comiéndose sus buñuelos.
Durante su almuerzo no sólo se negó a comer con él, sino que de alguna
manera logró robar su almuerzo y echarlo a la basura, y se aseguró de que no
R.L. Mathewson
hubiera deliciosos dulces en el refrigerador del personal para que él pudiera robar.
Cuando fue a comprar el almuerzo en la cafetería de estudiantes descubrió otra
encantadora sorpresa.
Al final del día había estado tan enojado y hambriento que decidió que ella
iría esta noche quisiera o no. Cuando llegó a casa no estaba demasiado
sorprendido al descubrir que Haley se había atrincherado en su habitación. Eso
estaba más que bien con él. Le dio suficiente tiempo para recuperar su fuerza.
Después de devorar todo en el refrigerador de ella, irrumpió en su habitación.
Había puesto una buena pelea, pero finalmente se las arregló para
arrastrarla a la sala donde ella fingió lastimarse el tobillo. Cuando la soltó para
revisarla lo empujó haciéndole caer de lleno sobre su trasero, y se marchó hacia la
puerta de atrás. Llegó hasta el fregadero de la cocina antes de que él estuviera
encima de ella.
—Lo siento mucho —dijo ella, mientras él se detenía detrás de una pequeña
línea de autos de lujo.
R.L. Mathewson
—Lo siento si te hice daño —dijo ella, sonando seria.
Mucho.
—¡P… pero te estoy ofreciendo sexo! ¡Mucho y mucho sexo! —susurró con
urgencia Haley mientras entraban en un exuberante vestíbulo.
R.L. Mathewson
—Habrías tenido más suerte si me hubieras ofrecido un pastel de carne, mi
pequeña saltamontes —le informó él, capturando su brazo mientras ella trataba de
hacer otro escape.
—Te iba a ofrecer eso también. —Ella le dio una sonrisa esperanzada—. ¿Y si
volvemos a casa y cocino…?
—Mejor que no hayas tocado el último pedazo del pastel de calabaza —le
advirtió.
—No será tan malo —dijo, tomando su mano en la suya, sobre todo para
R.L. Mathewson
impedir que escapara otra vez.
Ella debería estar saliendo con alguien que estuviera dispuesto a reventarse
el trasero sólo para demostrarle cuánto significaba ella para él. Tendría que trabajar
en eso con ella, pero más adelante. Ahora tenía que centrarse en arrastrarla a su
lado.
95
R.L. Mathewson
Ella se atrevió a echar un vistazo desde detrás de la espalda Jason y casi lloró
de frustración cuando se encontró con un par de ojos grises ahumados con los que
ella estaba muy familiarizada. Le envió una amable sonrisa e hizo todo lo posible
por ignorar la mirada determinada que él envió en su dirección.
—Nadie —mintió ella. Esta noche iba a ser bastante difícil. No quería entrar
en el drama del ex novio que todavía tomaba su negativa a dormir juntos como un
reto, uno que Robert parecía empeñado en ganar sin importar cuántos años
pasaran.
El hombre era un playboy auto titulado y realmente creía que podría tener a
cualquier mujer que quería. Él no siempre había sido así. Cuando empezaron a salir
a los quince años él había sido tímido, dulce y con los pies en la tierra. No fue sino
hasta su último año cuando su piel se aclaró, ganó algunos músculos y por
supuesto heredó alrededor de 30 millones de dólares de su abuela que empezó a
cambiar.
Pasó de ser el chico dulce con el que ella podría ver películas de Indiana
Jones al tipo que la engañó con cualquier rubia tonta que pudiera encontrar.
Cuando lo confrontó él lo negó todo hasta que finalmente se vino abajo y le echó 96
toda la culpa a ella. Se despidieron como amigos, más o menos y desde entonces
cada vez que la veía hacía su mejor esfuerzo por meterla en su cama. La última vez
que se toparon él había abandonado a su prometida dos días antes de la boda
para perseguirla.
R.L. Mathewson
humillaciones, pero no podía soportar la idea de Jason siendo testigo de lo poco
que realmente ella significaba para su familia.
Haley apenas se detuvo de hacer una mueca de dolor cuando se dio cuenta
de que Jason era el primer amigo que alguna vez había invitado a conocer a su
familia desde que estaba en la escuela. El hecho de que Jason fuera un hombre iba
a ser un problema, especialmente si pensaban que estaban saliendo.
R.L. Mathewson
—¿Sí, querida? —preguntó, lanzando otra mirada curiosa a Jason.
—¿No te llamó?
—Llamó temprano para decir que tú y tu amigo —dijo, dándole a Jason otra
de esas miradas curiosas que Haley conocía demasiado bien—, iban a
acompañarnos esta noche, pero que ella recordó que ya tenía planes para esta
noche.
Haley sólo apostaba a que sí.
98
R.L. Mathewson
Capítulo 11
Traducido por: Lucia A. (Divine Insanity)
Tan discretamente como pudo, miró rápidamente a las otras dos mujeres en
el grupo y rápidamente notó que las tres eran altas, delgadas, muy flacas, y más
planas que un chico de diez años. Aunque eran mujeres atractivas en sí mismas, no
tenían esa cosa como su pequeño saltamontes.
R.L. Mathewson
Botox.
Mierda.
R.L. Mathewson
inspección de Jason a su hija. No es que él pudiera culparlo. Si tuviera una hija, lo
que no sucedería en un futuro próximo, y luciera como Haley él la encerraría y la
custodiaría con una escopeta.
—¿No debe tener ella una licenciatura especial para enseñar a niños de
secundaria? —exigió Martha en tono aburrido lo que prácticamente daba a
entender que en realidad no le importaba—. Es profesora de preescolar, ¿no?
Realmente no creo que vayan a contratarla para enseñar a adolescentes.
Esto tenía que ser una puta broma, pensó mientras se recostaba en su
asiento y discretamente buscaba alrededor del costoso decorado las cámaras
ocultas. Simplemente no había forma de que su dulce y pequeño saltamontes
R.L. Mathewson
proviniera de una familia tan fría.
—Si estás pensando en regresar a la universidad, tal vez deberías buscar una
carrera real —dijo la Sra. Blaine, enviándole una sonrisa de disculpa que realmente
le decía que le importaba muy poco si acababa de insultarla—. Estoy segura de que
tu padre estaría más que feliz de pagar por la Facultad de derecho o la Facultad de
medicina.
R.L. Mathewson
El Sr. Blaine frunció el ceño ligeramente.
—Sí, va bien, pero en realidad asistí con una beca de fútbol —dijo Jason, sin
sorprenderse cuando la expresión del Sr. Blaine volvió a ser de desaprobación.
Como estudiante becado había sido tratado un poco mejor que el personal
de empleados. Había recibido agradecimientos, regalos y palmadas en la espalda,
cuando anotó un touchdown. Cuando no anotaba touchdowns se esperaba que
trabajara duro e hiciera todo lo que se le decía sin quejarse.
No esperaban mucho de él académicamente. Dudaba incluso de que
esperaran que él asistiera a clase, pero lo había hecho. Trabajó duramente para
graduarse un año y medio antes, enojando a los egresados.
Habían estado empeñados en hacerlo jugar sin descanso los cuatro años,
pero no le importó. Se aseguró definitivamente de obtener su educación tan rápido
como pudo, ya que sabía que si se jodia en el campo de fútbol y no podía jugar
más, ellos no dudarían en sacar su culo por la puerta.
—Creo que ella debería pensar en sentar cabeza. —Rose, al menos pensó 103
que la que estaba junto a él era Rose, dijo, haciéndolo sudar. Cristo, por las miradas
que ellos habían estado enviando en su dirección desde que se sentó era obvio
que todos pensaban que él era su novio. ¿Realmente pensaban que ella lo trajo
porque estaban siendo serios?
Infiernos no.
—Estoy segura de que Edward puede pensar en varios hombres que estarían
interesados en nuestra Haley —sugirió Rose.
—Creo que es una excelente idea —aceptó el Sr. Blaine con entusiasmo.
R.L. Mathewson
Espera, ¿qué?
John apartó la vista del trasero de otra mesera y asintió con la cabeza.
¿Era él el único que se dio cuenta de que había sido insultado aquí? Esto era
una mierda. Él era un gran partido. Un montón de mujeres, para su horror, querían
casarse con él. Estaba a punto de decirles eso cuando algo llamó su atención.
Un pequeño resoplido de risa.
—¡Oh, acabo de tener una maravillosa idea! —Martha, Rose o quién diablos
104
fuera dijo con entusiasmo—. Robert está aquí. ¿Por qué no le invitamos a unirse a
nosotros? Tú sabes lo mucho que quiera a Haley.
¿Quién demonios era Robert? Jason se preguntó mientras seguía los ojos
del señor Blaine a la mesa que habían pasado antes, y aterrizó en el rubio bastardo
que le sonreía a Haley. Tenía el cabello rubio perfecto, una cara promedio y vestía
un traje caro a medida, que tal vez costaba más que toda la ropa de Jason junta.
Cuando el hombre envió una cálida sonrisa en dirección a Haley, él decidió que
odiaba al bastardo.
—Déjame conseguir una mesera para pedirle que nos acompañe —dijo el
Sr. Blaine, gesticulando hacia un camarero.
R.L. Mathewson
estaba sucediendo.
—No, papá, está bien —dijo Haley, todo el humor se había ido mientras el
obvio terror se hacía cargo—. Él parece ocupado.
—Ella nunca encontrara algo mejor que Robert. Eso es seguro —dijo Martha,
enviándole una mirada aburrida antes de volver su atención hacia Robert.
—No estoy interesado en Robert —dijo Haley rápidamente, viendo como
caminaba el camarero hacia su padre—. Papá, yo…
—Creo que esto es lo mejor para ti, Haley —dijo antes de darle a el
camarero el mensaje para Robert.
—No estaría de más que le des otra oportunidad, cariño —dijo la Sra. Blaine.
R.L. Mathewson
con chispas de chocolate...
Él empujó su silla hacia atrás. Decirle a su familia que se fuera no podría ser
una opción, pero eso no significaba que no pudiera rescatar a su pequeño
saltamontes. Tomó su mano en la suya mientras se ponía de pie, no le pasaron
desapercibidas las miradas sucias que su familia envió a sus manos entrelazadas y
suavemente tiró de Haley a sus pies.
—¿Quieres contarme sobre él? —preguntó Jason, experto en eludir las otras
parejas en la pequeña pista de baile.
Sintió los músculos del hombro de Jason tensarse mientras entrecerraba los
R.L. Mathewson
ojos primero hacia ella, luego hacia Robert antes de observarla de nuevo.
—¿Cómo puedes estar tan segura de que eso es todo lo que quiere?
Tanto como odiaba estar aquí esta noche, y Dios odiaba estar aquí esta
noche, tenía que admitir que era bueno no estar totalmente sola.
Estar aquí con Jason hacia casi tolerable esta noche. Incluso había logrado
hacerla reír, no a propósito por supuesto, pero había sido incapaz de parar de reír
al ver su expresión sorprendida cuando su familia lo descartó tan fácilmente.
Era obvio que realmente no los querían aquí y no estaba a punto de pasar
107
las próximas dos horas obligando a Robert a quitar discretamente su mano de su
pierna o tratando de ignorar las insinuaciones sexuales que susurraba en su oído.
Era un buen amigo y merecía un trato mejor que ese, especialmente desde
que había sido más que amable con ellos sin importar lo desagradable que fueran
con él.
R.L. Mathewson
Realmente era el mejor amigo, decidió Haley mientras hacían su escape.
Capítulo 12
Traducido por Lucia A. (Divine Insanity)
Durante las últimas tres semanas había estado desquitándose con todos. Su
fachada, normalmente despreocupada, ahora había desaparecido. No tenía ningún
sentido. Él había estado recibiendo el mejor sueño de su vida y Haley se había
convertido rápidamente en la persona más importante en su vida. No podía
imaginarse vivir sin ella. No quería.
R.L. Mathewson
mismo en su casa.
Era raro, pero probablemente no tan raro como dos mejores amigos que
dormían juntos, pero ni siquiera se daban un beso. Era como si estuvieran viviendo
juntos, pero alternando de una casa a la otra. Pasaban mucho tiempo juntos, pero
también pasaban mucho tiempo solos o con amigos. Cuando estaba lejos de ella,
se preguntaba qué estaba haciendo y pensando. Varias veces tuvo que impedirse
llamarla para averiguarlo. Lo único que estaba salvando su cordura era saber que
ella no estaba saliendo con otro hombre. No sabía cómo se sentiría al respecto. A
juzgar por las ganas de golpear con su puño un muro cada vez que pensaba en ella
y otro tipo, no era bueno.
Tiró sus papeles en su escritorio con disgusto, haciendo que sus alumnos se
movieran alrededor nerviosamente en sus uniformes diseñados para la escuela.
—No entiendo esto. ¡Hemos revisado este material durante todo el año y
ninguno de ustedes tiene ni idea de qué diablos estamos hablando! —Su voz se
alzó, haciendo que las chicas lucieran a punto de llorar. 109
—¿Sí? —le preguntó en un tono mucho más suave del que había estado
usando con los chicos.
R.L. Mathewson
un enorme favor. Necesito un poco de ayuda preparando a mis chicos para su
prueba de mañana y puesto que ambas clases están estudiando el mismo material,
tenía la esperanza de que no le importara venir aquí y darme una mano.
Vio cómo sus estudiantes llenaron los asientos vacíos del salón de clases de
ella. Seguían disparándole miradas nerviosas. Sin duda estaban esperando que
empezara a gritar otra vez. Pocos podían imaginar que su pequeño saltamontes lo
mantenía conectado a tierra.
110
Haley brincó sobre la mesa y cruzó una hermosa pierna sobre la otra,
llamando la atención de cada chico. Él tuvo que detenerse a sí mismo de matar a
los pequeños bastardos en ese momento.
R.L. Mathewson
premio, sino por el indulto de su temperamento.
Él les lanzó una mirada mordaz a sus alumnos, haciéndoles saber que debían
responder correctamente y rápido si querían vivir. La mujer tenía una bolsa
enorme, probablemente veinte libras, de Kisses de Hershey’s y mini tazas de
mantequilla de maní de Reese y él estaría condenado si no recibía, por lo menos,
quince libras de esos. Al diablo con los niños.
Jason bufó.
R.L. Mathewson
pobremente sus habilidades de enseñanza, sino porque ésta era la quinta pregunta
y, ¡él quería chocolate!
—Muy bien —dijo Haley, lanzando a John una taza de mantequilla de maní.
—Tú podrías pensar eso, ¿no es cierto? —dijo él, desenvolviendo sus
golosinas mientras Cindy o quién diablos fuera, fruncía el ceño hacia él. La ignoró.
Se comió el chocolate entre las preguntas de la clase. Sólo se detuvo para estirar su
mano hacia atrás y tomar la botella de agua de Haley para bajar el chocolate.
R.L. Mathewson
La campana del almuerzo sonó. Haley levanto una mano.
—Muy bien, chicos. Han estudiado duro todo el año. Quiero que vayan a
casa, repasen y luego quiero que se relajen. Esto es solo una prueba, chicos.
Simplemente recuérdenlo y les irá bien. Todos acuérdense que quien gane una
calificación buena de por lo menos ochenta, se unirá a mí la semana que viene en
el último día de clases y haremos nuestra propia fiesta de helado.
R.L. Mathewson
aprendería ella?
—Eso suena... diferente —dijo Mary. Tras una breve pausa Mary le
preguntó—: ¿Qué diablos quieres decir? Pensé que tú y Jason eran sólo amigos.
—¡Lo somos! Es solo que… —Suspiró pesadamente mientras jugueteaba con
la etiqueta de la cerveza—. Él ya no sale con nadie más. Ni siquiera muestra ningún
interés en otra mujer. Cuando salimos aleja a las mujeres diciéndole que no está
interesado.
R.L. Mathewson
—¿Lo sabe?
—Bien —suspiró Mary. Agitó la pequeña pajita roja de su ginger ale y miró
alrededor de la barra—. Hay un montón de chicos muy lindos aquí esta noche.
Gimió internamente. Esta noche era sobre relajarse después de un largo día
de exámenes. No estaba aquí para andar en la luna pensando en Jason Bradford.
Esta noche estaba aquí para tomarse unos tragos, jugar una partida de billar, y
relajarse.
—Ah, Haley, tal vez deberíamos irnos a otro lugar. ¿Por qué no alquilamos
una película, conseguimos algo de pizza y vamos a mi casa? —preguntó Mary,
sonando nerviosa.
—Hemos estado esperando una hora por la mesa de billar y somos las
próximas. Además no he terminado mi cerveza. ¿Qué ocurre?
R.L. Mathewson
Mary miró su bebida y mordisqueó su labio por un momento. Parecía a
punto de llorar.
Ted gruño.
R.L. Mathewson
—¡Tú, estúpida perra! ¡Estoy tan harto de ti arruinando mi vida! Mary aceptó
nuestra ruptura, ¿cuándo diablos lo vas a hacer tú? No quiero nada con esa perra
fea de pecho plano o su mocoso de mierda y, ¡déjenme en paz! Y si estás tan
preocupada con la mierda de los pañales, entonces cómpralos tú, ¡perra!
—Escucha tú…
—¡Ya está! Tienes que decirle que meta su cabeza en sus putos problemas
—dijo Ted, empujando duro a Mary en el hombro para resaltar su punto.
—Oh, no, ¡no lo hiciste hijo de puta! —dijo Haley justo antes de que lanzara
sus puños de peluche hacia el bastardo.
117
R.L. Mathewson
Capítulo 13
Traducido por Skye & LizC
—¿Cortarían los dos la mierda? Estamos aquí para tener una noche de
118
hombres, no un concurso de meadas —les dijo Brad a los dos hombres mirándose
entre sí. Miró al cielo y suspiró—, esto es malditamente ridículo.
—¿Qué vas a hacer cuando empiece a salir con otro hombre? ¿Huh, chico
R.L. Mathewson
duro? —Mitch lo empujó—. Algún día pronto esta pequeña amistad suya no será
suficiente para ella, va a ir a otro hombre y no la tendrás más. ¿Ya has pensado en
eso? —bufó Mitch—. Ella es una mujer hermosa, divertida, dulce. ¡Muchos hombres
ajustarían su tuerca por una chica como ella!
Jason sintió que toda la sangre se drenaba fuera de su cara. Permaneció allí
mientras la realidad de las palabras de Mitch lo golpeaba duro. Un día, Haley
estaría con otro hombre con el que hablaría, vería los partidos, o simplemente se
sentarían en absoluto silencio pacífico mientras trabajaban o comían, y lo peor de
todo sería otro hombre sosteniendo a Haley en sus brazos por la noche.
—Mierda... —jadeó.
—Oh, bien, ¡lo arruinaste! ¿Estás contento ahora? —exigió Brad—. Vamos,
amigo, vamos a conseguir arreglarte con una cerveza fría y un plato de alitas de
pollo. ¿Cómo te suena eso? ¿Te parece bien?
Sus palabras se cortaron cuando Brad sacudió la cabeza. Mitch miró a Jason
y asintió. El hombre claramente no estaba preparado para oír nada de esto. Jason
no era consciente de que sus amigos estuvieran hablando. No podía concentrarse
más allá de la idea de otro hombre tocando a Haley.
Su Haley.
R.L. Mathewson
—¡Por favor, detente! —gritaba una mujer mientras ellos empujaban dentro
a un Jason todavía terriblemente tranquilo.
Divisaron una mujer alta que se veía increíblemente familiar siendo retenida
por dos mujeres que estaban tratando de calmarla mientras miraban
nerviosamente a un pequeño grupo de hombres. De repente, el grupo se separó.
—Si alguna vez le pones otro dedo encima, te mataré. ¿Me entiendes?—
Prometió él con furia apenas contenida.
R.L. Mathewson
—¡Tienes suerte, Ted! ¡La próxima vez te patearé el trasero! —gritó.
121
Haley gruñó y pateó las mantas apartándolas de ellos.
Él parpadeó.
—¿Por qué?
R.L. Mathewson
—¿Cómo que por qué? ¡Empecé una pelea!
—¿Qué quieres decir con cuándo? Tú estabas allí. ¡Me viste patear un
trasero!
—¿Esa cosa que estabas haciendo con tus manos? —Ella asintió con la
cabeza—. Pensé que estabas teniendo un ataque de algún tipo.
—¡Oye! ¡Deja de reírte de mí! ¡Soy una gran amenaza, maldita sea! —Su
tono serio lo hizo reír más fuerte. Maldita sea, ella realmente lo estaba matando—.
¡Sigue así y te voy a patear el trasero con mis puños de furia!
De alguna manera se las arregló para reír más. Realmente no creía que fuera 122
posible, pero lo hizo.
R.L. Mathewson
Ella comenzó a presionarle el pecho, tratando de empujarlo. Cuando eso no
funcionó trató de darle una patada y él pensó que ella estaba tratando de darle un
buen viejo retorcijón indio en su brazo.
Haley empujó y tiró con más fuerza, pero aun así no se movió.
Ella gimió en voz alta mientras aumentó sus intentos. Aun así ella no pudo
moverlo.
No pudo evitar burlarse de ella. Era tan condenadamente linda.
Esto había terminado. Iba a salir de la cama, disculparse con ella, caminar de
vuelta a su casa y poner un poco de distancia entre ellos. Él no era bueno para ella.
Trataba a las mujeres como una mierda y no tenía ni idea de cómo tratar a alguien
tan especial como Haley. Se merecía a un hombre que le diera todo su mundo. Un
hombre que se hiciera cargo de ella, la abrazara y amara. Y él no era ese hombre.
—Haley, yo…
R.L. Mathewson
Sus palabras se interrumpieron en un gemido cuando la boca de Haley
cubrió la suya de nuevo. Ella rozó sus labios contra los suyos en forma tentadora.
Todo su cuerpo se puso rígido cuando se obligó a no responder. No podía hacerle
esto a ella. Por mucho que le dolería a ambos, él no podía ceder ante ella. Su
cuerpo se estremeció con la necesidad de besarla de nuevo y bajar su cuerpo sobre
ella, pero de alguna manera encontró la fuerza para luchar contra ello.
Allí, tenía su respuesta. Sólo tenía que ir y darle un beso para averiguarlo. No
podía preguntarle como una persona normal. Ahora, no sólo probablemente
acababa de arruinar todo entre ellos, sino también estaba horriblemente
avergonzada. Maravilloso. Simplemente y jodidamente maravilloso.
Sintió que las lágrimas ardieron en sus ojos. Él no iba a verla llorar. Se
negaba a dejarle ver lo mucho que esto le dolía.
Lo último que ella quería hacer era hablar de esto. Salió corriendo hacia la
puerta y cruzó el patio hasta su puerta. Apenas capaz de ver a través de las
lágrimas que ahora fluían libremente por su rostro mientras buscaba la llave
escondida bajo el escalón de la entrada y entraba en su casa.
R.L. Mathewson
dejó caer en el borde de la cama y se cubrió el rostro con las manos mientras lo
dejaba salir. Estaba demasiado cansada para seguir luchando.
Su respiración se hizo más rápida contra su piel y Haley no quiso nada más
que envolver sus brazos alrededor de él y abrazarlo una vez más, pero no podía
hacerlo. No podía soportar que él la apartara de nuevo.
—¿Sabes cuán dulce eres, mi pequeño saltamontes? —Su voz se tornó ronca
a medida que sus manos se movían más abajo a sus caderas y se deslizaban de
vuelta hasta que sus pulgares rozaron debajo de sus pechos y luego de nuevo
hacia abajo. Le dio un beso en el cuello casi como si no pudiera evitarlo. Un
gemido de dolor se le escapó cuando lo hizo.
R.L. Mathewson
—Debería salir de aquí, no volver nunca y permitirte seguir y conocer a un
chico agradable que te dé todo lo que te mereces en la vida. —Él presionó otro
beso en su cuello y ella apenas contuvo un gemido. Sus manos se deslizaron por
sus costados y esta vez cuando se movieron de vuelta arriba estaban por debajo de
su camisa.
Grandes manos cálidas se deslizaron hasta sus costados sólo para detenerse
justo debajo de sus pechos. Dudaron por un segundo allí antes de continuar su
viaje hacia abajo. Él continuó besando su cuello casi con desesperación. La próxima
vez que sus manos se movieron hasta arriba pasó sus pulgares a lo largo de la
parte inferior de sus pechos y gimió.
—Tengo que irme. —Él presionó un beso con la boca abierta en su cuello y
suavemente chupó mientras sus manos se movían más arriba sólo para rozar
tentativamente sobre sus duros pezones. Gimieron al unísono—. Es lo que tengo
que hacer... lo um… lo um... —Sus manos se deslizaron de nuevo esta vez
apretando suavemente antes de volver hacia abajo.
126
—Yo um, no debería quererte... no debería... me importas mucho, mi
pequeño saltamontes. Es por eso que debería... debería —gimió ruidoso y bajo—,
eres tan dulce.
Ella decidió que era suficiente. Obviamente él la quería tanto como ella lo
quería a él, bueno, al menos esperaba que lo hiciera. Tomando una respiración
profunda fortificante, se echó hacia atrás, desplazando la boca de su cuello. Pareció
aturdido, mientras trataba de averiguar lo que pasaba.
R.L. Mathewson
mandíbula se tensaba con fuerza. Clavó los ojos en los de ella y ella tuvo que
contener una sonrisa mientras él se esforzaba por no mirar hacia abajo. Perdió la
batalla varias veces.
Él tomó aire reverente cuando permitió que sus ojos vagaran a sus pechos.
Murmuró algo acerca de no ser un santo antes de mirar de nuevo hacia arriba. Él
estudió su cara durante un largo momento.
—Bueno, duh.
—Mientras estemos en la misma página —murmuró él antes de que su boca
descendiera sobre la de ella.
127
R.L. Mathewson
Capítulo 14
Traducido por Maru Belikov y Aria
Ella gimió y él ataco, deslizando su lengua dentro del cálido cielo que ella
llamaba boca. Su lengua salió a jugar y deslizarse contra la de él, haciéndolo gruñir
en su boca.
R.L. Mathewson
pasaba sus dedos a través de su cabello en la noche cuando se sostenían al otro.
Había fantaseado con ella pasando sus dedos sobre el resto de su cuerpo.
—Me pregunto si eres tan dulce como te imagino, Haley —dijo él, besando
su muslo antes de abrir más sus piernas. Incluso en la débil luz de la habitación él
podía ver su sexo claramente. Los rosados labios estaban hinchados por la
excitación y cortos rizos estaban empapados, haciéndolo lamerse sus labios con
anticipación.
129
Él presiono un beso provocador cerca de su punto.
—Apuesto que eres más dulce que la miel —murmuró mientras se inclinaba
y pasaba su lengua entre los hinchados labios rosados en una larga lamida. Cerró
sus ojos mientras gemía profundamente. Más dulce. Mucho más dulce de lo que
imaginaba. Las caderas de Haley se dispararon fuera del borde de la cama, pero él
estaba listo para eso. Agarró sus pies y los colocó sobre sus hombros.
Usando sus pulgares, la extendió abriéndola más y casi se vino por la vista.
Con sus pulgares extendió el líquido caliente transparente sobre su pequeña
protuberancia.
R.L. Mathewson
Haley gimió.
—¿Te gusta eso? —preguntó él con una voz ronca—. Entonces te encantara
esto.
Sintió a Haley moverse debajo de él. Fue tan rápido que casi no lo notó.
Antes de que pudiera preguntar que estaba mal ella lo empujó. Mierda. Ella todavía
estaba molesta por lo de antes.
—Haley, Yo… mierda —gimió fuerte, bueno gritó realmente, mientras Haley
en un rápido movimiento tiraba de sus bóxer hacia abajo y lo tomaba en su
caliente y mojada boca. Él apoyo sus manos sobre sus hombros mientras ella lo
R.L. Mathewson
trabajaba. Ella tomó la punta de su polla dentro de su boca con un movimiento
experto que casi hizo a sus ojos voltearse.
Ella tomó sus genitales con una mano, rodándolos alrededor de sus manos
haciéndolo gemir y sacudirse. Se forzó a sí mismo a estar quieto así no la
lastimaría. Ella encontró sus ojos cuando lo tomó lentamente y fue más allá del
punto que otra mujer jamás había logrado.
Él gimoteó.
R.L. Mathewson
Ella lamió sus labios, haciéndolo gemir. Se inclinó y la besó, mezclando sus
sabores. Mientras se besaban poco a poco se movieron arriba de la cama. Una vez
que la cabeza de Haley golpeó la almohada Jason se acostó en su lado y la acercó
a él.
Tan bien como se sentía simplemente sostenerla en sus brazos todas estas
semanas, se sentía mejor tenerla en sus brazos desnuda. Sorprendentemente no
tenía nada que ver con sexo. Amaba sentir su cálida piel contra la de él y sentir su
latido mientras lo arrullaba hasta un profundo sueño.
—¡Mierda! —escuchó Haley a Jason gritar mientras algo se estrellaba en la
otra habitación. Por el sonido de ello él acababa de derribar su pila de libros en la
mesa del pasillo, otra vez.
—No me despertaste.
Ella puso los ojos en blanco mientras pinchaba un trozo de salchicha con su
tenedor.
—Sí te desperté. Tres veces de hecho. Cada vez me lanzabas algo y volvías a
dormir.
—¿Y te rendiste? Conoces la rutina, mujer. Tienes que seguir con ello hasta
que me vea obligado a salir de la cama para conseguir algo para tirarte. —Sus ojos
se estrecharon peligrosamente hacia el gran desayuno frente a ella.
R.L. Mathewson
—¿Y has comido sin mí? —preguntó con escandalizada indignación. Comer
era sagrado para Jason, probablemente porque le gustaba robar comida de su
plato cuando todavía estaba caliente.
Por mucho que ella quisiera, necesitara, dar el siguiente paso con él estaba
asustada. Él era un hombre con experiencia y expectativas y ella era... bueno, a falta
de una palabra mejor, una gallina.
Era afortunada por ser la hija menor de la familia no sólo porque sus abuelos
la acogieron, sino porque fue capaz de ver desde una edad muy joven como eran
tratadas sus hermanas y primas mayores por los llamados amigos y hombres. Los
hombres iban y venían de sus vidas convirtiéndolas en idiotas babeantes. Había
conocido a más de una mujer en los últimos años que pensaban que el sexo
significaba amor para los hombres sólo para ver su corazón roto al final.
Sabía sin lugar a dudas que estaba enamorada de él y que él por lo menos
se preocupaba por ella profundamente, tan profundamente como un hombre
como él podía. Haley no tenía ilusiones sobre el tipo de hombre que Jason había
sido en el pasado. Nunca había tenido una relación seria y nunca se preocupó por
ninguna mujer con la que había estado. A pesar de que había cambiado mucho e
incluso había madurado el último par de meses ella no era una de esas mujeres
delirantes que pensaban que podía cambiar a un hombre.
Jason muy bien podría ser la persona que la haría romper la regla de un sólo
hombre en su vida, porque sabía sin ninguna duda que nunca se casaría con ella.
Podría ser capaz de manejar una relación exclusiva con ella, pero ¿por cuánto
R.L. Mathewson
tiempo? Sabía que tarde o temprano se aburriría y pasaría a la siguiente chica.
Dolería muchísimo, pero sabía que iba a venir.
Así que, eso la dejaba con una decisión muy importante que tomar.
¿Correría el riesgo y se entregaría a él, esperando que su corazón no se hiciera
pedazos completamente cuando él pasara página, o lo mantendría en el nivel físico
en el que estaba cómoda?
Mientras ella conducía comían. Por cada dos bocados que él tomaba le daba
uno, lo que funcionaba para ella ya que no se necesitaba mucho para llenarla. 134
Secretamente le encantaba cuando hacían cosas de este tipo, sobre todo cuando él
la cuidaba. Era tan dulce. Se aseguraba de que ella recibiera el mejor trozo de
tocino o bocado de salchicha y siempre se aseguraba de untar dos veces su
bocado de waffle en el sirope, sabiendo lo mucho que le gustaba.
R.L. Mathewson
nerviosa.
—¿Se ha ido?
—No.
—¿Y ahora?
Él suspiró.
—Veo que voy a tener que manejar esto. —Se inclinó rápidamente y rozó
sus labios contra los de ella. Contuvo el aliento mientras él pasaba su lengua por su
labio inferior. 135
Presionó otro beso contra sus labios mientras tomaba su mano en las suyas.
—Lo siento por ser un idiota anoche y casi cometer el mayor error de mi
vida. Tenía miedo de hacerte daño. Sé lo que soy y también sé que mereces un
hombre que pueda mimarte y llevarte a todos los bonitos lugares que tú te
mereces. Yo…
R.L. Mathewson
Negó con la cabeza tercamente.
—No significa que no las merezcas, pero si me das una oportunidad para
compensar mi pasada estupidez, y no estoy hablando sólo sobre contigo, prometo
que haré todo lo que pueda para hacerte feliz.
—Jason…
—Quiero intentar esto. Tú y yo, quiero decir. Sé que lo más probable es que
lo joderé a lo largo del camino y querrás cortar mi cuello, pero quiero intentarlo.
Haré lo mejor que pueda para no hacerte daño.
Haley sonrió, sabiendo que era lo mejor que podía esperar de él. Apreciaba
su honestidad y sabía que si iban a intentar que esto funcionara entonces tenía que
ser honesta con él, al menos sobre el alcance de su relación. Tal vez no le guste
estar con una mujer con la que el sexo, bueno, el coito no estaba involucrado.
—Sí.
Él rozó sus labios contra los de ella otra vez y se alejó unos centímetros para
mirarla a los ojos.
R.L. Mathewson
Él suspiró con cansancio.
—Uh... no.
—¿Dios?
—Nop.
—¿Mi vasallo?
—Espera... no.
137
R.L. Mathewson
Capítulo 15
Traducido por Nanami27 y rihano
—Odio esto. ¿Por qué tuvimos que venir aquí? —dijo ella en un tono
138
altanero mientras miraba alrededor de un gran carnaval con disgusto evidente—. Si
hubiera sabido que íbamos a venir aquí, me habría quedado en casa. Dios, ¿has
oído hablar de un restaurante? Ahí es donde debería estar comiendo, no algo en
una barra como un patán. —Se apartó el largo cabello sobre su hombro.
R.L. Mathewson
Tan pronto como lo descubrió, se plantó y exigió un buen restaurante y
bebidas. Había estado en la minoría y se le ofreció un viaje a casa. Se negó. Jason
no tenía duda de que había decidido venir para hacer de sus vidas un infierno
viviente por no lanzarse a satisfacer sus demandas.
Ella cruzó los brazos sobre su pecho y miró, solo miró al hombre. Mitch
maldijo por lo bajo. Volvió su fría mirada hacia él, y no se molestó en ocultar sus
ojos en blanco. Esto era ridículo. De ninguna manera iba dejarla arruinar su buen
momento.
—¡Jason!
Se dio la vuelta y su ceño desapareció al instante, reemplazado por una
enorme sonrisa de satisfacción. Vio cómo su pequeño saltamontes caminaba
rápidamente hacia él, sonriendo de oreja a oreja. Ella tenía un animal de peluche,
una serpiente por lo que parecía, alrededor de su cuello, un refresco grande en una
mano y el otro brazo envuelto alrededor de una falsa espada, un oso de peluche y
sostenía la más larga pieza de masa frita que había visto alguna vez, la que estaba
generosamente cubierta con azúcar en polvo.
—¡Mira lo que gané! —dijo ella, casi radiante de emoción. Era difícil creer
que alguien amara más estos lugares que él y Mitch, pero aparentemente Haley era 139
esa persona.
—¿De dónde sacaste todo esto? —preguntó mientras se inclinaba para darle
R.L. Mathewson
un beso y un bocado a esa masa.
—Pensé que sólo ibas a ir al baño. ¡Hemos estado aquí esperándote por más
de media hora! —Señaló la cita de Mitch, Sue o Jude o cómo diablos se llamaba.
Mitch bajó la mirada hacia sus brazos, frunció el ceño y miró las cosas que
Jason estaba sosteniendo.
—¡Genial! —dijo Mitch. Sí, ellos eran niños grandes cuando venían a los
carnavales, ¿pero a quién le importaba?
R.L. Mathewson
—Bueno, entonces ten buena noche.
Jason miró hacia atrás, justo a tiempo para atrapar a Mitch mirando de reojo
el trasero de Haley.
R.L. Mathewson
Unos minutos después estaban desnudos y arrastrándose bajo las sábanas
de Jason. Fue entonces que realmente la asustó. No inició ningún beso o toqueteo.
De hecho, ni siquiera le había mirado los pechos y Jason siempre lo hacía. Siempre.
Eran como imanes para sus ojos.
Él se encogió de hombros.
—¿Por qué no estaría bien?
—Estás callado.
—No.
142
—Así que, solo quieres recostarte ahí y nada está mal —dijo ella,
resumiéndolo.
—Sí.
Rodó los ojos. Parecía que no tenía muchas opciones para involucrarse
ahora. Era eso o levantarse e irse porque no estaba dispuesta a quedarse aquí para
otro momento de esto.
R.L. Mathewson
siempre estaba duro cuando estaban en la cama, la ducha, o besándose en el sofá,
y todas esas veces intermedias. Estaba muy segura de que el hombre jamás tendría
que preocuparse por necesitar Viagra.
—No voy a ir a ninguna parte hasta que me digas qué está mal —dijo en
voz baja.
—No me obligues a usar mis puños de furia para obtener una respuesta de
ti —amenazó.
Sus labios se movieron, pero él no dijo nada.
—Está bien, sólo quédate allí y ponte de mal humor, entonces. Me voy a
casa —dijo ella, moviéndose para bajarse de él.
—Tú me molestaste.
—Oye, dije que lo sentía por lo de golpear a Mitch con la espada. ¿Cómo se
supone que iba a saber que la cosa dejaría un verdugón? —dijo ella a la defensiva.
—¡No! Y ese juego está amañado de todos modos, así que no cuenta.
R.L. Mathewson
ayudarme con esto porque estoy quedándome en blanco.
—¡Estoy enojado porque todos esos hombres se fijaron en ti y ni una vez les
dijiste a ninguno de ellos que se fuera a la mierda porque tenías un novio! —gritó
él.
Su cara se volvió inexpresiva. Ella parpadeó una vez y luego otra vez. Luego
se echó a reír sin control.
7
Skee Ball: Es un juego que cuenta con un carril y en el cual se lanzan unas bolas para tratar de
insertarlas en unos agujeros y ganar puntos.
—No es divertido —espetó él. Eso sólo parecía hacerla reír más fuerte.
Todo el día en la feria, él se había visto obligado a ver a los hombres notar a
Haley. Cada vez que ella sonreía o se reía, sonreían como si no pudieran evitarlo.
Cada vez que saltaba con entusiasmo, sus ojos se centraban en sus activos
balanceándose. Los atrapó observándola salir y enviándole sus miradas
apreciativas. Mitch, la rata hijo de puta, como se le conoce ahora, abandonó
completamente a su cita y se centró exclusivamente en Haley.
Esto sólo se puso peor cuando iban a la taberna de Joe. El lugar era grande, 144
acogedor y limpio, y hoy Joe puso un enorme buffet. Así con todo lo que puedas
comer de barbacoa y varias pantallas planas y cinco mesas de billar, el lugar había
estado lleno hasta el borde con hombres.
R.L. Mathewson
Jason. ¿Qué clase de amistad es esa?
—Cariño, creo que tuviste mucho sol hoy —dijo Haley, una vez que se
calmó.
Él soltó un bufido.
—En segundo lugar, incluso si lo estaban, y no era así, no sé por qué te estás
quejando. No te oí decir exactamente a cada mujer que estaba babeando por ti
hoy que tenías una novia.
145
Otro resoplido.
—No me importan un bledo esas mujeres. Tengo lo que quiero —dijo él,
masajeando suavemente sus caderas.
R.L. Mathewson
—Oye, podría haber dicho que era el epítome de la masculinidad, pero no lo
hice. —Frunció los labios hacia arriba, pensativo—. A pesar de que los dos sabemos
que es verdad.
—Eres tan hermosa, Haley —dijo en voz baja. Había dicho eso a otras
mujeres antes, pero nunca lo había dicho más en serio. Ella era hermosa por dentro
y por fuera.
146
Incluso en la tenue luz, él podía verla ruborizarse y tímidamente evitar sus
ojos.
Ella realmente no se daba cuenta de lo hermosa que era. Eso la hacía aún
más hermosa para él. Deslizó sus manos sobre su vientre plano y hacia arriba hasta
que estaba palmeando sus pechos. Pasó los pulgares sobre sus pezones, amando
la manera en que ella se lamió los labios y arqueó la espalda ante su agarre.
Haley comenzó a retorcerse sobre él, haciéndole saber que podía sentir su
cuerpo endurecerse. Le gustaba la forma en que se veía, en que reaccionaba,
amaba todo de ella. Era la cosa más preciosa en el mundo para él. Tan hermosa,
tan dulce, tan dada y demasiado buena para él, pero era un bastardo egoísta y no
R.L. Mathewson
la dejaría ir.
Nunca.
Poco a poco, él masajeó sus pechos mientras jugaba con sus pezones,
simplemente disfrutando de la forma en que se lamía los labios, gemía y
gimoteaba. Su erección se presionó firmemente contra ella. Su parte inferior
acunada muy agradablemente y le gustaba la forma en que lo acariciaba mientras
se retorcía contra él. Podía sentirla mojarse contra su estómago.
Ella se lamió los labios lentamente, asintiendo con la cabeza mientras miraba
hacia él con una expresión de confianza pura. Eso lo humilló.
—Espera —dijo él mientras la atrajo, besándola lentamente mientras les
daba vuelta hasta quedar encima de ella. Profundizó el beso mientras levantaba sus
rodillas hacia arriba y sobre sus hombros, inclinándola hasta donde él la necesitaba,
dándole un mejor acceso a su caliente centro húmedo.
Los gemidos de Haley resonaban en las paredes mientras Jason luchaba por
controlarse. Su cuerpo gritaba porque él se arqueara hacia atrás y se estrellara
dentro de ella, pero Haley quería ir despacio. Él haría cualquier cosa por ella,
incluso torturarse a sí mismo con estar tan cerca del premio y no ir por él.
R.L. Mathewson
comenzara a gritar su nombre. Esto provocó su propia liberación violenta.
—Haley... oh, Haley... yo... Oh dios, ¡Haley! —gritó él, mientras su mente
gritaba "Te amo" una y otra vez hasta que le soltó las piernas y yació flácido
encima de ella.
Mientras estaba buscando aire con dificultad se dio cuenta de algo. Él estaba
en serios problemas. Haley era su vida ahora. Su mujer. Su corazón.
—¡Oh, Dios mío, deja de comer eso! —dijo Haley, tratando de no reírse y
148
fallando miserablemente.
—Si sigues robando comida, no quedará nada para la comida al aire libre de
tu familia —dijo ella, sabiendo que no era una razón suficiente para que dejara de
comer. Estaba dispuesta a apostar que no había mucho que se interpusiera entre él
y los alimentos.
R.L. Mathewson
Ella puso los ojos en blanco ante su patético intento.
—Uh huh.
—La única razón por la que no lo estás engullendo es porque tengo eso y la
ensalada de pasta en una nevera portátil en el baúl cerrado con llave.
—Te comiste un cuenco entero de masa para galletas ayer cuando cometí el
error de correr al mercado sin esconderlo primero. En serio, pensé que estaría a
salvo.
149
—Te equivocaste.
—Tu obsesión con la comida está empezando a asustarme —dijo con ironía.
Cargaron sus brazos con todos los platos. Haley lo hizo y se dirigió a la
R.L. Mathewson
puerta principal. Jason pateó la puerta suavemente ya que sus manos estaban
llenas.
La puerta fue abierta por una mujer mayor con el cabello canoso. Ella echó
un vistazo a Jason y le sonrió.
—Sí, ¿por qué suenas tan… —Jason comenzó a decir sólo para ser
interrumpido por su madre.
—¡Jared!
Haley lanzó una mirada nerviosa a Jason, quien estaba murmurando algo
acerca de poner a su madre en un asilo de ancianos donde sólo servirían gelatina
verde. Miró de nuevo a la puerta a tiempo para ver a un hombre mayor, quien era
claramente el padre de Jason por los rasgos casi idénticos, asomarse a la puerta.
Sonrió cuando vio a Jason.
R.L. Mathewson
—Mamá se está volviendo loca —dijo Jason—. ¿Hay alguna posibilidad de
que entremos antes de que los brazos de mi novia se caigan?
—¡Sí! ¡Novia! —espetó Jason, pero sus padres no parecían darse cuenta, ya
que la miraban como si no pudieran creer que tal persona existiera. Para colmo sus
brazos estaban empezando a sentirse como si estuvieran a punto de caerse.
—Yo los hice —dijo Haley, sintiéndose un poco avergonzada por la atención.
Jared dio un gran mordisco, cerró los ojos e hizo un delicioso gemido. En
cuestión de segundos devoró el pastelito. Él extendió la mano y cogió el segundo
plato de pastelitos de Haley y se dirigió a la casa sin decir palabra.
R.L. Mathewson
—¡Oye, viejo, las hizo para mí! —gritó Jason, pasando al lado de su madre
para ir tras los pastelitos, dejando a Haley con Megan que seguía mirándola
fijamente.
—Um —Ella hizo un gesto hacia el auto—, tengo dos platos más de
pastelitos. No pensé que esos dos sobrevivirían al viaje hasta aquí —dijo ella,
sintiéndose ridícula. Tal vez debería ir a pasar el rato en el auto hasta después de
que la fiesta terminara. Siete horas en un auto sin nada que hacer sonaba mejor a
que la miren boquiabierta.
—Nada más que eres la primera mujer que alguna vez haya traído a casa y
tendrás que perdonarme si parezco un poco sorprendida. Por un momento pensé
que el infierno se había congelado. —Ella puso su brazo alrededor de los hombros
de Haley como si fueran viejos amigas—. Ahora, vamos a ir allí y dar la sorpresa de
152
su vida a una docena de personas.
Ella no le hizo caso. Una vez más. Se inclinó hacia adelante y trató de agarrar
el álbum de fotos del regazo de Haley sólo para que su mano fuera apartada por
dos mujeres.
—¡Maldita sea, mamá! Esto se supone que es una barbacoa. ¿No deberías
estar mezclándote y ser una buena anfitriona o algo en lugar de estar sentada aquí
y avergonzarme?
—¡Al diablo con la barbacoa! He esperado más de treinta años para que mi
R.L. Mathewson
único hijo traiga a una mujer a casa y no voy a ser rechazada. —Varias personas
alrededor de su madre retrocedieron con elegancia mientras él sólo miraba.
—… vestido con los vestidos de tu madre —dijo Haley con una pequeña
sonrisa malévola. Él clavó su mirada en ella. Ella simplemente sonrió dulcemente y
volvió a las fotografías del infierno.
—¿Haley?
—Oh, eso suena bien. Tomaré lo mismo. Gracias cariño, oh, y tráenos otra
soda ya que parece que se nos acabaron —dijo Megan señalando hacia las copas
vacías sin quitar al vista del maldito álbum de fotos que él estaba a punto de
incinerar.
153
¿Dónde demonios estaba la adoración y el amor? Su madre normalmente lo
estaría mimando. Demonios, para este punto ya le estaría llevando su tercer plato
de comida y bebida. Y no olvidemos a Haley quien debería estar llenando un plato
con comida para que él robe. ¿Qué estaba mal con su mujer?
—Esos sin duda fueron los mejores pastelitos que nunca he probado —
R.L. Mathewson
anunció felizmente su padre.
—¿Qué demonios quiere decir eso? ¿Por qué es tan difícil para ustedes
bastardos creer que es mi novia?
—Demasiado dulce.
—En absoluto como las zorras con las que en general sales.
—No se comporta como las perras sin cerebro que encuentras en los clubes.
R.L. Mathewson
—No es una molestia.
—Además, está la cosa de que nunca hayas afirmado tener una novia antes,
nunca nos hablaste de ella, y nos diste a tu madre y a mí la sorpresa de nuestra
vida cuando la presentaste antes. Así que verás porqué estamos tan curiosos —
terminó su padre con un encogimiento de hombros.
Bueno, eso… dolía. No es que pudiera discutir que ella era demasiado buena
para él. Lo era. No había duda de eso. Lo que en realidad dolía era que no le
creyeran. Era conocido por ser un imbécil, no un mentiroso. Había una gran
diferencia por lo que sabía.
Su madre eligió ese momento para entrar sonriendo. Gracias a Dios. Ella le
pondría fin a este sin sentido.
Su sonrisa se amplió.
—Oh, es una chica tan dulce. Me alegra que la hayas traído. —Su sonrisa se
volvió nostálgica—. Sólo desearía que salieras con chicas como esas en vez de las
chicas que conoces en los bares, cariño. Una mujer como esa es justo lo que
necesitas. Estoy segura de que si te enderezas podrías conseguir una mujer como
R.L. Mathewson
Haley algún…
—Whoa, whoa, whoa, detente ahí un segundo. Traigo una mujer a casa, la
presento como mi novia y ¿me das una charla sobre cómo lograr que salga
conmigo? ¿Es en serio?
Ella parpadeó.
—Bueno, sí. He oído sobre algunas de esas chicas con las que sales, amor, y
mientras aprecio que nunca hayas traído una a casa, realmente me gustaría verte
con alguien. Sería lindo que consideraras salir con Haley. Es una mujer muy
agradable.
Se paso las manos por el cabello. Esto era una locura. ¿Era esto lo que
sucedía cuando un hombre llevaba a casa una mujer para que conociera a su
familia? Estaba bastante seguro de que no. Esto era peor que conocer a la familia
de Haley.
—¿Por qué demonios iba a invitar a salir a mi novia? Ella ya está saliendo
conmigo. ¿Qué les pasa?
—Oh, cariño, no tienes que seguir pretendiendo. Me alegra que tengas una
R.L. Mathewson
amiga como Haley, Todos piensan que es genial. —Se llevó los dedos a la
barbilla—. Por supuesto, tu tía Ruth la ha estado empujando hacia Jeff por los
últimos diez minutos y Chris y David han estado intentando invitarla a salir durante
la última hora. Quiero decir, claramente es toda una captura. Lo que no entiendo
es…
Jason la cortó.
Jared jadeó.
Con eso salió de la cocina hecho una furia. Agradecía que sus amigos
estuvieran aquí para él porque claramente su familia no lo estaba. ¿Era realmente
tan difícil creer que pudiera conquistar a una mujer como Haley?
R.L. Mathewson
Capítulo 17
Traducido por Sitahiri (Divine Insanity)
—Déjame aclarar esto —dijo Brad, poniendo su cerveza en el suelo entre sus
158
pies—. ¿Llevaste a Haley a conocer a tu familia sin ningún tipo de advertencia y te
sorprendió que no creyeran que ustedes dos estaban saliendo?
—¡Sí!
Mitch gruñó algo, pero inteligentemente lo dejó ir. Tomó otra cerveza y la
destapó.
—Bueno, ¿no estaba tu madre dando lata con que sentaras cabeza? —
R.L. Mathewson
inquirió Brad.
Brad asintió.
—Sí, pero…
—¿Y cada vez que ibas para la cena, fiesta o barbacoa tu madre no tenía a
varias mujeres a mano para conocerte? —continuó Brad.
—Sí, pero…
—¿Tuvo a una mujer en la barbacoa para que la conocieras? —inquirió
Mitch.
—Mierda.
—No creo que tuviera tiempo para darse cuenta. No con la mitad de los
hombres de mi familia coqueteándole —dijo Jason apretando los dientes y
hablando furiosamente.
Era bastante mierda. Nadie lo escuchó. Fue una de las fiestas más
insoportables a las que había ido alguna vez. Cuando no estaba tratando de
escapar de alguna mujer dependiente realmente fastidiosa que su madre había
invitado con el único propósito de casarlo estaba ocupado metiéndose en una
R.L. Mathewson
discusión con cualquier bastardo de su familia que estuviera preguntando el
número de Haley.
R.L. Mathewson
pusieron de pie. Qué demonios, no era como si ellos tuvieran algo mejor que hacer
dado que Jill estaba fuera con un cliente y Haley estaba visitando ventas de garaje.
—¿Te has olvidado de algo? —le preguntó calmadamente, con más calma
de la que sentía. 161
—¿De qué?
R.L. Mathewson
suponía que respondiera a eso? De hecho, le preocupaba que no hace un año
hubiera estado del lado de Mitch en esta discusión. Eso era verdaderamente
aterrador.
Demonios, hubiera sido el que iniciara esa discusión antes de Haley. ¡Vaya!…
¡vaya!… No era exactamente el mejor sentimiento del mundo descubrir cuán
renombrado estúpido había sido una vez. En verdad había cambiado desde que
conoció a Haley e impresionantemente para mejor. Sorprendentemente no se
sintió cabreado o asustado porque ella había sido capaz de suscitar esos cambios
en él.
—Nunca pensé que llegaría este día —dijo Mitch con evidente repugnancia.
Resopló.
—No estoy dominado —dijo. Dado que había hecho todo menos meterse en
ese pequeño pedazo de cielo8 no pensó que el término se aplicara a él. Las cosas
que habían hecho juntos lo hizo reprimir un gemido. Le encantó lo que habían
hecho y al mismo tiempo lo odió totalmente.
R.L. Mathewson
Tener a Haley pero no tenerla era difícil como el infierno. Por cualquier otra
mujer simplemente se hubiera encogido de hombros por la regla de “no sexo real”
y se alejaría. Pero por Haley no había nada que no haría. Era el amor de su vida, su
futuro y la mujer con la que planeaba pasar el resto de su vida.
Así que por el momento había apretado los dientes y luchado contra la
necesidad de saltar sobre ella cada vez que la veía. Su pequeña saltamontes quería
quedarse en el juego previo así que eso era exactamente lo que iba a hacer.
Siempre y cuando siguiera haciendo esa cosa increíblemente erótica con su lengua
y dientes a lo largo de la cresta de su…
8
Juego de palabras, en el original Mitch dice “pussy whipped” que traducido al español es
“dominado o que lo tiene bajo su bota”. Pero “pussy” es coño en español y es por eso que Jason
dice que ha hecho todo menos meterse en ese pedazo de cielo.
—Me sorprende que no esté jadeando tras ella ahora mismo —dijo Mitch,
arrancando a Jason de sus pensamientos de Haley, desnuda, inclinándose… Se
movió incómodamente en su asiento tan discretamente como era posible.
—Bien, no estoy con ella ahora mismo, ¿cierto? —dijo Jason con 163
brusquedad.
R.L. Mathewson
No, la razón de que estuviera pasando el día con sus amigos hoy no era
porque ella se estuviera cansando de él. Era bastante simple. Tenía prohibido
durante un año ir con ella a las ventas de garaje para comprar cosas que pudiera
vender. No es que le importara, no era así. Sí parecía un poco injusto para él eso es
todo. No es como si deliberadamente se complicara la vida para avergonzar a
Haley. Esas cosas sólo parecían pasarle a aquellos alrededor de él. La mayoría
aceptaba ese pequeño hecho de la vida, pero eso no había detenido a Haley de
prohibírselo.
Le decías a una o seis personas que las cosas que trataban de vender en sus
patios delanteros eran mierda y de repente estaba excluido. Bueno, eso y la caja de
platos antiguos que rompió quizá tuvieron algo que ver con ello. No sabía por qué
el tipo estaba molesto. Le dio los cincuenta dólares por ellos. Debería ser él el que
estuviera cabreado después de todo fue él el que se quedó sin cincuenta dólares
por un juego de afeminados platos rotos.
—Apuesto a que Haley está fuera con otro tipo ahora mismo… ¡ay! ¿Qué
demonios? —se quejó Mitch mientras se frotaba el que parecía un grave punto
rojo en su frente que no había duda sería un visible chichón en la mañana.
Brad suspiró mientras levantaba la lata de cerveza medio vacía de Jason que
rodó hasta detenerse a sus pies. Vació el resto de la cerveza en el césped mientras
sacudía la cabeza incrédulo. 164
R.L. Mathewson
Jason estuvo fuera de su silla y lanzándose contra el pequeño bastardo
antes de que la última sílaba saliera de su boca. Brad siendo Brad, dejó caer su
cerveza y saltó entre los dos hombres segundos antes de que Jason hubiera
chocado contra él. Los tres hombres cayeron de la tarima al suelo con Brad
haciendo lo que podía para evitar que un muy cabreado Jason matara a Mitch.
—¡No quise decirlo de ese modo! ¡Es sexy! ¡Terriblemente hermosa! ¡Sólo
quería decir que has salido con mujeres realmente hermosas antes y que nunca te
has comportado así antes! ¡Oh, Dios mío, no me mates! —Las palabras salieron
volando de la boca de Mitch, terminando en un chillido mientras Jason lo
arrastraba debajo de él y le daba la vuelta con un puño alzado y listo.
165
Mitch sostuvo sus manos con las palmas hacia arriba tratando de conseguir
que Jason se detuviera.
—¡Juro por Dios que no quise decir eso! ¡La amo! —Ante el gruñido de ira
de Jason Mitch se apresuró a continuar—. ¡No de ese modo! ¡La quiero como una
amiga! ¡Pienso que es genial! ¡Juro que no quise decir eso!
—Te dije que no lo provocaras con ella —gimió Brad mientras trataba de
quitar a Jason de encima del hombre, pero Jason pesaba más que él por unos
buenos 14 kilos de músculo. Miró a su amigo a través de los ojos entrecerrados
mientras luchaba contra el deseo de molerlo a golpes. Este era uno de sus más
viejos amigos y parte de él sabía que el hombre sólo estaba provocándolo, pero él
no permitía que nadie hablara o tratara a su pequeña saltamontes con nada
excepto respeto.
R.L. Mathewson
Con apenas una furia controlada Jason respiró hondo antes de hablar.
—Lo siento, cariño, pero no puedo retractarme otra vez. Le prometí a Amy y
a las chicas que definitivamente iría esta noche.
R.L. Mathewson
Por supuesto nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda de su abuela.
Algunas veces Haley consideró darse por vencida cuando el dinero y ubicación
eran un problema, pero luego la abuela se ofreció a ayudarla. La abuela encontró el
lugar perfecto a más de la mitad del precio de cada sitio que Haley había mirado.
Era la primera vez que Haley alguna vez había aceptado la ayuda de su
abuela. Siempre había sido importante para ella hacerlo por su cuenta sin el dinero
e influencia de su familia. Por Jason se había tragado su orgullo y le había pedido a
la abuela ayudar para encontrar la perfecta cabaña para alquilar. Todo iba a ser
perfecto.
—Es sólo por un par de horas. Ni siquiera sabrás que me he ido —le
prometió ella.
Hizo su mejor esfuerzo por no rodar sus ojos, otra vez. Era tan malditamente
lindo y dulce que no quisiera pasar una noche sin ella. Esto era algo que nunca
167
había esperado de Jason Bradford, una de muchas cosas en realidad. Él era tan
dulce y atento.
—No soy una puta que puedes comprar con deliciosos productos
horneados, mujer. ¿Cómo te atreves a insultarme? —dijo con un resoplido mientras
doblaba sus brazos sobre su pecho y hacia su mejor mirada malhumorada.
R.L. Mathewson
Tuvo que contener una sonrisa mientras Jason se movía ansiosamente y se
lamía los labios pasando sus ojos ávidamente por su cuerpo.
—¡Ese era mi beso, hijo de puta! —gritó Jason, colocando un fuerte 168
asimiento en Mitch y tacleándolo hasta el suelo mientras que Brad suspiraba.
Realmente era adorable. Tal vez le haría una gran tanda de brownies para
acompañar ese plato de glaseado.
—Oh Dios mío, no puedo creer que hayas venido —dijo Amy, apoyándose
en su silla mientras observaba a Haley acercarse a la mesa.
—Probablemente él está justo detrás de ella —señaló Sarah con una sonrisa.
—Ja, ja, muy divertido —dijo Haley, tomando el único asiento vacío en la
R.L. Mathewson
mesa mientras sus cuatro amigas y una mujer que ella no tenía absolutamente
ninguna idea de quién era, le daban miradas de complicidad.
Al viejo Jason, como le gustaba pensar del Jason no tan dulce que solía
conducirla a la locura, le gustaban las mujer que eran un anuncio ambulante y
viviente de sexo. Algo así como Kate, pensó Haley con un gemido interior. Con su 169
largo, perfecto y sedoso cabello azabache, maquillaje que la hacía lucir sensual y
ropa que era un poco demasiado apretada y mostraba demasiado, Kate podría ser
un anuncio andante del tipo de Jason.
—¿Cuánto han estado juntos ustedes dos? —le preguntó Kate casualmente,
pero Haley no se perdió el brillo calculador en sus ojos.
R.L. Mathewson
La mirada sorprendida de Kate fue gratificante. Ella sabía que había durado
con Jason más que ninguna otra mujer, sorprendentemente ya que nunca habían
tenido sexo. Bueno, hizo unas mil y una diabluras con él y mantuvo su interés por
sus productos horneados, pero eso no era ni aquí ni allá. Estaba bastante segura de
que realmente se preocupaba por ella, tal vez incluso la amaba.
Está bien, amor podría ser presionar a un hombre como Jason, pero estaba
muy segura de que él se preocupaba por ella. Era siempre dulce con ella y parecía
genuinamente feliz de verla. Sin olvidar que él salía de su camino para pasar
tiempo con ella. No estaba completamente segura, pero no creía que él hubiera
hecho eso con nadie antes que ella.
Haley sólo pudo fruncir el ceño mientras miraba más allá de su amiga a la
camarera. De pronto tuvo la sensación de que la única manera de sobrevivir a esta
noche de chicas era con una gran cantidad de alcohol.
Como una rodaron los ojos. Fue seriamente espeluznante. Apenas luchó con
la necesidad de huir.
Beth resopló.
R.L. Mathewson
—Sabemos que duermen juntos todas las noches. ¡Lo que te estamos
preguntando es si finalmente tuviste sexo con el hombre!
—Claramente.
Haley abrió la boca para cantarle sus verdades a la mujer cuando Beth la
cortó.
—Oh, mira eso —dijo Beth, gesticulando con su bebida rosa hacia la entrada
del bar. Todo el mundo miró y se rieron entre dientes y por una vez Haley se alegró
de vivir en un pueblo pequeño.
R.L. Mathewson
Jason la vio y saludó con la mano y luego, por supuesto, golpeó a Mitch en
la cabeza cuando el hombre lanzó un beso hacia ella. Rodando los ojos, Haley se
levantó y agarró su bolso.
Tras una breve pausa ella preguntó—: ¿Tengo que tener un pene?
—Creo que podemos pasar por alto este requisito esta noche —dijo,
riéndose.
Él suspiró pesadamente.
R.L. Mathewson
Sacudió su cabeza poniéndose de pie.
Lamer glaseado de una mujer era una simple fantasía y una que había
soñado hacer por años, pero no había encontrado a la mujer correcta con quién
compartirlo. No había ninguna duda de que podría haberle pedido a cualquiera de
las incontables mujeres con las que había dormido en el pasado que viviera con él,
esta pequeña fantasía pervertida antes, pero nunca se sintió lo suficientemente
cómodo con ninguna de ellas.
R.L. Mathewson
Con Haley…
Jason la miró y frunció el ceño. No tenía ni idea de quién demonios era ella y
a juzgar por la apreciativa mirada que Mitch le estaba lanzando a ella, a él le
gustaría conocerla mejor.
Estiró la mano para recorrer su brazo con los dedos solo para encontrar que
él la apartaba.
R.L. Mathewson
—Bueno —dijo, prolongando la palabra mientras se movía en su silla,
dándole un mejor vistazo de sus pechos—, estaba allá con mis amigas y
curiosamente tú eras el tema de conversación. Luego repentinamente estabas aquí
y no pude evitar sentir que el destino me estaba diciendo que tú y yo deberíamos
pasar una larga noche sin dormir en mi cama esta noche —dijo con voz ronca.
—¿No estabas sentada con las amigas de Haley? —señaló Brad, sonando tan
cabreado como él se sentía.
Con ese anuncio los tres hombres se rieron a carcajadas. Haley era muchas
cosas, ¿pero fría? Diablos, no.
Todavía podía ser un poco débil, pero sólo porque de verdad se preocupaba
por no herir los sentimientos de otras personas. Desde luego eso era algo en lo
que necesitaban trabajar, pero estaba dispuesto a ignorarlo por ahora.
175
La mujer lo fulminó con la mirada mientras cruzaba los brazos por su
abundante pecho, lanzándole lo que probablemente era su mejor mirada de bruja.
—Haley —dijo.
—Ahora puedes irte —dijo él, indicándole con la cerveza que se fuera.
Maldición, las mujeres verdaderamente podían ser brujas sin corazón. Hablando
mal de su pequeña saltamontes por una oportunidad con él, era bajo.
Comprensible, pero bajo.
R.L. Mathewson
Ella inclinó la cabeza a un lado, estudiándolo.
—Nunca pasaría —le dijo, indicándole de nuevo que se fuera. Incluso Mitch
se veía como si quisiera que se fuera y eso era decir algo. Normalmente el hombre
no era tan selectivo con sus compañeras de cama y para él querer que una mujer
fácil se fuera decía mucho sobre lo que sentía por Haley. Jason supo que el hombre
estaba comenzando a ver a Haley como una hermana sino, tendría que
abofetearlo.
Habían estado juntos por dos meses y ni una vez la había presionado o
cuestionado por su negativa a dormir con él. Incluso se contuvo durante esas veces
en las que pensó que se moriría si no entraba en ella. Había asumido que sólo 176
quería llevar las cosas con calma, asegurarse de que él no iba a ser un imbécil y la
dejara cuando se cansara de ella.
R.L. Mathewson
Levantó una ceja perfectamente depilada hacia él mientras se ponía de pie.
Haley no lo amaba.
—Jason, no te ves muy bien, hombre —dijo Mitch, poniéndose de pie y
sentándose en el asiento que la bruja sin corazón acababa de desocupar. Tomó la
jarra de cerveza y llenó el vaso de Jason—. Toma un trago —dijo él, empujando el
vaso hacia él hasta que no tuvo otra opción que hacer justamente eso.
Mitch resopló.
Pero no habían hecho el amor, pensó Jason amargamente. Ella había hecho
todo con él excepto eso y ahora Jason tenía una sensación de que la razón detrás
R.L. Mathewson
de ello ya no era tan simple.
—No, todavía no —dijo él, bajando su cerveza para que pudiera tomar su
mano en la suya. Sus ojos salieron disparados más allá de Haley a la mesa de
mujeres que estaban mirando en su dirección y riendo. Su mandíbula se apretó casi
dolorosamente ante la idea de que Haley jugara con él.
—Está bien —dijo Jason, incapaz de apartar los ojos de las mujeres riéndose
de él.
—No le digan esto a Haley, pero la mayoría de sus amigas son unas brujas
—dijo Mitch, vaciando lo último de la cerveza en su vaso.
Normalmente él estaría de acuerdo con eso, pero ahora mismo tenía un mal 178
presentimiento de que era el objeto de una broma. En realidad no podía evitar
sentir que Haley podría haber estado jugando con él todo este tiempo.
—No eches esto a perder —dijo Brad, sin duda interpretando correctamente
la expresión de determinación en su cara—. No sé qué está sucediendo entre Haley
y tú, pero esas mujeres claramente están queriendo joderla. Por favor no te jodas a
ti mismo en el proceso.
R.L. Mathewson
Becky, la cantinera, le dijo.
Él abrió la puerta sin una palabra. Haley lanzó su bolso en la mesita de café y
se encaminó hacia su habitación más que lista para quitarse sus tacones altos y su
falda.
—¿Sí?
R.L. Mathewson
—Me… me preguntaba si querrías ir a nadar —dijo él, pero Haley no pudo
evitar sentir que no era eso lo que había querido decir.
Desde que regresó del baño no pudo evitar darse cuenta de que Jason
estaba comportándose diferente. Parecía realmente molesto, pero lo negaba cada
vez que le preguntaba. Sorpresivamente Mitch y Brad fueron reservados al
respecto. De vez en cuando había visto a los dos hombres mandándoles miradas
asesinas a sus amigas.
Más de una vez vio a sus amigas mirándolos y riéndose. Sabía que era
ridículo, pero no podía evitar sentirse un poco paranoica. Probablemente no era
nada.
—Nadar suena divertido —dijo ella, decidiendo que preferiría olvidarse de
todo excepto de Jason—. Te veré en la piscina en diez minutos.
—Está bien —dijo Jason, sonando un poco triste, al menos eso pensó ella.
—El agua está genial —dijo Jason, haciéndole señas para que se uniera a él.
Se quitó los lentes y deseó haber encendido las luces de afuera conforme su
visión se atenuaba y se volvía borrosa. Tratando de no tropezar, caminó
cautelosamente el metro y medio hasta la mesa del patio, y puso sus lentes ahí.
¿Por qué no podía ser una candidata para cirugía láser de ojos?
R.L. Mathewson
Suspiró pesadamente mientras se daba la vuelta, completamente preparada
para encender los reflectores y arruinar otra velada romántica gracias a su pobre
visión cuando unos fuertes brazos húmedos la alzaron en brazos.
—¿Te asusté?
—No —mintió.
R.L. Mathewson
—No querríamos eso —Rió entre dientes.
—Eso es muy amable de tu parte —susurró Jason con voz ronca, subiendo
con su lengua por su cuello, tomando su lóbulo en la boca y succionándolo.
Sus manos subieron rozando sus costados casi provocadoramente,
deteniéndose justo bajo sus senos antes de bajar deslizándose a sus caderas. Haley
estiró una mano hacia arriba y agarró su cabello mojado, tirando de él hacia abajo
para el beso que le prometió.
Sintiéndose un poco osada, estiró su mano libre y deshizo el nudo frontal 182
que mantenía cerrado el top de su bikini. Soltando su cabello se quitó el top con
un encogimiento de hombros, dejándolo caer entre sus cuerpos.
R.L. Mathewson
—Jason —murmuró desesperadamente contra su boca. Necesitaba más. Lo
necesitaba a él.
R.L. Mathewson
Recuéstate.
—Shhh, está bien —murmuró Jason contra su pierna. Depositó otro beso
contra su muslo interior antes de bajar por su pierna con su húmeda lengua. Evitó
el lugar dónde ella más lo necesitaba para pasar su lengua justo por debajo de su
ombligo hacia su otra pierna.
Puso un suave beso contra la mata de suaves rizos entre sus piernas,
ganándose un fuerte gemido.
R.L. Mathewson
Pasó la punta de su lengua alrededor de su pequeño botón sensible y
alrededor de su centro en lo que pareció una figura de ocho, asegurándose de no
tocar los lugares que más anhelaban su toque. Separó aún más las piernas en una
silenciosa invitación, haciendo que Jason se riera entre dientes.
Ella echó la cabeza hacia atrás, gimiendo con fuerza. Sus dedos tomaron su
cabello en un puño, animándolo.
Contuvo el aliento cuando su lengua bajó a su centro y se deslizó dentro
suavemente. Su pulgar hizo círculos en su clítoris lentamente, usando sus jugos
para intensificar cada toque.
Tan pronto como su erección quedó libre se rindió con su traje de baño y lo
tomó en la mano. Jason gimió largo y fuerte en su boca mientras ella le quitaba su
traje de baño, con cuidado de no mover la mano.
R.L. Mathewson
erección estuvo presionada firmemente contra su húmedo centro.
Ella amaba hacer esto por él, amaba el modo en que él se sentía, sabía y
gemía. Apartó su boca para que poder recorrer con la lengua su pene y provocar
su hendidura. Él contuvo el aliento en un siseo cuando volvió a tomarlo en la boca,
succionándolo con más fuerza. Ella iba a correrse pronto y estaba determinada a 186
llevárselo con ella. Añadió su otra mano, sabiendo cuánto le gustaba eso a él
mientras distraídamente cabalgaba sus dedos. Esto era tan bueno….
Sonriendo, lo jaló hacia abajo para un beso. Lo besó sin prisa mientras se
movía sobre ella. Cuando sintió la dura cabeza aterciopelada de su erección excitar
su centro jadeó en su boca.
R.L. Mathewson
—Sí —siseó cuando provocó su clítoris.
¿Lo deseaba?
Sí.
—Sí. —La palabra apenas salió de su boca cuando Jason empujó hacia
delante.
Con fuerza.
Dolía demasiado. Cerró los ojos con fuerza, esperando que mejorara. No fue
así. Jason siguió empujando dentro de ella, tomando sus gritos y la forma en que
hundía sus uñas en su espalda como un estímulo. 187
Justo cuando pensaba que no podría soportarlo más se quedó quieto sobre
ella y gruñó.
Bueno, pensó cuando la besó con ternura en la frente, ella sabía que la
primera vez iba a doler. De hecho probablemente no hubiera dolido si hubiera
hablado con él sobre esto antes de que lo hicieran, pero habían estado sumergidos
en el momento. Era mejor de este modo, más romántico. Le gustaba la idea de que
su primera vez fuera resultado de estar fuera de control.
Está bien, había dolido… mucho, pero había terminado ahora y Haley estaba
contenta.
R.L. Mathewson
Jason se rio entre dientes, inclinándose para besar la punta de su nariz.
—¿Qué va mal?
R.L. Mathewson
contigo? ¿Has tenido relaciones sexuales para demostrar que alguien está
equivocado? —Maldición ella casi gritó.
—¡No es así!
Se pasó una mano por el cabello, preguntándose cómo había ido mal tan
rápido.
—¿Qué diablos quieres decir? ¿Cómo fue exactamente esto una sorpresa?
189
Soy tu jodido novio Haley. Esto tenía que suceder tarde o temprano con la forma
en que íbamos el uno al otro.
Santa mierda...
R.L. Mathewson
Él rodeó la piscina justo mientras Haley encontraba sus gafas y se las ponía.
Se quedó helado.
¿Una virgen?
190
Ella había estado apretada, pero...
—No sé con quién hablaste, bueno, tengo una idea de quién, pero dejaron
fuera un elemento muy importante. Me estaba guardando para el hombre con el
que pensé que pasaría el resto de mi vida. Es por eso que no me acostaba contigo
—dijo, claramente tratando de contener las lágrimas.
Mientras que toda la ira se drenaba de él. Extendió la mano para tirar de ella
en sus brazos sólo para que sus manos fueran débilmente manoteadas.
—¡Tú estabas tan ansioso por demostrar algo que ni siquiera te detuviste a
pensar en lo que estabas haciendo!
R.L. Mathewson
—Nena —dijo, manteniendo su tono de voz suave—, si hubiera sabido que
eras virgen lo habría hecho de otra manera, pero no puedo arrepentirme de esto.
—¡Eso es por ser un idiota! ¿Esperas hasta arruinarlo para sacar la artillería
pesada? ¿Qué te parece decírmelo y hacer el amor conmigo porque me amas y no
porque sentías que tenías algo que demostrar?
—¿Estás loco? ¿Crees que voy a dejar que me toques después de lo que
acaba de suceder?
—¿En realidad pensabas que podría hacerte daño? Eso es peor que
cualquier cosa que has hecho aquí esta noche —dijo ella gesticulando hacia la
piscina—. Debería haber sido más que evidente que te amaba —murmuró,
191
secándose frenéticamente las lágrimas que corrían por su rostro.
—¿Qué estás...?
R.L. Mathewson
—Oh mierda —murmuró. Él lo había jodido de tantas maneras esta noche
que no estaba seguro de por dónde empezar, pero sabía cuál por una puta vez era
la más importante.
—Deberías haber pensado en eso antes —dijo ella, volviendo la espalda a él.
—Haley, por favor no lo hagas.
—Sólo déjame sola, Jason —dijo ella, cerrando la puerta con llave.
—¿Haley?
No hubo respuesta.
R.L. Mathewson
tiempo para pensar, probablemente más tiempo de lo que él le había dado.
—Estaré en mi habitación cuando estés lista para hablar. Así que, sólo grita o
llama cuando estés lista —dijo él en voz alta, sintiéndose como un idiota inútil y sin
tener ni idea de qué carajo hacer. Se fue con la esperanza de que ella acudiera a él
cuando estuviera lista.
¿Cómo podía haber pensado que iba a hacerle eso a él? Ella sólo podía
imaginar lo que Amy y su amiga Kate, bueno, sobre todo Kate, podrían haberle
dicho para molestarlo, pero lo que no podía entender es por qué no habló con ella
primero.
R.L. Mathewson
mismo.
—No me importa —dijo Jason, sin apartar los ojos de la puerta delantera de
Haley.
Alrededor de las tres de la mañana se había dado cuenta que había jodido
esta situación aún más por no ir a ella. Pasó las siguientes dos horas repasando
cada momento de la noche anterior, tratando de averiguar exactamente cuándo la
había jodido y haciendo una lista. Después de que él se aseguró de que no había
pasado por alto nada dobló la lista de tres páginas, adelante y atrás, y se la metió
en el bolsillo trasero y salió fuera esperando por Haley para que así pudiera
comenzar a pedir disculpas.
Contempló despertarla, pero entonces tendría algo más por lo que pedir
disculpas, por lo que se conformó con esperar en su escalón de entrada. Hace 194
media hora Mitch decidió reunirse con él después de que lo viera esperando fuera
de su casa. No le había tomado mucho tiempo al otro hombre para saber que él la
había jodido.
—¿Te vas a sentar aquí todo el día? —preguntó Mitch, saliendo por la
puerta principal—. Me muero de hambre. Vamos a buscar algo para desayunar.
Cuando volvamos, Haley estará despierta y podrás ir a arrastrarte.
—No me iré hasta que hable con ella. Además, no tengo hambre.
R.L. Mathewson
más tarde se abrió y Haley salió a trompicones. Jason se puso de pie en cuestión
de segundos y se dirigió a ella. En realidad no estaba seguro de cuánto tiempo más
habría sido capaz de esperar antes de irrumpir en su casa y rogar por su perdón.
—Haley, yo... —Se detuvo cuando vio la gran bolsa de lona que ella estaba
medio cargando, medio arrastrando—. ¿Qué está pasando?
Por primera vez en meses el rostro de Haley no se iluminó cuando lo vio. Ella
empujó sus gafas por la nariz y volvió a tirar de la bolsa.
—¿Por cuánto tiempo? —le preguntó Jason, sintiendo como todo su mundo
se derrumbaba a su alrededor.
—Una semana —dijo Haley, caminando junto a él mientras arrastraba la
maldita bolsa.
¿Una semana? No, no podían estar separados por una semana. Eso era
demasiado tiempo. Una semana pensando en lo mal que la había jodido y lo
mucho mejor que estaría ella sin él no era lo que necesitaban. Tenían que resolver
esto aquí y ahora, para que él pudiera seguir arrastrándose.
—No creo que sea una buena idea, Haley —dijo, levantando
automáticamente la bolsa y colocándola en el baúl abierto de su auto por ella 195
cuando empezó a luchar para levantarla—. ¿Por qué no vamos adentro y hablamos
de esto?
—No hay nada que explicar, Jason —dijo Haley, sacudiendo la cabeza con
tristeza—. Creo que es mejor si terminamos las cosas ahora.
R.L. Mathewson
Sus palabras se sintieron como un puñetazo en el estómago.
—Sólo estás enojada, Haley. Tal vez... tal vez tengas razón. Tal vez sólo
necesitas una semana para pensar las cosas —dijo rápidamente, desesperado por
hacer o decir algo que la hiciera volver de nuevo—. Tómate una semana, piensa en
ello. Ambos sabíamos que la iba a joder en algún momento, mi pequeño
saltamontes. Después de que pienses en ello te darás cuenta de que es todo lo que
era. Luego volverás aquí y me arrastraré y vamos a dejar atrás esto.
196
R.L. Mathewson
Capítulo 22
Traducido por Nanami27 y Rihano
Haley apenas se contuvo de buscar a Jason cuando salió al exterior y vio que
se había ido. Fue lo mejor, se dijo a sí misma mientras lanzaba su pequeña mochila
al maletero. Lo cerró y caminó lentamente hacia el lado del conductor, esperando 197
atrapar una última mirada de él.
A pesar de que siempre había sabido que no tenían futuro, no podía dejar
de sentirse decepcionada. Él había renunciado a ella demasiado fácil. Quizás era
algo bueno que hubieran terminado entonces, se dijo. Si se dio por vencido tan
fácilmente, entonces no le importaba ella realmente y era mejor que lo descubriera
ahora.
Al menos es por eso, intentó decírselo a sí misma por las siguientes tres
horas mientras conducía. Cada cinco minutos revisaba para asegurarse que su
teléfono aún funcionaba o se detenía de llamarlo. Sólo quería escuchar su voz.
Sabía que todo había terminado entre ellos, pero eso no significaba nada
para su corazón. Todo lo que quería hacer era detener el auto, acurrucarse en una
R.L. Mathewson
bola y llorar, pero no se permitiría liberarse, aún no. Cuando llegara a la cabaña,
entonces se permitiría romperse con privacidad y usaría la semana para reparar su
corazón.
R.L. Mathewson
—¿Qué demonios? —murmuró, apartando los ojos de la carretera para ver
la cantidad insana de comida que había comprado. ¿Acaso no había comprado dos
magdalenas y tres pasteles de manzana? Ahora sólo había uno de cada uno. Estaba
comenzando a preguntarse si se estaba volviendo loca cuando una grande y
bronceada mano apareció de repente, asustándola como el infierno.
—¡Ay!
Haley dio un rápido vistazo al asiento de atrás y maldijo. De alguna manera
Jason se las había arreglado para doblar su enorme cuerpo en el piso de su auto
mediano y cubrirse con la toalla grande que ella guardaba allí.
—¿Por qué estás en mi auto? —demandó, mientras hacía lo que podía para
mirarlo y mantener la conducción del auto en línea recta.
—¿Qué diablos quieres decir con terminar nuestra pelea? Hemos terminado,
Jason. Lo siento, pero se acabó —dijo, tratando de mantener la calma.
—No, no lo hicimos.
R.L. Mathewson
—Sí, lo hicimos.
—Por el amor de Dios, Jason, ¡te dejé! —le espetó, sintiendo el último hilo
de paciencia romperse.
Alzó la vista hacia el espejo retrovisor cuando él no dijo nada por un minuto
para encontrarlo con el ceño fruncido. Por último, negó con la cabeza.
Su boca se abrió.
—De todos modos —continuó Jason como si no acabara de dejarla sin
palabras con ese pequeño anuncio—, después de nuestra conversación, me di
cuenta de que planeaste una semana lejos para nosotros y realmente no pude
estar más de acuerdo. Una semana lejos es exactamente lo que necesitamos para
trabajar en nuestros problemas.
R.L. Mathewson
—Haley —se burló en el mismo tono, haciendo sus labios temblar, ¡maldito
sea!
—Sí, lo hiciste, Jason, y anoche demostraste más allá de toda duda que no
eres capaz de estar en una relación.
—No, anoche demostré que soy un maldito idiota —dijo con total
naturalidad.
Ella no iba a discutir con eso, ya que había llegado a la misma conclusión
después de escuchar lo que pasó, pero eso no quería decir que había cambiado de
opinión.
Él soltó un bufido.
201
—No, no terminamos.
Abrió la boca para negarlo, pero no pudo. Lo amaba. Más que nada en este
mundo, pero la había herido la noche anterior y no estaba tan segura de que podía
confiar en él para no hacerlo de nuevo.
R.L. Mathewson
—Sexo de reconciliación —dijo, sonriendo enormemente mientras movía sus
cejas.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó mientras salía del auto, pero no
lo hizo antes que Haley. No era un idiota después de todo. Ella todavía estaba
enojada con él y probablemente, todavía estaba buscando una manera de
deshacerse de su trasero. En retrospectiva, probablemente no debería haber hecho
ese comentario del sexo de reconciliación.
—Te odio —murmuró Haley, rabiando pasó junto a él para tomar un carro.
R.L. Mathewson
bikini negro le llamó la atención, y decidiendo que se vería muy bien en Haley, lo
lanzó en el carrito, así como el rojo detrás de este. No estaba demasiado
preocupado cuando Haley no lo siguió. Supuso que estaba en algún lugar en la
tienda, tratando de calmarse o comprar un bate de béisbol para golpear su culo
hasta la sumisión.
Eso estaba bien. Tenían toda una semana para trabajar en sus problemas
tanto si ella quería como si no. Era suya, llano y simple, y mientras más pronto se
diera cuenta de que estarían juntos para siempre, antes podría corregir el error que
cometió anoche y mostrarle lo bien que podría ser entre ellos.
Después de que agarró los trajes de baño, ropa suficiente para la semana y
unos pocos artículos de tocador, se dirigió a la sección de comestibles. Cuando vio
el carro de Haley no pudo evitar resoplar con incredulidad. ¿De verdad pensaba
que comprando porciones individuales de comida iba a alimentarlos durante una
semana? Es evidente que su pelea había podrido su cerebro.
—Es para ti —dijo en un tono que le hizo saber a ella que debería ser más
que evidente. A su pequeño saltamontes le encantaba tomar largos baños calientes
de burbujas para relajarse, y realmente necesitaba que se relajara si él iba a
convencerla de que lo perdonara, y se olvidara de esa tontería de la ruptura.
R.L. Mathewson
—Esta… bien —dijo ella lentamente, cogiendo una familiar caja de cartón
negro—. ¿Y qué pasa con estos? Un paquete de veinte y tamaño magnum nada
menos, alguien piensa muy bien de sí mismo.
—¿Sólo una caja? Pensé que había tomado tres —murmuró, haciendo gala
de buscar en su carrito por las otras. Finalmente, con un suspiro de resignación
regresó la caja—. Recuérdame coger unas cuantas más a la salida.
El daño ya había sido hecho la noche anterior. Por supuesto, si hubiera sido
cualquier otra mujer, él habría arrastrado su trasero a la sala de emergencias por la
píldora del día siguiente, pero con Haley, se sentía extrañamente tranquilo respecto
a todo el asunto. En realidad, se sentía un poco excitado ante la idea de ella
teniendo a su hijo. 204
R.L. Mathewson
de esos pretendidos alimentos de mierda para sus niñas.
¿No hacerlo otra vez? Por favor. Si había una cosa que sabía sobre su
pequeño saltamontes era que ella era tan insaciable en la cama como él. La tendría
en su lecho al final del día, garantizado.
205
R.L. Mathewson
Capítulo 23
Traducido por Kachii Andree y Lalaemk
—No —dijo él, haciendo que la palabra se desplegara, dando un paso por
delante de ella y subiendo en el asiento del conductor.
Suspirando, Haley se metió en el lado del pasajero, sabiendo que era inútil
discutir con él y realmente no tenía la energía. Lo único que quería hacer era
encontrar la cabaña, tomar un baño y dormir durante el próximo día o dos.
R.L. Mathewson
así que se acomodó en el asiento de cuero fresco y trató de no quedarse dormida.
—Espero que no esperes que cocine para ti. —Ella decidió que si él hacía un
puchero ante aquel anuncio iba a romper los puños de furia en su trasero.
—¿Qué?
—Estás de vacaciones. No quiero que levantes un dedo —dijo, levantando
sus manos entrelazadas y presionando un dulce beso en la parte posterior de su
mano. Cuando ella sintió que se empezaba a derretir se recordó lo que él hizo la
última noche y por qué.
Haley estaba a punto de quedarse dormida cuando Jason dijo—: Creo que
esto es.
Se obligó a abrir los ojos y vio que se dirigían a varias pequeñas cabañas. Un
minuto más tarde estaban en el largo camino de entrada de una pequeña cabaña
de un nivel.
Reprimiendo un bostezo, ella asintió. Sin decir palabra, se bajó del auto y
caminó hasta el pasillo corto con conchas trituradas y entró en la casa, decidiendo
que se encargaría de Jason más tarde. En este momento estaba demasiado
R.L. Mathewson
cansada para hacer nada más que tomar un baño y una siesta. Miró alrededor de la
casa y observó que era más lindo que en las fotos que el agente de bienes raíces
de su abuela le envió.
—Maldita sea —maldijo Haley, pisando fuerte con el pie. Una vez más, su
abuela la había engañado. Cuando Haley le preguntó a la abuela si su agente de
bienes raíces podría mirar propiedades de alquiler para ella, debería haber sabido
que la abuela no sería capaz de evitar precipitarse y encargarse de ello.
Nadie en su familia entendía por qué quería hacerlo por su cuenta, y mucho
menos la abuela. Haley sabía que su abuela tenía buenas intenciones y que estaba
preocupada por ella pero realmente deseaba que dejara de tirar trucos como éste.
No había absolutamente ninguna duda en la mente de Haley de que su abuela
había pagado más de la mitad del precio del alquiler.
Bueno, no había nada que pudiera hacer al respecto ahora mismo. Más 208
importante aún, estaba demasiado malditamente cansada para estar enojada. En
algún momento de esta semana iría a la ciudad y preguntaría por ahí para saber lo
que valía una propiedad de alquiler en esta zona. Entonces le enviaría a su abuela
la diferencia.
—¿Estás segura de que este lugar sólo cuesta mil dólares? —le preguntó
Jason, colocando una docena de bolsas de comestibles en medio de la mesa.
Haley miró por encima del hombro y suspiró. Un problema más con el que
tratar. Empujó sus gafas por la nariz y sacó su celular del bolsillo delantero.
—Mira, ¿por qué no llamas a uno de los chicos para que te recoja? —Se
necesitarían unas cinco horas para que alguien llegara aquí. Esperaba dormir
mientras llegaban por Jason.
R.L. Mathewson
—¿Por qué habría de hacerlo? —le preguntó mientras vaciaba las bolsas y
empezaba a acomodar la comida.
Él soltó un bufido.
Jason era la única persona, además de su abuela, que conocía que aún
209
llevaba cheques en su cartera. Tomó el cheque y frunció el ceño cuando vio que él
tenía la intención de pagar el monto total.
R.L. Mathewson
Se dirigió hacia la única puerta en el pasillo y casi tropezó con Jason cuando
estaba saliendo.
—Lo siento —dijo él, dando un paso a un lado para que pudiera entrar en la
habitación—. Estaba trayendo las maletas.
—Te ves cansada, bebé —dijo, extendiendo su mano para tocar su rostro,
para luego dejarla caer en el último segundo—. Mira —dijo, frotándose la parte
posterior de su cuello—, por qué no te vas a relajar. Podemos hablar de todo más
tarde.
Estaba en la punta de su lengua decirle que no había nada de qué hablar,
pero eso sólo comenzaría una pelea, así que simplemente asintió, cerrando la
puerta tras ella.
Miró el pequeño dormitorio y casi gimió. Este lugar habría sido perfecto
para una escapada romántica si Jason no hubiera ido y arruinado todo. Lanzó una
mirada de anhelo hacia la cama antes de ir al baño. Aunque no quería otra cosa
que acurrucarse en la cama, desesperadamente necesitaba sumergirse en un baño
caliente. No importaba que tuviera que estar a treinta y dos grados en la pequeña
cabaña. Todavía estaba dolorida entre las piernas de la noche anterior y sabía que 210
no sería capaz de dormir hasta que tomara una aspirina y se sumergiera en un
baño de agua caliente durante un tiempo.
Sólo era otro recordatorio de lo que había hecho anoche. Todavía no podía
creer que la había herido así. A pesar del pasado defectuoso de citas de Jason,
confiaba en él, más que en nadie. Él era la única persona que nunca se aprovechó
de su tendencia de "umbrales".
R.L. Mathewson
Cuando ella se negaba, trataban de hablarle dulcemente, manipularla,
culparla, hasta que finalmente se enojaban. Más de un hombre había terminado las
cosas con ella cuando no iba a dormir con él. Había sido llamada perra más veces
de lo que quería recordar. El hecho de que había sido sincera acerca de su nivel de
comodidad sexual no le había importado.
Había habido varios hombres que pusieron fin a las cosas tan pronto como
les dijo que no tendría relaciones sexuales con ellos, pero otros pensaban que
estaba mintiendo, burlándose de ellos, o creándoles un desafío. Cuando finalmente
se daban cuenta de que no estaba mintiendo, terminaban las cosas, se volvían fríos
y crueles. Algunos se habían quedado alrededor un poco más esperando que
cambiara de opinión, pero nunca lo hizo.
Eso hasta Jason.
Se limpió una lágrima. Era algo muy importante para ella. Había esperado
toda su vida por el hombre correcto y el momento adecuado sólo para ser utilizada
por el hombre que pensó que se preocupaba por ella. Él dijo que la amaba anoche,
pero en realidad no lo hacía. No había duda de que él se preocupaba por ella un
poco, ¿pero amor? No. Lo de anoche demostraba más allá de toda duda que Jason
no era capaz de amarla. Si la amara no la habría tratado tan cruelmente.
La verdad era, que Jason era terco. Fue la razón por la que se acostó con ella
R.L. Mathewson
para demostrar algo, y la misma razón por la que se escondió en su auto y estaba
siendo testarudo acerca de esta ruptura. Dudaba que alguna vez lo hubieran
dejado con anterioridad y probablemente no lo estaba manejando bien. A Jason le
gusta tener la última palabra cuando se trataba de mujeres y tener a su tímida
vecina dejándolo probablemente lastimó su ego.
212
R.L. Mathewson
Capítulo 24
Traducido por Dai
Su padre.
—Dime que esta es una broma de mal gusto —dijo su padre con recelo.
Había estado paseando aquí afuera desde hace tres horas, tratando de
averiguar qué demonios debería hacer. Finalmente llegó a la conclusión de que
estaba hasta el cuello aquí y necesitaba a alguien con una historia fascinante de
cómo solucionar cagadas con mujeres y sólo se le ocurrió una persona.
R.L. Mathewson
Su papá lo arruinó con su mamá más veces de las que deberían ser
humanamente posibles. No es que él la engañara. Ella simplemente lo mataría si
alguna vez siquiera pensaba en eso. No, su papá podría ser un bastardo arrogante
y testarudo que llevaba a su madre al borde de la locura innumerables veces
durante los años.
—Sé que metí la pata, papá —dijo Jason una vez que su papá dejó de
gritar—. Mira, necesito ayuda para saber cómo arreglarlo.
—¿Se te ha ocurrido que si no arreglo las cosas con Haley, ella nunca te hará
ese pastel de crema Boston que te prometió? —dijo él, sabiendo que la forma de
llegar a su padre era amenazar su comida.
—Está bien, esto es lo que tienes que hacer —dijo su padre, ahora
concentrado—: necesitas retroceder y dejar de pedir disculpas.
R.L. Mathewson
sabe, créeme. Ahora mismo, necesitas trabajar en estar ahí para ella. No la
presiones. De hecho, te sugeriría que trabajes en recordarle cuánto te preocupas
por ella y qué tan bueno eres para ella.
Asentí lentamente.
Entró en la cocina justo cuando Haley entró a la habitación pisoteando con 215
enojo y usando sólo su remera de “Geek”. Le lanzó una mirada con enojo y
murmuró algo sobre sus pelotas que él decidió ignorar cuando ella se dirigió al
refrigerador. Agarró una gaseosa fría y la bebió mientras lo fulminaba con la
mirada.
Haley empujó hacia arriba los lentes sobre su nariz, tomó un trago de Coca y
R.L. Mathewson
simplemente le mostró el dedo corazón mientras salía de la habitación.
—Vete.
—Haley, yo…
—Mira, Jason, de verdad no puedo hacer esto contigo ahora mismo —dijo
Haley, sin molestarse en abrir la puerta para enfrentarlo, haciendo que Jason se
preguntara si sus tendencias pusilánimes habían regresado. Eso no sería bueno
para ninguno de ellos. Necesitaba que lo enfrentara, no que simplemente lo
evitara—. Deja que termine de vestirme, después te llevaré a un hotel.
R.L. Mathewson
Sólo le tomó un minuto encontrar el escondite perfecto, una de las decenas
de canastas decorativas que recubrían el techo. No había forma de que Haley
llegara ahí o lo encontrara. Después de un minuto, decidió agregar el celular. Lo
apagó, lo agregó a la pila y cubrió sus huellas.
Sabiendo que no había forma de que Haley lo dejara hasta que solucionaran
las cosas, Jason se relajó por primera vez desde que todo esto empezó. Caminó
hasta la cocina sintiéndose seguro de que su pequeño plan iba a funcionar.
Agarró un refresco frío del refrigerador, deseando que fuera una cerveza, y
se dirigió a la playa. Mientras que a su pequeño saltamontes no se le permitiera
beber, entonces él no bebería. No es que él realmente esperara que estuviera
embarazada, pero no quería correr ningún riesgo.
Hasta que él no estuviera seguro de que no estaba embarazada de su hijo ni
siquiera probaría una gota de alcohol, lo cual iba a hacer que sea más difícil tratar
con él. Aunque reconoció que ayudaría emborracharla, él no estaba dispuesto a
dañar a ningún supuesto bebé o a que después ella le tirara en cara que no sabía
lo que estaba haciendo cuando lo perdonó. Para esto, la quería totalmente sobria,
especialmente ya que ella probablemente encontraría una forma de arreglar esto
porque él estaba bastante seguro de que él sólo conseguiría cagarla más.
R.L. Mathewson
regreso para poder irme.
—Bien —dijo entre diente—. Dame mi celular para que pueda llamar a
alguien —demandó, estirando su mano expectante.
—Lo siento, tampoco puedo hacer eso —dijo él, suspirando pesadamente.
De verdad, ¿no sabía nada de él?
—No, no lo es.
—¡Sí, lo es!
218
—Nop.
R.L. Mathewson
tecnología. Una vez que un número era agregado a su lista de contactos, nunca lo
volvía a mirar. Ese pedacito de información por lo general hacía que pusiera los
ojos en blanco, pero ahora lo complacía inmensamente.
—Entonces, creo que estás atrapada aquí —dijo, reprimiendo una sonrisa.
Con una última mirada que prometía daño corporal, Haley salió corriendo
de regreso a la cabaña.
Jason regresó a la cabaña sin molestarse en comprobar las puertas
corredizas de cristal. La pequeña sonrisa engreída de Haley le había dicho todo lo
que necesitaba saber. Ella lo había encerrado afuera. Él le permitiría esta pequeña
victoria, decidió mientras recogía su camisa del sillón, se la ponía y se dirigía a la
ciudad. Probablemente, no había necesidad de decirle que ya había tomado las
llaves de la cabaña.
219
R.L. Mathewson
Capítulo 25
Traducido por Sitahiri (Divine Insanity)
Ni siquiera un guiño.
Tristemente no tenía nada que ver con la cabaña. La cama era firme, justo
cómo le gustaba, el aire acondicionado funcionaba perfectamente manteniendo la
pequeña cabaña a una fría temperatura de veinte grados y el único ruido que se
escuchaba era el sonido de las olas golpeando contra la playa. En realidad deseaba
que hubiera algo de lo que quejarse, porque eso significaría que irse a uno de los
hoteles atrás en el camino le proveería del sueño que su cuerpo necesitaba
desesperadamente.
La razón por la que no podía dormir era bastante sencilla. El bastardo que se
rehusaba a irse sin importar cuántas veces le rogó, suplicó y amenazó era cien por
ciento responsable de este pequeño problema. Ser así de dependiente de otra
R.L. Mathewson
persona para dormir no era saludable ni normal, pero sin importar cuántas veces
trató de hacerle entender ese mensaje a su extenuado cuerpo no escuchaba.
Intentó de todo en los últimos tres días. Al principio pensó que la relajación
haría el truco, así que había tomado una docena de baños calientes, leído unos
libros e incluso un relajante paseo por la playa bajo la luz de la luna. Cuando la
relajación no funcionó trató con actividad vigorosa. Nadó, hizo largas caminatas y
limpió la cabaña de arriba abajo.
—Está bien —dijo ella con firmeza, asintiendo para ella misma—. Mueve tu
trasero —dijo, indicándole la habitación con la cabeza.
R.L. Mathewson
estupidez esta noche, así que mueve el trasero.
—No hasta que prometas pasar los últimos cuatro días conmigo.
—No.
Después de esto sabía que nunca lograría estar en la misma habitación que
él o mirarlo pasearse afuera sin sentir que su corazón se rompía. Necesitaba poner
tanta distancia entre ellos como pudiera si esperaba sobrevivir a esto.
Asintió en acuerdo.
—No vamos a volver —dijo ella, sintiéndose más exhausta de lo que había
estado hace cinco minutos.
—No estoy pidiendo eso, Haley. Estoy pidiendo un poco de tiempo real
contigo.
—Sí —dijo él, sonando tan exhausto como ella se sentía—. Sólo quiero
tiempo contigo.
R.L. Mathewson
Lo consideró por un momento. En este punto estaba dispuesta a soltar sus
riñones si eso significaba dormir un poco.
—Bien —dijo lentamente—. Pero sólo tiempo. Sin besos, sexo o tocar.
—¡Oh, por Dios, no! ¡Va a morderme! —chilló Haley, saltando hacia atrás
cuando el pequeño cangrejo se movió hacia ella.
223
Jason soltó una risita mientras veía a su pequeña saltamontes correr de
puntillas, tratando de escapar del pequeño cangrejo que en realidad sí parecía que
se la tenía jurada. Cada vez que Haley cambiaba de dirección también lo hacía el
cangrejo.
Ahora, Jason podría muy fácilmente arreglar este pequeño problema por su
pequeña saltamontes si la cargaba en brazos, pero estaba siguiendo sus reglas.
Sólo tenía cuatro días para convencerla de que no podía vivir sin él, y si eso
significaba que tenía que seguir sus reglas para pasar tiempo con ella entonces las
seguiría al pie de la letra. No iba a darle una razón para romper su acuerdo.
Era por eso que una hora antes cuando se levantó para encontrar a Haley
acurrucada en sus brazos, rápidamente saltó de la cama y se alejó de ella. Pareció
un poco confundida y dolida, y él casi ignoró las reglas y la tomó en sus brazos,
R.L. Mathewson
pero se obligó a sí mismo a mantener la cabeza en el juego. Dijo buenos días y la
dejó para que tomara una ducha, y no unírsele casi lo había matado, y les preparó
el almuerzo.
—Si tú lo dices.
—¡Aléjalo de mí!
R.L. Mathewson
—¡Vamos, le gustas! —dijo Jason, riendo entre dientes mientras iba tras ella.
—¡Aléjate! —dijo Haley, riendo tan fuerte que tropezó varias veces, pero de
algún modo se las arregló para quitarse cuando el cangrejo invadía su espacio
personal.
Haley dejó caer su libro cuando se colgó del brazo de Jason y trató de
arrastrarlo a la fuerza.
—¡Eso es publicidad falsa! —dijo Jason, regresando a la puerta por la que
habían sido echados bruscamente hace diez minutos—. El letrero dice: “todo lo que
pueda comer”.
—Creo que se quedaron sin comida —dijo Haley, haciendo lo posible por no
reírse cuando él hizo un puchero.
—Vamos, te dejaré que me invites a una película tardía —dijo ella, tirando
de su brazo. Renuentemente, él dejó que le mostrara el camino, sólo lanzando una
ocasional mirada de anhelo hacia el restaurante. Haley hizo lo que pudo por no
poner los ojos en blanco. El hombre estaba demasiado obsesionado con la comida.
Conforme se ponían en la larga fila afuera del cine un pensamiento pasó por su
mente.
R.L. Mathewson
—Nunca me llevaste al bufet de un restaurante en casa —señaló. Ahora que
pensaba en ello en realidad le sorprendía que no lo hubiera hecho. Parecía el tipo
perfecto de restaurante para Jason, demonios, para Jason y su padre. Ambos
adoraban la comida, lo que era probablemente el motivo por el que sus padres se
detuvieran en un solo niño. Sólo el pensar en un montón de pequeños Jason
corriendo y comiendo fuera con sus padres y en casa era aterrador.
—En dos años la banda en Las Vegas será levantada. Estamos planeando un
gran viaje —dijo, mirándola esperanzado.
226
Haley abrió la boca para recordarle que no iban a estar haciendo nada
juntos en dos años cuando se dio cuenta de lo que dijo.
—No de Las Vegas, sólo de todos los buffets —dijo Jason con un
encogimiento de hombros como si no fuera la gran cosa.
—Supongo que tuvieron una junta o algo así. Como dije antes, todo es
política —dijo Jason señalándole que avanzara en la fila.
Durante unos minutos estuvo demasiado atónita para decir algo. Sabía que
R.L. Mathewson
amaban la comida, pero vaya….
Estiró el brazo para tomar su mano, sólo para dejarla caer. Su sonrisa se
volvió educada mientras le hacía señas para que fuera delante de él. Haley forzó
una sonrisa mientras se ponía delante de él en la fila, recordándose a sí misma que 227
esto era exactamente lo que ella quería. Quería regresar a ser amigos, incluso si era
sólo por poco tiempo, así que Jason aceptando eso inmediatamente era algo
bueno, se dijo a sí misma.
Habían roto. Por supuesto Jason lo aceptó y ella también debería hacerlo.
Era lo mejor sin importar cuánto la hacía querer llorar.
R.L. Mathewson
Capítulo 26
Traducido por: Lucia A. y Nixii.Wrath (Divine Insanity)
—No tienes que comprar la cena. Podía haber cocinado —señaló Haley
mientras seguían a una camarera a un reservado en el restaurante de estilo de los
años cincuenta. 228
—No vas a mover un dedo mientras estás de vacaciones —indicó Jason otra
vez. Esta era otra cosa por la que iban a tener que discutir, pero más adelante. En
estos momentos estaba demasiado ocupado mostrándole a Haley lo mucho que se
preocupaba por ella. Durante los dos últimos días estaba bastante seguro de que
Haley había comenzado a perdonarlo.
R.L. Mathewson
Era más difícil de lo que se había imaginado, pero de alguna manera se las
arregló para tratar a Haley como una buena amiga. No había duda en su mente de
que ella estaba dispuesta a volver a como las cosas solían ser. Jodidas gracias a
Dios, porque él no creía que pudiera durar otro día con esta mierda de la amistad.
—Iré a traerlas ahora mismo —dijo con una voz seductora. Jason le echó un
vistazo a Haley, preguntándose si el obvio interés de la mesera le molestaba. Si lo
hizo, no lo demostró. Al parecer, una vez más, Haley era demasiado ajena para
notarlo, lo que probablemente era lo mejor porque no podía soportar las mujeres
celosas.
229
—Tengo que usar el baño. ¿Podrías ordenar por mí si ella vuelve antes que
yo?
—Por supuesto —dijo Haley, sin molestarse en levantar la vista del menú—.
¿Qué quieres?
—Dos hamburguesas con queso —dijo él, sin molestarse en decirle cómo las
quería o sin pedirle dos adicionales. Ella sabía lo que le gustaba.
Cinco minutos más tarde caminaba fuera del baño justo cuando su camarera
terminaba de escribir su orden. La camarera levantó la vista de su cuaderno de
notas y le sonrió. Le dijo algo más a Haley antes de caminar a él, sonriendo
tímidamente todo el tiempo.
—Tu amiga —dijo, gesticulando hacia Haley, que los observaba con
R.L. Mathewson
aburrido interés—, dijo que te puede gustar la banda que está tocando en el TJ’s.
Es una banda que toca música de Nickelback. Dijo que me podrías recoger en dos
horas después de que salga del trabajo, pero si me das quince minutos
probablemente podría conseguir la noche libre.
Se acercó a Haley, puso las manos sobre la mesa y se inclinó hasta quedar
prácticamente nariz a nariz con ella.
—Sí —dijo ella sin la menor vacilación, haciendo todo de repente clarísimo.
R.L. Mathewson
—Vamos —dijo él, dirigiéndose hacia la puerta.
—A casa.
—¡Jason, no hagas esto! —dijo ella, incapaz de soportar la idea de acabar las
cosas de esta manera.
R.L. Mathewson
—Nunca te molestaste en decirme por qué no querías tener relaciones
sexuales —Cuando ella abrió la boca para discutir él habló sobre ella—, sé que
pude haberte preguntado mil veces diferentes, pero estaba muy malditamente feliz
como para importarme. Quería estar contigo, pase lo que pase. Te amé, Haley y
pensaba que tú me amabas. Así que, cuando esa mujer me dijo que tú no dormirías
conmigo porque no me amabas me entró el pánico a lo grande e hice algo que
probablemente lamentare por el resto de mi vida.
—¡Mentiras!
—¡No! —gritó ella en respuesta—. ¡Tú eres el que pensó que te estaba
jugando una mala pasada! Eres el que tenía que demostrar…
—Debería haber hecho cien cosas diferentes, pero ¿sabes qué, Haley? No lo
hice. Lo arruiné, sí, pero estás actuando como si me la pasara jodiendo contigo.
—¡Porque lo vas a hacer! —gritó ella, limpiando con enojo las lágrimas que
se derramaban por sus mejillas—. Ambos sabíamos que esto no iba a durar, ¡Jason!
¡Lo que hiciste lo demuestra!
—¿No iba a durar? ¡Maldita sea, te amaba! —gritó él, cada vez más cerca—.
¡Quería pasar el resto de mi vida contigo! Pero todo el tiempo que estaba
R.L. Mathewson
pensando en una casa, matrimonio y los niños tú solo estabas usándome.
—¡No puedo creer que te estés quejando! —dijo ella, apartando su cabello
de su cara—. ¡Así es exactamente cómo tratas a las mujeres! ¡Simplemente estás
enojado porque alguien te lo hizo a ti!
—Viniste a mí para pasar un buen rato así que me voy a asegurar de que
obtengas eso.
—Que…
R.L. Mathewson
Ella gimió cuando su caliente lengua se deslizó en su boca, deslizándose
sobre la de ella, y luego enredándose juntas. Sus brazos se envolvieron alrededor
de su cuello, halándolo, incapaz de soportar la idea de estar separados.
Cuando la recogió en sus brazos, no peleó contra él. No, agarró un puñado
de su cabello, inclinó su cabeza y profundizó el beso. Varios minutos más tarde
estaban en su sala de estar y él estaba pateando la puerta principal para cerrarla. La
depositó sobre sus pies sólo para agarrar sus muslos y levantarla. Ella envolvió sus
piernas alrededor de su cintura, amando la manera en que él agarró su culo y la
frotó contra su erección.
Liberó una mano de su cabello para estirarla entre ellos y tirar de la camiseta
de él hacia arriba. Jason giró en la sala, apoyándola contra la pared mientras
estiraba su mano hacia atrás y tiraba de su camiseta, sólo rompiendo el beso para
quitársela. Él siguió presionándola contra la pared mientras trabajaba para quitarle
la blusa a ella.
Él la levantó así podría lamer su camino hasta sus pechos. Ella abrazó su
cabeza contra su pecho mientras él trazaba las copas con su lengua y gimió
cuando él succionó un duro pezón a través del fino encaje.
234
—Mmmm —gimió ella suavemente mientras él succionaba y amasaba sus
pechos. Sus caderas rodaron suavemente contra su vientre, buscando alivio. Ella
arqueó la espalda cuando sintió sus manos dejar sus pechos y moverse a su
espalda. En segundos tenía el sujetador desabrochado y su lengua corría sobre sus
pechos, sacudiendo sus duros pezones.
Jason gimió mientras envolvía sus brazos alrededor de ella, manteniendo sus
pechos donde quería, la apartó de la pared y caminó por el pasillo completamente
negro hasta el dormitorio. De alguna manera se las arregló para entrar en el
dormitorio sin tropezar.
R.L. Mathewson
La depositó en la cama. Inclinándose sobre ella, corrió su caliente y húmeda
lengua de un duro pezón a otro mientras desabrochaba sus pantalones cortos. Él
deslizó su mano por debajo de la cintura de sus pantalones cortos y bajo sus
bragas. La tomó en su mano, haciéndola retorcerse contra él.
Haley gimió, lamiendo sus labios. Las pocas veces que habían jugado en esta
posición había sido muy bueno. Siempre la tomaba con fuerza con los dedos o la
boca justo así, haciéndola gritar. Una vez pasó su polla entre sus labios. Cuando
comprendió que él se estaba satisfaciendo así mismo contra ella, llego más fuerte 235
de lo que podía recordar.
—Sí —gimió ella mientras se empujaba hacia adelante hasta que sólo la
punta de su dedo quedaba dentro en ella, entonces lentamente se deslizó hacia
atrás, amando la forma en que la llenaba. Le encantaba la forma en que se sentía,
la forma en que la tocaba, la manera en que la volvía tan loca de necesidad que en
lo único que podía pensar era en tenerlo, ella simplemente lo amaba.
Durante la pasada semana había sido una estúpida y había estado tan
R.L. Mathewson
malditamente asustada de que Jason le hiciera daño algún día, que estuvo a punto
de cometer el más estúpido error de su vida. No lo dejaría irse. Ellos encajaban
juntos. En cierta medida siempre lo había sabido, pero había estado tan
malditamente asustada que no lo había visto.
Por primera vez se permitió imaginar el futuro que siempre pensó estaba
fuera de su alcance. Se imaginó durmiendo en los brazos de Jason cada noche por
el resto de sus vidas, imagino pequeños niños sonriendo cuando ella hacía galletas
y niñas envolviendo a Jason alrededor de sus pequeños dedos, y supo que nunca
sería feliz sin él.
Ella lamió sus labios con anticipación cuando oyó el sonido de su cremallera
siendo bajada. Un segundo después sintió sus mulsos revestidos en jean
presionarse contra la parte posterior de sus piernas y su caliente vientre apretarse
contra su espalda.
Él cortó sus palabras con un empuje largo y profundo. Este fue seguido de
R.L. Mathewson
otro y luego otro. Sus manos cubrieron las de ella, sus dedos se enlazaron mientras
él la tomaba lentamente. Sus bajos gemidos en su oído y la forma en que se
frotaba contra su clítoris cada vez que se deslizaba en ella la tenían gritando su
liberación. Jason gimió en su oído, minutos después sintió su caliente liberación
dentro de ella. Se sintió tan bien que desencadenó otro orgasmo. Jason empujó
suavemente hasta que sus brazos cedieron y ella se desplomó en la cama,
jadeando en busca de aliento.
De alguna manera se las arregló para voltear y darle lugar a Jason, pero él
no estaba allí. Ella levantó la vista y lo encontró tirando de su bragueta hacia arriba.
237
R.L. Mathewson
Capítulo 27
Traducido por Lucia A. y Nixii.Wrath (Divine Insanity)
Una semana completa y ni una palabra, y tampoco era por falta de esfuerzo.
Ella había llamado a su teléfono más de una docena de veces al día, le había
enviado mensajes y había acosado hasta el infierno a sus amigos y familiares
buscándolo. Hasta el momento no había tenido suerte. Nadie tenía idea de dónde
diablos estaba. Hasta ayer se había convencido a sí misma de que él simplemente
necesitaba tiempo y que regresaría, pero eso fue antes de que la agente
inmobiliaria, la misma agente de bienes raíces que no había podido vender su casa,
R.L. Mathewson
colocara una cartel de venta en el patio delantero.
—Estuvo bien —dijo, con ganas de patear su propio trasero otra vez. Podría
haber sido genial si no hubiera reaccionado exageradamente en primer lugar.
Jason lo había jodido, pero no merecía el nivel de drama que ella había creado. Si
le hubiera hecho arrastrarse por unas horas podrían haber pasado un buen rato.
—Escuché que Jason fue contigo —dijo él, seguido de una breve pausa
expectante.
—Sí, Jason fue conmigo, papá. Te dije que éramos novios —dijo Haley,
acercándose al ventanal y mirando hacia fuera. Sus ojos se volvieron ranuras
mientras observaba a Bárbara, su ex-agente de bienes raíces, hacer un gesto hacia
una pareja de mediana edad para que la siguieran a casa de Jason.
—¿Qué?
—Tú y Jason. Tu abuela dijo que era serio, pero no pienso que seas tan tonta
R.L. Mathewson
como para desperdiciar tu vida con un hombre como ése —dijo su padre,
dejándola en asombrado silencio. Aunque a estas alturas uno pensaría que había
muy poco que su familia pudiera decir o hacer para conmocionarla.
—¿A qué te refieres con “un hombre como ése”? —preguntó Haley,
insultada en nombre de Jason.
—Cariño, sé que crees amarlo ahora mismo, pero con el tiempo te darás
cuenta... bueno, que no es lo suficientemente bueno para ti.
—¿Y por qué es eso, papá? —preguntó firmemente. Por primera vez en su
vida no se molestó en ocultarle lo que estaba sintiendo—. ¿Porque trabaja para
ganarse la vida?
—Sabes que no tengo ningún problema con alguien que trabaja, Haley. Yo
trabajo para ganarme la vida —señaló.
Ella se rió sin humor. —¿Oh, ahora tienes expectativas para mí? ¿No es esto
conveniente? La única vez que muestras preocupación por mí resulta ser cuando
estás preocupado de que vaya a ensuciar la línea de sangre y casarme con alguien
que podría avergonzarte.
R.L. Mathewson
dos…
—¿Qué hago para ganarme la vida? —soltó ella entre dientes apretados,
interrumpiéndolo.
—¿Perdón?
—Manejas una guardería —dijo con tal convicción que incluso ella casi le
creyó.
R.L. Mathewson
—Oh, um, ¿recibiste mi tarjeta de cumpleaños? —preguntó, antes de cubrir
el teléfono con la mano para apagar los sonidos. Le oyó mascullar a alguien,
probablemente su secretaria, que le enviara inmediatamente su tarjeta de
cumpleaños.
Parecía que conseguiría tres mil dólares en pocos días, pensó con un
encogimiento de hombros interior. Lo guardaría sin quejarse esta vez. Ya tenía una
idea de qué hacer con el dinero.
—Mira, cariño, la razón por la que estoy llamando es que tu madre va a dar
una fiesta la semana que viene y nos gustaría que vinieras —dijo él, no le
sorprendió a Haley que su madre no se hubiera molestado en llamarla.
Simplemente no valía la pena molestarse por eso.
—Pensaré en ello —dijo, no muy segura de querer que Jason volviera a
pasar a través de esas tonterías.
Puesto que Haley dudaba que su padre supiera que su precioso Robert le
había estado llamando y dejando mensajes ofreciéndose llevarla por un fin de
semana y “pasar un buen rato probando que su teoría de que ella era salvaje entre 242
las sábanas era correcta” no se había tomado la molestia de llamarlo. Por otra
parte, su padre probablemente sólo se reiría de ello ya que lo hacía alguien que él
aprobaba.
—No estoy interesada en él, papá —dijo Haley firmemente, esperando que
simplemente lo dejara ir—. Si puedo, llevaré a Jason.
R.L. Mathewson
una cerveza y botó la mitad antes de dirigirse a su puerta.
Jason agarró el montón de folletos con los que Jenkins los había saturado y
se dirigió a la puerta. No estuvo demasiado sorprendido cuando Haley saltó
delante de él. Ella era una cosita persistente.
Durante dos semanas había estado acosando a todos sus amigos y a sus
padres, buscándolo. Nadie le decía dónde estaba, no porque estuvieran de su lado, 243
oh diablos no. Estaban todos en el equipo de Haley y se aseguraron malditamente
bien de que él lo supiera cuando se las arreglaron para llamarlo al teléfono. Una
semana atrás finalmente tuvo bastante y tiró el teléfono por la ventana del lado del
conductor en algún lugar de Nueva Jersey.
Cuando dejo a Haley hace dos semanas había estado al borde de un ataque
de nervios. Sabía que si se hubiera quedado, regresaría a Haley sobre sus manos y
rodillas, rogando por que le diera una oportunidad y casi lo había hecho. Lo único
que lo detuvo fue saber que Haley nunca lo querría como él quería.
R.L. Mathewson
Por supuesto, eso no detuvo a Haley. En cuestión de segundos estaba caminando a
su lado.
—Creo que hemos dicho todo lo que teníamos que decir hace dos semanas,
Haley.
—No, no, Jason. Te fuiste antes de que pudiera hablar contigo. Mira,
¿Quieres ir más despacio? —preguntó ella, duplicando sus esfuerzos por seguirle el
ritmo.
—No.
No quería hablar. Joder, ni siquiera quería mirarla, pero no tenía otra
elección en el asunto. Hasta que vendiera su casa, estaría atrapado trabajando aquí
y viéndola todos los días.
—No.
Ella de alguna manera se las arregló para darle alcance y saltar delante de él,
justo cuando llegaba a su salón de clases.
244
Se pellizco el puente de su nariz y suspiró. —Muévete.
R.L. Mathewson
—¿De qué demonios estás hablando? —demandó, dando la vuelta para
mirarla.
Haley hizo una demostración de examinar sus uñas. —Sólo que es un poco
raro que nadie haya hecho una oferta por tu casa, especialmente después de todo
el trabajo que has puesto en ella en los últimos meses. —Levantó la mirada de
sus uñas, dándole una sonrisa presumida.
—Que no obtendrás una oferta por tu casa hasta que me des lo que quiero
—dijo firmemente. No había duda en su mente de lo que ella quería.
Amistad.
—No puedo darte eso, Haley —dijo roncamente—. Ojalá pudiera, pero...
pero simplemente no puedo. Lo siento.
R.L. Mathewson
Genial, pensó él, sentándose en la silla de la cocina. Esto era justo lo que
necesitaba. Ya era bastante malo verse obligado a sacar a Haley de su vida, algo
que le iba a tomar un largo y jodido tiempo superar, pero no necesitaba que ella se
volviera toda sicópata con él.
Haley era inteligente y racional. Nunca realmente esperó que ella aterrizara
en su puerta a las once de la noche, exigiendo hablar con él, como tantas mujeres
antes que ella. Al menos no sonaba borracha y no estaba gritando un montón de
mierda a sus vecinos.
—Ya era hora —murmuró, frotando con sus manos su cara cuando no oyó
nada después de cinco minutos. Aunque estaba alegre de que Haley se hubiera
dado por vencida, no pudo evitar sentirse un poco ofendido. Mujeres con las que
sólo había follado una o dos veces, eran mucho más persistentes y exigentes que la
mujer que decía que lo amaba.
Por otra parte ella sólo lo quería como a un buen amigo, uno con el que al
parecer había querido tontear por un rato, pero sin embargo, sólo un amigo. Él
supo durante todo el tiempo que estuvieron juntos que no era lo suficientemente
bueno para ella, pero nunca espero que Haley estuviera tan fácilmente de acuerdo
con esa suposición.
Figúratelo, pensó agriamente, lanzando su lapicero rojo sobre una pila de 246
ensayos que estaba calificando, la única mujer que amaba lo quería sólo como un
amigo para follar. Hace un año probablemente se habría sentido halagado de que
su pequeña y tímida vecina lo viera como un semental. Ahora sólo quería poner su
puño a través de la pared.
Jason había sido forzado a ver como Mark coqueteaba con su pequeño
saltamontes. Cuando a Haley se le había caído su libreta en el pasillo antes del
R.L. Mathewson
primer período y se inclinó para recogerla, le había tomado hasta la última onza de
control impedirse a sí mismo destrozar al bastardo cuando lamió sus labios
mientras observaba el pequeño y coqueto trasero de Haley moverse. Puesto que
Jason necesita el trabajo y una buena referencia, se abstuvo de matar al bastardo y
se desquitó con sus alumnos, que ahora lo odiaban.
Lo único que le importaba era escapar del infierno con su cordura intacta y
dudaba que fuera a pasar si se veía obligado a ver cada día a Haley y observar
como otros hombres babeaban por ella. Tendría que averiguar mañana con su
agente de bienes raíces qué diablos estaba haciendo Haley para espantar a la
gente.
En este momento estaba demasiado malditamente cansado para pensar en
las posibilidades. No había podido dormir mucho en el último par de semanas, otra
cosa que iba a tener que arreglar. Se sintió empezar a dormitar cuando su cabeza
cayó hacia adelante. Esta vez no luchó contra ello.
—Despierta, Jason, —la dulce voz de Haley lo hizo gemir mientras abría
lentamente los ojos—. Buen muchacho —dijo, presionando un beso en su frente.
247
—¿Haley? —preguntó Jason atontado cuando sus ojos lentamente se
centraron en su linda carita sonriente.
Él fue a cubrir un bostezo con su mano sólo para fruncir el ceño cuando se
dio cuenta que tenía las manos atrapadas detrás de él y... sip, esposadas. Movió los
pies y suspiró al darse cuenta de que sus piernas también estaban atadas a la silla.
Genial. Ella realmente se había desquiciado.
R.L. Mathewson
—Haley —advirtió a través de sus dientes apretados—. Desátame ahora
mismo.
—Lo siento. No puedo hacer eso —dijo ella simplemente, empujando sus
gafas por su nariz.
Él cerró los ojos, orando por una paciencia que estaba seguro como el
infierno que no tenía. —Haley, se acabó. Debes aceptarlo y dejarme ir. Por favor —
casi rogó. Ella estaba matándolo. Perderla era la cosa más dura que jamás había
experimentado. Necesitaba que ella lo dejara ir y así encontrar alguna manera de
hacerle frente a la pérdida sin volverse loco.
—No, no es así.
248
—Sí, sí lo es —dijo Jason, abriendo los ojos para encontrar a Haley
estudiándolo con la cabeza inclinada hacia un lado.
—No —mintió. La había echado demasiado de menos. Esas dos semanas sin
R.L. Mathewson
ella habían sido un infierno y uno que sabía que estaría reviviendo de nuevo
pronto.
—No voy a ser tu amigo para follar —espetó con furia. A pesar de que sabía
que debería aceptar felizmente cualquier cosa que ella estuviera dispuesta a darle,
no podía. Quería todo de ella.
Ella ignoró su pregunta, en cambio trazo suavemente con sus dedos sus
músculos y pecho. Cuando pasó los pulgares sobre sus planos pezones, él que tuvo
reprimir un siseo. Haley le dio una sonrisa cómplice cuando se inclinó hacia
adelante.
R.L. Mathewson
suavemente contra su estómago mientras presionaba un beso contra su piel. Vio
con sorpresa y placer como ella lamia un rastro desde su ombligo a su pico
izquierdo. Siseó cuando pasó su lengua húmeda y caliente sobre su pezón.
—Hmmm, ¿por qué no vemos qué más podemos hacer para ponerte... más
cómodo, de acuerdo? —preguntó ella, sonriendo contra su cuello.
Obstinadamente negó con la cabeza. Por mucho que su cuerpo gritara por
su toque, él no podía hacerlo. Haley merecía estar con alguien que amara y que la
hiciera feliz y, tanto como le dolía admitirlo, no era él.
—Detente.
R.L. Mathewson
Capítulo 28
Traducido por Lucia A. (Divine Insanity)
—Está bien —dijo con dulzura. Jason respiró hondo y se relajó visiblemente.
Ella sabía que lo estaba presionando, pero no tenía ninguna opción. Jason
estaba siendo tan malditamente terco y no la escuchaba. Mentalmente le chasqueó
la lengua mientras se levantaba. Si sólo se hubiera quedado alrededor unas dos
semanas atrás, sabría exactamente lo mucho que ella lo quería y cuánto lamentaba
haberle hecho daño.
R.L. Mathewson
seguros la protegería. Lo único que logró hacer fue herir a ambos y empujar a
Jason lejos.
Cuando se dijo que jamás podría haber algo más con Jason había sido tan
tonta y había estado tan asustada de permitirse verdaderamente amarlo y esperar
un futuro que se dijo a si misma que era imposible. Había sido tan
condenadamente egoísta y lastimó al hombre que amaba.
R.L. Mathewson
de encaje negro.
—Ya veo —dijo Haley, reprimiendo una sonrisa cuando sus ojos
prácticamente la devoraron.
Extendió la mano de nuevo y soltó los cierres de su falda, y vio como Jason
siguió la falda cuando esta chocó contra el suelo, vacilando ante las bragas negras
a juego. Haley salió de la falda y la pateó a un lado antes de reclinarse de nuevo
sobre la mesa.
—Entonces —dijo, trazando la parte superior de su sujetador con la punta
de su dedo—, ¿ya me olvidaste?
—Sí.
—Supongo que esto significa que quieres que me vista y me vaya —dijo, sin
tener ninguna intención de irse hasta que fuera suyo.
—Sí. 253
—Eso es una maldita lástima —dijo Haley, llegando hasta entre sus pechos y
deshaciendo el cierre frontal. Sostuvo las copas juntas mientras lo estudiaba. Él
parecía no poder dejar de removerse en su silla o quitarle los ojos de encima.
R.L. Mathewson
Mientras observaba un músculo en su mandíbula apretarse y crisparse,
distraídamente pasó las puntas de los dedos de una mano sobre su pecho y
estómago.
9
Tupperware: una marca famosa de recipientes herméticos de plástico.
despreocupadamente, haciendo estallar la parte superior del recipiente mientras
observaba su reacción.
Sus ojos volaron a los suyos y ella no pudo evitar notar que todos los
músculos de su cuello y pecho se tensaron.
—Así, eso parece más cómodo —murmuró ella mientras cogía el recipiente
de nuevo.
—Oh Dios... ¿es eso glaseado de crema de mantequilla? —le preguntó Jason
en voz estrangulada.
R.L. Mathewson
untando glaseado sobre uno de sus pezones.
—El trato fue que yo podía lamer un cuenco entero de ti —dijo Jason entre
dientes apretados.
—Pero esto es mucho más divertido —dijo Haley, recogiendo más glaseado.
Ella le dio una sonrisa un poco astuta cuando se acercó y untó glaseado sobre la
parte inferior de su duro pene—. Muchísimo más divertido.
Jason gimió largo y sonoro ante el primer golpe de su lengua. Cristo, era
mucho más divertido de lo que se imaginaba. Por supuesto, sería mucho más
divertido lamerlo de sus pechos y de su pequeño y redondo trasero. Vio como
Haley trazada con su lengua su polla, poco a poco lamiendo el glaseado de crema
de mantequilla.
Debía detener esto. No era justo dejarle creer que se quedaría, pero cuando
ella tomó la gruesa cabeza en su boca y chupó duro, él no pudo hacer otra cosa
más que gemir y jadear.
—¿Te parecería bien que hiciera esto con otro hombre? —preguntó.
A la mierda.
R.L. Mathewson
—Nadie más te tocara, Haley. NADIE.
—Sólo para que quede claro —dijo, corriendo la punta de la lengua entre su
hendidura—, te vas a casar conmigo.
—Sólo para que quede claro, decidí eso hace dos semanas —dijo ella,
ganándose una sonrisa afligida de él—. Estoy enamorada de ti, Jason —dijo 256
suavemente, pasando sus dedos por su cabello.
—No estás enamorada de mí —de alguna manera se las arregló para decir.
Sabía que ella no lo amaba de la forma en que él la amaba, pero se sentía como un
puñetazo el tener que decirlo en voz alta.
R.L. Mathewson
—¡Fácil! —espetó él, alejándose de ella y sentándose sobre sus piernas.
Antes de que ella pudiera lanzarse lejos, él se estaba arrodillado entre sus
piernas con su erección aún dura y dolorosa a mano y pasándola por entre sus
sensuales y mojados labios como sabía que le gustaba. Ella se retorció contra él 257
casi con desesperación.
R.L. Mathewson
—¿Vas a hacerme el amor, o tengo que usar mis puños de furia? —
preguntó ella, gimiendo.
R.L. Mathewson
—Para que sepas —dijo ella, jadeando tan fuerte como él—, la próxima vez
que intentes dejarme, voy a patear tu trasero.
Jason tuvo que enterrar su cara contra su hombro para evitar reír a
carcajadas. Ella era tan jodidamente linda.
R.L. Mathewson
delicioso para callarlos o ella rodando los ojos e ignorándolos.
—Tengo tanta hambre, papi —dijo Joshua, usando la voz de bebé que sabía
que sus padres adoraban.
Jason bajó la mirada a sus hijos e hizo lo posible para no reír con sus
exagerados pucheros. Eran tan malditamente tiernos, pero eso era esperado ya que
eran sus hijos. Los tres obtuvieron su altura, cabello oscuro y apetito, pero todos
tenían los hermosos ojos esmeralda de su madre, lindas narices pequeñas y la
habilidad de iluminar una habitación con sus sonrisas.
—Tomen este plato —dijo él, tomando un plato de la gran mesa de picnic
que había establecido como su estación de trabajo—, y vayan a esconderse.
Asegúrense de compartir, porque si escucho cualquier queja no haré esto de 260
nuevo. —Lanzó otra mirada precavida sobre su hombro antes de cargar el plato
con tres grandes piernas de pollo a la barbacoa.
R.L. Mathewson
Le pasó el gran plato a Cole.
Cole asintió.
—¿Te amo? —dijo Jason, intentando no reír mientras Haley trataba de verse
severa y fallaba miserablemente.
Los labios de Haley temblaron mientras decía—: Entre tú, los niños, y tu
padre, no creo que vaya a haber suficiente comida para todos.
R.L. Mathewson
de huesos de pollo que olvidó esconder.
—¿Ellos qué? —gritó él, provocando que todos alrededor de ellos saltaran.
Él los ignoró mientras volvía la mirada fulminante en la dirección en la que se
dirigían sus hijos. El sentimiento de traición lo golpeó con fuerza. No sólo habían
timado al blando de corazón Mitch quitándole los deliciosos horneados celestiales
que eran para él, sino que fallaron en darle su habitual porción de la acción,
cincuenta por ciento.
—Síp —dijo Haley, caminando a su lado para tomar una bebida fría de la
hielera. Rodó sus ojos cuando vio los huesos de pollo y apoyó su lindo pequeño
trasero en el borde de la mesa de picnic—. Tan pronto entró y bajó al bebé lo
golpearon con “Te amo, Tío Mitch” y abrazos y lo perdimos.
La mirada de Jason se movió hacia su mejor amigo que yacía en una silla
con su esposa, Mary, la mejor amiga de Haley, en su regazo mientras su bebé
jugaba en la caja de arena cerca mientras sus dos hijos mayores corrían alrededor
con los otros niños jugando a la pinta10.
R.L. Mathewson
se había enamorado con la misma fuerza que él, pero se contenía, demasiado
asustada de terminar herida de nuevo. Tomó algo de tiempo pero Mitch
eventualmente la ablandó y en casi un año estaban casados y esperando a su
segundo hijo.
10
Pinta: Juego en el que se tocan para pasar de perseguidor ha perseguido.
—¡Esas eran mis barras de mantequilla de maní, mujer!
—Pero —dijo Haley con un inocente puchero—, las pobres cosas estaban
muriendo de hambre.
—Te estás burlando de mí, ¿no? —preguntó él, sus labios temblando
mientras Haley caminaba a sus brazos. Él puso un brazo alrededor de sus hombros
y plantó un beso en la parte superior de su cabeza.
—Sí, sí, lo estoy —dijo Haley, sonando orgullosa mientras se acurrucaba más
263
cerca.
—¿Vinieron?
R.L. Mathewson
Sin importar cuántos años pasaban él todavía no podía quitarse la culpa que
sentía cada vez que su familia la decepcionaba. Luego de que anunciaron su
escapada su familia se había puesto un poco histérica. Habían gritado,
despotricado, y rogado a Haley no desperdiciar su vida en un perdedor como él. A
ellos no les importó que él estuviera en la misma habitación en ese momento.
Que la abuela se haya mudado con ellos hace cinco años cuando Chris se
retiró y terminaron de construir esta casa había probablemente compensado la
negligencia de su familia. Haley y los niños amaban tenerla con ellos y la abuela
amaba tener su propio departamento legal y la libertad de acosarlos en cualquier
momento que sintiera la necesidad surgiendo.
R.L. Mathewson
La abuela le dio a Haley una sonrisa triste.
—Aquí tienes, abuela —dijo Jason, poniendo el plato en una de las mesas
que los chicos habían puesto esa mañana. Ella estiró su mano y le dio a la mano de
Haley un apretón antes de manejar hacia la hielera y tomar una cerveza fría. Con un
largo suspiro de sufrimiento, Jason le quitó la cerveza, ignoró su mirada asesina, y
le pasó una cerveza de raíz fría en su lugar.
Haley no pudo evitar sonreír mientras los dos se metían en una disputa por
el derecho de la abuela a tener una cerveza en una parrillada. Jason le recordó que
su doctor dijo nada de alcohol y la abuela le recordó a Jason que lo pondría sobre
su rodilla si no le daba la maldita cerveza.
Al final la abuela refunfuñó mientras iba a comer su comida con una coca
fría. Le lanzó a Jason una sonrisa cariñosa cuando él no estaba mirando. Cinco
minutos después los niños estaban felizmente saliendo del bosque con una
exhausta Megan en la retaguardia.
Haley se apoyó contra Jason mientras él les daba vuelta a las hamburguesas.
—Te amo, mi pequeña saltamontes —dijo él, inclinándose hacia abajo para
rozar sus labios contra los de ella.
R.L. Mathewson
—¿Lo sabes?
—Tal vez deberías sólo admitir que estás loca por mí —dijo él, inclinándose
para besarla de nuevo.
—¿Y por qué querrías que hiciera eso? —preguntó ella, todavía sonriendo.
R.L. Mathewson
Próximo libro
Ciertamente no esperaba
ninguna ayuda del ruidoso patán de
al lado, pero pensándolo bien no
tiene nada que perder por lo que
pone su confianza y esperanzas
para mejor en él. Lo que no
esperaba era la oportunidad única en la vida que él le ofrece a través de un
R.L. Mathewson
acuerdo donde ambos se benefician y se supone que nadie saldrá herido, pero ella
debería haberlo sabido mejor porque su suerte nunca ha sido tan buena.
Como la mayoría de los Bradfords, Trevor tiene una debilidad por la comida,
pero eso es todo. Lleva una vida bastante sencilla y le gusta mantener las cosas
simples y eso incluye las relaciones. Quiere a la mujer perfecta y sabe exactamente
cómo será. Así que cuando descubre para su horror que está pensando en su
desaliñada vecina decide la mejor manera para sacarla directamente de su sistema.
La mantendrá cerca, pero solo hasta que encuentre la perfección.
268
Al crecer, R.L. Mathewson era muy tímida y era conocida por esconderse
detrás de un libro o dos. Después de la secundaria fue a la universidad, trabajó
como botones, cocinera de comida rápida, y trabajadora del museo hasta que
decidió tomar un curso de EMT. Trabajar como un EMT la ayudó a superar su
R.L. Mathewson
timidez y la dejó con algunos buenos recuerdos y algunos más bien inquietantes
que de vez en cuando aparecen en uno de sus libros. Cuando una lesión en la
espalda la dejó incapaz de trabajar como un EMT más tiempo comenzó a trabajar
en casas residenciales sólo para descubrir que no tenía estómago para el trabajo.
Hoy en día, R.L. Mathewson es madre soltera de dos niños pequeños que la
mantienen en sus dedos de los pies y disfrutan de asustar totalmente con sus
payasadas. Tiene una pequeña adicción a la novela romántica, así como una mayor
adicción al chocolate caliente y en un día perfecto combina los dos. Cuando no
está escribiendo está jugando Scrabble en línea, coloreando con sus hijos, o
tratando de averiguar cómo uno de sus hijos logró poner una huella de pudín de
chocolate en el techo.
Créditos
Moderadoras:
Flochi y Lucia A.
Traductoras:
269
Nixii.Wrath Simoriah Sweet Nemesis
flochi rihano Jo
Dai
Correctoras:
curitiba Fher_n_n
R.L. Mathewson
flochi clau12345
Recopilación y revisión:
Akanet
Diseño:
Nixii.Wrath
270
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Divine Insanity
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