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PRIMER GOBIERNO
SEGUNDO GOBIERNO
Este mandato, que sería el primero de Leguía, resultó ser muy turbulento, tanto en el
orden interno como en el externo. En el aspecto internacional, afrontó los problemas
limítrofes con los cinco países vecinos que, conocedores de las limitaciones materiales
que pesaban sobre Perú después de la Guerra del Pacífico, aprovecharon la ocasión
para arremeter en demanda de sus pretensiones territoriales.
En el orden interno, enfrentó una intentona golpista que dirigieron Carlos de Piérola,
hermano de Nicolás de Piérola, y los hijos de este caudillo: Isaías de Piérola y Amadeo
de Piérola. Estos acaudillaron a un grupo de descontentos del partido demócrata y
penetraron sorpresivamente en el Palacio de Gobierno, encontrando a Leguía en su
despacho.
Los revoltosos le pidieron que firmara su renuncia. Leguía se negó. Entonces, los
amotinados lo secuestraron y lo llevaron hasta la Plaza de la Inquisición, donde, al pie
del monumento a Bolívar, lo conminaron a renunciar por segunda vez. Leguía volvió a
negar su renuncia, diciendo firmemente: «No firmo». Intervino la fuerza pública, que
logró rescatar al presidente luego de un tiroteo que mató a más de cien manifestantes
(29 de mayo de 1909). A pesar de no haber tenido participación en esta revuelta,
Nicolás de Piérola tuvo que esconderse ante la persecución desatada por el gobierno.
El diario opositor La Prensa fue asaltado por turbas gobiernistas y su director, Alberto
Ulloa Cisneros fue apresado.
En los dos últimos años de este gobierno se manifestó una aguda crisis económica,
motivada por el endeudamiento interno acelerado, los gastos de la defensa nacional y
el déficit presupuestal.
OBRAS:
Las relaciones con Chile, ya tensas por el problema pendiente de las provincias
cautivas de Tacna y Arica, se complicaron aún más con el llamado «incidente de
la corona». Bajo el gobierno anterior de Pardo se había inaugurado la Cripta de
los Héroes de Lima en honor a los caídos en la guerra del Pacífico, ocasión en la
que el ministro chileno José Miguel Echenique Gandarillas ofreció a nombre de
su país una corona de laureles de bronce para que fuera colocada en la Cripta.
El canciller peruano de entonces consideró que era un deber de cortesía
aceptar la ofrenda, pero tras el cambio de gobierno en 1908, el nuevo canciller
Melitón F. Porras rechazó tal homenaje, pues consideraba que no respondía
sinceramente a los sentimientos de Chile, en momentos en que se atentaba
contra los residentes peruanos de las provincias cautivas del sur. El ministro
chileno se retiró ofendido a su país y se rompieron las relaciones diplomáticas
entre ambos países.
Al mismo tiempo recrudecieron los conflictos fronterizos con Bolivia, Brasil,
Ecuador y Colombia. Existen indicios de que detrás de todos ellos estaba Chile
como azuzador, incluso se sabe que éste país llegó a proporcionar armas al
Ecuador en plena tensión peruano-ecuatoriano del año 1910.
Con Bolivia hubo peligro de guerra, a raíz del laudo arbitral expedido por el
presidente de Argentina José Figueroa Alcorta, que determinaba la frontera
entre Perú y Bolivia. Turbas bolivianas atacaron a la legación peruana en La Paz
y se movilizaron las fuerzas militares en ambos lados de la frontera, pero
felizmente se reiniciaron las conversaciones, que culminaron con la firma del
Tratado Polo-Bustamante (17 de septiembre de 1909), poniéndose de acuerdo
ambas partes para la ejecución del laudo arbitral.
Con Brasil se fijaron definitivamente los límites en el Tratado Velarde-Río
Branco, suscrito entre el canciller brasileño José María da Silva Paranhos de Río
Branco y el plenipotenciario peruano Hernán Velarde (8 de septiembre de
1909).
Con Ecuador, la situación fue más crítica pues este país se negó a aceptar el
laudo arbitral del rey de España, que aún no se emitía, pero cuyo contenido se
llegó a conocer y que aparentemente era contrario a los intereses
ecuatorianos. La prensa ecuatoriana inició una violenta campaña para
desprestigiar dicho arbitraje. El 3 y 4 de abril de 1910 hubo graves atropellos
contra las legaciones peruanas en Quito y Guayaquil. Se llegó incluso a la
movilización de tropas por ambas partes, pero la intervención de Estados
Unidos, Brasil y Argentina evitó la guerra (22 de mayo de 1910). Ante la actitud
ecuatoriana, el rey de España se inhibió a pronunciar sentencia, por lo que el
problema limítrofe quedó pendiente.
Con Colombia, se llegó a un enfrentamiento armado, a raíz de que tropas
colombianas ocuparan la margen derecha del río Caquetá en territorio peruano
y se negaran a abandonarla. El ejército peruano, al mando del coronel Óscar R.
Benavides, derrotó a los invasores en La Pedrera y ocupó Puerto Córdoba
(1911). Sin embargo, en cumplimiento de un acuerdo suscrito en Bogotá días
antes de aquel encuentro de armas, el Perú desocupó Puerto Córdoba y
reconoció a La Pedrera como puesto colombiano.
El Ochenio de Odría
Casado con Doña María Delgado Romero nacida en Arequipa, con quien tuvo dos hijos:
César Augusto y Manuel Julio Odría Delgado.