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Suelos Expansivos y Colapsables
Suelos Expansivos y Colapsables
Introducción
Suelos expansivos
Se considera expansivo un suelo que manifiesta, ante una modificación de su estado (de
tensiones, de humedad, o ambos conjuntamente), un incremento de volumen (caso de
que el estado de tensiones así lo permita) como consecuencia de la generación de una
tensión vertical en el seno de su estructura interna (tensión llamada de hinchamiento.)
Si el estado de tensiones es tal que la tensión a la que está sometido el suelo iguala o
supera la llamada tensión de hinchamiento, la presencia de agua en el medio no induce
una variación de volumen, aunque conlleva una modificación en la situación de
tensiones del suelo respecto los materiales o estructuras con que está en relación
(zapatas que apoyen en el mismo, base de un terraplén, un firme, por ejemplo.)
El agente causante que da lugar a este proceso es el agua. Los componentes del suelo
que son susceptibles de manifestar procesos de expansividad son determinados tipos de
minerales del grupo de las arcillas.
Una arcilla es un mineral (un silicato para ser más precisos) que presenta una estructura
molecular definida por una organización laminar. Aunque la carga eléctrica interna de
cada lámina molecular está bien compensada (los enlaces entre aniones y cationes son
de tipo covalente, muy difícilmente disociables) la tipología de los enlaces que unen las
láminas entre sí (puentes de Hidrógeno y fuerzas de Van der Waals) representa una
fuerza de unión relativamente débil. Esta característica permite el acceso de moléculas
de agua al seno de la estructura cristalina, pues la distancia entre láminas es (a escala
molecular) muy grande.
En muchas ocasiones se asume que todo problema del terreno que afecta a una
estructura y producido por un fenómeno de expansividad tiene relación con el acceso de
aguas subterráneas o con la rotura de tuberías que aportan agua al terreno. Sin embargo,
existen otros mecanismos que conducen a una modificación del estado de humedad del
suelo, y que en muchas ocasiones pasan desapercibidos.
El proceso más inmediato a la construcción de un edificio que ocupa una parcela (hasta
ese momento libre), es la modificación de la humedad natural del terreno situado
inmediatamente bajo la cota de cimentación. El suelo que se sitúa a poco menos de 1 m
bajo la rasante de terreno natural (una cota habitual de cimentación) inicialmente
se encuentra sometido a variaciones estacionales de humedad bajo la influencia del
régimen climático y pluviométrico local. En este estadio, durante la mayor parte del año
se produce una migración ascendente de agua por fenómeno de capilaridad (ascendente
desde la zona saturada permanentemente) que es compensada por las pérdidas debidas a
la evapotranspiración.
Al ocupar el terreno con una edificación, un terraplén o un firme se elimina casi siempre
la posibilidad de evapotranspiración de la capa superficial del terreno, provocando en
poco tiempo un aumento de humedad en la misma (pues el gradiente ascendente por
capilaridad desde la capa saturada se mantiene hasta alcanzar un nuevo equilibrio.)
Este efecto es más notable en las cimentaciones situadas en el interior del perímetro
edificado, dando lugar a la aparición de daños en forma de grietas que se distribuyen por
los cerramientos y tabiques “a quebranto”.
Grietas a quebranto
Grietas en arrufo
Existen otros procesos susceptibles de dar lugar al hinchamiento del terreno: la helada
de determinadas tipologías de suelos (sedimentos lacustres o “varvas”) en zonas de
climatología severa (frío intenso y en presencia de humedad alta), las modificaciones en
la estructura cristalina de minerales deshidratados al tomar agua (anhidrita transformada
en yeso), y de otros fenómenos más o menos exóticos que en ocasiones pueden
confundirse con procesos expansivos (pavimentos hinchados y deformados por el
crecimiento de raíces, p.e.).
Suelos colapsables
– Textura granular con una estructura soportada por la matriz, en la cual los elementos
de la fracción gruesa se encuentran separados y unidos entre ellos por elementos de
granulometría fina (puentes o agregados de limos o arcillas) que pueden verse alterados
por la saturación del material.
– Falta de compacidad de determinados suelos, de granulometría muy fina y baja
plasticidad (limos): algunas formaciones de limos sedimentados en régimen eólico y
bajo clima árido pueden sufrir un proceso de colapso si su humedad supera un
determinado límite, por encima del cual las tensiones capilares (que juegan un papel
esencial en el mantenimiento de la estructura) se desequilibran. Este mismo fenómeno
es común al asiento por colapso que manifiesta un relleno antrópico no compactado.