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Peter Sloterdij k

Celo de Dios
Sobre la lucha de los tres monoteísmos

Traducción del aletnán de


Isidoro R.eguera

EI Arbol del Paraíso Ediciones Siruela .

i
fndice

Dedicatoria

Celo de Dios
1 Las premisas 13
Todos Ios dcrcchos rcscrvados,
2 Lts posiciones 29
Cualquicr forma dc reproducción, distribución,
"o-rri"¿"ióo 3 Los frentes 49
pública o tr¿nsform¿ción de csta obra sólo puede ser realizáde
con Ia autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la lcy.
4 La,s campañas 59
Diríjase a CEDRO (Centro Español dc De¡echos Rcprográficos,
si ncccsit¡ fo::::ffi: cscene¿r algún fragmento 5 La matrix 89
,:**'"'o'o'o'g) 6 Los fármacos 111

Título original i Gott* Eifer. Vom Kampf der driei Monotbeismen 7 Les parábolas del anillo 127
En cubicrta: Dct¿lle de Los tres filósofos, c4. 1508-1509,
8 Postcelo 153
de. Giorgione, Kunsthistorisches Muscum, Viena
Colección dirigida por Victoria Cirlot y Amador Vcga
Diseño gráfico: Gloria Gauger Notas 163
@ Vcrlag dcr Vcltreligioncn im Insel Vcrlag,
Frenkfurt :m Main, Lcipzig zooz
@ De Ie traducción, Isidoro Regucre
Ediciones Siruela, S. A.,20tl
@
c/ Almagro 25, ppal. dcha.
28010 Madrid. Tcl.: + ¡r 91 355 57 20
Fax: + !,1 9l f55 22 0l
siruel¿@siruela.com ww¡r.siruel¿.com
ISBN: 978-8a-984 r -{30-1
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Printed and m¡de in Spain

Papel too% procedente de bosques bien gestionados


Dedicatoria

Por varios motivos, este übro está dedicado a Bazon Brock pri-
mero, porque é1, por sus consideraciones en torno a un concepto
normativo de civilización, constituye uno de 1os polos de referencia
de las reflexiones que aquí aparecen; segundo, porque, aunque ya
hace unos meses de ello, su 70 aniversario supuso realmente un
estímulo cualitativo para esta empresa;y, por último, porque fue su
iniciativa personal la que dio origen a este libro. El texto que sigue
remite a una conferencia que me pidieron Bazon Broch y\lael Katz
Ben Shalom con ocasión de la apertura de la Galería Arrneuland,
en Berlín, el 28 de noviembre de 2A06: un centro que incluye entre
sus actividades el desarrollo del diálogo a tres partes entre las reli-
giones monoteístas en el medio de las artes, así como el fomento del
üálogo seglar entre israelíes, árabes y europeos. Las reacciones dis-
crepantes que entonces suscitó mi charla, esquemática y precipitada,
me hicieron percibir en alguna medida las dificultades de 1a empresa.
Esa experiencia es otro de los motivos de la exposición, algo más
tranquila y completa, que aquí intento hacer de mis reflexiones:
Hay otra raz6n por la que quiero dedicar este escrito aBazon
Brock. En el verano de 2006, con ocasión del aniversario citado,
por invitación de Chris Derkon y bajo el auspicio de Hubert Bur-
da, tuve el honor de pronunciar en la Casa del Arte de Múnich
una laudatio a Brock, artista, crítico de arte, teórico de la civiliza-
ción, pedagogo provocador y performance-fi|ósofo. En aquella oca-
sión intenté colocar el espejo delante de este hombre con el fin
de caracterizarlo mediante relaciones de cercanía y contraste con
Cúátro figúras de 1á réciente historia del arte y de lá cultuiá: MaiCél
Duchamp, Salvador Dalí,Joseph Beuys y Friedrich Nietzsche. Del
último tomé el concepto de «honradez intelectual» para adscriblr-
selo de modo muy personal al homenajeado. En aquel contexto
que invitaba a pensar en superlativos pude permitirrne manifestar:
«Querido Bazon Brock, tendrá que soportar que le diga que es
usted el ser humano más honrado de nuestro tiempo». Entonces
hice esa afirmación ante una audiencia que era ala.vez un círculo
de amigos. Quiero repetirla ante unos lectores que no son ni más
ni menos que un público. Celo de Dios

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7

Las prernisas

Al estudiar los escritos de autores filosófi.cos con grandes preten-


siones de control sobre su propio discurso, uno se topa en ocasiones
con párrafos que le causan sorpresa porque obviamence no surgen
de la necesidad de la consideración en curso,sino que obedecen a Lln
repentino impulso asociativo que rompe el desarrollo de un argu-
mento.Así Hegel, en sus Leccíones ile estética,en el apartado que trata
de la pintura holandesa del siglo xvlr, introdujo su famosa expresión
«domingos de la vida», con la que se refiere a aquellos estados excep-
cionales de la existencia que las personas representadas gozan con Lln
contento sensitivo de forma ostensible. Está claro que en ese texto
Hegel no habla como un dialéctico gue sabe la mayor parte de lo
que sabe sistemáticamente y que no sólo lo ha «pillado» en alguna
parte. Habla ahí prescindiendo del aparato lógico, como un descen*
diente del protestantismo suabo que en la obscenidad relajada de la
vida diaria holandesa encuentra un eco agradable de sus impresiones
juveniles. Puede que esos desenfadados filisteos del húmedo norte
sean cualquier cosa menos santos,pero con tanto alborozo no ptrede
tratarse de seres humanos malos del todo; y,llegado el caso, hay que
reconocerlo. Quien quisiera podría ver oculta en la formulación de
Hegel la tesis de que por mucho amor a lo maravilloso que se tenga,
le tarea del arte es en último término hacer justicia ala cotidianidad.
¿No sube el valor de la trivialidad dominguera en la medida en que
nos hartamos del culto a las situaciones excepcionales: esas prolon-
gaciones de lo maravilloso con los medios más extremos?
Como un ejemplo mucho más oscuro, ala vez que muchísimo
m᧠actual, dé una digfesión descontextuÑzadora en un autor por
lo demás sobremanera controlado, incluso obsesivamente cuidadoso,

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1-r

cito unas líneas de una conferencia pronunciada en la prirnavera de de una guerra de las escatologías, y no dejo de darnre cuetltn de
7993 en Riverside, California, porJacques Derrida, que ese mismo que constituye más bien un ejemplo de pensamiento peligroso que
año amplió hasta convertirla en un libro que publicó en París con el de discusión filosófica consecuente, sea relajada o coruprometida.
titulo Spectres de Marxl.Ahí, en un punto que entretanto se ha hecho Precisamente el autor cuya reputación va unida al proceder de la
famoso, Derrida, sobrevolando muy por encima el apretado con- «deconstrucción», al desmontaje cuidadoso de hipérboles nleta-
texto de sus reflexiones, casi de repente se deja llevar a la siguiente fisicas y unilateralismos fomentadores de violencia, fue qttieu se
consideración: permitió en este excurso una de las exageraciones más patéticas
qlle se han escuchado de un filósofo en el pasado más reciente.
La guerra por la «apropiación de Jerusalén» es hoy Ia guerra Es evidente, sin embargo, y ello nos lleva a nuestro tema, que
mundial.Tiene lugar en todas partes,es el mundo, es hoy la figura directa o indirectamente Derrida habla en ese lugar de judaísnr.o,
singular de su ser «out-ofioinh». cristianismo e islam. Lo que intenta es identificar el grupo de las
religiones monoteístas como «partidos en conflicto» histórica y uni-
Só1o se puede entender esta frase eruptiva acercando dos infor- versalmente entrelazados. Con esta idea anticipa la tesis, popular
maciones a su entorno. Por un lado, hay que saber que Derrida, en entretanto, de un clash of monotheismus, sin que se pueda decir que
busca de un significado a ser posible indels.ble de Karl Marx pxala pretende confrontar entre sí los tres complejos religiosos en su to-
era postcomunista, se aventuró en una meditación sobre el verso de taliclad dogmática y social. Él se refiere especialmente a sus conte-
Hamlet «the woild is out ofjoin,), que atraviesa como un leitmotiu sus nidos misioneros, a los que también llama en ocasiones «potenciales
más que largas exposiciones. Por otro, que polemiz coÍL la tesis del universalistas», y con ello a lo que se podría llamar en cada uno de
«final de la historia» de Francis Fukuyama (lanztdapor primera vez esos entramados su «material radiactivo», su masa maníaco-activista
en 1989, desarrollada en 1992 en el libro The End of History and the o mesiánico-expansionista. En 1o que sigue tendremos que habér-
Last Man), en la que (tal vez sin.razón) cree reconocer una forma noslas sobre todo con esas peligrosas substancias3.
de evangelismo liberal-tecnocrático y una versión algo precipitada, A1 colocar una cita así al comienzo quiero dejar claro que nada
quizá incluso irresponsable, de la retórica americana de la victoria de lo que diga en lo que sigue puede ser anodino en ningún sentido,
final.Y de ahí surge todo un revuelo de ideas que culmina en el sea teológica, política o psicológica y religiosamente. Las siguientes
pasaje citaclo. consideraciones pueden compararse con una operacíín a corazín
Hago preceder de esta manifestación del fallecido en el oto- abierto; y a una operación así sólo se someterá quien tiene motivos
ño de 2004 las consideraciones que siguen, no como motto, sino para precaver el infarto de sus convicciones. Por ello me parece
como señal de aviso que advierta de un punto de peligro del mun- aconsejable ponerme de acuerdo con el lector antes del comienzo
do de hoy, especialmenre explosivo semántica y políticamente: ese de 1a partida en un procedimiento de seguridad. Ésre ha de consistir
Oriente Próximo, en el que tres escatologías mesiánicas, mutua- en un corn¡enio que clarifique de qué aspectos de la religión y de la
mente enztrzadas entre sí por competencia, movilizan creencia religiosa se puede y se debe hablar con ayuda de distancia-
-i es que
Derrida tiene razón- «directa o indirectamente, todas las fuerzas mientos científicamente fundados, y de cuáles es mejor no hacerlo.
del 'mundo y rodo "el orden muRdial" part 1t guerrá sin cúártel Propóngó una especiE de clá¡s¡l¡ de blasfemrE e invito al lécto-r, a
que libran»2. No estoy seguro de poder asumir sin matices esa tesis la lectora, a decidir, tras un tiempo de reflexión, si quiere seguir con

L4 15
Ia lectura. De acuerdo con este convenio habría que dejar abiertos aquí: a la inobserv¡rbilidad. De rnodo que' sin clue trittgtttl¡ críticrl
una serie de fenómenos, adscritos tradicionalmente al ámbito de la hubiera tenido visos de éxito, ello se explicó como asunto de utra
trascendencia o de lo sagrado, a nuevas descripciones no religiosas planificación del más allá por medio de inteügencias transhurllanas
(que podrían resultar blasfemas, aunque ésa no sea la intención). o divinas. Pero en el instante en que civilizaciones que han tnadur¿r-
Por el contrario, y debido a motivos materiales, formales y morales, do técnica y científicamente inventan procedimientos efectivos de
no hay por qué tocar otros ámbitos de discurso sacro y sensibilidad observación de lo lento, el concepto de planificación trascendente
historia de
religiosa. -llámese tal cosa creación, providencia, predestinación,
Provisionalmente y sin objetivos sistemáticos someto a discusión la salvación o algo parecido- pierde considerablenente en plausibi-
siete aspectos del fenómeno trascendencia, de los que los cuatro lidad y deja su lugar a procederes inmanentes de interpretación de
primeros, como se verá pronto, son susceptibles de una rraducción 1o que es a largo plazo,bien con los medios de teorías biológicas o
cútica a categorías profanas y funcionales sin que por ello ei lado sistémico-sociales de la evolución, bien mediante modelos ondula-
religioso corra el riesgo de perder más de lo que siempre se pierde torios y reorías de la fractura, gracias a los cuales pueden describirse
en la adquisición de mejor saber" Distingo cuatro falsas interpreta- oscilaciones y mutaciones en el ámbito dela longue durée .36lo a Par-
ciones clel hecho trascendencia de otros dos aspectos, de los que no dr de entonces puede calibrarse en toda su amplitud lo precario y
pretendo afirmar que estén completamente a salvo de malentencli- malogrado en la evolución sin que el fbrzado positivismo de la idea
dos, es verdad, pero que por su carácter objetivamente misterioso se de creación obligue a mirar a otra Parte. En medios ortodoxos, ell
resisten a una simple reproducción en contextos naturales y sociales. los que la identificación con la edificante idea de una planificación
De un séptimo aspecto, muy sensible, constataré que a causa de su trascendente es muy intensa todavía, se observan fuertes resistencias
indecidibilidad está más allá de la diferencia entre saber y creer, aun- frente a aquellos medios intelectuales que llevan a la seculariza'ci6n
que, extrañamente, Ia mayoría de las veces sea la creencia la que saca de lo lento ultraterrenalizado;donde más claro aparece esto es entre
provecho de este estado de cosas. los creacionistas de Estados (Jnidos, a los que, como es sabido, se les
Comencemos con una tesis que Heiner Mühlmann ha formu- ocurren muchas cosas para inmunizar su doctrina de una creaciótl
lado recientemente en un artículo sobre las culturas como unida- súbita e intencional frente a las nuevas ciencias del lento devenir
des de aprendizaje. en forma de pregunta directa a la que sigue autoorganizadot'.
una lapidaria respuesta: «¿Cómo surge la trascendencia? Surge por Ei segundo paso consiste en la siguiente constatación: la trascen-
desconocimiento de lo lento». El autor precisa: «Lento es un movi- dencia surge también del desconocimiento de lo tremendo.. Para la
miento que dura más de una generación. Para observarlo hemos de aclaración de este estado de cosas hay que recurrir de nuevo a trn
recurrir a la colaboración de seres humanos que han vivido antes
que nosotros,y de seres humanos que vivirán después»a. Dado que la ' Wrleenntmg dcs Hcftígen.Traduzco por «desconocimiento de lo trenrendor, o
cooperación con generaciones anteriores y posteriores en la historia delo formidable, vehemente, arrebatado, brutal, violento, etc. ImPosible encontrar
de las culturas sólo se ha conseguido hasta ahora ocasionalmente o una palabra exacta que tradt¡zca heJtig, pero el contexto lo aclara en cada caso.
resultaba estructuralmenre imposible y se limrtó, en todo caso, a epi- Sucede igual con verleennen, desconocimiento en tauto malco¡locimiento, clue
.. sodios precarios, es comprensible que en el tiempo pasado unxgran significa desconocer o no conocer, Pero con el matiz de no apreciar o no colll-
parte de lo lento fuera evacuado a la trascendencia; eso quiere decir prender (algo o a alguien) en su just¡ medida. (N delT)

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('otl('(tt',lo iltt,nltlttcitlo
¡ror I'leirrcr Mtllrlr¡lnrur crr lls cie¡ci¡s cle l1 lr viverrr:in crrcltlgern rle rcvehcitin, Ql fi¡ror constituye, por deeirlo
cultura;rlrc refiero a la concxión elrtre el análisis del estrés y Ia teoría
así,la religión natural de los excitados. Mientras prevalezca el desco-
de Ia formación pautada del rirual y del símbolo ral como la desa-
nocimiento trascenclente de lo tremendo es imposible darse cllenta
rrolla su escrito programático, que marcó época, La nattnaleza de las
de que 1o que se experimenta como una inspiración de fierza pro-
atlturas. con ella -y estímulos de Bazon Brock- se inrrodujo en ei
viene de una prestación del propio organismo psicosemánticamente
debate un paradigma raclicalmente nuevo de conexión entre ciencia
comodelada; cosa que podría valer igualmente para una parte con-
de la cultura y teoría de la evolución6. La fenomenología de la gran
siderable de los arrebatos proféticos.
reacción de estrés del horuo sapiens y de sus procesamientos culturales
Por otra parte, la gran reacción de estrés no sólo se manifiesta
hace comprensible por qué lo vivido en esa situación le parece ser
de manera explosiva sino también implosiva. Un ejemplo de ello lo
de naturaleza trascendente al sujeto del estrés. La vehernencia cle los
ofreció hace algunos años algo que se produjo con ocasión de una
procesos del propio cuerpo, en principio biológicamente determi-
corrida de toros en Llna de las plazas más importantes cle Maclrid.
nados aunq*e Ia mayoría de las veces sobremoderados simbólica-
El matador había fallado tres veces seguidas el golpe de rnuerte a
nlente, puede alcanzar en ciertos casos tal medida que lo vivido se
la embesticla del toro; acto seguido cayó en una especie de estupor
adscriba fatalmente a fuerzas externas.
ausente, una situación en la que el furioso toro le hubiera aplastado
El mejor ejemplo de ello en irlrestro ámbito tradicional es Ia o matado si los colegas de1 aturd¡dr,-,rr¡rero no 1o hubieran sacado
cólera de Aquiles, cantada por Homero, que los medios guerreros
del nredo. Como mejor puede esclarecerse la escena es reconocien-
de la vieja Europa evocaron durante milenios como la fuente de
do cómo en ella la reacción de estrés se transforma en un éxtasis
su profesión, tan noble como fiera. sin duda la cólera heroica está
de rechazo de sí. En ese momento la vergüenza se ln¿nifestó al
en la misma onda que las manifestaciones que testimonian nume-
torero (al matador, «el que mata») como ttna fuerza del más allá.
rosas culturas sobre el delirio del combate, comparable a ios éxtasis
Aunque, por tanto, el lado fisiológico del caso puede que no tenga
proféticos. Desde el punto de vista fisiorógico, en los episodios cle
demasiado misterio, su aspecto espiritual no puede precisarse con
ftiror heroico se puede apreciar el resurtado de una identificación del
toda exactitud. De cualquier modo, conjeturar es libre; y, si se es-
cornbatiente con las energías estimulantes que le desbordan. perte-
tablece la conexión con la esGra religiosa, ese caso recordaría en
nece al espectro de los entusiasmo s berserker, entre los que se cuen-
qué medida también es competencia del Dios que juzga sobre los
ta tanto el conocido síndrome de locura homicida de los pueblos
humanos el dominio de la perdición. Quien quiere que la tierra le
malayos (retomado con avidez por la cultura de masas occiáental e
trague no sólo siente la desventaja de ser visible, comprende también
instrumenralizado popular y psicológicamente desde dentro como
inmediatamente qué significa que el nombre de uno se borre del
ejemplo de desenfreno) como el arrebato extático de los guerreros
libro de los vivos. De todos modos está claro que la conexión entre
védicos o el ardor combativo de los héroes germánicos, acrecentado
culpa, vergüenza y estrés, sin la que no puede irnaginarse la rabia
hasta el placer del hundimiento total. práccicamente en todos esros
contra sí mismos de ciertos sujetos religiosos, tiene sus raíces en
casos, desde el punto de vista de quien Io siente, el furor adopta
cua- mecanismos endógenos susceptibles de exploración psicobiológica.
sinecesariamente Ia forma de una obsesión insuflada desde arriba,
Gran parte de lo que Rudolf Offo llamó fixystertum treme ndunt en su
enla que Ia energía cornbativrabsorbe totalmente al agente y hace -
conocido libro lo santoT perténecéría de íure,por tanto, al ámbito de
que la lucha le parezca una misión. como una forma originaria de
la teoría del estrés. Prescindiendo de ciertos méritos en torno a la

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t9
clarificación del carnpo objetivo, hay clue achacar el esturclio de Otto, tenckln¡r quÉ cnnlpllno une t.rlÉ d0 dlfietla eoadlelone¡ cnlm elt
en general, un serio desconocimiento precisamente de lo tremendo. poder llegar a la conclusión de que quien no rencciotla cB preei-
En el aspecro, muy citado desde Otto, del temor y temblor de las samente por eso un en-frente superior, sí, trascendente. Si alguriert
religiones se manifiesta el hecho, relevffi'vista contara la biografia propia a un sordomudo no debería concluir de
de Ia neurosemántica, de que en el núcleo rituai de todas las reli- su silencio que prefiere manlenet para sí su comentario. La tras-
giones que alcanzaron éxitos duraderos con sus mensajes ap¿recen cenclencia surge en tales situaciones de una sobreinterpretación rle
experiencias-límite producidas artificialmenre. Es una paradoja, pero la falta de resonancia. Se produce debido a la circunstancia de que
justamente las religiones monoteístas del Libro, a las que parece que algunos otros, en principio y la mayoría de las veces, son inacce-
aÍrrenaza la palidez de la letra, son las que mejor se las han arreglado sibles para nosotros y permanecen, por lanto, independientes de
para buscar su anclaje en eficaces ritualizaciones de la más extrema nosotros. Por este motivo quedan fuera de las ficciones de simetría
excitación. Só1o de esa manera han conseguido grabarse en la me- que determinan nuestras ideas normales de respuesta, comprensión,
moria básica de Ios creyentes. represalia y cosas así._Este descubrimiento puede llevar a la configu-
ración de relaciones razonables entre seres humanos, caracterizadas
IJna tercera forma de trascendencia, susceptible de esclareci- rpor *;---*-e-
la. higiene de Ia distancia correcta. Ante la independencia del
--=ru
miento, surge del desconocimiento de lo que llamo la «inaccesibi- otro, fracasa la obséiiva búsque<l.. tle -ompañero; pero este fracaso
lidad del otro». Explico brevemente lo que quiero decir mediante significa un gran paso en el camino hacia una libertad capaz de
un ejemplo de la literatura clásica de la Modernidad. H¿cia el final relación. Por eso el sentimiento adecuado al encuentro con una
de la segunda parte de su retralogíl-José y st.ts hermanos (1934),Tho- inteligencia que permanece libre también en la cooperación es el
mas M¿rnn cuenta cómo"lgg!¡ras recibir la noticia de la supuesta agradecimiento por su independencia. Aunque ésta sea, plres, ulla
mrlerte cle su hijo preferido,José, se sumió en un exagerado ritual concepción de trascendencia rnarcada por el desconocimiento, en
cle duelo: como más tarde hiéiEffiob, se sentó sobre un montón de tanto significa 1o otro por antonomasia habría que honrar a «Dios»
basura en el patio de su casa y durante inacabables días y semanes como un concepto moralmente frucrífero que pone de acuerdo ¿r
inundó a Dios de quejas, reproches y protesras contra el destino. los seres humanos en el trato con un en-frente inmanipulable.
Una vez atenuado el primer dolor, Jacob se dio cuenta de la im-
pertinencia de su cornportamiento; y cornenzó a considerar una Finalmente, hay que atribuir el origen de una parte importante
gran suerte que Dios no reaccionara inmediatamente, como un de trascendencia, inmanentemente traducible, al desconocimiento de
compañero de vida que se siente agraviado, a todo lo que mani- las funciones de inmunidad. Los sistemas de inmunidad constitttyen
festó en estado de arrebato, sino que permaneciera distante en su nrteríalizaciones de expectativas de daño.A nivel biológico se ma-
inaccesibilidad; Thomas Mann habla de la «mezquina insolencia» nifiestan en la capacidad de formar cuerpos defensivos; a nivel jurí-
provocadora de Jacobr ![Lle, por fortuna, Dios ignoró «con silen- dico, en forma de procedimientos de compensación de la injusticia y
ciosa paciencia». Está claro que aquí, como en cualquier otra parte, la agresión; a nivel mágico, en forma de hechizos defensivos; a nivel
la no reacción de Dios, tan aireada por algunos teólogos, debería religioso, en forma de rituales superadores del caos; estos írltirnos
iriférprétar§e por dé pronto de un modo más plausible. Se trára, muestran a los séfés humano§-cómo §e§uii cuándó según conside-
en primer lugar, de un simple caso de inaccesibilidad, nada más,y ración humana ya no hay camino. Contempladas desde el punto de

20 2t
vista sistemático y a través del prisma de enajenaciones funcionales, llama «fe» conlleva desde antiguo un riesgo semejante. Los efectos
hay que definir las religiones como instituciones psicosemánticas psicosernánticos gratos de la convicción religiosa, la estabilización
de doble foco. Por un lado esrán especializadas en el rraamienro de anímica y la integración social de los creyentes, van unidos a efectos
trastornos de integridad y desde esra perspe*iva se dedican a obje- de riesgo estrechamente análogos a la reacción maníaca (ya rnucho
tivos psicosocioterapér-rticos varios. Por otro, sirven de canalización antes, por lo demás, de la aparición de las religiones monoteístas).
y codificación de la capacidad humana de exceso, una función que Por ello no puede tomarse a la ligera el hecho bien atestigu¿clo de
desde el romanticismo europeo se transfiere en gran medida al arte. qtre la formulación de los monoteísmos expansivos se prodnce en
En el centro del círculo funcional citado en primer lugar está dar circunstancias de excitación maníaco-apocalíptica cle sus fundado-
senrido al sufrimiento, mllerte, desorden y ezaL Esta empresa, qlre res. El desconocimiento de la función de inmunidad aGcta inme-
vincula el consuelo de los individuos con la estabilización rirual diatamente a la comprensión de la verdad. Mientras que el talante
de los grupos, se paga a menudo con un efecto secundario impre- pragmático se conforma con la tesis según la cual es verdadero Io
visible: la función edificante de las religiones va unida ineludible- que ayuda,la actitud celosa o suspícaz insiste en el axiona de que a
mente a actos de habla ritualizados y está vinculada, pór tanto, con la verdad sólo pertenece lo que puede reclamar sumisión general. El
el nivel de la generalizaci1n simbólica. Lo que ha de actuar como peligro proviene aquí de esa tendencia suspicaz a una malentenüda
remedio ha de pr"sentr.sé'e la vez como imagen de un mundo reivindicación teórica de vaüüé2.
simbólicamente estructurada, es decir como conjunto de verdades Por supuesto que los argumentos expuestos hasta ahora están
con pretensiones de validez prácrica y teórica. Ahí está el punto de en la tradición de The Natural History oJ Religion, del año 1757, de
partrda para una inversión categorial de consecuencias virtualmente David Ffume, aunque ya no reducen simplemente, como la primera
explosivas. Se asemeja a la tentación de hacer de un fármaco una Ilustración,las ideas religiosas a «esperanzas y temores» prirnitivos. Es
divinidad. Dado que por lo general coexisten diversos sisremas de verdad que en su configuración, tanto antes como ahora,juegan Lln
inmunidad simbólicarnente estabilizados que ponen en circulación papel importante las ilusiones y la prevención de riesgos, pero esto
sus generalizaciones de forma simultánea, no puede excluirse que se no explica el fenómeno religioso en su totalidad. La critíca renova-
cuestionen unos a otros, incluso que se nieguen parcial o totalmente, da de la religión conecta con las concepciones de la teoría general
dependiendo de la intensidad de sus ambiciones de generaliz¡ci6n. de la cultura, que pregunta por las condiciones bajo las cuales unos
En caso de colisiones entre tales sistemas, a la tarea de infundir ideas programas culturales a.lcanzan en una población dada coherencia
edificantes, o, dicho con mayor generalidad, de encuadrar la vida horizontal, capacidad vertical de transmisión e interiorización per-
en marcos de orden, se superpone la necesidad de llevar razln.para sonal. Debido a su compleja óptica, el nuevo planteamiento permite
valorar adecuadamente conflictos de este tipo habría que imaginar- también análisis muy detallados de la historia natural y social de los
se, por ejemplo, que pacientes que toman Prozac y consumidores sofismas. De modo diferente al clasicismo ilustrado,las nuevas des-
devalium se acusaran mlltuamente de herejes y se amenazxtan con cripciones de hechos religiosos, esbozadas aquí, no explican ciertas
daños nefastos parala saiud fisica en caso de que el otro no se pasa- manifestaciones de la fe por la naturaleza precaria del ser humano;
se al medicamento propio. He elegido el nombre de sedantes que, más bien yen en ellas fenómenos de sobreabundancia por cuya cau-
como es sabido, no siempre producen el efecto deseado y en lugar sa los seres humanos están expuestos crónicamente a t'rn exceso de
de ello desencadenan accesos maníacos. Lo que desde san pablo se energías elevadoras y coligantes. La «historia natural de la religión,

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actttlizada, recurre a una antropología de la sobrerreacción, que bajo la presión de hacerse imágenes del lugar al que se han «ido» los
permite iluminar la evolución del homo sapiens con una teoría de muertos y al que también ellos se «trasladarán»» ytost morter¡- Como se
los sLrntuosos excedentes de impulsos en grupos insuladoss.A ellos percibe sobre todo en las muy detalladas descripciones de lugares del
hay que añadir los excedenres de conciencia que hacen excesiva más allá de naturaleza paradisízca o infernal, no puede negarse que
y enigmática ia existencia humana. Bajo los conceptos de sobrea- en este tema la imaginación es muy florida, pero el problema apun-
bundancia y sobrerreacción no hay que ver sólo el lado energético tado va mucho más lejos de la observación diagnóstica de fantasías
de los fenómenos reügiosos; esos conceptos tembién arrojan luz proyectivas. Entre la comprensión del espacio y del lugar de los vivos
sobre los mismos contenidos de fe, ya que las teopoesías se fundan y sus imaginaciones r6S¡e «luga¡s5» de ultratumba no puede estable-
sin excepción en los universales de la exageración. cerse ninguna conüinuidad simple. Por eso el lugar de los mlrertos
De paso menciono un quinto aspecto de trascendencia, para el permanece trascendente en un sentido de la palabra necesitado de
que, a mi parecer, no pueden traerse a colación descripciones de aclaración.Tal lugar constituye una magnitud heterotópica, podría-
repuesto funcionalistas y naturalistas de tipo imperioso. Algunos mos decir, si con ello se entiende que los muertos «permanecen»
autores filosóficos y religiosos han articulado la idea de que a la en una otra-parte que se sLrstrae a la alternativa de en-alguna o en-
inteiigencia humana pertenece Ia capacidad de imaginarse a su vez ninguna. Para esa otra-parte localmente extraña la tradición ofrece
una inteligencia que i*'supera: Este empuje hacia arriba, aunque a muy diversas codificaciones,'que van desde el enunciado «con Dios»
menudo sólo consumado pro forma,lleva la inteligencia más allá de hasta «en el nirvana» o «en la memoria de los seres queridos». Puede
su nivel actual. Le testifica que se entiende correctamente a sí núsrna que estas caracterizaciones sean plásticas, ambiguas y poco níridas,
cuando se ve involucrada en una tensión vertical. En ella se produce pero con su obstinación hacen frente a apresuradas reducciones a un
su crecimiento, suponiendo que se decida por el riesgo del apren- trivial en-ninguna-parte.
díz$e. La inteligencia vive siempre en su interno más-o-menos, y
orientarse al polo superior de sí misma es un gesto por el que reco- Quiero referirme, por último, a un séptimo significado de tras-
noce su peculiar trascendencia. La diversidad de estos gestos en las cendencia del que tampoco es fácil desembarazarse en favor de una
religiones monoteístas (típicamente expresado como exigencia del simple explicación naturalista. Va acompañado de la idea de que
estudio de las Escrituras Sagradas), así como en la filosofia. clásica una instancia ultraterrena, llamada usualmente Dios, en momentos
(que consider¿ sinónimos sufrimiento y aprenüzaje), no tiene por especiales, por amor, compasión o enfado se vuelve hacia seres hu=
qué seguir ocupándolos en el contexto actual: sigue üviendo en el manos concretos y los elige como receptores de mensajes que según
mundo de los libros como piedad amante de la lectura. ciertos criterios fehacientes se interpretan como revelaciones. No es
Rozamos otro aspecto irreductible del comportamiento reli- éste el momento de discutir sobre las implicaciones del concepto de
gioso cuando tomamos en consideración las respuestas de los seres «revelación»e. La expresión sólo adquiere sentido en el marco de un
humanos a la provocación que para el pensar significa la muerte modo de pensar repleto de presupuestos, que en otro lugar llamo
irremediable. Es sobre todo el aspecto topológico de la cuestión de metafisica del remitente fuertelo.Trascendencia significa en ese con-
la muerte el que abre, en un sentido suyo estrictamente peculiar, texto el de-dónde de un mensaje de vital importancia pzra los seres
una perspectiva dé iiaicéndenéiá. Lós moitales -por utiliier el títu- humanos. La idea de revelación implica la idea, bastante dramática,
lo que los griegos daban a los seres humanos- están desde siempre según la cual un señor clispuesto de buen grado a la comunicación
mediante dictados, que son regalos, o mediante regalos, que son hasta ahora velado, a la que apremia la ilustración y la investigación
dictados, y a través de medios elegidos -profetas,legisladores y su- organízada. El ejercicio de la ciencia y de la creación artística entre
perhombres santos-, se dirige a un grupo de receptores con el fin de los modernos evidencian de manera inequívoca el fin de la era de
indncirlos a aceptar su mensaje. En una primera lectura, «revelación» las revelaciones simplernente recibidas. Con la cultura activista de la
significa,pues, un mensaje «de más allá» que obliga a ros destinararios racionalidad ha surgido una fuerte contraposición a la pasividad
a una sumisión agradecida. antigua y medieval, antítesis que espera ser comprendida por los
Visto desde esta perspectiva, el concepto de revelación pertenece defensores del viejo concepto de «revelación». Los devotos de viejo
inequívocamente al mundo del homo hierarchicus. pone la relación cuño se enfrentan a la tarea de entender cuánto han sobrestimado
feudal entre señor y vasallo en analogía con la relación cognoscitiva la revelación religiosa como llave de acceso a la esencia de las cosas
entre objeto y sujeto, con el acento claro en el primado del señor y cuánto han infravalorado el esclarecimiento del mundo mediante
y del objeto. Teniendo en cuenta el valor extremo de ra pasividad una vida, ciencia y arte en vela. Esto coloca a la teología en la obli-
del vasallo, la recepción de una revelación se parece a ese modelo. gaciín de aprender ya que no puede dejar que se rompa la conexión
subraya el caso en el que escuchar y obedecer coinciden. En otros con el saber del mundo del otro lado. Sin una cierta convergencia de
contextos se hablaría de una propuesta a la que no se puede decir los contenidos de revelación religiosa y de clarificación no religiosa
qlre no. se entieade-de inmediato cómo ese modelo, tanto desde un del mundo, el penv,ir de los creyentes se iría a pique convertido er¡
punto de vista teórico-cognoscitivo como social, pierde su plausibi- arbitrariedad irracional. Esto afecta a la idea de la «fe» en tanto que,
lidad en culturas caracterizadas por ausencia de vasallaje. La idea de a causa de la modernización creciente, el momento activo gana te-
que pudiera haber sujetos puramente receptores resulta insostenible rreno frente al pasivo también en relacién con ella; hasta que llega
tanto lógica como empíricamente. El sujeto no podría replicar al a estar claro hasta qué punto la «voluntad de fe» afianza su primado
ángel del objeto: «Sucédame lo que has dicho»; ar contrario, sabe que frente a la fe regaladall.
«el marco propio de sus posibiüdades» imprime su hueila en todos No es el momento de seguir desarrollando aquí la advertencia de
los objetos de su experiencia. Por éste y otros motivos hace crisis la que por la entrada de motivos activistas en la religión se suscite el
idea de una revelación en forma de dictado y pasivarnente aceptable. fenómeno de la reforma, e igual sucede con la observación de que
Sea lo que sea lo que se da a conocer a sujetos y quién sea el que lo la figura de la historia del espíritu ilamada «contrarreforma» siempre
hace, nada de elio puede ya pensarse sin Ia contribución del receptor. está en juego cuando se intenta volver a imponer la pasividad. Err
Quede abierta la cuestión de si esro significa ya un primado del lado este sentido, habría que achacar buena parte de la cultura de masas
receptivo, como afirman algunos constructivistas. actual, sobre todo su lado horrendo, a una contrarrefornr.a no decla-
Por el«giro hacia el sujero»,la revelación no sóro pierde pasividad, rada: ella es la que ha preparado el terreno al muy citado «retorno
sino que también se desprende cada vez más de ros estrechos con- de la religión». En todos los proyectos que restauran la pasividad,la
textos religiosos:ya no hay que fijarla exclusivamente a un comuni- voluntad de fe se comporta como una pretensión de avasallamiento.
cado exclusivo de un expedidor trascendente, tar como se presenta En este contexto habría que comencar la bella sentenciá de Martin
en un escrito sagrado; sucede permanentemente y por doquier; en Mosebach, según la cual creemos con las rodillas «o no creemos
Tln-sentido; én virrtrd de la apéftura'déI mrindo qué se <<despeja» a eñ absoluto»l2, sentencia que es sintomátfca de uná búsqueda de
sí mismo; en otro, debido a la obligada puesta al descubierro de lo sostén en lo absoluto;una búsqueda decidida a encontrarlo. Si fuese

26 27
realmente así,las rodillas serían los órganos propiamente católicos y 2
los corazones levantados habrían de conformarse con un segundo Las posiciones
rango.
Resumiendo, quiero dejar constancia de que el estudio de tales fe-
nómenos ya no sólo pertenecerá en el futuro al casillero de la ciencia
de la religión. Más bien es la ciencia general de la cultura la que con
el tiempo ha de ampliar su competencia al campo religioso. Habría
que declarar no un año de las ciencias del espíritu sino un siglo de Tras finalizar con estas cautelas quiero volverme hacia el triple
las ciencias de la cultura, cuya misión espiritual habrá de esclarecerse grupo de las religiones monoteístas cuya guerra y cuyo diálogo corx-
en cuanto aprenda a transformar los tesoros del saber transcultural tituyen el objeto de estas reflexiones. Comienzo con una considera-
en capitales vivos, invertibles en todas las culturas existentes. Como ción genética que ha de mostrar cómo las religiones citadas han sur-
ciencia de la coexistencia,la ciencia de la cultura sería la auténtica gido sucesivamente una de otra o, digamos, de fuentes más antiguas
moderadora de la ecúmene global. Es ella la que ha de mostrar por en cada caso: algo comparable a una explosión en tres fases (o a una
qué sólo queda abierto ya el camino civilizatorio. secuencia de asunciones hostiles). No necesita explicación particular
el hecho de que- en un bosquejo rápido como éste sóio es posible
hacer observaciones elementales y fuertemente esquernatizadas, y,
dado que aquí no se trata de historia cle Ia religión sino de la presen-
tación de «partidos de conflicto», puedo 1ícitamente conformarme
con enunciados que queden en lo típico.Tampoco la historia de los
textos sagrados está en el punto de mira de mi empresa, por lo que
no haremos aquí el intento, ni siquiera propedéutico, de exponer el
desarrollo del cristianismo y del islarn como la novela de aventuras
de una falsa lectura, como reconocen críticos literarios en el trato de
los dos últimos monoteísmos con los libros sagrados de los prede-
cesoresl3. Innecesario poner de relieve que las consideraciones que
siguen desde el punto de vista de la fe han de parecer groseramente
injustas en muchos puntos, en tanto que para la fe es injusto la mayor
parte de lo que se dice sobre ella sin estar revisado por ella. Es dificil
evitar por cada uno de los tres lados un movirniento negativo de
cabeza,más o menos agresivo, como comentario de lector a las expli-
caciones que siguen. Considérese, si es posible, que el tema como tal
incita a la unilateralidad, puesto que exige colocar en primer plano
no los contenidos de las doctrinas monoteístas, que exigen respeto;
sino sus pocenciales generadores de competencia y conflicto.

28 29
Ll
propuesta clc c¿urdiclatos ert el catup«l de las tesis llronoteís- teórica, csc afecto proporciona la nratriz del auténtico ser¡tir lnollo-
tas comienza,lógicamente, con la determinación de posiciones del teísta. Crea la resonancia entre un Dios, que se torna en serio srr do-
jr-rdaísmo. En un inspirado capítulo de José y titulado
sus herma,?or, minio sobre el mundo, y un ser humano, que hace lo misnro coll su
«Cómo Abraham descubrió a Dios», Thomas M¿nn exPresx quin- deseo de pertenecer a un soberano así.Thomas Mann no oculta que
taesencialmente de qué debió de tratarse allí. En la escena originaria este tipo de búsqueda de Dios es inseparable del afán de humana inr-
de la tradición abrahámica, literariamente reconstruida, observamos portancia: no hay, pues, monoteísmo sin un ciertg ñnfarr-oneo. «Para
la pelea del primer padre de los monoteísmos con la cuestión de ganarse consideración e importancia, cualquiera que fuera, ante Dios
a quién ha de servir el ser humano: «...y su extraña respuesta fue: y los seres humanos, fue necesario tomar las cosas -o al nrenos una
"Sólo al Supremo"'»l4. En esforzada meditación, Abraham se con- cosa- en serio. El patriarca se había tomado absolutamente en serio
vence de que, por muy admirablemente diversas que sean sus pro- la pregunta de a quién había de servir el ser humano...»rrl
clucciones,la madreTierra no puede representar lo prirnero y sLlPre- Extraña¡nente, la sobreelevación abrahámica de Dios (como
mo, dado que, obviamente, depende de la lluvia del cielo. Remitido muestra sLl retrato en los iibros de los yahvistas) en princrpio no
al cielo por esta consideración, Abraham, tras un lapso de tiempo, lleva todevía a apartarlo a ámbitos completamente sobrehumanos.
llega a la conclusión de que, a pesar de sus eminentes órbitas astrales Es verdad que se le describe como un f)ios en las alturas, pero no se
y de tcxlos los atemorizantes fenómenos meteorológicos, tampoco deja cle dt¡rlar de su adherencia al suelo. Conserva todas las propieda-
el cielo puede encarnar lo buscado, ya que tales hechos cambian des de un ser humano al que nada demasiado humano le es extraño,
constantemente y se niegrn unos a otros: la Luna, por ejemplo, se comenzando con la irritabilidad colérica que manifiesta en el trato
oculta cuando la estrella de la mañana aparece. «No, tampoco ellos con los suyos, hasta el tono imprevisiblemente explosivo que carac-
son mis venerables dioses,». Finalmente, por puro «apremio hacia teriz¿ el estilo de sus primeros comunicados. Su ironía despótica y su
lo supremo»ls, Abraham llega al concepto de un Dios sumamente continuo vaivén entre presencia y ausencia le proporcionan n-tayor
elevado, imponente y ultraterreno, que impera sobre los astros y semejanza con urr padre imposible que con un principio de equidad
se mllestra, con ello, como el absoluto Primero, Poderoso y Uno. celeste. Un Dios a quien le gustan los jardines y se explaya en su
Desde ese momento, é1, Abraham, que gracias a sus indagaciones frescor vespertino, que libra sangrientas batallas y somete a sus cre-.
se había convertido en cierto modo en «padre de Dios»16, suPo a yentes a pruebas de sumisión de tintes sádicos,puede ser todo lo que
quién era de ley que rezara en el futuro: nsiempre fue É1, y sólo É1, se quiera, pero no un espíritu desencarnado, por no hablar ya de un
el Altísimo, el írnico que podía ser con justicia el Dios de los seres neutntm extramundano. Su vida afectiva oscila entre la jovialidad y el
humanos, y no resultó vano para el grito de necesidad y el canto de tumulto, y nada resulta más absurdo que suponer que su propósito
alabanza del ser humano»17. es amar al género humano en su conjunto. Si alguna vez ha habido
En esa regresión poética a la fuente psicodinámrca de la creen- una figura de la que se pudrera decir que ha sido totalmente Dios y
cia en un solo Dios en el caso del patriarca de los judíos, Thomas totalnrente hombre, éste esYahvé según se le presenta en el cexto J.
Mann, muy acertadamente, pone el acento en una excitación que se De él ha hecho notar, con raz6n, Harold Bloom que representa la
ha llamado afecto surnoteístico. Mucho antes de cualquier teología forma de carácter más indornable de la historia de la religión, como
en cierto modo el rey Lear bajo los dirigentes del cielo. Que pre-
.
Hóchste: Supremo o Altísimo. (N. dclT.) cisamente un visionario carismático como Jesús haya sido su ohijo

30 31
querido», incluso esencialmente igual a é1, como establecieron los L¡ liaison entre seriedad y grandeza corresponde a la presión
teólogos en Nicea, es teopsicológicamente impensablele. con un creciente bajo la que cae el sentir religioso en cuanto se elevan las
dechado así de arbitrariedad nadie puede ser homoouslos, y rnenos' pretensiones a los predicados divinos.Y aumentan de forma evolu-
en absoluto, un «hijo» con los perfiles deJesús. Lo que los teólogos tiva e ineludible cuando, como sucede en el Oriente Próximo del
cristianos llamaron «Dios Padre» fue un invento tardío con fines segundo y primer milenio antes de la época de transición cristiana,
político-trinitarios. En aquel momento había que introducir un pa- una mayoría de religiones ambiciosas conrienzan a friccionar entre
áre benévolo, que pudiera adecuarse más o menos al sorprendente sí;hasta que la fase de las cortesías diplomáticas acaba y se plantea
hijo. Naturalmente, la interpretación cristiana de Dios muy poco inevitablemente la cuestión de la prioridad última y de la posición
tenía que ver con elYahvé de los escriros judíos' suprema absoluta. Bajo estas condiciones,las relaciones entre psique
y mundo adquieren una nLreva dinárnica. El escenario ampliado de
Al comienzo de la cadena de reacción monoteísta, encontramos mundo y Dios exige de las almas capacidad comprensiva el1ascerlso;
una especie de contrato entre una psique seriamente grande y un a la inversa, las crecidas pretensiones de irnportancia de las almas
Dios seriamente grande. En este contexto no es necesario hablar del reclaman de Dios y del mundo papeles cadavez más interesantes en
resto cle las cualidades de Dios, de su natural colérico, de su ironía los dramas generales. Los celosos monoteístas de todos los tienrpos
y s{i gusto por hipérboles tonanres. Esta alier.Lza funda una intensa ponefl de rnanifiesto con su existencia entera ese desarrollo: si por
relación productora de símbolos, sin la cttal sería inimaginable una ellos fuera, su ardor servil significaría no sólo su contribución pri-
gran parte de lo que desde el siglo xrx se llama las «grandes culturas» vada a la gloria de Dios, sino que sería el celo de Dios nrismo., que
(según KarlJaspers, «culruras de 1a época axial»).
(Jno de los secretos interviene en el mundo a través de e1los. Bien entendido, ese celo es
cle la alianza sumoteísta consiste, ciertamente, en el contento de los un aspecto del arrepentimiento de Dios por haber creado el mundo.
creyentes Por conseguir, mediante sumisión ante el Supremo, una
- Celo
cuota, por modesta que sea, de su soberanía. De ahí el marcado in- (Er.fer), tal co¡rro aparece en el título y a 1o largo de todo el texto, como

terés de sumisión que se observa en los partisanos de la estricta idea estarnos viendo, se mueve en el campo semántico de Grvor, fanatismo, arrebato,
de Dios. Nadie puede asumir el concepto de un Dios así sin caer en afán, empeño, esfuerzo, suspicacia, rivalidad, antagonismo, etc. Tiene todos estos
el delirio del deseo de servidumbre y de que se note su presencia' matices, según la ocasión, rnatices que paulatinamente vanos resuntiendo úni-
Muy a menudo,los decididos siervos del LJno se sienten arrebatados camente en la palabra celo,utilizando cada vez menos palabras como las cit¡das

de org,ullo por su humildad, si los creyenres florecen en el fervor de que recojan acepciones concretas. (El autor sólo utiliza celo [Eifer] prra todas.) El

sus roles es también por el efecto de que los fantasrnas de la des- «celo de Dios» del rítulo parece que debería responder a una especie de genitivo

orientación existencial por nada son proscritos tan efectivamente objetivo: Dios es el objeto de celo (fervor, fanatismo, arrebato, etc.), no el celoso

como por la colaboración en una emPresa sacra, que crea puestos (fervoroso, fanático, arrebatado, etc.). Eso sería lo lógico, pero si se quiere ironizar

de servicio y promete ascensos- En este sentido, hay que entender con Dios misrno, es decir, con la idea de ese Dios conceptualmente absurdo (do-

el sistema «Dios» corno el patrono más imporrante en la región blemente trino a pesar de írnico) y peligrosísimo de hecho (a pesar de su amor)

creyente; y entonces el ateísmo significa, en primer lugar, una forma t:


de los monoteísmos, él mismo será eI celoso, el fanático, etc., asumiendo su idea
de deiirucción de irueitos de trabajÓ, Que, -omprensiblemente, es
lt
figuradamente el fundamentalismo real de sus prosélitos (el celo mismo de Dios
l,
imp u gnada encar nizadamente p o r lo s afe ctados' L
o el celo de Dios misrno de arriba). (N, delf.)
l
li
32 L 33
t,

§'
t-
En su forma más suave da fe de str buena voluntad de salvar, en lo Lo que desde el punto de vista teórico cartcteúza la enrbarazosa
que se pueda,la creación, que ha perdido el rumbo'
osadía del rnonoteísmo -su decisión previa de representar la trascen-
dencia corro persona-, desde el práctico constituye su mayor venta-
Así pues, la elección religiosa de Abraham está determimdt thy-
ja, a saber: que todo creyente potencial o actual puede recurrir a una
mótícamente en medida suma;eso, en caso de que sea legítimo poner
plétora de intuiciones que hagan comprensible el trato de Dios con
en juego en la interpretación de los teodramas próximo-orientales
el mundo. Si Dios es persona, puede, como tal, crear, destruir, antar,
el thymós, el concepto griego para el centro emocional de los im-
odiar, pernútir, prohibir, premiar, castigar; y en todo ello: observarsr.
p.rlsos, con tintes de ambición y orgullo, de la psiquez0' En tanto
Mientras se trataba sólo de dioses de la casa y de la familia,la plau-
que Abraham reclarna que su Dios es Por antonornasia el Supremo,
sibilidad de teles características personales era fácil de asumir, pero
il Attíri*o,alto hasta el supramundo, excluye, para gran beneficio de
para equipar con ellas a un Dios universal habia ya que gestionar Ia
su autoconciencia, toda alíanzamenor en su búsqueda de un socio y
analogía con los grandes reyes. Mas sin esfuerzo contraintuitivo no
señor soberano. El precio de esa alianzt singular se llama monolatría:
podía conseguirse nada en ese campo. En cualquier caso está claro
adoración a un solo Dios, destacado entre un caudal de competido-
que al monoteísmo originario sólo por la sumisión de lo personal
res, cuya existencia y eficacia no puede negarse por de pronto' Frie-
le podía salir bien su ambiciosa maniobra: erigir lo desmedidamente
clrich Max Müller (1823-1900), el gran investigador del lengrraje y
irnprobable como lo más cierto para la fe.
de la religión, influido por Schelling, al qtte aírn hoy le debe mucho
la indología, propuso para esta posrura dedicada al culto del uno y
En la formación' del monoteísmo judío confluyen dos compli-
único el término «henoteísmo», identificánclolo como el escalón
caciones psicopolíticas de cierto alcance. Por un lado, se ha rnani-
evolutivo previo dei monoteísmo' En la medida en que ese IJno,
festado la sospecha de qr.re se remonta a una exportación de ideas
como el írnico-importante-Para-nosotros, obtiene la preeminencia,
que habrían traído los judíos en su semimítica huida de Egipto
los demás dioses retroceclen necesariamente en el escalafón. Con
bajo la dirección cle Moisés; una sospecha que Sigmuncl Freud de-
el tiempo, no valen más que como meras potencias descoigadas,
sarrolló hasta la atrevida hipótesis de que, como permite suponer su
en el mejor de los casos como solícitos funcionarios del cielo, pero
nombre, Moisés mismo era un egipcio, probablemente de familia
más a menuclo como parásitos rebeldes, puntos de partida cie las
noble, que habría proseguido entre los judíos el gran experimento
cloctrinas cle los genios y demonios, cuyo florecimiento había de ser !¿
L

más tarde tan típico de las doctrinas consolidadas del Dios IJno- Por I -
t..
Atfstellung,palabra utilizada ya en el título de este capítulo, puede significar
eso se entiende por qué no puede haber monoteísmo alguno sin t.
i y con diferentes matices.Traducimos por «posición» en principio, con
un ranking de celos. Puesro que a la figura del uno y lJnico sólo
varias cosas
t, claro sentido militar, dado el matiz bélico con el que habla este libro clel enfren-
pudo garantizársele prioridad posponiendo a otros candidatos, el il

it' tamiento de los monoteísmos y el título de sus dos siguientes capítulos: se tratr
control de los postergados queda como una tarea crónica a resolver. Ft.
de «posición», uformación, (como traducimos aquí), oalineación», «disposiciór:»
Ya en la matriz monoteísta originaria se muestran los contornos Iii
en «frentes» y <,campañas».A veces el autor usa la palabra nr.ás bien en sentido de
de los campos que serán ocupados más tarde por los adversarios de
¡..

«conformació¡», «configuración», «organización» del aparato de alguno de esos


trtrno del Uno. La nueva contraposición permite Pronto reconocer t.
{,
t"

tres movir¡ientos religiosos; incluso cle oinstalación»; aquí, pór ejempió, prrece
,, r*á.r.ii polemica: el verdadero (Jno ultramundano contra los ii,
conllevar un matiz temporal, como de proceso (de formacióo). (N. delT)
falsos muchos intramundanos- t
t
fi
I 35
34 [:
i:i,
l!.
¡.

&,,
polírico-religioso de la época de Amarna, el monoteísmo solar de que en la noche crítica excluyó (en hebreo: pessach,saltar,
pasar, per_
Akenatón. Según ello,los judíos de la época postmosaica, a pesar donar) las puertas de los judíos cuyas jambas habían
sido marcadas
de su autocomprensión antiegipcia, habrían conformado en reali- con sangre de cordero, mientras entraba en las casas
de ros egipcios
ded un colectivo heteroegipciozz,con el que se representó íntegra- y mataba a los primogénitos. La narraciín del Éxodo
va incrustada
mente, primero de forma semiconsciente y luego inconsciente, un inequívocamente en un ritual de máximo estrés,
que a causa cle
capítulo de alta teología experimental con t<¡das slrs consecuencias; su intensa memoactividad garanti za a la comunidai
practicante la
consecuencias de las que el genocidio interno de los adoradores del mayor interiorización posibre de ra rey2a.
becerro,llevado a cabo al pie del Sinaí por el partido de los fieles a
euien ,. p..g.,.rr. por el
secreto en virtud del cual el judaísmo ha sido cepez
de sobrevrvir
Moisés (en caso de que este incidente no sea más que una inven- más de tres milenios debería indagar primero .,
ción edificante-intimidacoria), puede que diera un ejemplo, aunque
.r,. punto. No
es otro que la buena
ftness memoactiva, inherente a esa religión a
extremo, no del todo intrascendente. causa de su miro primario, que une er júbilo
por haberse evadido
En las palabras de Moisés: «Que cada uno mate él mismo al con eI recuerdo de la más horribre de ras ,ro.hes. FIay
otras muchas
hermano, amigo y prójirno» (Exodo 32,27) se escucha por primera formas secundarias de aprendizaje que vienen en
ayuda de estas
vez el lema de aquel celo por lo Uno y el (Jno, por cuya causa hay primeras improntas, en especial ras que giran en
torno ar estudio de
que leer en amplios tramos (a saber, en sus redacciones cristiana e los escritos sagrados. Thmbién er orgulroso águante
der dolor cle Ia
islámica) la historia del monoteísmo como un informe sobre desa- circuncisión puede que actúe en ra misma lírrea.
prensiones sagradas. En el monte Sinaí se inventa un tipo moral- euien existe bajo
el mito del Éxodo participa de un estigma estable,
que conmueve,
mente nuevo de matanza, que ya no sirve para la supervivencia eleva, obliga, une y excluye. por su eminente
.rpr.idrd de copia
de una etnia, sino para el triunfo de un principio. Cuando Dios se capacita a sus sujetos para transmitir su pasión y
roor.rrr las épocas
convierte en idea.". a esa innovación va unido un cambio de figura como transportes vitales de un contenido espiritual.
de la víctima, qlre lleva del sacrificio de una ofrenda al exterminio La segunda de las condiciones iniciares que comprican
rzr posi-
de un contrario.A la vista de tales slrcesos sólo puede hablarse de la i' ción rnonoceísca del antiguo Israel surge de la experier.ra
del exilio
constitución de Israel como una «comunidad libre de creenclas» sl del siglo vr antes de la medida cristiana dei tiempo.
Existe entre los
se pesa por alto la fracción eliminadaa.Q,ré son capaces de dar de sí entendidos un amplio consenso respecto qrr. la
reología juclía
en situación de estrés «comunidades de creencias» es algo que delata, "
entró en su fase crítica con el cautiverio babil,ónico,
SgO-l3g antes
entre otras cosas, el sistema de denuncia establecido a partir de 7793 del cambio de los tiempos, durante la que desarroiló
sus rrasta hoy
por los jacobinos, que invitaba a los franceses virtuosos a denunciar reconocibles contornos. tas anteriores prerudios fanáricos
ante los órganos de la justicia revolucionaria, por las más insignifi-
y epi-
sodios rigorisras, éstos son 1os años de la decisión
monoteísta. Este
aguzamiento lo provoca el hecho de que er dios de Israer
enrabra
una pelea semántica cllerpo a cuerpo con los dioses
imperiales cle
Babilonia. La antigua monoratría de yahvé crea una
.qpe.tr.,.rr.,
suPerestructura, que se desarrolla hasta convertirse
en Lrn monoteís_
mo ambicioso tanto teórica como políticamente2s. Er
quid de esta
radicahzaciín no es dificil de reconocer. consiste .., lr^pro-oción

37
concot¡ti- se ru¡¡nifiest¡¡ conro recl;r¡lrnciórr rlc ¡rreerninencin st¡trre los prct'nri-
de r¡rr cor¡cepto polltico cle l)icls dc tortos nrctnpollticcls
tantes, qLre restimonia la resolución de atribuir
al Dios del pueblo nentes.
la superioridad
esclavizado -que llora ante las fuentes de Babilonia-
simbólicamen- Desde la aparición de la antítesis cristiana a la tesis jr-rdía,la segun-
absoluta, aunque velada y hasta mejores tiemPos sólo
da posición en el ámbito conflictivo monoteísta queda cl¿rramente
te afirmada, sobre los dioses del despótico imperio'
en la señalada. Si es verdad que el Dios que proclama san Pablo y los de-
Este giro constituye uno de los momentos más decisivos
por pri- más apóstoles conserva una serie de características qLle io coneccan
historia áel espíritu de1 occidenre rardío. Aquí se disocian
una unidad di- con su predecesor judío, por los acentos cristológicos, snbversivrr-
mera vez .r, polo, oPuestos espíritu y poder' antes
como todos los mente nlrevos, su imagen adopta, sin embargo, resgos totalmente
fusa. Mientras los ,rrt..rtr.lores del poder de rurno,
al éxito inesperados, provocadores, incluso escandalosos.
déspotas felices de siernpre, se dedicaban, imperturbables'
El Dios crucificado queda para todos los tiempos conlo un clesa-
*.rrrd"rto, acumulando noticias victoriosas como trofeos sagrados'
que sueña fio a la comprensión terrenal de victoria y derrota. Desde el punto
el espíritu de ios vencidos se retira a un reservado en el
doliente' de vista histórico, es decisivo que con la inrervención paulina se
con ia justicia y establece las condiciones de su sadsfacción
un tinte futurista y agudicen los contenidos universalistas de la teología judía postba-
E., ertl contexto el concepto de verdad adopta
terapéutica' en biiónica y se inviertan en un ambicioso movimiento proselitista.
se abre a fantasías de regreso de tendencia en parte
pensamien- El doble acontecimiento al que se alude con los nourbres de Jesírs
parre revanchista. La teología postbabilónica descubre eI
de Nazaret y Pablo de Tarso significa nada menos que la salida del
to ., ,rlodo contrafáctico y utóPico'Verdad y realidad se disocian;y
utilizada Dios (Jno de la provincia cercano-oriental: implica la reorientación
con ello surge la opción que' en nombre de la verdad' será
propagar valo- del impulso religioso desde un culto étnicamente limitado a una
desde ahora como .l ar-a más afilada de los débiles:
de 1o real y telecomunicación extensiva al imperio. El apóstol de los gentiies
res contrarreales, conclenados al fracaso en el escenario
anticipar la hora no podía contentarse más tiempo con las conferencias locales judías
que sin embargo no pueden ni qttieren renunciar a
sobre lo sagrado. Por claro instinto estratégico, san Pablo identificó
de su triunfo.
la totalidad del Imperio romano, y con ello, según la comprensión
Lareacciónteológicadeljudaísmopostbabilónicocontralaex-
en la de entonces, el mundo entero, con el campo de operación de su rni-
periencia cle la esclavitud cristaliza en un culto al entusiasmo
sión; razón suficiente por la cual san Pablo representa hasta hoy un
i"r.orr. Por ello, ante todo, hay que entender como teología de pro-
Sólo puede ídolo para los amentes de la militancia abstracta: el primer puritano,
teste este primer monoteísmo real, que aquí despunta'
dominante' sino el primer jacobino y el primer leninista en una misma persona, por
ser como es, en tanto que no rePresenta la religión
decirlo así. No es casualidad que el rrabajo paulino esté documenta-
la religión de resistencia contra los dominadores. El sentido
de la
do ampliamente en forma de cartas, en tanto este género sirve, como
teocraciajudía es exaltar al rey propio, trascendente' encubierto' Por
ningún otro, a la acción apostólica a distancia. En ellas, el lector de
encima de los reyes manifiestos de los otros' El anhelo
abrahámico
sumoteísta por el Aitísimo y el celo mosaico monolátrico
por el hoy puede apreciar aún la elaboración paulatina del cristianismo
escribiendo.
ljnosefundenporprimeravezahora_antibabilónicayantiimpe-
Por el giro a lo global se deshizo la base tradicional étnica de la
rialmente- en Lrna forrna de devoción subversiva y crírica del poder,
creencia en el Dios Uno. El soporte del monoteísmo especíñcamente
también inevitablemente nostálgica de ese poder' Desde ahora
esto

38 39
ngevo, fijado a la cúspide cristológica, ya no podla encontrarse sólo
sigrrifica, gr¿rcias a una convicción de lo más ínrinro, el privilegio dc
poder dejarse consumir por una gran causa. Como la venganza, la
en Israel, el primer pueblo de la Alianza. El golpe de genio paulino
fe misionera se acerca a Ia «utopía de la vida motivada»2o.Janrás, así
transfiere la alianza con Dios a un nllevo pueblo, comPuesto por los
son las cosas, conseguiría por sí mismo el creyente arrebatarse de
creyentes uconvocados» de todos los puebios; por ello, este nLlevo
celo por Dios, si Dios no mostrara celo en él por su reino venidero.
colectivo se llamará ekklesia o Nuevo Israel y encarnará el proyecto,
sin parangón histórico, de un pueblo pneumático que constituye Con el acontecimiento de Pentecostés el cristianismo entra en el
reino de la alta n:ediurnnidad. Desde él la Iglesia se convierre en la
e1 modelo originario de la communio: ttn gran cuerpo espiritual en
bolsa de intercarnbio en la que se puede entregar el viejo yo, poco
virfud del baufismo. En este colectivo,la pertenencia al mismo se-
motivado, y recibir en su lugar uno nuevo, lleno de espíritu.
ñor gana prioridad frente a la procedencia de estirPe y raza' Con
Es en el cristianismo donde primero crecen la forrna celosa y el
un gran gesto, entre los «hijos de Dios» se declaran insignificantes
las diferencias entre judíos y griegos, esclavos y libres, hombre y
contenido universal del mensaje hasta convertirse en una unidad
efectiva; sobre todo a causa de la irresistible síntesis psicodinámica
mujer (Romanos 10,72 y Gálatas 3,28)-lJn nuevo modelo de aso-
que se había encontrado con la forma apostólica de vida. En ella,
ciación, la «comunión de los santos», pone freno al etnocentrismo
inmemorial; desde ese momento se es, en primer lugar, un socio la figura de la guerra santa, prefigurada en los devotos judíos, se
elevó a escenario universal. A causa de ello, el nuevo morioteis¡iro
de Cristo y sólo después miembro de un linaje o de un pueblo'
telemático tuvo que hacer de la permanenre huida hacia delanre su
La fijación en el próximo rerorno del Señor en toda su Majestad
propio tnodus vivendi. Hacia fuera proyectó el mundo conlo la zon¿r
lleva, además, a un cambio de acento, en el que rnotivos futuristas
de recepción del mensaje que había que expandir, hacia dentro se
frenan fácticamente a los genealógicos y los aventajan de iure. Si
Dios había prometido a Abraham, tras }a liberación de Isaac, una consolidó como patrono para tareas kerigmáticas y diacónicas, hoy
se hablaría de tareas de public relations y de misiones terapéuticas;
descendencia «tan nurnerosa como las estrellas del cielo», segítn san
pablo el modelo de la amistad sobrepuja a1 de la descendencia. La con ello, la lglesia prinritiva anricipó la sociedad de servicios posr-
adopción espiritual sustituye a la procedencia carnal. moderna, cuyo «prodllcto» rnás importante son las relaciones so-
ciales mismas. Finalmente, la doctrina cristiana, por contacto con la
A san Pablo hay que atribuir el universalismo entusiasta, que L
teología filosófica de los griegos, asimiló también las provocaciones
será adoptado por generaciones posteriores de apóstoles como idea
i;;'
il
f:.

motriz de una obra misionera siempre inacabada. Se podría hablar


t;
i:-.
del monoteísmo teórico, desarrollando a partir de esa fusión una
t
fuerza intelectual que durante un espacio de tiempo de casi ochenta
de integrismo apostólico para calificar el proyecto de existencia en i
i:
generaciones incubó siempre nuevas síntesis de motivos bíblicos y
el seguimiento de Cristo, en el que el portador de la nueva se deja !.

consumir por el trabajo de proclamarla. No sin razón podría afir- filosóficos.


marse que un cristiano es sólo quien ha convertido en cristiano Pero su victoria más importante la celebró Ia nueva religión en
el campo del ritual. La alcanzl por transformación de la fiesta judía
al menos a una segunda Persona. Por la misión, la forma de vida
del Pessach en la Sagrada Cena cristiana; una operación pirara, que
misma se hace contenido de vida. Debido a ello, hay que cambiar la
qubjetivldad profana por un carácter personal sagrado: «Vivo, pero habría que considerar como el ejemplo históricamenre más decisivo
no yo, Cristo vive en mí» (Gálatas 2,20).Lo que visto desde fuera de un «cambio de función» en el sentido del dramaturgo Brechf.
se presenta como una manifestación idealista, visto desde dentro
La Cena no significa sólo un fuerte misreading del modelo judío,

40 47
surgió una Iglesia reglamentada jurídicamente por entero, a la c¡ue,
sino más bien su parodia trágica. No puede acentuarse demasiado
también por críticos internos, y con bastante frecuencia, se le achacó
el-alcance de la operación: sólo debido al blasfemo contragolpe al
pessach, en el que el Dios-hombre se colocó a sí mismo en la posi- ser una nr.onstruosidad contracristiana2s. Desde el punto cle vista del
cristianismo oriental, el aparato de poder romano apareció a veces
ción clel cordero que se va a sacrificar y consumir (corno si quisiera
el como la encarnación del Anticristo en forma de un consorcio per-
desvelar el secreto de la horrible noche de Egipto), consiguió
que verso y ostentoso. El Ivan Illich tardío llegó hasta idenrificar el aleja-
cristianismo poseer un inconfundible ritual de máxirno estrés,
ya miento de la Iglesia del Evangelio con la fuente de todas las cosifica-
garantizaraa sus participantes la forma más vivaz de emoción;y
ciones, alienaciones y enajenaciones que adulteran desde hace siglos
á.s.1. hace dos milenios, entretanto2T. En cada misa no sólo se cita
I la vida de los modernos2e. En honor del catolicismo romano (pero
la cena conmemorativa, sino que se renueva la íntima evidencia
también, ciertamente, como prueba de su debilitamienro salvífico)
de la fe misma. De modo análogo,la fiest¿ de Pentecostés parodia
la entrega de las leyes en el Sinaí, entrega que era celebrada por hay que dejar constancia de que al final no se quedó indiferente ante
que la plétora de sus reflejos críticos: como recuerdos más perdurables de
los judíos cincuenta días después del Pessach; como si hubiera
demostrar que la conservación de la ley es la ley' Juan Pablo II quedarán los momentos en los que el Pontifex nmxi-
mus pidi6 perdón ante todo el mundo por las equivocaciones de los
Por lo que resPect:t a la cuestión, debatlda muy a menurdo úl-
«hijos e hijas» de una lglesia falibleso.
timamente, del «precio del monoteísmo» de orientación-cristiana,
conformérnonos con referirnos a dos conocidas complicaciones. Tanto rnás comprensible es, pues, que desde el siglo xvrrr Earle
terreno en Europa un escepticismo postcristiano, qrle yx no quierc
La primera concierne a la ambivalencia del cristianismo frente a la
saber nada de las efervescencias de la fe celosa, incluso a nlellll-
religión-rnadre judía;la formulación de ello la ofrece san Pablo en la
do de la fe en general. Por ello, el distanciamienro de la Iglesia,
carta a los Romanos cuando se refiere a los judíos como enernigos l:

ampliamente extendido en este continente, no sólo lleva rasgos de


en lo relativo al Evangelio, a la vez que como «amaclos a causa de
i.
crítica a la institución y hostilidad frente a los dogmas, sino que los
los padres, (Romanos 17,28) enJo relativo a la elección'Todavía el P:t
protagonistas del modo de vida puramente secular pasan no pocas
papa Pío X, muerto en 1914, renovó la tesis paulina al declarar, como f[,
! veces también a un abierto contraataque. Hay resueltos ilustrados
de é1, que el judaísmo fue «sustituido» Por la ll
-..,chos teólogos anres h
¡,

que rinden homenaje a la conücción de que el cristianismo se ha


religión cristiana, de rnodo que no se le podía «reconocer ninguna t.,
hecho merecedor a 1o largo de siglos de cualquier blasfen:ia, por
otra permanencia»; cosa que no impidió a Pío XII declararlo santo t!
Fl

F grande qlre sea. ¿No proclamó ya Robespierre, en sll discurso ante


en PSq. Por lo demás, b *lltzaci1n de los cristianos de las fuentes elt'
judías supone una incautación hostil;sobre todo por la apropiación la Convención Nacional en l794,que los sacerdotes eran a la moral
-del lo que los charlatanes a la medicina?3r Desde hace doscientos años
Thnaj,que, bajo el título de AntiguoTbstamento,se anexionó, ca-
las iglesias y sus dogmas han de coexistir con caricatLlras y maldades,
nonizó y reinterpretó a Ia luz de las necesidades cristianas.
sin que, como en la Edad Media, puedan zafarse de «este mundo,
La seguncla referencia se dirige al hecho de que el cristianismo,
retirándose de él por principio. En momentos críticos,la animosidad
que se presentó yerbatim como religión del amor, de la libertad y de
anticlerical se descarga en sentencias satíricas como ésta: «La exis-
la inclusión cordial, deJacto practicó también, en gran medida,la falta
-á" tencia de los cristianos demuestra la no-existencia de pi65r>32. Que
.ó*piiión, el rigorismo y el amedrentámiento. De Ia liaison del
muchos de ellos participen, incluso, en la risa que producen tales
mundo occidental de la creenpia con el espíritu del derecho romano

42 43
grnclü, habln en fnvor dc la capacidad de aprender de los cristi¡¡nos que rodo saber verdadenr sobre l)ios, de acuerdo cor¡ cl islaur, co-
contemporáneos. mienza por comprender que el Supremo está eternarllente solo y
no tiene hijo alguno.Elpathos de la tesis islámica de la unicidad c1e
Con el islam entra en el escenario histórico religioso el tercer Dios esrá condicionado ante todo por la polénúca contra la doctrina
monoteísmo exclusivo. Su posición viene determinada por el hecho trinitaria de los cristianos, de la que recela como triteísrno.
de que se entendió a sí mismo, y hasta con énfasis, como la estam- Como correctivo de la cristología, ¡ la vez qrle sLl equivalente
pación más tarclía y perfecta clel complejo-Dios-IJno abrahámico. funcional, el islar¡r desarrolla una profetología encargada de infundir
El islam corrsidera su llegada tardía como su oportunidad espiritual el brío de la legitimidad a la nueva religión. No sólo a desrinata-
más preciada, ya que reclama para sí el privilegio de tener una pers- rios árabes podía convencerse más fácilmente de qr-re Dios envía un
pectiva de conjunto de los caminos erróneos, suPuestos y reales, emisario humano a los dispuestos a creer, que de la sugestión de
de ambos monoteísmos predecesores, y de corregirlos. Por eso los que ese ernbajador sea Dios mismo, aunque en una segunda forma"
clérigos musulmanes llaman «sello de los profetas» al fundador de su Para ello, ciertamente, hay que asignar al Profeta una posición privi-
religión. La idea de corrección en el proceso de las manifestaciones legiada incomparable, que conduce rápidamente, a su vez, ír alturas
mónoteístas es constitutiva clei islam, dado que permite hacer de la vertiginosas. Exige nada menos que una doctrina clel devenir libro
necesidad de le no originalidad la virtud de la clsrificación tardia,. de Dios;lo que conlleva, de nuevo, el dogma del rlietado de ese libro
Como ya hiciera el mensaje cristiano, que sólo mediante una aboli- por el ángel de Dios. Un encargo así sólo podía ser recibido, evi-
ción parcial (críticos literarios añadirían: mediante una fuerte lectura dentemente,por rln méüum singularmente puro y entregado;desde
errónea) consiguió revocar las doctrinas judaicas, la revelación islá- el punto de vista católico se impone la analogía entre Muhammad
mica supone Llna derogación parcial de ambas versiones anteriores y María. Los devotos de laVirgen se darán perGcta cuerlta de qr_ré
del monoteísmo- (Con ello,la falsa lectura en relación con ambos puede suponer que en el lado islámico se hable ocasronalmenre de
predecesores alcanza trn nivel aventurado, pero el vicLorioso islam se una «concepción inmaculada del Corán»33.
encarga precisamente de que los adeptos de un nuevo libro sagrado Por lo demás, el islam también dependía de la creación de un
tengan cosas más importantes que hacer que crear con corrección mito de estrés máximo. Lo produjo en forma de obligación, ex-
filológica a partir de las fuentes cle los cultos ya existentes.) De tensible a todos los creyentes, de peregrinar a La Meca. Los puntos
modo que la religión del Corán, como la del Nuevo Testamento, álgidos de esa empresa,llena de privaciones, consisten en la parti-
viene caracterizada en amplios tramos por el contraste teológico; cipación personal clel peregrino en la lapidación del clemonio y en
con 1o que su primer frente se forma, en primera línea, al lado de el sacrificio por su propia mano de una vícrima anir¡ral. Gracias a
los celosos cle procedencia judía y cristiana, en tanto éstos entran en esas forrrras de deep play (como se pueden llamar las acciones riruales
campaña contra dioses e ídolos clel entorno politeísta, mientras que profundamente envolventes), las doctrinas islámicas se vincul¿rn a
el segundo frente se vuelve directamente contra judíos y cristianos. un engrama memoactivo excitante3a. Innecesario decir que sin Ias
A los primeros se les reprocha que son frívolos e hipócritas, dado dtamatizaciones, fáciles de retener, de sus contenidos doctrinales, el
que no han tomado en serio a sus propios profetas; a los segundos islarn no habría podido sobrevivir milenio y medio.
--
sélés' énfrEntf cón él grave dictamen d-que en Su obcecación han Si la exacerbación monoteísta había ocasionado en san Pablo
falseado al profetaJesús convirtiéndolo en el hijo de Dios, núentras el giro del universalismo defensivo al ofensivo, Ia exacerbación
i
t:
I
44 r 45
t
I
¡.:
Er
islámica conllevó la ampliación del universalismo ofensivo desde ptoplo, nunquÉ nunea eonrlguló lleverlcl hn¡tc u¡ru eloctrin¿ dc lo¡
la forma de expansión misionera a la político-militar. El islam co- dos reinos, conlo hizo el cristianisnro agusti¡riar)o. Quiso proyect¡rr
menzó ya triunfando, sobrepasando en primer impulso el estadio de hacia fuera, por decirlo así, la oposición entre espacio de fe y hi-
ecclesia opressés. En el caso cristiano, la metafisica del emisor fuerte, cismo, y diGrenciar entre la «casa del islarn» y la «casa de la guerr;rr.
perfeccionada por san Pablo, ocasionó que en el Crucificado pre- Toclavía Roussean alababa en el legado de Mr-rhamm¿rd la estrech¿r
tencliera reconocerse al enüado de Dios, igual a é1. Con él pudie- cornpiicidad de religión y estatalidad, e intentó repetirla er1 slrs pro-
ron conectarse los apóstoles, como mensajeros de segundo grado. pios esbozos de una «religión bursuesa». Siguiendo estas indic¿rcio-
El mismo esquema de transmisión lo utilizaron los musulmanes nes, la religión de los revolucionarios de 1794 quiso imponer una

para distinguir a un profeta que reunía en su persona los roles de no diferenciación postcristiane de Esrado e «Iglesia», con el tin cie
pofta'voz espiritual y jefe militar. En ambos casos, se unió al emisor forzar también en Francia, cuna de las tentaciones totalitarias, unn
fuerte clel más allá con un intermediario privilegiado de este lado, arnplia identificación de los ciudadanos con su República. Esta pre-
tras clryas huellas se harían írtiles innumerables mediadores subsi- tensión fracasó no sólo por el liberalismo de la ciudadanía rlustrada,
gr-rientes de la fe: éste es el punto de inserción sisrémico cle todos sino tanrbién por la resistencia cle las tradiciones católicas enraizadas.
los fenómenos considerados bajo los conceptos de clero y clominio Lleno de presentinliento y consecuente, el autor de El contrato sttcial
clerical" Si san Pablo había presentado ocasien+-lmenre a los creyen- criricó al cristianismo como foco de deslealtxi-.política y escisiones
tes como atletas de Cristo (1 Corintios 9,24-27) -una metáfora que sociales. Qr.rien hable hoy de totalitarismo no debería olvidar nLrnca
se materialí26 en la vida monástica cristiana con el furor de la lite- que éste representó, por entero, su ensayo general corno religión
ralidad-,los seguidores militantes de A-lá se entienden a sí mismos civil revolucionaria. Rousseau fue su profeta y, tras sus huellas, sr-r
como volnntarios en una campaña sagrada de expansión. Recuer- fiel discípulo Robespierre se presentó como el primer caliñ de una
dan de lejos la armada de caballería puritana de Oliver Cromwell, moderna república de convicciones.
para la que el rezo y la lucha iban estrechamente unidos, de modo
parecido a como iban para los guerreros, religiosamente excitados,
de la temprana época del califato. La forma asociativa del nuevo
movimiento es la um'md,la comunidad supratribal, ala cual no se
consigue acceso por el nacimiento, sino por el reconocimiento de
AIá y strs proGtas manifestado en voz alta y ante testigos (shahadah).
De Ia expansión explosiva del islam en los dos siglos posteriores a Ia
muerte del Profeta puede colegirse qué fuerzas liberó la inesperada
alitnz¡ del sistema de clan con el universalismo.
El islam originario debe su dinámica a la circunstancia de que
en é1-de modo diferente a como sucedió en el cristianismo, opo-
sitor y crítico del Estado al comienzo- los impulsos religiosos y
político-militares actuaron en la misme direceión casi clésde el pri-
mer momento. Esto no impidió al islam desarrollar un surrealismo

46 47
3
Los frentes

Después de haber presentado a los candidatos principales en el


campo de la fe y del celo monoteístas (un cuarto, el comunismo, ex-
pandido en el siglo xrx, no puede ser considerado por ahora), no es
demasiado dificil someter a análisis sistemático las confrontaciones
potenciales y actuales entre los monoteísmos. La mirada más libre
al campo de juego no surge por un informe histórico; se consigue
mediante un esquema combinatorio que ha de ofrecer 1as posibi-
lidades formales de confrontación entrq,.l-os actores. En el ejerci-
cio estructuralista que sigue -cuya frialdad metódica espero qlle no
arredre a los lectores- expongo las doce, o dieciocho, posibilidades
fundamentales de constitución de frentes intermonoteístas e inrra-
monoteístas y hago de forma ocasional alguna alusión al conteniclo
diacrónico de las coyunturas sincrónicamente esquematizadas. El or-
den es arbitrario y no implica aserto alguno sobre el peso histórico
y moral de las figuras concretas en conflicto. Dado que comienzo
con las posiciones cristianas, da la casualidad de que la figura más
antigua y nociva realiter en la polémica intermonoteísta es la que se
cita en primer lugar.
Como primera figura de confrontación en el espacio intermono-
teísta aparece el anti-judaísmo cristiano (1), a cuyo documento funda-
cional,la Carta del protoapóstol a los Romanos, ya nos hemos refe-
rido antes. Entre las fuentes más remotas habría que destacar, junto
a ella, el Evangelio de Juan, que ya rezuma el máximo afecto anti-
judaico: en é1 se erremete sin rodeos contra los judíos corno «hijos
de Satán», asignándolos a un contramundo de réprobos. Innecesario
acentuar que tales enunciados no sólo representan la mancha-negra-
en el chaleco de la religión del amor, sino que ponen de manifiesto,

49
además, el precio de la idea de mesías hecha efectiva. Desde ei punto desventurado emperador bizantino Manuel II el Paleólogo (cuya
de-vista dinámico-evolutivo, el antijudaísmo religioso representa el hija ya se encontraba en el harén del enemigo que sitiaba Bizancio),
caso especial de una ley más general, según la cual, cuando surge segírn las cuales el profeta Muhammad sóIo había añadido cosas
un «movimiento espiritual» innovador, inevitablemente quedan re- malas e inhumanas a la revelación cristiana.
zagados grupos más lentos, cuyo tipo de paso tardo o contrario es Hay qtre citar seguidamente el antipaganismo cristiano (3), un pro-
considerado un signo funesto por los acelerados. Los judíos, como totipo de polémica religiosa monoreísta en general. La oposición
conservadores de la antigua aliarnza,, encarnarán y sufrirán esa ley,1o del cristianismo a los pagani, es decir, a los prosélitos de las «anti-
mismo que ellos, a su vez, miraron hacia atrás a los egipcios y a los cuadas» religiones aldeanas y rurales del Imperio romano (con.- o
iconólatras de Canaán conlo gentes a las que se suponía espiritual- a los gentiles, los pueblos extranjeros todavía no convertidos), está
mente estancacles. Dado que la historia de la incalificable hostilidad doblemente condicionada: por un lado surge, de moclo más bien
cristiana contra los judíos llena bibliotecas, archivos de inñmia en indirecto, del tradicional rechazo judío a las hasta entonces dorni-
los que generaciones de investigadores aprendieron a dudar no de nantes religiones cle imágenes y culto. Procede, por otro, del diseño
la humanidad, sino del cristianismo, en eI marco de una relación urbano del proyecto-pueblo-de-Dios, tal como, con claro instinro
formal no necesitamos decir nada más de ella, salvo indicar crírico- imperial, había sido delineado por san Pablo en analogía con la ecú-
conceptualrnente que a menudo se,transfiere a esos fenólnenos de mene helenístico-romana. En este.proyecto la nueva figura cJe Dios
modo completamente mecánico la expresión «antisemitismo», con tiene qr-re Ilegar a apoyarse en la mediumnidad y transportabilidad,
la que aírn se sigue concediendo demasiado honor a absurdas fabri- en enérgica contradicción con todo lo que recorclaba los círcr-rlos
caciones del racismo político del siglo xrx. mágicos de los anteriores santuarios rurales y cultos ligados al lugar,
La siguiente figura la conforma el antiislatnismo crístiano (2),cuyos Por eso la historia del cristianismo viene atravesada por una tensión
comienzos pueden rastrearse hasta las reacciones bizantinas contra polémica con todas las expresiones de la creencia popul:rr y sus dis-
los ataques arábigo-islámicos de los siglos vrr y vrrr.Ya en esa época posiciones mágico-panteístas, hasta llegar a las infamias de los pro-
el Imperio romano oriental perdió dos tercios de su territorio y cesos de la Inquisición y del exterminio de brujas;una tensión que
la mitad de su población a manos de los conquistadores islárnicos. también admitió compromisos, tal como se muestra en el culto a los
En la alta Edad Media europea ya es habirual la descalificación del santos y reliquias y en otras formas de devoción popular seneipagana,
islam. Si Dante, en el canto 28 de7 Inferno,muestra cómo el proGra reterritorializada, folclórica y nacional-católica.
Muhammad, junto con los sembraclores de cizaña y los cismáticos, En el síguiente asalto encontramos el anticristianisnto islánúco (4) y
es despedazado por toda la eternidad por un demonio armado con eL antijudaísmo islámico (5). Por mucho que el islam fuera consciente
una espada, es porque hubo de tomarlo clel cliché islamofobico de de suceder a las otras dos corrientes del monoteísmo exclusivo y
su época, sin añadir ninguna aportación personal nueva, dejando a viera motivos, por tanto, para cultivar la conciencia cle parentesco
un lado, claro está, el esquema típico de la Commedia de la corres- y las fuentes comllnes, insistió en poner de relieve su diferencia es-
pondencia entre el tipo de delito y el modo de casrigo infernal. Otro pecífica con las anteriores religiones del Libro. No esroy seguro de
testimonio de comienzos del siglo xv de hostilidad cristiana hacia si Christian Delacampagne tiene raz6n cuando habla de una «lógica
"-el-i¡lam se-hizo famoso por el discrrrsó en Regensburg del
papa Be- raücalmente antijudía,»36 que caructeiLzaría e l¡ cultura musulin¿rn¿r
nedicto XVI, en el que se citaron palabras -más bien lamentos- del desde sus comienzos hasta el día de hoy. Aunque sí podría hablarse

50 51
de una ambivalencia profirnda frente a la herencia judía, y la histo- y estudiantes). Como es sabido, en el Corán no sólo se ll¿rma sin
ria de las ideas y de los hechos ofrece amplia evidencia de ello en tapujos ala matanza de los politeístas (suras 2, 1.91.;9,5, etc.), sino
el correspondiente ámbito conflictivo- De hecho, pueden rastrearse tanrbién a la destrucción de las ciudades y sus corres, en t¿rnto que se
hasta el período medinense de Muhammad las huellas de un tajante negaron a aceptar Ia palabra sagrada (sura 17,58: «Y no hay ciudad
boicot al judaísmo. Entonces no sólo se cambió la orientación tra- alguna que no hayamos de arruinar antes del día de la resurrec-
dicional de los rezos hacia Jerusalén en dirección a La Meca, sino ción»). Régis Debray ha puesto de relieve una de las fuentes cle la
que también se llegó a «depuraciones y masacres» de ciudadanos animosidad, religiosamente cifrada, contra las ciudades en el islam,
judíos; ambas expresiones las tomo de 1a rnonograrfra, muy empáti- al destacar la estrecha conexión entre el monoteísmo originario y l;r
ca y comprensiva, de Hans Küng sobre la tercera de las reLigiones experiencia del desierto: «En el cielo Dios sigue siendo un nómada
abrahámicas37. El sentirniento antijudío en el islam, tórneselo como que se acuerda de sus dunas»38.
constitutivo o como coyuntural, se ha fortalecido en el siglo xx,
entre otras cosas, con los escritos del ideólogo egipcio Sayyid Qutb En el cómputo general de los campos conflictivos internlono-
(1906-1966), que defendió la tesis de que Occidente lleva a cabo una teístas, hay que seguir con el anticristianismo judio (7); una posiciórr
glrerra cle conquista contra el mundo islámico, dirigida en primera a la que presundblemente corresponden numerosas realidades his-
línea por intereses judíos.A agitadas interpretaciones de los tiempos tóricas, sin que, por 1o que sabemos, estén documenradas de forn:a
de este tipo se acogen recientemente las ruidosas sectas apocalípticas expiícita. De todos modos hay que probar el hecho de que, a partir
musulmanas, omnipresentes en la cultura pop árabe, que reaccionan de la reacción rabínica del judaísmo en el siglo rr d. C., se pidiera
delirando con la aniquilación del judaísmo como un acontecimien- en las sinagogas por la aniquilación de los «nazarenos»: «Haz que
to más de la historia de la salvación. sean borrados de1 libro de la vida»3e. Es indudable que en polénúcas
Mientras que judíos y cristianos, como seguidores de las «religio- de este tipo no se trata sóIo del reverso del antijudaísmo cristiano.
nes del Libro» qozaron en el islam clásico de mayor tolerancia, inclu- Si, por un lado, el cristianismo tuvo que sentir como provocación
so de un cierto respeto (sobre todo cuando vivían como protegiclos, la mera existencia del judaísmo, puesto que la perseverancia cle los
dhirumi,bajo tutela islámica y pagaban sus impuestos personales), hoy judíos en su doctrina tradicional no podía significar otra cosa que nl1
aparece con mhs fserza la polémica monoteísta contra lo extranjero duro rechazo de la proclama cristiana, la irrupción, en sentido con-
y anterior en el antipaganismo islámico (6). Éste no se clirige -como trario, de los cristianos con la creencia en el envío divino de Jesírs
sucedía en el cristiano- contra los campesinos de origen politeísta, hubo de conllevar Ia reprobación más o menos abierta de los juclíos.
qrre eran una espina en el ojo para los creyentes de ciudad e imperio. En época más reciente, por parre de autores judíos podía esctrcharse
Su irnpulso procede esta vez de las culturas nómadas, religiosamen- ocasionalmente, desde Llna perspectiva psicológico-religiosa, la tesis
te inflamadas, del desierto, que se vuelven contra la complejidad de qr-re el cristianismo era radicalmente regresivo frente al judaísrno,
de las ciudades, su polivalencia de cultos, profusión de imágenes puesto que había sllstituido la postura madura de una vida bajo la ley
y arrogancia arquitectónica. Se puede hacer el no completamente por la alianza ilusoria con un mesías «ya venido». Hasta dónde puede
injustificado intento de deducir del imaginario de origen del islam alctrrzar la polémica anticristiana en fuentesjudías 1o delata un libro
el atá(rie del t t de septiémbre de 2001-(iunque él islánüsmo ac- de los psicoanalistas Béla Grundberger y Pierre Dessuant, de títuio
tual parece ser fundarnentalmente asunto de habitantes de ciudad Narcisismo, cristianism o, antísetnitismo4o, en el qtre se sugiere que existe

52 53
uni contlnuldd del maügno narcisismo cristiano, que une a Jesús Iglesia). No obstante, tal abismo sólo constituye una de las nruchas
en línea recte con Hitler.Aunque con ello se entraba en un terreno expresiones del potencial conflictivo intracristiano. Como rodos
abonado para una desrnesurada polémica universal, el escándalo no los monoteísmos, también el cristiano conoce, por una parte, I:r
estalló porque los atacados, por su parte, se contentaron con un in- tensión entre interpretaciones rigoristas y laxas de Ia Escritllr¿r, y,
dulgente movimiento de cabeza. Atónito, uno pudo observar aquí por otra, entre tendencias ortodoxas y heréricas. E¡r el caso del
cómo un celo judaizante sin medida se adueñaba del psicoanálisis. islam se piensa obviarnente en el cisma de la Shi'a, de la que el
Por lo que respecta ú antiislamismo judío (8), sus manifestaciones líder suní Abu Mus'ab al Zarqa'wi afirma rodavía en nlrestros ciíes
históricas han quedado desvaídas y presumiblemente poco investi- que, corrro religión, tiene tan poco que ver con el islam como el
gadas. Fueran cuales fueran, pudieron conlpensarse nediante alian- judaísmo con el cristianismo, religiones «que tarnbién se renútcn
zas judío-islámicas esporádicas, qlle se remontan a la época de las al mismo texto»41. Mientras que en el caso del judaísmo habría qr.re
Cruzadas. Los ataques antiárabes y antimusulmanes del rencoroso considerar ante todo,junto a las desviaciones cabalísticas y místicas
predicador neoyorkino Meir Kehan (1932-1990) sólo fueron expre- de la ortodoxia, la oposición entre las corrientes legalistas y las
sión, en toclo caso, de una posición marginal dentro del judaísmo. mesiánicas. Tampoco la escisión entre la Sinagoga conservadora y
Más claras son las formas ideales y reales del antipaganismo jutlío (9): la liberal está libre cle efectos polemógenos.
con ellas rozamos las fircntes exofobicas de todo monoteísmo de Con esta vista de coniunto quedan circunscritos los doce fi-entes
tipo exclusivo. En su descargo puede aducirse su carácter defensivo. fundamentales que pueden formarse por un uso identitario, con-
Sin replegarse tras la «barrera de la ley» dificilmence el judaísmo hu- figurador de colectividad y polemógeno de las tres síntesis rrrono-
biera resistido las innumerables pruebas de la historia. Sin ello, por teístas. Si se toman en cuenta posibles coaliciones dos-contra-uno
otra parte,la antítesis entre la fe de los judíos y las costumbres de los podrían colocarse en la lista otras tres figuras: cristianos y musul-
heterodoxos jamás se habría manifestado con la crudeza conocida manes juntos contra judíos (13),judíos y musulmanes juntos contra
en el mundo próximo-oriental. Puede constatarse que la división de cristianos (14),judíos y cristianos juntos contra musulmanes (i5).
la humanidad, todavía usual entre los interesados, en judíos y no ju- Renuncio a ofrecer indicios históricos para tales alianzas.
dios (gojim) (una contraposición que sale con especial facilidad de la A la vista de la hiscoria tanto real como virtual de la religión, hay
boca de los oradores domingueros alemanes) manifiesta aspectos de que estipular, además, el desarrollo de tres ateísmos correspondien-
u¡ra relación medroso-despectiva, muy antigua, con los seguidores tes a los tres monoteísmos, desarrollo que se va produciendo con
de dioses extraños y cultos reprobados. necesidad evolutiva. Para comprender esto hay que tener en cuenta
Finalmente, hay que considerar la posibilidad y realidad de esci- el hecho de que por regla general el ateísmo no surge de un análisis
siones internas, por las que el campo polémico de los monoteísmos lógico clescontextualizado del ser o no-ser de Dios. Práctican:.ente,
se enriquece con tres posiciones fundamentales más: el anticristia- siempre se produce por negaciones idiosincrásicas de tesis teísticas
nistno cristiano (10), el antiislamismo islimico (11) y el antijudaísmo determinadas y de su entorno cultual organizado. En este sentido,
judaico (12). Por lo que respecta al primero, recordemos ante todo el ateísmo constituye un fenómeno regional. Hemos de tener en
el profundo abismo que atraviesa el cristianismo desde el siglo de cuenta, en consecuencia, junto a un ateísmo cristiano y su condena
la Reforma (prefigurado por numero§ós cismas, motivados tan- por la ortodoxia cristiana (16), el ateísmo islámico y su condena por el
to dogmática como políticamente, de la temprana historia de la celo islámico (17) y el ateínno judío y su condena por la religiosidad

55
judía (18). La expresión «condena» incluye en este caso los más os- estudian las oportunidades, formalmente señaladas, de desave¡rencia
curos significados:Tomás de Aquino consideraba la apostasía de la fe entre las religiones citadas, se observará cuán lejos de las posibili-
cristiana como crimen digno de muerte; todavía a finales del siglo dades ciel guión queda la realidad histórica. No hace falta mayor
xvtr ]a constitllción de la teocracia puritana de Massachusetts ame- justificación del hecho de que esta insuficiencia ha redundado en
nazaba con la pena cle muerte el pecado de ateísmo; en Ia república provecho de los seres humanos, que por ello se evítaron librar otras
islámica de Pakistán aún hoy los incrédulos y quienes creen en otras muchas batallas.
cosas que en la religión del islam pueden ser condenados a muerte Por otro lado, no queremos olvidarnos de aludir a los observado-
bajo Ia imputación de aposrasía y blasfemia.Y el ilustrado totalitario res no-combatientes, al margen del campo tripolérnico, que desde
Rousseau, por cierto, ofrece la perspectiva, asimismo, de la pena de antiguo lanztn miradas de sorpresa y asombro a las formaclorles
muerte para los disidentes de la nueva «religión burguesa» que ha- beligerantes de los comprometidos en ellas. A su modo, pertenecell
bría que crear; e incluso en las «sociedades» ilustradas occidentales también a la escena de los monoteísmos en lucha. Es caracterísrica
de hoy no faltan ejemplos de cómo el centro totalitario, religioso y de éstos, ciertamente, la, situación de conciencia cle los llamados use-
civilmente colnprometido, toca a la batida de individuos contraven- res humanos normales», que gracias a su fhlta de opinión, que libre-
tores del consenso social; lrra. caza que generosamente se contenta mente dejan en suspenso (dado que Dios es un problema demasiado
con la muerte sociaFdel abatido. Con mucha menos frecuencia se grande), y e su falta"deprincipios (dado que lo funclamental acaba
topa uno con Lrn ateísmo abstracto, sin presupuestos, que tome posi- siempre extenuando) mantienen las distancias con el cansino ce¿rtro
ción global frente a los teísmos históricos; como, por ejernplo, en el de hipermotivación de los convencidos y elegidos.
Tiaktat iiber die drei Betríigcr lTlatado sobre los tres impostoresf (referido
a Moisés,Jesús y Muhammad) del siglo xvIII, cuyo anónimo autor,
inspirado por Spinoza,lleva la doctrina ilustrada convencional de la
impostura de los sacerdotes hasta Ia tesis de la impostura de los pro-
fetas, incluso de los fundadores de religiones: no sin dar a entender
que tales fundadores no sólo han sido falsarios, sino, a lt vez,los pri-
meros engañados. Que ateos declarados,por su parte, pueden dejarse
embaucar por el propio celo, 1o muestra últimamente el caso del
biólogo Richard Dawkins, cuyo libro The Cod Delusion (2006) erige
un monumento a la frivolidad imperecedera del ateísmo anglicano.
Si tras este veloz recorrido echamos una mirada a la totalidad del
campo de conflicto se imponen dos observaciones como resumen:
por un lado, hay que constatar que, ostensiblemente, los monoteís-
mos clásicos sólo han agotado parcialmente su potencial polemó-
geno. Se puede ser de la opinión de que, de todos modos,los en-
fréniainientos intermonoteíst᧠e intiamóñbteístaSya han causado
demasiadas víctimas. Pero si en una visión estructural de conjunto se

56 at

I
4
Las campañas

Si es correcto caracterizar los monoteísmos clásicos corrlo vehícu-


los del universalismo celoso, se impone la pregunta por sus estrategias
universales. De acuerdo con su naturaleza propia cada una de esas
religiones posee una realidad de vida bien construida o, por decirlo
como Ivan Illich, un lado vernáculo, en el que puede clesarrollarse
el encanto de la vida religiosa cotidiana no-celosa, impregnacla por
el culto y la costumbre. Chateaubriand, como es sabido, celebro las
«bellezas de la reHgión cristiana»a2, y con el mismo derecho podían
haber tratado de los atractivos de sus religiones apologetas judíos e
islámicos. En tales defensas se podrían haber puesto de relieve, junto
a las primacías estéticas, las aportaciones rnorales o sociales, sobre
todo, que se han desarrollado de forma más o menos llamariva en
el interior de las comunidades locales. Pero por muy dispuestos que
estemos a dejarnos impresionar por los atractivos de las fbrmas de
vida monoteístas en la «retaguardia» (sin pasar por alto sus aspectos
compulsivos, como por ejemplo la ablación islámica de las jóvenes,
cuyo rnoyens en írltimo término no consiste en otra cosa que en
una dependencia, adicta a normas, de una tradición execrable, em-
parejada, al parecer, con la necesidad de seguir transmitiendo escla-
vitud), a causa de sus condiciones polémicas de origen se impone
definir en primera línea las tres como religiones de frente de batalla.
Que su potencial ofensivo en determinadas circunstancias históric¿rs
permaneciera a veces inactivo durante siglos no cambia nada con
respecto a la orientación expansiva de sus programas. A cada uno
de los monoteísmos le es inherente un hábito específico de «to¡na
del mundo», por recurfir a una expresión de Carl Schmitt, acuñada

59
en otros contextos*. De hecho, se pretende siempre hacer valer al Pero sin duda la postllra firndamental del judaísmo fiente al nr.undo
lJno -surgido en principio en el culto regional, también como im- y elio por cuanto rechazí cualquier tipo
qtre le rodea es separatista,
ponente Dios universal con ambiciones expansivas de soberanía. A de comunidad de culto con otros pueblos religiosos y se sustrejo x
causa de su orientación hacia un concepto de Dios que acentúa la la rnezcla o nivelación ecuménicas; un hábito que generó una alta
unicidad y onrnicompetencia delAltísimo, el universalismo religioso estabilidad biológica durante milenios, sobre todo entre las familias
genera excedentes cle significado, que en forma de hiperconceptos sacerdotales judías, los kohanin/3. Eljudaísmo confirma la efecti-
de la comunidad monoteísta descargan en sus entornos políticos y vidad de una comunidad religiosa cerrada como «fuerza genética
cultuales. selectiva»aa. La necesidad de un giro misionero hacia fuera sólo se
manifestó durante fases relativamente cortas; puede que no sea Lrn
En lo que sigue distingo tres formas fundamentales del ata- ezar que el único episodio proselitista del judaísmo se produzca en
que expansivo que se manifiesta en el desarrollo histórico de las la época (ca. 750 a. C. al 50 d" C.) que precede a la desviación de la
Qifnpañas rnonoteístas. La primera, el soberanisrno teocrático, ca- secta mesiánica de los jesusistas de la corriente principal. Durante
racterístico del camino del judaísmo a través de espacios y tiem- la mayor parte de slr existencia histórica, el judaísmo se instaló e¡r
pos, muestra rasgos preponderantemente defensivos y separatistas, una posición cuya mejor cara.cterización es la de universalismo a la
mientras gue la seguncia y la tercera formas, la expansión por la defensiva..,D¡sde esta actitud encerrada en sí misma el pueblo de
actividad misionera y por la guerra santa, manifiestan una fuer- lsrael produjo, prirnero sobre la base de formas de vida tribales y
te agresiviclad, en la que también desempeñan un papel medios miniestatales, más tarde (tras el llamado por Harold Bloom «holo-
como la persuasión,la coacción y el sometimiento, incluso un cla- causto romano») bajo las condiciones del exilio y de la dispersión,
ro chantaje (¡Bautisrno o muerte!, ¡Corán o muerte!). No necesita un poderoso excedente teológico que hubiera bastado para la do-
prueba ceremoniosa algrrna el hecho de que estas últimas formas tación espiritual de un gran reino, a pesar de que a los creadores
no sean atípicas de los dos extraverticlos nr.onoteísmos. de esas doctrinas ni siquiera les estuvo garurrtiza.da durante muchos
siglos la subsistencia como pueblo en un territorio propio. Mientras
Sólo puede hablarse de nna campaña judía en el sentido restnn- que el pueblo judío se hacía a la idea de vivir bajo la mirada de un
gido, incluso paradójico, de que los excedentes de significado del Dios observador, fue desarrollándose un sensoríuru para la contraob-
monoteísmo postexílico manifiestan una clara dirección de choque servación de ese Dios, gracias a la cual una posición excéntrica de
antibabilónica, más tarde también antihelénica, antirromana y, en tintes teológicos (concretada en la idea de alianza) se convirtió en
general, antiimperial, Por el contrario, no puede hablarse en con- su segunda naturaleza.
junto de una expansión núsionera o de una dinámica proselitista del Si, aun con todas las reservas, fuera admisible hablar cle una «c¿1r11-
judaísmo. La teología postbabilónica del judaísmo es soberanista en paña judía», esta expresión sólo podría designar lo que Leo Ilaeck
tanto que reclama para el Dios del pueblo esclavizado una posición llamó, en La esencia del judaísmo (1905, reeditado a menudo),la «lu-
única que sobrepuje todo;una provocación que se hizo inolvidable, cha por el automantenirniento»t. Es verdad que según Baeck «la
especialmente, por el libro del Génesis, redachdo después del exilio. fuerza de instruir y convertir» resulta inseparable del conjunto del

* *
Weltnahme. (N. delT.) Kamltf rnn Selbsterhalhrng. (N. delT)

60 6t
judaísmo, pero durante urla diáspora de casi dos mil años ese poten- Con ello, la verdadera campaña judía se parece a Llna estafeta cou
cial sólo consiguió hacerse efectivo en dirección introverrida y sobre numerosas pérdidas a través de tiempos y reinos. Esta anábasis de
todo defensiva. «Se comprendió qrte incluso la existencia ytuede ser und los justos tiene la forma de una prueba que se repite d.e generacióu
predicación,una declaración ante el mundo...Ya el hecho de estar ahí en generación. En ella se selecciona una minoría entre la minoría,
generaba un significado... EI automantenimíento se experimentaba con elfin de proseguir con la mayor pureza posible la aventura mc¡-
como mantenimiento por Dios»as. (Jrr autor cristiano ha llevado al noteísta en su forma originaria, es decir,la vida bajo la ley y tras la
extrelno de str expresividad esos enunciados, a1 declarar que la su- «barrera en torno a la doctrina»a7.Todavía se impide con la ruáxirna
pervivencia del juclaísrno en el mundo de hoy significa para é1nada fuerza el despliegue de la paradoja fundamental de esta estructura
rlr.enos que una demostración de la existencia de Dios sacada de la religiosa,la particulariztciín del Dios universal a un úrnico puc'blo.
historia. Representantes de la neurorretórica evolucionista clirían El Estado de Israel, proclamaclo en 1948, secularizó la cuestión
que la pervivencia temporal del judaísmo es prueba de la precisa de la garantía de supervivencia. Se presenta com.o la forma políti-
I

l
reproductibilidad vertical de los rituales memoactivos practicados ce de una «sociedad» de inmigrantes, que para sll existencia fisica
en ese pueblo. Dado que el pueblo judío invirtió sus excedentes (tras el «retorno» del pueblo a la región de su existencia histórica
religiosos cle significaclo en su automantenimiento como pueblo anterior) exige un discreto suplemento de significado trascendente.
y corLunidad de ritos, su existencia fisica se cargó de contenidos Despues-de la Shoah, la fundación de un Estado propio les pare-
metafisicos, equivalentes al cumplimiento de una misión; un motivo ció a muchos judíos el único camino transitable para asegurar su
más por e1 que el ataque fisico al judaísmo puede ir de la m.ano con existencia futura. Por ello Israel paga un alto precio conlo partido
el empeño de su extinción espiritual y moral. de conflicto en la crisis permanente de Oriente Próximo. En ese
Desde el punto de vista formal puede comprenderse la relación rol pierde inevitablemente gran parte de los atractivos morales que
del judaísmo con sus dos religiones subsecuentes como una pre- podía atribuirse mientras se sentía una comunidad dispersa y do-
figuración espiritual de la guerra asimétrica. En 1969 Henry Kis- liente.Ya no es demasiado el número de los que quieren acompañar
singer dio con su fórmula estratégica al hacer constar:la guerrilla a Israel también en las complicaciones de su nueva posición. En ella
gana cuando no pierde, mientras que las tropas regulares pierden sufre la coacción de tener que mostrat fwerza, igual que antes pa-
cuando no ganan. La posición judía corresponde a la de un movi- deció por su capacidad de soportar malos tratos.Tampoco aquí hay
miento_ guerrillero que concabilizela no derrota conseguida una y duda alguna del primado de ia defensa. Anotemos el hecho de que
otra vez como condición necesaria, si no suficiente, de su victoria. esta tesis se refiere ela raz6n de Estado de Israel, no al universalismo
En tanto que garantiza la strpervivencia, sienta los presupuestos bloqueado de la religiosidad judía.
clel éxito provisional y quién sabe si un día también del definitivo.
Como escribe Leo Baeck con pathos profético, el «mantenimiento En un sentido mucho más directo puede hablarse de la campa-
del judaísmo» se produce en un proceso histórico de selección con ña del cristianismo, dado qLre a su aparición va unido eI giro hacia
arreglo a las «estrictas leyes de la vida». «La historia escoge puesto un universaüsmo ofensivo. En él se despliegan punto por punto las
que exige decisión; se convierte en la gran selección entre los hu- paradojas de la formación del sistema monoteísta, todavía bajo llave
manos». «Cuando lo serio de verdad apela al ser humano, a menudo en el judaísmo, Su aparición en el escenário de lás fuerzas iúotoral
sólo quedan los pocos... El resto es la justificación de la historia»46.» del mundo encierra la lección de que ideas de ese nivel se encarnan

62 63
G+\\o» -- 4¡,f,
TV,.}..,s
en procesos autopoiéticos, que por su resultado se consideran his-
torias de éxito. Los administradores clel imperiwn rofiatl.ttnx fueron bió: «El mundo se convirtió en un campo de pelea de gailos para
pronto conscientes de la peligrosidad de la provocación cristiana, apóstoles»as, reconocía con ello un rasgo fundamental del aconte-

reprimiendo Ia nueva religión misionera en varias oleadas de perse- cer conflictivo monoteísta. Pero minusvaloró la potencia creadora
cución, mientras que a los no misioneros judíos les dejaron por regla de historia de las «peleas de gallos». De hecho la «historia» sr:rge del
general en paz.Durante le época de las persecuciones, los crisrianos proyecto de la voluntad monoteísta de comunicación total. Desde el
permanecieron fieles a su actitud fundamental no violenta, extáti- punto de vista interno significa el proceso de apertura de todos los
camente pasiva. Sólo cerraron alianzas que recurrieron a Ia violen- pueblos a Ia nueva del Dios (Jno, cuyo retrato se especifica trinita-
cia cuanclo se promocionxron como religión soberana. Se entiencle riamente. Con ello, todo lo anterior se hunde en el viejo e6st y sólo t ; -
muy bien 1o que piensan historiadores crítico-eclesiales que sitúan sigue teniendo peso en la medida en que puede iot.rp..tr'..Hr-rr-
preparación del Evangelio. Mientras que la vida de los seres hurna-
¡ffiro
el pecado original del cristianismo en el momento que cornienza a iref
comPartir camPamento con el poder secular. nos hasta entonces apenas había sido algo diferente a un acompañar^
id;,
.r El qui¿l de los éxitos históricos cristianos se expresa en tlna cons- los ciclos de la naturalezay el surgimiento y caida de los imperios,""--_
\ rrap(JfJr\'t
"_. :.---¡atacrfi triviel: la mayor parte de la humanidacl de hoy r-rtiliza el . en el futuro ha de saberse incluida en un proceso finalista. El mun-
;-¿4"'
':---_-.íl jr.¿dquiere movilidad histórica en el sentido estricto de la palabra
calendario cristiano o, si sigue otros modos de cómputo, se remite a
él como marco último de referencia;según este calendario estamos - desde el instante en que un rnismo aliento ha de circular a través
actualmente en el alño 2007 post Christt'trn natunt,lo que corresponde .8 O. todo 1o que sucede. Lo que se llama «hístoria» es 1a campaña de
aproximadamente al año judío 5767 o al año islámico 1428. Sólo § la especie humana por la unidad inceligente bajo el Dios universal
pocos contemporáneos son conscientes de que con ello aluden a un ( común. En este sentido, tiene razón Leo Baeck al decir que no
acontecimiento que supone una cesura en la «historia de la verdad». - hay «ningún monoteísmo sin la historia universal»ae. Este concepto
Según este modo de contar,§ año cero recuerda el momento en el de historia presupone tácitamente el cristianismo coll1o órgano de
que el mundo se convirtió en el territorio de emisión cle un men- realización del trabajo rresiánico. El significado de lo mesiánico se
saje radicalmente inclusivoJSiguiéndolo, todos los seres humanos, vuelve comprensible, en general, sólo después de que fuera asumido
cle acuerdo con su naturaleza creada común, han de considerarse por lo evangdl.o.El mesianismo post Christum natum es restimonio
como miembros de una comunidad única, fundada por Dios, rota no sólo de la circunsrancia de qrle los judíos no participan en la cesu-
por culpa humana, restalrrada por el hijo de Dios. Donde esta nueva ra cristiana; manifiesta al mismo tiempo que, también tras la llegada
se enfiende, tendría que llevar a la disolución de las desavenencias de la Buena fr{ueva, incluso entre cristianos queda espacio suficiente

generadas entre individuos y grupos; también superaría el enclaus- para la expectativa de bien nuevo. Puede quedar abierta por ahora la

tramiento de las culturas en sí mismas y orientaría a todos los co- cuestión de si se puede o se clebe llegar hasta una recopilación de las
lectivos a un polo común de superiorjusticia. noticias del bien nuevo en unTestamento Más Nuevo.
En sentido moral, esto se cuenta entre lo mejor que los seres En e1 capítulo sobre las posiciones ya se ha hecho referencia al
humanos han escuchado nunca; lo que no excluye, ciertamente' que papel especial de san Pablo en la voladura del privilegio judío de
-alguños
de lolpéores Conflictcis surgieran de las rivalidades entre los ,. ..c.ro al Único yAltísimo. Es significativo que en los últimos tiem-
grupos que querían aseglrrarse el privilegio de transmitir la buena pos no falten entre los teólogosjudíos intérpretes que ya no sólo ven

65
pol prfts, rpoenllp-
tica, que crece con la expansión del mensaje: cuando el Señor vuelvr
del cielo en medio de llamas de fuego ose vengará de quienes no
conocen a Dios y no obedecen el Evangelio deJesús, nuestro Señor.
Excluidos de la presencia de Dios, serán castigados con la conde-
nación eterna». De este modo, ya en los escritos del apóstol de la
universalidad se promociona un amor que en caso de no ser corres-
pondido se transformo en mezquindad maníaco-aniquiladora. En la
fisionomía de Ios monoteísmos universalistas ofensivos va impresa la
lo universal queda ligado irrevocablemente al corte cristiano- San
decisión de los predicadores de causar pavor en nombre del Señor. Es
Ignacio de Antioquía, un auror de comienzos del siglo rr, establece
yá irr.qrrírocamente en su Carta a los Magnesios (10,3-4) que el
ju- posible que esto corresponda a una ley de comunicaciones univer-
salistas religiosas, según la cual en el curso de su proclamación toclo
daísmo lleva al cristianismo, no al contrario. En esta tesis se escucha
evangelio arroja inevitablemente una sombra disangélicape hecho
la voz del clérigo resuelro, que más allá del martirio que anhelaba
la no participación en sus verdades se transforma en Lln peligroso
para su propia Persona, reivindica y prevé el triunfo de le empresa
indicador cle desgracia]El mensaje üvide el universo en las mitades
cristiana a gran escalasl.
desiguales de Iglesia y mundo. Sin la exclusión de «este mundo, c{e
Bajo el cristal de eumenro del éxito crecen también los aspec-
la comunión de los santos no cabe la pretensión de la ofensiva cris-
tos oscuros clel monoteísmo celoso hasta convertirse en imperialis-
tiana de definir la totalidad. Pero lo que lógicamente sólo constituye
mo. La militancia finiticade los primeros cristianos choca ya plonto
una paradoja, moralmente signifi ca intimidación.
y fuerte con el hecho de que los pocos creyentes se enfrentan ine-
Por eso, aunque sea cum grano salis,puede darse la raz6n aAlfred
vitablemente a una gran mayoría de seres humanos para quienes la
N.Whitehead cuando en sus lecciones sobre filosofia cte la religión
fe de la nueva secta no significa nada. De ello se vengan los celosos
(Boston, 1926) resume: «Considerado todo en conjunto, el Evan-
colgando a quienes creen otras cosas el título de no creyentes, cuyo
gelio del amor se trastocó en un evangelio del temor. EI mundo
aferramiento impasible a las ideas vigentes hasta entonces Pasa a con-
fata- cristiano se compuso de pueblos intimidados»s2. Habría que añadir
siderarse, así, un crimen espiritual de consecuencias metafisicas
la cuestión de si realmenre se ha tratado del trastrueque en slr con-
les; sobre todo cuando, tras minucioso examen, se deciden contra
la
trario de un asunto fundamentalmente bueno o ur.ás bierr de una
oferta cristiana. Por eso le nueva de salvación se rodea desde sus pri-
ambivalencia establecida desde un principio. En este caso habría que
meros días de una escolte de amenazas, que Ponen a los no conven-
interpretar los motivos de los éxitos misioneros cristianos más crí-
cidos en la perspectiva de lo peor. Es verdad que el Evangelio habla
ticamente de lo que se acostumbra a hacer en las historias oficiales
de llevar la bendición a todas partes, pero desde el primer momento
de la Iglesia. No pueden remitirse ya exclusivamente a los efe*os
la militancia cristiana desea para los no convertidos la exclusión del
contagiosos de las proclamas evangélicas, a las que, en principio ya,
cielo. Por un lado, san Pablo escribe a los corintios (1 cor 13, 1):
«Si
sería incontestablemente inherente una tendencia aI esclarecirnirnto
hablara las lenguas de los seres humanos y los ángeles,pero no tuviera

67
del clima moral universal. Remitirían del núsmo modo a am"enazas Pero aunque el agustinismo convirtiera en condición de salvació,
que esclavizaban íntimamente a sus receptores. La misión, pues, no el sometimiento total al Evangelio y con ello trajera al mundo una
sería sólo el giro hacia ñrera necesario para la expansión de la nueva cornpacta anticipación del islam, ni un resuelto fanatismo ni una
de salvación; sería alt vez la forma en la que la Iglesia contrapuesta tajante desinrismación consiguen asegurar ar individuo la certeza
cle
al «mundo» procesaría ella misma su contradicción insoluble con ser salvado. AI contrario, un simple atisbo de indiferencia frente
a la
este «mundo». La formula correspondiente habría de rezar: huida del Buena Nueva se entendía ya como signo seguro de predesdnación
nrundo hacia delante;en forma más suave: servicio al rnundo desde a la condena.
una posrura de reserva frente a é1. Quien quiera entender la cristiandad agustiniana con claridad
Aludiendo a los resultados de Ia actuación del Paclre de la Iglesia analítica la descubre, excelentemente camuflada bajo el discurso
AureliusAugustinus puede aclararse en qué medida están justificadas triunfante del amor universal de Dios, en la ast.ta y sisternática
estas presunciones un tanto incómodas. SanAgustín puede reivindi- conexión entre un universalismo racional de la condena y un inex-
caq el privilegio, más que ningr-rn otro creyente concreto, excluido crutable elitismo de Ia salvación. para valorar con mayor justicia
la
san Pablo, de haber contribuido a la desorientación, a la neurotiza- sorprendente doctrina del teólogo sería útil tomar conciencia del
ción incluso, de toda una civilización. Por supuesto que bajo este modo en que todas las grandes rerigiones participan de una econo-
diagnóstico no sólo habría que tratar las distorsiones patológico- mía general de la crueldad. su apuesta consiste en reducir el balance
sexuales impuestas a las formas de vida cristianas durante más de total de crueldad en el mundo impulsando a los creyenres ¿r asumir
nrilenio y medio. Más funestos aún se manifestaron los efectos de la voluntariarrente una cierta medida de erla con el fin de evitar
o
metafisica de la predestinación enseñada por san Agustín: conside- reprimir rnayores horrores involuntarios. En esto se fundamentan
rándola más de cerca ésta aparece como el sistema más abismal de los efectos transformantes de las ascesis espirituales. [Jno de los
as-
producir terror que conoce la historia de las religioness3. Dado que pectos más atracrivos del cristianismo primitivo fue deshacer
los
le doctrina de la predestinación eterna de los hijos de Adán estaba patrones de la cultura romana de la crueldad; muy especialmente
a
rnontada sobre el axioma de que sólo muy pocos e inmerecida- través de su resistencia a los ernbrutecedores juegos Je gladiadores,
mente serán salvados, núentras que a la mayoría se les arrojará me- que durante la época imperial se habían convertido en una fbrnra
recidamente al fuego con el «montón de los depravados», el edificio omnipresente de culrura de masas decadente (comparable sólo co.
de Ia existencia cristiana sólo podía edificarse, según san Agustín, las perversiones del deporte de élite desde Ia segunda
mitad del siglo
sobre la tortLlrante incertidtrmbre respecto a la sllerte propia en xx). san Agustín porenció esa resistencia al querer conseguir l¿r sue-
este trance. El individuo írnicamente podía extraer un vago indicio vizaciín de las costumbres humanas con Ia amenazad.e r-rn máximo
sobre su posible elección de la circunstancia de que con ayuda de de atrocidad e. el más allá. En esa operación corrió el riesgo
de so-
Dios consiguiera el paso del temblor al celo. Por eso no es casuali- brepasar su objetivo: con su implacable absolutismo teológilo,
el más
dad alguna que fuera con san Agustín -tras preludios en los desier- influyente de los Padres de la Iglesia sobrepasó .l morrr.,rto diabó-
tos de Oriente Próxirno- cuando comenzara también en la esfera lico de Dios convirtiéndolo en terrorismo sacro. por eso puede
cle-
occidental del mundo tardoantiguo la huida de los creyentes a las cirse gue el cristianismo agustiniano ha resultado ser vícti*a
cie un
órdenes religiosas, que ofi'ecían una concepción vitalmente acepta- fatal recuento de pérdidas. Dado que ra intimidación metafisica
se
ble de la absorción total cle la existencia por el imperativo religioso. traduce inevitablemente en intimidación psíquica y al final rambié,

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fisica, la clespiadada doctrina de la gracia de san Agustín ha contri- soluciones inhumanas. Sólo hay que lamentar que el siglo v no
buido a que el balance de crueldacl, para eI mundo cristianizado por produjera un alrtor con suficiente perspectiva para formular esta
ei Evangelio, en lugar de bajar haya subido- En ese sentido, críticos tesis: quien no haya vivido antes de san Agustín no sabe nada de la

clel cristianismo han dado con el punto sensible cuando dicen que a du]zura de la vida. Porque douceur de uivre es un concepto que sólo
menudo ha avivado el mal clel que él mismo prometía la saivación. vuelve a tener sentido una vez aTcanzado el litoral salvador de los
Después de lo dicho, resulta comprensible cómo innumerables tiempo.s postagustinianos, en cierto modo inch"rso postcristianos (en
cristianos sólo renegando de sus aspectos insoportrbles hayan podido el senticlo de postclericocráticos). Értos serán los años en que los
asumir las doctrinas de sanAgustín. Desde la temprana Edad Media Papas se vean obligados a advertir que en el cristianistno no se clebc:

la historia de la fe cristian¿ no fue más que una serie de intentos de pensar en principio en obligación y renuncia, sino en un modo de
reclibujar las dimensiones siniestras de Ia herencia agrstiniana me- vida positivo.
diante una interpretación más esperanzadora de las oportunidades Considerada globalmente,la campaña del cristianismo de con-
humanas de salvación. Era muy dificil para un cristiano mantener la quista del «orbe terráqueo» debe su éxito a una dirección episcopal
sangre fría necesaria para entender por qué, en la era dominada por que buscó en un proceso de aprendizaje a 1o largo de siglos el equi-
Ia teología de san Agustín, el cielo había de Perrnanecer casi vacío librio entre un extremismo escatológico y un populismo mágico.
(al menos en lo concerniente a los coinquilinos humai:,,:s). Só1o Durante su primer ciclo de expansión, el secreto del áxr¿o de las
la época de los descubrimientos asignó a los creyentes la tarea de misiones cristianas se basó sobre todo enla alianza con los dirigentes
explorar ei casi jamás hollado continente de ia generosidad divina. políticos y en una estrategia selectiva de conversión de príncipes: el
Desde ese momento el reto fue presentar el más allá cercano a Dios giro constantiniano constituyó la prueba brillante y problemática
como un ámbito intensamente poblado; seguro que Dante fue uno de ello. Cualquiera que en la era monárquice estlrüera interesado
de los primeros que en su viaje al cielo no se topó sólo con una en la expansión dei cristianismo tenía que partir del axioma de que
ciudad fantasma. El estado actual de la indagación tras la pista de un sólo gana el ñvor clel pueblo quien consigue atraer a su lado a los
Dios generoso lo expresa el conocido clicho del Papa polaco: spe- príncipes.
riamo che I'inJuno sia uuoto («Esperemos que el infierno esté vacío»)' Por lo que respecta a las famosas Cruzadas, o bien a la Guerra
En la antítesis entre san Agustín y Juan Pablo II se ha concentrado Santa, frente al modo de expansión proselitista o misionera hay que

el drama entero de la teología cristiana: ésta señala el largo camino colocarlas en segunda fila, en caso de que siquiera desee atribuírseles
clesde el bien guardado secreto terrorista de la fe, según el cual Dios un significado genuinamente ofensivo. Es verclad que la Cruzada,
seguiría prácticamente solo en el cielo, hasta la hipótesis de tintes como prototipo de la guerra de inspiración cristiana, liberó enor-
religioso-civiles, según la cual se pretende que el infierno -en cuya mes recursos y gusta presentarse tanto por críticos internos como
existencia uno está obligado a seguir creyendo sólo bajo el concepto externos como modelo de la agresividad inherente a esa religión.
«distanciamiento de Dios»- esté vacío en el futuro. Pero ya la primera mirada a los contextos históricos mllestra que en
Ha cle quedar pendiente aquí si hay que buscar la culpa de los el caso de las siete (contadas convencionalmente) grandes empresas
entenebrecimientos agustinianos sólo en su artífice. A su modo, él de este tipo, entre 1096 y 7270, se trató sobre todo de medidas de
f"é et médium de una mela época que propuso á su genialidad ta- contención de la ofensiva islámica; y su falta de éxito subraya la re-
reas sobrehllnanas, Es tnenos sorprendente, así, que de ahí surgieran lativa corrección de este juicio. Su objetivo fue tomar Jerusalén, el

70 77
suyo a ir:rponer universalmente los estándares católico-ronmnos en
centro del mundo cristianamente entendido, o bien protegerlo de
una hornogeneidad tan eminente como fotzada.
una ocupación supuestamente inapropiada, Pero nunca con la idea
Las mírs poderosas carnpañas expansivas del cristianismo fueron
de abrir violentamente para el cristianismo el círculo del mundo en
las dela época postmedieval. Lo que hoy se llama globalización, más
su totalidad- Es exagerada la tesis que se oye en ocasiones de que
bien su estadio terrestresa, no puede separarse del camino paradóji-
las cruzadas a Jerusalén habrían causado la mtrerte a más cle veitrte
co del cristianismo en la apertura de la Modernidad. Desde el siglo
millones de personas.
El mejor homenaje x l¿5 «peregrinaciones armadas' aTierra Santa
xvl con Ia formación de las Órdenes misioneras, Roma lanzó una
segunda oleada apostólica, gracias a la cual se puso en lnarcha l¿r
podría ser el de Hegel cuatrdo pretendía ver en ellas una experiencia
universalización operativa de la religión bajo signos cristianos. En
imprescindible para el currículum del espíritu. Experiencia significa
la práctica, la mayoría de las veces aparece la misión universal conlo
para la dialécrica 1o rnismo que decepción productiva, en tanto que
partnq y parásito del colonialismo; sólo en casos muy esporádicos
de media vuelta a la conciencieyle instruye sobre sus anteProyectos
como su crítico y adversarioss. Irónicamente, las misiones universales
abstractos como algo todavía deficiente. En tanto que los cruzados
romano-cetólicas, a las que rezagada pero exitosamente se unieron
quisieron imponer lo sagrldo y sutil con medios profanos y toscos,
las iniciativas protestantes, alcanzaron su punto álgido desde ese siglo
er1 sus luchas se «conectó con lo oPuesto sin reconciliación posible».
De modo que el fracaso residía ya en la naturaleza del propósito' rvm que señala pare Europa el comienzo de la descrist"ianización o,
dicho con mayor precisión, el inicio de la diferenciación de la reli-
El único provecho que dejó fue el reconocimiento de cuán equi-
gión como un subsistema de derecho propio.Y mientras que en el
vocado estaba el intento de querer buscar lo Supremo en la forma
de la exterioridad; aquí se percibe, Por una Parte, la crítica de un
Viejo Mundo el siglo xlx se ceructerizí por movimientos ofensivos
anticristianos, que tras su acceso a la hegemonía cultural miraban
prorestante ilustrado al gusto por el fetiche del populismo católico,
hacia abajo al cristianismo como a una formación sobrepasacla, hay
y la dectaración de guerra, por oüra, del filósofo especulativo a la
que reconocer que desde el punto de vista histórico-misionero ese
nrecánica de la «religión positiva». Por eso es correcto que al patrón
mismo período es ia época dorada de la cristianizaciín extern¿r. Sólo
cle acción ucruzada» sólo le corresponda desde la época moderna
en ese tiempo se convirtió en realidad príctica e1 registro del orbe
un significado meraforico. El general Eisenhower pudo publicar en
1948 sus rnemorias de la Segunda Guerra Mundial bajo el título,
terráqueo entero por misiones cristianas y el establecimiento en los
rincones más apartados del globo de comunidades eclesiales capaces
convencional para oídos anglófonos, de crusade in Eurolte, sin que
de supervivencias6. Desde entonces el cristianismo es numéricamen-
nadie hubiera de pensar por ello en un asunto cristiano'
te la primera entre las religiones de la Tierra, entre otras cosas por
En siglos anteriores, por el contrario, no faltaron empresas de
la inclusión del populoso continente de Sudamérica en el dominio
cristianizacilnforzede en las que se produjo un nexo fuerte entre
guerra de ataque y misiórr, como por ejemplo en las guerras de Sa- católico-romano a distancia.
jonia de Carlomagno o en la conquista de Prusia y el Báltico por la La segunda ironía de la descristianización se muestra en la cir-
cunstancia de que la nueva gran potencia cultural en Europa, la
Orden de los CaballerosTeutónicos. Cuando el cristianismo funcio-
imperiil y culto estaral esruvieron a la orden del Ilustración, según su diseño ideológico o propagandístico, se ase-
-1ó_como¡eligión meja a una prosecución del cristianismo por medios racionalistas
clía obligidás uniformizaciones dé la Iglésia.Además de ello, ei habla
e histórico-filosóficos. Es plausible la tesis que se ha sustentado de
latina, el tomismo y el derecho canónico también contribuyeron lo

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que el nírcleo de la liustración,la doctrina de ios derechos humanos, en un fascismo del bien. Permanece incontrolado cuando no dispo-
sólo puede glosarse corno secularización de la antropología cristiana. ne de órgano crítico alguno para contener el ansia de los celosos por
(Después hablaré de la formación de una cuarta oleada que como la imposición absoluta de sus objetivos. En esa postura el activista ni
monoteísmo del «ser humano» inundó la «sociedad» moderna.) No es capaz ni está dispuesto a comprender la idea sobre la que descansa
en vano disputan ahora representantes del protestantismo y del cato- toda moral política ilustrada: el fin no justifica los medios, Ios me-
licismo por los derechos de antor de los derechos humanos. Cuando dios dicen la verdad sobre el fin. Como es sabido,las peores formas
más llamativos resultan los continuismos es cuando se considera la del terror son aquellas que invocan los objetivos más elevados. No
adopción de modelos monoteístas de cuño cristiano por los celosos pocos de los qlle se entregaron al demonismo del bien pretendían
de Ia Modernidad secular. Esto vale ante todo para los fanatismos imaginarse de hecho que el crimen es a veces la forma suprema del
humanísEico-clericales de losjacobinos. Pero también el mütantismo servicio a Dios o del cumplimiento del deber en provecho de l¿r
de los revolucionarios leninistas profesionales, incluso el ñrror de los humanidad. La objeción más efectiva frente a tales arrobos proviene
partidarios de los guardias rojos de la China de Mao Zedong, con- del nírcleo espiritual de la religión crisfiana: la sentencia de Jesúrs
tienen elementos de una continuación clel unive¡salismo cristiano «por sus fi'utos los conoceréis» (Mateo 7, t6) y la criptocristológica
por medios no cristianos. Sólo pueden comprenderse del todo como divisa de Marshall Mcluhan «el medio es el mensaje» significan lo
postacuñaciones asilvestradas del motlus vivendi ap++rtolico. Por muy mismo bajo el aspecto de la atención a los medics- - -
inconcebible que suene: también los estudiantes chinos que en la Desde el punto de vista sinóptico hay que constatar que las cam-
Gran Revolución Cultural de 1966 humillaron, pegaron y asesinaron pañas del cristianismo, sobre todo tras los duros reveses de la época
a sus profesores creían actuar como embajadores del bien y emisarios de la Ilustración, sólo parecen proseguibles en tonalidad arxorti-
de 1o universal. Si fuera de otro modo, una parte de la inteligencia eu- guada. Después de sus éxitos de expansión universales, por los que
ropeo-occidental en los años sesenta y setenta del siglo xx no habría aproximaclamente un tercio de todos los seres humanos sobre el
podido ser captada por una psicosis maoísta colectiva: aún hoy uno planeta viven en su árnbito de influencia, sin que todos ellos sean
de los capítulos más oscuros de la reciente historia clel espíritu. Los consciente y activamente cristianos, no es fácil esperar más amplia-
nüembros de esos círculos escuchaban en los excesos chinos la me- ciones; a no ser que en Asia Oriental, sobre todo en China, como
lodía de reconocimiento del igualitarismo desencadenado, que había corueclrencia de la dinámica reformista, altamente secularizada, y
sonado en Europa por primera vez durante elTerror jacobino y que de sus privaciones espirituales, se abra un nuevo n:.ercado religioso.
desde entonces se canta en el mundo entero aplicada a los textos más Con ello, puede resunúrse provisionalmente la posición final de ia
dispares. No sin angustia recuerda uno, e la vista de estos fenómenos, cempaña cristiana constatando que hoy día esta religión aúna un
la tesis sublimernente ingenua de Leo Baeck, según la cual el futuro máximo relativo de expansión con un relativo rnínimo de intensi-
es esencialmente el futuro del bien, al que todos los días conducen5T. dad. Su situación demuestra que no sólo puede haber vn ouerstret-
Del estudio de los clelirios chinos -que fueron, en verdad, algo ching irnperial, sino ta¡rbién, ala vez, espiritual.
más que incidentes larnentables, como les gusta sugerir a olvidadizos Con el éxito crece la entropía. Bajo sus efectos, los potenciarles
ex maoístas en Francia y otras partes- pr-reden sacarse conclusiones universalistas de la fe son confirmados, a la vez que jubilados, por
-lá las grandes organizaciones eclesiales. tmbién fenómenos entrópi- -
3-óE-re airi駧áda cónstitución del militañtismo universálistá. Por
ejemplo la de qué rápido desemboca el universalismo incontrolado cos son manifiestamente responsables del cambio de forma de la fe

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en Estados lJnidos, doncle, según la aguda observación de Harold como históricos. Las complicaciones históricas se producen por el
Bloom, en el rranscurso del último medio siglo se ha producido hecho de que el mundo islámico, cuyo destino, en un principio,
una rransformación del cristianismo protestante en Lrna «religión coincidió con el del mundo árabe,tras un período inicial de expan-
americana» postcristiana con acentuadas características gnósticas, sión turbulenta y gran esplendor imperial cayó en una larga f¿rse de
individualistas y maquiavélicass8.A consecuencia de ello, la creencia estancamiento y retroceso, cuyo posible final sóIo se anuncia en la
en el Padre ha desaparecido casi sin rastros, mientras que el reino explosividad demográfica y en la dinámica de reformas fundamen-
narcisista del Hijo no admite ya resistencia alguna. Si hubiera una taüsta del siglo xx. Por lo que respecta a las dificultades de principio,
Ti-inidad americana habría que proveerla con Jesús, Maquiavelo y van conectadas ante todo con la controvertida interpretación del
el espíritu del dinero. El credo postmoderno fue formulado ejem- concepto de yihad, cuya apropiación por sectas terrorist¿rs islámico-
plarmente por el actor negro Forester'Whitaker al cerrar su discurso radicales se cuicla en los últimos tiempos de generar polémicas y
dg-agradecimiento por la recepción del Oscar al.mejor actor pro- contraposiciones-
tagonista 2007 con la frase: «Y doy gracias a Dios por haber creído un primer indicio de la dinámica ofensiva inherente a la pro-
siempre en mí». clama islámica se consigue observando que Ia mxyor parte-de las
EI universalismo intencional del cristianismo, por el contrario, suras rnás antiguas, que proceden de inspiraciones del año 610 y
hubo de quebrarse en el siglo xx ante las.-imperiosidades prag- de Ia época inmediatamente siguiente (conra.la famosa sura 81 de
máticas de la vida en común con los otros; y ante el benéfico La Meca, al-Thkwir, el oscurecimiento), tienen un aire de exceso
debilitamiento de las iglesias por el desarrollo de formas de vida apocalíptico, de veredicto del final de los tiempos y arllenaza con
autoconscieritemente seculares. Las confesiones cristianas han ido los terrores del Juicio Final6o. La tendencia del resto de las sur¿s
a la escuela del pluralismo transformándose en factores contables tempranas es la de un menosprecio incondicional de las costurubres
dc'la ecírmene universal. Considerado bajo este punto de vista, el religiosas tradicionales tanto de La Meca como de cualquier otra
cristianismo, al menos en el amplio grueso de su pelotón, ha en- parte: «Di: ¡Vosotros, incrédulos! No venero lo que vosotros vene-
trado en su período postimperial y, por lo que puede reconocerse, úis, y vosotros no veneráis lo que yo venero» (sura 109, l-ss.). Es
sin retorno. lJna excepción la constituyen las sectas radicales, sobre evidente asimisrno que la situación de cornienzo de la comunidad
todo en el ala evangélica, que instauran el «fundamentalismo como islámica,la de una pequeña colectividad conjurada, no representaba
medio de reuniversalización»se. Se puede sacar provecho de ellas, ideai alguno sino que debería ser superada tan pronto corno fuera
corrlo ilustradoras a pesar suyo, escuchándolas como informantes posible.Además,la primera urfirna de Medina, que se reunió en tor-
sobre el universalismo de los lunáticos. No es éste el lugar de deba- no al Profeta, fue cualquier otra cosa gue un idilio contemplativo.
tir ni decidir sobre si puede deducirse de su ejemplo la naturaleza Su crónica informa de numerosas confrontaciones bélicas, conlerl-
histérica de todo universalismo militante. zando con la ominosa escaramuza en el pozo de Badr.Tlata de los
controvertidos asaltos del Profeta a caravanas, de alianzas estratéqicas
Finalmente, quisiera examinar la cuestión de si también el islam cambiantes, de un ataque, escandaloso para los árabes, al palmeral
está comprometido en una campaña específicamente suya. La res- de un partido contrario y de un incidental asesinato masivo de una
pue-stf áfirma¡r-vá pafébé i'mpónerse, pero sí-é Considerá con máyor minoría jtidía. Péro cualéSquiera Qué'iiean los signifióados religio§os
detenimiento topa con dificultades tanto por motivos de principio que se puedan ver en esos episodios, el hecho es que contienen ya

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indicios concluyentes del futuro. El imperativo del crecinriento no frecuentes. El Profeta nrismo lo dice: Ad'dlnu nilt'dtr,dld, «religiórr cs
fite rnenos inherente a esta religión que a la misión universal paulina, comportamiento». Por eso tienen razón aquellos doctos en el ishtn
con Ia diferencia de que aquí la dinámica político-militar fonnaba, a que llegan a afirmar que Ia oración ritual es una forma de yil¡n¿"r.
priori, una uniclad indisoluble con la religiosa. Muhammad conectó Aunque elIo suene exaltado describe una realidacl psicosemántica-
con la exacerbación del judaísmo postbabilónico que pervivía en mente evidente. Lo que sucede en las casas muslrlmanas de oración,
le radicalización fanática de san Pablo y siguió desarrollando ese esos institutos de recogimiento, no sólo sirve, pues, a la manittst¿r-
propósito hasta convertirlo en un militantismo integral. Lo con- ción de la fe. La releción con la trascendencia, celebrade fisica y PSí-
siguió en tanto gue, como un san Agustín árabe, estableció como quicantente a diuio, resulta efectiva también como mantenimiclrto-
obligatoria para todos los miembros de su comuna la forma de vida en-forma para proyectos de beligerancia sagrada. Desde el punto
apostólica, la autoconsunción en la proclamación y en 1o procla- de vista ético y pragmático, con la obligación de oración ritrt:rl,
mado. De ese modo, el máximo de existencia religiosa, la entrega extensible a todos los musulmanes, el islam ha conseguiclo irnplicar
total a las instrucciones de Dios, se declaró como lo que se esperaba totalmente el celo en lo cotidiano. La obligación de obligaciones
normalmente de cada uno, incluso como el mínimo de lo que el ser reza:fitness memoactiva, y equivale a1 espíritu rnismo de la ley.
humano puede hacer por el Todopoderoso. Por eso islám, que lite- La popularidad del tema me perrnite renunciar al relato de la
ralmente significa «sometimiento», da.rft:rnbre rambién a la religión. asombrosa historia de la expansión islárnrca.hasta Ia instauración de
La obligatoriedad de este concepto recror para todos los mu- los diversos califatos bajo los Omeyas, Abasidas, Fatimíes, Otoma-
sulmanes permite suponer slls consecuencias: transmite normativa- nos, etc. El desarrollo explosivo del islam en el siglo y nedio tras
mente el celo clel ProGta al modo de vida de sus partidarios; y en la muerte del Profeta pertenece indiscutiblemente a los prodrgios
sentido inverso también a los destinos de los no creyentes. El papel político-militares universales y sólo es superado por la expansión ex-
constitutivo del factor agresivo se ratifica por el hecho de que un tensiva e intensivamente más significativa aún del Imperio británico
grupo especial entre los escritos canónicos sobre el Profeta, la 11a- entre el siglo xvn y el xrx. No puede dudarse un instante de que esa
rnada literaturt maghazi, no trata á. otm cosa que de las campañas rápida conquista del mundo, aunque regionaknente circunscrita, se
de Muhammad. En ella se resalta normativamente un militantismo alimentara de las intenciones más auténticas del islam y de su escrito
sacro. Su expresión más llamativa encuentra su punto culrninante sagrado. Lo que se ha llamaie «empre,sa islam»62 se fundamenta en
en la oración obligatoria (salát), que hay que realizar cinco veces al una impetuosa ética de la expansión. Esta nunca tuvo mayor éxito
día, con las diecisiete inclinaciones y las dos prosternaciones corres- que en la de los califas. De ellos provienen todas las aplicaciones
pondientes en cada ocasión; con ello, todo musulmán practicante prácticas de los sueños de imperio universal específicos del islam63.
se inclina ochenta y cinco veces al día ante A1á y se prosterna diez La observación, que se lee a menudo, de que las conquistas árabes
veces; por año lunar, pues, 29.090 inclinaciones, 3.540 prosternacio- habrían sido de naturaleze Puramente política y que las conversio-
nes, junto con las correspondientes recitaciones. Esto corresponde nes forzadas de los vencidos sólo tuvieron lugar pocas veces, nunca
a un ejercicio que en el cristianismo sólo se pide a los miembros de incluso en el caso de miembros de las religiones del libro -Porque
las órdenes monásticas con las siete FIoras diarias. En consecuencia el islam rechazaria la coacción en cuestiones religiosas-, es una afir-
la palabra irabe masfid,nezqtita;signifiea«1ugar de postración». Se- mación protectora bienintencionada, cuyo auténtico nírcleo está en'
rí:r frivolidad subestimar el efecto conformador de acciones rituales vuelto en una gruese capa de hechos contradictorios. Si no fuera lsí,

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resultaría irrexplicable cómo es que tras la península arábiga también el estancamiento. Cuando en t453 Constantinopla fue conqLlis*lcla
países como Siria, Palestina, Mesopotarnia, Egipto, Libi¿, Marruecos por tropxs otomanas, dorninaba en general la convicción de qr-re
y España, pero también grandes parres de Anatolia,hin,Cáucaso y también la Europa cristiana estaba ya madura para el sometimiento.
norte de le India, fueron incorporados al espacio de creencia islámi- En su entusiasmo aparentemente bien fundado, se escapó a lur
co con consecLrencias permanentes o al menos duraderas.Aquí vale mayoría de los pertenecientes al ámbito cultural islámico que es-
la tesis de Rousseau de que en tiempos anteriores no hubo «otro taban a punto de ser superados por los «pobres incrédulos» del no-
modo de convertir a un pueblo que someterlo» y «ningún otro roeste: desde el siglo xIII en los ámbitos de la teología,la filosofia y
misionero que los conquistadores»64. Ciertamente que en todas las las ciencias profanas, desde los siglos xlv y xv en las artes plásticas,
zonas conquistadas pudo haber conversiones a la fe islámica debidas desde los siglos xv y xvr también económicamente;de ello fueron
a disposición y convicción propias, pero apenas puede negarse que responsables, sobre todo, la superior navegación europea y el paso
para la mayoría de los neocreyentes su conversión comenzó con a la moderna economía de la propiedad, alias capitalismo, con su
una invitación armada a la oración. Las generaciones posteriores se dinámica de innovación constante. Los logros de los lejanos enenri-
encontraron con el islarn como religión dominante y lo experimen- gos pudieron ignorarse presuntamente sin consecuencias mientras se
taron como un hecho de Ia cultura que uno se apropia por el suave vivió bajo 1a protección de revelaciones intemporales y eminentes
despotismo de la educación. Lo -q-uE comienza como convención gobiernos. No se podía ni quería entender que Lrno se había ence-
piadosa acaba como interiorización de un estigma memoactivo. rrado a sí nrismo en la cárcel de las tradiciones. En el siglo xvIII, por
A pesar de numerosos reveses regionales y desavenencias seme- fin, se hizo evidente de forma traumática la supremacía militar de
jantes a guerras civiles, hasta el siglo xv según el cómputo cristiano los europeos: el shocle de la expedición egipcia de Napoleón el ario
del tiempo (hasta el rx del calendario musulmán) la campaña del 1798 es agudo todavía después de más de doscientos años. Desc{e el
islam puede contarse como una historia de éxito ininterrumpida, momento en que el ascenso de Europa al dominio global rro poclía
FIasta entonces la supremacía de 7a civtlizaciín xábíga e islámica ya ignorarse, el orgulloso reporte de la campaña del islam se con-
era indiscutible en la rnayoría de ias regiones, comenzando por su virtió en una historia de humillaciones sin fin. La decepción de los
superior fuerza militar. En el tiempo de su florecimiento, el islam rezagados fue convirtiéndose desde el siglo xvul en resentimiento, y
representaba a la vez h potencia económica más importante del el ruidoso expansionismo europeo del siglo xlx no fue precisamen-
mundo, destacada por sus conexiones internacionales. El coloris- te lo más apropiado para atenuar ese sentimiento. Desde entonces,
mo de sus bazares era legendario, la amplitud de la oferta en sus sobre la cultura de las naciones islámicas, emocionaknente marcacla
mercados de esclavos no tenía par.Támbién los científicos y artistas en alto grado, se extiende el velo de la ira, tejido por Ios aGctos
islámicos encarnaron, hasta el comienzo del siglo xut, el máximo contradictorios del ansia de brillo y supremacía, por una parte, y
nivel en el mundo de entonces.La fuerza asimiladora de la cultura de la postergación vivida crónicamente, por otra. Desde esa época,
islámica del saber y las habilidades de otras partes del mundo pare- al orgullo por el pasado acompaña siempre una vergiienza, apenas
cía no conocer fronteras; hasta que la reacción beata del siglo xnl disimulable, por las circunstancias actuales.
(sin olvidar los efectos devastadores de la oleada mongola de 1258) De modo significativo, las agitaciones de Llna nueva ola de ce-
--'- - apagé el esplendor. de una gran cultura6l No obstante pasaron si- losos se remiten en el islam-hasta el siglo xvIII, cuando incluso a
glos antes de que los herederos del florecirniento islámico notaran los musulmanes más introvertidos no les pudo seguir quedando

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oculto el abatimiento tanto de su cultura como de su religión. Las cuelidades de campaña propias de \a Venture oJ'Islam pue-
Característico de la reacción espiritual de esa época fue el waha- den establecerse históricamente así, como hemos hecho, en perfiles
bismo, que buscaba la salvación en el retorno a una comprensión medio claros. Pero invitan también a una evaluación de principios,
literal dei Corán; en el siglo xrx íue más bien el salafismo, al que en tanto están en estrecha correspondencia con la religión vivida
como mejor se entiende es como Lrn romanticismo ascético, cuyos ortodoxa y ortoprácticamente.Aquí aparece ala vista el concepro
prrtidarios soñaban con la antigua un'tn'td y los viejos de Meclina. entretanto sospechoso del yihad,ese «esfuerzo en el camino de Dios»
De modo que ya desde mitad del siglo xvlu flotaba en el aire la por el que el islam quiere convertir a sus creyentes, en principio sin
tentación de subsanar la miseria clel islarn en la época de Ia con- excepción, en celosos del reino de Dios. Con é1, el milirantisnlo se
fi-ontación coIl Lln Occidente superior mediante recrudecimiento imprime ya en los primeros impulsos de la vida musulmana, I si no
fanático y concentración restauradora. En la medida en que, más cuenta oficialmente entre los conocidos cinco «pilares» es porqlle
qrle nunca, se identificaba el carnino correcto con A1á, se optaba hay que pensarlo de modo implícito incluido en cada uno de ellos.
clecididamente por la actitucl cle no aprender del contrario;y con Por eso el islam no sólo encarna la forma final más caracterísric¿r
ella, la de no escuchar las voces del presente. Se pensaba que a quien del universalismo religioso ofensivo (que sólo tuvo conpetencia
se inclina ante la autoriclad de Dios le estaba permitido enfrentarse esporádica por parte del comunismo); de acuerdo con sll proyecto
antiautoritariamente con eI +esto del mundo. El arabocentrismo es realmente Lrna religión del vj'¿ae. Le es inherente el nrovimrento
cle esas reacciones hizo algo que faltaba para debilitar al munclo continLlg fcualquier paracla resulta sospechosa de comienzo de un¿t
isIámico, ya que potenció la inclinación a ignorar la multiplicidad decadencia de la fe. En este punto Muhammad fue un fiel descen-
interior del universo musulmán, es decir, las riquezas espirituales diente de san Pablo, con la no insignificante difbrencia de que el
y culturales de los epicentros persas chiíes y turcos otomanos" Las último, corrlo persona civii y ciudadano romano, prefirió el celo no
consecuencias de esa decisión se han mostrado fatales para el he- violento. Desde el comienzo va unida aI celo islárnico una cierta
misferio islámico en su totalidad, dado que se afi'anzíla inclinación devoción de espada, secundada por una mística del martirio rica-
al endurecimiento recalcitrante frente a las exigencias de una era mente guarnecida. Sería exagerado calificar a los muyahidines de
de aperturas. Se hizo habitual en amplios frentes considerarse a sí la época del califato como revolucionarios profesionales de Dios,
núsmo como víctima de potencias extranjeras, y, cuando se jun- pero en la disposición al uso de la violencia por un buen fin pueden
tan víctimas, rápiclamente aParecen culpables. Bernard Lewis ha establecerse parentescos a grandes distancias. El autor egipcio con-
clescrito los efectos perjudiciales de esas reacciones. Sólo con gran temporáneo Sa'id Ayyub postula la obligación decretada por Dios
retraso y en formas vacilantes se desarrolla hoy en Oriente Próximo para los rnusulmanes de verter su sangre en la Guerra Santa contril
la disposición al autoexamen: «La pregunta "¿Quién nos ha hecho el Satán antimusulmán: oÉse es nuestro destino, comenzanclo desde
esto?" sólo ha favorecido teorías conspirativas y fantasías neuróticas. el día de la batalla de Badr (el año 624) hasta el día delAnricrisro»"7.
La otra pregunta: "¿Qué hemos hecho mal nosotros?" lógicamente Puede que de la interiorizaciín del yihad, que fue enseñada des-
ha llevado a una segunda:"¿Cómo podemos enmendarlo?"' En esta de el siglo xu a impulsos del místico sufi Al-Ghazza,li, florecieran
írltima pregunta y en las diferentes resPuestas que se encuentren a bellos brotes en la pu de la retaguardia islárnica. Pero que la lucha
ell¡-reside la mayor eslreranza pára el futuro»66. interior pudiera calificarSe corno «el gran yihab»»,y la éÍterior coil1o
«el pequeño yíhab»,sólo demuestra, en verdad, que incluso el islam,

82
por lo demás conociclo por su serenidad, no esttlvo a salvo del fa- países como Arabia Saudí, Irán e lrak, a alguna distancia tarrrbién
natismo. La popularízaciín del yihab en los couflictos del presente Libia y Egipto- se aprovechan económica y poiíticamente de que
conlleva la desublimación del concepto y con ello el regreso a su en su suelo se ha encontraclo, o se slrpone, hasta el 60 por ciento
primer significado, y eso a pesar de todas las objeciones por parte de de las reservas globales de petróleo. En la era de la energía fosil esta
intérpretes más espirituales. La idea de la lucha contra ei sí-rnismo circunstancia ha puesto en manos de los países extractores de pe-
inferior trajo a la vida una militancia espirituelizada sin enemigo tróleo de Oriente Próximo, a pesar de la conocida ineficacia de sus
exterior, como también se ha observado en la transformación del órganos estatales, del a menudo deplorado retraso de sus estrlrctllras
arte de la guerra cle Extremo Oriente en disciplinas de lucha espi- sociales y de la inseguridad de sus sistemas jurídicos,ios rnedios para
ritualizadas. El sutil yíftab queria ser llevado a cabo como campaña vivir mr.ry por encima cle sus posibilidades. La segunda tendencia
contra el resto pagano en el interior de uno mismo; con lo que el rcfuerza esta sospechosa coyuntura. La población del hemisferio
creyente descubre dentro de sí oasis rebeldes y provincias anárquicas islámico se ha multiplicado por ocho en el período comprendido
en las cuales no ha penetraclo aúrn el imperio de la ley. Con el re- entre 1900 y 2000 hasta alcanzar la cifra de mil trescientos millones
torno del enemigo real, allnque sea sólo a nivel de malentendidos y de seres humanos: una dinámica de crecimiento sin par, incluso en
proyecciones, desaparecen los significados transmitidos. En su lugar la más amplia comparación histórica. (Jna parte de esa expiosión
vuelven a aparecer rotu.ndas acciones guerreras contra adversarios remite a circunstancias que.-fomentan una reproducción de la mi-
fisicos en la cercanía o en la lejanía. Los agitadores modernos lo seria; otra está condicionada cultural y religiosanlente, dado que
dicen sin rodeos: el creyente h¿ de mantenerse en vela mientras viva la abundancia de hijos sigue representando un gran valor para los
en un sistema político no islámico; su vida sólo adquiere senticlo si musulmanes conservadores; una parte más podría atribuirse a Llna
está dedicada e la abolición de la hegemonía extranjera6s. Quien cae política más o menos consciente de reproducción cle Ia guerra, ya
en esa lurcha se asegura un plresto en el paraíso; por el contrario, los que en las naciones islámicas no faltan, desde hace mucho, ideólogos
no creyentes que mueren en pelea injusta contra los mttsulmanes que están orgullosos de empuñar la «bandera de la reproclucción».
van directamente al infierno.Allnque no les corresponde autoridad Estos factores caracterizan las circunstancias bajo las cuales pudo
docta algr"rna,los activistas de las organizaciones bélicas de hoy saben ponerse a le orden del día la reanudación de programas universalis-
remitirse a las suras oportrmas. Puede que sLls acciones sean abomi- tas ofensivos por sectores del islamismo militante. Qr-re en círculos
nables, pero sus citas son exactas. de combatientes se fabule con frecuencia sobre la nueva instaura*
ción del califato universal muestra que no pocos de los radicalizados
Todos los comentarios sobre el neoexpansionismo islámico a viven en mundos paralelos suspendidos. En ellos el surrealisrno in-
finales del siglo xx y comienzos del xxl se quedarían en vagas herente a todas las religiones llega a convertirse en ensoñación con
especulaciones si al islam, como religión y modelo cultural, no le ojos abiertos. Planean sobre una agenda puramente imaginaria, que
hubieran salido últimarnente al encuentro dos procesos de cambio ya no puede concertarse con ningún tipo de historia real. El único
qLre erl poco tiempo le han asignado un papel político considerable, vínculo entre sus construcciones y el resto del mundo lo produce
El primero de estos cambios es de natur¡leza econírnico-técnica, el atentado, causante del mayor número de víctimas posible, qr-re
eI segr-rndo de haturaleza biopolítica- Por una paÍte,los Estados re. por su forma escénica representa una razzia desde ei mu¡rdo de'los
gidos islámicamente -dicho con mayor exactitud: las clases altas de sueños al real.

84 85
Resumiendo, respecto a la campaña del islam en su siglo xv no las dirlrensiones extraislánúcas del rnundoTr. En torno al alio 205(),
puede emitirse ningún juicio seguro. Sobre las oportunidades de a la vista de las convulsiones crónicas de las «sociedades» islánricas,
una mayor extensión de su misión exterior sólo puede juzgarse europeos cultos podrían sentirse ocasionalmente movidos a recordar
con cautela; aunque la debilidad europea actual prefigure ya ciertos las luchas de la época de la Reforma; ¿unque, más aírn, a recordar la
escenarios de temor. Por 1o que se alcanza. a la vist¿, sus éxitos se fase de obstinación contramoderna del catolicisnro, qr,ie clurró clescle
limitan actualmente a estamentos más bien subprivilegiados de las 1789 hasta el conciliovaticano II y que, com.o todavía se sigue reco-
sociedades europeas y africanas; y, cuando afectan a personas cultas, nociendo con asombro, acabó para ventaja cle todos los inrplicaclos
se trata más bien cle descendientes de emigrantes de países islámicos en la reconciliación entre teocentrismo y democracia.
que tras una fase de alejamiento vuelven a la religión de origen. Su
rrrotor principal está en la creciente radicalización de sus propios y
enormes excedentes de hombres jóvenesóe. La atracción clel islam
para las élites de Asia,América y Europa puede evaluarse más bien
baja. La estadística muestra que las corn¡ersiones al islam aumentan
en períodos cle incremento de crítica a esa religión;1o que permi-
te deducciones sobre la psicodinámica de la identificación con un
asunto acosado.A largo plazo,la debilidad organizativa y la disper-
sión de los Estados y colectivos islámicos hace dudar de sus éxitos
políticos de expansión. Donde tales resultados se produjeron, nadie
supo aprovecharlos en el sentido de una planificación central. Si el
islam se equipara hasta el final del siglo xxr en número de creyentes
con las confesiones cristianas, cosa que los estadísticos y estrategas
no consideran imposible,los motivos para ello habria. que buscarlos
casi exclusivamente en su propio crecimiento demográfico y sólo
en mínima parte en su irradiación espiritual. Por 1o que respecta a
la autoridad espiritual del islam en sus dos troncos principales, se
va pulverizando paulatin¿mente por la implosión de las jerarquías
y la disolución del orden tradicional del sabe/o. Además, ha sufri-
do tan grandes daños por la asociación ya casi automatizada entre
islamismo y terror en la conciencia universal, que no es imaginable
cómo el islam en su totalidad, como religión y matrix de culturas,
podría recuperarse en un tiempo previsible. De cualquier modo, a
la «casa del islam» le esperan crisis de modernización de espeluz-
iiante léhemencil,se ha transformadó é11á miSrna en lá «casa de la
gLlerra», que tradicionalmente se asociaba entre los musulmanes con

87
t
La matrlx

Lo que se ha dicho hasta ahora sobre la posición, los frentes y


las campañas de los monoteísmos exige ser ordenado dentro de una,
visión de conjunto del patrón lógico de la creencia en un solo Dios
y de los planos arquitectónicos para universalismos celantes- Sería
engañoso el supuesto de que el celo monoteísta fuera un asunto
determinado en primera línea por regularidades emocionales y por
ello reclamara ante todo un anáüsis psicológico. Naruralrrrente que
los aspectos afectivos dinámicos del fundamentalismo están abiertos
a una exploración mediante sondas psicosemánticas. Sería frívolo
pretender ig[orar las investigaciones de la psicología profunda sobre
los fenómenos neurótico-religiosos y clérico-páticos acumuladas en
el transcurso de los siglos xtx y xx; citemos simplernente el bien
exanrinado síndrome del auxiliar de Dios y el masoquismo espiri-
tual- Por lo demás, el psicoanálisis se ha especializado en desvelar los
paralelismos entre las imágenes de Dios de Ios individuos y las de sus
padres. Thmbién autores como Kierke gaard, Dostoievski, Nietzsche,
Heidegger y otros mostraron cómo lo que se despacha normal-
mente como fe representa a menudo Lrna especie de histeria; una
simulación activada bajo la movilización de Ia existencia entera que
ha de proporcionar a sus actores codiciados papeles en la feria de las
vanidades religiosas. Donde existe celo no puede andar lejos la riva-
Iidad, y lo que en principio parece ser un asunto íntimo entre Dios
y el alma no pocas veces es aguijoneado por el recelo de almas am-
biciosas, frente a las ventajas supuestas o reales de rivales en la lucha
por puestos de preGrencia. Por otro lado,la reciente investigación en
psicología de la religión -apoyada por nuevas especialidades hío-ridas
como la neuroteología o la neurorretórica7?- ha dado indicaciones

89
o dc l¡rr
Én Él monotolrnr«r de tlpcl exclu¡lvo y tota- cualidades-tú; con partes-ello débilmente conformadas. Invita mirs a
litario quc se debrte aquí hay que descifrar ante todo un program¿ la relación que al conocimiento. Cuando el creyente, con el príncipe
lógico que antes de cualquier czrga psicológica adicional sigue una Mishkin cie Dostoievski,ha devenido completamente niño, comple-
gramática determinada estrictamente interna.Al referirnos antes a la tamente idiota en relación con el Enfrente superpoderoso, se borrirt.t
búsqueda de Abraham de un Dios que fuera digno de su devoción, también en Dios los últimos rasgos de determinación cognitiva.
ya hemos tocado uno cle los puntos de partida para ia cornprensión Mientras tengamos que ver con abraharnitas, nos movenlos, pLles,
del entramado de reglas segírn el cual están construidos los mo* en la esfem del Suprerno subjetivo, cuyo precipitado aparece en lir
noteísmos exclusivos. La ascensión, típica del sumoteísmo, hasta el idea de un reino trascendente. Esto se expresa tatlto en el concepto
Último,Altísimo y Extremísimo contiene la implicación lógica de judío de la teocracia deYahvé como a través de la doctrina del rei-
que hay que retrocecler del plural al singr-rlar, de los muchos dioses nado de Cristo (confróntese la encíclica Quas primas, de 1925, pu-
al (Jno. LIn Supremo que fuera No-LJno no es concebible en este blicada por Pío XI) y clel pensamiento omnipresente en el islam del
nivel de reflexión. Con el suprematismo religioso, el ascenso al Su- dominio universal de AIá, que ha de valer tanto en Ia esfera política
premo y Úrri.o, se conecta necesariamente el monarquismo onto- como en la de la práctica cotidianaT5. El monarca del suprematislxo
lógico: el principio de qr"re sólo uno puede y debe ser señor de todo penonal no es sólo el creador, soberano y conservador del mundo,
y de toclos73. A-1 monarquismo se une el dinamismo, segírn el cual sino adenrás su archivero, patrocinador, salvador, juez e, in extrunis,
nada puede resistirse al más pocleroso, de acuerdo con la sentencia su vengador y aniquilador.
omnia apud deum Jacilia, todo es fácil por naturaleza en Dios. Del Ahora resulta fácil entencler por qué la relación de seres humanos
dinamismo se sigue el optimismo. (desde la historia de las ideas di- con un Suprerno de tipo personal cae bajo leyes completatnente
ríamos mejor, el perfeccionismo), que establece que el dominante es distintas que la establecida con un Supremo impersonal. La forma
el mejor y el perfecto y actúa siempre de acuerdo con su naturaleza. del suprematismo personal conlleva que los pensantes y creyentes et1
Como el mejor puede valer quien es mejor que todo 1o bueno;más relación con Dios sólo puedan ocupar el ptiesto de vasallos o cola-
aún: mejor que todo lo que sólo es mejor que bueno. boradores;si no, sólo les queda el descabellado papel cle incrédulos
El moümiento suprematista del pensar se eleva a través de nu- y objetores de conciencia. Lo quieran o no,la suprematización del
merosos peldaños hasta la altura de lo superbueno, que de facto y de Dios personal asigna de modo totalmente inevitable a los seres hu-
irlr¿ somete a sí mismo todo lo que es. Ese movimiento culmina manos un nivel inferior. La asimetría más importante entre señor y
en una figura que en el lenguaje de la fe se llama Dios, ei Eterno y servidor se expresa en el hecho de que Dios, incluso conlo revelado,
Todopoderoso. En relación con él y sólo con él vale la regla según la permanece inescrutable para los seres humanos, mientras que los se-
cual la elevación al Supremo ha de seguir constantemente la huella res humanos no pueden tener ningún secreto ante Dios. Las asiure-
de una trascendencia personal. Dentro de ese esquema Dios puede trías cosmológicas y morales son abrumadoras en igual medida: l¿rs
ser presentado exclusivamente como persona sobre todas las perso- competencias de Dios se extienden al universo entero, mientras que
nas, como autor, creador, legislador, soberano y director artístico del el ser humano a menudo ni siquiera consigue mantener en ordeu su

9l

t
propia vida.A los predicadores islámicos les gusta recurrir, aún hoy, que bajo el mandato de PabloVI algunos trabajadores cie la cir.rdacl
a la imagen edificante de que ante el trono de Dios el séptimo cielo del\áticano se habrían arrodillado al hablar por teléfono con sur jefe
no sería mayor que un grano de arena, de que el sexto cielo en rela- supremoTT.
ción con el séptimo sería tan grande como un aniilo en el desierto, Hay que observar que, ante todo, la disposición indicada crea
y así sucesivamente hasta el primer cíelo, que los habitantes de la espacio para agudizaciones no neuróticas de la idea cle servicio, a
Tierra, cuando miran hacia é1, consideran como algo omniabarcan- pesar de que la mayoría de las veces las intensificaciones patológicas
te; en esas prédicas de humillación para musulmanes se mantiene en no se hacen esperar mucho tiempo78. lJn producto de ese tipo de
vida, poética y terapéuticamente, la imagen'aristotélica. Después se suprematización, no sospechoso psicológicamente en principio, es el
acostumbra a preguntar al creyente inclividual: ¿Y cuál es tu tamaño sentido para la majestad y magnificencia tanto en el ámbito político-
frente a todo esto? La respuesta correcta no puede ser otra que la moral conlo estético. Pero también la tendencia irracionalista perte-
e,tclamación del Saladino de Lessing: «¿Yo polvo? ¿Yo nada? ¡Oh nece a su séquito:ya que Dios pide víctimas ¿por qué no tarnbién ia
Dios mío!»76. Los exégetas, no obstante, no se cansan de afirmar que delarm6n? Esta tendencia se manifiesta en la disposición a suponer
Dios nos es cercano interiormente y se preocupa de ctda uno como significados sagrados incluso en la más profunda oscuridad y a obe-
si se tratara de su írnico hijo; que con amor y misericordia acompaña decer sin vacilación alguna las instrucciones provenientes de arriba,
a"Iea suyos la mayor parte del carnino. Para los más perspicaces en ese tamhién y precisamente cuando la orden resulra incomprensible,
escenario sólo queda el papel del servidor que temblando de amor como en el caso cle Abraham al pedírsele el sacrificio de su hijo. En
recíproco se pone a disposición de su señor. En contextos cristianos el reino del Supremo personal todo depende de la confi.anza en la
se ha llamado a esre tipo de relación el «patriarcado del amor», pero integridad del ordenante" Nadie tiene derecho a voluntad propia.
esta expresión podría ser apropiada para todas las relaciones en las En un universo así, la frase de Arendt, cuanclo enlazando con Kant
que corre viento de patrilrcas. escribe: «Nadie tiene el derecho a obedecer», tiene que sonar conro
Mientras más traspasado está el creyente por la suprematización una incitación a la anarquía.
del Señor, más radical será su inclinación a orientar su propia volun-
tad según las instrucciones de arriba. En casos de fuerte acentuación La historia de los regresos al Supremo nluestra también Llna va-
del suprematismo personal se per{ila un extrernismo de voluntad de rianre impersonal que denomino suprematism.o objetivo u ontoló-
sumisión típico de movimientos ñnáticos. La obediencia, gozosa por gico. En é1, en la ascensión a la altura -como io ha descrito Plató¡r
intensificarse,llega hasta tal punto que un serüdor dispuesto a todo en su exposición de los peldaños de elevación desde un bello cuerpo
prefiere las leyes rnás rígidas y las órdenes más desagradables para particular hasta la propia Belleza-Bien incorpórea-, se alcanza un
conseguir el material de trabajo de subordinación radical. Huellas supremtmx a1 que no pertenecen las propiedades del ser-persona sino
del síndrome de deseo cle servir se encuentran aún en el mundo de las de un principio o una idea.A este suprernatismo, que culmina en
hoy por todas partes: en formas malignas, para las que el patrón un ser altísimo sin nombre, sólo le resulta apropiado un discurso que
de acción del atentado suicida proporciona el ejemplo más actuai; trate de los primeros y últimos fundamentos de naturaleza objetiva,
en acuñamientos moderados, como los que se observan en probos suprapersonal y estructural. Por decirlo en una palabra: el ascenso a
sistemas de celo tipo Opus Dei;y en curiosas variantes, como apa- 1o supremo objetivo conduce al Dios de los filósofos. Incluso en'sus
recen por ejemplo en la observación rumoreada por vaticanistas de retratos más burdos se reconoce que no tiene prácticamente nada en

92 93
comírn con las concepciones abrahámicas de Dios (El,Yahvé, Dios desde Heidegger se etiqueta a rnenudo como ontoteología y clel
Padre, Ná)". No es ni creador, ni monarca, ni juez, es una fuente que se desconfia conto si se tratara de una sutil idolatría- lo que le
de lo existente qlre desde su cualidad de bien supremo irradia un importa en último término es desarrollar el sujeto conlo subsriurcia.
óptimo de bien derivado, el cosmos. No le corresponde autoridad Para completer la imagen, hay que hablar de un cercer suprenra-
alguna para impartir órclenes, más bien se autoexpande por sobrea- tisnro de la vieja cultura europea deIaruz6n, cuyo punto cle particla
bundancia. Su potencia creadora se realiza cle acuerdo con e1 esque- yace en la experiencia del pensar y del hablar interior; y, en último
ma de una causalidad mediante el bien. lugar, tarnbién en la del escribir.Aquí aprendemos a conocer una sc-
Por ello,la posición del ser humano en un contexto de mundo gunda cara de la filosofia, por cuanto que ésta, en lugar de corlenzar
ontológica y cosmológicarnente suprematizado no es interpretable con Ia dedicación al polo del mundo puede hacer'Io isualmente corl
como servidum.bre o servilismo. Más bien el correcto ser-en-el- la autoexperiencia clel pensar. Desde el descubrimiento del /rrgos por
munclo reclama una conciencia de participación en las relaciones Heráclito y la fundación del concepto de nous por Anaxágores, se
universales de orclen.Ahora se trata de entender en un sentido am- abre al suprematismo lógico o noético la posibilidad de un ascenso
bicioso: se trata de la armonizaciín de lo conocido con las dispo- alternativo que conduce a su modo al Dios de los filósofos, esta vez
siciones superiores del ser. El ascenso sucede sobre la escala de los no por la pared norte de la substancia, sino por la estrecha arista de
fonceptos generales. Por eso Dios puede llevar nombres conceptua- las. articulaciones espirituales. Thmbién por é1 se llega a lo Uno y
I es c omo u ntil'tl, u eru m, b o num, m ax i mum, s implicis s im um, a ctu ali s s imum. üdmo;pero esta vez lo Supremo no se interpreta desde el lado cle
Incluso tales títulos dan alas a los profesos: todavía Hegel, Hólderlin la substancialidad, sobre todo no bajo los signos de la majestad y la
y Schelling en el fuego juvenil se juramentaron al hen kai pan como omnipotencia. En el centro está aquí la inteligibilidad, que todo 1o
¡evolucionarios a su santo y seña. penetra, y la fuerza de construcción, que todo 1o produce, del prin-
Comparable al primer suprematismo, el segundo genera asimis- cipio espiritual. Hay que precaverse de la confusión de equiparar
mo la tenclencia a lo extremo, no.en forma de servilismo flameante, demasiado alegremente este Supremo nooteológico con el predi-
tampoco corno aitoranza de la muerte en llamas, de la que Goethe cado religioso de la omnisciencia de Dios, pues el saber de Dios en
habló en el más sutil de sus poemas islamizantes, sino como dispo- el suprematismo personal posee, por su origen dinámico, junto a la
sición a posponerse a uno mismo en lo objetivo para que las cosas cualidad de la sabiduría creadora, la función más bien cuasipolíti-
Ittzcanpor sí mismas. Esto presupone que se supera la interpretación ca de la omnisupervisión y la contabilidad total de las acciones y
de las cosas en el turbio espejo de la subjetividad, de la voluntad omisiones tanto de creyentes como de no creyentes; su aplicación
interesada y de la sensibilidad presa y se sustituye por un pensar decisiva, pues, sucederá el día del Juicio Final, cuando Dios mismo
desensibilizado, objetivo, limpio de arbitrariedad. El suprematismo proceda a la vista de los expedientes. Por el contrario, el ascenso a lo
ontológico que caracterizalz metafisica griega, y más aún Ia india, Supremo de acuerdo con el suprematismo noético acaba en intui-
libera un afán de despersonalización que puede remontarse hasta la ciones teóricas que acompañan al intelecto divino en su repliegue
ambición por amalgamarse con el fundamento anónimo del mun- más íntimo en sí mismo y en su despliegue en el mundo. No pocas
clo. Mientras que el impulso hacia el Suprerno personal se orienta veces se utiliza la matemática en esta elevada endoscopia, dado que
alruper-tú-para clesvanecerse en su voluntad, la Filosofia Primera figura estructuras anteriores a todo tipo de sensibilidad y anrériores,
quiere perderse en el super-ello. Al suprematismo objetivo -que por ello, a toda ambigüedad subjetivamenre condicionada.

94 95
La teoría del intelecto supremo, como Ia del ser, pretende tener ha cle aparecer orden racional en lugar de caos creciente. La tercera
una validez estrictamente suprapersonal y superar la esfera profana desaparición del ser humano (tras su consunción en el servicio del
del ser humano. El extremismo, que en sintonía con la naturaleza del Señor y su desvanecimiento en la substancia anónima) quiere pro-
asunto también se instaura aquí, se expresa en la asprración a encon- ducir su volatilización espiritual en el carnino hacia el punto onlega
trar la úlrima formuia. No desiste de sus empeños hasta que no le divino. Que el suprematismo noético se apoyara de vez en cuando
es concedido al espíritu humano conexión con los intelectos supe- en elpartucr ontológico-substanciai no tiene por qué abolir su propia
riores, en último término incluso el saber copartícipe en torno a los legitimidad. Defacto, conformó con é1 una comunidad de tradición
procedimientos de Dios en la creación del mundo. La afirmación en la que corrió el peligro de ser substancialmente malentendido.
aparentemente arrogante de Hegel, de que su lógica contendría las Sólo el giro rrascendental tras Descartes y Kant le abrió el cerro-¡o:
icleas de Dios antes de la creación, no va, en realidad, más allá de por la depotenciación de la teoría del intelecto en crítica de la ra-
lo convencional desde la perspectiva espiritual-suprematista. Por lo zón. Como ha mostrado Kurt Flasch en afiladas intervenciones, esce
demás, con su programa de desarrollar la substancia como sujeto, plantearniento alcanzó una de sus más sublimes elaboraciones en las
Hegel declaró acabada la instancia del suprematismo noético, que especulaciones teórico-intelectuales -inspiradas por el ¿rristorelisnro
pertenece a la larga historia de las recepciones cristianas del au- árabe, sobre todo porAverroes- de Dietrich von Freiberg y Meister
roenunciado deYahvé: «Soy el que soy, (Exodo 3, 14). Con él los Eckhart, que en este país y por un público estimulado por la filoso-
teólogos implantan en el ser de los ontólogos una yoidad divina y fia de la vida han sido complacientemente malinterpretadas coltto
permiten al yo humano participar epicéntricamente en el1a80; una «mística alemana»8l. De acuerdo con su naturaleza,la secularización
operación en la que los idealistas alemanes fueron maestros.A la fi- del intelecto a consecuencia de la Ilustración hubo de cambiar las
gura del extrernismo correspondiente pertenece el radicalismo de la premisas del tercer suprematismo;pero sobre todo los destinos del
voluntad de penetración lógica de todo lo dado, que desde siempre pensamiento dialéctico, actualizado por Hegel, han mostrado que la
ctracteriza a los pneumáticos. A menudo se entendió como arro- lucha por la interpretación del Supremo cognitivo sigr.re también en
gancia; pero podría entenderse también como una forma superior la Modernidad. En otra ocasión habría que hablar de las rensiones
de ironía. Para los partisanos del espíritu la nr.ayor parte de lo que entre los tres suprematismos noéticos principales del siglo xx, el
entonan las bocas de los seres humanos no es de todas formas más dialéctico, el fenomenológico y el gramatológico.
que vibración de aire sin espíritu; igual que su vida cotidiana les
parece casi siempre nada más que un dar üumbos en la gravedad. El Desde el trasfondo de 1o dicho puede reproducirse sin gran es-
clescendiente normal de Adán no es otra cosa a sus ojos que un gu- fuerzo adicional la matriz de las operaciones lógicas que producen
sano vertical.¿Qué es el ser humano antes de que sea transfigurado monoteísmos celosos. He insinuado que a los tres suprenatismos
por el espíritu? lJn intestino decorado que sólo Dios sabe qué se corresponden tres exrremismos que hay que entender como tres
imagina de sus contenidos. No es extraño que en quienes profesan modos de superación de resistencias fren¡e a la unificación con Io
tales concepciones pocas veces falte la inclinación a ascensiones ló- Unico. Las extinciones, encomiadas como <rrealizaciones», del suje-
gicas al cielo. to humano en el servicio, en la substancia y en la espiriruakzeción
Cuandosuprematistas de esa tendencia se explican, se escueha la tienen en común la positivizacién de la müerte, en tánto 1á rnuer:-
demanda de que ha de haber espíritu donde había materia; o de que te despeja el acceso más directo a1 Señor, al Ser y al Espíritu. Ahí
puede qlledar abierta la cuestión de si a la afirmación de la muerte vino el segundo valor; sí, para la lógica el miro de la expulsión de
corresponde un significado simbólico o literal. Pero nadie entre los Adán y Eva del jardín de la identidad no significa orra cosa que rrn
decididos por rlna de esas opciones se ha opuesto a la aseveración de ensayo poético de relatar como tragedia el incremento ¡eflexivo del
que una especie de autodisolución sea necesaria para exigencias más ser humano. Esto no es implausible, pues quien con ei sudor de str
altas. La tesis enunciada por Albert Camus de que el problema fun- frente come s, pan, distingue también, frunciéndola, lo verdadero
damental de la filosofia es el suicidio prueba qlre su autor pertenecía de lo falso: Llna carga que puede compararse con la maldición de la
a los pocos autores del siglo xx dotados para la metafisica, y que los Iabor del canlpo. Observemos que la primera negación no surgió
filosóficamente amusicales se rieran de é1 sólo subraya lo clicho. del espíritu humano sino que obraba ya en el rnandato de Dios:,o
Los extremismos, por su parte, son casos de aplicación especial- has de comer los frutos de ese árbol.
mente coherentes de ia gramática de la gran cultura, que se basaba Desde que entra en juego el segundo valor,la capacidad de ver-
en la rigida conexión de una ontología univalente con Lrna lógica dad de los enunciados hechos por seres htrmanos se vuelve inestable
bivalente. Univalencia del discurso sobre lo que es significa:las cosas porque tales enunciados, como reflejos del existente en otros, con-
cle las que se dice que son son de hecho y no no son, y tampoco son llev¿n fatalmente la posibilidad de ser falsos. Que al ser-expresado le
diferentes a como son. En consecuencia son partícipes del ser por el sea inherente el poder-ser-falso pertenece a las dores de la liberrad,

lado del «que» así como por el del «qué» y el «cómo». Por eso, como si libertad significa, en situación postlapsaria, estar expuesro a decrr
mejor se las enuncia es en tautologías. En este ámbito no se puede lo falso, sea por error involuntaLio, sea por motivos estratégicos, sea
querer ser original, y si se pregunta qué es el ser hay que contestar por afición a lo falso por lo falso mismo. Incluso si u¡ro se esfue¡z¿r
impertérrito, con Heidegger: es él mismo. En la univalencia, una honestamente en representar las cosas tal como, por lo que se puede
rosa es una rosa y que florezca sin por qué y sin consideración al averigurar, son dadas por el estado rnismo de las cosas, hay que supo-
observador se desprende de su naturaleza.Tras la rosa, sólo los coros ner por principio un hueco por el que puede penetrar la falsedad.
angélicos satisfacen tan estrictas exigencias de identidad cuando ala- Dicho figuraclamente: la proposición verdadera no crece en la rama
ban al supremo en un lenguaje univalente.Éste conforma un medio de las relaciones reales, no es siquiera una planta, Llna continlra-
que no necesita ni permite negaciones y que no muestra, por lo ción de algo naturalmente existente en algo naturalmente existente.
demás, punto débil alguno por el que pudieran penetrar el error, el Más bien las proposiciones son, al modo específicamenre huurano,
enunciado falso y los devaneos infunclados- Por eso los ángeles son artificial, audaz ycontranaturalmente, ! siempre potencialmente,
capaces de decir algo siempre-verdadero sobre algo siempre-esente, perversas. segírn la tradición de la mayoría de los lógicos clásicos, en
De modo distinto a los ontólogos humanos, cuando celebran a Dios ellas se trata de una re-flexión de la n¿rturaleza en Lln medio nrírs o
nunca están en peligro de equivocar el tema. menos turbio, es decir, de reflejos sin peso esencial propio, y por eso
Hablantes terrenos sueñan en balde con tales rendirnientos, dado expuestas siempre a incrementar el plantel de los fanrasnlas.
¿cónro
que nuestras lenguas están fatalmente constituidas de modo biva- entender, si no, que a una proposición verdadera le correspond:rn
lente. No está excluido que también el lenguaje de Adán antes de infinitos enunciados falsos posibles? ¿cuál es siquiera el puesto de la
l¡-exp-ulgión qonsistiera sólo en nombres a{ecuadqs y afirmaciones proposición en el cosmos? La proposición aparece como un suple-
bien formadas, de modo que todo lo que decía en el Paraíso re- mento, necesario sí, pero por principio arriesgado, que con artificial
dundera en un himno natural a lo existente. Pero con la expulsión ostentación y fundamental retraso se añade al cómputo de las cosas

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realmente existentes. Una proposición está siemPre tan lejos de lo suficiente con eliminar las proposiciones parasitarias, lo nrenticlo, lo
existente que, al formularla, el error arnenaza inevitablemente. Se erróneo,lo ideológico y los añadidos inventados, en caso neces¿rrio
la puede poner cztbeza abajo y viceversa, se la puecle estirar, reEor- tarrrbién a los hablantes que forman parte de todo ello, para retro-
cer y comprimir, y nada parece más sencillo gue hacerle decir lo traer el discurso humano al inventario nuclear de los enunciados le-
contrario de lo que era su intención. En el mejor de los casos la gítimos;legítimos, como se ha visto,por cuanto amparados por el ser
doble negación reconduce a la proposición de partida, que a su vez y engendrados por el espíritu en el espíritu. Lo único que imporur
podía haber sido ya falsa. ¿Cómo es posible, en estas condiciones, básicamente a todos los celosos suprematistas es la misión de arrojar
que de vez efl cuando se tenga la impresión de que determinados del templo de la univalencia a los impertinentes mercaderes jr-rnto
enunciados son, a pesar de todo, verdaderos y correctos? Será sólo con sLl superflua mercancía. ¿No puede deducirse de la lectura de
porque hablantes concretos, soslayando el peligro y la tentación de Dante Alighieri que todo lo superfluo desagrada a Dios y a la natu-
enunciar lo falso, se aferran impertérritos a lo que del lado del ser raleza,?*2 Se impone la necesidad de una intervención así tan pron-
existe en identidad aparentemente simple; como si no hubiera seres to como, a callsa de ciertos requisitos de la evolución de las icleas
humanos errátiles, embusteros y autocontradicentes; en la jerga de (¡cuidado: época axial!-), la ontología esrrictamente morlovalenre se
los filósofos, como si lo idéntico pudiera figurarse indeformado entreteje sistemáticamente con la lógica estrictamence bivalente.
en 1o no-idéntico o como si el ser pudiera verterse sin pérdicla en En esa configuración puede aparecer por primera vez elfr¡,róme-
signos apropiados. no severidad. cuando la severidad se encuentra con la subcompie-
jidad el celo entra en su elemento. severo se vuelve el pensa,rie,to
Ahora puede aclararse 1o que en perspectiva lógica sucede con tan pronto insiste en qlle sólo uno de dos puede ser para nosocros
los monoteísmos celosos y sus misiones universalistas. Se fundamen- lo correcto. Entonces vela celosamente porqlle se tonle particlo por
tan en el propósito de eliminar a todo trance el riesgo de error que el ser, no por la nada; por lo esencial, no por lo inesencial; por el
proporciona el segundo valor del enunciado; attnque esto implique señor, no por los faltos de sostén y señor. La obsesión por el celo
aniquilar al que yerra junto con el error. De hecho, vistas las cosas tiene su orieen lógico en el contar hacia abajo a partir del uno, que
desde el ideal de ser univalente y su reflejo en la proposición verda- no soporta nada ni a nadie junto a sí. Ese uno es la maclre de la in-
dera, el errante mismo es sólo una especíe de nada real, por cuya li- tolerancia. Exige la elección del radical «o esto» con el que se arnuh
quidación no se pierde gran cosa; igual que lo masivo del ser perdura el «o lo otro». Quien dice dos dice uno de más. sea¿ndr,tm tton dattu,.
intangido, como era y será, cuando se elinrina un falso enunciado Tocamos aquí la estructura profunda del síndrome iconoclast¿r.
sobre uno de sus detalles. Cuando en los rnonoteísmos rígidos se desaprueban ias imágenes, no
Como se ha visto, la disposición a esta actitud viene dada por es sólo porque encarnen el peligro de idolatría. La inadnúsibilidad de
la conexión entre ontología clásica y lógica clásica. Si el segundo las imágenes renúte más aÍrn a la observación de que no sirven jamás
valor sólo es un valor de re-flexión que posibilita (aunque sirva a la reproducción pura de lo representado, sino que siempre hacen
también para su control, como muestren los diálogos platónicos) un valer también su propio peso. En ellas sale a luz el valor propio de
excedente de proposiciones inconsistentes y negaciones superfluas lo segundo corllo ta! v e11a desrruirlo ningún precio es demasiado
más'allá de la cuantía (computada por Dios o el ser mismos) de las
realidades y de los enunciados correspondientes, tendría que ser *
Cfr. x4tra, cap. 1, «Las premisas», pág. 13. (N detT.)

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alto para los iconoclastas. Ellos se sienten urlo en un Dios, a quien no esté enrurbiado por las negaciones, las contradicciones y la pro-
le pesa su creación en cuanto las criaturas siguen sus propios ca- pensión al error del discurso bivalente. De ahí el interés cle los exrre-
minos. Corren en su ayuda en tanto que aniquilan 1o que aParta a mismos tanto lógicos como morales y religiosos en un leneuaje más
las criaturas de su exclusiva vinculación al IJno. Dado que los seres aliá del habia humana. En su aspiración a lo exrrahumano y sobrehu-
humanos «hacen mal uso» de su libertad, los iconoclastas quieren mano los celosos píos se dan la mano con los rigoristas nratemáticos,
poner fin a ese rnal uso,lirnitando con violencia la libertad nrisma y los a,úgos de Ia autodisolución en el ser se Lrnen a es¿r cofraclía.
de las criaturas. Esto sucede, supuestamente, para mostrar a los seres Los ejernplos rnás anriguos y duraderos del procedinúe,ro de vol-
humanos el camino de vuelta al Dios verdadero. Pero en realidacl la ver desde la posición postadánrica al lenguaje monovalenre, imposible
iconoclastia supone un ataque a la autononÍa del mtrndo, en tanto para seres humanos, aparecen en el profetismo tenprano-rnonoteísta.
«mundo» encarna la quintaesencia del segundo emancipado. En la Esto no extraña puesto que, de acuerdo con sus anhelos, los profetas
iconoclastia, que propiamente es una cosmoclastia, se articula el re- sólo expresan la perspectiva de Dios sobre el munclo, no s* opi,ión
sentimiento contra la libertad humana en caso de que ésta no esté personal. La palabra de los profetas comienza de forma intervencio-
dispuesta inmediatamente a la renuncia de sí misma, a la obediencia. nista y acaba de forma absolutista: contradice lo que cleterminaclos
Los monoteísmos celosos (como tiempo después la Ilustración seres humanos hacen y dicen en determinadas situaciones; por
el
celosa y el cientificismo celoso) sacan su impulso de-la-fantástica contrario, nada puede contradecirla a elTa,dado que cice provenir c-le
idea de que, a pesar de todos los errores y confusiones de la realidad una esfera sin re-flexión y segunda opinión. La palabra prestada del
controvertidamente lingüistificada y múltiplemente representada, se suprenro, expnesta por el hablante ante el príncipe injusio o lanzeda
podría «restablecer» el lenguaje originario univalente. Les gusraría al pueblo mal dirigido, no supone aportación ninp¡-rna al árbol de
hacer audible el monólogo de las cosas como son en sí mismas y las palabras. Pone fin al debate en tanto üce qué es y qué
ha cle ser.
reproducir los hechos sin velos, las primeras estructuras, las instruc- Parece ser crítica -algunos teólogos modernos quieren presentar la
ciones más pures del ser, sin que hubiera que condescender con el profecía como fuente de crítica social-, pero, daclo que en la mono-
mundo medio de las lenguas, de las imágenes y de las proyecciones valencia no existe la palabra crítica,el debate igualitario o la liberracl
en slr propia legalidad. Los partidarios de las religiones de revela- de expresión, acaba como última palabra no dramatírrgicamente
ante
ción pretenden incluso hacer que el monólogo de Dios resllene en los espectadores sino escatológicamente ante el Srpr.mo.
un oído humano, y qLre en ello el ser humano oyente petmer.ezca La alfabetízación se preocupa del resto. como se ha señalado
como mero receptor sin que su yo entre en juego; y sin que tenga reiteradas veces,las grandes fundaciones religiosas se producen en
la
participación alguna en los derechos de autor. frontera enrre las galaxias de medios. Los clásico, .rir. los proferas,
Se entiende también ahora por qué ha de haber diferentes tipos desde Moisés a Muhammad, están en el umbral entre regímenes
de
de juego entre los celosos. Según hacia qué tipo de suprernatización la memoria cultural. Media-musicalmente tocan dos instrumentos
tiendan, sus agentes eligen en cada caso típicos procedimientos para y dejan, a su vez, que les toquen* ambos lados. Miran atrás ar r-rni-
regresar de la falibilidad de las habladurías a la infalibilidad del texto verso de la verbalidad y hacen sonar sus leyendas y trances («hablar
original. En cualquier caso en ese «¡Vuelta atrás de la reflexión!»
háy que poner entre paréntesis el lenguájé humano como se habla ' En el sentido ra,rbién de «tocar» nn instrumenro. Igual que en la fi"asc
después de la caída. En su lugar ha de haber un código que todavía siguiente. (N. dcl T)

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significa tocar con el cuerpo del otro»,AJfredTomatis); a la vez fnt- cristianos. Efectivamente, los últimos poseen con Pentecostés el pa-
ran delante a la cultura escrita y dan expresión ¿ sus ahondadas radigma de una efusión plurilingiie-univalente del espíritu;cosa que
relaciones entre literalidad y verdad.Testimonian la presión de cohe- poclría fundar una sospecha inicial de superioridad intelectual y co-
rencia que crece gracias a la escritura, }' todo 1o que acompaña a los municativa. Se separan aún más con respecto a la cuestión de cuán
«progresos en la espiritualidad» condicionados por la alfabetización. cerca pueden llegar a estar Dios y ser humano, o libro y ser huruano:
Pero de lo que se trata sobre todo es de que los grandes mediadores mientras que judíos y musulmanes apartan a Dios en la incompr-
mismos quieren ser entendidos como textos vivientes. ¿Qué es un rabilidad y admiten con cautela la aproximación del ser hurnano al
profeta si no una carta certificada dirigida a la humanidad? El pro- Iibro, el cristianismo ha creado una relación triangular transitiva. En
feta encarna un escrito cuya entrega se rechaza a menudo y que, en éste el hacerse libro de Dios se completa con su hacerse ser humirno.
el supuesto de que se acepte, en la mayoría de los casos no podrá ser Con ello se programan de antemano otros pasos, cuyo desarrollo es
leído correctamente por los primeros recePtores. No correctamente sólo cuestión de tiernpo y coyunturas3.
leído: eso significa tratar el texto innegable como discutible, el texto Histórica y objetivarnente, el profetismo está subordinado al su-
importante para la salvación como Lrn texto corriente. Si el profeta prematismo personal.Invita a sus participantes al sometimiento puro
no es tal en su propia tierra es Porque no se puede creer que Lrno de a las palabras del Señor; a cllyo efecto como mejor se produce es;t

nosotros cambie de la noche a la mañana a la msnrsralencia' sumisión es al modo del cumplimiento comprerrivo: En el islarn
Designar como religiones proféticas eljudaísmo, el cristianismo y los dereclros clel texto sagrado los tiene sólo Dios, el irutor (Mu-
el islam no significa otra cosa que constatar qlle se trate de tres esta- harnmad sirve aquí de ejemplo irraüante del médium puro); en
clios del clevenir libro de Dios;y si el libro como tal pareció dotado a el cristianismo pasan también a Cristo como coaLrtor («la palabra
lo largo de una era cle una plusvalía merafisica, fue en buena medida eterna del Padrer); mientras que doctos judíos en la Escritlrra se
porque pudo ser considerado como un vehículo del absoluto. Es comportan a veces como si los profetas hubieran concedido entre-
líciro ver en los monoteísmos puras religiones de fe, si «fe» designa vistas memorables en las que los derechos, ya que no pertenecer-r del
las operaciones interiores mediante las cuales los creyentes se com- todo al interrogador, hay que repartirlos a medias entre los socios.
portan con el Dios hecho libro. Se trata Por regla general de actos de En todas las variantes impera entre emisor y receptor un desnivel
recogimiento interior con los que uno se prePara Para el encuentro claramente jerárquico. Los comunicados de arriba se reciben conlo
con lo imponente (¿y Po. qué no también con lo simple desarman- revelaciones y se conservan en copias sacralmente custodiadas. Su
te?). Por la fe se detiene el regreso sin fin de la cluda y de la deriva a lectura es cultual, su interpretación se hace de rodillas, con per-
la ñlta de convicción. La fe ayuda a asegurar un fundamento del que manente temor por el riesgo de blasfemia. Los reformadores del
puecla ((emanar» todo el pensamiento y la acción restantes- siglo xvi fueron los primeros que admitieron la lectura por laicos
Los caminos de los creyentes se separan cuando se trata de decidir de los escritos sagrados;los ilustrados de los siglos xvtl y xvtrt im-
si la palabra de Dios es no sólo univalente sino también unilingüe, plantaron además 1a profanación impune del sentido de la Escri-
como lo establece el islam en su doctrina del árabe coránico divi- tura al conseguir libertad para Ia lectura no-cultual, incluso crítica.
no (y como, en segunda fila, también suPonen los cabalistas, que Por el contrario, por motivos internos el suprematismo objetivo
haCén que en la creación Dios experimente con letras hebreas), o u ontológico no puede poseer escritos sagrados. Remite con ges-
si univalencia y plurilingtiismo pueden coexistir, como creen los to sereno a la biblioteca de los clásicos, cuyos enunciados siernpre

704 105
quedan en la esfera de 1o discutible, incluso cuando tratan de 1o articula un casi-nada de contenidos de conciencia? Las respuestas a
primero y último. Si se concede a algunos autores, como Platón, esas preguntas se encuentran sobre todo en los hegelianos, quienes

apoclos como «el divino» es por una mezcla de entusiasmo y sensa- para su propósito de desarrollar la substancia como surjeto pr-reden
tez. Es típico que entre filósofos se sea más amigo de la verdad que necesitar todo lo que ayuda a disolver el bloque del ser en relaciones
del autor que la formuló. En modo alguno es el ser una magnitud rnás sutiles.
crpaz de oGnder; por lo que un burlón que quiera hacerse el gra- A1 pensar el se¡ el último pensamiento es el más peligloso. La
cioso a su costa no ha de temer represalia alguna: el sabio tiene claro substancia de los filósofos no resultari fatal para los que la cortarl
que el castigo ya está en la ignorancia. El dobte castigo quedaría en pedazos o la ignoran. Su gran atractivo sólo actíra sobre quienes
por debajo del nivel cle la filosofia (por no hablar de la infamia del han entendido de el1a lo sr:ficiente como para querer sumerqirse cle
castigo asimétrico en las religiones celosas, que siempre ven bien bruces en e1la. El extremismo ontológico se vuelve atracrivo para los
que el pecado finito sea expiado con un castigo penitencial infinito)' ingeniosos, nerviosos, que a causa de su constitución tienen naias
El ascenso a la univalencia se cumple aquí con la serenidad propia perspectivas de encontrar reposo en el ser. Son los bnscadores mírs
clel positivismo a 1o grande. Su mantra reza «es 1o que es»84; pues patéticos y meditabundos quienes con mayor fuerza toman partido
-y que perdone Erich Fried- no es el arnor el que dice eso sino la por la substancia apítica, irreflexiva. Ellos tienen las más altas repre-
inceligencia no desvirtuada por querer otfa'üu§á. Inteligencia que sentaciones del bloque de la calma, con el que-quieren identificarse
observa las cosas como son y están, y las deja en principio ser lo que y del que son tan poco semejantes. Con su reflexividad y nervio-
son; a su mutabilidad se llega siempre a tiemPo. Sin esfuerzo pasa el sismo se consideran a sí mismos la rnácula que enturbia el ser. Pro-
positivisrno ontológico al silencio desde cada emplazamiento de lo ceden finalmente contre le perturbación del reposo de la subsrancia
existente. Lo Supremo, de lo que se calla, es el todo, tal como es Para en su interior, dejando de lado el sujeto que perturba, ellos nüsmos.
sí, si ninguna moción proceclente cle lo subjetivo, negativo, reflexivo Estos mártires cle la ontología quieren llevar a cabo el artificio de
lo deforma. La substancia es siempre lo que es: el bien, que se ofrece dejar que la no idiotez dela. condición humana se diluya en la idio*
en sublime neutralidad, lo acabado, que nos sale al encuentro en tez del ser. Si la filosofia posee una piedad propia, ésta se mlrestr¿r en
el ropaje de la cotidianidad. No hay que olvidar que ye un grano tales sacrificios.El conocido dicho de Heidegger contra el Dios de
de arena es lo que es, plresto que a su nivel y modo participa de la los filósofos, qlre como fetiche de la substancia autocallsarlre es L1l1
convergencia cle ser y ser bueno. Dios al qlle no se puede rezar, silencia precisamente la posibilidad
Pero ante todo Ia substancia es discreta. No exige el bautismo de de diluirse en ese Diosss. Es además, con permiso, una objeción c1e
los niños, disuade de quemas de libros. A los peregrinos los man- limitada sabiduría, puesto que el sentimiento de pertenencia al gran
daria a casa, dado que Santiago, Lourdes y La Meca no pueden Todo y el presentimiento del retorno a él son la plegaria n¿rrur¡l de
serle más próximos que cualquier otro punto en el espacio. Como Ia inteligencia contemplativa.
se ha dicho, nada se sabe de una Biblia del suprematisrno objetivo. Significativarnente Inclia no sólo ha ofrecido una patria al loco
Si existiera, sería la substancia misma como escrito; pero ¿cómo ha por Dios más radical, ha sido también desde siempre e1 sueio n1a[er-
no de las ontologías más extremas. De éstas Grecia albergó siempre
{e poder pensarse el escrito, este apéndice a,este ap-éndice a este
apéndice, en un cometido tan esencial?, ¿ese casi-nada de tinta que sólo las variantes más planas, dado que los griegos, como los medire-
fija un casi-nada de sonido que mediante moclulaciones del aire rráneos en general, si se puede hablar tan sumariamente, están poco

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dotados para los extremismos. Só1o Empédocles, el yogui entre los el encuentro c{e Atenas y Jerusalén o la paulatina helenización del
helenos, deseó el suicidio consciente, no sin preocuparse, estética y cristianismo; a menudo sin tener en consideración el hecho de que
efectivamente despierto, de que su sandaüa, dejada al borde del cráter durante sig;los se trató del mismo modo del encuentro entre Atenas
del Etna, diera testimonio de su salto al ser, salto que por sí mismo y La Meca, dicho con mayor generalidad, de la urbanización del
1o decí¡ todo.Al escepticismo europeo no se le ha pasado por alto el islam por la teoría griega. Lo que entonces estaba a la orden del día
c:rlzado que permanece en la boda sagrada del sujeto con la substan- de los celosos cultivados era la conexión de los procedimientos de
cia; todavía Brecht glosó suspicezrrrente el ardid de la sandalia, Bazon aniquilación; se buscaron métodos de coordinar la auto¿rniquilación
Brgck propuso recrearlo por medio de una performance desveladora. en el ser o en el espíritu con la alrtoconsunción al servicio del Se-
¿Qué es, pues, el ser si deja tales restos clamorosos? Pasará una era ñor. Queda por constatar que esos diálogos entre cir-rdades llegaron
hasta qlle se encuentre una respuesta adecuada a ello; se lo calcula a ser los cliálogos más productivos de la historia antecedente del
sumando el resto al todo. En esa operación pierde el ser su supuesta espíritu. De las conferencias en la cumbre de los autoaniquilado¡es
simplicidad y se manifiesta como lo No-IJno,1o accidentado por la surgieron extremistas híbridos que combinaron diferentes Supre-
neda,lo más-que-todo y menos-que-todo. Se acabó desde ese mo- mos. Generaron en primer lugar la avalancha de órdenes monacales
mento su primitiva univalencia. Pero tales concePtos quedan reser- en Egipto, Siria y la antigua Europa, después la de los Cruzados, que
vados para épocas posteriores; épocas en'hs tlue se achaca a Dios no se desensimismaban porJerusalén, y finalnrdRte la de los partisanos
ser uno incluso consigo rnismo, haber abandonado, en consecllencia, temprano-modernos dela imitatio Christi, a los que se ha designado
su reserva trascendente y apostado por la finitud y la pasibilidad. como místicos.A slls slrcesores modernos Bazon Brock en su crític:r
Só1o pueden hablar así cristólogos del siglo xx, que no disimulan a la religión del arte los ha puesto en el punto de mira conlo obandas
su convicción c1e que Dios, el demasiado de otro mundo, no pudo de buscadores de Dios». Ellos encarnan la forma organizada de lir
sino ganar con su humanización. Desde el siglo v antes de Cristo, falta de volunracl de contar hasta tres.
sin embargo,los filósofos clel hemisferio helénico hicieron carrera
como educadores, oradores y entrenadores de moral en nombre
del cosmos de esencias bien ordenado. En ningún momento estuvo
permitida duda alguna sobre su primigenia ingenuiclad de mundo,
a pesar de la melancolía de Platón y la hiperacidez de Aristóteles.
Por el contrario, las ontologías inüas se ramificaron ya pronto en
mírltiples escuelas, cada una de las cuales produjo sus artistas de la
autoaniquilación. Que tampoco el pensamiento griego carecía de
potencial extremable se hizo patente cuando entraron en el aconte-
cer pensadores no-griegos, a saber el africano Plotino y sus apéndi-
ces.A ellos los siguieron los celosos postgriegos, sobre todo teólogos
cristianos y metafisicos árabes, que recibieron el suprematismo del
iéiy del espíritu para firndirlo éon el supiematisino, ieligiosamente
naturalizado, del servicio al Dios personal.A ese conjunto se le llamó

108 109
6
Los fárrnacos

Si desde este punto de nuestras consideraciones retrotraemos


nuestra mirada al signo de alarma del comienzo que rlos propor-
cionó la inesperada tesis de Derrida (.,La ggerra por la "apropia-
ción de Jerusalén" es hoy Ia guerra mundial. Tiene lugar en todas
partes...»86), aparece claro que no compaginan la señal de aviso y el
lugar de peligro. La expresión «guerra mundial» evoca asociaciones
engañosas, como si tres columnas de ejército monoteístas estuvie-
ran en marcha hacia Jerusalén, cada:una de ellas decidida a con-
quistar la ciudad para sólo una bandera, un libro, un creclo, en cada
caso. En contra habla el propio hecho de que ya no exrste interés
cristiano alguno en la posesión de Jerusalén; también los católicos
piensan hoy como Hegel, que los cristianos no encontrarían en una
tumba vacía más que una obiigada decepción. Así pues, la poten-
cia religiosa cuantitativamente más fuerte queda descartada como
partido de conflicto en la supuesta lucha porJerusalén (la presencia
de unos cuantos sionistas cristianos en la ciudad santa de los mono-
teísmos, que cuando retorne Cristo quieren estar en primera fila,
tiene mero valor anecdótico), de modo que resuita cuestionable si
una guerra mundial sin cristianos merece ese pomposo título.Visto
profanamente, israelíes y palestinos luchan en realidad por la capital
de un Estado realy de uno virtual;visto religiosamenre, judíos y
musulmanes 1o hacen por el control de algunos lugares sagrados:
aproximadamente cinco millones y rnedio de seres humanos por
un lado, rnientras tanto casi el mismo o parecido número por el
otro, y sumados todos apenas más que la mitad de ia población de
Tokio o de México Ciry. De una «guerra mundial» sólo sé podría
hal¡lar en este caso con mucha libertad metafórica; o si se quisiera

7tL
defender la tesis de que el conflicto palestino-israelí es una tapadera por representantes de un imperio saturado: colrto si ahora también
tras la que se esconde un¡ guerra civil intraarábiga e intraislámica, los políticos y sus escritores de discursos reivindicaran el derecho r
devoradora de seres humanos, que, Poco tenida en cuenta por el farfullar sobre el Reino venidero conlo achispados adventistas.Junto
mtrndo, ha causado hasta ahora en torno a diez millones de vícrimas a los filósofos positivos y periodistas ímplicados que erltraron con la
y esposible que ese núrnero aún se multiplique en caso de que se tropa liberal verbal o fisicamente en los países del revuelto Segundo
cumplan las sombrías previsiones de expertos militares y demógra- Mundo, Derrida tenía también en mente, claro esrá, la escena próxi-
fos para Oriente Próxirno. Pero de eso no trata este libro. mo-oriental, en Ia que bajo fanáticos árabes, viejos y nlrevos, se han
Así que hay que suponer que Derrida o se equivocó o hablaba vuelto epidémicas las confesiones antiisraeiíes y antijudías;para ellas
de otra cosa. La segunda opción podría llevar a la pista correcta. la «apropiación deJerusalén» no tendría lugar sin Llna expropiación
Cuando el fundador de la deconstrucción, que hace una crítica del correspondiente. No es de excluir que Derrida estuviera pensanclo,
momento maníaco de violencia en ((textos», remitió a una pluralidad además, en las derechas cristianas en Estados (Jnidos, entre las que
de apropiaciones bélicas deJerusaién, no tenía a la vista tanto la octt- las sectas-del-fin-c1e1-mundo con sus obligados delirios-de-luclu-
pación fisica del territorio del mismo nombre cuanto mucho más por-Jerusalén marcan crecientemente el tono87.
el acceso a la estación emisora ejemplar de misiones universalistas. En el contexto del actual pugilato entre los sistemas maní¿rcos
«Apropiarse de Jerusalén» : bajo--condiciones tardomonoteístas sólo de tracción sólo tiene sentida citar el nombre <1|erusilén» crlan-
puede significar quererse apoclerar de ciertos potenciales de sentido do designa vn qtuantunt del potencial suprematístico que tr:rnsforma
que autorizan a sus portadores campañas del tipo global clel que he- el mr:ndo en Lrn escenario de campañas religiosas y éticas. No se
mos tratado con anterioridad. Si se elige la ciudad del Muro de las consigue nada en este campo con mencionar una simple drrección
Lamentaciones,la iglesia del Santo Sepulcro y la Cúpula de Ia Roca simbólica, dado que actualmente hay en marcha muchos proyectos
corno capital histórica de los bloques mesiánicos, se entiende inme- enlusiastas y repuntes de porfias por imponer sentido a lo gr:rnde.
cliatamente por qué hay más de un. cancliclato que bajo la referencia Su número podría llegar globalmente a varios centenares, qrizi a
<jerusalén» quiera adueñarse del privilegio de escindir a la huma- millares (buena parte de é1 lo componen sectas evangélicas cristian:rs,
nidad en los-que-están-a-favor-nuestro y los-que-están-en-contra- neognósticas, parahinduistas, apocalíptico-islamistas, neocornunistas
nuestra. El munclo estuvo y está lleno c1e rninorías que pretenden y sincretistas, que tienen en común, todas, el alto driue ntaniaco),
ser la humanidad y anticipxr la llegada del Reino. Está plagado de aunque sólo pocas consigan rango de marca espiritual de nivel mun-
pueblos elegidos, entre ellos no pocos que disputan su prioridad dial.Jerusalén, como Roma, La Meca,'W'ittenberg y otros nombres
al declarado oficialmente como tal. tmpoco faltan nunca mesia- de esa misma calidad, representa la quintaesencia del suprematismo
nismos que ven venir al Señor desde esta o aquella otra dirección personal. De cales centros salen al mundo los éxtasis de servilismo.
celeste. Que Derrida en principio pensara ad ltoc en el mesianismo Desde el punto de vista positivo varias de esas designaciones de
liberal de ciertos ideólogos estadounidenses que de la implosión espacio apuntan a la ampliación de 1os círculos de empatía: dan
recién acaecida de la Unión Soviética dedujeron la victoria finitem- testimonio de la creciente capacidad de unos seres humanos moti-
poryL d9l way of lrft occidental, proporciona un contenido geopolí- vados religiosa e idealistamente para interesarse por los destinos de
tióó concreto a sii eñsoñación explolivo-éríiica. Lo qüe le parecía éxtraños comó si frresen párientes.
peligroso y repugnante era la incautación de la retórica mesiánica

172 113
Quiero mostrar en lo que sigue por qué la lucha por la «apropia- De las consideraciones desarrolladas más arriba sobre el entre-
ción de Jerusalén» no adoptará la forma de una guerra intermono- lazamiento de lógica y ontología en los monoteísmos se deduce
teísta. Sin duda alguna somos testigos y en cierta manera también qtre la tarea que llamo desupremarizaciín no es competencia de
combatientes er1 un conflicto en un «frente espiritual», pero la gra- psicólogos.Ai menos en el primer embate ha de afrontarse con LlrlA
vedad e inevitabiliclad de las colisiones actuales no provienen de lo clarificación lógica. Só1o de ella pueden conseguirse los fármacos
qlre en los debares de los úlrimos años se lfama clash oJ monotheisms. que ayudan en caso de furor suprematista. El objetivo a largo plazo
El conflicto se centra más bien en cómo en cada caso habría que es en verclad más ambicioso: ha de residir en disolver la matriz clírsica
asegurar el control de los potenciales extrenristas dentro de las reli- en la que el ser concebido de forma monovalente va erxamblado
giones dispuestas al celo (y dencro de las ideologías airadas que si- obligaroria y obligadamente al valor positivo del enunciado que se
grrieron a las religiones universalistas). Digo control, no eliminación, concebirá de forma bivaiente. Como se ha visto, de ese entram¿rdo
dado que tales tensiones no son eliminables del mundo sino sólo de leyes surgieron los numerosos intentos históricamente confirma-
reconducibles en formas de maniGstación menos malignas.En tanto dos de imponer desde fuera y desde arriba la información uuiva-
que los citados extremisrnos slrrgen regularmente de las aplicacio- lente por medio de la eliminación del valor negativo.Apenas result¡r
nes del suprematismo personal a la vida de los celosos y su entorno, necesario decir que eI terror contemPoráneo funciona todavía de
ureconducin» significa, e.n€st€ caso concreto, trabajar en el centro acuerdo con ese esquerrra.---
de las corrientes que quieren zambullirse en lo más extremo por la Los conocidos proceclimientos desarrollados en las grandes cul-
aminoración de ese extremisnr.o servil. Esto exige la desacoplación tlrras para llegar a tesis monovalentes autoritarias, sea media¡rte el
de afecto y código religioso. Existe, ciertamence, el riesgo de con- oráculo, la matemática o la teoría de las ideas, sea por la profecía,la
vertirse así en un celoso contra el celo. Quien con entendimiento iluminación, el tr:ance informativo, finalmente también por la doctri-
objetivo se c{edica a la desuprernatizaciín de los suprematismos tiene na de la encarnación de la palabra o del devenir iibro de Dios: todos
que acercarse al foco del incendio. . ellos sin excepción estaban bajo el signo del esfuerzo por salir de la
El primer paso se da aquí mostrando que lo Supremo sólo tiene esfera de1 saber falible con e1 fin de anclar excéntricamente la exis-
sentido como concepto límite, de modo que no puede pertene- tencia humana en lo absoluto. Su nleta era siempre lutt inconatssutlt,
cer a nadie y que no es apropiable en modo exclusivo por ningún que se alcanzaria. no por el autoconvencimiento inrrospectivo del
«representan¡s», ningin «sucesor», ningírn custodio de la fe. Habría sujeto sino por su subyugación extática. lJn fundamento pas¿r a ser
que pensar que ese obstáculo es fácilmente salvable, ya que apenas inconmovible cuando consigue un pllnto de anclaje absoluto. P¿rra
es imaginable que alguien pueda pretender marcar al. Supremum con forzx el acceso a é1 los absolutistas se sirven de una treta qlre, alrnqLle
su propio hierro. Hay que mantener esta reserva incluso allí donde formalmente siempre es la misma, permite ejecuciones rnateriales
el bien supremo «obra ya» corno palabra revelada de Dios. Parece en muchos sen[idos: eligen la exageración de la pasividad como el
que cosas así habrían de pertenecer al abc elementai de cualquier camino real al ser. La expresión «ser» significa aquí la relación total
teología y que tendrían que hacerse valer sin ostentación por to- que a nosotros, los mortales, nos abarca, penetra y fundamenta. Para
das partes. Pero una mirada somera al cotarro muestra cuán poco experimentar que se recibe apoyo de fuera es imprescindible el éxta-
- cbnfirme esta hipótesis Ia contextura espiritual de los áctores en los sis pasivo. ¿Cómo llegaf a ésa sinrabión siño mediante el §upuesto de
escenarios actuales de celo- que en el juego con Dios o con el ser hay apuestas por las que el ser

lL4 115
humano no recoge lo apostado por él mismo, tampoco las répücas En esa situación sólo queda abierto todavía el canr.ino al pensar
a las apuestas propias? En el momento decisivo, el ser humano que plurivalente. Qué hay que entender por plurivalencia es algo que no
recibe la pelota ha de ser puro receptor y nada más que receptor. Si se necesita aclarar a los posibles interesados corno si se tratara de un¿r
lo hace bien, en el momento de Ia recepción él no es él mismo sino novedad universal.Toda inteligencia no pedante la practica de nrodo
el medhm de un emisor trascendente. Lo que recibe ha de determi- implícito ya desde la inñncia, respecto de las cosas como respecto de
nar todo lo denrás, también las situaciones profanas tras el éxtasis en las ideas. Mientras que la lógica clásica se levanta y cee con el prin-
las que él mismo vuelve a sacar. cipio de tcrtiun non datw (no hay un tercero entre sí y no), el pensar
Puede constatarse en el tono más amistoso posible que las citadas cotidiano ha encontrado caminos desde siempre al tertiunt datwgg.El
formas de imposición de la recepción plrra se han vuelto problemá- procedimiento universal en este campo consiste en la desradic¿rliza-
ticas sin excepción. Esto nunca queda más claro que en el intento ción cle alternativas: confróntese a alguien con un o-esto-o-lo-otro
cle restaurarlas. O se busca para eilas plausibilidad de repuesto, que que no le guste y se verá córno más pronco o más rarde transforma
generalmente se encuentra en la antropología, la sociología o el la tarea en un tanto-esto-como-lo-otro- Si se retiran los colores del
psicoanálisis, o uno se apoya al defenderlas en medios que subver- mundo -un supuesto que, como ha mostrado Oliver Sacks, en la
sivamente van más allá del horizonte de lo defendido. Pero aun- «isla de los acromatópsicos» se cumple para una parte de Ia pobla-
que el pensamiento corrservador elija desde siempre el refinamiento ción81)-, se percibe un-rrniverso visualmente trivalente, en el que un
para salvaguardar lo simple, la simplicidad sale perjudicada en su mundo intermeclio con diversas intensidades de gris nredia entre
conservación. Esto es aplicable también a la adhesión a1 mito de la los extrenr.os blanco y negro. Esco puede gue parezca trivial, sin
pasividad. Si se quiere estilnar el papel cle los monoteísmos radicales embargo resulta clarificador en eI contexto dado. Gris significa aquí
en la evolución cognitiva y moral sólo es correcto afrontarlos en el la descarga de la presión de tener que elegir entre negro o blanco.
campo de sus puntos fuertes; su punto más fuerte, sin embargo, su Encarna en sí mismo 1a tríada realmente existente. Adenrás, en un
slrplresto apoyo en fundamentos de autoridad religiosa y ontológica, mundo caracterizado por niveles de gris puede preverse la aparición
consiste, como ya señalamos, en dudosos procedimientos cle impo- de extremistas que, por hastío de los valores medios, luchen por rr¡l
sición de la información trascendente. Si se sigue esos procederes mundo negro puro o por un mundo blanco puro. Curando un prrr-
hasta sus fuentes aprehensibles los puntos fuertes se tornan debilid¿- tido de radicales llega al poder,la opción del gris se declara propa-
des. Las autoridades aparecen regtrlarmente como prestatarios que ganda antirrevolucionaria. Pueden pasar generaciones hasta que un
no piensan saldar el crédito mientras tengan suficiente poder para tiempo de blandura vuelva a permicir el reconocimiento público de
intimidar a los acreedores. Respecto al resultado de un examen aún ias ventajas del mundo gris.
tan benévolo no hay duda alguna.Tras amplia valoración de todas las Tarnbién sobre el terreno de los monoteísmos celosos se enclren-
pruebas, paciente escucha de testigos y abogados incluida, se impone tran motivos para el tránsito al pensar plurivalente. Precisamerlte el
la sentencia:7a tnatrix de las clásicas metafisicas religiosas y filosóficas islanr., por 1o demás conocido por su pathos de estricta nnivalencia,
está agotada. «Agotada» quiere decir, por una parte: desarrollada y dio un paso ejemplar para la creación de un tercer valor. Esto su-
realizada completamente; por otra: del todo pasada de uso y descu- cedió cuando para los miembros de las religiones del Libro revo-
bieita en sir limitación y desacierto elementales có el apremio a elegir entre Corán y muerte. Con la i¡rstauración
del estatus de dhimntí, que representa de facto un sometimiento si¡r

tL6 tt7
conversión, estableció un tercero entre el sí y el no al culto musul- resurgentes no estaban dispuestos ya a seguir transigierrdo cou la
mán. Esto se ha entendido en ocasiones como una forma de tole- psicopolítica del terror sacro, incontestada hasta entonces. El cam-
rancie -Lln concepto brstante poco islámico, como bastante poco bio de conciencia anuncia la Reforma, en el sentido antplio de la
católico-, mientras que habría que valorarlo, más bien, como una palabra, si por ello se quiere entender la reconstrucción de la Igle-
primitiva manifestación de pensamiento plurivalente. Para los so- sia cristiana segírn reivindicaciones de una clientela ciudad¿rna qtle
metidos esto significaba la supervivencia; para los sometedores, el ha despertado a la autoconciencia y que ya no resulta sonletible e
descubrimiento de una posibilidad de eludir la obligación del asesi- intinúdable a priori.fhles seres humanos pueden planificar, c¿rlcular
Ilato masivo. Si los dirigentes islámicos hubieran aplicado a los rnu- y dar órdenes, tienen el sentido de las proporciones y poseerl Llna
chos millones de cristianos y a las minorías judías, que durante los idea precisa de los negocios sobre la base de la reciprocidad. No co-
siglos vu y vIIr eran vasallos de señores árabes (el Imperio romano mercian con medio mundo y llevan una vida moderada, laboriosa y
oriental, como se ha dicho, perdió la mitad de su población a causa llena de sacrificios en la orgullosa angostura de la ordenanza de los
del islam expansivo),la rnisrna alternativa literalmente prescrita para gremios para después, a pesar de todos sus esfuerzos y ganancias, de-
los politeístas: conversión o liquidación,la consecuencia habría sido jarse amenazar por oscuros predicadores de cabildo con los horrores
el mayor baño de sangre de Ia historia de la humanidad. Que Dios eternos del infierno.
misericordioso no'podía querer tal cosa y que la eliminación de súb- A l¿ vista de la-¿tcasa sintonía entre oferta y demanda,los teólo-
ditos írtiles hubiera debilitado ala vez los intereses árabes de poder, gos de la alta Edad Media se dieron cuenta de la insoportable gro-
son ocurrencias que no debieron romper demasiado la cabeza de los sería de sus prédicas escarológicas. De modo que acabaron Por hacer
sabios islámicos de cualquier época. De modo que hicieron uso del uso del medio que se impone en tales situaciones: desradicalizaron
medio de ayuda clásico de una intellígentsia que tiene que solucionar la alternativa y crearon un tercer mundo en el que los paisajes del
un desagradable dilema: desradicali zaror, la alternativa encontrando más allá se cornpletaron con el infierno de purificación, más cono-
una opción irrtermedia. En consecuencia introdujeron para judíos, cido como purgatorio. Por Ia invención del tercer lugar en los siglos
cristianos y zoroastrianos el impuesto por cabeza (ji.yo) (que parece xII y xlrr los designers de la doctrina cristiana sobre las últimas cosas
que correspondía aproximadamente al diezmo), con lo que a esos consiguieron reconstruir el sistema religioso de amenaza, de rnodo
grupos, por una parte, se los distinguía de los musulmanes obligados que quedara suficiente temor para mantener el control sobre la vida
a dar limosna (zakat, azaque) y,por otra, se los equiparaba a ellos; anímica de los creyentes sin desairar completarnente las crecidas rei-
también el fisco aprende con rapidez en cuestiones de plurivalencia. vindicaciones en medida, coherencia y respeto por los rendirnientos
Algo formalmente comparable pudo observarse siglos después vitales. El peligroso secreto del agustinismo, oculto en la doctrina
en la Edad Media europea, cuando teólogos cristianos hubieron de de la gracia del año 397,pudo airearse en parte:ahora se estaba en
enfrentarse a la tarea de aminorar la tensión de terror de la alterna- condiciones de sustituir el infierno eterno para casi todos por el in-
tiva imperante desde san Agustín entre bienaventlranza o conde- fierno temporal de purificación, que queda abierto para la totalidad
nación eterna. Se trataba de un tema de un «espírifu del tiempo» de los pecadores, exceptuando a los candidatos insalvables al reino
transformado (en caso de que fuera lícito transferir urn concepto de de LuciGr. En el nuevo régimen sólo se podía liberar directamente
coirrienzos del siglo xlx tlei circunstancias del xu y el xru). Desde del tratamiento postmortal con torturas purificadoras a los transfi-
esa época se hizo claro que los habitantes de las ciudades europeas gurados en vida, para quienes eI propio cielo no podía slrstraerse a

118 tt9
su reputación de paradíso subito.Queda como algo decisivo el hecho provenían (supuesto que sea lícito adjudicar topológicamente irl
de que con el purgatorio se habiliró entre el infierno y el paraíso polo romántico las primeras agitaciones apocalíptices, sin las que
un tercero que retrnía características de ambos lugares: del infierno, no podrían entenderse ni el cristianisrno ni el islam). Desde esce
el decorado espantoso y las atormentadoras penitencias; dei paraíso, punto de vista,las religiones dogmáticamente estructuradas ofrecen
la esperanza y ceftez del buen final. Con Ia noción de purgatorio los mejores contravenenos para sus excesos endógenos, así conlo
ganó peso a la vez la idea, de grandes consecuencias, de que las para sus secularizaciones y parodias políticas. Esto fundamenta, por
almas se encontrarían tras la muerte en un tiempo de túnsito entre cierto, la esperanza de que el islam llegue un día a arreglárselas
la primera y la segunda vida, suponiendo que pertenezcairt al grue- con sus metástasis políticas, que hoy día proliferan con exhuberan-
so del pelotón de los pecadores medianos, que tienen más allá una cia, como el cristianismo hasta ahora 1o ha hecho corl srrs excesos
oportunidad real. Aquí se estrena religiosamente el motivo second anabaptistas y evangelistas, con el culto jacobino del Ser Supremo
W.En algún momento hubieron de madurar las circunstancias para y finalmente también con la iglesia atea del com.unismo. A lo que
que se planteara la pregunta: ¿por qué no podría haber un tiempo aquí se llama clasicismo monoteísta perrenecieron siempre -jtrnto
intermedio así también antes de la muerte? Sóio hay que haber creí- al recuerdo omnipresente de las prácticas obligatorras de humildad
do un tiempo suficiente en el purgatorio para un día poder creer en de los creyentes- una serie de ejercicios espirituales, que de modo
la historia:.ám,*egunda diosa del universo de ideas postcrisriano que implícito corrtribuyeron lo suyo a superar la peligrosa rigidez de le
conquistó la escena europea hacia finales del siglo xvru (la primera matrix fundacional. Entre las disciplinas propedéuticas al pensar fol-
llevaba ei muy prometedor nombre de Fortuna y desde ei Renaci- mal plurivalente hay que citar ante todo el principio de los niveles
miento está presente por todas partes donde hay seres humanos que jerárquicos y la teología negativa, al lado la hermenéutica como arte
plantean elevadas demandas a une vida antes de la muerte).Vivir en de ia iectura abierta a rnúltiples sentidos y last not least el desarrollo
la «historia» sólo puede ocurrírseles a seres humanos convencidos del humor monoteísta.
de que existen en un tercer tiempo: en una fase necesariamente in- El pensar en niveles, qlle ya en época clásica conectó la doctrina
cómoda de tránsito entre la miseria precedente y una er¿ prometida del ser con el suprematismo metafisico-espiritual, aumentó salu-
de cumplimientos felices. dablemente la dificultad del ascenso a lo Supremo por su apego a
La praxis de la desuprematización puede remontarse hasta las pruebas, rangos y trabas. Ejercitó la convicción de que el peldaño
fases tempranas de los monoteísmos expansivos, cuando el extre- en que uno mismo está, no por eso tiene que ser ya el supremo ni
mismo todavía se consideraba arrogancia y en todo intento de asir siquiera Lrno muy alto. Además las jerarquías divinas dejan mucho
1o Supremo se veía la mano del diablo. El inrerés por el conrrol de espacio par¿ rangos más ailá de la comprensión terrena, por 1o que
los excesos creyentes surgió como por sí mismo de las coacciones el ser humano siempre tiene un motivo para mirar hacia arriba. Sólo
que conllevó la institucionalizaciln de los monoteísmos exclusivos. prospera en la incertidumbre de la inminencia de su recepción en
Las religiones de este tipo descubrieron pronto letarea de mitigaE círculos superiores. No olvidemos que ese modo de sentir todavía
sin apagar, el fuego profético del que surgen. El secreto de su su- estaba presente en Nietzsche cuando quería mostrar a sus arnigos
pervivencia se basaba en su capacidad para contener la desmesura «todos los escalones del superhombre,»eo. También Rainer }y''ar-ía
-inherente a éllas con medios de a bordo. Hubieron
de hacerse clá- Rilke mostró fadriliaridad con la trádición de la miráda hacia árriba
sicas con el fin de moderar ritualmente el romanticismo del que cuando evocó los «polos de la floreciente divinidad, articulaciones

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de la luz, pasillos, escaleras, tronosrrel. Sólo cuando las «bandas de bus- total exclusión de Dios y la total inclusión en él- Por lo que resPecta
cadores de Dios» de los siglos xlx y xx irrumpieron en este universo al uso moderno de esa forma de pensar, me confornlo con constatfr
construido con toda discreción, se perdió el pathos de la distancia que los interesados de hoy, como sucede normahnente, se ProPotlen
escalonada. Desde entonces los esfuerzos de un mundo de rangos, lo contrario clel ejercicio original, ya que a ellos nllnca se les pue-
escalas y
subidas se han vuelto incomprensibles para la mayoría. El de suministrar el Supremo de modo suficientemente innranellte y
deseo desregulado quiere la «jerarquíe plana», o más bien la planicie cercano al yo.
nivelada. No deja en pie ningún motivo por el que no hubiera de L¿rs hermenéuticas sr-rrgidas del trato con los escritos sagrados
tener todo e inmediatamente en su propio pelclaño.Thmbién aquí se pueden valer asimismo como escuelas del cornportamiento pluri-
evapora todo lo estamental y establecido, pero no para aprerniar a los valente clel pensar. Esto se deduce sobre todo de la circunstanci¿r cle
individuos a que miren sus relaciones recíprocas con ojos serenose2, que los especialistas profesionales de la comprensión de la Escrittrr¿t
sino para dejarlos en Llna falta de valores antes desconocida, en la se ven enfrentados a Lrna peligrosa alternativa. El negocio de la irr-
qlre sucllmben, primero, a las insinuaciones de lo extrerno, después terpretación clama desde sí mismo Por terceros caminos, Porqllc,
a las de una vtrlgaridad sin línrites. apenas ha correnzado, tropieze ya con una desagradable decisiórl
Observaciones semejantes podrían hacerse a la tan prestigiada electiva: 1a captación demasiado buena o la demasiaclo mala del
teologí* -negativa, cuyos comienzos en los Padres de la Iglesia grie- mensaj e-tüvino. Ambas opciones conllevarían consecuenci:rs ftt¡res-
gos, a saber,los capadocios y el Pseudo-Dionisio Areopagita, con- tas. Si se entiende la Sagrada Escritura tan bien colllo sólo puede
firman el supuesto de que estaba destinada a atemperar el furor hacerlo el autor mismo, daría la impresión de que se quiere dar a
por viajar al cielo de un monaquismo cle tipo helenístico-cristiano, Dios unas palmaditas en la espalda y ponerse de acuerclo con él:
metafisica y espiritualmente motivado. Mientras que hoy es tratada una pretensión de la que gustan poco los guardianes de tradiciones
por los instruidos entre los amantes de la religión corno la última sagradas. Pero si se lr entiende contra el consenso, si se la encuentrn
oportunidad intelectual de Dios, en sus momentos cumbre significó completamente oscura o absurda incluso, podría tratarse entonces
la úrltima oportunidad de los ascetas para eludir el arrebato abra- de un caso de testarudez demoníaca. En ambos casos el recePtor
sador de la masa maníaca. Su proceder consistía en la rneditación descuida el deber y atrae hacia sí la reacción de la ortodoxia, qtte
pausada de listas compLlestas de negaciones concretas de los predi- como es sabido nllnca fue ñoña a la hora de mostrar los límites a los
cados atribuidos al Supremo, cuya incesante repetición estimulaba herejes. Por eso la hermenéutica religiosa se ve colocada a priori en
al meditador a mantenerse consciente de su distancia a la círspide. el intervalo entre dos blasfemias y ha de mantenerse ahí en suspenso.
La teología negativa sólo tiene sentido como una letanía intelectual En ninguna otra situación está uno más nr.otivado a cornprollleterse
que trae a la memoria la inconmensurable distancia del Dios in- con Lrn tercero. Cuando uno no puede fundirse con las intenciones
cognoscible a sus propiedades cognoscibles. Propiamente no puede del autor, conlo si Ie fuera posible entenderlo mejor de Io que él se
estudiarse, ha de rezarse como un rosario lógico. El ejercicio se hace entendió a sí mismo en el momento del dictado, ni malentenderlo,
con un doble objetivo, asegurar la trascendencia del objeto supraob- como si se tratara de un extraño que no tiene nada que decirnos,
jetivo y sustraer al meditador de la zona de alcance del delirio de se sugiere el escape al término medio. En el reino intermedio de
la diviniZación. Así queda satisfecho el interés por la pluriválencia, la interpretación el esfuerzo por una comprensión correcta de los
dado que el sujeto piadoso se sitíra en Lrna tercera posición entre la signos sagrados se siente en casa, y su imperfecció¡r de principio es

122 123
su oportunidacl, su elernento. No es necesario explicar compiica- el dominio sobre Ia conciencia en un modo de ver paralizante. No
damente cómo es que en la media luz de un senticlo, siempre des- es casualidad que los celosos típicos reconozcan instintivamente er1
cubierto nada más que parcialmente, a ese trabajo le corresponden el hurnor al enemigo que estropea el negocio a cualquier nlollova-
las más fuertes cualidades quebrantadoras de extremismos; puede lencia rnilitante. Combatientes más astlrtos com.pensan su déficit de
llevar incluso hasta el límite en el que el escrito religioso se diluye hnmor afirmando que se guarde la risa para el molnellto de la paz;
en literaturae3. Paul Celan habla de la renuncia a una autoridad como hizo Lenin, que consideraba aconsejable posponer la escucha
avasalladora cnando dice de la poesía que no se impone sino que se de la rnírsica de Beethoven hasta 7a realizacijn del comunistno, dirdo
exponee*. Alexancler Kluge, en un diálogo con Heiner Miille¡ que que nos tienta t abutzar al projimo, aunque se trate de un capitalist'"r,
ocasionalmente admitió no saber ya qué podía significar una línea en lugar de a partirle el cráneo al servicio dei futuro.
de un poema escrito por él mismo, advierte: «Tü expones los oídos
a la corriente de aire y clas a conocer versos». Esto significa segura- Si se toman en conjunto los efectos que errranan de estas cuatro
mente que hay más sentido en el mundo del que pueden entender disciplinas se puede hablar de civilizanriento Por institucionaliza-
los autores nrismos. De la posibilidad de distender el texto absoluto ción. A quienes participan de culturas religiosas maduras l¿rs buenas
en múltiples lecturas ha hecho uso sobre todo la cultura judía del maneras de la pltrrivalencia informal se les convierten en segunda
-6eme.ntario, clrya riqueza vive de la proliferación de perspectivas. natrr.raleza, hasta tal punto que rrruchos pasajes de sus propios libros
De ahí la broma profunda: dos talmudistas, tres opiniones diferentes. sagrados, por los que hable el furor santo, les parecen arcaísmos errr-
Estos efectos se complementan con el humor qLre se desarrolla brrazosos. En tal aprieto recurren al procedirrriento discretaÍllente
a la sombra de los monoteísmos.Thl hurnor manifiesta una serie de herético de no citar ya más que pasajes compatibles con I¿rs sensibi-
puntos en común con el que se da en las dictaduras, dado que todos liclades imperantes. En el caso de los católicos contenlporáneos ha
los sistemas totalizantes, los religiosos como los políticos, provocan de darse también tanta delicadeza de trato con el texto total:no sitr
la revancha popular de lo obligadamente excelso. El humor puede motivo se han eliminado recientemente clel rezo de las horas cle le
valer perGctamente como escuela de ia plurivalencia porque educa Iglesia ronlana los controvertidos salmos de venganza. Llegará el día
a sus practicantes a considerar bajo una tercera perspectiva todas las en el que también los musulmanes se decidan a Pasar por alto 1os
posibles situaciones vitales, sobre todo las desagradables. El tercer pasajes sombríos del Corán. El civilizamiento de los monoteísmos
punto de vista no viene ni sólo de abajo, de que las cosas afecLen, ni conciuye tan pronto cotrro los seres humanos se avergiienzau de
sólo de arriba, de que las cosas no afecten, sino que aírna el punto de ciertas manifestaciones de su Dios,lamentablemente fijadas por es-
vista de arriba con el de abajo, de modo que se produce para el ob- crito, así como de las salidas a escena de un Gran Padre muy amable
servador un efecto liberador. Con él consigue el sujeto participar de en general, pero colérico, a quien ya hace mucho que no se deja en
una postura soberana frente a la situación propia. Mientras que los público sin acompañamiento.
filósofos han optado sobre todo por el motivo del ser-superior-a-sí-
mismos para el encomio del autodominio,los humoristas ponen el
acento en la autoterapia. En ei contexto teórico-cognitivo se des-
cribiría la praxis de la tercera mirada como un nuevo rnodo de en-
marcar una determinada cantidad de datos, con cuya ayuda se diluye

124 125
7
Las parábolas del anillo

El programa cle una domesticación de los monoteísmos desde


el espíritu de la buena sociedad en ninguna parte viene expresado
de modo tan sugestivo como en la parábola del anillo del poema
dramático de Lessing, Natán el sabio, de 7779. Cuenta la historia de
un padre que en tiempos rem.otos dejó en herencia urn anillo pre-
cioso a su hijo. El anillo poseía la maravillosa facultad de hacer a su
portador agradable ante Dios y ante los hombres y de acreditarlo,
'*¡sí, como el legítimo heredero.A ejemplo de la primera transmisión,
el anillo pasó durante mucho, tiempo de padre a hijo y desplegó
regularmente sus buenos efectos. Pero liegó una generación en la
que el poseedor del anillo tuvo tres hijos que le eran igualmente dó-
ciles y a quienes por eso quería de manera semejante, de modo que
prometió el aniüo a los tres. La pia debilidad del patriarca del amor
sólo pudo arreglarse con un engaño igualmente piadoso: el anciano
encargó ((A un arfista» dos imitaciones del anillo que resultaron de
tal perfección que ni él mismo podía distinguirlos del original; y
entregó cada uno de ellos a cada hijo con las correspondientes ben-
diciones y promesas.
Tras la muerte del padre sucede lo que tenía que suceder: los
hijos se enfrentan, pues cada uno de ellos reivindica la prerrogativa
de ser el único heredero. El conflicto resulta inevitable pero también
irresoluble, ya que por lo que respecta a los motivos los tres pueden
mostrar acreditaciones igualmente válidas. Se llama a un juez sabio
para que medie en el litigio.Y el juez encuentra una solución so-
metiendo a los querellantes a una prueba acreditativa, para la que
es'necesario desplaZar el ácento del plano de las reivindicaciones
religiosas y sus pruebas al plano de ios efectos. Si «ya no se puecle
percepciones y juicios de valor comunes. Precisarnellte esil conver-
clemostrar cuírl es el ani-llo verdadero» 1 tamPoco la creencia
eo ipso
verdadere, añade Natán expresamente- no les queda otra solución gencia es la que evocaron como oportunidad civilizadora los jóvenes
tanto a los poseedores de los anillos como a sus observadores que héroes del idealismo alemán y por ello querían hacer desaparecer
someterse al criterio pragmático. El poder del anillo de hacer «agra- del mundo «el temor ciego del pueblo ante sus sabios y clérigos»"5.
«Así, finah:rente, han de darse la mano ilustrados y rro-ilustrados;la
dable ante Dios y ante los hombres» a stt portador decidirá un día Ia
cuestión.A los candidatos se les recomienda nada más que procuren rnitología tiene que volverse filosófica y el puebio racional...r"" Pero
confirmar las virtudes internas del anillo con su propio esfuerzo y si el poder-volverse-popular se convierte en criterio de verdad -y ei

con mutuo «entendimiento cordial». Narurelmente decidir el resul- portavoz de la élite mantiene expressis uerbis esta exigencia- puede
tado será asunto de un futuro lejano, cuando otro jLlez vtrelva a em- preverse un desplazamiento de la pugna entre las religiones al c¿rnr-
plazar a las partes en contiendat Llna inequívoca alusión a unJuicio po humanitario:no en vano el gusto religioso de la masa se edifica
Final esclarececlor, en el que hayan de asumir la responsabiliclad del descle siempre sobre el espectácLlio de la beneficencia, a nlenos cple

asunto no los creyentes indiüduales sino las religiones monoteístas se permita de vez en cuando una escapada al teatro de la crueldad.

en su totalidad. Considerándolo así, Lessing podría haber renunciado a la figura


Desde el punto de vista actual, resalta en esta parábola, celebrada del segundo juez, el que dicta su sentencia en un futuro lejano, pues
con todo derecho como un Sermón de la Montaña ilustraclo, su desde la Ilustración eijuicio a las religiones no se conslrnra al final de

completa posmodernidad: reúne en sí misma el pluralismo primario, los tiempos sino como plebiscito diario- Se manifiesta en flnctLr;rclo-
la consideración positiva de la simulación,la suspensión práctica de nes de simpatía, cuyos ascensos y descensos clesde cornienzos del si-

la pregunta por la verdad, el escepticismo civilizante, el desplaza- glo xx se averiguan por encuestas. Esto presupone que discreta o in-
miento de las causas a los efectos y ia prevalencia del reconocimien- discretamente la sociedad civil misma fue cleclarada divinidad sobre
to externo frente a las pretensiones internas, Ni siquiera el lector la TierraeT. lrónicamente, ninguna de las religiones monoteístas sale

más escaldaclo puede hacer otra cosa que admirar la inteligencia de especiahnente airosa del tribunal del gusto popular ya que el criterio
la solución de Lessing: en tanto que aplaza la última sentencia hasta cle efectividad oscila la mayoría de las veces en su contra; no hace
eI final de los tiempos, exhorta a los candidatos a la verdad a no es- falta mucha stltileza para darse cuenta de que entre m-onoteísmo y
tar demasiado seguros de su elección. Así el escepticismo reverente falta de paz (o incomodidad) en el mundo existe una correlación
toma en serio las reügiones, haciéndoles un guiño Para que no se significante; y que además, como se mostrará pronto, el contenido
tomen a sí mismas demasiado en serio. efectivo de la posible popularidad de las religiones monoteístas es
No restará un ápice a la respetabilidad del documento que señale precario. Por el contrario,las religiones meditativas de Oriente, el
algunas clificultades que complican su comprensión en principio budismo en primer lugar, alcanzan un alto grado de respeto y es-
aparentemente simple. Lo que propone Lessing lleva directamente tima popular a causa de sus suaves formas de manifestación; lo que
a Lrna transformación estético-receptiva de la religión. Esto anun- de todos modos no dice mucho sobre si los simpatizaÍrtes piensan
cia la aparición de la cultura de masas en las cuestiones religiosas. convertirse en seguidores practicantes de los cultos que estiman.
En este contexto, «ilustración» no significa otra cosa que una Pa- Así que Lessing y su avalista Boccaccio, de cuyo Decanterone (ter-
Iá6iá óIlve pirala ionvicción de qüe un día, tras la superáción de cera historia del primer día) se tomó la fibula; han de admitir que'
su alejamiento histórico, las élites y 1a multitud se encontrarán en se les cuestione si están en el buen camino in puncfo interpretación

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de los signos. ¿No podía ser que ambos se hubieran equivocado cartns alto-culturales sobre la nresa;y si no confiesa voluntarianrentc
respecto a los efectos del anillo? Recordemos: Lessing hace que su su inclinación elitista, e indirectamente también su naturaleza pole-
juez establezca que sólo puede ser auténtico el anillo que conlleve rnógena, se arriesga a que otros lo hagan en su lugares.
el don cle ganar el afecto de Dios y de los seres humanos para su Así pues,la religión del Uno exclusivo tiene que adnütir, como
portador. Si cada uno de los poseedores de anillo quedara cor¡o el en el último minuto,lo que hasta ahora nunca pudo expresar cla-
más agraclable sólo para sí rnismo, subraya el propio Natán,los tres rarnente: que por su propia naturaleza es imposible que sea popu-
serían «engañadores engairados»; Ia liberalidad del siglo xvur aírn lar. En slr caso todo tipo de simpatía se funda en malentenclidos
puede permitirse decir tanto. Só1o quien consigue el aplauso del sentimerrtlles; el ejemplo más famoso: la delirante propaganch de
mundo del entorno dispone de un indicio fiable de encorltrlrrse en Clrateaubriancl en El gcruio dal cristianismo. AL poeta romántico iu-
el buen camino. De hecho la obligación del altruismo es inseparable cluso los rígidos sacramentos católicos le parecían «pinturas llen¿s
de las religiones clásicas desde que se optó por establecer la señal de de poesía»e', y las historias de la vida de los santos, las novelas nr.irs
la fe auténtica en el olvido del yo y la dedicación al otro, grande o fascinantes. Frente a este modo idealizado de ver las cosas hay que
pequeño. En consecuencia sólo Dios podría decidir si un creyente recordar ciertos principios histórico-culturales: una religión nlo-
le es graro o no. Lessing, sin embargo, amplía por su cuenta -aunqlle noteísta que defienda su nivel de ambiciones sólo puede llegar al
muy apoyado por el espíritu de la época- eljurado que falla sobre poder y mantenerse en él si somete a las masas inflexiblemente a slrs
el éxito de la religión admitiendo en é1 a los seres hurnanos. Pero normas; cosa que no puede suceder sin la dictadura del sacerclocio
¿quién ptrede garuntizarnos que la cualidad de complacer a Dios sea (por regla general bajo el patronato cle una monarquía sacra o rnedio
la misma que la de infundir simpatía a los seres humanos? sacra). En una ordenación tal de las cosas, se dan Ia mano los me-
En realidad l¿ esencia del monoteísmo no se expresa en nin- dios suaves y no suaves. Un régimen de ese tipo era el firnlemenre
guna otra característica tan señaladamente como en la disposición establecido en Europa desde la temprana Edad Media hasta el siglo
de los celantes a hacerse aborrecibles ante los seres humanos si ése xvr[; y desde comienzos de la Edad Moderna se necesitar-on luchas
íuera e1 medio de agradar tanto más a Dios. Con su despreocupa- prolongadas y extremamente duras antes de qLle se rompiera el po-
da equiparación de «agradable a Dios» y «estimado entre los seres der omnipotente de la lglesia. Desde entonces tanto Ia high culture
humanos» es posible que Lessing se dejara descarriar por el opti- religiosa como la estética sólo pueden hacer ya el intento de liegar
mismo de la temprana llustración, que pretendía considerar como a los muchos emancipaclos a modo de misión interior y soñar con
algo dado la convergencia, a que llevaría el progreso, entre los inte- la época dorada del poder omnímodo medieval.
reses de las élites y de las n'r.asas. El desarrollo real de la Modernidad Desde la óptica de la teoría general de la cultura puede hacerse
ofrece una imagen completamente diferente: profundiza la escisión cornprensible por qué la hipótesis del monoteísrno a través de pue-
entre alta cultura y cultura de nusas en cada nueva generación y blos y círculos culturales enteros siempre cuvo como presupuesto
hace qtre aparezca cada vez más clara la condición aborrecible, o un amplio sisrema de medios de coerción. LJna vez conseguido el
al rnenos sospechosa, de la alta cultura para la rnasa como un rasgo poder se consolidó una clerigocracia por las consabidas e inevitables
fundamental del acontecer más reciente de la civilización. Si se sa- medidas «político-culturales»: en primer lugar el control de la edu-
can las conseeuencias de esto, se entiencle perfectamente por qué ha eaeiónl4 y la supervisión inquisitorial de-la ortodoxia en todos los
de ilegar un día en que el monoteísmo se vea obligado a poner las estarnentos. Aclemás, los compromisos populares semipaganos hacen

13t
lo necesario para sobornar Ia sensibiliclad de las masas. Si la alta re- espiritual de Occidente desde el Renacimiento. Cuando los ilustra-
ligión consigue transforrnar la resistencia a ella en rituales de admi- dos del siglo xrruI volvieron su atención hacia atrás a los fuegos de la
ración ha alcanzado 1o máximo que puede obtener con sus medios. Santa Inquisición y a sus doctos incendiarios, el catolicismo dio de
LJn monoteísmo bienquisto es una contradicción en sí. golpe un gran salto hacia delante: sus apologetas semejaron entonces
En una versión corregida de la parábola del anillo el padre en- seres oscuros que subían de las mazmorras de tortura del absolutis-
cargaría dos nuevos anillos completamente iguales que en el test mo clerical, confesándose al terror como único medio de forzar a los
práctico habrían de aportar la prueba de su poder para hacer odioso seres humanos a su salvación; esto lleva involuntariarnente a pensar
a su portaclor entre los seres humanos. Además el anillo habría de en la figura del Nafta de la noveia de Thomas Mann, La montañ.a
transmitir a su poseedor la certeza de su elección. De todos modos mágim,que había de encarnar una síntesis satírica de jesuitismo y co-
al portador del signo mágico se le hace entrega a domicilio de la munismo. En el transcurso del siglo xx se produjo inesperadamente
confirmación de su estatus especial: la antipatía de los muchos que un nuevo cambio enla avanzadilla del campo. Como de la noche
más o menos a desgana representan la comeüa de la admiración le a la mañana, el islam, del que en este país sólo se toman en consi-
indicará inequívocamente que ha emprendido el camino correcto. deración la mayoría de las veces sus escaladas violentas, asurnió la
Con ese dispositivo experimental las religiones rnonoteístas serían tarea de dirección; ello habla al rnenos en ñvor de su no disminuida
dispensadas de toda consideración de agrado al projimo; podrían capacidact de provocación. A él le sigue ahora a cierta distarrcia un
dedicarse sin reservas a su negocio fundarnental: procurar hacerse cristianismo que gracias a las exitosas campañas cle simpatía de los
agradables sólo ai Dios trascendente.A cade una de las tres le estaría últirnos decenios ha perdido toda posibilidad de hacerse con ei tí-
permitido presentarse como la forma más perfecta del suprematismo tulo de religión más impopular. Muy tocado, el judaísmo queda hoy
personal y, ya que no se puede sacudir Ia coexistencia con los otros en la reraguardia del campo y apenas puede sustraerse a la avalancha
dos acuñamientos del culto a un único Dios, cada religión es muy de admiradores desde todas partes.
dueña de reclamar para sí la corona de la aborrecibilidad. Ninguna forma de monoteísmo celante es pensable sin la figura
Es evidente que la historia de los monoteísmos realmente existen- del blasfemo, del que rechaza la salvación y se niega radicalmente
tes adquiere una imagen de perfiles más claros si en su base se pone, a participar en el culto; en una palabra: sin la sombra del incrédulo.
como si se tratara de un guión secreto, esta segunda versión aludida Por eso desde el principio un monoteísmo así muestra dos caras. No
de la paúbola del anillo. DeJacto, bajo la superficie de una pelea por sólo se deslinda a la ofensiva de todos ios demás cultos, sino que hace
la verdad, esas religiones se han enzarzado en una competición aci- del rechazo que experimenta por parte de no-participantes uno
barada por la aborrecibilidad noble, en la que unos para otros han de sus motivos impulsores; más aírn, presupone pragmáticamente
formado el público cuya preüsible reacción negativa confirmaba, en el desagrado que causa a muchos. Podría decirse, con Luhmann,
cada caso,los éxitos propios. Ei ranking de los candidatos manifiesta que especula con el rechazo. Para obtener beneficio se apoya en ei
en verdad una clara movilidad histórica. Mientras que el judaísmo esquema de la exclusión por inclusión: gracias al cual puede afirmar
parecia durante siglos el seguro vencedor y tuvo que aguantar las co- con buena conciencia que no es él quien rechaza a los otros sino
rrespondientes reacciones por parte de los demás, en la historia más que son ellos rnismos quienes se colocan fuera de juego por negarse
-¡eciente han suceüdo cambios de posiciórimpresionantes sin cuya a participar en é1. Coniparte esta táctica éón todos los vanguardis-
consideración pormenoúzadt apenas se entenderit el desarrollo rnos, que no podrían verse a le cabeza sin el rezago de la mayoría.

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r33
En este sentido, el monoteísmo sólo es posible desde un principio juclaísnro sin el desagrado del resto de los pueblos, ningírn cristia-
como cowtter religiot't, así corno el vanguardismo siempre representa nismo sin el escepticismo de los no-cristianos, ningírn isl¿rm sirr el
por definición una countcr atlhre.De hecho, para el desarrollo de la rechazo de los no-musulmanes.Ya romanos cultos de la época tenr.-
posición monoteísta es constitutiva la resistencia de muchos frente a prana del imperio se sintieron tan irritados por el separatismo de los
é1, y sin la contrariedad, siempre mantenida consciente, que signifi- judíos que les aplicaron el útulo de «enemigos del género hunra-
cen los no-integrables no estaría en condiciones de llevar a ia altura no» (que originariarrente había acuñado Cicerón para los piratas).
necesaria su tensión interna. No hay universalismo sin paradojas de Incluso el joven Hegel anota de rnodo totalmente convencional:
teoría de conjuntos: sólo se puede invitar a todos cuando se puede «Un pueblo que desdeña a todos los demás dioses ha de asumir el
estar seguro de que no todos vendrán. odio de la totalidad del género humano»1o1. Thmbién los clos mo-
El culto monoteísta consolidado estabiliza su tono por el recono- noteísmos posteriores proporcionaron a quienes los despreciaban
cimiento incesante de la herejía en el interior y de la amenaza paga- suficiente material de condena. En todos los casos hay que contar
na en el exterior. Es verclad que no se cansa de evocar la humildad con la coevolución de tesis y antítesis. Como es usual en procesos
ance el Señor, pero si la prédica fuera insuficiente no se completaría sobredeterminados y reacoplados, también aquí parece que la reali-
por la injunción de que frente a infieles y maestros del error lo dad baila al son de la estructura simbólica.
adecuado es una arrogante intransigencia. En caso de,que a corto Las consecuencias de estas consideraciones para el.diálogo a tres
plazo no se pueda encontrar realiter una oposición externa, hay que bandas de las religiones monoteístas están claras. Hoy se necesitan
sustiruirla sin más por una imaginaria fuente de odio. sin el estado mutuamente demasiado como para seguir peleando por más tiem-
de excepción cotidiano qlle provoca el enemigo tentador, ra vida po. Para cambiar la coexistencia no-pacífica por el diálogo han de
religiosa altamente tensionada volvería a hundirse en poco tiempo borrarse de la lista de los hate prouider, en la que hasta ahora los nrás
en el desinterés más apático por la lucha. Por regla general slrrge en importantes eran las otras dos para cada una de ellas. Este gesto sólo
ese campo una especie de economía-dos-enemigos que permite es imaginable bajo dos presuplrestos: o los monoteísmos modera-
oscilar entre los agenres de estrés reales y los imaginaiios. De ella damente celantes se aírnan a medio plazo en una política exrerior
se deduce en el islam el concepto dual, de máxima actualidad, de comírn frente a los no-monoteísmos, lo que exigiría asignar en el
enemigo cercano y lejano (en el que el papel del mal externo en futuro el papel de los incrédulos a los indiferentes, de los qr.re no hay
este momento corresponde a Estados (Jniclos y al estado de Israel). carencia en la Modernidad, y el de los paganos, por otra parte, a los
Sólo el judaísmo.se las arregló bien sin el demonio, dado que tuvo representantes de los politeísmos, cultos meditativos y religiones ét-
sus egipcios y luego sus canaanitas.Y a éstos siguió, desde los reyes nicas, frente a los que se sienten superiores a priori.La ventaja de esta
babilonios hasta ios racistas alemanes, toda una larga lista de fuer- posición para sus defensores consistiría en congelar el conflicto de
tes opresores que evitaron a sus víctimas el esfuerzo de imaginarse rivalidad pero mantener viva la provocación universalista: mientras
cómo era el mal. en la relación interior se cambia de la misión al diálogo, en la ex-
Pero por regla general por todas partes se cuidó de que no fal- terior podría insistirse en la expansión y preeminencia espiritua|02.
tara oposición no-imaginaria, dado que, más pronto o más tarde, la O cada uno de los monoteísmos elimina el lado fanático del uni-
provocación monoteísta fue conrestada por los provocados. Nihgún versalismo y se transforma en religión cultural no-celosa, como se
culto a Atón sin la reacción de los sacerdotes de Arrrón, ningún observa desde el siglo xvIII en el judaísmo liberal, desde el x¡x en la

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miles y miles de años» elimina cualquier durda razon¿ble de clue se
gran meyoría de las Iglesias protestantes y desde el concilio Vatica-
piense en un tribunal universal de carácter general. En sn orden del
no II en las corrientes liberales del catolicism.o romano' Desarrollos
día no estaría sólo el apocalipsis de las almas culpables sino también
análogos conoce también el islam,sobre toclo enTurquía desde 1924,
una sentencia final sobre las religiones culpables. Aunque el primer
pero también en la diáspora occidental, donde siempre es aconseja-
árbitro de Lessing habla discretamente de un colega posterior que
ble presentarse con disposición al diálogo. Esta opción no exige más
habría de saber mucho más que él mismo -lo que parece remitir a
que el tránsito de un universalismo militante a un universalismo con
un ser humano-, la figura del segundo juez resulta inequívocanlente
apariencia civilizada:un movimiento ínfimo que sin embargo cons-
identificable con Dios. Pero ¿de qué Dios se trata? El segundo juez
tituye una diferencia total. Se reconoce a los fanáticos empedernidos
de la parábola del anillo ¿puede ser todavía el Dios de Abraham,
en el hecho de que sólo col¿borarían en un cambio así tácticamente,
nunca por convicción. Con ese cambio renunciarían a su privilegio
que slrpuestamente había sido también el Dios de Moisés, de la
pareja Jesírs/Pablo y del profeta Muhammad? Ha de ser permisible
de radicaliclad, el único que satisface su orgullo. Quien cela hasta el
final prefiere rnorir a ser sólo Lrn partido entre partidos. dudar de esas identidades en ambos sentidos; tanto retrospectiv¿r-
mente -porque la equiparación del Él d. Abr*harn con el JH'WH
Cuando ya sólo queda abierto el camino civilizatorio hay que
de la religión mosaica, el Padre de la Tiinidad cristiana y el A1á de
poner en la agenda la transformación de los colectivos de celo en
partidos. Si se habla de partidos, se piensa en'st¡-mutua competencia.
Muhammad ya no puede ser más que una piailosa. convención, con
mayor exactitud, nn efecto*eco que aparece bajo las cúpulas reso-
Donde ésta se establece,los candidatos tienen que hacer sacrificio de
nantes de la semántica religiosa-, como prospectivamellte -pues lir
sus ambiciones de donúnio universal, si no ya de las de superioridad
de sus convicciones. El e4ponerse a la comparación implica alavezla
historia entera de la religión demuestra que también dentro cle las
tradiciones monoteístas el Dios tardío sólo conserva una semejanza
concesión de que las normas humanas son obligatorias a su nivel. En-
tonces, inevitablemente valen también los criterios de popularidad de
muy lejana con elde los comienzos.
la humanidad cotidiana y, por qué no,las reglas de juego de la cultura
Con ello deüene incierto si en el instante del fallo fin¿l el Dios
que juzga puede ser todavía el aliado de sus primeros celantes. Pues
de masas oscilante entre el sentimentalismo y la crueldad. LIna cosa
es quererse hacer grato al Dios celante, y otra la necesidad redescu- ¿no subsiste é1 mismo como el celante y el celoso? Al final de la
historia no es de suponer sin más su benevolencia para con sus pri-
bierta de agradar, a pesar cle todo, al ser humano normal, teniendo en
cuenta siempre que la mayoría de las veces los monoteísmos celantes
meros partisanos, dado que evidentemente é1 mismo ha superado
no son de su gusto. un estadio inmaduro de ira. En el mejor de los casos les concedería
-y a través de sus prosélitos indirectamente a sí mismo- circuns-
tancias atenuantes, perdonándoles su fanatismo corno una neurosis
Con ello retornamos a la parabola del anillo en su versión ori-
transitoria con un sentido evolutivo. Los primeros representantes de
ginal. En esta excursión por la historia secreta de la impopularidad
la monoverdad celante puede que hayan tenido de hecho motivos
hemos descubierto motivos para querer saber con mayor exactitud
guiÉn podría ser el juez sabio que valora en último término los legítimos para avasallar a sus projimos y someterlos a una oposi-
resultados de la competición; una competición que tiene que ha- ción fundamental en nombre de lo completamente diGrente. Para
ei historiador de la culturra es perfectamente comprensible cómo el
béf §ido uña pugna doble por bienquerenciá y por malquerencia.
La manifestación de Lessing de que la vista final tendrá lugar «tras primer monoteísmo tuvo que atacar el ser-así natural y cultural de

136 t37
los seres humanos. Su tarea era destruir su enraizamiento demasiado que viene a sí cuando se le exige más de lo normal entre grandes
seguro en la tradición, su alegre confianza en el mundo, su vida en rnonos parlantes.
lo aproximado moral para colocarlos directemente ante el escarpado
muro de la ley.Ante ese muro fracasa lanaturaleza ingenua;y ha de Pero después sucedió algo con lo que no podía contar ningúrn
fracasar ahí porque, según la convicción cle los luchadores cle Dios, celante del viejo estilo: el ser humano provocado comenz6 de re-
toda autosuficiencia mundana en general debe perecer. Para todo pente a aprender más rápido de lo que creían posible sus provocado-
celante auténtico es evidente que los seres humanos no pueden ser res. En el Renacimiento europeo comenzó un ciclo de nuevas dedi-
otra cosa en principio -y, si no se les perturba, para siempre- que caciones a Dios y al mundo que llevó más allá de los monoteísmos
paganos: anima naturalíter pagand. Sin el encontronazo con el «Dios históricos. Los pensadores del siglo postreformaclor descubrieron lo
verdadero» y sus incómodos mensajeros no coniiguen llegar más allá general, cuyo especial era el monoteísmo. Desde el punto de vist¿r
que a espléndidos ücios. Por eso no se les puede dejar nunca en PM religioso,lo que se llama Ilustración no es más que la ruptrlra de los
y hay que interferir en sus costumbres cuando se pueda. Dado que c parazones simbólicos en los que estaban presos los universalis-
las costumbres Premonoteístas siempre son de algún modo malas mos celantes cle estilo histórico. Por decirlo de forma tan paradójica
costumbres, tras la cesllra monoteísta está en el orden del clía la ree- como se presenta: la Ilustración, que gana en autoconciencie, no
ducación del género humano. Entonces .seimpone la frase: «Cuando sólo no se aparta de los monoteísmos surgiclos históricamente, sino
anra, el Señor castiga» (Proverbios 3,72 y Hebreos 12,6).Todavía que produjo ella misma rln monoteísmo de nivel superior:, en el que
Hegel llama a esto el «punto de vista superior: que el ser humano es algunos artículos de G universales adquirieron validez dogmática.
rnalo por naturaleza, que es malo porque es un ser natural»lo3- Según Entre ellos se encllentran la unidad, válida a priori, de la especie, la
la convicción de sus maestros de cloma monoteístas, sin la fuetza irrenuncial¡ilidad al Estado de derecho,la vocación de los seres hu-
coercitiva de la ley, en otros contextos llamada «orden simbólico», el manos a dominar la naturaleza,la solidaridad con los desfavorecidos
ser humano no puede llegar a ser como debería. Ei dicho, indicador y la interrupción de la evolución en eI homo saytiens. «Ilustración» no
de futuro, de Robespierre, «Quien tiembla es culpable», todavía está es más que el nombre corriente del sempiterno concilio literario
enunciado completamente a partir del espíritu de esa pedagogía su- en el que estos artículos se discuten, se votan y se defienden contra
perior. En ésta el castigo es considerado como honor del malvado- los herejes.
En sentido parecido pontificará Kierkegaard: quien quiere el bien de Quien busque el prototipo del fundamentalismo que ello es-
los seres humanos ha de crearles dificultades. tablece lo encontrará en el proyecto de Rousseau de urra religiou
Todo lo demás se desprende de la obligación del escándalo. Hay cívile tal colno viene expuesta en su escrito sobre el contrato social
que admitir, ciertamente, que los partidarios del Dios [Jno no se de 1758. Ella ha dado forma y contenido al neomonoteísmo nrás
han puesto las cosas fáciles en esto. Los pueblos de la provocación, riguroso; con secuelas que van más allá de 1o que los ilustrados de
los elegidos,los bautizados, los militantes, y no en último término primera hora consiguieron ver. Con su formulación se admitía que
los analizados, han asumido el peso de. su encargo arriesgándose a la también la «sociedad» postcristiana ha de anclarse en ciertas intui-
ingrata empresa de impulsar el progreso de la espiritualización con ciones morales. Quien dice «sociedad» dice implícitamente tarnbién
medios impopulares. A sus ojos, el ser hutnano es una criatura a la «religión social,». Cuando, tras los excesos anticatólicos de la revo-
que sólo se hace justicia mediante sobre-exigencias' Es la esencia lución, Napoleón Bonaparte retornó al catolicismo como religión

138 139
estatal de los franceses, lo proclamó ficticamente como nueva reli- religiones anicónicas, construidas sobre la evitación de imágenes, el
gión civil y con ello sornetió la «verdad substancial de la fe» a una judaísmo y el islam, aparecen a esta luz como hogares de la idolatría
ironía funcionai sin remedio. Desde entonces el cristianismo mismo nrás obstinada. Así como el Cuadrado negro de Malévich es todavía
es la religión sucedánea del cristianismo. un cuadro en tanto no-cuadro, también la persona negra de las teo-
Pero con esto no basta. Siguienclo su propio in:.pulso,la Ilustra- logías monoteístas es un retrato en tanto no-retrato y un ídolo en
ción preparó su tránsito a posiciones postmonoteístas. Como no Po- tanto no-ídolo.
día ser menos, amortizó el puesto «Dios» de su presupuesto y vtllizó Más que nllnca hay que precaverse ahora de la psicología, que se
los rnedios liberados para el «ser humano». Pero, aunque abocara en inclina a atribuir incluso los mayores proyectos a pequeños mecanis-
el ateísmo, slr estructura sigue reproducienclo en principio los pro- mos en lo proyectante. Según eila lo pequeño revela la verdad sobre
yectos monoteístas. En consecuencia, y de forma poco sorprenden- lo grande. Por el contrario los proyectos monoteístas expresan el
te, libera un celosismo inmanente qlle -a causa de su incapacidacl de hecho de que los seres humanos,les guste o no, se encuentran siem-
perdón- eclipsa al religioso en severidad, furor y violencia. Se piensa pre y sin remedio alguno en tensiones verticales. No sólo quieren
en ese espumar de una vehemencia en pro de los propósitos huma- por motivos sospechosos proyectarse a sí mismos en lo mayor y más
nos más grandes cuando se designa como época de las ideologías la grande, a la vez, por experiencias espirituales y desafios evolutivos,
secuencia histórica qlle va del domi§-iojacobino hasta el frenesí del y a menudo contra su propia inclin*ción, se les reclama para acorl-
maoísmo. En el sentido fuerte cle la palabra, ideologías son movi- tecimientos de mayor altura. Con el1o, proyectos de ese tipo ponen
mientos que remedan con proyectos de mttnclo ateos la forma del de manifiesto en los seres humanos una tendencia hacia arriba, :r
monoteísmo celoso. causa de la cual están condenados a ser superiores a sí mismos (como
El paramonoteísmo ilustraclo se despega críticamente de las reli- explica Sócrates enla República);incluso si a menudo no saben qué
giones históricas en tanto pone de manifiesto lo general de toclos los hacer ficticamente con esa superioridad.
conceptos de Dios de tipo personal-snprematista: cuando más con- La frase «el ser humano supera infinitamente a los seres humanos»
vincentemente argumenta el nuevo movimiento es sin ducla cuando surge ya de la crisis que pone al descubierto 1o general en los rno-
subraya el hecho de que los rnonoteísmos históricos se basan sin noteísmos históricos.Apenas su principio se formula con suficiente
excepción en proyecciones, con 1o que, en el sentido profundo de claridad, puede ya desligarse de sus formas tradicionales. La redac-
la palabra, siguen representando idolatrías: invitan a los seres huma- ción posterior de los programas monoteístas cae desde entonces
nos a colocarse con el Altísimo en Llna relación imaginarianrente bajo la competencia de agentes extrarreligiosos: la mitad del rrabajo
determinada, también y precisamente allí donde el máximo valor se de formulación lo asume la gran política,la otra el gran arte. En ese
asignaba a la ausencia de imágenes en el trato con el Supremum.En momento pueden salir a escena seres humanos que digan:la política
este sentido Marx tenía raz6n al afirmar que toda crítica presupone es el destino; y otros que afirmen: es el arte. Tras el giro al Roman-
la crítica de la religión. La cuaiidad proyectiva del concepto de Dios ticismo, el gran arte significa desplazar la provocación del ser huma-
en la esfera de los suprematismos subjetivos hay que deducirla de no por la ley a la obra eminente. Desde la Revolución americana
la observación elemental segírn la cual a Dios, a despecho de todas la gran política significa la entrada del monoteísmo en la era de su
. l----r '-. --..-las-prohibiciones de representacién; se Ie consiclera en ellos sin ex- ES c enifi c abilid¿d' áÍtifi cial.

I cepción como persona y se le trata como Señor. Precisamenle las En su estructura profunda la historia de Lessing de las copias

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147
indiferenciables no habla de otra cosa que de estas transiciones. La ¿nteriores. Su fabricación pudo ser iniciada sólo cuando a c¿llrsa
narración de los dos anillos copiados no sólo contiene el mensaje de de nuevos conocimientos y nuevas esperanzas correspondientes co-
que también lo maravilloso viene de un taller; da a entender, además, menz6 a desvanecerse el interés por los antiguos ¿rnillos.
y con bastante rotundidad, que la cuestión de la autenticidad resulta En este punto resuena el argumento más fuerte del comunismo,
insignificante al lado del interés por los efectos. Sólo fetichistas in- que, cuando se desarrolla explícitamente, conduce al centro ardiente
corregibles se interesan aúrn por originales y garantías de origen. En del pensaraiento moderno. Quien admite la posibilidad de cor:oci-
el mundo actual sólo importan los resultados. mientos esencialmente nuevos reconoce algo que no hubiera podido
Ahora me veo obligado a presentar una tercera versión de la confesar por nada del mundo l¿ metafisica religiosa de antes: que la
parábola del anillo aunque acabe de regresar a la original, en la que verdad misma evoluciona y que en la sucesión de los conocimientos
el juicio humano diario sería codecisivo en la evaluación de las re- hay algo más que una mera serie accidental. Pertenece a la natLlraleza
ligiones. Por la corrección adicíonal al partido celante se le da una de la verdad misma no poder ser desvelada completamente desde el
vez más la palabra. Esta vez se trata de ceiosos que a favor del ser principio, sino aparecer consecutivamente, por fragmentos y como
humano entran en la contienda contra el ser humano; con meyor el resultado elaborado de forma acumulativa de investigaciones de
exactitud: en nombre del ser humano auténtico venidero contra el duración indeterminada. La indeterrninación de la durabilidad de la
falso históricamente desarrollado, -'' investigacrón es el fundamento ':n-tológico de la historia.
En la nueva revisión de la parábola escuchamos la referencia a De esta consideración resulta una nueva definición del sentido de
la producción de un cuarto aniilo que significa un ateísmo político las religiones reveladas:los escritos sagrados de ese tipo sólo pueclen
decidido a todo; que tiene la pretensión de realizar la verdad de los legitirnarse como interrupciones catastróficas o aceleraciones extre-
tres monoteísmos pasándola del cielo otÍa vez a la tierra. Aparece mas de la historia de la investigación humana. En tanto que invocan
bajo el nombre de comunismo, a través de cuya palabra reiz commu- una intervención divina en las indagaciones de los seres humanos,
rulo resuena Ia síntesis de los anteriores pueblos de Dios:Israel,Iglesia, cada una de ellas constituye un órgano de la impaciencia sagrada.
Umma.Desde el concepto mismo se oye la objeción del nuevo uni- Manifiestan que la verdad es demasiado importanre conlo para po-
versalismo político contra las etnias históricas, que desde el punto de der esperar al final de la investigación. Por muy venerables por su
vista de la moral vanguardista sólo merecen ya desprecio: sólo quien antigüedad que esas religiones puedan aparecer desde el punto de
es demasiado tonto para llegar a ser un productor general, es decir vista actual, todas ellas suponen, por su naturaleza, opciones prema-
Lln ser humano auténtico, porta ante sí su gremio étnico como si se turas que encargaron a la fe lo que ei saber de su tiempo no estab¿r
trataru de la bandera de un club. Algo parecido habían anticipado aún en situación de ofrecer por sí mismo.
el cristianismo y el islam. La nueva fe propaga además la tesis de El rnismo concepto de «revelación» deja clara esta anticipación,
que ella ha mostrado el fundamento válido de toda etnia de Dios ya que contiene un enunciado sobre el estado de la espiritualidad
aún posible en la especie humana como tal, en cuyo centro, como humana: ésta üiene que rrostrar un desarrollo apropiadamente alro
su élite menesterosa y creadora, aparece el proletariado indusrrial como para resultar abordable por una revelación de estilo mono-
internacional. Consecuentemente, el comunismo ha reclamado para teísta, pero ha de encontrarse alavez en un estado suficientemente
sí durante un tiempo el privilegio de ser el anillo que representa- poco clesarroilado como para necesitar ayuda adicional de arrib¿r.
ba esencialmente algo rnás que sólo una copia idéntica de anillos De hecho, cualquier revelación resultaría superflua si no transmitiera

142 t43
8

Postcelo

Tias la caída del comunismo la cuestión del monoteísmo no se


jubiló. La implosión del movimiento que ha sido tratado aquí corno
cuarta forma del universalismo militante más bien ha vuelto a dirigir
la atención a los monoteísmos históricos; y éstos se aprovechan más
o menos discretamente del favor del momento. A la vez ha creado
los presupuestos para una nueva serie de investigaciones crítico-re-
ligiosas de cuyo alcance ha tomado aún poca conciencia un público
amplio;-'presupuestos que señalan un contrapunto a las tesis otnni-
presentes sobre el ((retorno de la religión». En ellos (tras los comien-
zos interrumpidos cle Ia crítica del fanatismo del siglo xvtlr) vuelven
a discutirse también con la debida profundidad y detalle los efectos
polemógenos del celo monoteísta,la intolerancia y el odio contra lo
diferente como tal. La seriedad del debate proviene de la sospecha,
ampliamente fundada entretanto, de que los actos de violencia de
que se han hecho responsables el cristianismo y el islam no fueron
meros trastornos que falsearan la esencia de esas doctrinas religiosas,
de por sí benévolas, sino que representaron más bien manifestaciones
de un potencial polemógeno inseparable de su naturaleza.
En esta situación las ciencias de la cultura vuelven a dar que ha-
blar. El egiptólogo Jan Assrnann con sus sensacionales libros Moisés
el egipcio y La distinción mosaicaloT no sólo ha generado una intensa
discusión de alcance mundial sobre los costes psicohistóricos de las
pretensiones rnonopolistas de verdad en los desarrollos postmosai-
cos de-la religión sino que, además, con su noción de «contrarre-
ligión» (counter religion) ha puesto en manos de Ia ciencia general
de la religión y de la cultura un nuevo concepto de gran poder
interpretativo. Pero parece que Assmann, en correspondencia con

153
en sinóninras. Según ello el bastón del profetismo habría pasado de capitalismo»? Es comprensible que haya que declarar el derroca-
Moisés aJesús, deJesús a Muhammad, de Muhammad a Marx. Marx miento del ciero explotador como un presupuesto elemental para
habría roto con la limitación religiosa de sus predecesores y habría la realización de las profecías mediante las que los portadores del
querido preparar un final a todas las formas mistificadas de revela- cuarto anillo querían hacerse agradables a los seres humanos. Para
ción juntas. Habría confrontado las verdades de las religiones con hacer valer esa «religión del ser humano» (por aplicar a1 comunis-
los límites de las ciencias rnunclanas y de las pasiones proletarias. Es mo un giro de Rousseau) resultó ciertamente imprescindible hacer
verdad que, como corresponde a un juez justo,les habrí¿ concedido preceder 1o agradable de lo horrible. Sólo una cosa era cierta para
el ser ,,el ánimo de un mundo despiadado», pero habría techazado los celosos del ser humano: ndentras los señores de los anillos del
sin embargo la mayor parte de sus enunciados para colocar en su antisLro tipo de poder ejercieran su dominio sobre las almas, el ser
lugar una praxis política militante en favor del ser humano real' humano, en lugar de superar infinitamente al ser hurnano, perrua-
Así pues, el cuarto anillo sólo indirectamente puede ser compara- necería infinitamente tras de sí.
do con los anillos anteriores. En todo caso podría decirse de él que En consecuencia los comunistas trabajaron en el desarrollo de un
para su fabricación se fundieron los otros tres con el fin de recoger suprematismo antropológico de tendencia resueltamente antirreli-
lo mejor de la substancia moral de cada uno. Su pretensión de valor giosa. En esa empresa había que renegar del Supremo imaginarro en
superior se sigue de la-*esis cle que su elaboración ya no se produce nombre del Supremrrred.Toda renuncia eftcaz significaba un sobre-
Lrajo la ley de Ia proyección religiosa sino que procede más bien del pasamiento de 1o «existente» en dirección aI exceso liberaclor. Éste
reconocimiento de 1a esencia productiva del ser humano. El profeta es eI sentido de la «pasión por 1o real» (ysassion tlu réet) que segírn una
del cuarto anillo postuló un munclo en el que todos los seres hu- clarividente observación de Alain Badiou ceructerizí el siglo xxrr'+.
manos se convertirían en libres productores de sus destinos, de los El movimiento por el que el ser humano fijado en lo bajo había de
individuales no menos que de los comunes. alcanzarse a sí mismo como ser humano potencialmente más alto,
Precisamente esa demanda fue la que por principio hubo de se llamó «revolución» en el lenguaje de los celosos del ser humano,
quedar como irrealizable en los círculos cle influencia de las religio- Pero dado que la revolución representaba la traducción de la reve-
nes hasta entonces existentes, dado que en ellas siempre había clases lación a la praús política, compartió con ésta el riesgo del atropello.
de seres humanos,los llamados dominadores, que impedían la libre En medio del experimento cle la creación de riqueza, también ella
autoproducción y autoapropiación a |a gran mayoría del resto de los quiso, sin tener en cuenta la madurez de las circunstancias ni la ex-
seres humanos, los llamados oprimidos y explotados. Irónicamente, perimentación de los medios, forzx resultados que ya no pudieran
también los eclesiásticos de las tres religiones del aniIlo, sobre todo ser sobrepasados por coyunturas posteriores del curso del mundo.
el alto clero fuertemente feudalizado del cristianismo, pertenecían El resto de la historia es conocido.Tias éxitos de conversiones al
a las clases opresoras, de modo que de ellos no podía esperarse ayu- comienzo, en el curso de pocas generaciones el cuarto anillo graqjeó
da inmediata alguna para el propósito de la emancipación general. a su portador entre los seres humanos una repulsión casi absoluta
¿No fue precisamente Por eso Por lo que la reforma evangélica sin que, para compensarlo, pudiera hacerse grato e Dios. Ei carácter
se

sublevó contra la arrogancia dorninadora de 1a Iglesia romana? ¿No odicso de lo que sucedió bajo el nombre de comunismo se paten-
vio rodavía a mitad del siglo xx el teólogo Martin Dibelius motivos rizó al máximo para el juicio humano normal;y si ocasionalmente
para design:r- ell- Iglesia como «guardaespaldas del despotismo y el se sigue ropando uno con la opinión de que la atrocidad del otro

t46 t47
lado superó la atrocidad del comunismo es sobre todo porque en más que posiblemente con'ello no se ha conseguido un resultado
los círculos correspondientes se resiste a la exigencia de ponerse al final vinculante para siempre. Pero el resultado provisional ya es de
corriente de los hechos:con más de cien nillones de vidas extingr-ri- por sí significativo. En cuanto se acepta su validez, a la sombra de los
das,la contribución en aniquilamiento de seres httmanos del sistema excesos puede volver a accionarse la aguja que señala el rumbo hacie
comunista es varias veces mayor que la del nazismo, al que compren- cualquier posible futuro que resulte vivible:el aprendizaje civiiizador
siblemente se ha otorgado el título del mal absoluto. Se impone la de una existencia de todos los seres humanos en el horizonte de la
cuesrión de si no tendría que haberse inscrito ya hace tietnpo un constricción universalmente válida a compartir un único planetar"5.
mal coabsoluto en la conciencia general. Dado que el rechazo de los principios, métodos y resultados co-
Para la mayoría de los contemporáneos permaneció oscuro hasta n:.nnistas ha alc¿nzado un alto grado de generalidad -excluidos ca-
qué punto en los dramas soviético y chino se representó una parodia sos de fanatismo maligno-, la atención de los miembros del jurado
de la historia de la religión tras la ceslrra en el Sinaí. Está claro que puede dirigirse de nuevo al proyecto civilizatorio, abandonado a
fueron los ideólogos de la humanidad del siglo xx quienes siguie- causa de las tropelías totalitarias. A la vez se hace evidente cuán-
ron a 1o grande la proclama de Moisés: «Mate cada uno incluso al to incrementa el malestar en la civilización la relativa lentitud y la
hermano, amigo y projimo». Hubo que esperar al monohumanismo aparente trivialidad del diseño secular de mundo. Por eso adquieren
para experimentareómo brotal¡an las híbridas semillas del mono* nueva clientela las"religiones convencionales. No pocos cie los de
teísmo. La lección del inaudito episodio no tendría que olvidarse ayer en ascerso constatan incluso con satisfacción que han pasado
fácilmente: si ya es precario que seres humanos se entusiasmen con los riempos en los que se pensaba que la crítica de la religión era
el Dios que aunque sea para su propio bien les exige demasiado, es el presupuesto de toda crítica. Disfrutan dei estado de ánimo en el
completamente imposible convertir seres humanos en ceiosos del que el abandono de la crítica de la religión parece anunciar el finil
ser humano más allá de ínstantes histéricos; y desde luego no con de toda critica.
los métodos con los que querían alcanzar sus metas los comunistas Aquí se hace necesaria una distinción delicada. Si desde cierro
rLlsos y chinos. punto de üsta las religiones históricas han vuelto a garlar repuración,
Con esto volvemos por segundevez a la versión original de la es por dos r¡rotivos completamente diferentes, cuya legitimidad al-
parábola del anillo y esta vez, todo no es ilusión, para quedarnos canza eÍL cada caso profundidades considerables aunque ambos mo-
definitivamente en su literalidad. En la situación postcomllnista 1os tivos se excluyan mutuamente (no quiero decidir si eventualmenre o
seres humanos comenzaron a comprender que no pueden menos de para siempre). Para el primer grupo de interesados tanto la religión
cooperar como jurado en la evaluación de las religiones universales tradicional como Ia nuevamente sintetizada vuelve I ser y sigr-re
y sus derivados políticos.A la vista de la catástrofe del comunismo siendo lo que siempre fue:un medio de autosolicitud y de parrici-
se impone una sentencia, pero el dictamen sobre los celosos de la
l
pación en una vida más general o superior (dicho funcionalmente:
humanidad -como ya la revelación y la revolución- correrá inevi- ; un programa de estabiliza.ciín del sistema de inmunidad personal o
tablemente el riesgo de resultar prematuro. El fallo de los miembros .i
colectivo-regional con medios simbólicos). Para el segundo grlrpo
la religión sigue siendo la guardiana de las provocaciones morales
1i

deljurado no deja nada que desear en claridad: abroga la revolución, ,l

qúe fue un pato airá.s,y votá por los males menoies llámados Estado ':i
pendientes que quieren perfeccionar a los miembros normales de la
de derecho liberal, democracia y capitalismo. Puede concederse sin t,¡
especie hasta convertirlos en el «ser humano universal»;y aquí habría
,t¡
¡
148 ;i1l 149
,1

I
..Á
que mantener Ia conciencia de que judío, cristiano, musulmán, co- a lafilosofia,la teología y la ciencia de ia religión compromete ante
munista y superhombre ofrecen nombres en parte problemáticos y rodo a la teoría de la cultura. Si es verdad que ios seres humanos en
en parte falsos para el «ser httmano universal» (dejo sin ciesarrollar la el estadio de civilización actual están en la ernbaruzosa situación de
cuestión de si el «ser humano universal» no es a sL1 vez un nombre tener qlre tonlar decisiones definitivas sobre resultados provisional-
problemático o falso pxala.forma de existencia del individuo com- definitivos del aprendizaje histórico -incluido el short cr¡f a la eter-
petente en la «sociedad mundial»). nidad- qlre se presentan como religiones reveladas, habría al menos
La situación postcomunista contiene oportunidades para ambos que ñcilitar su tarea mediante ayudas para jrzgx que cor respondan
lados:para los pertenecientes al primer grupo porque pueden volver al estado de las cosas.
a preocuparse -sin que les incomoden ya colectivos de proselitismo Una dialéctica malvada se encarga aquí de que facilitar actire
exacerbado- de su integración personal; más técnicamente: de la como clificultar. En cualquier caso uno puede orientarse con el su-
regulación de su economía psicosemántica; para los del segundo puesto inicial de que instrumentos espirituales como la geometría
porque ahora son libres de investigar bajo indicios transformados euclidiana,la lógica aristotélica,los diez mandamientos y ei ayuno
la cuestión de si no hay rodavía un camino no-atropellado de ge- en el mes de ramadán, que han probado su eficacia desde hace ni-
neralización de las potencias humanas de libertad"Thrnbién podría lenios, bien que mal algo definitivo contienen. Como módulos de
formularse-.*l enigma así; ¿ha dejado el comunismo un tesramen- verdad par:n: situaciones lógicas y morales sirrrples esas normas rio
to secreto que quedara por descubrir y abrir por los nacidos con son sobrepasables. En otro sentido sin embargo son sobrepasadas
posterioridad?106 De hecho el problerna que se asocia aquí con el continuamente desde hace tiempo, no por simple derogación, desde
cllarto anillo sigue siendo el menos comprendido de nuestro tiem- luego, sino al modo de la envoltura de lo elemental en patrones rlás
po. I-a producción del «ser humano universal» mediante la política complejos. El desarrollo de geometrías no euclidianas, de lógicas
del atropello ha fracasado, sin duda, pero no por eso su opuesto -la no aristotélicas, de éticas no decalógicas hace patente cle qué nrodo
existencia meramente vital, encogida hasta formar un punto, de los el espacio de aprenclizaje del munclo está abierto por arriba. A esta
seres humanos en las zonas de bienestar desespiritualizadas- resulta serie pertenece asimisrno la dietología no ramaclánica, gracias rr la
en absoluto más aceptable. El nuevo interés por las grandes religio- cual musulmanes en Türquía y otras partes advierten cónro podría
nes se explica ante todo porque tras el autodesmentido de la política impedirse el aumento de peso, casi inevitable en el mes de ayuno,
comunista y socialista dirigida a la humanidad sólo quedan ya a debido a1 copioso festín tras la puesta del sol.
disposición, en principio, los códigos religiosos tradicionales clran-
do se buscan formas más amplias de conciencia-nosotros; al menos
mientras no se disponga de formulaciones transculturalmente con-
vincentes cle una teoría general de 1a cultura.
Anotemos: ei jurado que decide sobre el éxito de las religiones
celantes en el curso de su trabajo se da cuenta alañrcrz:- de hasta
qué punto se carecía de criterios para evaluar los universalismos ex-
"clusivos, están codificados religiosa o secularméhte. Por ello llegó a
ponerse en el orclen del día Lln programa de explicitación que junto

150 151

."ai{
r,I l.
ble I:nicL- , lno I
parte presenta el culto monoteísta de Atón, introducido por el fa- sólo se desarrolla en los ámbitos de la filología, de la episternología
raón Akenatón en el siglo xlv antes de Cristo, como el primer caso y del arte, sino que ante todo involucra en una rivalidad las teologías
de una contrarreligión explícita,para a continuación, por otra, dar de los viejos y de los nuevos, resulta inmediaramente comprensible
la fascinante prueba de cómo a ese prototipo episódico siguió, en que con trn declarado «renacer» se susciten las tensiones crític¿rs más
la forma del rnonoteísmo mosaico, el primer modelo de una con- fuertes, LJn renacimiento así no puede afirmarse más que a costa de
trarreligión que superó el test de la historia; con altos costes Para su las ctrlturas anfitrionas. La idea de un renacimiento de lo antiguo
pueblo, como es sabido. Está en la naturaleza esquiva del objeto que implica la reivindicación del derecho de retorno cle ide¿rs, arres y
las relaciones entre el preludio akenatónico y el acto de Moisés no virtudes desarraigadas y olvidadas; y un derecho así sólo puede ser
puedan dilucidarse del todo. Para aclararlas la ciencia de la cultura reclamado y admitido si las pretensiones de la cultura posrerior de
ha de hacerse valer como arte de la demostración indirecta y operar ser la más completa en cualquier sentido consiguen impugnarse con

a media luz entre historia de efectos, historia de motivos e historia motivos convincentes. Eso sucedió ejemplarmente en Europa clesde
de recuerdos. LIna complicación especial suponen las relaciones cro- el siglo xIv, cuando filólogos, artistas, ingenieros y científicos de la
' nológicas, por cuya causa la identificación especulativa de Sigmund modernidad naciente formaron un frente para asistir en su derecho
Freud de Moisés con un sacerdote de la religión de Atón ya no se de renovación a los saberes y las artes de Grecia frente a las defi-
puede defender sin más. El virtuosismo con el que Assmann cum- ciencias del saber del mundo y de la capacidad arrística del cristia-
ple su tarea ha contribuido no poco a volver a sensibilizar hacia las nismo. De la toma de partido de innumerables doctos y artistas por
cue§liones de teología política a la reflexión contemporáne¿ sobre el derecho de retorno de las ideas anti¡;uas surgió la civilización de
las condiciones de estabilidad de las culturas. la Euiopa moderna, que debe su riqueza ante todo a su disposición
Las respuestas provocadas por el impacto de Assmann hablan un bipolar como cultura doble proveniente de fuenres judeo-crisrianas
lenguaje claro por la alrura cle Ia argumentación y la multiplicidad y heleno-humanísticas.
de las perspectivas. Demuestran nada menos que las ciencias de la En analogía con los acontecimientos que se iniciaron en el siglo
antigüedad están recuperando su pathos político-cultural, que pare- xrv europeo hay que plantearse hoy la cuestión de si se dan Ios pre-
cía perdido tras la decadencia del paradigma humanista de forma- supuestos para una importación de ideas desde una antigüedad aírn
ción y la marginalizaciín de los estudios clásicos después de 1945. más profunda y en qué consisten en caso de que se puedan aplicar
Pero mientras que la disputa cultural europea de nombre «Rena- positivamente. Para ello habría que ponderar en qué medida los mo-
cimiento», que duró desde el siglo xv hasta el siglo xx, se dirimió tivos egipcios han de desempeñar un papel, como con ánimo ético
fundamentalmente en el frente entre el helenismo recurrente y el liberal y vasta erudición sugiere Assmann. Para poder responder a
cristianismo en retroceso, hoy vuelve a hacerse visible un frente esto hay que considerar el concepto de contrarreligión en rodo
más antiguo , a la vez más radical y más enredado, entre Egipto y el su alcance, aún no esclarecido plenamente.Ya en Ia argumentación
judaísmo. de Assmann no sólo sirve para la caracterizaciín ad hoc de aquella
La intervención de Assmann describe y respalda un cambio cesura que apareció en el mundo de los antiguos politeísmos, pri-
de paradigma que lleva a desplazar el acento de un renacimiento mero con la catástrofe-Akenatón, después con el judaísmo mosaico.

154 155

-^,¡t
Representa, más bien, un tipo, de gran influjo histórico, cle reli- de retorno de una cultura de la tolerancia, olvidada y reprimida, cle
giones polémicamente celantes, cuyos efectos hasta hoy desarrollan tipo egipcio (potencialmente también mediterránea e india);con-
una virulencia completamente ambivalente, en parte salutífera, en frontación no sólo en sentido ético sino también a nivel ontológico
parte destructiva. Su evaluación resulta imprescindible a la hora de y cosmológico. Assmann ha propuesto la expresión cosmoteísmo
determinar si existe un auténtico motivo de renacimiento en favor para el complejo virtualmente cepaz de renacimiento (o al nrcnos
de formaciones religiosas mís antiguas que fueron eliminadas por necesitado de recuerdo). Esa expresión designa un proyecto reli-
las conrrarreligiones. gioso de mundo que por sus cualidades internas, sobre todo por el
La mirada se extiende aquí desde la contrarreligión antiegipcia, principio de las múltiples representaciones de lo más alto, impide
anticanaanita y antibabilónica de los judíos hasta la conrrarreligión el surgimiento de unilateralismos fanáticos.
múltiple de los cristianos, en la que se juntaron características rn- Naturalmente que no puede hablarse hoy en modo alguno de un
tirromanas, antihelenas, antijudías y antipaganas. Se dirige ademís renacirniento de los dioses egipcios, ni literal ni metafóricamente;
a la contrarreligión de los musulmanes que reunió en sí motivos además en la imagen del mundo de la Modernidad ya no se dan ios
de protesta sobre todo antipoliteístas aunque asinüsmo parcialmente presupLrestos para la forrna de pensamiento y de experiencia de la
anticristianos y antijudíos.Támbién la Ilustración burguesa del siglo divinidad del cosmos. En suma, en ninguna parte aparece en la agen-
. xvIII, sobre todo las corrientes celantes de la Revolución francesa da un retorno seriamente pensado al estándar politeísta de antiguo
con su culto totalitario a la raz6n y a la virtud, manifestó inequívo- estilo. De 1o que sin duda puede tratarse bajo la referencia Egipto
camente rasgos contrarreligiosos de ánimo anticatólico y antiGudal, es del recuerdo activo de un clima religioso más diáfano, en el que
parcialmente fanático.Además, no hay duda alguna de que el ateísmo los venenos cle la enemistad a cultos alternativos, sobre todo lr,s re-
militante del movimiento comunista exhibió todas las características ligiones iconol¿itricas, no se habían introducido aún en el entorno.
de una contrarreligión celante, basada en el rechazo de la mayor
parte de las tradiciones culturales anteriores. Fue sobre todo la lla- Con buenos motivos podría objetarse que el renacimiento egip-
mada burguesía la que se convirtió en el paganismo del comunismo. tocéntrico de que aquí se habla hace ya tiempo que ha sucedido.Y
Incluso los movimientos fascistas aparecieron episódicamente como es verdad que el renacimiento de la Antigüedad entre los europeos
contrarreligiones nacional-apocalípticas, con el tono dominante de no se contentó con la reincorporación de patrones griegos y rolrta-
un celo antisemita, anticristiano y anticapitalista. Así pues, grandes nos. Casi desde el principio también paradigmas egipcios atrajeron
partes de la historia occidental de la G y del espíritu serían coex- la atención de doctos europeos que desde finales de la Edad Media
tensivas con las campañas de las contrarreligiones, cuyo estandarte querían aprender una segunda lengua para la demanda metafisica.
sLrprapartidista puede encontrarse en cada caso en el vínculo -ge- Str fascinación por la cultura del Nilo alcanzó un grado tan alto que
nerador de intolerancia- entre beligerancia y pretensión de verdad. cualquier historia de la cultura de la Modernidad que no incluyera
El problema que, siguiendo la línea propuesta por Assmann, es- con el debido pormenor el universo de los jeroglifofiios, de los egip-
bozo aquí bajo el lema de un renacimienro orienrado a Egipto tósofos y de los faraonómanos habría resultado incornpleta. Sobre
puede considerarse suficientemente aclarado para una compren- todo la ilustración masónica recurrió preferentemente al inventario
sión provisoria. Implica una contraposición cultural entre las cultu- egipcio para satisfacer su necesidad de símbolos con que revestir una
ras de la intolerancia de Oriente Próximo y de Europa y el derecho religión postcristiana de la raz6n y la tolerancialo8. Lo decisivo en

156 157
estas reanimaciones no fue la decoración exótica sino la perspectiva lógica fundamental se unió en Nietzsche un Proyecto psicohigié-
de un paradigma viejo-nuevo de verdad que minaba los fundamen- nico fuerte dedicado al desmontaje del resentimiento productor de
metafisica. A é1 pertenece la deconstrucción del furor del más
tos de un ñnatisrno religioso de crrño exclusivo-monoteíste. allá
Irónicamente,la suma del renacimiento liberal y cosmófilo no y de toda for-a de ultramundanismo que se paga con la traición
a esta vida. En este propósito invirtió el autor sus mejores
está escrita en el lenguaje del egipticismo sino del helenismo. Fue energías
Friedrich Nietzsche quien con su poema didáctico Así habló Zara- crítico-civilizatorias, que quisieron verificar el enunciado: el filósofo
tu s tra, 7 883-1 885, extraj o las consecuencias fi losófi co-religiosas de la
es el médico de la cultura.
critica moderna a la intolerancia. No sólo resumió en esa obra -que L¡ cúdcade Nietzsche al resentimiento se basa en un argulnento
él rnismo calificó como una especie de «quinto'evangelio'»10e- una que hace uso de la ilustración psicológica respecto de desplazamren-
corriente de la historia europea de las ideas que recientemente se ás afectiros. El diagnosricador cree poder demostrar en todas las
ha llamado el «renacimiento de Zoroastro»l10, sino que proporcionó formas de celo metafisico-religioso un impuiso criptosuicida hacia
además el primer ejemplo de una contra-contrarreligión plenamen- un mundo más allá en ei que comprensiblemente tendrán éxito
te formulada. Con ella comienzale era del contracelo ilustrado, que sobre rodo aquellos que fracasen en el de a.cá.De este modo,
por su
como mejor se caracteriza es como postcelo. Su artículo de fe cen- lado vital y energético el celo queda determinado como un síntoma
tral es la superación del esquematismo binario o dualista, que como patológico. C,,ando la mirada se dirige hacia arriba en nraligna
fij.:-
se dijo antes encierra en sí las premisas lógicas de todo fanatismo de dar curso a las
ción al-más allá, el nihilismo -es decir,la compurlsión a
tendencia monoteísta. La elección de l¿ figura de Zaratustre como desvalorizaciones- se inr.pone tras la máscara del idealismo religioso.
papel hablado para una cultura postmonoreísta de la sabiduría ex- Entonces el nombre de Dios se manifiesta como Pretexto
de un
presa la reflexión de Nietzsche de que el primer duaüsta está más deseo de extinción que se transmite de dentro afuera-
En el inteuto
cualificado que todos los demás para exponer el punto de vista de liberarse de sí misma, el ahrra enferma quiere impedir también
postdualista: quien se equivoca primero es quien más tiempo tiene que sobreviva el mundo dado-
para corregirse. Desde esre rrasfondo hay que hacer una diferenciación diagnós-
Por eso a los ojos de Nietzsche estaba menos presente la dife- ticamente importante en las religiones monoteístas: depende mucho
rencia mosaica que la zaratústrica: en otro caso tendría que haber y
de si uno ha de habérselas con las formas convencionales' suaves
titulado su liberador manifiesto contra-contrarreligioso «Así habló crónicas de enfermedad de mundo que se encarnan en Iglesias
po-
pulares conviviales y se soportan con las alegrías de la longevidad
Moisés». Además el nuevo Zaratustra había de hablar también por e

irrcluso con Lrn cierto secularismo (como sucede desde antisuo


un nuevo Moisés. Nietzsche delineó por boca del gran persa -al que en
antes se consideraba un contemporáneo del líderjudío- un progra- el catolicismo italiano popular), o de si se toPa con rnanifestaciones
ma terapéutico-cultural que habría de poner fin al mal uso metafi- agudas cuyos sujetos quieren fotzar en breve una última
decisión por
sico de los números uno y dos. En forma elaborada,la intervención .Ibi.r, y át -at a[á (en este caso y Por lo que resPecta al mundo de
de Nietzsche contra la metafisica clásica y la ideología del Uno do- hoy hay que recordar sobre todo las hiperactivas sectas Protestantes
minante hubiera deparado una crítica de Ia razón perspectivista de »oo-rary en Estados unidos y sus socios en el pensamiento islá-
ánimo pluralista; dejó apenas bosquejados algunos capítulos de ella mico cle final de los tiempos pópcultúralmente azozado). En estos
bajo el título experimental de La voluntad de poder.A.la clarificación últimos casos }a metafisica sosegada del recuerdo se transforllla en

158 159
una orden de alistamiento en Ia guerra santa. En lugar de la alta de cólera canalizado religiosamente en apariencia. En principio, el
meditación aflora el amargo activismo y en vez de la paciencia reli- manido cliálogo de las religiones no puede ejercer prírcticanrente
giosa con las imperfecciones del yo y de ros otros aparece er cero
en influjo alguno en tales energías. Los diálogos interreligiosos sólo
escenarios mesiánicos y apocalípticos. podrían ser fructíferos si en su séquito toda religión organizada se
Desde el punto de vista de Nietzsche tales dramatizaciones no diera la vuelta ante la puerta apocalíptica de su propia casa. En tal
son más que pretextos grandilocuentes inventados por la mórbida ocasión los moderados observarán que en cada caso sus celosos y
impaciencia de romper con la realidad tan pronto como sea po_ sus luchadores postriméricos son por regla general activistas sólo
sible. Acrúan como aceleradores de incendios en el fuego suicida.
someranente instruidos en quienes la ira, el resentimiento, la ambi-
Los guiones apocalípticos pera los últimos días de la humanidad ción y Ia búsqueda de motivos de indignación anteceden a la fb. El
muestran con toda claridad cómo se entrelazan dinámicas suicidas código religioso sirve exclusivamente para la textualización de una
y dinámicas asesinas de mundo. En ellos el secundum non clatrn se tensión iracunda existencial socialmente condicionada que pugna
desarrolla teatralmentelll. euien ha entrado en el túnel apocalíptico
por desahogarse. Con palabras religiosas de advertencia sólo en con-
pierde el horizonte y con él a la vez elsentimiento de partrcipación tadísimos casos podrá aminorarse esa tensión.
en un entorno configurable. En grados tan altos de alienación como Lo que parecíe una nueva cuestión religiosa es en verdad la repe-
ésos no queda ya rastro alguno de responsabilidad con lo exisi,::i;:.1
tición de la cuestión social al nivel de una biopolítica global. A ella
A partir de ahí sólo cuenra la hipnosis con la que los activos se pre- no puede uno aproximarse ni con una religión mejor ni con los me-
paran para el ocaso en la oscuridad sagrada.A la vista de esas cons- jores propósitos; esto tendrían que saberlo los europeos que recuer-
tricciones monomíricas, la divisa de Zaratustra resulta plenarnente den los disturbios políticos no pocas veces ataviados mesiánicamente
actual- La advertencia de pernlanecer fiel a la. tierra y .r¡oir. al retiro
del siglo xrx y comienzos del xx. Los instrumentos válidos hoy son
a los narradores de cuentos del más allá suena más tempestiva
a co- la ilustración demográfica112 -como crítica de la sobreproducción
mienzos de un siglo xxr agitado por la renovación religiosa que a de seres humanos, tanto de la ingenua como de la estratégict- y
finales del xrx.
una política de desarrollo actualizada que exporte el saber sobre la
Y si las observaciones de Nietzsche se aplican al rebaño actual de generación y la repartición de la riqueza también a naciones cerra-
conminadores queda claro asimismo que sus instrumentos diagnós- das hasta ahora por la pobreza, el resentimiento y las maquinaciones
ticos, por muy válidos que sean para el análisis histórico, sólo captan
de élites perversas. Los monoteísmos no entienden nada de ambas
una pequeña parte de los fenómenos. ciertamence, bajo el furor de
cosas, al contrario son sospechosos de contraproductividad tanto en
los celosos crisrianos, judíos y musurmanes del fin cre ros tiempos
un frente como en otro.
de nuestros días se esconde también un cansancio de muncro y de
En tal situación las religiones razonables, en el estadio de postcelo
vida religiosamente velado.Así como entre criminales desesperados
que haya alcanz¡do cada una, han de buscar laalianza con la civiUza-
se da el esquema-final-de-juego suicíde by cop,para alguno, tu.ha-
ción secular y sus consecuciones teóricas en el campo de las ciencias
dores del fin de ios tiempos podría varer er morde ,riiri,r, by Anti-
de la cultura. Sólo de esa alianza se sacarán las fuerzas cuya instaura-
chríst.La gran mayoría de los muchos millones que hoy .rp.ro., ,
ción y clarificación son necesarias para neutralizar a los directores de
la cola la entrada en el último túner no muestran sin embargo los escena apocalíptiios. Para ello hay que crear terminales simbólicos
síntomas de la morbidez presuicida sino los de un estancarniento
que proporcionen a toclos los actores de las campañas uronoteíst¿rs

160 161
Ia sensación de haber alcanzado una victoría- sólo no-perdedores Notas
pueden atravesar la terminal de llegada de la historia prra
buscarse
después un papel en el rnundo sincronizado. sólo ellos
estarán en
disposición de asumir la responsabilidad de tareas que únicamente
pueden llevarse a cabo mediante grandes coaliciones.
Globalización significa qne Ias culturas se civilizan mutuamenre.
ElJuicio Final desemboca en er trabajo diario. La revelación se con- I
Jacques Derrida, Marx' Cesltettsfer, Suhrkamp, Fráncfort ciel Meno 1995
vierte en informe sobre el medio ambiente y en protocolo sobre
la fEsp«tros de Marx,Trotta, Madrid 2003].
sittración de los derechos humanos. con ello ..to.oo a,l leitntotív 2
Ibícl., píg. 87.
de
estas reflexiones, que se funda en el ethos de I¿ 3
ciencia General de la Derrida repite su tesis de la guerra de las religiones monoteístas en el tliálogo
Cultura. Lo repito como un credo y le deseo fuerzapara propagarse con Lieven De Cauter, del 19 de febrero del 2004, bajo el título Ptrrrr une justitc i
con lenguas de fuego: sólo quecra abierto el caminolivilizatorio. renír,en el que bosqueja los perñles de un mesianismo formalizado o no religioso.
a
Heiner Mühlmann, «Die Ókononriemaschine, , en 5 Codcs. Architeletur, Prt-
ranoia utd Risíko in Zeiten des Terrors, Gerd de Bruyn (ed.), Igmade, Basilea,
Boston y Berlín 2006, pág. 22T.Eventttalmente podría precisarse elsa tesis irrtrr-
ducieudo en lugar de «generación» la expresión nfase de aprendizajede u¡ra vidr
individual de duración mediar; de ahí se seguiría, en dirnensión retrospectiv;r,
la exigencia de cooperación con el saber de antepasados flue uno mismo no
llegó a conocer (es decir, por regla general, a partir de los bisabuelos) y, pros-
pectivamente, de cooperación con descendientes que ya no se Ilegará a conocer
(comenzando con los bisnietos).
5
A los creacionistas se debe la sorprendente idea de que en torno .11 año 4000
a. C. Dios creó el mundo de tal modo que parece infinitamente más viejo de lo
que es (teorema de la ilusión de la edad). Los costes espirituales de esa réplica al
reto evolucionista son altos;por ella Dios se convierte en elgenius tnalignus,qlle y¡
en la creación no olvidó nada para despistar un día a los evolucionistas.
6 Heiner Mühlmann, Die Natur iler Kuburen.. En.twurf eíner leulturgenetisclrcn

Tlrcoric,Yiena y NuevaYork 1996.


7
Rndolf Otto , Das Hcílíge. Übcr das lrrationale in der Idee dcs Ctjttlíchcn mtil sein
Verhiltnis zum Rationalen,Múnich t98z (original de 1917),págs.13-28 ÍLo santo. I-o
irracional y lo irracíonal en la ídea de Díos,Alianza Editorial, Madrid 2005].
8
Cfr. para ello, Peter Sloterdijk, Esferas tt. Clobos. Mauosferología, Siruela, Ma-
drid 2004, cap.2, «Recuerclos-receptáculo. Sobre el fundamento de le soiidaridad
en la fornr¿ inclusiva», pigs. 173-218; y cep. 3, «Arcas, murallas de ciudad, fronteras
de mundo, sistemas de inmunidad. Para una ontología del espacio cercado», págs.
219-282; ¡sí como Esferas III. Espumas. Esferología plural,Siuela. Madrid 2A06, cap.
3, «Impulso hacia arriba y mimo. Para una crítica del humor puro», págs.511-ss.
eYéase infra,págs. 1 14-1 15 y 1 43-145.

162 163
'0 Cfr. Peter Sloterdijk, Esferas IL Globos. Mauosferología, cap.7, nCónro a través 2r'
Peter Sloterdijk, Zorn und Zeít, o. c.,págs. 96-s.
del rnedio puro el centro de las esferas actí¡a en la lejanía. para una nretafisica de
Heiner Mühlmann,Jesus iiberlistet Danuin, o. c. Por lo demás, hay qtte iusistir
?7
la telecomunicación», págs. 58I-682, 66a.
en que el modelo de l¡ doctrina del ocordero de Dios» no es el casi-sacrificio de
11
cfr. Peter Sloterdijk, Nuigkeitcn iiber ilen willen zum clauben. Notíz iiber Isaac por Abrahanr, sino Ia monstruosa reinterpretación del ritual de sacrificio c'lel
Desiikularísatioz, Bochum, 10 de febrero de 2007.
Pessach.
12
Martin Mosebach, H¿iresie der Fo¡mlosigkeít. Díe rdmische Lítrngie und ilu Feind, 28
La exposición más soberana del romanismo católico se encuentra etr el rprrs
nueva edición ampliada, Múnich 2007,pág.ZS.
flag,xt,m de Hans Küng, Dns Christentum,Múnich 1994 lEl cristiaLlsr¡o,Trott¡, Ma-
r3
sobre el misreailíng cristiano de fuentes judías,sobre todo en el caso cle san ctrid I997] en el tercer aprrtado de la parte histórica, que, como un libro dentro
Pablo y del Evangelio de sanJuan, cfr. Harold Bloom,rlesas andJalnued.Tlte Nantes
del libro, bajo el título «El paradigma católico-romano cle la Edad Media» (págs.
D iuine, NuevaYork 2005. 336-601), desarrolla sobre todo la «romanización a expensas de Ia catolicidad,
la
Thomas Mano,Joseph und scine Biider. Die ceschichten mediante características tales como centralización, juridización, politización, rni-
Jaakobs. Der junge
Joseph, Fráncfort del Meno 1983, pág. 316 [José y sus hennanos. Historia dc Jacob,vol. Iitarización, clericalización.
1, Labor, Barcelona 1977]. 2e
Ivan lllich, In den Fliissen nórdlích der Zukunft. lttzte Cespriichc iiber Religion
ls Ibíd., pág. 317.
und Cesellschaft mit David Caley,Miních 2006.
'6 lbíd., pág.319. 30
Sobre todo en el amplio mea culpa del 12 de marzo del 2000.
r7
Ibíd., pág. 318. 31
t8 Ibíd., pág.
Maximilien Robespierre, Rnpport sw les ídées relígieuses et morales,T-v-7794.
316. 12
Louis Scutenaire, Mes insaiptions,París 1945.
te
Cfr. Harold Bloom,Jcsus and Jahueh, o. c. 13Así I. S. Hussarn, Tlrc
m Para la Qur'an and Modernism. Beyond Scicnce and Philosophy,
reactualización de la psicología thymótica,cfr. peter sroterdijk, Zorn Lahore 2000, págs. 1-s. «The Qur'an:An Inmaculate Conception».
unil Zeít. Politisch-psychologiscl.rervr:rntch,Fráncfort clel Meno 2006
llra y tictttpo. ra
Fleiner Miihlnrann,Jesus iiberlistet Darwín, o. c.
Ensayo psicopolítím, Simela, Madrid 2010]. 3s
De acuerdo con el esquema narrativo histórico-eclesial: eeelesia oprcssa, crclc-
21
cfr. Niklas Luhmann, Die Religion der ceselkchaft,André Kieserling (ect.), sia militans, ecclesia triltmpltar-s -de la Iglesia oprimida a la militante, de l¡ núlitanre
Fráncfort del Meno 2002,págs. 152-s.
a la rriunfante-, con el que se resurnió el desrino político clel cristianisnlo entre
22
Sobre «heteroegipricismo», cfr. peter Sloterdljk, Derrída, ttn égyptien,parís
la muerte de Cristo y el giro constantiniano.
2OO5 lDenida, un cgípcio,Anlorrorru Editores, Madrid 2007]. 36
Christian Delacampagne, klam et Oecídent. /es raisons d'un corflit, París 2003,
2r Gottfried schramm, en su reflexión Fünfwegscheiden derweltgescltichte,Go- pág.27.
tinga 2004, págs.28-30, pone de rclieve este extremo para explicar el acceso de y Zívicl't
'17 Hans Küng, Dcr klam. Geschicltte, Cegenwart, ZukunJt, Míurich
grupos innovadores a nuevas intelecciones fundamentales, espontáneamente
se- 2006, pág. 152lEl Islan,Trona,Madrid 20061.
guidas; aunque este fenómeno sólo está configurado co., suficiente clariclad 38
en el Régis Debray, Einfíihrung in die Mediologie, Berna, Stuttgart y Viena 2003,
cristianismo primitivo, en Ia Reforma del siglo xv¡ y en Ia Revolución americana
pá9. e8.
del siglo xvr¡¡, mientras que el mosaísnro originario pued.e citarse precisamente $ E E. Peters, T'he Monotlrcísts.Jews, Christians, and Muslims in ConJliet and Conr
como contraejemplo.
2a
petitiotr,vol. l, The Peoples of Cod, Princeton y Oxford, pág. 161.
Sobre el estrés memoactivo, generado ritualmente, como vehículo de in- ao
París 1997, Stuttgart 2000.
culturación de contenidos de aprendizaje específicamenre culturales, cfr. Heiner al Extractos de la «Carta a Bin Laden y al-Zawahiri»,en Al Quaida.Tbxtc tlcs
Mühlmann,Jes u s üb erlis te t Darwi n,y íena y Nueva york 2007.
25
Tbnors,GllTes Kepel yJean-Pierre Milelli
(eds.), Múnich 2006, pá9. a59.
cfr. Manhias Albani, Der eine Gott rnd díe himmlischen Heerscharen. Zur Be- a2 Frangois-René de Chateaubriand, It
génie ilu chrktianism¿, París 1802 [El
griindung des Monotheismus bei Deulerojesaja im Horizont ilerAstralisíenmg
des Gottes- genio del crístianismo,El buey mudo, Madrid 2010].
versfin¿hrisses in Alten oient,Leipzig 2oo0; así como André Lemai re, Naissance ilu a3
Cfr. Dean Hamer, Das Gottes-Cen.Wantm uns der Glaube int Blut liegt,Mlú-
monothéisme. Point de vue tl'un historien,parís 2003. nich 2006, cap. 10: «Die DNA des jüdischenVolkes», págs.2O7-224.

]
I
164 165
t
I
,'
{
44lbíd., pág.222. 63
Efraim Karsh, Imperialismtts ín Namen Allahs.von Muhatrunad ltís osnma Bin
as Laden,ly'rítrljcb 2007.
Leo Baeck, DasWesen des Jutlentums, 9." ed.,'Wiesbaden 1991, pig.290. óaJe:rn-Jacques Rousseau, von cesellscluftsuertrag,Ftánfort del Meno y Leipzig
t¿ lbíd.,píg.279.
47
Ibíd., págs.294-s. 1,996,pág. 176 lDel contrato socíal,l¡lítnza Editorial' Madrid 1998]'
aB
6s ljn símbolo posterior cle Ia beatería triunfante fue la destrucción por la
Nicolás Gómez Dávila,Das Leben ist díe Cuillotine derWahrheiten.Ausgewiihlte
sido
Sprengsiitze,Martin Mosebach (ed.), Fráncfort del Meno 2A06, pág. 28. artillcría navai del sultán el año 1580 del observatorio de Estanrbul, que había
ae
Leo Baeck, DasWescn ilesJudenhnns,o. c.,pág.264. construido en 7577 a impulsos del matemático y astrónomo Tekiiyiddin Etencii'
ilvc
s0
Schalom Ben-Chorin, Pa ull;.s: derWlkerapostel in jiidischrr Sic/rr, Múni ch 1997 .
66
Bernarcl Lervis, Der (Jtúergang des Morgenlanilcs.Wannn die islamiseheWclt
2002,pigs.230-23t;algo similar se dice en pirg.
sr E1 pasaje pasa por ser
la primera aparición (ca. 775 d. C.) de ia expresión vormacht uerlor,Bergisch Gladbach
37. Lewis decluce el camino turco a la modernidad de las resPuestas
constrlrctivas
cltrístianismós, acuñadapor analogía con el judaísmds más antiguo.
s2
Alfrecl N.'Whitehead, Wie enfsteht Relígion?, Fráncfort del Meno 1985, páe. de Atatrrrk a la segunda Pregunta.

58. Esta frase contiene un eco de la tesis de Rousseau (El contrato social,libro 4, cap.
67
Citado por David Cook, Confentporary MuslimApocalyptic Litcrattre, Siracusa
B): «El cristianismo predica sólo servilismo y sometimiento. Su espíritu favorece 2005, pá9.210.
.,. sa1ryed Abul A'le Maududi, Als Muslint leácn, Karlsruhe 1995, páes. 268-s-
la tiranía demasiado, tanto que ést¡ no debería intent;rr siempre sacar provecho
6e
Gunnar Heinsohn, Siihne untl Weltmacht.Tbrror im AuJstie.g utd Fall du Nttio-
de eilo».
s3 l-ogik des Augustínns von Hippo: De diuersis quaestionibus acl Sint-
Schrecleens. trcrt,4.^ ed., Zúrrich 2006.

pliciarurnl 1,2. Die Cnadcnlehre uon 397,latín-alemán, Kurt Flasch (ed.), Maguncia
70
Olivier Roy, Dcr isfanisehe Weg nach Westen, o' c', pígp' 1'67 -'t73'
7r
Gilles I{epel, Fifna: I-a guerre au coeuf de l'Islam,P¡ris 2ü0+; alenán: Dic nutctt
1990.
sa
Peter Sloterdijk, En el mwtilo intcrior dcl apilal. Para ufia tcoríaflosófca de la Krettzziige . Díe arabischeWclt und díc ZukunJ des Westens,Mírnich 2004'
(jeíst, Claultc
72 respecto: Detlev B. Linke,Religion a/s Risi/¿o
Posturas críticas a1
,globalizacíón,Siruela, Madrid 2002. Hamer, Das Cottes-Cel,'
s5 trnil Cchírn,Reinbeck, Flamburgo 2003; así como Dean
Florst Gründer, Weheroberung und Chrístentum. Eín Handbt.¡ch zur Ceschídtf.e
der Neuzeit, Gütersloh 1992. wantm r*» iler claube im Bh.tt /ie3l, Múnich 2006;Andrew Newberg, Det gedadrtc
s6 Ernst Benz, Beschreíbung des Clnistenttmts. Eine historisehe Phiinomen.ologie, Cott.Wíe Glaube int Cehírn entsteht,Múnich 2003; Heiner Miihhnann,,lestts iibcr-
Mírnich 1975, págs. 29 y 302. listet Darutin, o. c,

57
73
Erik Peterson, TheologischeTialetate, Múnich 1951'
Leo Baeck , Das Wesen des Judentu*s, ti. c., pig, 266. También: «La euténrica
lristoria universal es la historia del bien», lbíd.,pág.261.
7a
Cfr. Niklas Lnhmann, Die Religion der Cesellschal o' c',pág' 160'
58 Harold Bloom, The American Reli.qion:The Emergence oJ the Post-Christian
?s
[Jn ejemplo tardío de simbolismo monoteísta lo ofrecieron los 46 diputados
«conservadores» del Parlamento polaco que en diciembre de 2006 elevaron
la
Nat ion,NuevaYork 1992, pág. 184.
se propuesta de proclamar a Cristo rey de Polonia'
Cfr. Olivier Roy, Der islauischeWeg naehWesten. Globalisierung, Enttnuzebtng
io Gotthold Ephraim Lessing, Nathan tlerWeíse, escena 3, entrada 7 lNatán cl
und Radikalísierung, Múnich 2006, pág. 327: «El fundamentalismo es un medio de
re-universalización de una religión, se trate del islam o del cristianismo, que en SaÚío, Anthropos, Barcelona 2008]'
77 Karllreinz Deschner, Opus tlíaboli. Fünfzehn unuersohnliche Essq's iil¡er dic
Ios írltimos tiempos se han identificado muy intensamente con Lrn¿ determinada
cultura». Arbcit im Weinberg des Herrn,Reinbeck, Hamburgo 200l,pig' 173'
60Annemarie Schimmel, Die Religion des Islam. Eíne Einfíihntng, Stuttgart 1990, 78 pero, como se ha dicho, no se puede deducir
Primariemente el celo por la
causa cle Dios de fuentes psicodinámicas, Por ejemplo del aprenio a
conseguir
págs. 14-s.
6r Selyed Hossein Nasr, atención de un padre muy ocupado, que se desarrolla facilmente etltre los c{enr:r-
«The Spiritual Significance ofJihad», en S. H. Nasr
(ed.), Tiadítíonal Islam in the ModernWorlil,Londres 7987. siacloshijos de farnilias numerosas. En última instancia la disposición fanática sólo
62
Marshall G. S.Hodgson,TheWnture of Islam. Conscience and History in al4/orld puede comprenderse desde la matriz del suprematismo subjetivo que fotnenta
Ciuilisation,vols- I-tII, Chicago 1974. por sí nlsmo el incremento del servicio hasta convertirse ell servicio extrenlo'

r66 767
ie Estaconstatación contradice tajantemente los intentos de filósofos y teólo- en h vi,la, relaciones recíprocas». K¡rI Marx y Friedrich Engels, l4anilicsto dcl
strs
gos cetólicos de demostrar, contra Pascal, la identidad del Dios de los filósofos con Partído Comturlsfa, parte I.
el Dios deAbraham, Isaac yJacob. Cfr. Robert Spaemann, Da wsterbliche Gerücht.
e3
La equiparación más decidida cle texto sagrado y poesía se encuentra en los
Díe Frage nach Gott und dieTiiuscltung tler Modcrne, Stuttgart 2007, págs. 13-s. escritos del crítico literario americano Harold Bloom, que cornpara ranquila-
m
De ahí la obsesión de los teólogos desde Filón de Alejandría hasta san Agus- mente al Dios de los yahvistas con el rey Lear y a Jesús con Hanilet. Cfr' tanrbién
tín con Éxodo 3, 14, mientras qr¡e Ia üteratura rabínica temprana no manifiesta Odo Marquard, Abschíetl vom Prinzipiellen. Phílosophische Studiett, Stuttgart 1981,
interés algnno por el ehyed ashcr chyed. Cfr. Harold Bloom,Jesus andJahwed, o. c., pí15,.127-t32.
pags. /J-s.
ea
Der Merídían. Reile anliisslích derVerleihung des Büchncr-Prciscs. Darmstadt,22.
-81 Kurt Flasch, Meister Eckhart -Wrsuch, íhm aus dem mystisehen Strom zu retten, Oktober 1960,en CesatnmelteWerl<e,vol.3, Fráncfort del Meno 1992,pág' 198'
en Peter Koslowski (ed.), Gnosis unil Mystik ín der Cesehichte der Philosophie. Darm-
es
Álrcsrcs Systemprograntm tles deutschen lilealismus,en Georg'Wilhelm Friedrich
stadt 1988, págs.94-ss.:idem, Meistet Eclehaú.Díe Geburt der «Deutschen Mystik» aus Hegel,We*e ín 20 Biinden,voll:Friihe &hriften,Ftáncfort del Meno 1971,píg.236.
,6 Ibíd.
dem Ceist der arabischen Philosophic,Múnich 2006.
8z
Dante, Monarchia l,14 fMonarquía,Tecnos, Madrid 1992]. cfr. Niklas Luhmann, «Grundwerre als Zivilreligion», en Heinz Kleger y
e?

83
En esta matriz son posibles seis mensajes: alegraos, pues Dios se ha hecho Alois Müller (ecls.), Rel]gr,.on des Bi.irgers. Ziuilreligion in Ameika Ltn¿l Et'tropa, Müns-
hombre; Dios se ha hecho libro; el hombre se ha hecho Dios; el hombre se ha ter 2004, págp. 175-195.
hecho libro; el libro se ha hecho Dios; el übro se ha hecho hombre. Es de esperar e8
CÉ.Jan Assmann, Dle Mosaische lJnterscheídung oiler Der Preis des Monotlrcis-
que se creen evangelios alternadvos desde este campo, sobre todo teniendo en nrs, Múnich/Viena 2003.
cuehta que la palabra «libro» puede sustituirse por ia iralabra «rníquina».
ee
Frangois-René de Chateaubria¡rd, Gars, ¡les Citriitentums oder Scliinlrciten du
8a
Para refrescar le memoria: «Lo que es»: «Es abstrrdo,/ dicela ru6n/ Es lo que christlíchen Religion, o. c., pá9. 7 15.
es/ dice el amor». En Erich Friecl, «^Es ist uas es ist». Liebesgedichte, Angstgeilichte, rooTárnbién la religión civil de la Revolución francesa, por cierto, quiso asegu-

Zorngedichte,Berlín 1 996. rarse el dominio de los ánimos de las generaciones siguientes. Saint-Just estableció
8s
Martin Heidegger, Idenfitil und Dfferenz, 5.' ed., Pfullingen 1976, pág.64 en sus borradores Para las instituciones rePublicanx: «Los niños pertenecen hasta

fldentidad y díferencia, Anthropos, Barcelona 1988]. los cinco años a sus madres y después a la República hasta su nluerte». Citado por
86Véase supra,pig.14. Friedrich Sieburg, Robespíerre,Stuttgart 1958, pág. 221.
sTViktor yViktoriaTiimondi, Kríeg der Religionen. Politíle, Claube ntdTbrror im 1,), GeorgW'ilhelm Friedrich Hegel, Entwütfe über Relígíon und Ltebe' 1797-

Zeichen der Apokalypse. Múnich 2006. 1798, en Wcrkc in 20 Bánden,vol. I, o. e.,pág-243.


88 Cfr. Klaus Heinrich, Tertilm datur: eíne religionsphilosophische EinJiifuung 102
Elernentos de un comprorniso histórico de este tipo son los que están en
in die l-ogik,Basilea 1981.Junto a los argumentos no récnicos aquí referidos en la base de lt entente eordíale entre Habermas y Ratzinger, que sólo sorprende a
ñvor de Ia plurivalencia hay que remitir al desarrollo técnico de lógicas pluriva- quienes no se dan cuenta de que el catolicismo actual y la segundaTeoría Crítica'
Ientes realizado por Lukasiewicz y la escuela polaca así como en la informática r-eligiosa y civilmente colnprometida, cultivan las rnismas imágenes de enet:rtgo.
reciente. Gotthard Giinther, cuya obra ha sido recibida hast¡ ahora más bien por r,)3
Gcors'Wilhelm Friedrich Hegel, I/orlcsunga.n iiber die Philosophic dcr Rcligiort
teóricos de sistemas que por filósofos, ernprendió un camino propio a la funda- tl.V(¡rlcstt|{r¿tt iibcr tlíc Beueíse uon Dascifl Gottes, en Werke in 20 Bündu, o. c., vol- I 7,
mentación de una lógica no-aristotélica. apartado «Die Bestinr¡rung des Menschen», pág.253.
Ee r0{A.lain Biidiou.,DasJahrlunilert,Berlín 2006. El autor debilita su clarividencia
Oliver Sacks, Dre Insel iler Farbenblinden, Die Insel der Palmfame, Reinbeck
1,997. nerJiante juicios erróneos grotescos, como cuando desde la Postura de un inrpe-
e0
Friedrich Nietzsche,u{si habló Zaratustrat,Prílogo de Zaratustra 9. nitente sacerdote de Ia revolución defiende las matanzas en masa de Staün y Mao'
el Rainer Maria Rlke, Elegías de Duíno, segunda elegía. Para una respuesta parcial al libro de Badiou, cfr. Peter Sloterdijk, I4/as gesclnh int
e2
oTodo lo estamental y est¿blecido se evapqra, todo lo sagrado es profanado, y 20. Jalvhrutdcrt? [.Jntenuegs zu cinct Kritik der extre,fiistischen Venurtft,lección eu
'-
io:t seiis hu-anos se ven obligados finalmente a ver con ojos serenos su situación Estrasburgo de 4-llI-2005.

168 169
tot Cfr.
Brtrno Latour, ItTene at enfin ronde, en:. Libóration,l, febrero 2O07,pig. Obras de Peter Sloterdijk
28, donde el auto¡ astrmiendo el concepto propuesto por mí de «ntonoseísmor, publicadas en Ediciones Siruela
fon:rula un principio de realidad para Ia era global. «Monogeísmo» es una expre-
sión semisatírica con la que habrían de caracterizarse tanto las premisas como el
resultado de la globalización mundial, la toma de posesión náutica de la Tierra
por parte de los europeos. (Cfr. En el mundo interior del capítal,o. c.,píg.194). Sin la
creencia de los nave¡¡antes en unaTierra navegable no podría haberse instaurado
el sistema moderno de mundo. L¡ expresión manifiesta que el número uno sólo es
absolut¡mente vinculante en relación a laTierra, mientr¡s que sigue siendo pro-
En el ntismo batco (1994)
blemático referido a Dios; el valor nunrérico para Dios fluctúa entre cero y ullo,
alcanza incluso hasta el tres y hasta el símbolo de la pluralidad. De ello se sigue que Notrnas ytara el parque htmano (2000)
ei monogeísmo representa frente al monoteísmo el objeto cognitivo más estable.
106
Boris Groys, Das kommunistisclte Postskriptum, Fránfort clel Meno 2006. Ctítica ilc la razón cínico (20a3)
Jan Assmana, Moses der Ágypter. Entzffirung einer Ged¿ichtnisspur, Múnich y
ro7

Viena 1998; antes; Moses the Egyptian.The Memory of Egypt ínWestern Monothebm, Esferas r (2003)
Cambridge, Mass., 1997; así como, del mismo ¿utor, D¡e Mosaische Unterscheidung Btrrbujas
ode¡ Der Preis des Monotheismus, Mírnich yViena 2003.
Jan Assmann, Die Zaubefli;te. Oper unil llÍy*eiunt, Múnich 2005.
108

1@
Et sot Y to *urrt, lZOi+¡
Peter Sloterdijk, Übu die Wrlscssentng tler guten Nachricht. Nietzsthes fiinJtes
«Euangelium»,Fráncfort del Meno 2001 lSobre la mejora de Ia Buena Nueua. El quinto
Esfetns rI (2004)
«Evangelio» según Nietzsche, Siruela, Madrid 2005].
r10 Globos
Michael Stausberg, Faszination Zarathustra. Zoroaster und die Europáische Re-
Iigionsgeschichte derFriihen Neuzeit,2 vols., Berlín y NuevaYork 1998, vol. 1, págs.
3s-579. Sobrc la mejora de la Buena Nueva (2005)
ttt Cfr. supru,pág. 107.
1r2
Gunnar Heinsohn, Siihne unilWeltmacht, o. c, Esferus rrr (2006)
EsPumas

En el mtnilo interiot del capital (2007)

Ira y tiemPo (2010)

Temp etamen tos Jilo s ófi eos (20 1 0)

CeIo de Dios (2OlL)

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