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LA REVOLUCIÓN DE CADA DÍA

CRISTIANISMO, CAPITALISMO Y POSMODERNIDAD

Joan Carrera i Carrera, sj.

1. EL MUNDO EN EL QUE VIVIMOS ................................................................................. 3


2. HUMANIZAR EL MUNDO ACTUAL.
APORTACIONES DESDE LA ÉTICA CRISTIANA ..................................... 9
3. SIGNOS DE LOS TIEMPOS QUE NOS AYUDAN
A VIVIR CRISTIANAMENTE ...................................................................... 17
4. A MODO DE RESUMEN ................................................................................................... 27
NOTAS .................................................................................................................................... 29
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN ................................................................................... 31
Joan Carrera i Carrera sj., licenciado en medicina y doctor en teología. Profesor de Moral
Fundamental en la Facultad de Teología de Cataluña. Profesor colaborador en ESADE. Ha
publicado diversos cuadernos en esta colección. Los últimos: Horizonte Kyoto (n. 133);
Identidades para el siglo XXI (n. 147); El problema ecológico: una cuestión de justicia
(n. 161); Una relación difícil. Cristianismo y sociedad desde la perspectiva ética (n. 170).
Es miembro del equipo de Cristianisme i Justícia.

Edita Cristianisme i Justícia - Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


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ISBN: 978-84-9730-336-1 - ISSN: 2014-6509 - ISSN (ed. virtual): 2014-6574
Impreso en papel y cartulina ecológicos
Dibujo de la portada: Ignasi Flores - Traducción del catalán: Jordi Font Barris
Revisión y corrección del texto: Pilar de la Herran - Maquetación: Pilar Rubio Tugas
Junio de 2014

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Llúria 13, Barcelona.
1. EL MUNDO EN EL QUE VIVIMOS

Seguramente pretender una descripción del mundo en el que vivimos


sea caer en una simplificación, ya que si algo caracteriza este «mundo»
es la diversidad de culturas y mentalidades. Con todo, sin embargo,
son pocos quienes ponen en duda la tesis de F. Fukuyama1 que afirma
el final de la historia y el triunfo absoluto del sistema económico capi-
talista en el ámbito global.

El llamado proceso de globalización ha ción en otros campos como el social, el


ido extendiendo este sistema a la mayo- laboral y el familiar. En otras palabras,
ría de países, con algunas excepciones podríamos decir que todo sistema eco-
de carácter más bien residual. Ya no le nómico crea una cultura.2 Y uno de los
quedan opositores con suficiente fuerza elementos importantes de toda cultura
para hacerle sombra. A pesar de haber es el sistema ético, entendido como una
quedado herido como consecuencia de escala o una jerarquía de valores que
la última crisis económica, y a pesar de se pone en juego sobre todo a la hora
la multitud de críticas y alternativas par- de tomar decisiones, y que acaba por
ciales que han ido surgiendo, lo cierto impregnar toda nuestra vida (familia,
es que no podemos aún hablar de una al- relaciones sociales, etc.). Por esto es
ternativa global al capitalismo consoli- importante tomar conciencia de cuáles
dada. son los valores en los que se fundamen-
ta nuestro sistema económico, y qué
valores transmite en cuestiones tan sig-
1.1. La cultura capitalista
nificativas como persona «feliz», triun-
Todo sistema económico realza deter- fo personal, etc. Hay que precisar que
minados elementos que tienen traduc- cuando hablamos de valores del siste-
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ma económico, nos referimos a aquello con otras palabras, muy contundentes,
que el sistema prioriza y que quiere que por cierto: «Porque donde esté tu rique-
guíe el comportamiento de las perso- za, allí estará también tu corazón» (Mt,
nas, primariamente en el campo de la 6,21).
economía. A menudo esta priorización Pondremos nuestra atención en el
esconde los intereses de determinados sistema tal y como lo tenemos en la ac-
grupos y actúa, de hecho, como una tualidad, a principios del siglo XXI y no
ideología.3 Así, el sistema económico se en aquel primer estadio, cuando M.
presenta como la solución más racional Weber escribía haciendo referencia al
y estructurada para crear riqueza y jus- espíritu del capitalismo y a los valores
ticia. Es decir, se apoya en y apela a culturales asociados al sistema; ni tam-
valores aceptados, queridos y deseados poco en una segunda fase, que identi-
por la mayoría. ficamos como Estado del bienestar,
Obviamente, estos valores a ojos de cuando el primer capitalismo tomó
otro sistema ético (tanto desde una tra- elementos de la tradición socialista y
dición religiosa, como de otra cultura) democristiana, como fueron los dere-
pueden ser percibidos como contrava- chos sociales o la concepción de un
lores. Estado regulador de la economía y
redistribuidor de la riqueza. Ahora nos
encontramos en otro tipo de capitalis-
1.2. Un sistema capitalista mo, que recoge elementos de los ante-
neoliberal y global riores, y que podríamos caracterizar
En las próximas páginas intentaremos con dos adjetivos:
analizar estos valores, no para hacer un a) Neoliberal, porque pone el acen-
juicio del sistema económico (cómo se to en el mercado plenamente libre, con
distribuye la riqueza, qué países son los un papel del Estado muy reducido y a
más beneficiados, qué desigualdad crea, costa de una pérdida de derechos socia-
qué tipo de relaciones laborales...), sino les.
para ver cómo la jerarquía de valores
en que se apoya ha ido impregnando b) Global, porque se caracteriza por
muchas de las esferas de nuestra vida, un libre mercado global sin barreras
(esferas a menudo muy alejadas de la comerciales ni financieras.
economía). A pesar de que se pueda Seguramente enumerar estos valo-
tener una vida disociada, normalmente res será por mi parte demasiado preten-
lo que se vive en una esfera (a la que le cioso, y dará como resultado una cierta
dedica más tiempo real) acaba conta- simplificación al no tener en cuenta las
giando las otras. Éste es el caso, por diversas variaciones que se dan dentro
ejemplo, de la familia o de las relacio- del sistema. No es lo mismo el capita-
nes entre las personas que se han visto lismo que aún conserva elementos del
afectadas por la manera cómo se ha Estado del bienestar nórdico que el
entendido el trabajo y las relaciones en nuevo capitalismo de Estado en versión
el mundo laboral. El evangelio lo dice china o rusa, o el capitalismo más neo-
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liberal de los Estados Unidos y de algu- sus derechos ante los demás y ante la
nos otros países. Se trata de variaciones sociedad que en los deberes, y es papel
y sensibilidades diferentes dentro del del Estado garantizarlos y ser su protec-
mismo sistema. Tampoco es todo nove- tor. Esta concepción da mucho valor a
dad: algunos de los valores que presen- la iniciativa del individuo que ha de
taremos ya se daban en el primer capita- competir frente a los demás. Esto lleva-
lismo y lo único que ha pasado es que se do al extremo y a medida que las «ins-
han acentuado notablemente. Veamos, tituciones-guía» han ido perdiendo
pues, cuáles son estos valores. peso, ha acabado por arrojar a la perso-
na a una elección constante: toda la
vida se basa en tomar decisiones. En la
1.3. Un sistema, unos valores
esfera económica prevalece la competi-
a) El éxito vital, muy ligado al éxito tividad por encima de la cooperación, y
económico. Una manera de entender el si ésta se da, es sólo para reforzar la
éxito con un componente materialista, competitividad (de mi empresa, de mis
que está estrechamente ligado a la po- ideas… contra otra empresa, contra sus
sesión de bienes y de títulos. Son estos ideas). Desde el sistema educativo se
bienes materiales los que posibilitan refuerzan estos valores, aunque a veces
disponer de otros bienes más intangi- se justifican o se disfrazan apelando a
bles, como un cierto estatus, una cierta palabras tales como personalización,
identidad o una determinada pertenen- creatividad o iniciativa, palabras que en
cia a un grupo social. teoría tendrían que incluir la dimensión
b) La propiedad privada como valor social y cooperativa. Esto no quiere
nuclear del sistema, ya desde sus ini- decir que la cooperación haya desapa-
cios. Los bienes de uso y los medios de recido, sino que ha sido desplazada
producción (tierras, industria...) son hacia determinados ámbitos (la familia,
privados y la mejor manera de generar las ONG, las religiones...) que, por cier-
riqueza consiste en mantener este tipo to, tampoco han quedado inmunes a los
de propiedad. Cada vez se tiende a pri- elementos más individualistas o com-
vatizar más cosas pensando que así se petitivos.
arreglarán determinadas «disfunciona- d) Otro valor bastante nuclear en el
lidades» que impiden un funcionamien- sistema económico imperante es la bús-
to óptimo. Todo lo que es comunal o queda del máximo beneficio. Para lo-
colectivo, dentro de este sistema, no grarlo se sacrifican valores asociados a
recibe ninguna consideración. derechos laborales, políticos o medio-
c) Otro valor que desde la moderni- ambientales, a valores que afectan in-
dad se ha ido potenciando ha sido el cluso los derechos humanos... Por el
individualismo contra el comunitaris- máximo beneficio, que favorece a unos
mo. Es el individuo, él solo, quien tiene pocos, no se duda en sacrificar lo que
que ganarse un lugar en la sociedad. Se haga falta, siempre en nombre del pro-
pone el acento en la persona y más en greso. Quizás el único freno o límite a
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esta explotación es la de no romper la nibilidad de la producción y el dete-
estabilidad del sistema, y así hacer que rioro del medio ambiente. Somos muy
la explotación pueda ser un poco más poco conscientes de las consecuencias
sostenida en el tiempo. que tienen las acciones del presente
e) También el valor de la utilidad, (tanto para las próximas generaciones
entendida en el sentido económico: como para el medio ambiente) y no son
atender la funcionalidad de los medios muy tenidas en cuenta a la hora de pla-
sin preguntarse nunca por los fines. Un nificar la actividad económica.
utilitarismo muy ligado a la eficacia y a
la eficiencia, valores en sí mismos posi- 1.4. Capitalismo y posmodernidad
tivos, pero en nombre de los cuales se
sacrifican y justifican muchos otros. Para entender desde el punto de vista
f) Un valor que también se prioriza axiológico el mundo occidental actual
es la cantidad por encima de la calidad. también tendríamos que añadir los va-
El capitalismo actual ha extendido la lores más ligados a la llamada posmo-
sociedad del consumo, poniendo en el dernidad o modernidad avanzada, y los
mercado multitud de productos con el valores liberales más políticos, ligados
a la modernidad: los derechos de la per-
objetivo de favorecer un consumo con-
sona, la democracia, el diálogo, la liber-
tinuado, ya que éste es el principal
tad (frente a la tiranía). Tanto los valo-
combustible del sistema productivo
res de carácter más social y político
capitalista. Muchos de estos productos
como los valores de la posmodernidad
son de dudosa calidad, están destinados
han sido modificados por un sistema
a durar poco y a ser sustituidos pronto
económico con el que a menudo han
por otros con más prestaciones. Todo
entrado en conflicto (pensemos si no en
este sistema demanda un consumo ex-
la democracia, y en el poder de los mer-
cesivo de energía, malbarata los recur- cados no regulados). En otras palabras,
sos naturales y genera muchos resi- los valores más sociales y culturales
duos. han interaccionado con los valores más
g) También existe el valor del es- económicos, saliendo los primeros bas-
fuerzo en el trabajo, un valor típico del tante malparados. La democracia que
capitalismo inicial y que ha ido per- garantizaban los Estados-nación clási-
diendo relevancia, sobre todo cuando cos ha quedado herida de muerte por
se ha extendido a Occidente una cultu- unos mercados globales no regulados
ra marcadamente hedonista y cuando por nadie.
el mundo financiero ha posibilitado la Algunos de los valores de la llama-
obtención de beneficios sin necesidad da posmodernidad de carácter más cul-
de mucho esfuerzo. tural han tenido su origen precisamente
h) El sistema ha ido priorizando en la decepción respecto a los valores de
cada vez más el corto plazo por encima la modernidad, otros han surgido como
del largo. Sólo se piensa en los benefi- reacción a valores del sistema económi-
cios a corto plazo, sacrificando la soste- co y otros pueden haber nacido favore-
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cidos por la misma constelación de que sirven para cubrir nuevas necesida-
valores de este sistema y con el único des de consumo.
objetivo de reforzarlo. Por ejemplo, la También la posmodernidad contiene
acentuación del yo y del bienestar emo- valores que son claramente contrarios
cional favorece la imagen de un indivi- a los valores del sistema económico
duo volcado al consumo y a todo un capitalista, como por ejemplo el presen-
mercado en el que se venden como tismo hedonista,4 la pérdida de la capa-
ideales los cuerpos musculados, sanos, cidad de esfuerzo o la falta de compro-
perfectos... La pérdida de las utopías miso.
emancipadoras, fruto en parte de la de-
cepción en la poderosa razón humana
que en el siglo XX ha provocado todo 1.5. Algunos «contravalores» al
tipo de guerras y desastres, da lugar a sistema
un individuo centrado en sí mismo y Finalmente, otros valores que también
que no cree que el sistema económico han ido penetrando en la sociedad occi-
se pueda cambiar, no cree que hayan dental, procedentes de los nuevos mo-
alternativas, y menos que valga la pena vimientos sociales, y que actúan como
movilizarse para lograrlas. Así se favo- oposición y crítica a los valores del
rece la aparición de un nuevo conserva- capitalismo, o que al menos han modu-
durismo social que no pone en cuestión lado algunos extremos de este sistema
el sistema económico. económico. Hablo, por ejemplo, de la
El individuo posmoderno ha dejado sensibilidad feminista (con elementos
de creer en la ciencia como relato sal- bastante incompatibles con muchos de
vador (porque se ha dado cuenta de que los valores del capitalismo), o bien cier-
la ciencia también ha traído desastres, ta sensibilidad ecológica, por desgracia
como el nuclear o el ecológico) pero a veces demasiado superficial, que no
sigue utilizando la técnica, consumien- cuestiona el sistema productivo sino
do cada vez más y más todo tipo de pro- que sólo propone soluciones «parche»
ductos tecnológicos para ser feliz. Las y a veces en un sentido más estético y
convicciones más frágiles del individuo de moda que no de cambio radical.
posmoderno lo hacen más tolerante Muchos de estos valores que hemos
pero también más indiferente ante lo comentado, sobre todo los relativos a
que pasa alrededor, de tal manera que la llamada posmodernidad, están muy
vive en su mundo y no se preocupa arraigados en Occidente, pero menos
mucho de los demás. También sus con- en otras culturas, si bien la globaliza-
vicciones más débiles lo hacen más ción los ha ido extendiendo de forma
vulnerable a la manipulación del mar- considerable, sobre todo entre las élites
keting o de la información… Y así más interconectadas. Sería en este sen-
podríamos seguir describiendo valores tido interesante hacer el análisis de
posmodernos, que o bien refuerzan los otras sociedades no occidentales para
valores del sistema económico o al ver la influencia o la evolución que en
menos son compatibles en la medida en ellas ha tenido el sistema capitalista.
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Sociedades en las que los valores pos- japonés o coreano a partir de la influen-
modernos han penetrado poco, y en las cia de sus tradiciones. También ver có-
que siguen pesando los valores más tra- mo sociedades occidentales como las
dicionales. Un ejemplo sería estudiar de la América Latina reciben la influen-
la influencia del confucionismo o del cia de las culturas autóctonas con siste-
taoísmo en la sociedad china actual o mas económicos y jurídicos que con-
ver la peculiaridad del capitalismo servan elementos comunales.

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2. HUMANIZAR EL MUNDO ACTUAL. APORTACIONES
DESDE LA ÉTICA CRISTIANA

En este apartado intentaremos mostrar qué puede aportar la reflexión


de la ética cristiana en el mundo actual y qué puede aportar ésta al
mismo cristianismo y redescubrir y vivir a fondo estos rasgos. En otras
palabras, ver qué rasgos de nuestra fe pueden ayudar a humanizar
nuestro mundo.

Por descontado, otras tradiciones reli- egocéntrico. Un individuo cada vez más
giosas y no religiosas también los pue- aislado, centrado en la realización per-
den aportar, ya que estos rasgos, a pesar sonal asociada al bienestar emocional,
de ser fundamentales para el cristianis- que ha perdido el sentido comunitario,
mo (formarían parte de aquello más nu- que ha dejado de implicarse y de inte-
clear de la ética que nos presentan los resarse por la res publica dejándola en
Evangelios), no son exclusivos de este. manos de los profesionales de la política,
También otras tradiciones recogen al- y que reduce la dimensión comunitaria
gunos de estos rasgos y a veces han si- a la más mínima expresión (familia, pa-
do vividos de forma más plena que por reja, hijos, amigos...). La consecuencia
los mismos cristianos. de esto ha sido el agravamiento del ato-
mismo social que es visto cada vez más
como una de las raíces de las muchas
2.1. La dimensión comunitaria
patologías sociales. El cristianismo pue-
La sociedad europea se ha convertido en de ayudar a recuperar un cierto sentido
la máxima expresión del individualismo de comunidad, una armonía más grande
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entre la necesaria valoración del indivi- menudo, en nuestra sociedad surge la
duo y el sentido comunitario que lo con- necesidad de remarcar aspectos clara-
duce a la solidaridad y al compromiso, mente de gratuidad, uno de los ejemplos
más allá del propio grupo familiar y cul- más extendidos es el voluntariado, pero
tural. La persona como ser individual y sería bueno que esta gratuidad también
social a la vez. estuviera presente en ámbitos que se
El proyecto de Jesús se presenta así rigen por alguna forma de contrato.
como universal y como compatible con Pienso en el trabajo, y también en el pro-
diversidad de formas culturales, al con- pio ocio que progresivamente se ha
siderar a toda persona como digna, de mercantilizado, hasta el punto de estar
tal manera que postula la fraternidad en una especie de relación funcional con
universal, en términos de comunión (= el trabajo. El ocio se ha convertido en
unión común). Otras tradiciones, como una preparación, o en un simple reposo,
la budista, han hablando de lo mismo que permite seguir trabajando más.
utilizando otras palabras como compa- Deberíamos recuperar el ocio como mo-
sión universal o interdependencia. Pala- mento para las relaciones gratuitas con
bras o conceptos que se encuentran en los demás y en las que el tiempo deja de
la base de la reivindicación de una mun- tener un carácter puramente económico
dialización más justa. para ser un tiempo lúdico, un tiempo
Hay que decir que, por desgracia, el que no sirve para nada en términos pro-
sentido de comunidad también se ha ductivos.
visto devaluado dentro de la propia co- La entrada de la dimensión de la gra-
munidad cristiana, sobre todo en Occi- tuidad dentro de las mismas relaciones
dente, potenciando una relación con contractuales daría a éstas una calidad
Dios de carácter mucho más individual. diferente, las haría más humanas y qui-
La caída de la práctica celebrativa de los zás haría que nos diéramos cuenta de
sacramentos ha sido uno de los signos, que sin determinados valores (que per-
si bien no el único. tenecen más a la esfera de la gratuidad)
estas relaciones contractuales acaban
por deteriorarse o perderse. No cabe du-
2.2. La vida como don da de que la confianza, el compartir la
Vivir la vida como posibilidad de ser idea de bien común... no van en detri-
apreciada como don, como regalo y no mento del contrato, sino que lo refuer-
sólo como una construcción personal. zan.
Así podemos aprender a apreciar la
dimensión gratuita de las relaciones
2.3. La capacidad de
humanas y de toda la propia vida.
discernimiento
Descubrir que a menudo somos, porque
alguien nos ha amado cuando éramos El cristianismo debería ayudar a fomen-
débiles, sin esperar nada a cambio. No tar nuestra capacidad de discernimiento,
todo en la vida es contrato o relación en un mundo en el que la persona tiene
basada en el interés por obtener algo. A que optar constantemente por construir
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su vida. Este discernimiento supone la alinearlas (ordenarlas) en la dirección
capacidad de interioridad, de silencio y de lo que queremos llegar a ser. Tam-
de calma que permita hacer las eleccio- bién la práctica de la meditación, enten-
nes desde el yo interior, desde aquello dida sólo como concentración, prepara
en lo que uno se quiere convertir y no la conciencia humana para poder elegir
sólo desde los condicionantes, o desde en un ambiente en el que hay un exce-
las puras ilusiones. La sociología actual so de estímulos, y en el que la informa-
habla de la creciente debilidad de las ción se presenta a menudo de forma
llamadas instituciones-guía que en otras muy fragmentada.
épocas marcaban las elecciones de las En el cristianismo, Jesús se presenta
personas: familia, clase social, escuela, como modelo de máximo desprendi-
religión... Esto es cierto, pero al mismo miento de sí mismo, de un «yo» plena-
tiempo han aparecido otros condiciona- mente libre, no aferrado a las cosas ma-
mientos más sutiles, como las fuerzas teriales, ni tampoco a la propia religión
del mercado que marcan nuestra vida judía como era vivida en su época. Un
más de lo que creemos, y que incorpo- «yo» que es modelo de escucha y de ca-
ramos a veces sin darnos cuenta. Este pacidad de discernimiento. La ética
hecho comporta que se note menos su cristiana, como reflexión sobre la ac-
influencia, ya que da la impresión de ción humana desde el mismo espíritu de
que ha sido uno mismo quien ha optado Jesús, se presenta como abierta a este
y los ha incorporado en base a una elec- Espíritu cuando sólo ofrece grandes
ción. Sin embargo, se trata de una ilu- principios orientadores pero deja al dis-
sión de libertad. Elegimos nuestras cernimiento comunitario y personal la
compras, cómo nos vestimos, qué or- toma de decisiones en cada situación
denador o móvil tenemos, pero en el concreta, en medio de un mundo com-
fondo estas preferencias han sido indu- plejo y en el que continuamente se pro-
cidas dentro de un determinado ámbito ducen conflictos de valores. La ética
social. cristiana ofrece un camino entre las «éti-
Vivir una vida desde el yo que dis- cas fundamentalistas» que ofrecen segu-
cierne supone no dejarse llevar por las ridad al simplificar la realidad, marcan-
constantes solicitudes de nuestro am- do de manera estrecha la conducta de las
biente, por los ruidos que distraen... personas, y las «éticas emotivistas» que
Aprender a cultivar un yo más libre que nos dicen que el comportamiento tiene
escucha, que es más consciente de sus que guiarse por el puro sentimiento aun-
afecciones (de aquello a lo que está afe- que éste sea fragmentario y huidizo. Ni
rrado). Hay muchas prácticas que ayu- las unas ni las otras pueden ofrecer ayu-
dan a cultivar el yo, y de hecho las tra- da a las personas en el discernimiento.
dicionales prácticas ascéticas religiosas Ni las unas ni las otras aportan la solu-
no hacían otra cosa que entrenar para ción a los problemas comunes y com-
ganar libertad ante las cosas. Vivir la vi- plejos que sufrimos como humanidad,
da desde uno mismo supone conocer las sobre todo soluciones que no respondan
propias afecciones desordenadas, para al privilegio de unos cuantos.
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2.4. El factor esperanza a aquellos que las tienen que tomar. En
toda Europa hay movimientos que re-
La ética cristiana contiene un factor es-
claman reformas de las democracias
peranza. La fe cristiana supone que la
para que resulten más plenas. La crisis
plenificación será posible y que los
financiera de 2007 ha mostrado la debi-
pequeños pasos hacia un proyecto soli-
lidad del poder político (el que provie-
dario no son inútiles, no se pierden, aun-
ne de las urnas) frente al poder econó-
que a corto plazo no se vean los resul-
mico transnacional (que no proviene de
tados. Una esperanza que no es ingenua
las urnas sino del mercado). Sería largo
pero que es suficientemente fuerte pa-
ra romper el desánimo del «no hay na- de enumerar y explicar todas las fórmu-
da que hacer». Los grandes sistemas las que se proponen para reformar la
ideológicos acostumbran a privilegiar democracia y las resistencias de parte
determinados colectivos, presentándose de los aparatos de los partidos clásicos
como las únicas soluciones de los pro- y de los grandes grupos económicos
blemas y dando recetas creíbles pero transnacionales. Pero en resumidas
sesgadas. En el pasado estas ideologías cuentas todo esto ha supuesto un pro-
no han ahorrado la violencia y la repre- gresivo debilitamiento de la confianza
sión para imponerse a aquellos que se de los ciudadanos en el poder político.
negaban a seguirlas. Hoy en día, y so- En estos movimientos de reforma es
bre todo en las sociedades democráti- importante la presencia de determina-
cas, estas ideologías han abandonado dos valores propuestos ya sea por «éti-
las formas violentas pero a menudo se cas de los derechos humanos» ya sea
presentan como hegemónicas, exten- por éticas procedentes de las grandes
diendo la sensación de que no hay otras tradiciones religiosas. La base de la de-
opciones. También usan el miedo, el mocracia real descansa precisamente en
estos valores: los derechos básicos de la
miedo a todo cambio que no provenga
persona, su dignidad, la igualdad hu-
de ellas mismas. La esperanza o la uto-
mana, la libertad, el derecho a la partici-
pía son un buen antídoto contra deter-
pación, la libertad de conciencia y de
minadas ideologías y contra el miedo,
creencia... Sin estos valores interioriza-
haciendo posible imaginar que las cosas
dos, la democracia se tambalea, ya que
pueden ser de otra forma y posibilitan- fácilmente cae en la demagogia. Lo po-
do el cambio social real. demos ver cuando la democracia no se
fomenta en los niveles más básicos de
2.5. La participación en el bien la política (asociaciones de vecinos, es-
común cuelas...) o en aquellos países en los que
a pesar de que hay una democracia for-
Nuestra sociedad occidental tiene muy mal (elecciones cada cierto tiempo) no
interiorizado el valor de la democracia, se da una mínima igualdad de oportuni-
es decir, la participación de todos a la dades, y en los que en la práctica los gru-
hora de tomar las decisiones de nuestra pos oligárquicos ostentan todo el poder.
sociedad, o al menos a la hora de elegir Las éticas religiosas, en nuestro mundo,
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pueden cooperar y animar a las personas to se expresa mediante la manera de vi-
en la defensa de estos derechos básicos, vir, mostrando en la práctica los valores
ayudando a crear un marco de solidari- que rigen la vida, sabiendo que los otros
dad que pueda ser el fundamento de la que tienes alrededor pueden tener otras
democracia. A menudo se ha acusado a éticas, otras visiones del mundo.
las tradiciones religiosas de poco com- El cristiano puede y ha de ejercer un
promiso con la democracia, olvidando cierto papel de denuncia cuando cree
que también el liberalismo extremo ha que el ethos social viola valores que él
dado lugar a un individualismo que ha considera importantes; ahora bien, esta
acabado fracturando nuestras socieda- denuncia, como hemos dicho, se expre-
des. Un sistema democrático sólo puede sa mediante la vida o a través del diálo-
funcionar con una mínima conciencia go con quienes piensan diferente. La
de comunidad, de proyecto común, en el ventaja, a veces no suficientemente va-
que las personas asumen deberes ante lorada, de las sociedades democráticas
los demás, y no sólo por obligación le- es que existen foros en los que se pue-
gal (lo piden las leyes), sino que confían den discutir las cuestiones y en los que
en que la cooperación promoverá el se puede dar voz a las diferentes opcio-
bien de todos y de todas, así como la ple- nes éticas presentes en una sociedad.
na realización de las personas. El indi- También a menudo los cristianos pue-
vidualismo extremo sólo conduce a las den apelar a los valores ideales de la
personas a preocuparse de sí mismas y propia sociedad, formulados en forma
no de lo que le pasa al vecino, y así em- de derechos humanos que son compar-
pieza el declive de la verdadera demo- tidos y enunciados pero poco vividos,
cracia. poniéndose al lado de muchos movi-
mientos sociales críticos. En todas las
sociedades, también en las más demo-
2.6. El factor profético
cráticas, los derechos de las minorías o
La ética cristiana tiene que ser cons- los derechos de las personas con menos
ciente de que propone y vive unos va- recursos a menudo pueden estar en pe-
lores que a menudo no son los conside- ligro, en estas situaciones el factor pro-
rados prioritarios en las sociedades en fético y de denuncia deben jugar un pa-
las que se tiene que desarrollar y poner pel relevante.
en práctica, y esto a pesar de que algu-
nas de estas sociedades hayan tenido
una matriz cristiana. Vivir en cristiano 2.7. Una visión positiva de la
no resulta fácil en sociedades plurales autoridad
en las que se necesita un discernimien- El siglo XX ha sido un siglo en el que el
to constante a la hora de tomar decisio- concepto de autoridad ha perdido valor.
nes. Las sociedades plurales, cierta- El totalitarismo de todo tipo y las gue-
mente, permiten que se puedan vivir sus rras mundiales lo han debilitado, ya que
valores, siempre que se acepte el marco ha habido mucho abuso por parte de
común de convivencia. El disentimien- quienes ostentaban el poder. Hay una
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sospecha generalizada sobre la autori- se mostró en su máximo descendimien-
dad como ejercicio del poder por parte to en la Cruz. Esta kénosis es lo que dará
de unos cuantos, aunque esté legitima- y da credibilidad a la Iglesia, es decir,
da por unas elecciones periódicas y se cuando sirve, cuando se hace servidora
ejerza con las limitaciones propias de un de los más pobres, de los más necesita-
Estado de derecho. dos, y no desde el poder sino desde el
Esta crisis de la autoridad no sólo se «poder del no poder». Esta manera de
ha dado en el ámbito político, sino en entender la autoridad puede ser la apor-
todos los otros ámbitos sociales: fami- tación a nuestras sociedades. Y en el in-
lia, escuela, Iglesia... La institución terior de la comunidad cristiana pode-
eclesial había vivido durante siglos una mos recordar unas palabras de B.
situación en la que los fieles no discutí- Haring que encabezan la definición del
an la autoridad de los obispos o de los «magisterio» de la Iglesia recogidas en
teólogos. Si bien es cierto que cuando el Diccionario de Teología Moral: «...El
el magisterio (el Papa, los obispos, los primer magisterio lo ejercen los san-
teólogos...) se pronunciaba sobre cues- tos...».
tiones daba razones (teológicas, racio-
nales...), los fieles se fiaban más de la
autoridad de la que emanaban estos pro- 2.8. Recuperar y repensar la
nunciamientos que no de las razones. Tradición
Hoy en día, y debido a causas muy di- Otra cuestión que podemos relacionar
versas, algunas fruto de la modernidad, con el tema de la autoridad es que nues-
todo esto ha cambiado. tro mundo se ha «destradicionalizado»,
También dentro de la institución es decir, las tradiciones han perdido pe-
eclesial entraron formas poco evangéli- so. No es que hayan desaparecido, sino
cas de ejercicio de la autoridad, de tal que han dejado de ser permanentes y se
manera que la ética cristiana tiene que han adaptado constantemente, hecho
ser muy consciente de aquello que pue- que las ha puesto en crisis, ya que por
de aportar y cómo tiene que aportarlo, definición lo que caracteriza a una tra-
ya que la simple apelación a la autori- dición es su permanencia en el tiempo
dad, cuando ésta se ha ejercido de for- en forma de repetición. Estas tradicio-
ma poco evangélica, puede resultar con- nes ayudaban a las personas a la hora de
traproducente. La tentación del poder, tomar sus opciones de vida ya que da-
de poseer muchos medios o de creer que ban seguridad y al mismo tiempo frena-
se tiene la verdad se han dado y se dan ban los cambios sociales. La sociedad
dentro de la Iglesia. Es la tentación de industrial y tecnológica ha provocado
aceptar ser «rey» para poder imponer su esta destradicionalización, y esto ha
ética, su verdad, y así extender el Reino afectado de lleno a las instituciones re-
de Dios. En el cristianismo, la autoridad ligiosas que vivían en parte de las tradi-
tiene que estar al servicio de los demás, ciones. Hoy en día tenemos que apren-
rebajarse a lavar los pies del prójimo der a vivir en una sociedad en constante
como hizo Jesús. La autoridad de Jesús cambio, en la que hay que aprender a
14
discernir aquello perenne (la Tradición los cambios sociales y a la emergencia
en mayúscula) de aquello que se puede de otras formas culturales que no son las
o se tiene que adaptar o cambiar (las tra- occidentales. No ha de tener miedo de
diciones en minúscula). Las resistencias despojarse de las cosas añadidas, que
han sido enormes en una institución en han sido buenas pero que ya no son más
la que las tradiciones tenían mucha fuer- que formas occidentales. La Iglesia qui-
za y en la que se confundía, con cierta zás fue de las primeras instituciones que
facilidad, la fidelidad a Jesús con la fi- se globalizó y que se inculturizó en mu-
delidad a las tradiciones que, al fin y al chos países, convirtiéndose en un mo-
cabo, no son otra cosa que realidades his- delo de cómo hacer compatible la uni-
tóricas (necesarias y buenas), pero que versalidad con la particularidad. En el
en un determinado momento se pueden ámbito ético el cristianismo contiene
haber convertido en rémoras para la unos grandes principios de cómo tiene
propia institución. Si se hace una lectu- que ser el hombre y la mujer plenifica-
ra histórica sorprende la gran capacidad dos, pero a lo largo de las situaciones
de adaptación que la institución eclesial cambiantes de la historia esta vida en
ha tenido, ya que en sus inicios sufrió plenitud o con sentido ha ido cogiendo
inculturaciones muy profundas, la prin- formas diferentes. Porque los grandes
cipal de ellas la incorporación de las fi- principios orientan, pero han de adap-
losofías helénicas a la hora de reelabo- tarse también a los tiempos y a las si-
rar la reflexión teológica del mensaje de tuaciones concretas. Un ejemplo para-
Jesús... digmático es la manera cómo se ha
Por esto la comunidad cristiana no entendido el mandamiento de «no ma-
debería tener miedo de repensar las tra- tar» a lo largo de la tradición moral ca-
diciones actuales para dar respuesta a tólica.

15
3. SIGNOS DE LOS TIEMPOS QUE NOS AYUDAN A VIVIR
CRISTIANAMENTE

A lo largo de la historia y desde los inicios del cristianismo, la comuni-


dad fue permeable a las éticas de su entorno haciendo suyas las intui-
ciones del estoicismo, el platonismo, el aristotelismo... En la edad
moderna, también algunos de los valores que formaban parte del
núcleo del cristianismo (y que con el tiempo se habían debilitado) fue-
ron recuperados paradójicamente por sus oponentes seculares y entra-
ron a formar parte de la cultura y la ética modernas. La comunidad cris-
tiana tendría que discernir estos signos de los tiempos, ver qué puede
aprender de ellos e incorporar o reincorporar a la práctica cristiana.

3.1. Afinar el discernimiento que nos pueden parecer extraños al len-


El discernimiento comporta saber elegir guaje y la manera de hacer cristiana
o distinguir qué valores son buenos, en pero que la interpretan y actualizan en
el sentido de humanizantes, es decir, va- aquello esencial. Y tampoco asumir na-
lores que serían expresión de la moral turalmente otros que gozan de gran re-
evangélica aplicada y referida a las nue- conocimiento y aceptación social, pero
vas situaciones que aparecen en nuestro que no son compatibles con la ética cris-
mundo, y qué valores son contrarios a tiana. Ésta siempre ha sido una tarea di-
la humanización de la persona. La tarea fícil, que tiene que contar con la ayuda
no resulta fácil, y se requiere una pru- del Espíritu de Jesús, que ayuda a en-
dencia extrema para no condenar fácil- contrar en situaciones determinadas, y
mente valores envueltos de elementos a menudo nuevas, la concreción de los
17
grandes principios evangélicos. Ante que ya le costó asumir la modernidad y
esta ambigüedad, podemos recordar las que ahora se ha visto descolocada con
palabras de Benedicto XVI en el Bun- la irrupción de la posmodernidad. Su re-
destag haciendo referencia al partido acción ha sido la de un cierto retorno a
político de los Verdes alemanes: formas premodernas, algunas acertadas5
pero otras anacrónicas que no pueden
Diría que la aparición del movimiento dar respuesta a los nuevos retos de la so-
ecologista en la política alemana a par- ciedad actual. El peligro de esta tenden-
tir de los años setenta, aunque quizás cia es la progresiva sectarización, en el
no haya abierto las ventanas, ha sido y
sentido de minorización a la defensiva
es sin embargo un grito que anhela aire
con rasgos casi fundamentalistas, al
fresco, un grito que no se puede igno-
sentirse perseguida o menospreciada
rar ni relegar, porque se perciba en él
por la sociedad.
demasiada irracionalidad. Gente joven
se dio cuenta de que en nuestras rela- Esta tendencia resulta atractiva so-
ciones con la naturaleza existía algo bre todo para personas desorientadas o
que no funcionaba; que la materia no inseguras, ya que ofrece consignas cla-
es solamente un material para nuestro ras y diferentes, pero el problema es que
uso, sino que la tierra tiene en sí mis- no entra a considerar la complejidad de
ma su dignidad y nosotros debemos las situaciones y se decanta fácilmente
seguir sus indicaciones. (Berlín, 22 de por los blancos y los negros a la hora de
septiembre de 2011). percibir la realidad. Esta tendencia tie-
ne el peligro de caer en un cierto espiri-
tualismo descarnado, que se centra en
3.2. Entre el sectarismo, el diálogo una espiritualidad más intimista con po-
y la disolución ca repercusión en la moral social pero
con un rigorismo moral acentuado en el
A menudo dentro de la Iglesia Occiden-
ámbito de la moral personal (sexualidad
tal actual se dan dos posturas, quizás no
y bioética). De hecho es este rigorismo
se dan en sus extremos pero sí en forma
el que sirve de excusa a muchas perso-
de tendencias ancladas en el pasado y
nas (también a muchos creyentes) para
que se cierran a los signos de los tiem-
pos, a pesar de que ambas aportan valo- alejarse de la Iglesia, alimentando las fi-
res positivos dentro de la Iglesia. No se las de lo que algunos sociólogos han des-
trata de juzgarlas sino de ver la poca crito como «creyentes sin Iglesia»6, un
atención que dan a estos signos, cerrán- colectivo que en Europa no ha parado
dose al esfuerzo de intuir las nuevas lla- de crecer estos últimos años. También
madas del Espíritu. puede tener el peligro de dejarse mani-
pular por un poder político de carácter
conservador que ve en la religión un
3.2.1. Añoranza y restauracionismo buen cohesionador social, permitiéndo-
Una primera tendencia añora el pasado le por esta razón una mayor visibilidad
cuando la Iglesia era escuchada, gozaba en el espacio público. Es lo que pasa con
de más influencia social. Una tendencia los movimientos conservadores. Sería
18
injusto no apreciar los valores de esta más la identidad cristiana en una socie-
tendencia, que representa una crítica a dad que ya no la ve tan atada al poder
una Iglesia que a menudo se ha diluido político, y que está recuperando el valor
y ha perdido identidad dentro de la so- y la importancia de la espiritualidad, de
ciedad actual. Hay en definitiva una as- nuevas formas de religiosidad y tam-
piración, actual por otro lado, de una bién del discernimiento que lleva a des-
Iglesia desacomplejada ante la sociedad cubrir cuáles son las nuevas fronteras de
en la que todo el mundo tiene voz. la marginación.
Sin pretender ser exhaustivo, sí que
3.2.2. El cristianismo «progresista» intentaré enumerar algunos ejemplos del
mundo actual (pequeñas acciones, pala-
Otra tendencia agrupa a los movimien-
bras o ideas...) que valdría la pena tener
tos eclesiales más sensibles a la cuestión
en consideración.
social, que tuvieron una fuerza conside-
rable en la denuncia de la injusticia y en
la defensa del pobre ante las estructuras 3.3. Signos de los tiempos, signos
que violaban sus derechos. El momento evangélicos
actual sigue necesitando su voz, ya que
el mundo, a pesar de que la globaliza- 3.3.1. Contra la idolatría del mercado:
ción ha generado riqueza también ha el concepto de interdependencia
hecho aumentar considerablemente las En nuestro mundo, como ha denunciado
desigualdades, tanto a nivel planetario a menudo el magisterio eclesial, se da
como en el interior de los países más una idolatría del «dios mercado», con
ricos. Pero hace falta que estos movi- todo lo que esto comporta. Pero se vis-
mientos estén atentos a los nuevos sig- lumbran alternativas. Se han ido creando
nos de los tiempos, a las nuevas formas espacios de solidaridad alternativos,
de desigualdad y de injusticia (las injus- como por ejemplo cooperativas de con-
ticias medioambientales, las injusticias sumo responsable, de comercio justo, de
de las minorías culturales y las nuevas banca ética, de inversiones socialmente
formas de exclusión y de marginación responsables, propuestas de intercam-
social). No se puede pretender continuar bios de servicios entre grupos específi-
dando respuesta desde modelos que fue- cos... Curiosamente, muchos de estos
ron válidos en la década de 1970 pero movimientos han sido promovidos en el
que ahora resultan o bien insuficientes ámbito eclesial. ¡Nunca se habían dado
o bien inadecuados. Creemos que es ne- tantas respuestas desde espacios econó-
cesario que se pongan a la escucha de micos alternativos! En algunos países,
los nuevos movimientos sociales y de los estas formas económicas alternativas
jóvenes cristianos, en otras palabras, que empiezan a tener un cierto peso dentro
salgan de los viejos esquemas de las iz- del propio mercado, como es el caso del
quierdas clásicas para captar la comple- comercio justo o de los productos con
jidad del problema de la justicia en un garantía ecológica. Prueba de ello es
mundo globalizado. Es necesario, tam- que muchos de estos productos empie-
bién, que no tengan miedo en mostrar zan a asomar la cabeza y se pueden en-
19
contrar incluso en las superficies co- coge la misma Gaudium et Spes en su
merciales convencionales. núm. 26. Sin embargo, por desgracia,
Toda la problemática ecológica cau- nuestro ambiente cultural potencia el
sada por las pautas de consumo insoste- pensar primero en nosotros mismos y no
nible y los datos alarmantes que nos vie- facilita el ser conscientes de la realidad
nen en relación con el cambio climático de interdependencia entre todos los se-
están favoreciendo la concienciación de res, es decir, que todos nos relaciona-
que así no podemos seguir. Cada vez es mos y que nuestra vida depende en gran
más evidente la necesidad de reconci- medida de los demás. No vivimos lo que
liación con la creación a partir de una somos como un don para los demás y
nueva lectura de la teología de la crea- cuando nos relacionamos con ellos los
ción y de nuestra relación con ella. tratamos a menudo como un mero obje-
También se extiende la llamada a una to: no llegamos a asumir lo que piensan,
solidaridad intergeneracional mayor, es lo que sienten o su sufrimiento como
decir, a concienciarnos de que nuestro propio, sino que nos relacionamos co-
prójimo también son las personas que mo si fuesen objetos que observamos,
nos seguirán, nuestros descendientes, ya manipulamos pero que no nos obligan a
que nuestras acciones presentes hipote- nada (ob-ligar). Tenemos interiorizado
carán su vida o al menos su calidad de que el yo no tiene necesidad de nada
vida. Así la noción de quién es nuestro más que de uno mismo para vivir, y si
prójimo se amplía, no queda limitada a necesita de los demás los tiende a obje-
aquel que vemos yendo a Jericó, el ros- tualizar en función de uno mismo.
tro sufriente del cual nos interpela y pide Quizás habría que empezar a relacio-
una respuesta compasiva, sino que se narnos desde la interdependencia, y así
trata de aquel que no vemos porque o captar que el bien individual y el bien
bien se encuentra en el otro lado del colectivo son inseparables y darnos
mundo o bien nacerá de aquí a dos o tres cuenta de que este error ya ha provoca-
generaciones. do que tres cuartas partes de la humani-
Por esto resulta vital cuidar la diver- dad sufra y que lo sufra también una na-
sidad animal y vegetal, no sólo por el in- turaleza sometida a gran presión. Esta
discutible valor de la diversidad en sí conciencia de la interdependencia ten-
misma, sino por la intrínseca conexión dría que desembocar en una ética de la
entre todos los seres vivos del planeta. compasión universal que promueva que
Así, favoreciendo la vida animal y ve- todos los seres vivos puedan vivir, y es-
getal aseguramos la vida humana actual pecialmente los más débiles y los más
y futura (de nuestros descendientes). amenazados. Sólo la especie humana
Recordemos que la diversidad permite puede hacerse cargo de esta gran res-
una mayor adaptación a los nuevos há- ponsabilidad, y debe comportarse como
bitats que aparecen como efecto del si fuera la conciencia del planeta. Tene-
cambio climático. El valor de la inter- mos que ser capaces de dar una res-
dependencia, de la comunión entre los puesta compasiva hacia los miembros
seres vivos es fundamental, y así lo re- de nuestra propia especie pero también
20
hacia los de las otras, apreciando el des- ya no venga dada por la familia o la cla-
tino común de toda la biosfera. se social, sino por aquello que consumi-
mos, por cómo vestimos... De esta forma
3.3.2. La austeridad se van creando identidades colectivas
que dan estatus que nos identifican co-
Lo que hemos comentado en el punto
mo deportistas, como contestatarios,
anterior también supone la promoción
como jóvenes... Nuestra capacidad de
del valor de una mayor austeridad. Hay
consumir y los tipos de marcas que
movimientos que fomentan esta forma
compramos nos hacen entrar en una de-
de vida más austera. El movimiento en
terminada subcultura, que nos da iden-
torno al decrecimiento7 ha originado un
debate interesante sobre esta cuestión. tidad y, por tanto, una cierta seguridad.
Poder vivir con menos para que las per- Son identidades que pueden ser elegidas
sonas que vienen detrás de nosotros en- y que no nos vienen dadas, de ahí que
cuentren un planeta más habitable. La sean bien acogidas, ya que ponen en jue-
austeridad pasa por desarrollar una serie go nuestra libertad de elección aunque
de comportamientos y actitudes que se sea a un nivel superficial.
concretan en una vida diaria diferente: Podríamos matizar aún más la afir-
mación en el caso de los adolescentes,
a) Un consumo responsable y soste- ya que el grupo o la pandilla más próxi-
nible, que no deje en manos del merca- ma es la que acostumbra a proporcionar
do y de sus estrategias publicitarias la identidad, sea por adhesión o rechazo.
nuestras pautas de consumo. Esta identidad nos permite escapar de
b) Una especial atención a las tram- la inseguridad, del miedo al fracaso, y
pas del mercado como por ejemplo la satisfacer así el deseo de reconocimien-
obsolescencia programada de muchos to, de llenar nuestras carencias afecti-
de sus productos que favorece un con- vas. Los grupos más susceptibles a la
sumo continuado. atracción de las marcas son precisa-
c) Una educación de nuestros deseos mente los que más sufren estas caren-
de tener más y más, con el único obje- cias, y entre ellos los adolescentes son
tivo de disponer de un determinado es- uno de estos colectivos. Su búsqueda de
tatus o identidad social. identidad personal y además el consumo
energético para ir aceptando los cam-
En referencia a esta última idea, po- bios fisiológicos y psicológicos, resultan
demos afirmar que el mercado ofrece no especialmente maleables, y demandan
sólo productos para satisfacer las nece- continuamente la aceptación y el con-
sidades materiales, sino que a través de traste de un grupo de pertenencia. Esto
los logos y marcas de estos productos se consigue sobre todo controlando las
ofrece imaginarios, mundos ideales que formas externas, hábitos, formas de ves-
nos proporcionan identidad y una espe- tir, música pero también a través de
cie de sentido. Identidad y sentido que otras que afectan al propio cuerpo, co-
adquirimos a través de la compra y el mo la forma física (a través de dietas,
consumo. Nuestra identidad parece que ejercicios y deporte). La importancia de
21
este sector de población ha hecho que de las personas. Aunque muchas de es-
algunos hablen del mercado del «ado- tas nuevas espiritualidades están dema-
lescente global» que en todas partes, in- siado centradas en uno mismo, su emer-
dependientemente de la cultura, desea gencia es un síntoma que no deberíamos
más la Coca-Cola que los productos lo- despreciar. Algunos autores hablan del
cales, las Nike que unas sandalias... Se inicio de una era posmaterialista que se
puede afirmar, sin miedo a equivocarse, contrapone a la cultura materialista en
que desde hace unas décadas las em- la que se instaló Occidente nada más
presas han dejado de producir cosas y acabar la Segunda Guerra Mundial.
ahora se dedican fundamentalmente a Es interesante preguntarse por qué la
producir «marcas». espiritualidad que ofrece la Iglesia y en
Volviendo a los signos de los tiem- general las iglesias cristianas tiene tan
pos, la problemática ecológica ha pro- poca aceptación en Occidente, y de una
vocado el nacimiento de todo un movi- manera especial en Europa. Aunque se
miento que habla en términos de haya frenado estos últimos años,9 los da-
«justicia medioambiental», ya que los tos sociológicos reflejan un fortísimo
países más pobres son los que más su- descenso de la presencia religiosa en
fren las consecuencias del cambio cli- Europa. También convendría aquí hacer
mático8: sequías, migraciones climáti- un análisis de las formas posmodernas
cas, inundaciones, agotamientos de los de religiosidad (con toda su ambigüe-
recursos alimentarios como por ejemplo dad) que a menudo han llevado a algu-
la pesca... Este movimiento muestra una nos autores a afirmar «el retorno de los
relación entre la pobreza y la problemá- brujos»10. Este análisis debería huir de
tica ecológica que conduce a no separar considerarlas como formas antirreligio-
la justicia distributiva de la ecología. En sas o puramente negativas (manipula-
Occidente a menudo no somos cons- torias, autocentradas, sin alteridad,
cientes que es precisamente en los paí- emotivistas…) e intentar centrarse en el
ses pobres y también en los llamados síntoma (insatisfacción) que las origina
países emergentes donde tienen más y en las características que tienen y que
fuerza los grupos ecologistas. Y muchos las hacen atractivas para muchas perso-
cristianos y muchas comunidades cris-
nas. Sin pretender entrar aquí en hacer
tianas de estos países se han implicado
un análisis a fondo, creemos que expre-
en la defensa del medio ambiente y de
san a menudo una crítica necesaria a de-
la justicia medioambiental.
terminadas formas religiosas a las que
la Iglesia ha tendido desde hace tiempo.
3.3.3. Nuevas espiritualidades Una religiosidad eclesial muy raciona-
En medio de la cultura occidental, pre- lista, muy centrada en el discurso, exce-
dominantemente hedonista y materialis- sivamente ética, poco celebrativa, poco
ta, está resurgiendo el interés por nuevas estética, individualista (o al menos con
formas de espiritualidad que indican, a poco sentido comunitario), en la que
pesar de la ambigüedad que contienen, cualquier expresión de sentimiento
una profunda búsqueda e insatisfacción siempre se ha visto como sospechosa de
22
subjetivismo... Esta critica implícita de- en las que hay más conversiones y vo-
be ser tomada seriamente por parte de la caciones a la vida religiosa. El reto es
Iglesia, y ver qué hay en ella de verdad. cómo inculturar la fe en estos pueblos
La Iglesia podría tomar ahora la misma que no tienen la tradición filosófica y
actitud que pedía durante el Concilio ha- cultural occidental, cuando al mismo
blando del ateísmo [GS 19-21]. El con- tiempo, la Iglesia no deja de perder día
texto del Concilio en Occidente era muy a día peso significativo en este mundo
diferente del actual, estaba centrado en occidental. En otras palabras, cómo mo-
el auge del ateísmo práctico y los siste- verse entre la universalidad (católica)
mas políticos ateos que eran materialis- y el respeto por lo local. Un reto nada
tas, y ponían a Dios como impedimen- nuevo pero que con la globalización y
to al progreso de la humanidad. La con las facilidades para la comunicación
Gaudium et Spes hizo en aquel momen- y los viajes ha resurgido con fuerza.
to un cierto examen de conciencia de la Quizás hoy día, por suerte, somos más
propia Iglesia: «...Sin embargo, también conscientes de los condicionantes cul-
los creyentes tienen en esto su parte de turales y de la necesidad de inculturar la
fe allá donde ésta crece y se extiende.
responsabilidad [...] en esta génesis del
ateísmo pueden tener parte no pequeña
los propios creyentes» [GS 19]. Y pide 3.3.5. La recuperación de los valores
una actitud que se esfuerce en «conocer en ámbitos clave
las causas de la negación de Dios que se Hay signos que indican una cierta preo-
esconden en la mente del hombre ateo» cupación para que las nuevas tecnologí-
y, «consciente de la gravedad de los pro- as y el mercado no sea guiado por el pu-
blemas planteados por el ateísmo y mo- ro beneficio económico. Nunca se había
vida por el amor que siente a todos los hablado tanto de valores en los ámbitos
hombres», considera que «los motivos políticos, empresariales, financieros y
del ateísmo deben ser objeto de serio y médicos, ya que las prácticas carentes
más profundo examen» [GS 21]. de cualquier consideración de valores
Algo parecido deberían hacer la nos han llevado hasta el extremo de pi-
Iglesia y los cristianos ante las nuevas sar la dignidad de muchas personas, y
espiritualidades o formas religiosas. especialmente de las más vulnerables.
Esta preocupación apenas está dando sus
primeros pasos, pero es real. Por ejem-
3.3.4. La recuperación de la cultura plo, en el campo de la bioética se han
local dado pasos para que se introduzca esta
La tendencia homogeneizadora de la materia en el currículum de la forma-
globalización está provocando reaccio- ción médica y de la enfermería, aunque
nes en la línea de recuperar y revalori- esta reflexión en Cataluña y en España
zar la diversidad cultural local. Este he- aún es muy escasa. Más difícil es la in-
cho le plantea un reto a la Iglesia, sobre troducción de la reflexión en valores en
todo en África y en Asia, las zonas, por los currículums de las llamadas escue-
cierto, en las que la Iglesia crece más, y las de negocios, quizás porque la im-
23
plementación de esta reflexión conduce tarde o temprano, amenazada por el
de manera inevitable a cuestionar los caos o la dictadura y los individuos por
valores del sistema actual. A raíz de la la angustia». Recordemos qué nos dice
crisis económica actual, la más impor- en su introducción (punto 2):
tante desde la crisis del 29, algunas
Todos los humanos sin excepción so-
grandes facultades de económicas em-
mos seres falibles, imperfectos, con lí-
piezan a plantearse qué enseñan en sus
mites y deficiencias. Además tenemos
aulas. Empiezan a ser conscientes de
que esta formación ha dado lugar a una experiencia de la realidad del mal. Por
cultura empresarial que ha fomentado eso mismo, y a pesar de estas limita-
la especulación financiera sin escrúpu- ciones, nos sentimos obligados a se-
los y que ha hecho posible una crisis co- ñalar, por el bien de la Humanidad, lo
mo la actual. Este repensar el modelo que juzgamos deben ser elementos bá-
económico actual por insostenible es, sicos de una ética común para toda la
sin embargo, muy lento, y al final serán Humanidad, tanto para los individuos
los países emergentes los que marcarán como para las comunidades y organi-
la pauta de esta reflexión ética en los zaciones, para los Estados e inclusive
años venideros. para las religiones. Estamos convenci-
dos de que nuestras tradiciones éticas
y religiosas, seculares ya en su mayor
3.3.6. El horizonte de una ética
parte, contienen suficientes elementos
mundial
éticos que muy bien pueden ser en-
Ante los problemas de nuestro mundo, tendidos y vividos por todos los hu-
las grandes tradiciones religiosas han manos de buena voluntad, sean o no
hecho el esfuerzo de mostrar que son religiosos. A este respecto somos
fuente de humanización y de paz entre conscientes de que nuestras diferentes
los pueblos y no motivo de conflicto. tradiciones éticas y religiosas funda-
Han sido facilitadoras de acuerdos éti- mentan el criterio, a menudo de forma
cos que muestran que están a favor de muy diversa, sobre lo que es para el
la paz mundial, del respeto por el medio hombre útil o dañino, justo o injusto,
ambiente y contra el orden económico bueno o malo. No queremos ignorar, no
mundial injusto. Algunos de estos valo- pretendemos difuminar las hondas di-
res compartidos se muestran, por ejem- ferencias entre las distintas religiones.
plo, en la Declaración de Ética Mundial Pero estas desemejanzas no deben im-
elaborada por el Parlamento Mundial de pedirnos proclamar públicamente lo
las Religiones en Chicago (1993)11. Para que ahora ya nos es común y con lo cual
este Parlamento no es posible un nuevo nos sentimos todos igualmente obliga-
orden mundial sin una Ética Mundial, dos en correspondencia con nuestro
entendida como «un consenso básico
propio compromiso ético o religioso.
sobre una serie de valores vinculantes,
criterios inamovibles y actitudes básicas También el Magisterio de la Iglesia
personales. Sin semejante consenso éti- ha reflexionado sobre la necesidad de
co de principio, toda comunidad se ve, una ética universal en un documento
24
de la Comisión Teológica Internacional: mente. Atestiguan nada menos que la
A la búsqueda de una ética universal. existencia de un patrimonio de valores
La Iglesia, consciente de la necesidad de morales comunes a todos los hombres,
la búsqueda de las normas para vivir sea cual sea el modo en que estos va-
juntos la justicia y la paz, quiere com- lores son justificados dentro de una
partir con el resto de tradiciones reli- particular visión del mundo. Por ejem-
giosas y filosofías de nuestro tiempo el plo, la ‘regla de oro’ se encuentra, ba-
concepto de Ley Natural, un concepto jo una forma u otra, en la mayoría de
que a pesar de algunas interpretaciones las tradiciones sapienciales.12 Por otra
interesadas no es nada estático ni con- parte, coinciden de manera general en
siste en una lista de preceptos definiti- reconocer que las grandes normas éti-
vos e inmutables. Al contrario, la ley na- cas no se imponen solamente a un gru-
tural es una fuente de inspiración que po humano determinado, sino que tie-
surge precisamente de la búsqueda de nen valor de manera universal para
un fundamento objetivo para una ética cada individuo y para todos los pue-
universal (núm. 113). Lo hace apelando blos. Finalmente, muchas tradiciones
a aquello que hay de universal en cada reconocen que estos comportamientos
ser humano e invitando, también, a las morales universales son requeridos
otras tradiciones a hacer lo mismo a par- por la naturaleza misma del hombre.
tir de sus propias fuentes. Un intento, (Núm. 12).
pues, de salir victorioso en un reconoci-
En el caso concreto de la Iglesia, és-
miento común de normas morales de ca-
ta ha actuado de mediadora y reconci-
rácter universal fundamentadas en una
liadora de muchos conflictos, y ha ayu-
aproximación racional a la realidad. Se
dado a las partes enfrentadas a encontrar
trata de un trabajo urgente que va más
reconciliación y perdón...
allá de las propias convicciones religio-
sas y de la diversidad de nuestros pre-
supuestos culturales para buscar un 3.3.7. «Redes de indignación
reconocimiento recíproco y una coope- y esperanza»
ración pacífica de todos los miembros Finalmente, en Europa, y desde ya hace
de la familia humana (núm. 116). tiempo, comienza a haber movimientos
Recordando, sin embargo, que: sociales que algunos han llamado
«Redes de indignación y esperanza».13
El cristianismo no tiene el monopolio Este título resume muy bien el movi-
de la ley natural. En efecto, basada en miento, que, como toda movilización
la razón común a todos los hombres, social, primero aparece como un grito
la ley natural es el fundamento de la de indignación pero que poco a poco ha
colaboración entre todos los hombres ido presentando propuestas alternativas
de buena voluntad, sean cuales fueran a las políticas actuales, y sobre todo ha
sus convicciones religiosas. (Núm. 9). sido capaz de movilizar a las personas
La forma y extensión de estas tradi- ante un mundo en crisis y desesperan-
ciones pueden variar considerable- zado... Como explica Manuel Castells,
25
algunas personas empezaron a conec- que dio nombre al movimiento en Es-
tarse mediante las redes sociales, y des- paña y los manifiestos de «Democracia
pués pasaron a ocupar las calles y a pro- real, ya»17. Si se leen sus propuestas, co-
poner medidas concretas que se oponían mo por ejemplo, las de la «Asamblea del
a los intereses económicos y financie- Sol»18 (20 de mayo), piden medidas
ros. Fue un movimiento que ignoraba la muy realistas que muchos politólogos y
estructura política actual y desconfiaba entidades sociales ya hace tiempo que
de los medios de comunicación de ma- proponían para profundizar la democra-
sas dominados por intereses económi- cia, conseguir más igualdad económica
cos. Fue una eclosión variada, no orga- y hacer una economía menos financiera
nizada, pero tenían algunas cosas en y más sostenible.
común: una determinada manera de ha- Entre las personas jóvenes que
cer más próxima a formas de democra-
acamparon y se manifestaron había mu-
cia participativa, una desconfianza clara
chos cristianos y cristianas, porque,
hacia la política y el juego democrático
ciertamente, muchas de las propuestas
tal y como está planteado actualmente
que se pedían coinciden con los postu-
el uso de las redes sociales... En un lap-
so de tiempo relativamente breve se dio lados defendidos por la moral social de
en todo el mundo: desde Túnez hasta la Iglesia. Por ejemplo, en la encíclica
Egipto (la llamada «Primavera árabe», Caritas in Veritate de Benedicto XVI
en la que se reclamaba democracia ante (2009) se tocan puntos clave sobre el ca-
gobiernos no democráticos y oligarcas), rácter injusto de la actual globalización,
pasando por el movimiento «Occupy puntos que coinciden con algunas de las
Wall Street» (17 septiembre de 2011) de propuestas de este movimiento. Es cier-
Estados Unidos14, y «Los indignados» to que, como cualquier movimiento so-
del 15-M en España. Las propuestas al- cial, tiene elementos de todo tipo y que
ternativas ya han sido analizadas dentro hay que discernir con sumo cuidado.
de esta misma colección de cuadernos15. Pero hay que ser muy conscientes de
Quisiera recalcar aquí, sin embargo, dos que también ha habido intereses para
hechos que considero importantes: la desacreditarlo por parte de las minorías
capacidad de movilizar tanto a gente jo- que controlan la actual economía finan-
ven como mayor, y la capacidad de dar ciera y de los gobiernos y partidos que
esperanza. También ayudaron manifies- temen perder sus posiciones de privile-
tos como el de S. Hessel, ¡Indignaos!,16 gio.

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4. A MODO DE RESUMEN

El cuaderno que hemos presentado ha intentado ser, en primer lugar, una


invitación a la reflexión sobre los valores que encontramos en nuestro
entorno, para poder tomar conciencia de ellos. Todos vivimos y nos
movemos en una doble matriz axiológica, la de nuestra sociedad (ethos
social)19 y la de nuestra fe religiosa (la ética cristiana, islámica, budista...)
o de otras formas éticas de carácter no confesional (como por ejemplo los
derechos humanos...). Cuando alguien actúa y ha de decidir sobre alguna
cuestión, se ve influido por esta doble matriz y por la elaboración perso-
nal histórica (experiencia) de esta intersección. Nos hemos centrado en la
sociedad occidental con un ethos social producto del sistema económico
capitalista y con una tradición política y social de carácter democrático-
liberal, todo ello vivido en el contexto de la posmodernidad. Simple-
mente hemos querido apuntar algunos de los valores de estos ethos.
En segundo lugar, como demanda el Concilio Vaticano II, hemos pasado
a reflexionar sobre qué valores puede aportar la ética cristiana y así
hemos entrado en un diálogo ético con el horizonte de la humanización
de la sociedad que todos vivimos y compartimos. Seguramente es cosa
del lector poder añadir muchos otros puntos a este diálogo, porque es un
diálogo no cerrado.
Y por último, desde una visión más centrada en el interior de la comuni-
dad cristiana (y pensando que todos los creyentes trabajan e interaccio-
nan con los miembros de la sociedad, ya sean creyentes o no), describir
cuáles son los signos de los tiempos, cuáles son las llamadas del Espíritu
que se dan en nuestras sociedades occidentales. Signos y llamadas que
tendrían que ser acogidos por la comunidad cristiana, ya que responden
a problemas de nuestro mundo, y ofrecen soluciones y propuestas que no
son ajenas a los valores evangélicos a pesar de su carácter laico. Este últi-
mo apartado también es una invitación a ver «nuevos signos de los tiem-
pos» y a discernirlos de manera comunitaria para ver si responden al
Evangelio de Jesús de Nazaret.
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NOTAS

1. Francis FUKUYAMA, The End of History and the 7. Uno que dio fuerza a este movimiento en la
Last Man, 1989. década de 1990 fue Serge Latouche. Sus orí-
2. La cultura se puede definir de muchas mane- genes se pueden remontar o a la teoría enun-
ras... Una definición (inspirada en el famoso ciada por Nicholas Georgescu-Roegen sobre
tratado clásico de sociología de G. Rocher y la bioeconomía en su obra The Entropy law
modificada por J. Miralles, profesor de socio- and the Economic Process (1971), así como
logía de ESADE) podría ser: «la cultura como las críticas a la industrialización en las déca-
el conjunto de formas de sentir, actuar, pensar, das 1950, 1960 y 1970 (Günther Anders, La
que son compartidas por una sociedad y que obsolescencia del hombre, 1956; Hannah
permiten la supervivencia, proporcionan iden- Arendt, La condición humana, 1958; o Club de
tidad y pertenencia y dotan de sentido a los Roma, Informe Meadows, 1972).
miembros del grupo». 8. Así lo denuncia el Informe del PNUD del año
3. La definición clásica de Guy ROCHER, en su 2007-8.
Introducción a la sociología, Barcelona, Her- 9. Es interesante ver, por ejemplo, en nuestro con-
der, 1982: «Sistema de ideas y de juicios, texto catalán los datos que ofrece T. MELLÉN,
explícitos y generalmente estructurados, que «Religió i valors» en Javier ELZO i Àngel CAS-
TIÑEIRA (dir.), Valors tous en temps durs. La
sirven para describir, interpretar o justificar
societat catalana l’enquesta europea de va-
la situación de un grupo o de una colectividad,
lors de 2009, Barcelona, Barcino, 2011, ps.
y que, inspirándose ampliamente en unos va-
279-298).
lores, propone una orientación precisa a la
10. La expresión es de un libro titulado así de
acción histórica de este grupo o colectividad».
PAUWELS i J. BERGIER, El retorno de los brujos,
4. La expresión es de J. M. MARDONES, Neoconser-
Barcelona, Plaza&Janés, 1981. Citado en GON-
vadurismo, la religión del sistema, Cuaderno
ZÁLEZ-CARVAJAL, Ideas y creencias del hombre
Fe y Secularidad, Santander, Sal Terrae, 1991,
actual, Santander, Sal Terrae, 1991, p. 173.
p. 10.
11. La podemos encontrar en http://classic.weltet-
5. Ver la importancia de la familia como un factor hos.org/pdf_decl/Decl_spanish.pdf
muy positivo por el proceso de socialización y 12. La Declaración de una Ética Mundial del Par-
por ser la matriz de la comunidad cristiana, lamento Mundial de las Religiones (Chicago,
pero ser consciente de no idealizar la familia 1993) se fundamenta en la regla de Oro for-
de los siglos anteriores, ya que era una familia mulada en las grandes tradiciones religiosas.
patriarcal en la que el hombre tenía un poder La regla de Oro en su formulación en el Evan-
excesivo y la mujer era menospreciada (era un gelio de Mateo nos dice: «haced con los demás
modelo poco evangélico de familia). Ni tam- lo mismo que queréis que los demás hagan
poco idealizar como sociedad con alto sentido con vosotros» (7,12).
de la moral, ya que es olvidar la doble moral 13. Título de un nuevo libro del sociólogo Manuel
que profesaba la clase noble y de la burguesía CASTELLS, Redes de indignación y esperanza:
y en la que la obediencia podía provenir más los movimentos sociales en la era internet,
de los mecanismos de control social que de una Madrid, Alianza editorial, 2012.
convicción evangélica, y por tanto autónoma. 14. http://occupywallst.org/
6. Véase para profundizar en el tema M. ARROYO 15. Ver cuaderno O. MATEOS y J. SANZ, Cambio de
MENÉNDEZ en Tendencias en identidades, valo- época. ¿Cambio de rumbo?, Barcelona, Cris-
res y creencias, Madrid, Sistema, 2004. tianisme i Justícia, Cuadernos 186, 2013.
29
16. Stéphane Frédéric Hessel, Indignez-vous!, 2010. orientación de su conducta), también se pue-
Publicado en el 2011 en castellano y catalán. den colocar dos fuentes más de normativa u
17. www.democraciarealya.es orientación moral, las leyes de un país y si
18. Para ver las propuestas, http://madrid.tomala- alguien trabaja en determinada profesión, un
plaza.net/2011/05/20/propuestas-20-mayo/ código deontológico o profesional o en un
19. Dentro del llamado ethos social (que serían los determinada empresa, un código de conducta
valores que flotan en el ambiente y que buena interno. Como es lógico este ethos social y la
parte de la sociedad los acepta de facto como moral personal pueden entrar en conflicto.

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CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

1. El mundo en el que vivimos

El autor del Cuaderno afirma que todo sistema económico crea una cultura, y
uno de los elementos importantes de toda cultura es el sistema ético, que se
pone en juego sobre todo a la hora de tomar decisiones, y que acaba por
impregnar toda nuestra vida. ¿Qué valores prioriza nuestro sistema económi-
co? ¿Cómo han impregnado la vida personal, familiar, escolar, el trabajo, las
relaciones en general?

2. Pistas para humanizar el mundo actual

El autor señala algunas pistas. ¿Estás de acuerdo con ellas?


Cuáles te parecen más urgentes:
• Cómo pasar del individualismo a la comunidad.
• De la vida como relación basada en el interés a la vida como don,
como regalo.
• De la mercantilización del trabajo y el ocio a la relaciones gratuitas con
los demás.
• De la democracia nominal a la participación de todos a la hora de
tomar las decisiones de nuestra sociedad.
• Del poder de las fuerzas del mercado que marcan nuestra vida más de
lo que creemos, y que incorporamos a veces sin darnos cuenta, a una
cultura de la sobriedad.

3. ¿Qué puede aportar la reflexión cristiana?

Hay actitudes y conductas que pueden resultar obsoletas, en des-uso: dis-


cernimiento, austeridad, decrecimiento, sostenibilidad, compasión, solidari-
dad y otras muchas, y que al leer el Cuaderno señalan un camino no fácil,
porque vivir en cristiano no lo es. ¿Cómo sacarlas a la luz?
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4. ¿No hay nada que hacer?

Ante los problemas urgentes hay voces proféticas que nos impulsan, nos invi-
tan a abrir los ojos para ver y nuestros oídos para escuchar… Todas ellas tie-
nen la capacidad de movilizarnos. Señalamos algunas:

• Manifiestos como el de S. Hessel, Indignaos, que dio nombre al movi-


miento en España y los manifiestos de «Democracia real, ya».
• Los movimientos sociales que algunos han llamado «Redes de indig-
nación y esperanza».
• Movimientos ecologistas, gente joven que se ha dado cuenta que en
las relaciones con la naturaleza hay algo que no funciona.
• La Declaración de Ética Mundial elaborada por el Parlamento Mundial
de las Religiones en Chicago (1993). Esta Declaración ha contribuido
a la creación de una Ética Mundial, entendida como un consenso bási-
co sobre una serie de valores vinculantes, criterios inamovibles y acti-
tudes básicas personales.
• ... (Seguro que conoces otras voces que podrías añadir.)

Quizás al terminar el Cuaderno podemos decir que «hay mucho por hacer…».

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