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CARTAS LITERARIAS A UNA MUJER - RIMAS

a) Rima I, "la mezquindad del idioma"

La Rima I trata de lo mismo que se dice en la Carta II: que la palabra es pobre para el
gran cometido poético.

Rima I

Yo quisiera escribirle, del hombre

domando el rebelde mezquino idioma,

con palabras que fuesen a un tiempo

suspiros y risas, colores y notas.

Carta II

¿Cómo la palabra, cómo un idioma grosero y mezquino, insuficiente a veces para


expresar las necesidades de la materia, podrá servir de digno intérprete entre dos
almas?

Imposible.

La limitación de la expresión poética se halla declarada en estos términos en las Cartas.


En contraste con esta pobreza de la palabra, el amor aparece concebido como una
fuerza que sostiene desde siglos a la Humanidad y la mantiene en vilo y despierta.
Bécquer sólo reconoce una voz posible a ese amor que envolvía la Humanidad a través
de los siglos: la de la poesía. La poesía es eso: apenas una aproximación a una
inmensidad que Bécquer reduce a un diálogo amoroso con la mujer que ama o sueña
amar.

b) Rima III, "la imposibilidad del genio"

Algunas de las expresiones que forman el enfrentamiento entre la inspiración y la razón


de la Rima III se hallan también en las Cartas.

Rima III

colores que fundiéndose

remedan en el aire

los átomos del iris

que nadan en la luz

Carta III

...ardía la pura lumbre del astro y flotaba una atmósfera luminosa y transparente, en
la que nadaban encendidos los átomos del aire.

Pero Bécquer no penetra muy dentro de esta confusión, sino que guarda aún algo que
es sumamente útil: un hilo de luz, que en último término sostiene la condición humana,
aun en el caos del absurdo.

Rima III

hilo de luz que en haces

los pensamientos ata,

sol que las nubes rompe

y toca en el cenit

Carta II

...si tú supieras cuán imperceptible es el hilo de luz que ata entre sí los
pensamientos más absurdos que nadan en el caos...

La Rima III presupone que el genio sería el que lograse atar a un yugo tanto la
inspiración como la razón. Pero Bécquer dice en las Cartas que esto no es posible o,
por lo menos, que él no podía lograrlo.

c) Rima IV, "la existencia objetiva de la poesía"

La Rima IV viene a afirmar la existencia objetiva de la poesía, lo mismo que se dice en


la Carta III con respecto al amor.

- "¿Qué es la poesía?"

d) Rima V, "la afirmación de lo que es el poeta"

En la Rima V Bécquer reúne una serie de notas que le sirven para afirmar su condición
de poeta, y algunas de sus estrofas señalan preocupaciones análogas a párrafos de las
Cartas.

Rima V

Espíritu sin nombre,

indefinible esencia,

yo vivo con la vida

sin formas de la idea.

Carta I

La poesía es en el hombre una cualidad puramente del espíritu; reside en su alma,


vive con la vida incorpórea de la idea, y para revelarla necesita darle una forma.

La declaración de la Rima V recorre los asuntos en los que el poeta se manifiesta como
tal: la naturaleza, las mitologías grecolatina y nórdica, los asuntos históricos, en suma,
"la creación entera". El poeta mantiene esta cohesión de un orden divino, y está dentro
del espíritu que mueve las Cartas, y esta afirmación de lo que es ser poeta según esta
Rima, conviene con lo que dice en las Cartas.

e) Rima VII, "el arpa silenciosa"

En la cuarta de las Cartas existe un párrafo que contiene un germen de la Rima VII. Se
refiere a esta idea, que tanto define la teoría de las Cartas, de que poetas y mujeres
coincidan.

f) Rima VIII, "la oscura intuición de la divinidad"

La Rima VIII es la declaración de la angustia del poeta ante el "mar de la duda"; sólo lo
salva algo que siente dentro de sí como divino, y esto es consecuencia de percibir la
impresión que le produce el horizonte de un crepúsculo o una noche estrellada. Con
palabras casi teológicas lo expresa en la Carta III y en la Carta IV el alma se acongoja y
también percibe la eternidad como salvación, que es efecto de Dios, causa final del
amor.

g) Rima X, "el amanecer en Cádiz"

La descripción del amanecer que contemplan en Cádiz la mujer de las Cartas y Bécquer
tiene cierta semejanza con la Rima X. La Rima concentra la descripción de la salida del
sol en los cuatro primeros versos, en los que abunda la impresión inefable que le
produce la situación, teniendo en cuenta la cercanía de la amada, que es lo que permite
el diálogo en las Cartas. El amor, como el sol naciente, no puede definirse. La Rima X
se ha señalado como característica de la profunda unidad entre naturaleza y poeta en
trance de amor. Hay, en efecto, una comunión en el amor en la que todos, mujer, poeta
y mundo, participan.

h) Rima XI, "el ansia de lo imposible"

Tres mujeres que dialogan con el poeta: la morena, símbolo de pasión; la rubia, que
guarda un tesoro de ternura; y la imposible, incorpórea e intangible.

Rima XI

- Yo soy un sueño, un imposible,

vano fantasma de niebla y luz;

soy incorpórea, soy intangible;

no puedo amarte.
- ¡Oh, ven; ven tú!

Carta III

[poesía es] esa aspiración melancólica y vaga que agita tu espíritu con el deseo de una
perfección imposible.

La fijación amorosa se produce sobre la noción de imposibilidad del objeto erótico, y


este objeto erótico se convierte en símbolo del ideal poético, de la expresión poética
misma. La mujer de la última estrofa ya está convertida en poesía, ella misma es la
poesía. Mujer y poesía quedan profundamente unidas.

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