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RELACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE ÉTICA Y MORAL

El objeto de la ética es la moral, esta afirmación permite hacer algunas observaciones sobre las relaciones y
diferencias entre ética y moral. Las relaciones que existen entre ellas son obvias: es la relación que guarda una
ciencia cualquiera con su objeto de estudio. La ética necesita de la moral para sacar sus conclusiones, para explicarla,
para elaborar sus hipótesis y teorías; pero ello no significa que la tarea de la ética consista en inventar o crear la
moral. La ética no puede prescindir de la historia de la moral concreta, pero esto no significa que se pueda confundir
con ella. La moral y la ética son diferentes, por ejemplo, la biología y los fenómenos vitales que estudia. Unos son
objeto de investigación, la biología, es una ciencia cuya tarea es precisamente estudiar aquellos fenómenos. De la
misma manera debe entenderse la ética: ésta es una ciencia, mientras que la moral es el objeto de esta ciencia. Esto
significa que la moral no es ciencia, pero ello no impide que pueda convertirse en el objeto de una investigación
científica. Es muy importante reparar en estas diferencias, ya que a menudo se suele afirmar que la moral es ciencia,
o bien, utilizar la palabra “ética” como sinónimo de moral. Así, por ejemplo, la expresión ética profesional es
equívoca, porque generalmente se refiere a un código moral que debe observar un profesional, y no a una ciencia
como lo es la ética.
Entonces, se debe tener presente lo siguiente: ética es la ciencia de la moral, mientras que la moral es el objeto de
estudio de la ética.
Una prueba de que la moral no es una ciencia lo demuestra el hecho de que en la historia han aparecido una serie de
morales que nada tienen que ver con la actitud científica: morales irracionales y autoritarias. Piénsese por ejemplo,
en las morales rudimentarias de los pueblos primitivos, las cuales se basan en tabúes y prohibiciones extrañas y
muchas veces absurdas. Las sectas religiosas y místicas pueden proporcionar abundantes ejemplos de morales
irracionales; por ejemplo, las reglas que prescribía la Escuela pitagórica: abstenerse de las habas, no recoger lo que
se ha caído, no tocar un gallo blanco, no mirarse en un espejo fuera de la luz, entre otras. ¿En qué se fundaban estas
reglas? Evidentemente en meros tabúes.
La ética como teoría de la moral.
La ética es la ciencia que estudia la moral del hombre en sociedad. Hablando en forma estricta, todas las disciplinas
filosóficas en la medida que reflexionan críticamente sobre sus objetos y no se proponen prescribir la conducta o
crear reglas artísticas, morales o religiosas. Esta observación vale esencialmente para las llamadas disciplinas
prácticas a las que ya nos hemos referido y cuya denominación puede llevarnos a algunas confusiones. Estas
disciplinas son llamadas “prácticas” por encontrar su centro de estudio en la praxis humana, en la acción, finalidades,
normas y valores que el hombre se propone realizar durante su vida, pero no porque tengan como tarea expresa
elaborar una serie de reglas o recetas encaminadas a guiar todo el cúmulo de experiencias humanas. Así, por
ejemplo, la estética no se propone formular una serie de reglas universalmente válidas para normar la creación
artística; análogamente, la ética no se propondrá crear códigos y pautas de conducta o recetarios morales para
conducir el comportamiento concreto de los individuos en su vida social e íntima. La ética no se reduce a una prédica
moral.
Sin embargo, la ética se ha caracterizado por ser una disciplina práctica. Esto es aceptable siempre y cuando se
aclare que su supuesta normatividad procede de la naturaleza de su objeto: la moral. Y como se sabe, la moral está
constituida por una serie de normas, costumbres y formas de vida que se presentan como obligatorias, valiosas y
orientadoras de la actividad humana. Por el solo hecho de estudiar y reflexionar sobre estas normas o reglas de
conducta que forman el mundo de la moral se dice que la ética es una ciencia normativa. La ética es una ciencia
práctica porque tienen por objeto la conducta humana. Es la ciencia del orden moral de la vida individual y social del
hombre.
Sin embargo, el calificativo de “ciencia normativa” no es muy afortunado porque suscita la idea de que esta
disciplina tiene como finalidad formular recetas o consejos útiles para la vida moral de cada individuo. Y ello no es
así.
Por tanto, debe distinguirse muy claramente entre el moralista que prescribe normas, invita a realizar un modo de
vida que cree justo y bueno (Cristo, Buda, Zoroastro, Gandhi, entre otros), y el filósofo, el ético, que, tomando como
base la moral históricamente determinada, se encarga de reflexionar y explicar dicha moral.
La ética no se propone expresamente dirigir la vida humana, sino explicar la moral; no intenta decir a cada cual lo
que ha de hacer u omitir en cada caso concreto de la vida, no es una casuística. En su obra Los dos problemas
fundamentales de la ética, Arthur Schopenhauer escribe: “Predicar la moral es fácil, fundamentar la moral, difícil.” Y
es precisamente esto último lo que constituye la tarea de la ética.
La ética es normativa en un sentido indirecto, por la naturaleza de su objeto, pero no en un sentido directo, ya que
no se propone dar una lista de deberes y de no deberes; esto significa que no incurre en una prescriptiva. Esta
conclusión puede plantear la siguiente reflexión: ¿es acaso la ética puramente especulativa?, ¿le está
definitivamente vedado a la ética orientar las acciones humanas hacia la creación de una sociedad más justa y
perfecta? Se puede responder que, en última instancia, la separación entre teoría y práxis es artificial. No se niega
que la explicación crítica que la ética realice sobre la moral pueda repercutir en alguna forma, en la vida concreta del
hombre. En su libro Ética dice Eduardo García Máynez: “la ética es o puede ser normativa en cuanto que, al llevar a
la conciencia del hombre las directrices que han de orientar su conducta, influye en las decisiones de su albedrío,
convirtiéndose, de manera mediata, en factor determinante de la acción humana”.
En conclusión, es que no podemos separar tajantemente lo teórico de lo práctico. De alguna manera, los principios
éticos establecidos por las teorías morales determinan el comportamiento de los individuos. Por ejemplo, la teoría
esgrimida por Sócrates en el diálogo El Critón determinó que éste no se fugara de su prisión y aceptara
resignadamente la sentencia de muerte prescrita por los jueces de su tiempo. La teoría que se sustenta acerca de la
moral no sólo influirá sobre nuestra conducta individual, sino también en el comportamiento de la sociedad y la
estructura de sus instituciones.

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Definición de Moral
¿Qué es la moral?, ¿cuáles son sus características esenciales?, ¿cómo está constituida?, ¿cuál es su diferencia con
otras actividades humanas semejantes?
En cuanto a la definición de moral, muchos son los conceptos que se han formulado acerca de ella, entre los cuales
están los siguientes.
La moral es un conjunto de normas aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta individual y social de
los hombres.
La moral es un sistema de normas, reglas o deberes que regulan las acciones de los hombres entre sí.
La moral es el conjunto de reglas que la sociedad exige que un hombre observe dentro de ella. Un hombre moral es
aquel que vive en concordancia con las costumbres de su sociedad, en caso de infringir las normas, el hombre será
marginado de la sociedad.
La moral es el conjunto de normas y formas de vida a través de las cuales el hombre aspira a realizar el valor de lo
bueno.
Valiéndose de estas definiciones, pueden destacarse los elementos esenciales de la moral. Ésta contiene, ante todo,
un conjunto de normas, sin las cuales no es posible concebirla. Estas normas tiene como propósito regular la
conducta del hombre en sociedad; además, deben ser realizadas en forma consciente y libre, e interiorizadas por el
sujeto, mediante ellas, el individuo pretende llegar a realizar el valor de lo bueno. Así, la moral está vinculada
estrechamente con el valor de lo bueno.
Moral y moralidad. Los dos planos de la moral.
La moral está constituida por dos planos: el normativo y el fáctico.
El plano normativo.
En cuanto conjunto de normas, reglas o deberes que impone la sociedad, la moral comprende un plano normativo,
el cual señala siempre un deber ser. Toda norma, todo imperativo, como su nombre lo indica, da una orden, manda
cómo uno debe comportarse. Muchas veces se dice que la ética es la ciencia del deber ser, justamente por eso,
porque estudia normas que valen independientemente de que se cumplan o no. Cuando se piensa en una
disposición, en un mandato –por ejemplo “Debes acatar la voluntad del Estado”- se está pensando en el plano
normativo de la moral. Este mandato puede ser obedecido o bien, desobedecido. En la moral entran, pues, los actos
aprobatorios (moralmente buenos) y los actos reprobatorios (moralmente malos). Esta característica de la moral, al
abarcar tanto los actos buenos como los malos o inmorales se llama bipolaridad de los valores.
El plano normativo origina lo que se llama, estrictamente, moral. La moral es, pues, el conjunto de normas o
imperativos que existen para ser realizados, y que se consideran valiosos y debidos, independientemente de que se
realicen o no. Este plano normativo es el que ocupa más la atención de los filósofos de la moral.
El plano fáctico.
La moral existe para ser realizada. No tendría sentido prescribir una norma, si no fuera posible llevarla a cabo.
Cuando se habla de la realización de la moral se refiere uno al plano fáctico (de factum, hecho), al plano de los
hechos. El plano fáctico está formado por los actos concretos que se realizan conforme a las normas establecidas
(plano normativo). Un ejemplo del plano fáctico de la moral es el siguiente: el hecho de que, teniendo en cuenta la
norma “debes acatar la voluntad del Estado”, Sócrates no haya aceptado fugarse de la cárcel cuando su amigo Critón
le facilitaba todos los medios para ello, pero también podría haber sucedido que Sócrates violara esta norma. De
todas maneras ambos tipos de comportamiento pertenecen al plano fáctico de la moral (uno es positivo yel otro es
negativo).
El plano fáctico origina lo que se conoce como moralidad. No deben confundirse, pues, estos términos: moral es el
conjunto de normas, reglas o imperativos, producto de una determinada época o sociedad; mientras que la
moralidad comprende los actos realizados conforme a la moral imperante.
La moralidad es la moral hecha realidad (moral efectiva), es la manera cotidiana en que se viven las normas, es decir,
la serie de actos efectivos, tal como se realizan cotidianamente.
La moralidad es lo que josé Luis Aranguren denomina Éthica utens o moral vivida. Esta moral vivida es la que se
manifiesta en la experiencia, en la historia, en la religión, etc. En general, piensa Aranguren, la ética de los libros de
texto es una Éthica docens, o sea, una ética académica, vuelta de espaldas a la realidad; en cambio, la Éthica utens
no es la que se encuentra en los libros de filosofía, sino en la historia viviente, en ciertos testimonios humanos, o
incluso en la literatura. En los filósofos, no obstante, pueden encontrarse ejemplos notables de lo que es la Éthica
utens, por ejemplo, Aristóteles describe en su Ética Nicomaquea la moral vivida por lo griegos de su tiempo, traza
con mano maestra los caracteres como el del magnánimo y las virtudes reales, no las librescas o ideales de los
griegos.

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