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Misión de Moxos*

Víctor Hugo Limpias Ortiz

Introducción construir una compleja red de control hidráulico,


tan extensa y compleja que hasta hoy llama la
El conjunto de reducciones de la misión jesuítica atención. Las obras hidráulicas de moxos y bau-
de Moxos, fundada y organizada por misioneros de res, mencionadas por varios cronistas virreinales,
la orden de Loyola entre los siglos xvii y xviii, cons- fueron estudiadas por Erland Nordenskiöld, e in-
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tituye una notable experiencia de modificación vestigadas desde los años 1960 por Keneth Lee
de la cultura y el hábitat de la región mojeña, y William M. Denevan y, más recientemente, por
hasta entonces ocupada por naciones de las Heiko Prümers, Clark Erickson, Umberto Lombar-
llanuras y los bosques tropicales del corazón de do, Efraín Barbery y otros.2
Suramérica. Algunas de esas naciones estaban Destinadas a controlar inundaciones, faci-
originalmente constituidas por nómadas que litar la agricultura y la pesca, y la comunicación
vivían de la caza y la pesca, pero otros, como entre las diferentes poblaciones, en la región del
70 los baures, ya habían logrado organizarse en so- río San Pablo y el río Yacundá, y al pie de la se-
1 Sobre las obras
ciedades relativamente complejas, capaces de rranía de Mosetenes, se encuentran decenas de
hidráulicas construidas
por las culturas construir decenas de kilómetros de terraplenes, miles de lomas artificiales, terraplenes, canales,
precolombinas en la camellones y campos de tablones para el cultivo,
canales, centenares de terraplenes residencia-
sabana beniana, véase
Denevan (1980). les y miles de hectáreas de camellones destina- y montículos, todos construidos en zonas anega-
2 Véase Barbery (1997a; dos a la agricultura.1 dizas del río Mamoré y sus afluentes.
1997b); Canuda (2005, Siendo la región de Moxos –el actual de- Además de controlar las inundaciones, este
pp. 18-21); Denevan
(1980); Herrera (2006, partamento del Beni– una pampa aluvial con sistema hidráulico permitía estabilizar temporal-
pp. 12-15); Lee (1997, bosques periféricos a ríos amazónicos, entre mente el agua para que decante sus nutrientes y
pp. 8-9; 2004).
los que se destaca el Mamoré, donde convivían abone naturalmente el suelo de la sabana, y de
3 Existen algunas
varios pueblos nativos o naciones, cada uno con- esa manera se obtenga una mayor producción
diferencias de opinión
sobre cuándo se formado por varios grupos pequeños dominados agrícola y también piscícola. En otras palabras,
abandonó la organización
por un cacique y diseminados en un determinado se trata de grandes obras de ingeniería hidráulica
social que hizo posible
tamaña superestructura territorio, y con una lengua común. Las naciones orientadas a la producción de alimentos.
hidráulica. Pruebas de Se estima que los 20 mil kilómetros cuadra­
más importantes eran los moxos y los baures,
carbono 14 aplicadas
a piezas cerámicas ambos con lenguas de origen arawak. Otras cua- dos de campos de cultivo hasta ahora identifi­
encontradas en algunas cados en la pampa y la selva de moxos y baures,
tro naciones importantes eran la cayubaba, la
lomas establecen
asentamientos en las canichana, la movima y la itonama. Una vez que pudieron haber abastecido las necesidades de
fechas señaladas. Otras los diferentes pueblos que conformaban la nación centenares de miles de personas, aunque es
especulaciones no tienen
asidero científico, al de Moxos tuvieron los primeros contactos con los poco probable que hayan sido construidos todos
menos por ahora. españoles, prevaleció su nombre para denominar al mismo tiempo. De hecho, al estimarse que la
a toda la región (Block, 1997, p. 51). ocupación intensiva de la región se dio entre el
año 400 y el 1400 de nuestra era, es decir, por
Ingeniería de la sabana alrededor de un milenio, una ocupación por fases
* Las figuras que no temporales y por regiones, es lo más plausible.3
tienen especificada la
Debido a que la región es una sabana anegadi- Cuando los jesuitas llegaron a la zona a fines del
fuente, son de propiedad
del autor. za, los primeros habitantes se vieron obligados a siglo xvii, parte de esta antigua infraestructura
4 Keneth Lee (1997; permanecía en uso pero la organización social en función de las características de inundación
2004) da esta cifra,
corroborada por otros. que la había diseñado y construido hacía tiem- del sector y los requerimientos de humedad de
Barbery (1997a; 1997b) po que ya no existía. cada especie. Así, se tienen grandes campos
estima en mil kilómetros
Las lomas artificiales albergaban a la po- de cultivos rodeados de canales, también hay
la red de la zona del río
Yacundé, en el límite de blación y su altura sobre el terreno natural varía campos de cultivos elevados de treinta metros
Beni y Santa Cruz. de cuatro a veinte metros. Las mayores de ellas de ancho por trescientos de largo; están los cam-
5 Además de las cubrían hasta cincuenta hectáreas, implicando pos de tablones de entre cuatro y ocho metros
referencias anteriores,
aporta algunos datos un movimiento de tierra superior a un millón de ancho y de hasta cien metros de longitud, los
Roca (2001, p. 318). de metros cúbicos, lo que debió exigir grandes campos de camellones constituidos por aglo-
6 Al respecto, el esfuerzos comunitarios, posiblemente durante meraciones de montículos alargados apenas
arqueólogo Heiko generaciones. Las de mayor superficie contaban levantados del suelo, y montículos circulares de
Prümers, del Instituto
Alemán de Arqueología, con diferentes sectores o “barrios”, con la zona tres y cuatro metros de diámetro, estos últimos
dice: “La diversidad habitacional a veces en terrazas de mayor altura posiblemente destinados al plantío de maíz. Final-
cultural parece ser una
característica de lo que y el cementerio en una zona más baja. Estas lo- mente, la existencia de lagunas de forma regular,
hoy llamamos Moxos…”. mas poblacionales poseían un canal circundante, generalmente rectangulares, sugiere que fueron
(Herrera, 2006).
similar al que protegía a los castillos medievales, construidas artificialmente.5
pero su función era fundamentalmente de apoyo, En todo caso, todas estas obras, distribui-
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tanto a la red fluvial de transporte como a la de das en miles de kilómetros cuadrados, suponen
producción piscícola. necesariamente la existencia de una alta concen-
De las lomas poblacionales partían terra- tración humana capaz de justificar tal escala de
plenes, cuya principal función eran la regulación obras. Demuestran también que los pueblos que
y el control de las inundaciones que periódica- construyeron dicho sistema contaban con una
mente afectan a la sabana beniana y también a capacidad de organización social elevada, lo que
los bosques, actuando como eficientes diques, y a su vez demanda una estructura social compleja
72 también como caminos terrestres y fluviales. Se en donde debieron existir individuos con la capa-
han encontrado terraplenes de quince kilómetros cidad de planificar y modificar el territorio de la
de largo, de un metro o más de elevación y cua- misma manera que lo hace el ingeniero actual. Sin
tro metros de ancho, y los canales podían medir duda, la escala de las obras hidráulicas del Mojos
hasta siete metros de ancho. Algunos de estos prehispánico exigió de su parte una comprensión
terraplenes eran dobles, con un canal en el cen- avanzada de la naturaleza y una capacidad técni-
tro, por lo que podían permitir la comunicación ca propia de la ingeniería.
fluvial aun en tiempos de seca al preservar el Finalmente, llaman la atención los diver-
canal central. A partir de imágenes satelitales se sos patrones culturales, tanto en la cerámica y
han identificado más de cinco mil kilómetros linea- otros restos arqueológicos encontrados en los
les de terraplenes en toda la región, la quinta diferentes sitios investigados, como en la prepon-
parte de ellos en la zona de Baures.4 derancia de camellones de cultivo en una zona,
Los canales, por su parte, conectaban los montículos en otra, y tamaños variables de lomas
cauces de ríos mayores y menores acortando y terraplenes en regiones muy distantes entre sí.
distancias, y también cumplían otras funciones, Ello indica que no existía una sola cultura en la
como eficientes reguladores y distribuidores región, y más bien demuestra que coexistieron
de aguas fluviales. De esta manera, el sistema varias culturas, cada una de ellas con sistemas
compuesto por terraplenes y canales aseguraba propios de control hidráulico.6
la comunicación terrestre y fluvial entre núcleos
poblacionales y entre éstos y sus campos de cul- Vivienda
tivo durante todo el año, además de irrigarles los
campos de cultivo y evitarles los daños causados Las construcciones residenciales prehispánicas
por las inundaciones. se caracterizan por el uso de materiales poco
El complejo sistema de ingeniería hidráulica elaborados para su ejecución, y por la existen-
Figura página anterior: cia, dependiendo de la zona, de dos grandes
mojeña incluía, dependiendo de la región, al me-
Reducción de Exaltación
de Moxos (detalle). nos otros seis tipos de obras de ingeniería, todos tipos de vivienda: la familiar y la multifamiliar o
Autor: destinados a albergar algún tipo de plantación comunitaria. La sencillez constructiva coincide
Keller (1876). –yuca, maíz, calabaza, ají, tabaco, algodón, etc.–, con el carácter efímero de los conjuntos llaneros
y de los bosques tropicales, sean éstos de origen solteros, ser albergue provisional de los forasteros 7 Véanse otras
descripciones en Monje
arawac u otro, ambos grupos presentes en el y lugar destinado a las ceremonias de iniciación Roca (1981) y Riester
oriente boliviano en el momento de la llegada de guerrera y adoración de sus dioses (Parejas y (1981, p. 17).
los españoles en el siglo xvi. Suárez, 1992, p. 37). La ubicación privilegiada en 8 Al respecto, véase
Las viviendas unifamiliares eran regular- el conjunto, construida al lado del espacio abierto Parejas (1976, p. 12)
y Roth (1993, p. 100).
mente de planta circular. Si las construían con central, contribuía a fortalecer su sentido simbó­ Los araonas, en el norte
paredes, la cubierta era cónica simple, pero si no lico. A diferencia del resto de las edificaciones, era amazónico, contaban
inclusive con una vivienda
tenían paredes, la estructura cónica hacía las ve- construida por toda la comunidad. Allí se colgaban especial para el acto del
ces de paredes y cubierta. Su tamaño variaba pe- los trofeos de guerra y de caza, y pueden recono- alumbramiento, conocida
como “casa de las
ro era de reducidas dimensiones, con diámetros cerse como una especie de templos.
madres”; véase Plaza y
de 2,50 hasta cuatro metros y de altura similar. Carvajal (1985, p. 24).
La familia entera habitaba allí. Tabas colectivas 9 Véase Guidoni (1982,
El jesuita Éder describe en forma genérica p. 51), y también
Nordenskiöld (1985, p.
la “casa de los bárbaros”, dando un buen número Las viviendas colectivas o plurifamiliares eran 72).
de detalles de la vivienda unifamiliar con paredes muy comunes en la región, como lo eran en todas
en la zona de Moxos:7 las zonas bajas de Suramérica. Las dimensiones
Las etnias todavía bárbaras construyen sus y capacidad varían notablemente, tal como su
casas más para alejar los mosquitos y cínifes nombre: taba, ruka, maloca, shapuno, etc. Se
que para su comodidad. Su estructura es las utilizaba por unos cinco años, tiempo máxi-
circular, de cuatro o, a lo más, cinco varas de mo que duraba un asentamiento en esa época.
diámetro, viviendo en ella toda la familia, es de- La vivienda colectiva de la región oriental alber-
cir hasta doce personas. Su altura es la ­misma gaba normalmente de diez a quince familias,
que su anchura; el techo es de hierba; la puerta o entre setenta y cien personas, en un espacio
se hace de la misma hierba, atada a palos: es con de cinco a siete metros de ancho, de treinta
tan pequeña, que sólo pueden entrar gateando a cincuenta metros de largo, y entre seis y siete 73
de pies y manos. No hay ventana alguna. Las metros de altura, aproximadamente.9 Algunas
paredes apenas llegan a una vara de altura y comunidades amazónicas construían edificacio-

Misión de Moxos
son de empalizada recubierta de barro (Éder, nes de mayor capacidad, como los pacaguaras,
1985). cuyas casas medían hasta cien metros de largo
Una vivienda bastante parecida a la ante- (Torrico, 1971, p. 275).
riormente descrita es la de los sansimonianos, Se construía la cabaña colectiva con una
aunque en ésta el muro es de mayor altura. En armazón de troncos macizos que constituía la
las zonas más tropicales, la empalizada que ha- estructura central. Piezas delgadas se hincaban
cía las veces de pared no se recubría con barro, en el suelo y se curvaban, apoyándose en la es-
permitiendo la ventilación natural del interior. tructura central, hasta cruzarse en el vértice supe-
La vivienda unifamiliar sin paredes, parece rior, donde se amarraban. Una vez esta armazón
haber sido la de los pueblos conocidos como quedaba fija, se la cubría con hojas entrelazadas
chiquitos, entre ellos los manasicas. En 1702 el de palmeras como el motacú, el cusi y la jatata, las
sacerdote Lucas Caballero las describe así: “Sus más comunes. Ante la inexistencia de muros o ta-
cabañas son de paja, hechas a manera de hor- biques interiores, las columnas interiores servían
nos” (Roth, 1993, p. 98). Sin embargo, en el cen- de sutiles elementos divisores entre las familias,
tro de los pueblos también existían tres o cuatro aunque sólo perimetralmente, pues el espacio
viviendas de mayores dimensiones, para albergar central era común, y allí se cocinaba.
al cacique, a los jóvenes solteros mayores de 15 Los conjuntos de viviendas colectivas re-
años, a los visitantes, así como para realizar al- unían entre dos y cinco grandes galpones co-
gunos de sus ritos o ceremonias.8 munitarios, aunque hay evidencias de conjuntos
bastante mayores. Por su parte, las poblaciones
Bebedero fundamentadas en viviendas individuales podían
estar constituidas por grupos de una decena has-
En varios pueblos, una sola “casa de los hom- ta centenares de pequeñas viviendas.
bres”, llamada también “bebedero”, podía al-
bergar indistintamente al cacique, a los jóvenes
10 La antropóloga Urbanismo soldado español Juan de Limpias estimó en tres
alemana Birgit Krekeler
cita una descripción
mil habitantes uno de los once pueblos de los
similar de Pedro Lozano. Los cronistas de la conquista señalan que los Toros (¿Mojos?), con cuatrocientas casas, 190
Véase Krekeler (1993,
pueblos nativos estaban rodeados de una em- cocinillas y nueve bebederos (Chávez, 1986, pp.
pp. 148 y 195).
palizada, con una o más puertas de ingreso 161-162). En los pueblos de mayores dimensio-
11 Krekeler (1993,
p. 148) cita a Knogler controladas. Al respecto, en 1635 Alonso Soleto nes, los cronistas mencionan la existencia de
y Hernández para Pernía escribe: “... era un cerco de la manera de “barrios”. De ahí la existencia de varios bebederos
establecer estos límites.
El explorador inglés Percy un fuerte, muy reforzado, y estaba en cerco por o casas de los hombres en algunas comunidades
Fawcett (1954) coincide temor de sus enemigos que tenían... Era el fuerte (Parejas, 1984, p. 120).
con la cifra máxima,
de árboles de higuerones, y de cedros y cedros, Los conjuntos urbanos de casas-galpones o
al calcular pueblos de
3.000 habitantes. Parejas plantados alrededor para edificar su ciudad...” cabañas colectivas estaban constituidos por un
cita a Hernando Ribera, número reducido de éstas. Grabados del siglo xvi
(Universidad Autónoma Gabriel René Moreno,
quien menciona pueblos
de “hasta 1.000 casas” 1961, p. 134). muestran cuatro viviendas comunales en un pue-
(1992, p. 41). Exterior al cerco, que podía ser doble, es blo sudamericano (tupinambos), y hasta catorce
decir dos empalizadas paralelas, se construían en un conjunto de Norteamérica –pomeiock–
fosos que ocultaban lanzas envenenadas y se (Guidoni, 1982, pp. 50, 56). Sin embargo, Her-
plantaban setos vivos de plantas también ve- nando de Loma Portocarrero, en una expedición
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nenosas. Ello aseguraba una mejor protección de 1597, contó nada menos que 610 tabas en
contra los ataques de pueblos enemigos y contra una sola comunidad (Parejas, 1984, p. 120).
predadores de la selva y serpientes. Ulrico Schmi- El ordenamiento “urbano” presentaba algu-
del los describe:10 nos elementos comunes en diferentes regiones.
Su ciudad [...] está rodeada de dos cercas de Un espacio abierto, en posición central en relación
palos del grueso de un hombre, hincados una al conjunto de casas, flanqueado por el bebedero
braza en la tierra. Lo que sobresale tiene la y la casa del cacique, constituía el núcleo espacial
74 altura de un hombre con la espada alzada. A del conjunto. Era, de hecho, una “plaza” ceremo-
quince pasos delante de la valla tenían hechos nial. Dependiendo de la cantidad de viviendas y
unos fosos de una profundidad del tamaño de el número de habitantes, podían existir plazas
tres hombres, y en ellos habían clavado unas menores, con sus respectivos bebederos. El resto
lanzas de una madera dura... Los fosos esta- de las viviendas se ordenaba en forma arbitraria.
ban cubiertos de paja, ramitas y un poco de No existían calles en el sentido occidental, pero
tierra y hierbas para que nosotros cayésemos los cronistas reconocen el concepto en los acce-
en ellos al perseguirles o quisiésemos asaltar sos del exterior hacia el espacio central. Schmidel
la ciudad... (Schmidel, 1944). (1984) menciona que los jarayes contaban con
Figura 1: un camino de ocho pasos de ancho, bordeado de
Los pueblos, sean estos constituidos por
Foto del templo de la
reducción de Trinidad, viviendas uni o plurifamiliares, variaban en di- flores y pulcramente limpio, que llegaba hasta la
poco antes de su mensiones y población. Mientras algunas aldeas casa del cacique. Esto no es otra cosa que lo que
demolición en 1920. hoy se entiende como una avenida o bulevar, lo
más pequeñas contaban con quince familias,
Fuente:
Foto Álbum Centenario otras podían tener hasta ochocientos, con más que demuestra que estos pueblos poseían y apli-
de Bolivia. de tres mil habitantes.11 En 1635, el escribano y caban criterios de jerarquización urbana.
Pese a su precariedad, las construcciones
y el urbanismo prehispánico en Moxos presenta
cualidades dignas de destacar y son un antece-
dente importante en cuanto definen patrones
posteriores de construcción y asentamiento, que
influirán en el modo en que se desarrollarán estas
mismas actividades durante la Colonia.
Aunque la estructuración espacial urbano-
arquitectónica original ha desaparecido, para
lograr el propósito establecido se ha partido de
una serie de documentos textuales y gráficos,
así como de algunos ornamentos que lograron
sobrevivir a la expulsión de los jesuitas y las in-
tervenciones posteriores, tanto de otras órdenes
religiosas, como de parte del gobierno.

Referencias bibliográficas e iconográficas

A pesar de que los archivos peruanos contienen


buena parte de la documentación secuestrada a
los jesuitas al momento de su expulsión, así como
informes de superiores y hasta cartas personales
de los misioneros, el Archivo Nacional de Bolivia,
anb, en Sucre es el principal depositario de docu-
mentos mojeños, gracias a la labor de recopila-
ción que realizara en la segunda mitad del siglo xix Referencias urbanas y arquitectónicas Figura 2:
Plaza y templo de la
el historiador cruceño Gabriel René Moreno. Sin
reducción de Trinidad.
embargo, para este trabajo, orientado a identifi- Es lícito reconocer como referencias importantes Autor:
car las características tecnológicas, funcionales y para el análisis, el diseño urbano persistente en Gardner Gibbon (1852).
morfológicas del urbanismo y la arquitectura mo- la mayor parte de los pueblos mojeños actuales,
jeña en su relación con la organización social, han y los pocos templos construidos posteriormente
sido particularmente significativas las siguientes a la expulsión de los jesuitas en 1767. La mayor
referencias. Primero, los testimonios textuales parte de las antiguas reducciones son pueblos vi-
que dejaron los padres Eguiluz, Altamirano, Éder vos, algunos de ellos ciudades importantes, como
y otros, tanto en el siglo xvii como en el siglo xviii. Trinidad, capital del departamento del Beni, en
También están los informes de los gobernadores los que se han mantenido elementos espaciales
y las descripciones de viajeros, como el francés originales, tanto urbanos –plaza, calles– como
Alcide D’Orbigny. Estos documentos han sido arquitectónicos –sitios del templo y colegio–. Los 75
exhaustivamente analizados por historiadores templos madereros que reemplazaron a los origi-
como Gabriel René Moreno, José Chávez Suárez nales generalmente imitaban a los preexistentes,

Misión de Moxos
y Manuel Limpias Saucedo, quienes sacaron sus en un proceso similar al reconocido en Chiquitos
propias conclusiones y las describieron. Luego –caso de Santa Ana– y deben reconocerse como
están los documentos gráficos, fundamentales, parte de la misma categoría de análisis. Al respec-
pues precisan los detalles y caracteres que la to, es bueno señalar que aunque buena parte de
descripción textual no puede expresar. Entre ellos los templos dibujados por Mercado eran posjesuí-
se destacan los grabados de D’Orbigny (1832), ticos, debido al traslado de algunos pueblos y la
uno de los cuales muestra con notable precisión fundación de otros nuevos, el espíritu barroco se
la estructura urbana y los elementos constituyen- mantuvo vigente en Moxos hasta bien entrado el
tes de la misión de Concepción de Baures, que siglo xix, tal como lo señalan varios investigadores,
permite reconocer las características productivas en lo que hoy se conoce como departamento del
del espacio construido. También son importantes, Beni (Block, 1997, p. 41).
más que todo para una reconstrucción arquitec- Por su estrecha relación histórica y por
tónica, las acuarelas de Melchor María Merca- su contemporaneidad, también son referentes
do (1859), y los grabados de Gibbon (Trinidad, importantes para comprender la arquitectura
1852) y Keller (Exaltación, 1874). La fotografía misional mojeña los contemporáneos templos
del templo de Trinidad en el Álbum del Centenario madereros de Chiquitos, seis de los cuales se
(1925) y los dibujos de Jorge Coimbra (1945) del salvaron de la destrucción definitiva al ser restau-
campanario de Magdalena también ofrecen una rados y reconstruidos por el desaparecido Hans
rarísima oportunidad de apreciar las cualidades Roth desde 1972 hasta 1999, en una labor que
de la arquitectura misional mojeña, antes de su tuvo mucho del sabor misional original.12
lamentable desaparición. Las más recientes foto- Finalmente, como resabio de un pasado
grafías de Rogers Becerra y Antonio Carvalho, de de esplendor, están los púlpitos, ornamentos y
ornamentos y restos de columnas, son también restos de columnas y vigas que todavía existen
12 Sobre la labor de
ilustrativas. en Moxos y algunos museos del país y el exterior. Roth en Chiquitos, véase
Estos remanentes materiales, importantes para el Limpias (2000, pp. 7-13).
13 Becerra (1985) incluye análisis, demuestran sin lugar a dudas que en la Aunque dependían administrativamente
interesantes fotografías
de arte mojeño. Por su
región existieron artistas y artesanos de excepcio- de dos provincias jesuitas ubicadas en ambos
parte, Carvalho (1978, p. nal calidad, tanto europeos como indígenas, y que extremos del continente, estas misiones se rela-
80) incluye una fotografía
el barroco se manifestó en toda su exuberancia cionaban con el mundo a través de Santa Cruz de
de restos de columnas.
en el espacio misional mojeño.13 la Sierra, de cuya gobernación hacían parte. En
El territorio ocupado por la misión de Moxos este sentido, Santa Cruz se convirtió en el único
formó parte de la Gobernación en los tiempos vi- y obligado punto de contacto entre dos de las ma-
rreinales y luego de la Intendencia de Santa Cruz yores provincias jesuíticas de Suramérica. Es lícito
de la Sierra, que también abarcaba la misión de suponer que en varias ocasiones, los misioneros
Chiquitos. A mediados del siglo xix se creó el de- que pasaban de viaje hacia o desde las misiones
partamento del Beni, quedando la mayor parte debieron coincidir en el colegio que la orden tenía
de las reducciones jesuíticas en su territorio, y en la ciudad (García, 1989, pp. 20-40). Ello per-
el resto en el departamento de Santa Cruz, que mite inferir un grado de interrelación e intercam-
quedó con todas las reducciones chiquitanas. bio de experiencias entre ambas misiones, más
En la actualidad, la región de la sabana beniana, allá de las pocas situaciones mencionadas en
antiguo territorio de los moxos, es una región las comunicaciones oficiales. Al respecto, vale la
de economía ganadera que recientemente ha pena mencionar que desde la fundación de las
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emprendido una serie de esfuerzos para recu- primeras reducciones, realizadas en Moxos por
perar su patrimonio tangible, mientras ha sabido los padres Castillo, Marban y Barace, y en Chiqui-
preservar importantes rasgos intangibles de su tos por los padres Arce y Rivas, hasta la expulsión
cultura originaria y mestiza. de la orden en 1767, la relación con Santa Cruz de
la Sierra fue compleja y contradictoria: mientras
Historia los cruceños representaban una amenaza cons-
tante para la libertad de los indígenas, eran éstos
Para referirse a las misiones de Moxos es necesa- quienes defendían a las mismas de los avances
76
rio puntualizar su independencia de las de Chiqui- de los bandeirantes paulistas y “mineiros”. En
tos, con las que regularmente han sido menciona- este marco, los eventuales avances maloqueros
das en la bibliografía misional. De hecho, dentro de los cruceños motivaban a los indígenas a ads-
del marco de la experiencia jesuítica en América, cribirse a las reducciones, facilitando la labor de
Moxos y Chiquitos presentan algunos elementos los misioneros, a su vez obligados a pedirles a los
comunes, pero también importantes diferencias. mismos que los protegieran. Respondiendo al pro-
Entre sus diferencias más notables está el hecho verbial pragmatismo jesuita, la orden respondió
de que, mientras las misiones de Moxos surgen con inusitada tolerancia ante los cruceños, lo que
Figura 3: bajo el impulso del Provincial de la orden en Lima, se manifestó en la falta de reclamos o denuncias
Cuadro comparativo las de Chiquitos lo hacen bajo el impulso del Pro- ante las autoridades virreinales, tal como lo seña-
de plantas de templos vincial del Paraguay, y más específicamente del la García (1989, pp. 20-40).
entre las misiones del
Paraguay, Chiquitos y Colegio de Tarija (Parejas, 1980, p. 89). Las distintas misiones jesuíticas americanas
Moxos. se regían bajo los mismos decretos reales y se ad-
ministraban bajo los mismos criterios y modelos
administrativos. Sin embargo, la autonomía de
cada región, junto a las diferencias geográficas y
culturales, permitió el surgimiento de diferencias,
dentro de un marco común estructural. Por ejem-
plo, aunque las misiones de Moxos y Chiquitos,
junto a las del Paraguay, presentan experien-
cias urbanísticas y arquitectónicas con varios
elementos comunes, existen diferencias entre
ellas. Urbanísticamente, todas ellas descartan
la cuadrícula como alternativa de diseño urbano
y más bien aplican un modelo alternativo, de ca-
racterísticas propias, pero con matices distintos
en cada región. Arquitectónicamente ocurre lo
mismo, adoptando al principio en todas ellas la Lima, en 1682 lograron la incorporación de otros 14 Las diferentes
expediciones son
misma tipología maderera, pero ganando detalles misioneros: Antonio de Orellana y José de Vega, descritas por Chávez
diferenciadores en el proceso. dando impulso definitivo al emprendimiento. La (1986, pp. 55-200).
fundación de Nuestra Señora de Loreto en abril de
Fundación de Moxos ese mismo año señala el inicio formal de la misión
de Moxos (Chávez, 1986, pp. 209-210).
Fueron muchísimas las entradas infructuosas Entre 1682 y 1744, la Compañía de Jesús
a la región durante los siglos xvi y xvii. Desde la fundó en Moxos un total de 25 pueblos, entre los
primera expedición que partió de Lima al mando que se destacan los todavía existentes: Loreto,
del capitán Pedro de Candia en 1538, hasta la el primero, luego Trinidad (1687), San Ignacio
penúltima de Alonso de Cerezeda, Andrés Pardo y (1689), San Javier (1691), San Borja (1693), San
Miguel de Oña, enviados en 1671 por el goberna- Pedro (1697) –que sería durante muchos años la
dor de Santa Cruz, los informes fueron cambiando sede principal–, Concepción (1708), Exaltación
desde un absoluta desesperanza hasta el reco- (1709), San Joaquín (1709), Reyes (1710), Santa
nocimiento de que era crítico y también posible Ana (1719), Magdalena (1720), todos ellos en el
lograr la incorporación de la región a la Corona. La actual departamento del Beni, y Desposorios de
trágica muerte de dos misioneros a manos de los Buenavista (1723), en el departamento de Santa
indígenas, el franciscano Gregorio de Bolívar y el Cruz. En el momento de la expulsión de la orden
agustino Felipe de Paz, no fueron suficientes para sólo quedaban dieciséis pueblos, pues ya algu-
que un jesuita de Santa Cruz de la Sierra, el her- nos habían desaparecido –San José, San Luis,
mano José del Castillo, decidiera buscar en Lima San Pablo, San Patrocinio, San Juan Bautista y
el apoyo necesario para emprender el que sería el dos Santa Rosa y dos San Miguel–, y otros más
último y exitoso intento virreinal de convertir a los desaparecerían posteriormente –Santos Simón
varios pueblos que comprendía la región.14 y Judas, San Nicolás, San Martín–, mientras que
A Del Castillo lo motivó particularmente el algunos se trasladaron a nuevos sitios –Loreto,
77
éxito relativo del hermano coadjutor Juan de Soto, San Ignacio, San Joaquín, San Pedro, entre ellos–,
quien convivió más de dos años en armonía con abandonando el sitio original. Después de la ex-

Misión de Moxos
los mojeños, junto con los misioneros José Bermu- pulsión en 1767, se fundarían otras reducciones
do y Julián de Aller. El informe de Soto demostraba siguiendo el modelo misional jesuítico –es el caso
que era posible lograr la conversión de los hasta de San Ramón– en pleno período secular español
entonces ariscos mojeños, y que solamente se (Gutiérrez da Costa y Gutiérrez Viñuales, 1995,
requería de paciencia para lograr su confianza pp. 305-394).
definitiva (Chávez, 1986, pp. 194-197). Luego de
convencer al provincial de Lima, Del Castillo regre-
só a Santa Cruz acompañado de los misioneros
Pedro Marbán y Cipriano ­Barace, el primero de
los cuales fue designado como superior de la
futura misión. Tanto Barace como otros jesuitas
consideraban a Del Castillo como “autor y gran
promovedor de esta insigne obra” (Chávez, 1986,
pp. 200-201.)
A principios de 1675, los tres misioneros
partieron hacia el Mamoré. Luego de seguir el Sociedad Figura 4:
curso del Guapay y de superar varias dificultades Colegio de la reducción
de Exaltación.
en donde se destaca el empeño de Del Castillo, Los jesuitas lograron combinar exitosamente la Autor:
llegaron a contactar a los maremonos, uno de los organización social nativa, respetando su estruc- Melchor María Mercado
tantos pueblos mojeños, el 28 de junio. El padre tura y liderazgos originales, con la tecnología eu- (1859).
Fuente:
Marbán tomó entonces posesión de ese territo- ropea, aprovechando la inyección de capital que
Archivo Nacional de
rio, y a partir de entonces empezó la dura tarea le proveía la Audiencia de Charcas y la provincia Bolivia (anb).
de convencer a los mojeños de la importancia de jesuítica limeña. El éxito del emprendimiento se
adscribirse a la religión católica. Gracias a varios basó en la fundación progresiva de reducciones,
informes positivos que enviaron a Santa Cruz y a conforme la labor de evangelización se iba con-
solidando. La creación de centros poblados segu- nalidad productiva de los jesuitas, conscientes
ros, en donde el indígena se sentía protegido de de que la labor evangelizadora que realizaban
las temidas malocas de los bandeirantes, y en necesitaba de una estructura económica capaz
los cuales podía vivir y crecer en armonía con sus de sostenerla a largo plazo.
semejantes, pudiendo inclusive moverse entre Los jesuitas establecieron en cada pueblo
una población y otra sin mayores contratiempos, talleres de carpintería, telares y sastrería, curtidu-
contribuyó a lograr un éxito básico, tanto social, ría y zapatería, trapiches, fundición y herrería. Al
como económico y también espiritual. El orden mismo tiempo, ya sea en las proximidades de la
jesuítico, con todas sus bondades, generó en el reducción o en los puertos fluviales de embarque,
nativo una confianza extraordinaria que se tradujo poseían diferentes plantaciones: cañaverales,
en su total inmersión en el desarrollo de una cultu- cacaotales, algodonales, arrozales, maizales y
ra mestiza que se ancló en la música, la religión, la cafetales, y contaban con ranchos en donde cria-
arquitectura y la producción agropecuaria. ban ganado vacuno y caballar. Cada pueblo tenía
su propio aserradero y matadero. Igualmente,
Organización social contaban con su propia flotilla de carga fluvial.
René Moreno indica que “puede calcularse en
El aparato productivo de las misiones se sustenta- 60 barcos o canoas la dotación media de cada
APUNTES vol. 20, núm. 1: 70-91

ba en una organización interna excepcionalmente pueblo para el debido trajín de las chacras, con-
conformada. Cada reducción, que podía tener ducción de productos de receptoría y transportes
hasta cerca de tres mil habitantes, era dirigida personales de unos a otros pueblos” (Moreno,
por dos jesuitas, aunque a veces solamente uno 1986, pp. 169-170).
estaba a cargo. Los sacerdotes eran apoyados
por una serie de líderes indígenas, comandados Economía misional
por el cacique mayor de la parcialidad original. Un
78 alférez y dos tenientes apoyaban a éste, además Aunque las reducciones de Moxos nunca pudieron
de los dos alcaldes de familia y los dos de pueblo. autosostenerse completamente, los jesuitas, jun-
Estos ocho miembros formaban el Cabildo, y eran to con los indígenas, fueron capaces de organizar
nombrados cada primero de enero. un aparato productivo articulado con el resto de
El pueblo se dividía en parcialidades y cada la Audiencia y el Virreinato, que permitió el soste-
una de éstas era dirigida por un capitán y su se- nimiento de los 35 mil habitantes que en algún
gundo. Esto era particularmente importante en re- momento poblaron las diferentes reducciones
ducciones en donde convivían dos o más pueblos mojeñas. La estructuración del entorno urbano
diferentes. Había también alcaldes para cada uno necesario para llevar adelante la experiencia cul-
de los gremios de tejedores, herreros, carpinteros tural jesuita estuvo definida tanto por una estética
y constructores, y también para cada estancia barroca en su composición espacial urbanística,
productiva, muchas de ellas en las proximidades como por un criterio productivo de organización
del pueblo y a orillas de los puertos principales. del espacio, que convirtió a la misión en un gran
Las mujeres y los jóvenes menores de diecisiete establecimiento industrial y agropecuario.
años también eran liderados por un alcalde es- Moxos, además de requerir permanente-
pecial (Chávez, 1986, pp. 304-306). mente el apoyo de la provincia peruana y contri-
Toda esa estructura conformaba un sistema buciones reales, demandó el establecimiento de
de jerarquías suficiente para asegurar una orde- una red de estancias y fincas, cuya producción
nada y sistemática vida cotidiana, a la vez que y rentas suplía el déficit. Algo particular en el
permitía una actividad productiva sin contratiem- caso de Moxos es que las estancias que apo-
pos. El urbanismo que definía los espacios colec- yaban económicamente a su sostenimiento no
tivos de las misiones, además de establecer las se encontraban dentro de su área de influencia,
jerarquías simbólico-religiosas, necesarias para sino a centenares de kilómetros, en los valles
mantener al indígena consciente de la presencia de Cochabamba y Chuquisaca, e inclusive en el
divina, también contribuía al orden interno y a la Bajo Perú, que pertenecían jurisdiccionalmente
producción de bienes y productos. La combina- a otras misiones.
ción del orden jerarquizado propio del barroco La inserción de la impronta indígena en
europeo encajó perfectamente con la intencio- la estética y el espíritu barroco importado por
los sacerdotes jesuitas definieron un mestizaje dida por las rentas generadas por la producción
cuyos resultados materiales contribuyeron a la de una red de estancias ubicadas en los valles
definición de un urbanismo y una arquitectura orientales de Chuquisaca, al norte de Santa Cruz
misional “productiva”. de la Sierra, en la zona del valle de Pojo, en Co-
Una de las diferencias marcadas entre chabamba, y otras situadas en la costa peruana.
Moxos y Chiquitos tiene que ver con los resultados Algunos de estos establecimientos fueron dona-
de su economía. Mientras Chiquitos logró auto- dos a la orden, o adquiridos por la administración
sostenerse en buena medida, las misiones de provincial (Block, 1997, pp. 114-115). En algunos
Moxos aparentemente sólo lograron una relativa casos, es posible que hayan quedado bajo cus-
subsistencia alimentaria. Block es contundente todia jesuita si el propietario no pudo cubrir la
cuando indica que: deuda contraída, pero tal situación difícilmente
a pesar de sus esfuerzos impresionantes, podía quedar documentada, y es de esperar que
nunca pudieron cubrir los gastos con su propio tal situación se haya presentado legalmente como
trabajo. Los utensilios de metal [...] y los bienes una donación.
suntuarios dedicados a fines religiosos exigían Un benefactor especialmente importante
grandes erogaciones de dinero [...]. Sólo con fue el general Juan de Murga, cuyo legado en es-
la combinación de los aportes de la Corona tancias peruanas rindió quinientos pesos anuales
y las inversiones en la economía civil lograron entre 1698 y 1725, cuando falleció. A partir de
los jesuitas hacer florecer las reducciones de entonces, la mitad de sus estancias fueron dona-
Mojos [...] La empresa de Mojos demostró das a la orden. En 1704, el viñedo de Callejas la
ser cara desde sus comienzos (Block, 1997, Baja fue donado por Gabriel Encinas.
p. 107). La administración provincial adquirió dos es-
Para sostener a Moxos, la provincia peruana tancias en el valle de Pojo, cerca de Cochabamba,
de la orden jesuita tuvo que valerse de al menos destinadas a producir vino la primera, cereales y
cuatro fuentes de ingresos diferentes: el aporte ganado la segunda, para las reducciones. Estas
79
de la propia administración central de la provincia, eran Challwani y La Habana. Los datos sobre la 15 Véanse los capítulos
las contribuciones reales que abarcaban donati- producción de estas estancias no son claros, correspondientes a la

Misión de Moxos
economía misional en
vos específicos y estipendios anuales por cada pues mientras se indicó que producían pérdidas Block (1997, pp. 107-
sacerdote, las donaciones que incluían limosnas a mediados del siglo xviii, se estimó que renta- 123) y la “Introducción”
de Josep Barnadas al
y legados de bienhechores del Alto y el Bajo Pe- ban treinta mil pesos anuales al momento de la libro del padre Éder
rú, y la renta anual de capitales invertidos. Estos expulsión, en 1767. En algún momento Challwani (1985, p. lvii).
últimos provenían tanto de las rentas generadas pasó a ser propiedad del gobernador de Moxos, 16 Mientras Block (1997,
por una serie de estancias y fincas situadas en los León Fernández de Velasco, quien la declaró por p. 116) indica el déficit,
Barnadas (1985, p. lviii)
valles de Chuquisaca y Cochabamba, y en la costa un valor de 54 mil pesos y contaba con ochenta cita a Aimeric indicando el
peruana, como de las exportaciones de los pro- esclavos negros.16 notable excedente.
ductos generados en las mismas reducciones mo- En la zona oriental de Chuquisaca y en las
jeñas, las que también contaban con sus propias proximidades de Mizque, los jesuitas administra-
fincas.15 Asimismo, su sostenimiento no hubiera ban varias fincas menores: Palca, San Nicolás de
sido posible sin la notable habilidad financiera Umiriqui, Jesús y María, Pampas del Tigre y Cuesta
de la orden, que permitió, con una flexibilidad Negra. Según Barnadas, las tres últimas eran ad-
pragmática notable, transferencias monetarias y ministradas por el jesuita Karl Hirschko, y aunque
de bienes, así como préstamos a terratenientes, “nunca rindieron grandes sumas de dinero a las
utilizando los fondos que la Corona les entregaba. misiones [...] incrementaron sus contribuciones
Parte fundamental de las estrategias financieras proveyendo de vino y cereales” (Barnadas, 1985,
empleadas por los jesuitas la constituía la adqui- p. lviii; Block, 1997, p. 117). Ellas fueron donadas
sición y administración de establecimientos agrí- por los herederos de Melchor de Rodas al Colegio
colas y ganaderos, los que se mantenían bajo su de La Plata. En 1662 el colegio la vendió a Jeróni-
propiedad en tanto produjeran rentabilidad, y se mo de Soria, pero la viuda, María de Cuéllar, la ce-
vendían apenas mostraban su inviabilidad (Bar- dió otra vez a la orden al año siguiente (Barnadas,
nadas, 1985, p. lix; Block, 1997, pp. 115). 1985, p. lviii, citando a Cushner, 1980, p. 41).
La documentación existente indica que las Las estancias de la costa norte peruana fue-
misiones de Moxos eran sostenidas en buena me- ron más productivas. Ellas pertenecían al Colegio
Máximo de San Pablo en Lima y producían 2.439 más de siete mil de ellos bajo su control (Page,
pesos anuales al momento de la expulsión. Las 2001, p. 116).
haciendas azucareras de San Jacinto y San Anto- Las reducciones mojeñas exportaban bue-
nio de Mutakachi constituyen un buen ejemplo de na parte de su producción aprovechando, por un
inversión rentable de la Compañía, ya que fueron lado, la red de colegios jesuíticos que le permitía
adquiridas a bajo precio en 1709, ante el endeu- colocar sus productos en Charcas, Potosí, La
17 Block compara esta damiento de sus propietarios originales. Block Paz y el Cuzco; y por otro lado, estableciendo su
cantidad con los 17.314
pesos que demandaba
puntualiza la especial relación entre el colegio propia red de distribución de productos en Santa
la administración del de Lima y las reducciones de Moxos, al aportar el Cruz de la Sierra y Cochabamba. Los productos
Obispado de Santa Cruz.
colegio capitales y personal administrativo. San de exportación más comunes de las reducciones
18 Las motivaciones Jacinto poseía 81 hectáreas de cultivo, dos mo- de Moxos eran el azúcar y el alcohol de caña, el
conceptuales de estos
aspectos se analizan linos, un complejo de refinación y 101 esclavos, algodón y telas, cacao, sebo, miel y arroz. Entre las
en detalle en Parejas y mientras que San Antonio de Mutakachi poseía manufacturas que se exportaban se encuentran
Suárez (1992).
trece hectáreas, dos molinos y solamente 24 muebles, instrumentos musicales, tejidos litúrgi-
esclavos. Desde 1710 las inversiones se concen- cos y productos de cuero. A cambio, importaban
traron en ésta última, que empezó a producir vino toda clase de adornos litúrgicos y diferentes he-
en 1713 y para 1720 ya contaba con sus “propios rramientas de hierro, papel, vestimenta para los
APUNTES vol. 20, núm. 1: 70-91

talleres de alfarería para la fabricación de botijas religiosos, espejos, vidrio, vino y tabaco (Block,
y botellas” (Block, 1997, p. 118). 1997, pp. 106-107).
En 1725 se adquirió la estancia Huaura
(Wawra), y en 1739 el “gran viñedo” de Umay, en Urbanismo
el valle Pisco, a un costo de ochenta mil pesos, de
los cuales se pagaron al contado 5.403 pesos. Las La estructura urbana de una misión de Moxos
reducciones de Moxos habrían de pagar el resto al estaba originalmente conformada por el conjunto
Colegio de San Pablo de su producción, en una de- arquitectónico principal, la plaza y los cuarteles o
80
mostración más de su impresionante flexibilidad residencias de los indígenas. En primera instan-
financiera, que generó para Moxos, solamente en cia, se aprecia que su ordenamiento responde a
1748, la impresionante suma de 11.188 pesos un criterio de ocupación centrado en el templo, la
de ocho reales de beneficios e intereses (Block, Casa de Dios, como elemento articulador de todo
1997, pp. 120-121).17 Cómo justificar semejante el conjunto y corazón espiritual de la comunidad.18
apoyo económico a una región marginal de la La plaza abierta es físicamente el centro de la
provincia, se puede entender desde la perspectiva misión, con la cruz marcando dramáticamente
estratégica tanto de la Corona española como de el predominio de la iglesia sobre el terreno, y
la misma orden jesuita, de proteger las fronteras su generosa amplitud contribuye a destacar la
de su territorio, asegurando su control en térmi- presencia del templo, que actúa como verdadero
nos de conversión y de producción, tal como lo se- núcleo material y espiritual de la comunidad. La
ñala certeramente David Block (1997, p. 123). definición del espacio de la plaza, delimitada la-
Los establecimientos agrícolas y ganaderos teralmente por los cuarteles y posiblemente por
de la orden durante la Colonia eran generalmen- las escuelas, contribuye a realzar la presencia del
te administrados por un sacerdote que actuaba conjunto religioso de uno de sus lados. La esce-
como administrador. Si la hacienda se ubicaba en nográfica centralidad del templo y la valoración
las proximidades de las reducciones, éste era que hace de él la plaza, junto a las posas y la cruz,
apoyado por un indígena con el cargo de Alcalde busca remarcar simbólicamente la presencia de
de Hacienda, y los trabajadores eran igualmente Dios en la misión.
indígenas. Por otro lado, los establecimientos Por ello, no es de extrañar el impacto que
ubicados fuera del área de las reducciones, como causaba en el visitante semejante articulación de
las mencionadas previamente, podían contar con espacios y volúmenes, hábilmente ordenados pa-
hasta dos sacerdotes y la mano de obra estaba ra recordar en todo momento el por qué y el para
constituida por esclavos negros. Vale la pena qué de toda manifestación de vida. Es elocuente
destacar que, al momento de su expulsión, la el viajero francés Alcide D’Orbigny, cuando dice:
orden jesuita era la mayor propietaria de escla- “La extensión, la distribución de las casas y sobre
vos negros de todas las colonias españolas, con todo la plaza... me dieron ocasión para admirar
una vez más los trabajos extraordinarios de los orden– implicó la adopción –a veces forzada– de
jesuitas en esas regiones” (2002, iv, p. 1433). una serie de adaptaciones, en donde se recono-
Posteriormente indica que cen algunos aportes indígenas y geográficos. Sin
La Plaza, bastante grande, está dotada de ca- embargo, ese esfuerzo catequizador y productivo
pillas en sus cuatro esquinas y ocupa su centro implicaba como resultado que las naciones indí-
una cruz adornada con hermosas palmeras genas reducidas reemplazaran para siempre sus
cucich. Está rodeada por numerosas casas de dioses y creencias, sus costumbres de alimenta- 19 Sobre estos aspectos
del urbanismo indígena,
indios, bien alineadas y ubicadas de manera ción y vestimenta, su moral y su ética, su vivienda, véase Limpias (2001,
que favorezcan la libre circulación del aire. su música, su organización social, sus mecanis- pp. 16-17; y las notas 15,
16, 17 y 19 del capítulo
Todo respira grandeza y orden en esta misión mos de supervivencia, sus sueños y hasta sus
1); y Limpias (2003, pp.
(D’Orbigny, 2002, iv, p. 1437). miedos. El sacerdote jesuita piensa y actúa con 161-174).
Contribuyó a la aceptación indígena de la base en una ética que justifica la imposición de 20 Mesa (2002) dice: “en
propuesta misional el hecho de que la plaza no una estética que controle la totalidad del espacio, Trinidad... la iglesia fue
ideada por Barace ‛de
fuera una exclusividad española. Los cronistas y genera entonces una espacialidad que favorece su propia imaginación’”,
comentan que los poblados indígenas contaban los controles sociales necesarios para asegurar citando al padre Eguiluz
(1884).
con un gran espacio en el centro de sus comuni- una actividad productiva.
dades, cerca del cual estaba el bebedero o casa La presencia de la modernidad que impli-
de los hombres. Por lo tanto, el espacio de la ca el barroco impuesto en las pampas y selvas
plaza o atrio del templo misional no le eran por amazónicas tiene que ver también con el sentido
completo ajenos al indígena, como tampoco las productivo de la reducción, concebida como una
calles rectas o avenidas, pues muchos poblados fábrica de almas, salvadora de hombres, y en
indígenas también contaban con ellos antes de eso no difiere del espíritu europeo que impulsa la
su contacto con los europeos.19 Contrarreforma. El pragmatismo jesuita es capaz,
La inserción del espíritu barroco en la ex- entonces, de construir un espacio doblemente
periencia misional en la Amazonia boliviana era productivo, espiritual y económicamente, otorgan-
81
inevitable, a pesar del carácter marginal de las do una dimensión integradora de la vida, descono-
reducciones en la selva y las pampas al norte y cida hasta entonces en la América española.

Misión de Moxos
este de Santa Cruz de la Sierra, por dos razones El misionero no tuvo otra alternativa que
fundamentales. Primero, debido a que los sa- trasladar su experiencia cultural a la misión,
cerdotes jesuitas, principales protagonistas del adaptándose antes que imponiéndose. De esta
proceso, se habían educado en las ciudades y manera, cuando emprende la tarea de construir
monasterios de la Contrarreforma, proceso en el los templos, los misioneros lo hacen a partir “de
cual la orden de Loyola era protagonista de primer su propia imaginación”.20 Para ello, “necesario les
orden; por lo tanto, no es de extrañar que sus es- fue hacerse Arquitectos para fabricar templos [...]
fuerzos de catequización estuvieran marcados y enseñar a los indios el oficio de carpinteros, el
por los ideales estéticos, teológicos y sociales que uso de las herramientas y proporción del edificio
marcaron a la sociedad barroca en la península en todas sus partes” (Altamirano, 1979, p. 72). No
y el resto de Europa. En segundo lugar, debido a pudiendo ejecutar la tarea solo, estaba obligado
que el interés jesuita en desarrollar un proyecto a entrenar al indígena en todo lo concerniente
social sostenible a largo plazo, en un marco hu- al proceso de construcción. Precisamente por lo
mano ingenuo al que se veía necesario controlar elemental de su formación arquitectónica, la re-
en todas las facetas de su vida para lograr su sal- petición era la opción más fácil para el misionero
vación, no podía encontrar mejor modelo espacial y en este marco no se podían esperar soluciones
a implementar que el barroco. arquitectónicas demasiado diferentes a las que
De esa manera, la experiencia misional im- él mismo había experimentado, que eran precisa-
plicó la “construcción” de una sociedad barroca en mente las de los espacios barrocos europeos.
pleno corazón del continente, demarcando moral Como en todo proceso complejo en el que
y materialmente las jerarquías y límites necesarios participan gran cantidad de actores, en Moxos
para lograr el éxito de una empresa catequiza- resultó inevitable la introducción de elementos
dora sostenible. Para el misionero jesuita, este no europeos aportados por el indígena a través
proceso de reproducción de su propia sociedad del tiempo, y también por el propio misionero,
–“mejorada”, en el sentido del acatamiento del una vez que resultó influenciado por el entorno en
21 Esta medida equivale el cual se desenvolvía. El “mestizaje” que sufrió el Plaza con cruces y posas
a poco más de 120
metros.
barroco europeo al reproducirse en la misión
afectó tanto la selección de alternativas, como La plaza era el corazón de la misión, dominada
22 Véase Mesa y Gisbert
(1961); Gisbert (1978; los procesos y los resultados, tanto en lo cultural por la presencia imponente de la iglesia, el cole-
2002); Embajada de como en lo religioso, tanto en lo humano como en gio, el campanario y las escuelas de letras y de
España en Bolivia (1997);
y Gutiérrez (1983). lo social, lo arquitectónico y lo urbano. música. Éder remarca que “en el centro de la re-
23 Según nota 19 del
Los indígenas contribuyeron decisivamente ducción estaba la plaza, perfectamente cuadrada,
editor. no solamente en la construcción de los templos, midiendo cada lado ciento sesenta pasos” (Éder,
sino también en el tallado de esculturas y relie- 1985, p. 357).21 En ella se desarrollaban todas
ves, en la fabricación de los muebles, las telas, las actividades más significativas: procesiones,
seguramente más allá del simple aporte manual. Semana Santa, rogativas, velorios, bienvenidas
En este sentido, al referirse al púlpito de San y festejos de índole religiosa. Actúa, de hecho,
Ignacio, Altamirano indica que es “muy airoso y como un gran atrio.
entallado; y se conoce lo hábil de la gente, pues Dando más detalles, continúa Éder indi-
todo es obrado por manos mismas de los indios”, cando que “En cada esquina de la plaza hay una
y esto lo dice a principios del siglo xviii, cuando cruz muy grande con capillas para la celebración
todavía las misiones habrían de funcionar por de las procesiones [...] En el centro de la plaza
APUNTES vol. 20, núm. 1: 70-91

más de medio siglo (Altamirano, 1979, pp. 76- había también una cruz, mayor que las demás,
77). Tampoco hay que olvidar que los indígenas protegida por una reja y rodeada de árboles de-
administraban, hasta la llegada de los españoles y bidamente distribuidos” (Éder, 1985, p. 357). La
los misioneros, una compleja y variada mitología, cruz central, como en el caso de San Ignacio de
que hasta entonces había encontrado en la cerá- Moxos, podía estar “llena de incrustaciones del
mica una expresividad morfológica original. Esta brillante nácar de las conchillas de agua dulce”,
habilidad desarrollada colectivamente, sin duda como indica D’Orbigny, levantada sobre un podio
82 debió canalizarse después de la catequización, y rodeada de una baranda de madera, como la
en la ornamentación de los templos. dibuja Mercado en San Joaquín, San José y la mis-
Como se indicó previamente, la misión se ma Concepción, y cerca de ella, cuatro palmeras
estructuraba urbanísticamente con base en el plantadas en cruz.
conjunto arquitectónico principal –a describirse Las posas son una tipología arquitectónica
Figura 5:
posteriormente–, la plaza y los cuarteles. Su propiamente americana, tal como ya lo han expli-
Plaza, templo, posa y ­composición espacial permitía integrar visual- cado abundantemente Mesa, Gisbert, Gutiérrez y
colegio de la reducción mente la dimensión espiritual con la productiva. otros investigadores.22 Ellas contribuían a enrique-
de Concepción. El
atrio cubierto no fue En este sentido, la experiencia urbanística de cer el ceremonial a escala urbana, preservando
considerado en la Moxos es muy similar a la de Chiquitos y Paraguay, el estrecho y milenario vínculo entre el nativo y
representación. pero existen diferencias evidentes, como se verá la naturaleza, en donde, hasta la llegada de los
Autor:
Alcide D’Orbigny
a continuación. conquistadores moraban sus dioses.
(c.1832). Al parecer, las posas existieron en todas
las misiones de Moxos –no así en Chiquitos–
una vez que no solamente Éder da testimonio
de ellas, sino también Verdugo en 1760 (Éder,
1985, p. 357).23 El conjunto “ideal” de cuatro
posas de Concepción, un‑a en cada esquina de
la plaza, es dibujado por D’Orbigny con relativa
precisión y las ubica en la planta general de la
misión. Se trataba de simples construcciones
a dos aguas con el mojinete enfrentado a la plaza,
establecien­do una especie de ochave a la misma.
Se las reconoce como elementos puntuadores
del espacio y por ello su rol en la conformación del
espacio barroco misional es digno de destacar. La
presencia de las posas en Moxos, y posiblemente
en Chiquitos, se entiende como una extensión de
la tradición andina de iglesias con atrio y posas,
y deben verse, por lo tanto, como consecuencia
de la permanente relación de los misioneros con
Charcas y Lima.

Cuarteles residenciales

Los cuarteles eran viviendas colectivas, en don-


de varias familias vivían separadas por muros
divisorios transversales dentro de un mismo
módulo. Estas viviendas comunitarias les eran
muy familiares a los indígenas, y es posible que
los misioneros hayan adoptado la tipología por
esa razón. Contaban con corredores exteriores a
ambos lados y eran siempre de una sola planta,
todas levantadas un palmo del nivel del terreno.
Se construían de la misma manera que los tem-
plos, aunque su cubierta no necesariamente era
de teja, siendo en la mayor parte de los casos de
hojas trenzadas de palmeras o jatata. Se utilizaba
también el tronco desbastado de la palma, coloca-
do a modo de capa y canal. Éder informa que las
casas eran de tabique y a veces de adobe e indica
también que “cada casa mide diez varas de al-
tura, veinticuatro de largo y trece de ancho, de 83
manera que el espacio destinado a la vivienda
era de ocho varas, siendo el corredor que rodea

Misión de Moxos
la casa de dos varas y media de anchura” (Éder,
1985, p. 355).
Un aspecto importante de destacar, por el
impacto escenográfico que debía causar, es el uso
del color en la pintada de las casas y el templo.
Éder indica que las casas “se blanqueaban por
dentro y por fuera; no con cal, sino con una tierra
blanquísima igual o mejor que aquella. La base
de las paredes, los dinteles de las puertas y ven-
tanas se pintaban con tierras de diferentes colo- Construyeron los espacios religiosos paralelos a Figura 6:
Reducción de
res jaspeados, con bastante gusto” (Éder, 1985, la zona pantanosa del sudoeste y levantaron los
Concepción, perspectiva
p. 356). El número de cuarteles variaba de una cuarteles residenciales en forma asimétrica, ha- general de la plaza,
misión a otra, pudiendo aproximarse al centenar ciéndolos coincidir con las plantaciones de algo- posas, templo y
cuarteles.
(Moreno, 1986, p. 68). dón, cacao, café, caña de azúcar, maíz y arroz.
En el plano se observa también una red de Figura 7:
Estructura urbana productiva caminos de acceso a las plantaciones, así como Plano de Concepción de
las divisiones claras de las diferentes parcelas Moxos.
Autor:
El plano levantado por D’Orbigny en Concepción productivas. Se cuenta más de una decena de edi-
D’Orbigny (c.1832).
de Moxos es ilustrativo del sentido productivo de ficaciones al parecer con fines de apoyo a las acti-
la misión mojeña. De hecho, en ese gráfico se evi- vidades productivas, una vez que no se articulan
dencia el criterio productivo que complementaba espacialmente con los cuarteles residenciales.
al sentido barroco del espacio. Dejando de lado la Una de ellas se encuentra en el puente sobre el río
orientación tradicional este-oeste del templo, los Negro, otras cerca o dentro de los cafetales y ca-
misioneros adoptaron en Concepción un criterio ñaverales, otras cerca del algodonal localizado al
más eficiente, desde la perspectiva productiva. este. Es interesante la alameda de palmeras que
remata en otra edificación, en el sector sudeste. que implican los muros curvilíneos, las bóvedas
Cinco jardines o chacras menores, bien delimita- ovoidales y las transparencias fenomenales pro-
das, se levantan en diferentes sectores. fundas. De todas maneras, y a pesar de la rigidez
En Concepción de Baures, la simetría ha muraria, los espacios interiores presentaban una
sido sacrificada para favorecer la proximidad de riqueza expresiva esencialmente barroca gracias
los habitantes con la zona productiva. Esta apli- a la exuberancia de la ornamentación arquitectó-
cación del eficientismo productivo, que modifica nica –retablos y altares– y estatutaria, la riqueza
el esquema ideal de urbanización jesuita, puede polícroma de los revestimientos y la policromía do-
entenderse perfectamente como una expresión minante.24 A pesar de que la planta de los templos
pragmática del sentido productivo de la orden, de Moxos es una solución importada directamen-
capaz de modificar –o complementar– el modelo te, ésta sufrió notables modificaciones regionales,
urbanístico preestablecido, con tal de favorecer mayores que las reconocidas en la región andina,
un desplazamiento eficiente de los indígenas en donde se aplicó literalmente.
en el interior de la misión, lo que incrementaba El aporte local se reconoce primero en todo
su productividad. De esta manera, la reducción lo concerniente a la tecnología empleada; desde
adquiere un sentido muy próximo a las estancias los materiales de construcción, pasando por el
productivas que la Compañía tenía en la región de sistema estructural y concluyendo en el proceso
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Córdoba, con la diferencia de que en este caso no constructivo. Todo ello se fundamenta en un sis-
eran esclavos negros los que realizaban las tareas tema estructural maderero y no en el sistema de
de plantío y cosecha. muro portante, de adobe o piedra, que se aplica
en la región andina.
Arquitectura La aplicación de un sistema estructural ma-
derero tiene que ver con varios factores condicio-
Es posible reconocer las características arqui- nantes que obligaron a su elección y aplicación,
84 tectónicas y urbanísticas del espacio barroco en prácticamente sin que exista otra alternativa po-
las misiones de Moxos, tanto en su fase jesuítica sible. En primer lugar, la disponibilidad de madera
como posjesuítica, antes de la descaracterización de excelente calidad en la región no era algo que
urbana que implicó la aplicación del damero y pudiera ignorarse, siendo su aprovechamiento
la desaparición paulatina de todos los templos, algo inevitable, considerando además la familia-
demolidos y reemplazados por obras modernas, ridad que tenía el indígena con la tecnología ma-
que poco se relacionan con el modelo original. derera, tanto a nivel del material, el sistema y el
Coincidiendo con otras experiencias jesuitas proceso constructivo. Por otro lado, éste no tenía
hispanoamericanas, el conjunto arquitectónico experiencia con la piedra, inexistente en la mayor
principal estaba conformado por el templo, el parte de la región, y cuando existía, no poseía las
colegio o casa de los misioneros, y el campana- condiciones adecuadas para ser convertida en
rio o torre. sillería estructural. Además, la inexistencia de
yacimientos de cal tornó innecesario el ladrillo
El templo pseudoperíptero de atrio cocido en hornos, dejando como única alternativa
profundo el uso de adobes de barro cocido al sol que, sin
ser un material resistente, al no ser utilizado como
En general, el templo de Moxos es una estructura elemento portante sino como simple división, y
de planta renacentista, de estructura maderera ser de fácil producción, cumplía a cabalidad con
pseudoperíptera, con atrio sexástilo a veces pro- los propósitos.
fundo, con una gran nave de tipo salón construida El proceso de construcción también fue
con muros de adobe y cubierta con troncos de pal- consecuencia de las condiciones locales, impues-
ma o teja. A continuación se describen en detalle tas por los materiales disponibles y el sistema
estos aspectos. Todo indica que los templos colo- adoptado. De hecho, los sacerdotes levantaron
niales de Moxos presentaban planta renacentista sus templos siguiendo el mismo procedimiento
24 Sobre la necesidad
de entender el barroco con presbiterio de ángulo recto. En este aspecto constructivo que los indígenas aplicaban en
americano con criterios planimétrico, en toda América el barroco aparen- la construcción de sus chozas originales. En una
diferentes del europeo,
véase Gutiérrez (1983, temente encontró dificultades insalvables para carta de 1747, el padre José Gardiel explica el
pp. 104-105). incorporar la espacialidad dinámica y compleja mismo:
Todos estos edificios se hacen de diversos cromía de la arquitectura y seguramente facilitan-
modos que en Europa, porque primero se hace do la complejidad y expresividad de la decoración
el tejado, y después las paredes. Clávanse en efímera de las celebraciones religiosas.
tierra grandes troncos de madera, labrados Algo muy interesante y digno de destacar de
a azuela. Encima de ellos se ponen los tiran- Moxos es que, a diferencia de los atrios cubiertos
tes y soleras; y encima de éstas las tijeras, de Chiquitos y Paraguay, en donde sólo abarcan
llaves, latas y tejado; y después se ponen los una crujía o intercolumnio, en Moxos se llegó a
cimientos de piedra, y 2 o 3 palmas hasta adoptar dos y, al parecer, hasta más intercolum-
encima de la tierra y de ahí arriba es la pared nios, generando un atrio cubierto que más pare-
de adobes, quedando los troncos o pilares, cía un salón abierto con una superficie de 150
que aquí llaman horcones, en el centro de hasta 300 metros cuadrados, capaz de albergar
la pared, cargando todo el tejado sobre ellos a centenares de fieles. Al parecer, esta solución
y nada sobre la pared. Esto se hace por no más radical se dio después de la expulsión de los
haberse hallado cal en todo este territorio [...] jesuitas, particularmente en San Ramón (véase
Hácense en las naves de enmedio y en donde el dibujo de Mercado), y después pudo haberse
ha de ser la pared, unos hoyos de 9 pies de aplicado en Trinidad y otros templos.
profundo y 12 o 14 de círculo. Enlósanse bien,
y con máquinas de arquitectura meten dentro
los horcones labrados ya en forma de colum-
nas, o cuadrados para después aforrarlos con
tablas de cedro pintadas y doradas. Los 9 pies
que quedan dentro están sin labrar, y aún con
parte de las raíces del árbol para mayor forta-
leza y se quema esa parte para que resista a
la humedad (Furlong, 1953, p. 154, citado por
85
Roth, 1987, p. 35).
El clima lluvioso y húmedo debió deteriorar

Misión de Moxos
rápidamente los muros de los primeros edificios
construidos en el siglo xvii, lo que obligó a los
sacerdotes a aplicar una solución tecnológica
de fuerte impacto formal que protegiera a los
mismos, como son los corredores cubiertos. La Figura 8:
ampliación de los faldones obligó a que los ale- Otro aspecto interesante y original de Moxos Reducción de San Ramón
de Itonamas, perspectiva
ros estuvieran sostenidos con pies derechos de es el tratamiento de la portada, protegida por
del templo y colegio.
madera, adicionados tanto hacia los costados co- el mencionado nártex cubierto. Los dibujos de
mo hacia los frentes, generando un atrio (nártex) Mercado son los que mejor permiten reconocer
cubierto. Así surgió el templo maderero períptero las características curiosas e indudablemente
de Moxos, de igual manera que en las demás mi- barrocas de su decoración. Tanto en la simplici-
siones jesuíticas de Chiquitos y el Paraguay. dad del tratamiento en Concepción de Baures y
El atrio cubierto es una solución única en en la prolífica ornamentación de Magdalena, así
la arquitectura colonial americana, así como el como en Exaltación, San Joaquín y San Ramón,
concepto de edificio períptero –Paraguay– o se- se reconoce el mismo concepto de pilastras
miperíptero –Moxos y Chiquitos–. Este espacio adosadas a modo de cirios. Éstas, por un lado,
que servía de antesala de la portada, excepcio- sostienen el corredor maderero en voladizo, que
nal en América, aunque motivado por el rigor del sirve tanto para interconectar las puertas del coro
clima tropical, debió contribuir particularmente a como para balcón a modo de capilla abierta; y por
la escenificación de las complejas ceremonias y otro, estructuran la decoración de la portada de
rituales urbanos de la iglesia, en las que partici- la misma manera que en un retablo.
paba toda la población. Es, junto con las galerías Existe una contradicción importante entre
laterales, un espacio que contribuye a reforzar el el dibujo de Mercado de Concepción de Baures,
sentido barroco del espacio, al generar y expresar y el grabado que incluye D’Orbigny en su monu-
dinamismo y profundidad, dramatizando la poli- mental Viaje a la América Meridional. Toda vez
En Moxos, como en Chiquitos, sólo hay un
gran espacio. Las columnas interiores sólo están
allí porque tecnológicamente eran necesarias pa-
ra lograr una capacidad funcional suficiente para
que las dos mil o tres mil almas pudieran caber
en su interior. De haber existido los medios tec-
nológicos para salvar la luz del ancho del templo
sin apelar a columnas intermedias, sin duda que
se hubiera construido así. En otras palabras,
las columnas interiores fueron el producto de
una limitación tecnológica y no la consecuencia
Figura 9: que Mercado dibujó y pintó personalmente el de un ideal arquitectónico que, por el contrario,
Portada del templo de la suyo y que el grabado del naturalista francés buscaba más bien lograr la unidad y la integra-
reducción de Magdalena
sin el atrio cubierto. fue realizado en Francia por encargo, a partir de ción espacial.
Autor: bocetos, debemos reconocer la precisión del pri- El modelo original, el punto de partida de
Melchor María Mercado mero. Tampoco hay que ignorar el hecho de que los templos de Moxos, pudo haber sido el segundo
(1859).
el francés pudo perfectamente haber privilegia- templo de Loreto, inaugurado en 1691, luego del
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Fuente:
agn. do en su boceto original el detalle de la portada, éxito de la primera fase de catequización. Altami-
ignorando el atrio precedente, tal como lo hiciera rano lo describe
años después el mismo Mercado cuando descar- de adobes crudos [...] su medida, ciento ochen-
ta intencionalmente el atrio del templo de Mag- ta pies de largo y su latitud de sesenta pies
dalena, para dibujar con comodidad los detalles geométricos; de tres naves, entablado con
de la portada.25 madera de cedro, su techumbre bien labrada.
Los corredores o galerías exteriores y el Tiene cinco altares cuyos tabernáculos se van
gran atrio cubierto frente a la plaza conforman haciendo labrados con toda curiosidad; y en
86
25 Véase D’Orbigny una estructura semiperíptera, que genera un particular el altar mayor con retablo igual a la
(2002). espacio semicubierto que protege eficazmente a capacidad del testero que termina el presbi-
26 Sobre el tema, véase los muros de adobe de la lluvia y a los fieles del terio de la iglesia, tan cabal en sus medidas y
el análisis exhaustivo que
hace Gutiérrez (1983, pp.
sol tropical, mientras contribuye a la integración entablados con sus nichos, columnas, cornisas
211-213). volumétrica de los templos con la fábrica urbana y arquitrabes como pudiera el maestro más in-
27 Un ejemplo temprano en su conjunto. El sentido dual de estos espacios, teligente y experimentado hacerlo (Altamirano,
de templo tipo salón es al reproducirse en las demás edificaciones de la 1979, pp. 72-73).
el de San Juan Bautista
de León, Nicaragua, de misión, establece un sentido de unidad en todo Al lado de la gran nave se levantaban otras
1547, cuyo tratamiento el conjunto.26 salas, también descritas por Altamirano: “la sa-
interior maderero es muy
similar al de los templos
El interior de los templos exige una consi- cristía que está inmediata al templo [es] bien
de Moxos y Chiquitos. deración importante, especialmente en lo que capaz, con alacenas suficientes para guardar los
concierne a las “tres naves” que tanto mencionan cálices consagrados y la boxilla toda que sirven a
los cronistas, sean misioneros u oficiales reales o los santos sacrificios y al adorno especial en las
de gobierno. De hecho, la solución espacial inter- fiestas más solemnes”. Más adelante dice que
na de Moxos, Chiquitos y Paraguay se encuadra hay otra pieza menor que la sacristía y más cu-
mejor en el concepto de nave salón, muy común riosa en medio de la cual está la pila Bautismal
en el centro de Europa y bastante popular en el con el sumidero necesario para desaguarla
barroco.27 Desde una perspectiva arquitectónica, cuando convenga. Dicho bautisterio tiene
las dos hileras de columnas madereras no nece- inserta en la pared otra alacena cerrada con
sariamente implican una subdivisión del espacio llave, donde guardan las alhajas ordinarias
interior en tres naves, como popularmente se lo para los bautismos [...]. En dicha alacenita se
puede interpretar. La percepción del espacio en guardan también las alhajas que sirven según
estos templos es total y no fragmentada, como el ritual de España en los matrimonios y vela-
ocurriría con una edificación levantada con pilares ciones (Altamirano, 1979, pp. 73-74).
de ladrillo interiores y nave central de mayor altura Gracias a las donaciones de Charcas y Lima,
con claristorio levantado sobre naves laterales de al comienzo los templos de Moxos estaban bien
menor elevación. provistos del material necesario para las ceremo-
nias y rituales, notablemente más complejos que los Moxos, que desde Lima son 600 leguas,
los actuales. Altamirano indica que estaban “sus como en ornamentos para las iglesias, cálices,
iglesias bien alhajadas con ornamentos ordina- píxides, custodias, lámparas, imágenes de ta-
rios y ricos de todos colores y con lámparas bien lla y pincel, guiones con sus cruces de plata,
grandes y curiosas, blandones y candeleros. Ultra palios, vestuario, sustento de vino y harina
de los cálices, custodias, prijides y vinagreras con para las misas, chaquiras, cuchillos y demás
salvillas, todo hecho de plata y aún ramos del donecillos para el atractivo y conversión de los
mismo metal” (Altamirano, 1979, p. 98). indios (1979, p. 216).
La ornamentación arquitectónica del templo Con el tiempo, Moxos fue capaz de producir
debió sustentarse en el tallado barroco (fuste sus propios adornos. En este sentido, fue extraor-
salomónico) de las columnas interiores y exte- dinariamente importante el aporte de un grupo
riores, tal como las dibuja Mercado en el atrio de misioneros centroeuropeos, entre los que
de Exaltación; o en su defecto, pudieron ser de destacan el germano padre Borinie, los bávaros
fuste simple, apenas ochavado, como se perci- Adalberto Martereer y Franz Faltik, Juan Reher
be en San Joaquín y Trinidad. Aunque los dibu- de Praga, Francisco Javier Durheim de Augusta
jos de Mercado no los muestran, por su poca y Juan Bautista Koening. Aunque no se conocen
precisión y distorsión de perspectiva, no debe exactamente las fechas en las que estuvieron
descartarse el uso de arcos de arriostre entre trabajando en Moxos, lo debieron hacer entre 28 Véase también Mesa
y Gisbert (2002, p. 263),
las columnas, tal como las vemos en Chiquitos. 1716 y 1767, construyendo los templos, tallan- con comentarios sobre
De hecho, cuando D’Orbigny escribe que la igle- do retablos, esculturas y platería, construyendo Martereer y los demás
(p. 267), y el trabajo de
sia de Magdalena “es muy amplia, construida en muebles, y pintando murales y cuadros religiosos
Franca Calmotti (2000,
el gusto gótico... y pertenece al estilo más flori- (Éder, 1985, p. 358, notas 21 y 23).28 Así como pp. 151-176).
do de la Edad Media” (2002, iv, p. 1441), no se Martin Schmid marcó el espacio barroco en las 29 Mesa y Gisbert (2002,
puede dejar de pensar en las fotografías de Plá- misiones de Chiquitos, este grupo de arquitectos p. 263) indican, a nuestro
entender con acierto, que
cido Molina de la desaparecida iglesia de San y artistas definió el barroco en Moxos, llamando el viajero francés no sabía 87
Ignacio de Chiquitos. Para la primera mitad del poderosamente la atención de viajeros como de la existencia de tantos
misioneros expertos y,
siglo xix, cuando el francés visita las misiones, D’Orbigny, quien creyó, erróneamente, que las

Misión de Moxos
por lo tanto, atribuyó a
la historia del arte y la arquitectura estaban en excepcionales esculturas de San Pedro de Moxos italianos las piezas que
eran “estatuas de madera esculpidas en Italia por vio en San Pedro.
pañales, y hasta un erudito como D’Orbigny podía
confundirse entonces. Mesa y Gisbert ya alertaron los mejores maestros del siglo pasado” (2002, iv,
sobre esta evidente confusión (2002, p. 263). pp. 1479-80).
Por otro lado, el contacto permanente de los D’Orbigny remarcó que
misioneros con Lima permitió a los templos ador- por sus monumentos, por el número de las es-
narse con gran cantidad de objetos adquiridos en tatuas de santos, por las joyas que adornaban
los viajes. El padre Diego Francisco Altamirano a sus vírgenes y niños Jesús, por las planchas
indica que el padre Marban “volvió del Perú con de plata que decoraban sus altares y, más que
provisión de alhajas, que de limosna adquirió, nada, por las hermosas tallas de madera de su
conducentes al adorno de las iglesias, que liberal iglesia, San Pedro no tardó en rivalizar no sólo
repartió entre todas” (Altamirano, 1979, p. 202); con las catedrales de Europa, sino también
para posteriormente indicar que “para proveer con las más ricas iglesias del Perú. Cuando
de ornamentos a las iglesias concurrieron los entregaron la misión a los curas, después de
rectores de los principales colegios, cuales son el la expulsión de los jesuitas en 1767, inventa-
de San Pablo, del Cuzco, de Chuquisaca y Potosí” riaron en ella 80 arrobas (casi 1.000 kilos) de
(Altamirano, 1979, p. 100). Tal aporte de Charcas y plata maciza (2002, iv, p. 1476).29
Lima no se limitaba a unos cuantos adornos, sino Existen algunas referencias a las ventanas
que implicaba cantidades significativas de materia y vidrios de estos templos. Al referirse al crucero
prima, además de grandes esfuerzos económicos del templo de San José, Altamirano (1979, p. 77)
y de transporte. El mismo Altamirano indica que indica que sus ventanajes “aclaran y hermosean”
desde que se comenzaron estas reduccio- la iglesia. Por su parte, Mesa y Gisbert (2002, p.
nes de los Moxos, año de 1675 hasta el pre- 262) indican que los vidrios del templo de Trinidad
sente, tiene gastados más de cien mil pesos, llegaron desde Cochabamba en 1767.
así en los costosos viáticos de los sujetos a
30 Caso de Concepción Colegio de doble columnata maderera las fachadas, ventanas balaustradas de arco adin-
de Baures, según
Altamirano (1979, p.
telado, portón principal en planta baja y puertas
134). El colegio y el templo se construían uno al lado en la planta alta, cuando ésta existía.
del otro y definían todo un sector de la gran plaza.
Generalmente se construían simultáneamente Campanario de adobe y madera
pero a veces el colegio se construía antes que el
templo.30 Se trataba de un edificio multipropósito, Los campanarios no son mencionados en las
con grandes salas que servían indistintamente crónicas coloniales, pero sin duda debieron existir
de depósito, comedor, vivienda de misioneros, desde entonces, una vez que las campanas han
talleres y hospital. Generalmente se construían jugado un rol importante en la definición de la vida
transversales al templo y de una sola planta, misional, llamando a la oración, a misa, al velato-
aunque hay algunos de dos plantas como los de rio, a la procesión, a la defensa y hasta al amor.
las misiones de Concepción, Magdalena y San Ra- Mercado nos permite reconocer sus cua-
Figura 10:
món, ésta última fundada después de la expulsión lidades mejor que cualquier otro. De hecho,
Portada del templo
de la reducción de de los jesuitas. La disposición es completamente dibuja cuatro de ellos: Magdalena, Concepción,
Concepción. Compárece diferente a la de Chiquitos, en donde se construía San Joaquín y San Ramón, estos dos últimos pos-
el atrio cubierto con el
paralelamente al templo. Esta diferencia posible- jesuíticos –San Joaquín se trasladó en 1796–.
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grabado de D’Orbigny.
Autor: mente se manifestó por influencia del modelo de Los dos primeros presentan tres cuerpos, con el
Melchor María Mercado disposición de los cabildos altoperuanos. primero de base mayor y el tercero menor. Entre
(1859).
El plano que levantó D’Orbigny en Concep- cada cuerpo existe un pasamanos, aprovechando
Fuente:
anb. ción, así como los dibujos de Mercado, permiten la diferencia de anchura. En los dos casos, las
reconocer las características de la casa de los campanas se encuentran en el tercer y último
Figura 11: misioneros. Las habitaciones se construían alre- cuerpo, cubierto con techo piramidal de cuatro
Portada del templo de aguas, en cuyo vértice se ubica una cruz. En el
dedor de uno o dos patios, compartiendo los fon-
la reducción de San
88 Joaquín. dos con la iglesia, en lo que debió ser el huerto de caso de Magdalena, se trata de una edificación
Autor: los misioneros. Al igual que los templos, estaban de gran altura, aparentemente más alta que la
Melchor María Mercado cumbrera del templo.
rodeadas de corredores cubiertos o galerías ex-
(1859).
teriores, inclusive dentro de los patios. Es posible El campanario de San Joaquín es el de
Fuente:
anb. reconocer en los dibujos cierta ornamentación en menor envergadura aparente –hay que dudar
de las proporciones de Mercado– y cuenta sólo
con dos cuerpos, pero siguiendo la misma lógica
estructural de los anteriores. Por su parte, el de
San Ramón el más nuevo de los tres, es también
el de mayores dimensiones y complejidad. Se
trata de una estructura de cuatro cuerpos que
necesariamente debió superar con creces la
cumbrera de su templo. El último cuerpo parece
haberse resuelto con balcones en voladizo colga-
dos de la cubierta.

Conclusiones

Resulta evidente, por todo lo descrito, que la


manipulación teatral de la realidad que supone
la construcción del espacio misional en Moxos,
fue básicamente influenciado por dos preocupa-
ciones articuladas y complementarias entre sí:
la espiritual y la productiva. Mientras la primera
se concentraba en la catequización permanente
de los indígenas, y para ello construyó y estruc-
turó un espacio capaz de recordar sistemática y
permanentemente la presencia de la divinidad
en la misión; la segunda preocupación fue ca- –“barroco misional maderero”, “barroco ama-
paz de modificar y complementar la estrategia zónico”, “barroco maderero”, “barroco mestizo
urbanística adoptada, con tal de lograr una ma- maderero”–, pudiendo simplemente calificarse
yor eficiencia productiva. El sentido espiritual y como urbanismo y arquitectura misional mojeña
el interés productivo, si bien se complementan o chiquitana.
formal y funcionalmente, en ningún caso pueden En síntesis, todo indica que la experiencia
interpretarse como dos dimensiones paralelas misional de la Compañía de Jesús en las pampas
igualmente significativas. Sería injusto pretender y bosques de Moxos, además del interés catequi-
que los misioneros valoraran equitativamente a zador central, se desarrolló influenciada por las
esas dos preocupaciones, pero es también cierto preocupaciones productivas, sintetizando a su
que comprendían la necesidad de convertir su manera varias fuerzas motivadoras: lo espiritual
proyecto en una experiencia sostenible, y por ello y lo económico, lo indígena y lo geográfico, lo reli-
mismo, su pragmatismo se evidencia no solamen- gioso y lo español. Aparte de cualquier ­valoración
te en el diseño de la misión mojeña, sino en los contemporánea de lo ocurrido en tiempos virrei-
complejos mecanismos financieros que llevaron nales, la supervivencia de la cultura mojeña en
a cabo para sostenerla. nuestro tiempo, preservando muchos de los ele-
Complementariamente a las dos motivacio- mentos sociales y culturales que se definieron en
nes anteriores, otro par de influencias contribuye- el siglo xviii, es una demostración contundente
ron a determinar el resultado misional material. de la eficacia del proyecto jesuítico en la sabana
Estas son la cultura indígena y la geografía mo- beniana.
jeña. Lo indígena incorporó diferentes procesos
constructivos –sistema maderero y cubierta– y Referencias
elementos espaciales –cuarteles– y al mismo
tiempo confirmó el uso de otros –plaza, calles y AA. VV. (1961). Cronistas cruceños del Alto Perú
avenidas–, al serles familiares. El más importan- virreinal. Santa Cruz: Universidad Autónoma 89
te aporte indígena fue sin duda su organización Gabriel René Moreno, uagrm.
social, la cual preservó estructura y jerarquía, Altamirano, D. F. (1979 [c. 1710]). Historia de la

Misión de Moxos
asegurando la preservación de muchos aspectos misión de los Mojos. La Paz: Instituto Bolivia-
de la cultura originaria. no de Cultura, ibc.
Como resultado de esa amalgama de in- Barbery Callaú, E. (1997a, febrero 22). “La civi-
fluencias recíprocas, se destacan seis caracte- lización prehispánica del río Yacundá en las
rísticas como particulares a Moxos, diferente a sabanas de Baures”. El Deber, s. d.
lo acontecido en las experiencias jesuíticas de Barbery Callaú, E. (1997b, mayo 17). “Las grandes
Chiquitos y Paraguay. Primero, la definición de la obras hidráulicas prehispánicas de la civiliza-
reducción como un emplazamiento productivo; ción del río Yacundá”. El Deber, s. d.
segundo, la plaza con posas y cruces orientado- Becerra Casanovas, R. (1985). Retablos coloniales
ras y jerarquizadoras del espacio central; terce- del Beni. Santa Cruz: s. e.
ro, el atrio profundo del templo con dos o más Block, D. (1997). La cultura reduccional en los llanos
crujías semicubiertas; cuarto, la decoración con de Mojos. Sucre: Historia Boliviana.
pilastras-cirios en las portadas; cinco, la disposi- Canuda, V. (2005, julio 10). “Paisajes prehispánicos
ción del colegio en frente abierto hacia la plaza en Beni”. El Deber Extra.
y transversal al templo, y sexto, la excepcional Carvalho Urey, A. (1978). Visión del Beni. Trinidad:
calidad de la estatuaria. s. d.
Al margen de la polémica que implica el Chávez Suárez, J. (1986). Historia de Moxos. La
uso de adjetivos para la experiencia misional Paz: Don Bosco.
–“barro­co mestizo”, “barroco hispanoamericano”, De Eguiluz, D. (1884). Historia de la misión de
“barroco andino”, etc.–, se puede afirmar que las Mojos. Lima: Imprenta del Universo de C.
peculiaridades de la sociedad misional en Moxos Prince .
–junto a las de Chiquitos– permiten reconocerlas De Mesa, J., Gisbert, T. (2002). Monumentos de
como una experiencia cultural material que va Bolivia. La Paz: Gisbert.
más allá de ser reconocida como una variante Denevan, W. (1980). La geografía cultural aborigen
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versidad Privada de Santa Cruz de la Sierra, E. Bösl. Una joya en la selva boliviana. Con-
UPSA. cepción: s. e.
Limpias Ortiz, V. H. (2003). “Arquitectura del ba- Roth, H. (1993). “La habitación indígena en Chi-
rroco misional en Moxos”. En Barroco andino. quitos”. En J. C. Ruiz Hurtado (coord.). Las
Memoria del i Encuentro Internacional sobre misiones del ayer para los días de mañana.
Barroco. La Paz: Unión Latina. Santa Cruz: El País.
Schmidel, U. (1944). Relatos de la conquista del Torrico Prado, B. (1971). Indígenas en el corazón de
Río de la Plata y Paraguay 1534-1554. Buenos América: vida y costumbres de los indígenas de
Aires: Alianza. Bolivia. Cochabamba: Los Amigos del Libro.

91

Misión de Moxos
Misión de Moxos en sutil combinación con elementos característicos de la cultura
material nativa.
Si bien se reconoce implícitamente que las preocupaciones
(págs. 70-91) simbólico-religiosas se constituyen en el factor de organización
fundamental en la definición espacial de las reducciones jesuitas
en Suramérica, en este trabajo se identifica también la dimensión
“productiva” de la arquitectura y el urbanismo misional.
En definitiva, y reconociendo que el proyecto jesuítico era
fundamentalmente movido por el deseo sincero de evangelizar
a los nativos Moxo, se busca explicar cómo la combinación de la
cultura mojeña con la estética y el espíritu barroco importado por
los sacerdotes jesuitas definieron un mestizaje cuya materialidad
contribuyó tanto a la propagación de la fe como a la producción
agropecuaria y exportaciones hacia el mercado virreinal.

Palabras clave del autor


Victor Hugo Limpias Ortiz. Arquitecto de la Universidade Santa Moxos-Mojos, misiones jesuíticas, reducciones jesuitas, ar-
Úrsula de Río de Janeiro, Brasil (1980-84). Maestría en Arquitec- quitectura maderera, urbanismo misional, arquitectura barroca,
tura de la University of Texas en Austin, Estados Unidos (1988-90). urbanismo barroco, orden jesuita, Jesuitas, América.
Se especializó en Investigación Social Urbana en la Universidad
Privada de Santa Cruz de la Sierra (1991), y en Administración Descriptores*
de la Capacitación en el Westvlaams Ekonomisch Studiebureau Indígenas de América del Sur - Misiones - Moxos (Bolivia)
de Brujas, Bélgica (1996). Cursa actualmente el Doctorado en Misiones jesuíticas - Moxos (Bolivia)
Ciencias de la Educación en la Universidad San Francisco Xavier Construcciones de madera - Conservación y restauración
de Chuquisaca.
Autor de más de una decena de libros, entre los que se des-
tacan Santa Cruz de la Sierra: arquitectura y urbanismo (Santa
Cruz: upsa, 2001) y Cobija: arquitectura y urbanismo (Santa Cruz:
Jesuit Mission of Moxos
Ministerio de Gobierno, 1999). Ha publicado más de 150 artículos
sobre arquitectura, urbanismo, educación en arquitectura y otros
Abstract
temas en diarios, revistas y publicaciones, tanto generales como This paper is about the Jesuit Mission of Moxos, currently loca-
especializadas de Bolivia, Estados Unidos de América, Brasil y ted in Bolivia, a cultural and productive experience developed during 163
Honduras. the xviith and xviiith centuries that was being defined by means of a
Su carrera académica se desarrolla principalmente en la complex combination of productive criteria of spatial structuring

Reseñas
Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra. Es Decano de which recognizes the reductions as large industrial, agricultural and
la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, teniendo a su cattle farming settlements, and by evangelization efforts among the
cargo las carreras de Arquitectura, Diseño de Interiores, Diseño Indians that seeked the synchronization of original and metropolitan
Industrial y Construcciones. Desde 1985 es catedrático del área cultures. As a consequence of a complex and dynamic strategy of
de Historia y Teoría de la Arquitectura y de Talleres de Diseño de territory possession, baroque urban and architectural aesthetics
Arquitectura, y desde 1996 imparte módulos y materias en dos were adopted as instruments of spatial ordering and structuring, in
programas de postgrado. a subtle mix with elements of the local material culture.
Although symbolic and religious matters are implicitly identified
Recepción as fundamental to the process of spatial definition in the Jesuit
29 de enero de 2007 reductions in South America, in this paper also the “productive”
dimension of the Mission architecture and urbanism, particularly
Evaluación concerning urban design, is recognized.
14 de mayo de 2007 At the end, recognizing that the Jesuit project was mainly mo-
ved by the sincere aspiration to Christianize the Moxos people, the
Aceptación paper intends to explain how the combination of the Moxos culture
29 de agosto de 2007 with the baroque spirit and aesthetics imported by the Jesuit priests
produced a blending that contributed both to the propagation of
Correspondencia faith and to the agricultural and cattle production, exportable to
victorlimpias@gmail.com the Viceroyalty market.

Resumen Key Words of the Author


Este trabajo es sobre la Misión Jesuítica de Moxos –actual Moxos-Mojos, Jesuit Missions, Jesuit Subduing, Wooden
Bolivia–, una experiencia cultural y productiva llevada a cabo en Architecture, Mission Urbanism. Baroque Architecture, Baroque
los siglos xvii y xviii, que se definió a partir de una compleja com- Urbanism, Jesuit Order, Jesuits, America.
binación de criterios productivos de organización del espacio,
que entendían las reducciones como grandes establecimientos Key Words Plus
industriales y agropecuarios, y de esfuerzos de catequización de Indians of South America - Missions - Moxos (Bolivia)
los nativos, para articular la cultura original con la metropolitana. Jesuits Missions - Moxos (Bolivia)
Como consecuencia de una estrategia compleja y dinámica de Building Wooden - Conservation and Restoration
ocupación global del territorio, se adoptaron y adaptaron criterios
de la estética urbana y arquitectónica propios del barroco, como * Los descriptores están normalizados por la Biblioteca General de la
instrumento formal de ordenamiento y jerarquización del espacio, Pontificia Universidad Javeriana.

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