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ESTACIONES

ARQUITECTURA
IERRO DE MADRID.
NAVASCUES

es conocida la transforma- ca que en su día condenó la arquitectura 1 A.GA-M.O.P.U., Leg. 8657:

en el campo de la tecnología de medieval desde el Renacimiento, o las «Ferrocarril de Madrid a


Navalcarnero por Villaviciosa.
'A",otT'nrrlr>n produjo el proceso de la grandes formas barrocas desde el purísi- Estación de Madrid». El
Industrial. Cuando aquélla mo académico del Neoclasicismo. Hasta proyecto del edificio de cabeza
además, a programas propios hace muy poco hemos renegado colecti- está firmado por el ingeniero
tta.dl12lünales que hubo que inventar vamente del siglo XIX, sea en su faceta Fernando María de Castro en
1882, y su arquitectura es de
las exigencias espaciales más vinculada a la arquitectura tradicio- una sencillez extrema, mostrando
la nueva sociedad industrial nal o bien en la vertiente revolucionaria los servicios mínimos de una
estaciones, almacenes, etc.), de la arquitectura del hierro. Si a ello se estación de cercanías.
rtlf)rObamCls en el paisaje arquitectóni- añaden valores sujetos a la ley de la
ciudad la aparición de vülúme- oferta y la demanda, al margen de toda
descc)llc)CÍldos, con características for- valoración arquitectónica, urbana, de
fuertemente diferen- uso, etc., nos encontramos con una situa-
presencia en la ciudad históri- ción muy precaria para mantener estos
l-tradícHlmt1 tenía algo de reto al pasa- testigos de nuestro pasado arquitectóni-
en la estación de Atocha co. No obstante, la mayor sensibilización
oriltando su armadura de acero, frente actual hacia estos temas nos ha hecho
Hc)spJLtal General de Sabatini, bajo la ligeramente más optimistas, y buen ejem-
atenta del Observatorio de Villa- plo de ello es el caso concreto de las
o en el mercado, en hierro, de la estaciones de Madrid, de las que, al
inmediato a la venerable arqui- menos, se conservan las tres mayores,
del hospital de La Latina. Este una vez desaparecidas las de Arganda y
que indudablemente sonaba co- Gaya, ambas de muy modesta arquitec-
de gong, suscitó una fuerte tural.
cuyos últimos ecos reverdecen Las tres estaciones de Madrid culmi-
vez que desaparece uno de nan, por otra parte, el proceso de aclima-
de fundición, como los lla- tación de esta nueva arquitectura en
Zola al referirse a la Halles de hierro que como mercados, viaductos,
pasajes cubiertos, circos, frontones, etc.,
lJé~sg]rac:laciarnel"ltelasnoticias sobre el fue apareciendo en la ciudad desde los
de estas férreas estructuras es últinos años del reinado de Isabel II
trecul~nte, y lo que en su día fue sinónimo hasta bien entrada la Restauración al-
prclg;reso hoy con dificultad consiguen fonsina, por lo que a continuación se
delen(jer aquellos que no sufren la mio- hace un breve análisis previo de aquel
desprecio hacia lo que les es más contexto arquitectónico.
nr
1 neliÍa.to, en el tiempo y en el espacio. El hierro, como material de categoría
se trata de la misma dinámi- arquitectónica, tuvo entre nosotros fer-
vientes partidarios al tiempo que obsti- los tiempos, persigue en las suyas propias y la grande amplitud de los espacios que visión de la arquitectura como necesaria- 2 R. Arizarn, «La torre Eiffel»,
nados detractores que temían por la la satisfacción de nuevas aspiraciones. salva son elementos nuevos con que no mente encadenado a una historia pretéri- La Ilustración Espal10la y Americana,
muerte de la arquitectura a manos del Busca ante todo la utilidad, y calcula con contaban los artistas que trabajaban la ta. Este miedo tomó en ocasiones un aire 15 de noviembre de 1886,
frío producto industrial. Esta fue una pp. 278-282.
matemática precisión las economías del piedra, y si con ella pudieron darse a San solemne, casi apocalíptico, como cuando 3 E. Castelar, «Proyecto de
cuestión inicial, la de la garantía estética tiempo, de la fuerza y de la riqueza. A Pedro de Roma proporciones gigantes- Rada y Delgado pronunció su discurso monumento a Cristóbal Colón
del nuevo material, al margen de la de su este espíritu corresponde también su ar- cas, y a la catedral de Colonia afiligrana- en la Academia de Bellas Artes, en 1882, ideado por el arquitecto don
capacidad resistente, que dividió en dos quitectura, utilizando un material que dos encajes, no es aventurado suponer sobre «Cuál es y debe ser el carácter Alberto de Palacio», La
bandos muy diferenciados a nuestros crí- Ilustración Espailola y Americana,
trae consigo nuevas formas en la cons- que cuando en el hierro encamen las propio de la arquitectura del siglo XIX», 1891, pp. 99-103, 115-119 Y 134-
ticos. La posición favorable, que cabría trucción, desconocidas en siglos anterio- concepciones del arte, anteponiéndose a donde sitúa el reto de la arquitectura del 135.
calificar como progresista, puede estar res y apropiadas a las necesidades y los cálculos del interés, nacerán y toma- hierro en una disyuntiva dramática: «Se 4 P. Francastel, Art et technique,
bien representada por Ramón Arizam, tendencias del presente. Este material es rán forma nuevas maravillas arquitectó- ha dicho también que el carácter del arte Poitiers, 1972.
5 J. de D. Rada y Delgado, Cuál
que, en 1886, escribía: «Cada época tiene el hierro, y si hasta ahora las formas a nicas. Ante los colosales tram0~ ;netálicos arquitectónico en nuestro siglo hay que es y debe ser el carácter propio de la
una arquitectura propia, y en ella se que se adapta satisfacen antes a las nece- del puente de Brooklin y bajo las naves buscarlo en las modernas construcciones arquitectura del siglo XIX, Madrid,
estereotipa la época misma. ¿Cuál es la sidades del industrial y a los intereses del anchurosas del Campo de Marte de de hierro y cristal; pero los que así 1882.
arquitectura propia del siglo actual? comerciante que a los sentimientos del 1878, se ha sentido ya la impresión de lo razonan olvidan que no es la materia lo
Héctor Horeau, 1868: ¿Corresponde esta arquitectura a la mo- artista, no puede negarse que sus especia- grandioso y bello» 2. En este testimonio se que constituye el arte, sino sus líneas y su
Proyecto de Mercado de derna sociedad? ... El siglo presente, siglo les cualidades le hacen instrumento pro- aprecia ya una actitud sensible y espe- espíritu. Los adelantos en la fundición de
planta Triangular para de la razón calculadora, a la vez que pio para nuevas manifestaciones de la ranzada hacia lo que para aquella gene- piezas de hierro para las construcciones
Madrid. recoge, estudia y copia las obras de todos belleza. La esbelta ligereza de los apoyos ración era todavía una incógnita en el arquitectónicas serán auxiliares del arte,
futuro del proceso de la arquitectura en pero nunca podrán constituir un estilo
hierro. propio y estético. Además, las construc-
Unos años más tarde, en 1891., el ciones del hierro participan de tal modo
propio Emilio Castelar, comentando un de un carácter industrial y mecánico que
magno proyecto de Alberto de Palacio, el rara vez despierta el sentimiento de la
autor de la madrileña estación de Ato- belleza. Gigantesco, grandioso era el edi-
cha, reconocía el triunfo definitivo del ficio de la última Exposición Universal
hierro en el nuevo contexto tipológico de en Francia, y no despertaba el menor
la arquitectura industrial: «El hierro ha movimiento de entusiasmo artístico que
entrado como principal material de cons- produce la belleza, mientras en la no
trucción en cuanto lo han pedido así los muy amplia calle de las Naciones, donde
progresos industriales. Para recibir bajo se veían edificios levantados con arreglo
grandes arcos las locomotoras, para ce- al estilo propio de cada pueblo, deteníase
rrar el espacio de las estaciones de ferro- el ánimo complacido ante aquellas fa-
carriles, para erigir esos inmensos baza- chadas verdaderamente artísticas. La
res llamados Exposiciones Universales, comparación de uno y otro movimiento
no hay como el hierro, que ofrece mucha del espíritu me hacía temer a veces por el
resistencia con poca materia, y el cristal porvenir del verdadero arte. .. Quiera
que os guarda de las inclemencias del Dios que el afán de lo práctico y de lo
aire y os envía en su diafanidad la nece- útil haciendo olvidar lo bello no haga
saria luz» 3. también exclamar algún día recordando
Estas actitudes eran tan sólo una parte las grandes obras maestras de la arqui-
de la cuestión y entre nosotros se produ- tectura ante los palacios de hierro y
jeron las mismas dudas que, con anterio- cristal: "Esto matará a aquello." La
ridad habían conocido aquellos países en industria matará al arte; porque sería
los que se había gestado la Revolución tanto como decir que la materia había
Industria1 4 • La polémica entre el arte y triunfado del espíritu, que la belleza
la máquina, entre utilidad y belleza, había huido del mundo... »5.
quedó abierta tras el auge de la arquitec- La aparición de la arquitectura del
tura en hierro que parecía amenazar a la hierro a gran escala en Madrid vino de
arquitectura tradicional y a todos los mano de los mercados cubiertos, que, a
oficios a ella ligados. Estas y otras cues- imitación de las Halles de París (1854-
tiones, como la del estilo, preocuparon 1866), se intentaron levantar en nuestra
vivamente a las generaciones de la se- ciudad. Las primeras propuestas, con-
gunda mitad del siglo XIX, ligadas a una temporáneas al referido modelo parisién,
6 Actualmente tengo en fueron fonuuladas por dos arquitectos profesor de la Escuela de Arquitectura de 13 T. Anasagasti, «La
preparación un estudio sobre franceses: Emile Trélat y Hector Horeau. pleado aquí se encontraba la de su fácil seaparaba de las estaciones donde, preci-
esta obra maestra de la Madrid, presentó el proyecto de dos samente, la eliminación de todos los apo- construcción en Madrid. El
Al primero se debe un magnífico proyec- mercados en hierro para las plazas de la adaptación a cualquier tipo de solar por mercado de San Migueb" La
arquitectura en hierro que se irregular que fuese su perímetro. La utili- yos intenuedios reflejaba el éxito de la
encuentra en e! Archivo de la to (1863) para un mercado central en la Cebada y Mostenses. Ambos proyectos, Constntcción model7la, 1916, núm.
Villa de Madrid, sigo 0,59-22. calle de Hortaleza, de compleja y bellísi- zación de módulos prefabricados penui- nueva arquitectura industrial, cuyos ám- 10, pp. 152-154.
de las mismas características constructi- bitos diáfanos superaban en mucho a las 14 «Arquitectura en peligro»,
7 F. Boudon y F. Loyer, Hector
ma estructura en hierro visto, pero que vas y fonuales, fueron aprobados en mar- tía un alto índice de aprovechamiento de
Horeau (1801-1872), «Catalogue la superficie disponible. Ahora bien, la naves de mayor luz de la historia de la CA.U., 1975, núm. 33, pp. 39-43.
des dessins et des oeuvres figurées no pasó de aquel estad0 6 . La segunda zo de 1868, si bien en octubre de aquel
propuesta, verdaderamente revoluciona- año el propio Calvo y Pereira introdujo considerable magnitud de las cubiertas arquitectura.
d'Hector Horeau», París, 1979,
exigía la multiplicación de los apoyos, En Madrid hubo también otras pro-
pp. 119-120. ria, y cuyo interés superaba con mucho algunas modificaciones 9. La paradójica
8 R. de JVlesonero Romanos,
el del esquema rígido utilizado por Bal- incidiendo así de una fonua muy pecu- puestas de mercados en hierro, como el
primera piedra de aquellos mercados en
«Mercados cubiertos», La liar en el espacio interior donde, insospe- magnífico proyectado para el barrio de
Ilustración, Periódico Universal, 25 tard en las Halles, corrió a cargo de h~erro, tuvo lugar en junio de 1870, y si
Hector Horeau, que propuso, en 1868, chadamente, reaparece la imagen de la Salamanca, en 1904, por Pedro Mathet,
de octubre de 1851, p. 339. bIen ambos llevaron un mismo ritmo en
9 Unas reproducciones de estos un mercado de planta triangular con mezquita con largos ámbitos constante- de fuertes acentos modernistas, o el pos-
su construcción l0, el de la Cebada se
primeros proyectos se encuentran una curiosa cubierta colgante, a modo de mente diafi·agmados. Desde esta óptica, terior de San Miguel (1913-1916), debi-
inauguró antes que el de los Mostenses
en e! Museo Municipal de do al arquitecto Alfonso Dubé y que
Madrid, registrados en e! carpa de circo 7. Ambos proyectos se el 11 de junio de 1875, con asistencia d~ aquellos primeros mercados tan sólo re-
insertaban en una ya antigua política presentaron un cierto progreso en el pro- afortunadamente se conserva como testi-
inventario de! museo con los Alfonso XII, la princesa de Asturias y el
números 8783-84 (Mostenses) y municipal que, desde 1851, pretendía ceso constructivo, ya que el resultado go excepciona1l 3 , una vez desaparecido
conde de Toreno, alcalde entonces de
8785-86 (Cebada). levantar en el antiguo erial de la Cebada final evocaba vivencias espaciales ante- el de Olavide (1931), donde su autor,
Madrid 11. Su aspecto general tenía evi-
10 Plinio, «Mercados do.
y en el nuevo solar de los Mostenses, riores. Los mercados madrileños mostra- Francisco Javier Ferrero, utilizó el hor- Calvo y Pereira: Mercado de
Madrid», La Ilustración de i\1adrid, dentes analogías con las Halles de París
sendos mercados cubiertos a imitación de ban en este sentido el abismo que los migón además del hierro 14. la Cebada (1868). Destruido.
30 de mayo de 1872. que, sin duda, se convirtieron en el pro-
11 Anónimo, «Madrid. los cinco que se habían iniciado en Pa- totipo tipológico de Europa 12. En este
Inauguración de los nuevos rís 8 • Para ello se hicieron gestiones en la caso la vinculación era aún más estrecha
mercados en la plaza de la
Cebada», La Ilustración Española y capital francesa, entrando en contacto teniendo en cuenta que el material pro-
Americana, 22 de junio de 1875, con los mencionados arquitectos, así co- cedía del vecino país, fundido por Cam-
p.385. mo con diversas casas de fundición. Sin ne y la Compañía de París. Al margen de
'" G. I{oisecco, L'Arc!zitettura del embargo, nada hubo en finue hasta que otras cuestiones de detalle, señalaremos
ferro. La Francia (1715-1914),
Roma, 1973, pp. 258-273. el arquitecto Mariano Calvo y Pereira, que entre las ventajas del sistema em-

Inserción del Mercado de la


Cebada en el Tejido Urbano.
PSOYl:CTO
Interior del Mercado de la
Cebada. (Destruido.)

%(i;~~jSJ~~
,
./lvW-ro¡wt

Pedro Mathet: Proyecto de


Mercado para el Barrio de
Salamanca (1904).

Alfonso Dubé: Detalle del


Mercado de San Miguel
(1913-1916).

Aspecto del Mercado en


Navidad.
(Grabado de la Ilustración
Española y Americana.)
. rimer ámbito de sensacio-
15 P. N avascués, Arquitectura y A raíz del éxito alcanzado por el Crys- quedar terminado y por fin pudo alber- Clal --como. P . . esta moderní-
arquitectos madrileños del siglo XIX, tal Palace (1851) de Paxton, en la Expo- gar la Exposición Nacional de 1887, en nes prearqultectomcas~ y . 1
Madrid, 1973, p. 195, nota 39.
sición Universal de Londres, fue éste un la que Ulpiano Checa ganó una primera sima arquitectura en hierrf y. ~ns~at~~i~
16 E. Battisti, Las grandes roza los límites de la dlSO UClOr: estuvo
exposiciones, CA.U., núm. 60, tema que se identificó con los pabellones medalla con su «Invasión de los Bárba- 17 La construcción y montaje .
pp. 33-54. de exposición y al que Madrid no perma- ros». El edificio fue luego sede del Museo ca. d Bernardo Asíns que tema sus
neció indiferente. La primera propuesta de Ciencias Naturales, viniendo a insta- a cargo e ti
talleres en la calle de Chamar ~. .
que conozco hasta la fecha, de un pabe- larse allí también la Escuela Técnica 'd de un palacio de cnstal pel-
llón en hierro y cristal, para nuestra Superior de Ingenieros Industriales que L a 1 ea . 'd'
o sede de peno lcas e. v- xp~
ciudad data de 1859 con destino a una mutiló torpemente su arquitectura, tanto manent e, com. . - 1s
. . del arte e industna espano a ,
«Exposición Española» que se organiza- en fachada como los interiores. Sus apo- SlClOnes .' d o lo
ría en los jardines del Buen Retiro 15. yos, cúpula, cubiertas, etc., eran en hie- alentó la iniciatlVa l?nva ~ lco~món
muestra el ingeniero mdustna 1 ..
Pero resulta aún más interesante el gran rro importado de Bélgica. ue en e mismo
concurso internacional, anunciado en la En el mismo año en que se inauguraba Bañolas Y Perarnau q , " d
- d 1887 propuso la construc~lO~ e
Gaceta (1862), para un Palacio de Expo- el palacio de Exposiciones se abría al ano P:lacio 'de cristal español», slgUlen-
siciones. La Academia de San Fernando público en el Retiro el magnífico Palacio : {~s planos de los arquitectos fi'~nceses
premió en aquella ocasión el proyecto del de Cristal, verdadera joya de nuestra Prince. La memona .que
arquitecto inglés Pek, cuya concepción arquitectura en hierro, que fue concebi- G L eroy y E . . b' 1 d a
a¿ompaña al proyecto refleja len ba 1 e Palacio de Cristal del Retiro.
entraba de lleno en el pecualiar lenguaje do como una gran estufa para albergar ue encerra a en- ., nhelo de nuestra municipali-
internacional de la arquitectura de las las plantas exóticas de la Exposición de de fecundo progreso q d . t 118 a un ViejO a. ba del viaducto diseña-
"les calaS
tonces estas firagl ~.
e cns a d' . d d que ananca ,
exposiciones, recientemente analizado Filipinas. Su arquitecto fue Ricardo Ve- Dentro del siglo XIX el hierro ayu o a a el arquitecto Silvestre Perez, en
por Battisti 16 . Como aquel proyecto nun- lázques Bosco, autor también del cercano as de nuestra d o p~r sé Bona arte. A la subasta
com ensar graves problem
~: ~:o~~: ~cudieron~g~~ds
.
ca se puso en marcha y la necesidad de «pabellón de Velázques» para la Exposi-
ción de Minería de 1883, de quien escribí
ciud~d producidos por su espe~:al .top~~ J;etálica
un edificio para albergar las Exposicio-
~~~:' :es~e~~~~:~:~Fó~c~~~:~~a.
sas nacionales con sede en a n ,
L 17 P. Navascués, Del Neoclasicismo
nes Nacionales subsistía, se convocó de en otra ocasión que hizo aquí una obra empr; y Sevilla además de las ya allvlodel71ismo. Arquztectura,
nuevo un concurso (1881), que esta vez maestra, bien conjugada con el parque Así sucedió con el via~ucto en ~lel~o~ Bar~e ona nues;ro país de Francla, Madrid, 1979, p. 73. .
favoreció a Fernando de la Torriente. El
edificio tardó más de los previsto en
circundante, incluyendo el lago que se-
para la frontera caverna rocosa y artifi-
ro ectado por el ingemero Eugemo a
p .y 1860-1861 pero no comenzado
~~f~~~:l~sI~~laterra.
.. 1 constructora
Lapsaul~e~:aS~~~~~~ 18 R. Bañolas Y Perar~au, !,alaclO
de cristal español, Madnd, T1p. J.
Quesada, lSS7. . .
rron en ' V ' ill la
hasta 1872, para unir las 1St as c?n fi ~~iltet ~ Cía., y FF. Cail de París, «que 19 E. Barrón, «lVIadnd,
Pek: Proyecto para un calle de Bailén19, con lo que se poma 1U prolongación de la c~lle de
Bailén y puente de hierro para
palacio de Exposiciones la de Segovia, Revl~ta de Obras
(1862). públicas, 1861, septIembre, 229
pp. 217-224, Y octubre, pp. -
234.

R. Velázquez: Pabell~n de la
Exposición de Minerza (1883).
E. Barrón: Viaducto de
Segovia. tan aterevidos puentes tiene establecidos ca, ofi-eciéndose como portavoces de una 20 X, «Viaducto de la calle

en nuestras líneas de caminos de hie- segunda edad del hierro. Como todo un Segovia», La Ilustración de ¡Hadrid,
(Grabado de la Ilustración
1'1'0» 20. La misma compañía Shaken in- símbolo del ayer y del mañana el viaduc- 15 de febrero de 1872, pp. 46-47.
Espaiiola y Americana, 1877.) 21 Anónimo, "Vista desde abajo
tervendría, como luego se verá, en la to volaba por encima del viejo recinto del viaducto de Segovia», La
primera cubierta de hierro con que contó árabe del Madrid medieval. Ilustración Espailola y Americana, 8
la «primera» estación de Atocha. El via- El ramo del comercio se vio igualmen- de octubre de 1877, p. 220.
22 El primer proyecto de galería
ducto tenía las dos entradas de fábrica y te favorecido por el hierro que, en fOlma en hierro que conozco para
tres tramos en hierro de cuarenta, cin- de galerías, pasajes y bazares acristala- Madrid fue la llamada del
cuenta y cuarenta metros, respectiva- dos 22 , aseguraba un mínimo de comodi- Príncipe de Asturias Don
mente, apoyando en dos pilas, que suma- dad a lo largo del año a la hipotética Alfonso, propuesta por M. de M.
das a las primeras daba una longitud y c., en 1858, ante las nuevas
clientela. El hierro y cristal pelmitió asi- manzanas de la Puerta del Sol.
total para el viaducto de doscientos se- mismo cubrir los grandes patios interio- Vid. mi artículo «Proyectos del
senta y cinco metros. La altura máxima res sin renunciar a la luz, como sucedía
sobre la cuenca de la calle de Segovia con los llamados patios árabe y romano
sobrepasaba los veintidós metros 21. De del Museo Arqueológico Nacional, fun- E. Barrón: Vista General del
este modo, potentes estructuras metálicas didos en Pamplona, que desgraciada- Viaducto de la calle Segovia
se fueron integrando en la ciudad históri- mente han desaparecido en las últimas a finales del siglo.

E. Barrón: Proyecto del


Viaducto de la calle de
Segovia (1860-1861).

lOO: l:l.DlIn100
,...t._i!2t.c.. ,¡.~
siglo XIX para la refonna urbana reformas. Sus columnas y capiteles te- se prestaban bien tanto por las delgadas
de la Puerta de! So!», Villa de nían un claro espíritu neogriego rimando
Madrid, 1968, núm. 25, p. 73 Y proporciones de estos apoyos de fundi-
79, nota 42. Los primeros pasajes así con la concepción general del edificio ción, como por el tono neomudéjar de
y bazares fueron cubiertos con debido a Jareño. Como muestras esplén- toda la obra.
madera y cristal, como los de didas de estos patios, aún en pie, pueden Aquellos sutiles apoyos tuvieron una
San Fe!ipe de Neri (1840) y recordarse el de la Escuela de Minas,
Villa de Madrid (1847) amplia acogida por todos los edificios
proyectados por Mariano Marco obra de Velázques, que es un ejemplo de que, por sus específicas funciones, tenían
Artú. Después de! 68 e! hierro las posibilidades del hierro dentro de la necesidad de plantas diáfanas para ase-
reemplazó a la madera, arquitectura tradicional, y el destinado a gurar un amplio visual, desde los teatros
resultando e! interior más Caja Central de Efectivo en el Banco de
Imninoso, como era el pasaje hasta la cárcel, desde las bibliotecas has-
Matheu --subsistente en parte-- España cuya fundición se preparó en ta las salas de conciertos, sin olvidar los
donde se montó (?) la Mieres. frontones, circos, etc. Madrid contó con Antonio Herrero de la Calle:
Exposición Comercial de 1877. Los iniciales deseos de insertar el hie- un buen número de estos edificios, con- Bazar de la Villa de Madrid
23 E. M. Repullés y Vargas, «El
rro dentro de algún historicismo concre- temporáneos a la génesis de las estacio- (c'1840?). Destruido.
arquitecto Agustín Ortiz de
Villajos», Arquitectura y to, sin importar ahora las especiales ca- nes. Como muestra bastaría recordar la
Construcción, 1902, núm. 125, racterísticas del nuevo material y la nue- obra del arquitecto Ortiz de Villajos, que
pp. 345-351. va relación forma/función que aquéllas introdujo el empleo del hierro en la
24 J. M., «Beti-Jai», Adobe, 1976,
núm. O, pp. 7-10.
establecían, dio en ocasiones felices resul- arquitectura tradicional del teatro ma-
tados. Entre éstos se encuentran en pri- drileño, según atestigua Repullés al seña-
mer lugar la soberbia biblioteca neogóti- lar entre otras cosas la novedad que
ca del Senado, trazada por Rodríguez supuso «sustituir los antiguos y pesados
Ayuso, y construida en hierro dulce por antepechos de madera por los de hierro
Bernardo Asíns (1882-1885), constitu- colado, elegantes, ligeros ...»23. Repullés
yendo un buen ejemplo del «gothic revi- se refería en aquella ocasión al teatro de
val» entre nosotros. En cambio, el propio la Comedia (1875), luego reformado por
Rodríguez Ayuso dio a las finas columni- Luis Bellido. De Ortiz de Villajos es
llas de la antigua plaza de toros de igualmente el teatro de la Princesa, hoy
Madrid unos perfiles nazaritas, a los que María Guerrero, donde empleó (1885)
un sistema análogo de columnillas de
Mariano Marco Artú: Pasaje fundición aún subsistentes. Por el contra-
de San Felipe de Neri (1840). rio hemos perdido para siempre su Circo
Destruido. Price (188U), de ligerísima es tructura en
hierro con perfiles granadinos, tocados
con una sutil policromía. En esta ocasión
la obra se fundó en los talleres Picaza de
Madrid.
También los frontones, cubiertos o no,
utilizaron este nuevo material en sus
canchas, debiendo recordarse el magnífi-
co de Jai-Alai en la calle de Alfonso XII,
junto al Museo Etnológico, y el de Fiesta
Alegre (1892), del arquitecto Francisco
de Andrés Octavio, ambos derribados.
Como testimonio extraordinario resta el
frontón Beti-Jai (1894), obra de Joaquín
Rucaba, en la calle Marqués de Riscal,
que debiéramos recuperar por el interés
máximo de su arquitectura y hoy fuerte-
mente amenazada 24.
El Gran Panorama Nacional (1881),
obra de Sáinz de la Lastra, fundido en
los talleres Girona de Barcelona, que se
encontraba en el Paseo de la Castellana;
el Salón Alhambra; la Cárcel Modelo
Jareiio y Ruiz de Salces:
Patio Romano destruido del
Museo Arqueológico
Nacional.

Exposición Comercial (1877)


en el pasaje Matheu.

Rodríguez Ayuso: Vista


General de la Antigua Plaza
de Toros (1874). Destruida.
(1876), de Tomás Aranguren; el depósito
de libros de la Biblioteca Nacional, etc.,
son otros tantos ejemplos perdidos de un
Madrid que se esforzó por introducir en
su arquitectura las nuevas ventajas del
hierro. A estas desapariciones hemos de
añadir aquellas ideas y proyectos que
nunca llegaron a fraguar pero cuyas
propuestas conocieron un proceso pro-
yectual minucioso. Entre ellas hay que
recuperar del olvido el magnífico Con-
cert Hall (1876), concebido por el arqui-
tecto R. Morham de Edimburgo para el
Buen Retiro 25; el proyecto de cubrir la
Plaza Mayor con hierro y cristal (1860),
presentado al alcalde por el ingeniero
francés Villedevil, residente en París; y
finalmente el colosal monumento a Colón
que se levantaría en el Retiro, detrás del
Palacio de Cristal, imaginado por Alber-
to de Palacio, el autor de la estación de
Atocha, según se dijo anteriormente.
Con solo imaginar que dicho monumen- tadas, como en Delicias y Atocha, o bien A. Ortiz de Villajos: Circo
to, formado básicamente por un globo duplicando la gran carena como se pre- Price. Sección Transversal
terráqueo en hierro, tendría como diá- tendió hacer en Norte. La de Delicias era (1880). Destruida.
metro la altura de la Torre Eiffel, se menos ancha que la de Atocha pero en
puede hacer una idea del colosalismo de cambio era más larga con sus ciento
t'stt' Sllt'ño qut' entra de lleno en la línea setenta metros de longitud... Durante
osada de los delirios cautivadores de un mucho tiempo el atrevimiento de estas
Boullée, y que nos hacen pensar en la cubiertas de hierro se había convertido
utopía como una constante histórica. en una cuestión de prestigio para la
Las estaciones, por su parte, tenían compañía que explotaba aquella línea.
una problemática propia diversa de la Ello ocurría aquí y fuera de aquí, pues
del resto de la arquitectura del hierro, al no es otro el sentido de las palabras de
margen ahora de su distinta función y Ruskin en «Las piedras de Venecia»,
programa. Evidentemente en ellas tam- añorando otros tiempos en los que «ha-
Rodríguez Ayuso y Bernardo bién se planteó la duda sobre su conside- bía algo más que descubrir y que no
Arius: Biblioteca del Senado ración como monumento arquitectónico olvidar en cada punto de parada que
(1882-1885).
o como simple arquitectura industrial, una nueva disposición de la cubierta de
sin caer en la cuenta de que ambas cristales de la estación o una nueva viga
realidades no eran incompatibles, pero de hierro» 26. La actual explotación de los
me interesaría señalar ahora que las esta- ferrocarriles a cargo del Estado nos hace
ciones tenían una doble obligación de olvidar que en su día existió una fuerte
carácter representativo, tanto hacia la competencia entre las distintas compa-
compañía de la que cada una era edificio ñías concesionarias, cuya fuerza se medía
de cabeza como hacia la propia ciudad. precisamente en las estaciones término.
Ello produjo una curiosa rivalidad que Sin duda la Compañía M.Z.A. era más
en el fondo repite la pugna de las ciuda- potente que la de los Ferrocarriles del
des medievales en orden a la magnitud Norte, y ambas estaban por encima de la 25 C. Ariza, «Los jardines del
de sus catedrales. Así, cada vez que se Compañía M.C.P. Sus estaciones así lo Buen Retiro en el siglo XIX»,
plantea una de nuestras estaciones se dejan ver. Anales del !llStituto de Estudios
A. Ortiz de Villajos: Circo lvIadrile¡los, 1979, p. 374.
pretende alcanzar una mayor anchura Una última cuestión de gran interés 26 J. Ruskin, Las piedras de
Price. Sección Longitudinal en su nave única, sin apoyos intermedios, reside en la elección de la imagen arqui- Venecia, trad. de «La España
(1880). Destruido.
eliminando incluso las soluciones atiran- tectónica de la estación con respecto a la Moderna», Madrid, s. a., p. 34.
breve de la arquitectura de estas tres 27 A. Ganivet, «Parrafada
de la ciudad, pues no puede olvidarse rente, como ocurrió en la estaclOn de
filosófiea ante una estación de
que de algún modo las estaciones se Atocha, que, contrariamente a lo que estaciones, que nada tienen que envidiar ferrocarrih>, de su libro Granada
conviertieron en las nuevas puertas de sucede en la del Norte, no tuvo el rubor de sus hermanas europeas salvo la mira- la bella, Helsingfors, 1896, ed.
una ciudad sin murallas. A este respecto de ocultar la férrea montera. da atenta de Monet sobre Saint La- Albaicín, Granada, 1968,
se pueden detectar varias posturas entre A continuación se hace la historia zare 28 . pp. 115-121.
28 R. vValter, <<Saint-Lazare
las que se encuentran la de aquellos que l'impressioniste», L'Oeil,
como Angel Ganivet, pensaban que la 1979, núm. 292, pp. 48-55.
estación debía reflejar el carácter arqui-
tectónico de la ciudad, pues el tren «es
un coche grande que anda deprisa; no
tiene derecho a imponernos un nuevo
tipo de arquitectura prosaica; debe so-
meterse: si la ciudad es gótica, que la
estación de ferrocarril sea gótica, y si es
morisca, morisca» 27. En Huelva, Sevilla
Jareiio y Ruiz de Salces:
o Toledo, se había seguido esta pauta Depósito de Libros de la
pero en Madrid hubiera sido dificil defi- Biblioteca Nacional.
nir la arquitectura más representativa de (Destruido.)
la ciudad, por lo que surgió una primera
estación «prosaica», la de Delicias, con
todo el interés que encierra su arquitec-
tura dentro de lo que ya abiertamente
denominamos arqueología industrial.
Junto al lenguaje historicista y a la eco-
nomía expresiva de las estaciones que
Ganivet llama prosaicas, quedaba la po-
sibilidad de hallar un término medio,
donde la arquitectura e ingeniería que-
daran integradas en una imagen cohe-

J. Rucoba: Frontón Beti-Jai


(1894). Estado actual.

Tomás de Aranguren: Cárcel


Modelo (1876). Destruida.
a) Delicias

A. de Palacio: Proyecto de un
Monumento a Colón (1891) en
el Retiro, detrás del Palacio
de Cristal.

De las tres estaciones «mayores» de


Madrid, en sus edificios actuales, la más
antigua es la de Delicias seguida de
Norte y Atocha, en este orden. La esta-
ción de Delicias, conocida popularmente
como «estación de las pulgas», surgió
como cabeza de la línea Madrid-Ciudad
Real-Badajoz, si bien en el mismo año de
su inauguración (1880) se convirtió en
estación término de la línea Madrid-
Cáceres-PortugaP, al ser absorbida la
primera por la potente compañía Ma-
drid-Zaragoza-Alicante, que llevó a su
R. Morhan: Proyecto de un estación de Atocha el movimiento de
Concert Hall (1876) para el aquélla.
Retiro. Con independencia de este hecho a
posteriori, la primera cuestión a resolver
fue el emplazamiento, aspecto éste en el
que incidían varios factores: topografia, problemas de cotas, adquisición de terre- Delicias: Vista General desde
conexión con la vía de circunvalación y nos, prolongación en unos kilómetros de el Paseo de las Delicias.
proximidad con respecto al centro de la la línea, etc. Una segunda solución con- Estado Primero de la
templaba la posibilidad de situarla cerca Estación con el jardin en el
ciudad puntualizado en la Puerta del
testero.
Sol. A ello había que añadir la existencia de la carretera de Extremadura, justa-
de dos tenninales ya fijadas, que si bien mente en los terrenos de la famosa
tenían unas instalaciones provisionales «Quinta de Gaya», donde más tarde se
como en el caso de la estación del Norte levantaría la llamada estación de Gaya
o muy modestas, como en Atocha, lo como cabeza de la desmantelada línea
cierto es que tanto por sus edificios Madrid-Navalcarnero. Los problemas
como por la propia red viaria, descarta- que aconsejaron abandonar esta posibili-
ban dos zonas inicialmente apropiadas. dad radicaban en el volúmen de tierras
Con todas estas limitaciones para ubicar que exigía mover y en la dificultad de
la nueva estación de cabeza, se barajaron conexión con el ferrocarril de circunvala-
fundamentalmente cuatro propuestas. La ción entre otras. Una tercera zona de 1 A ello hacen alusión las cifras
primera señalaba el espacio intermedio posible localización fue la comprendida o monogrmnas que aparecen en

--
l: entre el buen Retiro y la entonces nueva
plaza de toros proyectada por Rodríguez
Ayuso, propuesta que fue desechada por
entre dicho ferrocarril de circunvalación
y los desaparecidos cementerios de San
Nicolás y San Sebastián que, por razones
la fachada que mira a Madrid,
con las iniciales entrelazadas de
M(adrid), C(áceres) y
P(ortugal).
Esuman DJlllADRlD

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ELf:\· .... rIOX
LADO DE LA SALIDA

Delicias: Alzado del edificio


de viajeros, lado de salida y
distribución general de la
terminal con los 1nuelles y
depósitos de máquinas
(superior).

Planta del edificio (inferior).

Delicias: Emplazamiento ESTACIQNDE MADRID.


Definitivo (superior). E,\EI'AGIONES PAllA DFlonWi y DEPENUENCl\B PUBLICAS iN"" M_V
E",' ,¡,
Vista General del lado de las
Salidas (inferior).

Proyecto de la Fachada del


Testero (derecha).
Delicias: Estado actual del
Pabellón Central del lado de
2 A.G.A.-M.O.P.U., leg. 12.156, análogas, fue también rechazada. Final- tivamente la bella perspectiva de que Salidas que alberga el
«Compañía de los Ferrocarriles mente la Compañía propuso la actual podría gozar la estación-, el resultado
de Ciudad Real a Badajoz y de vestíbulo principal.
Alrnorchón a las minas de ubicación, muy próxima a la zona de los final no puede ser más desolador. La
carbón de BeImez. Proyecto de citados cementerios, pero sin cruzar la estación de Delicias se ha convertido en
un ferrocarril directo de lVIadrid línea de circunvalación, al sur de ésta, en un auténtico tesoro arquitectónico que
a Ciudad Real. Estación de el lugar inmediato a la llamada Huerta exige su búsqueda, perdida ya su posibi-
Madrid. Proyecto de
emplazamiento definitivo.
delJardincillo, bien visible en negro bajo lidad de inserción en la imagen urbana.
lVIemoria». la tinta encarnada del Plan Castro. Este Una vez aprobada la ubicación defini-
3 Anónimo, «Ferrocarril directo había previsto en la zona comprendida tiva de la estación, la Compañía presentó
de Madrid a Ciudad Real. entre el arroyo de Atocha y el Paseo de el proyecto de distribución general, así
Estación de Madrid», Revista de
Obras Públicas, 1879, núm. 21, Delicias una rígida cuadrícula destinada como del edificio de viajeros en particu-
pp. 237-266 Y 279-286. a zona de vivienda, junto al campo de lar, proyecto que se dio a conocer a
Marte y hospital de Dementes. Dicho través de la Revista de Obras Públicas 3 Sin
damero quedó roto tanto por la nueva embargo, cuando esta publicación estaba
dirección que tomó la vía de circunvala- ya en la calle, la Compañía había pre-
ción como por la aprobación, por Real sentado el 2 de agosto de 1879 una
Orden de 23 de julio de 1878, de la propuesta de modificación del edificio de
nueva estación que tomaría el nombre de viajeros, al tiempo que había solicitado
Delicias 2. igualmente, con fecha de 9 de abril de
Esta contó desde entonces con una 1879, permiso para la instalación provi-
fuerte hipoteca visual dada la cota baja sional del servicio de viajeros en el inte-
en que se encuentra la plataforma de la rior del muelle cubierto de mercancías
estación (594,58 m), dejándola hundida número uno. Otra Real. Orden de 22 de
en relación con su propio acceso desde el abril de 1879 autorizó este transvase de
Paseo de Delicias que se hallaba a unos funciones a dicho muelle, a fin de no
siete metros por encima de dicha plata- perjudicar a la Compañía y usuarios de Delicias: Estado actual de la
fornla, lo cual obligó a unas nada cómo- la línea del inevitable retraso que supon- Oficina de Telégrafos en el
das rampas. Si a ello se añade la cons- dría el esperar a la construcción del ciones propuestas por la Compaüía, el
lado de Salidas.
trucción que fue surgiendo a su alrededor edificio de cabeza. nuevo edificio se inauguraba el 30 de
-no digamos nada del reciente edificio No obstante, y una vez aprobadas, el marzo de aquel mismo año de 188?4.
de oficinas de la Renfe que oculta defini- 20 de enero de 1880, las ligeras modifica- Este tiempo, verdader~ente record,
fue posible gracias al caracter absolut,:-
mente funcional del proyecto, don~e di-
gamos que no aparece .aper:as. matiz a~­
Delicias: Estado actual del guno de expresión arqUltectomca de raiZ
testero con la 111arquesina tradicional, así como tampoco hubo
que estuvo en el costado de
preocupación por intentar cr;ar .uJ.l nue-
llegada y sin el pri111itivo
jardín. vo «estilo». De la fonna ~~s logi?a, la
simple expresión de la fUfolClOn creo, ella
misma, su propio lenguaje logr~ndo de
este modo una perfecta coherenCla entre
expresión y cont~~ido,. ~l . margen de
cualquier disquisiClOn estilística. El h~ber
llevado este planteamiento, c<.m sencillez,
hasta sus últimas consecuenClas presta a
4 Anónimo, «Ferrocarril de
la estación de Delicias una fuerte perso- Madrid a Ciudad Real.
nalidad tanto dentro del contexto espa- Inauguración de la. estación
ñol como europeo en general, ya que definitiva en Madnd», Revzsta de
conserva una imagen que .per~enece al Obras Públicas, 1880, p. 78;
«Inauguración d.e la .estación del
estadio intermedio de la histona d~ las ferrocarril Madnd-ClUdad Real
estaciones como arquitectura, es deCir.,. a y Badajoz», La Ilustración .
lo que llamaríamos seé?un~a generaClOn Españolay Americana, 8 de abnl
tras las primeras expenenClas. de 1880, p. 221.
Tipológicamente la estación responde
al esquema elemental de dos cuerpos de visto de color blanco, separadas por hila- elevado número de huecos con una pro- ri De Dion en París (1878) y el proyecto 5 Repullés y Vargas, E. M.,
fábrica paralelos, uno para llegada y otro das de ladrillo encarnado y negro. Asi- porción tal que el vano se convierte en de Cachelievre para la estación de Deli- <<Inauguración del ferrocarril
para salida de viajeros, entre los que se mismo se reemplazarían los adornos de dominante sobre el macizo. cias en Madrid (1879), aumenta aún directo de Madrid a Ciudad
tiende una armadura de hierro que cu- cinc por otros de hierro forjado o fundi- Varias veces se ha hecho referencia a Reah>, Anales de la Construcción y
más el valor histórico y constructivo de de la Industria, 1879, núm. 3,
bre vías y andenes. La estación así conce- do, al tiempo que se sustituía la proyec- la gran montera de hierro que, como el nuestra estación, si se tiene en cuenta la p.37.
bida responde más a una estación de tada cubierta de pizarra para la gran resto de la construcción se debe al inge- posterior destrucción de aquel modelo 6 Catálogo de la exposición

paso que a una estación de término, al nave central, por una sencilla cubierta de niero francés Emile Cachelievre, que tra- parisién. Todavía conviene recordar al- "Architectures d'Ingenieurs)), París
chapa ondulada y galvanizada. Aunque bajaba para la Compañía Madrid-Ciu- (C.C.I.), 1978, pp. 47-48.
disponer sus fachadas en paralelo a las guna coincidencia notable como es el 7 En España esta misma firma
vías, dejando libres de construcciones en sí este material ~la chapa~ era más dad Real. Cachelievre utilizó en la esta- ancho de la gran nave que en ambos Fives-Lille, intervino en un
ambos extremos, en una situación análo- costoso que la pizarra, no lo era en ción de Delicias la última novedad que casos es de treinta y cinco metros y muy número importante de obras,
ga a la que se verá en la Estación del cambio la mano de obra y el tiempo que ofrecía por entonces la técnica construc- cercana su altura; veinticinco en París y siendo especialmente notable la
Norte. La razón es obviamente funcio- se necesitara para colocar la tablazón tiva y que De Dion había mostrado, con línea Linares-Almería, cuya
veintidós y medio en Madrid. No es de subasta tuvo lugar en 1878, es
nal, en el deseo de separar dos dinámicas necesaria y fijar las 269.280 piezas de gran éxito, en la Galería de Máquinas de extrañar, por otra parte, dichas analo- decir, en los mismos años en que
de distinto signo, llegada y salida, que pizarra que harían falta para la cubierta la Exposición Universal de París de 1878. gías, ya que la férrea armadura se prepa- se hacía cargo de la estación de
cuentan incluso con accesos propios. Esta mayor. Por el contrario la pizarra se en efecto, la armadura, llamada De Dion ró en Francia en los talleres de Fives- Delicias. De la citada línea
separación es la única diferencia ~no conservaría en los dos edificios de llegada desde entonces, compuesta de una serie Linares-Almería eran de un
Lille, siendo el también francés Vaseille interés extraordinario la serie de
formal~ que distancia a estas estaciones- y salida, cuyos alzados son un modelo en de cuchillos armados que formaban un quien dirigió el montaje de este material puentes en hierro, recientemente
término de las estaciones de paso. el empleo racional de los materiales, todo con los propios pilares de sostén fijos que ya estaba en España en 1879 5 • La sustituidos por otros de
Las mencionadas modificaciones pro- siempre vistos, donde la. pizarra remata a una cimentación hundida, tiene gran hormigón.
obra más conocida y reciente que la casa
puestas por la Compañía, en agosto de el noble zócalo de granito, aparejo de semejanza con la armadura de la esta- Fives-Lille había hecho en París era el
1879, no afectaban en absoluto a su ladrillo y pies derechos de hierro que ción de Delicias, que por vez primera Hipódromo cubierto, del mismo añ0 6 •
distribución general, sino a pequeños igualmente se dejan ver al exterior con el entre nosotros cubría un amplio espacio Fives-Lille, una de las empresas más
cambios en orden a los materiales bus- ritmo que imprime la estructura. sin ningún tipo de tirantes, riostras o importantes del país vecino, intervino en
cando una mayor economía. Así, por El protagonista de toda esta construc- contrafuertes. La eliminación de estos gran número de estaciones de ferrocarril,
ejemplo, en lugar de utilizar ladrillo ción es el hierro que se convierte en elementos así como la solución dada al destacando sin duda la formidable esta-
prensado en todas sus fachadas sólo se estructura portante, no sólo de la gran problema de la dilatación habían sido las ción de Orsay, en París, que proyectó el
utilizaría en las exteriores, empleando el nave central, sino de los edificios de dos novedades máximas frente al tradi- arquitecto Víctor Laloux y que se termi-
ordinario en las que se enfrentan bajo la llegada y salida, ya que la estructura de cional sistema Polonceau o de otros ensa- nó coincidiendo con la Exposición Uni-
gran cubierta férrea. Esto obligaba a un éstos es igualmente en hierro, de tal yados posteriormente en las Exposiciones versal de 1900 7•
enlucido de yeso que restaría la serena modo que el ladrillo y demás obra dr Universales de 1855 y 1867. En nuestra estación de Delicias, ade-
Delicias: Sección Transversal policromía que tenía el ladrillo visto de albañilería se utiliza tan sólo como ele- El hecho de que transcurriera muy más de Cachelievre, intervinieron tam-
por el vestibulo y alzado las fachadas exteriores, donde horizontal- nentos de cierre y no de sustentación. poco tiempo entre la experiencia de Hen- bién los ingenieros españoles Calleja, Es-
interior de la Gran Nave. mente se superponen fajas de ladrillo Ello permite al propio tiempo abrir un
Sección de un cuerpo lateral.

CORTE LOl'lllll"~""_I .. 11 iL U[
FEBRlH:A1l1Il DIRECI'O DE IlADRlD AcillDAD-REA!.

[STACIOn n N ADRIO.
E5TAGIDM DE lIADRID

EDIFICIO DE VIAJEROS

SECJ:IUN TnASVERSM POR EL VESTIBULD.

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Delicias: Aspecto del interior pinal y Ulierte. Pese a que muchas veces nal depósito de unas antiguas máquinas, 8 En dicha exposición, «Les
el dia 30 de marzo de 1880 se ha puesto en conexión el nombre de de bellísimo diseño, que constituirán en temps des gares», y fuera del
con motivo de su catálogo, se mostraba una
Eiffel con la estación de Delicias, figuran- su día el museo ferroviario de Renfe. Sin reproducción fotográfica en color
inauguración. embargo, desde la supresión del servicio
do así incluso en la Exposición que el debida a P. Cordier, en la que
Centro Pompidou organizó en París, en de viajeros, en 1969, y el cierre definitivo se veía un detalle insignificante
1979, sobre las eSlaciones'. Eitid no apa- de la estación, en 1971, ésta ha conocido de la estación de Delicias,
aunque sin citar el nombre de
rece directa ni indirectamente en la do- un deterioro progresivo en sus instalacio- esta estación, sino tan sólo el de
cumentación manejada sobre el edifici0 9, nes, cubierta principal, edificios de viaje- Madrid y a continuación el de
ni en la prensa especializada de la época, ros, etc., que debiera de frenarse al tiem- «G. Eifleh>.
9 A.G.A.-M.O.P.U., lego 12.156,
por lo que parece aconsejable, de una po que iniciar un proyecto serio en evita-
«Compañía de los Ferrocarriles
vez por todas, abandonar aquella hipóte- ción de las alteraciones que, en las últi- de Ciudad Real a Badajoz y de
sis hija de unos años en los que todo mas reformas de «puesta al día», han Alrnorchón a las minas de
aquello en hierro tuviera interés, se asi- sufrido muchas de nuestras estaciones en carbón de Belmez. Proyecto de
milaba inmediatamente a la figura míti- detrimento de su personalidad, como un ferrocarril directo de Madrid
a Ciudad Real. Estación de
ca de Gustave Eiffel. está ocurriendo con la propia estación Madrid. Edificio de Viajeros.
Actualmente Delicias sirve de provisio- del Norte de Madrid. Memoria».

Aspecto actual de la boca de Delicias: Estado actual del


la Estación. interior.
b) Atocha

«Un día, el 9 de febrero de 1851, al


lado del convento de Atocha, apareció
un monstruo que vomitaba hwno, sem-
braba fuego, bramaba cien veces más
fuerte que el león del Retiro, hacía llegar
Proyecto de Atocha: un silbido a medio Madrid, arrastraba
Ordenación del sector cincuenta carruajes en que cabía la carga
comprendido entre el de todos los simones de Madrid juntos y
observatorio y el
devoraba el espacio más que todos los
embarcadero de Atocha, por
elarquuectoSánchez tiros de mulas de Fernando VII desboca-
Pescador (1849). dos; aquel día, que fue el de la inaugura-
ción del ferrocarril a Aranjuez, comenzó
la decadencia de las galeras y las diligen-
. 1
Clas... » .
La estación que recibió a esta imagen
dantesca recogida por Fernández de los
Ríos era la de Atocha. Sin embargo, su que fue quien abonó los terrenos para Atocha: Nuevo Edificio de
fisonomía y emplazamiento eran muy establecer el que Coello llama en su Administración (1865)
distintos de los que hoy muestran debido plano de 1848 «embarcadero proyectado trasladado hoy a la Avenida
a un proyecto muy posterior. Ni siquiera para el camino de hierro» 3, no es de Ciudad de Barcelona.
tenía el nombre de «estación» sino el más extrañar la modestia inicial de este pri-
I11odesto y ajustado de «embarcadero», mer proyecto, muy lejos de la amplitud
como ostentaron igualmente las primeras que llegaría a tener cuarenta años más
estaciones francesas. No estaría de más tarde. 1 A. Fernández de los Rios, Cuía
recordar que en París la estación del Este La estación, accesos y dependencias de Madrid, Madrid, 1876,
(1849) llevaba el nombre de «embarca- ocuparon unas antiguas huertas pertene- pp. 679-680.
2 Sobre éstos y otros
dero de Strasburgo» y que la del Norte cientes al conde de Bornos, en las inme- embarcaderos de la región de
(1845) se conocía como «embarcadero diaciones de la Puerta de Atocha, que, París, vid. F. Chappaz,
del Norte» y no como tal estación 2. como ahora la estación, recibía el nom- <<lnventaire Regiona!»,
En electo, tratándose de una de las bre del antiguo convento dominico. Monuments historiques, 1978, núm.
6, p. 87. (Número monográfico
primeras estaciones de ferrocarril en Era la zona sur de Madrid la única que dedicado a «L'espace du
nuestro país, teniendo en cuenta el carác- permitía introducir esta cuña ferroviaria, Voyage: Les Gares».) Sobre
ter regio de su inicial recorrido, uniendo buscando la mayor proximidad al centro otros ejemplos de embarcaderos
Madrid con el Real Sitio de Aranjuez- de la ciudad. Sin embargo, la presencia frances, vid. Les T emps des Cares,
Edificio de la Administración París, 1978, p. 50.
lo que equivaldría entre nosotros a la del ferrocarril en aquel paraje, cerca de 3 M. P. González Yanci, Los
central de la Compañía línea París-Versalles-, conocida la in-
M.Z.A. (1858).
arquitecturas monwnentales de gran accesos ferroviarios a Madrid,
tervención del marqués de Salamanca porte (Hospital General, Puerta de Ato- Madrid, 1977, p. 37, nota 22.
4 Sobre la actividad de este cha, Observatorio Astronómico y Con- que se abrían exedras, plantíos y escali- Atocha: Proyecto de Gm'ardo
arquitecto, vid. mi libro de la Puente (1883). Fachada
vento de Atocha), sin olvidar la cercanía natas poniendo en relación los puntos
Arquitectura y arquitectos madrileílos, a la vía.
Madrid, 1973, pp. 61, 79, 81, del Jardín Botánico y el Prado de Ato- fuertes del entorn0 5 • De algún modo esta
84, 86-87, 96 Y 138. cha, aconsejaron 'remodelar la zona para actuación representaría la culminación
5 Dicho proyecto fue lograr una mínima coherencia entre estos del proceso iniciado en el siglo XVIII por
reproducido por F. Wais, elementos diversos y a la vez dispersos. Hermosilla y su Salón del Prado.
«Nacimiento, desarrollo y
constitución de la red española»,
Ello se complicaba con la dificil topogra- El primer edificio de la estación o
en el vol. II de Cien alias de fia del lugar dada la diferencia de cotas embarcadero fue, efectivamente, muy PROYECTO DE ESTACION DEFINITNA EN MADRID (ATOCHA)
Ferrocarril en Espalia, Madrid, existente, por ejemplo, entre el Observa- modesto, respondiendo en planta a una
1948, p. 38, tomado a su vez de torio Astronómico y la plataforma de la U de brazos muy alargados. En el cuerpo
La Ilustración, 1851. central se encontraban el vestíbulo, des-
Recientemente, E. Ruiz estación.
Palomeque lo incluye también en Siguiendo una vieja idea de Mesonero pacho de billetes, salas de espera, registro
su libro Ordenación y Romanos, el arquitecto municipal Juan del fisco, café-fonda, oficinas del jefe de
transfiHmaciones urbanas del casco José Sánchez Pescador 4 presentó en 1849 estación y aposentos para los guardias.
antiguo madrilelio durante los siglos De este cuerpo del edificio arrancaban
XIXy XX, Madrid, 1976, p. 145,
un interesante proyecto, que desgracia-
plano 42. damente no prosperó, cuyo elemento ba- «los dos porches para los trenes, a los
se era un magnífico «salón» arbolado al cuales se entrará con toda comodidad

v.' B'
Atocha: Planta del Proyecto u~;~~ """"'
a~'f'" "l.,d-.

de Gerardo de la Puente --~~,;.-'-


~~
(1883). (Superior.)

(Inferior.) Proyecto de PROYECTO DE ESTACION DEFINITIVA EN MADRID (ATOCHA.)


Gerardo de la Puente (1883).
A la izquierda, el edificio de
Administración de 1865. FacJ¡arla á la via del ¡fÓ!ÓC'lÍl Óg ViBjeros

yo B.<> "'nt"n=' llladri.V r <4 Edenr tú- 1"35,


&C CDi.uclVl. J"..f<\/ e.'l<p."\i~k¡ (r ¿1u.:J~";'u" ~J'/ ~l~, \l~.) I9bw, a~t<t'I~.
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¡;?¿':::.
~"b E5" ~~~=

Atocha: Sección longitudinal


del Proyecto de Gerardo de
la Puente (1883).
Atocha: Calco francés del
Proyecto de Gerardo de la
Puente (1883), para su
FRENTE DEL EDIFICIO DE V1AJEROS
discusión en París.

_____o' '. I ~

..L" ,p01g ,

PROYECTO DE E8TACION DEFlNITIVA EN MADRID. (ATOCHA)


Seccion trasversal lel e¡f¡iliJ¡[} de vi,!jeros, Proyecto definitivo firmado
por Alberto de Palacio en
Madrid, elIde diciembre de
1888. (Superior.)

Montaje de la primera forma


del Proyecto Definitivo (1888).
Bajo ella, la modesta
armadura del antiguo
embarcadero. (Inferior)

{mfirmt
l~~ B.o
&UI,':J""-f... ~-J<"f'.:.,/.,0é'=1

~?~~' ~

Atocha: Sección transversal


del Proyecto de Gerardo de
la Puente (1883).
6 P. Madoz, Diccionario desde los andenes que quedarán a uno y mente conocida en Madrid por su inter- tos, cadenetas y, sobre todo, las incon- 9 Con anterioridad a esta fecha
Geográfico, tomo X, Madrid,
da U y con la fachada principal ~irando consta que, al menos entre 1878
otro lado. Cada uno de estos porches vención en el desaparecido Viaducto so- a Madrid, de tal manera que su rmagen fundibles mansardas señalan de modo
1847, p. 557. y 1880, se hicieron otros
7 A.GA-M.O.P.U., leg. 8.741.
tendrá dos vías, a saber: una para el bre la calle de Segovia 8. Esta combina- se confundía y, a nuestro entender, su- indudable su origen. Curiosamente estfl proyectos de estación definitiva,
8 Vid. nota 4, p. 185. movimiento de carruajes y otra para el ción, de dos porches albergando dos vías plantaba intencionadamente el papel de edificio subsiste pese a haberse derribado pero que no llegaron a
servicio de locomotoras con las corres- cada uno y una nave intermedia con para dar paso a los nuevos proyectos presentarse (A.G.A.-M.O.P.U.,
fachada de la estación, que quedaba en leg. 12.156). En ellos se atendían
pondientes plataformas, así para éstas cubierta de hierro para proteger las nue- un nivel inferior, escondiendo su pobre que, des~e 1883, urg~~n la ~pliaci?n a las condiciones impuestas por
como para aquellos» 6. vas vías que estuvieron al descubierto, fisonomía. El tratamiento del cuerpo ba- del edificIO de la estaClon haCIa Madnd, la Dirección General de Obras
La sencillez del diseño era compartida subsistió hasta 1891 en que se derribaron jo, que recuerda a las sencillas estaci~mes ocupando precisamente los solares de los Públicas el II de enero de 1876.
con la modestia de los materiales emplea- para dejar paso a la estación que hoy intermedias de los años 50, el reloj en edificios de oficinas de 1858 y 1865. En
dos, siendo las cubiertas de madera obje- conocemos. alto, etc., inducen a pensar en el verda- efecto, en 1890 se empezó a levantar de
to de un incendio fortuito, en 1863, que En los cuarenta años que median entre dero papel arquitectónico jugado por la nuevo el edificio de oficinas en la avenida
afectó gravemente al edificio. Ello obligó la inauguración de la primera estación sede de las oficinas de la Compañía de Ciudad de Barcelona, siguiendo el mismo
a pensar en una nueva estación (R. O., (1851) Yla terminación de las obras de la M.ZA proyecto de 1865 e inclus? aprovechan~o
15 mayo 1863), si bien la Compañía actual (1892) se produjeron algunos he- Ahora bien, a raíz del auge cob:ado cantería y otros materIales de aquel.
presentó tan sólo un proyecto de nueva chos importantes, tales como la construc- por la explotación pronto este mIsmo Junto a él y en la misma fecha se cons-
cubierta de hierro sobre apoyos de fundi- ción del edificio de Administración Cen- edificio-cabeza de estación resultó ser truyeron otros bloques análogos, unidos
ción. tral y toda una serie de proyectos que insuficiente, por lo que hacia 1865 se entre sí por un paso elevado, que son el
Un año más tarde (1 julio 1864) se antecedieron al definitivo. levantó un soberbio bloque que, a su vez, mejor exponente fisico del auge alca~za­
presentaba la memoria de dicha arma- En cuanto al edificio de la Administra- ocultaba al anterior. Su traza resulta ser do por la Compañía M.Z.A. en el últrmo
dura, proponiendo la contrata de la obra ción Central de la Compañía hay que absolutamente francesa y sería un buen decenio del siglo.
con la casa constructora Parent y Scha- resaltar su conexión respecto al de la testigo del influjo francés observa~o en El año de 1883 9 representó en la histo-
ken 7, que, además de su participación en estación, ya que, en 1858 se construyó Madrid en los últimos años del remado ria interna de la estación de Atocha, la
otras estaciones españolas, sería especial- inmediatamente delante de la menciona- de Isabel Il, donde los huecos, paramen- posibilidad de su transformación en una

Atocha: Fachada Principal a


finales del siglo XIX.

Atocha: Detalle del Remate de


la Fachada Principal.
Atocha: Vista General de la
10 A.GA-M.O.P.U., leg. 12.156. tenninal de gran porte, análogo al de canzado el título de arquitecto en la Gran Nave.
otras estaciones europeas. al mismo tiem- Escuela de Madrid en 1875, presentó el
po la insuficiencia de sus instalaciones no primer proyecto de una estación monu-
estaba en consonancia con el crecimiento mental para la ciudad, pero su imagen
de la red que exigía un mayor y más de la estación como arquitectura se nutr~
complejo servicio. A esta reflexión coad- de elementos muy tradicionales, ensaya-
yuvó la actividad del gobierno que por dos en tipologías edilicias muy distintas,
una Real Orden, de 17 de octubre de como lo es el arco de medio punto en
1883, emplazaba a la compañía M.Z.A. escalas diversas, huecos tennales, etc.,
a presentar un proyecto definitivo. Desde todo ello dentro de un sistema fuerte-
esta fecha hasta la de 9 de febrero de mente reiterativo de ritmos análogos,
1889, en que se entregó el proyecto final, dejándose sentir de fonna especial en las
se barajaron varias soluciones que si bien fachadas largas, tanto internas como ex-
coincidían en parte en el emplazamiento, ternas. Curiosamente de la Puente inten-
Detalle del Cornisamento y
acercándose hacia la glorieta de Atocha, tó hallar un lenguaje industrial, o al
Remate de uno de los
su definición arquitectónica distaba mu- menos que se le aproximara, tratando de Pabellones Laterales.
cho unas de otras. Así, entre el proyecto «acusar con grandes vanos las necesida-
finnado por Gerardo de la Puente, en des especiales de la construcción que
1883, yel que presenta Alberto de Pala- imprimen un sello característico a los
cio, en 1888, hay un abismo a favor del edificios industriales modernos ... , a ello
segundo, tanto por su concepción general contribuye el empleo del hierro en la
como por el tratamiento de detalle y nave central» 10. Con todo hay una evi-
materiales. dente falta de unidad en el proyecto
Gerardo de la Puente, que había al- donde, por ejemplo, se ensambla el pabe-

Atocha: Detalle de uno de los


Pabellones de Flanqueo en la
Fachada Principal.
11 Vid. nota anterior. llón de oficinas, de una tipologia que Sin embargo, y a pesar de que este
12 AGA-M.O.P.U., lego 9.486. responde más a ~n .ed~ficio d~ vivie.nd.a, proyecto llegó a aprobarse por e! gobier-
al pretendido edIficIO mdustnal. AsImIS- no, según R. O. de 17 de octubre de
mo la estación carecía de una fachada 1883, como dicha aprobación llevaba
ha¿ia Madrid, por lo que desempeñaría unas prescripciones, e! proyecto de Ge-
e! papel de tal el citado edificio de la rardo de la Puente quedó arrinconado, y
Administración de la Compañía de 1865, la Compañía M.Z.A. preparó durante
que luego se trasladó a la Avenida Ciu- unos cinco años el que finalmente saldría
dad de Barce!ona. De este modo conta- adelante, poniendo así de manifiesto e!
mos con elementos diversos no integrados empeño de la Compañía en «dotar a
como son: el edificio de Administración, Madrid de una Estación de primer orden
e! Pabellón de oficinas, los edificios de y proporcionada, por su suntuosidad, a
salida y llegada y la gran cubierta de la capital de! Reino» 12. Este proyecto fue
hierro, cuyas dimensiones serían cuaren- finalmente presentado el 9 de febrero de
ta y ocho metros de luz por ciento seten- 1889 y una R. O. de 5 de marzo de 1890
ta y cuatro de largo. El sistema de esta 10 aprobaba aunque con algunas pres-
montera, una vez desechado e! sistema cripciones, de éstas la más importante
Polonceau, y las armaduras curvas de era la exigencia de aumentar en 25 me-
charnela, sería el de «arcos de hoz o tros el largo de los andenes cubiertos.
doble parábola». Estas y otras caracterís- A su vez, el también definitivo asiento
ticas del proyecto de Gerardo de la de la estación exigiría el derribo del
Atocha: Detalle de uno de los Puente se sometieron a la censura de edificio de la Administración de la Com-
pabellones laterales «distinguidos ingenieros» de París, que pañía así como la desaparición de los
(izquierda). Fachada lateral dieron e! visto bueno a la solución pre- jardines contiguos, ya que e! mayor desa-
de salidas (derecha). sentada l l . rrollo de los andenes obligaba a que este
Atocha (arriba izquierda):
Faldó~ de laJachada
principal desde el interior.
(Arriba derecha): Fachada
interior del cuerpo de
llegadas.
(Abajo): Boca de salida de la
gran nave.
13 M. P. González Yanci, ob. cit., crecimiento se hiciera en dirección a En Palacio se aunaban la sensibilidad como la nuestra. Pero si volvemos la riesgo y cálculo de la estructura, la esta-
p.85. Madrid, lo cual beneficiaba a los usua- del arquitecto y la preparación técnica
14 L. Pueyo, «El arquitecto
mirada hacia las estaciones de ferrocarril ción de Atocha debiera figurar entre las
bilbaino Alberto de Palacio»,
rios acortando los trescientos metros que del ingeniero, lo cual facilitó grandemen- en Europa en aquel momento podremos obras de mayor interés dentro de la
Arquitectura, 1966, núm. 87, separaban a la antigua estación de la que te la fusión de la obra arquitectónica con observar con sorpresa que el ancho de las arquitectura de las estaciones europeas.
pp. 7-20. D. Fullaondo, <<Alberto hoy llamamos glorieta de Atocha. la magnífica estructura metálica. Si bien naves de las estaciones de Berlín no Si Atocha hubiera prolongado la gran
de Palacio», Nueva Fonna, 1968, Este desplazamiento del edificio de la para esta última se ha dado el nombre
pp. 87-97. sobrepasan los treinta y ocho metros, carena, como le exigiera el gobierno,
15 L. Tejera y Maguin, Puente
estación chocaba con dos inconvenientes del ingeniero Saint James 13 , como autor como ocurre con la mayor de ellas que hubiera podido ser uno de los ejemplos
trambordador sistema Palacio..., que si bien se resolvieron desde el punto del cálculo de la estructura, no debió de en aquel momento era la del Ferrocarril notables de la arquitectura industrial del
Madrid, 1896. P. Dávila, «Un de vista técnico, uno de ellos marcaría a estar muy lejos Alberto de Palacio, ya de Berlín a Lehrt. En Viena, la estación siglo XIX. Sin embargo, tanto por razo-
prestigioso e ilustre inventor y la estación para siempre. Nos referimos a que no se puede olvidar su familiaridad del emperador Fernando (línea del Da- nes económicas como por imperativos
arquitecto bilbaino, don Alberto con el hierro, su capacidad de iniciativa,
de Palacio, verdadero autor del
la plataforma de la construcción que de nubio) contaba con una nave de sólo técnicos y topográficos -la presencia de
Puente de Vizcaya», Obras, 1966, seguir el nivel de la antigua se hallaría a y las aventuradas propuestas que rozan treinta y seis metros. De las estaciones de la primitiva estación, la pronta curva
núm. 107, pp. 32-35. unos diez metros por debajo del de la la utopía 14. Baste recordar que tras este París era la del Este la de mayor anchura iniciada por el trazado de las vías-, no
Glorieta de Atocha. Ello se subsanó, en proyecto para la estación de Atocha, de naves con una de treinta metros de pudo dársele el desarrollo deseado resul-
parte, fijando una cota de sólo cuatro Palacio hizo realidad el Puente de Vizca- luz, pues la nueva estación del Norte si tando así menor que todas las estaciones
metros cuarenta y cinco centúnetros, que ya, entre Portugalete y Las Arenas 15 , que bien contaba con sesenta y nueve metros anteriormente citadas, con excepción de
era lo que permitía la nivelación de la pasa por ser el primer puente transbor- eran a repartir entre tres naves. La nave, la del Este de París, de solo ciento cua-
instalación viaria. Con todo la estación de dador del mundo. nuestra estación de Atocha, era asimismo renta y cinco metros de longitud.
Atocha quedó para siempre hundida res- Palacio tenía ultimada y dibujada la más ancha que la de cada una de las tres La Compañía M.Z.A. alegó además
pecto a su entorno, situación que se estación de Atocha el 1 de diciembre de de la estación de Paddington, en Lon- en favor de esta solución «corta», sobre el
agrava con los actuales pasos elevados, 1888, es decir, con anterioridad a la dres, o de la estación del Norte de esta desarrollo de las naves, la conveniencia
los cuales han obligado, por ejemplo, a colosal Galería de Máquinas de Dutert y Atocha (izquierda): Detalle de
misma ciudad. Así, aunque sólo fuera de dejar fuera de ellas a la máquina los apoyos de la annadura.
situar el reloj de la estación varios metros Contamin para la Exposición Universal «para no cegarlas de humo», al tiemp()
por este hecho cuantitativo que a su vez (Derecha): La gran annadura
por encima del anterior con el fin de que de París de 1889. Ello es importante revelan un gran esfuerzo cualitativo en el que «ni siquiera de la aplicación de las preparada en Bélgica.
pueda verse. Esta desconexión del e.difi- porque si bien Atocha recuerda formal-
cio con relación a sus accesos y arqmtec- mente la Galería de Máquinas, en modo
tos colindantes ha hecho menguar la alguno está inspirada en ella, ya que se
estima de muchos hacia esta soberbia anticipa, en su forma de casco de nave
estación. El segundo problema que se invertido, al proyecto de Dutert y Conta-
resolvió, esta vez sin dejar señales, fue la mino No obstante nada tiene que ver el
construcción del edificio sobre el impor- nuevo sistema inventado por éstos, a base
tante Arroyo Carcabón, cuya alcantari- de dos semicuchillos articulados, con la
lla cruza en oblicuo por debajo de la rigidez del sistema De Dion que todavía
estación. utiliza en Atocha Alberto de Palacio. De
La tipología de la estación es sencilla: algún modo podría decirse que la esta-
una gran nave, en acero, que cubre vías ción de Atocha es una de las experiencias
y andenes cerrada por un extremo, y dos lúnite que se han hecho por el procedi-
edificios, paralelos a la citada nave, con miento de Dion, si bien con formas cur-
los servicios de salida y llegada. Tanto la vas. Los pocos más de cuarenta y ocho
gran estructura como los edificios de metros de luz y casi veintisiete de altura,
fábrica son independientes entre sí, es más los ciento cincuenta y dos de largo
decir la cubierta tiene sus propios sopor- que tiene la férrea cubierta apoyando en
tes al margen del comportamiento de los diez cerchas, sin tirante alguno, dan a su
edificios. Frente a lo ocurrido en Delicias interior un carácter épico. Los siete mil
y Norte, aquí se deja sentir la marcada cuatrocientos treinta y ocho metros cua-
personalidad del arquitecto español Al- drados que cubría esta armadura, sin
berto de Palacio (1856-1939), a quien se apoyos interm~dios de ningún tipo, pro-
debe una de las obras más acabadas porcionaron a Madrid un ámbito de
dentro del rico panorama de las estacio- magnitud desconocida hasta entonces.
nes españolas, para la que supo lograr Si se compara con la citada obra de
una expresión arquitectónica propia, al Dutert y contamin, nuestra estación de
margen de los lenguajes miméticos y Atocha resulta modesta a todas luces,
foráneos que muestran las otras dos esta- pues la Galería de Máquinas de 1889
ciones madrileñas. cobijaría holgadamente cinco estaciones
con sede en Bruselas. Esta casa belga huecos de luz abiertos por encima de la Posteriores necesidades hicieron pen- 18 E. Martínez de Velasco,
planta única de los edificios de salida y sar, hacia 1920 aproximadamente, en «Madrid. La nueva estación de
estaba entonces dirigida por el ingeniero Madrid-Atocha», La Ilustración
Leopold Valentin, que desplazó a Ma- llegada. La fachada principal llevaría a una ampliación y separación de servicios, Española y Americana, 30 de enero
drid al también ingeniero de Willebroek los pies un discreto jardín inglés que, proyectando un edificio aparte para la de 1891, núm. IV, p. 59.
Lean Beau para dirigir el montaje de la aunque modificado, todavía subsiste. llegada de viajeros, que se situaría al
armadura, que exigió un gigantesco an- El conjunto de la estación, terminada fondo del llamado patio de carruajes. Si
damio de madera nunca visto entre nos- en 1892, impresionó a los críticos y cro- bien no se llegó a construir, resulta de
otros. nistas de la época que no dudaron en interés comprobar el mantenimiento de
En uno de los extremos, la carena va saludarla como «uno de los más bellos la imagen arquitectónica fijada por Pala-
cerrada con una cortina «cuyo esqueleto monumentos en su género, de la España cio en la estación de Atocha y que incli-
lo forman hierros moldurados de sencillo moderna» 18 . na a creer en la propia intervención.
y elegante dibujo, cubriendo los espacios
libres con cristalería deslustrada». Se
trata de la fachada que mira a Madrid,
donde Alberto de palacio, lejos de ocul-
'---~~~~~~~~~~~--~~--~" - - - - - .---------~~~-
tar la realidad férrea, supo tratarla con
acierto, hasta el punto que los pabellones
extremos y el cuerpo bajo que alberga las e) Norte
salas de espera se convierten en marco Norte: Vista general, en
primer término la antigua
arquitectónico que realza la gran carena.
carretera de Galicia. Al
En lo alto aparece rematada por un ele- fondo, el Palacio Real.
mento, que de algún modo anuncia la
«lumbrera» que ilumina desde lo alto el
interior a modo de espina, flanqueado
por dos feroces grifos y en el centro una
bola del mundo con el correspondiente
pararrayos. En la vertical, y abajo, el
antiguo reloj que desgraciadamente ha
caído en desuso, suplantado por otro mal
colocado y de peor diseño.
La arquitectura de los pabellones ex-
tremos, así como de los dos edificios de
salida y llegada, responde a un mismo
tratamiento a base de fábrica de ladrillo
ordinario, revestido con ladrillo fino y
Atocha (arriba): Planta más elementales reglas de la estética prensado procedente de Ariza, zócalos e
general, incluyendo el salen bien libradas las naves de extensión impostas y parte del entablamento de
proyecto de un nuevo edificio extraordinaria, pues, de conformarse con granito de Berrocal, columnillas de fun-
de viajeros destinado a aquéllas, habría de concederse una ele- dición en el piso alto y en cerámica todo
llegadas.
vación y una anchura desmesuradas» 16. aquello que responde a formas escultóri-
(Abajo): Proyecto de un
nuevo edificio de viajeros
Asimismo se recordaba que la composi- cas como capiteles, escudos, etc., inclu-
destinado a llegadas, ción media de los trenes de viajeros era yendo también en este material las pilas-
posiblemente debido también de trece unidades, por lo que ocuparía tras fajeadas con dibujos rayados y gra-
a Alberto de Palacio (¿19201). tan sólo la mitad del largo de la nave, nulad~s. Los capiteles ostentan el inequí-
«salvo en los casos excepcionales de días voco SIgnO del progreso que trae consigo El emplazamiento de la estación del desniveles de la montaña de Príncipe Pío
de feria o de transporte de tropa» 17, el comercio: el cadúceo de Mercurio. Norte, o de Príncipe Pío, fue objeto de y la ermita de San antonio de la Florida
siendo suficiente en estos casos el estable- Los escudos que aparecen sobre una una larga discusión entre quienes veían limitaban desde el comienzo cualquier
cimiento de una marquesina que proteja rica cornisa de motivos clásicos, mues- las limitaciones del lugar aprobado por posibilidad de ulterior crecimiento. La
los andenes de entrevía. tran en sus cuatro cuarteles los emblemas la Real Orden de 19 de diciembre de prueba de que se debatió profundamen-
Para la ejecución de la obra metálica heráldicos de Madrid, Zaragoza, Alican- 1857, y aquellos que apoyaban la san- te esta cuestión, donde además abunda-
se abrió un concurso que el consejo de te y Sevilla. ción real. En efecto, la localización entre ron otras razones como su entonces aleja-
Administración de la Compañía resolvió El interior, más sencillo, responde al el río Manzanares, la cuesta de San miento del centro de la ciudad, estriba
en favor de la Société Anonyrne de Cons- mismo ordenamiento externo, si bien los vicente -que aún conservaba la puerta en que hizo falta una nueva Real Orden
16 A.G.A.-M.O.P.U., lego 9.486.
17 Vid. nota anterior. truction et des Ateliers de Willebroeck, huecos de la planta principal son simples monumental de Sabatini-, los fuertes de 27 de noviembre de 1876, que zanjara
El Escorial. Aquellas construcciones, ais- 1 A. Fernández de los Ríos, El
definitivamente la cuestión. De este mo- jÍlturo Madrid, Madrid, 1868,
do se eliminaron algunas propuestas que, ladas unas de otras, albergaban ofici- p.189.
como la de su posible ubicación en la nas, almacenes, muelles, talleres, etc.,
zona alta de la Montaña de Príncipe Pío todo con un carácter disperso y sin inte-
o en Vallehennoso\ habían sido favora- rés arquitectónico ni constructivo, que
blemente infonnadas por los propios in- representaban la etapa inicial de la esta-
genieros e Inspección del gobiern0 2 • Al ción, etapa que se prolongó más de lo
mismo tiempo, durante estos años la que la «Compañía de los Caminos de
compañía de Ferrocarriles del Norte co- hierro del Norte» y Gobierno hubieran
noció situaciones muy críticas, como las deseado.
que atravesó el propio país, que no pu- Entre las causas que más retrasaron la
dieron superarse hasta tenninar la últi- construcción del nuevo edificio hubo una
ma guerra carlista que, por otra parte, que involucraba al Ayuntamiento de
había impedido definitivamente la explo- Madrid afectando al mismo tiempo a uno
tación del tramo comprendido entre Mi- de los servicios más vitales de la pobla-
randa de Ebro e Irún. Todo ello unido no ción: el abastecimiento de agua. En efec-
Norte: Proyecto de to, Madrid vio crecer espectaculannente
emplazamiento definitivo
dejó pensar en la estación de cabeza Norte: Planta detallada del
definitiva, que sustituyera a las instala- el número de sus habitantes bajo el rei- primer proyecto (1877).
sobre las anteriores
instalaciones provisionales ciones provisionales con que contaba la nado de Isabel II y ello agravó algunos (Abajo): Proyecto definitivo
(1871). estación desde que se abrió al público el problemas como el del abastecimiento de (1879). Fachada exterior del
primer tramo de la línea, entre Madrid y agua que no podían satisfacer ya los edificio de salidas.

Norte: Organización
definitiva de las vías en
función de los nuevos
edificios proyectados (1877).

Norte: Sección y alzado del


primer proyecto (1877).
2 Anónimo, «Estación del cuatro grandes viajes que surtían desde las nuevas fuentes de hierro fundido de desempeñar la función de llegada. De como cuando, por ejemplo, se necesita 4 A.G.A.-M.O.P.U., lego 8701,
ferrocarril del Norte», Revista de antaño a la ciudad. Las obras del Canal las plazas de San Marcial, Capuchinas, este modo nuestra estación del Norte apoyar en forma paralela un eje urbano, «C.C.H.N.E. Anteproyecto de la
Obras Públicas, 1880, núm. 11, estación definitiva de Madrid».
p. 121. de Isabel II que iba a solucionar el Celenque, Consejos, Encarnación, así co- nació coja y sólo la obra llevada a cabo según vemos en el Museo del Prado, en
3 A. Femández de los Ríos, GUla problema, con la traída de las aguas del mo a las viejas fuentes de la plaza de en el primer cuarto de nuestro siglo el actual Museo de Ciencias Naturales,
de Madrid, Madrid, 1876, Lozoya, requería sin embargo un tiempo Santa Cruz, de la Cebada, Puerta de intentaría paliar con dificultad aquella en edificios de Exposiciones como el lla-
pp. 402-403. de ejecución al que no se podía esperar, Moros, Fuentecilla de Toledo, Corrillo situación. mado Pabellón de Velázquez, etc.
pues tanto por el deterioro de las viejas del Rastro, Matadero y jardines nuevos A juzgar por una memoria del ante- En 1877 fueron aprobadas la primera
cañerías, como por las sequías estivales, de la plaza de Oriente 3. proyecto, que data de 1873 4 , la estación planta y alzados que hoy conocemos,
se veía seriamente amenazado el abaste- La nueva terminal se había previsto quedó fijada muy pronto en sus líneas permitiéndonos ver cón detalle la distri-
cimiento. paradójicamente, al menos desde 1871, generales, de tal modo que desde enton- bución general de los edificios de salida y
Como solución de emergencia, y al como una estación de paso, es decir, ces hasta el edificio que hoy vemos tan llegada. El primero tenía un tratamiento
tiempo que se habían empezado las compuesta por dos bloques paralelos a sólo ha variado sustancialmente el trata- de honor, un acceso desde la que se
obras del Canal, se hicieron los primeros un lado y a otro de las vías, pero sin miento dado a los alzados. Allí se fija la llamaba carretera de Galicia -hoy Pa-
trabajos, en 1852, para traer las aguas de cerrar para formar la U que parece longitud de la estación, con 155 metros, seo de la Florida-, con unos jardincillos
la fuente de la Reina, que se hallaba en exigir una estación de cabeza de línea; la luz de la gran cubierta de hierro y en el patio, y constaba de una planta
las inmediaciones de el Pardo, y distri- Cada uno de aquellos bloques respondía cristal, cuyas formas tendrían una an- única en la que estaba el gran vestíbulo
buirlas a la población desde una «Casa a una elemental separación de funciones chura de 40 metros, la distribución y uso central con el despacho de billetes, las
de Bombas» que se encontraba en los que es constante en la organización gene- de los edificios de salida y llegada, que salas de espera para primera, segunda y
Norte: Vista general a finales terrenos de la actual Estación del Norte. ral de las estaciones, a saber, el edificio contarían cada uno de ellos con un cuer- tercera clase, mensajería, equipajes y
del siglo XIX. Desde aquí, y con dos máquinas de de salida de viajeros y el de llegada, po central y alto y dos alas más bajas que consigna, así como el café y fonda en un
(Abajo): Proyecto definitivo vapor que se trajeron de Escocia, se pudo ambos con sus correspondientes «patios». rematarían en dos pabellones extremos extremo y en el otro pabellón opuesto la
(1879). Fachada interior del elevar el agua a la población de tal modo Adelantemos aquí que pese a haberse de mayor altura. Esta distribución de vivienda del jefe de estación. El edificio
edificio de salidas. que a finales de 1855 el agua llegaba a proyectado desde el comienzo ambos edi- volúmenes tiene antecedentes tipológicos de llegada contaba con un pequeño ves-
ficios, unidos entre sí por la gran monte- en muchas estaciones francesas, de la que tíbulo público y una serie de pequeñas
ra de hierro y cristal, en la estación del la del Norte es hija, pero digamos igual- dependencias además de aquellas corres-
Norte tan sólo llegó a ser realidad el mente que es una disposición muy co- pondientes a equipajes y mensajería.
edificio de salida, ya que la mencionada mún ya en la arquitectura del siglo XVIII Aunque ambos edificios se hallaban
«Casa de bombas» o «Casa de Máquinas y que con frecuencia se encuentra asimi- unidos por la cubierta de hierro y cristal,
de Vapor de la Villa» se hallaba justa- lada a soluciones de desarrollo lineal, también tenían un nexo a través de las
mente en el lugar que debía ocupar el
patio y edificio de llegada. Es decir, se
encontraba entre las vías y la línea de Norte: Pabellón Central.
Fotpla. Castañelra, /llvarez y levenfeld.·Madrld
circunvalación inmediata el paseo del
Rey, pese a que la citada Real Orden de 562, Mf\DRID-- Estación del norte
27 noviembre 1876 había determinado
para siempre que allí se levantara la
estación definitiva, y que por otra de 23
de agosto de 1877 se aprobó «con pres-
cripciones» su organización general. Lo
cierto es que en 1880 todavía seguía en
pie la «Casa de Bombas», cuando ya
habían comenzado las obras del edificio
de salida. Se produjo así un desfase ini-
cial que de hecho acabaría eliminando
dicho edificio y forzando al de salida a
vías que cortaban perpendicularmente a Norte: Faldón que miraba
e; 1'1. ? L 541 ·1'\{IUI\lU Estación del Norte hacia el Paseo de San Vicente
las cinco dispuestas en paralelo a dichos
(finales del siglo XIX).
edificios. Ello permitía un movimiento de
las unidades, hoy imaginable, que por
medio de baterías de placas giratorias
podían pasar de la vía de llegada a la de
salida, viceversa, formación de trenes en
las vías intermedias, etc., haciendo la
observaciooión de que las unidades en-
traban en ambos edificios para efectuar
la carga y descarga de equipajes y evitar
así el movimiento de éstos por los andenes
de viajeros sobre carromatos como ocu-
rre en la actualidad.
El hecho de contar con una planta
única permitía abrir, por encima de ella,
una línea de huecos que contribuyera a
I1wlllllar aUll mas la zona cubierta por la
armadura de hierro. Si a ello se suma que
los dos frentes menores de la armadura
eran abiertos en la parte baja para el
paso de los trenes, y calados en la zona
alta, quedaban así resueltos dos de los
problemas más importantes con los que Diseño del faldón que miraba
se encontraron este tipo de las monteras, hacia el Paseo de San
iluminar ún más la zona cubierta por la Vicente, redibujado por
armadura de hierro. si a ello se suma que Grasset.
muy posiblemente pudo intervenir un
primer Grasset, resultaba muy anodino,
de carácter eléctico y con muy poca
ambición estética. Se sitúa en un terreno
que recuerda tanto la arquitectura del
antiguo ingeniero militar como la del
nuevo ingeniero civil, con un lenguaje
expeditivo y funcional de gran asepsia
que no llega a conmover.
Distinto resultada el aprobado por
Real Orden de 3 de junio de 1879, que es
el que se llevó a cabo, y cuya memoria
está firmada por Biarez, ingeniero Jefe de

Sección transversal del


proyecto definitivo (1879), a
Norte (arriba): Detalle del la altura del pabellón central.
reloj sobre el pabellón
central y detalle de la
marquesina de fachada.
(Derecha): Proyecto definitivo
(1879) con elfaldón que mira
hacia lrún y el edificio de
llegada que nunca se llegaria
a construir.
Vía y Obrasó, y donde debió de interve- forjado, mientras que verticalmente unas -a nuestro juicio-- una solución de 11 A.GA-M.O.P.U., leg. 11869,
" A.G.A.-M.O.P.U., lego 9.483, proyecto inicial de la estación del Norte «C.C.H.N.E. Estación de
«C.C.H.N.E. Proyecto de la nir el arquitecto francés Ouliac, además cadenetas de piedra aseguran y perfilan con su edificio de llegadas. A finales de muy corto vuelo para la estación tér- Madrid. Proyecto de ampliación
estación definitiva de Madrid». la trabazón del pabellón central y cuer- mino 13.
ti Vid. nota anterior, fol. 23 de la
de Grasset. Dicha memoria y planos 1902 todavía el Ayuntamiento no había de vías y edificios».
Memoria. mejoran notablemente los edificios a los pos laterales. La fachada a la vía de este entregado formalmente a la Compañía No obstante, el gobierno obligó a la 12 Real Orden de 10 de agosto

7 Memoria citada en nota 6, que, segím su autor, «puede aplicárseles edificio de salida repite la misma disposi- los terrenos que ocupaba la vieja «casa Compañía a presentar el proyecto de de 1903.
13 Leg. cit. en nota 11, «Nuevo
fols. 21-22. ahora la denominación de monumentos» 6. ción de la principal, si bien varían los de bombas», y para cuando se pudo detalle, cosa que hizo en enero de 1906 proyecto de distribución de vías
8 Anónimo, <<Nueva estación del
En efecto, tanto el edificio de salida materiales y su color. Textura y color ejecutar la terminación del proyecto ge- «en cumplimiento de órdenes supremas», y edificios. 1904».
Norte, en Madrid», La Ilustración
Espmlola y Americana, 8 de agosto como el de llegada tendrían ahora planta que son hoy dos valores perdidos, aun- neral de la estación, que databa como se si bien advertía que en caso de aprobarse 14 Leg. cit. en nota 11,

baja y primera, realzando el pabellón que recuparables, en la fachada actual aquel proyecto de 1903, ante la negativa «Proyecto de reformas en las
de 1882, p. 76. dijo más arriba de 1879, las necesidades instalaciones de las vías y
9 S. Giedion, Espacio, Tiempo y
central de salida con una mansarda. La del Paseo de la Florida, ya que nunca de la línea eran muy otras y ya resultaba a contemplar las modificaciones propues- edificios. 1906».
Arquitectura, Barcelona, 1968, 4. a tuvo el revoco que hoy lleva, ni el tono tas en 1904 y desechadas por la R. O. de
edic., p. 275.
unidad de sus alzados es de gran cohe- inútil intentar actualizar aquel antiguo
10 A.GA-M.o.P.U., leg. 9483, rencia llevando huecos en arco en la gris y monótono que muestra actualmen- proyectoll. 19 de julio de 1905, a la «Compañía le Norte: Vista general de la
«C.C.H.N.E. Cubierta central planta baja y adintelados en el alta. te. Por el contrario, en ella predominaba La necesidad de aumentar el número será imposible hacer la explotación en las gran nave apoyada tan sólo
metálica sobre las vías colocadas Ambas están separadas horizontalmente el rojo de «los ladrillos escogidos, rejun- de vías hacía imposible la construcción debidas condiciones»14. Para ganar tiem- en uno de sus costados.
entre los edificios de viajeros». tados con esmero y aparentes» 7. Como
por una línea que marca la altura del del nuevo edificio en aquel flanco, ya que
única novedad importante en la distribu- la línea de circunvalación primero, y el
ción interior destaca un departamento muro de contención del Paseo del Rey
para la familia real, compuesto de salón, después, no dejaban espacio para el edifi-
gabinete y tocador. La armadura de cio ni su patio. La solución propuesta por
hierro, cuyo material vino preparado de el ingeniero Grasset, en 1902, consistía en
Francia y Bélgica 8 , era en cierto modo levantar el edificio de llegada normal a
independiente del edificio, y los cuarenta las vías, a modo de cabeza, al tiempo que
metros de luz se salvaron con cuchillos alargaba el andén cubierto, dándole a
Polonceau. Hubo un primer proyecto en la cadena de hierro y cristal una mayor
el que los pares contaban con tres bielas longitud. Finalmente esta gran montera
o tornapuntas cada uno, todo ello conve- férrea se repetiría sobre las nuevas cinco
nientemente atirantado, según el conoci- vías propuestas, con la misma luz y
do y viejo esquema de Polonceau. No altura, dando una superficie total cubier-
obstante hay que advertir que los pares ta para vías y andenes, de 15.520 m 2. La
son verdaderas vigas armadas roblona- introducción de variaciones en el trazado
das así como las correas, haciendo notar de las vías, a fin de poder componer los
al tiempo que las formas no descansan trenes cómodamente, así como los nuevos
simplemente en la solera, sino que la talleres y depósitos -entre los que desta-
cara inferior del par dibuja una línea ca el de máquinas con una semirrotonda
curva sobre los pilares de hierro que los capaz para veintidós locomotoras- eran
sustentan, recordando bastante a la solu- otras mejoras propuestas por Grasset.
ción utilizada por De Dion en la Galería A raíz de la aprobación del gobierno
de Máquinas de la reciente Exposición de dicha propuesta, en 1903 12 , se produjo
Universal de París de 1878 9 • La solución una situación verdaderamente paradóji-
final adoptada en la estación del Norte, ca, ya que la Compañía del Norte dejó
que reducía el número de tornapuntas a de apoyar aquél y se retractó del pri-
una sola sobre cada uno de los pares. tal mer proyecto, y el mismo ingeniero E.
y como hoy puede verse, se debe al Grasset, que había redactado aquél, pre-
ingeniero francés Mercier, que hizo el sentó en septiembre de 1904 otro contra-
proyecto en 1881 1°. La cubierta lleva rio, en el que se dice ser innecesario un
chapa ondulada ciega, con cristal, y los nuevo edificio de viajeros de llegada,
dos frentes menores se cerrarían con sen- cuando el de salidas que existía era capaz
dos faldones, de gran sencillez y belleza, para la doble función de salida y llegada,
que alivian su carga en dos apoyos inter- para lo cual bastaba con introducir lige-
medios. ras modificaciones de distribución inte-
Hasta mediados de 1901 no entró en rior. Asimismo, frente al noble intento
funcionamiento la nueva bomba eleva- inicial de duplicar la gran cubierta, ésta
dora de agua de Madrid, lo que imposi- se convertía ahora en dos naves de 13,50
bilitó hasta entonces la continuación del m de ancho por 27 m de alto, que supone
Norte: Interior de la gran
nave; a finales del siglo XIX.

Sección transversal del en


proyecto definitivo (1879).
Obsérvense los cuchillos
Polonceau.

Norte (arriba): Armadura de


(Abajo): Proyecto de E.
principios de siglo sobre las
Grasset (1902-1906), para
nuevas vías y andenes.
duplicar la gran nave.
(Abajo): Proyecto de
E. Grasset (1906),
awnentando la longitud de la
gran nave e introduciendo un
andén de cabeza.
15 A.GA-M.O P U C'
12735, «GC.H .~N'E
. ."proyecto
aja
comp!ementario para poner en
misma fecha de 5 de enero de 1906 ¡~~e;;lUeren las cuatro vías y los tres
tercera solución distinta a l ' una . d es que, a su vez, se hallaban com
s~r:"c'o el nuevo edificio de de 1902 y 1904 E as propuestas mca os por un u-
VIajeros». . , . sta nueva solución . " paso subterráneo' en la
ConSIstía en alargar el and' b' orgamzaClOn de ~ h '
~ort~: Estado actual del . rn W~~ S V· una Iac ada al paseo de
lnterzor. PaJa que entraran los trenes m' 1 an Icente en la d '
compuestos de 24 unidades' en ~s argos ta de hierro . que omma la cubier-
(Abajo): Detalle de la
trucción de un andén d 'b a cons- del citado a~e~nnsdtal sObbre el cerramiento
a':npliación de principios de 1 C e ca eza en el . e ca eza A s d h
slglo. po a ompañía presentó a la vez, en la se dIspone un ala de una' u .ere.c a
do la misma disposición d~~nta, slgUIen-
la fachada principal y a 1 yecc?s que en
un plano de.ti d ' a IzqUIerda, en
r 1 on o, otro ala Con anál
za?? al que se trasladarían la fond~g~
p:~~~le~da ?el jefe d~ estación. Desde el
e VIsta arqUItectónico ha
reconocer que la sol " y que
UClOn era muy
rrecta, sometiéndola a los dos 'lco-
fund 1 nuc eos
~enta es de la estación l' el d'fi .
de VIajeros 1 . e l ClO
, y a estructura férrea sobre
Vla y andenes. Ello era sin dud
po.stura valiente. La reforma d 1 a na
vemte sintió ver .. d
c:
e os anos
tectura d 1 h' guenza e aquella arqui-
e lerro y o lt' b
ragl'1 d'lseno
fi' - con una ~ cu 1 o su 'ello . y
d 'd ' . la sa orgamzaclón
? 01' enes claslcos y cúpulas en h Orml-.
gon armado.
~11l embargo ' ,
últ;~ ." con antenondad a esta
.uua actuaclOn ha -
tencia de t y que senalar la exis-
marzo de 1~t7° proy~cto presentado en
por el mgemero Sala ue
par~ce volver al ?e Grasset de 190'2q es
decIr, con un edIficio de 11 '
caebetzla, prdolongando las víase~:~~ ~~ú~a
d a mo o que d' , ta y llevando allí la llegada de viajeros. expresa su función, a pesar del tímido Norte: Nuevo edificio de
patio de llegada. Lf~a~~~dc:ntar con ~l La nueva obra es en sí digna, y el realce dado al eje de la fachada, salidas (1926-1933),
~~rece recoger igualmente al;u~~~ fd~~~ proyecto parece ser obra del ingeniero Bajo las dos torres se proyectaron la albergando el gran vestibulo.

tambP~?yecto de Grasset de 1906. Sala Cerceller, al menos el cálculo de la es- zona de dirección (izquierda) y la fonda
len Con gral l . 'd . ' tructura de hormigón armado, material (derecha). El gran vestíbulo alberga las
edificio de viajeros Sentl o, co?c.lbió su éste que aunque estaba en pleno uso en taquillas de billetaje, servicios de equipa-
la que s 1 l
con p anta umca tras
bien visi~le~ zaba la estructura metálica
aquellos años entre nosotros, todavía je así como la escalera que conduce al
conservaba el carácter de novedad cons- andén en bajo. Igualmente se encuen-
N'mguno de estos proyectos si ui' d tructiva. Sin embargo, frente a la desea- tran los montacargas, para equipajes, y
lante hasta que en 1926 la Ca g _~ a e- ble adecuación entre el lenguaje expresi- unos ascensores para viajeros. Los hierros
~~~~~~d~fs~rnaadcoonstruli.r un n;ai~~~f~= vo y lógica constructiva, de acuerdo con
las nuevas posibilidades del hormigón
de las escaleras, ascensores, verja de fac-
turación, etc., son de un diseño simple
.' a sa Idas c 1
~~~~~~~~b~l:a~~~~iOq'~~~~at~el~a¿~~
llegadas. ora sena de
armado, la imagen arquitectónica se
mueve dentro de un cierto historicismo
pero de indudable interés, repitiendo
temas sencillos de desarrollo vertical.
clasicista que encuentra su máximo ex- Dichos hierros y algunas lámparas son
La obra nueva' d ponente en los remates cupuliformes que los únicos testimonios accesorios que res-
1933 .ti ,eJecuta a entre 1926 y
..orma una L, montada flanquean la nueva fachada de salida. La tan de estos años. Muy notables eran
el vIeJo edificio Tipol" en ,P,ar,te en primacía de lo arquitectónico y la con- algunas piezas, como el llamado salón de
constructivam 't . oglca, estihstica y servación de formas tradicionales, pare- Autoridades, diseñado en un estilo muy
en e tiene poco o nada u
:rer con el anterior model . q e cen querer evitar la dicotomía arquitec- anodino y seudo barroco, mientras que el
mcluso eclipsado morfi l' .0, asplran?O tora-ingeniería, dando como resultado bar, que no tenía obligación de mantener
nalmente, con su gran ~~~c;u~l~U~~t una arquitectura que ni directa -a tra- una imagen grave, era una buena mues-
vés de la forma- ni simbólicamente, tra de Art-Deco.
Norte: Vestíbulo del nuevo Norte (abajo): Cuerpo de
edificio de salidas. En flanqueo del nuevo edificio
prinwr término, el ascensor de salidas (1926-1933),
y escalera para acceder a los destinado a dirección.
andenes.
Norte (arriba): Decoración
Norte (derecha): Entrada al del bar en el nuevo edificio
salón de autoridades en el (1933).
nuevo edificio de salidas (Abajo): Estado de la estación
(1926-1933). tras la guerra civil (1939).

t\I\DRID
PRlnC!PE PIO -
Decomdo del br
con WKCf3.mCnl ~
Norte: Vista general del
estado actual.

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