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Evelyn Fox Keller

LENGUAJE Y VIDA
Metáforas de la biología
en el siglo xx

MANANTIAL
Buenos Aires
ÍNDICE
Título original: Refiguring Lije
Metophors of Twentíeth-Century Biology
Columbia University Press, New York
ID 1995, Columbia University Press

El dibujo del capítulo 3, nota 18 se publica


con el permiso de Nature 362
(15 de abril de 1993), pág. 586.
ro 1993 Macmillan Magazines Limited

Traducción: Horacio Pons Prefacio . II

Diseño de tapa: Estudio R. Capítulo 1. Lenguaje y ciencia:


la genética, la embriología y el discurso
de la acción de los genes . 21

Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Capítulo 11.Moléculas, mensajes y memoria:
Impreso en la Argentina
la vida y la segunda ley . 57
10 2000 de esta edición y de
Capítulo 111.El cuerpo de una nueva máquina:
la traducción al castellano
situando el organismo entre los telégrafos
Ediciones Manantial SRL
Avda. de Mayo 1365, 6° piso, y las computadoras .. 87
(1085) Buenos Aires, Argentina
Telerax: 54 11 4383-7350/4383-6059 Bibliografia . 121
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www.emanantial.com.ar Índice de nombres . 129

ISBN: 987-500-054-X

Derechos reservados
Prohibida su reproducción total o parcial
PREFACIO

Aun un curriculum vitae es una especie de autobiografia. Por


rudimentario y transparente que sea, puede revelar rasgos pro-
fundamente personales. Sin duda, el mío lo hace; abunda en de-
mostraciones de que tengo algo así como un problema con las
fronteras: en mi peculiar economía psíquica e intelectual, éstas
están hechas para ser cruzadas. Más: constituyen tentaciones
irresistibles. Las busco, no para poner a prueba sus limites, sino
para sacudirlas, como un perro hace con un hueso. Aun en mi
época de científica práctica, me resultaba dificil quedarme quie-
ta, evitar deambular de uno a otro lado; en aquellos días, entre la
biología y la fisica, entre la teoría y la experi mentación. Y una
vez que crucé las fronteras de la investigación científica, una vez
que pasé de hacer ciencia a escribir sobre ella, el problema no hi-
zo sino empeorar, porque ahora eran muchos más los limites por
los que tenía que preocuparme.
Con esta historia a cuestas, dificilmente podía dejar de acep-
tar con agrado una invitación del Critical Theory Institute, no só-
lo como un honor sino como un desafio, un reto a hablar de cien-
cia en el corazón de la "otra cultura". Los capítulos que forman
este libro, basado en conferencias dictadas en junio de 1993, son
su resultado: al mismo tiempo ejemplos adicionales de cruces de
fronteras y, acaso apropiadamente, sobre cruces de fronteras. Se
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refieren al tráfico en la investigación científica normal entre me- directamente en acción sus referentes sino por su influencia en
táforas y máquinas, software y hardware, lenguaje y ciencia; en las maneras en que estructuramos y construimos nuestros mun-
síntesis, a los procesos normales de intercambio científico a Ira- dos sociales y materiales. En parte, su fuerza se deduce de la im-
vés de la frontera entre el decir y el hacer, que los científicos por posibilidad misma de la denotación pura. Como lo atestigua la
lo com˙n consideran inmutable y firme. ubicua presencia de las metáforas, la distinción clásica entre lo
La idea de que las palabras son una cosa y los actos otra se literal y lo metafórico no es más válida en el lenguaje científico
vio radicalmente socavada en 1955, cuando 1. L. Austin expuso que en el corriente. Parte de la fuerza de las proposiciones des-
su leoría de los "actos de habla" en una serie de conferencias dic- criptivas se deriva enlonces del papel de la metáfora en la cons-
tadas en la Universidad de lIarvard y tituladas CÓIIIO hacer cosas titución de la similitud y la diferencia, en la definición de los
con palabras (1962). Austin soslenía que la función del lenguaje "parecidos de familia" quc forman la base a partir de la cual ca-
no siempre o no sólo es descriptiva; a veces es performativa, y de tegorizamos los fenómenos naturales (vóanse, por ejemplo,
allí la expresión acto de habla. A diferencia de las proposiciones Rosch y Mervis, 1975 y Hesse, 1988) y en la motivación para
descriptivas, los actos de habla (sus ejemplos clásicos son las realizar experimentos particulares o construir dispositivos técni-
apuestas, las consagraciones matrimoniales y las declaraciones cos específicos.
de guerra) no están sujetos a pruebas de verdad o falsedad, sino No hace falta decir que no todas las metáforas son igualmen-
que es necesario evaluarlos mediante un criterio di ferente, su efi- tc ˙tiles o, ya que eslamos, igualmente cautivan tes. La efectivi-
cacia, por ejemplo (o, para usar un término del autor, sufelici- dad de una metáfora, como la de un acto de habla, depende de con-
dad). Como tales, son inherente y necesariamenle sociales y de- venciones sociales compartidas y, tal vez especialmente, de la au-
penden de la existencia de convenciones acordadas sobre el efec- toridad convencionalmente otorgada a quienes la usan. También
to de ciertas palabras, pronunciadas en circunstancias particulares depende de otros parecidos de familia ya vigentes. Consideremos,
por personas convencionalmente autorizadas a poner cn práctica por ejemplo, las formas en que se ha imaginado el proceso de fe-
dichos efectos. cundación biológica. Hace veinte años, ese proceso podía descri-
A partir de Austin, los filósofos y los teóricos de la literatu- birse eficaz y aceptable mente en términos que evocaban el mito
ra extendieron el carácter performativo del lenguaje mucho más de la Bella Durmiente (por ejemplo, penetración, conquista o des-
allá del ámbito de los actos de habla. De conformidad con estas pertar del óvulo por el semen), precisamente debido a la consonan-
elaboraciones, mi supuesto es que todo el lenguaje es performa- cia de esa imagen con los estereotipos sexuales prevalecientes
tivo y, por lo tanto, todo el lenguaje, incluso el científico, puede (véase Martin, 1991). En la actualidad, ha llegado a parecer más
y debe someterse al criterio de la eficacia. Ésta no se evoca aquí ˙til y notoriamente más aceptable una metáfora diferente: cn los
para distinguirla de la verdad sino en el sentido pragmático, en libros de texto contemporáneos, es más probable que la fecunda-
sí misma como una medida potencial dcl valor de verdad; tam- ción se exprese en ellcnguaje de la igualdad de oportunidades (y
bién aporta una forma dc fundar la dependencia social de la ver- se la defina, por ejemplo, como "el proceso mediante el cual se
dad en la realidad material. Hay que decir, desde luego, que las encuentran y se funden el óvulo y el espermatozoide" [Alberts el
proposiciones descriptivas son performativas en un sentido que al., 1990, pág. 868]). Lo que hace veinte años era una metáfora
difiere un tanto del de los actos de habla: no en virtud de poner socialmente eficaz ha dejado de serlo, en gran parte debido a la
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dramática transformación de las ideologías del género que se ha ran producirse pruebas de los procesos activos en el óvulo, en el
producido en ese lapso.' espermatozoide o en ambos, para poder contar lino u otro relato.
¿Qué pasa, empero, con la eficacia científica de una metáfo- También exigió la disponibilidad de los tipos de aparatos mecá-
ra? ¿Algunas metáforas no son cognitiva y tecnológicamente más nicos capaces de registrar dichas pruebas y proveer los elemen-
productivas que otras? Indudablemente, Pero lo que quizá sea tos de una trama narrativa.
más interesante es que pueden producir diferentes efectos. En es- Propongo esta historia como el ejemplo más simple que se
le ejemplo, habría que admitir la productividad científica de am- me ocurre para ilustrar una moraleja básica acerca del papel del
bas metáforas. Una condujo a una investigación intensiva de los lenguaje en la ciencia. No obstante, por simple que sea, también
mecanismos moleculares de la actividad espermática (y produjo sugiere algunas de las dificultades históricas y filosóficas para
explicaciones químicas y mecánicas de la motilidad de los esper- trazar los efectos performativos de las metáforas en la ciencia.
matozoides, su adhesión a la membrana celular y su aptitud para Parece innegable la existencia de alguna relación entre el cambio
efectuar su fusión), en tanto que la otra promovió investigaciones de metáfora en estas explicaciones, el surgimienlo de nuevas
que permitieron dilucidar los mecanismos cuya presencia haria agendas de investigación y la Iransformación social coincidente;
que se considerara activo al óvulo (por ejemplo, su producción sin embargo, ¿cuál es la fuerza de esa relación? Además, ¿es la
de las proteínas o moléculas responsables tanto de posibilitar co- explicación (la metanarrativa) que he propuesto aquí la ˙nica
mo de impedir la adhesión y la penetración). descripción de esos sucesos que puede darse? ¿Qué pasa con el
Desde luego, la eficacia particular de las metáforas científi- desarrollo de nuevas tecnologías para represen lar los mecanis-
cas depende no sólo de los recursos sociales disponibles sino mos de la fecundación? ¿Y qué ocurre con el voraz (e insaciable)
también de los recursos técnicos y naturales a los que se puede apetito de los investigadores científicos en busca de nuevos fenó-
tener acceso. El lenguaje no construye simplemente la realidad. menos? Con seguridad, también hay que contar con todos estos
La productividad de la metáfora de la Bella Durmiente, como la factores. Si pretendemos que este relato sobre el decir y el hacer
de la imagen de la igualdad de oportunidades, exigió la coopera- sirva más como historia que como narración moral, debería re-
ción de los materiales a mano: requirió que, al buscarlas, pudie- sultar evidenle que hay que· hacer mucho más para sacar a la luz
las complejas lineas de influencia e interacción dc las normas
culturales, las metáforas y el desarrollo técnico.
El primer capítulo de este volumen, "Lenguaje y ciencia: la
l. Una de las facetas de la revolución cultural de las dos ˙ltimas décadas
genética, la embriología y el discurso de la acción de los genes",
es el drástico aumento en la cantidad de mujeres científicas, especialmente en está igualmente incompleto. Cuenta una historia en cierto modo
las ciencias biológicas. Pero la mera presencia de científicas no garantiza en si paralela, no acerca del óvulo y el espermatozoide sino sobre el
misma un cambio en lo que se considera como una metáfora socialmente acep- citoplasma y el n˙cleo, los genes y los organismos. La metáfora
table. La modificación de la ideología y los ideales culturales de lo "masculi- rectora del discurso de la acción de los genes es la de éstos como
no" y lo "femenino" fue crucial, aunque contribuyó a ella, desde luego, el cam-
agentes activos, capaces no sólo de animar el organismo sino de
bio de los roles de las mujeres, así como el cambio de los roles que son inacep-
tables para éstas recibió, a su vez, el aporte de una modificación en la ideología llevar a cabo su construcción; tal como lo expresó el fisico Erwin
de género prevaleciente. Schroedinger, como "el código jurídico y el poder ejecutivo
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-[ ... ] el plano del arquitecto y la destreza del constructor- a la memoria: la vida y la segunda ley", trazo un linaje desde el "De-
vez" (1944, pág. 23). monio" de Maxwell, introducido en la ˙ltima parte del siglo XIX,
Esta imagen bilateral de los genes, en parte átomo del físico hasta la noción de código-guión, que Schroedinger presentó en
y en parte alma platónica, fue enormemente productiva para los su famoso (y al parecer muy influyente) libro ¿Qué es la vida?
genetistas, tanto técnica como polilicamente. No puede haber du- (1944). Aquí sostengo que la solución de este ˙ltimo al problema
das sobre ello. Durante décadas, permitió el planteamiento de sus de la vida y la segunda ley depende de colocar una versión del
cuestiones en términos que admitían un programa de investiga- Demonio de Maxwell en la estructura molecular del gen. Como
ciones notablemente prolífico, ya que guiaba su b˙squeda de las el propio Schroedinger lo señala, los genes no son moléculas co-
"cadenas de reacciones" (como lo expresó Sturtevant) mediante rrientes: deben contener no sólo el plan para ejecutar el desarro-
las cuales "los genes producen sus efectos" y conducía en ˙ltima llo del organismo, sino también "incluir en cierto modo los me-
instancia a la asombrosa simplicidad propuesta por la biología dios de poner [ese plan] en funcionamiento". ¿Qué es, entonces,
molecular moderna. Inevitablemente, desde luego, esta forma de lo que da a los genes unos poderes tan notables? A mi juicio,
hablar de los genes también tuvo sus costos, que experimentaron Schroedinger llega a la respuesta (ya la solución al problema de
de manera más notoria los embriólogos. El brillo mismo del pro- la vida y la segunda ley) confiriéndoles casi explícitamente el
yector de los genetistas dejó en una profunda y extenuanle som- poder y la permanencia del pensamiento. En ˙ltima instancia, lo
bra las cuestiones, los métodos y, a decir verdad, la propia disci- que asegura la continuidad de la vida conlra las furias del ticm-
plina de la embriología. No concedió ni tiempo ni espacio en los po y, para Schroedinger en particular, contra los furores de la
cuales el resto del organismo, la economía excedentaria del so- guerra, es el "cogito ".
ma, pudiera ejercer sus efectos. Lo que se eclipsa específicamen- El capítulo final, "El cuerpo de una nueva máquina: situa-
te en el discurso de la acción de los genes es el cuerpo citoplas- ción del organismo enlre los telégrafos y las computadoras", pre-
mático, marcado simultáneamente por el género, el conflicto in- tende complicar la historia que cuento en el primero. Se conccn-
ternacional y la política disciplinaria. La virtual ausencia de este Ira más directamente en el tráfico entre metáforas y máquinas, y
cuerpo de la agenda de investigación de la biología de mediados los efectos transformadores que este tráfico tiene sobre los tér-
del siglo xx en los Estados Unidos no puede explicarse simple- minos mismos de las historias sociales o técnicas convencionales
mente por la falla de instalaciones técnicas adecuadas, sino que, de la ciencia. El primer capítulo, leído como historia social o téc-
como pretende ilustrarlo esta historia, nos exige antes bien enten- nica, narra un saludable relato de progreso: Iras décadas de oclu-
der cómo el mismo desarrollo técnico se construye sobre seme- sión, el lema de la embriogénesis ha vuelto a la biología, el discur-
jante entrelazamiento de la dinámica politica. En resumen, nos so de la "acción de los genes" fue reemplazado por un lenguaje
exige que entendamos las formas en que la técnica científica más adecuado de "activación de los genes" y, finalmente, se hi-
contribuye al discurso y es a la vez un producto de éste. zo justicia con la complejidad y la acción y el poder del cuerpo
La imagen del gen como un hom˙nculo, el "hornbrecito den- organísmico. Pero el ˙ltimo capítulo debe socavar en parte cual-
tro de un hombre" de Lacan, se reitera en mi análisis del proble- quier placer que nos haya dado la moraleja de esa historia. En el
ma que la vida planteó históricamente a la segunda ley de la ter- proceso de su restauración, el "cuerpo" de la biología evolutiva
modinámica. En el segundo capítulo, "Moléculas, mensajes y moderna se transformó radicalmente. Ya no se trata ˙nicamente
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de que hoy tenemos diferentes formas de hablar del cuerpo (por intentos periódicos de anexión que llenan todas las historias de la
ejemplo, como una computadora, una red de procesamiento de actividad interdisciplinaria.
información o un transductor de insumos y productos m˙ltiples), Quizá no sea inapropiado aclarar un poco más esta moraleja
sino que, debido a la aparición de la computadora moderna (y y señalar al menos una cuestión sobre las oporlunidades y los
otras nuevas tecnologías), contamos ahora con maneras dramáti- riesgos de comerciar, como lo hago en estos capítulos, a Iravés de
camente novedosas de experimentar e interactuar con él. Como la más notoria y más vigilantemente disciplinada de todas las
resultado de las tecnologías desarrolladas para dilucidar el más fronteras académicas, la divisoria de las dos culturas. ¿Cuáles son
elusivo de los secretos de la naturaleza, los comienzos de la vi- los recursos intelectuales e institucionales que pueden arriesgarse
da, el sujeto material de la embriología se presenta ante los inves- o ganarse con la adopción de técnicas literarias para el estudio de
tigadores biológicos como un espectáculo multimediático, vi- la ciencia y, a la inversa, la incorporación de textos científicos al
sualmente accesible en un grado impensable años atrás y tangi- molino de la crítica literaria? A mi juicio, esta cuestión requiere
ble y eleclrónicamente disponible. Este cuerpo no sólo evoca nuestra consideración colectiva; en rigor de verdad, y en vista de
nuevas formas de pensar, hablar y hacer sino que, en virtud de las la particular urgencia que empezó a asumir a raíz de las actuales
técnicas mismas que han puesto a la luz su microestructura (co- guerras académicas, podría ser más exacto decir que exige esa
mo la rotulación de los genes y las etiquetas fluorescentes intro- consideración. De hecho, la viabilidad de empresas de cruce de
ducidas para hacerlos visibles), ya se transformó constitutiva- fronteras como estas conferencias acaso dependa de ella.
mente. El cuerpo de la biología evolutiva moderna ya es un nue-
vo tipo de cuerpo; ya es "el cuerpo de una nueva máquina".
Si se me permite un ˙ltimo giro reflexivo, vale la pena seña-
lar que este libro también se refiere al tráfico a través de las fron-
teras disciplinarias: en el primer capítulo, entre la genética y la
embriología; en el segundo, entre la fisica y la biología, y en el
tercero, entre la ciberciencia y la biología molecular. Todas estas
fronteras, por supuesto, son internas a las ciencias naturales y, en
consecuencia, de un interés instituciona 1, intelectual y moral
considerablemente menor que el más infame límite entre las
ciencias y las humanidades. No obstante, ilustran muchas de las
mismas cuestiones. En particular, tanto los riesgos como las
oportunidades de la transgresión disciplinaria. Tal vez puedan
comprenderse mejor las descripciones del tráfico interdisciplina-
rio ofrecidas en estos capitulos si pensamos en las disciplinas co-
mo refugios de recursos intelectuales e institucionales. Eso expli-
caría la medida en que se vigilan sus fronteras, el comercio (y la
incursión) entre disciplinas que no obstante persiste e incluso los

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