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Resumen de Atencion
Resumen de Atencion
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TEMA 4
DIVERSAS PRUEBAS PARA EVALUAR ATENCIÓN
1. Introducción
No existe un consenso entre los psicólogos a la hora de conceptuar la atención.
Esto se debe a que la atención no es un concepto unitario, sino el nombre bajo el que se
agrupan una variedad de fenómenos psicológicos. La atención, de algún modo,
posibilita la adecuada orientación de nuestro comportamiento a los requisitos de la
tarea. Estos requisitos pueden hacer que en una situación concreta sea necesario
seleccionar información, que otra demande la capacidad de compartir o dividir la
atención entre varias tareas o fases de la misma, o que en otras condiciones sea más
apropiado concentrar y mantener la atención. En otras palabras, la atención focaliza
selectivamente nuestra conciencia, regula la entrada de información en nuestro sistema
filtrando o ignorando parte de esa información, resuelve la competencia entre estímulos
para su procesamiento en paralelo y facilita la percepción, la memoria y el aprendizaje.
Y por encima de estos mecanismos atencionales encontramos la atención como
mecanismo supervisor de la ejecución llevada a cabo. De lo anterior, se desprenden
diversas clases de atención, atención selectiva, atención dividida, atención sostenida o
vigilancia, concentración y atención ejecutiva.
ascendente y luego las letras en orden alfabético. Esta tarea exige un control mental por
parte del sujeto, al igual que la prueba de dígitos inversos. Las funciones implicadas
serían las mismas que las de la tarea de dígitos, pero además es probable que en esta
tarea participe la atención ejecutiva, ya que exige al sujeto una manipulación activa de
la información, y cuanto más dificultad exista, a medida que se incremente el número de
estímulos a memorizar, mayor será la implicación de este mecanismo ejecutivo.
límite de 45 segundos. Aunque los sujetos discapacitados requieren más tiempo para
completar cada lámina, añadir más tiempo para que terminen su ejecución, no
proporciona más información útil. Además, la realización de los 100 ítems podría
producir una gran frustración en niños pequeños y discapacitados, y como consecuencia
podrían negarse a continuar con la prueba. Por tanto, si el sujeto termina antes de que
transcurran los 45 segundos, se le dice que continúe leyendo desde el principio otra vez.
El propio sujeto rodeará con un círculo la última palabra que ha leído, y el examinador
pondrá un 1 dentro de dicho círculo. En el caso de que termine el tiempo límite se
rodeará igualmente la última palabra leída.
Puntuación:
En esta prueba se obtienen tres puntuaciones principales: P, que es el número de
palabras leídas en la condición de no interferencia; C, es el número de elementos
realizados en la condición control y; PC, es el número de elementos realizados en la
condición de interferencia. Este tipo de puntuación parece más estable en poblaciones
con disfunciones, que la medida de velocidad de lectura (tiempo de reacción). Para
facilitar la comparación entre las puntuaciones directas se convierten en puntuaciones
típicas T (con una media de 50 y una desviación típica de 10). Para considerar
significativa una diferencia en puntuaciones, ésta debe ser de al menos 10 puntos T. Los
límites considerados normales se encuentran entre 35 y 65 puntos T en cualquiera de las
puntuaciones. En general, a cualquier edad por encima de los 7 años, en un niño que
sabe leer, la puntuación directa PC debe ser inferior a la puntuación directa de color (C)
y ésta debe ser inferior a la puntuación directa de palabras (P). Las diferencias entre las
tres puntuaciones deberían ser crecientes y acercarse a las normas de adultos hacia los
15-17 años.
Poblaciones con disfunciones cerebrales
Por otro lado, diversos estudios han demostrado que la capacidad de lectura
simple y la de nombrar colores pueden verse afectadas en pacientes con daño cerebral.
Parece que las alteraciones en la lectura de palabras se relacionan con daños en el
hemisferio izquierdo, mientras que las alteraciones en la denominación de colores
podrían deberse a lesiones en el hemisferio derecho (si la dificultad se presenta en la
capacidad de reconocer y clasificar los estímulos de color) o en el hemisferio izquierdo
(si la incapacidad consiste en no poder atribuir un nombre al estímulo de color)
(Golden, 1978). Otras investigaciones han demostrado que los efectos de interferencia
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son más acusados en sujetos con daños en el hemisferio izquierdo, sobre todo en el
lóbulo frontal (Perret, 1974). En otro estudio, Golden (1976), por ejemplo, observó que
la puntuación C era suficiente para discriminar entre pacientes normales y psiquiátricos
de los pacientes con lesiones cerebrales en el 87% de los casos. Los puntos de corte más
adecuados para suponer la existencia de lesiones cerebrales fueron de 75 puntos en la
condición de no interferencia, 58 en la condición control y 25 en la de interferencia.
No obstante, resulta más útil para el diagnóstico basarse en modelos o patrones
de resultados en vez de puntos de corte. Así, puntuaciones bajas en la condición de no
interferencia (menos de 50), pero con resultados normales en la condición control y
superiores en la condición de interferencia, sugieren un daño cerebral que produce
dislexia pura, es decir, una incapacidad para leer a pesar de no observarse otros
déficits. Por tanto, esta tarea Stroop parece eficaz para diagnosticar dislexia, tanto en
niños como en adultos. La condición clave para este diagnóstico es la puntuación PC: si
el sujeto es disléxico probablemente se observe poca o ninguna interferencia en la
condición de interferencia (es decir, no hay diferencia entre esta condición y la control).
Sin embargo, cuando se trata de niños discapacitados, se produce una interferencia
normal o alta.
En segundo lugar, puntuaciones bajas en la condición de interferencia pero
normales en las otras dos condiciones, suelen asociarse con lesiones prefrontales
aisladas, principalmente del lado izquierdo o bilaterales. Este patrón de resultados es
sensible a formas tempranas de atrofia cerebral que afectan a zonas prefrontales y
también a atrofias posteriores producidas por causas tales como el abuso crónico de
drogas. Por tanto, es útil para detectar la posible existencia de demencia presenil y
otras disfunciones que, de otra forma, presentan manifestaciones escasas.
Tercero, puntuaciones bajas en las condiciones de interferencia y control pero
normales en la de no interferencia, se relaciona con lesiones cerebrales en el
hemisferio derecho, que causan una incapacidad para clasificar las claves de color.
Cuarto, cuando todas las puntuaciones son bajas, este patrón se asocia con
lesiones en el hemisferio izquierdo o de tipo difuso. Con frecuencia se producen
también problemas de pronunciación, lo que sugiere la existencia de problemas motores
en el habla o de perseveración. Este último factor es a menudo un indicio de la
existencia de lesiones cerebrales en el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo. Si
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existe poca interferencia, suele indicar lesiones del hemisferio izquierdo, mientras que
una interferencia normal sugiere la existencia de un problema más difuso.
Finalmente, cuando todas las puntuaciones son normales, este resultado se
observa en sujetos normales pero también en algunos pacientes con daños cerebrales,
principalmente si se localizan en el hemisferio derecho. En general, la obtención de un
patrón de resultados normal normalmente permite descartar la existencia de un desorden
amplio y progresivo, que produce interferencias significativas en la conducta. En
consecuencia, la presencia de algún desorden de conducta sugeriría más la existencia de
un problema psiquiátrico o de otro tipo, que la presencia de una disfunción cerebral.
Por otro lado, también deberán tenerse en cuenta otro tipo de observaciones tales
como el modo de realizar el sujeto la prueba, además de la puntuación obtenida. Por
ejemplo, si el individuo tiene problemas para seguir el orden de las columnas, esto
podría indicar algún tipo de déficit espacial, que acompañan a las disfunciones
cerebrales del hemisferio derecho, mientras que la perseveración podría sugerir la
existencia de daños en el hemisferio izquierdo.
L T P E A O A I C T D A L AAA N I A B F S A M R Z E O
A D P A Q L A U C J T O E A B AA Z Y F M U A H E V A
A R A T B P E A J O AA U M J L A Y P A Q B T A Z H E P
L Y D A E N T A O R A D I A B A F R A S O M A C T A S D
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Utilidad de la herramienta:
Además de lo anterior, esta prueba puede resultar útil para detectar:
a) Déficit de atención y percepción, como sucede en el trastorno por déficit de
atención con hiperactividad;
b) Aquellas dificultades atencionales y preceptúales asociadas a trastornos como
esquizofrenia, ansiedad o depresión;
c) Incapacidad para prestar atención suficiente a los detalles de un estímulo;
d) Dificultad para mantener la atención en una tarea prolongada en el tiempo;
e) Dificultad para procesar dos o más fuentes de información y de distribuir la
atención entre ellas y;
f) Facilidad para la distracción de estímulos irrelevantes
Poblaciones especiales:
En el ámbito escolar, este test resulta útil para analizar si los casos de
rendimiento escolar bajo podrían deberse a una disfunción atencional. La investigación
en este sentido sugiere que entre el 40-50% de las dificultades de aprendizaje se asocian
a problemas de atención (v.g. López Soler y García Sevilla, 1997).
Por otro lado, también podría resultar de utilidad para explorar los déficits
atencionales en la enfermedad de Alzheimer, ya que estos pacientes muestran
dificultades para procesar la información global.
También se han realizado estudios con pacientes diagnosticados de
esquizofrenia, ya que presentan déficits atencionales y perceptuales que sugieren una
mayor vulnerabilidad a la información irrelevante. Algunos estudios indican un déficit
del procesamiento local en tareas de atención dividida (v.g. Carter y cols., 1996).
Finalmente, también se han explorado las alteraciones perceptivas y de atención
en autismo. Parece que en condiciones de atención dividida, de atención selectiva y en
tareas de búsqueda visual de estímulos jerárquicos, estos sujetos presentan una mayor
eficacia en el procesamiento local (que global) que los sujetos sin autismo.
Puntuación:
Se obtienen 3 índices:
1) Índice indicativo de la facilidad para procesar los rasgos globales
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tachar todas las líneas que hay en una lámina. En general, los sujetos tienden a desplazar
la marca hacia la derecha de la línea, siendo mayor la negligencia en las líneas más
largas.
c) Dibujos espontáneos y copiado de figuras, es una tarea que permite analizar
las características de estos dibujos, las omisiones o las asimetrías que comete el
paciente. Por ejemplo, si la lesión se sitúa en el hemisferio derecho es usual que en el
dibujo de una margarita le falten los pétalos de la izquierda Asimismo, los pacientes
con lesiones parietales derechas suelen mostrar un desorden visoconstructivo, lo que les
lleva a dibujar por ejemplo una casa inclinada. En el caso de dibujar a la orden, los
estímulos son un círculo, una margarita, una casa y un reloj.
d) Test cancelación de estrellas, los pacientes tienen que rodear con un círculo
las estrellas de menor tamaño, registrándose el tiempo que tarda en realizar la tarea. Sin
embargo, se le debe insistir en que trabaje con precisión más que con rapidez.
e) Subtest 25 de la Batería Barcelona: Atención Visuográfica. Esta atención
visuo-espacial se explora mediante la percepción y el tachado de los triángulos, que
constituyen los ítems objetivos. La división de la lámina en tres espacios, izquierdo,
centro y derecho, contribuye a una adecuada valoración de la prueba, mediante una
puntuación diferenciada entre los tres espacios gráficos. El examinador deberá tachar el
triángulo central de la lámina para ilustrar cómo debe proceder el paciente. No se le
permite al paciente que le dé vueltas a la lámina. Cuando haya terminado la prueba se le
insistirá para que compruebe si ha tachado todos los triángulos. En esta prueba no hay
tiempo límite. Se le concede 1 punto por cada triángulo tachado.
Pronóstico:
Los estudios de seguimiento de los pacientes con negligencia han mostrado que
entre los 8 y 12 meses posteriores a un accidente cerebro vascular en un tercio de los
casos persiste el síndrome.
Rehabilitación:
Aunque en muchos casos se ha observado una recuperación espontánea después
de unas semanas, también son muchos los que persisten varios meses e incluso años,
tras la lesión. Debido a la alteración que produce en la vida cotidiana de estos pacientes,
la intervención cobra especial importancia. En este sentido, se han hecho algunos
esfuerzos. Por ejemplo, Lawson (1962) intentó la rehabilitación del neglect visual
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Parte A
Administración:
El examinador coloca delante del paciente la lámina que sirve para ejemplificar
la tarea y le proporciona un lápiz. Las instrucciones serían las siguientes: “En esta hoja
hay una serie de números. Debes comenzar por el círculo que contiene el número uno y
dibujar una línea que una el uno con el número dos y éste con el número tres, y así
hasta que llegue al círculo que pone final. Dibuje las líneas tan rápido como pueda y
procure no levantar el lápiz del papel.¿Preparado? Puede comenzar!”
Si el paciente comete algún error en esta lámina de ejemplo, se le explica
nuevamente la tarea y se le pide que continúe desde el último círculo completado
correctamente en la secuencia. En el caso de que no pueda completar esta primera fase,
se toma la mano del paciente y se le guía con el lápiz y después se borra el trazado. A
continuación, se le dice que lo intente él mismo. Si es incapaz de llevar a cabo esta fase
de prueba se abandonará el test. Sin embargo, cuando el paciente completa con éxito
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esta fase, se le presenta la parte A del test, indicándole que ahora hay números que van
desde el 1 hasta el 25 y que la tarea es la misma que antes. Se le pide igualmente rapidez
en su ejecución. Se registra el tiempo que tarda en realizar la tarea. Si durante la misma
comete un error se lo hacemos notar (sin parar el tiempo) y que continúe desde el último
número alcanzado correctamente.
Parte B
Se procede igual que con la parte A, con las siguientes instrucciones: “En esta
página hay algunos números y letras. Debe comenzar trazando una línea desde el
número 1 a la letra A, de la letra A al número 2, del número 2 a la letra B y de aquí al
número 3 y a la letra C y continuar así hasta alcanzar el final. Recuerde que primero
debe señalar el número y después la letra, luego un número y otra letra y continuar así.
Dibuje las líneas tan rápido como pueda. ¿Preparado? Puede comenzar!”
Puntuación:
La puntuación se expresa en términos del tiempo requerido para la parte A y B
del test. Las diferencias de edad son mínimas entre los grupos de edad más joven. Por
ejemplo, las medias entre los 20 y 30 años es de 26 segundos para la parte A y de 56
segundos para la parte B.
Sin embargo, el incremento en el tiempo y especialmente las diferencias entre la
Parte A y la Parte B se hace más pronunciado con la edad. Las puntuaciones también
están claramente influidas por el nivel educativo del sujeto. En general, aquellos
individuos con más nivel educativo requieren menos tiempo para completar la Parte B,
que aquellos otros con menos años de escolarización.
Algunos autores recomiendan usar la versión oral del trail making test cuando
los pacientes excedan los límites de tiempo normales, entre 4-5 minutos, o tengan
problemas para dibujar. En este caso los pacientes deben contar en voz alta del 1 al 25
(parte A) y alternar entre números y letras progresivamente hasta 13 (parte B).
Interpretación:
Esta prueba es altamente vulnerable a los efectos de una lesión cerebral. Cuando
la latencia para completar la parte A es relativamente mucho menor que la empleada
para realizar la parte B, es probable que el paciente tenga dificultades para seguir una
línea de pensamiento conceptual compleja. Una ejecución lenta en una o en ambas
partes sugiere la posibilidad de un daño cerebral, pero no indica si el problema es por un
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enlentecimiento motor, por una falta de coordinación, dificultades para realizar una
búsqueda visual, una motivación pobre o por una confusión conceptual.
Téngase en cuenta, además, que la parte B demanda una mayor habilidad de
procesamiento visual y de velocidad motora, ya que se incluyen letras y números. Por
este motivo, la interferencia sería mayor que en la parte A, lo cual podría explicar la
mayor demora para realizar la parte B con respecto a la parte A. Por otro lado, diversos
estudios sugieren una relación entre este test y una activación frontal, de forma que una
diferencia significativa entre ambas partes podría interpretarse como una dificultad en la
habilidad para ejecutar y modificar un plan de acción, o mantener dos líneas de
pensamiento a la vez, lo que estaría relacionado con un daño del lóbulo frontal.
Obsérvese, además, que si los pacientes que son lentos en el trail making test
también lo son en la versión oral, es probable que el cambio de set o de estrategia en
una secuencia cognitiva esté dañado. Pero si el tiempo en la versión oral se encuentra
dentro de los límites normales, entonces es probable que el déficit se encuentre en los
componentes motores y espacio-perceptuales del test.
Por otra parte, diversos estudios apoyan la idea de que ambas partes son
sensibles al deterioro cognitivo progresivo que se produce en la demencia, aunque
algunos sugieren que sólo la parte A contribuye significativamente a diferenciar
pacientes con demencia de los sujetos control. Algunos estudios observaron diferencias
significativas entre los pacientes con Alzheimer medio y los sujetos control en la parte
B. También mostraron puntuaciones muy altas un grupo de pacientes con Alzheimer y
con demencia cerebrovascular en las dos partes. Igualmente, puntuaciones altas en
ambas partes suele correlacionar con una atrofia del caudado en pacientes con trastorno
de Huntington.
Puntuación:
La prueba ha sido estandarizada y normalizada para un amplio rango de edad
que se sitúa entre los 6 años y medio y los 89 años. Una ejecución adecuada implica que
el sujeto determine en primer lugar el principio de clasificación correcto en función de
la retroalimentación proporcionada por el examinador, y mantener después este
principio de clasificación o set (color), a través de los estímulos que cambian e ignorar
las demás dimensiones irrelevantes (forma y número). Por el contrario, se considera un
fracaso o una incapacidad para mantener el criterio cuando el paciente comete 5 o más
respuestas correctas consecutivas y después comete 1 error antes de conseguir con éxito
el criterio (10 respuestas correctas consecutivas). Ahora bien, cuando el paciente
clasifica 10 respuestas correctas dentro de una categoría, y el examinador cambia el
criterio, el sujeto debe inhibir la tendencia a persistir o perseverar el criterio anterior. Se
registra el número de respuestas correctas, el número de categorías completadas, el
número de errores, y el de perseveraciones en el error.