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CRITICÓN. 75,1999, pp. 69-89.

Fray Luis de San Francisco,


un hebraísta cristiano del Siglo de Oro
frente a la cabala rabínica

Dominique Reyre
LEMSO
Universidad de Toulouse-Le Mirail

Si, en el marco de nuestro estudio del elemento hebreo en la cultura del Siglo de
Oro, exhumamos y desempolvamos el Globus Canonutn et Arcanorum Linguae
Sanctae ac Divinae Scripturae'1, una de las principales fuentes hebraicas de la
generación de Covarrubias2, no sólo en España, sino también fuera de sus fronteras3, es

1
Un ejemplar de la edición de Roma de 1586 de este libro se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid
bajo la signatura 2/36293. Procede, según indica una inscripción manuscrita de la portada del libro, de la
biblioteca de los jesuítas de Córdoba. A partir de aquí abreviamos el título en Globus.
2
Véanse las referencias que a esta obra hizo Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de La Lengua
Castellana o Española, Madrid, Ed. Turner, 1977 (a partir de aquí: Tes., seguido de la cifra de la página);
dichas referencias constan en las cinco entradas siguientes: BESAR. «G/ofco Linguae Sanctae, lib. I, cap.. 12,
De forma et significatione punctorum punctorum ad finem, dice...» [Tes, 209); BUZ. «Algo desto insinúa el
padre fray Luis de San Francisco en su Globo de la Lengua Santa, lib. I, cap. 12» (Tes, 247-248);
DERRAMAR. « Vide Globum Linguae Sanctae, lib. 2, cap. I» (Tes, 452); GATA. «Globus Linguae Sanctae, lib.
I, cap. 10» (Tes, 632); CAHÍZ. «Assí lo advierte Globus Linguae Sanctae, lib. I, cap. 15» (Tes, 262).
3
El prestigio que tuvo Fray Luis de San Francisco fuera del orbe hispánico es perceptible a través de la
obra del hebraísta francés Claude Duret, quien, en su Thrésor de l'Histoire des Langues de cet Univers,
publicado en Ayverdon (Suiza), en 1619, aludió varias veces a fray Luis de San Francisco, bajo el nombre de
Frère Louys Portugais. Véase en particular la mención que Claude Duret hizo de nuestro autor, entre los
adversarios de la cabala, diciendo: «Plusieurs grands et savants personnages, entre lesquels ont été Jacques de
Valence en ses Commentaires sur les Psaumes, Finus Adrianus en son Fouet des Hébreux, Augustin Egubin en
sa Cosmotei Stapleton, Miguel de Medina en son De Recta in Deum Fide, Frère Louis Portugais, livre X,

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que nos parece que no se ha prestado suficiente atención a la actitud crítica de los
autores cristianos de aquella época frente a la cabala rabínica.
Desde hace algunas décadas, en efecto, se han querido hallar influencias cabalísticas
en obras de algunos autores del siglo xvi español, como Fray Luis de León, Santa
Teresa de Ávila, San Juan de La Cruz4, Cervantes5, etc. Pero apenas se ha detenido en
lo que por «cabala» dichos autores entendían ni en lo que realmente opinaban de ella.
Conviene reconocer con el mejor especialista de la cuestión, François Secret, que la
cabala cristiana ha sido poco estudiada en lo que a España se refiere, y menos todavía
en sus aspectos polémicos6. De modo que, para valorar el impacto que pudo tener dicha
corriente a lo largo de aquel siglo y evitar la proyección, en su análisis, de elementos
ajenos a ella, se hace imprescindible una lectura atenta de los libros que en la época
trataron el tema.
Uno de ellos, el Globus Linguae Sanctae, que fray Luis de San Francisco publica en
Roma en 1587, ofrece la ventaja de ser uno de los textos más exhaustivos que en la
época se escribieron sobre esta materia. Con sus casi mil páginas en latín, este libro
representa una suma de la cultura hebraica áurea, revelando cuál fue la actitud de los
cristianos frente a las tradiciones de los judíos y, en el caso que nos interesa, cuál fue su
opinión sobre la cabala de los rabinos. Y es un libro que, a las claras, ilustra la
ambigüedad del tratamiento que recibió la cabala judía entre los cristianos, quienes
emitieron críticas violentas contra ella al par que se apropiaban sus técnicas.
El capítulo VII del libro X de dicha obra, titulado «De falsa rabinorum kabala»7,
permite enfocar la cuestión desde el prisma de uno de los más insignes hebraístas
cristianos, según el impresor de la Biblia de Amberes, Cristóbal Plantino, quien, en una
carta que mandó a nuestro autor, le consideraba nada menos que como el seguidor de
Arias Montano8.

chapitre 7 de ses "Divins secrets", et plusieurs autres semblent du tout réprouver et rejeter de l'Église
Catholique cette cabale des juifs», op. cit., p. 75.
4
Véase entre otros estudios, el libro de Catherine Swietlicki, Spanish Christian Cabala. The works of
Luis de León, Santa Teresa de Jesús and San Juan de la Cruz, University of Missouri Press, Columbia, 1986.
El propósito de la autora es poner de manifiesto similitudes entre las obras de los citados escritores y las
tradiciones cabalísticas judías, considerándolas como emblemáticas de los cañones de la literatura del Siglo de
Oro español (prefacio pp. vn-ix). La autora relaciona estos datos con la supervivencia de la cultura judaica
entre los cristianos de origen converso. Sin pretender rebatir aquí esta tesis, sólo quisiéramos emitir algunas
objeciones y advertir que las prácticas cabalísticas de los cristianos no constituyen ninguna prueba de su
ascendencia judía, ya que numerosos hebraístas cristianos no tenían orígenes judíos. La asimilación debe ser
rechazada de entrada.
5
Véase Dominique Aubier, Don Quichotte, prophète d'Israël, Paris, Robert Laffont, 1966.
6
La advertencia es de François Secret, «Les débuts du Kabbalisme chrétien en Espagne», Sefarad, año
XVn, Madrid-Barcelona, 1957, fase. 1, pp. 36-48.
7
Globus, pp. 838-860.
* Véase la carta en latín que Plantino dirigió a fray Luis de San Francisco, el 27 de noviembre de 1580 (n°
894 en la Correspondencia de Plantino, éd. M. Rooses y J. Denulé, 8 vols., Amberes, 1883-1914, pp. 197-
199, vol. II), en la cual dice: «Por cierto me alegro y agradezco de todo corazón a este reino [España] que cría
tantos varones ilustres que para nosotros y para la posteridad toman medidas para promover los estudios,
como tú los haces, siguiendo las huellas de Benedicto Arias Montano en el aprendizaje de los idiomas...»
(Gaudeo cene et isti regno gratulator ex animo quod tantos viros alat uti est illustris qui nobis et posteritati
consuiunt in promovendis studiis tui simtlium qui Ben. illinc Ariae Montant vestigio sequentes ad linguarum

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Sin embargo, la obra de fray Luis de San Francisco debió de caer en el olvido pues
sólo nos han llegado escasos datos sobre ella. Nicolás Antonio menciona el nombre de
nuestro franciscano entre los hebraístas españoles, presentándole como un teólogo de
origen portugués (nació en Lisboa hacia los años 1530), que fue fraile franciscano de la
provincia de Santiago de Compostela, e intérprete de derecho pontificio. Cumplidos los
cincuenta años, fray Luis de San Francisco publicó en Roma el Globus Linguae
Sanctae9, obra que sólo fue estudiada por un franciscano alemán, quien destacó su
relevancia entre las obras de los demás biblistas10.
Antes de emprender el análisis detallado del capítulo que fray Luis de San Francisco
dedicó a la cabala, recordaremos nociones de base sobre las cabalas —judía y
cristiana— y veremos lo que, por la voz cabala entendían los escritores españoles del
siglo xvi. Después, nos valdremos de este análisis para sugerir algunos elementos de
discusión en torno a las supuestas influencias de la cabala judía sobre los obras del
Siglo de Oro.

CABALA JUDÍA Y CABALA CRISTIANA

Recordemos primero que la voz cabala, que en hebreo significa 'recepción', designa
la tradición oral (o Ley oral) que Moisés habría «recibido» en el Monte Sinaí junto con
la Ley escrita (Tora, en hebreo, Pentateuco en griego) para poder entender sus misterios
y secretos. Dicha voz apareció inicialmente en la parte principal del Talmud, la Mishná
(Tratado Taanith II, 1), en la cual esta tradición oral fue puesta por escrito por los
rabinos entre los siglos n y iv. De modo que hasta la redacción del Talmud, no se
hablaba de «cabala» sino de «Ley oral» y que sólo por la claridad del análisis podemos
valemos de la expresión «cabala mosaica» oponiéndola a la de «cabala rabínica».
Las obras principales de la cabala judía son el Sefer Yetsirá ('Libro de la
Formación') del siglo vi, que explica la creación del mundo por diez sefirot o
'emanaciones' y por las 22 letras del alfabeto hebreo que Dios habría manejado
teniendo en cuenta su forma, su pronunciación y su significación en el idioma hebreo.
Este libro antecede al primer texto de cabala, propiamente dicho, el Sefer Habahir
('Libro de la Luz'), el cual apareció en 1180 en el sur de Francia, y fue seguido hacia
1270 por el Zohar ('Libro del Resplandor') que es un comentario de la Tora,
considerado por los judíos como un libro canónico (la crítica actual lo atribuye a
Moisés de León). Se suelen distinguir dos tipos de cabala, especulativa la una, práctica
la otra. Mientras que la primera es una teosofía cuyo objetivo es la contemplación
mística y el descubrimiento de los orígenes y de los fines del mundo, la segunda cabala

cognitionem), op. cit., p. 198 (las traducciones de los textos latinos del presente artículo son nuestras.
Agradecemos a nuestra colega latinista Murielle Franck su valiosa ayuda).
9 Véase Nicolás Antonio, Bibliotheca Hispana Nova sive Hispanorum Scriptorum qui ab atino MD ad
MDCLXXXIV floruere noticia, tomus secundus, Matriti, 1788. Dice el bibliógrafo: «Ludovicus a Soneto
Francisco, lusitanas, doctor, theologus, olimque iuris pontifici interpres, ad album tandem fratrum minorum
pertinere voluit, sacrum ordinem observantiae in S. lacobi provincia ingressus, quinquagenarius, Romae
ediddit: Globum Canonum et Arcanorum Linguae Sanctae, ac Divinae Scripturae, 1586», op. cit., p. 27.
10 Véase Arduino Kleihaus, OFM, «De grammatica hebraica Ludovici Sancti Francisci, seculo XVI»,
Antonianum (Roma), 1, 1926, pp. 102-108.

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consiste en la utilización mágica de los nombres divinos y angélicos, de conjuros y


amuletos, a partir de la combinación de sus letras11.
En cuanto a la cabala cristiana, aparece a finales del siglo xv cuando, en los albores
del Renacimiento, los cristianos no sólo se interesan por la antigüedad greco-romana,
sino también por el legado hebraico y empiezan a escrutar las Escrituras valiéndose de
los métodos de los cabalistas judíos. Intentan encontrar en los escritos de la cabala
rabínica argumentos a favor del cristianismo. Se suele considerar a Pico della
Mirándola y sus 900 Conclusiones publicadas en 1486, como el verdadero iniciador de
la cabala cristiana12. Pero, frente al entusiasmo manifestado por Pico y por parte de sus
seguidores, nació, en no pocos hebraístas, una actitud de desconfianza y de crítica hacia
la cabala. Estos útimos temían que la cabala judía fuese «un nuevo caballo de Troya»
en el seno de la Iglesia de Cristo 13 . De modo que la cabala dio lugar a una acalorada
controversia oponiendo a los defensores de sus métodos exegéticos, y a los
denunciadores de la falsedad de sus fuentes. En medio de esta polémica surgieron
tentativas de conciliación. Algunos hebraístas distinguían una mala cabala (la de los
rabinos), y una buena cabala (que llamaban alegoría). Así hicieron Galatino en su De
Arcanis Catholicae Veritatis (Roma, 1516) y Sixto Senensis en su Btbliotheca Sancta
(Venecia, 1566) 14 . En todo caso, queda claro que en el siglo xvi la cabala no es un
fenómeno que hace la unanimidad en el mundo cristiano, y que, al evocarla hoy, no
será ocioso especificar de qué cabala se habla y a qué cabalista se hace alusión...

LA V O Z CABALA Y SU C O N T E N I D O S E M Á N T I C O EN E S P A Ñ A , EN L O S
A N T E C E S O R E S D E F R A Y L U I S DE S A N F R A N C I S C O

Veinte años antes de que Pico della Mirándola empleara el término Kabala en latín,
dicha voz ya había aparecido en la lengua castellana 15 , en el capítulo que el bachiller
Alfonso de la Torre dedicaba a la aritmética en su Visión deleitable de la filosofía y
artes liberales. El personaje alegórico Arismética decía: «en mí son las profundidades de
cabala, en las cuales es gran parte de profecía» H , empleando el término en el sentido de
«ciencia de los números practicada por los judíos». Esta ocurrencia primeriza en la
lengua vulgar de España no es nada sorprendente, dado el papel primordial que en la
formación de la corriente cabalística 17 los judíos desempeñaron en este reino.
Pero, fuera de este uso específico en materia de cifras y números, cabe reconocer el
escaso empleo de la voz cabala entre los autores cristianos de España, debido sin duda

11
Véase Dictionnaire Encyclopédique du Judaïsme, éd. de Geoffrey Wigoder, Paris, Le Cerf, 1993, pp.
612 y 613.
12
Véase Gershom Scholem, «Considérations sur l'Histoire des débuts de la Kabbale Chrétienne» en
Kabbalistes Chrétiens, éd. de Antoine Faivre, Paris, Albin Michel, 1979, p. 26.
13
La expresión es del hebraísta alemán Widmannstadt, citado por Gershom Scholem, ibid., p. 21.
H Para más datos sobre el particular véase François Secret, «Les débuts...», citado en la nota 6, supra.
15
Corominas señala la aparición de la voz cabala bajo la pluma de Don Juan Manuel en 1325; véase
Diccionario Critico Etimológico de la Lengua Castellana, vol. 1, Madrid, Credos, 1954.
16
Véase Alfonso de la Torre, Visión Deleytable, ed. de Jorge García López, Universidad de Salamanca,
1991, p. 130. La primera edición de este libro es de 1489.
17
Véase supra la alusión al Zohar.

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al hecho de que procedía del libro considerado como el más impío y blasfematorio
contra la fe1», el Talmud.
Por eso, dichos autores preferían usar, en vez del término cabala, la voz secretos o
mejor dicho, dado que las obras en que aparece están escritas en latín, la de arcanis.
Así, el cardenal Egidio da Viterbo (1465-1532), legado del Papa en España, al dirigir a
Carlos Quinto un tratado sobre la cabala, prefirió dejar de lado dicha voz,
manifestando a su imperial majestad que Dios le había elegido para revelarle «los
secretos de los árameos» 19 con el fin de que realizara la unidad y la paz de la
cristiandad. Desde igual perspectiva, el mismo Arias Montano omitió la voz cabala en
uno de los capítulos del tomo octavo de la Políglota de Amberes, en el cual trató de esta
doctrina, titulándolo «Joseph, sive De Arcano Sermone». Capítulo que, como se sabe el
referido capítulo despertó las sospechas de la Inquisición 20 , a pesar de estas
precauciones léxicas. Se ve cómo la cuestión terminológica expresa de manera relevante
las reticencias que los autores cristianos del Siglo de Oro tenían en emplear el término
cabala aun cuando, como podremos comprobarlo, no dejaban, en su exégesis de las
Sagradas Escrituras, de acudir a sus métodos.
De manera que, para encontrar la voz cabala bajo plumas cristianas, es preciso
manejar obras de polémica, en las cuales este término cobra un significado claramente
negativo. Dicho significado es perceptible en la obra De Cabala et Mesia Judaeorum in
Enarrandis Biblii, que fue publicada en 1538, en Salamanca, por el teólogo,
matemático y filósofo, Pedro Ciruelo 21 . Este autor, adicto a combatir toda clase de
supersticiones y hechicerías22, pretendió, en este libro, combatir a

Los judíos infieles y obstinadísimos [que] con esta cabala luchan contra la religión cristiana y
refutan artículos de nuestra fe católica, porque son manifestados enemigos de la Cruz de
Cristo. Pues aquella doctrina debe ser antes evitada y rechazada por los verdaderos cristianos
que estudiada e investigada, dado que ha sido transmitida por infieles y enemigos nuestros...23

18 Véase la entrada correspondiente a la voz TALMUD en el Tesoro de Covarrubias: «Libro perverso y


ridículo, que los judíos, después de la dispersión suya, en la destruición de Jerusalén, han compuesto todo
fabuloso y desatinado. Diéronle este nombre que en su lengua vale dotrina...» {Tes., 952).
19
A propósito del tratado del cardenal Egidio da Viterbo, titulado Scechina, véase François Secret, Le
Zohar chez les Kabbalistes chrétiens de la Renaissance, Paris, Mouton, 1964, p. 39. Recuérdese que el
cardenal Viterbo fue quien introdujo en España la obra del alemán Reuchlin (De Arte Cabalística, 1517), la
cual desarrollaba la tesis de Pico della Mirándola.
20
Véase Ben Rekers, Arias Montano, Madrid, Taurus, 1973, p. 75.
21
Véase la edición del texto latino de Pedro Ciruelo por François Secret, «Pedro Ciruelo: critique de la
Kabbale et de son usage par les chrétiens», Sefarad, año XIX, Madrid-Barcelona, 1960, fase. 1, pp. 48-77.
22
Véase otra obra de Pedro Ciruelo, Reprobación de las supersticiones y hechicerías, señalada por
Nicolás Antonio, Biblioteca Hispana Nova, Index VII, «De Bibliorum Interpretatione et Explications. El
bibliógrafo mencionaba la edición de 1556 (Salamanca). Véase la edición de Alva V. Ebersole, Pedro Ciruelo,
Reprobación...,Valencia, Albatros Hispanófila, 1978. El editor señala una primera edición en 1538, que fue
seguida por las de 1540, 1547, 1548, 1551, 1556 y 1628 (op. cit., p. 9).
23
«Judaei infideles pertinacissimi per cabalam illam impugnant religionem cristianam et répugnant
articulis nostrae fidei catholice, quia sunt manifestara inimici crucis Christi. Igitur illa doctrina potius est
evitanda et fugienda veris christianis, quant discenda et procurando, utpote quia ab infidelibus et hostibus
nostris tradita...»; Pedro Ciruelo, éd. de François Secret, op. cit. p. 57.

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Según Pedro Ciruelo, la voz cabala remite a una superstición diabólica, a una
jerigonza que ni siquiera puede ser útil para convertir a los judíos y debe considerarse
como un arma peligrosa contra los dogmas cristianos24.
Por supuesto, para analizar el contenido semántico de la voz cabala no nos
ceñiremos a los juicios negativos expresados por Pedro Ciruelo, uno de los primeros
adversarios de esta doctrina en España. Pero no podíamos hacer caso omiso de ellos,
por ser su autor un hebraísta involucrado en las mayores empresas filológicas de su
tiempo. En efecto, Pedro Ciruelo colaboró con Alfonso de Zamora en una traducción al
latín del Antiguo Testamento25, lo cual confiere a su testimonio un alcance nada
despreciable.
El caso es que Pedro Ciruelo hizo escuela y no fueron pocos los escritos polémicos
en los que la voz cabala fue empleada con el sentido de 'doctrina falsa'26. Baste el
ejemplo del capítulo «De falsa rabinorum kabala atque duplici ¡ege Mosi in monte
Synai data» del libro del jesuíta español Benedicto Perrerio Valentino, titulado
Adversus fallaces et superstitiosas artes id est de magia, de observatione somniorum et
de divinatione astrológica (Venecia, 1592)27.
Esta tendencia crítica se acrecentó con la condena por el Concilio Tridentino de «los
escritos de los impíos talmudistas y de los cabalistas y otros nefandos libros de los
judíos»28.
Sin perder de vista estos contextos léxicos y religiosos, analicemos ahora el capítulo
que fray Luis de San Francisco dedicó a la cabala.

LA C A B A L A SEGÚN FRAY LUIS D ES A N F R A N C I S C O

Como anuncia el título del capítulo Vil del libro X del Globus Linguae Sanctae:
«De la falsa cabala de los rabinos y de las dos leyes dadas a Moisés en el monte Sinaí»,
el autor emprende una crítica de la cabala rabínica. Su argumentación se basa en la
oposición entre el verdadero y pleno conocimiento de los secretos de la Ley (Tora, en
hebreo o Pentateuco, en griego), conocimiento que fue recibido oralmente por Moisés
en el monte Sinaí y transmitido luego a la Iglesia de Cristo por el Espíritu Santo, por

24
« Quod ars seu doctrina cabalística non est credenda fuisse a Deo supernaturaliter revelata; sed potius
est ab astutissimis judeis inventa [...¡. Est mera vanitas et diabólica superstitio [...]. Quod etiam regule de
transmutationibus literarum et dictionum [...] sunt in magnant irrisionent et blasfemiam contra sacram
scripturam veteris testament!...»; ibid., pp. 62, 65 y 66.
25
Véase F. Pérez de Castro, El manuscrito apologético de Alfonso de Zamora, Madrid, CSIC, 1950, pp.
xxxiv y ss.
2<
" Véanse otros dos libros sobre el mismo tema: el de Domingo García, Propugnáculo validissima
religionis cbristianae contra obstinatam perfidiam ludaeorum adhuc expectantium primum adventum
Messiae necnon adversus falsas rabbinorum circa Sacrarum Scripturarum expositiones ex multis Veteris
Testamenti locis secundum rigorem lectionis hebraycae (Zaragoza, 1606), y el libro del antecesor más directo
de fray Luis de San Francisco, el Christianae Paraenesis sive De Recta in Deum Fide Libri Septem de Miguel
de Medina (Venecia, 1564). Este maestro de sagrada teología participó en el Concilio de Tremo en donde
denunció el aspecto mágico de la cabala, tesis que desarrolló en el referido libro, diciendo que todo era
«estupidez e invención de los hebreos» (insulsum et hebraicum inventum); véanse libro II, fol 26 y libro VTI
(consultamos el ejemplar de la Biblioteca Nacional de Madrid que se guarda con la signatura R 26722).
27
Véase François Secret, «Les débuts...», cit. supra, nota 6, p. 44.
2
" Véase François Secret, ibid.

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una parte, y, por otra, su falsificación a través de su transmisión escrita por el profeta
Esdrás y por los rabinos, siendo estos últimos considerados como obstinados enemigos
de la Iglesia. Dicha oposición estructura el referido capítulo en el cual alternan las
alabanzas a Moisés y las acusaciones contra los rabinos. Lo que refuta el autor es ante
todo la concepción rabínica de la degradación del conocimiento mosaico (véase infra la
referencia a la cabala de las cincuenta puertas), a la que opone el dogma cristiano del
Espíritu Santo, visto como el elemento unificador entre la enseñanza divina dada a
Moisés y la que recibieron los apóstoles de Cristo.
Empieza fray Luis de San Francico ensalzando la figura de Moisés, a quien Dios
favoreció con el pleno conocimiento de sus misterios:

Aparece claramente, en plena luz del mediodía, según los escritos más antiguos y más
recientes, que no son pocos, que a Moisés el Dios Todopoderoso le hizo maestro de manera
tan amplia y prolífica de los misterios divinos, que nadie puede de modo satisfactorio
enumerar mediante el lenguaje (como afirma el propio Gregorio Niseno) sus subidas [al
monte Sinaí] y sus revelaciones.29

Pero inmediatamente después, nuestro franciscano critica la interpretación de los


rabinos en su transmisión del saber mosaico. Según dicha interpretación, conocida bajo
el nombre de «Los tres grados de conocimiento», las generaciones que siguieron a
Moisés no recibieron la totalidad de su enseñanza sino sólo una parte:

A este propósito, cabe aludir a los tres distintos grados que los hebreos señalan en esta
materia, hablando de la «fuente», del «río» y del «algibe» [...]. Pues, según ellos, sólo Moisés
bebió de la fuente, mientras los profetas bebieron del río y las escritores sagrados del
algibe... 30

He aquí, según fray Luis de San Francisco, un concepto que un cristiano no puede
aceptar, ya que todo conocimiento procede del Espíritu Santo que infunde la plenitud
de sus dones a todos los creyentes: «En realidad creemos que a una misma fuente, que
es la del Espíritu Santo, bebieron todos» 31 . Esta afirmación constituye el punto de
partida de la crítica de la cabala de los rabinos españoles del siglo xm, en particular la
de Rabi Moisés de Gerona, hijo de Nehmani, más conocido bajo el nombre de
Ramban 32 , quien basó su enseñanza en la teoría de las cincuenta puertas de las cuales
Moisés sólo habría abierto cuarenta y nueve y sus seguidores los profetas sólo cuarenta
y ocho:

2
? «Ad institutum ergo nostrum revertentes, iam ex proxime adductis ac alus non paucis, tuce meridiana,
clarius apparet, Mosem adeo profuse, et Uberaiiter divinorum arcanorum a Deo Opt. Max. compotem fuisse
effectum, ut nullus satis pro mérito (sicut idem Nyssenus afferit) omnes illius adscensus, variasque eius
patefactiones, verbis enumerare queat», Globus, pp. 838-839.
30 «His adiungi possunt, studiositatis gratia, illa trium graduum discrimina, quae bebraei in supernis
delineant: fontem, videlicet, fluuium et piscinam (...j. Ita lamen ut Moses solus, ex fonte, prophetae ex fluvio,
agiograpbi ex piscina, antea potaverunt...», ibid., p. 839.
31 « Verum nos ex uno eodem Spiritus Sancti fonte omnes potasse credimus», ibid.
32
La advertencia es de François Secret, «Les débuts...», citado en la nota 6, supra, p. 46, nota 7.

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Y se puede también alegar lo que los hebreos imaginan con las cincuenta puertas de la
inteligencia, de las cuales hacen memoria Scalígero, Galatino, Pedro Gregorio y otros.
Afirman que el Dios Todopoderoso transmitió a Moisés todo el conocimiento por estas
puertas, menos una que es, según dicen, la visión de la esencia de la divinidad.33

Como se ve, la crítica no va dirigida solamente contra los rabinos sino también
contra los cabalistas cristianos del Renacimiento que les siguieron. Lo que fray Luis de
San Francisco reprocha a los rabinos es que inventaron métodos demasiado
complicados y retorcidos:

Piensan que [esta ciencia] está encerrada y contenida en la Ley divina y universal, en los
secretos de sus misterios, sea en sentido literal, sea en sentido alegórico, por modo de
expresiones, de cálculos aritméticos, de las figuras geométricas [gemátricas] de las letras,
trazadas o transmutadas, de las concordancias armónicas sacadas de formas de caracteres,
que yo encuentro más bien disonantes, resultando de conjunciones, de separaciones, de su
sinuosidad, de su corona, clausura, apertura y orden.34

Para fray Luis de San Francisco semejantes prácticas echaron a perder «la luz» del
conocimiento que Dios había dado a Moisés, quien lo transmitió oralmente a setenta
sabios ancianos encargados, a su vez, de difundir las tradiciones:

En un intrincado laberinto quisieron introducir a Moisés que era como el sol brillante por
haberle iluminado el Dios Todopoderoso e impregnado del conocimiento del universo entero,
de la naturaleza y de los misterios divinos... Y Moisés reveló los misterios de NO ?« NO O sea
'de boca a boca', a unos sabios ancianos, quienes comunicaron estas tradiciones de «aliento a
aliento» a las generaciones ulteriores hasta Esdrás que por primera vez las puso por escrito,
como refieren varios escritores. 35

La mención del profeta Esdrás marca una ruptura en la transmisión, que de oral
pasó a ser escrita y de auténtica se convirtió en algo falso. Pues, a partir de Esdrás, las

33
«Huc etiam pertinere potest illud quod ipsi hebraei fingunt de quinquaginta intelligentiae portis
quarum Scaligerus, Galatinus, et Petrus Gregorius cum alus meminere. Eas vero Deum Opt. Max. una tamen
minus {quam divinae essentiae visionem dicunt) Mosis tradidisse asserunU, Globus, ibid.
34
*Hisce portis universae divinae legis arcanorum misteriorumque, scienciam, claudi, continerique
putant. Desumi vero eam scientiam fabulantur, ex histórico, aut alegórico sensu: perdictiones, vel
arithmeticas supputationes, aut geométricas ¡sic] litterarum figuras, descriptas, seu transmutatas, vel per
harmoniae cuiusdam (satis ut puto dissonaej consonantias dissionantissimas, ex formis quoque characterum,
ex commutationibus, separationibus, tortuositate, coronatione, clausura, apertura, atque ordine», ibid. Este
pasaje está copiado del libro III del De arte cabalística de Reuchlin (1517); véase la éd. de François Secret,
Milano, Arché, 1995, p. 215. El cabalista alemán se había inspirado a su vez en la Conclusio Kabalisticae,
núm. 33, de Pico della Mirándola. La similitud del texto de fray Luis de San Francisco con el de Reuchlin
atestigua su manejo por el franciscano español. Hasta reproduce la confusión entre «gematría» (gymatria) y
geometría (geometría); véase Reuchlin, op. cit., p. 258.
35
'In hune ergo confusionum labyrinthum Deum Opt. Max. Mosem illum, lucidissimum solem, Dei
illustrationibus effectum introduxisse volunt ¡sic] ut omnium naturarum cognitione ac ipsis Deum mysteriis
divinis imbueretur. Ut ea postmodum sapientioribus et senioribus ntanifestaret, atque ideo Mosem ea arcana
ND ?* XB pe al pe, hoc est ore ad os Mis ostendisse, revelasseque: ipsos vero easdem traditiones de aure in
aurem posteris communicasse ad Esdram usque. Quem tamen (ut plures scriptis tradiderunt) primum fuisse
dicunt qui easdem publias monumentis mandaverit», Globus, ibid., p. 840.

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
FRAY LUIS DE S A N F R A N C I S C O 77

antiguas tradiciones mosaicas fueron referidas de manera errónea a través de los


escritos de los rabinos, autores del Talmud:
Aquellas son las tradiciones [las de Moisés! que los mentirosos autores hebreos, en su Talmud
nefando, enredado e intrincado, alegan obstinadamente... Aquella sabia cabala [la de Moisés],
llamada «recepción» a causa de los divinos oráculos [que contiene], la veneran y honran [los
talmudistas] con todas sus vanidades, sus imposturas demoníacas y mágicas, con un celo
extremo y (dicho sea más precisamente) supersticioso, como verdadera y necesaria... 36

Como se ve, los rabinos, según nuestro franciscano, adulteraron la «sabia» cabala
de Moisés de manera que los cristianos no deben dar crédito a sus escritos. Es lo que
sigue afirmando, esta vez en primera persona:
Es cierto que yo (que siempre he seguido la censura de la Santa Iglesia Católica Romana y los
juicios de sus doctores), no he dejado de pensar que, en esta materia, había que razonar,
enjuiciar, hablar y escribir de otra manera, sobre todo en los tiempos que vivimos.37

Y, nuestro autor refuerza su crítica de los rabinos apoyándose en los teólogos


polemistas más virulentos de su época:

Por eso he sostenido con constancia que la cabala de los hebreos [...] es vacía, falsa, fútil,
supersticiosa y demoníaca, e incluso del todo sacrilega. Fue inventada por este demoníaco
Mair, originario de Idumea y aumentada por los mismos fariseos y más recientes rabinos,
como refieren Jacobo de Valencia, obispo de Christópolis, en su Comentario de los Salmos y
Fino Adriano en su Azote de los hebreos.39

Aquí volvemos a encontrar la asociación de la cabala con el Talmud, mediante la


alusión a uno de los mayores maestros de la interpretación oral (que todavía no se
llamaba cabala) de la Ley escrita (Tora), del siglo II, rabí Meir". Dicha referencia
procede de la obra de un contemporáneo de fray Luis de San Francisco, el teólogo
Jacobo de Valencia que, en sus Comentarios sobre los Salmos, destacó por su saña
contra los judíos40. Lo cual lleva a nuestro franciscano a reiterar su opinión sobre la
inutilidad del recurso, por parte de los cristianos, a las tradiciones de los hebreos:

36
«Quas tamen fabulosi hebreorum authores, nephando suo Talmud integre et veré complexi, mordicus
contendunt. Hanc sapientiam kabalam idest receptionem dictant pro divinis oraculis, cum omnibus suis
vanitatibus, demoniacisque imposturis atque praestigiis, summo studio, (seu ut verius dicam) superstitione,
uti veram et necessariam venerantur et excollunt», ibid.
37
«Verum ego bac in re (salva semper Sacros S. Eccl. Catholicae, et Apostolicae Rom. censura,
doctoriumque iuditioj aliter hisce praesertim temporibus, sentiendum, iudicandum, imo loquendum, atque
scribendum semper censui», ibid.
38
*Ac pro inde kabalam [...] decantatam, faisant, vanam, futilem, superstitiosam, demoniacam, atque
plane sacrilegam esse constanter assevero. Atque a quodam daemoniaco Idumaeo Mair nomine inventam, et
ab ipsis phariseis et recentioribus rabinis auctam, et detestabiliorem india redditam; uti late tradit lacobus de
Valencia Christopolitanus episcopus in Psalmos, Finus etiam Adrianus in Flagello hebraeorum...», ibid.
39 Rabi Meir, discípulo de Rabi Akiba (siglo n d. C ) , emprendió la inmensa tarea de poner por escrito
las enseñanzas de la Ley oral.
4
" François Secret, «Les débuts...», citado en la nota 6, supra, p. 43, cita el pasaje de Jacobo de Valencia
que sirvió de modelo a fray Luis de San Francisco: «pero para poder expresar su perfidia más fuertemente se

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
78 D0MIN1QUEREYRE Criticón, 7 S, 1999

Aunque estas tradiciones contienen cosas que conciernen a nuestros misterios [...], afirmamos
que no hay que considerarlas como oráculos ni estimar que son necesarias ni legítimas
interpretaciones de las Sagradas Escrituras como quisieron pretender algunos rabinos así
como ciertos intérpretes de nuestra época [...] para distinguir lo verdadero de lo falso, sólo
tenemos que conformarnos a\ parecer de ¡os antiguos aurores, de Jos Padres y de los
teólogos...41

Después de esta condena de la cabala de los rabinos, fray Luis de San Francisco
vuelve a elogiar a Moisés mostrando, con San Pablo, que le fue revelado «el fin de la
Ley que es Cristo» (Rm 10, 4), y, con San Ireneo, que la ley mosaica prefigura la de
Cristo pues «llama las letras de Moisés, palabras de Cristo»42. Nuestro franciscano cita
un pasaje del De Recta in Deutn Fide Libri Septem (Venecia, 1564), de Miguel de
Medina, su antecesor más directo en la crítica de la cabala de los rabinos, en el cual este
teólogo expresa su admiración por la cabala primitiva, la de Moisés, interpretando su
vida como una prefiguración de la de Cristo:

Yo confieso que esta Ley [oral] de esencia divina fue dada a Moisés en el monte Sinaí con el
sentido místico e histórico, llamado cabala como herencia perpetua para los siglos de los
siglos [...]. Y éste, por todos los sacrificios, sacramentos y ceremonias que hizo a petición de
Dios, prefiguró la futura muerte de Cristo... 43

juntaron bajo la autoridad de un necromántico llamado Mair, originario de Idumea» (sed ut suant perfidiam
fortius possent astruere asciverunt in societatem suam quendam necromanticu nomme Man genere Idumeum;
fol. 338). Según François Secret, los comentarios de Jacobo de Valencia sirvieron también de modelo a
Antonio de Guevara, que se inspiró en ellos para redactar una de sus Epístolas familiares (Valladolid, 1539)
titulada «Excelente disputa que el autor tuvo contra los judíos de Ñapóles, en la cual están declaradas
notables autoridades de la Santa Escritura». Para valorar el grado de antijudaísmo contenido en los escritos
de Jacobo de Valencia basta echar una mirada en el índice de su Divine plane expositiones in centum et
quinquaginta psalmos davidicos (Madrid 1518): en la voz judei constan acusaciones como: «Judei cum
Christum blasphèment et increpent (fol. 72), Judei sunt persecutores Christi (fol. 90), Judei carnales non
intelligunt scripturam nisi ad literam (fol. 204), judei ingratitudo (fol. 318), Judei sunt mali in bona Lege (fol.
247), Judaici populi perversiones (fol. 432), Judaeorum cecitas et ignorantia scripturarum» (fol. 250), etc.
Véase también el prólogo de la misma obra en el cual Jacobo de Valencia acusa a los rabinos de haber
falsificado las Escrituras con su Talmud: «Los maestros de los hebreos, reunidos en la Babilonia de Egipto,
que es el Cairo, redactaron el Talmud, falsificaron los profetas y corrompieron todas las Escrituras»
(«Magi'stn hebraeorum congregan sunt in Babylone Egypti, quod est Cayre et scripserunt Scripturam Talmud
glossaverunt falso idem negaverunt prophetam et perverterunt totam Scripturam...» (fol. vin). En cuanto al
italiano polemista Fino Fini Hadriani, mencionado por fray Luis de San Francisco, se trata de un autor que
también se inspiró en Jacobo de Valencia para escribir su tratado In ludaeos Flagellum ex Sacris Scriptis
Excerptum (publicado por su hijo en 1538); véase supra nuestra nota 3.
41
«Sed et si aliqua contineant nostris mysterüs [...¡non ideo illico, illa cum reliquis pro oraculis habenda
sunt, nec ad Sacrarum Scripturarum legitimar» interpretationem omnino necessaria existimando, ut
rabinantes horum temporum interpretes aliqui, vane contenderunt [...] Quam obrem ut vera a falsis
distinguamus, ingénue fatemur iuxta veterum, patrem et theologorum unanimem sentenciam...», Globus,
ibid.
42
"ídem Irenaeus [...] Mosis literas, verba Christi apellat», ibid., p. 844.
43 « Fateor fgo in Monte Synai divinitus ipsam legem et Mosi et quibusdamm alus verum legis sensum
tum mysticum, tum historicum fuisse tributum, qui a perpetua successione Kabala fuerit appellatus [...] qui
tôt sacrificiis, sacramentis et ceremonniis a Deo sibi traditis futuram Cristi mortem, totamque {ere
oeconomiam praefiguraviu, ibid., p. 845.

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FRAY LUIS DE SAN F R A N C I S C O 79

Desde esta perspectiva, fray Luis de San Francisco hace de los apóstoles, sin pasar
por los rabinos, los sucesores directos de los setenta ancianos a quienes Moisés
comunicó la cabala, lo cual equivale a evidenciar dos cadenas de transmisión de la
enseñanza divina recibida por Moisés: buena la una (mosaica-apostólica), falsa la otra
(rabínica). Dice el franciscano:

Cuan grande es la fuerza de esta tradición, que no está escrita, para confundir a los falsos
intérpretes y legitimar la verdadera interpretación de la Ley, no sólo lo han entendido Moisés
y los setenta ancianos, quienes recibieron el espíritu de Dios en primer lugar, como ministros
del Antiguo Testamento, y en pos de ellos, los apóstoles, sus sucesores en el Nuevo, sino
también los paganos que no habían recibido la ley de Moisés...44

Queda claro, como ya hemos advertido, que el Espíritu Santo aparece, bajo la
pluma de fray Luis de San Francisco, como el elemento unificador entre la cabala de
Moisés y los artículos de fe del cristianismo. Para demostrarlo el franciscano se vale de
la metáfora siguiente:

Ocurre lo mismo que con el fuego. Aunque se prenda a un sinnúmero de antorcha el fuego no
disminuye. Asimismo queda este Espíritu el mismo sin disminución; después de que Moisés
haya hecho peritos [en el conocimiento de Dios] a sus discípulos y familiares, no se perdió
nada. Hasta aumentó este conocimiento, como cuentan de los azacanes que van por agua a la
fuente, y llevan una agua más dulce todavía.45

De suerte, según fray Luis de San Francisco, que Dios, en la persona del Espíritu
Santo que había revelado a Moisés los secretos de la futura redención del género
humano contenidos en las Escrituras, comunicó también dichos secretos a la tradición
cristiana 46 .
Y fray Luis de San Francisco añade un último argumento para demostrar la falsedad
de la cabala rabínica: el carácter apócrifo de sus mismas fuentes:

Advierto que las autoridades alegadas con más frecuencia para probar cómo la Ley recibida
por Moisés en el monte Sinaí fue transmitida después, tienen poca firmeza y eficacia. Primero

44
«Traditionis non scriptae quanta vis sit ad revincendos falsos interpretes, et ad obsignandam
légitimant legis interpretationem, non solum intellexere qui Spiritum Dei acceperunt, ut illi primi, Moses et
Septuag. séniores veteris testamenti mirtistri, et post eos sancti apostoli ministri novi eorumque successoris,
sed etiam gentes quae legem non acceperunt...», ibid., p. 846.
45
«Qua/is ab igné fit; qui etiam si faces innúmeros accendunt, idem manet ne tantilum quidem
diminutus [...]. Postquam enim discípulos et familiares peritos omnes reddidit; nihilo diminuitur:
nonnunquam augetur etiam narrant, de fontibus qui fréquentant ab aquatoribus: nam est hos fertur, hoc
modo dulciores fieri», ibid., p. 847.
46 «£x ea ergo veterum patrum, eruditissimorumque authorum, communi calculo stabilita sententia,
apparet Mosem non solum ¡itteralem historiam [...] sed spiritualia reconditaque, earumdem rerum arcana
quamplurima, ad futuri redemptoris adventum, redemptionemque humani generis pertinencia, et legis
universae, mysticam interpretationem...», ibid., p. 848.

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
80 DOMINIQUE REYRE Criticón, 7S, 1999

porque el Libro 4 de Esdrás que invocan es apócrifo y no fue recibido por la Iglesia, que, en el
Concilio Tridentino, sólo declaró canónicos los primeros dos libros de Esdrás...47

Según nuestro franciscano, estas fuentes, además de ser dudosas, encierran


numerosas contradicciones relativas a la ascendencia del profeta Esdrás, lo cual revela
la ilegitimidad de la transmisión de la cabala rabínica. En cambio, frente a esta
«corrupción» de la fuente mosaica, sobresale la fidelidad de unos pocos hebreos que
conservaron intacta la revelación del Mesías hecha a Moisés:
Moisés, quien recibió en el monte Sinaí el sentido místico de la Ley escrita por Dios [Tora]
con otros secretos y misterios relativos a la venida del mismo Cristo, a su Encarnación, su
Pasión, su Resurrección, no comunicó su saber a todos, sino a [setenta] sabios. Podemos
afirmar que la fe en el Mesías mediador, aunque no permaneció en todos los israelitas, fue
perpetuándose a través de la sucesión directa de las personas, entre unos pocos, hasta la
Santísima Madre de Dios, la Virgen María, Simeón el Justo, José el santísimo esposo de la
Purísima Madre de Dios, María, la profetisa Anna, Zacarías e Isabel, padres del gran Juan
Bautista, y una serie continua de varones muy píos...48

Como se ve, esta permanencia de la fe en los secretos que Moisés había recibido en
el Monte Sinaí, en el mismo pueblo de Israel en el seno del cual había de nacer el
Mesías, no sólo sirve a fray Luis de San Francisco para condenar la ceguera de los
rabinos que no entendieron el verdadero sentido de dichos secretos, sino también para
exaltar a los antepasados de Cristo y a los pocos judíos que le recibieron.
Luego, fray Luis de San Francisco precisa sus ataques, evocando «las dos cabalas»
de los rabinos, práctica la una, y contemplativa, la otra. Vuelve a apoyarse en su
contemporáneo Miguel de Medina, quien condenó ambas cabalas rabínicas, definiendo
así la cabala práctica:
De ahí y con justeza, el reverendo y docto Padre fray Miguel de Medina fustiga las dos
cabalas de estos embusteros modernos que en efecto transmiten dos tipos de cabala. La una
que llaman Bereshit es una cosmología, por la cual explican el génesis de las cosas del
universo y de la naturaleza, de sus fuerzas y de las cosas divinas, a partir de sus mismos
nombres. Afirman que la cabala incluye los símbolos y las contemplaciones de las cosas
divinas, de los sagrados nombres, del sentido de los signos, de las letras, de los números, de
las figuras, de los acentos musicales, de las líneas, de los puntos, de los acentos sintácticos y

47
«Adverto authoritates fréquenter adductas quibus probant Mosem in monte Sinai kabalam posteris
traditam récépissé, parum firmitatis, et efficaciae obtinere. Nam primo Ule locus Esdrae lib. 4 cap. 14 vers. 6
integram fidem minime facit, cum non sit liber authenticus et ab Ecclesia Ínter canónicas Scripturas receptus:
quae solum primum et secundum Esdrae recipit (Sacrosancto Tridentino Concilio ita decernente)...», ibid.,
p. 849.
4
° «Mosem in monte Sinai mysticum legis scriptae sensum a Deo Opt. Max. cum reliquis aliis arcanis ad
ipsius Christi adventum et Incarnationis, Passionis et Resuurrectionis mysteria pertinentibus, récépissé. Quae
quidem Mosem ipsum non omnibus, sed sapientioribus tantu comunicasse, certum est. Et eo magis cum
exploratum sit mediatoris Messiae fidem, per rectam personarum et temporum successionem, et si non in
omnibus israeliticis, in paucis tamen semper usque ad sapientissimam illlam Dei genitricem virginem Mariant,
Simeón iustum, losephum sanctissimum eiusdem purissimae genitricis Dei Mariae sponsum, Annam
prophetissam, Zachariam. Et Elizabetham magni illius Baptistae parentes, et alios huius classis piissimos
viros continuata serie... », ibid., p. 854.

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FRAY LUIS DE S A N F R A N C I S C O 81

otras cosas, de la más pequeñas que hay. Extienden también esta cabala a la aritmética que
trata de las virtudes angélicas, de los nombres, de los signos y condiciones de los demonios y
de las almas así como a la teomática que contempla los misterios de la majestad divina, sus
emanaciones, sus nombres. A esta magia falsa y supersticiosa atribuyen todos los milagros
admirables que hicieron Moisés, los profetas y sin duda Nuestro Señor y sus apóstoles.49

En cuanto a la cabala contemplativa, tampoco escapa a la censura de fray Luis de


San Francisco:

Otra especie de cabala explica el sentido genuino de los Sagrados Libros con razones
filosóficas; sobre ésta numerosos autores escribieron en abundancia y en vano.50

Según nuestro franciscano, para probar la autenticidad de la cabala, de nada sirve


pretender, como hicieron algunos autores cristianos, que Pitágoras, Platón, Aristóteles o
Demócrito se inspiraron en aquella tradición. Ni tampoco sirve alabar las agudezas de
sus invenciones, pues:

Es fácil jugar con estos pequeños puntos y acentos. Sobre todo en la lengua hebrea, en la cual
los modos de escribir lo permiten sin dificultad.51

Y, para rematar su crítica, fray Luis de San Francisco muestra que todo el aparato
de puntos y acentos, en el cual estriba la interpretación cabalística de la Ley escrita que
es la cabala, es una invención tardía de los rabinos y por consiguiente no tiene nada que
ver con la interpretación del texto hebreo que Moisés recibió de Dios:

Los hebreos no poseen las mismas letras por las cuales Moisés recibió y escribió La ley, ni las
que tenían después del retorno del exilio de Babilonia. Los puntos y los acentos de los cuales
sacan su filosofía no aparecieron en tiempos de Moisés; sin embargo, de su pequenez, de su
gran número y variedad se sacaron misterios.52

También las letras mudaron de aspecto:


49
« Unde mérito reverendas et per doctus Pater Frater Michael de Medina duplicem recentiorum horum
prestigiatorum reprehendit Kabalam. Unam dicunt Berescit idest cosmologiam, qua universa rerum
naturalium genituram tradunt. Viresque earum, atque etiam rerum divinarum per ipsa nomina. Ad eam
etiam, symbola et contemplationes asserunt pertinere, earumdem divinarum rerum, sacrorumque nominum et
signaculorum significationes, litterarumque numerorum, figurarum, apicum, linearum, punctorum,
accentuum et siquid aliud minutius excogitan potest. Eam quoque extendunt ad aritmeticam, quae de
angeliscis virtutibus, nominibus, signaculis, atque demonum et animarum conditionis, agit. Et ad
theomaticam quae divinae maiestatis mysteria emanationes, nominaque contemplatur. Cui magiae falso [sic]
et superstttiose, tribuunt omnia Mosis prophetarum, imo et Christi Domini Nostro et apostolorum eius
miranda miracular>, ibid., p. 855.
5
0 «Alia Kabalae species, Sacrorum Bibliorum germanum sensum, philosophicis rationibus explicat, de
qua plura plures inutiliter scrtpsere», ibid., p. 856.
51
«Facile est enim vero punctulis Mis, ac apicibus ludere. Praesertim in hebraica lingua, ubi id scribendi
ritus, facile patitur», ibid., p. 857.
52
«Easdem Hueras quibus Moses legem accepit et scripsit modo, imo nec post captivitatis Babilonicae
regressum, hebraei possideant. Nec eo tempore quod lex data est, imo penem toto veteris illius seculi Mosaici
decursu; puncta et ápices quibus nunc isti egregie philosophantur, extiterunt. Quo in eorum paucitate,
multitudine, aut varietate signarentur mysteria», ibid., p. 857.

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
82 DOMINIQUE REYRE Criticón, 75,1999

... las letras de las cuales los judíos cuentan que el escriba Esdrás fue el inventor y que fue el
primero en poner por escrito la Ley de Moisés, traduciéndola en lengua extranjera y en
caracteres siríacos. Poco después fue restablecido el uso de la lengua hebrea pero se
conservaron voces siríacas.55

Ocurre lo mismo con los puntos, mediante los cuales, a partir del siglo v, los sabios
de Tiberíade, llamados los Masoretas, marcaron las vocales:

De verdad ¿quién ignora que después de la venida de Cristo, por temor de que bajo otros
imperios fuese ocultado el significado antiguo de la Ley, los puntos fueron inventados en la
ciudad de Tiberíade, por los rabinos Nephradio y Bonassero?54

Fray Luis de San Francisco reitera su condena de las prácticas cabalísticas,


declarándolas inútiles y hasta peligrosas para los cristianos:

Este arte de interpretar es vano y absolutamente indigno de un cristiano; además es peligroso


para la religión cristiana, ya que, así como sabe entresacar la Trinidad del nombre de Jeovah,
así puede extraer por medio de las mismas prácticas al Antecristo.55

Sin embargo, al concluir su capítulo, nuestro franciscano abre un pequeño espacio


para una posible utilización cristiana de la cabala, citando a otro teólogo, Juan
Forsteiro, quien en la entrada correspondiente a la voz cabala de su Diccionario
hebreo56, asimila las tradiciones hermenéuticas de la cabala con uno de los sentidos de
la glosa cristiana, el sentido anagógico:

La verdadera cabala es decir la que se refiere a la recepción de la excelente doctrina


[entregada] a Moisés, debe ser relacionada, con pleno derecho, con lo que nuestros teólogos
llaman el sentido anagógico.57

Con salvedad de esta línea interpretativa, todo lo demás, según afirma fray Luis de
San Francisco, mencionando al maestro Gilberto Genebrardo en su Chronographia, es

53
«£< de litteris quidetn constans fama est apud iudaeos Ezratn scribam, legem primitus a Mose, et
charactehbus a se inventis et hebraico sermones inscriptam, in extraneum sermonem, assyriosque cbaracteres
mutasse, paulo post assyriis characteribus retentis sermonem hebraicum resumpsisse», ibid., p. 857.
54
«Puncta vero quis nesciat sub Christi Salvatoris Adventum, metu, nec cum iam eorum et advenae reges
et gentes dominarentur, legendi ratio prorsus oblitesceret; apud Tyberiadem urbem a Nephradio et Bonassero
rabinis in vocalium usum inventa?», ibid.
55
«Igitur ea artem interpretandi esse inanem, et christiano homine prorsus indignam; imo vero et
christianae religioni perniciosam, ut potest, quae sicut novit, ex leovah, Trinitatem elicere, ita ex eodem, aut
similibus dictionibus Antichristum extorqueat...», ibid., pp. 858-859.

Sin documentar.
57
« Veram kabalam idest receptionetn optimae doctrinae ad Mosis referí, ad eum sensum quem Theologi
nostri anagogicum dicunt referendum rede censet«, ibid., p. 859.

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FRAY LUIS D E S A NF R A N C I S C O 83

«pura ficción». Respaldado por la autoridad de este famoso hebraísta58, nuestro


franciscano emprende la crítica de una de las obras más prestigiosas de la cabala, el
Zohar:
Simeón Beniohai, autor del libro Zoar, en el cual de manera verdaderamente estúpida y vana
estableció los fundamentos de la cabala, que además de estas inepcias encierran muchas
impiedades y están llenos de la cizaña de los herejes...59

Y añade:
Así pues conviene aborrecer no sólo las dos formas de esta cabala, guardando únicamente lo
que no se opone a nuestra religión ni a la divina teología, sino también el mismo nombre de
cabala, un nombre odiado, enemigo, un nombre que hay que destruir totalmente, como ya
hemos advertido en estas páginas.60

Fray Luis de San Francisco cierra su capítulo diciendo, en tono dubitativo:

Pero, para poner fin a este capítulo, quisiera advertir solamente cuan difícil es hoy poder
establecer cuáles fueron en efecto las verdaderas interpretaciones y las verdaderas tradiciones
que Moisés transmitió oralmente a la posteridad, ya que con el transcurso de tantos siglos, y
por la pérfida corrupción de los malvados hebreos, ninguna de las cosas de esta materia puede
considerarse como un [objeto] indubitable y fidedigno. Por eso en ningún sitio podrás
encontrar una verdadera y justa interpretación del sentido literal y místico de las Sagradas
Escrituras sino en los apóstoles de Cristo, en sus discípulos, en los vicarios de Cristo, los
Pontífices romanos, en los antiguos Padres, y demás pastores de la Santa Iglesia, en los
doctores y teólogos, quienes, aleccionados por la Divinidad, demostraron y transmitieron,
tanto antaño como hoy, y de manera abierta, abundante y clara, los sentidos verdaderos y
útiles, literales y místicos, de las Sagradas Escrituras, de los sacramentos legítimos y divinos de
ambos Testamentos.61

58
Gilberto Genebrardo (1537-1597), teólogo francés y profesor real de hebreo, criticó la cabala en su
Chronographía, que era una traducción comentada de las dos crónicas de la historia de los hebreos, el Seder
Olam Raba ('Orden de las generaciones, mayor') y el Seder Olam Zuta ('Orden de las generaciones, menor').
59
«Simeón Beniohai author libri Zoar quo quidem stulte et vane artis kabalisticae fundamenta posuit,
cum tomen praeter eas ineptiás, contineant etiam multa impía et ex omni haeresum sursure confíala»,
Globus, p. 859.
6
" «Ablegando ergo est non solum duplex illa kabala, retentis his tantummodo quae divtnae theologiae et
religioni nostrae minime adversantur, sed et nomen ipswn kabalae, invisum et infestum prorsus abolendum,
utt iam in superioríbus admonuimus», ibid., p. 860.
6
1 «Sed ut huic capiti finetn imponamus, illud tantutn advertendum putarim, difficile hodie constare
posse, quae nam fuerint verae Ule interpretationes et traditiones quas Moses, ore posteris tradidit: cum tot
seculorum decursu, et maliciosa malignantíum hebraeorum depravatíone nulla huiusmodi, quae indubitatae
fidei sint, haberí queant. Unde nullibi melius nec vertus, veriorem interpretationem litteralis, et mystici sensus
Scripturae Sacrae reperies, nec sincehorem ullam doctrinam, quant apud Christi apostólos, eorumque
discípulos et Christi vicarios romanos pontifices, atque veteres illos patres et reliquos Ecclesiae sacro sanctae
pastores, doctores atque theologos, qui divinitus edocti olim et hodie veros et utiles littérales ac mysticos
Divinae Scripturae sensus, legitima divinaque utriusque testamenti sacramenta; ac arcana aperte, abunde
atque dilucide posteris demonstrarunt, tradiderunt», ibid.

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
84 DOMINIQUE REYRE Criticón, 75,1999

Ahora bien, si, como acabamos de ver, fray Luis de San Francisco descarta la voz
cabala y condena el uso de esta doctrina, no deja, como no pocos contemporáneos
suyos, de acudir a sus técnicas interpretativas para probar los dogmas cristianos.

C A B A L A C R I S T I A N A D I S F R A Z A D A B A J O E L T Í T U L O D E
LÍBER DE DIVINIS ARCANIS

En efecto, después de formular todas estas críticas, en el último y décimo libro de su


Globus Linguae Sanctae, llamado Liber de Divinis Arcanis, fray Luis de San Francisco
no vacila en aplicar a la exégesis cristiana de las Escrituras las técnicas interpretativas
de los rabinos. Consciente de la ambigüedad de su proyecto, nuestro franciscano se
justifica alegando la tradición patrística y advirtiendo que el mismo Gregorio
Nazianceno aconsejó que se acomodasen los misterios de los rabinos*^. Como se ve, los
teólogos cristianos acuden a los padres de la Iglesia para avalar sus incursiones en el
campo cabalístico63.
Hecha esta advertencia, que le sirve de poderosa protección, nuestro franciscano
puede dedicar varios capítulos a los secretos de las letras en general (De Arcanis
litterarum)^, a las letras del nombre divino (De Arcanis litterarum celebris illius
nominis leovah)6*, a los secretos de las cifras (De Arcanis, per numerorum
supputationem)66, y a las permutaciones de las letras (De variis litterarum formis et
earum pertnutatione)67.
No entra en el presente estudio analizar estos capítulos en detalle, pero no es de
poco interés para nuestro tema advertir que en ellos fray Luis de San Francisco se vale
de las tres técnicas de base de la cabala práctica de los rabinos que son el notaricón (del
arameo notar, que es 'indicar' y consiste en desarrollar una palabra, tomando sus letras
por iniciales de otras voces), la gematría (voz griega que significa 'medir' y remite a la
utilización de los valores numéricos de las letras para buscar similitudes en palabras y
pasajes bíblicos) y la ternura (del hebreo mur que es 'mudar' y consiste en la sustitución
de unas letras por otras para descubrir referencias ocultas).
Por supuesto, a la hora de citar ejemplos de los referidos procedimientos rabínicos,
fray Luis de San Francisco no acude directamente a los rabinos sino a los hebraístas
cristianos. Así, en la obra de Sixto Senensis halla el notaricón de las primeras palabras
de la Biblia, «Bereshit Bara» ('En principio creó [Dios]') que le permite concluir que el
dogma de la Trinidad ya está presente en las primeras palabras del Antiguo
Testamento: de la inicia] Beth («B») saca el «Ben», el 'Hijo de Dios'; del resh («R») saca
el «Ruah» que es el 'Espíritu Santo'; y de las letras «A» y «B» de «Bara» ('creó') saca el

62
«..xiccomodare rabinorum mysteriis*, Globus, p. 894.
63
«Estos misterios de las letras, pudieron estudiar libremente los teólogos, fue tolerado y permitido»
(«E<j mysteria litterarum quae theologiae sacrae tollerari permittique, studiositatis gratta poterunt»), ibid.
¿4 Véase Globus, cap. XII, pp. 892-903.
65
Véase ibid., cap. XIII, pp. 903-914.
" Véase ibid., cap. XIV, pp. 914-925.
« 7 Véase ibid., cap. XV, pp. 926-937.

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
F R A Y LUIS DE S A N F R A N C I S C O 85

«Ab» que es el Padre 68 . En cuanto a la getnatría, nuestro franciscano saca la mayoría de


sus ejemplos de la Epístola ad Hebraeos Romae del converso Alfonso de Zamora
(1526). En ella, el famoso hebraísta deduce de la suma numérica de los nombres de la
Virgen María (290) y de Ieovah (26), el nombre de Jesús (316) 69 . Así mismo,
recogiendo la técnica rabínica de las permutaciones de las letras (la ternura), fray Luis
de San Francisco ofrece un catálogo de las combinaciones que en el Antiguo
Testamento anuncian los dogmas cristianos 70 .
No podemos detenernos más en este aspecto de la cuestión, y basten los ejemplos
citados para poner de manifiesto el hecho de que a la hora de enriquecer su exégesis de
las Escrituras, fray Luis de San Francisco y sus contemporáneos no desprecian del todo
las tradiciones judías.
Allí —en ese nivel preciso del análisis que atestigua la ambigüedad de la actitud de
los hebraístas cristianos frente a la cabala judía— es donde cabe plantearse el problema
que evocábamos al principio del presente estudio y que puede resumirse en la pregunta
siguiente: ¿en qué medida es lícito, o no, hablar de influencias de la cabala judía sobre
los autores del Siglo de Oro? Intentemos ahora contestar a esta pregunta, aprovechando
los resultados del texto que acabamos de analizar.

P A R A UN D E B A T E EN T O R N O A LAS I N F L U E N C I A S CABALÍSTICAS

El primer punto, al tratar de enfocar la cuestión de las influencias de la cabala en


una obra literaria áurea, es de tipo metodológico y abarca la noción del acceso a las
fuentes judías por parte de los cristianos. Hemos podido comprobar al leer el Globus
Linguae Sanctae de fray Luis de San Francisco que en el Siglo de Oro, en España, la
consulta de las obras judías se hacía de manera indirecta y a través de hebraístas
cristianos buenos conocedores de las tradiciones judías por ser conversos o discípulos
de los rabinos. El primero de ellos fue San Pablo, el judío Saúl, que antes de su
conversión había recibido la enseñanza del gran rabino Gamaliel y pudo transmitirla en
sus Epístolas a los romanos y a los hebreos. Son también unas fuentes principales los

68
«Huius tnodi eliciendi ntysteria ex litteris dictionum, praecipuum exemplum proponi ab omnibus
solet, quod Gen. I, vers 1 habetur ibi *7j nw/tu Bereshit bara unde Sixtus Senensis post altos quant plures,
Sanctissitnae Trinitatis mysterium, atque plura alia arcana deducunt... », op. cit^ cap. XII, p. 895.
69
«Alphonsus Zamorensis in Epístola sua ad Hebraeos Romae, cum numero nominis Virginis
Purissirnae Mariae sit 290 et numerus nominis Ieovah, 26, quos números si coniugas efficies numerum 316
ipso nomine lesu reperitur.», op. cit., cap. XIV, p. 922. Véase el referido texto de la Epistola de Alfonso de
Zamora en la ed. de F. Pérez de Castro, El manuscrito apologético de Alfonso de Zamora, op. cit., pp. LXXVI-
LXXXVIII y en particular el capítulo VII del cual fray Luis de San Francisco entresacó los citados elementos de
gematria cristiana. Adviértase que al principio de dicho capítulo Alfonso de Zamora criticaba la cabala
rabínica diciendo a los judíos de Roma: «Además vuestros sabios compilaron la ciencia de la cabala
imaginativa, la cual es vuestra sabiduría y vuestro entendimiento, pero no a los ojos del pueblo, que se ríe de
vosotros por vuestro notaricón, getnatría y ternura...». Lo cual no le impedía, más lejos, valerse de los
procedimientos de la cabala rabínica para convencer a los judíos de la verdad de la fe cristiana, diciendo: «Así
pues, os aduciré autoridades a las cuales no podréis argüir porque son fuertes y válidas para magnificar
nuestra fe. Y os diré que el nombre de Jesús...», op. cit., p. ucxxvi.
70
<(Litterae autem aliae pro alus permutatae, sequentibus in locis Scripturae reperiuntur. Omnium autem
litterarum transmutationum antiquissima...», Globus, cap. XV, pp. 932.

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
86 DOMINIQUE REYRE Criticón, 75,1999

Padres de la Iglesia, como San Hilario71, San Ireneo72, Orígenes y, en particular, San
Jerónimo, quien fue alumno de varios rabinos en Belén. Finalmente, la consulta
indirecta de la obras judías se hace también a través de los biblistas «contemporáneos»
como Alfonso de Zamora, Genebrardo, Pagnino, Arias Montano, etc. De manera que
los datos asequibles a los cristianos deseosos de conocer «los secretos de los hebreos»,
pasan por el filtro de la Iglesia. Por lo tanto, a la hora de investigar sobre influencias
«cabalísticas» en obras de autores cristianos, no se puede hacer caso omiso de los datos
metodológicos que invitan a relativizar la importancia del papel desempeñado por la
«cabala» como vehículo de transmisión de la tradición semítica al mundo cristiano,
dado que el paso de uno a otro mundo se realizó bajo la vigilancia de unos cuantos
hombres de Iglesia y a través de ellos. He aquí un punto fundamental que plantea otro
problema, el del trasfondo teológico.
En efecto, en el siglo xvi, la teología vigente conlleva un prejuicio antijudío que
explica no sólo el tenso clima de sospechas inquisitoriales y el desarrollo de la tendencia
crítica acerca de lo que comúnmente se entiende hoy por «cabala», sino también el
hecho de que en dicha voz se cristalizara la tradición de los tratados medievales
Adversus Judaei y que se concentrara en ella el odio del mundo cristiano por los
rabinos. De suerte que imaginar que San Juan de la Cruz o Cervantes, por no tomar
más que dos ejemplos, hayan sido lectores asiduos de las obras de los cabalistas o que
se hayan adherido a la corriente cabalística hasta trasladar sus temas en sus obras,
como pretendieron algunos críticos, resulta, en nuestra opinión, un contrasentido. Nos
parece arriesgado buscar la presencia de los grandes textos de la cabala judía en las
obras de la literatura del Siglo de Oro, transformando a un Cervantes en lector del
Zohar™.
Por cierto, como se ha visto, algunos teólogos cristianos no despreciaron las técnicas
interpretativas de los rabinos, pero nunca se debe olvidar la ambigüedad de su empresa.
La «cabala», en su versión cristianizada de Liber de Arcanis, no consiguió superar la
contradicción entre condenar sus fuentes judías y al mismo tiempo apropiarse sus
técnicas. Eso explica que la cabala cristiana fue perdiendo poco a poco su contenido,
convirtiéndose en un ejercicio puramente teórico y que sus representantes hayan
preferido publicar sus obras fuera de España, principalmente en Italia. En España, el
malestar que rodeaba la cabala cristiana no permitió el desarrollo de la obra de su
pionero italiano, Pico della Mirándola, como fue el caso en Alemania con Reuchlin. En
este contexto, toma todo su sentido lo que escribe el agustino fray Luis de León, al
glosar el nombre de Jesús en su famoso libro De los nombres de Cristo:

Y no diré del número de las letras que tiene este nombre, ni de la propiedad de cada una de
ellas por sí, ni de la significación singular de cada una, ni de lo que vale en razón de
aritmética, ni del número que resulta de todas, ni del poder ni de la fuerza que tiene este

71
San Hilario, en su Tractatus in Psalmo II, afirmaba que la revelación oral (que recibirá el nombre de
cabala) de los secretos de la Ley escrita (Pentateuco) había sido transmitida por Moisés a los setenta ancianos
sin ninguna alteración; véase J. P. Migne, Patrologiae, Paris, Garnier, 1837-1843, tomo IX, col. 221-890.
72
San Ireneo, en su Adversus Haeresis, criticaba la cabala rabínica y en particular la gematría; ibid.,
tomo VII, col. 132-146.
73
Véase Dominique Aubier, Don Quichotte..., citado supra en la nota 5, pp. 200-201, 212.

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
FRAY LUIS DE S A NFRANCISCO 87

número, que son cosas que las consideran algunos y sacan misterios de ellas, mas dejólas,
porque muchos las dicen, y porque son cosas menudas, y que se pintan mejor que se dicen.74

Sirva esta afirmación de fray Luis de León para ilustrar la crítica emitida por un
hebraísta cristiano sobre los usos cabalísticos a los que, en todo caso, resta importancia,
tachándolos de «cosas menudas» y negándose a valerse de ellos. De ahí que no
podamos seguir a los críticos que destacan la presencia de elementos cabalísticos en las
obras del agustino. Cierto es que éste, como hebraísta, no dejó de inspirarse en las
concepciones bíblicas del lenguaje, de las letras, de los nombres propios, de la mujer,
etc. ¡pero no basta para hacer de él un cabalista!75...
Ya en tiempos de Fray Luis de León la cabala cristiana no era más que una cantera
de la cual los exégetas extraían algún que otro material para corroborar sus
interpretaciones de los Sagrados Textos. Y, como advirtió el eminente profesor de
cabala en la universidad de Jerusalén, Moshé Idel, la cabala cristiana sólo pudo
evolucionar hacia las ciencias ocultas y la magia, rasgo observable ya en la obra de Pico
della Mirándola76.
He aquí el tercer argumento que se puede alegar en contra de los críticos que
pretendieron hallar influencias cabalísticas en obras del Siglo de Oro. Han confundido
las prácticas cabalísticas con las mágicas. De modo que la magia vino a constituir un
campo privilegiado para sus investigaciones. Así, abandonando lo que por «cabala»
propiamente dicha se entiende, empezaron a asimilarla con las artes ocultas, rastreando
las huellas de las prácticas mágicas en la Corte y en las obras de los autores áureos... Y
basándose en el hecho de que Carlos Quinto llevaba amuletos con signos cabalísticos77,
o que Felipe II, considerado como el mayor protector de las ciencias ocultas en
España78, mandó traer libros cabalísticos para la Biblioteca del Real Monasterio del
Escorial, llegaron a la conclusión de que la cabala fue bien recibida en España79 y que
las obras de autores como Garcilaso80, Juan Ruiz de Alarcón o Lope de Vega, ofrecían

74
Véase fray Luis de León, De los nombres de Cristo, Libro III, ed. Federico de Onís, Madrid, Espasa-
Calpe, 1956, vol. I, p. 140. Nuestra interpretación contradice los estudios que ponderan la faceta cabalística
y pitagórica de fray Luis de León, como el de A. Guy, La pensée de fray Luis de León, Limoges, 1943, p. 750
y ss. Se podrá apreciar la actitud prudente de fray Luis de León, comparándola con la del exegeta cristiano
Domingo García, que se apropiaba las técnicas de la cabala rabínica (sin dejar de criticarla) para descifrar el
nombre de Jesús en su Tesoro de ¡os soberanos misterios y excelencias divinas que se hallan en las tres letras
consonantes del Sacrosanto y inefable nombre de JHS según se escrive en el texto original hebreo (Zaragoza,
1598).
75
Véase la conclusión de Catherine Swietlkki: «A11 the Nombres is Fray Luis's apologetic and
apocalyptic message to Christians who, Hice himself, may have been conversos for three or more générations
but who might still harbor some sort of "Hebraic soûl" or who might only subconsciously retain an
awareness of popularized Cabalistic symbols», Spanish Christian Cabala..., citado supra en la nota 4, p. 127.
76
Véase Moshé Idel, The magical and neoplatonic interprétations of Kabbalah in the Renaissance Jewish
Thought in the Stxteenth Century, ed. B. O. Cooperman, Cambridge, University Press, 1983, pp. 186-242.
77
Véase Catherine Swietlicki, Spanish Christian Cabala..., citado supra en la nota 4, p. 35.
™Ibid.,p. 36.
"¡bid.,p. 37.
80 Ibid., p. 39: «It is possible that other literary works of the Spanish Golden Age contain attitudinal
évidence of Cabala [...]. A prime example is Severo, the magician-seer who cures the madnes of Albanio in
Garcilaso de la Vega's second eclogue...».

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
88 DOMINIQUE REYRE Criticón, 75,1999

rasgos cabalísticos81. Éstas son afirmaciones demasiado rápidas y graves, en la medida


en que ocultan un aspecto fundamental del trasfondo cultural de aquella época, el
poder absoluto y normativo de la teología antijudía que hizo que se reiterara la
condena de la cabala rabínica en el Concilio Tridentino y que se discreditara
definitivamente la cabala cristiana.
Si, en España, a fines del siglo xvi, se dieron casos de utilización esporádica de
textos cabalísticos82 por parte de algunos hebraístas cristianos, no constituye ninguna
prueba de su adhesión a la cabala en general. De hecho, el marco conceptual delimitado
y regido por la teología de la Iglesia de Roma no permitía la asunción de una forma
cristiana de la cabala rabínica. Así, por falta de instrumentos conceptuales, la cabala no
fue más que una moda reservada a una élite fascinada por sus acentos proféticos y
místicos... En efecto, si en torno a los reyes de España, se valorizó y ponderó la cabala,
no es sino para exaltar la monarquía, para conferirle prestigio, para sacralizar sus
veleidades universalistas83. Pero no por eso, la cabala judía consiguió difundirse en el
pensamiento cristiano.
Los críticos modernos, deseosos de ofrecer una visión atractiva, nueva, heterodoxa
y, en una palabra, «extra-ordinaria» del Siglo de Oro, creyeron encontrar una prueba
de la influencia de la cabala en el hecho de que los temas ocultos y mágicos abundaban
en las obras de los autores más emblemáticos de aquella época.
Pero, después de analizar uno de los textos más exhaustivos que en el siglo xvi se
escribió sobre la cabala, no podemos seguirles el paso. Y es que dicho texto nos convida
a relativizar una noción de la que parecen haber abusado los críticos, por haber
olvidado que la cultura del Siglo de Oro es ante todo el producto de una teología.

«i Ibid.
82
Recuérdese al jesuíta cordobés Juan Bautista de Villalpando, quien en su Ezechielem Explanationes et
Apparatus Urbis et Templi (Roma, 1596-1604) acudía a los comentarios de un texto de la cabala judía, la
Mercabah, en los planos que proponía a Felipe II para el Real Monasterio del Escorial. Piénsese también en el
hebraísta Bartolomé de Valverde y Gandía, quien insertaba pasajes del Zohar en su Ignis purgatorius post
harte vitatn et graecis et latinis palribus ortbodoxis bebraeorumque doctissimis ac vetustissimis assertus
(Venecia, 1581); ambos autores están citados por François Secret, Le Zohar chez les Kabbalistes chrétiens de
la Renaissance, citado supra en la nota 19, pp. 78-80.
83
Véase supra (nota 19) nuestra referencia a Egidio da Vitcrbo quien ofreció a Carlos Quinto un tratado
sobre la cabala para avisar al monarca que Dios le había elegido para restablecer la paz del mundo y la
unidad de la cristiandad.

CRITICÓN. Núm. 75 (1999). Dominique REYRE. Fray Luis de San Francisco, un hebraísta c ...
FRAY LUIS DE S A NFRANCISCO 89

REYRE, Dominique. «Fray Luis de San Francisco, un hebraísta cristiano del Siglo de Oro frente a
la cabala rabínica». En Criticón (Toulouse), 75, 1999, pp. 69-89.

Resumen. A partir del análisis de un capítulo sobre la cabala rabínica del Globus Linguae Sanctae de Fray
Luis de San Francisco (Roma, 1587), el presente artículo ofrece elementos de discusión entorno a la cuestión
de las influencias cabalísticas que, desde hace algunas décadas, los críticos creyeron descubrir en las obras de
los autores españoles del Siglo de Oro.

Résumé. À partir de l'analyse d'un chapitre sur la cabale rabinique du Globus Linguae Sanctae de Fray Luis
de San Francisco (Rome, 1587), le présent article offre des éléments de discussion à propos de la question des
influences cabalistiques que les critiques, depuis quelques décennies, ont cru déceler dans les œuvres des
auteurs du Siècle d'Or.

Summary. Until recently the influences of cabala in the authors of Golden Age has been the object of studies
but no critic has defined precisely what is meant by «cabala» in the sixteenth-century in Spain. The purpose
of this paper is to do it through the analyse of a Christian hebraist's testimony about cabala, Luis de San
Francisco in his Globus Linguae Sanctae (Roma, 1587).

Palabras clave. Cabala cristiana. Cabala rabínica. Globus Linguae Sanctae (1587). Fray Luis de San
Francisco. .

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