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1 El Interaccionismo Simbólico
1 El Interaccionismo Simbólico
Esta corriente, fundamentada al igual que las anteriores en la filosofía fenomenológica, pone
énfasis en la interacción de los individuos y en la interpretación de estos procesos de
comunicación. El interaccionismo simbólico, no presta mucha atención a las estructuras sociales, a
los sistemas y a las relaciones funcionales, sino al mundo de significados de los símbolos dentro
del cual actúan los sujetos.
El interaccionismo simbólico como un enfoque relativamente definido del estudio de la vida de los
grupos humanos y del comportamiento del hombre. Parte de tres premisas básicas:
· El ser humano orienta sus actos hacia las cosas en función de lo que éstas significan para él.
· El significado de estas cosas se deriva o surge como consecuencia de la interacción social entre
los individuos.
Los grupos humanos están formados por individuos comprometidos en la acción. Los individuos
pueden actuar de forma aislada, colectivamente o en nombre o representación de alguna
organización. La sociedad está formada por personas involucradas en la acción, y la vida de la
sociedad es un proceso de ensamblaje de las actividades de sus miembros.
Según plantea George Herbert Mead la interacción humana puede darse a dos niveles:
· “Conversación de gestos”: una persona responde directamente al acto de otra sin interpretarlo.
Blumer lo llama “interacción no simbólica”.
Mead describe la interacción simbólica como una exposición de gestos y una respuesta al
significado de los mismos. Cuando el significado es el mismo para ambas personas, se comprenden
mutuamente. El proceso consiste en formular indicaciones a los demás sobre lo que hay que
hacer, y en interpretar las que ellos formulan a su vez. La interacción social se ejerce
primordialmente en el ámbito simbólico.
Los objetos son creaciones sociales, resultado de un proceso de indicaciones que emana de la
interacción social.
Cada persona tiene un “mundo” de objetos físicos, sociales y abstractos, se configura un entorno
con aquellos objetos que unos seres humanos determinados identifican y conocen, y que
encierran un significado para dichas personas. Para conocer y comprender la vida de un grupo es
necesario determinar su mundo de objetos.
Como indica Mead, la persona posee “un sí mismo”. Esto quiere decir que un individuo puede ser
objeto de sus propios actos. Este auto-objeto se forma mediante un proceso de asunción de
papeles basado en las diferentes maneras de definirlo que tienen los demás.
Esto significa que la persona humana es capaz de establecer una interacción consigo misma o
autointeracción, que es un proceso en el que el individuo se hace indicaciones a sí mismo, de las
cuales se sirve para orientar sus actos.
La acción por parte del ser humano “consiste en una consideración general de las diversas cosas
que percibe y en la elaboración de una línea de conducta basada en el modo de interpretar los
datos recibidos”.
Esto concuerda con el concepto de acto de Mead: la acción humana es un proceso de interacción
del ser humano consigo mismo. La acción es una conducta elaborada por el actor, y no una
respuesta prefigurada de su organización personal.
Esto también es válido para la acción colectiva o conjunta, en la que intervienen una serie de
individuos, y que sería el resultado de un proceso interpretativo a través de la formulación
recíproca de indicaciones entre quienes intervienen en el mismo.
INTERCONEXIÓN DE LA ACCIÓN
La acción conjunta constituye la concatenación de los actos de los individuos que componen una
colectividad. Por lo tanto, es el resultado de un proceso de formación y utilización de significados,
y no la expresión de formas preestablecidas de acción conjunta.
En una sociedad humana, hay una gran parte de formas reiterativas y preestablecidas de acción
conjunta, que hacen pensar en un orden de vida establecido. Sin embargo, la acción conjunta
reiterativa y estable es el resultado de un proceso interpretativo al igual que cualquier nueva
forma de acción conjunta.
La mayoría de las situaciones en una sociedad son definidas por las personas de idéntica forma,
adquieren una definición común de cómo actuar en cada situación; pero esto no quiere decir que
no exista proceso de interpretación.
“Es el proceso social el que crea y sustenta las normas en la vida de grupo y no éstas las que forjan
y sostienen aquella”.
La sociedad está formada por instituciones y organizaciones sociales, que son redes de acción que
implican la un encadenamiento e interdependencia de los distintos actos de diversas personas.
Pero estas redes no funcionan automáticamente por medio de dinámicas internas o de exigencias
del sistema, sino porque las personas actúan, y esto es producto de un proceso de interpretación
de la situación.
Toda acción conjunta surge de un historial de acciones previas de los participantes. Hay que tener
en cuenta el vínculo histórico, el vínculo con las formas precedentes de acción conjunta.
Los conceptos sociológicos sobre la sociedad humana están, por lo general, en desacuerdo con las
premisas del interaccionismo simbólico:
· No admiten que las sociedades humanas se componen de individuos dotados de un “sí mismo”.
Ven a las personas como organismos que responden a las fuerzas que actúan sobre ellas: fuerzas
de la estructura de la sociedad, o factores psicológicos.
· No creen que las acciones sociales sean elaboradas por los individuos mediante un proceso de
interpretación, sino que son producto de los factores que influyen sobre y a través de los
individuos.
Los sociólogos no suelen estudiar la sociedad basándose en unidades que actúan, sino sobre la
base de una estructura u organización. La interacción simbólica reconoce la presencia de la
organización en las sociedades humanas y respeta su importancia. Desde esta teoría, la
organización:
· Es un marco en cuyo interior tiene lugar a acción social, pero no constituye el factor
determinante de la misma.
· La organización y las modificaciones que sufre son producto de la actividad de las unidades de
acción, y no de “fuerzas” que las dejan relegadas a un segundo término.
1.2 ANTECEDENTES
En 1920 en Estados Unidos nace la Escuela de Chicago que es conformada principalmente por
Cooley, Lippmann, Park, Mead y Blumer. Estudian la comunicación como un hecho social
significativo y muestran un considerable interés por la opinión pública. Inauguran el conductismo
social en un contexto en que o bien se trabajaba con el individuo como una máquina aislada
(conductismo mecanicista) o bien con la sociedad como una máquina aislada (funcionalismo). Los
objetos de estudio más significativos de esta escuela son la Ecología humana, la relación individuo-
comunidad y la interpretación como factor fundamental en la comunicación.
Para analizar la perspectiva ontológica del Interaccionismo simbólico, es necesario hacer una
breve referencia a las teorías precedentes que le sirven como punto de partida.
§ La primera afirma que aunque los macrofenómenos existen, no tienen efectos determinantes
sobre la conducta del individuo, es decir, los individuos son actores que definen, aceptan o
modifican las normas, roles, creencias... de su entorno comunitario, según sus intereses
personales.
Es de esta manera como podemos afirmar, que el Interaccionismo pretende superar tanto el
reduccionismo conductista como afrontar la amenaza de las teorías macrosociológicas que
sometían la conducta del individuo.
Así se configura la premisa inicial de la teoría: el individuo, como ser social, vive en interacción con
otros individuos y /o grupos sociales, y son estos procesos de interrelación los que contribuyen de
forma decisiva a la configuración de la personalidad del individuo.
Para G. Mead, teórico más significativo de esta corriente, sería la totalidad de procesos sociales en
curso lo que precede a la mente, al self (capacidad de verse a uno mismo como objeto social).
Según este autor, la unidad básica de su análisis es el “acto social” y el mecanismo básico que lo
configura es el “gesto” en especial el gesto vocal que permite usar, a los seres humanos, los
símbolos significantes que conducen al desarrollo del lenguaje y la capacidad para comunicarse.
Para comprender lo social desde el Interaccionismo hay que recurrir a los principios básicos
enumerados por sus teóricos:
3. En la interacción social las personas aprenden los significados y los símbolos que les permiten
ejercer su capacidad de pensamiento distintivamente humana.
4. Los significados y los símbolos permiten a las personas actuar e interactuar de manera
distintivamente humana.
5. Las personas son capaces de modificar o alterar los significados y los símbolos que usan en la
acción y la interacción sobre la base de su interpretación.
6. Las personas pueden introducir modificaciones y alteraciones por su capacidad para interactuar
consigo mismas, lo que les permite examinar los posibles cursos de acción y valorar sus ventajas y
desventajas relativas para elegir uno.
7. Las pautas entretejidas de acción e interacción constituyen los grupos y las sociedades.
A lo largo de estos principios se observa como se configura la sociedad a partir de los individuos
que interactúan a través de símbolos y significados aprehendidos en el proceso de socialización y
configuración del pensamiento humano.
1. Las personas actúan sobre los objetos de su mundo e interactúan con otras personas a partir de
los significados que los objetos y las personas tienen para ellas. Es decir, a partir de los símbolos. El
símbolo permite, además, trascender el ámbito del estímulo sensorial y de lo inmediato, ampliar la
percepción del entorno, incrementar la capacidad de resolución de problemas y facilitar la
imaginación y la fantasía.
2. Los significados son producto de la interacción social, principalmente la comunicación, que se
convierte en esencial, tanto en la constitución del individuo como en (y debido a) la producción
social de sentido. El signo es el objeto material que desencadena el significado, y el significado, el
indicador social que interviene en la construcción de la conducta.
3. Las personas seleccionan, organizan, reproducen y transforman los significados en los procesos
interpretativos en función de sus expectativas y propósitos.
Otras premisas que se consideran importantes son: que la distinción entre conducta interna y
externa presupone que el individuo se constituye en la interacción social (formación del yo social
autoconsciente), y que no es posible entender el yo sin el otro ni a la inversa, y que los grupos y la
sociedad se constituyen sobre la base de las interacciones simbólicas de los individuos al tiempo
que las hacen posibles.
2. La realidad social se explica a través de las interacciones de los individuos y grupos sociales (en
este sentido se opone al determinismo social). Para interpretar la actuación de los grupos e
individuos no es suficiente estudiar su comportamiento visible, sino también es relevante
considerar su conciencia y sus pensamientos como parte de sus actuaciones (contrario al
conductismo).
Esta visión está basada en la concepción teórica del hombre, a la vez producto y productor de su
realidad social. La interpretación, el sentido de las acciones, es resultado de las interacciones que
tienen una intencionalidad y un objeto; este sentido es objetivo en la medida en que la
interpretación es intersubjetiva. Se llega a la interpretación de que una situación es real si los
involucrados la definen como tal (pragmatismo). Los hombres construyen la verdad, es decir, la
verdad no existe, por sí como tal.
El método de esta corriente se puede caracterizar como el estudio de los casos comparativos
(Glaser y Strauss, 1967). No parte de teorías globales, sino de conceptos relevantes para analizar
los casos particulares. A través de las investigaciones comparativas y de la visión y
conceptualización precisas, se intenta construir teorías que sean relevantes para las acciones
participativas.
El interaccionismo simbólico busca, más que los dos métodos anteriormente mencionados,
conjugar la teoría analítica deductiva y la investigación empírico-inductiva, procurando investigar
la realidad en su complejidad sin reducirla a lo que el investigador científico" cree como esencial.
No obstante, el énfasis queda en los procedimientos inductivos del método empírico. El mismo
trabajo de investigación es una interacción simbólica entre el investigador y los sujetos de la
investigación.
3 AUTORES REPRESENTATIVOS
Estudió en Harvard filosofía y psicología, y fue discípulo de Wundt y Ebbinghaus, aunque Dilthey
influyó sobre él en cuanto a concebir la psicología como ciencia del espíritu. También fue
pragmatista, siguiendo la huella de W. James, y su postura se llamó conductismo social (según
Morris) o interaccionismo simbólico (según Blumer).
Una señal es algo que se refiere directamente a alguna cosa especifica, porque cada señal
establece un significado preciso y único.Los símbolos son muy diferentes a las señales. Un símbolo
es una designación arbitraria, ambigua y abstracta de algo -objeto, evento, personas, relación,
condición o proceso-, porque tanto como las personas que los usan y las personas que los ven, lo
pueden entender e interpretar de distintas maneras. Además, hay que tener en cuenta que los
símbolos son abstractos y son usados para referir el mundo de cada persona y su percepción de las
experiencias propias. Palabras como libertad, honor, fe y lealtad son bastante abstractas. Existen
acciones concretas, eventos y objetos que estos términos representan, pero los mismos términos
son más amplios que cualquier particularidad característica de estas acciones o eventos que
representan.
Mead, propone una nueva y diferente concepción del “yo”. Tener un yo es poder hacer un objeto
de uno mismo. No todo lo vivo puede poseer un “yo”. Para tenerlo es necesario poder
interaccionar con uno mismo, hablar con uno mismo, comunicarse como si uno se saliera de sí y se
pudiera observar como un objeto mas del mundo. Digo que no todo lo vivo puede tener un “yo”
porque, por ejemplo, los animales no poseen la capacidad de cuestionarse ellos mismos ni de
salirse de sí para verse como simples objetos.
Charles Cooley propone una teoría del ser social, conjunto con la opinión publica en donde se
agrupan actitudes y opiniones como una entidad social a través de la comunicación. La opinión
pública no es un simple conglomerado de conclusiones del individuo, sino que es una
organización, un producto cooperativo y una influencia recíproca.
Define al self como la capacidad de vernos a nosotros mismos como vemos cualquier otro objeto
social. Desarrollamos un sentimiento de nuestro self como consecuencia de imaginarnos cómo
aparecemos ante los demás y qué opinan ellos de nosotros.
3.3 ROSENBERG
Define al self es la totalidad de los pensamientos y sentimientos que el individuo tiene de sí mismo
como objeto. Implica una serie de motivaciones, de metas deseadas por los actores, entre las que
destacan dos: la autoestima (deseo de pensar bien de uno mismo), y la autoconsistencia (deseo de
proteger el self frente al cambio o al mantenimiento de la imagen de uno mismo).
1. Los seres humanos actúan hacia los objetos en base a los significados que estos tienen para
ellos. Con sus palabras: “Los seres humanos actuamos hacia las cosas sobre la base de los
significados que estas tengan para nosotros”.
2. El significado surge en la interacción social. Como lo dice él: “el significado que atribuimos a las
cosas surge de la interacción social que uno tiene con sus congéneres”.
Blumer objeta aquellas metodologías en que “los participantes… en una organización social son
meros medios del juego y expresión de las fuerzas o mecanismos del sistema mismo”, como
sucedía en la orientación psicológica conductista. Por el contrario, el Interaccionismo Simbólico
requiere que el investigador entre activamente en el mundo de las personas que está estudiando
para “ver la situación como es vista por el actor, observando lo que el actor tiene en cuenta y
observando cómo él interpreta lo que está teniendo en cuenta” .
Posee un enfoque dramatúrgico, concibiendo la interacción como un drama donde todos los
individuos de un grupo se influyen recíprocamente mediante impresiones cotidianas: los hombres
encarnan roles sociales (patrón global de actividad que se prescrito para cada persona en una
posición de status particular), usan recursos, etc, y así el actor presenta su actividad ante otros y
controla así la impresión de los demás. La organización social resulta de estas interacciones.
El modelo planteado por Erving Goffman recibió el nombre de enfoque dramático o análisis
dramatúrgico de la vida cotidiana, y puede sintetizarse como sigue:
Permite comprender tanto el nivel macro (institucional) como el micro (el de las percepciones,
impresiones y actuaciones de los individuos) y, por lo tanto, el de las interacciones generadas y
generadoras de la vida social. En este sentido, destaca el importante papel asignado a la
interacción –a la comunicación, así pues- en la formación de la vida social.
El poder interpretativo de este modelo tiene como límites el de los mundos culturales análogos al
de las sociedades anglosajonas. Para conservar su poder heurístico en otras sociedades como las
orientales, el modelo deberá ser alimentado con estudios de casos que permitan el ajuste de las
categorías de análisis que conforman su estructura.
Goffman lleva su reflexión sobre la interpretación dramática hasta sus últimas consecuencias. Así
entonces, el autor retoma los elementos esenciales de su análisis para acercarse al problema del
individuo. Es decir, lleva a la práctica el principio dialéctico que establece la relación y el
enriquecimiento entre cada una de las fases de la investigación y, aplicando el conocimiento sobre
los dos primeros niveles, logra explicar elementos de las actuaciones individuales inicialmente no
definidos.
Uno de los elementos más decisivos de la obra de Erving Goffman fue la conceptualización del
“ritual”. Desde su perspectiva, más que de un suceso extraordinario, el ritual es parte constitutiva
de la vida diaria del ser humano, por lo que se puede decir que la urdimbre de la vida cotidiana
está conformada por ritualizaciones que ordenan nuestros actos y gestos corporales. En este
sentido, los rituales aparecen como cultura encarnada, interiorizada, cuya expresión es el dominio
del gesto, de la manifestación de las emociones y la capacidad para presentar actuaciones
convincentes ante otros.
Las personas muestran sus posiciones en la escala del prestigio y el poder a través de una máscara
expresiva, una ‘cara social’ (Goffman, 1959) que le ha sido prestada y atribuida por la sociedad, y
que le será retirada si no se conduce del modo que resulte digno de ella; las personas interesadas
en mantener la cara deben de cuidar que se conserve un cierto orden expresivo.
Goffman relacionó la conducta ritual interpersonal con las fases de los encuentros o interacciones
cara a cara: el desafío, el ofrecimiento, la aceptación y el agradecimiento, entre otras. En dichas
interacciones quedan expresados las reglas de etiqueta social y los atributos de las personas, tales
como el orgullo, el honor, la dignidad y, en general, la posición social.
Del concepto de ritual propuesto por Goffman se derivaron dos ideas importantes. La primera, la
de relacionar a los rituales con el proceso de comunicación, pues los rituales se ubican en la
categoría de actos humanos expresivos, en oposición a los instrumentales.
Los sociólogos no suelen estudiar la sociedad basándose en unidades que actúan, sino sobre la
base de una estructura u organización. La interacción simbólica reconoce la presencia de la
organización en las sociedades humanas y respeta su importancia.
Por otra parte, el interaccionismo simbólico también difiere de ciertas corrientes, en las que el
centro es el ser humano pero lo conciben de diferente manera como es el caso del
sociocognitivismo y el conductismo social:
En el interaccionismo simbólico, se busca ver como los seres humanos tienden a cambiar su
personalidad dependiendo del rol que desempeñen en los diferentes lugares (escenarios), según
las personas que se encuentren a su alrededor, como ésta interpreta las acciones hechas por el
individuo, mostrando de esta forma el rol como concepto fundamental y elemental de la teoría,
publicando que cada ser humano tiene diferentes modos de comportarse dependiendo de los
escenarios donde se pone en juego la acción social.
El sociocognitivismo pretende estudiar los procesos mentales del ser humano como motivación,
cognición, percepción, pensamiento y memoria, tratando de esta forma mostrar al ser humano
como un computador, ilustrando la manera en que este percibe la información con cierto orden
estructurado, como las recibe, ordena, regulariza y sistematiza en su memoria y como a partir de
esto cada ser humano va creando su propio mundo subjetivo de la realidad que se le esta
presentando.
Por su parte, el conductismo social trata de mostrar al ser humano como un conjunto de estímulos
y respuestas, refuerzos y aprendizajes convirtiéndolo en un artefacto autómata, que es solamente
guiado por los instintos, un ente viviente que simplemente trabaja, estudia o vive sin una razón
propia, siendo manipulado y manejado por las masas y pos sus superiores, creándose de esta
forma un ser eficiente, perfeccionado y condicionado para satisfacer las necesidades de los demás
pero insuficiente para pensar por si mismo y por sus propias necesidades.
Según lo expuesto anteriormente podemos ver como dependiendo de cada marco teórico se
percibe al ser humano, ya que por parte del sociocognitivismo como un ser computarizado, en el
cual se enfoca en una visión para contemplar como los procesos son interiorizados
sistemáticamente, paralelamente desde la perspectiva del interaccionismo simbólico se ve al
hombre como un ser que actúa según el rol, papel, público y escenario en donde se desempeñe y
en donde se desarrolla, y equivalentemente se percibe al ser a la luz del conductismo social como
un ser mecánico que solo se despabila con estímulos y respuestas y que por medio de esta
secuencia se trata de formar seres con más eficacia y obediencia, sumisos frente al poder y dóciles
siempre a las órdenes de los demás.
5 METODOLOGÍA
La interacción de los individuos y los grupos y el significado de los símbolos analizados por la
observación participativa y documentos (método de documentación) y cómo los cambios de
símbolos cambian las personas y su comportamiento, sin hacer mucho énfasis en el uso de las
variables, típico, sino en las personas que manejan el significado de los símbolos como proyectos
de convivencia, principalmente el lenguaje en los sistemas simbólicos captando significados por
interacción.
Blumer criticó el cientifismo ciego en Sociología, creía que los métodos cuantitativos eran menos
útiles de lo que decían los sociólogos convencionales. Criticaba el reduccionismo de la complejidad
del mundo social a variables científicas. La correlación simplista de variables ignoraba el proceso
interpretativo clave para comprender la vida social. Este autor también rechaza el esquema
teórico abstracto.
Blumer recomienda el uso de “conceptos sensibilizadores” de los que dice que son menos
violentos para estudiar el mundo real y que estos sugieren el objeto de estudio y donde buscarlo.
Aboga por el uso de la introspección simpática para estudiar la vida social (ponerse en el lugar del
otro). Muestra una clara preferencia por los métodos “suaves” frente a los “duros”.
Blumer por su parte defiende una metodología distintiva sin generalizaciones, el uso de la
introspección simpática y los conceptos sensibilizadores, como señalábamos anteriormente.
Rechaza variables sociológicas y plantea la imprevisibilidad en la acción humana y el dinamismo y
continuidad de los procesos.
Frente a Mead, Blumer introduce un método naturalista y señala que las formas complejas de
conducta social no son susceptibles de análisis experimental. Mead representa una línea más dura,
quizá por su contacto con el conductismo y utiliza la observación sistemática y la investigación
experimental.
6 EN INTERACCIONISMO SÍMBÓLICO EN LA ACTUALIDAD
6.1 DESARROLLOS
A partir del yo social autoconsciente de Mead se desarrolla el self especular como el sujeto con
capacidad de interactuar consigo mismo, de convertirse en objeto de su atención, forjando así una
imagen coherente de sí mismo (sus intereses, expectativas, ideas, sensaciones, sentimientos, etc.)
que pone en interacción con otros. En el curso de esta interacción, lo primero que pone en juego
cada participante, junto con su self especular, es su definición de la situación comunicativa
(conjunto de significados o definiciones).
6.2 LIMITANTES
El Interaccionismo Simbólico, al igual que otras teorías psicosociales, tiene una serie de
limitaciones que determinan el estudio de lo social, entre ellas cabe destacar:
1.- El rechazo de las técnicas científicas convencionales ya que ciencia y subjetivismo no deben
considerarse realidades excluyentes entre sí.
2.- Se trata de una teoría cuyos conceptos esenciales son definidos con vaguedad (self, yo, mí) lo
que no le proporciona un pilar teórico consistente.
3.- Ignora o asigna poca importancia a las grandes estructuras, dentro del binomio individuo-
sociedad.
4.- Y por último, omite la importancia de factores psicológicos como lo inconsciente, lo emocional,
las necesidades.
Referencias
IGUARTÚA, J. José y HUMANES, M. Luisa. Teoría e investigación en comunicación social. Ed. Sínt
BLUMER, Herbert. (1982). El Interaccionismo simbólico, perspectiva y método. Barcelona Hora D.L.
MEAD, G. H. : Espíritu, persona y sociedad, Paidos, Buenos Aires, 3.a ed. 1972, (de dudosa
traducción)
en la psicología social actual, Instituto de la Opinión Pública, Madrid, 1974, págs. 63-7
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▼ 2007 (1)
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Interaccionismo Simbolico
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