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INFANCIA
INFANCIA
Al nacer, el niño es un producto prematuro e inacabado. Su indefensión es tal que su completa dependencia de la
madre o de quien la sustituye se prolonga por un tiempo que es insólito si se le compara con otras especies
animales. Por otra parte, su plasticidad y su capacidad de aprender son también únicas en la escala zoológica y
permiten la participación de múltiples influencias conformadoras.
La personalidad es resultado del despliegue de la dotación biológica y de las experiencias que la modelan durante
los primeros años. La influencia del ambiente sobre la dotación genética se deja sentir muy precozmente. Las
influencia<; de los padres en el niño comienzan a delinearse en sus actitudes hacia la concepción y las
circunstancias que rodean el embarazo.
Estados emocionales de la madre influyen en el feto
El peligro es mayor durante los tres primeros meses de la gestación.
Desde su nacimiento los niños revelan notables diferencias individuales en cuanto a la succión, el funcionamiento
del aparato digestivo y el ritmo del sueño y de la vigilia, sensibilidad a los ruidos, a los estímulos táctiles.
Actualmente se distinguen dos clases de influencias conformadoras: unas que actúan en forma explosiva, por
tiempo muy breve, en ciertos momentos críticos del desarrollo, y otras que actúan más lenta y silenciosamente y se
ejercen mediante actitudes, gestos y signos.
En la relación madre-hijo, la madre no sólo alivia las necesidades del niño generadas en sus tensiones internas. Sino
que también provee los estímulos necesarios para el desarrollo del psiquismo infantil.
El niño emite señales que la madre recibe, y ella a su vez emite señales que el niño recibe; la respuesta de uno de
los participantes influye decisivamente en la respuesta del otro. Los contactos de la piel, las tensiones musculares,
el tono de la voz, el olor. Las expresiones del rostro.
En la relación se encuentran las influencias conformadoras que determinan en buena parte las formas de relación
del niño con otros "objetos", es decir, su modo propio e individual de vincularse con el mundo personal e
impersonal.
Hacia el segundo o tercer mes, el aparato afectivo y motriz del niño ha madurado lo suficiente para que pueda
sonreír. A esa edad, los niños sonríen cuando su madre les sonríe, pero de hecho la presencia de la madre no es
necesaria para que el niño sonría, basta que se desplace por delante de sus ojos la imagen frontal de un rostro
sonriente aun cuando esté burdamente diseñado. Respuesta pre construida, está ausente en niños que han sufrido
daño cerebral o una privación grave de contactos maternales.
SIMBIOSIS Y SEPARACIÓN
PSICOPATOLOGIA INFANTIL
En la infancia la angustia patológica, sin relación con estresores psicosociales, se manifiesta en tres formas clínicas:
la angustia de separación, el trastorno de evitación y el trastorno hiperansioso.
Trastorno de evitación
Rasgo predominante es una reducción severa y persistente del contacto con los extraños, que interfiere en el
funcionamiento psicosocial: los niños afectados tienen interés en la relación social, pero le temen. En escenarios
sociales pueden aparecer inarticulados o mudos.
Usualmente los niños con este trastorno son poco afirmativos y carecen de confianza en sí mismos.
Las habilidades de socialización pueden no desarrollarse. En casos severos el niño no forma ligas sociales fuera de
la familia inmediata. El trastorno puede desarrollarse tempranamente en la infancia, el curso es probablemente
crónico.
Fobias simples
Son miedos intensos a objetos específicos, tales como un animal o una situación (por ejemplo, estar en la
oscuridad).
El tratamiento de las fobias de los niños incluye la desensibilización, la medicación y la psicoterapia individual o en
grupos, así como la ayuda y comprensión de la escuela.
Depresión
Sentirse frustrado o triste a causa de una pérdida en nuestras vidas es normal siempre y cuando estos sentimientos
se desvanezcan en un corto tiempo.
Síntomas: tristeza, desesperanza, sentimiento de devaluación personal, cambios en el apetito, pérdida de interés en
las actividades cotidianas, pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, pérdida de energía, fatiga, incapacidad
para concentrarse y cambios en el sueño.
Cambios en su conducta tales como: disminución inesperada del rendimiento escolar, inquietud expresada en
frotarse las manos, la piel, arrancarse el cabello, etc., lentitud en los movimientos o monotonía del discurso, y
también quejas de dolores diversos, irritabilidad, crisis de llanto, miedo, agresividad, resistencia a cooperar.
La historia familiar es importante en la depresión. Este trastorno es tres veces más común en los niños cuyos padres
biológicos sufren depresión aun cuando han sido adoptados por una familia sana.
Dislexia
Dificultad para leer.
Es un problema dos veces más frecuente en los niños que en las niñas. Se debe a una disfunción cerebral. El
defecto es específico en cuanto a que el desarrollo de la habilidad para leer ha quedado rezagado en relación con el
de las otras funciones intelectuales que pueden ser medidas por pruebas de inteligencia. El niño disléxico percibe y
discrimina normalmente patrones visuales complejos tales como las palabras, los números y las notas musicales.
La dislexia es atribuida a un defecto, ya sea estructural o funcional del cerebro. Este criterio se ve reforzado por el
hecho de que el defecto en la lectura tiende a asociarse con otros defectos como son la lectura y la escritura en
espejo, la tartamudez y en ocasiones cierta torpeza motriz.
Los niños que sufren dislexia se muestran inseguros y angustiados como consecuencia de sus dificultades escolares.
Trastornos de la conducta