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LA LEYENDA DE LA COCA

Cuenta la leyenda que durante el reinado del lnca Atahuallpa, el sumo sacerdote y el depositario del tesoro del
templo del Sol, en la isla de Titicaca, era un viejo sabio y adivino llamado Khana Chuyma. Por aquel tiempo
llegaron a estas tierras los conquistadores españoles, ávidos de oro, quienes sometieron indios, profanaron
dioses y saquearon templos. Resuelto a impedir que el oro sagrado del Sol caiga en manos del invasor, Khana
Chuyma lo escondió en un lugar secreto a orillas del Lago, y diariamente subía a una altura para escudriñar si se
aproximaban las huestes de Pizarro. Un día las vio venir a lo lejos. Sin perder un instante, arrojó todo el tesoro
a lo más profundo de las aguas.

Enterados de lo ocurrido, los españoles prendieron al viejo sacerdote para arrancarle a viva fuerza el secreto de
las riquezas perdidas. Khana Chuyma soportó estoicamente los más crueles tormentos, sin que una sola
palabra saliera de sus labios. Cansados sus verdugos de torturarlo inútilmente, lo dejaron moribundo en un
campo, En medio de su dolorosa agonía, esa noche Khana Chuyma tuvo una visión: el dios Sol se le apareció
resplandeciente tras una montaña y le habló así:"Hijo mío, tu heroico sacrificio para salvar los objetos sagrados
merece recompensa. Pídeme lo que quieras, que te será otorgado".

"Oh dios amado, qué otra cosa puedo pedirte en esta hora de duelo y derrota sino la redención de mi raza y la
expulsión de los invasores"

"Lo que tú me pides, respondió el Sol, es ya imposible. De nada vale mi poder contra estos intrusos. Su dios me
ha vencido y yo también debo huir a esconderme en el misterio del tiempo, pero antes de partir quiero
concederte algo que está dentro de mis facultades".

"Ya que es imposible devolver la libertad a mi pueblo, al irnos te pido, padre mío, algo que lo ayude a soportar
la esclavitud y las penurias que le esperan; algo que no sea oro, riqueza, para que la codicia del invasor no se lo
debata. Te pido un consuelo secreto que dé a los míos la fuerza para sobrellevar los trabajos, los vejámenes y
las humillaciones que sus opresores les impondrán"

"Concedido, dijo el Sol, Mira a tu alrededor ¿ves esas plantas de hojas verdes y ovaladas que hice brotar? Di a
los tuyos que las cultiven con todo cuidado y que sin lastimar sus tallos arranquen las hojas, y después de
secarlas, las mastiquen...

...El Jugo de esas plantas será un bálsamo para sus sufrimientos. Al mascar las hojas juntos, compartirán todos
ustedes momentos de confraternidad y alegría solidaria. En los duros trabajos que deberán acometer, esas
hojas les quitarán la fatiga y les darán nuevos bríos. En los largos viajes por las punas inclementes, la coca
aliviará del hambre y del frío y les hará más llevadero el camino. En las minas, que sus nuevos amos les
obligarán a laborar, no podrán soportar la fetidez, la oscuridad y el terror de los profundos socavones sino con
la ayuda de la coca.

Cuando deseen indagar en el futuro incierto, un puñado de esas hojas lanzado al azar les revelará los misterios
del destino. Pero estas hojas que para ustedes significan la salud, la fuerza y la vida, están malditas para los
opresores. Cuando ellos se atrevan a utilizarlas, la coca los destruirá, pues lo que para los indios es alimento
divino, para los blancos será vicio degradante que inevitablemente les producirá el envilecimiento y la locura.

Esta planta sagrada es el legado que les dejo. Cuiden que no se extinga y hagan buen uso de ella".

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